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Política - Runciman 2 PDF

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DAVID ~UNCIMAN

Traducción de Maria Alcara.z

TI usr:n
(N DICE

11tuJo orlglm'll en ins;lés:


Poi/tia INTRODUCCIÓN: POLÍTICA 9
e ~wid nundmn.-.. 2014
lh.l'i1rncinn cs de cublcna e hu erlor:
C) (:Qgnilivc Ml!dJ:t LI'O. :!Ol4 CAPÍ TULO 1: VIOLENCIA
De estn edición:
Consenso y coacción 19
C 1\Jnlc:r Publicociones S.l.... 201•1 La Invención del estado 24
U.afolcl Cillvu, 4:t El dilema de las manos sucias
2801 O Madrid
43
www.tumerlibros.com Los peligros de la paz 56
Oc lo trodueción:
CAPÍ TULO 2: TECNOLOGÍA
0 MIU1rt AJcur.tt
La revolución tecnológica 73
ncscrvndo$ todos los derechO!~ <ln lcng\UI cns:tcll:1nrt. No t~td Google ftente al gobie rno
,,crmitida 111 reproducción total ni pardnl de cs-w obm. ni su
85
mauunlcnco o lm"'nnisidn pur uíngtln medio" nu1todo ~in I~1 Lecnocracia frente a la democracia 97
la aucori1.ación por escril:o dt•la t.'dJiorinl. La nueva a ristocracia ll3
l11sef\o de cubi~nu:
f.studl Mlqud Pulg CAPITULO 3: JUSTICIA
Maquc1;1dón: lleor imposible 125
David Anglbs
Éste no es el fin de la historia 142
Niilos que se ahogan 156
Pñmeru cdldón: ocwbrt' de~·"
Un gobierno para el mundo 166
ISBN: 97ti...fl•·l61"2•&5•6
r>epósitu lq,oal: M·25699· 2C:Uot EPILOGO : CATÁSTROFE
l.., ~lftorial ngr.ult."Ce tod()S loscomcntllth)S yobserv:u::lnncs: Referencias bibliográficas
turnc.or@ltlln1Crllbrol'.cOm Lecturas complementarias
INTRODUCCION
~O LíTICA
DINAMARCA
2013
La polfrlca impona.
Vivir hoy en Siria significa estar
atrapado en una especie de infierno:
una vida aterradora, vio lenta, im-
predecible, miserable y, para dema·
siados si rios, muy cona. Micmras
escribo estas lfncas, el número de
fallecidos en la guerra civil se si-
nía entre los ochema mil y los dos·
cientos mil. (la brecha entre estas
cifras da la medida de la gravedad
de la situación: los muertos han
desapurecido en una nube de
desinformación.) El número
de despla7.ados asciende a va-
rios millones. y casi todos los
habitantes del pafs han visto
SU calidad de vida ruásticamentC
reducida por cu lpa de la violencia (se calcula
que en 2014 el desempleo afectará al sesenta por
cienro de la población). En estos momentos. nadie en
su sano juicio elegirla vivir en Siria.

9
Quien tenga la suerte de vivir en Dinamarca dis-

SIRIA fru tará de lo que, segú n cualquier parámetro his-


tórico, parece una versión del paraiso: eo ese país
la vida es cómoda, próspera, segura y civilizada_

201+ V muy larga_ Los magnfncos restaurRntes de


DinamRrca. sus programas de televisión, su
refinada tradición del diseño. sus generosas
prestaciones sociales y su estilo de vida. tan
ecológico, despiertan la envidia del mundo
entero. Dinamarca se sitúa a la cabeza de
las clasificaciones internacionales en lo
que a calidad de vida y satisfacción de los
ciudadanos se refiere: según ellos mis-
mos anuncian con cierta regularidad. los
daneses son más felices que nadie. Tal
ve-.t. no todo el mundo elegiría vivir en
Dinamarca: como tantas otras versiones
del parafso, tiene la desventaja de ser
un lugar un poquito aburrido. Pero sin
tener en cuen ta otras consideraciones.
seguro que, entre Dinumarcu y Siria,
nos decanta riamos por la primera sin
pensárnoslo dos veces.

10 11
No es que los daneses sean mejores personas que los hondas diferencias históricas y ctdturales. y su di.'Sencadc-
sirios. No son intrínsecamente más amables ni más inte- monte han sido los efectos imprevistos de la recesión y la
ligentes: la gente. a grandes rasgos. es Igual en todas par- o;cquía. ta polflica no crea las pasiones y los odios huma·
tes. A los daneses tampoco les han tocado en suene más nos. y tampoco tiene la culpa de las catástrofes nawrales
recursos naturales que a los dcmds. Al contrario: Siria u de las recesiones económicas. pero puede agudizarlas o
forma parte del creciente fértil que fuera cuna de la civi- mitigarlas. Ahf sí que la olltica cambia las cosas.
li?.ación; Dinamarca. en cambio, es un inhóspito enclave Ul Olnumarca de hoy parece disfrutar de estabilidad
nórdico con pocos recursos naturulcs propios. EnDina- llOiftlca por<¡uc sus habitantes no tienen nnda importalllc
marca abundan las cosas bonitns. pero muy pocus c recen por lo que pelearse. Puede que, como muchos europeos.
en s u suelo. (Los restaurantes que le han dado a Dinamar- los daneses le pongan reparos a la inmigroción, pero silo
ca su fama gastronómica están especializados en produc- comparamos con Siria, veremos que Dinamarca curece de
tos locales, pero los transforman mcdimue la tecnología; los brechas étnicas o culturales que ¡>odrínn desatar una
a nadie se le ocurrir!a pagar semejantes precios por lo que guerra civil. Ademds de pacífica y próspera. la danesa es
da la ticrrd del país.) una sociedad esencialmente laica: aunque de vez en cuan-
Lo que distingue a Dinamarca de Siria es la polftica. dula religión interfiere en la vida pública. nunca la <:clip-
La polftica ha contribuido a que Dinamarca sea lo que es. sa. l'cro Dinanmrca nu siempre fue asf. !lace t¡uinicouos
Y también ha contribuido a que Siria sea lo <¡uc cs. :u)os el pafs rct:ordaba a la Siria de hoy: un lugar convul-
La afirmación de que la polhlca cambia las cosas no so. pobre y precario. a?.otado por conflictos religiosos y
significa que se le pueda atribuir IOdo lo bueno de un enfrenta mientos violentos. Durante los siglo~ XVI y XVII .
lugar y IOdo lo malo de otro. Los daneses no son felice.~ cuando Dlnamnrca. como el resto de Europa. s ufrfa des ·
porque In polltica los haga fclíccs: en Dinamarca. por lo mcmhrnmicmos periódicos, la elección entro Dinamarca
visto, los políticos suscitan tnntus molestias y preocupa- o Siria no habrla sido nada fácil: la vida no valía ¡¡rnn cosu
ciones como en cualquier 011'0 lugnr dclmundn. Los polí- en niniJIÍn lado, y en todo caso, e l lugar auu!nticaoncntc
ticos daneses pueden adjudicarse porte del mérito de su peligroso era Dinamarca, d ebido a sus interminables cs-
s istema de transpone o de su seguridad social. pero no cnrom uuo:. con los vecinos escandinavos. Dumntc buena
pueden presunúr como anrricc~ de la reputación de los pnnc de su historia. Dinamarca estuvo en una cncnocija-
restaurantes de su país o de la pasión que despiena su da de guerras europeas. Las actuales frontera~ de Siria son
di:.ci)o. Asimismo. aunque los políticos sirios actuales son un constructo arbitrario que potencias rivales ganadoras
lo:. culpables de buena pan e de la miseria que azota el le impusieron al pafs. Igual que las de Dinamarca.
pafs, no son ellos quienes inventaron los cnfrcmamien- Con todo. Dinamarca reali?,óla rransición de la guerra
10> religiosos y émicos que il"tigan la violencia. La ¡;uerra a la paz y de una economfa de subsistencia a Olr.:t prós·
civi l que enfrcma a sunitas y chiitas se alimenta de pro- pero. y lo consiguió gracias a la creación de instituciones

u
sociales y políticas que permitieron a sus habitames convi- yo os daré paz. prosperidad. restaurantes elegantes y una
vir pacíficameme, tamo entre ellos como con sus vecinOs. \oda tranquila- . la vida también sería más sencilla y mu -
La explicación del proceso no es sencilla. y la clave esiifeñ 1 ho más aburrida. ?ero incluso en Dinamarca el correcto
que una buena política es a la vez causa y consecuen~ funcionamiento de las instimciones políticas depende de
esa transición. La política funciona en Dinamarca porque las elecciones de la gente: de las elecciones que hacen los
ha vuelto a los dam:ses más tolerantes, pero también por- ¡uolítlcos y los votantes, de las elecciones sobre las leyes
que los daneses han aprendido n tolerarla. Las configura- •1uc se ndoptnn y sobre si hay que obedecerlas. Al¡¡unns de
ciones pollticas que mejor funcionun siempre tienen dos t•stns clccclnncs pueden resultar dificilrsimas: hnsw en los
caras: por un lado, una polhica fruto de unas instituciones pnfscs prósperos y felices algunas decisiones poHtlcas son
estables. esto es, discusiones y enfrentamientos que no cucst ión de vida o muerte. En poHtica nada sucede de for-
acaban en guerra; por otro lado, unn política que da lu- ma automática: todo depeude de la interacción comln-
gar a unas instituciones estables. esto cs. debates y pactos gcntc entre elección y restricción: restricción en unmaroo
que impiden la guerra. La polhica no puede reducirse a un de elección, elección en un m3JCo de restricción.
1 conjunto de instituciones: la polftica pn:ccdc a las institu- Se podrfa decir, entonces, que lo que distingue a Siria
ciones y también surge de ellas. de Dinamarca es sencillo: la polhica. También se podrfa
Lo que estas dos caras de la vida política tienen en decir que lo que distingue a Siria de Dinamarca es <'0111-
común es que en ambas están presentes la elección y la plejo: la polltica. En este libro pretendo salvar la distan-
restricción. La polltica se define tanto por las elecciones cia entre la sencilll.."t. y la complejidad respondiendo a tres
colectivas que llevan n grupos de personas a vivir de una grandes preguntas. En primer lugar: ¡cómo Jlucde una
determinada manera, como por las obligaciones colec- misma palabra - !JOifticll- aplicarse u sociedadc" tan dis-
tivas que pennilen a los ci udadanos elegir la vida que tintas como la segura y aburrida Dinamarca y lo caó tica y
quieren llevar. Sin verdadera capacidad de elección no miscrnhlc Slrln? ¿Qué tienen en común el in fiemo y el pu-
hay Q9lltica. Si las instituciones pnllticns que de-verdad rarso? La idea de que un pafs represen ta lo allscncia de lu
funcionan no fueran más que el producto automático polrticn (el pamrso) y el otro su fracaso (el infierno) resulw
de unas circunstancias históricas purticulares -dadme el tentadora, ¡>ero en realidad los dos paises 1>oncn de ma-
clima. la culrura.la economra. la religión y la dcmogmña nillcsto las dos caras de la política. En el primer cn¡>hulo
convenientes, y yo os daré la democracia- , la vida sería me propongo mostrar lo que tienen en comain: el <:ontrol
mucho más sencilla. l>ero no lo es tanto. Las instituciones de la violencia, la característica que define cual<1uicr •O-
polrtu:as dependen de elecciones humamLS, y los seres hu- cicdad polrtlca. nenexionar sobre la violencia es un punto
manos jamás perderán la capacidnd de meter la pata. Si. de partida para prcgumarse cuál es el origen de la polhi-
por otrd pan e. unas instit11cioncs pollticas adecuadas aca- cn. qué la di,tingue de otras actividades y por qué todavfa
banm con la necesidad de elegir dadme la democracia y tiene la capacidad de cambiar las cosas.

