Semana Vocacional Capuchina 2020
Semana Vocacional Capuchina 2020
Semana Vocacional Capuchina 2020
Colombia
MAYO 11 al 18 DE 2020
MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO
PARA LA 57 JORNADA MUNDIAL
DE ORACIÓN POR LAS VOCACIONES
El 4 de agosto del año pasado, en el 160 aniversario de la muerte del santo Cura de Ars,
quise ofrecer una Carta a los sacerdotes, que por la llamada que el Señor les hizo, gastan la
vida cada día al servicio del Pueblo de Dios.
En esa ocasión, elegí cuatro palabras clave —dolor, gratitud, ánimo y alabanza— para
agradecer a los sacerdotes y apoyar su ministerio.
Considero que hoy, en esta 57 Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, esas
palabras se pueden retomar y dirigir a todo el Pueblo de Dios, a la luz de un pasaje
evangélico que nos cuenta la singular experiencia de Jesús y Pedro durante una noche de
tempestad, en el lago de Tiberíades (cf. Mt 14,22-33).
Toda vocación nace de la mirada amorosa con la que el Señor vino a nuestro encuentro,
quizá justo cuando nuestra barca estaba siendo sacudida en medio de la tempestad
«La vocación, más que una elección nuestra, es respuesta a un llamado gratuito del
Señor» (Carta a los sacerdotes, 4 agosto 2019);
por eso, llegaremos a descubrirla y a abrazarla cuando nuestro corazón se abra a la
gratitud y sepa acoger el paso de Dios en nuestra vida.
2. Esta es precisamente la segunda palabra que deseo daros: ánimo
Cuando los discípulos vieron que Jesús se acercaba caminando sobre las aguas,
pensaron que se trataba de un fantasma y tuvieron miedo. Pero enseguida Jesús los
tranquilizó con una palabra que siempre debe acompañar nuestra vida y nuestro
camino vocacional: «¡Ánimo, soy yo, no tengáis miedo!» (v. 27).
Lo que a menudo nos impide caminar, crecer, escoger el camino que el Señor nos
señala son los fantasmas que se agitan en nuestro corazón.
Cuando estamos llamados a dejar nuestra orilla segura y abrazar un estado de vida —
como el matrimonio, el orden sacerdotal, la vida consagrada—, la primera reacción la
representa frecuentemente el “fantasma de la incredulidad”: No es posible que esta
vocación sea para mí; ¿será realmente el camino acertado? ¿El Señor me pide esto
justo a mí?
Y, poco a poco, crecen en nosotros todos esos argumentos, justificaciones y cálculos
que nos hacen perder el impulso, que nos confunden y nos dejan paralizados en el
punto de partida: creemos que nos equivocamos, que no estamos a la altura, que
simplemente vimos un fantasma que tenemos que ahuyentar.
El Señor sabe que una opción fundamental de vida —como la de casarse o
consagrarse de manera especial a su servicio— requiere valentía. Él conoce las
preguntas, las dudas y las dificultades que agitan la barca de nuestro corazón, y por
eso nos asegura: “No tengas miedo, ¡yo estoy contigo!”.
La fe en su presencia, que nos viene al encuentro y nos acompaña, aun cuando el mar
está agitado, nos libera de esa acedia que ya tuve la oportunidad de definir como «tristeza
dulzona» (Carta a los sacerdotes, 4 agosto 2019), es decir, ese desaliento interior que nos
bloquea y no nos deja gustar la belleza de la vocación.
3. La tercera palabra es “dolor” entendido como fatiga
En la Carta a los sacerdotes hablé también del dolor, pero aquí quisiera traducir de
otro modo esta palabra y referirme a la fatiga.
Toda vocación implica un compromiso. El Señor nos llama porque quiere que seamos
como Pedro, capaces de “caminar sobre las aguas”, es decir, que tomemos las riendas
de nuestra vida para ponerla al servicio del Evangelio, en los modos concretos y
cotidianos que Él nos muestra, y especialmente en las distintas formas de vocación
laical, presbiteral y de vida consagrada.
Pero nosotros somos como el Apóstol: tenemos deseo y empuje, aunque, al mismo
tiempo, estamos marcados por debilidades y temores.
Si dejamos que nos abrume la idea de la responsabilidad que nos espera —en la vida
matrimonial o en el ministerio sacerdotal— o las adversidades que se presentarán,
entonces apartaremos la mirada de Jesús rápidamente y, como Pedro, correremos el
riesgo de hundirnos.
