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ARELLANO. Al Medio Hay Sitio Cap 1, 2 y 3

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FICHA BIBLIOGRÁFICA:

Nombre del Autor o autores: Rolando Arellano

ntulo del libro: Al medio hay sitio


Tema:
Editorial: Planeta Perú
Pais, Ciudad: Perú, Lima Año: 2010
Capitulo: 1, 11 y 111 Páginas: 19 - 65
ROLANDO ARELLANO

Al medio hay sitio


El crecimiento social según los Estilos de Vida

_,_
Arellanomarketing
Capítulo I
La pirámide se resquebraja
Al medio hay sitio

¿Tienen las sociedades peruana y latinoamericana forma de pi­


rámide? Hoy quizá eso no sea cierto. Durante los últimos años
se ha empleado mucho el término pirámide social, asumiendo
que sociedades pobres, como las latinoamericanas, tienen una
distribución económica, política y social de forma piramidal. C. K.
Prahalad, profesor indio que trabaja en una universidad norte­
americana, ha popularizado más esta figura con su conocido li­
bro sobre «el marketing para la base de la pirámide»•. Con este
concepto se acepta que en nuestras sociedades hay unas pocas

o�
personas en la0 parte superior, y muchas, la mayoría; �n la pa�te
inferior- le ía 21}ir!i4�, ·-
e
ma·nú - a sírriHar, s� s�p��¡ ·que las
s�ded";d�; m:is desarrolladas no tienen esta estructura piramidal,
sino más bien una en forma de rombo. Es decir, tienen muy poca
gente en la parte superior e inferior, y la mayoría de la población
está en el centro.
E��a-�anera de ver las sociedades supone, entonces, que las más
des�r!o,1.la,das_ tienen
. .
g�andes
.
clases medias, que son su.. fue� pob-la�-
"'" -··----·- -- --- .
I
cional más importantef De acuerdo con esa visión, las sociedades
mh p�hres tendrían g'randes cantidades de pobres, co;��� �!ases
di�dias �uy pequeii�.------ -----·- ---- ·

Prahalad, C. K. (2006). La oportunidad de negocios tn la ba,e de la pirdmide. México


D. F.: Diana.

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Rolando Arellano Al medio hay sitio

Figura 1 ¿Existe una pirámide?


La pirámide y el rombo social
Si hablamos únicamente en términos de dinero, podría ser válido
considerar la existencia de una pirámide en nuestros países, pues en
Riqueza, ellos hay muchos más pobres que ricos. Sin embargo, esa pirámide
poder también es válida para cualquier país del mundo, ya que en todos
ellos, Estados Unidos o Suecia, hay muchos menos millonarios que
gente de menores ingresos. El problema. entonces, no es si se puede
o no representar a nuestros países en forma de pirámide. Lo funda­
mental es saber si esta represe·ncación es diferente a la de cualquier
otro país, sea o no desarrollado.
· El problema radica, tal vez, en las clasificaciones de nivel so­
País desarrollado País pobre
cioeconómico, muy usadas en nuestros países, pero no por ello ade­
cuadamente entendidas.

Por lo tanto, a partir de este planteamiento, se puede deducir que en Las clasificaciones tradicionales de nivel social
los países desarrollados las clases medias (que son medianamente ricas en Latinoamérica
y muy numerosas) son el sector más importante de la sociedad, y por
ello deben ser atendidos prioritariamente por gobernantes, empresas Aunque el concepto de clase social está ampliamente difundido;en
o políticos. En los países de menor desarrollo se enco�traría la para­ Latinoamérica, no existe una clara especificación de lo que ello sig­
doja de que la gran mayoría poblacional, los pobres, tendrían poca nifica. Es posible afirmar que el criterio de clase social o de n1vel
capacidad económica y peso político, y que no resultarían tan impor­ socioeconómico es un artefacto conceptual utilizado por científicos
tantes de atender. Por su lado, las clases altas, siendo poco numerosas, sociales y, eventualmente, actores económicos, para señalar una -di-.
tendrían casi todo el poder económico y político. ferenciación de individuos que «se siente», pero que no ha podido
Debido a esta situación, se han generado estereodpos que culminan explicarse aún de manera concreta.
en la subestimación de los grupos menos favorecidos. Así�-��-��i�'!yen La mayoría de organismos oficiales de estadística de los países no
la mayoría de vafores.�iales importantes a los m� rico� _(educación, presentan una clasificación por niveles socioeconórnicos ni por clases
in-;ligencia, �odernidad, honrade'L, proactividad, etcétera) y, por con­ sociales en sus documentos oficiales. De manera general, además de
traste, se considera que los pobres tienin lo op��t; (po� inform<!��n las clásicas segmentaciones demográficas (edad, sexo, etcétera), solo
y educación, fataH_.s_�o_. escasa higiene, etcétera). De pasó, a los grupos dan indicaciones de tipo económico de manera indirecta. Por ejem­
se l�-�ign;d���rminados estereoti�s rici��. (l�� ����-��- �13.:n.�os, plo, segmentan a los individuos según criterios como la ubicación
m��as que los pobres son mestizos, morenos o indios) y también wbana o rural, por tipo de ocupación (eventualmente se destaca si se
político�(k>; ricossonae-derécli:i" y-los pob:i�;�e ��_ie!.���-- trata de empleo intelectual o de manufactura, para poner por caso),
Todo lo· anterior podría ser váfido si realmente hubiese alguna por zonas de residencia, por número de salarios mínimos de ingreso o
evidencia empírica de la existencia de esa distribución poblacional y por unidades impositivas tributarias (o algún otro criterio económico
de esas características de los grupos. Sin embargo, la realidad parece relativamente estable), pero casi nunca por nivel socioeconómico.
ser otra. La gran pregunta aquí es: ¿existe realmente una' pirámide Adicionalmente, no existe una medida uniforme de los niveles
en las sociedades latinoamericanas? o clases sociales al interior de cada país. Como lo señalan Corrales,

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Rolando Arellano Al medio hay sitio

sexo o ingreso. Un individuo pobre o rico tiene el mismo poder de. Debe remarcarse, sin embargo, que hace dos años las empresas
influencia en las elecciones. de investigación agrupadas en la Asociación Mundial de Investiga­
Establecida esta realidad, ¿no sería más lógico pensar en una pi­ dores de Mercados (Esomar) han iniciado un proceso que tiende
rámide invertida? Los pobres son las grandes mayorías y tienen, por hacia la realización de una clasificación social uniforme para Lati­
lo tanto, mucha mayor influencia política que la que se le asigna noamérica. Los problemas metodológicos son grandes y el trabajo
con la pirámide clásica. En este caso, nuevamente, no se corrobora se anuncia lento, lo que resulta bastante riesgoso sobre .todo cuando
la existencia de la pirámide social a la que parecemos estar acostum­ en el mundo desarrollado se utilizan cada vez menos los criterios
brados, pues mis que una pirámide estaríamos frente a un «embu­ de clasificación socioeconómica y se consideran con mayor deteni­
do», donde los más pobres tienen mucho más fuerza política que miento criterios de mayor contenido cultural o de comportamiento.
los más ricos. Este sería el caso, por ejemplo, de Estados Unidos, donde resulta
más relevante la diferenciación de origen cultural o étnico -WASP
Figura 3 (blanco, anglosajón, protestante), afroamericano o latino- que la
lla pirámide o el embudo social? del ingreso o nivel económico.
Todo esto reafirma que la diferenciación por clases sociales -al
menos en Latinoamérica- tiene fundamentos bastante ligeros, y
probablemente esconde muchos estereotipos (económicos, racia­
les, educativos, entre otros) que convendría analizar con mayor
profundidad.

