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Jackson y El Concepto de Familia

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Donald de Avila Jackson:

Conocido como Don D. Jackson, (1920-1968) Formó parte de la escuela de Palo Alto
o Escuela Invisible.
El aporte que Don Jackson dejó en la comunicación, es la “Terapia familiar
sistémica”, en la que nos ayuda a entender la diferencia entre una familia normal y
una familia patológica.
Por un lado, la familia normal, es aquella familia de sangre, la que está vinculada a ti
biológicamente, a la que el destino no puso en tu camino al azar. Por otro lado, la
familia patológica son aquellas personas que han influido en tu vida, las que por uno
u otro motivo han estado contigo en los buenos y malos momentos a lo largo de tu
vida.
En la comunicación en general, brinda una ayuda para conocer mejor la perspectiva
que tienen las personas sobre otras. Ayudando así, a ampliar el conocimiento que se
tiene acerca de los pensamientos, actitudes de la sociedad.
La homeostasia familiar parte de un concepto sistémico como lo es la “homeostasis”
que es la tendencia natural de los sistemas a adaptarse a las condiciones internas o
del entorno. En palabras más fáciles es el equilibrio que trata de buscar cualquier
sistema, en este caso la familia.
Partiendo de la premisa de que un sistema es un conjunto de objetos y de sus
relaciones entre esos objetos y sus propiedades. Jackson aplica sus conocimientos de
terapeuta llevando a este concepto a relacionarse con la familia y plantea a esta
como un sistema gobernado por reglas en las que sus integrantes actúan de una
manera organizada constituyendo uno de los principios de la vida en familia. De esta
manera se puede decir que la familia es un sistema.
Cuando un mensaje proveniente del exterior amenaza con poner el peligro, destruir
el balance y la organización de la estructura familiar, es ahí cuando aparece la
capacidad homeostática de la familia. Pero no necesariamente tiene que ser un
mensaje del exterior también lo puede hacer internamente un miembro de la
familia. Pero la homeostasis no solo se queda en buscar el equilibrio simplemente,
va más allá por que seria ilógico pensar que este sistema se quede siempre igual y no
se adapte a las condiciones del entorno, es decir no evolucionar. La homeostasis no
es solo equilibrio es también en ciertos casos evolución. El sistema familiar desde el
punto de vista sistémico está en constante cambio al igual que el entorno. Es una
entidad que recibe y envía mensaje constantemente.
Homeostasis familiar permite poner de relieve precisamente las interacciones que
ocurren entre el sistema familiar y el entorno. Por dar un ejemplo aplicado a una
familia de televisión como por ejemplo “Los Simpson” en un capítulo en el cual la
familia aceptaba a un amigo gay de Marge pero Homero no lo aceptaba. En ese caso
en concreto la homeostasis entra en juego cuando la familia intentaba hacer
entender a su padre de que no había nada de malo en que se dé esta situación. De
ahí en particular, este sistema que se vio afectada por un factor externo como el
amigo gay y uno interno como el desapruebo de Homero. El sistema familiar
evolucionó, haciendo que al final del capítulo Homero acepte a este amigo nuevo y
convirtiendo a esta familia en un sistema evolucionado, defensor y partidario de los
derechos de los homosexuales.
Se trata, en este artículo, de ofrecer una interpretación de la familia como un
sistema interactivo de comunicación. Nuestros fines se centran en exponer
las características, funcionamiento, mecanismos y reproducción de la institución
social denominada «familia», considerándola como sistema normal al mismo tiempo
que como sistema patológico de comunicación. Y se ofrecerá también una crítica de
esta concepción en su posible aplicación al estudio de la familia española.
La familia, como sistema de interacción
Tal como lo hicieron los miembros de Palo Alto, se puede concebir la familia al
mismo tiempo como institución social, como grupo y como sistema peculiar de
interacción. Algunos aspectos son comunes a las tres concepciones; otros aspectos
son particulares de cada una de ellas. Pero, en conjunto, la familia tiene
características específicas que se vinculan con las ideas: de «sis- tema», por una
parte, y de «control y autorregulación», por la otra.
