Conclusiones Analiticas
Conclusiones Analiticas
Conclusiones Analiticas
Ao 1 | Nmero 1 | 2014
Director
Christian Ros
Compilador
Ins Desuk
Equipo de redaccin
Agradecimientos
ndice
Prlogo 15
Christian Ros
Lo Masculino y lo Femenino
Misterios femeninos
21
Flory Kruger
Lo masculino y lo femenino
31
37
Graciela Musachi
53
Laura Petrosino
El da lugar a la invencin
61
Silvia Avila
71
83
Gabriela Cua
87
Paula Vallejo
La Eva futura
97
Daniela Fernndez
103
Tiempos Femeninos
Variaciones del goce en la poca del No-Todo
139
Ernesto Sinatra
La subjetividad hipermoderna
155
Jorge Assef
169
Irene Greiser
Filicidio 177
Beln Zubillaga
Amores?
De qu hablamos cuando hablamos de amor?
Exiliados y principiantes
Pablo Russo
187
Amores modernos
199
207
Sebastin Llaneza
Estragos
Madre, hija, mujer
235
Luciano Marchetto
Ediciones Camalen
245
Mariana Isasi
255
Cristina Coronel
267
Griselda Lozano
275
Ins Desuk
283
Conexiones
Comentario sobre La piel que habito 295
Camilo Cazalla
301
Transamrica
Sabrina Parmigiani 307
Los autores
311
15
Prlogo
16
18
Lo Masculino y lo Femenino
21
Misterios femeninos
Flory Kruger
Qu le aport el psicoanlisis a la evolucin del lugar de mujer en la historia de la humanidad? Por qu Freud orden toda
la teora sexual alrededor del falo, de modo tal de definir el lugar
de la mujer a partir del hombre, sosteniendo finalmente que hay
algo que le falta? Introdujo Lacan algo nuevo concerniente a lo
sexual? Eso nuevo, contribuye en la actualidad a pensar el lugar
de la mujer de otro modo?
Parto de la hiptesis de que siempre se pens a la mujer del
lado del dficit. Ubiquemos el lugar de la mujer en la antigedad.
En Grecia, en la poca de Platn y Aristteles, ser mujer no era
una cosa deseable, la mujer tena la misma consideracin que un
esclavo, no poda participar de los asuntos polticos, es decir, no
eran ciudadanas y por lo tanto no podan tener ningn derecho
civil. Esto nos permite afirmar que, en comparacin con el hombre,
se comprueba nuestra hiptesis del dficit del lado de la mujer.
Ellas estaban destinadas al silencio de la reproduccin maternal
y confinadas a la sombra de lo domstico. En Atenas, la vida de
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28
30
Bibliografa
Duby, G. y Perrot, M. (1991). Historia de las mujeres. Tomo 1.
Espaa: Taurus.
Lacan, J. (1981). Seminario Libro 20. Aun. Captulo XI. Buenos
Aires: Paids.
______(1992). El Seminario, Libro 17: El reverso del psicoanlisis.
Buenos Aires: Paids.
Miller, J. A. (1989). Lgicas de la vida amorosa. Buenos Aires: Ed.
Manantial.
31
Lo masculino y lo femenino
Ana Ruth Najlet
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Es interesante notar en este prrafo cmo Lacan sustrae el parentesco de lo fenomnico para pasarlo a la estructura. El nfasis consiste en
precisar que cuando alguien habla de sus parientes habla de la lalangue,
ya que la lalangue es la que crea parentescos entre significantes, es decir,
que liga determinados significantes para excluir otros.
En un artculo de hace algunos aos, Eric Laurent planteaba
que fue el feminismo el que abri un debate acerca de la inconmensurabilidad o no de los deseos de hombres y mujeres (2002).
Para responder a ese interrogante se apoyaba en la enseanza de
Lacan acerca del goce en el Seminario 20 para plantear, entonces,
que tanto hombres como mujeres tienen en comn un nico tipo
de goce, el flico, y que tanto unos como otros se hallan separados
de lo que Lacan denomin lo femenino como tal.
Es decir, que respecto del Otro sexo, vale decir de lo heteros
como tal, de lo femenino, los seres hablantes tienen un acceso diferente que los distribuye en dos especies. Sita de esta manera el
obstculo que impide que la dimensin cultural de gnero recubra
totalmente a la cuestin de la sexuacin.
Para Lacan se trataba de afirmar que la experiencia analtica
testimonia que hay dos tipos de goce y slo dos que puede experimentar el ser hablante y que esos dos tipos de goce califican al
sexo o posicin sexuada. Lacan est hablando, por un lado, del
goce flico que en tanto goce del bla, bla es comn a cualquier ser
hablante sea del gnero que fuere, y por el otro de un goce que
aparece como ms difuso, un goce privado de rgano, un goce que
no pasa al significante, o sea que de dicho goce nada se puede decir.
Con Miller (2008: 303- 318), podemos decir que si las mujeres
tienen -en principio- un acceso ms decidido a ese goce es porque
no tienen la angustia del propietario, tal como l lo plantea. Y eso
es lo que, segn Lacan, autoriza a las mujeres a no ceder sobre la
exigencia amorosa. Es por eso que estn listas a dar todo de s
Bibliografa
Almodvar, P. (1997). La Ley del deseo. Espaa.
Lacan, J. (1981). Una carta de almor. En El Seminario, Libro 20:
Aun. Barcelona: Paids.
______(indito). Clase del 18 de febrero de 1975. En El Seminario
22, RSI.
______(indito). Clase del 19 de abril de 1977. En El Seminario
24, Linsu.
______(2012). Otros Escritos. Buenos Aires: Paids.
______(2006). El Seminario, Libro 23: El sinthome. Buenos Aires:
Paids
Laurent, E. (2002). Los dos sexos y el Otro goce. En Revista
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Miller, J. A. (2008). Una reparticin sexual. En El partenairesntoma (pp. 303- 318). Buenos Aires: Paids.
______(indito). Curso de la Seccin Clnica de Pars, 2011.
Thry, I. (2013). Le gouvernement a laiss les opposants dire nimporte
quoi sur la filiationle gouvernement a laiss les opposants dire
nimporte quoi sur la filiation. En Lacan Quotidien (316). En
lnea: <www.lacanquotidien.fr/blog/wp-content/uploads/2013/04/
LQ-316.pdf>. Consultado en julio de 2013.
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Algo viscoso
Se nos relata que en California, un juez ordena a un hombre condenado por robo a usar una camisa con la leyenda Ladrn en libertad
condicional y se nos informa del incremento de este tipo de penalidades para avergonzar pblicamente al delincuente, en desmedro del
encarcelamiento y las multas. Entre otras emociones, la repugnancia
y la vergenza cumplen un papel central en la teora y la prctica del
derecho pero se ha suscitado un gran debate acerca de si eso debe
continuar as. Mientras unos (los tericos polticos comunitaristas)
defienden el uso de esas emociones como expresiones valiosas de
normas sociales con el objetivo de promover el renacimiento de una
moral social en vas de extincin, otros consideran que es un uso
que ataca la dignidad humana. Las posiciones polticas progresistas
y liberales se inclinan por el primero de estos usos.
Quien nos informa ampliamente de estos debates es Martha
Nussbaum (2006), respetada filsofa del derecho y feminista se-
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Segn precisas palabras de Paul Bercherie es finalmente la seleccin natural la que tiene la ltima palabra en la sobrevivencia
de la especie...
