1 El Espiritu Santo Owen El Espiritu santoPDF
1 El Espiritu Santo Owen El Espiritu santoPDF
1 El Espiritu Santo Owen El Espiritu santoPDF
Cuando Dios plane la gran obra de salvar pecadores, l provey dos dones. l
dio a su Hijo y l dio a su Espritu. De hecho cada Persona de la Trinidad se
involucro en esta gran obra de salvacin. El amor, gracia y sabidura del Padre la
plane; el amor, gracia y humildad del Hijo la compr; y el amor, gracia y poder del
Espritu Santo capacit a los pecadores para creer y recibirla.
La primera gran verdad en esta obra de salvacin es que Dios envi a su Hijo para
tomar nuestra naturaleza en l y sufrir en ella por nosotros. La segunda grande
verdad es que Dios dio a su Espritu para traer a los pecadores a la fe en Cristo y
as ser salvos.
Cuando el Seor Jesucristo estaba por dejar el mundo, el prometi enviar a su
Espritu Santo para estar con sus discpulos (Jn. 14:16-18, 25-27; 15:26; 16: 5-15).
Aunque fue un gran privilegio el haber conocido a Cristo cuando vivi en la tierra,
pero iba a ser uno mucho mas grande el conocerlo revelado a nuestros corazones
por el Espritu Santo (2 Co. 5:16)
Una gran obra del Espritu Santo es de convencer a los pecadores que el
evangelio que les es predicado es verdad y de Dios. Otra gran obra que l hace es
de hacer santos a los que creen al evangelio. (2 Co. 3:18)
Si el Espritu Santo no obra con el evangelio, entonces el evangelio viene a ser
una letra muerta y el Nuevo Testamento viene a ser tan intil para los Cristianos
as como el Antiguo Testamento es para los Judos (Is. 59:21). A consecuencia
debemos darnos cuenta que todo el bien espiritual que surge de la salvacin es
revelado y dado a nosotros por el Espritu Santo. Debemos tambin entender que
todo lo que es hecho en nosotros y todo lo que somos capacitados para hacer que
es santo y aceptable a Dios es por el Espritu Santo obrando en nosotros y con
nosotros. Sin l no podemos hacer nada (Jn. 15:5). Por el Espritu Santo somos
nacidos de nuevo, hechos santos y capacitados para agradar a Dios en cada obra
buena.
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 2
Es en vista de la grandeza de esta obra que la Escritura nos advierte que el nico
pecado que no puede ser perdonado es la blasfemia contra el Espritu Santo (Mr.
3:28, 29; Mt. 12:31, 32).
Por cuanto el ministerio del Espritu Santo es traer a los pecadores a creer en la
sangre de Cristo para perdn de pecados, si en llevando esta obra acabo es
menospreciado, rechazado y blasfemado, entonces no puede haber perdn de
pecados y no hay salvacin. Dios no tiene otro Hijo para ofrecerlo como otro
sacrificio por el pecado. La persona que menosprecia el sacrificio de Cristo no
tiene otro sacrificio al cual acudir (He. 10:27, 29; 1Jn. 5:16). De la misma manera,
Dios no tiene otro Espritu que nos capacite a recibir ese sacrificio y ser salvos. As
que el que menosprecia y rechaza al Espritu Santo no se le a dado otro Espritu
que lo capacite a recibir a Cristo y ser salvo. Es entonces vital, pues, de aprender
sobre el Espritu Santo y su obra.
Por toda la historia, muchos han hecho falsas afirmaciones en el nombre del
Espritu Santo. Porque el error a sido enseado, y cosas malas se han hecho en
su santo nombre, es de gran importancia conocer la verdad sobre l y de lo que l
vino a hacer. No hay nada mas vil que el que pretende ser de Dios y no lo es.
FALSOS PROFETAS
El don ms grande del Espritu Santo en la iglesia del Antiguo Testamento era
profeca. Sin embargo cuantos falsos profetas haba! Algunos falsos profetas
servan a otros dioses (1 R. 18: 26-29). Sus mentes en realidad eran posedas por
el diablo que los capacitaba para declarar cosas que eran ocultas a otros hombres
(1Co. 10:20; 2Co 4:4).
Otros profesaban hablar en el nombre y por la inspiracin del Espritu del Seor, el
nico verdadero, santo Dios pero eran falsos profetas (Jer. 28:1-4; Ez. 13 y 14).
En tiempos de peligro y amenazadores desastres siempre hay esos que afirman
de tener revelaciones extraordinarias. El diablo los estimula para llenar a los
hombres con esperanzas falsas para poder mantenerlos en pecado y falsa
seguridad. Entonces, cuando el juicio de Dios viene, son tomados por sorpresa.
As que quienquiera que afirme tener revelaciones extraordinarias, alentando a los
hombres a sentirse seguros mientras viven una vida de pecado, hace la obra del
diablo, porque cualquier cosa que aliente al hombre sentirse seguro en su pecados
es del diablo (Jer. 5:30, 31; 23:9-33).
En el Nuevo Testamento tambin el evangelio fue revelado a los apstoles por el
Espritu Santo. Era predicado con su ayuda, y hecho efectivo en la salvacin de
almas por su obra y poder. En la Iglesia primitiva la predicacin del evangelio era
acompaada con milagros hechos por los apstoles. Pero Pedro previene a la
iglesia que as como hubo falsos profetas en la iglesia del Antiguo Testamento, as
tambin habr falsos maestros en la nueva (2 P. 2:1)
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 3
Juan nos dice como probar a los falsos maestros (1Jn. 4:1-3). Primeramente, nos
advierte a no creer a cada espritu, y segundo debemos ponerlos a prueba por su
doctrina. No debemos de ser persuadidos por milagros extraordinarios que puedan
hacer, sino por la doctrina que ensean (Ap. 2:2). Esta es la regla apostlica (Ga.
1:8).
Dios dio a la iglesia primitiva dos medios para protegerse en contra de falsos
profetas y maestros: su Palabra, y la habilidad espiritual para discernir espritus.
Pero cuando los dones extraordinarios del Espritu Santo cesaron, el don de
discernir espritus tambin ceso. Ahora solo nos queda su Palabra para probar las
falsas doctrinas.
ENTUSIASTAS PELIGROSOS
En cada gran avivamiento, en lo mas mnimo la Reforma Protestante, entusiastas
peligrosos se han levantado para molestar a la iglesia.
Algunos han dicho que tienen un espritu al cual llaman la luz dentro de ellos. Este
nuevo espritu afirma hacer todas las cosas que el Espritu Santo ha prometido
hacer. Pero los gua por sentimientos interiores y no por la Palabra de Dios.
O es esta luz el Espritu Santo o no lo es. Si la gente dice que es el Espritu Santo,
ser fcil demostrar que totalmente contradicen la Palabra de Dios y destruyen la
misma naturaleza y ser del Espritu Santo. Si dicen que no es el Espritu Santo,
entonces que espritu es? Solo puede ser el espritu del ante-Cristo.
Algunos niegan la divinidad y personalidad del Espritu Santo y tienen ideas
errneas de lo que l hace. Muchos se oponen y resisten su obra en el mundo.
Pero si su obra es buena y santa y de gran beneficio al hombre, porque es tan
menospreciada? Las cosas del Espritu Santo las cuales los hombres desprecian
son ya sea sus verdaderas obras o las que no son. Si no son las obras de gracia
que l prometi hacer, sino emociones religiosas fanticas y vacas, xtasis
extticos y revelaciones extraordinarias, entonces es el deber de los Cristianos
rechazar estas cosas y ver que vienen de las estpidas imaginaciones del hombre,
en lugar de menospreciar al Espritu Santo y su verdadera obra. Los entusiastas
dicen que es la falsa pretensin y no la verdadera obra la que ridiculizan. Si es as,
porque entonces desprecian a los Cristianos que han recibido al Espritu Santo
como el don de Cristo?
En el principio Dios revel que l solo era Dios y que no hay Dios fuera de l. La
verdadera iglesia crea esta verdad. Los incrdulos crean que haba muchos
dioses y as se hundieron en la idolatra. Entonces mand Dios a su Hijo en carne
humana. El recibirlo y obedecerlo es ahora la prueba de fe. Los que rechazan a
Cristo estn rechazados por Dios (Jn. 8:24). Ahora Dios requiere que creamos en
Cristo como la nica Piedra de fundacin de la iglesia y nos llama a profesar
nuestra fe en l como tal. (Mt. 16:18, 19). Debe de ser reconocido y honrado as
como honramos al Padre (1Co. 3:11; Jn. 5:23).
Todos los asuntos de Cristo ahora son cometidos al Espritu Santo (Jn. 16: 7-11).
La voluntad de Dios es que el Espritu sea exaltado en la iglesia y que la iglesia no
este ignorante de l, as como estuvieron los discpulos de Juan el Bautista en
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 4
CAPITULO 2
El Espritu de Dios
El Espritu Santo tiene muchos nombres y ttulos. La palabra Espritu en Hebreo es
ruach y en Griego es pneuma. En los dos idiomas las palabras sirven para el
termino viento. Estas palabras eran usadas metafricamente para expresar
muchas ideas (Ec. 5:16; Mi. 2:11); una parte o cuarto del comps (Jer. 52:23; Ez.
5:12; 1Cr. 9:24; Mt. 24:31); cualquier cosa que no es material (Gn. 7.22; Sal. 135:
17; Job 19:17; Lc. 23:46); deseos de la mente y del alma (Gen. 45:27: Ez. 13:3:
Nm 14:24); ngeles (Sal. 104:4; 1R. 22:21, 22; Mt. 10:1).
En la Escritura, sin embargo una clara distincin es hecha entre estos usos y el
Espritu de Dios.
Mientras los Judos dicen que l es el poder influyente de Dios y los Musulmanes
dicen que l es un ngel eminente, el nombre Espritu se refiere a su naturaleza o
esencia la cual es una pura, espiritual, irrelevante substancia (Jn. 4:24).
l es el aliento del Seor (Sal. 33:6; 18:15 Juan 20:22; Gn. 2:7).
l es llamado el Espritu Santo (Sal.51:11: Is. 63:10, 11; Ro. 1:4).
l es el Espritu de Dios (Sal. 143:10: Neh. 9:20: Ex. 31:3; 35:31; 1Co. 12:6, 11; 2
S. 23: 2 con 2P. 1:21).
l es el Espritu de Dios y el Espritu del Seor (Gn. 1:2; Jn. 20:17).
l es el Espritu del Hijo, el Espritu de Cristo (Ga. 4:6; 1P. 1:11; Ro. 8:9). l
procede del Hijo y fue prometido por el Hijo (Hch. 2:33).
LA TRINIDAD
El ser y naturaleza de Dios es la fundacin de toda religin verdadera y santa
adoracin religiosa en el mundo (Ro. 1:19-21). La revelacin que l nos da de s
mismo es el estndar de toda verdadera adoracin religiosa y obediencia.
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 5
Dios se ha revelado a si mismo como tres Personas en un Dios (Mt. 28:19). Cada
Persona en la Divinidad es distinta de las otras dos, y cada una tiene obras
particulares atribuidas a l.
El Padre d al Hijo. El Hijo viene y toma nuestra naturaleza, y los dos el Padre y el
Hijo envan al Espritu. As que el Espritu Santo es, en si mismo, una distinta,
amorosa, poderosa, inteligente, divina Persona, porque ningn otro puede hacer lo
que l hace. l es uno con el Padre y el Hijo. Las palabras de nuestro Seor en la
institucin del bautismo Cristiano nos ensean que es nuestro deber religioso de
tener al Padre, al Hijo y al Espritu Santo en toda nuestra adoracin de Dios y en
toda nuestra fe y obediencia (cf. Mt. 28:19, 20 ).
LA ACTIVIDAD PERSONAL DEL ESPRITU SANTO
La aparicin del Espritu Santo bajo una seal visible sugiere que l es una
Persona (Mt. 3:16; Lc. 3:22; Jn. 1:32). l tiene atributos personales tales como
entendimiento y sabidura ( 1Co. 2: 10- 12; Is. 40:28; Sal.147:5; 2 P. 1:21; Ro.
11;33, 34; Is. 40:13; Sal.139;23; 1Co. 12:8; Is. 11:2) l acta de acuerdo a su
propia voluntad (1 Co.12:11). l tiene poder (Job 33:4; Is.11:2; Mi. 2:7;3:8; Ef.
3:16). l ensea (Lc. 12:12; Jn. 14:26; 1Jn 2:27). l llama para una obra especial
(Hch. 13:2,4) -un hecho de autoridad, opcin y sabidura. l llamo a Bernab y a
Saulo. l les mando que fueran puestos aparte. l los envi. Todo esto ensea su
autoridad y personalidad. l nombro a hombres a posiciones de autoridad en la
iglesia (Hch. 20:28). l fue tentado (Hch.5:9). Cmo puede una cualidad, un
accidente, un poder de Dios ser tentado? Ananias le minti a l (Hch. 5:3). Pedro
le dice a Ananias que le a mentido a Dios (Hch. 5:4)
El Espritu Santo puede ser resistido. (Hch. 7:51). l puede ser contristado (Ef.
4:30). Se pueden rebelar en contra de l, molestar, y blasfemar (Is. 63:10; Mt.
12:31, 32).
Claramente, el Espritu Santo no es nada ms una cualidad que se encuentra en la
naturaleza divina. l no es simplemente una influencia o poder de Dios. l no es la
obra del poder de Dios en nuestra santificacin. l es una santa, inteligente
Persona.
LA DEIDAD DEL ESPRITU
l claramente es llamado Dios (Hch. 5: 3, 4; Lv. 26:11, 12 con 2Co. 6:16; 1Co.
3:16, 17; Dt. 32:12 con Is. 63:14; Sal. 78:17, 18 con Is. 63:10, 11). Caractersticas
divinas son atribuidas a l: eternidad (He. 9:14); inmensidad (Sal 139:7);
omnipotencia (Mi. 2:7; Isa. 40:28); preconocimiento (Hch. 1:16); omnisciencia
(1Co. 2:10, 11); autoridad soberana sobre la iglesia (Hch. 13:2, 4; 20:28). l es la
tercera Persona de la Divinidad (Mt. 28:19; Ap. 1:4, 5).
Todo lo que Dios hace, lo hace como un Dios trino. Cada Persona de la Trinidad
esta envuelta en cada accin de Dios. Sin embargo al mismo tiempo cada Persona
tiene un papel especial para cumplir en esa obra.
En este sentido, la creacin es la obra especial del Padre, la salvacin es la obra
especial del Hijo, y la obra especial del Espritu Santo es traer la salvacin a los
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 6
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 7
CAPITULO 3
COMO EL ESPRITU SANTO VIENE A NOSOTROS Y
HACE SU OBRA
Solo Dios nos da el Espritu (Lc. 11:13; Jn. 3:34; 1Jn. 3:24). Esta donacin es un
acto de autoridad y libertad y procede de las riquezas de la gracia de Dios (Lc.
11:13; Jn. 4:10; 14:17; 1Co.4:7; Tit. 3:6; 1Co. 12:7). Dios lo envia a nosotros
(Sal.104:30; Juan 14:26; 15:26; 16:7). Este envi implica que el Espritu Santo no
estaba con una persona antes de que se le fuera enviado. Nos dice que esta es
una obra especial de Dios que nunca haba hecho antes.
Dios nos ministra el Espritu (Ga. 3:5; Fil. 1:19). Esto implica que Dios
continuamente nos da provisiones adicionales de su gracia por su Espritu. Se
dice, que Dios pone su Espritu en o dentro del hombre (Is. 42:1; 63:11). l hace
esto cuando desea que una persona se beneficie de alguna manera de su Espritu,
e.g., Sal, Eldad y Medad (1S. 10:10; Nm. 11:27; Am. 7:14, 15 y Jer. 1:5-7).
Se dice que Dios derrama al Espritu Santo frecuentemente (Pr.1:23; Is. 32:15;
44:3; Ez. 39:29; Jl. 2:28; Hch. 2:17; 10:45). Dondequiera que esta expresin es
usada se refiere a la era del evangelio. Esto implica una comparacin,
apuntndonos devuelta a otro tiempo o otra obra previa de Dios, cuando l di su
Espritu, pero no de la misma manera que el ahora desea darlo. En los tiempos del
evangelio una medida mucho ms extensa del Espritu es dada. La expresin
implica un acto eminente de riqueza divina (Job 36:27; Sal. 65:10-13; Tit. 3:6; 1Ti.
6:17). Implica el derramamiento de dones y gracia del Espritu, no su Persona
(porque donde l es dado, l es dado permanentemente). Se refiere a obras
especiales del Espritu tales como la purificacin y consolacin de esos en quien l
es derramado (Mal. 3:2, 3; Is. 4:4; Lc. 3:16; Ez. 36: 25-27; Jn. 7:38, 39; Tit. 3:4-6;
He. 6:7; Is.44:3; Sal. 72:6).
COMO EL ESPRITU SANTO PROCEDE
El Espritu procede del Padre y del Hijo (Jn. 15:26). As como l esta
personalmente relacionado al Padre y al Hijo desde la eternidad, as l procede
eternalmente del Padre y del Hijo. Y l lo hace libremente y voluntariamente pare
hacer su obra sealada.
Se dice de l de venir (Jn. 15:26; 16:7, 8; 1Cr. 12:18; Hch. 19:6). Debemos orar a
l para que venga a nosotros. Tambin se dice de caer en los hombres (Hch. 10:
44; 11:15), de reposar en las personas a las quienes l es enviado (Isa. 11:2; Juan
1:32, 33; Nm. 11:25, 26; 2R. 2:15; 1P. 4:14). l se goza en su obra en la cual
reposa (Zof. 3:17); y esta donde l reposa (Jn. 14:16).
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 8
El Espritu tambin es dicho de apartarse de algunas personas (1S. 6:14; 2P. 2:21;
He. 6:4-6; 10:26-30). Pero de las que estn en el pacto de gracia l nunca se
apartar (Is. 59:21; Jer. 31:33; 32:39, 40:Ez. 11:19, 20).
A veces es afirmado que el Espritu Santo puede ser dividido. Esos que dicen esto
apuntan a Hebreos 2:4 donde el termino para dones del Espritu es
distribuciones, particiones en el Griego. Pero aqu lo que significa es de que el
Espritu Santo di varios dones a los primeros predicadores del evangelio para que
su doctrina se viera confirmada por Dios de acuerdo a la promesa de Cristo (Jn.
15:26, 27). Estas seales eran obras milagrosas para probar, que Dios estaba
obrando con ellos en poder y maravillas eran obras mas all del poder de la
naturaleza. Eran hechas para llenar a los hombres con temor y un sentir de la
presencia de Dios. Obras poderosas incluyen abrir ojos ciegos y levantar a los
muertos. Estos son dones del Espritu Santo. Todo esto y otras obras de
naturaleza similar eran causadas por el Espritu Santo (1Co. 12:7-11).
CAPITULO 4
Las Obras Preparatorias Especiales del Espritu Santo
en el Antiguo Testamento
Las obras del Espritu Santo en el Antiguo Testamento o eran extraordinarias,
excediendo todas las habilidades naturales del hombre para lograr, o ordinarias,
siendo esas obras que l hizo para capacitar al hombre a hacer el mximo de sus
habilidades naturales.
Sus obras extraordinarias se vieron en la profeca, en ambas, en el escribir de las
Escrituras y en milagros.
Sus obras ordinarias fueron vistas en las habilidades polticas que el dio a los que
gobernaban, y la fuerza y valenta que el dio para respaldar asuntos morales. En
cosas naturales l frecuentemente dio grande fuerza espiritual. Intelectualmente, l
capacit al hombre, para predicar la Palabra de Dios y construir el templo (e.g.,
Bezaleel y Aholiab).
PROFECA
La obra de profeca del Espritu Santo (Is.33:17; Jn. 8:56; Dt.3:24, 25; 1P. 1:9-12)
era para dar testimonio a la verdad de Dios en la primera promesa concerniente a
la venida de la bendita simiente (Gn.3:15; Ro.15:8). En los tiempos del Antiguo
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 9
Pgina 10
Objecin. Pedro nos dice que hombres santos de Dios hablaron siendo movidos
por el Espritu Santo (2P. 1:21). Pero no di el Espritu Santo inspiraciones santas
y el don de profeca a hombres impos y no santificados, tal como Balaam? (Nm.
31:16; 24:4. vase tambin 1S. 16:14; 19:23: 1R. 13:11-29).
Respuesta. Pero la afirmacin de Pedro que hombres santos de Dios hablaron
siendo inspirados por el Espritu Santo parece referirse solo a los escritores de las
Escrituras. Es posible que Pedro entiende no una verdadera santidad inherente,
sino solamente una separacin y dedicacin a Dios por medio de un oficio
especial. El don de profeca no era concedido para que fuera en s mismo una
gracia santificadora produciendo frutos de santidad. As que no hay inconsistencia
en la verdad de que Dios concediese inspiracin directa a algunos que realmente
no estaban santificados (Juan 11:51).
La dificultad sobre Balaam, quien era un adivino y un profeta del diablo, es
importante. Algunos argumentan que Balaam era un profeta solo de Dios. Se dio a
si mismo a la astrologa, pero sus profecas eran de Dios, aunque no tuvieron
influencia en su voluntad y deseos los cuales siguieron corruptos (Nm. 24:1; Jos.
13:22). Es ms probable de todas maneras que el Espritu Santo invalid el poder
del diablo y forz a Balaam contra sus intenciones para profetizar solamente bien a
Israel (vase Hch. 16:16, 17).
El caso del Rey Sal es claro. El Espritu del Seor quien parti de l era el
Espritu de sabidura y valenta, requerido para hacerlo apto para reinar y
gobernar. Los dones del Espritu Santo fueron retirados de l y el espritu malo que
vino a l empez a perturbarlo.
Despus estaba el profeta viejo en Betel (1 R. 13:11-32). Aunque este profeta
pareci ser malo, sin embargo era uno a quien Dios a veces uso para revelar su
mente a los hijos de Israel. Tampoco era probable que l estuviera bajo ilusiones
satnicas, como fueron las profetas de Baal, porque l incuestionablemente fue
llamado un profeta y la Palabra de Dios verdaderamente vino a l (vv. 20-22).
Inspiracin del Antiguo Testamento
El escribir de las Escrituras fue otra obra del Espritu Santo la cual comenz bajo el
Antiguo Testamento. Esta es una clase de profeca distinta (2Ti. 3:16; 1Cr. 28:19).
La inspiracin de las mentes de estos profetas con el entendimiento y comprensin
de las cosas reveladas era esencial. Tambin era necesario que las palabras
fueran sugeridas a ellos para que ellos infaliblemente declararan lo que se le haba
revelado. Sus manos tambin necesitaron ser guiadas cuando escriban las
palabras sugeridas a ellos, e.g., Baruch (Jer. 36:4, 18). Estas cosas juntas hicieron
a la Escritura infalible.
Milagros
Las obras extraordinarias del Espritu Santo tambin capacitaron a los profetas
para hacer milagros. El Espritu Santo es el nico autor de obras milagrosas. Este
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 11
don no fue dado a los profetas de tal manera que pudieran hacer milagros cuando
y donde ellos quisieran. Mejor dicho, el Espritu Santo infaliblemente los dirigi por
palabra y accin para hacer los milagros. Les di autoridad de antemano para
hacer el milagro (Jos. 10:12 y especialmente ntese v. 14).
Pero el Espritu no estaba limitado a hacer cosas extraordinarias y sorprendentes.
l estaba presente en el tiempo del Antiguo Testamento al dar gobierno y
reglamento civil (Nm. 11:16, 17, 25); virtudes morales (Jue. 6:12, 34; 11:1, 29);
fuerza fsica (Jue. 14:6; 15:14) y habilidades intelectuales (Ex. 31:2, 3).
La habilidad de predicar la Palabra de Dios a otros tambin fue la obra del Espritu
Santo, eg., Noe (2P. 2:5; Gn. 6:3; 1P. 3:19, 20).
CAPITULO 5
LA OBRA DEL ESPRITU SANTO EN LA NUEVA
CREACIN
El gran privilegio profetizado de la era del evangelio, el cual hara a la iglesia del
Nuevo Testamento ms gloriosa que la del Antiguo, fue el maravilloso
derramamiento del prometido Espritu Santo a todos los creyentes. Esto era el
buen vino el cual era reservado para lo ultimo (Is. 35:7; 44:3; Jl. 2:28; Ez. 11:19;
36: 27).
El ministerio del evangelio por el cual somos nacidos de nuevo es llamado el
ministerio del Espritu (2 Co. 3:8). La promesa del Espritu Santo bajo el evangelio
es para todos los creyentes y no solo para algunos especiales (Ro. 8:9; Jn. 14:16;
Mt. 28:20). Se nos ensea a orar para que Dios nos d su Santo Espritu, para que
con su ayuda podamos vivir para Dios en la obediencia santa que l requiere (Lc.
11:9-13; Mt. 7:11; Ef. 1:17; 3:16; Col. 2:2;
8
Ro. 8:26). El Espritu Santo fue prometido solemnemente por Jesscristo cuando
estaba a punto de dejar el mundo (Juan 14:15-17; He. 9:15-17; 2 Co. 1:22; Juan
14:27; 16:13). Por lo tanto el Espritu Santo es prometido y dado como la nica
causa de todo lo bueno que en este mundo podemos participar.
