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Biología de Las Sirenas

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Biología de las sirenas: un encuentro entre la ciencia y el mito

Hace pocos años un respetado oceanógrafo norteamericano escribió un artículo sobre la


biología, cultura y extinción de las sirenas: anotaciones “científicas” sobre un ser
mitológico.
OCT 30, 2017
EN MEDIO AMBIENTE,
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En 1990, el oceanógrafo y profesor emérito Karl Banse publicó un artículo científico para
la Asociación Norteamericana de Limnología y Oceanografía sobre la biología, cultura y
extinción de las sirenas: “Mermaids, their biology, culture and demise”. Dotado de todo el
aparato crítico de un artículo de divulgación científica, su texto fue recibido por algunos
como una locura y por otros como un gesto de humor e ironía, que despertaba su
curiosidad.
En las primeras líneas Banse establece, paradójicamente, que este trabajo se sitúa en
algún lugar entre la ciencia, la antropología y la historia. Su texto hace un uso constante
de la inferencia y la deducción, lo cual le da al artículo una extraña credibilidad (a pesar
de que todo esto demuestra que estos seres no existen).

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De acuerdo al artículo, las sirenas son seres extintos. Banse plantea que su
desaparición se debe probablemente a los avances tecnológicos de la navegación y a los
cambios en las poblaciones de medusas (animales letales para la especie). Contrario a lo
que se cree, esta criatura no tiene escamas sino pliegues rugosos como los armadillos, y
habita en aguas cálidas. Según la región geográfica de la que provienen, existen tres
especies conocidas de sirenas: Sirena sirena (mar Mediterráneo), Sirena indica (mar
Caribe) y Sirena erythraea (mares Rojo, Arábigo e Indonesio). Además, las sirenas
descritas por Banse tendrían pulgares oponibles, un cerebro desarrollado y una frente
amplia.
Por no poder usar el fuego, las sirenas carecían de tecnología y tampoco disponían de
plantas marinas con fibras adecuadas para hacer canastas, cuerdas o ropa. Por ello,
Banse compara su civilización con la Edad de Piedra y deduce que criaban ostras y
pastos marinos para alimentarse. Su estructura sociopolítica era relativamente avanzada,
practicaban el comercio y usaban algún objeto a manera de dinero, tal vez conchas o
caparazones de mares nórdicos, según especula Banse, difíciles de conseguir en su
hábitat natural. Además se comunicaban a través de sonidos, como lo hacen otros
animales marinos.
La sirena, como ser mitológico, aparece bajo dos aspectos principales: la mujer-pez y
la mujer-pájaro. En el mundo clásico eran hermosas mujeres con cuerpo de pájaro,
habitantes de zonas escarpadas, hijas de la ninfa Calíope y del río Aqueloo. Eran capaces
de cantar dulcísimas melodías para atraer a los caminantes y después devorarlos.
Posteriormente fueron representadas como mujeres con cola de pez, deidades marinas
que hechizaban a los navegantes para hundir sus barcos y luego alimentarse de sus
cuerpos. Recordemos que Ulises pide a sus compañeros (preparados con tapones de
cera en los oídos) que lo amarren al mástil del barco para poder escuchar su hermoso
canto sin perder la vida.
Las sirenas son criaturas que sufren su naturaleza dual, como es el caso de la
protagonista del cuento de Hans Christian Andersen. Símbolos de la inferioridad y la
vileza de la mujer en el mundo cristiano, retratadas en los bestiarios medievales, las
sirenas simbolizan a la mujer como origen de las tentaciones mundanas, de la lujuria y el
deseo: seres que encantan y privan de la razón a los hombres.
Independientemente de la finalidad del artículo de Karl Banse, su texto evoca lo mismo
que las fotografías de hadas tomadas por Elsie Wright y Frances Griffiths en el siglo
XIX, o incluso nos podría recordar lo que se trató de establecer en el polémico
documental de Animal Planet Mermaids, the body found y los muchísimos testimonios
de avistamientos: los hombres tenemos la necesidad primigenia de transformar nuestro
cuerpo en el de seres fantásticos, de dotar de símbolos y arquetipos a nuestros miedos,
de vivir con la duda constante sobre si existe algo en este amplio mundo que hemos
pasado por alto, algo que no hemos descubierto.
La literatura las enaltece y el cine las honra. En la mitología griega se dice que se trataba
de seres con cuerpo de pájaro y rostro o torso de mujer, que se distinguían por una voz
musical, hipnótica. Según la tradición, ellas habitaban en una isla del Mediterráneo frente
a Sorrento, en la costa de la Italia meridional (en ocasiones se alude concretamente a
Capri). El primer testimonio escrito que se tiene de ellas es su mención en La Odisea de
Homero. Sin embargo, ya figuraban con esa forma en las representaciones artísticas más
antiguas de Grecia, en monumentos y ofrendas funerarias. En ese tiempo se les vinculaba
con el otro mundo, con el de los espíritus de los difuntos.
En el siglo XVI, las sirenas eran representadas con un espejo y un peine en la mano, su
cola era un emblema de prostitución y el espejo, considerado como objeto mágico, era
atributo de la mujer impura que servía para contemplar el rostro de la Muerte o el culto al
Diablo. También aparecen amamantando a sus crías y se pensaba que su leche era un
alimento sobrenatural que permitía la recuperación de los héroes abandonados en el
agua.
En Medio Oriente, las primeras historias aparecieron en Asiria, antes del 1000 a. C. Ahí se
representaban también con medio cuerpo de pez y su existencia se debe a una leyenda
que cuenta que Derceto ofendió a Venus y la diosa le inspiró amor haciaun pastor. De
este amor nació una niña: Semíramis, que llegaría a ser reina de Babilonia. Después de
nacer su hija, terminó el amor. Derceto, llena de ira, abandonó a su hija, mató al hombre a
quien había amado y se arrojó al agua dispuesta a suicidarse pero los dioses no lo
permitieron. Así dio origen a su morfología anfibia. La diosa fue adorada en templos en los
que había grandes estanques y puesto que era la deidad que gobernaba los mares, sus
sacerdotes solían vender licencias de pesca a los marineros.
En las Islas Británicas las sirenas eran presagios de mala suerte. Ellas podían nadar en
agua dulce y llegar hasta los ríos o lagos y ahogar a sus víctimas. Algunas eran descritas
como monstruos grandes, de hasta 600 m.