Los problemas de la pirámide

Un problema fundamental para el uso de una clasificación so­


cioeconómica en forma de pirámide es que, aunque ella responde
conceptualmente a un criterio social y económico (como lo plan­
tearon inicialmente sus principales gestores), lo común es que en
el uso diario solamente se considere el tema económico. Así, en el
Es común que los científicos s9ciales y los analistas políticos usen imaginario de la gente, un nivel alto implica mucho dinero y un
esquemas de clasificación socioeconómica basados en criterios nivel bajo, muy poco. Más aún, los criterios de educación, ocu­
bastante disímiles. Se utilizan todavía, entre otros, criterios de pación o tipo de vivienda muchas veces se usan solo para inferir
separación entre clases altas, medias y bajas, basados en el tipo el nivel económico (y no tanto el social), en la medida en que co­
de trabaj� efectuado (obreros o empleados), en el origen (rural, nocer directamente el ingreso resulta muy difícil y poco confiabl�.
urbano), en el nivel educativo (profesionales, técnicos y manua­ Bajo el disfraz de nivel social se encuentra, casi de manera exclu­
les) y, por supuesto, en el clásico marxista de la propiedad de los siva, una segmentación que todos entienden como de capacidad
medios de producción (propietarios y proletarios o asalariados). económica. /
Lo interesante es que cada autor o analista utiliza sus términos Además, el concepto de pirámide oculta la aceptación de nuevas
como si fueran compartidos por todos y evaluados exactamente de realidades sociales. En el imaginario popular, y suponemos también
la misma manera a como ellos los consideran, lo que resulta muy que en el de científicos y empresarios, las clases altas están constitui­
poco probable. das po� personas de muy alto ingreso (generalmente sobreestimado),.

28 29
·¡.
Rolando Arellano Al medio hay sitio

, de alto nivel educativo, citadinos, modernos, tecnológicos, bien edu­ Figura 5


'.);:ados (léase corteses y amables), limpios, honestos y con atributos La verdadera forma de la sociedad
. riciales específicos (blancos caucásicos). Ello no sería un inconvenien-
te si la descripción fuera acertada, pero resulta que, más allá de ese Más que una pirámide. la sociedad
primer error, su principal problema es que implica una definición peruana es un gran rombo de
estilos de vida
de las clases bajas por contraposición a ella. Las clases bajas tendrían,
entonces, muy bajos ingresos (generalmente subestimados), y serían )
de poca educación, rurales, tradicionales, poco tecnológicos, de com­
portamiento burdo y, generalmente (aunque esto se expresa de ma­
nera velada), poco aseados, deshonestos y de raza indígena, pero con
aspiraciones raciales caucásicas (ver figura 4).

Figura 4
Estereotipos asignados a los niveles sociales en Latinoamérica

Educados, modernos, blancos, inteligentes,


honrados, limpios, informados, citadinos,

l
optimistas...

Ignorantes, tradicionales, indígenas u


oscuros (con aspiración a ser blancos),
poco informados, rurales, fatalistas, poco
aseados, deshonestos...

No se puede decir que esos estereotipos �o hayan existido en la reali­


dad de la sociedad latinoamericana, pero es claro que no responden
a los profundos cambios sociales que se han dado en nuestra región
en los últimos treinta años. Parece adecuado, entonces, comenzar
a pensar que nuestras sociedades, peruana y latinoamericana,
son un rombo donde la riqueza de las personas se expresa más
en su variedad de Estilos de Vida que esa pirámide de ricos
sobre pobres a la que nos hemos acostumbrado.

30 31
Capítulo 11
Los grandes cambios sociales:
¿cómo se resquebrajó la pirámide?
Al medio hay sitio

¿Cómo la pirámide social se comienza a convertir en rombo? Este


capítulo nos muestra lo que pasó en la sociedad peruana y, por ex­
tensión, en muchas latinoamericanas.
Quizá una clasificación basada en el dinero tenía sentido hace
algunos años, cuando en nuestros países había situaciones de extre­
mas diferencias. Así como el concepto moderno de clase social nació
en la década de 1950 (en el Estados Unidos de la posguerra, cuando
la crisis económica mundial había generado muchísimos pobres y
algunos ricos), el uso de un criterio de clasificaci(m' básicamente
económica en el Perú habría sido útil entre 1950 y 1980, época de
abismos económicos.
Hoy, la situación es distinta. En los últimos años estamos vi­
viendo cambios sociales que se dan a una velocidad inmensa. En
muy poco tiempo vemos que la «estabilidad» de las clases sociales·
se resquebraja y empiezan a confundirse los esquemas tradiciona­
les de análisis. Estos procesos, a veces políticos, otras veces econó­
micos y en algunos casos sociales, han llevado a que los más ricos
pierdan algo de la fuerza que tenían, mientras que los más pobres
ganen, de manera relativa y absoluta, mayor importancia en· la
sociedad.
-·; En el caso del Perú, creemos que estos cambios se realizaron por
seis g"rándes sucesos:

1. El debilitamiento de los grandes grupos económicos rurales,


con la reforma agraria.
2. La migración del campo a la ciudad, generada, sobre todo, por
el fracaso de la reforma agraria peruana y por el terrorismo en
las zonas rurales.
3. La hiperinflación de los años 80, que destruyó la capacidad ad­
quisitiva de las clases medias tradicionales.

35.
Rolando Arellano Al medio hay sitio

4. El crecimiento de una gran economía informal, que permitió acabó con la riqueza de los grandes y medianos terratenientes, que
el desarrollo de los grupos migrantes a las grandes ciudades. conformaban la, «aristocracia» más importante del país.
5. El gran crecimiento de las ciudades en provincias, tjue amplió el El ·gobierno de Velasco generó dos grandes consecuencias. La pri­
desarrollo a nivel nacional. mera se derivó de su discurso. Por primera vez en la historia moder­
6. La elección de presidentes de «extracción popular», que hicie­ na peruana se discutió abiertamente sobre la gran división social y
ron evidente la fuerza política de las grandes masas de «pobres» económica del país. Frases como: «Campesino, el patrón no comerá
peruanos. más de cu pobreza» y otras similares resquebrajaron la aceptación que
todos, pobres y ricos, tenían del sistema social imperante: Por primera
Figura 6 vez se oyó al gobierno y a grandes masas que decían más o menos
Cambios en la estructura social lo mismo que durante años pregonaron sin éxito algunos pequeños
grupos de izquierda. Por primera vez, también, entró en escena el
Relorma agraria elemento andino en el pensamiento social, pues el símbolo de la re­
� volución fue Túpac Amaru II, a quien se le atribuyó erróneamente la
frase señalada más arriba.
La segunda consecuencia, mucho más importante y evidente­
mente no esperada por sus gestores, fue la generación del caos en el
M. . /
campo peruano, pues las grandes masas campesinas se quedaron sin
1grac1ón la posibilidad de un sustento decoroso. Así, el gobierno militar de
/
lnlormalidad ,,.,,,
Velasco inició a la verdadera revolución que vendría después, cuan­
Gobiernos populares/ ,,.,,,
Crecimiento de provincias / do los campesinos, obligados por la pobreza y la desorganización
de la reforma agraria, debieron abandonar sus tierras y llegar a las
ciudades a instalarse para buscar nuevas formas de subsistencia.
El gobierno velasquista no fue un caso excepcional en Latinoamé­
El debilitamiento de los ricos: rica. En realidad, movimientos parecidos de gobiernos militares de
la crisis de la estructura ag raria izquierda -inspirados en los de Gamal Abdel Nasser en Egipto y
Fidcl Castro en Cuba- se sucedieron en Brasil, Argentina, Bolivia y
El Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas, con el gene­ Panamá. Paralelamente, ocurrió la primera elección de un gobierno
ral Juan Velasco Alvarado a la cabeza, destrozó la economía agraria comunista en la región. Salvador Allende había ganado en Chile.
tradicional del Perú al acabar con el elemento central de susten- Todos estos gobiernos no solamente facilitaron la destrucción
to de la misma: el latifundio. Con la destrucción del latifundio y de la economía agraria, sino que colaboraron fuertemente con el
la incapacidad de generar alternativas eficieÍ-ÍteS-mediante sistemas desa.qollo g�l,.t$_.c;jµ_dades,..aLap.Qyar .el crecimiento industrial. Esos
éoopei;atl\;¿s; desapared6 la estructura que' hubier� sido ne���aria ·gobiernos, -inspirados por la Comisión Económica para Latinoamé­
p�-�a li';g�i��-Ícura moderna: las economías productivas de las gra1)­ rica y el Caribe (Cepal}, bajo la guía de Raúl Prebisch, decretaron
des extensiones (hay que considerar, sin embargo, que el laüfundio la política de sustitución de importaciones: cerraron las fronteras
peruano no funcionaba de esa manera, sino que, salvo excepciones de todo producto importado que podía ser producido en el país. Es
notables, lo hacía como grandes extensiones de un solo propietario, justameme a partir de esta política que surgieron muchos pequeños
otorga.das en conc��ión a campesinos que las trabajaban a la manera e�presarios, algunos de los cuales se convirtieron en nuevos grandes
de minifundios). (Con la reforma agraria, el gobierno de Velasco grupos económicos hoy vigentes en nuestros países.

