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Informe Sobre El Modernismo

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EL ARTE Y EL MATERIALISMO, de Manuel Gutirrez Njera

Se procede a analizar aqu el texto El arte y el materialismo, un ensayo perteneciente a


Manuel Gutirrez Njera, un escritor cuya obra literaria comienza siendo l muy joven,
en una etapa finisecular marcada por la accin de los movimientos nacionalistas, que
aprovechan el auge de la prensa para divulgar sus principios.
Njera, contrario a los fines mencionados, s pretende hablarnos de una polmica, de
una revolucin o salto generacional no poltico, sino cultural, lo que conlleva cambios
en el paradigma de la sociedad y el terreno intelectual: as pues, este autor mexicano se
valdr de la reciente tradicin periodstica para introducir sus nuevas concepciones del
arte y hacer una crtica de la literatura, que vera la luz en El correo Germnico de
Mxico en torno al ao 1876, fecha en la que se da un cambio en la ideologa y en los
cauces artsticos; es la llegada del movimiento modernista, el cual se manifiesta en el
ansia de Njera de destacar la importancia del cambio de los paradigmas junto con Jos
Mart. Adems, cabe decir que a estos dos intelectuales se debe la introduccin del
Modernismo, un movimiento potico y de la sensibilidad pero de razn lgica que
afecta a todos los rdenes de la vida y plantea el rechazo por la concepcin realista
naturalista de la poca, cuyas premisas quedaban obsoletas y reniegan de la
espiritualidad, la libertad y el deleite sensorial, conductas necesarias para la
configuracin del ser humano como individuo culto e instruido.
De esta manera, el autor apela a que el arte retome la indagacin en lo trascendente,
abandonada a principios del siglo XIX en el mbito realista, en el que an perviven
ciertos vestigios romnticos que necesitan ser rescatados como smbolo de la identidad
nacional y de la libertad a la que se pretenda llegar con las revoluciones nacionalistas.
Por tanto, resultara errneo pensar que el fin del autor al escribir este ensayo es
transmitir pomposidad o grandilocuencia puramente esttica, tal y como pensaban los
que vean en el Modernismo una etapa puramente juvenil y transitoria, pues Njera
concibe el movimiento como medio para efectuar un cambio en todos los mbitos: el
social, el poltico, el ideolgico, el de las costumbresno nicamente en el cultural, y
de ah la errnea atribucin al Modernismo de la expresin el arte por el arte.
En su ensayo, el autor deplora el realismo, dando pie a un pronunciamento contra l: la
representacin verosmil de la realidad y la objetividad no son arte, sino errores
monstruosos, ya que el arte no puede reducirse solamente a esos principios. El gusto
est falto de educacin del alma, desprovista de trascendencia: Njera desprecia un
mundo al que solo le interesa lo material, al que no le dejan ver ms all, y termina por
estar mal educado en las cuestiones del espritu, que son las verdaderamente
enriquecedoras e importantes.
Sin dejar de lado esta visin, el autor sentencia que la labor del intelectual modernista
reside en pugnar para que el ser humano complete al menos la visin materialista con
elementos espiritualistas, su misin como artista es se: llevados por la mmesis e
imitacin hay que introducir tambin cuestiones trascendentales y de importancia para
el alma humana, de esa manera, juzgaramos que el espejo de la realidad ya es algo, ya
tendra un fin determinado en la educacin moral y espiritual, aspectos que se
rechazaban y quedaron descuidados por darse una mayor importancia el cientificismo y