La seleccin sexual explica diferencias morfolgicas (por
ejemplo, la importancia de los factores estticos en la eleccin del
compaero, sobre todo de las mujeres (en el origen) y psicolgicas
entre los sexos (combatividad, energa, perseverancia, superioridad
intelectual de los machos).
Si bien el golpe dado por Darwin fue comparado por Freud con
el de Coprnico y el del propio Freud en el sentido de que hirieron
el amor propio del hombre, hoy pocas personas dudan de la teora
de la evolucin. Los enfrentamientos se producen con el campo
de la religin y su uso poltico a travs del debate evolucionismocreacionismo ya que el otro lado del golpe darwiniano fue dado,
supuestamente, a Dios.
Del debate actual con el campo del constructivismo nos ocuparemos ms adelante.
El nuevo darwinismo
Un filsofo autodefinido como escptico y empirista (Dupr,
2006) nos advierte acerca de los lmites de las abrumadoras evi-
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El paradigma cientfico
es un paradigma patriarcal
T. Kuhn provey una teora del paradigma cientfico para
mostrar que la ciencia se construyera en base a modelos de los
que surgen tradiciones particularmente coherentes con las investigaciones que lleva a cabo; esas construcciones son las que acepta
la comunidad llamada cientfica. Sin embargo, desde que existe
una historia de la ciencia es fcil concluir que esos paradigmas
son mviles, amplios e incompletos y hasta inconsistentes. Mara
Luisa Femenas (2006) observa que, en el segundo tiempo de la
construccin de paradigmas tal como lo plante Kuhn (1. preciencia, 2. ciencia normal o paradigma, 3. crisis y abandono del
paradigma), es posible observar un subtexto de gnero relativo
no slo al modo como se concibe la diferencia sexual a nivel del
cerebro o a la exclusin de las mujeres del campo de la ciencia sino
a su lugar de exclusin del mbito pblico, exclusin que contina
hasta ahora en mayor o menor medida a pesar de que el siglo XXI
tambin ha sido definido como el siglo de las mujeres. Se imputa
as a las mujeres no cumplir con los requisitos de la ortodoxia
metodolgica que impone la ciencia: no ser palabra autorizada, no
cobijarse en el paradigma normal y no someterse a los rituales del
habla cientfica Se ha demostrado que, empero, algunas mujeres
han descubierto -justamente por no atenerse a esa ortodoxia- un
saber que fue rechazado por el establishment cientfico para aceptarlo aos ms tarde cuando ese saber fue adquirido por hombres
por vas ms ortodoxas.
El hecho comprobable de la contingencia de la ciencia y de su
carcter de construccin sostiene los tres axiomas del constructivismo: 1) no hay esencia biolgica y por lo tanto no es necesario que
eso (por ejemplo, las mujeres) sea as, 2) tal como son las cosas hasta
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S, el mismo Darwin que nos convierte en animales nos da noticias de lo que nos diferencia de ellos: la angustia como testimonio de la nica garanta que tiene el humano de su vinculacin al
mundo humano (Laurent, 2008) ya que lo percibe en el momento
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preciso en que siente que lo est perdiendo y tambin como prueba de su modo de ser nico en ese mundo, es decir, como prueba
ignorada de su deseo y de su goce.
Y el locus classicus de una mujer mquina siniestra-animal
repugnante? En este siglo tiene la oportunidad de poner a prueba
su diferencia hacindose un lugar que no sea clsico.
Bibliografa
Badiou, A. (2005). Desapariciones conjuntas del hombre y de
Dios. En El siglo. Buenos Aires: Manantial.
Bercherie, P. (1998). Gnesis de los conceptos freudianos. Buenos
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Dupr, J. (2006). El legado de Darwin. Buenos Aires: Katz Editores.
Femenas, M. L. (2006). Feminismo de Pars a La Plata. Buenos
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Freud, S. (1996). Lecciones de introduccin al psicoanlisis, Conferencia 25: La angustia. En. Obras completas, tomo XVI.
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Garca, G. (1980). Actualidad de las neurosis actuales. En Psicoanlisis. Una poltica del sntoma. Zaragoza: Alcrudo editor.
Hacking, I. (2001). La construccin social de qu? Barcelona: Paids.
Huyssen, A. (2002). Despus de la gran divisin. Buenos Aires:
Adriana Hidalgo editora.
Lacan, J. (1988). La agresividad en psicoanlisis. En Escritos TI
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Laurent, E. (indito). Intervencin en el seminario de Jacques-Alain
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Laurent, E. (indito)(2008). Apuestas del Congreso de 2008. Presentacin del Congreso de la AMP 2008. Biblioteca Nacional.
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Buenos Aires: Paids.
Milner, J.-C. (1991). Entrevista en Freudiana No.3. Barcelona.
Nussbaum, M. C. (2006). El ocultamiento de lo humano. Buenos
Aires: Katz Editores.
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Lo Unheimlich
El arte contemporneo se esfuerza para crear sorpresas poniendo el cuerpo en juego. Crudos, obscenos a veces, algunos artistas
actuales ponen el objeto en escena, llenando los museos de cosas
inslitas y sin embargo extraamente familiares. En esta bsqueda
de originalidad, tocan a veces lo Unheimlich. Hacen pues sentir al
espectador angustia y horror frente a la irrupcin de lo familiar
que debera haber permanecido en secreto, en lo oculto, y que ha
salido a la luz (Freud, 1919: 225).
El Witz
En su seminario Las formaciones del inconsciente, Lacan sigue
las consideraciones freudianas acerca de la sorpresa destacando
que este fenmeno:
se produce en el interior de una formacin del inconsciente,
en la medida en que en s misma le choca al sujeto por su
1 En Cuerpos lacanianos. Novedades contemporneas sobre el estado del
espejo (conferencia disponible en YouTube), Brousse explica que el arte contemporneo revela el corte, producido por el discurso de la ciencia, entre el
organismo y la imagen. Da como ejemplo la obra de Damien Hirst Mother and
child que se encuentre en el Palazzo Grassi en Venecia.
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La tuch
La sorpresa provocada por el Witz se sita entonces del lado de
lo simblico (Miller, 2000: 9-14). En cambio, lo real, tal como se
teoriza en 1957, es decir, como aquello que vuelve siempre al mismo lugar, no sorprende (Miller, 2012: 89). Pero en el Seminario Los
cuatro conceptos fundamentales del psicoanlisis (1987), el registro
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La contingencia
Al final de su enseanza, Lacan sita la sorpresa del lado de
lo real (1975: 7-31), pero se trata de un real que ha cambiado de
estatuto. Esbozado ya en la poca del Seminario XI en el como
el azar [comme au hasard] (Miller, 2011) propio de la tuch, est
completamente separado de lo simblico, sin ley. No slo est fuera
del sentido sino tambin fuera del saber (Miller, 2001: 7-19). Desde
esta perspectiva, la sorpresa se vuelve acontecimiento y se inscribe
del lado de la contingencia sobre fondo de imposible (Miller, 2004:
80). Dicho de otro modo, aquello que no cesa de no escribirse, cesa
de repente de no escribirse.
Encontrar esta modalidad de la sorpresa en el arte de hoy es
raro. Evocaremos un artista contemporneo, Pablo Reinoso, que
hace con la madera lo que Gaud haca con la piedra.
Marco es el ttulo de una de sus piezas que data de 2011 y que
representa un marco de madera tradicional en el que las varas
que lo constituyen, se emancipan de la forma instituida en uno de
los cuatro ngulos, mostrando all las varas entretejidas de una
manera singular.
