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Tecnicas de Terapia Familiar
Tecnicas de Terapia Familiar
Tecnicas de Terapia Familiar
H. Charles Fishman
Técnicas
de terapia
familiar
contratransferencia ha promovido grandes cambios en la teoría y la pan en un grupo propio formado por dos coterapeutas que son observa-
práctica. «Probablemente es cierto —sostiene Donald Meltzer— que todo dos y apoyados por otros dos miembros del equipo. La relación entre los
análisis que realmente mueva las pasiones del paciente tendrá el mismo terapeutas y la familia es de amigos en lo manifiesto, pero de adversa-
efecto sobre el analista y promoverá en él un desarrollo capaz de hacerlo rios por debajo de la superficie. Los terapeutas planifican sus interven-
avanzar en su propio análisis.» El estado indispensable para que sobre- ciones para producir resistencia en la familia, lo que por contragolpe
vengan interpretaciones inspiradas es «ese compañerismo interior que engendrará la conducta que aquéllos consideran terapéutica. Se pone un
instaura un ambiente de aventura en que prospera la camaradería entre cuidado extremo en evitar el peligro de que los terapeutas entren en co-
la parte adulta do la personalidad del paciente y el analista como cien- participación con el sistema familiar y queden prisioneros de conflictos
tífico creador (...) lo que abre posibilidades terapéuticas para ambos subsistémicos.
partícipes de la aventura».' En algún punto intermedio entre esos dos extremos se sitúa Murray
Los terapeutas de familia en muchos casos sólo admiten las concep- Bowen, quien, para mantener su objetividad y controlar su instrumen-
ciones tradicionales de la terapia de enfoque psteodinámico. Por ello tación de sí, obra como un instructor. En este papel de especialista, el
es interesante destacar que nuestra preocupación por comprender la terapeuta ocupa una posición extremadamente central: es la persona
instrumentación que el terapeuta hace de sí mismo tiene un paralelis- a quien se dirigen todas las comunicaciones. Se promueve que los
mo estricto en un paradigma teórico o diferente, como es el psicoanálisis. miembros de la familia hablen sobre procesos afectivos, y no que
Cuando los terapeutas empezaron a considerar la familia como un los experimenten en la sesión. El terapeuta se empeña en mantener un
todo, lo que los movió a investigar la instrumentación del propio tera- ambiente tranquilo en lo emocional. El resultado es un sistema tera-
peuta fue el peligro de que el campo de la familia lo absorbiera hasta el péutico enteramente disímil a las interacciones naturales de la familia,
punto de hacerle perder su capacidad de maniobra terapéutica. Lyman v menos intenso que éstas. Las reglas así debilitadas sólo conservan
Wynne y colaboradores han expuesto la confusión y la angustia que un limitado poder para absorber al terapeuta. Desde una posición cen-
experimentan los terapeutas en el trabajo con familias esquizofrénicas.2 tral, pero protegida, éste conduce la sesión en buena parte según su
La solución que Cari Whitaker propone para el problema de conser- albedrío. 5
var el poder terapéutico es recurrir a un coterapeuta: «No creo que La tesis que por nuestra parte sustentamos sobre la instrumentación
un terapeuta solo posea la cantidad de poder que se necesita para en- del propio terapeuta es que éste se debe sentir cómodo en diferentes nive-
trar en la familia, cambiarla y volver a salir (...) No deseo permanecer les de participación. Cualquier técnica podrá resultar útil, según el tera-
el resto de mis días con el dedo metido en la rajadura del dique». En- peuta, la familia y el momento. A veces el terapeuta deseará desprenderse
tonces, con un coterapeuta, el terapeuta puede resolver su «problema de la familia, hacer prescripciones como un especialista de la escuela de
de contratransferencia refugiándose en su relación con el otro tera- Milán, quizá con un programa cuyos plazos de cumplimiento mantendrá
peuta; así el proceso terapéutico se convierte en la relación recíproca en reserva. Otras veces adoptará una postura intermedia y obrará como
de dos grupos». Whitaker confía en el «nosotros», su coterapeuta y él instructor a la manera de Bowen. En otros momentos se enzarzará en
mismo, cuando no siempre confiaría en uno de ambos separadamente; la contienda como lo hace Whitaker, tomando el puesto de uno de los
juntos tienen una «visión estereoscópica», 3 Con la protección del cotera- miembros en el sistema, estableciendo una fuerte alianza con uno de
peuta, Whitaker, cuya meta es procurar una expansión creadora para la los perdedores dentro de la familia o utilizando cualquier táctica que
familia y para él mismo, entra en una intensa participación personal armonice con su meta terapéutica y con su comprensión de la familia.
con la familia, aceptando el influjo que ésta ejerce sobre él como algo Hay limitaciones impuestas a la instrumentación de su persona, que es-
inevitable y a menudo benéfico. tán determinadas por sus características individuales y los rasgos par-
En el extremo opuesto se sitúa la escuela de Milán; parte de la base ticulares de la familia. Pero dentro de estos límites el terapeuta puede
de que aquella absorción es inevitable si el terapeuta traba relación estre- aprender el empleo de técnicas que demandan diferentes niveles de par-
cha con la familia.4 Para evitar esta consecuencia, los terapeutas partici- ticipación.
Coparticipar con una familia es más una actitud que una técnica y
1. Donald Meltzer: «Routine and Inspired Interpretations». en Conlemporary constituye la cobertura bajo la cual se producen todas las interacciones
Psychoanalysis. 14, n.° 2 de abril de 1978, págs. 211-225. terapéuticas. Coparticipar con una familia es hacer saber a sus miem-
2. Lyman Wynne, I. Ryckoff, J. Day y S. Hersch: «Pseudo-Mutuality in the Family bros que el terapeuta los comprende y trabaja con ellos y para ellos.
Relaüonsliips uf Scliizophienics», Psychialry 21, 1958, págs. 205-220.
3. Jay Haley y Lvnn Hoffman: Techniques of Family Therapy. Nueva York, Basic Sólo con esta protección puede la familia .sentirse segura para ensayar
Books. í%7, págs. 307-308; Augustus Y. Napier con Cari A. Whitaker: The Family
Crucible, Nueva York, Harper & Row, 1978, pág. 9.