36 37
Rolando Arellano Al medio hay sirio

El crecimiento de los pobres urbanos: Lo mismo ocurrió, pero en magnitudes y tiempos diferentes, en
las migraciones los países del sudeste asiático, como Corea o Singapur. Y, actual­
mente y con mayor fuerza, en China.
Las migraciones del campo a la ciudad, que se presentaron en casi Estos fenómenos migratorios, objeto de varios libros y estudios
todos los países latinoamericanos a parcir de los años 60 y continua­ como el que José Macos Mar publicó en 1984, Desborde popular y
ron ininterrumpidamente hasta fines del siglo XX, son un elemento crisis del Estado3 . fueron de gran magnitud, no solamente absoluta,
fundamental de la historia latinoamericana moderna, pues cambia­ sino también relativa. Como se observa en el gráfico 2, en el caso .
ron el mapa de relaciones entre los grupos sociales. Alrededor de de Lima los migrantes empezaron a llegar en gran cantidad a la ciu­
Lima, Arequipa, Chiclayo, Huancayo y Trujillo, inicialmente, se dad en los años 60, crecieron en los 70 con el fracaso de la reforma
formaron inmensos cinturones de pobreza. agraria de Velasco y se incrementaron en los 80 con la amenaza de
Es con esta enorme migración que crecieron las principales capi­ Sendero Luminos�. En 2007 ya representaban casi dos tercios de la
tales de la región, hasta alcanzar dimensiones que pocos años atrás población total de la ciudad. Es en estos grupos donde se ubica la ..
nadie hubiera imaginado. Ciudad de México y Sáo Paulo pasaron de mayoría de las nuevas clases medias, es decir, la parte más gruesa del·
ser ciudades de unos pocos millones de habitantes a situarse entre las rombo actual.
urbes más pobladas del mundo, con más de veinte millones de perso­
nas. Y en la misma proporción se situó el crecimiento de Lima, Cara­ Gráfico 2
cas, Bogotá, Río de Janeiro y algunas ciudades de Centroamérica. La Crecimiento de los migrantes (nueva Lima) en Lima
mayor prueba de esta migración se encuentra en la conversión de los . . -.------------------------

----
5 000 000
Lima nueva - -"
países de Latinoamérica en naciones con un grado de urbanización se­ ------5.399.544\.,
mejante al de los países desarrollados. Se rompió, así, la usual asocia­ +--------------�..,._:::-_-__
- ______
r----------�::::::::=::
_,,,,,­ :::::::;:;:;;;;;;;;�;:;;:;�
4.000.000

ción de que un país desarrollado era i�aJ ·;. un país urbano, y que un
, Lima tradicional
país pobre era igual a un país rural. Los datos están en el cuadro 2. 3.000.000
, ,' 3.063.075

Cuadro 2 2.000.000 =--=---='----------------


+-------=-�
Porcentaje de población urbana en Latinoamérica
1.000.000+----
...
..-,,-
,
,,,, .... -'"
....�-------------------

80% a 100% 70%a 79% 46%a69% o�-----------------------


1981 1993 1998 2007
Argentina Colombia Bolivia 1961 1972

Fuente: Arellano, Rolando (2004). Ciudad de /Qs Reyes, de ÚJs Chávez, ÚJs Quispe...
Brasil México Costa Rica Una visión social y de mercado de la nueva urbe latinoamericana (en colaboración
Chile Perú Ecuador con David Burgos). Lima: Epensa.
Puerto Rico El Salvador .;,

Uruguay Guatemala <=:orno inicialmente fueron rechazados por los gobiernos y las clases
Venezuela Honduras alcas y medias tradicionales, estos grupos invadieron los terrenos
más desolados o indeseados alrededor de las ciudades (los d�siert�s
Nicaragua
de Lima, los cerros de Río de Janeiro o de Ciudad de México) y
Panamá
Paraguay 3 Matos Mar, José ( 1984). DesbortÚ populary crisis tkl Estado. Lima: Instituto de Estudios
Peruanos.

38 39
Rolando Arellano Al medio hay sitio

se �5.e_l�g-�?__I!�k.lnfQI!Il-ª1i4aq. tanto_ f><!ra la construcción de sus_ formal, que conformaban la clase media tradicional de nuestros paí­
viviendas, como para l�g_en _ c::_��ci�n de sus empresas y..pegocios, e ses, quienes más sufrieron.
incluso para sus opera¿iones económicas o financieras.· Se trataba de una clase media que cumplía adecuadamente su
rol de bisagra entre los grandes propietarios industriales y la clase
La destrucción de la capacidad adquisitiva obrera, y que estaba compuesta mayoritariamente por empleados,
de las clases medias: la hiperinflación citadinos, occidentalizados, que vivían en los barrios tradicionales
cercanos a las clases altas, a las que deseaban pertenecer. Ellos vie­
Entre 1970 y 1990 se presentó en toda Latinoamérica un fenóme­ ron su ingreso fuertemente minado por el fenómeno inflacionario,
no económico que contribuyó a trastocar más el panorama social: pues, en la medida en que vivían del salario que les pagaba la gran
la hiperinflación, resultado de las políticas de gasto de los gobiernos, 0 mediana empresa, la inflación los hacía cada vez más pobres: el
sustentadas únicamente en créditos internacionales y en la impresión sueldo no les alcanzaba para pagar los precios paulatinamente más
de moneda sin sustento. Esto generó un crecimiento exponencial de elevados. Este grupo, que constituía el sustento «moral» de la so­
los precios, al punto que un kilo de arroz que hoy costaba cinco soles ciedad de clases, de un momento a otro comenzó a darse cuenta de
podía subir a doscientos unas cuantas semanas después. En los 80 se que sus hijos ya no podían estudiar «decentemente» (el precio de
llegó a tener hasta 8.000 por ciento de variación de precios anualmen­ la universidad privada se elevaba) y que ellos tampoco lograban el
te, mientras los sueldos subían en proporciones mucho menores. nivel de vida «decoroso» al que estaban acostumbrados. Muchos,
En el caso del Perú, aunque también ocurrió con Fernando Be­ empleados medios de grandes empresas o funcionarios de gobier­
launde y Alberto Fujimori, la época más dura del proceso inflacio­ no, perdieron su estatus y empezaron a hablar insistentemente de
nario fue sobrellevada por el primer gobierno de Alan García. En «el fin de la clase media».
países vecinos, Argentina fue el caso más crítico, pero lo sufrieron Iban perdiendo capacidad económica y poder, y se iban acer­
fuertemente también Brasil, Bolivia, Chile, entre otros países. cando a las clases bajas, con las que nunca se identificaron. Por eso,
Como la inflación es un fenómeno que ataca al dinero y no a muchos decidieron migrar al exterior, generando otro gran éxodo
los bienes, afecta mucho más a quienes viven de un salario que a peruano. Lo mismo pasó, de manera más marcada, en países donde
quienes tienen otro tipo de ingresos, pudiendo incluso fortalecer l as clases medias eran ya mayoritarias en la sociedad, como Argenti­
a los que poseen propiedades. Así, los más ricos de la sociedad, el na, Uruguay y, parcialmente, Venezuela.
dueño de la fábrica de zapatos o el propietario de una zapatería,
sufren menos con la inflación, puesto que pueden vender sus c./ El crecimiento de la economía informal
productos cada vez más caros (aunque quizá en menores canti­
dades). Los más pobres, que conforman esa gran mayoría de pro­ La pérdida de poder adquisitivo y de fuerza social de los ricos y las
ductores informales o comerciantes independientes que generan clas es medias hubiera sido simplemente uno de los síntomas de una
sus ingresos día a día, también pueden ajustarse a la inflación. situación generalizada de crisis económica en toda la sociedad, pero
Así, la señora que vendía menú tuvo la posibilidad de subir sus no fue así. Paralelamente a esos fenómenos se generó uno de creci­
precios en función del precio de los insumos que compró en el miento en las clases más bajas, entre otras razo'nes, por la incapacidad
mercado ese mismo día, y el cargador de mercado hizo lo mismo de control de los gobiernos y por la miopía de las grandes empresas.
con su tarifa. ·· Los -g�biernos de la época, que estaban tal vez organizados para
¿Quiénes fueron, entonces, los más afectados? Los empleados controlar una economía agraria latifundista y sin muchas compli­
formales de empresas, que recibían quincenal o mensualmente un caciones, se encontraron frente a un problema que no habían ima­
salario previamente determinado. Fueron estos grupos con empleo ginado. Dar servicios a una Lima de poco más de un millón Je