La explicación cibernética de los mecanismos de comunicación, aunque se
fundamenta en los principios del autocontrol de las máquinas en función de su
regulación automática con el fin de lograr o alcanzar una meta u obje- tivo, se ha ido
aplicando desde el año 1948, en que se publicó el libro de N. Wiener, a un amplio
conjunto de fenómenos. El autor lo expuso diciendo que se trataba de una
investigación acerca de «todo el campo de la teoría del control y la comunicación,
tanto en la máquina como en el animal» n .
Se representa a la familia, a la vez, como una unidad interactiva y como un sistema,
asociado en un único modelo general del que se derivan varios modelos específicos.
La idea de interacción se refiere al papel de los procesos de codificación humana en
relación con los sucesos del mundo exterior, procesos que son tanto intra como
interpersonales, por la exigencia sistémica de concebir una relación de regulación
entre procesos internos y procesos externos de la con- ducta. Como los instrumentos
mediadores del individuo con los otros y con el mundo externo son los órganos
sensoriales, todo intercambio de informa- ción aparece vinculado a procesos
específicos de codificación humana.
La interacción, que se refiere al contacto comunicativo entre personas miembros de
un grupo, o bien entre personas de distintos grupos entre sí, se estudia como un
sistema global que, a su vez, articula sistemas de codifica- ción con sistemas de
valores. Todo mensaje comprendería tres elementos prin- cipales: a) el contexto; b)
la codificación; y c) el valor.
Mientras que el contexto específico debe ser discriminado del total de contextos
posibles y con el fin de asegurar la referencia, la codificación debe separarse por
tipos: como analógica o digital, o bien en forma más complejas, con el fin de poder
realizar un análisis sincrónico.
En toda interacción se da una conciencia recíproca entre los participantes respecto
de que todos perciben y valoran, simultáneamente, a todo dentro de la realidad,
asegurándose de este modo la valoración e interviniendo el universo de las
creencias, que se expresa en formas de proposiciones lógicas sobre el acontecer.
Este conjunto, sin embargo, opera en función de los fines (explícitos o implícitos) de
la comunicación, y teniendo presente que toda interacción sirve a la adaptación
(como la clase en la universidad para la adquisición de saberes y conocimientos
profesionales; y la entrevista psiquiátrica para la correcta integración social, por
ejemplo)16.
El enfoque sistémico-comunicacional de la familia fue inicialmente elabo- rado por
G. Bateson en diferentes artículos con clara base antropológico- cultural y
focalizados en el análisis de rituales (Naven). Más tarde, amplió sus investigaciones
sobre el grupo humano y la comunicación en la familia. Su fun- damento científico se
encuentra principalmente en la Teoría General de Siste- mas y también en los
principios de la Cibernética y en un análisis profundo del problema de la
enculturización y la comunicación, recogido de la escuela norteamericana de Cultura
y personalidad (R. Linton, A. Kardiner, R. Bene- dict) y, en especial, de la obra de M.
Mead, primera esposa de G. Bateson.
G. Bateson establece la hipótesis de que aunque la familia "es un grupo peculiar,
aunque siempre en permanente contacto con otros grupos similares, al mismo
tiempo es una unidad específica de cultura y, más en concreto, una estructura
sociocultural que tiene una memoria colectiva que se remite a aspectos
genealógicos, mitos y acontecimientos familiares. Para este teórico, aplicando los
principios ya ensayados en el análisis de las fiestas y rituales de Nueva Guinea, se da
un equilibrio dinámico entre familia y cultura total por medio de la
«esquismogénesis» o «cismogénesis». Este concepto se refiere a la existencia en las
comunidades de dos clases de relaciones: unas simétricas y otras complementarias,
siempre entre sus unidades de acción cultural, como individuos, familias, grupos
primarios, tribus o linajes... Las diferencias «si- métricas» se refieren a que el
comportamiento de miembros de unidades sociales puede seguir el modelo de
comportamientos entre iguales: como cuando a acciones de violencia se oponen
otras acciones de violencia. Las di- ferencias «complementarias» se refieren, a su
vez, a que otros comportamien- tos siguen pautas opuestas, aunque
complementarias, como cuando a una acción de imposición se reacciona con otra
acción, pero del tipo de sumisión.