14 15
En segundo lugar. ¿cómo puede la polltíca cambiar las llldS a Dinamarca? Exisren dificuhades de índole prác·
cosas en esros liempos de venígínoso progreso tecnoló- rota. por supuesro. Pero no solo serrara de una cuesrión
gico que vivimos? Dinamarca es un ucror minúsculo en prácrica: también es una cuestión básica de jusrlcia. En
la economía globalizada. pero hasra los grandes -China. "" espcran?.as, en sus metas y en lo que necesitan para
l~srados Unidos- parecen en manos de fuer?..as mucho Jlcan?.arlas.los seres humanos no son 1an dislimos. Ysin
más poderosas: el mercado, inLCrnet. el medio ambieme. •·rnbargo. la brecha mundial entre los más ricos y los más
Muchfsímas cosas parecen fuera del comrol de los poli- pobres es mayor que nunca. ¿Por qu<! no se esfuerzan los
ricos. ¿Qué papel le <tu eda reservado a la política, enton- politicos por rescarar a los dos milmilluncs de porsonos
ces. unte una revolución tecnológicu global? msegundo t1uc rudnvru viven (y mueren) con menos de dos dólares
capitulo explora la relación entre la polfrica y la rccnología .ti día'l El rcrccr en pirulo examina la cucsrlón morul t¡ue
al examinar el irnt>acto que ejercen la una sobre la orra. debernos plantearnos sobre nuesrros potrtlcos y tOmbic!n
La recnologra suele aparecer a la cabeza. con la política 'obre nosorros mismos: ¿por qué toleramos tanta lnjus-
intentando darle alcance. La tecnología es muy difícil de ricia? Lo polflica y la ética no son lo mismo. pero la érica
conrrolar, pero, y eso no ha cambiado. los únicos que pue- iucidc en la polflica ramo como en el rcsro de nucsrras
den controlarla son los poliricos. acrividad1.~. Allin y al cabo. la érica pone en evidencia los
En tercer lugar: si de verdad la poi frica puede cambiar ltmirc~ de la polhica: no puede haber juslicia sin poli1ica,
las cosas. ¿por qué toleramos esas diferencias ran abis- pero la ¡>olflica todavía no sarisface las exigencias de la
males cnrre estados. entre los mejores y los peores? ¿Por just lela a gran escala.
quó no nos esforz.nmns ¡>or logrnr que Siria se pare?.ca 1!1primer capítulo examina la narurr~eza de la polílíca
(con todo lo <1ue riene de bueno y de malo). el segundo
capírulo expl ica por qué sigue siendo imporraniC hoy en
dlu (incluso en lo era de Google). el rercer cnpilulo cxplo·
m sus lfrnlrcs (ante la inmensa desigualdad mundial) y el
epílogo nborda los riesgos que se aveciuan. mmuudo si -
gue siendo un lugar rremendamemc pdigro~o. aunque en
muchos lugares lo es mucho menos <JUC aniC!\. Algunos
de los peligros a los que nos enfrenr:rmo~ no riencn pre·
cedcmcs. ¿l'..s realista pensar que, en última instoncia, la
polírica nos salvará?

16 t7
1
VIOLfNCIA

CONSENSO Y COACCIÓN

mcontrol de la violencia constituye el núcleo de la polf-


tica. Eso no s ignifica que toda la polltica sea intrfnseca -
mente violcnw. Muchas formas de polftica están despro-
vistas de violencin: las discusiones. los
deba tes y los pactos suelen ser ac-
tividades pacíficas llevadas a cabo
por personas a las que la Idea de
agredirse ffsicamente jamás se les
pnsaria por la cabeza. A veces estallan
peleas en los parlamentos, s itu ación tan có mica co mo
vergon zosa. Pero eso no deberfa ocurrir. y existen m u·
t hfsimas normas par;~ intentar evita rlo. (En el parlamen-
to británico ni siquiera se puede acusar ni adversa rio de
mentir, para no provocarlo.) Tiunpoco es cíe.rlo que toda
violencia sea h11rlnsccamente polftica. L'n caso de ntra·
co. no se establece una relación polltica con el atracador
(aunque si el cnfhdo que suscitar-d diese lugar a presiones
pam imponer cambios en la legislación. ese atraco podr!a
tener consecuencias políticas.) ~clave de la_polftica no
es In violencia en sf, sino su control.

19

L
Existen dos visiones distintas sobre la polftica en cuan· define por la elección en un marco de restricción y la res-
to violencia con lines de control. Según una de ellas. la t rlcción en un marco de elección. Aún convendrfa que
violencia puede usarse como instrumento de control, para r.nncretásemos más, pues muchas actividades huma·
imponer relaciones de autoridad y obediencia: en este nns corresponden a esa descripción: el matrimonio, por
caso se trataría del control mediame la violencia. Si yo sé ejemplo. Podemos elegir con quién querernos casarnos.
que tú tienes la capacídad sistemática de hacerme daito, pero si la persona escogida no nos corresponde. no hay
regularé mi comporHtmiento en consecuencia hasta que nnda que hacer: las restricciones existen. De Igual modo,
ya no tengas que amenazanne para que obre según tuvo- y suponiendo que demos con quien nos corresponda y el
luntad: eso lo han! de todos modos, porque soy consciente matrimonio se celebre, éste conllevará CRrgas para ambos
del poder que tienes. La posibilidad de la violencia puede cónyuges, cargas impuestas por la fuerza de la ley. Podría
determinar el comportamiento de la gen te sin que nadie nducit·se, como aducen muchas feministas, que todo ma·
tenga que sufrir daños. Toda política contiene un elcmen· lrimonio es fundamentalmente un asunto polftico. Lo es,
to de presión de este tipo: cumplimos la ley por la amena · claro está, cuando un miembro de la pareja recurre a la
za implícita de lo que nos pasaría si no la cumpliéramos. mnenaza de la violencia para condicionar eJ comporta·
Pero la otra cara de la polftica es la del control de la vio· miento del ouo. Los matrimonios en los que hay malos
lencia: la polftica permite llegar a pactos sobre cómo ma - tratos son formas crueles )' sumamente desagradables
ne jar la violencia, sobre quién debería tener acceso a ella de la pollrica del poder. l'ero no todos los ma tri monios
y sobre qué circunstancias permiten su uso. Todos los sis· son así. Los seres humanos pueden relacionarse con sus
temas polfticos contienen pactos de este tipo: quienes nos semejant es mediante el amor, incluso cuando sus elcc·
contTolan mediante la violencia son los beneficiarios de cioncs son limitadas. l'ensar que todas las relaciones hu ·
un acuerdo sobre el control del uso de la violencia. CjtOl:. manas son susceptibles de reducirse a la poHtica sería un
plimos las le.y_cs..porquJLacepta.Jnos gran error.
~ <1ue los encm:g;tdps d_e lli!f~ y La particularidad de la política rad ica en la relación
los encargados d.e aRI~s duradera que se establece entre consenso y coacción. la
tienen derecho_~ rnos política presupone un ~cto coleoixo sobre.eLeJJ1jJico de
~.0. dcbe_nu¡_s coropon.ar· ln ruer:;:¡¡:--[3 existencia del pacto hace que la fue;;:..n o
.!}!lS. Sin ese acuerdo no ha· siempre resulte necesaria. pero la existencia de la fuerza
brfa poHtica. Lo único que hace que el pacto no siempre baste. La política requiere
habría serfa una suces ión ambos elementos. Éste es el nexo emre Dinamarcn y Siria.
interm inable de atracos. Dinamarca se nos aparece como una sociedad en la que
Decía en la introduc· impera el consenso, pero incluso Dinamarca iiene ejér·
ción que la poHtica se cito, cuerpo de policía y s i.s temn penitenciario: incluso

20 21
en Dinamarca el estado tiene la facultad de obligar a sus t.tda en una organización humanitaria cuyos empleados
ciudadanos a actuar en contm de su voluntad: puede ha- tienen la misión de investigar crlmenes de gucrm en la
cerles pagar impuestos o. en caso de que no los paguen. antigua Yugoslavia. ¿Qué podría haber más distinto que
obligarlus a enfrentarse a las conSt.'CUencias. Siria. en cam- un cómodo despacho en Copenha,g ue y un campo de ex-
bio, se nos aparece como una sociedad en la que impero lcrminlo bosnio? Los daneses de esta novela son muje-
In coacción. pero incluso en Si ria debe haber un pacro so- res con vidas seguras y confortables; los crimlnaJes u los
bre el empleo de la fuerza para que lns instituciones po· 11uc deben cncontrnrviven al margen de la sociedad y son
llticas del país funcionen. Aunque octualmcnte no existe muy peligrosos. Pero Jungersen nos muestra que l!sos dos
consenso entre los diversos bandos c¡uc se enfrentan en la mundos se renejan el uno en el otro. En los despachos.
guerra civil siria, algún tipo de consenso tiene que haber esas mujeres se acosan, se amena1.an y se persiguen; pe·
en el seno de las dos facciones para que la guerra oonti· quellos agresiones - un portazo. una mirada hostil- que se
núc. Los partidarios de Assad reconocen la legitimidad intensifican hasta convertirse en una violencia que ame-
del régimen y aceptan su derecho a defenderse; sus ad- 113/.a sus vidas. F.n este relato, las sociedades en las que
versarios recha7.an ese derecho y. ala VC'/~ aceptan el de la impera el consenso se limitan a ocultar los terribles im·
oposición a emplear la fuet7.a para combatir al régimen. pulsos coactivos que enturbian toda relación humana. La
Si en la sociedad siria solo hubiera lugar para la coacción. encantadora Dinamarca esconde tanto juego suelo como
no habría guerra civil, sino tínicamcntc anarqufa. es decir. cualquier otro pafs. Su ca meter encantador, en todo caso.
ausencia absoluta de polftica. Pero se trata de un conflicto dificulta el control de ese juego sucio, pues los agresores
polrtico entre opiniones enfrentadas sobre quién tiene de- niegan la verdadera natumleza de sus actos. Ln polftica
recho a emplear la fuerza contra el adversario. bcncrnctorn bien podrfa ser una rachnd:t que dé c:1rtn
Dinamarca y Siria se siuinn en un espectro en el <1uc blanca justo n aquello que deberla evitar.
consenso y coacción conviven. 11src es el (mico especLTO El cinismo siempre cabe en polftica, pero esto yn pasa
que la política conoce, pero cada tillO de los dos paises de la raya. l!s cierto que cualquier forma de cnnscuso
oCUI)D un extremo. En Dinamarca el consenso se impone puede ncu lwr ltl violencia en vez de constrc11irla. 1 ~1 BIJC,
n lu coacc:ión: el grado de nctll'rdo es tal que permite que una de las instituciones más respetables y hcncfactorns
!'1 empleo de la fuct7.a seu mfnlmo. hn Siria la coacción de la vida pública británica. resultó ser un lugar excelen -
~ impone al consenso: el gmdo de- violencia es tal que el te pam que lus pedófilos llevaran a cabo sus actividad~:
acuerdo puede quedar reducido al mfnirno. Un espectro. nadie los bu~carla allf. También es cierto que en las so-
dos extremos: eso es lo <1uc permite compamr ambas so- ciedades donde la violencia lo invade todo, como la Siria
ciedades tanto como distinguirla~ en lo fundamental. de nucstrus dras, el sinfm de actos de bondad que tienen
También existen opiniones m:l~ cfnicas. La exapción lugar en la esfera privada y entre ornigos puede quedar
(2006). una novela de Christian hmgcrscn, está ambicn· oculto. En los lugares buenos pueden pa~ar cosas malas

22 23
y en los lugares malos pueden pasar cosas buenas. Pero th• ,.,:1s versiones debe Hobbcs su fama. El Levintán es su
eso no significa que cueste distinguir entre unos lugares nhra maestra, y tal vez sea el mejor tratado de fllosorra po-
y otros. Entre Dinamarca y Siria hay una diferencia fun- huca que se haya escrito en lengua inglesa.
damental: en las sociedades en las <¡u e la violencia está llobbes pasó buena parte de esa época en París. tras
sometida a un control polhico se vive mejor gue en las h,tlll'r abandonado Inglaterra para escapar de la violen·
que carecen de ese control. • la. Su cmper) o por mantenerse bien lejos del peligro per·
El conseñso pófiífco no suprime la violencia: las bolsas ntltió que su vida se prolongara d urante prrtctícamcnte
de horror existen en todo el mundo. fln algunas circuns- un siglo: nació en 1588, el aito del desastre de la Arma·
tancias, el consenso poHt ico fomenta la violencia, sobre dn Invencible. y murió en 1679, cuando la pol(ti cal nglcsa
todo la que ejercen la.~ personas encargadas precisamente "'preparaba para SlLSiglili:llte rcyolueió~l-~la...Ciotiosato.
de controlarla. En el seno de la rollcfa todovra suceden d~ 1686, que dio inicio a la etapa de gobierno parlamcn·
cosas terribles. Ésos son los ternas oscuros de la novela tarlo). J:r:m tiempos convulsos y atcrrttdorcs para vT;ir:
negm escandinava y la m7An de su p<JJlularidad en todo cl Inglaterra estaba mal, pero gran parte de Europa estaba
mundo; sin embargo, el telón de fondo de la novela negra tndavfa peor. La guerra de los Treinta Años, <¡ue consu-
cscan<llnava lo conforman sociedades en las que. al con- mtó al continente desde t618 hasta 1648, fue un auténtico
trario que en Siria. la violencia no ha quedado fuera de hano de sangro: una vorágine de conflictos religiosos, ét·
control. Ésa es la diferencia. nlco~ y dinástico~ que devoró comunidades enteras (ésa