4. Mará Selvini-Palazzoli, I.. Boscolo, G. Cccchin v G. Prata: Paradox and Coun- 5. Murrav Bowen: Family Therapv in Clinical Praclice, Nueva York, Jason Aron-
rer Paradox, Nueva York. Jason Aronson, 1978 son. 1978, pág. 310
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alternativas, intentar lo no habitual, y cambiar. Esa participación es el del trato entre personas. También es cierto que el estilo del terapeuta
pegamento que mantiene unido el sistema terapéutico. será compatible con ciertas familias, y en estos casos sentirá que se
¿Cómo se introduce el terapeuta en la familia? Lo mismo que los puede manifestar con comodidad. Pero en otras familias puede suce-
miembros de ésta, él es «humano ante todo», para decirlo con una ex- derle comportarse de manera más turbulenta que de costumbre, o más
presión de Harry Stack Sullivan.6 En algún punto de su interioridad formal. Con algunas familias tendrá una actitud más verbal. Con otras,
esconde unas cuerdas capaces de resonar en respuesta a cualquier fre- hablará menos. Su ritmo de discurso variará. En ciertos casos se en-
cuencia humana. Para la formación del sistema terapéutico, tendrá que contrará con que habla más a la madre; en otros, lo hará con todos
sacar a relucir aspectos de su personalidad que faciliten edificar un los miembros de la familia. Conviene que observe los cambios que en
terreno compartido con los miembros de la familia. Y el terapeuta ac- él mismo sobrevienen en respuesta a las pautas de interacción implíci-
tivará de manera deliberada segmentos de sí-mismo congruentes con la tas de la familia, y que emplee estas señales externas como un nivel
familia. Pero coparticipará de un modo que le deje libertad para opo- más de información acerca de aquélla.
nerse a los miembros de la familia. Se adaptará a ésta, pero también El terapeuta puede hacerse copartícipe de la familia desde diferen-
le exigirá que se acomode a él. tes posiciones de proximidad. Distintas técnicas de coparticipación co-
El proceso de copartipación en un sistema terapéutico rebasa el rresponden a una posición de cercanía, a una intermedia y a una dis-
mero hecho de brindar apoyo a una familia. Si bien el establecimiento tante.
de esa coparticipación suele ir unido a maniobras de apoyo, en ciertos
casos se lleva a cabo mediante el cuestionamiento de modalidades dis-
funcionales de interacción, lo que instila en la familia la esperanza de Posición de cercanía
que el terapeuta será capaz de mejorar las cosas. Cuando un terapeuta
como Whitaker trabaja con familias en que hay miembros psicóticos, a En una posición de proximidad el terapeuta puede entrar en con-
menudo se introduce en el sistema con la exigencia de que los miembros nivencia con miembros de la familia, acaso coligándose con unos miem-
de la familia se acomoden a él. Esta técnica de «objeto inmóvil» es una bros contra otros. Probablemente el instrumento más útil para obte-
potente maniobra de coparticipación, que combina la cosmovisión del ner esa connivencia sea la confirmación. El terapeuta valida la realidad
terapeuta, su comprensión del proceso de la familia y el respeto por sí de los holones en que coparticipa. Busca los aspectos positivos y se
mismo. La técnica puede resultar totalmente desconcertante para los empeña en reconocerlos y premiarlos. También detecta sectores de su-
observadores; no obstante, encuadra el sistema terapéutico de una ma- frimiento, de dificultad o de tensión y da a entender que no pretende
nera que transmite el mensaje de que la asistencia es posible. evitarlos, pero que responderá a ellos con delicadeza.
Puesto que el empleo que el terapeuta hace de sí mismo en el sis- El terapeuta puede llegar a confirmar a miembros de la familia que
tema terapéutico es el instrumento más poderoso para promover un le disgustan, y para ello no necesita estudiar el modo de pintarlo todo
proceso de cambio en la familia, aquél debe tener presente el alcance de color de rosa. Cuando una persona gusta de otra, se programa para
de su repertorio de coparticipación. Para un terapeuta joven y de voz prestar atención a las facetas de ésta que confirman su opinión. Y el
acariciante no será lo indicado establecer coparticipación en. el papel mismo proceso opera cuando alguien resulta antipático: se seleccionan
de padre indignado, según lo hace Minuchin en ocasiones. Es impor- los aspectos negativos a la vez que se ignoran los positivos. La gente
tante que el terapeuta saque buen partido de sus recursos, no que imi- se protege de la incertidumbre tomando las facetas de una persona o
te bien al especialista de éxito. Otra regla de oro para una copartici- de un grupo que le confirman su concepción previa. El terapeuta de
pación lograda es trabajar con familias de cuyo estadio de desarrollo familia, de orientación estructural, al tanto de que la gente suele se-
el terapeuta haya hecho la experiencia. Y si tiene que enfrentar si- leccionar sus observaciones de manera de reafirmar su creencia, puede
tuaciones que no ha experimentado, una buena maniobra de coparti- darse a sí mismo una orientación que lo lleve a registrar lo positivo.
cipación será introducirse desde una posición de modestia, pidiendo Por lo demás, las personas que acuden en demanda de terapia se des-
que lo ayuden a comprender; en efecto, esto da tiempo para que el empeñan lo mejor que pueden, como hacemos todos.
sistema terapéutico y el terapeuta se desarrollen. Cuando confirma los aspectos positivos de las personas, el terapeu-
Como toda creación humana, la coparticipación no necesariamente es ta se convierte en fuente de autoestima para los miembros de la fami-
un proceso razonado, deliberado. Buena parte del proceso de coparti- lia. Por otra parte, los demás contemplan a la persona confirmada con
cipación se produce subterráneamente, según los procesos normales nuevos ojos. El terapeuta incrementa su capacidad de maniobra insti-
tuyéndose en fuente de la autoestima y el status de la familia. De ese
6. Dorothy R. Blitsten: The Social Theories of Harry Slack Sullivan, Nueva York. modo también reúne el poder de retirar su aprobación si los clientes
William-Frederick Press, 1953. no responden a sus orientaciones.
