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Teatro Breve

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CELIA MENDOZA / JOSÉ NEMESIO GODOY

Teatro breve
Teatro Breve
©“Celia Mendoza y José Nemesio Godoy”
Colección Teatro Carlos Denis
© Fundación Editorial El perro y la rana
Centro Simón Bolívar, Torre Norte piso 21. El Silencio
Caracas - Venezuela 1010
Teléfonos: 02127688300 - 7688399
Comunicaciones@FEPR.GOB.VE
www.el perro y la rana gob.ve
www mincultura.gob.ve.mppc/
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Diseño y Diagramación
Antonio Duno
Consejo editorial
Yajaira Álvarez
Norys Saavedra
Omar Villegas
Venancio Hugo Rodríguez
Corrección: Antonio Duno

ISBN: 978-980-14-3835-9
Depósito legal: DC2017001667
El Sistema de Editoriales Regionales (SER) es el brazo ejecutor del Ministerio del
Poder Popular para la Cultura para la producción editorial en las regiones, y está
adscrito a la Fundación Editorial El Perro y la Rana. Este sistema se ramifica por todos
los estados del país, donde funciona una editorial-escuela regional que garantiza la
publicación de autoras y autores que no gozan de publicaciones por las grandes
empresas editoriales ni de procesos formativos en el área de literatura, promoción
de la lectura, gestión editorial y aspectos comunicacionales y técnicos relacionados
con la difusión de contenidos. El SER les brinda estos y otros beneficios gracias a su
personal capacitado para la edición, impresión y promoción del libro y la lectura y
el estimulo a la escritura. Y le acompaña un cuerpo voluntario denominado Consejo
Editorial Popular, cogestionado junto con el especialista del libro del Gabinete Cultural
Estadal y promotores de literatura de la región.
Teatro breve

Celia Mendoza / José Nemesio Godoy


La Hora Bolivariana del Continente de Celia Mendoza y las
Pequeñas Piezas Teatrales de José Nemesio Godoy vienen a
representar en nuestra historia del teatro breve una nueva
pauta para el activismo cultural en la región larense.

Damos la bienvenida a esta nueva colección de Teatro breve, en unión a nuestro


consejo editorial popular y la coordinación de la Fundación Editorial El perro y la
rana.
Con sus personajes; El paisanito, Miranda, la negra Hipólita, Simón Bolívar, Simón
Rodríguez y Ezequiel Zamora, la autora Celia Mendoza, nos ofrece un importante
y ameno ejemplo de teatro breve, ideal para ser montado en nuestros centros
educativos y llevarlo a eventos y comunidades de nuestra región y más allá por
su valioso contenido histórico y coyuntural.
Las pequeñas piezas teatrales de José Nemesio Godoy son producto como el
mismo lo expresa de las cosas vividas en el largo tiempo de su vida.
Algunas de sus obras han sido montadas en variadas ocasiones acompañadas
de un grupo musical sanareño, en palabras de franca humildad el autor nos dice,
“que él no es dramaturgo, que tan sólo se ha dedicado a escribirlas como un
aporte cultural a la región y en especial a su querido Sanare.”
José Nemesio Godoy falleció en el año 2011, pero sus coplas, cuentos y sus
guiones para teatro nos acompañarán por siempre.
La hora bolivariana del Continente

Celia Mendoza
2008
LA HORA BOLIVARIANA DEL CONTINENTE
Comedia

Personajes:
• El Paisanito
• Miranda
• La negra Hipólita
• Simón Bolívar
• Ezequiel Zamora
En la puesta en escena, aparece Miranda en la Carraca leyendo notas de
periódicos; cuando irrumpe el Paisanito entablándose un diálogo entre ellos.

Miranda.- ¡Con que eres tú! El Paisanito, el que viene a visitarme…

Paisanito.- Sí, Generalísimo, sus proclamas de patria libre son tan necesarias
para nuestros pueblos de la América del Sur, que he venido a charlar con Usted
sobre ellas.

Miranda se levanta de la cama y camina hacia el Paisanito.

Miranda.- Mis proclamas son el fruto de una gran experiencia, de una gran
lucha `por la humanidad, nacidas y maduradas en la guerra de Independencia
de los Estados Unidos de América del Norte, en la Revolución Francesa y en la
propia empresa por la independencia de la América del Sur
Paisanito.- Usted ideó hacer de nuestra América una sola patria, desde Méjico
hasta la Argentina, con la capital en Panamá y la llamó Colombia.