'.1
,., un:t de las razones por las que más valdrfa no estar en

~~~n:::::t::u::: :~~:~~:lo-
Dinarnurca con la historia en contra). La brutalidad de In
guerra que hoy :t7.010 a Siria se considern a veces un rcllcjo
El ntósofo de la tfplcn n1cnw lldad del mundo isldmico. tlln proclive
lcncio en el cen tro de la tcorfa polftlca fue un a la violencia. Eso no es cierto. Al iado de lo que ocurrió a
inglés del siglo xvu llamado 1 humas l lohh!!s. principios del siglo xvu en la t:uropu cristlanu. donde la
Y al hacerlo. explicó qu ~ const Í!U)•e la base de la tccnologftt del exterminio no era ni por asomo la de nues-
vida polftíca moderna y qué la dlstlnguo del siMema que tros dfas, lu guerra de Siria se queda en nada. Sin ayo da de
la hnbfn precedido. En el mundo de llobbcs. la violencia armas qufmicas o bombas de precisión. millones de cris·
c~taba fuera de control. En menos de una década, llob- tia nos ~e masacraron entre sr.
bes redactó tres versiones de su fllosorra polftica: una en Aunque llobbcs escribió su tratado tres \'et.-es y en tres
t640 (Los t>lemefllos de la ley). ju~to antes de que estallara circunstancias distintas -una vez con un rey a la cabeza
la guerra civil inglesa: otm en t6.t2 (De Ciw). publicada de Inglaterra, una vez en ausencia de un gobierno con-
de nuevo en t647. en plena contienda, y otra en 1651 (Le· ~ensuado y una vez cuando el poder rcsidfa en el parla·
tliatán), cuando la guerra ya habfa terminado. A la tercera mento- . la fllosorra polflica esencial de l lobbes nunca

14 25
cambió. La guerra civil había sido un desas tre, y evitarla ¡wmde al estado de guerra civil Eso no es cierto. Para llob-
era la tarea más urgente en materia de pensamiento poli· hc·'· existe una gran diferencia enue un mundo sin polí-
tico. Para eUo, Hobbes llevó a cabo un experimento men- ttra y un mundo en el que la polírica ha errado el rumbo.
tal: imaginar un mundo sin polltica. L.os seres bu manos. 1 ,, guerra civil inglesa fue el resu.ltado de una terrible
pensaba Hobbes. son competitivos por natura.leza: quie· cli~cusión entre personas que no habían logrado ponerse
rcn parecer mejores, más fuencs. mds poderosos que los ~~~ acuerdo sobre en CJ ué debía consistir la poi ítica. ¿En
demás. También son vulnerables por natural~r1.a: hasta el c·l ¡:oblcrno del rey o en el gobierno de los r>arl amcn tos?
más fuene de los individuos puede sucumbir a manos del ¿Qué cxlgc la política, libertad religiosa o conformidad?
más débil con solo darle la csp;1lda. Por eso. la condición 1,1>cbc la polllica salvaguardar los r>rivileglos o corregir-
natural de la hwnanidad es el estado d() gUCJ:U~..l.os seres los? La respuesta de Hobbes a tOdas estas preguntas era
hüiñanos. competilivos y vulnerables, siempre acaban in- c¡uc estaban fuera de lugar: la política debe ¡>reservar la
tentando matarse. ¡Jnz.
Esto no se debe a que las personas sean despiadadas La guerra civU inglesa. igual que la siria, no fue un es-
por naturaleza o a que disfruten con la violencia (aunque tado de anarquía. si no una confrontación entre grupos
algunas tal vez sl). Se debe a que no pueden confiar las profundamente polilizados y con capacidad de mantener
unas en las otras: son suspicaces por natura.leza. •El modo vivo el conflicto (la desconfianza entre los individuos. y
más razonable -escribió llobbes- de protegerse contra c•,tc serfa un mfnimo consuelo en un estado de nntura-
esa desconfianza que los hombres se inspiran mutuamen- lc't.1. diOcultarfa muchísimo librar una guerra a esa es-
te es 1:1 previsión. esto es. controlar, yo sea por la fuera, ralu). C(m su experimento mental, llobbes se proponía
ya con estratagemas. a ta111as ¡>ersonas como sea posible.• tmsccndcr el mundo de una poiJtica t]Ue hnbfa errado su
Aun sabiendo que se vive mejor en paz, uun sabiendo que rumbo: lo que él buscaba era. a.lgo en lo que hnstu los dis-
eso lo sabe todo el mundo, estar seguro de que los de- clntos bandos d u lu cuerrd civil pudieran coincidir. Cocno
más no nos ven como una amemt7..a es im¡>osiblc. Y todos nu podlun ponerse de acuerdo sobre cuál era la política
uc¡uellos que nos considemnuna amenaza su¡>onen. a su t1ue qucrlan. ll obbcs les ofreció una alternativa distinta:
vez. una amenaza por lo que pueda llegar n pasar en cuan- o la polltica o nada. Ame esa diSy.imiva. cunlquicm en su
to les demos la espalda. Así que más vale ser uno quien los 'illno juicio optalli!_por.@.polftica.
elimine primero. Un mundo sin poHtica es ~ ¿Qué supon fa optar por la política? Sc¡;tln llobbes.
el que la violencia está condenada a salirse de madre: una aceptar que la única solución posible al prohl••ma.de In
sucesión intermiña61e de atracos. vcolcncia en el esrado de naturaleza consistla en confiar
Suele darse- ¡)Or'señiñdOque el·~ado de nat~ el control de la violencia a on único ente encargado d<:.
de llobbes (donde. según sus célebres palabras. la vída tomar decisiones: Ho bes denominó a este cnw ~
es •solitaria. pobre. desagradable, brutal y corta•) corres- hcrano•. (N'o ten fa que ser por fuel'7.a un tínico individuo,

26 27
sino algo capaz de hablar con una sola voz, tam o si se decisi~ones fundamentales seria una sociedad feliz y libre.
trataba de un rey como de un parlamento.) Todos quere- l.a deprimente estampa del estado de naturaleza por la
mos la paz, pero no logramos vivir en paz porque nunca que hoy se recuerda a Hobbcs solo es la mitad del relato. y
nos ponemos de acuerdo sobre quién representa la peor está pensada para señalar lo disti nt a que seria la vida con
amenaza para nuestra seguridad. La labor del soberano un gobierno estable: donde dice <•Solitaria, pobre, desa-
consiste en tomar esa decisión en nuestro nombr_e; en gradable, brutal y corta•. leamos •sociable, rica. agrada-
deciair:dehecho. q-;;ién o qué amenaza la paz. Si todos ble. civil izada y larga». En otras palabras, pensemos en
nos avenimos a ello, el soberano tendrá la potestad de Dinamarca. Sí l·lobbes pudiera conocer la agradable Di-
salvaguardar la paz, porque nadie podrá cuestionar la de· nrunarca de nuestros dfas, no creo que se quedara dema·
cisión que haya tomado. La sobera~nfa es. por tamo, una siado perplejo. Lo más probable es que viera confirmado
especie de monopolio. No se mua estrict;uncntc de un su juicio. •Os lo dije•. comentarla: despojad la polft:ica de
monopolio de la violencia. pues siempre habrá bolsas de las luchas religiosas y la terrorífica inseguridad, y estaréis
violencia doméstica y criminal, incluso en las sociedades en el parniso, o al menos en lo más parecido al paraíso
más pacíficas. La soberanfa es. más bien, un monopolio que este mundo puede ofreceros.
del derecho a emplear la coaCcjOn di! a FUerza comll']!f-'" Hobbes reconocerla la crueldad y la paranoia descri-
lución ¡¡¡-¡;¡mflicto humar . Es la potestad de legislar y de ta en La exccpci6n. por supuesto: teniendo en cuen ta la
hacer cumplir las leyes. Los soberanos son los únicos que naturaleza humana, en cualquier lugar puede producirse
pueden infligir daño a la gente sin tener que enfrentarse un baño de sangre, incluso en un despacho de Copenha-
a represalias. gue. Pero a 1-lo bbes le parecería un gravfsimo error dar
los lectores de nuestros dfas suelen escandalizarse por sentado que el estado de naturaleza es el estado por
con Hobbes. La palabra • hobbesiano .. se ha convertido defecto de wdas las relaciones humanas o que la civiliza-
en sinónimo de la visión más pesimista de la naturale7..a ción n(l es mtls que una capa de barniz bajo la cual ocultar
humana: una según la cual todos somos paranoicos de lo más bajo. La política estable ofrece a los seres huma-
ga tillo fáci l necesitados de un gobierno fuerte que im· nos la posibilidad de escapar de la violencia. Si alguien
pida que nos matemos ent re nosotros. Esto no es justo. rechaza esa posibilidad. peor para él, pero casi todos no-
llobbes era cscncíalmeo te un optimista convencido de sotros la aprovecharemos para crear un nuevo marco de
que la gente se mataba por<1uc no había sabido plantear relaciones basadas en la conllanza y el beneficio rnuruo~
la pregunta clave sobre la política: ¿para qué sirve? Si nos llobbes describfa esa existenci¡, civi lizada como • artifi ·
centráramos en esta pregunta ya no habrfa razones por cial• , porque era producto de la mano del hombre, y nn
las que embarcarse en guerras. De hecho, llo bbes parecía de la naturaleza. En este contexto. sin embargo. artificial
pensar que una sociedad polftica en la que todo el mun- no significa falso. Significa sólido, flable y duradero (como
do aceptara el derecho de un poder soberano a tomar las un coche bien hecho). Significa real.

28 29
Lu que de verdad podría rcsullarnos escandaloso no la ju~ticia polftica no es más que lo que diga el sobera -
es lo que se desprende de los argumentos de Hobbes so- un Debemos obedecer a nuestros gobernantes hasta que
bre Dinamarca, sino lo que dan a entender sobre Siria. El \•t no sean capaces de mantener la paz (solo entonces
objetivo del experimento de Hobbes era conseguir que 1\0dremos decidir quién tiene más probabllidudcs de pro-
sus lectores aceptaran que cualquier forma de gobier- h'¡:crnos. aunque, una vez concluidos los enfrcntamien-
no político es mejor que la alternativa: el caos. PueStOs a tus. debamos refrendar al vencedor sin tener en cuenta
elegir un sistema político. Hobbes prefería la.monarguía. uucstras preferencias). Nunca debemos hacer nada que
porque pensaba que no debía haber confusión alguna so- llueda amennzar la paz. Para los lectores de nuestros días
bre quién tomaba las decisiones (los parlamentos, ~u (y para muchos de los contemporáneos de llobbes), este
opinión. eran demasiado dados a las luchas intestinas). ronsejo podr!a parecer un despropósito. Implica que de-
l'ero el verdadero mensaje dcllobbcs era que no cxtste humos soportar siempre un mal gobierno ¡>or miedo a In
alternativa: debemos mantenernos fieles a lo que ya tene- falta de gobierno. Pero ¿no estaremos peor con un mal go·
mos. En 1642, cuando Inglaterra aún tenia rey - Carlos t-. bicmo que sin gobierno. sobre todo si el mal gobierno es
llobbcs insistía en que no debía hacerse nada que minara duradero? (Y puede ser muy dumdero.más de lo que dura
su autoridad, por muy descontentos que estuvieran sus una vida humana, por descontado: basta con mirar a Co-
súbditos con el uso que el monarca hocfa de ella. ¿No os rea del Norte.) El enfoque político de Hobbes. tan reacio
gusta la religión del rey? ¿No os gustan los impuestos que ni riesgo. parece impcdlt:_guc las penmmts <LUO viven bajo
os obliga n pagar? ¿No os gustan sus guerras? Pues mala la opresión puedan hacer algo_para meíorarsu política.
suerte. Pero en t65t, cuando Carlos 1 ya había mueno y Agur es donde no nos queda más remedio que dis-
gobcmaba el parlamento, Hobbcs conminaba a sus lecto- crepar de llobbes. pero no porque Hobbes se hubiera
res a que obcdeclcr:m a sus nuevos gobemantes: la mis- equivocado del todo. sino por algunas de las m1"'nes que
ma filosofía co n un resultado distinto. Hobbes creía <IUC hacen que l lnhbes esté en In cieno. Cuando cscribfa."
In rebelión contrn el rey habla sido un acto calamitoso. es- Hobbes no le interesaba cstablc~pnrncione~ent rc
túpido y traicionero, pero una vez depuesto el monarca, distintos tipos de gobierno. por<1ue consideraba que na-