Finalmente, cuando Jesús subió a la barca, el viento cesó y las olas se calmaron. Es
una hermosa imagen de lo que el Señor obra en nuestra vida y en los tumultos de la
historia, de manera especial cuando atravesamos la tempestad: Él ordena que los
vientos contrarios cesen y que las fuerzas del mal, del miedo y de la resignación no
tengan más poder sobre nosotros.
En la vocación específica que estamos llamados a vivir, estos vientos pueden agotarnos.
Pienso en los que asumen tareas importantes en la sociedad civil, en los esposos que
—no sin razón— me gusta llamar “los valientes”, y especialmente en quienes abrazan
la vida consagrada y el sacerdocio.
Conozco vuestras fatigas, las soledades que a veces abruman vuestro corazón, el
riesgo de la rutina que poco a poco apaga el fuego ardiente de la llamada, el peso de
la incertidumbre y de la precariedad de nuestro tiempo, el miedo al futuro. Ánimo,
¡no tengáis miedo! Jesús está a nuestro lado y, si lo reconocemos como el único Señor
de nuestra vida, Él nos tiende la mano y nos sujeta para salvarnos.
Y entonces, aun en medio del oleaje, nuestra vida se abre a la alabanza. Esta es la
última palabra de la vocación, y quiere ser también una invitación a cultivar la actitud
interior de la Bienaventurada Virgen María. Ella, agradecida por la mirada que Dios
le dirigió, abandonó con fe sus miedos y su turbación, abrazó con valentía la llamada
e hizo de su vida un eterno canto de alabanza al Señor.
Conclusión
El Papa Francisco este año para la jornada mundial de oración por las vocaciones, nos
invita a hacer un viaje al interior de nuestra existencia, con el fin de enfrentar los desafíos
que la vida misma trae en su curso cotidiano. Esta no es una aventura pacífica, al contrario,
asume una serie de riesgos y desafíos, que juntos tenemos que vencer para poder llegar a
la otra orilla; ese es el reto para todos los que necesitan a Jesús en su vida. Lo que conforta
el alma es la certeza de saber que en este viaje no estamos solos, porque Jesús camina
sobre el agua, nos invita a caminar con Él, nos libra del miedo que siente el corazón, sube a
nuestra barca y hace calmar el viento impetuoso y violento que nos ataca. Por esta razón,
el Papa Francisco invita a los jóvenes y a toda la Iglesia a reflexionar a partir de 4 palabras
que deben estar presentes en el camino del discernimiento vocacional, no las olvidemos:
gratitud, ánimo, fatiga y alabanza. Es tiempo de reflexionar que la vocación nace de la
mirada amorosa del Señor que viene a nuestro encuentro.
“287. Para discernir la propia vocación, hay que reconocer que esa vocación es el llamado
de un amigo: Jesús. A los amigos, si se les regala algo, se les regala lo mejor. Y eso mejor
no necesariamente es lo más caro o difícil de conseguir, sino lo que uno sabe que al otro
lo alegrará. Un amigo percibe esto con tanta claridad que puede visualizar en su
imaginación la sonrisa de su amigo cuando abra su regalo. Este discernimiento de amistad
es el que propongo a los jóvenes como modelo si buscan encontrar cuál es la voluntad de
Dios para sus vidas.
288. Quiero que sepan que cuando el Señor piensa en cada uno, en lo que desearía
regalarle, piensa en él como su amigo personal. Y si tiene planeado regalarte una gracia,
un carisma que te hará vivir tu vida a pleno y transformarte en una persona útil para los
demás, en alguien que deje una huella en la historia, será seguramente algo que te
alegrará en lo más íntimo y te entusiasmará más que ninguna otra cosa en este mundo. No
porque lo que te vaya a dar sea un carisma extraordinario o raro, sino porque será justo a
tu medida, a la medida de tu vida entera” (Christus Vivit)
Momento de Oración Fraterna
Al atardecer de ese mismo día, en que Jesús había multiplicado los panes, los
discípulos bajaron a la orilla del mar y se embarcaron, para dirigirse a Cafarnaúm,
que está en la otra orilla. Ya era de noche y Jesús aún no se había reunido con
ellos. El mar estaba agitado, porque soplaba un fuerte viento. Cuando habían
remado unos cinco kilómetros, vieron a Jesús acercarse a la barca caminando sobre
el agua, y tuvieron miedo. Él les dijo: “Soy yo, no teman”. Ellos quisieron subirlo a la
barca, pero esta tocó tierra en seguida en el lugar adonde iban.
Oración
Señor, no tienes manos, tienes sólo nuestras manos para construir un mundo nuevo
donde habite la justicia. Concédenos, Señor, fortaleza y entrega.
Señor, no tienes pies, tienes sólo nuestros pies para poner en marcha a los hombres
por el camino de la libertad. Concédenos, Señor, comprensión y estima.
