Nothing Special   »   [go: up one dir, main page]

Alégrame La Vista (Relato) - Megan Maxwell

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 8

PRIMER CAPTULO

Suena el despertador y maldigo a quien invent madrugar.

Pero vamos a ver, con lo agustito que se est en la cama a qu


iluminado se le ocurri jorobar este gran momento de placer?

Cansada de escuchar el "Piticln piticln" extiendo la mano y


apago el despertador. Es mi segunda alarma y dndome la
vuelta, vuelvo a hacerme un ovillito y espero a que suene la
tercera.

Vale. Lo s esto que hago es masoquismo, pero es mi


masoquismo y me gusta.

Como es de esperar cinco minutos despus suena la alarma y


tras acordarme de ya imaginas, la apago y con rapidez me
levanto.

Cuando salgo al pasillo me encuentro con Tina, una de mis


compaeras de piso. Hace guardia en la puerta del bao en
pijama y mirndome dice.

- Siento decirte que se nos ha adelantado Doa puntos negros.

Escuchar eso me hace resoplar.

Begoa es un terror ante el espejo del bao y acercndome a la


puerta golpeo.

- Bego, tienes cinco minutos o tiro la puerta abajo.

- Ya termino! Joder! se escucha de fondo

Tina y yo sonremos, cuando de pronto se abre la puerta,


Begoa aparece y mirndonos dice.

- Ya haba terminado pesaditas!


Tina rpidamente entra, Bego se va y yo con paciencia guardo
mi turno.

Media hora despus las tres estamos en la cocina, aseadas,


vestidas y desayunando. Como cada maana me meto entre
pecho y espalda una gran tostada de pan con mantequilla y
mermelada y un tazn de leche con Cola-Cao.

S que la mantequilla engorda. S que ms tarde me


arrepentir. Pero tambin s que si no me lo tomo, en un par de
horas estar que me caigo por las esquinas y por mi trabajo no
me lo puedo permitir.

Begoa, que es la loca de la tecnologa y trabaja de


programadora en una empresa de informtica, mirando su Ipad
dice:

- Abrigaos. Entre hoy y maana llega una ola de fro polar.

Tina que trabaja en un sper de cajera, sonre y mirndome


dice.

- Por suerte tenemos una enfermera en casa para que nos


cuide.

Eso me hace gracia y terminando mi tazn de leche, lo meto en


el fregaplatos y respondo.

- Abrgate y olvdate de m. Ya bastantes pacientes cuido en el


hospital.

Una vez salimos de casa, Tina se va para el autobs y Bego y


yo para el metro.

Como cada maana nos dejamos espachurrar por la gente hasta


que llego a mi parada, le guio el ojo y me voy.

Con paso seguro camino hacia el hospital, cuando oigo a mi


lado.
- Buenos das Duendecilla!

Sin mirar, s que es mi compaera Marieta. Solo ella me llama


as.

A Marieta en el hospital se la conoce como Radio Macuto. No


hay dato, cotilleo o problema que a ella se le escape y
mirndome dice.

- He recibido un whatsapp de Carmela la de Rayos.

- Y?

Marieta se acerca a m, me coge por el brazo y cuchichea.

- Por lo visto, Amina, la de Urgencias sabes quin es?

'La Extensiones'?

- Exacto! Pues al parecer anoche estuvo tirndole la caa al


doctor Villaln y han quedado para cenar esta noche y ya sabes
lo que viene tras una cenita qu te parece?

Escuchar aquello me hace rer. Si alguien disfruta de su cuerpo y


sexualidad en libertad, es 'La Extensiones' y encogindome de
hombros respondo:

- Pues a m me parece bien. Viva el sexo!

Marieta me mira, resopla y murmura. Es una mujer bastante


chapada a la antigua.

Una vez llegamos al hospital, esperamos el ascensor, y cuando


este se abre aparece nuestro jefe rodeado por varios hombres.
Marieta y yo nos miramos. Sobran las palabras.

Una vez aquellos salen, nos metemos en el ascensor abarrotado


y esta cuchichea.

- Has visto lo que yo Duendecilla?


- S.

Doy a la planta tres y Marieta insiste.

- Esto cada da se parece ms a un parque jursico.

Asiento y sonriendo respondo.

- El tiranosaurio Rex cada da tiene peor gusto para contratar.


Vaya tela. As no hay quien se alegre la vista.

Remos por aquello y cuando llegamos a nuestra planta nos


bajamos.

Diez minutos despus, ya con nuestros uniformes correctamente


puestos, Marieta se marcha a su planta y yo me dirijo a
Maternidad.

Al llegar, mis compaeras me saludan y Luisa, con cara de


sueo, me entrega la hoja donde apuntamos las incidencias de
la noche y dice.

- Vaya nochecita toledana la de hoy.

- Mucho jaleo? pregunto yo.

Luisa asiente.

- Tres partos y una cesrea.

Observndola estoy cuando suena el telfono. Rpidamente lo


cojo. Es de recepcin para indicarme que suben a una
parturienta.