Este marco no es un marco ms, de la misma manera que la
rueda de la bicicleta de Duchamp, elevada al estatuto de un objeto de arte, no es una rueda cualquiera2. No tiene como todos
los otros marcos la funcin de bordear una representacin. Es la
2 En una serie de objetos comunes idnticos definidos por el uso - qu es un
urinario? Algo para hacer pis-, extraer uno de estos objetos bautizndolo obra de
arte, permite al mismo tiempo hacerlo surgir como efecto de sentido, inesperado,
sorprendente, en ruptura con las significaciones comunes, establecidas, de este
objeto. Qu es un urinario? - Una obra de arte - Ah s? As, hacer una obra
de arte de una rueda de bicicleta comn y corriente, es exhibirla con un sentido
inaudito, un sentido que como esta en ruptura con toda significacin, no podra
estar ms cerca del sin sentido absoluto. [Nuestra traduccin] Con Wajcman y
Reinoso, podemos preguntarnos : qu es un marco?. (Wacjcman, 1998)
Bibliografa
Brousse, M.-H. Cuerpos lacanianos. Novedades contemporneas
sobre el estado del espejo. Conferencia disponible en YouTube.
Freud, S. (2003). Lo ominoso (1919). En Obras completas, tomo
XVII (pp. 225- 251). Buenos Aires: Amorrortu.
Lacan, J. (1987). El Seminario, Libro XI Los cuatro conceptos
fundamentales del psicoanlisis. Buenos Aires: Paids.
______(Indito). El Seminario XII: Problemas Cruciales para el
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______(1975). Yale University, Kanzer Seminar. En Scilicet (6/7),
7-31.
______(indito). Clase del 19 de mayo de 1965. En El Seminario
Libro XII Problemas cruciales para el psicoanlisis (1964-1965).
Miller, J. A. (1997). Apologie de la surprise. En Quarto, (61), 3.
______(2000). du nouveau! Introduction au Sminaire v de
Lacan (p. 9-14) .Pars: Rue Huysmans,
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61
El da lugar a la invencin
Silvia Avila
No a todo alcanza Amor, pues que no puedo
romper el gajo con que Muerte toca.
Mas poco Muerte puede
si en corazn de Amor su miedo muere.
Mas poco Muerte puede, pues no puede
entrar su miedo en pecho donde Amor.
Que Muerte rige a Vida; Amor a Muerte.
Macedonio Fernndez
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Sexuacin
Partimos de la disparidad de goces, de la diferencia entre el
modo de gozar del hombre y la mujer, de la no relacin sexual.
Hay signo de amor cuando no hay relacin sexual.
No hay relacin sexual. Y entonces qu hay? Hay fracaso sexual. El amor que aborda al ser, expresa retricamente Jacques
Lacan, no surge de all lo que hace del ser aquello que slo se
sostiene por errarse? (1995: 176). Ni intrnsecamente placentero,
ni intrnsecamente doloroso, el amor tan slo evita el desarraigo
que se padece por el simple hecho de ser hombre o mujer, por
la angustia de vivir en esa patria. Lacan lo llama el extravo, la
errancia amorosa
A nivel de la relacin inconsciente con el goce esta lo que llamamos sexuacin, de la que se reparten dos modos de gozar.
El termino sexuacin que propone Lacan, cuyas formulas lgicas da en El Atolondradicho (1984: 37), identifica al hombre y a la
mujer por su modo de goce. Estas formulas escriben la distribucin
de los sujetos entre dos maneras de inscribirse en la funcin flica.
Es hombre, el sujeto enteramente sometido a la funcin flica.
Por eso, la castracin es su destino como tambin lo es el goce
flico, al que accede por medio del fantasma. Es mujer, lo que no
est todo sometido al rgimen del goce flico y que se beneficia
de un goce otro suplementario sin el soporte de ningn objeto o
semblante a la funcin flica. Goce femenino, goce Otro.
Ni contigo, ni sin ti
Frente a estas presentaciones de amor a muerte, como aparece
en el poema de Macedonio Fernndez, lo que resuena de inmediato
es el supery feroz - sacrificio/abnegacin - masoquismo - estrago.
Sufrir por amor ilimitadamente.
En muchas de las mujeres que consultan angustiadas por no
poder cortar los vnculos de pareja violentos, nos encontramos con
algo del estrago (no es una tipologa pero si una recurrencia). El
estrago es una devastacin sin lmites, aquello que no tiene fin, que
no termina nunca una infinitizacion del sufrimiento (Vallejo,
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Bibliografa
Lacan, J. (1985). Psicoanlisis y Medicina. Buenos Aires: Manantial.
______(1995). La rata en el laberinto. En El Seminario Libro 20:
Aun (pp. 165- 177). Buenos Aires: Paids.
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20: Aun (pp. 143- 164). Buenos Aires: Paids.
______(1984). El Atolondradicho. En Escanciones Nro 1 (p. 37).
Buenos Aires: Paids.
______(2006). Joyce y las palabras impuestas. En El Seminario,
Libro 23: El Sinthome (pp. 89- 99). Buenos Aires: Paids.
______(1995). El saber y la verdad. En El Seminario, Libro 20:
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______(1995). Una carta de Almor. En El Seminario, Libro 20:
Aun (pp. 95- 108). Buenos Aires: Paids.
Masotta, O. (1980). El modelo pulsional. Buenos Aires: Ed. Altazor.
Vallejo, P.; Russo, L. (2011). El amor y lo femenino. Buenos Aires:
Tres Haches.
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De mitos y creencias
Podemos rastrear, en diferentes tiempos, formas diversas de
considerar los sexos. Si nos remitimos a la Historia, en la
Antigedad se tena la creencia de que la diferencia sexual se
hallaba en los grados de calor de los cuerpos (Laqueur, 1994:
54) y no el disomorfismo sexual. Se trataba de un nico sexo,
diferenciado por la temperatura corporal.
Platn, en El Banquete, pone en boca de Aristfanes, un mito
en el que reconoce la existencia de tres sexos y de tres prcticas
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encasillado en las actividades sin brillo, ser inferior, sistemticamente desvalorizado o despreciado por los hombres. Esta figura se
prolonga durante la mayor parte de las pocas en la que se divide
la historia, perdurando hasta los albores del siglo XIX.
A la vez, en los siglo XVIII y XIX se sacraliza a la esposa- madre y educadora. La mujer amada se convierte en la soberana del
hombre, esta idealizacin de la mujer, no invalida la realidad de la
jerarqua social de los sexos: es decir las posiciones de poder social
y poltico queda del lado de los hombres, mientras el poder de
las mujeres sigue confinado al mbito de lo imaginario de la vida
domstica. Aun cuando no se reconoce, a la mujer como sujeto
igual y autnomo, sale de la sombra y del desprecio del que se le
haca objeto. A la primera mujer se la diaboliz, a la segunda se
la adul e idealiz, pero en ambos caso quedaba subordinada al
hombre. Era l quien la pensaba, y se la defina en relacin con l;
no era ms que lo que l quera que fuese.
Finalmente, el modelo de la tercera mujer, es la que dispone de
s misma (socialmente hablando) a partir del derecho de ser duea
de su destino individual, sin depender necesariamente del hombre,
(y como resultado de los feminismos).
Feminismos en plural
En esta lnea, los feminismos, son los movimientos sociales que
provocaron mujeres en respuesta al lugar de segregacin al que fueron sometidas; socavando as el lugar tradicionalmente asignado.
Por ejemplo, as aparece la primer mujer conocida, que se ubica
luego como propulsora de lo que va a ser el movimiento feminista.
Christine de Pizn nace en Venecia en 1364, es considerada la
primera escritora profesional en la historia.
