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Mi Apunte Social
Mi Apunte Social
Mi Apunte Social
Unidad I
Moscovici
¿Qué es la psicología social?
Todo resultaría muy sencillo si pudiésemos decir sin dudar: existe el individuo y existe
la sociedad. Evidentemente esto se nos repite innumerables veces y uno parece
comprender e incluso ver lo que indican estas palabras. Todos aceptamos como algo
indiscutible que estos dos términos estén separados, que cada uno sea autónomo y tenga
realidad propia.
La psicología social se ha ocupado y sigue haciéndolo de un solo y único problema:
¿por qué se produce el conflicto entre el individuo y la sociedad?
a. He aquí una primera fórmula: la psicología social es la ciencia del conflicto
entre el individuo y la sociedad. Podemos añadir: de la sociedad externa y de la
sociedad que lleva adentro.
¿Cuál es el objeto de los psicosociólogos?
“Yo formularía como objeto central, exclusivo de la psicosociología, todos los
fenómenos relacionados con la ideología y la comunicación, ordenados por su génesis,
su estructura y su función”.
Por lo que respecta a los primeros, sabemos que consisten en sistemas de
representaciones y actitudes. A ellos se refieren todos los fenómenos familiares de
prejuicios sociales raciales, de estereotipos, de creencias, etc. Su rasgo común es que
expresan una representación social que individuos y grupos se formar para actuar y
comunicar. Es evidente que son estas representaciones la que dan forma a esta realidad
mitad física y mitad imaginaria que es la realidad social.
Por lo que hace a los fenómenos de la comunicación social, éstos designan los
intercambios de mensajes lingüísticos y no lingüísticos entre individuos y grupos. Se
trata de los medios empleados para transmitir una información determinada e influir
sobre los demás. Empleo intencionalmente la noción global de “comunicación social”
para indicar que incluye tanto los fenómenos de comunicación de masas de influencia
colectiva (propaganda, publicidad, etc.) como los procesos puramente lingüísticos y
hechos semánticos.
Los psicólogos y los sociólogos a menudo enfocan los hechos utilizando una clave de
lectura binaria. Esta corresponde a la separación del sujeto y del objeto, que son dados
y definidos independientemente uno del otro. El psicólogo pone de un lado el “ego” (el
individuo, el organismo) y del otro el “objeto”.
Existe una visión psicosocial que se traduce por una lectura ternaria de los hechos y las
relaciones. Su particularidad consiste en sustituir la relación a dos términos, entre sujeto
y objeto, por una relación en clave de tres términos: Sujeto individual – sujeto social –
objeto. Para expresarme de otra manera: Ego – Alter – Objeto.
Hay dos formas de relación social (relación de sujeto a sujeto con el objeto), que se
traducen en modificaciones q afectan el pensamiento y el comportamiento de cada
individuo. Dos mecanismos:
Co-presencia: es “estática”. Es una relación relativamente armónica. Predominan las
relaciones de similitud; (porque en la socialización se dan procesos de similitud, de
integración, pero también de diferencias, porque nos vestimos todos parecidos pero no
nos gusta q otros vayan vestidos igual q nosotros a una fiesta)
Se da el proceso de Comparación social, porque hay similitud, entonces se da
Facilitación social: la simple presencia de un individuo o grupo hace q el individuo
prefiera o aprenda más fácilmente las respuestas familiares y menos originales. Como si
se inhibiese, el individuo expresa o retiene las respuestas dominantes.
El alter es vivido como un igual à alter ego.
El mecanismo psicosocial de comparación social es observable sobre todo en las
minorías. Moscovici se preguntaba por qué son tan duraderas y resistentes. Entonces se
da cuenta de q hay facilitación social, son todos similares. Por ej.: la mafia (igual no se
puede salir de ella sin la muerte).
Las corrientes teóricas y de investigación se oponen según su concepción del “alter”. La
mayoría tiende a concebir a éste como un “alter ego” similar al “ego”. Por ej.:
el psicodrama, juego de roles, participantes q adoptan la actitud del otro. En
los estudios de conformidad se manifiesta en los individuos una tendencia a compararse
a alguien semejante q nos gustaría parecernos. Los desviados, en principio, que carecen
de opiniones y posiciones propias, intentan juzgar sus opiniones y conductas en función
de la mayoría de los individuos q encaran el poder.
Interacción: acá no hay facilitación, aparece la posibilidad del cambio, porque hay
influencia del alter sobre el ego.
Influencia social: un individuo sometido a presión de una autoridad o grupo adopta las
opiniones y conductas de dicha autoridad o grupo.
El alter es vivido como à alter sin más.
El mecanismo q se da acá es el de reconocimiento social. Las corrientes q conciben a
un alter sin más, son las de innovación, en donde por ejemplo, la minoría, el individuo,
expresa una opinión y un juicio q le son propios. Se confronta a una mayoría o
autoridad q representa la norma o la ortodoxia. Lo q intentan es
hacerse reconocer una identidad particular y una diferencia evidente.
La teoría de la disonancia cognitiva constituye sin duda el ejemplo más brillante. Ahora
daremos un repaso a sus grandes líneas. Según su autor, Festinger, cuando una persona
dispone respecto a un objeto de dos cogniciones o dos representaciones acordes entre sí,
hay consonancia y la persona en cuestión siente satisfacción. Por el contrario,
supongamos ahora dos cogniciones o representaciones que no son acordes entre sí e
incluso son opuestas entre sí. En este caso hay disonancia y la persona es víctima de la
ansiedad. Festinger sostenía que, entonces, las personas sufren una incitación que los
lleva a reabsorber el estado de disonancia que les inquieta y perturba. La disonancia
entre estas dos cogniciones puede ser reducida si esa persona cambia de
comportamiento, y busca trabajo en una industria diferente. Pero otra manera de reducir
la disonancia consiste en cambiar de cogniciones; así, esa persona modifica sus ideas
sobre la energía nuclear.