Dos minutos despus aparece, Fernando el celador, con la


parturienta sentada en una silla y mirndome pregunta.

- Te han avisado verdad?


Asiento, sonro a la chica que me mira con cara de susto y digo.

- Llevmosla a la habitacin 323.

Una vez Fernando la deja all y se va, miro a la joven y esta


tremendamente nerviosa susurra.

- Mi mi marido y su hermano estarn subiendo.

Su gesto de pronto se contrae. Pobre, tiene una contraccin e


intentando tranquilizarla murmuro con cario.

- Tranquila tranquila. Y respira. No olvides respirar.

La joven lo hace. Veo que ha ido a las clases de preparacin al


parto y cuando el dolor pasa, intentando que se olvide del tema
pregunto.

- Cmo te llamas?

- Patricia.

Con una candorosa sonrisa le hago saber que s lo que hago,


que ha de estar tranquila e indico.

- Yo soy Alicia. Y voy a estar a tu lado para todo lo que t y tu


beb necesitis.

La muchacha sonre, pero la sonrisa se le corta cuando entra


Rosa, la matrona, y mirndonos dice en tono seco.

- Que se cambie de ropa y se tumbe para examinarla.

Con mimo y dedicacin ayudo a Patricia sorprendida por el tono


seco de Rosa y una vez terminamos, Rosa se acerca a la cama
y tras examinarla en silencio dice antes de marcharse.
- Tienes ocho centmetros de dilatacin. Vas rpida para ser
primeriza. En breve te subiremos al paritorio.

Instantes despus la puerta se abre y aparecen dos hombres


que no pueden negar ser gemelos. Por Dios son iguales, a
excepcin del peinado y la ropa. Boquiabierta me quedo
mirndolos y entonces veo que uno tiene los ojos azules y el
otro verdes Vaya pivonazos!

Ambos se acercan a la cama y Patricia soltando mi mano se la


da a ellos y vuelve a tener otra contraccin. Sin dejar de mirarla
aquellos dos respiran con ella, la animan, la relajan y cuando
todo acaba, el que debe ser el marido, la besa en los labios y
dice.

- Cario, lo ests haciendo fenomenal.

Sus palabras me hacen gracia Qu mono! Y tras mirar al otro


que tiene unos ojazos verdes increbles, sonro y salgo de la
habitacin.

Veinte minutos despus, Rosa vuelve a examinar a Patricia y


cuando sale de la habitacin, se acerca al control de enfermeras
y dice:

- Hay que subir a la paciente de la 323 al quirfano seis.

Con diligencia hago las gestiones y cuando llego con la paciente


y el celador al pasillo de los quirfanos, de pronto me fijo en que
el marido y el cuado de aquella estn all vestidos con pijamitas
verdes y mirndolos digo con seriedad.

- Lo siento, pero solo puede entrar el marido.


Los dos se miran, sonren y el de los ojazos verdes suelta.

- Sigue tu camino y llvala a quirfano y

- Por favor lo corto molesta por sus palabras. Sera tan


amable de salir de aqu?

Aquellos vuelven a sonrer. Eso me lleva los demonios y


conteniendo mi lengua viperina, llevo a la paciente al quirfano,
pero una vez la tengo preparada, salgo al pasillo dispuesta a
decirles cuatro cositas a aquellos listillos, cuando se abre una
puerta, entra el jursico de mi jefe y acercndose a nosotros
pregunta.

- Ya est preparada Patricia?

- S pap suelta el marido.

Pap? Ay Dios Es su padre?

- Bueno hijo tranquilo prosigue aquel. Tengo una reunin


pero mantenedme informado de todo lo que ocurra. Anda, ve
con Patricia, seguro que se alegra a verte.

El joven se meti en el quirfano cuando mi jefe me mira y sin


anestesia me suelta.

- Alicia, son mis hijos Armando y Vctor. Armando es el marido


de Patricia, la mujer que esta a punto de darme mi primer nieto
incrdula asiento como si fuera tonta. Aprovecho para
decirte que Vctor se incorporar en unos das como obstetra en
el hospital, y como ha sido l quien ha llevado el embarazo de
Patricia, va a llevar el parto. T lo ayudars.
Asiento, mi jefe se marcha ante mi cara de asombro cuando
escucho.

- En serio a mi padre lo llamas Tiranosaurio Rex? incrdula lo


miro y este sonriendo se agacha y cuchichea bajando la voz.
Has de tener cuidado con lo que hablas en pblico. Nunca se
sabe quin te puede escuchar en un ascensor.

Madre madre qu bocazas soy y lo que me entra por el


cuerpo!

Y cuando voy a disculparme, comienza a caminar y dice con


seguridad.

- Vamos Duendecilla y mirando hacia atrs el listillo me suelta


. Espero que mi trasero mejore tus vistas.

Avergonzada, horrorizada y abochornada lo sigo sin saber qu


decir, mientras me pregunto por qu siempre me meto en
berenjenales?

También podría gustarte