Señor, no tienes labios, tienes sólo nuestros labios para proclamar al mundo la Buena
Noticia de tu Evangelio. Concédenos, Señor, sabiduría y consejo.
Señor, no tienes medios, tienes sólo nuestra acción para lograr que todos los
hombres sean hermanos. Concédenos, Señor, ser testigos de tu Evangelio. Amén.
Las palabras de la vocación
3. Dolor: en la Carta a los sacerdotes hablé también del dolor, pero aquí quisiera
traducir de otro modo esta palabra y referirme a la fatiga. Toda vocación
implica un compromiso. El Señor nos llama porque quiere que seamos como
Pedro, capaces de
“caminar sobre las aguas”, es decir, que tomemos las riendas de nuestra vida
para ponerla al servicio del Evangelio, en los modos concretos y cotidianos
que Él nos muestra, y especialmente en las distintas formas de vocación laical,
presbiteral y de vida consagrada. Pero nosotros somos como el apóstol:
tenemos deseo y empuje, aunque, al mismo tiempo, estamos marcados por
debilidades y temores.
ORACIÓN INICIAL
Amado Jesús, en medio del sufrimiento doloroso y desgarrador que afronta nuestro
mundo y nuestro país; nos postramos ante tu presencia poderosa, en esta Jornada
Mundial de Oración por las Vocaciones, y te pedimos por este mundo, tu mundo, por
tantos hombres y mujeres que sufren a causa de la pandemia Covid-19; concédeles a los
difuntos la paz eterna, fortalece a las familias que los han tenido que despedir en medio
de la soledad y la distancia; otorga la pronta recuperación a quienes se encuentran
enfermos; protege a los que, a causa del aislamiento pasan necesidades y
preocupaciones; da sabiduría y acierto a las autoridades civiles y eclesiásticas para
ayudar como se debe, y custodia el trabajo incansable del personal médico.
También en este momento de oración, te suplicamos, Señor, que no nos dejes nunca sin
tus ministros que nos alimentan con el pan de tu palabra y de tu Eucaristía. Hoy, amado
Jesús, te pedimos que mires el sacerdocio adorable; Tú, Sumo Sacerdote por excelencia,
mira con piedad y misericordia a tus sacerdotes; recibe en tu patria eterna a tantos de
ellos que en el mundo han fallecido a causa de este virus, ofreciendo su vida como Tú lo
hiciste; fortalece a tantos que se encuentran enfermos y atribulados, y consuela con tu
dulce compañía a los sacerdotes ancianos.
Llena, Espíritu Santo, a tus sacerdotes que están en sus primeros años de ministerio y
aquellos que ya han recorrido años de sacerdocio en medio del sacrificio y la entrega
sincera. Llega también a los lugares donde están los sacerdotes entregando su vida a la
misión, ilumínalos, acompáñalos, guíalos y haz de ellos hombres llenos de tú gracia, que
prediquen la Palabra y que alcancen la bendición y la conversión para todos los pueblos
que aún no conocen a Cristo.
Jesús Eucaristía, centro y verdad de la perfección, señor y amo de la mies; hemos venido
ante Ti inspirados por tu dulcísima presencia, te queremos ofrecer la vida de cada uno
de los que se han ofrecido a ti dejándolo todo sin mirar hacia atrás, por los religiosos y
religiosas que están presentes en Nuestra diócesis, para que sigan perfeccionando su
entrega y, por eso, pedimos a tu Santo Espíritu que los ilumine y santifique.
Oh Dios, en estos momentos de tantos desafíos para el mundo y para la Iglesia te
presentamos a todos los jóvenes, especialmente aquellos que han sentido tu llamado,
aquellos que se encuentran ahora en las casas religiosas, así como aquellos que llevan
su proceso vocacional en nuestros seminarios y llena de tu sabiduría y decisión a los
aspirantes de nuestra diócesis. Nos unimos todos hoy en oración en esta Jornada de
oración por las vocaciones, para que seas Tú la luz del camino vocacional que Tú les has
propuesto y que ellos han decidido afrontar. Bendice, Señor, a nuestros seminaristas y
sus familias, dales la madurez y la responsabilidad para que puedan cuidar el tesoro de
su vocación.
Señor Jesucristo, una vez más sigues llamando obreros a tu mies para que estén junto a
ti; es lógico que aquellos que hoy sienten el llamado puedan experimentar el miedo y la
idea de creer que no son dignos, por eso te suplicamos que les permitas escuchar tu
voz, Amén.