El segundo, guarda simetría con el primero. La psicología estudia una suma enorme de
fenómenos: percepción, razonamiento, ansiedad, etc. Pero los estudia en el individuo
aislado, como si fuese autista.
Sabemos y nos damos cuenta q en el laboratorio, el individuo estando aislado y todo, no
deja de pertenecer al grupo, a una clase social. Y sus reacciones más banales son
influenciadas por esta pertenencia. La sociedad está ahí.
Entonces, el psicólogo se ve obligado a volver a estudiar los mismos fenómenos ahora
en el seno de la sociedad. Y obvio, encarga a la psicología social q añada una dimensión
objetiva a los fenómenos subjetivos, q contextualice de nuevo aquello analizado fuera
de la sociedad. Así, se le pide q analice el juicio social, la percepción social, etc.
Los tres tipos de teorías coexisten dentro de la psicología social. Ninguna constituye un
tipo puro.
Kurt Lewin (1890-1947) formó parte del grupo del Gestaltistas pero luego avanzó en
nuevas direcciones como para diferenciar su “teoría de Campo” de la Gestaltista.
Se basó en el concepto de “campo o espacio total”; supuso que todos los sucesos
psicológicos son función del espacio vital de la persona, vale decir, del espacio formado
por la persona y su ambiente, como una conjunción de fuerzas interdependientes,
Integran el espacio vital todos los acontecimientos pasados, presente y futuros, ya que
en una situación cualquiera estos tres aspectos de la vida pueden influir en la conducta.
Lewin subrayaba que la comprensión de la conducta requiere conocer no solo
las experiencias pasadas, actitudes actuales y experiencias futuras de una persona, sino
también su contexto o situación inmediata.
El interés de Lewin por el espacio vital lo llevó a estudiar la dinámica de grupos.
Hizo desarrollos en cuanto a los tipos de liderazgo y la influencia sobre los miembros
del grupo. Su último trabajo fue el desarrollo de lo que hoy se conoce con el nombre de
“entrenamiento de la sensibilidad”, los “grupos T” (Training groups). Estos fueron la
primera fase de un movimiento más tarde caracterizado por los “grupos de encuentro”.
Teoría del Intercambio social (Beninger y Savory, 1981):
Constituye un intento de integrar la Teoría Conductista con los principios de la
economía clásica. De acuerdo a ésta, la gente entra en relaciones de intercambio porque
le brindan determinadas recompensas. Los teóricos del intercambio social, ampliaron el
concepto económico del “intercambio de mercaderías” para incluir en el comercio de
aprobación social, amor, gratitud, seguridad, reconocimiento, etc. Ampliaron también la
teoría conductista del aprendizaje de modo de incluir el proceso por el cual las personas
satisfacen sus mutuas necesidades y se recompensan y castigan unas a otras.
Para la teoría del intercambio social, las personas practican una suerte de
contabilidad psíquica, registrando las retribuciones, costos y utilidades que la relación
implica para ellas. Las “retribuciones” son todas aquellas cosas que para obtenerlas los
seres humanos incurren en costos; los “costos” todo aquello que tratan de evitar, y las
“utilidades” las retribuciones deducidos los costos.
La conducta social así es un intercambio de actividades entre dos personas
como mínimo, que se percibe como más o menos retributivo o costoso para una u otra.
Esa actividad puede ser laboral, amoroso, conyugal, amistosa y solo continuará en la
medida en que sea redituable para ambos bandos.
Los teóricos del intercambio social entienden que las personas son en esencia
seres racionales, pero no afirman que estén siempre bien enfocadas, o que sus
elecciones produzcan necesariamente los mejores o más sabios resultados. Describen a
la vida como una “empresa social” porque en la mayoría de los casos los individuos
solo pueden satisfacer sus necesidades merced a la cooperación de los demás. Este
hecho, exige la reciprocidad y genera la interdependencia social, pero como todo
comportamiento implica costos, y se mostrarán dispuestos a comprometerse en
relaciones duraderas y a “invertir” en ellas en forma continua sin rendimientos
inmediatos, en la medida en que supongan que a la larga lograrán resultados más
favorables.
Interaccionismo Simbólico:
Es un amplio enfoque sociológico y psicológico social que alcanzó su desarrollo en los
estados Unidos de América, bajo la influencia de filósofos pragmáticos, como William
James y Jhon Dewey. Fue luego elaborado por sociólogos como Charles H. Cooley,
George H. Mead y William Thomas. Hay variantes de éste movimiento interaccionista,
es Herbert Blumer (1969) quien resume sus elementos esenciales en tres supuestos
básicos: 1º) Los seres actúan respecto a las cosas sobre la base de los significados que
tienen para ellos; 2º) El significado de tales cosas deriva o proviene de la interacción
social que cada sujeto mantiene con sus semejantes, y 3º) Estos significados son
manejados y modificados a través de un proceso interpretativo utilizado por la persona
en su abordaje de las cosas.
Los “interaccionistas sociales” afirman que los hombres son seres sociales que viven
una existencia grupal, pero que a diferencia de las hormigas o abejas, poseen pocos
mecanismos instintivos innatos mediante los cuales pueden vincularse entre sí y
modelar su vida dentro de las sociedades que forman.
En el hombre en el curso de su evolución, en vez de desarrollar adaptaciones
orgánicas frente a ambientes particulares, su organismo permaneció relativamente
generalizado y capaz de adaptarse a ambientes muy diferentes. Hizo adaptaciones
culturales por medio de mecanismos producidos socialmente.
