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Del Cuento Breve y Sus Alrededores Julio Cortázar

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Julio Cortázar narraciones arquetípicas de los últimos cien años han nacido de una

(1914-1984) despiadada eliminación de todos los elementos privativos de la nouvelle y


de la novela, los exordios, circunloquios, desarrollos y demás recursos
Del cuento breve y sus alrededores narrativos; si un cuento largo de Henry James o de D. H. Lawrence puede
(Último round, 1969) ser considerado tan genial como aquéllos, preciso será convenir en que
estos autores trabajaron con una apertura temática y lingüística que de
alguna manera facilitaba su labor, mientras que lo siempre asombroso de
León L. affirmait qu’il n’y avait qu'une chose de plus épouvantable que l’Epouvante: la
los cuentos contra el reloj está en que potencian vertiginosamente un
journée normale, le quotidien, nous-mêmes sans le cadre forgé par l’Epouvante. —Dieu a
créé la mort. Il a créé la vie. Soit, déclamait L.L. Mais ne dites pas que c’est Lui qui a
mínimo de elementos, probando que ciertas situaciones o terrenos
également créé la “journée normale”, la “vie de-tous-les-jours”. Grande est mon impiété, soit.
narrativos privilegiados pueden traducirse en un relato de proyecciones tan
Mais devant cette calomnie, devant ce blasphème, elle recule.
vastas como la más elaborada de las nouvelles.
Lo que sigue se basa parcialmente en experiencias personales cuya
PIOTR RAWICZ, Le sang du ciel.
descripción mostrará quizá, digamos desde el exterior de la esfera, algunas
de las constantes que gravitan en un cuento de este tipo. Vuelvo al hermano
ALGUNA VEZ HORACIO Quiroga intentó un “decálogo del perfecto Quiroga para recordar que dice: “Cuenta como si el relato no tuviera interés
cuentista”, cuyo mero título vale ya como una guiñada de ojo al lector. Si más que para el pequeño ambiente de tus personajes, de los que pudiste ser
nueve de los preceptos son considerablemente prescindibles, el último me uno”. La noción de ser uno de los personajes se traduce por lo general en el
parece de una lucidez impecable: “Cuenta como si el relato no tuviera relato en primera persona, que nos sitúa de rondón en un plano interno.
interés más que para el pequeño ambiente de tus personajes, de los que Hace muchos años, en Buenos Aires, Ana María Barrenechea me reprochó
pudiste haber sido uno. No de otro modo se obtiene la vida en el cuento”. amistosamente un exceso en el uso de la primera persona, creo que con
La noción de pequeño ambiente da su sentido más hondo al consejo, referencia a los relatos de “Las armas secretas”, aunque quizá se trataba de
al definir la forma cerrada del cuento, lo que ya en otra ocasión he llamado los de “Final del juego”. Cuando le señalé que había varios en tercera
su esfericidad; pero a esa noción se suma otra igualmente significativa, la persona, insistió en que no era así y tuve que probárselo libro en mano.
de que el narrador pudo haber sido uno de los personajes, es decir que la Llegamos a la hipótesis de que quizá la tercera actuaba como una primera
situación narrativa en sí debe nacer y darse dentro de la esfera, trabajando persona disfrazada, y que por eso la memoria tendía a homogeneizar
del interior hacia el exterior, sin que los límites del relato se vean trazados monótonamente la serie de relatos del libro.
