Nothing Special   »   [go: up one dir, main page]

Visiones Antropológicas

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 3

Visiones antropológicas

La primera cuestión que queremos responder aquí es: ¿qué es el hombre? Esta cuestión se explica en
cuestiones como: ¿qué soy yo?, ¿de qué estoy hecho?, ¿cuáles son mis ingredientes básicos?

* El hombre es sólo cuerpo= visión monista.

* El hombre es cuerpo y espíritu= visión dualista.

* El hombre es espíritu corporeizado= visión unitaria o integral.

Recordemos, brevemente, los diferentes modos de enfocar la comprensión del ser humano, para que
reconociéndolos en sus valoraciones antropológicas podamos finalmente plantear una salida al
fraccionamiento del ser humano.

2.1. Visión dualista

Existen varios dualismos:

a).- El presentado por Platón quien considera que el ser humano es dos realidades distintas: cuerpo y alma
y, de las cuales el alma es la realidad más importante de todas.

Esta forma de comprender al ser humano llegó al mundo occidental y al mundo cristiano gracias a la
interpretación cristiana que Agustín de Hipona hizo de Platón.

b).- El presentado por Descartes que con su “cogito, ergo sum” (“pienso, luego existo”) presenta al alma y
al cuerpo, en teoría, separados y, en práctica, unidos como el timonero (alma) a la barca (cuerpo).

c).- El presentado por Malebranche y Leibniz, quienes llevan a comprender el cuerpo y el alma como dos
realidades separadas de forma radical sin lograr explicar el cómo de sus posturas.

De modo general, el dualismo postula que el ser humano es: por un lado, cuerpo y, por otro lado, espíritu,
es decir un ser dual, partido en dos. Si el ser humano es cuerpo por un lado y espíritu por otro lado y, en
este contexto, lo más importante es el espíritu y, lo menos importante el cuerpo, muchos creyentes, por
ejemplo, pensaban que: “hagamos lo que más nos plazca con el cuerpo, pues, que a la final es nuestro,
que del espíritu ya se encargará Dios.”

2.1.1. Consecuencias etho-políticas del dualismo antropológico

Considerar al ser humano hecho de dos realidades separadas, alma por un lado y cuerpo por otro, conlleva
a asumirle como fraccionado. En la historia humana se ha llegado a primar polarmente las dos
dimensiones, así: en la Antigüedad y en el Medio Evo se hizo primar tanto el alma sobre el cuerpo que se
llegó a comprender al sujeto como desencarnado del mundo y, por tanto, sin responsabilidades frente a
éste; en cambio, en la Modernidad, el péndulo ha girado para el otro lado, hoy se hace primar el cuerpo
sobre el espíritu a tal punto que el ser humano es considerado como un ser sin trascendencia y, por tanto,
destinado a explotar no sólo la supuesta única vida, sino que junto con ello a explotar, también, el mundo
de modo indiscriminado.
El problema cuerpo-espíritu, si bien es un problema viejo, no ha desaparecido, hoy ha vuelto a la mesa de
discusión bajo el problema mente-cerebro, sin embargo, -sugiere Ruiz de la Peña- tendríamos que
discutir, más que el problema ontológico (el ser del hombre) el problema axiológico (el valor del
hombre). Si el ser humano es más (valor), es porque en sí mismo es más (ser). El ser revela el obrar, de
ahí que el ser humano no puede ser reducido a simple biología o materia.

Como diría Ruiz de la Peña, la cuestión del espíritu, guarda tras de sí y conlleva en sí un problema ético y
político: el ser humano reducido a materia queda a merced de las leyes físicas y nada más, es un ser sin
trascendencia, un hombre cuantificable, destructible y experimentable igual que el mundo y las cosas.

Si el hombre es sólo un mecanismo (<<todos somos miembros de la gran familia mecano>>) o un


organismo puramente biológico, es claro que estará sometido a una legalidad cuyo control se le escapa:
quedará atrapado por la inexorabilidad de las leyes físicas o de las pulsiones instintivas.