No hay ningn bien que recibamos de Dios si no es trado a nosotros y forjado en
nosotros por el Espritu Santo. Ni hay en nosotros algn bien hacia Dios, alguna fe
, amor, obediencia a su voluntad, sino lo que somos capacitados para hacer por el
Espritu Santo. Porque en nosotros, que es en nuestra carne, no hay nada bueno,
como Pablo nos dice.
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 12
LA NUEVA CREACIN
La gran obra que Dios plane era la restauracin de todas las cosas por Jesucristo
(He. 1:1-3). Dios dese revelar su gloria, y la manera principal de hacerlo debera
ser la revelacin ms perfecta de si mismo y sus obras que el mundo jams
hubiera visto. Esta revelacin perfecta nos fue dada en y por el Hijo, el Seor
Jesucristo, cuando tomo nuestra naturaleza en si mismo para que Dios
benignamente se reconciliara con nosotros.
Jesucristo es la imagen del Dios invisible (Col. 1:15). l es el resplandor de su
gloria y la expresa imagen de su persona (He.1:3). En la cara de Jesucristo
resplandece la gloria de Dios (2Co. 4:6). Al planear, establecer y llevar a cabo esta
gran obra, es por lo tanto, la revelacin ms gloriosa que Dios a hecho de s
mismo a ambos, los ngeles y los hombres (Ef. 3:8-10; 1P. 1:10-12). Esto lo hizo
para que nosotros pudiramos conocerlo, amarlo, confiar en l, honrarlo y
obedecerlo en todas las cosas como Dios, y de acuerdo a su voluntad.
En esta nueva creacin, en particular, Dios se ha revelado a s mismo
especialmente como tres Personas en un Dios. El propsito supremo y
planeamiento de todo es atribuido al Padre. Su voluntad, sabidura, amor, gracia,
autoridad, propsito y diseo estn constantemente reveladas como la fundacin
de toda la obra. (Is. 42:1-4; Sal. 40:6-8; Juan 3:16; Is. 53:10-12: Ef. 1:4-12).
Muchos tambin eran los hechos del Padre para el Hijo, en enviarlo, darlo y
nombrndolo para su obra. El Padre prepar un cuerpo para l, y lo consol y
apoyo en su obra. Tambin lo premi dndole una gente para que fuera su gente.
El Hijo se humill a s mismo y accedi a hacer todo lo que el Padre plane para
que l hiciera (Fil. 2: 5-8). Por esto el Hijo debe ser honrado as como honramos al
Padre.
La obra del Espritu Santo es de traer a terminacin lo que el Padre haba
planeado hacer por medio de su Hijo. Por eso, Dios es revelado a nosotros, y
somos instruidos a confiar en l.
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 13
CAPITULO 6
El Espritu Santo Y La Naturaleza Humana de Cristo
Antes de que empecemos a discutir la obra del Espritu Santo en la naturaleza
humana de Cristo, debemos afrontar una pregunta difcil, Que necesidad hay
para que el Espritu Santo haga alguna cosa, ya sea en creando y preparando esa
naturaleza humana, o en juntndola con la divina, ya que el Hijo de Dios es muy
capaz de hacer toda la obra l mismo? Este problema es planteado por los que
niegan las tres Personas de la Trinidad y buscan amarrar en nudos a los que creen
esta verdad.
La obra especial del Hijo de Dios en la naturaleza humana era de unirla a si mismo
al hacerse hombre. Ni el Padre ni el Espritu Santo hicieron esto. Solo el Hijo se
hizo hombre y vivi como hombre en la tierra (Juan 1:14; Ro. 1:3; Ga. 4:4; Fil. 2:6,
7; He. 2:14, 16).
UNA PERSONA, DOS NATURALEZAS
El resultado del Hijo de Dios de tomar naturaleza humana fu que ambas la
naturaleza humana y la naturaleza divina fueron unidas juntas en su sola Persona,
para nunca ser separadas, ni siquiera cuando el alma humana de Cristo fue
separada de su cuerpo humano en la tumba. La unin del alma y cuerpo en Cristo
no era tal que la separacin del alma del cuerpo pudiera destruir su personalidad.
En otras palabras l no era dos personas en una naturaleza. l era una Persona
en dos naturalezas, una humana la otra divina.
Esta unin de las dos naturalezas en la Persona del Hijo de Dios no significa que
la naturaleza humana fue dotada con atributos divinos. La naturaleza humana no
se hizo omnisciente y todo-poderosa; ni tampoco la naturaleza divina fue dotada
con caractersticas humanas. La naturaleza divina permaneci perfectamente
divina y nunca de ninguna manera se hizo humana, y la naturaleza humana
permaneci perfectamente humana y nuca de ninguna manera se hizo divina. As
que cuando Cristo en la cruz grito, Dios mo, Dios mo porque me has
desamparado?, no debemos pensar que su naturaleza divina se separo y
abandono su naturaleza humana, sino que solo en ese momento, su naturaleza
divina quito toda luz y consuelo de su naturaleza humana. As Cristo, como
verdadero hombre, realmente sufri por los pecados de su pueblo.
Otro ejemplo se ve en el Evangelio de Marcos (Marcos 13:32). Pero de esa hora y
da nadie lo sabe, ni los ngeles en el cielo, ni el Hijo, sino solo el Padre. No
debemos pensar que el Hijo de Dios como es Dios no sabia la hora y el da, sino
solo que su naturaleza humana no lo sabia, porque su naturaleza divina no haba
deseado revelarlo a su naturaleza humana.
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 14
Pgina 15
Pgina 16
fueron protegidas. Dios provey a Jos para que la cuidara a ella y al nio en su
infancia. Por medio de este matrimonio, Cristo fue protegido de cualquier calumnia
que pudiera surgir, sugiriendo que l era ilegitimo. Despus, que demostr quien
era por medio de sus obras poderosas, su concepcin milagrosa poda ser
testificada por su madre. Antes de eso, no le hubieran credo. Jos, siendo su
supuesto padre, lo provey con una genealoga que probo que era descendiente
de David. De este modo se poda ver que la promesa de Dios a Abraham y a David
fu mantenida.
Mateo da su genealoga por medio de Jos, mientras Lucas da su genealoga por
medio de Maria, no nombrndola, pero empezando con su padre, Eli (Lc. 3:23).
De esta creacin milagrosa del cuerpo de Cristo por el poder del Espritu Santo, un
lugar adecuado para morar fue preparado para su alma Santa.
Finalmente, aunque fue hecho a semejanza de carne de pecado, con todas las
debilidades y dolencias que el pecado a trado a nuestro cuerpo, sin embargo el
mismo era sin pecado. De este modo el experiment problemas y dolor;
sufrimientos y penas. El sufri hambre, sed y cansancio, pero no enfermedades o
epidemias. De estas l estuvo absolutamente libre.
LA OBRA DEL ESPRITU EN EL MINISTERIO DE CRISTO
En el momento que la naturaleza humana de Cristo fue criada en el vientre de la
Virgen por el Espritu Santo, fue inmediatamente santificado, y lleno de gracia de
acuerdo a su capacidad de recibir.
No siendo engendrado por generacin natural, Cristo no heredo una naturaleza
pecadora. Su naturaleza humana fue llena de toda gracia por el Espritu Santo (Is.
11:1-3; He. 7:26; Lucas 1:35; Juan 3:34).
La segunda obra especial del Espritu Santo en la naturaleza humana de Cristo fue
de equiparlo para todo lo que tena que hacer Cristo como hombre fue, usando su
raciocinio y otros poderes de su alma, capaz de vivir una vida de gracia como uno
hecho de mujer, hecho sbdito a la ley. Su naturaleza divina no remplazo su alma
humana. Siendo un hombre perfecto, fue movido a hacer lo que hizo por su propia
alma racional, igual como cualquier otro hombre (Lc. 2:40). Como cualquier nio
humano normal l creci fsicamente (Lc. 2:52). As como creci, l vino a hacer
espiritualmente fuerte. l creci en sabidura y estatura y a favor con Dios y el
hombre. Todo esto esta descrito en Isaas (11:1-3). Y este crecimiento en gracia y
sabidura fue la obra del Espritu Santo.
La naturaleza humana de Cristo era capaz de aprender cosas nuevas que no
haba conocido antes (Mr. 13:32; He. 5:8). Esto tambin fue la obra del Espritu
Santo.
Para capacitar a Cristo a llevar acabo perfectamente los deberes que tenia que
hacer en la tierra, el Espritu Santo lo ungi de un modo especial con dones y
poderes extraordinarios (Is. 61:1; Lc. 4:18, 19).
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 17
Pgina 18
Pgina 19
Pgina 20
el poder que levanto a Cristo de los muertos es el mismo poder que nos trajo al
nuevo nacimiento en Cristo (Ef. 1:17-20).
El Espritu glorifico la naturaleza humana de Cristo.
Fue el Espritu Santo quien hizo a la naturaleza humana de Cristo apta para ser
sentada a la mano derecha de Dios. Y la naturaleza humana glorificada de Cristo
es el patrn del cual los cuerpos de todos los creyentes sern conformados. l que
hizo la naturaleza de Cristo santa ahora la hace gloriosa (1Juan 3:2; Fil 3:21).
Otra obra importante del Espritu Santo fue la de ser testigo a la Persona de Cristo
de que realmente era el Hijo de Dios, el verdadero Mesas (Juan 15:26; Hch. 5:32;
He.2:4).
La razn de por qu Dios di a los apstoles la habilidad de hacer milagros por el
poder del Espritu Santo, fu para ser testigos para Cristo de que realmente era el
Hijo de Dios. Dios lo reconoci y lo exalto como tal.
Cristo tambin predijo que muchos preguntaran en donde le podran encontrar, y
que grandes mentiras se diran de l y de donde l se encontrara (Mt. 24:26).
Algunos esperaran encontrarlo en lugares desiertos. Muchos monjes pensaron y
ensearon que Cristo se poda encontrar solamente en lugares desiertos y
solitarios.
Otros ensearan que Cristo se encontrara en camaras secretas. Si alguien les
dice est en cmaras secretas, no lo crean. Hay una profunda y misteriosa leccin
en estas palabras. La palabra Griega para cmaras significa los lugares secretos
de las casas donde el pan, vino y otras comidas se guardaban. Porque entonces
pretender encontrar a Cristo en semejantes lugares? Porque esto es exactamente
lo que despus fue enseado en la iglesia de Roma. Cristo debe de estar en los
lugares secretos donde sus hostias y vino eran depositados despus de ser
cambiadas en el cuerpo y sangre literal de Cristo, lo cual es un figmento de la
imaginacin papal. Concerniendo a esto, Cristo dice, No les crean. No dejen que
los hagan creer semejante tontera.
As aprendemos como debemos de conocer a Cristo. Debemos conocerle para
que le podamos amar con un amor puro como hombre. Para hacer esto debemos
considerar su naturaleza humana hecha hermosa por la obra del Espritu Santo.
Debemos considerar la unin bendita de sus dos naturalezas en la misma Persona
y cuan gloriosa cosa es de que Dios tom en s nuestra naturaleza.
Despus debemos considerar las glorias no creadas de la naturaleza divina para
que le podamos amar como Dios.
Tambin debemos considerar la perfeccin y llenura de gracia que mor en su
naturaleza humana por medio del Espritu Santo.
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 21
Debemos conocer a Cristo para que nos esforcemos a ser como l. Y solo
podemos ser como el cundo dejamos al Espritu Santo hacer su obra en nosotros,
formndonos a su imagen.
CAPITULO 7
LA OBRA DEL ESPRITU SANTO EN EL CUERPO
MSTICO DE CRISTO, SU IGLESIA
La obra del Espritu Santo hacia la iglesia presupone estas cosas:
(i) El amor, gracia, consejo y propsito eterno del Padre de tener una iglesia,
escogida de sobre esta raza humana pecadora.
(ii) La obra entera de Cristo en redimir pecadores de esta raza humana para que
sea su iglesia.
(iii) La obra del Espritu Santo en llamar a los pecadores al arrepentimiento y fe en
Cristo y su obra de unirlos a Cristo como la cabeza del cuerpo, su iglesia.
En la nueva creacin bajo el Nuevo Testamento, es el propsito de Dios que cada
Persona de la Trinidad sea revelada a la iglesia en sus obras especiales y
distintas.
Despus que Cristo termin su obra de redencin, y haba vuelto al cielo, la tarea
de seguir y completar la obra de salvacin fue asumida por el Espritu Santo.
Antes de su muerte Cristo prometi al Espritu Santo a sus discpulos (Juan 14:1517). Despus de su resurreccin, l les dijo que no intentaran de empezar su obra
de atestiguar al mundo hasta que hayan recibido al prometido Espritu Santo (Hch.
1:4). Despus de su ascensin, Cristo recibi al Espritu Santo de el Padre y lo
derramo sobre sus discpulos (Is. 44:3; Jl. 2:28, 29; Hch.2:33).
Es el Espritu Santo quien reemplaza la ausencia corporal de Cristo y quien trae a
cumplimento todas las promesas hechas a la iglesia.
Cristo est con nosotros por su Espritu (Mt. 28:19, 20; Hch.3:21; Mt.18:19, 20;
2Co. 6:16; 1Co. 3:16). Cristo asegur a sus discpulos que su presencia con ellos
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 22
por medio su Espritu era mejor que su presencia corporal. Ahora Cristo siempre
esta con nosotros dondequiera.
Como el Espritu Santo representa a Cristo y toma su lugar, por lo tanto hace todo
lo que Cristo hizo por sus discpulos (Juan 16:13-15)
El Espritu Santo no viene a revelar algo nuevo, ni tampoco hace nada que
contradiga o se oponga a la doctrina y obras de Cristo. El Espritu Santo no hace
nada que este contrario de lo que se ensea en al Escritura. Cualquier espritu que
contradiga a Cristo y a la Escritura no es de Dios.
La gran obra del Espritu Santo es de glorificar a Cristo. l es dado a nosotros para
que nosotros tambin le traigamos gloria a Cristo. l viene a mostrar la verdad y
gracia de Cristo, no a hablar de si mismo (Juan 16:13-15). l no revela otra verdad,
no da otra gracia sino la que esta en, de y por Cristo. Por esta regla podemos
probar cada espritu si es de Dios o no.
Todo lo que oyere l hablara (Juan 16:13). Lo que el Espritu Santo oye es el plan
completo y propsito del Padre y del Hijo concerniendo a la salvacin de la iglesia.
Oyendo significa el conocimiento infinito del Espritu Santo del propsito eterno
del Padre y del Hijo.
l me glorificar (Juan 16:14). Esta es la gran obra del Espritu Santo hacia la
iglesia. Hace a Cristo glorioso en nuestros ojos. Y es dado a nosotros para qu,
como gente de Cristo, le traigamos honor a nuestra gloriosa cabeza.
Pero como el Espritu Santo har esto? l me glorificara, porque l tomara de lo
que es mo y lo declarara a ustedes (Juan 16:14). No dice que el Espritu Santo
recibe las cosas de Cristo como si no las hubiera tenido antes, porque que puede
l quien es Dios recibir? Solo cuando empieza a drnoslas, porque son
especialmente las cosas de Cristo, que es dicho que las recibe. No podemos dar
nada que pertenece a otra persona hasta que primero lo recibamos de esa otra
persona. l las declarara a nosotros significa que el Espritu Santo nos las har
saber. l nos las revelar tanto a nosotros y en nosotros que las entenderemos y
experimentaremos por nosotros mismos.
Y cuales son las cosas que nos enseara? Mis cosas, dice Cristo. Las cosas de
Cristo son su verdad y su gracia (Juan 1:17).
El Espritu Santo enseo la verdad de Cristo a sus discpulos por revelacin,
porque l es el autor de todas las revelaciones divinas. Por inspiracin, l capacit
a los apstoles para recibir, entender y declarar todo el consejo de Dios en Cristo.
Y en orden para que ellos pudieran infaliblemente hacer esto, l los gui a toda
verdad. Adems el Espritu Santo ense la gracia de Cristo a sus discpulos al
derramar gracias santificantes y dones extraordinarios en ellos.
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 23
Pgina 24
Pgina 25
nuestra suficiencia es de Dios (1Co. 3:5. Vase tambin 2 Co. 9:8; Juan 15:5; Fil.
2:13). El decir que hay algo bueno en nosotros lo cual no es la obra del Espritu
Santo destruye el evangelio y niega a ambas cosas, que Dios es el nico bueno y
que l solo nos puede hacer buenos.
El usar este argumento como una excusa para no hacer nada es resistir la
voluntad de Dios. Dios promete obrar en nosotros lo que l requiere de nosotros.
Hay muchos ejemplos en la Escritura de gente que se les mando a hacer lo que
era imposible para ellos hacer. Sin embargo cuando intentaron obedecer,
encontraron el poder sanador de Dios capacitndolos para hacer lo que
previamente haban encontrado ser imposible: por ejemplo, el hombre con la mano
seca, Lzaro siendo levantado de los muertos y el hijo de la viuda en Nain.
Nuestro deber es de intentar de obedecer los mandamientos de Dios, y su obra es
de capacitarnos para obedecerlos. As que los que se sientan y no hacen nada porque dicen que no pueden hacer nada hasta que Dios obre gracia en ellosmuestran que no tienen inters o preocupacin por las cosas de Dios. Donde la
persona no hace nada, el Espritu Santo tampoco hace nada.
Aunque no hay gracia en un creyente excepto por el Espritu Santo, sin embargo
para crecer en gracia, para crecer en santidad y justicia, depende en el creyente
usando la gracia que ha recibido. Se nos han dado brazos y piernas. Si han de
crecer fuertes y saludables, deben ser usados. El no usarlos seria el modo ms
efectivo de perderlos. Por eso el ser perezoso y negligente en esas cosas en las
cuales nuestro crecimiento espiritual depende, y las cuales concierne el eterno
bienestar del alma, con el pretexto que sin el Espritu no podemos hacer nada, es
irrazonable y estpido, como tambin peligroso.
El testimonio del Espritu Santo es vital, sin embargo distinto al testimonio de los
creyentes Cuando vemos y entendemos las obras del Espritu Santo, aprendemos
que algunas cosas son distintivamente atribuidas a l aunque algunas de estas
obras las cuales el Espritu Santo hace son al mismo tiempo hechas por aquellos
en quien l esta obrando.
Jess dijo, Enviare el Espritu de verdad y el dar testimonio de mi, y vosotros
tambin daris testimonio (Juan 15:26, 27). El testimonio del Espritu Santo es
distinto al testimonio dado por los apstoles. Sin embargo los apstoles podan dar
su testimonio solo al ser capacitados para hacerlo por el Espritu Santo.
El testimonio de los apstoles a Cristo fue el resultado del poder del Espritu Santo
en ellos y de su obra en ellos (Hechos 1:8). Pero el Espritu Santo no di
testimonio excepto por medio de los testimonios de ellos.
Cul pues es el testimonio distinto que se dice ser de l? Debe ser que la gente
que el Espritu Santo capacito para testificar reconoci que solo lo podan hacer
porque el Espritu Santo primero les dio testimonio a ellos. Una gran manera que el
Espritu Santo di testimonio al mundo por medio de los apstoles fue al
capacitarlos para hacer seales milagrosas y maravillas. El capacito a los
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 26
apstoles para ser testigos a Cristo por sus predicaciones, sufrimientos y santidad
y constante testimonio que dieron a la resurreccin de Cristo. Pero el mundo no
reconoci esto como lo obra y testimonio del Espritu Santo. Sin embargo de que
era su obra esta revelado en Hebreos 2:3, 4. l atestigu cuando ellos predicaron
e hicieron milagros.
CAPITULO 8
La obra de regeneracin del Espritu Santo
La gran obra del Espritu Santo es la obra de regeneracin (Juan 3:3-6).
Una noche un maestro de Israel, Nicodemo, vino a Jess, quien le dijo, El que no
naciere otra vez no puede ver el reino de Dios... Lo que es nacido de la carne,
carne es, y lo que es nacido del Espritu, espritu es. Nuestro Salvador, sabiendo
que la fe y obediencia a Dios, y nuestra aceptacin con Dios, depende en ser
nacido de nuevo, le dice a Nicodemo cuan necesario es. Nicodemo se sorprende
de esto, as que Jess prosigue a ensearle lo que esta obra de regeneracin es.
l dice, El que no naciere de agua y del Espritu, no puede entrar en el reino de
Dios (v. 5).
La regeneracin entonces es trada por agua y el Espritu. El Espritu Santo hace
la obra de regeneracin en las almas de los hombres, en la cual el agua es la
seal externa. Esta seal externa es una promesa y sello del pacto, el cual estaba
siendo predicado entonces a ellos por Juan el Bautista. El agua tambin puede
significar al Espritu Santo mismo.
Juan nos dice que todos los que recibieron a Cristo lo hicieron porque fueron
nacidos de Dios (Juan 1:12, 13). Ni descendencia linear o la voluntad del hombre
puede producir un nuevo nacimiento, la obra entera es atribuida solamente a Dios.
(Vase tambin Juan 3:6; Ef. 2:1, 5; Juan 6:63; Ro. 8:9, 10; Tito 3:4-6).
Siempre es importante recordar que la Trinidad entera esta envuelta en esta obra
de regeneracin. Se origina en la bondad de Dios y amor como Padre (Juan 3:16;
Ef. 1:3-6),de su voluntad, propsito y concejo. Es una obra de su amor y gracia.
Fu procurada para pecadores por Jesscristo nuestro Salvador (Ef. 1:6). Pero el
verdadero lavamiento de regeneracin y renovamiento de nuestras almas es la
obra del Espritu Santo (Tito 3:4-6).
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 27
Pgina 28
por el Espritu Santo. Todos son regenerados en la misma forma por el mismo
Espritu Santo.
Aquellos que fueron convertidos milagrosamente, como lo fue Pablo, o que en su
conversin les fueron dados dones milagrosos, as como muchos de los primeros
Cristianos tuvieron, no fueron regenerados en diferente forma que nosotros que
tambin hemos recibido esta gracia y privilegio. Los dones milagrosos del Espritu
Santo no tuvieron nada que ver con su obra de regeneracin. No prueban que una
persona haya sido regenerada. Muchos con dones milagrosos nunca fueron
regenerados; otros que fueron regenerados nunca tuvieron dones milagrosos.
Tambin es el tope de la ignorancia el suponer que el Espritu Santo en el pasado
milagrosamente regener pecadores, pero ahora l ya no lo hace milagrosamente,
sino lo hace persuadindonos que es irrazonable el no arrepentirse de nuestros
pecados. Nunca caeremos en este error si consideramos lo siguiente:
La condicin de todos los no regenerados es exactamente la misma. Algunos no
son mas no regenerados que otros. Todos los hombres son enemigos de Dios.
Todos estn bajo maldicin (Sal. 51:5; Juan 3:5, 36; Ro. 3:19: 5:15-18; Ef. 2:3; Tito
3:3, 4).
Hay efectivamente diferentes grados de maldad en los no regenerados as como
hay diferente grados de santidad en los regenerados. No obstante el estado de
todos los no regenerados es el mismo. Todos necesitan la misma obra hecha en
ellos por el Espritu Santo.
El estado al que los hombres son trados por la regeneracin es el mismo. Ninguno
es ms regenerado aunque pueden estar mas santificados que otros. Los que son
nacidos de padres naturales son igualmente nacidos, aunque algunos rpidamente
sobrepasan a otros en habilidades y perfecciones. Es lo mismo tambin con todos
los que son nacidos de Dios.
La gracia y poder por lo cual esta obra de regeneracin es hecha en nosotros son
los mismos. La verdad es que aquellos que desprecian el nuevo nacimiento lo
hacen porque detestan la nueva vida. El que aborrece la idea de vivir para Dios
aborrece la idea de ser nacido de Dios. Pero todos los hombres al final sern
juzgados por esta pregunta: Has sido nacido de Dios?
MALA INTERPRETACIN DE LA REGENERACIN
Primero, la regeneracin no es simplemente ser bautizado y decir, me he
arrepentido. El agua en el bautismo es solo la seal externa (1 P. 3:21). En si
misma el agua solo puede hacer que la persona se moje y lave lo sucio de la
carne. Pero como una seal externa significa una buena conciencia delante de
Dios por la resurreccin de Jesscristo de los muertos (1P. 3:21. Vase He. 9:14;
Ro. 6:3-7).
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 29
LA NATURALEZA DE LA REGENERACIN
La regeneracin es el poner en el alma una nueva, verdadera ley espiritual de vida,
luz, santidad y justicia, lo cual lleva a la destruccin de todo lo que aborrece a Dios
y pelea en contra de l.
La regeneracin produce un cambio milagroso interno del corazn. As que si
alguien esta en Cristo, nueva criatura es. La regeneracin no es producida por las
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 30
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 31
Dios nos ha dicho como el trata con nosotros en su pacto (Ez. 36:25-27; Jer.
31:33; 32:39, 40). Primero lava y limpia nuestra naturaleza. Quita el corazn de
piedra y nos da un corazn de carne. Escribe sus leyes en nuestros corazones y
pone su Espritu en nosotros para capacitarnos a guardar esas leyes. Esto es a lo
que se refiere por regeneracin. Es tambin descrito como la santificacin, el hacer
santo a todo nuestro espritu, alma y cuerpo (1Ts. 5:23).
Probado Por La Escritura
El Espritu Santo no obra de alguna otra forma sino en la que se nos ensea en la
Escritura. Todo lo que reclama ser su obra de regeneracin debe ser probado por
la Escritura.