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76
Es decir, el goce sexual se convierte en bandera. De todas maneras, la igualdad con el hombre como medida de su goce, no dejan
de ser el horizonte. Lo simblico como referente flico iguala; el
significante no puede dar cuenta ms que de la falta. La igualdad
y la desigualdad siguen siendo el debate pero no an la diferencia.
Justamente, el feminismo de la diferencia surge en cierta disidencia con la nocin de igualdad, y sostiene desde entonces, que
hombres y mujeres no son iguales. Para esto se encarga de hacer
una distincin entre igualdad y equidad. Consideran que se puede
pedir equidad en cuestiones de derechos, educacin, poltica, etc
pero esto no implica pedir ser iguales.
De qu gnero hablamos?
Entre el feminismo de la segunda y tercera ola, se empuja a la
elaboracin del gnero como categora de anlisis y crtica poltica
y cultural. La primera distincin es entre sexo y gnero.
Una primera aproximacin que se basa en los estudios de Margaret Mead de 1930 permite definir al gnero, como la construccin
sociocultural de la diferencia sexual (2006: 315). As se obtiene la
idea de que la distribucin de los roles sexuales son culturales y
no naturales.
La frase de Simone de Beauvoir segn la cual, la mujer no nace,
sino que llega a serlo, estara en consonancia con esta idea.
Pero quien primero acua el concepto gender fue John Money,
en los 50, para referirse a la influencia educativa, en la formacin de
identidad sexual (1955: 253-264). Hasta esos momentos la identidad
sexual era considerada slo como una determinacin biolgica. l
concluy que el rol de gnero estaba determinado por las fuerzas
psicolgicas postnatales.
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Femineidad y sexuacin
(saliendo de la sociologa)
Segn Joan Copjec, el Psicoanlisis es la lengua materna de
nuestra modernidad [] Si bien algunas almas sofisticadas afirman
que ya estamos ms all del Psicoanlisis, lo cierto es que todava no
hemos comprendido sus aportes ms revolucionarios. (2006: 24)
Lo original de Freud ya en el siglo XIX es la desnaturalizacin de
la sexualidad humana con el concepto de pulsin; como fronterizo
entre lo psquico y lo somtico. As, la histeria le devela cmo el
cuerpo humano rechaza al saber natural a travs del sentido los
sntomas.
La articulacin de la diferencia sexual, Freud la construye a
travs del recurso del complejo de castracin en el seno del complejo de Edipo y cmo cada sujeto tramita su salida. En ese devenir
es que transformar segn tenga o no tenga, en hombre o mujer.
Lacan no retrocede ante la diferencia sexual freudiana y el falo
como organizador, y va ms all del Edipo, que slo permite pensar
la posicin sexual inconsciente a nivel de la identificacin.
As el aporte lacaniano sobre la sexualidad humana toma el
nombre de sexuacin que implican posiciones de goce que el sujeto
ocupa. La nueva lgica lacaniana articula el goce a un nuevo estatuto del cuerpo: es decir no todo es flico. Entonces, no hay significante en el catlogo del inconsciente para decir el ser femenino. se
es el sentido de la afirmacin de Lacan la mujer no existe (2006).
Tal nueva distribucin sexual implica un desplazamiento de
sentido de lo que es la oposicin homosexual-heterosexual. Homosexual implica la esclavitud del todo. Del lado mujer, del no
todo, Lacan ubica la heterosexualidad. El Otro sexo (heteros) est
del lado mujer de la frmula, tanto para los hombres, como para
las mujeres.
Bibliografa
Aristteles. (1994). La reproduccin de los animales. Madrid:
Biblioteca Clsica Gredos.
Bolonia (1992, 26-28 de noviembre). Centro de Documentacin
de las Mujeres.
Butler, J. (2010). Deshacer el gnero. Buenos Aires: Paids Studio
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Copjec, J. (2006). Imaginemos que la mujer no existe. tica y
sublimacin. Buenos Aires: Fondo de Cultura Econmica.
De Laurentis, T. (1992). Imaginario materno y sexualidad, texto
para el encuentro en
De Pizn, C. (2006). La ciudad de las mujeres. Madrid: Editorial
Siruela.
80
83
Planteo como hiptesis a trabajar que el goce femenino se presenta de diferentes modalidades, adquiriendo la forma, que podra
llamar giratoria, que puede virar hacia distintas posiciones, siendo
una de ellas, el goce indecible por las palabras de amor del partenaire elegido como Otro por el sujeto femenino que repercuten
en el cuerpo, instaurando un goce ms all del goce flico. Si un
anlisis debe tocar algo del goce femenino, como podramos pensar
un fin de anlisis por esa va, o en esa direccin cul podra ser la
posicin del analista, tomando palabras de J. A. Miller se trata
de dar un paso mal all del impasse neurtico y tiene que ver con
arreglrselas con lo real de otra manera (2005: 443).
Para poder establecer cierta aproximacin a una respuesta partir del concepto de Lacan de falta en ser, constitutivo del sujeto,
en su insoldable decisin del ser (Lacan, 1995: 13) a buscar un
ser que justifique su existencia.
El Otro demanda al sujeto que sea el falo. El anhelo de colmar el deseo
de la madre siendo el falo est condenado estructuralmente al fracaso.
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Ambos solamente pueden gozar del falo pero bajo dos modos
distintos: la posicin masculina como todo (todo l goza del falo)
y del lado de la posicin femenina como no-todo (no toda ella goza
del falo). O sea, si hay un ser de la mujer no est en el complemento
de ninguna totalidad, sino que es un suplemento que responde a
la lgica del no-todo. Es un goce suplementario respecto del significante flico. Cmo dar cuenta de este goce suplementario que
no transita por el tener o no tener flico?
Las posiciones femeninas del ser no girarn en torno al goce
flico, si bien no prescinden de su marca. Es un goce ms all del
falo pero referido a l. No todo en la mujer se rige por la ley del falo.
La mujer, en este sentido, es no-toda. Al no existir La Mujer, al
no existir un significante que la designe, el goce femenino adquirir
diferentes modalidades, una por una.
Aqu puedo ubicar una lnea de trabajo que se refiere a inscribir,
arreglrselas con aquello que falta, en este caso un significante,
que viene a dejar en evidencia, que podramos decir tomando la
formula Lacaniana, la relacin sexual no existe, entendiendo que
no hay complementariedad entre los sexos, justamente porque
para las dos posiciones contamos con la presencia de un solo
significante: el falo.
Bibliografa
Lacan, J. (1985). Ideas directivas para un congreso sobre la sexualidad femenina. En Escritos 2 (pp. 704- 715). Buenos Aires:
Siglo XXI Editores.
______(1995). Introduccin a la edicin alemana de los Escritos.
En: Uno por uno (42) p. 13.
______(1995). El Seminario Libro 20, Aun. Buenos Aires: Paids.
86
87
88
La solucin de la histeria
Lacan nos indica que el rechazo al Otro goce por parte de una
mujer, el rechazo a interrogarse por ese Otro goce que la habita
y la vuelve Otra para s misma, se traduce en un intento de hacer
existir a El hombre, un empuje que la encierra en el universal del
todo flico. Es as como define a la histeria, a la que sita por entero
del lado de la lgica flica, oponindola a la posicin femenina
como aquella que consiente a soportar la barradura del Otro, y por
ende, la duplicidad del goce. Cuando esto no es soportado surge
la ficcin con todo el padecimiento que esto implica de que La
mujer existira, la mujer que hara paridad con ese padre-hombre
que ella exige que exista bajo el modo del gozopresencia1. Lacan
seala lo inconveniente de esta solucin en el Seminario 19:
Para seguir esta referencia me bas en una clase dictada por Florencia Dassen, que particip como invitada en mi seminario El amor a lalengua, en accin
Lacaniana de La Plata, ao 2012.