Miranda.- En efecto Paisanito; así seriamos un solo pueblo capaz de


liberarnos de las amenazas de cualquier potencia extranjera con pretensión de
dominarnos.

Paisanito.- ¿Y el nombre de Colombia?

Miranda.- Fue con la intención de diferenciarnos de los Americanos del Norte,


quienes por su inclinación a los negocios no podían considerarse amigos de
nuestra independencia. Con este proyecto de Colombia, me propuse mostrar al
mundo entero que no somos tan estúpidos como la España piensa.

Paisanito.- Además, pensó usted en la felicidad de nuestros habitantes.

Miranda.- Eso es correcto, una vez triunfante nuestra Revolución. Pero también
convertir al Continente Colombiano en refugio del género humano.

Paisanito.- Por encima de sus ideales debió usted capitular, en medio del
desorden y la dispersión, teniendo que sufrir en carne propia, la detención
de manos de sus propios compatriotas. Será como dijo Antonio Guzmán
Blanco, “Venezuela es como un cuero seco, se pisa por un lado y por el otro se
levanta”.
Miranda.- Era para ganar tiempo y volver con nuevos bríos contra los realistas
españoles. Pero por un lado la capitulación fue violada por Monteverde, y por
el otro, mis compañeros de armas se disponen a hacerme prisionero; a ellos les
dije: “Bochinche, bochinche, esta gente no sabe sino hacer bochinche”.

Paisanito.- bueno Generalísimo debo proseguir.

(Miranda se retira a su cama, vuelve a la lectura, mientras el Paisanito se dirige


al público).

Paisanito.- ¡La gran lección del Generalísimo Francisco de Miranda, si


queremos tener Patria libre debemos dejar el bochinche¡

Se retira lentamente hasta salir del escenario, en donde va a aparecer la negra


Hipólita con el niño Simón.

Hipólita.- ¡Qué pasará con ese zute que no acaba de llegar?

Reaparece el Paisanito en escena.

Paisanito.- ¿Negra Hipólita cuidando a Simoncito?

Hipólita.- Sí, soy su madre. Ante la enfermedad y muerte de Misia Concepción


he tenido que ocuparme de sus cuidados.

Paisanito: Hablas de enfermedad y recuerdo la canción del Río Manzanares.


Hipólita.- ¡Y como dice esa canción muchacho?
Paisanito.- “Río Manzanares déjame pasar que mi madre enferma me mando
a llamar”

Por cierto Hipólita, ¿Recuerdas el poema que compuso la mestiza “Cecilia


Labrador”?
Hipólita.- ¡Claro!
Paisanito.- ¡Decímela¡

La negra Hipólita entona y declama hasta que va saliendo del escenario

Silencio, silencio
El niño que está en esa cuna
Ya se quedó dormido
Y es tan frágil su cuerpo
Como sutil su sueño
Silencio, sshhh…
Que cuando él se despierta,
Todo mi cuerpo tiembla,
Son tan altos sus gritos
Que cruzan el firmamento.

¡Hipólita¡¡
Hipólita ¿Qué es lo que estás presintiendo?
¿Acaso tu mente ilusoria presagia
Que ese niño que duerme
Será libertador de los negros?

¡Hay negra!
Negra, ¡te estás volviendo loca!
Aunque tu alma sea blanca
¿Cómo pretendes que tus senos negros
Puedan amamantar al libertador de la patria?

Sólo presagios tengo


Y me queda el derecho de pensar
Que en mis brazos de ébano
Un personaje de valores tengo.

Será un soldado
Un guerrero que cruzará como halcón
Los páramos andinos,
Será libertador de muchas patrias
Y españoles crueles y usurpadores
Se plagarán bajo sus garra fuertes.

Negra Hipólita
Tu mayor anhelo es que en tu Patria Venezuela
Se extinga la esclavitud de los negros.
Y que las razas blancas y y negras
Se crucen como gaviotas en el cielo.
También que muera la crueldad de los blancos
Cerrando mi quimera
Con la igualdad de los derechos humanos

Aparecen en escena Simón Bolívar y Simón Rodríguez como conversando


amablemente.

Llega el Paisanito.

Simón Bolívar.- ¿Qué haces mi maestro?