Siendo omnisciente, el Espritu Santo conoce nuestra naturaleza perfectamente, y
por lo tanto sabe exactamente como obrar en ellas sin lastimarlas, herirlas, o en
ninguna manera forzarlas a estar de acuerdo con su voluntad. La persona que esta
siendo regenerada en ningn momento siente que esta siendo malvadamente
forzada en contra de su voluntad. A pesar de esto, muchos de los que
verdaderamente han sido regenerados han sido tratados por el mundo como si
estuvieran locos, o alguna clase de fantico religioso (2R. 9:11; Mr. 3:21; Hch.
26:24, 25).
La obra del Espritu Santo al regenerar almas debe ser estudiada y claramente
entendida por los predicadores del evangelio, y por todos aquellos a los que la
Palabra de Dios es predicada. Por medio de predicadores verdaderos del
evangelio el Espritu Santo regenera a la gente (1Co. 4:15; Flm.10; Hch. 26:17,
18). As que, los que predican el evangelio deben entender completamente la
regeneracin para poder trabajar con Dios y su Espritu para traer almas al nuevo
nacimiento. Es tambin el deber de todos los que oyen la Palabra de Dios de
estudiar y entender la regeneracin (2Co. 13:5).
La regeneracin ha sido revelada a nosotros por Dios (Dt. 29:29). As que el no
estudiar y tratar de entender esta gran obra es para revelar nuestra propia locura y
desatino. Hasta que somos nacidos de Dios no podemos hacer nada para
agradarle, ni tampoco podemos tener ningn consuelo de l, ni tampoco podemos
entender ninguna cosa sobre l o de lo que l esta haciendo en el mundo.
Hay un gran peligro de que el hombre puede ser engaado sobre la regeneracin y
as estar perdido eternamente. Equivocadamente creen que pueden llegar al cielo
sin ser nacidos de nuevo, o de que siendo nacido de nuevo pueden continuar
llevando una vida pecaminosa. Estas opiniones plenamente contradicen las
enseazas de nuestro Seor y de los apstoles (Juan 3:5 y 1Juan 3:9).
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 32
CAPITULO 9
COMO EL ESPRITU SANTO PREPARA A UN ALMA
PARA SU OBRA DE REGENERACIN.
Es imposible para nosotros regenerarnos a nosotros mismos. Pero esto no nos
excusa de nuestra responsabilidad espiritual.
Podemos ir y or la Palabra de Dios siendo predicada (Ro. 10:17). Podemos ir
determinados a entender y recibir las cosas reveladas a nosotros de ser
claramente de Dios.
Muchas almas son enteramente arruinadas porque simplemente no dejaron a Dios
hablarles y ensearles de su Palabra. Es cierto que no hay hombre que pueda
regenerarse a si mismo, aunque oiga y reciba la Palabra de Dios. Pero Dios esta
preparado para venir a aquellos que vienen a l por el camino que l les ha dicho.
l encuentra a las almas donde l les dijo que las encontrara.
Al ser predicada la Palabra de Dios, ciertas cosas empiezan a pasar en los
oyentes mientras el Espritu Santo les trae la Palabra al hogar personalmente.
Estas cosas usualmente pasan a la persona antes de que sea nacida de nuevo.
La primera cosa que pasa es que el Espritu Santo ilumina y aclarese el
entendimiento, capacitando a la persona a conocer y entender espiritualmente las
verdades espirituales reveladas (1Co. 2:9, 11). Esto es bastante diferente a un
entendimiento natural de lo que se esta siendo predicado por el uso del
razonamiento solamente.
La obra de iluminacin del Espritu Santo hace a la Palabra clara para la mente
(2P. 2:21). El evangelio es entendido, no solamente como verdadero, sino como el
camino de justicia de Dios (Ro. 1:17; 10:3, 4). La iluminacin ayuda a la mente a
estar de acuerdo con la verdad (Hch.8:13; Juan 2:23; 12:42). La iluminacin trae
un gozo momentneo (Lc. 8:13; Juan 5:35). Juntamente con la iluminacin la
persona puede recibir algunos dones espirituales. (Mt. 7:22).
La iluminacin no es regeneracin, ni la regeneracin infaliblemente toma lugar
despus de la iluminacin. Cuando la luz brilla en la gracia salvadora de Dios,
entonces el alma ve claramente lo que se le esta ofreciendo. As que la iluminacin
prepara al alma para la regeneracin.
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 33
La segunda cosa que pasa es que el Espritu Santo trae conviccin de pecado.
Esto tambin es producido por la predicacin de la Palabra (1Co. 14:24, 25). El
alma empieza a sentir un sentido perturbante de su culpabilidad al ser trado a
encarar las justas demandas de la ley de Dios. Empieza a sentir un sentido de
dolor y sufrimiento por el pecado que ha hecho (2Co. 7:10). Ya son pasados y no
se pueden enmendar (Ro. 8:15). Esto lleva al alma a sentirse humilde por su
maldad (1R. 21:29). Ahora, al menos que el alma sea hundida en la
desesperacin, empieza a buscar una salida a su presente estado de miseria (Hch.
2:37; 16:30). Frecuentemente la persona empieza a reformar su vida y le sigue un
gran cambio de actitud (Mt. 13:20; 2P. 2;20; Mt. 12:44).
Algunos descuidan esta luz y conviccin o buscan ahogarla. Algunos son
arrollados por la fuerza y el poder de sus codicias, el amor al pecado y el poder de
las tentaciones. Algunos piensan que el ser alumbrado es lo bastante suficiente y
que esto es todo lo que Dios quiere hacer con ellos.
Todas estas cosas que son tradas a las personas por la predicacin de la Palabra
son en verdad acciones del Espritu Santo obrando al lado de la predicacin (Is.
49:4; Jer 15:20; Ez. 33:31, 32; Juan 8:59; Hch. 13:41, 45, 46). Esos que son
iluminados es dicho de ser participantes del Espritu Santo (He. 6:4).
Objecin. Si esta obra preparatoria del Espritu Santo no lleva a la regeneracin,
acaso el Espritu Santo solo desea hacer una obra dbil e imperfecta en esa
alma, o no es capaz de traer a esa alma al nuevo nacimiento?
Respuesta. En algunos, la conversin real no se lleva acabo. Esta obra inicial del
Espritu Santo ni es dbil ni imperfecta, pero puede ser voluntariamente y
tercamente resistida. En los escogidos el Espritu Santo, de su propia gracia
soberana, remueve esta terquedad voluntaria. Al resto los deja sufrir el pago justo
de sus malas obras. El Espritu Santo es perfectamente libre para hacer lo que l
quiere hacer. l hace lo que le place, cuando le place y como le place. Sin
embargo, sus obras siempre son buenas y santas. l enteramente y perfectamente
lleva acabo lo que l libremente plane y se propuso a cumplir.
Pgina 34
corazn con gozos espirituales. Casi siempre lleva a una reformacin mayor en el
estilo de vida, aun produciendo la apariencia virtuosa. Pero hay tres grandes
defectos en esta iluminacin.
El primero es que permite a los furiosos y reinantes pecados de ignorancia a
continuar, as como lo hizo con Pablo antes de su conversin.
La segunda es que la reformacin de la vida estimula a la persona a obtener
escasas guiansas a deshacerse de todos los pecados conocidos, al menos que el
alma este ocupada en una bsqueda flagrante de justicia propia.
La tercera es que esta reformacin de vida, aunque sea fuerte al principio, pronto
se desvanece y decae. Finalmente deja a la gente como esqueletos espirituales.
CAPITULO 10
COMO LA MENTE ES CORROMPIDA Y DEPRAVADA
POR EL PECADO.
Todos los hombres pueden ser divididos en dos grupos. O son regenerados o no
son regenerados. Todos los hombre nacen no regenerados (Juan 3:3-8).
Ahora la Escritura nos ensea tres grandes verdades. Nos ensea que la mente
del hombre esta depravada y corrompida. A esto llama oscuridad y ceguedad y es
esto lo que lleva a la ignorancia y fatuidad.
La Escritura ensea que la voluntad del hombre y los deseos del corazn estn
depravados y corruptos. Esto es visto como debilidad o impotencia y lleva a
terquedad y obstinacin. El alma entera esta en un estado de muerte espiritual.
OSCURIDAD Y CEGUERA ESPIRITUAL
La oscuridad espiritual esta en todos lo hombres y yace en todos los hombres
hasta que Dios, por una obra todopoderosa del Espritu, alumbra a los corazones
de los hombres, o crea luz en ellos (Mt. 4:16; Juan 1:5; Hch. 26:18; Ef. 5:8; Col.
1:13; 1P. 2:9). Esta oscuridad es esa luz de adentro la cual algunos presumen
que tienen dentro de si y que dicen que tambin esta en otros.
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 35
La ndole de esta oscuridad espiritual debe de ser entendida. Cuando los hombres
no tienen luz con que ver, entonces estn en oscuridad (Exodo 10:23). Los
hombres ciegos estan en oscuridad, ya sean de nacimiento, por enfermedad o
accidente (Sal. 69:23; Gn. 19:11; Hch. 13:11). Un hombre espiritualmente ciego
esta en oscuridad espiritual y esta ignorante de las cosas espirituales.
Hay una oscuridad externa en el hombre y una oscuridad interna en el hombre.
La oscuridad externa es cuando el hombre no tiene esa luz por la cual pueden ver.
As que oscuridad espiritual externa esta sobre el hombre cuando no hay nada
para alumbrarlos sobre Dios y las cosas espirituales (Mt. 4:16; Sal. 119:105; Sal.
19:1-4, 8; 2P. 1:19; Ro. 10:15, 18). Es la obra del Espritu Santo de remover esta
oscuridad al enviar la luz del evangelio (Hch. 13:2, 4; 16:6-10; Sal. 147:19, 20).
La oscuridad interna, por otro lado, sale de la corrupcin y depravacin natural de
las mentes de los hombres concerniendo las cosas espirituales. La mente del
hombre esta corrupta y depravada en las cosas que son naturales, civiles, polticas
y morales, como al igualmente tambin en las cosas que son espirituales,
celestiales y evanglicas. Esta depravacin frecuentemente es retenida de tener
sus efectos totalmente por la gracia comn del Espritu Santo. As que, la mente
del hombre siendo oscurecida, est incapacitada para ver, recibir, entender o creer
para la salvacin de su alma. Las cosas espirituales, o los misterios del evangelio,
sin que el Espritu Santo primero produzca dentro del alma una luz nueva por la
cual puedan ver y recibir esas cosas, no pueden traer salvacin.
Por ms brillante que sea la mente, y por ms brillante que sea la predicacin y
presentacin del evangelio, todava aun, sin que el Espritu Santo crie esta luz en
ellos, no pueden recibir, entender y estar de acuerdo con las verdades que se
predican, y por lo tanto no sern guiados a la salvacin (Ef. 4:17, 18).
As que los no regenerados andan en la vanidad de sus mentes (Ef. 4:17). La
inclinacin natural de la mente no regenerada es de buscar esas cosas que no
pueden satisfacer (Gn. 6:5). Es una mente inestable (Pr. 7:11, 12). El
entendimiento no regenerado es oscurecido y no puede juzgar las cosas
propiamente (Juan 1:5). El corazn no regenerado esta ciego. En la Escritura el
corazn incluye la voluntad tambin. La luz es recibida por la mente, aplicada por
el entendimiento y usada por el corazn. Pero si la luz interna es oscuridad dijo
Jess, que grande es esa oscuridad.
Hay tres cosas que salen de la futilidad natural de la mente en su estado
depravado que se encuentra entre creyentes. Primero, hace al creyente vacilar y
estar inestable y voluble a los santos deberes de la meditacin, oracin y or la
palabra. La mente vaguea y es distrada por muchos pensamientos mundanos.
Segundo, esta inestabilidad es la causa de recadas en los creyentes, guindolos a
conformarse al mundo y a sus hbitos y costumbres los cuales son vanos y necios.
Y tercero, esta futilidad de la mente engaa a los creyentes en proveer para la
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 36
Pgina 37
hombre animal no percibe las cosas que son del Espritu de Dios, porque le son
locura; y no las puede entender, porque se han de examinar espiritualmente (1Co.
2:14). El tema de este verso es el hombre natural. El hombre natural es bastante
opuesto al hombre espiritual (1Co. 15:44; Jud. 19).
Pablo nos dice que el primer Adn fue hecho un anima viviente; el postrer Adn en
espritu vivificante (1Co. 15:45). El hombre natural viene del primer Adn y el
hombre espiritual viene del postrer Adn. El hombre natural es uno que tiene todo
lo que es o puede tener del primer Adn. Tiene un alma racional y es bien capaz
para usarla.
El hombre natural confa en sus poderes razocinios y no mira la necesidad para
cualquier ayuda espiritual. l no ve que Dios le ha dado su alma para que pueda
aprender y recibir lo que l, Dios, tiene para dar. El hombre nunca fue hecho para
vivir independientemente de Dios. Los ojos son hermosos y tiles, pero si tratan de
ver sin luz, su belleza y poder no ser de uso y an los ojos pueden lastimarse. Si
una mente no convertida trata de ver las cosas espirituales sin la ayuda del
Espritu de Dios, solo terminar destruyndose a s misma.
En el verso catorce vemos cosas puestas al hombre natural. Estas cosas son las
cosas del Espritu de Dios. Ahora cuales son estas cosas del Espritu de Dios
que son puestas al hombre natural? Aqu hay algunas de ellas, todas de 1Corintios
capitulo 2 Jesucristo y a este crucificado (v.2). La sabidura oculta, la cual Dios
predestino antes de los siglos para nuestra gloria (v. 7). Las cosas que nos son
dadas libremente por Dios (v.12). La mente de Cristo (v16).
Estas son las cosas del Espritu de Dios. Estas son las cosas que no se pueden
recibir excepto por medio de una iluminacin soberana y sobrenatural. Estas son
las cosas que ojo no vio, ni oreja oy, ni han subido en corazn de hombre, son
las que ha Dios preparado para aquellos que le aman (V9). Son cosas del eterno
consejo de Dios. Estas son cosas que la mente del hombre en su primera creacin
no tenia idea que existan (Ef. 3:8-11).
Dos cosas se pueden decir del hombre natural y de las cosas del Espritu de Dios.
Primero, el no las recibe: segundo, no las puede conocer.
En esta doble asercin podemos aprender primero que el poder para recibir cosas
espirituales es negado al hombre natural (Ro. 8:7). No las puede recibir porque
deben de examinarse espiritualmente. Por segundo aprendemos que el hombre
natural voluntariamente las rechaza. Esto es implicado en las palabras no recibe
las cosas que son del Espritu de Dios. Y las rechaza por que le parecen locura.
El hombre natural no puede, no har y no recibe las cosas del Espritu de Dios.
Puede conocer el sentido literal de las doctrinas que se le presentan. Puede saber
que Cristo Jess fue crucificado. Pero hay una gran diferencia entre recibir
doctrinas como meras afirmaciones presentadas a l y el conocer la realidad que
esas afirmaciones presentan.
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 38
Pgina 39
Tambin hay en las mentes de los hombres no regenerados una inhabilidad moral
por la cual la mente nunca recibir las cosas espirituales, porque es gobernada y
mandada por varias concupiscencias, corrupciones y prejuicios. Estn tan fijados
en la mente no regenerada tanto como para hacerla pensar que las cosas
espirituales son locura (Juan 6:44; 5:40; 3:19).
LIBERACIN DE LAS TINIEBLAS
Pablo nos ensea que Cristo nos ha liberado de la potestad de las tinieblas, y
trasladado al reino de su amado Hijo (Col 1:13).
En este verso se nos dice de ser liberados de la potestad de las tinieblas (Ef.
5:11; Hch. 26:18; Is. 60:2; Ef. 2:2; 2Co. 4:4). Pedro habla de cadenas de
oscuridad (2P. 2:4). De estas no hay escapatoria.
Estas tinieblas llenan la mente con enemistad contra Dios y todas las cosas de
Dios (Col. 1:21; Ro. 8:7). Si Dios es grande en bondad y belleza, por qu los
hombres lo aborrecen? Este odio sale de estas tinieblas las cuales son la
corrupcin y depravacin de nuestra naturaleza.
Estas tinieblas llenan la mente con concupisciencias perversas que resisten la
voluntad de Dios (Ef. 2:3; Fil.3:19; Col. 2:18; Ro. 8:5).
Estas tinieblas llenan la mente con prejuicios en contra de todas las cosas
espirituales, y la mente esta completamente incapaz de liberarse de estos
prejuicios. La mente oscurecida primero ve las cosas que codicia. Entonces,
despus, en si misma reconoce esas codicias. Pero cuando el hombre es llamado
a buscar a Dios sobre todos los otros deseos, entonces esto es considerado de ser
locura, porque la mente no convertida piensa que las cosas espirituales jams
traern contentamiento, felicidad y satisfaccin. En particular, la mente no
regenerada tiene un prejuicio especial contra el evangelio.
Ahora en el evangelio se predican dos cosas. Primero, hay esas cosas que
pertenecen solo al evangelio y no tienen nada de la ley o de la luz de la naturaleza.
Vienen a nosotros solo por revelacin y son nicas al evangelio. Son las que
hacen ser al evangelio ser el evangelio. Y son todas esas cosas concernientes al
amor y la voluntad de Dios en Cristo Jess (1Co. 2:2; Ef. 3:7-11).
Segundo, hay esas cosas declaradas en el evangelio las cuales tienen su
fundacin en la ley y la luz de la naturaleza. Estas son todos los deberes morales.
Estos deberes morales son en cierta medida conocidos aparte del evangelio
(Ro.1:19; 2:14, 15). Hay en todos los hombres una obligacin de obedecer a estas
leyes morales de acuerdo a la luz que se les ha dado.
Ahora es en este estado que el evangelio agrega dos cosas a las mentes de los
hombres. Primero, ensea el modo correcto de obedecer. Ensea que la
obediencia solo puede salir de un corazn regenerado que ya no esta en
enemistad con Dios. Tambin ensea que el propsito entero de obediencia es de
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 40
traer gloria a Dios. Ensea que no podemos obedecer hasta que seamos
reconciliados con Dios por medio de Cristo Jess. Todas estas cosas ponen los
deberes morales en una nueva estructura, la estructura del evangelio.
Segundo, al darnos su Espritu, Dios nos da fuerzas y nos capacita a obedecer de
acuerdo a la estructura del evangelio.
El evangelio nos declara cosas que hacen la obediencia al evangelio ser
obediencia al evangelio y no obediencia legal (1Co. 15:3; Ro. 6:17; Ga. 4:19; Tito
2:11, 12; 1Co. 13:11; 2Co. 3:18).
Primero, el evangelio ensea los misterios de la fe y los pone como la fundacin de
la fe y obediencia.
Segundo, el evangelio entonces injerta todos los deberes de obediencia moral a
este rbol de fe en Cristo Jess. Esto es lo que Pablo hace en sus epstolas.
Empieza por ensear lo misterios de la fe cristiana. Entonces, en la base de estos
misterios y maravillas del evangelio los cuales nos han trado la gracia y
misericordia de Dios, l ensea que por gratitud debemos buscar agradar al que
tanto nos am, obedecindole.
Pero el prejuicio voltea este orden de cosas al revs haciendo los deberes morales
la fundacin. Solamente entonces los hombres consideran las cosas del evangelio.
Entonces sus prejuicios los lleva ya sea a despreciar los misterios del evangelio y
a los que creen en ellos, o ponen falsas interpretaciones en ellos, quitando todo lo
que es espiritual, y pervirtiendo el misterio que hay en ellos. De este modo hacen
al evangelio que encaje con su bajo y carnal entendimiento. Se hace al evangelio
encajar con sus propias ideas y opiniones. Cualquier cosa en el evangelio la cual
no es considerada razonable y que no esta de acuerdo con su sistema de filosofa
es rechazada como locura.
As que mientras la mente del hombre permanezca no regenerada, no hay
esperanza para que el alma salga de las tinieblas a la luz del glorioso evangelio de
Cristo.
Conclusin. La mente en el estado de naturaleza esta tan depravada y corrupta
que es incapaz de entender, recibir y abrasar las cosas espirituales. As que,
mientras la mente permanezca no regenerada, el alma no puede y no recibir a
Cristo para salvacin, ni tampoco se puede hacer santa y apta para el cielo. El
corazn y la voluntad no pueden actuar independientemente de la mente. La
voluntad no esta libre para actuar por si misma. El ojo es la luz natural del cuerpo.
Por medio del ojo, el cuerpo es guiado con toda seguridad alrededor de obstculos
peligrosos, y as es mantenido de lastimarse a si mismo. Pero si el ojo es ciego, o
es rodeado por oscuridad y no puede ver, entonces el cuerpo no tiene idea a
donde va e inevitablemente chocar con los objetos o se tropezar sobre
obstculos.
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 41
CAPITULO 11
LA MUERTE NATURAL Y ESPIRITUAL COMPARADAS
Los no regenerados estn en un estado de muerte espiritual. Para ser revividos,
necesitan una obra poderosa y eficaz del Espritu Santo hecha en sus almas. Esta
obra es regeneracin espiritual (Ef. 2:1, 5; Col 2:13; 2Co. 5:14). Y es llamada dar
vida, u otorgamiento de vida en ellos (Ef. 2:5; Juan 5:21; 6:63).
Este estado de muerte es legal o espiritual. Toda la humanidad en Adn ha sido
sentenciada a muerte segn la ley (Gn. 2:17; Ro. 5:12). Esta es muerte legal o
judicial y es solo por la justificacin que somos liberados de ella. La muerte
espiritual es similar a la muerte natural. Es porque los no regenerados estn
muertos espiritualmente, que no pueden hacer bien espiritual hasta que son
avivados, o hechos vivos por el poder todopoderoso del Espritu Santo. No hay
persona no regenerada que pueda resistir al Espritu Santo cuando as viene.
Cuando una persona que esta muerta en delitos y pecados es avivada, ella es
hecha viva. Viene a la vida en Cristo. Pero que es esta nueva vida espiritual?
Cuando Dios cri a Adn alent en su nariz el soplo de vida, y fu el hombre en
alma viviente ( Gn. 2:7). El principio de vida en si mismo fu alentado al cuerpo
del hombre por Dios, quien contina haciendo esto en cada beb que nace en este
mundo.
El aliento de vida o alma, alentado en el cuerpo, hizo vivo o hizo vivir ese
cuerpo que hasta entonces estaba como muerto y sin poder moverse. El alma fu
unida al cuerpo y caus al cuerpo a vivir, moverse y tener su ser.
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 42
La vida se ve por sus actividades. Es contrastada con la muerte que est en los
dolos (Sal. 115:4-7) Estas actividades de la vida que salen del carcter racional
del hombre, principalmente el entendimiento y la voluntad, ensea que fu criado
un agente vivo, libre y moral.
La muerte natural es una separacin del alma del cuerpo. Cuando todas las
actividades vitales cesan de funcionar y el alma es separada del cuerpo, entonces
la muerte ocurre. El cuerpo es totalmente incapaz de llevar acabo cualquier
actividad que es necesaria para la vida. Pero permanece en la muerte un poder
pasivo e inactivo capaz de recibir la vida otra vez. Como fue el caso de Lzaro,
quien fu totalmente incapaz de levantarse a si mismo de los muertos, la vida nos
puede ser restaurada solo por Cristo Jess.
VIDA ESPIRITUAL Y MUERTE ESPIRITUAL
Adn, en el estado de inocencia, aparte de su vida natural como un alma viviente,
tambin tena una vida sobrenatural. Esta vida sobrenatural lo capacitaba para vivir
para Dios. Esto es llamado la vida de Dios (Ef. 4:18). Esta es esa vida de la cual
los hombres en su estado natural estn ajenos. As que el hombre natural ya no
puede hacer lo que Dios requiere. No puede vivir para agradar a Dios. Ya no
puede mas llevar a cabo ese propsito por el cual Dios lo cri. Pero en su creacin
original Adn estaba capacitado para vivir para la gloria de Dios y despus hubiera
entrado al goze completo de Dios. El gozar de Dios para siempre se le estableci
delante de l como la cspide de felicidad y el mas alto galardn que le pudiera ser
dado.
Haba un principio dador de vida que perteneca a esta vida alentada en el cuerpo
de Adn. Este principio era la imagen de Dios. Por el poder de esta imagen de
Dios en l, Adn estaba capacitado para ser como Dios. Su mente, corazn y
voluntad eran gobernados y mandados por el amor de la santidad y justicia de Dios
(Gn. 1:26, 27; Ec. 7:29).
El propsito entero de la vida de Adn era de agradar y glorificar a Dios. Dios le
ense esto al imponer un pacto en l (Gn. 2:16, 17). Para poder vivir para Dios y
glorificarlo a Adn le fue dada toda habilidad espiritual necesaria.
El principio gobernante de esta vida estaba totalmente y enteramente en el hombre
mismo. Vino de la buena voluntad y poder de Dios, pero fu implantado en el
hombre para crecer en ninguna otra raz sino en la que estaba en el hombre
mismo (Col. 3:3, 4; Ro. 8:11; Ro. 6:4; Ga. 2:20).
La vida espiritual en Adn puede ser comparada a esa vida espiritual que tenemos
en Cristo. La nueva vida en Cristo tiene que ver con la revelacin que Dios ha
hecho de s mismo en Cristo. Como consecuencia, nuevos deberes de obediencia
ahora son requeridos de nosotros. Pero son de la misma clase de los que fueron
requeridos de Adn (Ef. 4:23, 24; Col 3:10).