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Rolando Arellano Al medio hay sitio

personas, y quizá a algunas cuantas ciudades pequeñas de unas Como lo mostró a mediados de los años 80 Hernando de Soto ·
decenas de miles de habitantes, era tarea inmensamente más fácil en El otro sendero4, la informalidad generó miles de pequeñas empre­
que acender a varios millones de personas concentradas en la ca­ sas productoras de bienes, decenas de miles de personas dedicadas
pital o en algunas provincias. De la misma manera, exigir el pago al comercio, ambulatorio o en mercados espe�ialmente diseñados y
de impuestos a algunos cuantos ricos mineros o agrarios que repre­ financiados por ellos, y también facilitó que se construyeran cientos
sentaban el 80 por ciento de la producción del país era mucho más de miles de viviendas de material noble. El mismo tipo de creci­
simple que hacerlo con cientos de miles de unidades productivas. miento informal, con mayor o menor profundidad, sucedió en Co­
Las migraciones habían desbordado la capacidad de los gobiernos lombia, Bolivia y México, por citar solamente algunos de lo� casos
de controlar las actividades de la población y también de darles los más evidentes, y también en África y varios países asiácicos5.
servicios que ellos necesitaban.
l
·Ese crecimiento hubiera sido posible en gobiernos con mayor .
Sin posibilidad de darles servicios, por un lado, y sin capacidad capacidad de control y organización? No lo sabemos, pero es evi-
de controlar a los nuevos cicadinos para exigirles el cumplimiento sfe dente que la incapacidad de estos dio origen al gran fenómeno eco­
1� leyes y el pago de los imp_uestos, se originó el círculo vicioso --o nómico de creación de riqueza paral�la al sistema formal tradicional
quizá virtuc;,so, depende desde dónde se lo vea- del crecimiento de de los países latinoamericanos.
la informalidad.· La gente no pagaba impuestos y, por lo tanto, el ,.
gobierno no podía proveerle de servicios. Esto, a su ve:z, justificaba El crecimiento de las provincias
el no pago de impuestos, y así el problema se extendía de manera
indefinida. La llegada al siglo XXI marcó una nueva etapa en este acercamien­
Paralelamente a la imposibilidad de control del Estado, otro to de los extremos ricos y pobres de nuestro país: la del desarrollo
aspe- ci:ó ayudó al �recimiento de una economía paralela: el desin­ de las provincias. Hasta el final del siglo XX el Perú era Lima y
terés de las empresas tradicionales por los mercados de los nuevos Lima estaba constituida por unos cuantos barrios. Sin embargo,
grupos migrantes. Las grandes empresas tradicionales continuaron pronto los limeños, y más aún los nuevos limeños, descubrieron
atendiendo únicamente a las clases citadinas tradicionales, ignora­ que las fronteras de la capital estaban mucho más allá de los límites
ron el. inmenso mercado que se desarrollaba en los extramuros de que conocían. Lima también era los «conos» (así se llamaban antes
las ciúdades, y dejaron crecer una industria y un comercio parale­ a las zonas de invas ión, hoy Lima Norte, Lima Este y Lima Sur),
lo para servir a estos nuevos vecinos. Aparecieron, en los nu�vos por lo que la ciudad de los Reyes tenía cinco millones de Chávez
barrios, decenas de fábricas de ropa y �patos a precios accesibles y de Quispe, tan limeños como los tradicionales «mazamorreros»,
y diseñados para sus gustos, junto con cientos de talleres de solda­ como se les llama en el argot nacional.
dura y servicios de construcción Adaptados también a sus propias Pero, cuándo comenzaba el milenio, junto con el crecimiento
necesidades. de la economía limeña, se observó, por primera ve:z en la historia
Si al desinterés d� los formales st: le añade .el grat?- apoyo que económica peruana, que muchas provincias crecían a tasas más altas
significó para esas peq11eñas empresas el no tener .comp�tencia ex- que la capital. ¿Cuál era la razón más impor�ante? Probablemente el
. tranjera debido a la política de :Sustitución de importaciones ins­ hecho de que las tres grand�s fuentes de crecimiento de la economía
pfrada en la Cepa!, el resultado es un.terreno inmensameo.te fértil peniana de los últimos años, la minería:, la agroindustria y el turis­
para el crecimiemo informal. ¿Qué más podía esperar un pequeño mo, se liabfari generado en las provincias.
productor, con ideas y ganas de trabajar, que un mercado sin control
gubernamental donde, además, no existían competidores internos 4 Soto, Hcrnando de (1986). El otro sendero. Lima: El Barranco.
o externos? 5 Arellano y otros (1994). Ln mtreprim infonnella dans k monde. Québcc: Prcsscs de
l'Université Lava!.