Simón Rodríguez.- Aquí en América, contemplando la obra de tu esfuerzo por
construir pueblos libres de la tiranía.
Simón Bolívar.- ¡Oh! Mi maestro; oh mi amigo ¡¡oh mi Robinson, sin duda es
Usted el hombre más extraordinario del mundo…
¿Se acuerda Usted, cuando fuimos juntos al Monte Sacro, allá en Roma, a jurar
sobre aquella tierra santa la libertad de la Patria? Ciertamente no habrá usted
olvidado aquel día de eterna gloria para nosotros…
Usted, maestro mío cuanto debe haberme contemplado de cerca aunque
colocado a tan remota distancia. Con que avidez habrá seguido usted mis
pasos; estos pasos dirigidos muy anticipadamente por Usted mismo. Usted
formó mi corazón para la libertad, para la justicia, para lo grande, para lo
bello…; yo he seguido el sendero que usted me señaló…
No puede usted figurarse cuan hondamente se han grabado en mi corazón las
lecciones que usted me ha dado; no he podido jamás borrar siquiera una coma
de las grandes sentencias que usted me ha regalado. Siempre presentes a mis
ojos intelectuales las he seguido como guías infalibles. En fin usted ha visto mis
pensamientos escritos, mi alma pintada en el papel, y usted no habrá dejado
de decirse, todo esto es mío, yo sembré esta planta, yo la regué, yo la enderecé
tierna, ahora robusta, fuerte y fructífera, e aquí su fruto, ellos son míos, yo voy a
saborearlos en el jardín que plante…
No he olvidado ni una sola de las sentencias que usted me regaló… fruto de
esas enseñanzas hoy la América del Sur es libre de la tiranía Española.
Entra el Paisanito e interrumpe.

Paisanito.- Perdónenme he venido a encontrarme con Ustedes. Hay un clamor


popular que reclama sus enseñanzas maestro, así como tu lucha Bolívar.

Bolívar.- Yo despierto cada cien años, cuando despiertan los pueblos.

Paisanito.- Los pueblos están despertando otra vez Libertador, y quieren


refundar la República.

Rodríguez.- La república está establecida, pero no está fundada. Si quieren


tener una República deben formar republicanos y estos no se forman sino con
la educación popular.

Paisanito.- hay Misiones Educativas por todas partes en Venezuela maestro y


el eco se expande por toda la América.

Bolívar.- Para nosotros la patria es América, nuestra divisa ha de ser ¡Unidad,


Unidad, Unidad! O la anarquía nos devorará. De lo contrario se ara en el
mar…

Paisanito.- (se dirige hacia el público) Ya lo oyeron, el legado del libertador


para esta hora bolivariana: “Unidad para vencer la anarquía”, de lo contrario
volveremos a arar en el mar…

Bolívar y Rodríguez se retiran en amena conversación. El Paisanito los observa


hasta que abandonan el escenario.
Aparece Ezequiel Zamora y se dirige al Paisanito:

Zamora.- ¿oye, vienes de Santa Inés?

Paisanito.- No, voy para allá a unirme a la federación. ¿Conoce Usted a


Zamora?

Zamora.- ¡Yo soy Zamora!

Paisanito.- ¡El Valiente Ciudadano! ¡El General del Pueblo Soberano!

Zamora.- Así me dicen, pero sencillamente soy un amigo del pueblo…

Paisanito.- General, ¿me puede decir que ocurrirá después de finalizar la


Guerra Federal?

Zamora.- La tierra será de quien la trabaja, no habrán ni esclavos ni amos, ni


pobres, ni ricos; todos seremos hermanos, que sin bajar la frente nos trataremos
de vis a vis, de quien a quien…

Suena una detonación y el General Zamora cae muerto de un disparo en la


frente: era un 10 de enero del año 1860.

Paisanito.- Otra vez se ha derramado la sangre de Abel, los sueños de Zamora


se posponen y quedan pendientes, en espera de una nueva generación que los
haga realidad.
El godo Juan Vicente González representante de la oligarquía al saber la noticia
exlamó: “¡Bala afortunada! Bendita sea mil veces la mano que la dirigió”.

Pero como dijo José Félix Rivas “No podemos optar entre vencer o morir,
necesario es vencer”

¡Vamos pueblo, vamos!, recojamos el legado de los padres de la Patria, porque


devolverse es más lejos que seguir.

El Paisanito se va alejando y de fondo se deja oír la canción bolivariana de Alí


Primera.

Fin.
Celia María Mendoza Chávez
Pequeñas piezas teatrales

José Nemesio Godoy


2011
¿Cómo se entienden dos compadres sordos?
Comedia

Personajes: Liborio y Cayetano

Preparación: Escenario rústico llanero, dos sillas de cuero y algunos útiles case-
ros.

