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Estudio Biblico Del Libro de Hechos Cap 19

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Hechos 19.

Tercer Viaje @ Efeso

Luego de permanecer un corto tiempo en Antioquía, Pablo


inició su tercer viaje. El propósito de este viaje no era tanto
“evangelizar”, sino consolidar las congregaciones de
creyentes que habían sido establecidas en el primer y
segundo viaje.

(Hechos 18:23) Y después de estar allí algún tiempo, salió,


recorriendo por orden la región de Galacia y de Frigia,
confirmando a todos los discípulos.

VISTA A EFESO

En el segundo viaje, Pablo se detuvo en Éfeso, pero sólo


brevemente. El dijo que regresaría pronto, si Dios se lo
permitía (Hechos 18:19-21)—y así fue…

(Hechos 19:1a) Aconteció que entre tanto que Apolos


estaba en Corinto, Pablo, después de recorrer las regiones
superiores, vino a Efeso…

Al final del capítulo 18, vimos que mientras Pablo regresaba


a Jerusalén y Antioquía, otro personaje apareció en Éfeso:
Él era un creyente llamado Apolos. El creía en Yeshua (gr.
Jesús), pero aun no había tenido su experiencia con el
Espíritu Santo. Aquilas y Priscila se dieron cuenta que
Apolos todavía le faltaba aprender muchas cosas. A Pablo
también se le hizo evidente, porque cuando llegó a Efeso, se
dio cuenta que los creyentes allí les faltaba dar pasos
importantes de fe…
(Hechos 19:1ª-5) … y hallando a ciertos discípulos, (2) les
dijo: ¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis? Y ellos
le dijeron: Ni siquiera hemos oído si hay Espíritu Santo. (3)
Entonces dijo: ¿En qué, pues, fuisteis bautizados? Ellos
dijeron: En el bautismo de Juan. (4) Dijo Pablo: Juan
bautizó con bautismo de arrepentimiento, diciendo al
pueblo que creyesen en aquel que vendría después de él,
esto es, en Jesús el Cristo. (5) Cuando oyeron esto, fueron
bautizados en el nombre del Señor Jesús.

Tal como explicó Pablo, el bautismo de Juan consistía en


llamar al arrepentimiento al pueblo de Dios. Arrepentirse
en hebreo es teshuva, y significa: regresar, retornar. Es el
reconocimiento que uno se ha desviado del camino de Dios,
pero en ese momento se toma la decisión de volver a hacer
las cosas como Dios manda.

Por otro lado, el bautismo en el Nombre de Yeshua es la


señal externa de una confesión de fe, de parte de aquellos
que han creído que Yeshua es el Mesías, nuestro Salvador, y
el hijo de Dios.

A los discípulos de Éfeso sólo se les habían enseñado acerca


del bautismo de Juan, pero no del segundo. Creían en el
Mesías, pero no lo conocían por nombre. Así que, por
instancia de Pablo, se bautizaron en el Nombre del Yehová,
y luego también recibieron el bautismo del Espíritu Santo.

(Hechos 19:6-7) Y habiéndoles impuesto Pablo las manos,


vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas, y
profetizaban. (7) Eran por todos unos doce hombres.
Pablo vio la necesidad de quedarse en Efeso por un tiempo,
enseñando en la sinagoga.

(Hechos 19:8) Y entrando Pablo en la sinagoga, habló con


denuedo por espacio de tres meses, discutiendo y
persuadiendo acerca del reino de Dios.

Como hemos visto en todos los lugares, unos recibieron


bien el mensaje, pero otros lo rechazaron…

(Hechos 19:9) Pero endureciéndose algunos y no creyendo,


maldiciendo el Camino delante de la multitud, se apartó
Pablo de ellos y separó a los discípulos, discutiendo cada día
en la escuela de uno llamado Tiranno.

Mientras que le dieron el espacio en la sinagoga, Pablo


compartió allí. Pero cuando el rechazo llegó al colmo de
maldecir “el Camino” (es decir, la fe en Yeshua como el
único camino que nos lleva a Dios), entonces Pablo salió de
allí. Salió de la sinagoga, pero no de la ciudad. Lucas
cuenta que Pablo enseñaba en “la escuela de Tiranno”.
Algunos comentaristas dicen que ésa era una escuela
durante el día; por las tardes quedaba vacía, así que Pablo
aprovechó el local para enseñar allí a sus discípulos.

Pablo permaneció en Éfeso enseñando a los creyentes por


un tiempo largo. El fruto de esa prolongada estadía fue muy
grande…

(Hechos 19:10) Así continuó por espacio de dos años, de


manera que todos los que habitaban en Asia, judíos y
griegos, oyeron la palabra del Señor Jesús.
Los estudiantes (heb. talmidim) de Pablo en Éfeso
multiplicaron el mensaje del Evangelio, llevándolo a todas
las ciudades de la región de Asia Menor, como una especie
de “misioneros”. En el tiempo en que Pablo enseñó en
Efeso, se abrieron iglesias en Esmirna, Pérgamo, Tiatira,
Sardis y Filadelfia. El mensaje también se propagó a otras
ciudades en la región, y se fundaron iglesias en Colosas,
Laodicea, Hierópolis.