Los símbolos verbales y no verbales son la clave para comprender la vida
humana. Los símbolos, en especial el lenguaje, permiten a los individuos comunicarse
entre sí y transmitirse conocimientos, habilidades, ideas y creencias.
El significado es asignado por el perceptor, por lo tanto los individuos deben
interpretar el mundo que los rodea, y en esto son importantes los símbolos. Ellos
permiten que desarrollemos diálogos internos con nosotros mismos, funcionando como
importantes vínculos del pensamiento. A través de la manipulación interna de símbolos,
llegamos a definir conductas y situaciones atribuyéndoles significado.
Los interaccionistas sociales rechazan la idea de que las personas reac-cionan de manera
automática frente a determinados estímulos; afirman, que los indi-viduos constituyen
creatívamente sus actos de acuerdo con los significados que le atribuyen a una
situación. Piensan que ensayan mentalmente dichos actos antes de ejecutarlos,
funcionando luego como experimentadores de sus propias acciones. Cierto grado de
impredecibilidad es inherente a la conducta humana, pues las personas deben
continuamente crear significados y procedimientos para adecuar sus actos.
Los individuos negocian la interacción al amoldar sus cursos de acción a los ajenos; por
ello consideran que las instituciones y grupos construidos por los seres humanos, son
ordenamientos dinámicos en continua evolución, negociación y reelaboración. Conciben
la vida social como un proceso de devenir.
Etnometodología:
Harold Garfinkel (1974) y sus discípulos crearon un enfoque de los fenómenos sociales
al que denominaron “etnometodología”. Etno deriva del griego y significa gente o
pueblo, mientras que la palabra metodología designa los procedimientos mediante los
cuales algo es analizado. Por lo tanto en sentido literal, etnometodología se refiere a los
procedimientos que emplea la gente para hacer que la vida social y la sociedad le
resulten comprensibles.
El foco central de esta teoría, está constituido por las actividades prácticas cotidianas de
la gente, en especial los métodos que emplean para generar y manejar asuntos.
Intenta responder a la pregunta ¿de qué manera se efectúa la actividad social? Procura
echar luz sobre las actividades comunes, “presupuestas” o “sobreentendidas” que
caracterizan la vida de todos los días; “esas cosas que todo el mundo sabe” pero que se
pasan por alto casi siempre en el examen. Aunque influyen en el comportamiento,
ponen el acento en los métodos por los cuales se constituye la interacción y su imagen
en la vida social.
Afirman que revelar los supuestos y procedimientos subyacentes de las personas, es
revelar el mundo social; atender particularmente al modo en que las personas se las
ingenian para producir y mantener un sentido de orden social. En este sentido, el orden
que yo como persona encuentro en el mundo, no es solo un orden para mí; ni siquiera
un orden para ti, sino un orden para nosotros.
La mejor manera de aprender algo sobre la vida del individuo y del grupo
consiste en una investigación llevada a cabo sobre el terreno. El psicólogo social que
trabaja sobre el terreno, como el clínico, intenta registrar de manera precisa y
sistemática las actividades realizadas por las personas dentro de un marco normal. Toma
notas o emplea el grabador de sonidos, de vídeo, el cine. Estas investiga-ciones han sido
llevadas a cabo durante manifestaciones de masas, en viviendas particulares, en aulas,
comunidades rurales, etc. Debido a las pocas oportunidades de efectuarlas no es posible
sacar conclusiones fiables. No obstante resultan muy valiosas hipótesis, para iniciar un
trabajo y un desarrollo.
Formación de la norma
Experimentos de Sheriff y Asch – Teoría de la rotulación
Obediencia – Milgram
Moscovici
La noción de representación social
En tanto que fenómenos, las representaciones sociales se presentan bajo formas
variadas, más o menos complejas. Imágenes que condensan un conjunto de
significados; sistemas de referencia que nos permiten interpretar lo que nos sucede,
e incluso, dar un sentido a lo inesperado; categorías que sirven para clasificar las
circunstancias, los fenómenos y a los individuos con quienes tenemos algo que ver;
teorías que permiten establecer hechos sobre ellos. Y a menudo, cuando se les
comprende dentro de la realidad concreta de nuestra vida social, las representaciones
sociales son todo ello junto. Pero en los ejemplos que hemos citado, pasando del
laboratorio a contextos sociales o históricos, de datos recopilados mediante
procedimientos codificados al análisis de los discursos institucionales o espontáneos,
vemos perfectamente que siempre se trata de lo mismo. A saber: una manera de
interpretar y de pensar nuestra realidad cotidiana, una forma de conocimiento social.
Y correlativamente, la actividad mental desplegada por individuos y grupos a fin de
fijar su posición en relación con situaciones, acontecimientos, objetos y
comunicaciones que les conciernen. Lo social interviene ahí Je va rías maneras: a
través del contexto concreto en que se sitúan los individuos y los grupos ; a través de
la comunicación que se establece entre ellos ; a través de los marcos de aprehensión
que proporciona su bagaje cultural; a través de los códigos, valores e ideologías
relacionados con las posiciones y pertenencias sociales específicas.
Así pues, la noción de representación social nos sitúa en el punto donde se intersectan
Lo psicológico y lo social .Antes que nada concierne a la manera cómo nosotros, sujetos
sociales, aprehendemos los acontecimientos de la vida diaria las características de
nuestro medio ambiente, las informaciones que en él circulan, a las personas de nuestro
entorno próximo o lejano. En pocas palabras, el conocimiento «espontáneo», «ingenuo»
que tanto interesa en la actualidad a las ciencias sociales, ese que habitualmente se
denomina conocimiento de sentido común, o bien pensamiento natural, por oposición al
pensamiento científico. Este conocimiento se constituye a partir de nuestras"'
experiencias, pero también de las informaciones, conocimientos, y modelos de
pensamiento que recibimos y transmitimos a través de la tradición, la educación y la
comunicación social. De este modo, este conocimiento es, en muchos aspectos, un
conocimiento socialmente elaborado y compartido.