pensaba Hobbcs. lo calamitoso y estúpido sería prolongar die había comprendido todavfa lo fundamental: su obje-
la agonía. Conviene ohcdcceJ sic.mprc..a.JO$.que-mftndti~­ tivo era sentar las bases de una nueva forma de abordar la
y nunca buscar alternativas. política 4ue condujcm a la paz y la prosperidad. No que-
Asr que. por esta razón, los sirios deberían haberse ría que sus lectores pensaron 4ue las alternativas polític!ts
nutntenido leales ul régimen de Assad, por muy desagra - evidentes. las que tenran delante de las nnrlces, eran las
dable. opresivo y corrupto que fuera. en vez de provocar reales: lo que quería cr.t que rompieran los esquemas de
una guerra civil. Quejarse de la injusticia de vivir bajo el la poUtica del siglo xvn. Ahom ya hemos roto los esque-
régimen de Assad fue un error, porque, según llobbes. mas: tenemos a Dinamarca.

30 31
En el mundo de Hobbes no existía un eqtúvalente a la
alternativa entre Dinamarca y Siria. La disyuntiva se situa-
ba, como afirmó en su Leviatdn, entre Lucca y Q)~
tioopla. ¿Dónde preferiríamos estar en pleno siglo XVJt:
1IK:CA
Cñüña ciudad·estado italiana libre (una ciudad en cuyas
~ICLO
murallas podía leerse UBE.IlTAS y en la que los ciudada·
nos tenían la facultad de panicipar en el gobierno) o en
XVIl
un su ltanato turco (donde todo el poder se concentraba
en las altas esferas y un capricho del sultán podía dejarnos
sin cabeza)? t..ucca t>ima mucho mejor. Pero para Hobbes
se trataba de una falsa alternativa. •Tamo si el estado es
monárquico como si es J>Ot>tdar -escribió- , la libenad será
siempre la misma.• Según ~lobbes. escribir U:DERTAS en la
ciudad no era más que mera fachada: el gobierno siempre
es el gobierno. En el siglo XVII, la situación geográfica no
era algo decisivo. Aho ra podemos ver que Hobbcs tenía
razón, aunque no en lo que él creía: lo significativo son las
diferencias que distinguen a la antigua Lucca de la mo-
derna Dinamarca. Al lado del par.úso que hoy es
Dinamarca, la vida de hace tres siglos y medio,
en el lugar que fuera. resultaba bastante
deprimente; pret:arla, violenta. conOic- o

¡jva, impredecible e inestable.


·-- ---- --- --------T---------------------·
SIGLO XXI o SIRIA lJj DfiBOO

Como Hobbes habla predicho.
DINAMARCA lJj PAAAISO
cuando la política es verdaderamen- '
te estable su poder es transforn1ador.
La política no resulta determinante
por sí sola , pero crea un espacio en
el que las fuerzas dinámicas de la
modernidad - la ciencia, la industria.
el comercio, la cultura e incluso la reli-
gión- pueden in teractuar para dar lugar a

32
una gran variedad de bienes wciales y mmerialcs. Cuan- '·' Jlolflica a lo estrictamente esencial: poder y obcdien·
do se vive en un mundo en el que algunos lugares han aJ. , '·'· coacción y consenso. El soberano hace las leyes y el
can7.ado esa t:ransfonnación y otros no. la diferencia entre JIUl·blo las obedece. Nosotros esperamos mucho más de
unos y onos es, por fuer.w, evidente: quedarse atrapado t.e JIOiflica. ¿Dónde quedan. en la definición de Hobbes.
en Siria podña ser insoponable. Voh•eremos sobre el tema J,e discusión y el debate. el enfrentamiento y la negocia·
en el siguiente capítulo. donde examinaré la cuestión de la eIón? ¿Qul! ha pasado con Jos posicionamientos. los gcs-
justlcio en el siglo XXI. tanto en tre estados dist intos como lus de carn a tu galerfa y el interm inable tomo y doca CJUC
en el seno de un mismo estado. Al Anal. sin embargo, los ••soclamos con In actividad de la polhicu? Pero, en rcnli-
honcficios sociales y materiales podrfun no bastar. De mo- tl.td, el minlmnllsmo de Hobbes es enganoso: su visión
mento, dejémoslo en que. por lo que a ahcrnatlvns se rc- ele la política sienta las bases de lo que entendemos por
fícrc. Dinamarca y Siria quedan muy lejos de Lucca y de vtda polftica. Los debates que asociamos con la polhica.
Constaminopla. Nuesrro mundo es. a la ve-.t, el ejemplo y debates sobre los impuestos y el estado de bienestar y los
la re fUI ación de la teoña de Hobbcs. i\ partir de cieno pun- derechos y las responsabilidades. solo pueden tener lugar
to, el argumento de Hobbes se devora a sr mismo. ¡:melas a una imcrprctación moderna de lo que significa
Sin em bargo. puede que lo que más distancia a Hob- ejercer el poder potrlico. Hobbes nos la ofrece.
bes del público contemporáneo sea lo rninimalista que 1fobbes comprendió que no pueden darse dcb:ues po-
se nos amoja su explicación de la política. llobbcs reduce tuicos produclivos sin un acuerdo polftico básico: el toma

-
QLW
,

FUERZAS DINAMICAS LAMODERNIDAD


35
ttWB«JSAS f'RESTACIMS vducu depende de un pacto implfcilo. A veces, las dos ca-
SOCI1J..ES y MAlBUAI..ES ' ,os de la poiftica pueden afectarse mutuamente con resul-
RIIITA IN!J!A OIWfli.E tados sorprendentes: cualquier debate polirico, ponrivial
12.681 1Allib que parezca, tiene la capacidad de cuestionar el orden po-
B. 7~ 0E lA I'CI..ACliM 9llRE lS Y68 1ia. lllico establecido. Un cnfrcntamiemo por los impuestos
TIBIE lN lR/Wl RfNUIRHIO
puede conducir a una revolució n: por eso Hobbes inten-
11\ (llle la relación entre el consenso y la coacción fuera
lo más estrecha posible. Pero lo que de verdad distingue
n llobbes es haber visto que ambos elementos van de la
mano y dependen el uno del otro. Este enfoque respalda
la idea del es1ado moderno, la institución que ha termi -
nado dominando el escenario polfl ico desde los tiempos
de Hobbes. Sus teorías señalan la transición de la polltka
premoderna a la moderna en treS aspectos cruciales.
En primer lugar, la concepción <1ue Hobbes 1icnc de
la polflica se jus1ifica a sr misma: explica la polírica en
función del valor CJUC posee de manera intrlnseca y no
en función de un conjunw de valores externos. Las no-
ciones de la polfllca que imperaban en el mundo ami¡¡uo
y la Edad Media buscaba n. Indefectiblemente, justificar
la polhica en función de otra cosa. Para los antib'\JOS. la
política se basaba en la idea de la virtud: uno cru ciudada-
no para llevar una vida recta y, gracias a la polftiCil, con-
vertirse en la mejor persona posible. Para los pensadores
medievales. la polftica se basab:oen la o-eligión: el poder
terrenal emanaba de los planes de Dios para el mundo
Cdc aquf se desprende, por ejemplo. el «derecho divino del
monarca»). Sandeces, hnhría dicho Hobbcs. Mucho peor:
sandeces peligrosas, porque daban a Jos seras humanos
o tra causa por la <1ue pelear. ¿De qué virtudes estábamos
hablando? ¿Del Dios de <¡uién? Por mucho menos habían
csoallado guerras civiles. Hobbes estaba convencido de

36 37
que la polfrica solo podría mantenemos bajo comrol si se '"ba cr:aque, sin soberano. la posibilidad de la felicidad
demostraba útil para nosotros: para la gente, tal como so- -.e desvanecen. Eso hace de Hobbcs un ·liberal• de In Eu -
mos. la política cuya juslificación reside en lo lltil que les ropa moderna en el sentido clásicg: ~.!!n él, la reali7A1·
resuha a los seres humanos comunes y corrientes es un ción personal requiere una I?_rotecciónl1!l_lftica. y no una
concepto netameme moderno. un concepto que todavía instancia polftica. ~ta no es la única visión de la I>Oiftfca
ejerce un ionujo poderoso. moderna. pero oon el paso del tiempo se hu convertido en
En segundo lugar. aunque paro llobbcs no había nada In visión lmpcnmte. En la que impera en nuestros <Has,
más im¡>onante que la polfl icn, él no crorn que la política desdo luego.
tuviera una importancia suprema. La ldcu de que Hob- Por último, la idea de Hobbcs de que lu poHtlcn se
bcs cm un abanderado del totalitarismo es completamen- basa en un ¡>acto entre Ind ividuos pana que el sobornno
te falsa. Más bien asistió a la invención de lo que hemos tome decisiones en su nombre se expresó mediante lUla
dado en llamar •vida privada•: ese espacio en el que la de las palabras clave de la política moderna: •.!.!m!l!SC.Oú1·
gente es Ubre de hacer lo que le venga en gana. 1!1 objeti- ción•. En su Leviatán. Hobbes define al sobe m no como
vo de 7A~njar las discusion<:s principales sobre la polilica • representante» de sus súbditos. lo que no significa que
era el de permitir que la geme siguiera adelante con su el soberano deba responder ante sus Slibdltos. y tam·
vida sin la pesada cargn de un debate polftlco intwnilla:.... poco. desde luego. que ellos puedan de~hacerse de él si
J.> le. C,.on una vida cívica estable tendremos el tiempo y el no les gusta lo que hace: Bobbcs siempre aborrcci<S CS'I
CSI>acio necesarios para dedicarnos a las actividades que idea. Lo que llobbes quiere decir es que el soberano ha -
más nos plazcan, entre las que llobbcs incluye discutir y llla en nomhrc de MIS s(IQdit._QS y_qy_e ellos dt:bcn accptar
pelearse y competir y figurar y. en gcneml, tratar de me- que lo ha¡¡a. A partir de esta relación. llohb¡:s crc.ó un u
drar. Se trato de actividades potcnclahncnte provechosas en tidncl..J!Q!ftlca llamada •estado•. Un estado no puede
- siempre q ue pod.au1os evitar que so conviertan en leta- idcnttncarse con el soberano porc1ue el sohentno no hn ·
les- y <1uc dan lugar al amor y al cntuslosrno y n la varie- hlu en numhrc propio: habla en nombre do sus st\bd itos.
dad y al conocimiento; que son compatibles tunto con el Y tu m poco puede identificarse con los Sli bdilos porque
amor como con la amabilidad, y no son compatibles con ellos tampoco hablan en su nombre: quien habla por ellos
In obsesión por la política. es el soberano. El estado, por lo tanto, existe c¡aando el
llobbes creía que recurrir a la política para disfrutar soberano y los súbditos mantienen una relación ~­
de una buena vida no ten fa ningun sentido. la razón de prcscntación,_y deja de exislir cuando esa relación se mm-
scrd.e la política era permitir que fuéramos nosotros mis- pe. la poHtica hobbesiana es tanto descendente como
mos quienes nos encargáramos de apanárnoslas para a~ccndente: arriba debe haber un soberano que legisle.
vivir bien. llobbes nunca pensó que los soberanos fue· pero no podrá legislar si no habla en nombre del pueblo
rnn capaces de hacer felices a las personas: lo que pcn- que tiene debajo.

ll 39
fosta también es una idea claramente moderna. Es muy cauto con la democracia, pues sospechaba que, a la
más, si sustituyéramos las palabras •soberano• y •súbdi· lurga, resultarfa demasiado comrovcnida e inestable. Se
tos- por •gobierno• y •pueblo•, podñamos decir que aquí C'tJUivocaba. Pero en la base de la filosofra de llobbes se
tenemos el concepto moderno de la polftica. L.a polltica halla una idea democrática: la de que, para que la polftl·
moderna no es ni ascendente ni descendente, sino ambas ra funcione, el pueblo debe pactar su representación. En
cosas a la vez. La política premoderno ora muy distinta. nmn to el pacto se cierra. el campo para una coexistencia
A los teóricos políticos clásicos y medievales e l concep- pncffka queda despejado. Yen ese campo todo es posible.
tu de represen tación no les dccfa ¡;rnn coso: para ellos. la l'or cjcmplc>. llevar a cabo el experimento n grnn escala
polrt lca ascendente y la descendente eran conceptos ex- de una democracia ... más ambiciosa . Pensar que el go-
cluyentes. y el carácter de la sociedad polftlca dependía de bierno representativo podrfa dar paso a formns polftlcns