Todos los hombres nacen espiritualmente muertos, nunca habiendo tenido esa
vida de Dios la cual Adn tuvo. En Adn la tuvieron, y en Adn la perdieron.
LA NATURALEZA DE LA MUERTE ESPIRITUAL
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 43
Esta muerte espiritual es una perdida de vida espiritual que nos capacita para vivir
para Dios. As como el cuerpo no puede vivir sin alma, as el alma no puede vivir
para Dios sin esa vida espiritual. Sin esa vida espiritual el alma se vuelve
moralmente corrupta (Ro. 8:7, 8; Juan 6:44, Mt. 7:18; 12:33; Jer. 13:23).
As como el cuerpo solo tiene un poder pasivo para recibir vida, porque no se
puede dar vida a si mismo y levantarse a si mismo de los muertos, as tambin el
alma tiene solo un poder pasivo para recibir la vida espiritual, porque no tiene
poder para regenerarse a si misma de la muerte espiritual a la vida espiritual.
Las exhortaciones, promesas y amenazas en las Escrituras no nos dicen lo que
podemos hacer, sino lo que debemos de hacer. Nos ensean nuestro estado de
muerte espiritual y nuestra inhabilidad de hacer cualquier bien espiritual. A Dios le
agrada hacer estas exhortaciones y promesas el medio por el cual podamos recibir
la vida espiritual (Stg. 1:18; 1P. 1:23).
Esta inhabilidad de vivir para Dios se debe al pecado (Ro. 5:12). Las personas no
regeneradas pueden hacer algo para la regeneracin, pero no cuidan de hacerlo,
as que voluntariamente pecan. Aunque no pueden vivir para Dios, ellos pueden y
resisten a Dios, porque sus mentes depravadas estn ajenas de la vida de Dios.
Las personas no regeneradas libremente y malvadamente escogen desobedecer a
Dios.
Jess se quej, Y no queris venir a mi, para que tengis vida (Juan 5:40). Hay
en esta muerte un cesamiento de toda actividad vital. Las personas no
regeneradas no pueden hacer ninguna actividad vital que se pueda llamar
obediencia espiritual. La verdadera obediencia espiritual brota de la vida de Dios
(Ef. 4:18). La regla de esta obediencia son las palabras de esta vida (Hch. 5:20).
Donde esta vida de Dios no existe, las obras de los hombres son obras muertas
(He. 9:14). Son obras muertas, porque salen de un principio gobernante de muerte
(Ef. 5:11). Y terminan en muerte eterna (Stg. 1:15).
Pgina 44
vida y sin l no podemos hacer nada (Juan 15:5). Esta vida espiritual impartida a
nosotros por el Espritu Santo es todava tambin en Cristo. Por lo tanto, por esta
vida estamos unidos a Cristo como una rama esta unida al rbol, deriva su vida del
rbol y nunca puede vivir independientemente del rbol (Juan 15:4).
Esta vida espiritual nos es impartida por el Espritu Santo para que podamos estar
capacitados a obedecer los trminos del pacto santo de Dios. Por esta nueva vida,
Dios escribe su ley en nuestros corazones y entonces podemos andar en
obediencia a sus mandamientos. Sin este principio gobernante de vida espiritual
no puede haber obediencia espiritual.
El decir que podemos por nuestros propios esfuerzos pensar buenos
pensamientos o darle a Dios una obediencia espiritual antes de que seamos
regenerados espiritualmente es derribar el evangelio y la fe de la iglesia universal
en todas las edades. No importa que tan poderosamente seamos motivados y
alentados, sin regeneracin no podemos hacer buenas obras las cuales son
agradables y aceptables a Dios. Una vida religiosa, decente y moral derivada de
uno mismo y no nacida de Dios es tan pecaminosa como la peor de las vidas
pecaminosas.
Objecin. Si lo que se acaba de decir es cierto, entonces no seria igual de bueno
el satisfacerse en pecados y concupiscencias en lugar de llevar una vida decente y
moral? Y para qu predicarles deberes a los no regenerados?
Respuesta. Todas las cosas buenas que los no regenerados hacen son en cierto
sentido pecaminosas. Agustn llama a las virtudes de los no regenerados pecados
esplndidos. Para ser aceptable a Dios debe de haber dos cosas acompaando
cada buena obra. Primero, Dios se debe agradar de esa obra, y segundo, debe ser
hecha de una manera santa, siendo la persona que la hace santificada o apartada
para la gloria de Dios.
LOS NO REGENERADOS NO PUEDEN AGRADAR A DIOS.
El hombre no regenerado no puede llenar ninguna de estas condiciones porque no
tiene fe, y sin fe es imposible agradar a Dios (He. 11:6). Y a los no santificados,
los que no son purificados por el lavamiento de la regeneracin y por el Espritu de
gracia, todas las cosas estn sucias porque sus conciencias y mentes estn
contaminadas (Tito 1:15). Pero como son hechas a la vista de los hombres, las
buenas obras de los no regenerados son preferibles de cualquier modo a las obras
malas y crueles. Como deberes son buenas. Como deberes hechos por los no
regenerados son pecaminosos.
Eso lo que es bueno en s mismo, aunque corrompido por los no regenerados, es
todava aprobado y aceptado en su lugar propio.
Pero los deberes se pueden hacer de dos formas. Pueden ser hechos en
hipocresa y pretensin y as son totalmente aborrecidos por Dios en ambos, en lo
que es hecho y como es hecho (Is. 1:11-15; Os. 1:4). Los deberes tambin se
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 45
pueden hacer con toda honestidad y pureza de motivo de acuerdo con nuestra luz
y conviccin presente. La substancia de estas obras puede ser aprobada. Ningn
hombre es exhortado a hacer cualquier cosa en hipocresa (Mt. 10:26). As que por
esta razn son aceptables entre los hombres.
El mismo deber hecho de acuerdo a la misma norma puede ser aceptado en uno y
ser rechazado en otro, e.g., Can y Abel (Gn. 4). La persona de Abel primero fue
aceptada por Dios, y despus su ofrenda. Abel ofreci en fe, sin la cual es
imposible agradar a Dios. Pero Can no fue aceptado y por eso su ofrenda no fu
aceptada, porque no la ofreci en fe.
La voluntad de Dios es la norma de toda la obediencia que Dios requiere del
hombre. El hombre, aunque pecador, todava esta obligado a obedecer a Dios, y
Dios todava tiene el derecho de demandar perfecta obediencia del hombre
pecador. Es la culpa del hombre que no pueda obedecer a Dios, no la de Dios. Si
Dios me manda a un cierto deber que yo no quiero hacer y para no hacerlo yo
deliberadamente me lisi, l sera absolutamente justo y recto para castigarme por
no hacer ese deber, aunque por mi propio deliberado acto yo mismo me haya
hecho incapaz para hacerlo. As es con el pecado.
LOS PREDICADORES DEBEN ENSEAR LA INCAPACIDAD NATURAL.
Los predicadores del evangelio y otros tienen suficiente justificacin para presionar
en todos los hombres los deberes de arrepentimiento, fe y obediencia, aunque
ellos saben que los no regenerados no tienen capacidad para hacer estas cosas.
Deben de ensear a los no regenerados por qu no pueden y que es su propia
culpa que no puedan hacer estos deberes.
Es la voluntad de Dios y el mandato de Dios que a los no regenerados se les digan
sus deberes. No debemos considerar lo que el hombre puede hacer o har, sino lo
que Dios dice deben hacer. Hay dos buenas razones por que estos deberes deben
ser presionados a los impos. Los impos deben ser detenidos de ir ms adentro en
el pecado y de ser endurecidos ms y ms, y estos deberes son los medios
sealados por Dios para su conversin.
Y hay buenas razones por que los no regenerados deben prestar atencin a estos
deberes. Sern guardados de muchos pecados, especialmente el gran pecado de
menospreciar a Dios. Al atender estos deberes, Dios los puede usar para ayudar a
otros y promover su gloria en el mundo. Y al poner atencin a estos deberes sern
guardados en el camino de Dios y por la gracia de Dios obrando a su debido
tiempo ser trados a la conversin.
EN ESTE ESTADO DE MUERTE ESPIRITUAL LOS NO REGENERADOS NO
TIENEN PODER NI DESEO DE VIVIR UNA VIDA ESPIRITUAL
Los no regenerados son como un cuerpo muerto que no tienen poder ni deseos de
vivir.
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 46
Objecin. Que de Balaam deseando morir la muerte de los rectos (Nm. 23:10)?
Y que de Herodes, quien oa a Juan el Bautista, de buena gana, y hacia muchas
cosas, (Mr. 6:20)? Respuesta. No hay duda que los hombres no regenerados
pueden hacer deberes externos que son buenos en si mismos. Pueden realmente
tener deseos por Dios como al que ellos creen que les puede traer perfecta
felicidad. Pueden hacer grandes esfuerzos de ser como l y de agradarle. Pero
hasta donde estos llegan son meramente deseos y esfuerzos naturales, y no
brotan de una vida interna espiritual y de una naturaleza regenerada, ellos no son
aceptables a Dios.
Aunque no hay deseos espirituales en los no regenerados, sin embargo los deseos
que si tienen y los esfuerzos que si hacen para acercarse mas a Dios resulta del
poder de Dios obrando en ellos, ya sea por medio de sus conciencias o por medio
de la predicacin de la ley y del evangelio o por el ejemplo de hombres piadosos.
Estos deseos y esfuerzos hacia Dios en los impos no salen de nada bueno que
haya en ellos - porque en la carne no mora el bien (Ro. 7:18) - pero son el
resultado del poder de Dios obrando en ellos y sobre ellos, aunque no lleve a la
regeneracin.
Estos deseos de ser bueno, y todos los deseos de agradar a Dios por buenas
obras mostradas por los no regenerados, no salen de ninguna vida espiritual en
ellos, ni tampoco despiertan el deseo de ser regenerados. Son producidos
puramente por el poder de Dios por medio de la conciencia, predicacin o ejemplo
piadoso. Los hombres que estn espiritualmente muertos pueden tener fuertes
deseos de no morir eternamente, y hacen muchas cosas para prevenir este terrible
juicio que les viene pero tales deseos de ser salvos no son evidencia de que en
realidad son salvos, o aun que desean ser regenerados para ser salvos.
CAPITULO 12
LA REGENERACIN EN SI MISMA
Es claro que los que viven y mueren no regenerados no pueden ser salvos. No hay
salvacin de la miseria eterna para los que no son liberados del estado de pecado.
Si podemos ser salvos sin regeneracin, sin la renovacin de nuestra naturaleza,
entonces no haba necesidad de que todas las cosas fueran hechas nuevas por
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 47
Cristo Jess. Si los hombres pueden ser salvos en el estado de maldad trado a
nosotros por la cada de Adn, entonces Cristo muri en vano.
Jess dijo, El que no naciere otra vez, no puede ver el reino de Dios (Juan 3:3).
Lo que Jess llama nacer otra vez en este verso, lo llama ser nacido del Espritu
en los versos cinco y seis porque es la obra del Espritu Santo sola de hacer esta
obra de regeneracin (Juan 6:63; Ro. 8:11). Dios nos salva de acuerdo a su
misericordia, por el lavamiento de la regeneracin y el renovamiento del Espritu
Santo (Tito 3:5; Juan 1:13; Santiago 1:18; 1Juan 3:9). Es claro, entonces, quien es
el que hace esta obra de regeneracin. Pero ahora debemos descubrir como lo
hace y que medios usa.
LA VISTA PELAGIANA DE LA REGENERACIN
De acuerdo al Pelagianismo, Dios da gracia a todos los que oyen predicar la ley y
el evangelio. Los que hacen esto son persuadidos a arrepentirse y creer por las
promesas del evangelio y las amenazas de la ley. Las cosas que se ensean y
mandan en la ley y en el evangelio se ven como no solamente buenas en si
mismas sino totalmente razonables que cualquiera contentamente las recibira si
no fueran tan prejuiciosos, o deliberadamente escogieran continuar con su vida
pecaminosa.
El hombre solo tiene que considerar estas promesas del evangelio y amenazas de
la ley para quitar estos prejuicios y as reformarse a si mismo. Cuando el hombre
cree al evangelio y lo obedece de su propia libre voluntad y eleccin, entonces l
recibe el don del Espritu Santo, entra a todos los privilegios del Nuevo
Testamento, y tiene un derecho y titulo a todas las promesas concernientes a
ambas al presente y la vida futura. As dicen los Pelagianos.
De este modo el hombre se convierte a si mismo, y la gracia de nuestro Seor
Jesucristo y la obra regeneradora del Espritu Santo son excluidas. Todo lo que se
necesita es la habilidad de persuadirlo a que se arrepienta de su pecado y crea y
obedezca al evangelio.
Veamos ahora ms de cerca esta doctrina del Pelagianismo o libre albedro.
Cmo se persuade a una persona para que deje lo malo y haga lo bueno, de
acuerdo al Pelagianismo? La persona es persuadida por las doctrinas,
mandamientos, promesas y amenazas que estn en la Palabra de Dios. La
manera principal por la cual la Palabra de Dios es trada a las almas de los
hombres es por el ministerio de la iglesia. La Palabra predicada de Dios es el nico
medio ordinario externo que el Espritu Santo usa en la regeneracin de un adulto.
Esta predicacin de la Palabra de Dios es un medio externo lo bastante suficiente
para traer a una persona al arrepentimiento y a la fe. La revelacin hecha de Dios
y su mente es lo bastante suficiente para ensear a los hombres todo lo que
necesitan para creer y hacer, para que puedan convertirse a Dios y empezar a
obedecerle.
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 48
Pgina 49
Pgina 50
Pgina 51
que crean y obedezcan? Ora la gente para ser convertidos o para convertirse
ellos mismos? La iglesia de Dios siempre ha orado que Dios obre estas cosas en
nosotros. Aquellos que verdaderamente estn preocupados por sus almas oran
que Dios los traiga a un verdadero arrepentimiento y fe, que l benignamente obre
estas cosas en sus corazones. Oran que Dios les d fe por amor de Cristo y lo
engrandezca en ellos y que l obre en ellos por la sobresaliente grandeza de su
poder ambos el deseo y el hacer de acuerdo a su buena voluntad.
El pensar que por todas estas oraciones, y con todos estos ejemplos de oracin
dadas a nosotros en la Escritura, no deseamos mas que Dios nos persuada, excite
y nos conmueva para obrar por nuestro propio poder y habilidad para traer la
respuesta a nuestras oraciones por nuestros propios esfuerzos, es contrario a toda
experiencia Cristiana. Porque para el hombre orar con importunidad, seriedad y
con ferviente celo por eso que l es lo bastante capaz de hacer por si mismo, y lo
cual no puede ser hecho al menos que l desee que sea hecha por su propia libre
opcin, es ridculo. Se burlan de Dios los que oran a l para que haga por ellos lo
que ellos pueden hacer por si mismos. Supn que un hombre tiene la habilidad
para creer y arrepentirse. Supn que su habilidad para creer y arrepentirse este
solo en su libre albedro y que Dios no puede por su gracia obrar en l, sino solo
persuadirlo a arrepentirse y creer, y de darle buenas razones porque lo deba de
hacer, cual seria el propsito de orar a Dios? Porque pedirle a Dios que le de fe
y arrepentimiento?
Es porque muchos creen que tienen en su propio poder el arrepentirse y creer
cuando as lo deseen, porque piensan que las oraciones Cristianas son sin uso y
tontas.
Pero es igual de fcil persuadir a una persona a regenerarse por medio de
persuadirse a si mismo de arrepentirse y creer como lo es de persuadir a un
hombre ciego que vea, o un cojo que ande normal o aun muerto que se levante de
la tumba.
Conclusin: La obra de regeneracin no es el Espritu Santo persuadiendo a los
pecadores a arrepentirse y creer.
COMO LA REGENERACIN ES CUMPLIDA
Al regenerar a una persona el Espritu Santo hace uso de la ley y el evangelio. No
hay solamente una obra moral sino tambin una obra directa de cambio de
naturaleza del Espritu Santo en las mentes o almas de los hombres en la
regeneracin. Esto es de lo que nos debemos sostener, o toda la gloria de la
gracia de Dios es perdida y la gracia que viene a nosotros por Cristo ser
descuidada. Pablo nos dice de esta obra directa del Espritu: Para que sepis. . .
cual sea aquella supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que
creemos, por la operacin de la potencia de su fortaleza, la cual obr en Cristo,
resucitndole de los muertos (Ef. 1:18-20). El poder aqu mencionado tiene una
supereminente grandeza atribuida, porque por este poder Cristo fu fsicamente
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 52
levantado de los muertos. Pablo nos deja saber que el mismo gran poder el cual
Dios obr en Cristo cuando lo levanto de los muertos es el mismo gran poder el
cual el Espritu Santo obra en nosotros cuando nos levanta de la muerte espiritual
a la vida espiritual en la regeneracin. Por este mismo gran poder somos
preservados por Dios hasta el da de salvacin. Es por este mismo gran poder que
continuamente obra en los Cristianos que son preservados de jams caerse como
para estar eternamente perdidos.
Es dicho que Dios hincha de bondad todo buen intento, y toda obra de fe con
potencia (2Ts. 1:11; 2P. 1:3). Por lo tanto en la Escritura la obra de gracia en la
conversin se le llama hacer vivo, crear, formar, el dar un corazn nuevo. Todo
esto ensea que una verdadera obra se ha hecho en las almas de los hombres. Y
todas estas actividades son atribuidas a Dios. Es Dios quien nos crea de nuevo,
nos hace vivos y nos enjendra de su propia voluntad. Pero cuando la regeneracin
se refiera a nosotros, estas actividades son expresadas pasivamente. Somos
creados en Cristo Jess. Somos nuevas criaturas. Somos nacidos otra vez. A
menos que estas cosas sean forjados en nosotros por el poder directo de Dios el
Espritu Santo como la Biblia lo dice, tales cosas no podran posiblemente existir.
As entonces la Escritura claramente nos ensea que el Espritu Santo s hace una
obra poderosa, efectiva y directa en nuestras almas y mentes cuando nos
regenera.
Esta obra es infalible, por la cual quiere decir que no falla en hacer su obra en el
que l escoge para regenerar. No puede ser resistida, y siempre es victoriosa.
Donde Dios se propone regenerar una persona, esa persona es regenerada y no
puede de ningn modo resistir a la voluntad de Dios en la cuestin.
Donde alguna obra de gracia empezada en una persona no tiene como resultado
la regeneracin y la salvacin de esa persona es porque Dios nunca se propuso
regenerar a esa persona, y por lo tanto no obr esa obra en l.
Hay un principio doctrinal importante para aprender aqu. Cuando el Espritu Santo
se propone regenerar a una persona, remueve todos los obstculos, vence toda
resistencia y oposicin, e infaliblemente produce el resultado que se propuso.
Cuando el Espritu Santo hace su obra de regeneracin en nosotros l obra de
acuerdo a la naturaleza de nuestras mentes, corazones y voluntad, no pasando
por encima, forzndolos o lastimandolos. l obra en nuestras almas de acuerdo a
su naturaleza, poder y habilidad. Aqu hay algunos ejemplos de la Biblia.
Convirteme y ser convertido (Jer. 31:18). Llvame en pos de ti, correremos
(Cnt.1:4). Dios nos acerca con las cuerdas de un hombre. La obra misma es
descrita como persuasin. Dios persuadir a Japhet (Gn. 9:27). La obra tambin
es descrita como inductiva. Yo la inducir, y la llevare al desierto, y hablare a su
corazn (seas 2:14).
De la misma manera como en estas obras del Espritu Santo, la regeneracin de
ninguna manera lastima nuestras facultades naturales.
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 53
Pgina 54
ser convertidos a Dios. Este acto de poder obra de tal forma en nuestra voluntad
que libremente y felizmente deseamos lo que Dios quiere que nosotros deseemos
y escojamos, lo cual es hacer su voluntad.
El Espritu Santo entiende a nuestras almas mas maravillosamente que lo que
nosotros jams pudiramos. As que al hacer esta obra de regeneracin en
nuestras almas l maravillosamente cuida de ellas, las preserva y, de ninguna
manera lastimando la libertad de nuestra voluntad, efectivamente obra en ellas la
regeneracin y conversin a Dios.
As que aprendemos dos grandes principios bblicos:
(1) Aprendemos que la obra de conversin misma, especialmente el acto de creer,
es expresadamente dicho ser la obra de Dios. l es el que obra la conversin en
nosotros, y l es quien nos da fe.
Nada es dicho en la Escritura sobre algn poder dado al hombre para capacitarlo a
creer antes de que crea.
Objecin: Pero que de Pablo diciendo, Todo lo puedo en Cristo que me
fortalece (Fil 4:13)?
Respuesta: Si lees el verso cuidadosamente no encontraras nada en el que nos
diga que a la persona no regenerada se le ha dado un poder para capacitarlo para
cumplir su primer acto de fe en Cristo. Todo lo que Pablo esta hablando es de un
poder en s mismo como creyente. El regenerado tiene gracia morando en l para
recurrir. El no regenerado no tiene tal gracia morando en l.
La Palabra de Dios crea fe.
La palabra de Dios obra fe en nosotros por una obra de creacin (Ef. 2:10; 2Co.
5:17). La primera obra de Dios en nosotros es de capacitarnos para querer (Fil.
2:13). Ahora el querer creer es creer. Este Dios obra en nosotros por gracia. l
obra en nosotros sin nuestra ayuda, la voluntad siendo pasiva. Pero la voluntad en
su propia naturaleza es lo bastante capaz para que el Espritu Santo obre en ella,
quien por su gracia la levanta a la fe y obediencia. Si Dios puede restablecer la
vida y salud a un cuerpo muerto, l es bien capaz para restaurar a la voluntad a su
propsito original de su creacin.
Algunos creen y ensean que a todos los que se les predica el evangelio se les d
el poder para creerlo si as lo desean. Ellos citan Marcos 16:16, que ensea que
todos los que no creen al evangelio perecern eternamente. Pero, se discute, no
seria recto que ellos perecieran eternamente al menos que tuvieran el poder para
creer al evangelio cuando se les predica.
Los que no creen no tienen remedio para sus pecados (Juan 8:24). Pero la
inhabilidad del hombre para creer es su propia culpa (Juan 12:39). Los que
rechazan al evangelio lo hacen por su propia libre opcin (Mt. 23:37; Juan 5:40).
La Escritura claramente ensea que los hombres estn completamente
incapacitados para creer (Juan 12:39; 1Co. 2:14). No les es dado a todos los
hombres el conocer los misterios del reino celestial, sino solo a algunos (Mt. 11:25;
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 55
13:11). No es de todos la fe (2 Ts. 3:2). Solo los escogidos de Dios tienen fe (Tito
1:1; Hch. 13:48).
Seria tambin engaoso para nosotros que se nos diga en la Escritura que Dios
obra la fe en nosotros, si en realidad l no hace semejante cosa (Fil. 1:29; 2:13).
Jess nos dice que nadie puede venir a l si el Padre no lo trae (Juan 6:65). Pablo
nos dice que la fe por la cual somos salvos no es de vosotros pues es un don de
Dios(Ef. 2:8). Seria engaoso que la Biblia nos diga que la fe es un don de Dios
para nosotros, si no es su don despus de todo, sino algo que nosotros podemos
hacer.
DIOS DA ARREPENTIMIENTO
La Biblia claramente ensea que cuando Dios convierte a un pecador por el mismo
poder que levant a Cristo de los muertos, l verdaderamente obra la fe y el
arrepentimiento en el pecador (2 Ti. 2:25; Hch. 11:18). Es verdadero
arrepentimiento y verdadera fe lo que Dios obra en nosotros, y no solo un poder
para arrepentirse y creer, el cual podemos escoger si usarlo o no como lo
deseemos cuando lo tenemos.
(ii) El segundo principio bblico que aprendemos es que cuando Dios obra la fe y el
arrepentimiento en nosotros, lo hace por su poder, y la obra es hecha
infaliblemente y no puede ser resistida por la voluntad del hombre. Al hacer esta
obra de regeneracin, el Espritu Santo quita todo sentimiento de repugnancia y
vence toda resistencia a Cristo y a su evangelio (Dt. 30:6).
Pablo explica lo que es tener un corazn circuncidado (Col. 2:11). Es el quitar el
cuerpo de pecados de la carne por la circuncisin de Cristo, esto es, por nuestra
conversin a Dios.
Jams algn hombre a circuncidado su corazn. Ningn hombre puede decir que
empez a hacerlo por el poder de su propia voluntad, y despus Dios lo ayudo por
su gracia. La circuncisin del corazn hecha por el Espritu Santo quita la ceguera,
obstinacin y terquedad que est naturalmente en nosotros. La circuncisin del
corazn quita todos los prejuicios de la mente y el corazn los cuales estorban y
resisten a la conversin. Ahora, si toda esta resistencia y oposicin son quitadas,
como puede el corazn resistir la obra de gracia? (Vase Ez. 36:26, 27; Jer. 24:7;
31:33, Is. 44:3-5).
Esta bien que oremos que Dios haga en nosotros y en otros lo que l ha
prometido hacer?
Podemos orar por ambos, por nosotros y otros, que la obra de nuestra conversin
sea renovada, continuada y perfeccionada. Pablo dice, Estando confiado de esto,
que el que comenz en vosotros la buena obra, la perfeccionara hasta el da de
Jesucristo (Fil. 1:6).
