Falacia y Tipos de Falacia
Falacia y Tipos de Falacia
Falacia y Tipos de Falacia
Falacias
Una falacia es, como señala Irving Copi (1987), un argumento incorrecto, pero psicológicamente
persuasivo. La fuerza de una falacia reside en su carácter convincente, el cual se debe a que tiene la
apariencia de estar correctamente construido, pero cuando lo analizamos con detenimiento,
notamos que el paso de las premisas a la conclusión no es el adecuado, debido a que las premisas
no son pertinentes para lo que se quiere defender.
Antiguamente solía hacerse una distinción entre falacia y sofisma con base en la intención de la
persona que argumentaba. De esta manera se decía que, si quien argumentaba incorrectamente lo
hacía sin la intención de mentir, entonces estábamos frente a una falacia. En cambio, si alguien
formulaba un argumento consciente del engaño, entonces estábamos frente a un sofisma. Sin
embargo, en la vida diaria resulta muy complicado saber si quien argumenta incorrectamente lo
hace de manera deliberada o no, por lo cual frecuentemente esta distinción ha caído en desuso.
(Jiménez, 2013)
Las falacias suelen dividirse en formales e informales. Las formales son aquellas que tienen errores
en su forma, es decir, que violan alguna de las estructuras deductivamente válidas. En este sentido,
cualquier argumento inválido sería una falacia. Las de afirmación del consecuente y de negación del
antecedente son las más comunes de este tipo. En la de afirmación del consecuente, se pretende
construir un buen argumento con la estructura del modus ponens, mientras que en la de negación
del antecedente, se pretende estar formulando un buen argumento con la estructura del modus
tollens. Pero en ambos casos no es así, ya que, por un lado, el modus ponens afirma el antecedente
y no el consecuente y, por otro lado, el modus tollens niega el consecuente y no el antecedente. Por
su parte, las informales son aquellas que cometen errores no en su forma sino en su contenido, es
decir, en aquella información que se ofrece en las premisas para derivar de ellas la conclusión. En la
actualidad, diversos estudiosos realizan un gran esfuerzo por elaborar una lista tipificada de las
falacias existentes. Sin embargo, la manera en que podemos errar es tan amplia que resulta una
tarea complicada elaborar un estudio completo y acabado de las mismas. También es importante
destacar que un argumento puede incurrir en varias falacias a la vez.
Sandra Paola Jaramillo Fernandez
Falacias
Es importante señalar que, a su vez, en cada uno de estos grupos, encontraremos subclasificaciones.
Revisemos el siguiente ejemplo: Construir este hotel fue carísimo. Supongo que cada
una de las cosas que hay en él deben serlo, por ejemplo, esta toalla. En el ejemplo
anterior, se trasfiere la propiedad de todo el hotel de ser “caro”, a un elemento en
particular que forma parte de él, en este caso a una toalla.
c) Falacia contra la persona
También conocida por su nombre latino ad hominem, la falacia contra la persona se
clasifica en: Ofensiva y Circunstancial.
a. Falacia contra la persona, Ofensiva: Se incurre en ella cuando para refutar la
conclusión que defiende una persona, en lugar de ofrecer razones pertinentes,
atacamos a la persona que la sostiene, en lugar de refutar sus afirmaciones.
Revisemos el siguiente ejemplo: El filósofo alemán Friedrich Nietzsche afirmó
que “lo que se hace por amor, acontece más allá del bien y del mal”, pero eso
es absurdo, para determinarlo basta saber que él era un misógino. En el ejemplo
anterior se quiere defender la falsedad de la tesis de Nietzsche, pero en lugar
de ofrecer premisas pertinentes para dicho fin, lo único que se hace es atacar a
la persona que hace dicha afirmación, en este caso al filósofo alemán, señalando
que era un misógino, con lo cual no se está refutando la tesis mencionada.
b. Falacia contra la persona, Circunstancial: Este tipo de falacia se subdivide en
dos tipos: circunstancial de intereses personales y de autocontradicción.
i. Falacia contra la persona, Circunstancial de intereses personales: Se
comete esta falacia cuando para refutar la tesis que sostiene alguna
persona, en lugar de apelar a razones pertinentes, se argumenta que
ésta es falsa porque quien defiende esa posición se ve beneficiado o
favorecido por involucrar intereses personales. Veamos el siguiente
ejemplo: Mariano dice que el IFE es una institución confiable… pero
claro, como él ocupa un cargo muy importante ahí, ¡qué otra cosa va a
decir! Tiene que defender su chamba, ¿no? En este caso observamos
que, en lugar de ofrecer razones pertinentes para refutar lo que señala
Mariano, se dice simplemente que eso es falso, porque al defender esa
tesis él se ve favorecido. En este caso el beneficio es que no lo despidan
y por ello lo sostiene, pero si analizamos cuidadosamente, advertimos
que no se ha dado una buena razón para rebatir la tesis de Mariano, a
saber: “El IFE es una institución confiable”
ii. Falacia contra la persona, Circunstancial de autocontradicción:
Cuando aseguramos que cierta afirmación es falsa, porque quien la
defiende hace justo lo contrario de lo que sostiene, pero no se dice nada
respecto a la falsedad de su aseveración, se cae en una falacia de
circunstancial de autocontradicción. Esto sucede porque lo único que
se realiza es criticar la incongruencia de la persona que dice una cosa y
hace otra. Analicemos el siguiente caso: Mi mamá se la pasa
repitiéndome que debo estudiar una carrera universitaria para ser
alguien en la vida, pero eso ni ella misma lo cree, con decirte que ella ni
la primaria terminó. Como podemos advertir, aquí se quiere refutar la
tesis de la importancia de estudiar una carrera universitaria para tener
Sandra Paola Jaramillo Fernandez
Falacias
a. Petición de principio: En esta falacia que también es conocida como petitio principii,
la conclusión se repite en la premisa, sólo que se hace de manera velada. De esta
forma el interlocutor no logra advertirlo, ya que generalmente la conclusión se
presenta parafraseada, es decir, no de manera textual (lo cual haría fácil el
reconocerla), sino diciéndola con otras palabras, pero en esencia afirmando lo
mismo. En este sentido no se están aportando premisas para fundamentarla.
Analicemos el siguiente ejemplo: - El amor en el matrimonio es eterno. - ¿Por qué?
- Pues porque el amor debe durar para toda la vida. En el caso anterior, observamos
que se quiere defender la conclusión de que “El amor en el matrimonio es eterno”
y lo que se ofrece como premisa para defenderla es un parafraseo de la misma. Al
decir que el amor es eterno porque debe durar para toda la vida, no se están
ofreciendo razones diferentes a la conclusión, aunque a primera vista así lo
pareciera. (Jiménez M. G., 2013)