2.2. Visión monista

Esta visión postula que el ser humano está hecho sólo de átomos, en consecuencia es pura materia. Sin
embargo, hay tres posturas frente a este enunciado antropológico, a saber: a).- la mayor parte de
pensadores monistas no niegan necesariamente la parte espiritual del ser humano, pero al no poder dar
cuenta de ello, terminan fusionando y explicando todo a partir de la sola materialidad; b).- otros, en
cambio, no niegan ni aseveran la dimensión espiritual del ser humano, pero asumen que éste es pura
materia sin más y; c).- finalmente están los materialistas radicales que sostienen que el ser humano está
hecho de pura materia como las demás cosas en la naturaleza y la naturaleza misma.

En nuestros contextos, estas posturas monistas sobre el ser humano están presentes, por ejemplo, en los
discursos de los materialistas, biologistas y mecanicistas que sostienen que el ser humano es sólo y
exclusivamente cuerpo, materia; éstos, directa o indirectamente niegan la trascendencia del sujeto
humano, condenándolo a la absoluta inmanencia.

2.2.1. Consecuencias etho-políticas del monismo antropológico

Considerar al ser humano sólo y nada más que mera materia, conlleva a considerarlo como sola biología
y, esto es, sin más, cosificación del sujeto humano. Por extensión, cuando esta visión se aplica a la
naturaleza, se termina asumiendo que también ella es mero objeto ilimitado de explotación.

A modo de conclusión de esta crítica, tenemos que decir que las visiones dualistas y monista del ser
humano no han sido superadas hasta el día de hoy, más bien se van fortificando debido a dos realidades
como:

a).- el capitalismo neoliberal que se ha afianzado procesualmente en el mundo occidental y que exalta
unilateralmente el materialismo y la materialización de la vida a través de la filosofía del tener y;

b).- la posmodernidad que exalta unilateralmente el culto al cuerpo a través de la filosofía de la estética
que ha degenerado en un estetismo.

2.3. Hacia una visión integral del ser humano


El ser humano es más que mera materia (monismo) y más que dos realidades separadas (dualismo), en
realidad, es una trama que integra a la vez espíritu y corporeidad. Esta trama es la llamada visión unitaria
del sujeto humano, la misma que se expresa con la categoría: espíritu corporeizado.

La visión unitaria del ser humano comprende y acepta que aquél es un ser que por sí mismo es más que
todo cuanto existe en el universo. Cuanto espíritu corporeizado el ser humano está convocado a realizarse
en el mundo sin dejar de mirar más allá del mundo, su realización si bien empieza en el mundo no termina
en el mundo de nuestra experiencia cotidiana.

El sujeto humano cuanto espíritu corporeizado es un ser de trascendencia y su realización es un don y una
tarea; cuanto tarea su realización está en el mundo y, cuanto don su realización está más allá del mundo
pero no sin el mundo. El mundo como espacio de vida y los otros seres humanos como referentes
personales de relación constituyen la experiencia de realización plena del sujeto humano.

En la unidad de cuerpo y alma, el hombre, por su misma condición corporal, es una síntesis del universo
material, el cual alcanza por medio del hombre su más alta cima y lanza la voz para la libre alabanza del
Creador. No debe por tanto despreciar la vida corporal, sino que, por el contrario, debe tener por bueno y
honrar a su propio cuerpo, como criatura de Dios que ha de resucitar en el último día.

Es esta visión unitaria la que subyace al modo de entender el origen y el fin del ser humano:

todo el hombre es creado por Dios; todo el hombre será salvado en su integridad corpóreo-espiritual
(resurrección), y no en la supervivencia fraccionaria de una de sus presuntas <<partes>> (inmortalidad
del alma sola).

Ahora, pues, en los temas siguientes profundizaremos en la visión integral del ser humano cuanto espíritu
corporeizado.

También podría gustarte