Objetivación y Anclaje
Al estudiar cómo penetra en la sociedad una ciencia, el psicoanálisis,
S. Moscovici puso de manifiesto dos procesos principales que explican cómo lo social
transforma un conocimiento en representación y cómo esta representación transforma lo
social.
Estos dos procesos, la objetivización y el anclaje, se refieren a la elaboración y al
funcionamiento de una representación social, pues muestran la interdependencia entre la
actividad psicológica y sus condiciones sociales de ejercicio.
Objetivización
Capítulo 6
Actitud
Daniel Katz (1960) propuso una teoría funcionalista de las actitudes, entendiendo que
éstas se hallan determinadas por las funciones que cumplen para los otros.
Sumariamente, el individuo mantiene ciertas actitudes porque lo ayudan a alcanzar sus
metas básicas. Katz discierne cuatro tipos de funciones psicológicas cumplidas por las
actitudes:
Función de adaptación. Típicamente, los seres humanos procuran maximizar
las recompensas y minimizar las penalidades. Según Katz, desarrollan actitudes que
los ayudan a cumplir con este objetivo. Por ejemplo, los choriplaneros votaran a la kristi para
tener más planes mientras que los empresarios oligarcas a Macri por favorecer a las empresas.
Diversos investigadores han intentado resolver estos dilemas sugiriendo que la conducta
es función de por lo menos dos actitudes: una actitud hacia el objeto y una actitud hacia
la situación. De hecho, en determinadas situaciones pueden activarse actitudes
múltiples, diversas y aun contradictorias entre sí.
Icek AJzen y Martin Fishbein (1973, 1977) han propuesto una elaboración ulterior para
conceptual1zar la relación entre actitudes y comportamiento. Sostienen que si bien la
actitud que tenemos hacia un objeto influye en nuestra pauta general de respuestas hacia
él no permite predecir nuestra acción específica respecto del objeto. A estos autores les
ha interesado averiguar las intenciones subyacentes en nuestras acciones, y entienden
que estas intenciones están conformadas por tres factores:
1) la actitud que tengamos respecto de la realización del acto en cuestión;
2) nuestra creencia acerca de la probabilidad de que otros esperen que realicemos ese
acto, y
3) nuestra motivación para satisfacer tales creencias o amoldarnos a ellas.
Es por ello que los psicólogos sociales están viendo en términos cada vez más
complejos la relación entre actitudes y comportamiento, entendiendo que ellas
envuelven múltiples factores y variables mediadoras. Ya no se preguntan si puede
recurrirse a nuestras actitudes para predecir nuestra conducta manifiesta, sino cuándo
puede hacérselo. Sea como fuere, las actitudes ofrecen en cualquier situación un punto
de partida conveniente para el examen de la conducta de la persona en situación, que
empieza a construir sus acciones.
Aronson sostiene que Festinger pasó por alto el conflicto entre el concepto de sí que
tiene el sujeto y sus cogniciones acerca de una conducta que lo transgrede. De acuerdo
con este punto de vista, la disonancia no se produce entre dos cogniciones cualesquiera,
sino que sólo surge cuando la conducta del individuo amenaza menoscabar los
sentimientos positivos que tiene acerca de sí.
PERSUASION Y CAMBIO ACTITUDINAL
Similitud. Tendemos a dejarnos influir más por las personas similares a nosotros que por
las diferentes. Cabe presumir que, si percibimos que el comunicador es como nosotros,
pensamos que comparte nuestras necesidades y objetivos, y concluimos que aquello que
defiende es bueno para "nuestra clase de personas", acomodando consecuentemente
nuestras actitudes.
Fuentes múltiples. El sentido común parece decirnos que las fuentes múltiples de un
mensaje son más persuasivas que una fuente sola. Si· cada comunicador expone
argumentos persuasivos a favor de una cierta posición, los escuchas generarán
típicamente mayores pensamientos positivos acerca de ésta que si esas mismas
argumentaciones meritorias fueran proporcionadas por una única persona. Pero las
fuentes múltiples pueden ser un bumerán y volverse en contra del fin perseguido si cada
comunicador presenta argumentos débiles; en tal caso; los escuchas hallarán sus
mensajes más negativos y falaces que si esos mismos pobres argumentos fueran
presentados por una sola fuente.
El mensaje
El mensaje ocupa un lugar central en el proceso de la persuasión. El comunicador busca
obtener un cambio de actitud o de conducta. Para ser persuasivo, debe dar a sus ideas o
sentimientos una forma tal que puedan transmitirse al destinatario. Los psicólogos
sociales se han interesado por los factores que contribuyen a la eficacia de esta
comunicación.
Apelaciones al temor
Irving Janis y Seymour Feshbach (1953): A medida que iba en aumento el temor
provocado por el mensaje, disminuía la conformidad de los estudiantes con las acciones
recomendadas. Los hallazgos de otros estudios contradijeron los resultados de Janis y
Feshbach: cuanto mayor era el nivel de temor producido por el mensaje, mayor era
también la aceptación de que gozaban las recomendaciones (Leventhal, McGuire,)
Parecería que los mensajes que suscitan gran temor son mucho más persuasivos que los
que suscitan poco temor, siempre y cuando aquéllos contengan recomendaciones para
reducir ese temor, vale decir, para hacer frente al peligro ya sea dejando de fumar,
aplicándose la vacuna contra el tétanos o utilizando un cinturón de seguridad.