la distribución del poder entre los dos extremos: en uno, más consensuadas e in teractivas. como las c¡uc tenemos
los gobernantes, en el otro, los gobernados; en uno, los ri- hoy, con cuerda a la peñección con las ideas de llohbcs. 111
cos, en el otro, los pobres: en uno. la c!llte, en el otro, las no querfa c¡ue olvidáramos que, para que exista un buen
masas: en uno, el rey, en el otro. los &úbditos. L.a polrtica ¡:obicrno, primero debemos dar nuestro consentimiento
era, siempre, para siempre, eternamente. los pocos contra para que nos gobiernen; el orden nunca puede lnvcrtirsc.
los muchos y los muchos contra los pocos. La única es- V llobbes no se equivocaba.
peranza de estabilidad residía en al¡;ún tipo de equilibrio Internarse en el mundo de la polftica hobbesiana no
entre esos elementos de In vida polftica: eso creía Aristóte· es coser)' cantar: nos obliga a paga_r un t>f(.'Cio: nos oblig;t
les, por ejemplo. Pero el equilibrio polftlco era un asunto d renunciar n visiones má.~ ambiciosas. como las que su-
muy precario. y siempre podfa romperse. Por eso. llobbes ponen que In polrtica puede hacernos mejores jlCrsonas:
detestaba la idea de equilibrio: detestaba e l reparto de po- drscarw lu j)Osihilldad de la virtud en u ras de In seguridad;
der entre distintos e lememos de la sociedad. y también tlcscnrtnln polftica como una vfa o recompensas (IUC tros-
detestaba a Aristóteles. La rcprcseruució.u acabó con Lol;l,g dcndan lo terrenal. l~stas son las mzoncs por las que du-
eso: ya no habra que CS~<oge.r..JJlU!cclto. con la r!lpresen - WtHc tanto tiempo In gemc despotricó con tra In polftica
tución ya nadie podía escoger: o e l gobierno 1. el puebi;;' modcnm, que resultaba frustrante. A muchos (ttln les pa-
Iban juntos. O~PltrtCian taruo c1.uuo como el otro:- - ree<• fnt~trantc. pero a In mayoña nos parece aceptable. SO·
t\hora pensamos que In idea de la representación brc todo cuando la estabilidad polrlica na dcmo,tmdo sus
equivale a la de las alternativa~ polfticns: hemos acaba- nu•ritn< hndrndo que nuesrm riqueza aumrntc de forma
do asociándola con la idea de la democracia; recurrimos muy significativa.
a las elecciones para elegir a nuestros repn:sentantes. y si l..a J>Oiftica hobbesiana. aun democrati1A1da, tiende a
nuestra elección no nos gusta recurrimos a las elecciones dar ciudadanos poco comprometidos. Limomtos y casca-
para sacárnoslos de encima. 1-lobbcs se mostró siempre rrabias c¡uc aceptan la política como un hecho más de la

40 41
vida pero no esperan gran cosa de ella. La aventura se la EL DILEMA DE LAS MANOS SUCIAS
buscan en otra pane. y casi nunca llegan a tomar dccisio·
nes importantes En realidad, dice llobbes, solo las toman Quedo una cuestión a la que Hobbes no respondió del
cuando su seguridad fundamental se ve amenazada. algo todo. ¿Qué se sien te al ser soberano? ¿Qué se siente al
que nunca resulta agradable y que conviene t:vitar. El ciu· 'er la persona que tiene todo el poder? llobbes se ocupó
dndano de Hobbes prefiere arriesgarse al margen de lapo· principalmeme de lo que se siente al vivir bajo el dominio
lltica. Yen esta descripción me parece reconocer algunos de un soberano (lo resumimos en pocas pnlahros: slem·
rasgos nuestros. por mucho que nos desagrade la idea: pre podrlo ser mucho peor). pero da a en tender c¡ue ser
aunque nuestro mundo polltico es muy distinto del que el soheruno no es nada fácil. r~ un papel doble: posee un
llobbes habitó. sigue siendo su mundo. poder tremendo. eso es cieno. incluso el de cmplenr unn
violencia Incuestionable, que necesitanl¡)am Impedir que
los albororudores se entreguen a la desobediencia civil.
Al mismo tiempo. sin embargo, le corresponde calmar
los ánimos: su rarea es la de sentar las bases de la pa7- Se
espero que sea responsable y aterrador, familiar y distan ·
re. diferente a todo el mundo y. aun nsr. igual <1ue el resto.
(El poder que tiene está hecho del poder que los demás
rcndrrnn si no se lo hubieran emregado.J No puede :•legar
que es alguien especial ni. desde luego. que es el elegido
de Dios. Lo jmr.garán no por quién es sino por lo que hace.
aunque eso solo puede hacerlo por ser c¡ulcn cs. Bs uno
larca csquiwfrénica. No cuesta demuslndo advertir que
esto volvcrlnloco o cualquiera.
C6mo ser bueno y malo a la vez es un desafio fundo·
rncnrnl de la polltica moderna. El rnal consiste en recurrir
a la violencia; el bien consiste en emplearla corrccrnmcntc
pam mcjoror las cosas. Pero ¿cómo va a mejorar lasco-
>OS In nmenan de la violencia? Hobbes nos dio una res·
puesta: otra respuesta. algo distinta a In ~uya, ya la habla
fonnulado antes que él un filósofo al que solcmo~ idcntí·
licor como el auténtico fundador de la política moderna.
Maqulovclo escribió El principe en t5tJ, y desde cntonct'S

41
su obra domina la imaginación polhica occidemal. Si el vmud crisliana no nos protege de las sorpresas desagrd·
lémlino •hobbesiano• ha acabado por designar un es1ado olahlcs. A quien ponga la otra mejilla, la bofelada le llegará
de bmalla campal generalizada. •maquiavélico~ ha aca- llOr el o1ro lado. Un gobernante debe usar su poder para
bado designando la búsqueda. 1aimada y sin escnlpulos. w nservnrlo. llay que dividir a los enemigos, idcnlillcar
del poder por el poder. A Maquiavelo se lo considera el dcbilídadcs. aprovechar la oportunidad: mentir. adular y
máxlmo exponcme de lo <1ue más larde darla en llamarse t·ngai\ar si hace raha. pero asegurándose siempre ele que.
realpolitiA~ la idea de que una acción polltlca está justi- 1'111rc la amenaza que 1ú supones para los demás y la que
fl cadu si beneficia a la persona que la emprende. Visto asf. los dcm~s suponen ¡Jara 11, la mya sea siempre In que más
es evideme que la violencia puedo ser buena: solo debe miedo Infunda. Según la célebre senlcncin de Maqulavc ·
permitir a qwcn la ejerce es1ar mejor que aquellos que la lo. es mejor ser temido que ser amado. Ysi oonsi¡¡ucs des·
van a sufrir. l)c lo que se desprende baslaniC a las claras ,,cnar amor sin dcíar de ser 1emido. 1an1o mejor.
<1ue cualquier otra definición del•blen• es de fracasados. Maquinvclo describe rucho comportamíen lo como
En es1esen1ido, ellérmino •maquiavélico• se queda en •vtnuoso•. Se tnlla de un buen comporuuniclllo. insls1c.
mera carica1ura de Maquiavelo. 1mno como •hobbesiano•
se queda en mera carica1ura de Hobbes. Maquiavelo fue.
en realidad. una especie de momlis1a. Su moral, sin em-
bargo. cm eminemememe polflica. Maquiavclo satirizó la
idea de la vinud cristiana y la creencia ele que la larca de
los gobernames es la de jus1lficar su mundmo ame Dios.
Como llobbes. Maquiavelo crcla c¡uc la polflica debla jus-
lilicnrsc por si misma. A difcrcncin d e llobbcs. ubordaba
el problema desde el punto de visw dcl¡¡oborn:tmc. y no
de los ¡¡ohernados. Para él. la wrca del gobcrnaniC era
la de man1encr el es1ado; esto cs. In de co nservar In lac-
IOS •us dominios. No se 1ra1aba de perseguir solamcnle la
SUI>crvivencia, sino también la gloria. Gobcrnur sobre 1us
dominios supone. asimismo. gobcmnr tu des1ino. Supone
mamenerse alena ame el papel c¡ue la suene desempeña
en la polilica.
El gobeman1e que pase por aho los riesgos imprevis-
10~ <tuc pueden aparecer en un ciclo des pejado no so-
brevivirá. y el peligro puede llegar de cualquier parle. la

45

---------
y no solo desde el pumo de vis· .amigos. paro conservar el poder. Acnían azu7,lldOS por sos
ta convencional. sino también ronsejeros. cuya tarea principal es la de asegurarse de
desde el punto de vista polltlco. <¡oe. en un momento de debilidad . sus jefes no se vuel·
l,llldea de que la poütica tiene un van demasiado buenos. En uno de los primeros episodios
código de conducta propio y dis· 'e nos ofrece una escena clave: la primero ministra sube
tinto de la moral corriente es ca- a la a7.oten con su mentor, quien le enseña. desplegado a
mctcñsticamente moderna; convierte la •uJ> pies. lo ciudad de Copenhague. Si la quieres es tuya.
política en una esfera ;aparte ele In vldo. más le dice. Pero tienes que quererla. La primera ministro es
que en un ejemplo de cómo vivir; hn1>lica que una buena mujer. pero también es polrtlcu. Con In lección
no podemos contar con los polltlcos para dar buen ejem- hicn aprendida, boja y vuelve a convocar In reunión que
plo. y les permite ser peores que nosotros scgtln nuestro ncabnbn de abandonar entre lágrimas. lin esta ocasión, lu
rasero y mejores que nosotros según el suyo. Lo que se les primera ministra se sale con la suya. amcna7.ando entre
da mejor a los políticos que al resto es la política. bOnrisas y mintiendo descaradamente. Es un momento
1:1 príncipe se escribió pensando en el candente y pre· ma<fulav<!lico.
cario mundo de la política italiana del siglo XVI, donde lAS partes más oscuras de Borgen describen una mane·
una puñalada por la espalda -o. más probablemente, un ro de hacer política que resuharia del todo familiar tanto
frasco de veneno- no era una posibilidad demasiado re- en In con e de Assad. en Siria. como en cualquier lugar en
mota. l!rn In época de los Borgin y de las ciudades-estado el que la gente compila por el poder. Polfticos del mundo
frágiles y violentas como Lucen. J>cro la nlta política tiene entero pueden leer El prfncipe y fe(;Onocer en In ohra algo
su lado maquiavélico en todo el mundo. hasta en la agra- de si mismos. Lo que está en juego en cada pals es dis-
dable Dinamarca de nuestros uras. Uno de los programas tinto - en algunos sistemas los polCticos se siguen ju¡::an·
de la televisión danesa que más <!xlto ha cosechado es do In vida, mientras que en otros los perdedores pueden
IJOf'RCII , umt serie ambientada en el despacho del nuevo jubilarse disfrutando de una pensión esplóndldo- . pero
primer ministro: una mujer (cua ndo e>crlbo estos lrncas, el juego es el mismo; una lucha para ll egar u lo m lis alto
el primer rninisrro de Dinamarca tnrnbién es una mujer; y mnntenerse en la cumbre. Este juego. por supuc~an, no
llcllc Thorning-Schmidt). Si Borgen da en el clavo no es es exclusivo de la poiCtica: lambién lo encontramos en los
porque se limite a hacer de la polftica danesa oigo atrae ti · negocios. en las artes, en la vida académica y en el de)>Or·
vo; eso no le interesaña a nadie.t.o que les gustn a los te- te. Pero su versión definitiva se sigue jugando en la arena
lespectadores es la intriga: lo!> tejemanejes, la~ puñaladas polltica. Bill Shankly. el entrenador del Uver¡>ool, bronu.'Ó
flOr la espalda. las traiciones y los rcncorc". 8orgen mues- en cierta ocasión sobre el fútbol: no es un asunto de vida
tra a pollticos daneses decentes y clvillt.udo' haciendo o muerte. dijo. sino algo todavía más lmponantc. La f><>lí·
lo que haga ralta, primero a sus enemigos y luego a sus tica ~res cuestión de vida o muerte. ~ es prL>cisomentc

46 47
su importancia. incluso en Dinamarca. donde aunque 4uicrcn conservar su poder. tendrán que emplearlo con-
los polítkos ya no se matan emre ellos. siguen muriendo tru \ liS e nemigos. Pero Maquiavelo no habrla querido que
inocemes por culpa de sus IUrbios ncuerdos. Un recorte ronfundiéramos república con principado: son práctica-
de pensiones que comribuya a mamener un gobierno en mente opuestos. y eso se debe. en gran medida. a que sus
el poder también contribuirá a la muene de algunos an- gobernantes respectivos siempre estaban cnrrcmados.