A pesar de esta tipología, Bateson clarifica que en las relaciones sociales se
conforman a menudo acciones que asocian la simetría y la complementa- riedad en
modelos más complejos. Estas categorías, además, tienen una gran relevancia
dentro de una concepción sistémica de la conducta 17.
En el desarrollo posterior que realizó D. D. Jackson del modelo sistémico-
interaccional, se especifican todavía más las características de la familia desde una
perspectiva sistémica, con fines de su aplicación directa a la denominada «terapia
familiar sistémica». Se concibe a la familia como un grupo caracteri- zado, no por la
distribución de sus miembros en el espacio social (rango, clase, sexo, edad...) o físico
(residencia en lugares y ciudades distintas), sino por la persistencia y pervivencia de
las relaciones existentes (en el pasado y en la actualidad) en la memoria (consciente
e inconsciente) de los miembros del grupo extenso (familia nuclear, parientes) y con
una importante incidencia del factor tiempo.
Este modelo de familia, complejo pero claramente relacional, permitió el
surgimiento de una terapéutica que recuperó algunas categorías del psico- análisis
(como transferencia e inconsciente), pero que se enriqueció con una visión global del
campo comunicacional desde una perspectiva sistémica. Si bien los teóricos de Palo
Alto consideran a una familia como una totalidad, tienen también muy presente su
movimiento y vinculaciones con otras unidades y, sobre todo, con el «entorno»
(Umwelt, en algunas concepciones; contexto y situación, en otras).
Sin embargo, el científico social debe tener presente la existencia —como en todas
las aplicaciones de las ciencias humanas— de cierta incapacidad expli- cativa del
modelo, resultado de diversas causas (entropía, redundancia, ruido), para poder
comprender totalmente la estructura, el funcioanamiento y la re- producción de la
familia. Entre los teóricos de Palo Alto estas limitaciones están asumidas, lo que les
permite explicar algunas veces fracasos en la inter- pretación y el tratamiento
familiar.
Por el significado que tiene en el análisis, D. D. Jackson considera que el término
«familia» debe de referirse a «los otros que cuentan (significant others) en la vida
del enfermo, ya sea el padre, la madre, los hermanos y hermanas, e incluso otras
personas» 18. Para esta Escuela, los recuerdos fami- liares de cada miembro de una
familia gravitan sobre el presente y el futuro, debido a que dentro de ella operan
dinámicamente los símbolos generales (representaciones colectivas), pero sobre
todo los símbolos particulares (repre- sentaciones individuales), y hay una
experiencia de interacción compartida, ya que todos los miembros han tenido una
infancia familiar común o similar. Se han relacionado persistentemente con otros
miembros, están vinculados tanto por lazos de intereses objetivos como de afecto y
sentimientos, se ha guardado celosamente (a veces como secreto) una memoria
familiar, etc.
Desde la perspectiva sistémica, la familia se concibe como un «sistema abierto» a los
otros sistemas (del mismo nivel o de niveles tanto superiores como inferiores). Tal
como define L. von Bertalanffy: «Los sistemas vivos son básicamente sistemas
abiertos... definidos como sistemas que intercam- bian materia con el medio
circundante que exhibe entradas y salidas, constitu- ción y degradación de sus
componentes materiales» 19.