Vestuario: Pantalón de kaki, franela manga larga, alpargatas. Los dos personajes
llevan tapones de algodón en los oídos. Hablan fuertemente.

Escena: Liborio está sentado tomándose una taza de café, le llega Cayetano y
saluda.

- ¡Buenos días compadre Liborio…


Liborio.- Aquí tomándome un cafecito, deme razón de la comadre Ma-
ría Antonia y el ahijado.,
Cayetano.- Estamos adelante, compadre
Liborio.-¡Siéntese compadre¡
Cayetano.- ¡bueno si es su gusto le recibo un cafecito, porque tengo
mucho frio¡
Liborio.- ¿No le provoca tomarse un cafecito?
Cayetano.- ¡Sí ya me senté, lo que estoy esperando es el cafecito que me
ofreció¡
Liborio.- ¡Con que me desprecia el café que le ofrecí¡… bueno será
para otra oportunidad…
Cayetano.- He venido poquípaqué me haga el favor de préstame su
tarraya pa ir mañana muy temprano a echá una pescaítaal río.
Liborio.- ¡Usted va a hacé mi mejor compañero y lo voy a convidá paque
mañana muy temprano nos vamos pal río a pescá y allá preparamos un buen
sancocho de pescao… ¿Cómo le parece compadre?
Cayetano.- ¡Caramba compadre Liborio¡ No me mandó a pasar adelante,
ni me brindo asiento, me ofreció café, lo que hizo fue mamarme gallo. Tampoco
quiso prestarme la tarraya…, está bien, guarde pan pa mayo… en la bajaita lo
espero.
Liborio.- Usted, sabe compadre, que todo lo que hay aquí es suyo, deseo
que siempre venga a mi casa, eso sí me recibe el brindis…, no me lo desprecie
y aquí no faltará algo páechale al buche. Si una arepa hay, la partimos… Le voy
a regalá una buena tarraya pa que siempre vaya con la comadre y el ahijado a
pescar el río: en una palabra, ésta es su casa querido compadre; ¡tráteme con
confianza¡
Cayetano.- ¡Me voy muy disgustao, Usted no es más que un ridículo, in-
decente… no lo tratareé más nunca, ni le diré compadre, ni volveré a su casa…
¿oyó?.

(Cayetano sale muy enojado y sin despedirse) Liborio le grita¡


Liborio.- ¡Epa¡ compadre¡…Compadrito¡ ¡ooiga compadre, esperé un
momenticopaque le lleve un regalito a la comadre y otro al ahijado¡
(El compadre Cayetano se esfuma) y Liborio dice preocupado:
Liborio.- ¡Caray el compadre lo que está es bien sordo¡

Fin
El Juez don Amado Bello y Clemente
Comedia

Un policía lleva a Clemente ante el Juez, don Amado Bello, -persona ya un poco
mayor-. Se sienta Clemente el acusado.
El Juez.- ¿Usted se llama Clemente Qué?
Clemente.-¡rales¡…
El Juez.- ¿Quee?
Clemente.-¡rales¡…
El Juez.- Pero, qué es eso de rales?
Clemente.- ¡Que…, que mi apellido es Querales¡

El Juez.- ¡confiese lo que Usted le robó a Doña Francisca¡


Clemente.-¡Ay¡ ¿a su consentida Paquita, como usted le dice? ¡Pájaro
bravo… siempre lo veo que vuela pa que la vieja ña Francisca¡
El Juez.- ¡Ella no es ninguna vieja, ni se le dice Ña¡
Clemente.-¡Ah sí., si está de quince¡ (mira hacia el Público y dice) ¡dieci-
séis lustros, no más…
El Juez.- Basta, respete que está en un tribunal, concrétese a decir la ver-
dad ¡¿Qué le robó usted a doña Francisca?
Clemente.- ¡A su consentid… digo a ña francisca¡ (interrumpe el juez)
El Juez.- ¡Doña francisca¡
Clemente.- ¡Así será; a doña Francisca le robé una cosa bien bonita, que
a usted no le sirve¡
El Juez.- ¿Por qué no me sirve?
Clemente.- ¡Una zoquetada¡, porque ya no le queda bien, déjeme
contarle: me fui el lunes tarde, por la noche, cuando calculé que la vieja ña

Francisca estaba roncando¡… (interrumpe el juez)