Del Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 14, 22-33
Así como agradecemos al Señor los dones que a diario nos concede, y así como nos
permite ser instrumentos suyos para que algo tan básico como la comida llegue a los
hogares más necesitados, hoy agradezcámosle porque nos da el alimento espiritual a
través de la presencia de los sacerdotes en la vida de la Iglesia.
De la misma manera como ofrecemos a Dios nuestras plegarias para que no falte el pan
de cada día, elevemos nuestras súplicas pidiéndole que nunca nos falten ministros y que
mueva los corazones de muchos jóvenes para entregarse sin reservas al servicio del
Evangelio.
Oración en silencio…
Oremos:
Te agradecemos, Señor, por el don de la vocación a la vida sacerdotal a través del cual
nos nutres con el pan de la Palabra y de la Eucaristía, concede a tu Iglesia santas y
abundantes vocaciones, para que nunca nos falte tu alimento espiritual. Por Jesucristo,
Nuestro Señor. Amén.
Oremos:
Señor y Dios nuestro, al reunirnos ante tu presencia real para reconocer el don de tu
compañía y disfrutar de tus beneficios, te pedimos otorgues a tus sacerdotes y
consagrados el ánimo para no desfallecer, la valentía para luchar y fe inquebrantable
para creer siempre en Ti. Por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.
Oremos:
Padre bueno, de quien recibimos todo don y toda ayuda, acoge a todos los que has
convocado a tu servicio bajo el amparo de tu Sagrado Corazón, aliéntalos en sus
cansancios, confórtalos en sus fatigas, anímalos en sus dudas y sé el consuelo de sus
tristezas, para que puedan seguirse dedicando con esmero a la construcción de tu
Reino. Por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.
1. Por la santa Iglesia de Dios, para que sea fiel a su voluntad y se purifique
continuamente de sus faltas y de sus debilidades, roguemos al Señor. R/.
2. Por nuestro Santo Padre, el Papa Francisco, nuestro obispo NN y por todo el clero,
para que guíen fielmente al pueblo de Dios, roguemos al Señor. R/.
3. Por los sacerdotes, de manera especial que inician su ministerio, los ancianos, y los
que prestan su servicio en la misión, para que no pierdan el amor primero y sigan
respondiendo fielmente al llamado del Maestro, roguemos al Señor. R/.
4. Por todos los que se han entregado la misión ad gentes para que sean fortalecidos
con el amor, roguemos al Señor. R/.
5. Por todas las sociedades de vida apostólica, los miembros de institutos seculares y
de nuevas formas de Vida Consagrada, por los monjes y monjas de vocación
contemplativa, y por cuantos han recibido el don de la llamada a la consagración,
para que puedan servir con libertad de espíritu en la misión que Dios les ha
confiado, roguemos al Señor. R/.
6. Por el aumento de las vocaciones a la vida consagrada, para que, siendo fieles al
llamado que el Señor les hace, correspondan en el seguimiento radical a Jesús,
roguemos al Señor. R/.
7. Por toda la familia franciscana, para el espíritu del pobrecillo de Asís motive a cada
uno de sus hijos para ser portadores vivos del Evangelio de Cristo, roguemos al
Señor. R/.
8. Por todos los que sufren en el mundo a causa de la pandemia Covid-19, que los
fallecidos sean acogidos la patria eterna; que las familias sean confortadas y
auxiliadas, y que los sacerdotes que han entregado su vida sean premiados con la
corona de gloria que no se marchita, roguemos al Señor. R/.
Presidente: Escúchanos Padre nuestra oración y haz que vivamos como buenos hijos
tuyos, siendo luz del mundo, por Jesucristo Nuestro Señor. R/. Amén.
MEDITACIÓN SANTO ROSARIO VOCACIONAL
Misterios gozosos
(Lunes y sábados)
Misterios luminosos
(Jueves)
Misterios dolorosos
(Martes y viernes)
3. La coronación de espinas.
Oremos para que descubramos el rostro doliente de Cristo en los pobres y necesitados,
y haya jóvenes que consagren la vida a su servicio.
1. La Resurrección de Jesucristo.
Pidamos a la Virgen para que todos los consagrados, en especial quienes hacen parte
del carisma francisano, con su alegría y esperanza, den testimonio de Cristo resucitado.
A tí, Joven Hija de Israel, que has conocido la turbación del corazón joven
ante la propuesta del Eterno,
dirijan su mirada con confianza los jóvenes del tercer milenio.
COMENTARIO INICIAL
hermanos que hoy veneramos como santos y beatos frailes, y todos los hermanos que
nos han antecedido en este camino de respuesta al llamado del Señor. Participemos
con alegría y esperanza de este encuentro con Jesús, nuestro estilo de vida.