La regeneracin es una obra completa y terminada, pero tambin es el principio de
la obra de santificacin. Mientras estemos en este mundo la santificacin no es
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 56
LA GRACIA DE LA REGENERACIN
La regeneracin es llamada levantamiento a vida o dar vida (Ef. 2:5; Juan 5:25;
Ro. 6:11). La obra misma es nuestra regeneracin (Ef. 4:23, 24; Juan 3:6).
El Espritu Santo obra en la mente
l d entendimiento (1Juan 5:20). El hombre por el pecado vino a ser como las
bestias, sin entendimiento (Sal. 49:12, 20; Jer. 4:22; Ro. 3:11). David ora por
entendimiento (Sal. 119:34). Pablo ora para que los creyentes experimenten la
revelacin de Cristo (Ef. 1:17, 18). Por esto l quiere decir iluminacin subjetiva
para que nosotros podamos comprender lo que es revelado, no nuevas
revelaciones objetivas. Pablo no ora para que los Cristianos en Efeso recibieran
nuevas revelaciones.
Hay un ojo en el entendimiento del hombre. Este ojo es la habilidad para ver
cosas espirituales. A veces es dicho que esta ciego, cerrado en oscuridad. Por
estas descripciones se nos ensea que la mente natural no puede conocer a Dios
personalmente para salvacin, y tampoco puede ver, esto es, discernir cosas
espirituales. Es la obra del Espritu de gracia de abrir este ojo (Lucas 4:18; Hechos
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 57
Pgina 58
muerte espiritual y capacitada para vivir para Dios. La voluntad debe ser renovada
y reestablecida a un nuevo principio gobernante de fe y obediencia.
El Espritu Santo nos hace criaturas nuevas.
Todo esto es la obra del Espritu Santo. l nos trae, los que estbamos muertos en
delitos y pecados, a la vida. l nos da un corazn nuevo y pone un espritu nuevo
en nosotros. l escribe su ley en nuestros corazones, para que sepamos y
hagamos la voluntad de Dios y as caminar en sus caminos. l obra en nosotros el
querer como el hacer por su buena voluntad. Hace a los indispuestos y obstinados
a querer y ser obedientes, y eso por su propia libre voluntad y opcin.
De la misma forma, l implanta en nuestros corazones un prevaleciente amor a
Dios, causando al alma a aferrarse a l y a sus caminos con deleite y satisfaccin
(Dt. 30:6; Col 2:11).
Por naturaleza, el corazn esta depravado, para que la mente y la voluntad deseen
llenar las concupiscencias que estn en l. (Ga. 5:24; Snt. 1:14, 15), pero el
Espritu Santo circuncida el corazn con sus concupiscencias y deseos, y nos llena
con amor santo y espiritual, gozo, temor y deleite. El Espritu Santo no cambia la
esencia de nuestros deseos pero los santifica y los gua por su luz salvadora y
sabidura. Por medio de esto l une los deseos con su objeto propio el cual es
Cristo.
Conclusin.
La regeneracin es claramente atribuida en las Escrituras a Dios o
especficamente a su Espritu (1P. 1:3; Stg. 1:18; Juan 3:5, 6, 8; 1Juan 3:9). La
Escritura excluye a la voluntad del hombre de cualquier parte activa en la
regeneracin (1P. 1:23; Juan 1:13; Mt. 16:17; Tito 3:5; Ef. 2:9, 10)
CAPITULO 13
LA OBRA DE CONVERSIN
El principio corrupto de pecado obra temprano en nuestras naturalezas, y en la
mayor parte evita a la gracia de obrar en nosotros (Sal. 58:3). Al nosotros crecer
mentalmente y fsicamente, nuestras naturalezas cada vez mas vienen a ser los
dispuestos instrumentos de iniquidad (Ro. 6:13). Este gobernante principio
perverso en nosotros se revela mas y ms al nosotros crecer (Ec. 11:10). As que
el nio, al ir creciendo, empieza a cometer verdaderos pecados, e.g., mintiendo.
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 59
El pecado crece
Los hombres al crecer en su estado no regenerado, el pecado gana territorio
subjetivamente y objetivamente. Los deseos subjetivos naturales del cuerpo se
fortalecen, y objetivamente los rganos fsicos para el cumplimiento de estos
deseos se estn desenvolviendo. Pero esos deseos subjetivos gobernados por el
pecado vienen a ser deseos pecaminosos, y los rganos para el cumplimiento de
esos deseos vienen a ser instrumentos de pecado. De este modo cuando Pablo
fue confrontado por los mandamientos de Dios los cuales le prohibieron de cumplir
esos deseos pecaminosos, fue tentado mas fuerte para satisfacer sus
concupisciencias (Ro. 7:8). A Timoteo se le advierte de huir de los deseos
juveniles (2Ti. 2:22). David or de que sus pecados de su mocedad no fueran
recordados y tomados en contra de l (Sal 25:7). Son estos pecados de la
mocedad que frecuentemente son los tormentos de la vejez (Job 20:11).
Dios frecuentemente permite a los hombres caer en grandes verdaderos pecados
para despertar sus conciencias o como un juicio a ellos (Hechos 2:36, 37). Les
permite llevar a cabo los deseos de su corazn. Entonces un hbito dominante de
pecar toma posesin del hombre. Los hombres se endurecen en el pecado y
pierden todo sentido de vergenza.
Sin embargo todava hay esperanza, aun para los peores de los pecadores (1Co.
6:9-11; Mt. 12:31, 32; Lc. 12:10). Primeramente, porque, a pesar de la depravacin
de la naturaleza, varios sentimientos, temores, presentimientos, o lo que se les a
haya enseado o odo en sermones puede despertar al casi apagado fuego
celestial dentro del hombre. Estas son nociones innatas de lo bueno y lo malo, lo
recto y lo incorrecto, los premios y los castigos, acoplados con el sentido que Dios
nos puede ver, y que l puede estar dispuesto a ayudarnos, si solo nosotros no
tuviramos pavor a encararlo. Y segundo, Dios obra en el hombre por su Espritu
por medio de muchos medios externos para hacerlos que lo consideren. No hay
Dios en todos sus pensamientos (Sal. 10:4). Lo que sea que hacen en la religin
no es para glorificar a Dios (Amos 5:25).
Variedad en los caminos de Dios
Dios puede empezar su obra de varias maneras. l puede empezarla por medio de
juicios repentinos y alarmantes (Ro. 1:18; Sal. 107:25-28; Jonas 1:4-7; Ex 9:28). l
puede empezarla por medio de desastres y aflicciones personales (Job 33:19, 20;
Sal. 78:34, 35; seas 5:15; 1R. 17:18; Gn. 42:21, 22; Ec. 7:14). l puede
empezarla por medio de liberaciones extraordinarias de la muerte juntamente con
otras grandes misericordias (2R. 5:15-17). l puede empezarla por medio de
testimonios de otros (1P. 3:1, 2). l puede empezarla por medio de la Palabra de
Dios (1Co. 14:24, 25, Ro.7:7).
Sin embargo aparte de todo esto, los hombres frecuentemente no ponen atencin
porque sus mentes todava estn oscuras. Piensan que son tan buenos como
pueden ser. Aman el ser populares y temen perder a sus amigos. Tienen buenas
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 60
intenciones las cuales vienen a hacer nada. Satans les ciega sus mentes y estn
llenos de amor para sus concupiscencias y placeres.
Pgina 61
Hay dos peligros de lo cuales hay que estar alerta. El primero es pensar, No he
tenido suficiente pesar o verdaderamente me he arrepentido de mi pecado. No se
han prescrito grados de pena en el evangelio. Solo Dios puede obrar verdadero
arrepentimiento en ti. El arrepentimiento es su regalo par ti.
El segundo gran peligro es pensar que t eres un pecador tan malo que es
imposible que Cristo te salve. Recuerda, que entre mas dificultosa sea la
enfermedad par curar, la ms gloria el medico toma cuando la cura. Cristo llama a
si mismo a los peores de los pecadores, para que as l tome la gloria ms grande
por su salvacin.
FE EN CRISTO.
Dios termina su obra de conversin regenerando al pecador y as capacitndole
para volverse de sus pecados y creer en el Seor Jesucristo. Esta es la obra
especial de el evangelio (Juan 1:17; Ro. 1:16; 1P. 1:23; Stg. 1:18; Ef. 3:8-10). El
evangelio debe de ser predicado (Ro. 10:13-15). La predicacion del evangelio es
acompaada con una revelacin de la voluntad de Dios (Juan 6:29). Cree en el
Seor Jesucristo, y sers salvo (Hch. 16:31). El rechazar a este llamado hace a
Dios mentiroso porque ensea desprecio a su amor y gracia (1Juan 5:10; Juan
3:33).
Cristo debe de ser predicado como crucificado (Juan 3:14, 15; Ga. 3:1; Is. 55:1-3;
65:1), y ser visto como el nico Salvador de los pecadores (Mt. 1:21; 1Ts. 1:10).
Hay un camino de escape de la maldicin de la ley (Sal 130:4; Job 33:24; Hechos
4:12; Ro. 3:25; 2Co. 5:21; Ga. 3:13)! Dios esta bien complacido con la expiacin de
Cristo y quiere que la aceptemos (2Co. 5:18-20; Is. 53:11, 12; Ro. 5:10, 11). Si
creemos, seremos perdonados (Ro. 8:1, 3, 4; 10:3, 4; 1Co. 1:30, 31; 2Co. 5:21; Ef.
2:8-10).
El evangelio esta lleno con tales razones, invitaciones, alientos, exhortaciones y
promesas para persuadirnos a recibir a Cristo. Estn todos designados a explicar y
declarar el amor, gracia, fidelidad y buena voluntad de Dios en Cristo.
Al predicar, Dios frecuentemente causa alguna palabra especial a pegarse en la
mente del pecador, y por el obrar efectivo del Espritu Santo esa palabra es hecha
el medio para traer al pecador a la conversin.
EL ESPRITU SANTO DA EL DESEO DE OBEDECER A CRISTO
Cuando el Espritu Santo trae a un pecador a poner su fe en Cristo, su corazn
tambin es lleno por el mismo Espritu Santo con un deseo santo de todo corazn
de obedecer a Cristo y volverse de todo pecado.
Aquellos de este modo convertidos a Cristo, son, en sus confesiones o profesiones
de fe, admitidos a la sociedad de la iglesia y a todos los misterios de la fe.
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 62
CAPITULO 14
LA NATURALEZA DE LA SANTIFICACIN Y SANTIDAD
EVANGLICA
La oracin de Pablo para los Cristianos es de que el Dios de paz los santifique
completamente (1 Ts. 5:23). Su aseguranza es que fiel es, el que lo har (V.24).
De esta oracin primero aprendemos, que el que nos santifica es Dios. As como
Dios nos dio nuestro ser, as nos da nuestra santidad. No es por naturaleza sino
por gracia que somos hechos santos. Segundo, aprendemos que el que nos
santifica es declarado enfticamente de ser Dios mismo. Si Dios no lo hace, nadie
ms lo har. Y por tercero, aprendemos que el que nos santifica es el Dios de
paz (Ro. 15:33; 16:20; 2Co. 13:11; Fil 4:9: He. 13:20).
SANTIFICADOS POR EL DIOS DE PAZ
La santificacin es un fruto de esa paz con Dios la cual l ha hecho y preparado
para nosotros por Jesucristo. Dios estaba en Cristo reconciliando el mundo a s
(2Co. 5:19).
Dios, al santificar nuestra naturaleza, mantiene esa paz la cual tenemos con l. Es
la santidad que mantiene una sensacin de paz con Dios, e impide esos pecados
espirituales los cuales todava tienden a escaparse de la naturaleza corrupta que
est todava en nosotros. Por lo tanto Dios, como el autor de nuestra paz, es
tambin el autor de nuestra santidad.
l nos santificara completamente, esto es, enteramente, Ninguna parte nuestra se
quedara pecaminosa o bajo el poder del pecado. Nuestra naturaleza entera es el
sujeto de esta obra. l har santa cada parte de nosotros. Y esta obra
eventualmente ser perfeccionada.
Pablo ora, primero, que nuestra naturaleza entera, nuestro espritu entero, alma y
cuerpo sean santificados, y entonces l ora de que seamos preservados sin
mancha en la paz de Dios a la vendida de nuestro Seor Jesucristo. Esto, l deja
saber a los Cristianos, es el propsito entero de nuestra santificacin.
LA SANTIFICACIN LA OBRA DEL ESPRITU.
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 63
Pgina 64
Pgina 65
Dios no nos requiere que compremos o que merezcamos la vida y salvacin por
nosotros mismos (Ef. 2:8, 9; Tito 3:5; Ro. 4:4; 6:23; 11:6; Lc. 17:10). Ni tampoco
requiere de nosotros buenas obras para expiar por nuestros pecados u obras de
supererogacin para expiar por los pecados de otros (Lucas 17:10; Gn. 17:1).
Dios ha prometido santificarnos, de obrar esta santidad en nosotros; l no nos deja
que lo hagamos por nuestra propia habilidad y poder (Jer. 31:33; 32:39, 40;
Ez.36:26, 27).
DIOS NOS MANDA QUE SEAMOS SANTOS Y EL PROMETE HACERNOS
SANTOS.
La respuesta del creyente
Que, pues, debe de ser nuestra respuesta al mandamiento de Dios de ser
santos? Nuestra primera respuesta debe ser que hagamos este deber un asunto
de conciencia porque viene a nosotros con toda la autoridad de Dios. La santidad
debe salir de la obediencia si no, no es santidad. La segunda respuesta debe ser
de ver que razonable es este mandamiento. Tercero, debemos de amar este
mandamiento porque es justo y santo y bueno y porque las cosas que requiere son
rectas, fciles y placenteras a la nueva naturaleza.
Y cual debe de ser nuestra respuesta a la promesa de que Dios nos har santos?
Primero, debemos recordar nuestra inhabilidad total para obedecer a este
mandamiento de ser santo. Entonces debemos de ver que nuestra suficiencia esta
en Dios. Segundo, debemos adorar esa gracia la cual ha prometido hacer en
nosotros lo que nosotros no podemos hacer. Tercero, debemos orar en fe,
creyendo la promesa de Dios de hacernosNsantos, y mirar a l para que nos supla
con toda la gracia necesaria para andar en santidad. Por cuarto, debemos orar
especialmente por esa gracia que nos mantenga santos en tiempos de tentacin y
cuando se nos llame a llevar acabo deberes especiales y difciles.
Finalmente, nunca debemos olvidar que es el Espritu Santo el que santifica a
todos lo creyentes, y el que produce toda la santidad en ellos (Sal. 51:10-12; Ez.
11:19; 36:25-27; Ro. 8:9-14; 1Co. 6:11; 1P. 1:2; Is. 4:4; 44:3, 4; Tito 3:4, 5).
CAPITULO 15
LA SANTIFICACIN ES UNA OBRA DE TODA LA VIDA
La santificacin es la renovacin completa de nuestras naturalezas por el Espritu
Santo, por la cual somos cambiados a la imagen de Dios, por medio de Jesucristo.
Es la obra del Espritu Santo en las almas de todos los creyentes. Sus naturalezas
son purificadas de la contaminacin del pecado. Es la renovacin de nuestra
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 66
Pgina 67
Tercero, el Espritu Santo hace esta obra de santidad al fortalecer estas gracias en
nosotros (Zac. 12:8; Ef. 3:16, 17; Col. 1:10, 11; Is. 40:29; Sal. 138:8).
GRACIAS AGREGADAS
El Espritu Santo tambin hace esta obra de santidad agregando una gracia a otra.
Hay algunas gracias las cuales son estimuladas solo ocasionalmente porque no
siempre son necesarias a la vida de gracia como la fe y el amor.
La santidad entonces es fortalecida y crece agregndole una gracia a otra, hasta
que como una planta completamente crecida se ve en toda su gloria (2 P. 1:5-7).
Lo que es necesario es nuestro esfuerzo y diligencia extrema para agregar a la fe
todas estas otras gracias. Lo que Pedro esta diciendo es de que cada gracia debe
de ser ejercitada a su propio tiempo y a su situacin apropiada. Esta agregacin de
gracias es del Espritu Santo, l cual las agrega de tres formas.
Primeramente, l agrega estas gracias al ordenar la situacin apropiada de
acuerdo a su gobierno soberano sobre todas las cosas, y luego trayndonos a esa
situacin para que la gracia particular que necesita ser ejercitada sea llamada a la
accin (Stg. 1:2-4).
Segundo, l agrega estas gracias al recodarnos nuestro deber y ensendonos
qu gracia necesita ser ejercitada en esta situacin particular (Is. 30:21).
Tercero, l agrega estas gracias al estimular y activar todas las gracias necesarias
en cualquier situacin particular.
Es el Espritu Santo quien obra todo esto en nosotros y refresca su gracia en
nosotros, as como un jardinero refresca a sus plantas al regarlas (Is. 27:3; Gal.
2:20).
CRISTO LA FUENTE DE SANTIDAD
Nuestra santidad viene del manantial y fuente de toda gracia que esta en Cristo
Jess, la cabeza del cuerpo (Col. 3:3). As como todo el cuerpo saca fuerzas y
habilidad de la cabeza, as por el Espritu Santo todas las provisiones de santidad
en nuestra cabeza, Jesucristo, son tradas a cada miembro en su cuerpo (Col.
2:19). As como la rama es alimentada por la vid de la cual crece, y por ese
alimento puede dar fruto, as nosotros, siendo injertados en Cristo, recibimos de l
todas las provisiones necesarias de santidad par dar fruto para su gloria. Y estas
provisiones de santidad son tradas a nosotros y hechas efectivas en nosotros por
el Espritu Santo. As que Dios nos advierte de no enaltecernos, sino recordar que
hemos sido injertados en Cristo por gracia, y de l recibimos todas las provisiones
de gracia necesarias (Ro. 11:20).
Objecin. Si Dios obra cada obra buena de santidad por l mismo, y si, sin su obra
en nosotros, no podemos hacer nada, entonces cual es el propsito de la
diligencia, deber y obediencia?
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 68
Respuesta. 2Pedro 1:3. Sabiendo esta grande verdad, dice Pedro, deberamos
dejar que nos motive y nos aliente a toda diligencia para hacernos santo (v.5). As
que dos cosas son requeridas. Primero, que esperemos en Dios por provisiones de
su Espritu y gracia, sin las cuales no podemos hacer nada, y segundo, cuando
esas provisiones lleguen, debemos ser diligentes en nuestro uso de ellas. Sin las
provisiones de la base, un ejrcito no puede pelear efectivamente. Pero cuando las
provisiones llegan cada soldado es llamado a hacer su deber diligentemente.
As como los rboles y plantas tienen un principio gobernante de crecimiento en si
mismas, as tambin la gracia (Juan 4:14). Y como el rbol o la planta debe de ser
regada desde arriba o se secar y no prosperar ni crecer, as la gracia debe ser
regada desde arriba.
El crecimiento de rboles y plantas toma lugar tan despaciosamente que no se ve
fcilmente. A diario notamos pequeos cambios. Pero, al curso del tiempo, vemos
que un gran cambio a pasado. As es con la gracia. La santificacin es progresiva,
una obra de toda la vida (Pr. 4:18). Es una obra sorprendente de la gracia de Dios
y es una obra por la cual se debe orar (Ro. 8:27).
EL ESPRITU SANTO NOS ENSEA Y NOS CAPACITA PARA ORAR
El Espritu Santo nos ensea y nos capacita para orar al darnos una penetracin
especial a las promesas de Dios y a la gracia de su pacto. As que cuando vemos
espiritualmente la misericordia y gracia que Dios nos a preparado, sabemos por
que pedir.
El Espritu Santo nos ensea y nos capacita para orar al hacer que nos demos
cuenta de nuestra necesidad la cual nos lleva a Dios quien es el unico que puede
suplir esa necesidad.
El Espritu Santo nos ensea y capacita a orar al crear y despertar en nosotros
deseos que salen de la nueva obra de creacin que l ha hecho en nosotros. Las
criaturas recin nacidas necesitan ser amadas, cuidadas, alimentadas y
ejercitadas para poder crecer saludables y fuertes!
La respuesta a todas nuestras oraciones es nuestra santificacin completa.
Muchos se quejan de que la santificacin parece llegar a un alto completo mas
tarde en la vida Cristiana. Entonces el alma parece ser un desierto, vaci y muerto,
el cual es lo bastante opuesto a sus experiencias en los primeros aos de sus
vidas Cristianas. Pero deben entender que mientras es natural para la gracia y
santidad, crecer hasta la perfeccin, no crecer si su crecimiento no es ayudado
sino estorbado. La negligencia pecaminosa y satisfaccin propia, o el amor por
este mundo presente, estorba a este crecimiento en la gracia. Una cosa es tener
santidad verdaderamente creciendo y floreciendo en el alma; es completamente
otra que esa alma lo sepa y este satisfecha con ella.
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 69
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 70
En los primeros das de la fe, las corrientes parecen correr en pastos verdes, y el
nuevo Cristiano siempre parece fresco y verde en los caminos de gracia y
santidad. Pero despus en la vida Cristiana, le parece bueno a Dios voltear la
corriente a otro canal. l ve que el ejercitar la humildad, duelo piadoso, temor,
guerra diligente con las tentaciones y todas las cosas que atacan a la mera raz de
la fe y el amor, ahora son ms necesarias.
As que los Cristianos con ms experiencia y viejos frecuentemente tienen ms
grandes problemas, tentaciones y dificultades en el mundo. Dios tiene nuevos
trabajos para que ellos hagan. l ahora planea que todas las gracias que tienen
sean usadas en nuevos y ms difciles caminos. Tal vez no encuentren que sus
deseos espirituales sean tan fuertes como antes, ni que tengan tal deleite en los
deberes espirituales como antes lo tenan. Por esto, sienten que la gracia se les a
secado en ellos. Ya no sienten y disfrutan los manantiales de santidad que antes
felizmente corra en ellos. No saben donde estn o lo que son. Pero a pesar de
todo esto, la verdadera obra de santificacin todava esta prosperando en ellos y el
Espritu Santo todava la esta obrando efectivamente en ellos. Dios es fiel. Por lo
tanto aferrmonos a nuestra esperanza sin vacilar.
Objecin. La Escritura ensea que tan a menudo Dios acusa a su gente de
deslizamiento y ser estriles en la fe y amor. Entonces como estos
deslizamientos pasan si la santificacin es un crecimiento continuo y progresivo en
el creyente?
Respuesta. Estos deslizamientos son ocasionales y anormales a la verdadera
naturaleza de la nueva criatura. Es un disturbio a las obras ordinarias de gracia,
as como un terremoto es a las obras ordinarias de la naturaleza. As como el
cuerpo puede estar enfermo con enfermedades, as el alma puede estar
espiritualmente enferma con enfermedades espirituales. Y aunque nuestra
santificacin y crecimiento en santidad son las obras del Espritu Santo, sin
embargo son tambin nuestra propia obra y el deber al cual somos llamados.
Hay dos maneras por las cuales podemos resistir a esta obra. Primero, al permitir
cualquier concupiscencia en nosotros crecer hasta que nos rendimos a sus
tentaciones. Si hacemos esto descuidamos el deber de matar al pecado. Segundo,
podemos resistirla al no alentar a la santidad a crecer y florecer en nosotros.
Para que la santidad crezca y florezca en nosotros, necesita a ambos el constante
uso de las ordenanzas y medios que Dios ha sealado y obediencia fiel a todos
sus deberes mandados. Debe tambin haber buena voluntad de ejercitar cada
gracia espiritual a su tiempo y lugar propio. El descuido de estas cosas
grandemente estorbara al crecimiento de santidad. Es como descuidar todos los
medios correctos para una vida saludable.
Se nos requiere dar toda diligencia para acrecentar la gracia (2P. 1:5-7). Debemos
abundar en toda diligencia (2Co. 8:7). Debemos mostrar la misma diligencia hasta
el final (He. 6:11).
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 71
CAPITULO 16
SOLO LOS CREYENTES SON SANTIFICADOS
Todas los que sinceramente creen en el Seor Jesucristo, y en Dios por medio de
Jesucristo -y solamente los que lo hacen- son santificados (Juan 17:17, 19, 20;
7:38, 39; 1Ts. 1:1; 5:23).
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 72
Pgina 73
estn pasando. Es por estos problemas que los creyentes necesitan al Espritu
Santo como consolador.
Cul es entonces la razn de porque el Espritu es dado para la edificacin de la
vida espiritual de la iglesia? La razn es la profesin de la verdad del evangelio y
su adoracin, con un llamamiento a alentar y ayudar a otros (1Co. 12:7).
Aqu debemos tomar nota particular de las siguientes dos observaciones. Primero,
el Espritu Santo no da sus dones para la edificacin de la iglesia a cualquiera que
esta fuera del redil de la iglesia, o a cualquiera que no profesa la verdad y
adoracin del evangelio. Segundo, el Espritu Santo es soberano y escoge dar sus
dones a quien l desea. l no esta forzado a dar sus dones a alguno o a todos
(1Co. 12:11).
Pregunta. As como el Espritu de santificacin es prometido a los creyentes,
podemos en nuestras oraciones alegar el hecho de que somos creyentes, que
somos regenerados, como una razn para persuadir a Dios para que nos d ms
gracia por su Espritu?