Sin embargo, desde la estricta perspectiva matemático-informacional, que se aplica
al análisis interno de la familia, y tal como define D. D. Jackson, ésta es «un sistema
cerrado de información, de tal manera que las variaciones del comportamiento u
output se inyectan de nuevo en el sistema (en forma de retroalimentación o
feedback) con el fin de corregir sus reacciones»20.
Al desarrollarse este modelo, se representa a la familia como una estructu- ra muy
compleja. No es, por ello, extraño que Jackson intente explicarla por la física, lo cual
plantea problemas de percepción y comprensión (sobre todo de las formas o
gestalten): «La imagen increíblemente compleja que se obtiene estudiando las
interrelaciones familiares puede compararse a lo que son para las matemáticas las
relaciones mutuas entre los cuerpos en movimiento»21.
Este autor cree que esta problemática se soluciona concibiendo el campo de estudio
de la familia como interdisciplinar o, mejor, multidisciplinar, integrando diversas
ciencias: como análisis de sistemas y de transmisión de información; estudio de la
personalidad, tanto desde una perspectiva psico- lógica como antropológico-cultural;
análisis de la interacción social; investiga- ción de los códigos culturales; etc.
La familia, como institución social, ha cambiado mucho en los últimos
cuarenta/cincuenta años. Su evolución tiene hitos importantes: la crisis ma-
trimonial y filial de los años sesenta, como producto de los cambios ambien- tales y,
sobre todo, tecnológicos, sucedidos en mayor o menor grado tanto en los Estados
Unidos como en la mayoría de los países industrializados; y el neoconservadurismo
familiar de los años ochenta... Parece, además, que surgen nuevas formas familiares
en todos los países occidentales, basadas en la extensión del divorcio, la reducción
del número de hijos, la extensión del trabajo asalariado de la esposa y el
establecimiento residencial de un miembro del matrimonio dividido con hijos.
Estas nuevas formas surgen en una sociedad en la que se han debilitado aspectos
comunicacionales y culturales anteriormente muy relevantes: como la identificación
de clase social, medio residencial, e incluso nación. Sin co- nocerse todavía con
claridad los nuevos rasgos de identidad personal, de pareja y matrimonio, de grupo
familiar o de comunidad de estos «nuevos tipos de familia», sí se puede asegurar
que tienen cierta naturaleza conflic- tiva que favorece, y reproduce en ciertos casos,
el surgimiento de patologías mentales de fundamentación comunicativa 36.
El Grupo de Palo Alto ha pretendido ser, al mismo tiempo que un conjunto de
científicos sociales centrados en conocer y elaborar un nuevo paradigma
comunicacional, un equipo interdisciplinar encargado de concep- tualizar y
solucionar problemas de comunicación y cultura, sobre todo de conflictos de
desequilibrio mental dentro de instituciones como estableci- mientos cerrados y,
sobre todo, familias. De alguna manera, estos teóricos han logrado asociar una
sociología de la familia norteamericana con una Teoría de la Comunicación y Cultura
37.
Sin embargo, en su desarrollo práctico creemos que se ha convertido más bien en
una técnica de análisis del individuo y del grupo familiar que en una interpretación
de la familia en cambio y transformación, cuando esta última es la tendencia que se
derivaba directamente del desarrollo de los presupuestos y conceptos elaborados
por Bateson.
Además, se olvida frecuentemente por diferentes analistas que se basan en esta
Escuela que la noción de «sistema» como idea de algo total interrela- cionado,
reproductivo, finalista y, desde luego, complejo en su aplicación a la familia
occidental implica la preeminencia social de una lógica interna que impone reglas y
leyes, a veces racionales pero también otras veces irracionales y contradictorias, por
lo que el funcionamiento de las relaciones familiares siempre incluye el riesgo de
conducir a patologías por el conflicto entre diferencias de niveles entre significados y
sentidos.
