GUILLERMO GARCIA UZQUIANO Y ARITZ GABILONDO
Prdlogos de Maldini y Alfredo Relafio
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Portadilla
indice
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5, Mario Balotelli. Italia. “‘Adoptada y sin pasaporte»
6. Franck: Ribéry. Francia. «De "Scarface" a Bilal Yusuf Mohammed»
7. Neymar. Brasil. «Dias tristes en Chamartin»
8. Wayne Rooney. Inglaterra. «E] boxeador de Croxteth»
9. Arturo Vidal. Chile. «La salvacién de Jacqueline»
10. Radamel Falcao. Colombia. «Del béisbol a tigre evangelista»
12. Mesut Ozil. Alemania. «Sangre turca en Bulmke»
13. Gareth Bale. Gales. «Whitchurch y el deportista total»
14. Leo Messi. Argentina. «La pulga que no crecia»Prélogo de Maldini
Simplemente ftitbol
Algunos viajes para Fiebre Maldini me han Ilevado a distintos puntos del
globo, igual que Guille Uzquiano y Aritz Gabilondo. Compaiieros,
amigos y autores de este libro que van a disfrutar. Les aseguro que a los
tres nos une la pasién por el futbol y este libro destila eso. Pasion por el
unico deporte verdaderamente universal, y por los que lo hacen posible.
Héroes, idolos, emblemas, estandartes. Y también personas de carne y
hueso, como todos nosotros, como el resto de los mortales. En cierto
modo este libro también les humaniza. Historias personales, problemas
comunes. Cémo Cristiano Ronaldo pudo superar la muerte de su padre.
Como crecié Ibrahimovic(1) en uno de los barrios marginales de
Malmoe, los problemas de racismo que tuvo que sufrir Balotelli en su
barrio de Brescia, en el colegio. Crueles nifios, muchos de ellos hoy se
echaran las manos a la cabeza al verle hacer goles. Mas bien todos. Las
inquietudes de Falcao, el desarrollo de Bale, los problemas de
crecimiento de Messi, el mas grande de todos y también el mas pequeiio.
El ftitbol tiene esas cosas indescifrables que le vuelven magico. Se
sorprenderan con muchas cosas, habré momentos criticos y divertidos y
seguro que todos estos fendmenos tienen algo en lo que identificarse con
ellos. Uno tras otro, aunque ahora mismo no se lo imaginen. Pero
ocurrira, y mientras se aguantan las lagrimas o sacan la sonrisa a pasear
Guillermo Uzquiano y Aritz Gabilondo les van a acercar a los mas
grandes.
Eduardo Sacheri es argentino, autor de la novela El secreto de sus
ojos, llevada al cine en una de las peliculas mas brillantes de los ultimos
tiempos. Con una conexién futbolera gloriosa. Su frase «hay quienes
sostienen que el fiitbol no tiene nada que ver con la vida del hombre, con
sus cosas mds esenciales. Desconozco cudnto sabe esa gente de la vida.
Pero de algo estoy seguro: no saben nada de fiitbol» es antoldgica y
representa la esencia de este libro. El ftitbol se nutre de idolos, y ellos
tienen una parte esencial que nos iguala a todos. De eso se trata. «Comovas a saber lo que es la vida, si jamds jugaste al futbol» dijo Gonzalo
Grassi 0 «Algunos piensan que el fiitbol es un asunto de vida o muerte.
Pero es algo mds importante que todo eso» dejé para siempre Bill
Shankly. Simplemente fiitbol.
Termino como empecé, con los viajes para Fiebre Maldini. Un
banderin del Real Madrid nos permiti6 saltarnos una interminable cola de
coches en la frontera entre Ucrania y Polonia en la tiltima Eurocopa. El
policia acepté el regalo sonriente. Otro dia aterricé en Malabo, en Guinea
Ecuatorial. Lo primero que me sorprendié, el enjambre de nifios con
camisetas del Barcelona y del Real Madrid. Muchos de ellos no saben
exactamente donde esta Espafia, pero conocen nuestro futbol. Y a sus
estrellas. Como las que se despliegan en estas paginas. Enhorabuena a
Guille y a Aritz y a disfrutar.Proélogo de Alfredo Relafio
«jUstedes si que son fuertes!»
Ocurrié en el Torneo Esperanzas de Toulon, un campeonato sub-20 de
prestigio, en la edicidn de 1975. Menotti, que andaba a la busqueda de
nuevos valores para armar la seleccién con la que acabaria ganando la
Copa del Mundo de 1978, inscribié a Argentina.
Antes de jugar vieron el partido de Alemania; no recuerdo bien el
rival. Los veinte muchachos de Menotti miraban impresionados el
poderio fisico de aquellos muchachotes rubios, altos, fuertes, que
ganaban todos los choques, que desplazaban el bal6n a grandes distancias
con tremenda facilidad. Miraban aquello sobrecogidos, no podian evitar
comparar sus fisicos, su fuerza, con la de esos tremendos muchachos.
Miraban como si estuvieran ante el funeral de un familiar.
Menotti lo percibio y les dijo:
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