El Juez.- ¡Le repito que la trate en su puesto que ella merece, no se le


dice vieja ni ña¡
Clemente.- Bueno, sigo confesando; cuando calculé que la tierna Paquita
-su predilecta- estaba en su dulce sueño, fui entrando pasito, pero los conde-
nados perros me latían; menos mal que les llevé carne y se callaron…entonces
comencé a silbar… (interrumpe el juez)
El Juez.- ¿Cómo va a silbar un ladrón para robar?
Clemente.- ¡Pues pa que saliera mi adorada Toribia, que fue lo que le
robé a la vieja ña Francisca, que ella le dice a usted: ¡Ay mi amado bello¡ ( el

juez se pone furioso y ordena al policía)


El Juez.-¡llévese al reo¡ ( El policía se lo lleva, al poco aparece la señora
Francisca, simulando estar muy vieja) El juez se pone muy sonreído y melancóli-
co, larga a la mesa un libro que tenía en sus manos y le dice:
El Juez,- ¡Paquita de mi alma¡
Francisca.- ¡Mi amado bello juez¡
El Juez.- ¡Ustedcon su grata visita me está adornando el tribunal¡ ¿A que
se debe esta inesperada visita?
Francisca.- ¡Mire mi bien, le vengo a participar; que el joven Clemente
no es un ladrón, tan solo se llevó a mi hija Toribia. Le diré que más bien mejoré
de vida, tantos sufrimientos, estranochos con esa terrible enfermedad: es ma-
lienta, y ahora se encargará Clemente; por eso le pido que ordene
ponerlo en libertad para que se vaya a asistir a Toribia… (El juez llama al

policía)
-El Juez.- ¡Agentee…¡
-El Policía.- ¡A su mandar¡
-El juez.- ¡Le Ordeno que ponga en libertad a Clemente¡ (sale el policía)

Francisca.- ¡Muchas gracias, mi cupido… ¿Por qué no vamos al cine?


El Juez.- ¡Serán unas horas felices que vamos a pasar, como un cazar de
palomitas en el cine¡ ¿Qué película vamos a ver?

Francisca.- Van a pasar “ Viejo es viejo aunque lo retoquen”

Fin
Tres zapateros en una misma cuadra
Comedia
En cierto pueblo andino, nos encontramos que hay tres zapateros establecidos
a escasos metros de distancia entre cada uno; de estos señores, dos son extran-
jeros y uno es venezolano. Cada quien busca la manera de competir para atraer
clientes a su local, es en verdad una completa guerra diaria desde la mañana
hasta el atardecer, obteniendo como resultado que aquél que tenga más ideas y
estrategias para la venta es quien domina.
Veamos pues, el sistema que ellos utilizan para atraer y convencerlo para que le
compre o hacerle un par de zapatos.
Escenario: cada uno fijará un puesto con una pequeña mesa, una silla y cajas con
calzados.
Algunas personas simplemente miran y pasan, mientras ellos en voz fuerte:

Musiú Alejandro.- (con un cucurucho de papel como megáfono)¡Pase adelan-


te!...llévese un buen par de zapatos casi regalado…Aproveche la ocasión!
Musiú Jorge.- (Direccionando con las manos la voz) ¡Pasen, pasen; estoy ven-
diendo barata, cinco bolívares menos que en otra parte, no se pierda la oportu-
nidad!
Maestro Polo.- ( A simple voz) ¡Tengo zapatos de buena calidad, a buenos
precios, son cosidos a mano y garantizados!
Musiú Alejandro.- (conduciendo a un cliente) ¡Venga conmigo para que se
lleve un par de zapatos y pague lo que quiera!..
Musiú Jorge.- ¡Lo estaba esperando! Yo sabía que venía derechito para mi

negocio; usted es una persona digna de que se le atienda bien, adelante,


Maestro Polo.- (Simplemente dice) ¡Adelante, aquí hay calidad y esperada
atención, digo, esmerada atención! Nadie le compra, y esto lo repite tratando
de acercar a los posibles clientes.
Narrador.- (voz en off) “Llegó el anochecer, ya los zapateros cierran sus ne-

gocios y se retiran a descansar hasta el día siguiente. El musiú Alejandro regresa