la razn, que curiosamente son incapaces de dar explicacin a los hechos que ms
interesan al ser humano: aquellos que parecen no estar, pero que pueden captarse por los
sentidos, y por ello, es necesario estimularlos para afrontar esas realidades inmateriales
pero tambin importantes y merecedoras de cultivacin y atencin.
De esta manera, los beneficios y utilidad de los sentimental estn ligados a los valores
obtenidos por el cultivo de la espiritualidad.
Introducida su perceptiva, Njera la resume y ejemplifica a travs de dos retratos, que se
corresponden con la divisin de la estructura interna del ensayo:
En cuanto a una obra determinada como la primera que pone como ejemplo, los retratos
hechos son bonitos, pero es solo una admiracin materialista: a toda esa perfeccin no
se pueden acercar los ojos del alma, no hay un salto ms all de los deleites de las
apariencias para conectar con lo trascendente.
Paralelamente, en el segundo retrato falta detalle pero al fijar nuestra atencin en l,
comprendemos que es una composicin grandiosa, ya que estimula la imaginacin, esto
es, se trata de un arte al que hay que acercarse con los ojos del arte y el alma que solo
existen en lo esttico, en las composiciones artsticas: la obligacin del artista, como
hemos sealado, es ampliar las coordenadas de lo real ms all de lo material, porque el
pensamiento queda herido, tocado como la sensibilidad, por la apariencia de verdad, que
encierra el sentimiento de la verdad misma.
Se da una reivindicacin de la libertad, que conlleva la aceptacin de que el escritor no
est sujeto a normas, de que pueda plasmar cuanto desee, siempre y cuando tenga cierta
carga sentimental y apele a los gustos del alma del espectador; el ingenio del autor
prima por encima de todo, y debe huir de toda normativa que corte su libertad para
transmitir belleza en el retrato de lo sentimental, pues ceirse a unas normas es una
forma de reprimirse y dar cabida a lo deplorable del retrato fro en la tendencia ms
realista y srdida. De no haber unos sentimientos en la obra, que son lo verdaderamente
bello y placentero, se pierde la nocin del bien, pues ste reside en la moralidad y en al
alma humana.
Esta belleza debe ser preservada, pues es un vnculo directo que tiene el ser humano con
Dios, que influencia al artista para plasmar sus designios, el intelectual es su medio para
acercarse a nosotros, y si solo reparamos en lo material y transitorio, desdeamos lo
inmaterial, incognoscible, lo sentimental y trascendente, cuyo conocimiento es lo nico
que nos puede acercar a la idea de bien, y por tanto, a Dios: es con esta reflexin del
autor con lo que encontramos una concepcin filosfica del arte, de un corte
mayormente platnico.
Vista esta concepcin del autor, reparamos en que el arte es aquello que permite
convertirse en ese ngel que llega al cielo tomando impulso en la verdad material, en los
modos de representacin simbolista, sin perder la figura: no es arte abstracto todava, y
por todas estas razones se debe alimentar el alma, enseando al lector a superar lo
material para asir significados y devolver la educacin del alma de la que carece.
Sobre los que censuran el Modernismo y no se desprenden de su idea de restaurar los
valores tradicionales y puramente cientificista, Njera los describe como locos que van

contracorriente, y la expresin ms repugnante del materialismo es la estrechez de lo


material, lo que hay que superar es el poco ampo de actuacin y transmisin de lo
material, mostrando as al ser humano una civilizacin repugnante y corrompida sobre
una dosis de fealdad a la que es necesario superponer otra dosis de belleza y
espiritualidad.
No hace falta, por tanto, indagar ms en el significado o intencin de este ensayo, pues
resulta claro y conciso: hay presencia de pares opositivos y oposiciones con un cambio
de paradigma radical y subversivo.
Por todo lo anterior, el modernismo apuesta por la nica obligacin de crear, no vale
reproducir: se deben abrir nuevos mundos y aadirle dimensiones, hay que permitir que
se asomen los ojos del alma, y con esa conviccin de que el arte es creacin, derivan
rasgos que determinan el cambio frente a la objetividad e idea de reproduccin llega la
subjetividad, desde la que se crea, no se puede aumentar lo concebible y esa
exacerbacin se maneja en el territorio modernista con la sugerencia y smbolo, que
remite a otra cosa: la realidad es la hiptesis de partida y el signo nos transporta, la
mmesis o imitacin es una especie de cadena que frena la expresin sentimental y
artstica, y por ende, debe ser erradicada a fin de dejarse llevar por los sentidos, que
lamentablemente estaban cayendo en el desuso y el desprecio positivista.
El autor mexicano, as mismo, opta por idealismo de corte renovador, un espiritualismo
que busca condiciones trascendentes de la obra de arte y hechos de la realidad, haciendo
lo posible por trascender los lmites del positivismo.
La realidad sentimental y espiritual es casi incognoscible, no se puede aprehender es
decir, no puede verse con los ojos del alma, pero en contra de la marcada ortodoxia
vigente, encontramos heterodoxia incluso dentro del modernismo: Njera augura que
ser tan libre la propuesta que hay tantos modernistas como obras hubo, y deja implcito
su pensamiento de que las obras son propuestas de concepcin, pero no es un modo
hegemnico, siempre en funcin de la libertad del artista, que crea cosas nuevas.
Derivando de ello, hay un gusto obediente frente a la vulgaridad con elitismo
proselitista: con el arte se quiere reeducar, devolver eso que los modos de
representacin presentes han arrebatado, como la posibilidad de asomarse al arte con los
ojos del alma.
Conociendo ya los rasgos positivistas, el autor ha querido darnos a conocer su propia
concepcin del arte, articulada en torno a la ideologa modernista, y de igual manera,
nos transmite la idea de que es necesario crear una nueva escuela artstica que cultive lo
sentimental, el arte puro, bueno, donde est presente la verdadera belleza; y para ello
compara las diversas artes europeas para extraer lo ms positivo y encontrar lo negativo,
que coincide con la etapa realista, la expresin de temas srdidos y banales sin ningn
ingenio ni fin loable como el de acercarse a la autntica belleza.
Para concluir, es preciso determinar cul ha sido la intencin de Njera con este ensayo:
la de mostrarnos una parte del ideal potico que est concibiendo en su mente, que,
como ya conocemos, ser duramente criticado pero se ver implantado con ilusin a
travs de la accin de otros autores como Mart.

Saludes Mucientes, Begoa, , El arte y el materialismo: un ensayo en el fin del siglo,


en Anales de Literatura Hispanoamericana, nmero 25, Servicio de publicaciones,
Universidad Complutense de Madrid (1996), pginas 219 225.

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