como quien modela una esfera de arcilla. Dicho de otro modo, el En ese momento, o más tarde, encontré una suerte de explicación por
sentimiento de la esfera debe preexistir de alguna manera al acto de escribir la vía contraria, sabiendo que cuando escribo un cuento busco
el cuento, como si el narrador, sometido por la forma que asume, se instintivamente que sea de alguna manera ajeno a mí en tanto demiurgo,
moviera implícitamente en ella y la llevara a su extrema tensión, lo que hace que eche a vivir con una vida independiente, y que el lector tenga o pueda
precisamente la perfección de la forma esférica. tener la sensación de que en cierto modo está leyendo algo que ha nacido
Estoy hablando del cuento contemporáneo, digamos el que nace con por sí mismo, en sí mismo y hasta de sí mismo, en todo caso con la
Edgar Allan Poe, y que se propone como una máquina infalible destinada a mediación pero jamás la presencia manifiesta del demiurgo. Recordé que
cumplir su misión narrativa con la máxima economía de medios; siempre me han irritado los relatos donde los personajes tienen que
precisamente, la diferencia entre el cuento y lo que los franceses quedarse como al margen mientras el narrador explica por su cuenta
llaman nouvelle y los anglosajones long short story se basa en esa (aunque esa cuenta sea la mera explicación y no suponga interferencia
implacable carrera contra el reloj que es un cuento plenamente logrado: demiúrgica) detalles o pasos de una situación a otra. El signo de un gran
basta pensar en “The Cask of Amontillado” “Bliss”, “Las ruinas cuento me lo da eso que podríamos llamar su autarquía, el hecho de que el
circulares” y “The Killers”. Esto no quiere decir que cuentos más extensos relato se ha desprendido del autor como una pompa de jabón de la pipa de
no puedan ser igualmente perfectos, pero me parece obvio que las yeso. Aunque parezca paradójico, la narración en primera persona
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constituye la más fácil y quizá mejor solución del problema, porque ominoso, y el producto de un mero métier. Quizá el rasgo diferencial más
narración y acción son ahí una y la misma cosa. Incluso cuando se habla de penetrante —lo he señalado ya en otra parte— sea la tensión interna de la
terceros, quien lo hace es parte de la acción, está en la burbuja y no en la trama narrativa. De una manera que ninguna técnica podría enseñar o
pipa. Quizá por eso, en mis relatos en tercera persona, he procurado casi proveer, el gran cuento breve condensa la obsesión de la alimaña, es una
siempre no salirme de una narración strictu senso, sin esas tomas de presencia alucinante que se instala desde las primeras frases para fascinar
distancia que equivalen a un juicio sobre lo que está pasando. Me parece al lector, hacerle perder contacto con la desvaída realidad que lo rodea,
una vanidad querer intervenir en un cuento con algo más que con el cuento arrasarlo a una sumersión más intensa y avasalladora. De un cuento así se
en sí. sale como de un acto de amor, agotado y fuera del mundo circundante, al
Esto lleva necesariamente a la cuestión de la técnica narrativa, que se vuelve poco a poco con una mirada de sorpresa, de lento
entendiendo por esto el especial enlace en que se sitúan el narrador y lo reconocimiento, muchas veces de alivio y tantas otras de resignación. El
narrado. Personalmente ese enlace se me ha dado siempre como una hombre que escribió ese cuento pasó por una experiencia todavía más
polarización, es decir que si existe el obvio puente de un lenguaje yendo de extenuante, porque de su capacidad de transvasar la obsesión dependía el
una voluntad de expresión a la expresión misma, a la vez ese puente me regreso a condiciones más tolerables; y la tensión del cuento nació de esa
separa, como escritor, del cuento como cosa escrita, al punto que el relato eliminación fulgurante de ideas intermedias, de etapas preparatorias, de
queda siempre, con la última palabra, en la orilla opuesta. Un verso toda la retórica literaria deliberada, puesto que había en juego una
admirable de Pablo Neruda: Mis criaturas nacen de un largo rechazo, me operación en alguna medida fatal que no toleraba pérdida de tiempo;
parece la mejor definición de un proceso en el que escribir es de alguna estaba allí, y sólo de un manotazo podía arrancársela del cuello o de la cara.
manera exorcizar, rechazar criaturas invasoras proyectándolas a una En todo caso así me tocó escribir muchos de mis cuentos; incluso en
condición que paradójicamente les da existencia universal a la vez que las algunos relativamente largos, como Las armas secretas, la angustia
sitúa en el otro extremo del puente, donde ya no está el narrador que ha omnipresente a lo largo de todo un día me obligó a trabajar
soltado la burbuja de su pipa de yeso. Quizá sea exagerado afirmar que todo empecinadamente hasta terminar el relato y sólo entonces, sin cuidarme
cuento breve plenamente logrado, y en especial los cuentos fantásticos, son de releerlo, bajar a la calle y caminar por mí mismo, sin ser ya Pierre, sin
productos neuróticos, pesadillas o alucinaciones neutralizadas mediante la ser ya Michèle.