1
Que el al menos uno sea presionado a habitar la gozopresencia, si puedo expresarme as, de la mujer, en esa parte
que no la hace completamente abierta a la funcin flica,
constituye un contrasentido radical acerca de lo que exige su
existencia2. Debido a ese contrasentido, l ni siquiera puede
existir, la excepcin de su existencia misma est excluida,
y se desvanece ese estatuto del Otro caracterizado por no
ser universal. (Lacan, 2012: 119)
90
Por otro lado, cuando Lacan ilustra con la figura del personaje
mtico de Medea esta posibilidad femenina que tiene una mujer de
abismarse, un equvoco se produce. Porque por un lado la presenta
como una extraviada, una loca que llega a ser capaz de matar a
sus propios hijos para vengarse de la traicin de su esposo, Jasn,
una mujer que no duda en sacrificar lo ms preciado que tiene con
tal de herirlo a l, abrirle una herida que jams podr cerrar. Pero
al mismo tiempo elogia en ella ese coraje que le hace merecer el
calificativo de verdadera mujer, debido a que en ella prima la posicin femenina por encima de su posicin como madre. Y ms an
porque Lacan no dud en afirmar que en toda mujer puede haber
algo de Medea, dando con ello lugar a una versin muy extrema
de la posicin femenina, en la que sta queda frecuentemente asociada a la locura. La pregunta que de all se sigue es cmo puede
una mujer hacer lugar a lo femenino en ella sin caer en la locura?,
qu versin de lo femenino supone un fin de anlisis, en tanto se
propone como un trayecto capaz de conducirla del padre a una
mujer, esa que ella misma debe inventar a partir del momento en
que acepta que no La hay. Y en este sentido, cmo diferenciar el
enloquecimiento femenino que llamamos locura flica del enloquecimiento que se produce en una mujer cuando se ve empujada
a esa dimensin del Otro goce, donde no encuentra un lmite que
le permita hacer pie?
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El no-todo y el lmite
En este punto cobra relevancia una indicacin de Lacan, del
Seminario 19: El no-todo no resulta de que nada lo limite, ya que
el lmite se sita all de otro modo (2012: 202). Cmo? As como
del lado del falo el goce aparece negativizado por la operacin de
castracin y es la falta, -, la que funciona de lmite tanto a nivel
simblico como sobre lo real de los cuerpos la detumescencia
flica, del lado del no-todo se tratar de volver operativo otro
lmite, que no responde a la lgica de la falta sino que ms bien se
asienta en una falla no hay relacin sexual, que alude al agujero.
Dice Lacan que del lado del no-todo, lo que viene al lugar de
la inexistencia de lo que negara la funcin flica es el hecho que
tiene una mujer de ausentarse (2012: 202).
A propsito de esto, retomo un fragmento del testimonio de Silvia
Salman, que me ha permitido pensar este punto del lmite del no-todo.
Ella transmite muy claramente cmo su sntoma histrico huidiza, animado por el fantasma de hacerse agarrar para huir,
la pona en relacin a los hombres al precio de una mortificacin
neurtica y cmo a travs del trabajo de anlisis logr dejarse
agarrar y encontrar una satisfaccin en ello (consentimiento a
ser causa de deseo para un hombre). Por otro lado, transmite lo
que en su ltimo testimonio llam una sutileza de lo femenino
(Salman, 2013: 112- 117), que ella circunscribe al uso que pudo
hacer de su modo de ausentarse, que podramos ubicar como su
invencin singular. Ella dice:
podemos concluir que (para una mujer) hacerse amar es
fundamentalmente hacerse hablar. Un hacerse hablar que
permite mantener un goce silencioso o tambin un goce del
silencio, que denota ese punto en que todas las palabras
desfallecen para nombrar lo que es una mujer3. Un modo
de hacer existir una ausencia y un goce correlativo a ella,
que Lacan denomina en el Seminario 19 gozoausencia. Y
al que (en otro testimonio) me refer con las palabras del
poeta me gusta cuando callas porque ests como ausente.
Lo que ella llama una sutil erotomana4 tiene que ver con la
posibilidad de hacerse amar/hablar a partir de consentir a su go Las cursivas son mas.
Es Eric Laurent quien le seala a Silvia la existencia de una sutil erotomana
en el amor, en el comentario que realiza del testimonio, El misterio del cuerpo
que habla, en las Jornadas de la EOL 2010.
3
4
94
Bibliografa
Lacan, J. (1985). Ideas directivas para un Congreso sobre la
sexualidad femenina. En Escritos II (pp. 704- 715). Buenos
Aires: Siglo XXI.
97
La Eva futura
Daniela Fernndez
En 1886, el escritor francs Auguste Villiers de lIsle-Adam inventa una Mujer ideal en su gran novela La Eva futura, dando de
este modo nacimiento al gnero literario de la ciencia ficcin. En
1961, casi un siglo despus, Lacan se sirve de esta referencia, en
su escrito dedicado a su querido amigo Maurice Merleau-Ponty,
publicado luego de la muerte del filsofo en el nmero de la revista
Les Temps modernes que le rindi un homenaje.
Leamos a Lacan:
el ojo est hecho para no ver en absoluto? Necesitamos
el robot acabado de la Eva futura, para ver palidecer al
deseo frente a su aspecto, no por ser ciega, como se cree,
sino debido a que ella no puede no ver todo? Inversamente,
a lo que el artista nos da acceso, es al lugar de lo que no
se podra ver, hara falta nombrarlo. (Lacan, 2012: 201-2)
98
La Mujer ideal
Pasemos a la trama de La Eva futura. Lord Ewald visita a su
amigo Edison, el ilustre inventor americano, para despedirse ya que
tom la decisin de suicidarse. El Lord se enamor de Miss Alicia,
la persona ms bella del mundo (Villiers de lIsle-Adam A., 1986:
793). Pero sta, es tan bella como estpida. Torpe, mediocre, llena
de sentido comn, ni siquiera es mala. Cuando no habla, su belleza
es irreprochable. Si se callara y cerrara los parpados... (1986:
810), expresa desolado nuestro Lord, que confiesa haber reconocido ... demasiado tarde, que esa esfigie no tena enigma (1986:
807). Resultado: Lord Ewald no la desea y por eso quiere matarse.
Su amigo Edison, que no cree en males sin remedio, le propone
fabricarle una Mujer artificial idntica a Miss Alicia, salvo en su
estructura anmica. Por medio de la transubstanciacin, el inventor
robar a la verdadera Alicia la gracia de su gesto, el olor de su carne,
el timbre de su voz, la luz de sus ojos (1986: 835). Fsicamente, la
Androide ser indiferenciable de su modelo. Pero Edison le introducir un stock de pensamientos y palabras de grandes poetas y
100
El artista Villiers
A pesar de su ambicin desmesurada, desde el comienzo de
la novela, Edison se lamenta por el objeto perdido. Admite que
con su fongrafo nunca lograr grabar la voz de la conciencia, o
el ruido de la cada del imperio romano. Sabe tambin que nunca
podr filmar la cabeza de Medusa, o el Minotauro (Villiers de
lIsle-Adam A, 1986).
Contrariamente a la posicin del artista, todo intento de introducir lo irrepresentable en la representacin, brilla por su ausencia
en las ambiciones del cientfico que cree que si se le permitiera
fotografiar a Dios y grabar su voz, al da siguiente no habra ms
ateos sobre la Tierra. Y es por ello, que olvida un ingrediente
fundamental en la fabricacin de su Mujer Ideal.