42 43
Rolando Arcllano Al medio hay sitio

El gobierno siguience, el primero de Atan García, reconoció ofi­ andino, ese que hasta hace muy_poco era estigmatizado en la socie­
cialmente a las migraciones y a los cambios sociales. Esto se vio refle­ dad formal pemanai
jado en la política de otorgamiento de títulos de propiedad a los pue­ En el aspecto económico también comienza a generarse. una
blos jóvenes. Esa quizá fue la base de la victoria de Alberto Fujimori. mayor legitimidad .social. Luego, de aft�s' de credmieflti:>'\ioclfl- ·
Sin duda, esta no fue una elección reflexiva, basada en la preferencia to» en los mercados de las grandes mayorías y mu<;h� veces ·en
por un programa de gobierno coherente. Fue el rechaw de las grandes la informalidad, los nombres de grupos empresarialesimuy.'fuér­
masas a los candidatos · políticos de la sociedad tradicional. El «Chino» tes y r�specados suenan cada vez más alto, atÚ1qúe, geri�raliherice,
sin pasado, hijo de migrantes (aunque, según investigaciones poste­ guarden un perfil bajo, ante la prensa y la opinión: pública: Allí
riores, él habría ve1_1ido de Japón), era mucho más cercano a la gran estaríardos Torvisco (p�nturas y bebidas), los. PeralesJ-I���cai;u�a
masa popular que un eminente escritor miraflorino. Era atractivo, (café), los Añaños (bebid�); los O�iedo (azócat' y ¿¿�ercib);'>d�s
además, que sus vicepresidentes fueran un exitoso cholo cusqueño, Flores (textiles). No se pued� qejar de mencionar a los Ró4ríguez
Máximo San Román, y un directivo de la Iglesia evangélica peruana, R.�dríguez (leche), ;dos Pr.er. (pescar agro) y a los W:ong fetai�.
muy enraizada en la población más pobre del país. quienes, en e� i�agiríario social, son triunfadores con:_car�cter\Sfi­
Luego, el fenómeno Alejandro Toledo repitió la historia. Demos­ cas diferentes a las .·de .los grupos'. semitradicionales, comó:l6s Ro-·
tró que la cercanía social y afectiva eran elementos más importantes mero ·(a pesar de ser· también d¿ origen provinciano)" ó Rodr�ghh'.
que los contenidos de las propuestas de gobierno. Con un único Pastor....�
argumento político -ser otro cholo exitoso--, logró ser elegido ¿Qué se viene? Sin ninguna duda, el créciqüento mayor ·dé,>fa'
presidente del Perú. fuerza sbcial de estos migran.tes, la a�ptación credent� de sus có�!.
No puede negarse el casi triunfo de Ollanta Humala en las elec­ tuCl_lbres y un �ayor peso en la ec.onomía. Como se ve en la ;figura
ciones de 2006, quien obtuvo el voto mayoritario de los campesinos 8, luego de migrar a las ciudad�, loshueyos_citádinos·comentlron
:-
del sur del Perú, a pesar de tener a los medios de comunicación de r:nanera casi permanente a crecer .e'n· bienestar,y ca,pacidad eéo­
en contra, o quizá debido a ello. Ollanta Huma.la, con su discurso no�ica/ mientr� que las clases)nedia.uradicfo:ci,ales�.dlsmiQ,úÍat(fa
xenofóbico y racista, es la confirmación de que las masas .populares suya�Hoy pa�eciera que am�as
lfneas se.están cruzand? y.qt'.ie.:esc'o�:
tienen, por número, mucho más poder político que el que hasta ese n4evo,s cii:adího� �tán: 'ádquirien4�-legiti�id�d soda!) il·misfn.c{hi/
·
momento se les había asignado. vel qiie lasdáses tradidonales:': ':· ,,: ' ·,,,·· ,, . ( :-�:./··
. ·'

La legitimidad social

Hoy pareciera que el camino de ascenso de las clases populares está


relacionado con la aceptación social. La tercera generación de mi­
granees ya comparte üñiversldádes:-discotecas y música: formación,
diversión y cultura. Para un limeño de familia tradicional ya no es
extraño tener amigos que vivan en Los Oli�os (el barrio más avanza­
do de la periferia). Mucho menos, que este amigo tenga un apellido
andino. Ir de compras a un centro comercial de Lima Norte o Lima
Sur ya no es, tampoco, como hacer un viaje interplanetario. La ter-
cera generación de las wnas nuevas, los nietos de. los migrantes,
reivindican sus barrios y han empezado a darle valor a su pasado

46 47
' •. �· 1 � ., ... � •
Rolando Arellano

Figura 8
lCada vez más importantes?

Legitimización de los migrantes

Capítulo 111
Clase media tradicional
Los nuevos «p obres»: ¿cómo son
los pobres y los ricos de hoy?

Vida rural Crisis Migración Lucha Conquista Crecimiento Legitimización


rural 1960 1970 1980 1990 2000 social

Resumiendo, diversos fenómenos «reforzaron» las partes más débi­


les de la pirámide económica, mientras otros debilitaban a las más
fuertes. La reforma agraria de Velasco y la hiperinflación debilitaron
el poder de los ricos tradicionales y de las clases medias citadinas.
Las migraciones a las ciudades, apoyadas por la ineficiencia de los
· gobiernos para guardar la formalidad legal, permitieron a los pobres
acceder a una cierta capacidad de acumulación de riqueza. Final­
mente, diversas elecciones mostraron a la sociedad que estas grandes
masas de pobres tenían la capacidad de elegir a los gobernantes del
país, haciendo valer por primera vez la esencia de la democracia:
una voz igual a un voto. AJ final, con ricos algo más pobres y con
pobres algo más ricos compartiendo la misma vecindad, se estaría
formando una sociedad donde cada vez es más difícil diferenciar a
los unos de los otros.

48
Al medio hay sitio

¿Son los pobres de hoy tal como los imaginamos? No, en realidad
ellos son bastante más ricos y modernos de lo que los estereotipos
nos dicen.
Es evidente que los peruanos y latinoamericanos de hoy no'son
los mismos que los de hace algunos años. Antes los más ricos vivían
en Lima, en las clásicos barrios ricos de esa ciudad, como Miraflores
y San Isidro, y, quizá, hasta en )esús María o Lince, típicos bárrios
de clase media. Mientras tanto, el 80 por ciento pobre vivía en casas
precarias en las zonas invadidas que rodeaban las ciudades.
Hoy, no se puede decir lo mismo. Hay fortunas en Miraflores y
también en los nuevos barrios emergen,tes, como Comas. Hoy las<Ciu­
dades y los barrios ya no presentan un hivel de riqueza uniforme.
. Si antes se decía que en Lima estaba la riqu� y en provincias, la
pobreza, hoy Trujillo, Arequipa y Cajamarca son prósperos en pro­
ducción ·y movimientos comerciales. En muchas ciudades del interior
es imposible cl�ificar si un distrito es mayoritariarrie�te de nivel :eco­
nómico alt�, m�dio o bajo. ¿Podríamos señalar distritos claramente
altos o medios en Pucallpa o en Iquitos? Quien conozca esas regiones
se dará cuenta de la tr�menda mixtura social. Por eje�plo, en el Día
d.e San Juan, la fiesta más importante de la selva peruana, el gran em­
presario maderero, el dueño de l:i, bo°deguita, ei vendedor de helados
y el estibador del puerto celebran juntos al lado del río, y comparten
unas cervezas y la mis�a comida tradicional.
El poder político ya no está concentrado en los grupos t�adi­
cio,nales A o B, y es difícil encontrar alcaldes que no sean claros
rep�esentantes de la mayoría poblacional de su ciudad. Incluso en
el Congreso de la República, poblado tradicionalmente por una
«élite» intelectual, política o social, hoy vemos muchos represen­
tantes de los grupos más pobres, personas sin mayor trayectoria

51
Rolando Arellano Al medio hay sitio

política, algunas de ellas casi con ninguna educación fo_rmal y con que sobre ellos se invirtió para construir casas de material noble y ba­
un dominio muy básico del español. rrios habitables7• Lo que sí es cierto es que un gran porcentaje de estas
Además, algunas empresas de avanzada ya comenzaron a darse propiedades no está debidamente registrado o legalizad�. De ahí qu�
cuenta de que, como sucede en los países de economías más desarrolla­ Hernando de Soto señalara que no se puede hacer efectivo su valor m
das, el verdadero potencial comercial está en los grandes grupos sociales para la venta ni para la hipoteca. Sin embargo, creemos que esa falta de
y no en los pequeños «nichos» de mercado de los grupos privilegiados. · legalidad no disminuye el valor de uso de la propiedad, que permite al
La empresa mexicana Electra, socia del Banco Azteca, es un caso claro propietario derivar el dinero que pagaría en alquileres hacia otros cipos
de este tipo de orientación en varios países latinoamericanos. de consumo. Así, una familia tradicional que gana mil cuatrocientos
Para llegar a todo esto, se debe sortear una serie de percepciones soles al mes y paga cuatrocientos de alquiler de su vivienda tendrá la
erradas y prejuicios con respecto a la verdadera capac¡'dad económi­ misma capacidad de gasto que una familia de las zonas periféricas que
ca de los pobres. solo recibe mil soles, pero que es dueña de su vivienda.