Respuesta. No podemos alegar propiamente cualquier cualidad en nosotros, como
si Dios estuviera obligado a darnos gracia incrementada porque nos la
merecemos. Jess dijo, Cuando hubiereis hecho todo lo que os es mandado,
decid Siervos intiles somos (Lucas 17:10). Pero podemos alegar la fidelidad y
la justicia de Dios como el que mantiene sus promesas. Deberamos orar que l
no dejara la obra de su manos; que l que a empezado la buena obra en
nosotros la continuar hasta que la haya trado a la perfeccin en el da de
Jesucristo; que al respecto a su pacto y promesas, el mantendr seguro bajo su
cuidado a esa nueva criatura, esa naturaleza divina, la cual l a formado e
implantado en nosotros. Cuando nos damos cuenta de la debilidad de cualquier
gracia, podemos confesarlo humildemente y orar para que esa gracia sea
fortalecida en nosotros.
Pregunta. Pueden los creyentes que estn en problemas orar por el Espritu
como Consolador con respecto a sus problemas, viendo que es a tales personas
que l es prometido?
Respuesta. Ellos pueden y deberan orar por el consuelo del Espritu en todos sus
problemas. Si ellos no lo hacen, es una seal que ellos estn mirando a otra parte
para su consuelo. Los problemas son de dos clases, espirituales y temporales. Los
problemas espirituales o son subjetivos, que salen de oscuridad interna y
aflicciones por el pecado, o son objetivos, saliendo de persecuciones por el
nombre de Cristo y el evangelio. Es mayormente por esto que el Espritu Santo es
prometido como Consolador.
Los problemas temporales, por otra parte, son comunes a todos los hombres.
Salen de tales cosas como duelo y prdida de propiedad o libertad. Los Cristianos
deben orar por el Espritu como Consolador para que los consuelos de Dios
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 74
puedan pesar mucho ms que sus problemas y que estos consuelos de Dios los
capaciten a alentarse a s mismos en otros deberes.
Pregunta. Pueden todos los creyentes sinceros del evangelio orar para que el
Espritu les d dones espirituales para la edificacin de otros, especialmente de la
iglesia, viendo que es por esa razn que l es prometido?
Respuesta. Lo pueden hacer, pero con los siguientes requisitos. Lo deben hacer
con sujecin a la soberana del Espritu quien da a cada hombre como l quiere.
Lo deben hacer con respecto a esa posicin y deber que tienen en la iglesia por la
providencia y llamamiento de Dios. Uno que no es llamado a predicar no puede
orar por el don de predicador. Los que no son llamados a predicar o a ensear o a
ministrar en la iglesia no tienen justificacin para orar por dones ministeriales.
Deben orar por esos dones que mejor los capaciten a llenar sus deberes legtimos.
Los padres, por ejemplo, deben orar por dones paternos.
Pregunta. Puede uno que no es regenerado orar por el Espritu de regeneracin
que haga esa obra en l? Como el Espritu de regeneracin l es solo prometido a
los escogidos. Entonces como un infiel puede saber si es uno de los escogidos?
Respuesta. La eleccin no es un requisito de nuestra parte para ser usado como
un ruego en la oracin. La eleccin es el propsito secreto de Dios. Los que son
escogidos nos son solamente revelados cuando vienen a ser creyentes. Los que
son convencidos de pecado pueden y deben orar que Dios les mande su Espritu y
los regenere. Esta es una manera en la cual nos libramos de la ira venidera (Mt
3:7). El objeto especial de sus oraciones es gracia soberana, bondad y
misericordia como nos es declarado en y por Jesucristo. Los que estn bajo tales
convicciones de pecado a veces han realmente tenido las semillas de la
regeneracin impartida en ellos ya de antemano. Ellos entonces en verdad
continuaran orando por la obra de regeneracin que sea propiamente hecha en
ellos. Entonces a su debido tiempo les sern dadas las evidencias de esa obra que
a sido hecha en ellos.
Fe: esencial para la santidad
Por lo tanto aprendemos que nadie es santificado, nadie es hecho santo, excepto
aquellos que verdaderamente creen en Dios por medio de Jesucristo para
salvacin eterna. Esto es porque sin fe es imposible agradar a Dios (He. 11:6).
Esta fe es la fe que justifica. Ahora la santidad, dondequiera que est, agrada a
Dios. Por eso, sin fe, es imposible para nosotros ser santos y agradar a Dios (1Ts.
4:3, 7).
Nuestro Seor Jesucristo dice que los hombres son santificados por fe en l (Hch.
26:18). Si hubiera alguna otra forma o medio por el cual el hombre pudiera ser
santificado o hecho santo, no lo hubiera limitado a fe en Cristo. El creer que
podemos ser santos sin fe en Jess es tenerlo en desprecio. La fe es el medio que
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 75
causa nuestra santificacin. As que donde no hay fe, la santidad no puede ser
forjada en nosotros (Hch. 15:9; Ro. 1:5; 1P. 1:20-22; Col. 2:12-14; 3:7-11).
Toda la gracia primero es entregada a Cristo Jess. As que debemos ser unidos a
l en el cual toda la plenitud mora si vamos a tener cualquier cosa de l (Juan
15:4). Para tener una verdadera, prospera, y eterna santidad debemos empezar
con fe en Cristo.
La verdadera santidad renueva
La verdadera santidad es el renovamiento completo de nuestra persona entera,
cuerpo, alma y espritu. El hombre fue criado a la imagen de Dios. Si el pecado no
hubiera entrado, el hombre hubiera propagado hijos a la misma imagen de Dios
por virtud del pacto de creacin. Pero por la entrada del pecado, esta imagen de
Dios, la cual era justicia y santidad del hombre ante Dios, fue completamente
desfigurada y perdida. As que la naturaleza entera del hombre, cada parte de l,
fue depravada. Todo el designio de los pensamientos del corazn de ellos era de
continuo solamente el mal (Gn. 6:5). Por lo tanto todas las acciones externas de
personas en este estado y condicin son malas, siendo las obras infructuosas de
las tinieblas. La Escritura incluye al cuerpo en esta depravacin de la naturaleza
del hombre por el pecado (Ro. 6:19; 3:12-15).
Por lo tanto la santificacin debe ser la renovacin de nuestra naturaleza entera,
cuerpo, alma y espritu, y especialmente la ment (Ro. 12:2; Ef. 4:23; Col. 3:10).
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 76
Nuestras almas son los primeros sujetos propios del hbito o principio de santidad
infundido. Y nuestros cuerpos, como partes esenciales de nuestra naturaleza,
tambin son hechos participantes de la santidad.
Nuestros cuerpos tambin son hechos participantes de la santidad por una
influencia especial de la gracia de Dios en ellos, porque nuestros cuerpos son
miembros de Cristo (1Co. 6:15). Son tambin hechos participantes de la santidad
porque el Espritu Santo mora en ellos, hacindolos sus templos (1Co. 3:16, 17). El
resultado es de que los miembros del cuerpo ahora vienen a ser siervos a la
justicia para santidad (Ro. 6:19).
La santidad, entonces, no cambia
constitucionalmente, sino moralmente.
una
persona
naturalmente,
CAPITULO 17
LA OBRA DE SANTIFICACIN MISMA.
La santificacin es la purificacin de nuestras naturalezas de la contaminacin del
pecado. Es la obra principal del Espritu Santo (Pr. 30:12; Ez. 36:25-27; Is. 4:4;
Nm. 31:23; Mal. 3:2, 3). La obra del Espritu Santo de santificacin o purificacion
de nuestras almas es hecha por su aplicacin de la muerte y sangre de Cristo a
ellas (Ef. 5:25, 26; Tito 2:14; 1Juan 1:7; Ap. 1:5; He. 1:3; 9:14). Sin embargo a los
creyentes tambin se les manda que se purifiquen a si mismos de los pecados (Is.
1:16; Jer. 4:14; 2Co. 7:1; 1Juan 3:3; Sal. 119:9; 2Ti. 2:21).
El bautismo es la grandiosa seal externa del lavamiento interno de regeneracin
(Tito 3:5; 1P. 3:21), es el medio externo de nuestra iniciacin hacia el Seor Cristo
y la insignia de nuestra lealtad al evangelio. Simboliza el purificamiento interno de
nuestras almas y conciencias por la gracia del Espritu Santo (Col. 2:11).
Hay un ensuciamiento espiritual en el pecado. El pecado en la Escritura es
comparado a la sangre, a las heridas, llagas, lepra, escoria, enfermedades odiosas
y a semejantes cosas malas. Del pecado debemos ser lavados, purgados,
purificados y limpiados. Los creyentes encuentran al pecado vergonzoso, y se
aborrecen y se odian ellos mismos por l. Se regocijan en la sangre de Cristo la
cual los limpia de todo pecado y les da valor para acercarse al trono de gracia (He.
10:19-22).
LA NATURALEZA DE EL ENSUCIAMIENTO DEL PECADO
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 77
Pgina 78
obran para hacernos santos como Dios es santo. Esta depravacin es revelada
tambin por la perversidad de nuestro comportamiento que sale del alma
depravada y ensuciada.
EL PECADO TRAE ENSUCIAMIENTO
Cualquier pecado que sea, siempre hay contaminacin en el. Por lo tanto Pablo
nos amonesta que nos limpiemos de toda inmundicia de carne y de espritu (2Co.
7:1). Los pecados espirituales tales como la soberbia, amor propio, codicia,
incredulidad y justicia propia todos tienen un efecto contaminante, as como lo
tienen los pecados carnales y sensuales.
Esta depravacin de nuestras naturalezas hace aun a nuestros mejores deberes
inmundos (Is. 64:6). Cada persona nacida a este mundo esta contaminada por el
pecado. Pero con el pecado actual hay grados de contaminacin. Entre ms
grande el pecado, de su naturaleza o circunstancia, ms grande es el
ensuciamiento. (Ez. 16:36, 37). La contaminacin es peor cuando la persona
entera es ensuciada, tal como en el caso de la fornicacin. La contaminacin se
hace aun peor cuando la persona se tira a un continuo curso de pecar. Es descrito
como revolcarse en cieno (2P. 2:22).
El juicio final en contra de pecadores obstinados los pone para siempre en ese
estado de contaminacin (Ap. 22:11).
Teniendo un conocimiento claro del pecado y su contaminacin nos ayuda a
entender ms claramente la naturaleza de la santidad.
El lavamiento es vital
Donde esta inmundicia queda sin purgar, no puede haber verdadera santidad (Ef.
4:22-24). Donde no hay purificacin en absoluto, ninguna obra de santidad se ha
empezado. Pero donde la purificacin del pecado ha empezado, ser continuada a
travs de la vida del creyente. Cualquiera que no est purgado de la inmundicia de
su naturaleza es abominacin al Seor (Tito 1:15). Al menos que la inmundicia del
pecado sea purgada fuera, jams podremos gozar de Dios (Ap. 21:27). Ni-uno por
sus propios esfuerzos puede librarse de la contaminacin del pecado. Solo lo
puede hacer con la ayuda de Dios el Espritu Santo. Ningn hombre puede librarse
del habito de pecar, ni tampoco puede limpiarse a si mismo de la contaminacin de
sus pecados.
Aunque se nos manda que nos lavemos, que nos limpiemos de los pecados,
que nos purguemos de todas nuestras iniquidades, sin embargo el imaginarnos
que podemos hacer estas cosas por nuestro propio esfuerzo es pisotear la cruz y
gracia de Jesucristo. Lo que sea que Dios obre en nosotros por su gracia, l nos
manda que lo hagamos como nuestro deber. Dios obra todo en nosotros y por
medio de nosotros. La inhabilidad del hombre para hacerse limpio es vista por
ambos Job y Jeremas (Job 9:29-31; Jer. 2:22).
LA LEY CEREMONIAL IMPOTENTE PARA LIMPIAR.
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 79
CAPITULO 18
LA OBRA DEL ESPRITU EN PURIFICAR A LOS
CREYENTES DEL PECADO.
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 80
Pgina 81
Haba un gran sacrificio anual en la fiesta de expiacin cuando por medio del
sacrificio de la ofrenda por los pecados y del chivo expiatorio la congregacin
entera era purificada de todos los pecados grandes y conocidos y eran trados a un
estado de santidad legal.
Haba sacrificios ocasionales para todos de acuerdo a cada sentido de necesidad
de cada persona. Haba un camino continuamente listo para la purificacin de
cualquier hombre al traer una ofrenda.
Ahora la sangre de Cristo debe continuamente y en todas ocasiones llevar a cabo
espiritualmente lo que estos sacrificios cumplan legalmente (Heb 9:9-14). Y asi lo
hace.
LA VACA BERMEJA
En el libro de Nmeros leemos de otra manera por la cual el pueblo de Dios bajo el
Antiguo Testamento era purificado. (Nm. 19). Una vaca bermeja era sacrificada. La
sangre era llevada y rociada en el tabernculo, pero la vaca era quemada. Las
cenizas de la vaca entonces eran guardadas y cuando alguno deseaba ser
purificado de contaminaciones legales, algunas de las cenizas eran mezcladas con
agua y rociadas en la persona inmunda. Ahora, as como las cenizas de la vaca
bermeja siempre estaban disponibles para la purificacin, as es la sangre de
Cristo ahora para nosotros. Cualquier persona inmunda que no se purificaba con
las cenizas de la vaca deba de ser cortada de su gente (Nm. 19:20). Y as es
tambin con aquellos que rehsan ser purificados por la sangre de Cristo como el
manantial abierto para el pecado y la inmundicia (Zac. 13:1).
La sangre limpiadora de Cristo.
Ahora la sangre de Cristo nos limpia de todos nuestros pecados. La sangre de
Cristo quita del pecador toda la odiosidad del pecado en la vista de Dios. Ahora el
pecador es visto como uno que es lavado y purificado y apto para estar en su
santa presencia (Is. 1:16-18; Sal. 51:7; Ef. 5:25-27). La sangre de Cristo quita la
vergenza de la conciencia y da al alma libertad en la presencia de Dios (He.
10:19-22). Cuando estas cosas son hechas, entonces el pecado es purgado y
nuestras almas son limpiadas.
Pero cmo venimos a ser participantes de esa sangre limpiadora? Es el Espritu
Santo quien nos ensea y nos convence espiritualmente de el ensuciamiento
causado por el pecado (Juan 16:8). Solo cuando vemos como el pecado nos a
ensuciado seremos llevados a la sangre de Cristo para limpieza.
El Espritu Santo nos propone, declara y presenta el nico verdadero remedio para
nuestra limpieza. Si se nos deja a nosotros, nos volteamos a los medios
equivocados (Os.5:13). Es el Espritu Santo quien nos ensea las cosas de Cristo
(Juan 16:14).
FE Y LIMPIEZA
El Espritu Santo tambin obra la fe en nosotros por la cual somos hechos
participantes de la virtud purificante de la sangre de Cristo. Por la fe recibimos a
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 82
Cristo y por fe recibimos todo lo que Cristo nos da (Sal. 51:7; Lv. 14:2-7; Nm. 19:46; Hch. 13:39; He. 9:13, 14; 10:1-3).
La verdadera aplicacin por medio de la fe de la sangre de Cristo para limpiar
descansa en cuatro cosas. Primero, debemos mirar por fe a la sangre de Cristo as
derramada en la cruz por nuestros pecados, as como los antiguos Israelitas
miraron a la serpiente de bronce en la bandera para ser sanados del veneno de las
vboras que los mordan. (Is. 45:22; Nm. 21:8; cf. Juan 3:14). Segundo, la fe de
hecho confa y descansa en la sangre de Cristo para limpieza de todo pecado (Ro.
3:25; He. 9:13, 14; 10:22). Tercero, la fe ora fervientemente para que esa sangre
limpiadora sea aplicada (He. 4:15, 16). Y cuarto, la fe acepta la veracidad y
fidelidad de Dios de limpiar por la sangre de Cristo.
El Espritu Santo realmente aplica la virtud purificante y limpiadora de la sangre de
Cristo a nuestras almas y conciencias para que seamos libres de vergenza y
tengamos libertad hacia Dios.
Es por la fe que nuestras almas son purificadas (Hch. 15:9). La fe es la mano del
alma que se agarra de la sangre de Cristo para limpieza.
Hay dos evidencias indefectibles de una fe sincera. Internamente, ella purifica el
corazn y externamente, ella obra por amor (1P. 1:22; Tito 1:15).
Somos purificados por fe porque la fe es la gracia mayor por la cual nuestra
naturaleza es restaurada a la imagen de Dios y as librada del ensuciamiento
original (Col. 3:10; 1Juan 3:3). Es tambin por fe de nuestra parte que recibimos la
virtud purificante e influencias de la sangre de Cristo (Dt. 4:4; Jos. 23:8; Hch.
11:22). Y an mas, es mayormente por fe que nuestras codicias y corrupciones las
cuales nos ensucian son muertas, sometidas y gradualmente conducidas fuera de
nuestras mentes (He. 12:15; Stg. 1:14; Juan 15:3-5).
La fe se agarra de los motivos que nos son presentados para provocarnos a la
santidad, y para usar todo los caminos que Dios nos a dado por los cuales
podemos evitarnos de ser ensuciados por el pecado, y por los cuales nuestras
mentes y conciencias pueden ser limpiadas de obras muertas.
Dos motivos excelentes nos son presentados. El primer motivo excelente viene de
las maravillosas promesas de Dios que ahora se nos dan (2Co. 7:1). El segundo
motivo viene del pensamiento de ser como Cristo cuando le veamos as como l
es en la gloria eterna (1Juan 3:2, 3).
AFLICCIONES Y SANTIDAD
Dios nos enva problemas para purificarnos del pecado (Is. 31:9; 48:10; 1Co. 3:12,
13).
Cuando estamos bajo el dominio del pecado y de su juicio, las penas son una
maldicin y a menudo resultan en ms actos pecaminosos. Pero cuando la gracia
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 83
reina en nosotros, las penas son un medio para santificarnos y son el medio por el
cual las gracias son fortalecidas, resultando en santidad. La cruz de Cristo arrojada
a las aguas de afliccin las hace saludables y un gran medio de gracia y santidad
(Ex. 15:22-25). Todo el dolor y sufrimiento que su pueblo experimenta, l lo siente
primero (Is. 63:9; Hch. 9:5; Col 1:24).
Todas nuestras penas y aflicciones son los medios de Dios para hacernos mas y
mas como su Hijo (Ro. 8:29). Ellas nos ayudan a tener un sentido mas profundo de
la vileza del pecado as como Dios lo ve. Las penas son usadas por Dios para
disciplinar y corregir a sus hijos. As como tales, no deben de ser despreciadas
(He. 12:3-11). Las penas nos ayudan a depender menos y menos en las cosas
creadas para nuestra comodidad y de regocijarnos mas en las cosas de Cristo
(Ga. 6:14). Las penas nos ayudan a matar nuestras codicias o deseos corruptos.
Somos liberados mas y ms de las contaminaciones del pecado y somos hechos
mas y mas santos, as como l es santo (2Co. 4:16-18). Las penas son la manera
de Dios para sacar de todos nosotros las gracias del Espritu para que sean
constantemente y diligentemente ejercitadas.
El CAMINO A LA FUENTE LIMPIADORA
Trata de entender la odiosidad del pecado con sus efectos sucios y el gran peligro
de no ser limpiado del pecado (Ap. 3:16-18). Escudria las Escrituras y considera
seriamente lo que ensea sobre nuestra condicin despus que perdimos la
imagen y semejanza de Dios (Sal. 53:3). El que h recibido el testimonio de la
Escritura sobre su estado contaminado tratar y encontrar la razn para ello. l
descubrir sus propias llagas y gritar, Inmundo! Inmundo!
Ora tambin por luz y orientacin sobre tu contaminacin y para como tratar con
ella. La luz natural no es suficiente para conocer la profundidad de tu depravacin
(Ro. 2:14, 15).
Para ser purificado de la contaminacin del pecado, debemos de avergonzarnos
de la suciedad del pecado (Esdras 9:6; Jer. 3:25). Hay dos clases de vergenza.
Hay vergenza legal la cual es producida por una conviccin legal del pecado. Por
ejemplo, Adn, despus de su cada, sinti una vergenza la cual lo llevo al miedo
y al terror. As que corri y se escondi de Dios. Hay tambin vergenza
evanglica la cual sale de un sentido de vileza del pecado y de las riquezas de la
gracia de Dios al perdonarnos y purificarnos de este (Ez. 16:60-63; Ro. 6:21).
Tristemente, sin embargo, muchos son completamente insensitivos a su verdadera
condicin. Estn mas avergonzados de cmo se ven delante de los ojos de los
hombres que de cmo parecen sus corazones a la vista de Dios. Algunos son
puros delante de sus propios ojos (Pr. 30:12), e.g., los Fariseos (Is. 65:4,5).
Algunos todava se jactan abiertamente de su vergenza y pecado. Proclaman su
pecado como Sodoma (Is. 3:9; Jer. 6:15; 8:12) y no solo se jactan de su pecado,
sino aprueban y se deleitan en los que pecan como ellos (Ro. 1:32).
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 84
Pgina 85
(Lc. 17:10). Mata de hambre a la raz del pecado (Stg. 1:13-15). No alimentes a tus
deseos pecaminosos.
Ven continuamente a Cristo para limpieza por su Espritu y el rociamiento de su
sangre en tu conciencia para purgarla de obras muertas esas obras por las cuales
el alma, descuidando la fuente establecida para su limpieza, intenta limpiarse a si
misma del pecado y su contaminacin.
Pregunta. Pero como el que es santo, inofensivo, sin mancha y apartado de los
pecadores puede ser unido y tener comunin con aquellos que estn
contaminados y en un estado de oscuridad? No nos dice la Escritura que no
puede haber compaerismo entre la justicia y la injusticia, ni comunin entre la luz
y las tinieblas (2Co. 6:14)?
Respuesta. Los que estan enteramente bajo el dominio de su suciedad original no
tienen ni tampoco pueden tener unin o comunin con Cristo (1Juan 1:6). Ninguna
persona no regenerada puede ser unida a Cristo.
Cualquiera que nuestra suciedad sea, Cristo que es luz no es ensuciado por ellos.
La luz no es contaminada al alumbrar un montn de estircol. Una llaga en la
pierna no contamina a la cabeza, aunque la cabeza sufre con la pierna.
El propsito de Cristo al unirse con nosotros es de purgarnos de todos nuestros
pecados (Ef. 5:25-27). No es necesario que para que seamos unidos a Cristo
seamos completamente santificados. Somos unidos a Cristo para ser
completamente santificados (Juan 15:1-5). De este modo, donde la obra de
santificacin y limpieza espiritual ha verdaderamente empezado en alguien, all la
persona entera ahora es considerada ser santa. Nuestra unin con Cristo es
directamente por la nueva creacin en nosotros. Esta nueava creacion la cual esta
unida a Cristo fue formada en nosotros por el Espritu de santidad y es entonces
en si misma santa.
Hay muchos pecados por los cuales los creyentes son ensuciados. Pero hay un
camino de limpieza todava abierto para ellos. Si continuamente usan ese camino
de limpieza, ninguna suciedad de pecado puede estorbar su comunin con Cristo.
Bajo el Antiguo Testamento, una provisin fue hecha para la suciedad. Si una
persona no hacia uso de esta provisin cuando era ensuciada, era cortada de su
pueblo. Dios nos ha provedo con la sangre de Cristo para limpiarnos de toda
suciedad del pecado, y l espera que los creyentes la usen. Si no hacemos uso de
ella no podemos tener comunin con Cristo, ni tampoco podemos tener verdadero
compaerismo con otros creyentes (1Juan 1:6, 7).
Debemos orar como David lo hizo (Sal. 19:12, 13). Su oracin era un constante
reconocimiento humilde de sus pecados. Quin puede entender sus errores? El
busco una limpieza diaria de esos ensuciamientos los cuales los pecados ms
pequeos y secretos traen. Lbrame de los que me son ocultos. l or que fuera
guardado de pecados de soberbia o pecados intencionales cometidos
deliberadamente en contra de la luz conocida. Mientras los creyentes sean
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 86
guardados dentro de los lmites puestos en la oracin de David, aun aunque son
ensuciados por el pecado, sin embargo hay en ellos nada inconsistente con su
unin con Cristo. Nuestra bendita cabeza no solo es pura y santa, l es tambin
misericordioso y bueno. l no cortara a un miembro de su cuerpo porque esta
enfermo o tiene una llaga.
Conclusin. Hay, entonces, una gran diferencia ntre la verdadera santidad forjada
en nosotros por el Espritu Santo y una vida moralmente decente producida por un
esfuerzo-propio. Aun ms, la vida de santidad forjada en nosotros por el Espritu
Santo necesita ser mantenida pura y sin ensuciar por el Espritu de Dios y la
sangre de Cristo, mientras que la vida moralmente decente, producida por un
esfuerzo propio, se esfuerza por mantenerse pura por buenas resoluciones.
CAPITULO 19
LA OBRA DEL ESPRITU AL RENOVAR LA VIDA
ESPIRITUAL DE LOS CREYENTES.
Cuando el Espritu Santo santifica a los creyentes, l hace una obra completa en
ellos. Les pone en sus mentes, voluntades y corazones, un principio sobrenatural
de gracia el cual los llena con un deseo santo de vivir para Dios. Toda la vida y el
ser de santidad descansan en esto. Esta es la nueva creacin.
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 87
La luz natural no es suficiente (Ro. 2:14, 15). La luz natural no es la norma del
evangelio. La Palabra de Dios es la norma del evangelio y Dios prometi a su
Espritu junto con su Palabra. Ha prometido que el Espritu traiga nueva vida a
nuestras almas y su Palabra para que nos guie (Is. 59:21).