rapidito, cuando todo está sólo y coloca en su negocio un aviso de grandes
letras que dice. “LA MEJOR ZAPATERÍA DE VENEZUELA”. Al día siguiente abre
su negocio con mucha alegría y carcajadas. Cuando los clientes ven el aviso,
efectivamente se cambian para el negocio del Musiú Alejandro y todos le com-
pran. Los otros dos negocios no vendieron nada de nada durante el día.
Nuevamente llegó la hora de cerrar y como de costumbre se van a sus hogares.
Al poco viene el musiú Jorge con un avisote “LA MEJOR ZAPATERÍA DEL MUN-
DO” y lo coloca en su negocio. Santo remedio, para que la clientela se cambiara
para que el musiú Jorge. En cambio al musiú Alejandro no le fue nadie, menos
al maestro Polo.
Otra vez llegó la hora de cerrar, pero maestro Polo se ha quedado muy triste.
Observen como está de pensativo, quejándose de su mala suerte porque nadie
le compra, y dice:
Maestro Polo.- Me embromaron esos condenados musiúes, ya no vendo ni
un par de trenzas…! Qué buena lavativa. (implorando hacia el cielo: Ayúdame
Dios mio… San Caralampio! En eso pasa un viejito que se llama Elías y le pre-

gunta:
Elías.-Porqué lo veo tan afligido Maestro Polo? ¿Qué le pasa?
Maestro Polo.- Caramba, Usted me conoce, tengo varias bocas que mante-
ner, soy un hombre pobre que solo me sostengo con esta zapatería, y mire los
enormes avisos que han puesto los musiú (los señala). Ya nadie viene a mi ne-
gocio a comprá zapatos…
Elías.- ¡No, no se aflija, que Dios da para todos! Le voy a dar una idea y verá

que mañana se mudan todos pa su negocio…


Maestro Polo.- ¡Na guara! Cual será esa idea amigo Elías? ( Elías le habla al
oído, mirando antes pa los lados, cosa que el percibe con mucho agrado; y el
viejito Elías se despide.

Elías.- Bueno mano Polo, que tenga buena suerte. (sale)

Maestro Polo.- Muy agradecido por tan buena idea mano Elías!. Sale y al
rato regresa sonriente con un avisote que dice: “LA MEJOR ZAPATERÍA DE LA
CUADRA”.
Al día siguiente.
Maestro Polo.- ¡Pase adelante, pase adelante, hay para todos! (Sucedió así,
que los clientes se cambiaron para que el maestro Polo y a los musiúies no les
siguieron comprando…
Narrador: Así pasó que los dos entraron en la zapatería de maestro Polo y
musiú Alejandro que fue quien inició la idea de los avisos le dice:
Musiú Alejandro.- ¡Oiga maestro Polo. Usted ha ganado esta larga pelea,
nosotros somos los culpables dde querer hundirlo, arruinarlo; aún sabiendo que
usted es venezolano y nosotros extranjeros. Todos somos humanos, hijos de
Dios, que sólo buscamos ganarnos el pan honradamente. Le prometemos no
seguir con esta competencia desleal e innecesaria. Cada quien que venda lo
que pueda…
Maestro Polo.- Bueno eso es lo que espero de Ustedes, porque son mis veci-
nos, porque todos tenemos derecho a vivir sin necesidad de utilizar ese sistema
de propaganda tan mal intencionada, que no es sincera para el público y les
aconsejo no aplicar ese tipo de trampa para engañar a la clientela cuando di-
cen: que un par de zapatos vale diez bolívares pero que ahora está a la venta
por sólo cinco bolívares; que compre un par de zapatos y se lleve dos pares…
Se va a creer que están perdiendo… ¡No! Es una manera de estafar a la gente.
Que los precios sean fijos y justos y vamos a desbaratar estos avisos. (El maes-
tro Polo tira el suyo para un rincón) y los musiúes los agarran y desbaratan.
Maestro Polo.- Conservemos la dignidad y la consideración para nuestros
semejantes, tratándolos con justicia en vez de perjudicarles. Esto nos acercaría a
Dios… Bueno Hasta mañana…

Los Musiúes.- Hasta mañana…

Fin
Colección Carlos Denis
Serie Teatro

Teatro breve
La Hora Bolivariana y Pequeñas piezas
teatrales son el resultado de nuestro nue-
vo intento de editar autores de guiones
para teatro de alto contenido popular. Te-
nemos la certeza de que este breve com-
pendio será del agrado del público lector
larense y seguramente del nacional.

Sistema de Editoriales Regionales Lara


Celia Mendoza / José Nemesio Godoy
Celia María Mendoza Chávez, educadora, activista,
actriz con amplia participación en el mundo cultural
larense. Conocida como Cemencha, en su obra “La
Hora Bolivariana del Continente nos narra la aventu-
ra, el caracter épico de nuestros próceres.
José Nemesio Godoy, compositor popular, autor del
poemario “Coplas montañeras” y “Pequeñas pieza
teatrales” que cuentan las tradiciones y ocurrencias
de su Sanare del alma y pueblos vecinos.

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