Conclusiones explecitadas
Ante públicos relativamente bien informados y sofisticados, o bien cuando la cuestión
que se trata es muy simple, resulta habitualmente más eficaz permitir que el público
extraiga la conclusión por sí mismo
Comunicaciones parciales e imparciales
Los hallazgos de las investigaciones sugieren que depende en parte del público que una
comunicación parcial o imparcial sea más o menos eficaz. La comunicación parcial
parece ser más eficaz si el público está mal informado o tiene un bajo grado· de
instrucción. Exponer ante un público tal las dos caras de la moneda sólo contribuye a
confundirlo y a brindarle argumentos contrarios que de otro modo no se le hubieran
ocurrido. También es más eficaz cuando el público coincide de antemano con el
mensaje, ya que en tales situaciones la unilateralidad del mensaje simplifica la cuestión
y fortalece las actitudes preexistentes en el público. Pero si el público está bien
informado y tiene un buen grado de instrucción, o si en un primer momento tiene una
actitud contraria al mensaje, parece ser mejor la comunicación imparcial
El destinatario
Existe cierta coherencia en la persona en cuanto al grado en que puede ser convencida
por determinadas apelaciones o en determinados temas. La relación entre la
personalidad y la persuasibilidad no puede determinarse sin tomar en cuenta la fuente Y
naturaleza del mensaje así como la índole de la cuestión de que se trata.
- Cuanto más "arraigada" se halla la actitud de una persona, merced a su enlace a
integración con otras creencias lógicamente conexas, más resistencia opondrá a
modificar dicha creencia (Holt 1970), y cuanto mayor es la involucración del
individuo en una cuestión y lo que significa para él, mayor es también su
resistencia a ser persuadido.
- En ciertas circunstancias, los juegos de roles parecen ser artificios eficaces para
modificar las actitudes y el comportamiento. Leon Mano e Irving Janis hicieron
el experimento de las enfermas y el cáncer.
- Si una persona da a conocer públicamente su posición en un tema y luego la ve
atacada, se resiste más a la propaganda contraria y se aplica más a la causa que
defiende.
- Si a una persona se la alerta acerca de una comunicación inminente que contraría
su postura actual, aumenta su resistencia a ser persuadida por dicha
comunicación. Las advertencias motivan a la gente a reconsiderar su postura y a
generar por anticipado réplicas frente al ataque inminente. Una persona
"avisada" es una persona con las armas prestas.
- La exposición voluntaria del individuo a la información tiende a ser sumamente
selectiva. Nos procuramos información que apoye nuestras creencias, y evitamos
la que pone en tela de juicio nuestra posición. Este comportamiento nos permite
reducir al mínimo la disonancia (Festinger, 1957). No obstante, hay excepciones
a este principio. Por ejemplo, nuestra atención es afectada por la novedad y la
utilidad de la información recibida. Además, las normas de honestidad, y
equidad intelectual pueden llevarnos a ponernos en contacto con información
que apoye al "otro bando", pese a la disonancia que dicho material suscite en
nosotros (Olson y Zanna, 1979).
- Las personas con fuertes convicciones relativas a ciertos problemas sociales
aceptan al pie de la letra los datos que confirman sus puntos de vista, y los
recuerdan mejor que a los que se oponen a ellos.
SOCIOMETRIA
La sociometría es un método objetivo para evaluar los criterios de atracción, rechazo o
indiferencia que rigen .entre los miembros de un grupo. Esta técnica ha sido
ampliamente utilizada en el estudio de la influencia y el poder, la amistad, la
adaptación· social, la estructura grupal, el espíritu de grupo, las relaciones· raciales, las
discrepancias polítii:as dentro de una comunidad y el status social. Su validez ha
quedado demostrada en estudios realizados en cofradías, estableci.inientos
universitarios y secundarios, asociaciones estudiantiles, campamentos de verano,
unidades de las fuerzas armadas, fábricas y aun en comunidades enteras.
La técnica implica, en lo fundamental, un cuestionario o entrevista sociométrica en que
se le solicita al sujeto que nombre a los tres (o cinco) individuos del grupo a cuyo lado
más le gustaría sentarse (o almorzar con él, o tenerlo como amigo íntimo, o ser su
vecino, o ir con él de campamento, o ser compañeros de equipo, y así sucesivamente).
Otra manera de realizar este estudio consiste en averiguar las pautas de discriminación,
rechazo o antagonismos preguntándole a la persona con quién le gustaría interactuar
menos en un contexto determinado. En todos los casos, se garantiza a los sujetos que sus
elecciones serán manteilidas en estricta reserva. Los datos obtenidos a partir de los
cuestionarios sociométricos pueden representarse en un sociograma, que indica
gráficamente los esquemas de elección entre los miembros de un grupo en un momento
determinado.
Atracción
Proximidad
La proximidad o cercanía física gravita considerablemente en la elección de nuestras
amistades. A igualdad de todos los demás factores, tendemos a simpatizar con aquellas
personas que se hallan geográficamente cercanas a nosotros.
Todos estos hallazgos revelan que la proximidad tiene un papel decisivo en la atracción
entre las personas, al brindarles la oportunidad para interactuar: la proximidad hace que
cada una esté disponible para la otra en mayor grado que si vivieran distantes. Actúa así
como una especie de cedazo físico, determinando la probabilidad del contacto inicial
Quizá la proximidad física sea una condición necesaria para la atracción entre la gente,
pero también puede operar como una condición para el odio.
Atractivo físico
Los psicólogos sociales han comprobado que preferimos la compañía y amistad de las
personas atractivas. Análogamente, aun en los casos en que el aspecto físico parece no
guardar ningún vinculo concebible con las demandas de un empleo determinado, lo
cierto es que la gente de buen aspecto tiene más probabilidad de ser contratada, incluso
por expertos seleccionadores de personal.