Liturgia de la Palabra
vida, que nos lleva al verdadero gozo y plenitud como lo descubrió nuestro Padre San
Francisco y nuestros santos hermanos capuchinos, de quienes heredamos nuestro
carisma.
Sacerdote: Entregamos nuestro Padre, de quien hemos recibido el llamado a este estilo
1. Por la Iglesia para que guiada por el pastoreo del Papa Francisco siga haciendo
necesitados.
2. Por nuestra Orden de Hermanos Menores capuchinos, para que se mantenga fiel,
con la predicación y las obras, a nuestro carisma de ser en fraternidad los frailes que
quieren revivir el carisma franciscano viviendo y evangelizando en medio del pueblo,
nos renueve el impulso por seguir construyendo historia con testimonio de vida fraterna
4. Por los jóvenes que se encuentran atraídos por nuestro carisma, para que su
entusiasmo de seguir con entrega y alegría nuestro carisma no se apague por el ritmo
5. Por las familias para que sean fermento de nuevas vocaciones a la vida de familia,
7. Por todas las personas más afectadas en esta pandemia, para que los revistas de
esperanza y a los gobernantes, personal de la salud y científicos les renuevas sus fuerzas
y sigan buscando caminos para que este tiempo pase sin causar mayor miseria y dolor.
8. Por quienes participamos de esta jornada vocacional, para que nuestra oración y
Sacerdote: Altísimo y buen Dios, recibe nuestras súplicas porque eres el todo bien, el
sumo bien de quien nos vendrá todo aquello que enriquezca nuestra vida y nuestra
MONICION INICIAL
limosnero por cuarenta años por las calles de Roma, en esta Eucaristía culmina nuestro
jornada de oración por las vocaciones a nuestra vida Capuchina y con gran esperanza
inquietos y traídos por nuestro carisma. Con gozo y confianza participemos de este
encuentro de hermanos.
LITURGIA DE LA PALABRA.
Para nuestro hermano San Félix el centro de su vida fue ser fiel al carisma franciscano,
que solo se alcanza escuchando atentos la Palabra de Dios para acogerla y ella nos
impulse a seguir sembrando el carisma capuchino en nuestra provincia y el mundo.
más necesitados.
4. Que esta semana vocacional despierte el interés en los jóvenes para atreverse a
fragilidad del ser humano y nos comprometa a servir con entrega y pasión haciendo de
cada día, una oportunidad para construir el Reino de Dios y permitir que muchos
cercana y providente, por su intercesión acoge la oración que te hemos dirigido y todas
aquellas que están en los corazón de tus hijos. Por Jesucristo nuestro Señor.
ANEXO.
Preces vocacionales.
Se pueden utilizar en la liturgia de las horas, en la meditación del santo rosario u otra
LUNES
Altísimo, omnipotente y buen señor que viste a bien conceder hermanos a San
nuestro estilo de vida por divina inspiración. Te pedimos por intercesión de San Félix de
Cantalicio que nos concedas la gracia de nuevas vocaciones; jóvenes deseosos de vivir el
MARTES
Tu que eres el Santo Señor Dios único, el que haces maravillas y que por tu gracias nos
MIERCOLES
Omnipotente eterno justo, y misericordioso Dios, por quien nosotros podemos conocer
aquello que quieres y querer siempre lo que te agrada. Por intercesión de San Ignacio
de Santhiá. Te pedimos por nuestros hermanos novicios para que en este tiempo de la
JUEVES
Omnipotente, santísimo, altísimo y sumo Dios, todo bien, sumo bien, bien total. Que
tuviste a bien que el hermano Antonio enseñase la sagrada teología a los hermanos. Te
pedimos por intercesión de San Lorenzo de Brindis que concedas a nuestros hermanos
Postnovicios la gracias de acoger dicho tiempo de formación, de tal forma que por el
estudio, el espíritu de oración y el encuentro con los más sencillos y humildes, puedan
cada día irse transformando en imagen de tu divinidad y saborear lo que sienten los
VIERNES
Omnipotente, santísimo, altísimo y sumo Dios, Padre santo y justo, te damos gracias por
ti mismo y porque por tu santa voluntad has llamado a cada uno de nuestros hermanos.
Que habiéndose consagrado a ti por la profesión perpetua se entregan cada día por la
concedas la gracia de permanecer en Ti y para que llevándote cada dia con su vida y
palabras puedan perseverar en tu servicio siendo hermanos esposos y madres de
Envuélvenos en el manto de tu
La fortaleza de tu fe
La altura de tu esperanza
La profundidad de tu amor.
la alegría de la salvación.
Amen.