Éfeso se convirtió en un centro cristiano muy importante.


También Timoteo y Juan pasaron tiempo allí como líderes
de la iglesia local.

Durante su estadía en Éfeso, Pablo escribió la Primera Carta


a los Corintios.

En su carta, reconoció el valor de su estadía en Éfeso.

(1 Corintios 16:8-9) Pero me quedaré en Efeso hasta


Pentecostés; (9) porque se me ha abierto una puerta
grande para el servicio eficaz, y hay muchos adversarios.

MILAGROS

El mensaje de Pablo se multiplicó no sólo porque sus


palabras eran convincentes, sino por los milagros que
rodeaban su vida.

(Hechos 19:11-12) Y hacía Dios milagros extraordinarios


por mano de Pablo, (12) de tal manera que aun se llevaban
a los enfermos los paños o delantales de su cuerpo, y las
enfermedades se iban de ellos, y los espíritus malos salían.
Como hemos visto desde el principio de Hechos, los
milagros juegan un rol importante en convencer a la gente.

(Juan 20:30-31) Hizo además Jesús muchas otras señales


en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas
en este libro. (31) Pero éstas se han escrito para que creáis
que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo,
tengáis vida en su nombre.

Unos exorcistas se admiraron de los milagros que Pablo


hacía en el Nombre de Jesús. Trataron de hacer lo mismo,
pero no por fe, sino para su propio beneficio…y no les
funcionó:

(Hechos 19:13-14) Pero algunos de los judíos, exorcistas


ambulantes, intentaron invocar el nombre del Señor Jesús
sobre los que tenían espíritus malos, diciendo: Os conjuro
por Jesús, el que predica Pablo. (14) Había siete hijos de un
tal Esceva, judío, jefe de los sacerdotes, que hacían esto.

Resulta ser que estos exorcistas eran judíos; no sólo eso,


sino que era de linaje sacerdotal. La pregunta que nos
hacemos es: ¿Qué hacían ellos en Éfeso, una ciudad que se
caracterizaba por la idolatría y la magia? Seguramente
estaban fuera de lugar, tratando de lucrar de sus
conocimientos espirituales.

Por su educación levita, era evidente que ellos conocían


ciertos secretos del ámbito espiritual. Probablemente
conocían el poder del santo Nombre de Yehová…pero no
conocían a Yeshua, e hicieron mal uso de Su Nombre…

(Hechos 19:15-16) Pero respondiendo el espíritu malo,


dijo: A Jesús conozco, y sé quién es Pablo; pero vosotros,
¿quiénes sois? (16) Y el hombre en quien estaba el espíritu
malo, saltando sobre ellos y dominándolos, pudo más que
ellos, de tal manera que huyeron de aquella casa desnudos
y heridos.

Esta experiencia, aunque no era correcta, dejó una gran


lección para todos…

(Hechos 19:17-20) Y esto fue notorio a todos los que


habitaban en Efeso, así judíos como griegos; y tuvieron
temor todos ellos, y era magnificado el nombre del Señor
Jesús. (18) Y muchos de los que habían creído venían,
confesando y dando cuenta de sus hechos. (19) Asimismo
muchos de los que habían practicado la magia trajeron los
libros y los quemaron delante de todos; y hecha la cuenta
de su precio, hallaron que era cincuenta mil piezas de
plata*. (20) Así crecía y prevalecía poderosamente la
palabra del Yehová.

* 50,000 piezas de plata era equivalente aproximadamente


a 5 millones de dólares. Una pieza de plata equivalía al pago
de un día de trabajo.

Muchos creyeron en Yeshua, tanto judíos como gentiles,


incluyendo a hombres que se habían dedicado a la magia.

PLANES DE PABLO
Luego de pasar un tiempo prolongado en Efeso, Pablo
comenzó a considerar seguir su camino. Su intención era
regresar a Jerusalén, pero antes quería aprovechar a visitar
las congregaciones que se habían formado en Macedonia y
Grecia.

(Hechos 19:21) Pasadas estas cosas, Pablo se propuso en


espíritu ir a Jerusalén, después de recorrer Macedonia y
Acaya, diciendo: Después que haya estado allí, me será
necesario ver también a Roma.

Antes de tomar camino, Pablo envió a emisarios,


posiblemente para que le reportaran si valía la pena hacer
el viaje.

