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Apuntes Sobre Escritura

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Julio Cortázar y Gabriel García Márquez “Consejos para un buen cuentista”

García Márquez:

1- Cuenta un cuento que te gustaría leer

“Cuando quiero escribir algo es porque siento que eso merece ser contado. Más aún, cuando
escribo un cuento es porque a mí me gustaría leerlo.”

2 - Escríbelo como si vaciaras en concreto…

“Escribir cuentos es como vaciar en concreto; si el concreto no fragua se jodió y tienes que
empezar otra vez, tiene que ser todo junto y de una vez. En cambio, escribir novelas es como pegar
ladrillos; si este muro no salió, tiras el muro y lo rehaces, corres la puerta para allá, etc. En el
cuento esto no se puede hacer. El cuento sale de una vez o no sale. El cuento se concibe de una vez
completo y redondo, y si no es así no sirve, ya no vas a encontrar cómo remendarlo y cómo
terminarlo. En el momento en que concibes el cuento lo tienes listo, íntegro. En cambio, en la
novela puedes partir de una idea o de una imagen y seguir dándole vueltas, inclusive trabajarla en
la máquina, construirla en la máquina.”

3 - Piensa que la estructura va primero

“Una vez que se llega a tener la estructura completa de una historia, en ese justo punto es desde
donde se puede escribir un cuento, un guion, una obra de teatro o una pieza para la televisión.”

4 - Mantén la intensidad y la unidad

“La intensidad y la unidad interna son esenciales en un cuento y no tanto en la novela, que por
fortuna tiene otros recursos para convencer. Por lo mismo, cuando uno acaba de leer un cuento
puede imaginarse lo que se le ocurra del antes y el después, y todo eso seguirá siendo parte de la
materia y la magia de lo que leyó. La novela, en cambio, debe llevar todo dentro. Podría decirse,
sin tirar la toalla, que la diferencia en última instancia podría ser tan subjetiva como tantas
bellezas de la vida real. Buenos ejemplos de cuentos compactos e intensos son dos joyas del
género, “La pata de mono”, de W.W. Jacobs, y “El hombre en la calle”, de Georges Simenon.”

5 - Recuerda: el cuento es una incorporación a la vida cotidiana

“El cuento parece ser el género natural de la humanidad por su incorporación espontánea a la
vida cotidiana. Tal vez lo inventó sin saberlo el primer hombre de las cavernas que salió a cazar
una tarde y no regresó hasta el día siguiente con la excusa de haber librado un combate a muerte
con una fiera enloquecida por el hambre. En cambio, lo que hizo su mujer cuando se dio cuenta de
que el heroísmo de su hombre no era más que un cuento chino pudo ser la primera y quizás la
novela más larga de la era de piedra.”

6 - Además, nace intacto…: “El cuento surge de un episodio, de una frase. Se me ocurre completo.
Hay cuentos que tengo en la cabeza y los reviso periódicamente. Yo preferiría contar cuentos en los
salones y no tener que escribirlos.”
Julio Cortázar y Gabriel García Márquez “Consejos para un buen cuentista”

7 - Y también le sirve a los novelistas

“Empezar una obra es más difícil. Siempre es más difícil empezar cada capítulo. Por eso es muy
bueno escribir cuentos. Escribir cuentos tiene la ventaja de que no hay que empezar sino una vez.
En la novela, cada vez que se termina un capítulo, el día que se va a empezar otro es terrorífico.
Siempre tengo la impresión de que la novela se va a quedar ahí. No va a seguir. Porque empezar
cada capítulo es muy difícil.”

8 - Finalmente: no olvides que el orden de los cuentos en un libro de cuentos sí importa

“Cuando reúno cuentos en un libro su orden es fundamental para mí. Yo escribo un libro de
cuentos, no reúno cuentos para hacer un libro. Sé cuál es el orden, y no me refiero al orden
cronológico en que fueron escritos, sino al orden de publicación, la secuencia de la lectura. Alterar
ese orden es, para mí, como alterar los capítulos de una novela.”

Julio Cortázar:

1 – No hay leyes para escribir un cuento, solo puntos de vista

“Nadie puede pretender que los cuentos sólo deban escribirse luego de conocer sus leyes… no hay
tales leyes; a lo sumo cabe hablar de puntos de vista, de ciertas constantes que dan una estructura
a ese género tan poco encasillable”.

2 – El cuento siempre tiene una unidad de impresión de una historia

El cuento es “…una síntesis viviente a la vez que una vida sintetizada, algo así como un temblor de
agua dentro de un cristal, una fugacidad en una permanencia”… “Mientras en el cine, como en la
novela, la captación de esa realidad más amplia y multiforme se logra mediante el desarrollo de
elementos parciales, acumulativos, que no excluyen, por supuesto, una síntesis que dé el “clímax”
de la obra, en una fotografía o en un cuento de gran calidad se procede inversamente, es decir que
el fotógrafo o el cuentista se ven precisados a escoger y limitar una imagen o un acaecimiento que
sean significativos”.