La extraccin del objeto a no fue operada en Hadaly, que entonces puede verlo todo. Edison no sabe que la mirada no es la
visin. La Androide ve a la distancia y a travs de los obstculos,
adems lo ve todo sin ayuda de la electricidad (1986: 943). Lord
Ewald queda perplejo frente a la ultravisin de su Hadaly que es
capaz de describir lo que Miss Alicia est haciendo en un tren muy
lejano, justo antes de que Edison le coloque el ms bello par de ojos.
A la luz de la cita de Lacan de la cual partimos, podemos preguntarnos: por qu medios el artista Villiers nos libra el acceso a
lo imposible de develar que implica el objeto a?
El misterio de Hadaly
Finalmente, pasadas las tres semanas luego del pacto inicial,
Lord Ewald conoce a la Mujer artificial, a la que le declara su amor,
confundindola con la verdadera Alicia. Descubre entonces que la
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All donde el inventor crea que por primera vez la ciencia haba probado que poda curar al Hombre incluso del Amor (1986:
1014), el real de la muerte hace palidecer a su sueo cientista. La
novela nos ensea que la anulacin del misterio aniquila a una
mujer. Y que a pesar de la potencia de la ciencia, lo real nos reencuentra con slo levantar los ojos para mirar el cielo.
Nuestro recorrido demuestra que la cita del escrito de 1961, que
tomamos como punto de partida, constituye una especie de avantpremire en la enseanza de Lacan. Ya que mi lectura de Villiers
con Lacan, postula una afinidad estructural entre el objeto a y la
categora lacaniana del no-todo.
Bibliografa
Lacan, J. (2012). Merleau-Ponty. En Otros escritos (pp. 201-2).
Buenos Aires: Paids.
______ (1973). Le Sminaire, livre 11: Les quatre concepts
fondamentaux de la psychanalyse. Paris: Seuil.
Villiers de lIsle-Adam A. (1986). LEve future? Ouvres compltes
I, Paris: La Pliade, Gallimard.
103
Mesa redonda:
Lo masculino y lo femenino en el nuevo
orden simblico
Blanca Sanchez- Mnica Torres- Jos Matusevich
Coordinacin: Christian Ros
104
en relacin a los derechos; tampoco le importa si es innata o adquirida. No se trata del sexo ni siquiera de la sexualidad, sino de
la sexuacin, de la conformacin de una posicin sexuada.
En Hablo a las paredes (2012), las charlas que Lacan dio en
Sainte-Anne, ms conocidas por nosotros como El saber del
psicoanalista, en la del 4 de noviembre del 71, Lacan ubica las
dos cuestiones que el discurso de Freud puso de manifiesto. Por
un lado, que para gozar se necesita un cuerpo, y en segundo lugar,
ubica toda la elaboracin que entra en juego con el trmino falo,
es decir, el significado de cierto significante evanescente, porque en
cuanto a definir qu es el hombre o la mujer, el psicoanlisis nos
muestra, segn Lacan, que eso es imposible. Seguramente ustedes
habrn trabajado que Lacan con esto hace estallar la sexualidad. En
el centro del inconsciente anida una falla, no hay modo de escribir
ah la relacin sexual, slo estn los impasses del goce.
Luego en la charla siguiente, Lacan recuerda que no sabemos
nada real sobre esos hombres y esas mujeres como tales, se trata
de poder determinar, que son realmente quines pertenecen a cada
uno de los sexos a partir de ser seres hablantes, y ah es donde dice
Lacan: Hombres y mujeres, eso es real, no somos capaces de articular en lalengua ni lo ms mnimo que tenga la menor relacin
con ese real (2012: 68- 69), eso es lo que quiere decir que no hay
relacin sexual; y agrega ms adelante, que:
no hay relacin sexual porque la palabra funciona en un nivel cuya preeminencia el discurso analtico descubri como
siendo especfico del ser hablante en todo lo que concierne
al orden del sexo, a saber, el semblante. Habla all entonces
de semblantes de hombres y de mujeres. (2012: 68- 69)
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El articulo donde desarrollo esta cuestin, que se titula Masculinidades y feminidades hoy (Torres, 2010: 23- 39), est publicado
en el libro Uniones del mismo sexo (Torres, Faraoni, Schnitzer,
2010), que es un libro que sali en tiempos cercanos a la aparicin
de la ley de matrimonio homosexual en la Argentina.
Ahora estamos trabajando en un nuevo libro sobre la cuestin de
la ley de gnero, porque la ley de gnero, en este sentido, est ms basada en la teora de gnero que en la teora psicoanaltica, y son todas
cuestiones que, a mi criterio, los analistas nos tenemos que plantear.
Qu quiero decir con esto? Que basta que alguien diga que
quiere cambiarse de sexo, que a partir de ahora quiere nombrarse
hombre o decirse mujer, para que le sea otorgado ese beneficio.
Entonces, es evidente que ah la nominacin que est en juego
es una auto-nominacin, donde no se est teniendo en cuenta lo
que los psicoanalistas de orientacin Lacaniana llamamos lo real,
como as tampoco el lugar que tiene el padre en la nominacin.
Esta ley ya ha sido aprobada y va a traer consecuencias. Y somos nosotros quienes tendremos que pensar esas consecuencias.
Pues, como es sabido, Lacan no lo ha dicho todo, porque Lacan no
vivi esta poca. Si bien avizor varias cuestiones, somos nosotros
quienes tenemos que inventar nuevas soluciones.
Entonces, podramos decir que la gran diferencia entre las cuestiones del gnero y el Psicoanlisis de orientacin Lacaniana, est
basada en que la nominacin no est dada por la cultura, ni est
dada por una auto-nominacin, sino que est dada por el padre.
Y es el lugar del padre el que, de alguna manera, est cuestionado.
Porque estas teoras nominalistas, de decir soy hombre o soy mujer,
son nominalistas sin ninguna relacin con lo real. Podramos decir
que se trata de un nominalismo que prescinde de lo real que hay en
la nominacin, que se prescinde de lo real que hay en la nominacin
cuando es efectuada por el padre.
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librito que se llama Los nombres del padre (2005), y hay que leerla
con la Biblia de Jerusaln y estudiar muy bien por qu Lacan elige
trabajar al padre desde el Dios judo y no desde el Dios de los
catlicos, pero eso sera para otro seminario.
Ahora bien, sigo con la orientacin de Lacan hacia lo singular.
En el prximo paso, en el Seminario XXII, titulado RSI (indito),
Lacan definir al padre, no en relacin al deseo de la madre, como
lo hace cuando habla del nombre del padre, sino en relacin a su
propio deseo, al deseo del padre por una mujer. Por lo tanto, cada
padre tendr entonces su manera singular de encarnar la excepcin
al modelo. Es decir, el modo singular en que cada padre encarna
su excepcin a la funcin, porque el padre no coincide con la
funcin, si llega a coincidir es la psicosis, es el padre de Schreber.
Cada padre encarna la funcin como puede, ms como puede que
como quiere. Entonces digamos que esto hace aparecer ya al padre
en la singularidad y no en el universal y su relacin al particular,
porque el padre como funcin es el padre muerto.
Laurent, en este artculo que les mencion, nos aclara que hay
que separar al padre como funcin del padre como existente, como
excepcin, que para el ltimo Lacan es un padre muy vivo y causado
por un deseo fuerte, no tiene nada que ver con el padre muerto. La
excepcin es contingente y es singular. Puede ser uno cualquiera,
cualquier fulano puede serlo, es contingente y no necesario. Para
Freud, y para el primer Lacan, el padre era necesario. En la ltima
enseanza, a partir de RSI, el padre es un existente, es un padre
vivo y contingente.