cianos más durame el invierno. 1!1 pn;.'Cio por salir victo- Y ahora, quien viva en una democmcia representativu
rioso en política es relativamen te distin to ni q ue se paga 1110dcrnn deberá preguntarse lo siguiente: ¿es una repúbii-
e n o tras esferas de la vida. En el ftitbol, los ganadores se C'H o u n l'rlncipado? Ni una cosa ni la otro. sino ambas a la
llevan dinero y trofeos; e n el a ne, dinero y prestigio; en los vez: y eso se debe. precisame nte. a q ue no es ni una cosa ni
m:gt>cios, dinero y más di nero. En la polltlca, p uede que In otm. l.!so es lo q ue Hobbes hizo: !tcabur c:on lu distinción
los ganadores no se lleven d inero, 1>ero son qu ienes dictan entre reptíblica y p rincipado. Incluso los t:!stodos Unidos,
las reglas para el resto. Se ti"Jta de un premio por el que <ruc se huc:cnllamar república. tienen en su presidente lo
vale In r>ena luchar. y que también contribuye a que los <¡ue parece un prlncipc. y en los intrigantes que lo rodean.
pollticos crean que las reglas comunes y corrientes a ellos lo que parece una corte principesca. Y en llsmdos Unidos
no les afectan. las élites. sobre todo las adineradas. son demasiado po-
El maquiavelismo no es extraño en la política moder- derosas como para que podnmos consldcmr al país una
na, pero en un aspecto crucial Maqulavelo siempre será rcptibllca maquiavélica. Obama. por su porte. no es un
m
un pensador premoderno: la primera línea de ¡Jr(ncipe, auténtico prlncipc, pues su poder se halla profundamente
en In que la mayoría d e los lectores apenas si repara, nos hmltado por la política popular, ya que depende de lo san-
do la pista: • 1ixlos /os estados, todas lns soberanías que tie- ción tan to de los ciudadanos comtmcs )'corrientes como
nen o han tenido au toridad sobre los hombres, son o han de sus representan tes. J:!¡ciste n límites constitucionales
sido o rcptiblicas o principados•. Mnquiavclo todovfa per- sit~nHlcatlvos n lo c¡ue Oba ma puede hucer c11n su poder:
tenece a ese universo binurio en el que lu política está o en no puedo em pl earlo como si de una propicdnd privada se
manos del rey o en manos de los ciud:1tlnnos. en el que el tmtam. Su deber no es el de conservar sus poscsinncs, sino
poder reside o en un par de manos o e n muchos pares de el de rcprcscntur a los Estados Unidos de América.
manos. Después de é/ prf11cipe. Maquiovclo escribió otro La po lfticn moderna conjuga el cxtraordinurlo poder
manual de política. esta vez paro el gobierno de In repú- pcr~onal que poseen sus políticos más destacados y el
blica. que echaba mano d e In experiencia his tórica de la apamto del estado. una institudón impersonal. Esta si-
ontigun Roma. En Jos Discu=s encontramos algunas d e tuación da lugar a una dinámica ética y psicológica muy
las lecciones de él príncipe. sobre todo las que nos acon- característica que va más allá de Maquiavclo. y <1ue dc-
sej:m estar atentos al papel que desempeña la suene. En bcrfamos llam ar •weberiana•. por el sociólogo alemán
los IJiscursos también <rueda claro que si los ciudadanos de principios del siglo xx Max Weber. A c!l lc debemos la

... 49
definición del estado moderno más célebre: •aquella co- bilidad consistirfa en rehuir todo tipo IMX WBER
munidad humana que. dentro de un determinado terri· de violencia con la esperanza de que
torio. reclama (con éxito) para sr el monopolio de la vio- la polhica lo resuelva todo. Los poU-
lencia rrslca legítima•. Aunque las J>alabms que destacan ticos podrfan empezar a pensar que
son •monopolio• y «Violencia•. no son éstas las más im- la poUtlca es una acrivídad ra7.ona-
portantes. Lo que el estado reclama es el monopolio de ble, legitima y moralmente accp·
la violencia • legftima•: esto es. la violencia si n réplica. Es tablc. Y no lo cs. A veces los polft l-
mlls. que la reclame no signil1e<t que el derecho sen obje- eos deben ubrar mal porque, tarde
tivo. l.o esencial es que la reclamación se salde •con éx.i- o tempruno. todo es tado acaba
to•. es decir, que el pueblo la acepte. Cuando eso sucede, teniendo que hacer fren te a ame·
se crea una •eomunidad• o institución cuyo poder será nazas reules paro la paz y la
mayor que el de cualquier individuo, aunque siempre se- s~·guridad. L.ns personas que
rán los individuos quienes ejcrwn el poder. llsta es una sie mpre siguen las reglas
definición del estado absolutamente hobbcslana. son o santos o burócratas. y
Lo que Weber com prendió fue que la existencia de como Weber :1firmó categóri·
esas •comunidades- cambia el carácter de la violencia camentc. ni los unos ni los orros pue-
polftica. No la suprime, sino <¡ue la institucionalir.a,la ra- den ser buenos políticos. (Weber crera
cionaliza y la burocratiza. Al controlur la violencia, los es- t¡uclos profesionales más aptos para la
tados más exitosos crean una serie de instituciones cuyo polftica eran los abogados y los perio-
cometido es el de gestionar esa misma violencia. Existen distas. pues ya están acostumbrados n
normas. directrices, protocolos y cadenas de mando. Los tergiversnr la ley para adaptarla a sus fines.)
polftlcus cst:ín rodeados de funcionarios y asesores jurf- La otra formn do irresponsabiliclud , sin cmburgo, es In
cllcos que les advierten de los riesgos)' de las salvedades eJe cxcclicrso con In violencia so pretexto de que no es el
a lc>s que está sujeto el uso de la fu erza. Las decisiones poUticu proplnment e dicho c¡uicnla ejerce. Se recurren
finales sobre cuándo recurrir al uso de lo fuer1.n, sin em- ella en nombre del estado para propósitos mtl> clcvndos,
bargo. deben qu~'<lar en manos de los polfticos. Ellos son que tro~clcndcn In mera responsabilidad individual. l.c>s
los únicos facultados para declamrlc la guerra al enemigo políticos <¡ue echan mano de este ra7.0narnlcnto pueden
extranjero, y son también los únicos que pueden enviarle acabar regodeándose en la violencia. pues no son ellos
la pollera nJ enemigo que tienen dentro de sus fronteras. c¡uienes deberán afrontar sus consecuencias: la decisión
Weber temra que aquello fomentara el uso irrespon- les pertenece. pero la violencia no, porque la maquina-
o;ablc de la violencia por parte de los polfticos. y con esto ria del estado se encarga de todo el trabajo suelo. Weber
w refcrfa a dos cosas distinta~. Una fom1a de irrcsponsa- no qucrfa <¡uc los poUticos olvidaran que si la d~oci,Jón es

50 !;1
suya. la violencia mmbién lo será: no pueden evadirse de mundo 1>crverso: esos presuntos polhicos. crcfa él. se en-
la responsabilidad por sus malas acciones alegando que ga~aban. y también eran tremendamente Irresponsables.
lo que ellos hacen es política, aunque sea precisamente la i\1 mis mo tiempo, Weber ternia que los llde~>S democrá ·
polltica lo que los empuja a recurrir a esas acciones. 1icos de la nueva República de Weimar fueran demasiado
este es el dilema de las •manos suciaS•: la política es L'Scrupulosos parn enfrentarse a los extremistas: confian-
imposible si no estás dispuesto a ensuciarte las manos, do en salvaguardar la integridad de su flamante cswdo,
pero si crees que la polftica lo justillca todo puedes aca- ~e descncendcrlan de las decisiones cllrlciles que cnl vez
bar hasta las orejas de sangre. ¿Cómo podemos permitir lo¡;rurínn ponerlo a salvo. Los malos se regodeaban en la
<1ue los políticos hagan daño si n inducirlos a creer que el violencia mientras los buenos, asustados, bufan a la carre-
dni'lo que hacen no importa? Weber. que no tenía solución ra. Se avecinaba la cmáscrofe polltica.
para este dilema, afirmó reiteradas veces que los polhi· 1\ cono plazo, sus temores resultaban exagerados.
cos debían considerarse personalmente responsables de (Weber murió en 1920, y la República de Wcimar lo sobre·
sus acciones reprobables, pero el significado de su afir· vivió.) 1\ la larga, en cambio, lúzo bien en preocuparse. (l.a
mación no queda muy claro: ¿es que basta con sentirse República de Weimar llegó a su fin en t933· y codos sabe-
malllOr obrar mal? Weber creía, al menos, que todo aquel mos que! pasó después.) 1\ la bom de l:t verd:1d, la demo-
que quiera ser el líder de un estado moderno debe ser cracia alemana no supo defenderse, y las consecuencias
ronsclente de las dificultades éticas que le esperan: a ve- fueron calamitosas./\ muchas democracias de nuestros
ces para hacer el bien deberás recurrir al mal. Y al mis mo díus. si n embargo. esos miedos les quedan muy lcjo~. We-
tiempo. no debes creer que tu buena obra ce absolverá de ber plumeaba el derrumbamiento del orden civil y la des·
todo el mal que has hecbo. /\ eso se rcfcrfa Weber cuando tntcción de su ¡>als: seRún sus palabrus: •una nodw rolar
hnblaba de pactar co n el diablu (Ma{lulnvclo nunca dijo c.Ju g(!lidn crudeza y hostilidad•. Bn los últi mos [li'\os de
nuda purccido, lo que, según algunos. prueba que él mis- su vida, la violencia lo había invadido todo y onu·nnz11hH
mo era el diablo). La tensión de mantener In compostura co11 dcshocarse. En este semido, Weber e~tnhnmás cerca
bajo c:unníin presión a muchos nos volverlo loros: por eso del mundo de llobbes que del nuestro. iln nu estro~ dfns
Weber dccla que la polftica no está hecha pum codos. l!stá existen rocos pafscs en el mundo má' ~c¡¡uros que 1\lc-
hecha para los políticos. mania, una democracia pacífica, estable y re~pecuosa de
Weber se enfrentó a estas consideraciones en una épo· la ley. Ycuando In política es SCg\lra, podcrnru. confiar en
ca especialmente violenta: recién terminada la Primera IIUC nuCl>tros pollticos sean mejores personO>. Se {liria <1uc
Guerra Mundial, Alemania estaba al borde de la guerra Weber penencce a otra época. más cruel.
civil. Weber veía que los revolucionarios bolcheviques de Pero el dilema de las manos sucias persiste, y nu solo
izquierdas y los paramilitares procofasciscas de derechas en los rincones del planeta que recuerda n a la Alemania
cnsal7~ban la violencia como fuer¿o beneficiosa en un que dejó la Primera Guerra Mundial. (El Bgipto que dejó

Sl 53
Mubarak es-uno. y ellrak que dcíó Saddam. otro.) Inclu - los malos o que los malos del objet ivo estén bien escogi-
so los políticos buenos y respetuosos de la ley pueden dos. A veces los cohetes fallan. y a veces se producen erro-
descubrirse haciendo cosas horribles. Durante el actual res en la idenril'icació n de objet ivos. Los daiios colaterales
gobierno de Obama se ha disparado el uso de aviones te- son inevitables: los inocenc es. niilos incluidos. cambién
ledi rigidos. los drenes. como respuesta bélíca a la amena- mueren. A veces son los ciudadanos estadounidenses los
za que el terrorismo supone aún para Estados Unidos. El que están en la linea de fuego. Las orensivas con aviones
razcmamiemo es s imple: los drones matan. pero al matar teledirigidos siguen siendo un asunto sumamente feo. Se
salvan vidas. Como pueden apuntar directamente a los derramará mucha sangre.
malos. podremos eliminarlos sin poner en pelígro la vida Un presidente escadounidense que rechazara de pla-
de soldados estadounidenses. Con todo, ni s iquiera In tec- no el uso ele drones ante la posibilidad de algunas muer-
nología del siglo XXJ puede garantizar que solo morirán tes no sería, según Weber. un polhico. lln ocasiones los

AVECES HAY QlE aiRAR WJ..


PARA HACER B. BIEN

.- RlRADE
P8..IGRO

54 55