Sirenas. Extraños seres de leyenda.


Generalmente son mujeres
encantadoras y bellas que habitan en las aguas de ríos, lagos, mares y océanos;
poseedoras de una morfología hibrida, con un cuerpo de forma humana de la cintura para
arriba y de un pez de la cintura para abajo.
Mitología
En la mitología griega, las sirenas (plural griego: Seirênes) eran tres peligrosas mujeres-
pájaro, retratadas como seductoras, que vivieron en una isla llamada Sirenum Scopuli.
Más tarde, las tradiciones identificaron la geografía de esta isla con los floridos islotes de
Anthemoessa, Anthemusa, el Cabo Pelorum, las islas de Sirenusian cerca de Paestum o
de Capreae . Todas estas localizaciones están rodeadas por acantilados y rocas.
El mito de las sirenas ha ocupado el imaginario humano durante siglos en todas partes del
mundo, siendo muchos los eruditos que dan cuenta de estos seres; calificándolos en
algunos casos como reales y en otras como meras leyendas que son útiles para
narraciones en noches de tertulia.
Se las describe con frecuencia asomándose a la superficie del agua, o sentadas en una
roca, peinando su larga y rubia cabellera mientras se miran en un espejo; en otros casos
tocando su guitarra a la luz de la luna.
Según las diferentes tradiciones se dice de ellas cosas contradictorias: que adivinan el
futuro, que coaccionadas otorgan poderes sobrenaturales a las personas, que con sus
cantos hacen que los hombres se enamoren de ellas y los arrastran al fondo del mar para
devorarlos o transformarlos en sus amantes bajo el agua. Tanto la idea de un amor ideal
pero fatal, como la de una belleza femenina inalcanzable forman parte inherente de su
leyenda, y a este respecto existen paralelismos entre las historias que se cuentan de ellas
y las que aparecen en la mitología clásica. La Sirena, en el mundo de la mitología y el
folclore de la edad media, es una criatura marina. La iconografía la presenta con cabeza y
torso de mujer y cola de pez, aunque en la mitología clásica tenía cuerpo de ave, como
figura en los grabados de numerosos vasos griegos

La ciencia oficial no acepta la existencia biológica de las sirenas y atribuye el origen de