An nos queda por ubicar otra manera de pensar al padre, que
es el padre sntoma, que es creo, la definicin ltima que nos da
Lacan y con la que nos vamos a quedar.
Podemos decir que aqu ya ha aparecido lo singular del sinthome
afectando al padre, aqu el desciframiento del sentido (el trabajo del
120
Un resto va a quedar siempre inconmensurable a cualquier norma. El padre contemporneo es entonces un residuo, un nombre
que queda hoy inconmensurable a las normas.
All Laurent nos dice, muy bellamente, que debemos dejar de
soar con un mundo pre-edpico y vivir en un mundo post-edpico
donde coexisten el amor neurtico por el padre, la perversin paterna y el rechazo ms o menos generalizado por el padre. No hay
hechos del mundo de los cuales la regla sea el soporte, es algo que
ya nos demostr Wittgenstein.
Estos hechos, y su relacin a las normas (la norma, la normatividad, lo normal), eran posibles en un mundo que crea firmemente
en el padre, y que crea en el padre universal. Nuestro tiempo es
el del descifrado de estos nuevos amores por el padre. El nombre
del padre es un verdadero agujero en lo simblico, decir soy el que
soy ya es un agujero en lo simblico.
Un padre singular es aquel que cada uno deber inventar,
cualquier familia mono u homo parental llevar a cada sujeto a
inventar un nuevo amor por el padre, una nueva forma de servirse
del padre, para ir ms all de l. Pero es seguro en singular. Cada
uno encontrar un padre para l o tendr que inventarlo.
El para todos que sera garante de la justicia distributiva permanece slo como un semblante. El ltimo padre lacaniano es
aquel que transmite la eficacia de un decir, con esto completo la
frase potica que cita Eric Laurent al terminar su texto y que dice
as: Ni contigo ni sin ti. Yo dira ni contigo ni sin ti, padre, y esta
singularidad del padre necesariamente incide sobre la manera en
que se distribuyen la masculinidad y la feminidad, porque afecta
incluso el entramado de las frmulas de la sexuacin, la singularidad ya no queda solo del lado femenino.
Espero haberme acercado a lo que venan trabajando durante
todo este ao. Muchas gracias.
122
certeza sobre lo que son los hombres y las mujeres, para conocer
finalmente que saber qu era hombre y una mujer era una pregunta
muy difcil de contestar. Pero con los textos freudianos encontraba
una primera respuesta a eso, que me daba una cierta certeza, o sea
que en ltima instancia yo lo que buscaba era saber realmente, no
cualquier saber, sino saber realmente qu hay de real en esto de
ser hombres o mujeres.
Voy a tomar esa direccin que implica la pregunta por sobre
qu hay de real en ser un hombre o ser una mujer
En ese momento tena una respuesta freudiana que de alguna
forma llevaba una cierta continuidad con la facultad de medicina,
porque como el destino era la anatoma, y pese a que Oscar haca
un tratamiento lgico de la lectura de Freud partiendo del universal
del falo y enfrentndonos con la castracin en la madre, en tanto
ah se jugaba falo-castracin, el texto sonaba todo el tiempo a que
el destino era la anatoma o sea que volva a tener una vieja certeza.
Esto tampoco me sirvi demasiado para tratar a las mujeres.
Voy a decir, que en mi psicoanlisis avanc y pude tener una mujer,
pero nunca supe tratarla del todo bien, siempre segua habiendo
inconvenientes, aun habindome tranquilizado teniendo una.
El otro punto que fue para m muy impactante, fue el encuentro
con el texto La instancia de la letra o la razn desde Freud (1988)
y aunque en su momento lo le, como buen macho, desde el lugar
de la ciencia y lo que me interesaba era la lingstica, no hace muchos aos volv a releerlo por tener que trabajarlo y me reencontr
con las dos famosas puertas que tienen escrito arriba caballeros y
damas, y algo me pas en ese momento, en el cual me di cuenta que
si quera tener una certeza de caballeros y damas, en este momento
de la enseanza de Lacan, solamente el significante me lo poda dar.
El significante caballeros-damas en su diferencia, que como dice
bien el texto introduce la diferencia en lo real, permite que, ya que
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el goce es del Uno, no es del dos, si fuera del dos, no habra estos
malentendidos entre los sexos.
En cuanto a la pregunta de Sebastin, dira que s. La tercera
contribucin, que es la ms interesante en algn sentido, por un
lado tiene cierto grado de universal, se llama El tab de la virginidad, y por otro es completamente revolucionario el hecho de
que a Freud se le ocurriera decir eso en aquel tiempo.
Decirlo ahora no es lo mismo, por supuesto que la virginidad
es tab para todo el mundo, le da terror a los hombres la virginidad, pero en la poca de Freud, lejos de ser un tab, era como un
atractivo. Freud es muy revolucionario en ver esto, que los hombres
le pueden tener miedo a la virginidad porque tienen miedo de la
castracin. Pero esto todava seguira siendo, en algn sentido para
todos los hombres, todos los hombres tienen el tab de la virginidad porque estn amenazados de que las mujeres lo castren, como
es el caso de Salom y Juan el bautista o de Judith y Holofernes.
Hay un prrafo en ese texto que siempre me interes y hemos
trabajado mucho, y es una referencia que hace Freud, que para m
es una antesala, es mi opinin, es una antecedente de lo que despus Lacan va a llamar el goce femenino, y es cuando Freud dice
que las mujeres tienen una condicin ertica que es el secreto. Esto
tambin es revolucionario, porque las mujeres ms bien hablan,
hablan demasiado en general, pero habra un cierto secreto que
guardaran en silencio. Freud no lo dice as, pero nos permite pensar
que del secreto de su goce, las mujeres no pueden decir nada. Las
mujeres no pueden decir de su goce porque si lo dijeran no sera
justamente lo que podemos definir como goce.
A m me pareci siempre que en El tab de la virginidad, en
esa frase del secreto, no tanto en la definicin del tab que est
ms del lado del universal, en esa frase haba como una intuicin
de Freud del silencio del goce femenino, y de que ah haba algo
130
132
134
Bibliografa
Argov, Sh. (2008). Por qu los hombres aman a las cabronas: de
tapete a la chica de ensueo. Espaa: Diana.
Brousse, M.-H. (2010). Un neologismo de actualidad: la
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______(2012). De la incomprensin y otros temas. En Hablo a
las paredes (pp. 68-69). Buenos Aires: Paids.
Tiempos femeninos
139
140
Ritos toxicmanos
Cuando Jacques Lacan caracteriz al capitalismo como el
falso discurso que nombraba a la poca, lo hizo a partir de su
hiptesis de que la plusvala oculta -y muestra- el plus de gozar.
Luego de afirmar que todo individuo es un proletario concluy
en que el individuo es el verdadero sntoma social. El individuo,
entonces es el consumidor por excelencia1, pero un consumidor
especial -podramos decir, situando una torsin esencial- ya que
l mismo es el objeto real del consumo: del mismo modo que el
mundo es omnivoyeur, pudimos sostener la hiptesis de que todos
los individuos son objetos de consumo (Sinatra, 2010: 34- 52); me
referir ahora al rito del botelln, para demostrarla.
Si no fuera por la existencia de las tribus urbanas, hablar de
ritos toxicmanos sera un oxmoron, una risuea paradoja, ya
1
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150
152
Bibliografa
(2013). L@s nuev@s adict@s -la implosin del gnero en la feminizacin del mundo. Buenos Aires: Tres Haches Editores.