(Hechos 19:22) Y enviando a Macedonia a dos de los que le


ayudaban, Timoteo y Erasto, él se quedó por algún tiempo
en Asia.

Pero en ese tiempo de espera, sucedió algo en Éfeso…

DISTURBIO EN ÉFESO

No todos en Éfeso estaban contentos con el efecto que la


enseñanza de Pablo había tenido en lo comunidad de la
ciudad y de toda la región…

(Hechos 19:23) Hubo por aquel tiempo un disturbio no


pequeño acerca del Camino. (24) Porque un platero llamado
Demetrio, que hacía de plata templecillos de Diana, daba no
poca ganancia a los artífices; (25) a los cuales, reunidos con
los obreros del mismo oficio, dijo: Varones, sabéis que de
este oficio obtenemos nuestra riqueza; (26) pero veis y oís
que este Pablo, no solamente en Efeso, sino en casi toda
Asia, ha apartado a muchas gentes con persuasión, diciendo
que no son dioses los que se hacen con las manos. (27) Y no
solamente hay peligro de que este nuestro negocio venga a
desacreditarse, sino también que el templo de la gran diosa
Diana sea estimado en nada, y comience a ser destruida la
majestad de aquella a quien venera toda Asia, y el mundo
entero.

Éfeso era una importante ciudad comercial de Asia Menor.


Además, se caracterizaba por ser el centro de adoración a la
diosa Diana. Pero la idolatría había disminuido
considerablemente como resultado de la predicación de
Pablo en la ciudad, ya que muchos habían creído en Yehová,
Dios de Israel. Aunque ese cambio fue excelente
espiritualmente, sin embargo afectó el comercio, pues ya no
se vendían mucho los productos relacionados con la diosa
local. Esto llevó a los comerciantes a protestar…

(Hechos 19:28-29) Cuando oyeron estas cosas, se llenaron


de ira, y gritaron, diciendo: ¡Grande es Diana de los efesios!
(29) Y la ciudad se llenó de confusión, y a una se lanzaron al
teatro, arrebatando a Gayo y a Aristarco, macedonios,
compañeros de Pablo.

El primer impulso de Pablo fue salir a la calle y dar la cara,


pues no tenía nada que esconder…

(Hechos 19:30-31) Y queriendo Pablo salir al pueblo, los


discípulos no le dejaron. (31) También algunas de las
autoridades de Asia, que eran sus amigos, le enviaron
recado, rogándole que no se presentase en el teatro.

El caos en las calles era grande, y no convenía que Pablo se


presentara ante la turba…
(Hechos 19:32-34) Unos, pues, gritaban una cosa, y otros
otra; porque la concurrencia estaba confusa, y los más no
sabían por qué se habían reunido. (33) Y sacaron de entre
la multitud a Alejandro, empujándole los judíos. Entonces
Alejandro, pedido silencio con la mano, quería hablar en su
defensa ante el pueblo. (34) Pero cuando le conocieron que
era judío, todos a una voz gritaron casi por dos horas:
¡Grande es Diana de los efesios!

Aquí comenzó a salir el tema étnico y religioso.


Comenzaron a ver a Pablo y sus seguidores judíos como
extranjeros que habían llegado a “hacer daño” a su ciudad.

Felizmente se apareció un oficial civil (el escribano), quien


trató de calmar al pueblo, ya que las masas se pueden
encender con cualquier fuego. Según algunos comentarios,
este escribano podría haber sido el oficial romano
encargado del orden civil. Los argumentos del oficial para
calmar a la gente fueron los siguientes:

a. Pablo y sus seguidores no han hablado “en contra” de la


diosa, sino sólo sobre el Dios de Israel.

(Hechos 19:35-37) Entonces el escribano, cuando había


apaciguado a la multitud, dijo: Varones efesios, ¿y quién es
el hombre que no sabe que la ciudad de los efesios es
guardiana del templo de la gran diosa Diana, y de la imagen
venida de Júpiter? (36) Puesto que esto no puede
contradecirse, es necesario que os apacigüéis, y que nada
hagáis precipitadamente. (37) Porque habéis traído a estos
hombres, sin ser sacrílegos ni blasfemadores de vuestra
diosa.
b. Si hay una queja, debe hacerse por la vía legal, y no
tomar la justicia en manos propias.

(Hechos 19:38-41) Que si Demetrio y los artífices que están


con él tienen pleito contra alguno, audiencias se conceden,
y procónsules hay; acúsense los unos a los otros. (39) Y si
demandáis alguna otra cosa, en legítima asamblea se puede
decidir. (40) Porque peligro hay de que seamos acusados de
sedición por esto de hoy, no habiendo ninguna causa por la
cual podamos dar razón de este concurso. (41) Y habiendo
dicho esto, despidió la asamblea.

Finalmente lograron calmar a la multitud en Éfeso, y no


pasó ninguna tragedia.

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