Aparentemente, las ventajas del atractivo físico comienzan a muy temprana edad. Se ha
comprobado que los recién nacidos a quienes jueces independientes consideran
atractivos son acunados, mimados y besados más que otros bebés menos atractivos
Similitud
Un buen número de investigaciones revelan que los seres humanos tienden a gustar de
aquellos que se asemejan a ellos. Los sujetos dicen simpatizar con personas que, por lo
que les sugiere el experimentador, tienen creencias y actitudes parecidas a las de ellos; y
a la inversa, se muestran menos inclinados hacia los que discrepan con ellos. Estudios
realizados sobre matrimonios también señalan el efecto de la homogamia, la tendencia a
formar pareja con un individuo "igual a uno".
¿Por qué motivo la similitud nos lleva a gustar de los demás? Los psicólogos sociales
han ofrecido una serie de explicaciones sobre esto.
Coherencta·cognitiva: Siguiendo a Fritz Heider (véase el capítulo 6), Theodore
Newcomb (1956, 1961, 1963) afirma que las personas se afanan por lograr una
coherencia cognitiva entre sus actitudes y su comportamiento. Este autor
pronostica que las personas que 'concuerdan en asuntos importantes serán
atraídas mutuamente, porque cada una de ellas satisface la necesidad de
coherencia de la otra.
Previsión de ser apreciado. Además, los sujetos se sienten atraídos hacia los
similares a ellos porque suponen que los apreciarán favorablemente, y ese
aprecio, a su vez, genera simpatía hacia el presunto amigo. Los investigadores
han comprobado, verbigracia, que si un sujeto cree que un desconocido
simpatizará con él, a su vez simpatiza con el desconocido.
Refuerzo. Según Byme, la atracción que un sujeto siente hacia otro está determinada por
la proporción de refuerzos y de castigos que vincula con aquél. Dice que la percepción
de similitud es en sí una recompensa, en tanto que la percepción de desemejanza, no
sólo no es una recompensa sino que puede incluso constituir un castigo
Los procesos de la comparación social. Leon Festinger {1954) ha propuesto
una teoría de la comparación social para dar cuenta de la gran conexión que
existe entre la similitud de actitudes y la atracción interpersonal. Sostiene este
autor que nos mueve un "impulso" básico a evaluar nuestras propias opiniones,
actitudes y características de nuestra personalidad, vale decir, a conocer la
verdad sobre nosotros mismos. De hecho, comprobamos que mostrar nuestros
errores o un desempeño deficiente frente a los demás es penoso.
Necesidades complementarias
Más que subrayar las similitudes entre la gente, Winch pone el acento en sus
diferencias, centrándose en el papel que cumplen en dicha atracción las necesidades
complementarias, o sea, aquellos rasgos de personalidad que son uno la contrapartida
del otro, y cuando están presentes ambos brindan un sentido de completamiento a las
personas respectivas: cada una de ellas suministra a la otra aquello de lo cual carece.
Murstein ( 1967, 1972, 197 6) da una versión algo distinta de esta teoría, subrayando el
papel que cumple en la atracción interpersonal la compatibilidad de los roles, vale decir,
la forma en que cada miembro de la pareja satisface las expectativas del rol del otro, y
de qué manera esta "adecuación" de los roles es mutuamente gratificante. Por ejemplo,
un atleta sexual buscará una mujer apasionada y no una intelectual fría.
RESUMEN
1. Gran parte de la vida humana consiste en la inte1acción social. Los grupos humanos
se componen de personas que actúan, y la vida grupal está constituida por sus acciones.
2. Algunas de nuestras interacciones sociales son encuentros casuales y esporádicos,
que suceden quizás una sola vez. Otras continúan lo suficiente como para ligar a la
gente por medio de un conjunto relativamente estable de expectativas son las relaciones
sociales.
3. Pueden discernirse dos tipos de lazos que ligan a las personas: los expresivos y los
instrumentales. Los lazos expresivos caracterizan a las relaciones primarias, los
instrumentales, a las secundarias.
4. Aparte de las relaciones bilaterales, la vida humana abarca también múltiples
relaciones organizadas en redes. Concebida como estructura social, una red es una trama
de relaciones que parten de un individuo ligándolo en forma directa a otros y, a través
de· éstos, indirectamente a muchos más. Una manera de abordar el estudio de las redes
ha puesto el acento en los senderos o hilos que unen a las partes en cada una de las
redes; otro enfoque ha subrayado la "trabazón" de las interconexiones que se dan dentro
de ellas.
5. A igualdad de todos los demás factores, tendemos a simpatizar con las personas que
se encuentran geográficamente más próximas a nosotros.
6. A igualdad de todos los demás factores, obtenemos el mayor ".rédito" y el menor
"costo" en las situaciones de cortejo, cuando dirigimos nuestros empeños hacia una
persona cuyo atractivo físico es aproximadamente igual al nuestro.
7. Una cantidad de psicólogos sociales sostienen que el amor apasionado, al igual que
otros estados emocionales, requiere una activación fisiológica y luego la rotulación de
dicha activación. Según este punto de vista, el amor no existe a menos que definamos
como tal nuestras sensaciones interiores producidas por dicha activación. En
consecuencia, no es raro que la gente siga las insinuaciones románticas que abundan en
su entorno y, ateniéndose a ellas, decida que está "enamorada".
8. A igualdad de todos los demás factores, tendemos a buscar personas similares a
nosotros, y esto parece deberse a la coherencia cognitiva, a la previsión de que también
nosotros seremos apreciados y a los procesos de la comparación social.
9. Dentro del campo de las parejas posibles, lo típico es que busquemos la compañía de
alguien que nos brinde la posibilidad de gratificar al máximo nuestras necesidades.
Muchas de estas necesidades se satisfacen en la pareja de manera complementaria.