La valoración inadecuada de los «pobres» Gráfico 3


Posesiones: situación de la vivienda que se ocupa
Quizá el error más común que se comete al intentar analizar al 80
por ciento de pobres del Perú es que se sobrestima su pobreza, al 88% 85%
84%
81% 78% 78%
hacer una apreciación errada del tamaño verdadero de su riqueza.
Es aceptado -y corroborado con las estadísticas oficiales- que
los 1,pobres» de las ciudades latinoamericanas tienen ingresos muy in­ i:::,.:
\'
feriores a los de las clases medias tradicionales. Esta idea parte de un
análisis «formal» del ingreso de las familias, sin tomar en cuenta los di­
versos componentes de este ingreso ni su verdadero aporte al bienestar
18% 16%
final de los individuos. Algunos factores que explican esta miopía son
los daros referentes a los bienes patrimoniales, la propiedad informal,
el cosco de vida y la producción para el autoconsumo.
Total A B e
Los pobres tienen más bienes patrimoniales ;f : Propia completamente pagada 1 Propia aún pagándola a plazos
- ti! Alquilada 1 Casa de un familiar/ prestada/ usufructuada
Si en las grandes ciudades latinoamericanas se analiza el porcentaje de
familias que viven en casas propias, se descubrirá que en las zonas mar­
ginales el 95 por ciento de las familias viven en una casa donde no se La informalidad es mayor entre los pobres
paga alquiler (5 por ciento de E, como se ve en el gráfico 3). En las cla­
ses medias de las mismas ciudades, el porcentaje llega al 18 por ciento, Hay muy poca información sobre los verdaderos ingresos de los
y disminuye claramente conforme se reduce el ingreso. La diferencia «pobres», puesto que un porcen�aje importante de ellos no se re­
radica en que la mayor parte de propiedades de los pobres fueron ad­ gistra. Se sabe que en los países latinoamericanos como México,
quiridas a raíz de una invasión, a diferencia de las clases medias tradicio­ Colombia, Brasil o el Perú un aldsimo porcentaje de la economía
nales que debieron ahorrar y pagar por ellas. Sin embargo, hay que decir
que el valor de los terrenos invadidos se incrementó inmensamente, ya 7 Arcllano Marketing (2007). Emidio nueva Lima 2007.

52 53
Rolando Arellano Al medio hay sitio

(al menos el 30 por ciento) está sustentado en actividades informales La producción para autoconsumo
y que esta informalidad ocurre sobre todo e1:1 las llamadas clases
«marginales». Entonces, puede asumirse también que es en esos Los migrantes realizan muchos más trabajos, en su casa o negocio, que
grupos donde se oculta más información. Así, si se asignara a los un miembro de las clases más altas o tradicionales, que encomienda
«pobres» solamente el 50 por ciento de los ingresos supuestos de la el trabajo y paga a un tercero. Así, el padre de familia migrante cons­
economía informal, se incrementaría por lo menos en 10 por cien­ truye con sus propias manos su vivienda, al punto que más del 50 por
to su ingreso estimado. Todo esto sin considerar que la mayor casa ciento del cemento que se vende en el Perú es destinado a la llamada
de evasión de impuestos se encontraría, todavía, en estos sectores. autoconstrucción. Esa práctica es inexistente en las clases medias o
altas, aunque paradójicamente ocurre en los países más desarrollados,
El costo de vida es diferente como Canadá o Alemania, donde el costo de la mano de obra es tan
alto que los mismos propietarios de las viviendas se encargan de reali­
Mucho más relevante que los dos aspectos anteriores es el menor zar algunas construcciones o reparaciones.
costo de vida asumido por los «pobres» en relación con las clases Entre los más pobres, la madre de familia es quien suele cocinar
tradicionales. Puesto que los nuevos migrantes han crecido sepa­ y llevar la comida al marido o a los hijos que trabajan. Probable­
rados de la ciudad formal, han podido crear sus propios círculos mente también lavará y reparará ella misma la ropa. En cambio, en
económicos en donde la mayoría de productos y servicios tienen un hogar de mayores ingresos, habría que tener en cuenta los gastos
costos SU$tancialmente menores a los tradicionales. Mientras la co­ de restaurantes y lavanderías.
mida básica de un trabajador en un restaurante de las zonas más El aporte del trabajo comunitario y del trueque de servicios entre
pobres cuesta entre tres y cuatro soles, el costo del mismo menú amigos y paisanos constituye una norma permanente de conviv!!ncia
en las zonas tradicionales está entre los ocho y diez soles. Incluso vecinal. Hoy yo te ayudo a «llenar» el te�ho y mañana tú me das una
las empresas formales que han comenzado a acercarse a ellos tienen mano para hacer las zanjas de la nueva habitación que construiré en
precios diferenciales importantes. Mientras la entrada a una función mi casa. Además, a falta de la presencia del Estado, debe incluirse
de cine en la Lima tradicional cuesta aproximadamente quince so­ también la géneración entre vecinos de diversos servicios, como 1a se­
les, en una zona de �grantes (con las mismas comodidades de sala guridad ciudadana y la solidaridad con los más necesitados. Sin duda,
y la misma película) cuesta la mitad. las «polladas», almuerzos comunitarios para reunir fondos, movilizan
Estos grupos, además, al no seguir las modas de la clase alta, más dinero en el Perú que muchas ONG dedicadas a la solidaridad.
tienen sus propios códigos y fuentes de abastecimiento de vestido
a precios mucho menos altos que los otros. Y está de más señalar Las características específicas del ingreso
que lo mismo pasa con los precios de las viviendas, la salud y el
estudio. El ingreso que los pobres reciben se hace en condiciones distin­
Se han creado, pues, «círculos económicos diferenciados», donde tas a las de los grupos tradicionales. El dinero llega en montos
los menores ingresos alcanzan para dar bienestar superior al que pu- · menores, en plazos más breves y, sobre todo, con amplia varia­
dieran dar en zonas más tradicionales. No hacer este tipo de análisis bilidad. El típico migrante «pobre» no es un asalariado, sino un
equivale a considerar que darfa lo mismo ganar tres mil dólares en comerciante o pequeño empresario, o, en sus inicios, un emplea­
Nueva York que vivir con esa suma de dinero en Lima o en Santiago do de estos. Por lo tanto, recibe sus ingresos diariamente o de
de Chile. manera esporádica (en función de las ventas realizadas) y no con
la frecuencia fija, quincenal o mensual de los que tienen empleos
tradicionales.

54 55
Rolando Arellano Al medio hay sirio

Gráfico 4 Si se considera, entonces, el ingreso no registrado, la generación de


Ingresos: forma y periodicidad productos y servicios para autoconsumo y el aporte de los bienes pa­
trimoniales, y si se corrigen los ingresos por el cosco de vida menor
(codo ello multiplicado por su gran número), las nuevas clases emer­
gentes tendrían un nivel económico mayor del que usualmente se
les considera. Aun cuando sus ingresos son muy variables, no dejan
de ser un mercado muy importante pata cualquier economía, como
lo están comprobando las empresas formales que han comenz.ádo a
proveerles productos y servicios.

La mala interpretación de los datos económicos

El uso errado de los datos estadísticos contribuye a la distorsión de


la percepción de la verdadera capacidad económica de las mayorías.
Por ejemplo, como se observa en el gráfico 6, ¿dónde cree usted que
se encuentra la mayor cantidad de usuarios de internet?

Estos ingresos frecuentes constituyen montos relativamente peque­ Gráfico 6


ños, que desde un punto de vista formal parecerían irrisorios, pero Penetración de internet por nivel socioeconómico
que son muy variables. Un día cualquiera puede recibir más dinero
que el promedio, pero en otro puede tocarle no recibir nada. Evi­
dentemente, esto genera graves problemas para la planificación de
87%
sus gastos y condiciona muchos de los productos o servicios a los
que pueden acceder. Para quienes miden la economía de manera
tradicional, entender este tipo de ingreso es mucho más complejo y,
por lo general, terminan por subestimarlo.

Gráfico 5 A B
Periodicidad del ingreso de los niveles socioeconómicos C, D y E
Quizá la mayoría de personas dirá que es evidente que el mayor
52%
potencial está en los grupos A y B, y que los niveles más ba­
jos serían mucho menos interesantes. Sin embargo, si tomamos
en cuenta el verdadero tamaño de cada nivel socioeconómico y
transformamos los porcentajes en número de personas, veríamos
que el resultado cambiaría drásticamente (ver gráfico 7).

o E
Mensual r�}:{l Quincenal mil Semanal • Diario•

56 57
Rolando Arcllano
Al medio hay sitio

Gráfico 7
pobres son poco educados, no muy inteligentes, fatalistas, tradiciona­
Porcentaje del total de usuarios de internet por nivel socioeconómico
les, no muy honestos y poco amantes de la limpieza.
36% La raza es otro elemento fundamental de distorsión en la eva­
1, ,·· ·
·> 26% luación de la verdadera composición social de los peruanos. Los
21% estereotipos más difundidos suponen que las clases altas son citadi­
nas por esencia, además de ser blancos europeos, mientras que los
7% ·, 10%
,-.-,-,--·•- pobres son de cultura rural e indígenas.
,i:-.�·-¡-:-
1 ¡
Estos estereotipos no resisten a un análisis detallado. Es proba­
1.,.-.
i
A B e D E ble que existan altos niveles de educación en los grupos más ricos,
pero esto no significa que lo contrario sea una característica general
Contra lo que el sentido común pareciera decirnos, la mayor can­ de los más pobres. En los grupos más pobres existen, sin duda, al­
tidad de usuarios de internet en el Perú se encuentra, sin ninguna gunos analfabetos ,. personas tradicionales y fatalistas, pero cambien
duda, en el grupo C. Le siguen el D, el B, el E y al final el A. Lo hay una gran cantidad de personas con educación universitaria,
mismo sucede cada día con el rating, que se mide siempre en fun­ usuarios intensivos de internet, conectados con el mundo a través
ción de los niveles sociales. Es usual pensar que un programa de de esta vía, y también mediante la gran cantidad de amigos o fami­
televisión o radio, que supuestamente «es» de A o B, porque tiene liares migrantes que la mayoría tiene. Además, nada justifica que
una penetración de 30 por ciento en cada uno de ellos, y no de C se afirme que un grupo es más honesto que el otro: los índices de
o D porque allí llega solamente al 15 por ciento, en realidad tiene robo en los nuevos autoservicios de las wnas pobres es similar al
una audiencia mucho más importante en los niveles considerados de las zonas ricas.
más bajos. El 15 por ciento del nivel socioeconómico D (o el 31 por Además, si bien existe una mayor proporción de blancos caucásicos
ciento de la población) es mucho más que el 30 por ciento del nivel �ntre los más ricos que entre los pobres, también es cierto que entre-los
socioeconómico A (o el 5 por ciento de la población), pero pocas más ricos la proporción de mestiws supera largamente a la de blancos
personas parecen notar esta evidencia. europeos. La idea de que «la plata blanquea» parece ser una verdad en
nuestras sociedades. Como diversos trabajos de investigación han mos­
Los prejuicios sobre los pobres y los ricos trado, y algunos intelectuales como J�rge Bruce o Martín Tanaka han
discutido recientemente, el tema racial parece ser más un sím�lo �de
Existe 'un problema más grave que la «miopía» de los aspectos eco­ miopía social con respecto a las diferencias entre ricos y pobres, que una
nómicos. Esta es la manera en que el imaginario social ha tratado verdadera evidencia de la estructura de nuestra sociedad.
las características de los grupos sociales en función de su ingreso, Los «pobres» de nuestros países tienen en realidad mucha más
suponien3o que los grupos económicos más ricos poseen la mayo-· riqueza de la que las estadísticas o la visión formal les asigna. Existen
ría de atributos considerados «positivos» de la cultura tradicional, muchos «ricos» entre las clases populares que no son debidamente
mientras que los más pobres tendrían aquellos menos apreciados. comprendidos, porque las segmentaciones basadas en el dinero evi­
Es natural que se piense que quienes pertenecen a los niveles eco­ dente y manifiesto ocultan su presencia.
nómicos más altos tienen altos niveles de educación, de intelig�;,_cia,
que son en esencia modernos, cosmopolitas, optimistas y sumamente Se sienten clase media
informados. Que son muy educados y respetuosos de las reglas socia­
les y que son honrados y limpios. A partir del estereotipo de los ricos, Mucho más allá de las evidencias económicas y de los errores de '
se genera un estereotipo casi opuesto con respecto a los «pobres». Lós · apreciación en relación con los pobres en nuestras sociedades, existe

58 59
Rolando Arellano Al medio hay sirio

un aspecto que no puede soslayarse: la mayoría de los «pobres» se ¿Y los nuevos ricos?
siente parte de la clase media.
Si los pobres de hoy no son tan pobres como se suponía, lo mismo
Gráfico 8 podría suceder con el estereotipo de los ricos. Ellos no necesaria­
Autoidentificación a la clase social a la que pertenece mente son tan modernos y occidentalizados como se pensaba, pues
háy una gran cantidad de personas que responderían a las caracterís­
ticas económicas de los niveles socioeconómicos altos, pero que no
corresponden al estereotipo clásico de estos grupos.
Esos «nuevos ricos», nombre que peyorativamente daban a quie­
nes ingresaban al mundo del bienestar de las clases altas y medias
tradicionales, son hoy la mayoría de los ricos del país. Ellos integran
grupos económicos de gran capacidad financiera, pero sus gustos
y manera· de pensar e invertir corresponden a una realidad social
diferente. Quien quiera incluirlos en sus mercados deberá comenzar
a entender su manera de ser y de pensar.
El estereotipo de los ricos clásicos tampoco corresponde a la rea­
lidad. Quizá el lector imagine que todos los miembros del nivel
Alta• Media• Bajall! Muy baja. socioeconómico A poseen casa de playa, auto deportivo de lujo y
viajan al extranjero, de vacaciones, un par de meses al año. Eso no
En el gráfico 8 podemos ver que el 64 por ciento de la gente da- es ni lejanamente cierto. El 5 por ciento de la población, que es el
. sificada como Á, según los criterios de APEIM, se considera a sí que representa el nivel socioeconómico A en Lima, corresponde a .
.
misma clase media. Pero mucho �ás importante es que el 70 por trescientas mil familias, cuyo ingreso mensual promedio es, toman­
ciento de la clase calificada como C se considera a sí misma media. do la cifra mas alta encontrada en diversos estudios, aproximada­
Lo mismo sucede con el 35 por c_iento del C y el 20 por ciento de mente, doce mil soles (alrededor de cuatro mil dólares). Téngase
los clasificados como D. en cuenta que en toda la zona chic del sur de Lima no hay más de
¿Qué nos muestran, entonces, estas respuestas? Que el concepto de diez mil casas de playa y que la venta de algunas marcas de autos
clase media tiene una significación diferente para la gente común y co­ de lujo en el Perú no llega ni siquiera a las cien unidades anuales.
rriente que la que los científicos o investigadores han tratado de darle. Es muy probable, entonces, que, cuando pensamos en los ricos del
En segundo lugar, que probablemente la interpretación de lo que es ser nivel socioeconómico A, estamos inconscientemente refiriéndonos
clase media tiene también interpretaciones diversas entre las personas a «los más ricos del nivel A», que son solo una porción del grupo
y los grupos sociales (es una cosa para el pobre y otra, para el rico). más privilegiado de la sociedad, desde el punto de vista económico.
En tercer lugar, que los conceptos de clase alta, media o baja que co­ Es decir, pensamos solamente en algunos privilegiados que se en­
rrientemente se utilizan corresponden más a un «sentimiento» de quien cuentran en la punta de la pirámide o del rombo, en este caso que se
los utiliza que. a una herramienta de análisis específica. ·Lo real es que encuentran en la punta más alta del nivel socioeconómico A.
nuestros estudios demuestran que la mayoría de ciudadanos de nues-. Para entender a los grandes grupos poblacionales de nuestros
.
eros países se sienten clase media (situados en un nivel superior a otros e· países, a los llamados pobres y también a los ricos poseedores de las
inferior a algunos) y esperan el mismo nivel de respeto que se debe dar nuevas fortunas del país, es necesario tener una visión diferente de
a quienes las clases tradicionales han considerado clase media. �nálisis. Este libro propone la segmentación por Estilos de Vida.

