El Estilo de Vida de Jesús
El Estilo de Vida de Jesús
El Estilo de Vida de Jesús
Mateo 4:1-10;
Así que, después que les lavó los pies, tomó su manto, volvió a la mesa y
12
les dijo:
Marcos 3: 13-19;
13
Después subió al monte y llamó a sí a los que él quiso, y vinieron a
él. 14 Designó entonces a doce para que estuvieran con él, para enviarlos a
predicar 15 y que tuvieran autoridad para sanar enfermedades y para echar
fuera demonios: 16 a Simón, a quien puso por sobrenombre Pedro, 17 a Jacobo,
hijo de Zebedeo, y a Juan, hermano de Jacobo, a quienes apellidó Boanerges, es
decir, «Hijos del trueno»; 18 a Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Jacobo
hijo de Alfeo, Tadeo, Simón, el cananita, 19 y Judas Iscariote, el que lo entregó.
Marcos 9:42-48;
42
A cualquiera que haga tropezar a uno de estos pequeñitos que creen en mí,
mejor le sería que se le atara una piedra de molino al cuello y se le arrojara al
mar. 43 Si tu mano te es ocasión de caer, córtala, porque mejor te es entrar en la
vida manco, que teniendo dos manos ir al infierno, al fuego que no puede ser
apagado, 44 donde el gusano de ellos no muere y el fuego nunca se apaga. 45 Y si
tu pie te es ocasión de caer, córtalo, porque mejor te es entrar en la vida cojo,
que teniendo dos pies ser arrojado al infierno, al fuego que no puede ser
apagado, 46 donde el gusano de ellos no muere y el fuego nunca se apaga. 47 Y si
tu ojo te es ocasión de caer, sácalo, porque mejor te es entrar en el reino de
Dios con un ojo, que teniendo dos ojos ser arrojado al infierno, 48 donde el
gusano de ellos no muere y el fuego nunca se apaga.
En este versículo el mensaje que da es que tenemos que
alejarnos y tomar nuestra distancia de las personas que
no nos llevan por el camino de cristo, ya que es mejor ir
solos a la salvación que ambos ir al infierno.
Juan 8:1-11;
1
pero Jesús se fue al Monte de los Olivos. 2 Por la mañana volvió al Templo, y
todo el pueblo vino a él; y sentándose, les enseñaba. 3 Entonces los escribas y
los fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio y, poniéndola en
medio, 4 le dijeron:
—Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio, 5 y en
la Ley nos mandó Moisés apedrear a tales mujeres. Tú, pues, ¿qué dices?
6
Esto decían probándolo, para tener de qué acusarlo. Pero Jesús, inclinado
hacia el suelo, escribía en tierra con el dedo. 7 Y como insistieran en
preguntarle, se enderezó y les dijo:
—El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra
ella.
8
E inclinándose de nuevo hacia el suelo, siguió escribiendo en tierra. 9 Pero
ellos, al oír esto, acusados por su conciencia, fueron saliendo uno a uno,
comenzando desde los más viejos hasta los más jóvenes; sólo quedaron Jesús y
la mujer que estaba en medio. 10 Enderezándose Jesús y no viendo a nadie sino
a la mujer, le dijo:
—Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó?
11
Ella dijo:
—Ninguno, Señor.
Entonces Jesús le dijo:
—Ni yo te condeno; vete y no peques más.
Así que, después que les lavó los pies, tomó su manto, volvió a la mesa y
12
les dijo: