LIMA Y VISIÓN DE VIAJEROS TESTIMONIOS XVI AL XIX - MEXdoc PDF
LIMA Y VISIÓN DE VIAJEROS TESTIMONIOS XVI AL XIX - MEXdoc PDF
LIMA Y VISIÓN DE VIAJEROS TESTIMONIOS XVI AL XIX - MEXdoc PDF
Este trabajo tiene como objetivo ofrecer las características de Lima, capital del
Virreinato del Perú, en dos momentos de su historia virreinal. La propuesta está
referida a que el aspecto de la ciudad y la actitud de sus habitantes tendrán una
significativa influencia en las expresiones artísticas que se desarrollaron, en y a
partir de, ella. Fue frecuente la presencia de visitantes durante el siglo XVIII y
primera mitad del XIX. Si bien para el viajero extranjero la ciudad estuvo
caracterizada por las actividades de las clases sociales más destacadas en el
contexto de la vida civil y religiosa, los otros grupos sociales compartieron de
algún modo la conducta y los gustos que se expresaban en lo oficial, por su
interacción en el dinamismo de la ciudad. Muchos de los viajeros acompañaron
los textos con estampas o pinturas que complementaron sus descripciones.
Los testimonios
Para un acercamiento a la imagen de Lima y sus habitantes en el siglo XVIII
limeño en modelo comparativo, expondremos el testimonio de un español que
vivió en la ciudad a fines del siglo XVI, intercalados con los de aquellos que la
visitaron, o vivieron en ella, en el siglo XVIII, dos momentos cruciales que se
contraponen. En el primero Lima se estaba estableciendo como sede hispana;
en el siglo XVIII, por el contrario, los cambios políticos y económicos la estaban
progresivamente distanciando de ese modelo a medida que fortalecía el propio,
lo que finalmente culminaría en la independencia en 1821.
La Discrición general del Reyno / del Pirú, em particular de Lima fue preparada
por Pedro León Portocarrero, un comerciante judío portugués que a fines del
siglo XVI casó con la nieta de un médico, ex Rector de la Universidad de San
2
De 1776 es el Epítome cronológico o idea general del Perú (en que se hace
clara y sucinta descripción de este imperio, del origen de su monarquía, su
descubrimiento y conquista por los españoles y sus virreyes con los más
memorables sucesos acaecidos hasta el presente año de 1776,ilustrándose con
una breve exacta descripción de Lima y otras noticias curiosas del estado del
Reino), del mestizo peruano José Eusebio Llano Zapata (Lima 1721-Cádiz
1780), residente en España desde 17513 y considerado un destacado
representante de la ilustración criolla limeña. Entre otras de sus obras es
igualmente importante para este estudio su Carta o diario que escribe don José
Eusebio Llano y Zapata a su más venerado amigo y docto correspondiente el
1
León Portocarrero, 1958.
2
Cangas, 1997.
3
Llano Zapata, 2005, pp. 8 y 9.
3
4
Pérez- Mallaína, 2001, pp. 394-395.
5
Tauro del Pino, 1987.
6
Terralla también fue autor de: Lamento métrico general-Llanto funesto y gemido triste por la muerte de Carlos III
(1790); Alegría universal- Lima festiva y encomio poético, en loor del virrey Gil de Taboada y Lemus (1790); El sol en
el mediodía-Año feliz y júbilo particular en elogio de la coronación de Carlos IV (1790). Publicó Vida de muchos o Una
semana bien empleada por un currutaco de Lima (1791). Dejó inéditos: Juicio sin juicio que a muchos sacará de juicio
si acaso hubiere juicio hasta el día del juicio; Azote de mentecatos y bolonios; y Convocatoria métrico festiva para la
corrida de toros del 26 de enero de 1791.
4
UNA ACTITUD Apariencia general de Lima y sus habitantes Siglo XVI, última
etapa y siglo XVIII: comparación
Los viajeros llegaban a Lima desde el puerto de El Callao, cuya rada era “sin
lugar a dudas, la más hermosa y la más segura de todo el Mar del Sur”8 y, la
pequeña y pobre ciudad, habitada principalmente por pescadores y trabajadores
vinculados a las tareas marítimas, un centro comercial muy activo. Desde allí el
ingreso a la ciudad se hacía por un camino “a través de una hermosa planicie”9,
“Una espléndida avenida de árboles” [sauces]10, en la que “El cielo despejado, el
delicioso perfume de los naranjos y la sombreada “alameda”, se unían
virtualmente para cautivar al extranjero tan pronto como se acercaba a la gran
ciudad……”11. Esta avenida estaba flanqueada por bancas para descanso de los
viajeros. La imagen armoniosa se quebraba, sin embargo,
7
Harth-Terré 1948
8
Frezier, Amadée François. Relación del viaje por el Mar del Sur. Prólogo de Gregorio Weinberg. Trad. Miguel A.
Guerin. Venezuela, Biblioteca Ayacucho, 1982: 172
9
Frezier, Amadée François. Relación del viaje por el Mar del Sur. Prólogo de Gregorio Weinberg. Trad. Miguel A.
Guerin. Venezuela, Biblioteca Ayacucho, 1982:180
10
Mathison, Gilbert, Esq. 1822: Viajeros, Núñez, Estuardo
11
Hiram Paulding, 1824. Viajeros, Núñez Estuardo
5
embargo durante todo el paseo, los jardines, los setos y el perfume de las
flores mantienen la imaginación en una esfera etérea…”12
Esta “esfera etérea” que menciona el viajero fue sensación recurrente en los
visitantes, incluso los más advertidos. Las fuentes informan que a inicios del
siglo XVII Lima se había configurado como una “gran ciudad”. Un puente sobre
el río Rímac distinguía la zona española del barrio llamado de San Lázaro; otra
zona, hacia el Este, era El Cercado, llamado así por estar separado por un muro
de adobe, con puertas que se cerraban cada noche. Allí las casas tenían huertas
y jardines y los jesuitas conducían un colegio para los indígenas. La zona central
de la ciudad era la plaza mayor, lugar de fiestas y celebraciones, tanto como
centro político y próspero lugar comercial. Según los testimonios, la capital
virreinal se mostraba dinámica, bien surtida de alimentos y mercaderías
provenientes de todo el mundo, en la que se celebraban opíparos y frecuentes
banquetes; cocheros negros adecuadamente vestidos conducían las ricas
carrozas jaladas por caballos y mulas, que recorrían el diseño ajedrezado de sus
bien delineadas calles; las edificaciones civiles eran agradables al exterior y bien
adornadas al interior, en competencia con los impresionantes edificios religiosos;
las servían multitud de sirvientes tan elegantes y engalanados como sus
patrones. Una ciudad cuyos habitantes, “la gente blanca”, los criollos, “Todos
son ricos y poderosos, todos gastan como príncipes…”13. Éstos fueron
calificados de hermosas y gallardas las mujeres; galanes y bizarros los hombres,
la mayoría, según León Portocarrero, pendiente de sus orígenes trasatlánticos y
preciándose de ficticia o escasamente atisbada aristocracia
12
Lafond, Gabriel, 1822 Núñez, Estuardo. Viajeros
13
León Portocarrero, 1958, pp. 37.
6
En correspondencia al alto nivel que pretendían para sí, los ciudadanos eran
discretos, corteses, afables y bien criados; pero a la vez liberales, gastadores,
embusteros, “pobres soberbios” y jactanciosos. Esta imagen se mantuvo casi
inalterada durante el virreinato. Próxima a finalizar la administración española un
viajero francés afirmaba que “los habitantes son todos animados, sociables, y
corteses; cualidades que, unidas al buen gusto, parecen ser hereditarias de
todos los peruanos”14 y en ello no distinguía a ningún sector.
Entre mediados del siglo XVI y del siglo XVIII, Lima fue una ciudad en constante
auge. Signada por la apariencia, estuvo orientada por el afán consumista y
derrochador; en la que era indispensable destacarse del común, acumular
fortuna y aparentar prosperidad, sacrificando incluso el sustento diario. El
vestido y el adorno fueron prioritarios a cualquier consideración. Establecerse y
obtener un lugar relevante en el marco social, así como conseguir respeto y
poder, marcaron la actitud de quienes decidieron hacer de América su nuevo
hogar. Como León Portocarrero señaló, quienes se esforzaban lograban un
diverso destino: “Por esto se dice quien va al Perú de cien no vuelve uno”15 a
España, a pesar de tener caudales suficientes: “los señores de Lima gozan un
paraíso en este mundo”16, pues en la Península no hubieran podido reproducir el
tren de vida americano, sustentar la hidalguía, ni gozar de los múltiples
beneficios,
“por estas causas no quieren los hombres volver a España, quel volver
en habiendo dineros es cosa fácil. Siempre tienen en Lima muchas
fiestas, grandes procesiones con muchas danzas y (54) mucho
estruendo de instrumentos, y con tantas invenciones que (en)
España no hay ciudad donde hagan tantas cosas como en Lima, ni
14
Amasa Delano, A narrative of voyages ans travels in the Northern and Southern Hemispheres: comprising three
voyages round the World; together with a voyage of survey and discovery in the Pacific Ocean and Oriental Islands,
Boston, E.G. House, 1817: 35
15
León Portocarrero, 1958, pp. 54.
16
León Portocarrero, 1958, pp. 39.
7
Todas las ventajas de una tierra pródiga, en la que el trabajo era responsabilidad
de los naturales y los esclavos, lleva a que a los españoles en América se los
tache de holgazanes y poco dispuestos a la acción. Frezier en 1713 opinó que
“la molicie y la haraganería están apegadas al país, quizás porque éste es
demasiado bueno”, al punto que hasta los europeos se “tornaban flojos en poco
19
tiempo” . No cambió la situación con el tiempo, pues los testigos en el siglo
XVIII censuraban su poca afición a la guerra y que el máximo ejercicio fuera los
alardes que gente bisoña realizaba en las calles y plaza mayor, que a lo mucho
sabía tirar de un arcabuz, única ocasión, según Terralla y Landa, para demostrar
algo de capacidad militar pero, sobre todo, para lucir una deslumbrante
vestimenta, tanto los ejecutantes como los espectadores. A los criollos, llamados
“de pan y miel” por su gusto por los dulces20, los califica de menos porque la
única opción de sobrellevar su condición era para los varones el estudio, y para
todos, la Iglesia; no les reconoce capacidad alguna
17
León Portocarrero, 1958, p. 55.
18
León Portocarrero, 1958, p. 69.
19
Frezier, Amadée. Relación del viaje por el Mar del Sur. Venezuela, Biblioteca Ayacucho, 1982: 214
20
León Portocarrero, 1958, p. 51.
8
Para los hijos de peninsulares que nacían en América la situación era compleja,
no tenían la experiencia europea y debían resaltar los valores de la propia
nación, a costa de la de su origen familiar. En los primeros años del siglo XVIII
Amadée François Frezier observó que los criollos eran hábiles en muchos
aspectos, entre ellos las ciencias y el comercio pero que creaba una inevitable
animadversión el que peninsulares con menor capacidad ocuparan los mejores
cargos públicos22. En ese contexto Terralla y Landa ironizaba sobre el afán que
mostraban por educarse y convertirse en abogados o sacerdotes, porque tanto
afán tenía como consecuencia que,
Esta actitud era claramente contradictoria con el afán por encontrar y mostrar
rasgos de abolengo en los parientes peninsulares. Desde fines del XVI e inicios
del siglo XVII los testigos perciben que los nacidos en la tierra eran diferentes,
sus aspiraciones otras y que no compartían las preocupaciones esenciales para
sus padres. Esta diferencia tal vez se remitía a que, como señaló León
Portocarrero en 1615,
“En Lima y por todo el Perú viven y anda(n) gentes de todos los mejores
lugares, ciudades y villas de España, y hay gentes de la nación
portuguesa, hay gallegos, asturianos, vizcaínos, navarros, aragoneses,
valencianos, de Murcia, franceses, italianos, alemanes, flamencos,
griegos y raguceses, corsos, genoveses, mallorquines, canarios,
ingleses, moriscos, gente de la India y de la China, y otras muchas
21
León Portocarrero, 1958, p. 74.
22
Frezier, Amadée François. Relación del viaje por el Mar del Sur. Venezuela, Biblioteca Ayacucho, 1982: 214
23
Terralla y Landa, 1854, p. 116.
9
24
León Portocarrero, 1958, p. 73.
25
Harth-Terré 1948
26
Cangas, 1997, pp.17,18,21. Cangas menciona conocer las fechas de varias reales cédulas: 17 de diciembre, 1759 y
14 de agosto de 1763; 21 de junio de 1772; 12 de noviembre de 1751 y 11 de noviembre de 1755;
27
Cangas, 1997, p. 2
10
28
Cangas 1997, p. 31
29
Cangas, 1997, p. 63.
30
Amasa Delano, A narrative of voyages ans travels in the Northern and Southern Hemispheres: comprising three
voyages round the World; together with a voyage of survey and discovery in the Pacific Ocean and Oriental Islands,
Boston, E.G. House, 1817: 22
31
Cangas, 1997, p. 54
11
Balance
El imaginario americano construyó, adecuó, modificó y evadió la normativa
peninsular elaborada sobre la base de una realidad de proyecto diferente al que
se experimentaba en su territorio. Lima se había construido bajo el modelo
peninsular pero, en muchos aspectos, se desarrolló separada de su realidad de
origen. Especialmente esto se observa en el Perú porque la distancia que lo
separaba de Europa obligaba, y también propiciaba, tomar decisiones sobre
aspectos que no podían esperar 60 o más días para definirse, y mucho menos
para castigarse cuando se transgredía alguna ley. Esta coyuntura afectó la
realidad del Virreinato en todos los aspectos que pueden estudiarse, porque
estaban engranados y dependieron significativamente unos de otros. El sujeto
hispanoamericano fue otro y uno con su tradición, sin importar el lugar del cual
provino, porque su entorno fue diferente, las dificultades, tanto como las
facilidades y ventajas, conformaron una realidad que estuvo permanentemente
en adaptación y afianzamiento. Paralelamente a ello, el mercado de arte fue
32
Harth-Terré, 1948
12
igualmente tributario del español en tanto las obras de destacados artistas eran
importadas por particulares y comunidades (Rocamadour) pero la alta demanda
también propició que a fines del siglo XVI llegaran artistas europeos, italianos
especialmente, convocados por la plaza y por las comunidades religiosas
(retrato de Alesio de Inés, retrato de santa Rosa). A partir de ellos se formaron
artistas locales que aglutinaron formas y estilos para responder a lo
requerimientos de los clientes. El personal calificado se formó paulatinamente
como advirtió en los últimos años del virreinato un viajero norteamericano,
Es cierto que esta opinión evidencia las limitaciones formales que ofrecía la
plástica virreinal por la carencia de estudios apropiados, e igualmente, desliza
opinión sobre la calidad de los productos, aunque se los ajuste a un “gran
progreso”, pero también señala la presencia y aceptación de artistas mestizos,
factor indispensable para responder a la necesidad del medio. De acuerdo a la
apreciación de León Portocarrero se explica que los sectores hispanos y criollos
con capacidad económica buscasen distinguirse a partir de la divisa social que
significaba encargar obras de arte y contribuir a construir edificaciones. E
igualmente lo hicieron las cofradías y hermandades que también congregaban
sectores de la población menos pudientes. Esta conjunción de voluntades hará
de Lima una ciudad con un activo mercado de obras de arte, que continuaba en
auge finalizando el virreinato. En 1815, deslumbrado por la riqueza de la ciudad
y el alto costo de vida, opinaba un comerciante francés que pasó un tiempo en
33
Amasa Delano, A narrative of voyages ans travels in the Northern and Southern Hemispheres: comprising three
voyages round the World; together with a voyage of survey and discovery in the POacific Ocean and Orintal Islands,
Boston, E.G. House, 1817: 35
13
LA ILUSTRACIÓN
La narración de Hipólito Ruiz y José Pavón, resultado de su viaje a América del
Sur entre 1777 y 1788, se produjo en un momento histórico distinto, aunque no
muy distante, en el que se separaron extensas zonas del dominio peruano,
efecto que Lima pudo soportar con mucha dificultad y ninguna resignación. Una
divergencia que resalta es la tendencia de pensamiento de sus autores. A
diferencia de Gregorio Cangas, un hombre que formó parte de la corte
afrancesada del virrey Amat, disfrutó del espíritu festivo de la ciudad y padeció,
como otros muchos, los avatares de una fortuna esquiva, Ruiz y Pavón eran
funcionarios ilustrados, de pensamiento práctico, en misión científica oficial.
34
Julian Mellet (1785-184..) Voyages dans l’interieur de la Amerique Meridionale. Paris, Chez Masson et fils, 1824.
“Impresiones sobre el Perú en 1815”: Nuñez, Estuardo, 1971: vol I: 81-117: 89.
14
“una cierta propensión a ser liviano, altivo, cobarde, doble, infiel, rapaz y
de una gran dehabilidad para el ejercicio (sic) de estas
pasiones…inseparable del atolondramiento, de la falta de palabra, de la
cabilación (sic), del desvanecimiento, y de aquella elación que hace
al hombre contemplarse mejor que sus padres nacidos en Europa,
y considerarse dignos de todas las honras y empleos aunque se
palpe la ineptitud y engolfarse…En efecto este es en general el
carácter de los Españoles naturales que llaman por otro nombre
criollos, y aún el de muchos Europeos que allí se crean y
entroncan…” 35.
LA DIVERSIÓN
Es conocido que en Lima las fechas destinadas a la fiesta y la celebración en
ocasiones superaba las 2/3 partes de los días del año. La fiesta, especialmente
la religiosa, comprometió los espacios público y privado. Cuando la celebración
de San Francisco el 4 de octubre de 1713 los frailes recibieron la “visita” de
santo Domingo en su convento. El santo dominico llegó “engalanado con ricas
telas de oro, y resplandeciente debido a pequeñas estrellas de oropel que lo
35
Harth-Terré, 1948.
15
36
Frezier, Amadée François. Relación del viaje por el Mar del Sur. Prólogo de Gregorio Weinberg. Trad. Miguel A.
Guerin. Venezuela, Biblioteca Ayacucho, 1982: 181
37
Llano Zapata, 2005, p. 250
38
Llano zapata 2005: nota 162
16
“El edificio mismo forma un hermoso anfiteatro de una forma regular, con hileras
de asientos y galerías”39. Contó un marino francés en 1817
Las peleas de gallos están también muy de moda en Lima, dando lugar a
apuestas considerables. Esta diversión tiene lugar dos veces por
semana, aparte de los domingos y días de fiesta, en un edificio
público destinado a este espectáculo desde 1762, a fin de prevenir
los inconvenientes y los desórdenes que se producían en muchas
casa particulares40.
La celebración era parte de la cultura hispana en América, fue auspiciada por las
autoridades y también apoyada con entusiasmo y muy bien recibida por la
cultura indígena, acostumbrada a dedicar fechas puntuales de su calendario a
la misma actividad.
Templos
Para los testigos ilustrados avanzada la segunda mitad del siglo XVIII, la
ostentación visible en los usos –vestimenta, fiestas, carruajes, personal de
servicio, juego de apuestas, celebraciones y diversiones como las procesiones,
los toros, los gallos y las comedias- era lo más ofensivo de las costumbres
39
Amasa Delano, A narrative of voyages ans travels in the Northern and Southern Hemispheres: comprising three
voyages round the World; together with a voyage of survey and discovery in the POacific Ocean and Orintal Islands,
Boston, E.G. House, 1817: 34
40 Teniente de Navío marqués Camille de Roquefeuil (1781-1831), Journal d’un Voyage autour du Monde. 2 tomos,
42
Harth-Terré 1948
18
llevan a la entrada, así como las verjas en torno del patio, son
todas muy pulidas muestras de arquitectura. las campanas de
estas iglesias son las mayores que haya visto. Hay tantas como de
doce a veinte en cada iglesia. Las cúpulas son grandes y
espléndidas; las veletas en algunas son imágenes de hombres, en
reverencia al santo al santo al cual está dedicada la iglesia. …
Todas las iglesias están construidas de piedra o ladrillo, y ligadas
con tirantes o viguetas de hierro de la manera más sólida que
pudieran ser hechas, para evitar que sean reducidas a escombros
por los temblores (20)43
43
Amasa Delano, A narrative of voyages ans travels in the Northern and Southern Hemispheres: comprising three
voyages round the World; together with a voyage of survey and discovery in the POacific Ocean and Orintal Islands,
Boston, E.G. House, 1817
44
Vasili Golovnin, 1818 Lima y Callao en 1818. En:,Núñez, Estuardo. Viajeros Vol. 1
19
Las casas de gente rica tienen en su interior patios muy amplios y hasta
jardines. La decoración y los muebles de los aposentos son todos a la
antigua, extremadamente lujosos. En vez de papel, las paredes están
recubiertas de magníficas y riquísimas telas de seda; las corinas de
las ventanas son también de seda con borlas de oro y los muebles
son de maderas preciosas talladas y a menudo doradas. Los
conventos y las iglesias de Lima son justamente célebres por sus
riquezas: se puede decir que están llenos de metales preciosos 45
La comedia
45
Vasili Golovnin 1818: NÚÑEZ, Estuardo, Relaciones de Viajeros. T. XXVII, 1971I: 164
46
Frezier, Amadée François. Relación del viaje por el Mar del Sur. Prólogo de Gregorio Weinberg. Trad. Miguel A.
Guerin. Venezuela, Biblioteca Ayacucho, 1982: 225
20
Como durante el terremoto de 1746 quedó en ruinas “el Real Coliseo, donde los
días de fiesta y algunos de trabajo se representan públicamente comedias a la
española”48, el virrey Amat decidió reconstruirlo “puesto hoy en tan bello orden y
gusto, que así en decoraciones como música y representaciones imita en mucho
a los de Madrid”49. En 1806 Amasa Delano señalaba que había visto “muy
elegantes presentaciones en los teatros” de Lima y que “los actores tienen voces
que asemejan las notas de melodiosos pájaros cantores. De todos los lenguajes
que he escuchado, no ha habido nada tan musical como las voces que he oído
en la escena de Lima”50. Fuera por la calidad de la representación, no se
equivocó el observador en resaltar el permanente gusto limeño por la comedia.
León Portocarrero señaló que hacia 1615 el Corral de Comedias ocupaba parte
del terreno del proverbialmente prestigioso y honorable convento dominico en
Lima. En el siglo XVIII Esteban Terralla y Landa (Simón Ayanque), dedicó una
sección completa, el Descanso XIII, al “coliseo de comedias y sus
impropiedades”(138-144, en 31 estrofas y 124 versos), con lo que queda poco
por comentar: “Verás como es diferente/ De nuestro coliseo, /Que toda la
compañía /Se compone de europeos”51.
52 Teniente de Navío marqués Camille de Roquefeuil (1781-1831), Journal d’un Voyage autour du Monde. 2 tomos,
Paris 1823. 1817) Núñez Viajeros I119-144: 131
53
Vázquez Marín, 1996, pp. 883-889.
22
A inicios del siglo XVIII (1718) destacaba el uso de hombres y mujeres por llevar
magníficos trajes. Un viajero francés afirmó que la “vanidad y la sensualidad” de
las mujeres limeñas las volvía “insaciables en materia de adornos y de buena
mesa” y que “aunque la manera de vestirse sea [fuera] de por si bastante
sencilla y poco sujeta al cambio de modas, gustan mostrarse magníficas a
cualquier precio que sea, aun en los lugares más ocultos”54, las camisas y las
enaguas, las zapatillas y las sábanas estaban cargados de puntillas, algunas de
oro y plata en las faldas
54
Frezier, Amadée François. Relación del viaje por el Mar del Sur. Prólogo de Gregorio Weinberg. Trad. Miguel A.
Guerin. Venezuela, Biblioteca Ayacucho, 1982: 221
23
“…y son insaciables con las perlas y las pedrerías, con los brazaletes,
zarcillos y otros accesorios, que cuestan mucho y arruinan a los maridos
y a los galanes. Hemos visto damas que llevan sesenta mil pesos
en joyas sobre su cuerpo…”
55
Saavedra, 2004, p. 287.
56
León Portocarrero, 1958, p. 39.
24
57
Los religiosos evidenciaban signos de ligereza” … falta mucho para que ese hermoso exterior sea sostenido por la
piedad de quienes los habitan, pues la mayoría de los religiosos llevan una vida tan licenciosa que hasta los
superiores y los provinciales sacan de los conventos de su dependencia sumas considerables para atender no sólo
los gastos de una vida mundana, sino también, a veces, libertinajes tan poco disimulados, que no tienen dificultad en
aceptar los hijos que de ellos resultan” Frezier, Amadée François. Relación del viaje por el Mar del Sur. Prólogo de
Gregorio Weinberg. Trad. Miguel A. Guerin. Venezuela, Biblioteca Ayacucho, 1982:200. También agrega que llevaban
puñales cotidianamente y que otros “hacen incluso ostentación de hábitos de color adornados con dorados, bajo su
hábito ordinario” (Ibid: 210)
58
Saavedra, 2005, p. 287.
59
Angulo, 1927, p. 111.
25
60
Frezier, Amadée François. Relación del viaje por el Mar del Sur. Prólogo de Gregorio Weinberg. Trad. Miguel A.
Guerin. Venezuela, Biblioteca Ayacucho, 1982: 217
61
Harth-Terré, 1948.
26
Lima era considerada a inicios del siglo XVIII “el depósito de los tesoros del
Perú” en la que se gastaba ingentes cantidades de dinero diariamente62. Por
ello, y en descargo de los opinantes, puede comprenderse que el descalabro
económico de la ciudad a fines del siglo XVIII no fue asimilado de manera
inmediata por la población anteriormente próspera, que intentó por todos los
medios revertir la situación, ahora desfavorable, y mantener la apariencia de
solvencia, resaltada por la superficialidad en las costumbres. Un testigo señaló
a propósito de este rasgo de carácter
62
Frezier, Amadée François. Relación del viaje por el Mar del Sur. Prólogo de Gregorio Weinberg. Trad. Miguel A.
Guerin. Venezuela, Biblioteca Ayacucho, 1982: 191
27
Los españoles criollos de jactaban de contarse entre los mejores cristianos pero
el exceso y ocasional impudor en las demostraciones piadosas populares, y el
que no se cumpliera estrictamente con los preceptos, ofreció a la opinión externa
una pobre imagen. La religiosidad tradicional no desapareció, a pesar de las
aparentes liberalidades, la percepción de los eventuales testigos y las quejas
arzobispales sobre un presunto descreimiento. Mucho menos la menoscabó la
legislación borbónica a pesar de sus esfuerzos. Hubo ocasiones de necesidad
extrema que la mantuvieron excepcionalmente vigente, en las que una piedad
renovada, avivada por el decaimiento espiritual culpable, permitía que la Iglesia
retomara su papel protector y se involucrara espectacularmente en las
ceremonias que conmovían a la población. A propósito del terremoto del 28 de
octubre de 1746 en Lima, Eugenio Llano Zapata en carta a un amigo en Quito
describe una procesión realizada el 2 de noviembre:
63
Frezier, Amadée François. Relación del viaje por el Mar del Sur. Prólogo de Gregorio Weinberg. Trad. Miguel A.
Guerin. Venezuela, Biblioteca Ayacucho, 1982: 180
28
“En este día se dejaron ver… muchos sacerdotes descalzos, ceñidas sus
sienes con espinas, sus cuellos oprimidos con sogas, sus pies sujetados
con duras y pesadas cadenas… hubo sacerdote, prelado de cierta
religión, que desnuda la espalda, mortificados sus ojos con duras
puntas de fierro, atormentada su boca con un pesado freno y
encenizado el rostro, llevaba tras si un religioso lego que, en voz de
pregonero decía: esta es la justicia del Rey de los Cielos que
manda ejecutar en este vil pecador y, al terminar estas palabras
descargaba este ministro de la obediencia sobre las espaldas de su
ejemplar prelado y venerable sacerdote, tan fuertes golpes, con lo
crudo del cuero que, rompiéndole la carne, hacía verter la sangre
de sus venas (…) Acompañaban estos piadosos ejercicios
innumerables hombres y mujeres, sin que la más tierna doncella, ni
el más tierno niño, cada uno más allá de la proporción de sus
fuerzas, perdonase la mortificación y el castigo…”64.
64
Pérez-Mallaína, 2001, pp. 394-395; Harth-Terré, 1946.
65
Pérez-Mallaína, 2001, p. 403.
66
Pérez- Mallaína, 2001, p. 423.
29
67
Llano Zapata, 1976, p. 86.
68
Llano Zapata, 1976, p. 86.
30
CONCLUSIONES
La comprensiva opinión del francés Amadée François Frezier hacia los afanes e
imprudencia de los limeños puede acercarnos a las causas de su temperamento
“ por el ejemplo de las personas que por su estado deben edificar a los
seglares, fácil es adivinar cuál es la pasión dominante en este país. Su
fertilidad, la abundancia de todas las cosas y la muelle tranquilidad de la
que goza perpetuamente no contribuyen en poco el temperamento
amoroso que aquí reina… y si el placer de vivir en un aire siempre
igualmente atemperado no fuese turbado por los frecuentes terremotos,
no creo que existiera lugar más apropiado que éste para darnos una idea
del paraíso terrenal, pues la tierra también es fértil en toda clase de
frutas”70
69
También en Llano Zapata 2005, pp. 338-340, Notas 161 y 162. Allí menciona que escribió dos diarios con sus
informes sobre el sismo de 1746.
70
Frezier, Amadée François. Relación del viaje por el Mar del Sur. Prólogo de Gregorio Weinberg. Trad. Miguel A.
Guerin. Venezuela, Biblioteca Ayacucho, 1982: 201
31
“…pues bien sé cuáles son las ideas que en general se tienen sobre
este país tan celebrado pero en el fondo tan poco conocido, y sé por
anticipado que hallaré muy desfavorable acogida, al decir lo que pienso
de los jardines encantados con que se complacen en adornar la moderna
capital del Imperio de los Incas.(…)El verdadero Perú es mucho más
simple que todo eso, y no por ello menos atrayente, a mi modo de
ver, pues posee todos los encantos de una originalidad
sorprendente; pero de todos sus méritos, es éste el más difícil de
hacer comprender a distancia….[estos paseos de Lima son] tan
diferentes de lo que le han dicho a usted, y sobre todo de lo que se
ve en otras partes…(163) toman del reino vegetal su elemento
esencial y los más bellos motivos de su decoración…[pero]
conserva[n] aquí todas esas intemperancias que la convierten en
una fuente inagotable de deleites. Es en ciento modo el huésped
preferido al que el amor bien inspirado del placer ha tenido la
satisfacción de invitar a la luz de solemnidades populares… Un
entendimiento tan primitivo y [ ]…después de todo finamente
sensual, de la vida de las plantas sujeta a la de los hombres…(164)
respondía a la naturaleza de las sensaciones que debían dominar
todo en un sitio tan admirable situado al pie de la cadena
majestuosa de los Andes, frente a la inmensidad del océano. Como
consecuencia, bajo el imperio de esta doble influencia, el arte se ha
inspirado de un sentimiento exquisito de la sobriedad contenida…el
pensamiento decorativo…la emoción inseparable de un
espectáculo sublime de grandeza y de nobleza …un carácter de
simplicidad grandiosa mezclada con una suerte de abandono pleno
de encantos71.
71
Angrand, 1972, pp. 163-165.
32
72
Angrand, 1972, p. 168
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llegaron a Lima: 8 de abril 1778. Dibujantes: José Brunete (1746-1787) e Isidro
Gálvez y Gallo ( 1754-1829). En Perú se unieron: Francisco Pulgar (1784-1815) y a su
renuncia en 1794 lo reemplazo en huanuqueño José Gabriel Rivera. La única misión
era exclusivamente documentar plantas. Hipólito Ruiz (1754-1816) y José Pavón
(1754-1840) formaron parte de esta expedición
Baltazar Jaime Martínez Compagnon. Trujillo del Perú (1780-1789). Enviadas a España en
1789
Alexander von Humboldt (Prusia 1769-1859). Viaje en 1799 Nave El Pizarro. En Perú por
tierra entre 1801 y 1802. Lo acompañó el botánico y médico francés Aimé Bonpland
(1773-1858) y el ilustrador quiteño Carlos Montúfar (1780-1816)
Joseph Skinner. The present State of Peru (1805) con artículos tomados del Mercurio Peruano
y copia de lienzos
Gilbert Mathison: 1822
Charles Brand. Viaje del Rio de la Plata al Perú. Publicó sus apuntes de viaje en 1828.
Auguste Nicolás Vaillant. Nave La Bonité. En Perú en 1837. 14 estampas por Bartolomé
Lauvergne y Theodore Fisquet Mansión de la Perricholi; Calle Valladolid; Catedral)
Alcides d’Orbigny (1802-1857)
Maspelet.
VIAJEROS
Léonce Angrand (1808-1886)
Johann Moritz Rugendas (1802-1858). En Lima entre diciembre 1842 y julio 1844
Auguste Borget. Lima, inicio de 1838
A.A. Bonaffé (¿-¿) Recuerdos de Lima. Album tipos, trajes y costumbres dibujados y publicados
por…(1856-1857)
NN Descripción de la ciudad de Lima Capital del Reyno…. 1774. Detractora de Lima
Esteban Terrala y landa. Lima por dentro y por fuera Madrid 1798. Detractora de Lima
Frederic Church. USA. Representante de la escuela de Hudson.
Alfred T. Agate. USA. Nueva Cork, científico. Llegó a El callao en el verano de 1839, por un
mes