esa Leyenda a los posibles relatos de marineros que por primera vez divisaron
a mamíferos acuáticos, como manatíes, vacas marinas y focas, aunque en la civilización
occidental, se continuaron registrando reportes de su presencia hasta el siglo XVIII.
Actualmente la Marina de los Estados Unidos no acepta la teoria de que las Sirenas
existen pero son tantas pruebas las que han aparecido, puede que las sirenas esten vivas
en alguna parte pero temen salir ya que nosotros podemos intentar cazarlas para
nuestros propios beneficios, pero no hay duda de que existen.Por ahora las sirenas
continuan siendo un misterio que solo los oceanos conocen.
Origen
Difícil es dilucidar el verdadero origen de las sirenas. Dejando a un lado a las antiguas
sirenas con forma de mujeres-ave, se dice que la primera mujer-pez conocida fue
Atargatis, la diosa de la luna, protectora de la fecundidad y el amor. Atargatis, perseguida
por Mopsos, se sumergió en el lago Ascalón con su hijo, y se salvó gracias a su cola de
pez. Esta leyenda se confunde con la de la diosa siria Derceto, que también se arrojó a
las aguas del mismo lago, después de matar a uno de sus sacerdotes y abandonar a la
hija de ambos en el desierto. Derceto recibió la cola de pez como símbolo de su pecado, y
su hija, criada por las palomas, se convirtió en Semíramis, reina de Babilonia.
También puede encontrarse una semejanza con las sirenas en la diosa Afrodita, hija del
semen de Zeus convertido en espuma de mar, que fue diosa del amor y protectora de los
marinos. Su espejo ha sido heredado por toda la estirpe de sirenas.
Para buena parte de los sabios griegos, sin embargo, las sirenas tienen por padre
a Aqueloo, un río personificado en figura de hombre con cola de pez. En cuanto a la
madre, la confusión crece: puede ser la diosa de la memoria, o alguna de sus hijas, las
musas. Quizá las sirenas sean hijas de la Elocuencia, de la Danza, de la Tragedia o de
la Música. Hasta podrían ser hijas de Ceto, la ballena
Atributos
La sirena es un ser ambiguo, puede ser mala o bondadosa según con quien se relacione.
Son muy coquetas y les encanta adornarse el pelo con coralesy conchas.
 Su canto es muy dulce y melodioso Puede enamorarse de una persona y
brindarle todas sus atenciones y encantos, otorgándole premios que
https://www.ecured.cu/Sirenas
Las sirenas a diferencia de la costumbre popular, dentro de la tradición griega eran genios marinos,
mitad mujeres y mitad aves. Su ascendencia no está clara. Según las versiones más comunes del
mito, son hijas de Melpómene (musa de la tragedia) y de Aqueloo (dios del río homónimo y
primogénito de los dioses-ríos). Pero otras versiones las hacen hijas de Aqueloo y Estérope, o
Terpsícore (musa de la poesía y la danza) o también del dios Forcis. Según la versión de Libanio,
nacieron de la sangre de Aqueloo, que fue derramada por Heracles (Hércules).

La primera mención que se conoce de las Sirenas es en La Odisea, cuando Odiseo se enfrenta a
su canto en el mar. Aquí aparecen sólo dos, pero otras tradiciones hablan de tres: Pisínoe
(Parténope), Agláope (Leucosia), y Telxiepia (Ligia) o incluso de cuatro: Teles, Redne, Molpe, y
Telxíope.

De las sirenas se sabe que su especialidad era la música. Se cree que una tocaba la lira, otra
cantaba y la otra tocaba la flauta.

Para el poeta y mitógrafo Ovidio, las sirenas no siempre tuvieron esa forma, sino que en un
principio eran mujeres muy hermosas compañeras de Perséfone (diosa del mundo subterráneo y
compañera de Hades), antes de que fuera raptada por Hades. Cuando sucedió el secuestro, ellas
le pidieron a los dioses que les dieran alas para poder ir en busca de su amiga. Otra versión dice
que su transformación fue un castigo de Démeter por no defender a su hija de Hades e impedir el
secuestro. También se dice que Afrodita les quitó su belleza, por que despreciaban las artes del
amor.

Hay una leyenda que cuenta que después de la metamorfosis, rivalizaron con las musas, y éstas
muy ofendidas, las desplumaron y se coronaron con sus despojos.

De acuerdo con el mito más difundido, vivían en una isla del Mediterráneo que tradicionalmente es
ubicaba frente a la costa italiana meridional, más específicamente frente a la Isla de Sorrento y con
la música que tocaban atraían a los marinos, que aturdidos por el sonido, perdían el control del
barco que se estrellaba contra los arrecifes. Entonces las Sirenas devoraban a los imprudentes
navegantes.

Varios héroes pasaron por su isla incólumes, gracias a ardides o a la ayuda de algún dios. En el
caso de los Argonautas, se cuenta que pasaron muy cerca de la isla de las sirenas, pero que
Orfeo, que tenía fama de cantar maravillosamente (héroe griego) hizo uso de su talento con tanta
armonía y tan melodiosamente, que no las escucharon por lo que se salvaron de su terrible
destino. Butes (uno de los argonautas) no pudo soportar la tentación y se lanzó al mar, pero
Afrodita lo rescató.

