Ensayo Final
Ensayo Final
Ensayo Final
Desde la formación de la tierra, se han generado tres escudos naturales que nos
han protegido de las radiaciones solares: la atmósfera, el núcleo del planeta, y el sistema
climático interconectado.
Por su parte, el núcleo de la tierra, fortalece el campo magnético terrestre que frena
el viento solar, haciendo que la mayoría de las partículas choquen contra nuestro planeta
y se dispersen, lo que permite que la tierra sea habitable.
Además, en la actualidad, la capa de ozono está siendo afectada por otro factor, el
cambio climático, producido principalmente por la actividad humana. Según Scott y
Lindsey (2016), la tecnología actual del hombre tiene efectos más negativos en la tierra,
y su atmósfera, que las erupciones volcánicas, pues genera 60 veces más CO2 que éstas.
Y es de aclarar que el CO2 es responsable del 63% del calentamiento global.
Es así que, la ciencia y tecnología, del que tanto nos jactamos, si bien nos ha dado
grandes avances, también nos ha sumido en graves problemas, cuyas soluciones parecen
no encontrarse en la tecnología.
A razón del daño producido en la capa de ozono por la actividad humana y los
potenciales efectos sobre la vida en la tierra, se han firmado acuerdos ambientales
internacionales, como el Protocolo de Montreal (1987), del que actualmente son parte
todos los países del mundo y en el que se acordó reducir paulatinamente la emisión y el
uso de CFC.
Las emisiones de los gases de CFC comenzaron a bajar tras el protocolo, empero
informes recientes manifiestan que el ritmo de disminución del CFC-11 se redujo en 50%
desde el 2012. Según McGrath (2019), los científicos encontraron que esto se debía a que
que el gas se seguía produciendo en el este de Asia, en especial China, y a un ritmo mayor
al de años pasados.
Por otro lado, en el marco del objetivo 13, acción por el clima, de los objetivos
del desarrollo sostenible, 175 líderes mundiales firmaron el Acuerdo de París (2016), cuya
finalidad es reforzar la respuesta mundial a la amenaza del cambio climático estabilizando
el aumento de la temperatura mundial en este siglo por debajo de los 2˚C con respecto a
los niveles preindustriales.
Sin embargo, según Mohorte (2018), sólo 16 países están cumpliendo con las
emisiones de los Acuerdos de París y son irrelevantes, pues, a excepción de Canadá y
Japón, son países pequeños, como Perú, cuyas intenciones son loables, pero cuyo impacto
en la tendencia global del planeta es marginal.
Esto solo confirma que el ser humano, en su mayoría, individualista y egoísta solo
busca su bienestar al margen de las consecuencias fatales para el planeta y que de por sí
pueden incidir en su propio bienestar y el de los suyos. Para la persona, es más importante
ganar estabilidad económica y social dejando de lado lo que realmente es importante y
valioso, aun para la propia existencia, que son los recursos y la protección de los mismos.
Es cierto que se han firmado acuerdos importantes, pero también es cierto que ello
no garantiza el cumplimiento de lo acordado, tal como lo confirma la experiencia. Esto
principalmente por el interés económico que prima en la mentalidad de las personas y las
economías.
Sin duda alguna, si se logra una cultura ambiental en la sociedad, aún es posible
reparar el daño causado y conservar un ambiente con hombres y mujeres que comprendan
el impacto de sus propias actividades en relación con su ambiente, salud y calidad de vida.
Conclusiones
La tierra mediante sus escudos, ha sido nuestro protector durante millones de años,
pero la propia humanidad ha iniciado su autodestrucción mediante el uso de agentes
contaminantes como el CFC, y a razón de su ambición y falta de conciencia ambiental,
las medidas tomadas no están cumpliendo sus objetivos.
Es hora de que los seres humanos empecemos a accionar y ayude a mantener los
escudos, en lugar extinguirlos y para ello, la única solución sostenible es la educación
ambiental que pueda crear una cultura ambiental en las generaciones futuras y permita la
supervivencia de la tierra y los seres que habitamos en ella.
REFERENCIAS
Scott, M. y Lindsey, R. (2016). ¿Qué emite más dióxido de carbono? ¿Los volcanes o la
actividad humana? Recuperado de https://www.climate.gov/news-features/climate-
qa/%C2%BFqu%C3%A9-emite-m%C3%A1s-di%C3%B3xido-de-carbono-
%C2%BFlos-volcanes-o-la-actividad-humana