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En muchos casos la confirmación no consiste más que en una res- la comunicación de los miembros más locuaces de la familia, sin tomar
puesta simpatética a la presentación afectiva de un miembro de la fa- nota de la vida familiar que se escenifica ante sus ojos ciegos.
milia. Por ejemplo: «Se lo ve preocupado... deprimido.', enojado... También si trabaja a distancia intermedia puede el terapeuta sin-
cansado. . harto». La confirmación puede consistir en una mera des- tonizar el proceso familiar. Si la madre es la central de operaciones
cripción, que no contenga juicio alguno, de una interacción entre los de la familia y el padre ocupa un lugar periférico, puede entrar en
miembros de la familia, por ejemplo: «Usted parece empeñado en una coparticipación con la familia escuchando primero respetuosamente a
lucha continua» o «Cuando usted habla, él disiente, o guarda silencio, la madre, aunque su propósito último sea aumentar el poder del pa-
o se siente cuestionado». Este tipo de intervención no es una interpre- dre dentro de la familia.
tación. Los miembros de la familia ya conocen lo que el terapeuta les El terapeuta puede recoger información útil sobre la familia obser-
dice. Su declaración no es más que un modo de dar a entender que ha vando el modo en que él mismo rastrea el proceso familiar. ¿Le ocurre
recibido el mensaje y desea trabajar con ellos sobre el problema. hablar sobre todo a la madre? ¿Omitió preguntar por qué el padre no
Otro modo de confirmar es enunciar un rasgo a todas luces nega- asistió a la sesión? ¿Tiene una inclinación protectora hacia un miem-
tivo de un miembro de la familia al tiempo que se «absuelve» a esa bro de la familia o alguno le produce irritación? Si observa las pre-
persona de toda responsabilidad por esa conducta. El terapeuta puede siones que organizan su conducta, el terapeuta puede decidir que en-
decir a un niño: «Pareces demasiado infantil. ¿Cómo hacen tus padres trará en coparticipación cediendo a esas presiones. No interpretará sus
para conservarte tan pequeñito?». A un adulto, le dirá: «En sus actos, reacciones frente a la familia, porque hacerlo definiría su papel como
usted se muestra muy dependiente de su esposa. ¿Cómo logra ella el de un extraño, ajeno a la familia. Pero al mismo tiempo tomará
mantenerlo tan anulado?». En estas técnicas, el miembro de la fami- nota de ellas para sí, como un medio de evitar ser absorbido y una
lia se siente reconocido en un campo de problemas sin que lo critiquen manera de compenetrarse con la estructura que gobierna la conducta
o lo hagan sentir culpable, y queda en condiciones de responder al te- de los miembros de este sistema.
rapeuta como si lo hubieran reafirmado en su persona. El tratamiento de la familia Javits nos proporciona un ejemplo de
Las intervenciones confirmatorias se producen durante toda la tera- rastreo. Acudieron a la terapia porque el marido, el paciente indivi-
pia. El terapeuta de continuo busca y destaca los modos de contem- dualizado, se sentía deprimido. El siguiente diálogo se produjo prome-
plar positivamente a los miembros de la familia, al tiempo que pro- diando la primera entrevista.
mueve sus propósitos de obtener un cambio estructural. El terapeuta
es siempre una fuente de apoyo y de cuidados, así como el líder y di- Minuchin (a la madre): ¿Cree que su casa está demasiado desordenada?
rector del sistema terapéutico. Madre: Mi casa no está muy desordenada, pero podría estar mejor.
Cuando trabaja en esta posición de cercanía, el terapeuta tiene que Minuchin: Cuando su marido entiende que la casa es un desorden,
saber que su libertad de movimiento será restringida por su absorción ¿considera que usted no es buena administradora?
en el sistema familiar. Gana en intensidad actuando de ese modo, pero
se convierte en un participante prisionero de las reglas de la partici- El terapeuta hizo un rastreo concreto; en esencia preguntaba:
pación. Es importante que el terapeuta sepa instrumentarse en esta «¿Cómo influye su conducta sobre la opinión que su marido tiene
modalidad, pero es también esencial que sepa cómo desasirse luego de usted?».
que se integró.
Madre: Sí.
Padre: Sí.
Posición intermedia Minuchin (a la madre): ¿Y él puede decírselo, o se lo debe guardar?
En la posición intermedia, el terapeuta coparticipa como un oyente El rastreo incluyó una inferencia acerca de la pauta de interacción
activo, neutral. Asiste a la gente para que cuente lo que le pasa. Esta entre los cónyuges y movió a la pareja a un sondeo interpersonal.
modalidad de coparticipación, que se llama rastreo, es la que instilan
en el terapeuta las escuelas objetivas de la terapia dinámica. Es un Madre: No siempre es igual; a veces puede decirlo despreocupadamen-
buen método para recopilar datos. Pero nunca es tan neutral ni tan ob- te, y a veces se lo reserva porque yo me trastorno cuando lo mani-
jetivo como creen quienes lo usan. También él puede restringir la li- fiesta. Depende de que pueda soportar o no mi trastorno en ese
bertad de movimiento del terapeuta. Si los miembros de la familia momento.
están posesionados relatando su historia, es posible que la atención del "adre: Creo que cuando algo así me irrita, se acumula en mí y lo guar-
terapeuta quede prisionera del contenido. A veces le sucederá rastrear do hasta que una pequenez lo desencadena y entonces tengo una
p
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50 TÉCNICAS DE TERAPIA FAMILIAR
El terapeuta, tras la coparticipación, maniobraba hacia una posición
actitud muy, pero muy crítica, y me enojo. En esos casos le digo en que se pudiera desprender de aquélla: pidió a los miembros de la
que no entiendo por qué las cosas tienen que ser así. Pero pongo familia que interactuaran entre sí sobre el mismo tema:
mucho cuidado en no ser arbitrario o demasiado duro, porque si
me muestro duro, me siento culpable. Madre (al marido): ¿Los uso?
Minuchin: Entonces, a veces, la familia parece una trampa. Padre: No lo sé realmente. A veces pareces muy franca, pero dudo de
Padre: No es tanto la familia; es sólo... (Indica a su mujer.) si todas las veces me dices todo lo que te perturba. Sabes, cuando
pareces trastornada, no siempre estoy seguro de conocer lo que te
El rastreo condensó los pormenores de las críticas del marido en molesta.
una formulación metafórica, la «trampa», cuya intensidad superaba el Madre: ¿Que me pueda trastornar una cosa así porque a ti no te im-
umbral de lo que podía resultar cómodo para la madre. Forzó al ma- portaría?
rido a enfrentarse con su mujer. Padre: Puede ser que haya algo de eso.
Madre (sonriendo, pero al mismo tiempo con los ojos húmedos): Por-
Minuchin (completando el gesto del marido): ¿Kit?
que haces ver siempre que conoces mejor que yo lo que realmente
Este rastreo elemental transformaba un enunciado no verbal en un me trastorna, cuál es mi problema en el momento.
Minuchin (al padre): ¿Ve usted lo que ocurre ahora? Ella habla con
enunciado verbal. franqueza, pero teme lastimarlo si lo hace y por eso empieza a llo-
Padre (mirando a su esposa): No, tampoco ella. Se trata sólo de las rar y empieza a sonreír. Así está diciendo: «No tomes en serio mi
franqueza porque proviene de una persona que está nerviosa». Es
cosas que hace en relación con las que no hace, todo referido a la así como se conducen entre ustedes. De esta manera no pueden
manera en que emplea su tiempo. A veces creo que debería cam- cambiar demasiado, porque no se indican uno al otro en qué sen-
biar sus prioridades. tido cambiar.
Terapeuta: Kit, él suaviza mi afirmación.
El terapeuta trasladó el nivel de interacción del contenido al pro-
El terapeuta pasó a rastrear un proceso o la diferencia afectiva en- ceso interpersonal, manteniendo en primer plano el mismo tema. Cla-
tre la primera y la segunda declaración del marido, e invitó a la espo- ramente conducía el subsistema de los cónyuges hacia un sondeo tera-
sa a hacer comentarios sobre la presentación que él hacía de la con- péutico.
ducta del marido.
Padre: No discutimos mucho.
Madre: ¿Lo que usted dijo sobre estar entrampado? Madre: No, no lo hacemos.
Minuchin: Sí, sobre estar entrampado. Creo que la gente a veces se Padre: Porque cuando discutimos yo adopto una posición que puedo
deprime cuando es incapaz de ser franca, como le ocurre a su ma- defender desde el punto de vista lógico y eso la hace sentirse des-
rido. No es una persona que se exprese directamente. Usan una can- valida.
tidad enorme de circunloquios en la familia de ustedes porque en Madre: Y yo lloro y él no sabe qué hacer.
esencia son personas muy buenas, muy preocupadas por no herirse. Minuchin: Deseo que ustedes trabajen sobre esto. Es posible que si
Y por eso necesitan decirse muchas mentirillas inocentes. él puede aprender a tener una actitud más crítica, no necesite estar
deprimido. Es posible que si a su vez usted puede mostrarse más
El terapeuta rastreaba por vía de confirmación y enfocaba la depre- crítica, no necesite llorar tanto. Acaso de ese modo se concedan
sión del marido de una manera descriptiva, sin emitir juicio, y encua- uno al otro más libertad. Si usted puede decirle a él las cosas que
draba como protección mutua lo que era una interacción disfuncional. le molestan y él puede escucharla, quizás él sea capaz de decirle
que desea que la casa esté menos desordenada.
Padre: No se trata tanto de mentir como de no decir algo que se de- El terapeuta tomó por último el control del sistema terapéutico
bería decir. por el recurso de reestructurar la intervención y de sugerir posibilida-
Minuchin (a la madre): Y usted obra con él del mismo modo. des alternativas.
.Madre: ¿Uso circunloquios? Esta sesión muestra la complejidad de las maniobras de rastreo.
Minuchin: ¿Y si se lo pregunta a él? Rastrear no supone sólo ir detrás, sino orientar con tacto el ensayo
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de conductas nuevas. Supone desplazar los niveles de rastreo del con- Minuchin (a los padres): Compartamos ese cenicero; así nos podemos
tenido al proceso y ligar de manera concreta el proceso al contenido. sentar todos juntos.
Dando instrucciones y presionando contacto, el terapeuta ayuda a la Padre: Muy bien.
familia para que contemple sus interacciones con nuevos ojos en un
clima de aceptación. Las maniobras de rastreo se apoyan en técnicas El terapeuta empleó aquí dos maniobras que tienen importancia
de confirmación en que las interacciones penosas son presentadas como cuando se trabaja con niños pequeños. Una se relaciona con el tama-
el fruto de una actitud de consideración recíproca. Además, las inter- ño: se arrodilló para estar a la misma altura que el niño con quien
venciones reestructuradoras del terapeuta forman parte del proceso de hablaba. La otra, con el nivel adecuado de lenguaje: cuando se dirigió
coparticipación; en efecto, vehiculizan un elemento de esperanza en su a Patti, que tenía cuatro años, el terapeuta entabló una comunicación
pintura de una conducta diferente. concreta; le preguntó su nombre y el de su hermana y después, para
El rastreo exige conocer el lenguaje utilizado por los miembros de pedirle información, señaló uno y otro brazo de Mimi. Por el hecho de
la familia. Para rastrear comunicaciones de niños pequeños es preciso dirigir preguntas a Patti, le atribuía una posición competente como la
que el terapeuta posea las habilidades de un políglota. Por ejemplo, persona que respondía y miembro mayor del subsistema de los herma-
debe reconocer el lenguaje diferente empleado por un niño de dos o de nos. Con la niña de dos años, la comunicación se estableció en el nivel
cuatro años y hablarlo con éste en presencia de los adultos de modo motor. La saludó enlazando su dedo con el de la niñita, introduciéndo-
que al propio tiempo se esté comunicando con éstos. se el pulgar en la boca para imitarla y haciendo muecas que a su vez
La familia Kuehn se componía del padre y la madre, de poco más ella imitó.
de treinta años, y dos hijas: Patti, de cuatro años, y Mimi, de dos. La Para coparticipar con esta familia que tenía hijos pequeñitos, el te-
hija mayor era la paciente individualizada. Era «incontrolable», y en rapeuta inició la sesión entablando contacto por medio de los niños.
esto consistía el problema por el cual solicitaron asistencia. En la en- Es el abordaje opuesto al utilizado con familias que tienen hijos en
trevista inicial, tras la presentación de los padres, el terapeuta habló edad escolar o mayores, en que el terapeuta empezaría estableciendo
con la paciente: contacto con el subsistema ejecutivo. En familias con niños en edad
preescolar, es posible que el terapeuta entable contacto mediante un
Minuchin: Hola, ¿cómo estás? lenguaje de juego, no verbal. Esta estrategia produce un relajamiento
Patti: Bien. ¿Podemos jugar con juguetes? del clima porque el terapeuta se presenta como una autoridad que jue-
Minuchin: Buscaremos algunos. (Se pone de rodillas.) ¿Dijiste que te ga con los niños y se relaciona con los adultos en su condición de
llamas Patti? padres.
Padre: Sí.
Minuchin: Patti, ¿cómo se llama tu hermanita?
Patti: Mimi. Posición distante
Minuchin: ¿Mimi? (Se introduce el pulgar en la boca como Mimi y en-
laza el dedo meñique con el de ella.) Hola, Mimi. El terapeuta puede también coparticipar con una familia desde una
Patti: No la alces. No la alces. No la alces. ¿Sabes por qué? posición distante. En ese caso se apoya en su condición de especialista
Minuchin: ¿Por qué? para crear contextos terapéuticos que procuran a los miembros de la
Patti: Porque tiene un brazo dolorido. familia el sentimiento de ser competentes o la esperanza del cambio.
Minuchin: ¿Que tiene qué? No hace el papel de actor, sino de director. El terapeuta percibe las
Patti: Tiene un brazo dolorido porque se cayó de la cuna. pautas de la danza familiar y entonces dispone secuencias de interac-
Minuchin (señalando): ¿Qué brazo? ¿Este o este otro? ción; así promueve la escenificación de movimientos habituales o in-
Patti: ¿Cuál, mami? troduce novedades forzando a los miembros de la familia a empeñarse
Madre: El izquierdo. ¿Cuál es? unos con otros en interacciones desacostumbradas. Estas técnicas sir-
Patti (señalando): Este, ¿no es cierto? ven para producir cambios, pero son también métodos de coparticipa-
Madre: Eso es. ción que aumentan el liderazgo del terapeuta por el hecho mismo de
Patti: Este. Se lo quebró ... este . (Mira a la madre.) c¡ue se lo experimenta como el arbitro de las reglas de la sesión.
Madre: La clavícula. En su condición de especialista, el terapeuta opera como verificador
Patti: La clavícula. de la cosmovisión de la familia. Acepta y apoya determinados valores y
Minuchin: ¡Oh, caramba! mitos familiares. Evita o ignora deliberadamente otros. Aprende el
Patti: Hizo ¡cataplún! ¿Sabes por qué? Se volvió a caer de su cunita. modo en que los miembros de la familia encuadran su experiencia:
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«Somos la familia Smith; debemos comportarnos de esta manera». ta, pues éste necesitará de su cooperación para trabajar con la familia.
Presta atención a las pautas de comunicación que expresan y apoyan la Por último, es indispensable que el terapeuta estudie con atención el
experiencia familiar y toma nota de las frases que son significativas para papel que el miembro agredido desempeña en el mantenimiento del
la familia. Puede luego utilizarlas a modo de maniobra de coparticipa- sistema como un todo.
ción, sea para apoyar la realidad de la familia o para construir una cos- La familia Morris se componía de madre, padre y un hijo varón de
movisión más amplia, que admita flexibilidad y cambio. ocho años. Fue enviada a consulta por un hospital pediátrico porque
los padres maltrataban a su hijo. En una ocasión lo golpearon tan ma-
lamente que debió ser hospitalizado. Mientras la madre hablaba, el
Problemas niño permanecía sentado un poco lejos del círculo familiar. Lloraba
con la vista clavada en el suelo.
Puede ocurrir que un terapeuta esté frente a personas con quienes
la coparticipación no le resulta fácil por tener sistemas de valores o Madre: ¡Johnny es imposible! Es ingobernable. Nos arruinó completa-
ideologías políticas diferentes, o distintos estilos de relacionarse con la tamente la Navidad a mí y a mi marido.
gente, o, simplemente, una incompatibilidad irracional. Si está en una Minuchin (a la madre): Tiene que haber sido terrible para usted que
situación que le permita remitir estos pacientes a un colega a quien le arruinaran la fiesta. ¿Cómo lo consiguió su hijo?
considera mejor copartícipe para la familia, ésa será la mejor solución.
Pero en muchos casos no será posible, y el terapeuta se puede encon- El terapeuta se forzó a obrar contra sus propias inclinaciones. En
trar con que se vuelve más cuestionador y menos eficaz. Sus interven- ese momento sentiría gran gusto en decir a la madre todo lo que pen-
ciones pueden tener por resultado una cuota mayor de enfrentamiento saba de la gente que maltrata niños. Pero si este niño no había de ser
y una sensación de desvalimiento compartida por la familia y por él quitado a sus padres (solución siempre posible), su mejor perspectiva
mismo. era un cambio en la familia. Para producir ese cambio, el terapeuta
Será bueno que, en ese caso, el terapeuta reflexione en que es sen- tenía que mantener a la familia dentro de la terapia. Y esto sólo se
cillamente imposible que esta familia carezca por completo de cuali- consigue por medio de la creación de un sistema terapéutico en que
dades por él compartidas. Acaso resulte difícil descubrirlas, pero tie- los padres se sientan apoyados y comprendidos antes que se los pueda
nen que existir. Todo el problema reside en que el terapeuta no está cuestionar. Además, si el terapeuta apoyara al niño desde el comienzo
lo bastante motivado para buscarlas. lo dejaría todavía rnás expuesto a los malos tratos. Entonces, cualquie-
Minuchin cierta vez remitió a un colega una familia cuyo hijo, un ra que fuera el curso posterior de la terapia, el primer paso era copar-
hombre joven, era drogadicto. El paciente, individualizado, era depen- ticipar en la experiencia de la familia, rastreando el modo en que sus
diente, egoísta, autocomplaciente, irresponsable (la enumeración podría miembros percibían el problema y lamentando con ellos que se les
continuar indefinidamente) y suscitaba en mi colega ineficaces respues- estropeara la Navidad.
tas controladoras. Durante una breve consulta que en cierto momento Las disputas crónicas de una diada desavenida presentan particula-
me hizo, pregunté a este terapeuta si sabía que su paciente era muy res problemas para la coparticipación, sobre todo antes que el terapeu-
buen poeta. Quedó desconcertado cuando advirtió que no podía conce- ta haya logrado una posición de liderazgo dentro del sistema terapéu-
bir esa posibilidad. tico. Tomar partido es enajenarse las simpatías de la otra persona. Pero
Siempre que un terapeuta consigue asistir con eficacia a un pacien- mantenerse neutral crea el peligro de dejar que el conflicto se desarro-
te, simpatiza también con éste; por lo tanto, la cuestión está en des- lle sin control, lo que aumentará la sensación de desesperanza de los
cubrir el modo de asistirlo. Con tal que el terapeuta resuelva este pro- miembros enemistados.
blema, desaparecerá la dificultad de entrar en coparticipación. Cuando es posible, es lícito que el terapeuta adopte una posición
Es particularmente difícil entrar en coparticipación con una fami- distante y espere hasta que la tormenta amaine. Pero en ocasiones ten-
lia que maltrata a sus hijos. Es posible que la respuesta inmediata del drá que lanzarse a una técnica de desequilibramiento, aliándose con
terapeuta sea aliarse con el niño golpeado y comunicar su sentimiento uno de los miembros contra el otro; no le quedará entonces más re-
de agravio a los adultos responsables. El mismo problema se presenta medio que confiar en que la familia acudirá a la sesión siguiente. En
otras
en el caso de familias que infligen a sus hijos malos tratos psicológi- situaciones puede considerar que la mejor estrategia de coparti-
cos, por restringir su desarrollo o requerirles conductas inapropiadas cipación es poner en entredicho la conducta de ambos miembros con
eI
a su nivel de desarrollo. Pero a fin de modificar esta situación, el tera- argumento de que tiene que ser posible un funcionamiento mejor.
peuta tiene que entrar en coparticipación con el sistema como un todo. fcn la primera sesión con una pareja desavenida, el terapeuta puede
Es preciso que también los padres experimenten el apoyo del terapeu- aecir a la esposa «Usted tiene razón»; y en seguida, al marido irasci-
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ble: «También usted la tiene». Pero entonces proseguirá: «Sin embar- _ J. jvjo hasta muy tarde. Es sólo a la mañana cuando no tengo ganas
go, el precio de tener razón y aferrarse a ello es llevar una mala vida de hacer nada.
de pareja». Por cierto que no es una maniobra elegante para establecer Minuchin: Pero esto significa que te sientes más activo al anochecer.
coparticipación, pero este cuestionamiento (introducir comezón en los Bud: No, me siento activo todo el día, pero...
dos) comunica la actitud de interés del terapeuta hacia la pareja. Minuchin: Si tuvieras un buen reloj despertador, ¿resolvería el pro-
blema?
Bud: Bueno, acabo de comprar el reloj despertador...
Un ejemplo Minuchin: ¿Quién es el reloj despertador?
Bud: Bueno, ahora tengo uno para mí.
La familia Bates se componía del padre, la madre y Bud, de 14 años. Minuchin: ¿Tienes un reloj despertador o tu madre es un reloj desper-
Las dos hermanas de Bud, de 28 y 24, ya casadas, no vivían en el ho-
gar paterno. El muchacho era haragán, fumaba como una chimenea y tador?
se sentía deprimido. Lo admitieron en el hospital de día, pero llegaba El terapeuta había entrado en coparticipación con Bud por el re-
tarde todas las mañanas con el pretexto de que no lograba motivarse. curso de rastrear lo que él decía y de normalizar el problema, pero en
La sesión que .sigue tuvo el carácter de una consulta. este momento cambió de marcha e introdujo una metáfora de la pro-
ximidad, lo que suponía que ésta se ligaba con el síntoma. Había ad-
Minuchin: El hospital me ha invitado a entrevistarme con ustedes para vertido que Bud se había sentado pegado a su madre y que ambos in-
ver si puedo ayudarlos. Estaré, entonces, al servicio de ustedes du- tercambiaban diversas señales no verbales. Con humor y con mucho
rante la próxima hora. ¿Puede alguno empezar a contarme los pro- tino cuestionó el holón madre-hijo.
blemas que tienen en este momento?
Bud: He conseguido uno.
El terapeuta se introdujo desde el papel de un especialista. Invita- Madre: Y yo he conseguido uno.
ba a la familia a utilizar sus conocimientos: «Estaré a disposición de Minuchin: ¿Estás seguro de que ella no «s un reloj despertador, Bud?
ustedes durante la próxima hora». Bud: Sí.
Minuchin: ¿Quién te despierta?
Madre: El gran problema que tenemos ahora, el mismo que nos hizo Bud: Ella lo hace casi todas las veces.
venir aquí, es la negativa de Bud a levantarse por las mañanas para Minuchin: Entonces ella es tu reloj despertador.
atender a su obligación. Hoy mismo debió estar aquí a las 9.30. No Madre: Si usted quiere llamarlo así.
es sólo sacarlo de la cama para acudir a la clínica; es difícil hacerlo Minuchin: Eso es; entonces usted tiene una función. ¡Usted es un re-
levantar para cualquier cosa que deba hacer. Cuando asistía a la loj despertador!
escuela regular, no quería levantarse.