De igual manera, Odiseo (Ulises), fecundo en ardides, cuando se iban acercando a la isla temida,
por consejo de Circe, ordenó a sus hombres que se taparan los oídos con cera, y él que no podía
con la curiosidad de escucharlas, se hizo amarrar al mástil, con orden de que pasara lo que
pasara, no lo desataran. Al escuchar los cantos de las sirenas quizo soltarse pero sus compañeros
no se lo permitieron. Cuenta la leyenda, que las sirenas devastadas por su fracaso, se lanzaron al
mar y murieron ahogadas.

Posteriormente, las sirenas pasaron a ser consideradas divinidades del más allá, y se suponía que
cantaban para los bienaventurados en las Islas Afortunadas. Fue así como pasaron a representar
las armonías celestiales y es así como las dibujan en los ataúdes y sarcófagos.
https://mitosyleyendascr.com/mitologia-griega/las-sirenas/
“El canto de las sirenas es, a la vez, esa poesía que debe desaparecer para que cobre vida y esa
realidad que debe morir para que nazca la literatura”.
– Tzvetan Todorov

¡Existen! Las sierenas existían hace 3.000 años en templos asirios que las adoraban en grandes
piscinas y siguen existiendo hoy en un paradisiaco estanque de la edad dorada
del roadside tourism. Esther Williams y Elvis Presley estuvieron aquí y aquí siguen: en Weeki
Wachee, en el corazón de Florida, en un espectáculo creado en 1947 y que sigue tan impoluto
como sus aguas: no han cambiado ni los bancos del auditorio hundido en el lago. Las sirenas
respiran por unos tubos que Newt Perry, un instructor de la Navy, inventó expresamente para este
espectáculo tan de motel. Nos cuentan cuentos de Hans Christian Andersen y bailan sincronizadas
entre peces y manatíes, capeando sumergidas las fuertes corrientes internas de este lago de agua
dulce.

Antes de que Disney aterrizara en Florida. Antes de que los cohetes despegaran de Cabo
Cañaveral. Como el tiempo pasa y llevan ya casi siete décadas danzando en el fondo del agua, las
sirenas van envejeciendo y un grupo de veteranas ofrece regularmente sus coreografías mientras
llegan las jovencitas, unas estilizadas, otras con michelines: la ilusión es húmeda y no puede
acabar nunca. Es el sueño americano sumergido en un lago azul de los indios seminolas: sirenas
que debajo del agua cantan Good Bless the USA, de Lee Greenwood, “From Detroit down to
Houston, and New York to L.A.… Well there’s pride in every American heart, and its time we stand
and say…”.

Hay algo inquietante en la bandera americana que las sirenas sumergen en sus aguas, como las
barras y estrellas bordadas que se hundieron en Pearl Harbour. Algo inquietante en la pureza de
este lago. Como si todo fuera demasiado hermoso y en algún lugar del estanque se intuyeran,
invisibles, los tiburones. Porque el tiburón come sirenas. En 1975 atacó a una de Weeki Wachee:
la chica abandonó una fiesta nocturna en Nueva Inglaterra para bañarse desnuda en el mar. Tras
acercarse nadando a una boya fue atacada por algo surgido de las profundidades que la arrastró
por el agua entre gritos. La joven desapareció en el oscuro abismo. A la mañana siguiente, la
policía encontró sus restos mutilados en una playa…

Así acabó la vida de Susan Backlinie, una exsirena de Weeki Wachee. Pero esta historia es irreal,
porque ella no murió de verdad. Simplemente, la chica había dejado de ser sirena para hacerse
actriz e interpretó el papel de Chrissie en la película Tiburón, de Steven Spielberg. Los tiburones no
existen. No queremos que existan. Sólo existen las sirenas. El agua de Weeki Wachee, con su
brillo perturbador. Esther Williams y Elvis Presley, fans de este espectáculo, siguen aquí. Y sirenas
gorditas que beben Coca-Cola debajo del agua.

El Estado temático

No está ni entre los 20 estados más grandes de EE UU, pero en sus 170.304 kilómetros cuadrados
de superficie, Florida apiña decenas de parques temáticos. El pionero, en 1971, fue Disney World y
el último, el esperado Skull Island: Reign of Kong, de próxima inauguración, que propondrá un viaje
a la isla del célebre gorila gigante. El turista puede además aprenderlo todo sobre la fauna marina
mientras disfruta de chapoteos y piruetas en Seaworld, luchar contra cocodrilos en Gatorland o
acompañar a Jesucristo en su peregrinar por la Judea del siglo I. Sólo los de Disney producen más
de 2.500 millones de dólares al año. Weeki Wachee es al tiempo uno de los más antiguos –el año
que viene celebrará su 70 aniversario– y uno de los más insólitos. En los sesenta, llegó a tener 35
sirenas en nómina. Hoy, ante una competencia, hay una veintena. Son una especie en peligro de
extinción.

https://www.magazinefa.com/24-7/las-sirenas-existen/

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