La Palabra de Dios es nuestra norma en tres formas. Primero, requiere que
seamos restaurados a la imagen de Dios. La santidad no es nada ms que la
Palabra cambiada a gracia en nuestros corazones. Somos nacidos de nuevo por la
semilla incorruptible de la Palabra de Dios. Esta semilla es implantada en nuestras
almas por el Espritu Santo, quien nada obra en nosotros excepto lo que la Palabra
primero nos requiere. Segundo, todos nuestros pensamientos, deseos, y hechos
deben de ser regulados por la Palabra de Dios. Y tercero, todos nuestros hechos y
deberes externos, ambos privados y pblicos, deben ser ordenados por la Palabra
de Dios. As como la Escritura es la norma de obediencia a Dios, as la norma para
que Dios acepte nuestra obediencia son los trminos del nuevo pacto (Gn. 17:1).
En el estado de justicia original, la norma de nuestra aceptacin con Dios era
obediencia a la ley y al pacto de obras. La obediencia deba de ser perfecta.
Ahora, aunque verdaderamente y realmente renovados por gracia a la imagen de
Dios, todava no somos perfectos. Todava tenemos en nosotros mucha ignorancia
y pecado en contra del cual debemos pelear (Ga. 5: 16, 17). Dios en el pacto de
gracia le agrada aceptar esa obediencia santa la cual hacemos sinceramente.
Cristo llev acabo una obediencia perfecta por nosotros, por lo tanto nuestra
obediencia evanglica no nos hace aceptados por Dios. Es solo la fe en Cristo que
hace eso. La obediencia evanglica es la forma de ensear nuestra gratitud a
Dios.
Pgina 88
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 89
Pgina 90
Aborrece la santidad porque su actitud hacia Dios es una de enemistad, y por lo tal
no puede agradar a Dios (Ro. 8:7-8).
La naturaleza nueva, por la otra parte, se comporta muy diferente. Da un nuevo
deseo e inclinacin al corazn el cual la Escritura llama temor, amor y deleite (Dt.
5:29; Jer 32:39; Ez. 11:19; Os. 3:5). La nueva naturaleza da a la mente una
perspectiva y direccin nueva. Esta nueva perspectiva y direccin se llama
inclinacion espiritual (Ro. 8:6; Col. 3:1, 2; Sal. 63:8; Fil. 3:13, 14; 1P. 2:2).
Por este principio gobernante de santidad en nosotros, el pecado es debilitado y
gradualmente quitado y el alma constantemente desea ser santa.
El corazn santificado desea llevar acabo cada deber conocido de santidad porque
est involucrado en obedecer todos los mandamientos de Dios. La santidad falsa
del prncipe joven rico fue expuesta cuando Cristo lo llamo a vender todo lo que
tenia y darlo a los pobres. Se fue triste porque tena muchas posesiones.
Naaman el Sirio, despus de ser sanado de su lepra por Eliseo, todava quera
agradar a sus amos terrestres al inclinarse en la casa de Rimmon (2R. 5:18). La
santidad verdadera a veces puede resbalar y volver atrs, pero no volver a todo
el curso de pecado. El corazn santificado sigue en la santidad cual sea la
oposicin. La persona santa teme al seor todo el da. La santidad es como un
torrente corriendo constantemente cual sea la obstruccin. (Juan 4:14).
Simple moralidad externa es como un barco velero dependiendo en los vientos
externos para soplarlo a lo largo. Pero la persona que tiene este principio
gobernante de santidad en l es como un barco con su propio poder interno
movindose independientemente de cualquier viento que pueda o no soplar.
La gracia de santidad es permanente y habita para siempre. Nunca dejara de
alentar al alma entera para cada deber hasta que venga al completo gozo de Dios.
Es esa agua viva que mana a la vida eterna (Juan 4:14). Est prometida en el
pacto (Jer. 32:40). Capacita al creyente a no descuidar ningn deber (He. 6:11; Is.
40:31).
NO PERFECTOS TODAVA
Todos los que tienen esta gracia de santidad tambin tienen dentro de ellos la
naturaleza vieja con sus deseos pecaminosos. Este es el pecado que mora en
nosotros. Tambin es llamado el cuerpo de muerte (Ro. 7:24). En los creyentes
estas disposiciones contrarias, la gracia de santidad y el cuerpo de pecado estn
en las mismas facultades. De este modo la carne pelea contra los deseos
espirituales y la naturaleza nueva bajo el principio gobernante de santidad pelea
contra los deseos carnales (Ga. 5:17).
El pecado y la gracia no pueden llevar el dominio en el mismo corazn al mismo
tiempo. Ni tampoco pueden ser igual en fortaleza, si no entonces ninguna obra
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 91
Pgina 92
Pgina 93
Pgina 94
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 95
Pgina 96
Pgina 97
Pgina 98
nada excepto por y por medio de su Hijo Cristo Jess como mediador (Col. 1:15,
17, 18). Es por Cristo que la nueva vida y santidad son dadas en la nueva creacin
(Ef. 2:10: 1Co. 11:3).
Dios obra en los creyentes una verdadera, efectiva y santificadora gracia, fuerza
espiritual y santidad. Por medio de esta obra de gracia Dios los capacita para
creer, para ser santos y para perseverar hasta el fin. Por esta obra tambin los
mantiene sin mancha hasta la venida de nuestro Seor Jesucristo. Lo que sea
forjado en los creyentes por el Espritu de Cristo, es por medio de su unin a la
Persona de Cristo (Juan 16:13-15) al cual somos unidos por el Espritu.
Pregunta: Recibimos entonces el Espritu del evangelio de la Persona de Cristo o
no?
Respuesta: Recibimos el Espritu por la predicacin del evangelio (Hch. 2:33).
Objecin: Si es por el Espritu Santo que estamos unidos a Cristo, entonces
debemos ser santos y obedientes antes de que le recibamos a l por el cual somos
unidos a Cristo. Cristo no une a pecadores impos e impuros a si mismo. Eso seria
para l la ms grande deshonra imaginable. Debemos por eso entonces ser
santos, obedientes y semejantes a Cristo antes que podamos ser unidos a l por
su Espritu.
Respuesta: Primero, si esto es cierto, entonces no es por la obra del Espritu
Santo que somos santos, obedientes y semejantes a Cristo. Debemos entonces
purificarnos sin la sangre de Cristo y santificarnos nosotros mismos sin el Espritu
Santo. Segundo, Cristo el Seor por su Palabra verdaderamente prepara las almas
hasta cierto punto para que el Espritu Santo more. Tercero, Cristo no une a
pecadores impuros e impos a si mismo para que puedan continuar siendo impuros
e impos. Si no en el mismo momento y por el mismo acto en el cual son unidos a
Cristo, son verdaderamente y permanentemente purificados y santificados. Donde
esta el Espritu de Dios, hay libertad pureza y santidad.
La obra adicional del Espritu Santo es de impartirnos todas las gracias de Cristo
por virtud de esa unin que tenemos con Cristo. Hay un cuerpo espiritual y mstico
del cual Cristo es la cabeza y la iglesia sus miembros (Ef. 1:22, 23: 1Co. 12:12).
Esta unidad esta ilustrada en muchos lugares de la Escritura: Cristo es la vid y
nosotros sus pmpanos (Juan 15:1, 4, 5: Ro. 11:16-24). Nosotros somos piedras
vivas edificados en una casa espiritual (1P. 2:4, 5). Cristo vive en nosotros (Ga.
2:20).
Conclusin. Toda gracia y santidad viene de Cristo, nada de nosotros. La causa
directa de toda la santidad evanglica es el Espritu Santo. La santidad evanglica
es un fruto y un efecto del pacto de gracia y su propsito es de renovar en
nosotros la imagen de Dios.
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 99
CAPITULO 20
LAS ACTIVIDADES Y DEBERES DE LA SANTIDAD
Hemos visto en los capitulo pasados que la santidad sale de un principio
gobernante impartido a nosotros por el Espritu Santo. Pero lo que ahora debemos
aprender es que no hemos tenido este nuevo principio gobernante impartido a
nosotros para que lo podamos usar como lo deseemos. Es Dios el que obra en
nosotros el querer como el hacer por su buena voluntad no la nuestra (Fil. 2:12,
13).
Todas las actividades y deberes de santidad pueden ser clasificados bajo dos
encabezamientos. Hay esas actividades y deberes en cuanto a la obediencia a los
mandamientos positivos de Dios y hay esos en cuanto a las cosas que nos ha
prohibido hacer. Ambos nos conciernen en nuestra oposicin diaria al pecado.
Necesitamos ver que tan dependientes somos del Espritu Santo si vamos a llevar
acabo estas actividades y deberes aceptables a Dios.
Pgina 100
Pgina 101
obramiento continuo con sus criaturas, capacitndolas para actuar, todas las cosas
estaran muertas y ni un acto natural se podra llevar acabo.
Es lo mismo en esta obra nueva de creacin por Jesucristo Somos hechura de
Dios. l nos a formado y labrado para si mismo al renovar nuestras naturalezas
una vez mas a su imagen. Nos ha hecho aptos para buenas obras y para producir
los frutos de justicia, los cuales a sealado como la manera que debemos de vivir
para l. Esta nueva criatura, esta naturaleza divina en nosotros, Dios la sostiene y
preserva. Sin su continuo poder obrando en nosotros e influencindonos, esta
nueva vida espiritual en nosotros perecera. Pero esto no es todo. Dios tambin en
verdad causa esta nueva vida a moverse y actuar y llevar acabo cada deber santo
agradable a l por continuas provisiones nuevas de gracia. As que lo que ahora
probaremos es, que hay una verdadera obra del Espritu Santo en nosotros la cual
es absolutamente necesaria para capacitarnos a llevar acabo cualquier acto o
deber de lo que sea de santidad. Sin esta obra del Espritu Santo, estamos
totalmente incapacitados para producir o hacer un deber santo o actividad. Esta es
la segunda parte de su obra de santificacin en nosotros.
LA NECESIDAD POR LA OBRA DEL ESPRITU
Que esta obra indispensable del Espritu Santo es necesaria se ve en los
siguientes puntos:
La Escritura ensea la inhabilidad total del hombre para hacer cualquier bien
espiritual (Juan 15:5; 1Co. 15:10; 2Co. 3:4, 5; 9:8; 12:9; Ga. 2:20). Tambin
ensea que todas las obras de gracia y todos los buenos deberes son en realidad
del Espritu Santo.
Hay muchos lugares donde se nos dice ser llevados, guiados y capacitados para
actuar por el Espritu Santo. Vivimos, caminamos y hacemos cosas por el Espritu
Santo quien mora en nosotros. Que ms aprendemos de estas Escrituras sino
que el Espritu Santo acta en nuestras almas y por sus actividades en ellas
somos capacitados para actuar?
Se nos dice andad en el Espritu (Ga. 5:16). Esto es de andar en obediencia a
Dios dependiendo en las provisiones de gracia las cuales el Espritu Santo nos d.
Si andamos en el Espritu no satisfaceremos las concupiscencias de la carne.
Esto solo puede significar que seremos guardados por el Espritu en obediencia
santa y capacitados por el mismo Espritu para evitar el pecado.
Se nos dice sed guiados por el Espritu (Ga. 5:18). Esto significa que el Espritu
ha obrado en nosotros y nos a influenciado de tal manera como para ser
guardados de ser influenciados y ser obrados por principios depravados y viciosos
que salen de nuestra naturaleza corrupta. Pablo habla de algunos que no andan
conforme a la carne sino conforme al Espritu (Ro. 8:4). El andar en pos de la
carne es tener el principio del pecado que mora en nosotros obrando en nosotros
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 102
Pgina 103
podemos querer por nuestro propio esfuerzo sin el Espritu Santo, entonces l no
obra en nosotros el querer, sino solo nos persuade a querer. Pero Pablo refuta
esta idea cuando dice antes he trabajado mas que todo ellos, pero no yo, sino la
gracia de Dios que fue conmigo (1Co. 15:10). Por lo tanto nos ensea que todas
sus labores no eran de l mismo y de sus propios esfuerzos, sino forjados por la
gracia de Dios en l y obrando con l. La libre voluntad, al contrario, dira, No
gracia sino Yo.
La Obra Eficaz del Espritu Santo
Cuando el Espritu Santo obra en nosotros el querer, as tambin obra en nosotros
el hacer, esto es, eficazmente para llevar a cabo esos deberes requeridos por las
actividades de gracia en nuestras voluntades.
De esto aprendemos dos cosas. Primero, aprendemos que todas las actividades
santas y deberes que estamos capacitados para hacer son hechos solamente por
la obra efectiva del Espritu Santo. No hay nada bueno en nosotros, y nada de lo
que es bien hecho por nosotros en cualquier actividad santa y obediente, sino que
la Escritura expresamente y frecuentemente lo atribuye a la obra directa del
Espritu Santo en nosotros. No se ensea mas plenamente en la Escritura que
Dios crio el cielo y la tierra, y l sostiene y preserva todas las cosas con su poder,
sino tambin que l crea la gracia en los corazones de los creyentes la preserva y
la capacita para actuar y actuar eficazmente. En otras palabras, Dios obra todas
nuestras obras por nosotros y todos nuestros deberes en nosotros.
La verdadera santidad es una obra sobrenatural en nosotros. Todas las
actividades santas en nuestras mentes y almas, ya sean solamente internas, en fe,
amor o deleite, o externas, son forjadas en nosotros por la obra directa del Espritu
Santo. Estas actividades y deberes forjados directamente por el Espiritu Santo en
nosotros y por nosotros se diferencian radicalmente de todos los deberes morales
producidos por nuestros propios esfuerzos. Los deberes meramente morales son
despertados por convicciones, razones y exhortaciones. Son obras naturales que
proceden de los esfuerzos naturales del hombre. Pero eso que es forjado en
nosotros por la gracia especial del Espritu Santo es sobrenatural. No puede ser
producido por nuestros esfuerzos y habilidades naturales sino solamente por el
poder sobrenatural de Dios. As que la sola razn porque Dios acepta y premia los
deberes de obediencia en los que son santificados, y no pone atencin alguna a
esas obras hechas por los no santificados por medio de sus habilidades naturales,
es porque estas obras que salen de los santificados son forjadas por su gracia. Y
esas que salen de los no santificados salen de la habilidad natural.
Can trajo su ofrenda del fruto de la tierra la cual Dios haba maldecido. Por lo tanto
su ofrenda fue rechazada. As todas las obras buenas que salen de la naturaleza
pecaminosa, depravada y corrupta del hombre, por mas externamente bonita que
parezca al hombre, son maldecidas por Dios, porque salen de la tierra que est
maldita. Solo las buenas obras que salen de tierra santa y bendecida y forjadas en
nosotros por gracia son aceptables con Dios. Por lo tanto la ofrenda de Abel fue
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 104
aceptada porque sali de un corazn santificado y fue ofrecida por fe (Gn. 4:4,5; cf.
He. 11:4).
CAPITULO 21
TRATANDO CON EL PECADO.
Hay otro aspecto a nuestra santificacin por el Espritu Santo: el dar muerte al
pecado. Hemos tratado de como el principio gobernante de gracia impartida a
nosotros puede crecer en nosotros, y ahora debemos aprender como el principio
opuesto del pecado y sus acciones externas deben de ser tratadas. La Escritura en
todas partes nos dice que el Espritu Santo nos santifica, pero a nosotros se nos
manda y se nos ensea constantemente de dar muerte a nuestros pecados. La
santificacin es gracia impartida a nosotros y recibida por nosotros. La
mortificacin es el obrar de la gracia santificadora para un propsito particular.
Necesitamos entonces, aprender dos cosas sobre este deber de amortiguar el
pecado. Debemos saber lo que el deber es en s mismo y como este deber es
forjado en nosotros por el Espritu Santo.
EL DEBER DE EL AMORTIGUAMIENTO
Este deber de amortiguar el pecado es frecuentemente puesto para nosotros en la
Escritura. Pablo dice: Amortiguad pues, vuestros miembros que estn sobre la
tierra: fornicacin, inmundicia, malicia, mala concupiscencia y avaricia que es
idolatra (Col. 3:5). Lo que Pablo est diciendo es, dar muerte a tus corruptos
deseos terrenales evitando la fornicacin, inmundicia, etc. Por lo tanto una
distincin es hecha entre los deseos corruptos terrenales y sus frutos. Estos frutos
inmorales salen de malos deseos corruptos los cuales les gustara cometer
fornicacin. As que los pecados especiales mencionados son los deseos dentro
de nosotros los cuales, si se les permiten, producen estos pecados reales. Estos
deseos tambin se llaman nuestros miembros.
Son llamados nuestros miembros porque salen de un principio gobernante de
pecado llamado el cuerpo de pecado o el cuerpo de los pecados de la carne
(Ro. 6:6; Col. 2:11). Estos deseos son como brazos y manos agarrando a nuestros
cuerpos fsicos y llevndolos a cometer estos pecados de hecho. As que cuando
Pablo dice, Amortiguad pues vuestros miembros que estn sobre la tierra (Col.
3:5), l no quiere decir la verdadera destruccin de alguno de nuestros miembros
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 105
Pgina 106
Pgina 107
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 108
Pgina 109
Pgina 110
para preparar un lugar digno de l. As que debe ser nuestro deber de mantener su
morada pura y santa. El negar hacer esto es profanar el templo del Espritu Santo.
Objecin. Si todava queda pecado en nosotros, como puede suponerse que el
Espritu Santo more en nosotros o en alguno que no es perfectamente santo?
Respuesta. El Espritu Santo se opone al pecado para que l pueda gobernar en
nuestros corazones (Ro. 6:12-14). El asunto en cuestin es, Quien o que tendr
el gobierno en nosotros? (Ro. 8:7-9). El Espritu Santo mora en aquellos en
quienes l a puesto el pecado en sujecin. Las almas y mentes de aquellos que
verdaderamente son santificados son continuamente rociadas con la sangre de
Cristo. As que por este continuo esparcimiento, los santificados son
continuamente purificados. As que, por virtud del sacrificio de Cristo, los creyentes
nunca son moradas inadecuadas para el Espritu Santo.
El pecado que debe ser amortiguado en nosotros es el peligroso y corrupto hbito
y tendencia a pecar lo cual est en nosotros por naturaleza. Es el hombre viejo el
cual est corrompido de acuerdo a las codicias engaosas. El Espritu Santo
implanta en nuestras mentes y en todas nuestras facultades un principio de vida
espiritual y santidad. Este principio gobernante resiste a todo el cuerpo de pecado
y a cambio trae los frutos de santidad.
As que si vamos a luchar contra el pecado, debemos tener algo en nosotros el
cual sea capaz de tomar armas en contra del pecado y destruirlo. Porque los que
son de Cristo, han crucificado la carne con sus afectos y concupiscencias (Ga.
5:24). Los Cristianos han crucificado a la carne con sus deseos malos, clavndola
a la cruz donde a lo largo debe morir.
Si vivimos en el Espritu, andemos tambin en el Espritu (Ga. 5:25). Si tenemos
este principio espiritual de vida, el cual es vivir en el Espritu, entonces actuemos y
trabajemos de ese principio y as incrementarlo y fortalecerlo para la ruina y
amortiguamiento del pecado.
Nuestro deber es de trabajar junto con este principio espiritual, y bajo el Espritu
Santo, amortiguar al pecado al amar y alentar al principio de santidad en nosotros.
Entre mas abundemos en los frutos del Espritu estaremos menos preocupados
con las obras de la carne. Pablo nos d su propia experiencia y nos ensea que
la ley por si misma solo sirve para incrementar el poder del pecado interno y su
culpabilidad (Ro. 7:7-9).
El Espritu Santo lleva acabo esta obra en nosotros por gracia, y nos capacita para
llevar acabo este deber nosotros mismos. Por lo tanto Pablo nos ensea el secreto
de la liberacin del cuerpo del pecado el cual trae muerte (Ro. 7:25). Es Dios quien
por medio de Jesucristo nos suministra con ayuda de gracia en contra de este
poder de pecado (2Co. 12:9; Fil. 1:19; He. 4:16). Es con Dios a donde debemos ir
por provisiones de gracia por medio de Jesucristo. As que, si vamos a realizar
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 111
Pgina 112
Hay dos clases de oraciones que se necesitan cuando se trata con el pecado y su
poder.
La primera clase es la oracin de lamento. Este es el titulo del Salmo 102: Oracin
del pobre, cuando estuviere angustiado, y delante de Jehov derramare su
lamento. Encarado con el poder prevaleciente del pecado el alma se derrama en
lamentos (Sal. 55:2; 142:2; Ro. 7:24).
Que puede ser ms aceptable a Dios de que sus hijos, que por puro amor a l y a
su santidad, y que por deseos fervientes de agradarlo por medio de una vida de
obediencia santa y de conformidad a la imagen de Cristo, vengan con sus
lamentos a Dios? Su lamento es de que el pecado los retiene de ser santos. Se
lamentan de su debilidad. Se lamentan en humildad profunda de todos los males
que aun quedan en ellos (Jer. 31:18-20).
La Segunda clase de oracin es la oracin de peticin. Estas son oraciones a Dios
para administraciones de gracia para luchar y conquistar al pecado. Es en nuestras
peticiones que el Espritu Santo nos ayuda.
La oracin provoca a todas las gracias a producir el fruto de la santidad y as
debilita el poder del pecado. El alma de un creyente nunca es levantada a una
determinacin mas alta de espritu que cuando esta en oracin. Es en la oracin
que el amor por y el deleite del alma en la santidad son incrementados. Es en la
oracin que el creyente crece mas santo. La mejor manera para perseverar en la
santidad es de perseverar en la oracin.
LA MUERTE DE CRISTO
El Espritu Santo contina esta obra de amortiguar el pecado en nosotros
aplicando la muerte de Cristo a nuestras almas. En quien la muerte de Cristo no es
la muerte al pecado, morir en sus pecados.
La muerte de Cristo tiene una influencia especial en el amortiguamiento del
pecado. Si no fuera por la muerte de Cristo, el pecado nunca seria amortiguado.
Por la cruz de Jess, esto es, su muerte en la cruz, somos crucificados al mundo
(Ga. 6:14; Ro. 6:6). El pecado en nosotros es amortiguado por virtud de la muerte
de Cristo.
La muerte de Cristo es la muerte del pecado. Considera su ofrecimiento de si
mismo por el cual nuestros pecados fueron expiados y su culpa quitada. Considera
tambin la aplicacin a nosotros del ofrecimiento de s mismo de Cristo en la cruz.
Es por su aplicacin que el poder de nuestros pecados es sometido (Ro. 6:3, 4).
El viejo hombre es dicho haber sido crucificado con Cristo. Esto quiere decir el
pecado debe ser amortiguado por la muerte de Cristo.
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 113
Pgina 114
CAPITULO 22
La Necesidad de Santidad.
Dios se ha revelado a nosotros como un Dios santo. Ambas nuestra dependencia
total en l para todo nuestro bien y nuestra obligacin de vivir para glorificarlo y de
gozarlo para siempre demandan que nosotros seamos santos y que vivamos vidas
santas (Lv. 11:44; 19:2; 20:7; 1P. 1:15, 16). Ademas, el pacto que Dios hizo con su
pueblo demanda santidad (Lv. 11:45). La naturaleza de Dios es santa y l aborrece
la maldad (Sal. 5:4-6; He. 1:13).
Pero es la santidad de Dios as revelada a nosotros en Cristo Jess la cual es el
motivo para que nosotros seamos santos. La Escritura no nos motiva a la santidad
al presentarnos con la absoluta, infinita, eterna santidad de Dios.
Todas las propiedades de la naturaleza de Dios nos son reveladas en Cristo Jess
y por lo tanto nos parece como mas resplandeciente y atractivo, porque se ve mas
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 115
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 116
Pgina 117
Esto pasa de dos maneras. Pasa primeramente cuando nuestras gracias estn
dbiles y marchitndose. Solo cuando las gracias de santidad florecen en nosotros
es nuestra semejanza a Dios vista. Pasa, en segundo lugar, cuando por el poder
de nuestras corrupciones o tentaciones nos comportamos como la antigua
serpiente torcida. Cuando nuestras corrupciones estn fuertes y activas, entonces
la imagen y semejanza de Dios no se vern. Pero el decir que la gracia o
misericordia o amor de este Dios, quien es nuestro Dios, deba alentar a aquellos
quienes lo conocen a l a pecar, o alentarlos a desatender la obediencia santa a
l, es una fabricacin monstruosa.
MOTIVOS PARA AYUDAR
Si perfeccionamos la santidad en el temor de Dios debemos realizar que esta es la
excelencia ms alta la cual una naturaleza criada es capaz. La santidad nos pone
sobre todas las otras criaturas en el mundo. El hombre fue criado a la imagen de
Dios. Esto dio al hombre preeminencia y dominio sobre todas las otras criaturas.
Pero no contento de ser semejante a Dios en santidad y justicia, el hombre aspir
a ser como Dios en sabidura y soberana tambin. Pero no agarrando lo que
ambicion, el hombre perdi lo que tenia (Gn. 3:5, 6; Sal. 49:12). Primero ramos
semejantes a Dios, y despus nos hicimos semejantes a las bestias (2P. 2:12).
Ahora pues tenemos mas de la naturaleza bestial que la que tenemos de la divina.
La restauracin de esta imagen de Dios en nosotros por la gracia de Jesucristo es
la recuperacin de la preeminencia y privilegio los cuales perdimos neciamente (Ef.