Minuchin: Dime, Bud, ¿eres una persona nocturna? ¿Te quedas levan- En tono despreocupado y divertido, el terapeuta confirmaba a la
tado hasta tarde? madre y rastreaba a Bud. Al mismo tiempo, era cuestionada la relación
Bud: Hasta las 24 o la 0.30. de ella con su hijo.
Minuchin: Muy bien; entonces te resulta más fácil permanecer des-
pierto de noche. Sabes, hay personas que se sienten mejor de ma- Madre: Bien, en este momento tenemos dos relojes despertador en el
ñana y otras que son trasnochadoras. Por lo que has dicho, parece dormitorio de Bud ...
que eres de éstas. ¿Te sientes más despejado, más despierto, más Minuchin: ¿Y no alcanzan?
dispuesto a hacer cosas al anochecer? Madre: Además, estoy yo.
Cuando la madre se había embarcado en un relato sobre el proble- La madre se hacía- copartícipe del terapeuta.
ma de Bud, el terapeuta la interrumpió para dirigirse al paciente indi-
vidualizado. Por el hecho mismo de no obedecer a las reglas normales Minuchin: Eso quiere decir que quizás ustedes podrían colocar un ter-
de la cortesía, un proceder así se percibe como la acción de una auto- cer despertador, escalonados todos, por ejemplo uno a las 7.30, otro
ridad. La declaración que el terapeuta hizo a Bud normalizaba el pro- a las 7.40 y el tercero a las 7.50.
blema: «Eres una persona más bien trasnochadora». Madre: Eso es lo que hacemos ahora.
Minuchin: ¡Caramba! Debes de tener un sueño muy profundo, Bud.
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Bud: Sí. Padre: Soy jefe en un taller de electrónica. Hacemos circuitos, circuitos
Minuchin: Hoy me levanté a las cuatro de la mañana. No podía dormir. impresos.
Me gustaría enfermar de tu síntoma. Si tus tres relojes no te des- Minuchin: Si usted ha llegado a jefe, quiere decir que ha trabajado en
piertan, podrás dormir hasta las 12 del mediodía, o hasta la 1, las 2... el mismo lugar durante muchos años.
¿cuál es la hora más tardía hasta la que has sido capaz de dormir? Padre: Treinta años.
(Bud mira a su madre.) No le preguntes. No es su función. Ella es Minuchin: ¡Treinta años! ¿Qué edad tiene usted ahora?
un reloj despertador. ¿Será también un banco de datos? Padre: Cincuenta.
Minuchin: ¿Desde los veinte años ha mantenido el mismo puesto de
El terapeuta, incurable contador de cuentos, interpretó el síntoma trabajo?
como algo bueno haciendo un comentario sobre su propio insomnio. Padre: Así es.
También empezaba a controlar la proximidad de madre e hijo. La copar- Minuchin: En este momento será el empleado más antiguo.
ticipación y la reestructuración avanzaron bastante rápido en este seg- Padre: Sí.
mento porque la sensación de comodidad que el terapeuta experimen- Minuchin: ¿Cuántos trabajan en el taller?
taba le decía que estaba dentro de los márgenes permitidos. Hasta aquí Padre: Diecisiete personas.
la sesión había enfocado la conducta concreta y pequeñas interacciones Minuchin: ¿Y cuántos jefes hay?
en que la familia se sentía cómoda. Entonces el terapeuta buscó con- Padre: Dos, pero mi colega no es tan antiguo como yo.
tacto con el padre, que permanecía silencioso. Minuchin: Quiere decir que usted está seguro en ese trabajo.
Padre: ¡Oh, sí!
Minuchin: Apuesto a que usted también desearía tener esa habilidad.
¿A qué hora se despierta? El terapeuta rastreó al padre, recabándole información neutra por el
Padre: ¿Yo? A las 4.45, a las 5. (Mira a su mujer.) método de hacerle preguntas concretas para mantener el contacto. En
Madre (hace un gesto de asentimiento): Sí. este punto se propuso dar un salto conceptual, relacionando esta in-
Padre: A las 5. formación con el síntoma del hijo.
Minuchin: ¿A las 5 de la mañana? ¿Es su esposa el banco de datos de la
familia? Porque no sólo Bud la mira para pedirle información, sino Minuchin: Tenemos entonces una persona como usted que tiene con-
que también usted lo ha hecho. ciencia del tiempo, de los horarios y de su responsabilidad. ¿Ha tra-
bajado toda la vida?
El terapeuta, entrando en coparticipación con los tres miembros de Padre: Así es.
la familia, creaba ya el enfoque que organizaría el resto de la sesión. El Minuchin: ¿Cómo es entonces que ha tenido un hijo que no sabe nada
contenido era la vida cotidiana y el tono era tan despreocupado como del tiempo, ni de horarios, ni de motivación? ¿Cómo ha llegado a
el de una conversación informal acerca del tiempo. No obstante, para esto?
los miembros de familia el terapeuta es un hechicero: es un especialista Padre: No sé. Es lo que no podemos entender.
que los comprende. Minuchin: Algo fracasó.
Padre: Sí.
Padre: Sí.
Minuchin: Es una persona muy diligente. Es un reloj despertador y un El terapeuta y el padre habían coparticipado en su interés por el
banco de datos. (Al padre.) ¿A qué hora sale para el trabajo? trabajo del padre. Entonces el terapeuta conectó el síntoma con el fra-
Padre: Salgo a las 5.45, a las 6. caso educativo del padre. Pero lo formuló diciendo que «algo», no al-
Minuchin: ¿Qué turno de trabajo tiene usted? guien, fracasó. El padre asintió sin vacilar; él y el terapeuta eran socios
Padre: De 6 o 7 hasta 16.30 o 17.30, según los días. No es un horario en una actividad dirigida a un objetivo.
fijo.
Minuchin: ¿Trabaja entonces diez horas? Minuchin: Puede ser que usted no sea para él un modelo adecuado. Qui-
Padre: A veces diez, a veces once, a veces ocho. Casi siempre, nueve. zas él no quiera ser como usted.