10. Un buen número de nuestros actos se basan en nuestra confianza en que nos serán
retribuidos. Sopesamos el atractivo de una relación en términos de cierto grado mínimo
de expectativas. En la interacción, las personas parecerían llevar una especie de registro
contable de sus "utilidades"; y la relación tiende a perdurar sólo en la medida en que
ambos bandos las reciben. Esta es la concepción de la teoría del intercambio social
respecto de la atracción entre las personas
Moscovici
En lugar de emplear el término «prejuicio» para referirse a cualquier tipo de pre-juicio
(tanto favorable como desfavorable), los psicosociólogos tienden a reservarlo para los
juicios negativos, para los casos en que alguien tiene un prejuicio contra otra persona.
Sin embargo, el término de «prejuicio», en el empleo que de él hacen los
psicosociólogos, no se refiere tanto a los prejuicios hacia individuos, como a los
prejuicios hacia grupos enteros. De este modo, la persona con prejuicios es alguien que
tiene una opinión definitiva y desfavorable, por ejemplo, de los norafricanos, los turcos,
los homosexuales, etc, Y cabe esperar que la persona con prejuicios tenga una
prevención contra los miembros individuales de estos grupos simplemente porque son
miembros de un grupo determinado. Podemos considerar que los prejuicios constituyen
opiniones dogmáticas y desfavorables respecto a otros grupos y, por extensión, respecto
a miembros individuales de estos grupos.
No siempre prejuicio y discriminación van de la mano. Por ejemplo, existe un prejuicio
aparente por parte de los hoteleros en cuanto a alojar chinos, pero no discriminaron al
darle sus habitaciones y buena atención, pero luego en el papel (la encuesta )
discriminaron. Así también está el ejemplo del posadero de “el castillo”, que discrimina
al negarle una habitación al forastero, pero alega que es porque a los del castillo no les
gustaría, por lo que entraría en juego el aspecto social del posadero.
Etnocentrismo y autoritarismo
Pisaba fuerte la ideología marxista del manifiesto comunista, pero esto no lograba
explicar por qué el nazismo ascendió al poder. Causas económicas no eran suficientes
para poder explicar el antisemitismo y prejuicios de superioridad racial, así que
investigadores que estuvieron en la Alemania preguerra comenzaron la investigación,
pero fueron obligadores a huir a estados unidos y no pudieron completarla. Después de
la guerra en Estados unidos se hizo un estudio. El objetivo general del estudio consistía
en examinar los diferentes modelos de actitudes, o de ideologías, adoptados por los
norteamericanos, sobre todo a fin de ver si los individuos que tenían prejuicios contra
grupos minoritarios específicos también tenían otro tipo de ideas y si, además, poseían
rasgos de personalidad particulares. Realizaron encuestas a diversas personas de
diversos grupos, culturas, sexo, etc, exceptuando judíos, porque la encuesta tenía una
escala de antisemitismo para judíos y otros grupos étnicos.
Los autores de The Authoritarian Personality emplearon el término de «etnocentrismo»
para describir una disposición general que indicaba« provincialismo o estrechez
cultural». Continuaron definiendo el etnocentrismo como «Una tendencia del individuo
a "centrarse étnicamente", a aceptar de forma rígida a aquellos que son "parecidos" a él
en cultura y a rechazar a aquellos que son "diferentes"» (pág. 102). De esta forma, se
supone que la persona etnocéntrica tiene prejuicios contra todos aquellos que son
extranjeros o diferentes de ella. En tanto que tal, se supone que esta persona tiene
prejuicios no sólo contra miembros de otros grupos, sino también contra los desviados o
determinados individuos de su propio grupo
Tras indicar que existía una actitud etnocéntrica general, los autores fueron más lejos
para ver si dichas actitudes podían ser relacionadas con algún otro aspecto del fascismo.
La escala resultante, F, estaba destinada a distinguir las actitudes democráticas en
general de aquellas que los autores etiquetaban de «antidemocráticas». Una vez llegados
este punto, los autores pretendieron haber descubierto lo que se podría denominar un
«síndrome» de actitudes. Sostenían que no había ninguna razón lógica para que los
individuos con prejuicios contra los negros también tuviesen opiniones rígidas sobre la
disciplina en el interior de la familia o sobre la necesidad de castigar severamente a
quienes infringen las leyes. Avanzaban asimismo que, en ausencia de toda razón lógica
que explique por qué dichas actitudes se asocian entre sí, había factores psicológicos
que relacionaban entre sí los diversos elementos del síndrome. Al desarrollar esta idea,
propusieron una teoría que no sólo reunía al racismo, el antisemitismo y el fascismo
virtual, sino que también relacionaba el etnocentrismo con una forma determinada de
sentir el mundo y con un tipo de personalidad subyacente.
La personalidad y la búsqueda de un chivo expiatorio
Adorno et al. trazaron el perfil de la personalidad autoritaria y prejuiciosa típica. Este
perfil comprendía tanto la manera como el individuo con prejuicios pensaba el mundo
(su estilo cognitivo) como sus rasgos de personalidad subyacentes, en especial sus
motivaciones inconscientes. El estilo cognitivo de la persona con prejuicios se
caracterizaba por el continuo empleo de lo que Adorno denominó «el hecho de pensar a
través de clisés». Esto implica que la persona con prejuicios pensaba en las otras
personas utilizando clisés ya hechos que describían su rol social o su grupo étnico, y no
sus características individuales propias.
Los autores de The Authoritarian Personality realizaron el siguiente descubrimiento:
cuando las personas con prejuicios consideran a otros grupos, su pensamiento está
dominado por dichos estereotipos que funcionan como un tipo particularmente rígido de
prejuicio. De esta forma, la persona con prejuicios tiende a generalizar estos clisés a
todos los miembros del grupo estereotipado; por ejemplo, piensa que todos los judíos
son interesados o que todos los negros son perezosos.