4:24; Col. 3:10).
El dominio sobre el resto de la creacin, la cual ahora la raza humana lucha por
con tal destreza y violencia, depende en esta renovacin de la imagen de Dios en
ellos. El dominio del hombre solo es restaurado cuando l est en Cristo y en el
nuevo pacto, porque es solo en Cristo, el cual es el primognito de toda la
creacin, la cabeza y el heredero de todas las cosas, que ste dominio es
restaurado. Porque por el pecado del hombre, la creacin fue sujeta a vanidad
hasta que la libertad gloriosa de los hijos de Dios sea completa (Ro. 8:20, 21).
Si perfeccionramos la santidad en el temor de Dios debemos realizar que esta
imagen renovada de Dios da privilegio y preeminencia a aquellos que la tienen
sobre aquellos que no la tienen (Pr. 12:26). Es solo en nuestra conformidad a Dios
y no a cuenta de sabidura, riqueza, grandeza o poder civil que este privilegio y
preeminencia es restaurado a nosotros.
La nobleza Cristiana est solo en la santidad, porque en la santidad est la imagen
y representacin de Dios. La nobleza Cristiana no est en ventajas profanas o
mundanas (1Co. 1:26). Ni tampoco la nobleza Cristiana est en tener dones
espirituales (Mt. 7:22, 23). Muchos que han tenido dones extraordinarios del
Espritu sern dejados fuera del cielo con los peores hombres del mundo.
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 118
Pgina 119
Pgina 120
CAPITULO 23
LA ELECCIN UN MOTIVO PARA LA SANTIDAD
Es el eterno e inmutable propsito de Dios que todos los que son de l de una
manera especial, todos los que l planea traer a bendecir en el gozo eterno de s
mismo, que primero sean hechos santos.
Cualquier otra cosa que seamos, en habilidades, profesin de la fe, honestidad
moral, utilidad para otros, reputacin en la iglesia; si no somos personalmente,
espiritualmente y evanglicamente santos, no somos uno de aquellos que en el
propsito eterno de Dios han sido escogidos para salvacin y gloria eterna.
Somos escogidos en Dios antes de la fundacin del mundo en orden primero
para ser santos y sin culpa delante de Dios en amor (Ef. 1:4)? No, primero somos
ordenados para vida eterna (Hch. 13:48; 2Ts. 2:13). La intencin de Dios en el
decreto de eleccin es nuestra salvacin eterna, para la alabanza de la gloria de
su gracia (Ef. 1:5, 6, 11).
Que significa entonces cuando dice que fuimos escogidos en Cristo para que
seamos santos? En que sentido es nuestra santidad el propsito por el cual Dios
nos escogi?
La santidad es el medio indispensable para obtener salvacin y gloria Escog esos
pobres perdidos pecadores para ser mos de una manera especial dice Dios.
Escog salvarlos por mi Hijo para traerlos, por medio de su mediacin, para gloria
eterna. Pero al hacerlo propuse y decret que sern santos y sin culpa delante de
mi en amor. Sin esa santidad que sale de obediencia amorosa a m, ninguno,
jams entrara a mi gloria eterna.
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 121
El esperar llegar al cielo sin santidad es esperar que Dios cambie su decreto y
propsito eterno. Es esperar a que Dios deje de ser Dios y meramente caiga con
los deseos del pecador de seguir pecador. Pero Pablo nos ensea que fuimos
predestinados para ser conformados a la imagen del Hijo de Dios (Ro. 8:29, 30;
2Ts. 2:13). Somos escogidos para salvacin por la libre gracia soberana de Dios.
Pero como realmente se puede poseer esta salvacin? Por medio de la
santificacin del Espritu y de ninguna otra forma. A esos que Dios no santifica por
su Espritu l nunca los escogi para salvacin desde el principio. El consejo y
decreto de Dios concerniente a nosotros no depende de nuestra santidad, pero en
nuestra santidad depende nuestra futura felicidad en el consejo y decreto de Dios.
LA SANTIDAD ES ESENCIAL
En el decreto inalterable de Dios, ninguna persona viviente puede alcanzar gloria
eterna y felicidad sin gracia y santidad. Aquellos ordenados para salvacin tambin
fueron ordenados para ser santos. El infante ms pequeo que sale de este
mundo no vendr al eterno descanso al menos que sea santificado y as hecho
habitualmente y radicalmente santo.
Santidad la prueba de la eleccin.
La nica evidencia de nuestra eleccin a vida y gloria es la santidad forjada en
cada fibra de nuestro ser. As como nuestra vida, as tambin nuestra comodidad
depende en la santidad (2Ti. 2:19). Solamente el decreto de eleccin da seguridad
en contra de apostasa en las tentaciones y pruebas (Mt. 24:24).
Entonces como puedo conocer mi eleccin y que no caer hacia la apostasa?
Pablo dice, Aprtese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo,
(2Ti. 2:19). Pedro nos dice de procurar tanto mas de hacer firme vuestra vocacin
y eleccin (2P. 1:10) Pero como hacemos esto? Al agregar todas las virtudes
que Pedro menciona (2P. 1:5-9). As que si tenemos la intencin de estar en la
gloria eterna, debemos de hacer cada esfuerzo para ser santos y sin mancha
delante de l en amor.
Problema. Si Dios desde la eternidad ha escogido libremente cierto numero de
personas para salvacin, que necesidad hay para que sean santos? Pueden pecar
todo lo que quieran y nunca perdern el cielo, porque el decreto de Dios no puede
ser frustrado. Su voluntad no puede ser negada. Y si los hombres no son
escogidos, no importa que tan santos sean, de todas maneras estarn perdidos,
porque jams podrn tener salvacin.
Respuesta. Esta manera de discutir no se ensea en las Escrituras y no se puede
aprender de las Escrituras. La doctrina del libre amor electivo de Dios y su gracia
esta completamente declarado en las Escrituras. Ah se predica como la fuente de
y un gran motivo para la santidad. Es mas seguro agarrar los testimonios simples
de la Escritura, confirmada por la mayora de los creyentes, que de escuchar a
tales objeciones perversas y triviales que nos haran aborrecer a Dios y sus
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 122
Pgina 123
que Dios se la revele por sus frutos. As que ningn hombre puede decir que no es
escogido hasta que est en tal posicin que prueba que no es escogido porque los
frutos de la eleccin imposiblemente estn forjados en l. Estos frutos son la fe,
obediencia y santidad (Ef. 1:4; 2Ts. 2:13; Tito 1:1; Hch. 13:48).
La persona en quien estas cosas estn forjadas est obligada, de acuerdo al
mtodo de Dios y del evangelio, de creer en su eleccin. Cualquier creyente puede
tener la misma seguridad de eleccin as como la tiene de su llamamiento,
justificacin y santificacin. Por el ejercicio de la fe, hacemos nuestro llamamiento
y eleccin segura (2P. 1:5-10).
Pero los incrdulos y los impos no pueden concluir que no son escogidos, al
menos que puedan probar que es imposible para ellos recibir la gracia y la
santidad. En otras palabras, deben probar que han cometido el pecado
imperdonable en contra del Espritu Santo.
La doctrina de la eleccin de Dios esta en todas partes en la Escritura enseada
para el aliento y consuelo de los creyentes y para estimularlos a fomentar la
obediencia y la santidad. (Ef. 1:3-12; Ro. 8:28-34).
COMO LA ELECCIN MOTIVA A LOS CREYENTES A LA SANTIDAD
La soberana y siempre para ser adorada gracia y amor de Dios en la eleccin
provee motivos poderosos para santidad. Y la nica manera que podemos mostrar
nuestra gratitud a Dios es de agradarle con una vida santa. Ser probable que un
verdadero creyente diga, Dios me ha escogido para vida eterna, as que pecare
tanto como lo desee, porque nunca podr perecer y estar perdido?
Dios usa la eleccin como un motivo para su pueblo antiguo (Dt. 7:6-8, 11). As
tambin Pablo con los Cristianos (Col. 3:12, 13). La eleccin nos ensea humildad.
Dios nos escogi, no porque haba algo bueno en nosotros, sino cuando aun
ramos, a causa del pecado, buenos para nada. Nos ensea sumisin a la
voluntad y placer soberano de Dios en el gobierno de todos nuestros intereses en
este mundo. Si Dios me escogi desde la eternidad, y a su tiempo me trajo a la
fe, no cuidar tambin de todo lo que me concierne?
La eleccin tambin nos ensea amor, bondad, compasin y tolerancia para todos
los creyentes que son los santos de Dios (Col. 3:12, 13). Como nos atrevemos a
agasajar pensamientos hostiles y severos, mantener animosidades y enemistades
en contra de alguien a quien Dios ha escogido para gracia y gloria? (vase Ro.
14:1, 3. Pablo hizo todas las cosas por el bien de los escogidos.)
La eleccin nos ensea desprecio por el mundo y todo lo que pertenece a l. Nos
escogi Dios para hacernos reyes y emperadores en el mundo? Har Dios que
sus elegidos sean ricos, nobles y honorables entre los hombres para que se
conozca y sea proclamado, As se har con el hombre a quien el rey del cielo se
deleita para honrar? Nos escogi Dios para mantenernos fuera de dificultades y
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 124
CAPITULO 24
MANDADO A SER SANTO
La santidad, primeramente, es la renovacin de la imagen de Dios en nosotros, y
en segundo lugar, es obediencia de todo corazn a toda la voluntad de Dios (1Ts.
4:1-3; Ef. 4:22-24; Tito 2:11, 12; Lv. 19:2; Mt. 22:37-39).
La verdadera santidad es obediencia a los mandamientos de Dios y no a los
preceptos del hombre (Is. 29:13, 14). Somos verdaderamente los siervos de Dios
como discpulos de Cristo, cuando hacemos lo que se nos manda y porque se nos
manda.
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 125
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 126
Pgina 127
Sacerdote
Cristo llev acabo su oficio sacerdotal de dos maneras. Primeramente, al ofrecerse
a s mismo como el sacrificio para nuestros pecados, y segundo, al interceder por
su gente.
El oficio sacerdotal de Cristo fue primero ejercitado hacia Dios en el ofrecimiento
de s mismo a l como expiacin por los pecados de su gente, asi satisfaciendo la
justicia de Dios y haciendo posible para l ser reconciliado con los pecadores. No
podramos ser salvos o santificados si Cristo no hubiera expiado por nuestros
pecados y la justicia de Dios no hubiera sido satisfecha.
El oficio sacerdotal de Cristo fue en segundo lugar para su gente. l es el que trae
justificacin y perdn de pecado a su gente y l es quien por su Espritu santifica a
su gente y los hace santos (Tito 2:14; Ef. 5:2; He. 1:3; 9:14; Ap. 1:5).
El oficio sacerdotal de Cristo fue tambin para hacer intercesin por su gente
(1Juan 2:1, 2; Juan 17:15, 17). l intercede por su gente de que sus pecados
puedan ser perdonados por virtud de su ofrecimiento de si mismo, y por lo tanto l
es nuestro abogado con Dios para consolarnos cuando estamos inesperadamente
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 128
atrapados en el pecado. Pero Cristo tambin intercede por su gente para que ellos
sean constantemente provedos con gracia y el Espritu Santo para que ellos
puedan ser y sean mantenidos santos.
Profeta
Cristo vino a ensear a su gente y para guiarlos a toda verdad.
Cristo ense la verdad entera sobre su Padre dando una revelacion entera de su
nombre, amor, gracia, bondad y verdad y tambin la verdad entera de los
mandamientos y voluntad de su Padre (Juan 1:18; 3:2; 17:6).
Primeramente, vemos su obra proftica a la casa de Israel. Vino a declarar,
exponer y vindicar los mandamientos divinos los cuales Dios les haba dado para
guiarlos a una vida de obediencia santa. Pero la gente, no siendo espiritual, haba
grandemente malentendido y malinterpretado la ley del Antiguo Testamento y la
haba enterrado bajo el escombro de sus tradiciones vanas. Haban hecho a la ley
estar de acuerdo con sus codicias y sus pecados y la haban interpretado de tal
manera que los liberaba de obediencia a ella.
Cristo ense la naturaleza interna y espiritual de la ley. l declar el verdadero
significado de sus mandamientos (Mt. 5:21, 22, 27, 28). El sermn del monte fu el
principio de su ministerio proftico.
Segundo, su oficio proftico es para toda la iglesia a travs de todas las edades.
Esto incluye el ministerio de los apstoles. El ministerio proftico de Cristo ensea
los deberes de santidad los cuales, aunque generalmente se encontraban en la
ley, sin embargo jams se hubieran conocido como deberes en su naturaleza
especial excepto por medio de su enseanza. l ense la fe en Dios por medio
de l. Ense amor fraternal entre Cristianos porque son Cristianos. Ense el
negarse a si mismo al tomar la cruz devolver bien por mal y amar a nuestros
enemigos. Tambin ense todas esas ordenanzas de adoracin en las cuales
nuestra obediencia y santidad dependen (Tito 2:11, 12).
Cristo ense tres cosas en su doctrina de obediencia. La primera cosa que l
ense fue que la obediencia debe de ser desde el corazn. El renovamiento de
nuestras almas en todas sus facultades, movimientos y comportamiento externo,
formndonos a la imagen de Dios, sale del corazn regenerado (Juan 3:3, 5; Ef.
4:22-24).
La segunda cosa que l ense fue que la obediencia debe de ser a toda la
voluntad de Dios. La voluntad de Dios es la regla perfecta de santidad y
obediencia, y debe ser obedecida en su totalidad.
La tercera cosa que ense fue que no hay ninguna excusa para desobedecer.
Los mandamientos de Dios son claros, prueban por si mismos que son divinos y
vienen con todo el respaldo de la autoridad de Dios.
Las enseanzas de Cristo estan muy por encima de todas la enseanzas del
hombre (Job. 36:22). Somos enseados de Dios cuando somos enseados por
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 129
Cristo. La sabidura mas alta del hombre jams alcanzo el nivel de santidad el cual
Cristo enseo. Las filosofas humanas nunca ensearon cmo nuestras almas
pueden ser renovadas y cambiadas de su naturaleza pecaminosa y corrupta a la
imagen y semejanza de Dios.
Los grandes moralistas tuvieron sin fin e inseguras disputas sobre la naturaleza de
la virtud en general, sobre su estado oficial y a los deberes que nos llama y sobre
la regla y la norma de la virtud verdadera. Pero lo que se nos manda por Cristo
Jess nos deja sin duda si es o no es una regla infalible para nosotros recibir.
Las mejores normas de deber dadas por la luz natural ms grande del hombre son
todava parciales y oscuras, mientras que la norma de obediencia de Cristo es
clara e incluye al hombre entero.
Cristo ense con autoridad y vino con el poder y la habilidad necesaras para
llevar acabo su propsito. Palabras atractivas, suavidad y elegancia de lenguaje
para atraer los sentimientos y deleitar la imaginacin del hombre son la gracia,
ornamento y vida de las enseanzas del mundo. Pero con Cristo no hubo
bsqueda para alagar al hombre o algn deseo para ganar su aplauso o alabanza.
Cristo les ense como uno que tiene autoridad, y no como los escribas (Mat
7:29). La gente se maravill de las palabras de gracia que salan de su boca (Lc.
4:22). Nunca ha hablado hombre as como este hombre (Juan 7:46).
Las palabras de Cristo tenan poder para cambiar las vidas y corazones de los
hombres, as como hoy dia todava tienen.
Rey
Esto tambin fue para nuestra santidad. Como rey l somete a nuestros enemigos
y mantiene a nuestras almas de ser destruidas por ellos. Los enemigos que Cristo
somete son nuestras codicias, nuestros pecados y nuestras tentaciones.
Como rey, hace a sus sbditos libres para servir al Dios vivo. l mantiene a su
gente a salvo para siempre. Los capacita a amarse los unos a los otros y vivir en
paz uno con el otro. Pone su reino en sus corazones y galardona su obediencia
pero sobre todo hace a su gente santa.
Conclusin
Que necio seria el permanecer impo y sin embargo pensar que Cristo nos ha
recibido. Esto no solo es engaar a nuestras almas sino tambin deshonrar a
Cristo y a su evangelio (Fil.3:18, 19).
Por lo tanto ahora, djame examinarme. He confiado en l como mi sacerdote?
He aprendido de l como mi profeta? Me he sometido a l como mi rey? Si lo he
hecho, entonces debo hacer cada esfuerzo para caminar as como l camino-en
obediencia santa a Dios (1Juan 2:6).
La santidad en un Mundo Impo
El estado natural del hombre en este mundo es depravado. La mente del hombre
esta descrita en la Escritura como estando en oscuridad. La mente del hombre es
vana, necia e inestable.
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 130
La voluntad del hombre esta bajo el poder de la muerte espiritual, siendo terco y
obstinado.
El corazn del hombre es mundano, sensual y egosta.
Por lo tanto, el alma entera, siendo alejada de Dios, esta siempre llena de
confusin y desordenes perplejos (Job 10:21, 22; Ecl. 7:29; Ro. 1:24, 26, 28; 3:1018; 2Ts. 2:11, 12; Mt. 15:18, 19; Stg. 4:1, 2; Is. 57:20, 21; Gn. 6:5; Sal 69:14).
El problema es, como puede la naturaleza desordenada del hombre ser curada y
esta fuente de abominaciones pecaminosas ser taponada?
Algunos son naturalmente de un temperamento ms tranquilo y callado que otros.
Esta gente es comparativamente apacible y til a otros. Pero sus mentes y
corazones estan sin embargo llenos de oscuridad y desorden. Entre menos
molestosas son las olas en la superficie, ms cieno y lodo esta escondido en el
fondo del alma.
La educacin, convicciones, aflicciones, iluminaciones, esperanzas de alcanzar
justicia por ellos mismos, el amor a la reputacin, la amistad de buenos hombres y
buenas resoluciones casi siempre ponen grandes limitaciones a pensamientos y
propsitos malos y sirven para someter los deseos turbulentos de las mentes de
los hombres. El curso del pecado en las vidas de los hombres puede ser cambiado
por tales limitaciones.
Cualquiera que sea el medio natural usado, la enfermedad del pecado todava esta
sin curar y el alma todava contina en su desorden y en confusin interna. La
nica cura para esta condicin mala es santidad (Ef. 4:22-24).
Objecin. Admitimos y mantenemos la verdad que en todas las personas
santificadas todava hay restos de nuestro desorden y depravacin original. El
pecado todava permanece en los creyentes. El pecado todava obra
poderosamente y efectivamente en ellos, mantenindolos cautivos a su ley. Por lo
tanto, en los creyentes, hay conflictos poderosos en sus almas. La carne codicia
contra el Espritu. No parece entonces que la santidad cura estas disposiciones
pecaminosas. El no regenerado ms a menudo parece tener ms paz y
tranquilidad en sus mentes que los creyentes.
Respuesta. Primeramente, la paz y el orden que se supone que est en la mente
de los hombres bajo el poder de el pecado y quienes no estn santificados, son
como la paz y el orden del infierno. Satans no esta dividido en contra de s
mismo. All solo esta esa paz en tales mentes con el cual, el hombre fuerte
armado el cual es Satans, mantiene sus bienes hasta que uno mas fuerte que l
viene a molestarlo. No puede haber paz donde la mente esta todava en enemistad
con Dios.
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 131
Segundo, hay una diferencia entre una confusin y una rebelin. En un alma
santificada puede haber rebelin en algunas partes, pero no confusin en el alma
entera. El gobierno en el alma es fuerte, ordenado y estable. Esta es la obra de
gracia manteniendo todo en orden bajo de Cristo, aunque algunas partes se
rebelen.
Tercero, el alma de un creyente tiene tal satisfaccin en este conflicto que su paz
usualmente no es perturbada y nunca enteramente derribada por ello.
Cuarto, una persona santificada est segura del xito en este conflicto. Tal
garanta de xito en este conflicto mantiene la paz y el orden en su alma durante la
batalla.
La victoria sobre el pecado que mora dentro y sus insurrecciones rebeldes viene
de dos maneras. Primero, en instantes particulares, tenemos suficiente garanta
que si nos mantenemos en el uso diligente de los medios que nos son dados y la
ayuda proveda en el pacto de gracia, no fracasaremos de tener victoria sobre
codicias y pecados particulares. Estas codicias y pecados no se dejaran concebir,
traer o producir pecado (Stg. 1:15). Pero si descuidamos de usar estos medios que
nos son dados por Dios, no podemos esperar victoria. Segundo, en el resultado
final del conflicto, el pecado no desfigura completamente la imagen de Dios en
nosotros, ni tampoco absolutamente o finalmente arruinara nuestras almas, lo cual
es su ambicin mortfera. Los creyentes tienen la fidelidad de Dios para su
seguridad (Ro. 6:14). As que, a pesar de esta oposicin del pecado, la paz y el
orden son preservados por el poder de santidad en un alma santificada.
Objecin. Muchos Cristianos quienes pretenden ser grandemente santificados y
quienes afirman de haber alcanzado un grado alto de santidad estn todava
malhumorados, irritables, melanclicos y perturbados en sus mentes.
Repuesta. Si hay tales Cristianos, la ms vergenza para ellos y deben de llevar
su propio juicio. Su comportamiento es lo bastante opuesto a la santidad y el fruto
del Espritu (Ga. 5:22). Muchos se piensan que son santos y santificados y no lo
son y muchos quienes verdaderamente son santos pueden estar sufriendo bajo
dos desventajas. Pueden estar en ciertas circunstancias que frecuentemente les
servirn para extraer su debilidad natural. David estuvo en tal posicion toda su
vida, y tambin Ana (1S. 1:6, 7). Puede que sus debilidades sean agravadas
grandemente por hombres malos. Donde quiera que est la semilla de gracia y
santidad, all una posicin segura a sido ganada para la cura de todas estas
corrupciones (Is.11:6-9).
En nuestra santidad descansa la mayor parte de ese provento de gloria y honor lo
cual Cristo el Seor espera de sus discpulos en este mundo. La santidad es el
camino mayor por el cual podemos honrar y glorificar a Cristo en este mundo. La
santidad es el camino mayor por el cual podemos ensear al mundo lo que Cristo
verdaderamente es (1Co. 6:19, 20; 2Co. 5:15; Ro. 14:7-9; Tito 2:14).
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 132
Hay, al final, solo dos cosas que Dios requiere de nosotros en este mundo. El
requiere que le honremos y le glorifiquemos al vivir vidas santas, y que le
honremos y le glorifiquemos al sufrir pacientemente por l.
Cristo llama a todos sus verdaderos discpulos a atestiguar a la santidad de su
vida, la sabidura y pureza de su doctrina y la suficiencia y efectividad de su muerte
por sus pecados. l llama a sus discpulos a dar testimonio a la paz que tienen con
Dios por medio de la fe en l. Cristo llama a sus discpulos a dar testimonio al
poder de toda su obra de mediacin para renovar la imagen de Dios en ellos, para
restaurarlos al favor de Dios y traerlos a gozar de Dios. Y la manera que deben
hacer esto es por medio de una vida de obediencia santa a Dios. Al hacer todo
esto, los creyentes glorifican a Dios en este mundo.
Estamos obligados a profesar que la vida de Cristo es nuestro ejemplo. Pero
como podemos dar testimonio a la santidad de la vida de Cristo en contra de las
blasfemias del mundo y la incredulidad de la mayora que no estn interesados?
Lo hacemos por medio de la santidad de corazon y de vida, al ser conformados a
Cristo en nuestras almas y viviendo para Dios en obediencia fructfera.
Traemos reproche al nombre de Cristo cuando pecamos, cuando seguimos y
somos guiados por nuestras codicias y placeres, cuando prefermos cosas
presentes en lugar de glorias eternas, y todo el tiempo profesamos a todos y a
algunos que Cristo es nuestro ejemplo.
No podemos darle gloria a Cristo al menos que demos testimonio a su enseanza.
Pero como atestiguamos a las enseazas de Cristo? Damos testimonio a las
enseanzas de Cristo al hacerlas nuestra regla de vida y de santidad. De esta
manera testificamos al mundo que su enseanza es santa y del cielo, llenas de
sabidura divina y gracia. Por medio de una obediencia santa a Cristo y a sus
enseanzas enseamos la naturaleza, propsito y utilidad de su doctrina (Tito
2:11, 12). Miles en todas las edades han sido ganados a la obediencia del
evangelio y a la fe en Cristo Jess por medio de un comportamiento santo, fiel y
til de aquellos que han mostrado con sus vidas el poder y pureza de su
enseanza.
Tambin se nos requiere dar testimonio al poder y efectividad de la muerte de
Cristo, primeramente de purificarnos de toda iniquidad, y segundo de purgar
nuestras conciencias de obras muertas para servir al Dios vivo. Si no somos
limpiados de nuestros pecados en la sangre de Cristo, si no somos purificados de
toda iniquidad, somos una abominacin a Dios y seremos objetos de su ira para
siempre. Sin embargo, Cristo el Seor no requiere ms de sus discpulos en este
asunto sino que profesen que su sangre los limpia de sus pecados y que muestren
la verdad de esto por medio de una vida santa. De esta manera lo glorificaremos.
Sin la santidad prescrita en el evangelio no damos nada de esa gloria a Jesucristo
la cual l indispensablemente nos requiere. Si amamos a Cristo, entonces
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 133
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 134
JOHN OWEN
http://cheungyclarkenespanol.wordpress.com/
Pgina 135