objetivación y el traslado a un medio exterior al terreno neurótico; de todas Esto permite sostener que cierta gama de cuentos nace de un estado
maneras, en cualquier cuento breve memorable se percibe esa polarización, de trance, anormal para los cánones de la normalidad al uso, y que el autor
como si el autor hubiera querido desprenderse lo antes posible y de la los escribe mientras está en lo que los franceses llaman un “état second”.
manera más absoluta de su criatura, exorcizándola en la única forma en Que Poe haya logrado sus mejores relatos en ese estado (paradójicamente
que le era dado hacerlo: escribiéndola. reservaba la frialdad racional para la poesía, por lo menos en la intención)
Este rasgo común no se lograría sin las condiciones y la atmósfera que lo prueba más acá de toda evidencia testimonial el efecto traumático,
acompañan el exorcismo. Pretender liberarse de criaturas obsesionantes a contagioso y para algunos diabólico de The Tell-tale Heart o de Berenice.
base de mera técnica narrativa puede quizá dar un cuento, pero al faltar la No faltará quien estime que exagero esta noción de un estado exorbitado
polarización esencial, el rechazo catártico, el resultado literario será como el único terreno donde puede nacer un gran cuento breve; haré notar
precisamente eso, literario; al cuento le faltará la atmósfera que ningún que me refiero a relatos donde el tema mismo contiene la “anormalidad”,
análisis estilístico lograría explicar, el aura que pervive en el relato y como los citados de Poe, y que me baso en mi propia experiencia toda vez
poseerá al lector como había poseído, en el otro extremo del puente, al que me vi obligado a escribir un cuento para evitar algo mucho peor. ¿Cómo
autor. Un cuentista eficaz puede escribir relatos literariamente válidos, describir la atmósfera que antecede y envuelve el acto de escribirlo? Si Poe
pero si alguna vez ha pasado por la experiencia de librarse de un cuento hubiera tenido ocasión de hablar de eso, estas páginas no serían intentadas,
como quien se quita de encima una alimaña, sabrá de la diferencia que hay pero él calló ese círculo de su infierno y se limitó a convertirlo en The Black
entre posesión y cocina literaria, y a su vez un buen lector de cuentos Cat o en Ligeia. No sé de otros testimonios que puedan ayudar a
distinguirá infaliblemente entre lo que viene de un territorio indefinible y comprender el proceso desencadenante y condicionante de un cuento breve
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digno de recuerdo; apelo entonces a mi propia situación de cuentista y veo desesperada; es ahora o nunca, y el temor de que pueda ser nunca exacerba
a un hombre relativamente feliz y cotidiano, envuelto en las mismas el ahora, lo vuelve máquina de escribir corriendo a todo teclado, olvido de
pequeñeces y dentistas de todo habitante de una gran ciudad, que lee el la circunstancia, abolición de lo circundante. Y entonces la masa negra se
periódico y se enamora y va al teatro y que de pronto, instantáneamente, aclara a medida que se avanza, increíblemente las cosas son de una extrema
en un viaje en el subte, en un café, en un sueño, en la oficina mientras revisa facilidad como si el cuento ya estuviera escrito con una tinta simpática y
una traducción sospechosa acerca del analfabetismo en Tanzania, deja de uno le pasara por encima el pincelito que lo despierta. Escribir un cuento
ser él-y-su-circunstancia y sin razón alguna, sin preaviso, sin el aura de los así no da ningún trabajo, absolutamente ninguno; todo ha ocurrido antes y
epilépticos, sin la crispación que precede a las grandes jaquecas, sin nada ese antes, que aconteció en un plano donde “la sinfonía se agita en la
que le dé tiempo a apretar los dientes y a respirar hondo, es un cuento, una profundidad”, para decirlo con Rimbaud, es el que ha provocado la
masa informe sin palabras ni caras ni principio ni fin pero ya un cuento, obsesión, el coágulo abominable que había que arrancarse a tirones de
algo que solamente puede ser un cuento y además en seguida, palabras. Y por eso, porque todo está decidido en una región que