Entonces, Adorno y sus colaboradores se plantearon la pregunta de si la manera de
pensar por clisés que, en tanto que estilo cognitivo, tenía un sentido, más amplio que el
etnocentrismo, tenía sus raíces profundas en la personalidad del individuo con
prejuicios.
Sirviéndose de entrevistas de tipo psicoanalítico, los autores de T he Authoritarian
Personality lograron formular una descripción coherente de la personalidad subyacente
del individuo con prejuicios. He aquí sus proposiciones. Dicho individuo ha sido
educado en una familia muy estricta, generalmente por padres que presentan, a su vez,
las características del autoritarismo. El niño ha sido disciplinado de forma severa y ha
aprendido a dar, en todo momento, muestras de respeto a sus padres. Por consiguiente,
aprende a expresar un excesivo respeto y una admiración sin crítica por sus padres, pero
esto tiene importantes consecuencias psicológicas. Según la teoría de Freud (y
podríamos agregar, según las observaciones realizadas por el sentido común), en
cualquier relación estrecha, los sentimientos nunca son totalmente directos, sino las
secuelas de sentimientos mixtos o ambivalentes. Así, por fuerte que se quiera o respete a
una persona próxima a uno mismo, se experimentan también sentimientos negativos en
mayor o menor medida. Por ejemplo, a veces se percibe a los padres muy queridos
como personas irritantes, irracionalmente coactivas o aburridas.
Según Adorno et al., en el espíritu de la persona con prejuicios se opera una escisión:
los sentimientos ambivalentes normales hacia los padres se dividen según sus aspectos
positivos o negativos. Los aspectos positivos permanecen unidos a los padres, pero los
sentimientos negativos, hostiles, se unen a otros blancos, como pueden ser los miembros
de otros grupos étnicos o aquellas personas que se cree infringen las leyes. Por
consiguiente, las experiencias precoces del niño autoritario engendran un clisé
psicológico del bien y un clisé psicológico del mal.
Se suponía que este estilo cognitivo fundamental dependía del mecanismo psicológico
de represión. Todos los deseos de los que se avergüenza el individuo y que éste niega
tener se desplazan hacia otras figuras. Así, si el individuo se avergüenza de sus propios
deseos sexuales, es posible que se forme una imagen de los grupos externos en la que
éstos manifiesten una fuerte inclinación hacia el sexo, y que exija severos castigos para
las personas que cometan delitos sexuales. Al proyectar sus deseos vergonzantes sobre
los demás, el individuo con prejuicios tiene la posibilidad de pensar en lo que, sin ello,
sería tabú. El estilo de pensamiento que resulta de ello está emparentado con el estilo
que encontramos en la prensa sensacionalista que pretende indignarse ante los casos
sexuales escandalosos, pero que, sin embargo, los busca continuamente y los describe
con todo detalle para deleitar a sus lectores. Al actuar de esta forma, el individuo con
prejuicios puede construirse una imagen del mundo en la que los demás siempre son
personas con deseos perversos que hacen peligrar la decencia, pero sin reconocer nunca
que el propio ser del individuo con prejuicios podría tener los mismos deseos. De esta
manera, los grupos exteriores se convierten en chivos expiatorios inocentes que reciben
los sentimientos nacidos en los individuos con prejuicios y éstos descargan su propia
culpabilidad, creando dichos chivos expiatorios, es decir, transfiriendo
psicológicamente sus propios pecados a otras personas.
En T he Authoritarian Personality existe una teoría unitaria que intenta relacionar los
diferentes niveles del mecanismo psicológico de la persona con prejuicios con
experiencias vividas en la infancia. El etnocentrismo y la admiración por la autoridad,
así como el estilo cognitivo del pensamiento que procede mediante clisés y el empleo de
estereotipos rígidos, todo ello es relacionado con la necesidad infantil de tener imágenes
claras de lo bueno Y de lo malo; imágenes cuya claridad deforma la realidad.
Aparte de lo presentado en the american personality, está Fromm que ponía un mayor
énfasis en el temor de estar solo que experimenta el individuo con prejuicios. Incapaz de
establecer auténticas relaciones íntimas, la persona con prejuicios se vincula con el
mundo exterior de forma artificial, construyendo figuras de héroes, objetos de culto y
figuras de traidores, de grupos étnicos típicos, objetos de odio.
El estudio de Sartre, que al igual que el de Fromm, no se basaba en el análisis
estadístico detallado de resultados recopilados de forma metódica, compartía la misma
presuposición: la persona con prejuicios desplaza sus sentimientos íntimos hacia una
víctima, a la que toma por chivo expiatorio. Según Sartre, el antisemitismo no es una
simple opinión, sino que «es, antes que nada, una pasión» (pág. 10. cursivas de Sartre) y
además, es una pasión que «impregna a la persona entera de antisemitismo» (pág. 38).
Una vez más encontramos la suposición de que el prejuicio particular del antisemitismo,
al tener sus raíces en el interior de la personalidad, no se halla separado de otras formas
de prejuicios y de etnocentrismo. Como afirmaba Sartre, la persona que actualmente es
antisemita probablemente tendrá en el futuro prejuicios hacia otros grupos, si se
presentan otros blancos hacia los que pueda dirigir su hostilidad: «Aquí, el judío no es
más que un pretexto: en otras partes se echará mano del negro, en otras del amarillo. Su
existencia simplemente permite al antisemita ahogar de antemano sus angustias,
convenc1endose de que su lugar siempre ha estado marcado en el mundo, que le
esperaba y que tiene el derecho, por tradición, de ocuparlo.