políticos deben matar a geme para salvar vidas, pero eso. indecible, que lamenta la muene de lodos y cada uno ele
en sí mismo, no justifica el uso de aviones teledirigidos. los inocentes, que nunca toma a la ligera las decisiones
Esta eficacfsima forma de violencia dirigida por con1rol de este tipo. Sin embargo, tomarlas es a fin de cuentas su
remoto entraña unos riesgos enormes. Por ejemplo, que obligación, y es é.l quien debe decidir qué es lo mejor para
la violencia pueda parecer higiénica: para los políticos es Estados Unidos. Pero ¿qué diferencia hay entre esto y la-
muy tentador pensar que han optado por la opción más va rse las manos de la responsabilidad personal? Aunque
segura y olvidar que a los damnificados esa opción se· debemos creer que lo lamenta mucho. ¿bas1a lamentarlo
gura les resuhará sumamente desagradable. Otro riesgo para arreglar las cosas? El problema va más allá del ma·
es que se peque de racionalizar: el cálculo inmediato del quiavelismo, porque aquí están en juego muchas consi-
cos1c de vidas que se pierden y de vidas que se salvan es deraciones de o rden moral. Nos hallamos ante una Farsa
mera estimación en una situación compleja y embrollada. moral, esa que, según Weber, acaba siendo inevimble. Yel
Las máquinas de mamr eticiemes y rentables fomcman hecho de que sea inevitable puede convertirse en una ex·
la primada de la mentalidad burocrática sobre el criterio cusa para la irresponsabilidad política. •Uscuchad - dice
polflico. (Oiro grupo que, según Weber. carecfa de cuali- el político-, sé que, como dijo Weber, entrar en polftica es
dades para la política era el de los soldados profesionales: meterse en asuntos diabólicos. Usto es algo que me trae
es1aban ncosltunbrados a pensar en la violencia en ténni- de cnhe7.a. No soy un mons1n10. Odio l:Sias cosas, pero al-
nos de eficacia.) mumpleo de la violencia política entraña guien tiene que hacerlas, y resulla que ese alguien soy yo.
siempre considcn1ciones que trascienden la rentabilidad . Paso las noches en vela para que vosotros podáis dormir.
¿Y el efecto a largo plazo sobre la repumción estadoun i- ¿Basta con eso?»
dense? ¿Y el resen tlmiemc><Juese va acumulando con el La respuesta es no, no basta. Y no se trUia solo la de-
tiempo y que, a la larga, pu ede desencadenar una vio- cisión de un político. Weber se había prendado del hé-
lencia descomrolada? ¿Y los dn~os colaterales a los alia- roe polílico, soliiMio y trágico, en una época en la que la
dos de Estados Unidos? Ni los daneses han podido evi lar polílica solla ser trágica y andaba necesi1ada de héroes.
caer en desgracia: los pcllllicos da neses no han empleado A principios del s iglo XXJ, s in embargo, el equilibrio de
aviones teledirigidos, pero les ha correspondido la larca riesgos ha cambiado, y el desorden público ya no es el pe-
de aportnr parte de la información necesaria para iden - ligro número uno; 1ambién debemos enfrentarnos a los
tificar los objcúvos de los ataques. La racionalizacióti de peligros que acechan a los principios de conduela poU-
la violencia se extiende pérfidamente. La responsabilidad tica co mpartidos que una política estable ha hecho posi-
va repartiéndose has1a que llega un pumo en el que nadie bles. Los políticos comraen obligaciones no solo con sus
es1á en posición de decir que no. propios conciudadanos, sin o lambién con los cánones
¿Qué supone asu mir la responsabilidad por el maque constitucionales, con la legislación imernacional y con la
de un avión teledirigido? Obama puede decir que sufre lo o pinión pública mundial. Todos es1os fac10res conllevan

56 57
de las amenazas más terribles que entraña la violenc.ia,
empiezan a perder interés en la politica. un mero ruido
de fondo en la vida. Pero la violencia nunca desaparece
del todo. sino que se adjudica a organismos gubernamen·
tales que aprovechan nuestro desinterés para abusar del
poder que les concedemos. Hacen lo que hacen porque
se lo permitimos. Y. asr, el control de la violencia se salda
con la consecuencia no buscada de que dejarnos que la
violencia se descontrole.
El filósofo que mejor s upo apreciar esta paradójica
unas Limitaciones de las que los políticos se desentienden característica de la política moderna fue Benjrunin Cons-
por su cuenta y (nuestro) riesgo. Los políticos no pueden tan t. romántico fraoco-sulzo. novelista, experto en tcorla
limitarse a rendir cucnras a su conciencia. Un tercero. al· constitucional y político intermitente. Constant vivió hace
guien o algo. debe pedfrsclas. doscientos años y disfrutó de las ventajas <JUC le ofredan
la vida moderna y s us libertades, entre ellas la de seguir
LOS PELIGROS DE LA PAZ los dictados del corazón (como tant os o tros románticos.
Constant se enamoró de la idea de enamorarse).
Pero ¿qu ién se las pedirá? La polftica estable plantea un Constant vivió los dJas de la Hevolución Francesa y los
desafio moral tanto a los polft'lcos corno a los ciudadanos. del Terror (au nque. como l'lobbes durdnte la guerra civil
No~nt ros también podemos volvernos demasiado escru· inglesa, logró sobrevivir quitándose de en medio y hu-
pul osos en materia de violencia. pues sabemos que ya ha - yendo a Alemania cuando las cosas se pusieron realmen-
brá alguien c1ue se encargue del asunto. Nos centramos en te feas), la asccnsi(m y la calda de Napoleón y la ulterior
nuestra vida y nuestras comodidades. y hacemos la vista restauración de la mo narquJa francesa. Aquello le permi-
gorda ante los asun tos más desagradables. Las ofensivas tió ver el lado ma lo de la polrtica moderna: su capacidad
bélicas con aviones tcledJrigidos son perfectas para una de causar estragos curu1do fracasaba. Lo que distingufa a
época en In que la gente prefiere no comprometerse con Co nstant fue que creía que esos dos elementos, los place -
las cuestiones políticas más peliagudas: ojos q ue no ven. res de la modernidad y sus peligros. estaban relacionados.
corazó n que no siente. ¿Podemos culpar a los politicos si Las personas que se centra n en su satisfacción privada se
se aprovechan de la libertad que les damos parn obrar se· vuelven vulnerables a los bro tes espasmódicos de violen-
gú n se lo permitimos? cia incontrolada. ¿Porqué? Porque si todo el mundo anda
!;! peligro de la polltica moderna radica en que la esta· ocupado siguiendo los dictados de s u corazón. nadie va a
bilídad produce desafección. Los ciudadanos. protegidos vigilar lo que hacen los políticos.

58 S9
En t8tg, Consta.n t dictó una célebre conferencia en la La res puesta, sin e m bargo. no podfa ser solamente
que com p a raba la libertad política moderna con la de ésa. Los poHricos debfan vigilarse los unos a los otros,
la Anrigiledad. En la Antigiledad. dccfa, los ciudadanos pero ¿qu.íén vigilaba a los políticos? Un estado hobbe-
debfan participar en p oHLica, e l centro de su existen cia siano moderado y aniculado alrededor de una constitu-
y la base de su libertad. No podfan desemenderse de la ción bie n diseñada era peligroso. pues p ermitía que los
amena?.a de la violencia, pues era un elem ento omnlpre· ciudadanos olvidaran cuál era el puntal de s u seguridad.
sen te en unas sociedades ed ificadas sobre la esclavitud (Y por eso Hobbes h abrfa desconfiado.) Cuando la paz se
y organizadas para librar guerras in terminables. La paz convierte en la norma y la guerra en la excepción, es rácil
oo era la norma, sino una rara excepción. Los ciudada- acabar creyendo que la polftica tiene poco que ver con la
nos modernos. en cambio, con un poco de suerte podrfan vida diaria. Consta.n t previó dos riesgos: el primero. que
o lvidarse de la violencia y aprender a minimizar la im- los polflicos tejieran redes secretas de poder coactivo que
portancia de la polftica. Constant reco nocía que la idea emplearan en su propio beneficio. El im erés particular de
hobbesiana del gobierno estaba en la raíz de la transi- vigilar al otro ced erla ante el interés com ún de impedir
ción, pero consideraba que Hobbes solo habfa acertado que los tejemanejes sa lieran a la luz pública. As! nacen
a medias: había comprendido la necesidad de delegar la los pequeños estados en el seno del estado: bolsas de ri-
toma de decisiones políticas, pero no había advcrlido los queza, privilegios y paranoia que tratan de evitarse mu -
riesgos de otorgarle todo el poder a unn única autoridad. tuameme.
Cons tant creía en la sepa ración de poderes. La clave de mo tro riesgo e ra el de que la gente despenara de vez
una politica estable era conceder a los distin- en cuando de s u pasividad política y estallnra. Aquellos
to s poderes del gobierno - ejecutivo. que pierden el imerés por la polftlca no la arrinconan del
legislmivo y judicial- el de· todo: se vuelven amargados, rencorosos y proclives a las
recito de represen- fantasías de venganza; caen en manos de provocadores
tar a l estado cada que les venden cuentos de rransfommción polftic¡L Cons-
• uno en su propia tan! estaba convencido de que en la Francia prerrevolu-
calidad. Asf los po- cionaria había arraigado uno de esos cuentos: el del ideal
lflicos podrfan vigi- de la política de la Amigilcdad. donde los ciudadanos po·
larse mutuameme. clfan controlar su destino. Fijaos en la Impotencia a la que
En esa idea se basa- os veis reducidos ah o m. decía la cantinela del momento,
ha la nueva reptíblica americana y luego fijaos en los antiguos, los h eroicos griegos y los
nacida a fi nalcs del siglo xvttt nobles romanos. l~sa sf que era vida (siempre que no fue·
que Constan! rec lamaba para ras ni esclavo ni mujer ni tuvieras vida privada). ¡Hecu-
Francia. perad el poder! El resultado: e l caos. Las fantasras de un

60 61
renacimiento de la libertad polftica pura condujeron a la le intcresuban mucho. excepto la primem: en cambio, la
violencia desbocada de la revolución. religión le interesaba muchísimo_) Internet em¡>eOm aún
La polftica moderna era un auténtico ejercicio de equi- más las cosas: aunque quieras informarte sobre polflica.
librismo. Esperar demasiada participación no era realis- saber por dónde empezar y cuándo parar es dificilísimo:
1:1 en sociedades grandes. diversas y comerciales como sobra información y [alta tiempo. Todavfa no hemos salido
la Francia del siglo XlX. (Y en nuestros dfas lo es mucho del atolladero que Constant supo identificar. Los partidos
menos.) La gente no tenfa ni tiempo ni ganas de partici - pollticos ogoniwn. los periódicos desaparecen y nuestra
par en polftica, lo que sign iflco ho que no quedaba más capacidad de concemración en materia de polltlca es, en
remed io que obligarla bajo la amenn1.a de 1:1 violencia. De el mejor de los casos, irregular y caprichosa. Permitimos
las guillotinas, sin embargo, no salen buenos ciudadanos. que el gobierno se aleje de nosotros y luego. cuando des-
solo ciudadanos asustados o muertos. l'crmitJrquc la par- cubrimos que las bolsas de rique1.a. poder y privilegios
ticipación fuera demasiado escasa, por otra parte, abrfa hnn crecido sin que nadie lo impida. estallamos.
una peligrosa brecha entre los ciudadanos y sus gobier- SI bien la fantasía de una polftica como la de la Anti-
nos: el desimerés general resultarfa, por fuerlll, en malos giledad ya no ejerce el inOujo de antaño, otms fantasías la
gobiernos. La respuesta de Consmm: vigilancia sin una han rccmpla1.ado: la fantasía anarquista del Occupy Wall