inmediatamente, Tanzania puede irse al demonio porque este hombre diurnamente me es ajena, ni siquiera el remate del cuento presenta
meterá una hoja de papel en la máquina y empezará a escribir aunque sus problemas, sé que puedo escribir sin detenerme, viendo presentarse y
jefes y las Naciones Unidas en pleno le caigan por las orejas, aunque su sucederse los episodios, y que el desenlace está tan incluido en el coágulo
mujer lo llame porque se está enfriando la sopa, aunque ocurran cosas inicial como el punto de partida. Me acuerdo de la mañana en que me cayó
tremendas en el mundo y haya que escuchar las informaciones radiales o encima Una flor amarilla: el bloque amorfo era la noción del hombre que
bañarse o telefonear a los amigos. Me acuerdo de una cita curiosa, creo que encuentra a un niño que se le parece y tiene la deslumbradora intuición de
de Roger Fry; un niño precozmente dotado para el dibujo explicaba su que somos inmortales. Escribí las primeras escenas sin la menor vacilación,
método de composición diciendo: First I think and then I draw a line pero no sabía lo que iba a ocurrir, ignoraba el desenlace de la historia. Si en
round my think (sic). En el caso de estos cuentos sucede exactamente lo ese momento alguien me hubiera interrumpido para decirme: “Al final el
contrario: la línea verbal que los dibujará arranca sin ningún “think” protagonista va a envenenar a Luc”, me hubiera quedado estupefacto. Al
previo, hay como un enorme coágulo, un bloque total que ya es el cuento, final el protagonista envenena a Luc, pero eso llegó como todo lo anterior,
eso es clarísimo aunque nada pueda parecer más oscuro, y precisamente como una madeja que se desovilla a medida que tiramos; la verdad es que
ahí reside esa especie de analogía onírica de signo inverso que hay en la en mis cuentos no hay el menor mérito literario, el menor esfuerzo. Si
composición de tales cuentos, puesto que todos hemos soñado cosas algunos se salvan del olvido es porque he sido capaz de recibir y transmitir
meridianamente claras que, una vez despiertos, eran un coágulo informe, sin demasiadas pérdidas esas latencias de una psiquis profunda, y el resto
una masa sin sentido. ¿Se sueña despierto al escribir un cuento breve? Los es una cierta veteranía para no falsear el misterio, conservarlo lo más cerca
límites del sueño y la vigilia, ya se sabe: basta preguntarle al filósofo chino posible de su fuente, con su temblor original, su balbuceo arquetípico.
o a la mariposa. De todas maneras, si la analogía es evidente, la relación es Lo que precede habrá puesto en la pista al lector: no hay diferencia
de signo inverso por lo menos en mi caso, puesto que arranco del bloque genética entre este tipo de cuentos y la poesía como la entendemos a partir
informe y escribo algo que sólo entonces se convierte en un cuento de Baudelaire. Pero si el acto poético me parece una suerte de magia de
coherente y válido per se. La memoria, traumatizada sin duda por una segundo grado, tentativa de posesión ontológica y no ya física como en la
experiencia vertiginosa, guarda en detalle las sensaciones de esos magia propiamente dicha, el cuento no tiene intenciones esenciales, no
momentos, y me permite racionalizarlos aquí en la medida de lo posible. indaga ni transmite un conocimiento o un “mensaje”. El génesis del cuento
Hay la masa que es el cuento (¿pero qué cuento? No lo sé y lo sé, todo está y del poema es sin embargo el mismo, nace de un repentino extrañamiento,
visto por algo mío que no es mi conciencia pero que vale más que ella en de un desplazarse que altera el régimen “normal” de la conciencia; en un
esa hora fuera del tiempo y la razón), hay la angustia y la ansiedad y la tiempo en que las etiquetas y los géneros ceden a una estrepitosa
maravilla, porque también las sensaciones y los sentimientos se bancarrota, no es inútil insistir en esta afinidad que muchos encontrarán
contradicen en esos momentos, escribir un cuento así es simultáneamente fantasiosa. Mi experiencia me dice que, de alguna manera, un cuento breve
terrible y maravilloso, hay una desesperación exaltante, una exaltación como los que he tratado de caracterizar no tiene una estructura de prosa.