60 61
Rolando Arellano Al medio hay sitio

La visión externa polarizaciones como la nuestra. Se trata de una metodología de in­


vestigación que se superpone a otras para provocar nuevos macices en
nuestro acercamiento hacia los universos del mercado y la política.
¡Vivan las paradojas!
Cuando en este capítulo el autor propone al rombo como una for­
Sandro vénturo 8 ma para entender la arquitectura de los grupos sociales, en contra­
posición a la pirámide de la estratificación social, no solo está de­
Las palabras nos traicionan y nos hacen pasar malos momentos. A batiendo con la metodología basada en la tipificación de los niveles
veces, inclusive, nos invitan a tomar malas decisiones, can malas que socioeconómicos, sino, principalmente, está enfilando sus interro­
luego nos cuesta mucho revertir el equívoco. La principal responsa­ gantes contra un sentido común dominante. Y este sentido común
bilidad la tienen las dicotomías, porque reducen la diversidad de los no solo le da volumen a las ideas de la gente de la calle, sino, tam­
vestuarios y los estilos de la gente a dos cajones. bién, a un amplio conjunto de analistas que no han podido escapar
Cuando de�imos que algo está mal pronto asumimos que no tie­ de esa visión que organiza la sociedad en clases so�iales claramente
ne nada bueno o que lo tiene muy poco. Cuando identificamos que definidas.
existen intereses opuestos entre dos grupos de personas, nos cuesta La sociedad peruana de la primera década del siglo XXI se parece
imaginar que, al mismo tiempo, pueden existir preocupaciones co­ muy poco a la del siglo pasado. Ya desde las migraciones de la segun­
munes que relativicen esa polarización, y nos ayuden a construir da mitad del siglo XX, las ecuaciones sociales se habían desvanecido
acuerdos saludables. de cal manera que indígena dejó de ser sinónimo de pobre, analfa­
Lo mismo sucede con las identidades. Si somos parte de un equi­ beto, rural y quechuahablante, aunque todavía subsiste la extrema
po, rápidamente comprendemos que no debemos simpatizar con pobreza en las alturas andinas. Y lo mismo se puede decir del otro
el otro equipo, pues de eso depende el éxito en el juego. Si 001> extremo imaginado: blanco ya no remite inequívocamente a rico,
sentimos parte de una comunidad, nos educamos para reafirmar educado, urbano y bilingüe. Lo nuestro es un laberinto social de cho­
nuestra identidad a partir de la negación de la comunidad contra la ledades, en el que las «clases altas» se han andinizado y los «sectores
que competimos. populares» se han mesocratizado. Y entre ambos extremos parece
El mundo de la academia no es la excepción. Generalmente, existir un infinito de posibilidades. Nuestro mundo social, tanto en
cuando un nuevo enfoque o paradigma conquista nuestra aten­ el Perú como en gran parte de Latinoamérica, es un amplio abanico
ción, tendemos a asumir que lo anterior es caduco o, lo que es de identidades que desafían las ecuaciones poscoloniales que carac­
peor, que la investigación pretérita ha estado sistemáticamente terizaron a nuestras repúblicas en permanente zigzag entre las crisis
y las modernizaciones.
equivocada. Con el tiempo comprendemos que cada teoría res­
ponde a una época y que la suerte de los nuevos enfoques depende Sin embargo, esta inacabable pluralidad puede ser abordada
de la creatividad con la que se reinterpretan, y no solo se niegan, desde la segmentación por Estilos de Vida, pues se trata de una
los antiguos aportes. propuesta que busca tipificar este laberinto de identidades, ya no
En estas páginas se propone una nueva capa de interpreta­ desde la mirada estamental de las clases (o los estratc:>s, los niveles
ción, desde el paradigma de los Estilos de Vida, que no anula a socioeconómicos, etcétera), sino, ta1;1bién, desde un enfoque que
los enfoques que critica. Eso es importante en una sociedad de · detecta actitudes y comportamientos, transversales entre los grupos
sociales. Se trata de una mirada qud; como dice el autor, no corta
8 So�!ólogo y comunicador. Director de estrategia y gerente general de Toronja Comuni­ para separar, sino que señala para integrar.
caaon Integral.

62 63
Al medio hay sitio
Rolando Arellano

La sociedad peruana está viviendo en la última década una sucede al mismo tiempo y las cosas se dan como se dan. La contra­
progresión de las identidades que se apoya en el emprendimien­ dicción no está en la realidad, sino en las paradojas mentales que
to y el cosmopolitismo. Esto no significa, sin embargo, que no vivimos ante las nuevas interrogantes; la contradicción se activa en
subsistan relaciones asimétricas y excluyentes, y que la pobreza las confusiones que animan las diversas formas de comprensión de
siga siendo el principal freno para constituir por fin una sociedad la complejidad de la vida.
de ciudadanos. Tampoco implica negar que persista la fragmen­ En la vida social, la paradoja mental es lo normal. Por ejemplo,
tación social y la debilidad de nuestras instituciones. Pero es en la gente actúa según las virtudes que profesa y también, al mismo
estas contradicciones que se actualizan Estilos de Vida que van a tiempo, en función de los pecados que apenas reconoce a escon­
la vanguardia de estos procesos contemporáneos, así como a su didas. La historia muestra que algunas dictaduras han generado\
retaguardia. cambios democratizadores y, a su vez, demasiadas democracias salen
Nadie porta, lo sabemos, una única identidad, y las identi­ adelante a partir de liderazgos imperativos, cuando no autoritarios.
dades de hoy son líquidas en el sentido que toman la forma de La vida social es, lo dicen bien los maestros, un complejo tramado
las diversas tareas y contextos dentro de los cuales actuamos. En de progresiones y regresiones simultáneas.
un mundo de redes de información y comunicación virtual, de Pues bien, creo que Rolando Arellano nos ofrece una lectura
mercados cada vez más rápidos y flexibles, de agentes públicos alternativa que va contra los supuestos en los que descansan muchos
ganados al espectáculo mediático, en un planeta así, vienen emer­ analistas e investigadores. El autor irrumpe con una metodología ri­
giendo ciudadanos multidimensionales, y está claro que una única gurosa y creativa, y la presenta de tal forma que está dirigida a todos
aproximación a este universo ya no es suficiente. La interpretación los lectores interesados en los grandes temas de nuestra sociedad.
por Estilos de Vida permite un acercamiento audaz y detallista Después de casi veinte años de investigaciones, estas páginas ofrecen
sobre una vida cotidiana experimentada como un laberinto que una mirada inédita en los estudios sociales peruanos.
cimienta, a la par, las estructuras socioeconómicas más poderosas . Octavio Paz decía que la tradición es una sucesión de rupturas.
de la humanidad. Arellano propone una.
El estudio de Arellano es un aporte muy valioso porque, en­
tre otras consideraciones, enriquece una línea de interpretación de
nuestras ciencias sociales, que se inició con el estudio de las migra­
ciones, las urbanizaciones y los movimientos sociales. Luego, en el
oscurantismo de la década de 1990, se vio opacada por fenómenos
que aún nos aquejan, como la anomia y la fragmentación social.
El Perú de hoy se debate en nuevas tensiones, como inclusión
versus exclusión, crecimiento versus pobreza, integración versus des­
confianza. Mi impresión es que la tipificación por Estilos de Vida
nos permite auscultar con mayor flexibilidad dentro de las intersec­
ciones de estos decisivos fenómenos.

Si algo he comprendido a mis;cuarenta y tantós años es que siempre


estamos aprendiendo a lidiartcon la contradicción. No la co�tra­
dicción que supuestamente ;xiste en la realidad, pues en ella todo

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