Para otros analistas, el «sistema familiar» como totalidad tiende a perci- birse
aisladamente, al no estudiarse como parte de otro sistema más amplío y superior,
como puede ser el sistema sociocultural o el de la estructura de poder... Sin duda, la
familia se articula con el sistema de valores sociales y económicos, con la estructura
del consumo y bienestar, con la religiosidad o la participación política, por ejemplo,
aspectos que inciden directamente sobre el equilibrio/desequilibrio funcional de la
institución. La familia es un sistema autónomo sólo en la medida en que está
estrechamente vinculado con otros sistemas o subsistemas, según la perspectiva
teórica y metodológica que se adopte 38. Todas estas transgresiones teóricas
devalúan la concepción batesoniana, que es sin ninguna duda la única fuente válida
de análisis e inter- pretación de la interacción sistémica aplicada a la estructura y
funcionamiento de instituciones y microsistemas sociales.
Como críticas parciales, tenemos que destacar que hay determinados as- pectos de
la comunicación que siempre están presentes en la epistemología de Palo Alto sobre
la familia y la incomunicación, que no han sido suficien- temente estudiados en el
desarrollo posterior de la Escuela, y que, sin em- bargo, tienen una gran relevancia
para la investigación de la familia y otros grupos.
Nos referimos en concreto a la importancia que tienen en el sistema no sólo las
relaciones de ámbito comunicativo, sino también de otro tipo (por ejemplo, el
económico) entre familia, por un lado, y «familias», colec- tivos y grupos primarios,
por el otro; y también a la incidencia del contexto familiar en las anormalidades y
patologías de miembros no jóvenes de la familia.
No se han ofrecido, sino tangencialmente, investigaciones prácticas que vinculen
procesos y mecanismos comunicativos entre unidades familiares re- lacionadas entre
sí o bien con otros grupos (como vecindades, bandas juve- niles, clubes o equipos de
trabajo, por ejemplo). Sin embargo, determinados resultados de estas
investigaciones podrían clarificar aspectos comunicativos internos y externos de los
grupos y de las familias de enorme interés científico- social. Se podría poner como
ejemplo la necesidad de considerar la impor- tancia paralela que tienen en el medio
social campesino español la familia y la vecindad como estructuras sistémico-
comunicaciones articuladas, con rela- ciones simultáneas de tipo vertical y
horizontal, lo que explicaría determina- dos rasgos de sus redes de comunicación y
también ciertas características peculiares de sus sistemas simbólicos (moral,
creencias) que, posiblemente, pueden considerarse hipotéticamente como factores
genéticos de determinadas anormalidades y patologías comunicativas típicas y
singulares de este medio 39.
El segundo aspecto, considerado insuficiente como objeto de estudio, es el impacto
que tienen determinados procesos y tipos de interacción familiar en la génesis y
desarrollo de patologías mentales sufridas por miembros as- cendentes y colaterales
de más edad, tratándose generalmente de padres, tíos o abuelos. Se reconoce, no
obstante, que entre estas personas —en contraste con los miembros más jóvenes—
es difícil captar claramente cuál es la génesis y cuáles los factores coadyuvantes al
desarrollo de enfermedades mentales, sobre todo «porque hay toda una vida
detrás» compuesta de múltiples situa- ciones, transformaciones y poderes; y,
además, porque las causas de patologías pueden ser convergentes, múltiples y
confusas... Habría que iniciar un im- portante esfuerzo científico, tanto teórico como
empírico, para estudiar este nuevo objeto de investigación desde la Teoría de la
Comunicación de Palo Alto.
Queremos también llamar la atención sobre la necesidad de que la Teoría recupere
la idea de lo «humano» en la comunicación, en una época de evidente
deshumanización de todas las estructuras comunicativas —desde la familia hasta los
medios de comunicación de masas— agravada, incluso, por la miti- ficación de
nuevas concepciones tecnológicas (e ideológicas, por lo tanto) de la comunicación
que anteponen el producto social (la máquina, el artefacto, la herramienta) al valor
del creador humano y social.

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