ituncr•ión total Él querfa que los ciudadanos estuvieran Strcet o la fantasía origlnalista propugnada por el movi-
mejor informados sobre poUtica. que leyeran periódicos miento del Tea l':.trty. la posibilidad de que estalle una re-
y debatieran asuntos. que se al1linmn a clubes y a parti- volución es remota, pero de vez en cuando se dan brotes
dos poUticos. que les pidieran u sus represenuuncs man- de auténtica violencia. Los disturbios que tu vieron lugar
tcncr•e Hlcrta. A la vez. también debía tJucdarles tiempo en clllcino Unido en el verano de 2011 no revelaban una
poro conciliar su participación en la csfcrn p1lblícn con su sociedad fracturada. como proponfan los agoreros. sltto
vida privada. Puede que J>ttrliciprtr de vez en cuando en unn socicdud distmfda: las bolsas de privi legios co nviven
la vida p1\blíca no sea tan divertido corno llcvur una '~da con bolsas de nutélllica miseria, y entre !1mbas <JUCdnn
c;,trictamentc privada, pero a Ande cuenta~ una vida es- gnmdcs fronjus de población que no presw atención ni
trlctnmente privada e.~ una entelequia. Eludir la polftica a unas ni (1 otras. Lo arbitrario de esa violencia y la ve-
Incrementa las probabilidades de! que ésta acabe trngán- locidad con la que prendió y luego se t'xtinguió son ele-
dono~ sin previo aviso. mentos tfpioos de una sociedad en la que la ma)'Orfn de la
l>artidpar en política a medias. sin embargo. tampoco gente no se implica en política ni siquiera parcialmente.
es fdcll. Existen demasiadas distmccion~: los periódicos l.a política ya casi no le dice nada a nadie, y cuando por
no informan de lo que los polltico;, se tmcn entre manos. fin dice algo. ya no hay quien la calle. l.a política no puede
Yluego hay cosas como el deporte y el arte y el dinero y los consistir en largos periodos de indiferencia sulpicndos de
viajes y los famosos y el sexo. (A C.onstant todas esas cosas breves arrebatos de furia.

62 63
Aun así. exis1en diferencias en el modo en que las so·
cicdades modernas. es1ables y poco a1en1as. gcs1ionan
esos br01es de violencia. Algunas son mucho más pu· DISTOOIOS ~ fl. REOO 0000,
ni1ivas que otras. Dinamarca. como cualq uier o1ro país.
cucma con cárceles en las que confinar a quienes han
o ten lado de un modo significativo contra los personas y
VEROO DE 2011
las propiedades de la mayoría respetuosa de la ley. Pero
comparadas co n las de muchos otros pulses. las cárce-
les dnncsas parecen hoteles: habilacloncs confonables.
1elcvisorcs. ordenadores. zonas comunes alegres y bien
iluminadas. visi1as conyugales y una atención muy es·
pccial a la rcinserción. Yel número de cárceles es rciati·
vameme bajo. La población de reclusos daneses no lle·
ga n los cuaLro mil personas. es deeir. en 10mo a sescma
por cada cien mil habilantes. La del Reino Unido dobla
ese porcemaje (y muchos de quienes p:miciparon
en los disturbios de 20u luvicron que afrontar
penas privalivas de libenad). En E;wdos
Unidos, el porccmajc de población r(.-ciusa
es muchísimo más alto. El número toml de
presos supera los dos millones doscientos
mi l: udcmás. otros cuarro millones cstdn en llbenad
condicional o en iJbertad bu)o polabrn. Por cmla cien mil
cs1adounidcnscs hay ochocientos reclusos. es decir. un
porccnt:tje quince veces mayor que el de Dinnmnrcn. CHIJ«;FORD
En el caso de la población arroamericana. In tasn es TOTIEit!AM HALE
de cumro mil quiniemos por cien mil. o lo <IUC es lo HACKIEY
mismo. de cada veintidós persona~. una esHI en la cár· WAI.THAMSTOW
cel. En algunos lugares de Estados Unidos los ne·
gros jóvenes llenen muchas más probnbili· BATTERSEA
~TSMMH EA1J1C BIUXT~ WOOLWICH
dad es de ac.1bar en la cárcel que de const.-guir
BARKIIIG LEWISHAM
un cmpk'O. En este sentido. Es1ados Unidos y
CROYDal PECKHAM
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Dinamarca es1án a años luz. Vis1os a través del1>risma de bre lenencia de armas de ruego. hay otro que defiende su
su sislema penal. Estados Unidos está más cerca de Siria. comrol: cuando se preguma si el derecho a llevar armas
Para 1ra1arse de una democracia es1nble. Es1aclos es más imponame que el derecho del gobierno a regular·
Un idos sigue siendo un pafs asombmsamen1e violemo, las. las encues1as apuntan a una relación del
aunque en general el nivel ele violencia parece estar expe· cincuenta-cincuenta.
rimentando un descenso constante. (En varias ciudades Con IOdo. las dlscrcpancías sobre la te·
es1adounidenses los fndices de criminalidad se han des· ncncia de armas que dividen a los estado·
plomado, igual que en todos los países occidenlales.) Los unidenses quedan enterrudas gracias a un
europeos todavfa se escanda lizan ame la faciJ idad con la pacto muy antiguo sobre cómo resolverlas.
que algunos ciudadanos esladounidenses recurren a sus Es1ados Unidos s igue pareciéndose más a
armas ele ruego y la vehemencia con la que defienden su Dinamarca que a Siria; pnteba de ello es Q\te
derecho a usarlas. A muchos extranjeros 1ambién les ex· en Es1ados Unjdos los bandos enfrentados
1raña muchfsimo el recurso. todavfa vigenle, a la pena ele
mucne. En 2013, treinta y nueve reclusos fueron ejecula·
dos en I::Siados Unidos. t.os tinicos países con un número
superior de sentencias de mucne fueron lrak, Irán, Ara·
bia Saudf y China , donde cada año se ejecula a millares
de personas.
t.a de Es1ados Unidos es, por 1an1o, una sociedad pu·
niliva y relativam ente violen la que. además, está muy
dividida, 1an1o social como culluralmente. a propósito
del recurso a las prácticas que hemos mencionado. Des·
de que en 1976 se reinsrauró en Texas la pena de mu ene,
csle cs1ado ha ejecutado a quinienlas personas (un ler·
cio de ellas eran negras, :aunc1ue allf la población afro-
americana no llega al doce por cien lo). En muchos otros
eslados, como Maine, Massachuseus. New Hampshire,
Nueva York. Rhode lsland o Vermom. por ejemplo, no se
ha e jeculado ni a una sola perso na durame ese mismo
perrodo. (En la ac1ualidad. apenas el dos por cícnto de
los condados estadounidenses concentran la mayoría de
las ejecuciones.) Por cada ciudadano pan idMio de la li·

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no echan mano de la violencia para resolver sus disputas am1ados debió de facilitar las cosas). Fue una sentencia
políticas, por muy acaloradas y espinosas que sean, y por descaradamente polftica, pero los vencidos la acepta ron;
muy azuzadas <1ue estén por la religión. En el conOicto habían llegado nln conclusión de que la mejor opción era
por la libre tenencia de armas de fuego. el desequilibrio la de esperar a tomarse la revancha en 2008, en las umas.
entre las dos facciones es evidente: una. el/obbyanticon- y se In tomaron. La posibilidad de una guerra civil Jamás
trol, ticne más armas qu,e la 01ra. La sil unción es extensi- llegó n contemplarse.
va a otros enfrcnmmicmos potrticos: los republicanos es- Exi~ten pruebas empfricas muy concluyentes de c¡ue,
tán en general mejor armados que los demócratas, pero ~uando las sociedades alcan7_an cierto nivel de prospe-
aunque se dan las condiciones peñectas, no ha estallado ridad material (c.1ue suele fiíorse en un producto interior
ninguna guerra civil. Según una defini ción minlma lisw, bruto de seis mil dólares pcr cápita). los probabilidades
la democracia reprcsent:uiva moderna es un sustituto de que se vean amenazadas por la rucr7A1 son muy remo-
de la guerra civil: esto es, es un conflicto sin violencia. tas: por mucho que a los ciudadanos puedan no gustarles
Cuando un bando pierde unas elecciones. aun contando los resultados de unas elecciones. In perspectiva de un
co n armas para luchar permit e que el otro bando ocupe trastorno violento de sus pucmcas vidas todavía les gusta
el poder (y el mismo día de las elecciones. todos lo~ go- menos. Ese umbral de los seis mil dólares, sin embargo.
bernantes que rcsuhan vencidos disponen de armas para ~e rebasó no hoce tamo en paises que hoy nos parecen
resistirse. porque todavfa controlan el ejército). Por eso, c-.tnblcs. En Nucvn Zclanda.1>or ejemplo, durante la crisis
paro una potrticu estable baMu con que aquellos que tie- mund ial de los oi\os setentn. Hesu lta dlffcil imaginar un
nen ucceso a las armas dccillnn no recurrir a ellas. golpe de estado en la Nueva l'.elanda de entonces, pero
¿Ita desaparecido por completo la arncna7.a de guerra no Imposible. Durante los peores momentos de la cri-
civil en e:.tas ~ociedadcs? Parece bastante remota. desde "' de los año~ setema. en el Reino Unido llegó a circu-
luego. incluso en Esu•dos Unidos, cuyo sistema pn líti- lur t•l rumor de que el ejércho tendría que tomar curtnq en
co no (JUedó asen tado hns t:t el siglo XIX con una de las ,,¡ O\unto. t~unquc mirando hacia atr:l~ esa po,fbilldad
guerra~ civiles más atroces de la historia. Las elecciones ,e nos antoja bastante dibparatada. !Segtín part'CC. lord
prc;ldcncialc~ del año 2000, saldadas con un empa te Mou ncbaucn lmbrfa sido el jefe de gobierno de (acto, un
entre Al Gore y Gcorge W. llush. suscl tnron unn furiosa plun que parcco más salido de la pluma de 1~ G. Wude-
disputo t>Oiftlca ~obre quién era el auténtico ganador. Al - huu~c que del Mein Kompf.l En lo> mios setenta, el pro-
guno~ pcriodbtas de imaginación dcsboc.1da empct..uon ducto interior bnno del Reino Unido rondaba los dic:r. mil
a preguntarse si al final habrfn que recurrir a la violencia dólares: hoy se sitúa en los treinta y c>cho mil. lnduso la
parn decidir el resuhado. L11 decisión, nlllnal, la tomó In Grcci n de nuestros días. u pesar de la brutal cuntrttcclón
Corte Supremu (aunque dictar sentencian favor del c;tn- L'COnómica que empezó en 20o8, tiene un producto in te-
dldato cuyos pa nidarios tcnfan más probabilidades de ir nor bruto de unos veintiún mil dólares (ha perdido casi

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un tercio desde que cinco años ames alcanzara sus niveles aunque. según parece. tampoco es que hoy se viva tan
más altos). Grecia es una sociedad con muchos proble- mal allf.) l..o difícil es po:evcr las consecuencias de un de-
mas y con unas bolsas de violencia prcocupantes, pero la senlace menos apocalfpliCQ al mundo que Hobbcs creó:
guerra civil queda muy lejos. el triunfo del proyecto hobbcsiano - vernos libres tanto
Asf las cosas. ¿estamos a salvo? Darlo por sentado se- del estado de naturale7.a como de la amenaza de la guerra
da confiarse demasiado. En el siglo XXI. las sociedades civil- nos impide conocer las alternativas a ese mundo.
políticas estables se enfrentan a un problema: no sabe-
mos qu é apariencia tendrá el fracaso. Carecemos de pre-
cedentes históricos en Jos que basamos porque nos falta
el ejemplo de una sociedad próspera -segura , exitosa y
acostumbrada a los niveles de comodidades y ventajas
materiales de las democracias occidentales de nuestros
el fas- que haya ido para atrás. Lo que no significa que no
pueda suceder. Es fácil imaginar panoramas apocalíp-
ticos como el que nos presema Cormac McCarthy en su
novela Lit carret.ern, en la que una catástrofe sin determi-
nar reduce a llstados Unidos a algo peor que el estado de
nmuraleza de l lobbes, un lugar asolado por una violen-
cia atroz. la anarquía y el canibalismo. (La adaptación
cinematográfica se rodó en algunas zonas de Piitsburgh.

POLITICA
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