3 – A diferencia de las novelas el cuento debe ser contundente

“Es cierto, en la medida en que la novela acumula progresivamente sus efectos en el lector,
mientras que un buen cuento es incisivo, mordiente, sin cuartel desde las primeras frases. No se
entienda esto demasiado literalmente, porque el buen cuentista es un boxeador muy astuto, y
muchos de sus golpes iniciales pueden parecer poco eficaces cuando, en realidad, están minando
ya las resistencias más sólidas del adversario. Tomen ustedes cualquier gran cuento que prefieran,
y analicen su primera página. Me sorprendería que encontraran elementos gratuitos, meramente
decorativos”.
Julio Cortázar y Gabriel García Márquez “Consejos para un buen cuentista”

4 – En un cuento solo existen los buenos y malos tratamientos

“…en literatura no hay temas buenos ni temas malos, solamente hay un buen o un mal
tratamiento del tema”. “Tampoco es malo porque los personajes carecen de interés, ya que hasta
una piedra es interesante cuando de ella se ocupan un Henry James o un Franz Kafka”… “Un
mismo tema puede ser profundamente significativo para un escritor, y anodino para otro; un
mismo tema despertará enormes resonancias en un lector, y dejará indiferente a otro. En suma,
puede decirse que no hay temas absolutamente significativos o absolutamente insignificantes. Lo
que hay es una alianza misteriosa y compleja entre cierto escritor y cierto tema en un momento
dado, así como la misma alianza podrá darse luego entre ciertos cuentos y ciertos lectores”.

5 – En un buen cuento se deben de saber manejar tres aspectos: significación, intensidad y
tensión

“…el cuentista trabaja con un material que calificamos de significativo… El elemento significativo
del cuento parecería residir principalmente en su tema, en el hecho de escoger un acaecimiento
real o fingido que posea esa misteriosa propiedad de irradiar algo más allá de sí mismo… al punto
que un vulgar episodio doméstico… se convierta en el resumen implacable de una cierta condición
humana, o en el símbolo quemante de un orden social o histórico… los cuentos de Katherine
Mansfield, de Chéjov, son significativos, algo estalla en ellos mientras los leemos y nos proponen
una especie de ruptura de lo cotidiano que va mucho más allá de la anécdota reseñada”… “La idea
de significación no puede tener sentido si no la relacionamos con las de intensidad y de tensión,
que ya no se refieren solamente al tema sino al tratamiento literario de ese tema, a la técnica
empleada para desarrollar el tema. Y es aquí donde, bruscamente, se produce el deslinde entre el
buen y el mal cuentista”.

6 – El cuento es un mundo propio

Señala Horacio Quiroga en su decálogo: “Cuenta como si el relato no tuviera interés más que para
el pequeño ambiente de tus personajes, de los que pudiste haber sido uno. No de otro modo se
obtiene la vida en el cuento”.

7 – El cuento debe tener vida

“…cuando escribo un cuento busco instintivamente que sea de alguna manera ajeno a mí en tanto
demiurgo, que eche a vivir con una vida independiente, y que el lector tenga o pueda tener la
sensación de que en cierto modo está leyendo algo que ha nacido por sí mismo, en sí mismo y
hasta de sí mismo, en todo caso con la mediación pero jamás la presencia manifiesta del
demiurgo”.

8 – El narrador no debe dejar a los personajes al margen de la narración

“Siempre me han irritado los relatos donde los personajes tienen que quedarse como al margen
mientras el narrador explica por su cuenta (aunque esa cuenta sea la mera explicación y no
suponga interferencia demiúrgica) detalles o pasos de una situación a otra”. “La narración en
Julio Cortázar y Gabriel García Márquez “Consejos para un buen cuentista”

primera persona constituye la más fácil y quizá mejor solución del problema, porque narración y
acción son ahí una y la misma cosa… en mis relatos en tercera persona, he procurado casi siempre
no salirme de una narración strictu senso, sin esas tomas de distancia que equivalen a un juicio
sobre lo que está pasando. Me parece una vanidad querer intervenir en un cuento con algo más
que con el cuento en sí”.

9 – Lo fantástico de un cuento solo se logra con la alteración de lo normal

“El génesis del cuento y del poema es sin embargo el mismo, nace de un repentino extrañamiento,
de un desplazarse que altera el régimen “normal” de la conciencia”… “Sólo la alteración
momentánea dentro de la regularidad delata lo fantástico, pero es necesario que lo excepcional
pase a ser también la regla sin desplazar las estructuras ordinarias entre las cuales se ha
insertado… la peor literatura de este género es sin embargo la que opta por el procedimiento
inverso, es decir el desplazamiento de lo temporal ordinario por una especie de “full-time” de lo
fantástico, invadiendo la casi totalidad del escenario con gran despliegue de cotillón sobrenatural”.

10 – El oficio del escritor es imprescindible para escribir buenos cuentos

“…para volver a crear en el lector esa conmoción que lo llevó a él a escribir el cuento, es necesario
un oficio de escritor, y que ese oficio consiste, entre muchas otras cosas, en lograr ese clima propio
de todo gran cuento, que obliga a seguir leyendo, que atrapa la atención, que aísla al lector de
todo lo que lo rodea para después, terminado el cuento, volver a conectarlo con sus circunstancias
de una manera nueva, enriquecida, más honda o más hermosa. Y la única forma en que puede
conseguirse este secuestro momentáneo del lector es mediante un estilo basado en la intensidad y
en la tensión, un estilo en el que los elementos formales y expresivos se ajusten, sin la menor
concesión… tanto la intensidad de la acción como la tensión interna del relato son el producto de lo
que antes llamé el oficio de escritor”.

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