Minuchin: ¿Eso significa para usted horas extras? Padre: Es posible.
Padre: Sí. Minuchin: Quizá considere que usted trabaja demasiado y... ¿qué pien-
Minuchin: Entonces, cuando trabaja diez horas, lo hace con gusto, por- sas tú? (A Bud.) ¿No quieres ser como tu padre?
que le pagan dos horas extra. ¿En qué trabaja usted? "ttd: Sí, me gustaría parecerme a él.
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Minuchin: Trabajar treinta años en el mismo puesto, siempre de las 6 Madre: Sí.
a las 16, ¿te gustaría eso? Padre: Así es.
Bud: Sí. Minuchin: ¿Y todo anduvo bien?
Minuchin: La mayoría de los jóvenes como tú observan al hombre ma- Madre: Hasta este momento, muy bien.
yor y dicen: «No es vida para mí». ¿De verdad te gustaría ser Minuchin: ¿Cuántos años llevan de matrimonio?
como él? Madre: Nos casamos hace treinta años y tenemos dos hijos además de
Bud: Sí, quiero trabajar en su mismo taller. Bud; dos hijas casadas.
Minuchin: ¿Te gustaría trabajar en ese mismo taller? ¿Ya has estado Minuchin (a Bud): Eres el único varón en la familia, y el más pequeño.
ahí con él? ¿Qué edad tienen tus hermanas?
Bud: Sí. (La madre hace una señal de asentimiento.) Bud: ¡Oh! Lana anda por los veinte, no sé bien si tiene veinticinco... (Bud
Minuchin: Lo ven, no sólo miran ustedes a mamá y la activan, sino mira a su padre, pero la madre proporciona la respuesta.)
que aun si no la miran ella se activa a sí misma. (Todos ríen.) Te Madre: Veintiocho y veinticuatro.
hice una pregunta, dijiste «sí» y ella también dijo «sí». Lo que ocu- Minuchin (a Bud): ¡Los manejas a los dos! Muy bien. Ahora fue mara-
rre es que está conectada con ustedes. (A la madre.) ¿Está usted tan villoso porque Bud miró a su papá y lo activó, y la mamá se activó
conectada que, si él responde, lo hace usted también? a sí misma. Maravilloso. Conexiones muy invisibles, pero muy fuertes.
Madre: Me parece que sí. Conque veintiocho y veinticuatro. Tu hermana menor es verdadera-
mente mucho mayor que tú. ¿Por cuánto tiempo seguirás siendo el
El terapeuta rastreaba contenidos cuando de repente una nimia in- bebé? ¿Hasta que llegues a los cincuenta? ¿O hasta los veinte? No sé,
teracción no verbal le proporcionó información en apoyo de su en- ciertas familias los mantienen bebés durante mucho tiempo.
foque; entonces dio marcha atrás, hacia una metáfora de proximidad.
La metáfora de la «conexión» no era usual en el terapeuta, sino que la Nuevamente, el humor cuestionaba la fusión al tiempo que brinda
escogió en relación con el oficio del padre; indicio de que el terapeuta apoyo al miembro de la familia. Este cuestionamiento era posible por-
se acomodaba al lenguaje de la familia. que esta familia se sentía muy cómoda con el tono despreocupado y
divertido. Llegados a este punto, parecía que el terapeuta y la familia
Minuchin: ¡Extraordinario! ¿No es maravilloso lo que ocurre con las eran amigos de años.
familias, el modo en que se conectan sus miembros entre sí? Bud: Yo no sé.
Padre: Ciertamente. Minuchin: Pregúntale a tu mamá cuánto tiempo serás el bebé.
Minuchin: ¡Es estupendo! Porque Bud no miró a su madre. Lo sé, me Bud: ¿Cuánto tiempo?
estabas mirando a mí. Es hermoso. Entonces hay conexiones invisi- Madre: Hasta que madures.
bles que te unen con tu mamá. ¿Puede usted percibir ondas? Minuchin: ¡Ah! Eso puede llevar toda una vida. Puedes tener setenta
Madre: Así parece. años y seguir siendo el bebé. Sabes, trata de averiguar qué quiere
decir ella con eso de madurar. ¿Cuánto tiempo tomará? Cerciórate.
El terapeuta señalaba la unión excesiva, pero la presentaba como Sabes, las madres tienen una aritmética especial. Comprueba con tu
una hazaña extraordinaria y algo positivo que el organismo familiar era madre cuál es su aritmética. ¿Cuánto tiempo serás el bebé?
capa?, de realizar. Madre: ¿Cuánto tiempo serás el bebé? Hasta que aceptes responsabili-
Minuchin: ¿Ha sido usted siempre así, conectada con la gente? dades, que yo deseo darte, pero tú tienes que aceptarlas. Y cuando
aceptes la responsabilidad por ti mismo, consideraré que estás ma-
Madre: Y sí, me parece que sí. Porque siempre fui responsable hacia los duro.
demás.
Minuchin: Entonces, verdaderamente son ustedes dos personas muy res- Minuchin (a Bud): ¿Estás de acuerdo con eso? ¿Será sólo hasta que
ponsables. Usted (al padre) es muy responsable con su trabajo y usted madures?
(a la madre) lo es con la familia. ¿Es así como se distribuyen el Bud: ¿Por qué descargan sobre mí toda la responsabilidad?
trabajo? ¿Su responsabilidad es proveer el sustento y la suya cuidar Madre: Porque es tu vida. Yo deseo hacer de guía, pero me gustaría
los niños? que asumieras la responsabilidad.
Minuchin: Bud, conozco personas conectadas como tu madre lo está
El terapeuta confirmó a ambos padres, poniendo el acento en los contigo, conectadas tan estrechamente que no te dejan demasiado
aspectos positivos. No obstante, se preparaba para utilizar como un te- espacio. En otras familias, las personas conectadas como tú lo estás
s
rreno de cuestionamiento la conducta que acababa de elogiar. e mantienen aniñadas durante mucho tiempo.
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