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Cada vez que me ha tocado revisar la traducción de uno de mis relatos (o consuetudinario; así, una señora que se ha ganado el odio minucioso del
intentar la de otros autores, como alguna vez con Poe) he sentido hasta qué lector, es meritoriamente estrangulada a último minuto gracias a una mano
punto la eficacia y el sentido del cuento dependían de esos valores que dan fantasmal que entra por la chimenea y se va por la ventana sin mayores
su carácter específico al poema y también al jazz: la tensión, el ritmo, la rodeos, aparte de que en esos casos el autor se cree obligado a proveer una
pulsación interna, lo imprevisto dentro de parámetros previstos, “explicación” a base de antepasados vengativos o maleficios malayos.
esa libertad fatal que no admite alteración sin una pérdida irrestañable. Agrego que la peor literatura de este género es sin embargo la que opta por
Los cuentos de esta especie se incorporan como cicatrices indelebles a todo el procedimiento inverso, es decir el desplazamiento de lo temporal
lector que los merezca: son criaturas vivientes, organismos completos, ordinario por una especie de “full-time” de lo fantástico, invadiendo la casi
ciclos cerrados, y respiran. Ellos respiran, no el narrador, a semejanza de totalidad del escenario con gran despliegue de cotillón sobrenatural, como
los poemas perdurables y a diferencia de toda prosa encaminada a en el socorrido modelo de la casa encantada donde todo rezuma
transmitir la respiración del narrador, a comunicarla a manera de un manifestaciones insólitas, desde que el protagonista hace sonar el aldabón
teléfono de palabras. Y si se pregunta: Pero entonces, ¿no hay de las primeras frases hasta la ventana de la bohardilla donde culmina
comunicación entre el poeta (el cuentista) y el lector?, la respuesta es obvia: espasmódicamente el relato. En los dos extremos (insuficiente instalación
la comunicación se opera desde el poema o el cuento, no por medio de en la circunstancia ordinaria, y rechazo casi total de esta última) se peca
ellos. Y esa comunicación no es la que intenta el prosista, de teléfono a por impermeabilidad, se trabaja con materias heterogéneas
teléfono; el poeta y el narrador urden criaturas autónomas, objetos de momentáneamente vinculadas pero en las que no hay ósmosis, articulación
conducta imprevisible, y sus consecuencias ocasionales en los lectores no convincente. El buen lector siente que nada tienen que hacer allí esa mano
se diferencian esencialmente de las que tienen para el autor, primer estranguladora ni ese caballero que de resultas de una apuesta se instala
sorprendido de su creación, lector azorado de sí mismo. para pasar la noche en una tétrica morada. Este tipo de cuentos que abruma
Breve coda sobre los cuentos fantásticos. Primera observación: lo las antologías del género recuerda la receta de Edward Lear para fabricar
fantástico como nostalgia. Toda suspensión of disbelief obra como una un pastel cuyo glorioso nombre he olvidado: Se toma un cerdo, se lo ata a
tregua en el seco, implacable asedio que el determinismo hace al hombre. una estaca y se le pega violentamente, mientras por otra parte se prepara
En esa tregua, la nostalgia introduce una variante en la afirmación de con diversos ingredientes una masa cuya cocción sólo se interrumpe para
Ortega: hay hombres que en algún momento cesan de ser ellos y su seguir apaleando al cerdo. Si al cabo de tres días no se ha logrado que la
circunstancia, hay una hora en la que se anhela ser uno mismo y lo masa y el cerdo formen un todo homogéneo, puede considerarse que el
inesperado, uno mismo y el momento en que la puerta que antes y después pastel es un fracaso, por lo cual se soltará al cerdo y se tirará la masa a la
da al zaguán se entorna lentamente para dejarnos ver el prado donde basura. Que es precisamente lo que hacemos con los cuentos donde no hay
relincha el unicornio. ósmosis, donde lo fantástico y lo habitual se yuxtaponen sin que nazca el
Segunda observación: lo fantástico exige un desarrollo temporal pastel que esperábamos saborear estremecidamente.
ordinario. Su irrupción altera instantáneamente el presente, pero la puerta
que da al zaguán ha sido y será la misma en el pasado y el futuro. Sólo la
alteración momentánea dentro de la regularidad delata lo fantástico, pero
es necesario que lo excepcional pase a ser también la regla sin desplazar las
estructuras ordinarias entre las cuales se ha insertado. Descubrir en una
nube el perfil de Beethoven sería inquietante si durara diez segundos antes
de deshilacharse y volverse fragata o paloma; su carácter fantástico sólo se
afirmaría en caso de que el perfil de Beethoven siguiera allí mientras el
resto de la nube se conduce con su desintencionado desorden sempiterno.
En la mala literatura fantástica, los perfiles sobrenaturales suelen
introducirse como cuñas instantáneas y efímeras en la sólida masa de lo
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