La Nacin (2012, 13 de octubre). Nota de Sebastin A. Ros,
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______(indito). El Ser y el Uno. En Curso de la Orientacn
Lacaniana 2011, cuarta clase: el fantasma instituyente del
sujeto es flico.
154
155
La subjetividad hipermoderna
Jorge Assef
La subjetividad de la poca
Este sintagma que utiliza Lacan en 1953 tiene un valor interesante porque manifiesta el cruce entre el discurso social y la subjetividad, entre lo colectivo y lo individual, el prrafo es:
Mejor pues que renuncie quien no pueda unir a su horizonte
la subjetividad de su poca. Pues cmo podra hacer de
su ser el eje de tantas vidas aquel que no supiese nada de
la dialctica que lo lanza con esas vidas en un movimiento
simblico? (Lacan, 1988: 309)
Bsicamente diremos que cuando un sujeto construye su historia, privilegia un modo de narracin por sobre otros, abrocha en
determinado punto un discurso sobre s mismo, se identifica con
determinados modelos desestimando otros. En ese proceso (que no
156
Bien, tenemos una primera aproximacin al concepto de subjetividad de la poca: significantes-amos, identificacin, ideales,
158
de tica (2005), recurre a la historia del uso del opio que hizo el
Imperio Britnico en oriente durante el siglo XIX.
Se trata del conflicto que surgi con el establecimiento de las
Compaas Britnica y Holandesa de Indias Orientales, cuando el
comercio con China se multiplic. En ese momento, Gran Bretaa
deba pagar con plata, el t, la seda, y la porcelana que le compraba
a China y su demanda creca permanentemente, mientras China
no manifestaba ningn inters en las mercancas britnicas. Esta
situacin provoc un gran dficit comercial para la primera potencia martima del planeta, que encontr como estrategia exportar
ilegalmente opio a la China desde la India Britnica.
De esta manera, el comercio del opio fue creciendo desde el
siglo XVIII al tiempo que el flujo de plata hacia China comenz a
reducirse, finalmente el emperador Yongzheng prohibi la venta
y la costumbre de fumar opio en 1829 a causa del gran nmero de
adictos y le escribi incluso una carta a la reina Victoria explicndole la epidemia desatada a partir de la poltica comercial britnica.
Los comerciantes britnicos fueron expulsados de China y al llegar
a Londres se quejaron ante su gobierno, el cual decidi atacar al
pas oriental con el fin de obligarlo a comprar el opio cultivado
en la India Britnica. Esta fue la primera guerra del opio, librada
entre la Compaa Britnica de las Indias Orientales y el Imperio
Qing de China entre 1839 y 1842. Las tropas chinas perdieron y al
rendirse China se vio obligada a ceder, entre otras cosas, el territorio de Hong Kong.
Miller dir entonces que este episodio muestra claramente lo
que podra ser la dominacin por el sntoma, y concluye: desde
el punto de vista del amo, lo mejor es inspirar, difundir, promover
un sntoma (Miller, 2005: 373).
De este modo, el sntoma, tal como lo plantea Miller en este
ejemplo, incluye por un lado, el registro de lo real, es decir la satis-
160
Hipermodernidad
En 1979 Jean Franois Lyotard publica La condition posmoderne, cuyo ttulo era una directa referencia a la obra de Hannah
Arendt, La condicin humana (2005), donde la autora explica cmo
los seres humanos crean de continuo sus propias y autoproducidas
condiciones que, no obstante su origen humano y su variabilidad,
poseen el mismo poder condicionante que las cosas naturales.
162
En esta lnea de pensamiento, el autor propone una nueva denominacin para nuestra era: le llama hipermodernidad. Adems,
el autor agrega que esta era se caracteriza por tres factores propios
de la modernidad potenciados: el individualismo hedonista; el mercado, que se convirti en la globalizacin extrema; y la tecnologa,
que lleg a lmites impensados.
En otro orden de cosas, Lipovetsky explica que otro modo de ver
los cambios culturales contemporneos, es interpretndolos como
una Norteamericanizacin extrema del mundo. El american way
of life hoy es nuestro modo de vivir. El consumo, la televisin, los
jeans, el pop, el rock, son nuestra vida cotidiana como europeos
(Lipovetsky, 2004).
De este modo, si reunimos lo explicado anteriormente, la referencia a la posmodernidad o a la hipermodernidad no es pensada
como un marco de tiempo, sino, volviendo a Arendt, como una
condicin, un estilo y un contexto social, poltico, econmico,
cultural.
En este punto, seguimos a Lipovetsky al decir en su libro Los
tiempos hipermodernos:
Retom la nocin de posmodernidad pero de una manera
muy pragmtica, no del todo terica, menos an filosfica,
simplemente como un instrumento que permite marcar una
ruptura, un aggiornamento histrico en el funcionamiento
de las sociedades modernas. Lyotard defina la posmodernidad por la crisis de los fundamentos y el declive de los
grandes sistemas de legitimacin. esto es justo por supuesto
pero no absolutamente [...] faltara mostrar que algo se
recuperaba, se restitua en las nuevas referencias y modos
de vida. (2004: 80)
164
166
La subjetividad hipermoderna
Esclarecidas entonces las dos categoras preliminares podemos
avanzar sobre la caracterizacin de lo que llamamos subjetividad
hipermoderna.
Estamos advertidos que hacer un recorte temporal de una poca
y enmarcarla en una clasificacin especfica es siempre un recorte
arbitrario de una serie de factores, y reconocemos los lmites que
estas clasificaciones entraan, por eso nos apoyamos en el categora
de condicin, a partir de all podemos afirmar que nuestra poca
promueve ciertas condiciones (Arendt-Lyotrad), hablamos entonces
de una condicin hipermoderna que enmarca la vida de los sujetos
contemporneos, promoviendo ciertos sntomas, conductas, modos
de sentir y pensar, de gozar, de construir identidades, determinando
as lo que llamamos la subjetividad hipermoderna.
Lo que explica Miller, siguiendo a Lacan, es que asistimos a un
tiempo en el cual el plus de gozar ha subido al lugar dominante,
produciendo un pasaje del Discurso del Amo Antiguo al Discurso
Capitalista.
Entonces, mientras el discurso del amo antiguo generaba una
prdida y la divisin del sujeto, el discurso capitalista a travs del
imperativo a recuperar siempre un poco ms de goce a travs del
consumo por ejemplo, intenta siempre, recuperar la prdida y as
suturar la divisin subjetiva. Este movimiento destruye el lazo
social, condicin del discurso, porque para efectuarse no requiere
pasar por el otro y as, produce una desregularizacin de goce por
la falta de barrera entre el sujeto dividido y el objeto a. De este
modo, el sujeto quedara bajo la primaca superyoica que empuja
gozar cada vez ms: es decir.
Podemos pensar que la gran novedad de la hipermodernidad es
lograr sustituir lo que Lacan llam objeto a causa del deseo por
168
Bibliografa
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169
170
172
Ellas: vctimas/violentas
En El Otro sexo y clnica de la posicin femenina, Miller (2007)
plantea una clnica para la posicin femenina. A partir de ello deduce algunos puntos de inters para pensar cuestiones del derecho.
Es desde la posicin del no tener, de estar en menos que la mujer
reivindica el tener, y plantea buscar en esa posicin el origen de la
justicia distributiva, en la medida en que la posicin femenina se
relaciona con la verdad y la injusticia.
La maternidad es la va por excelencia a travs de la cual la
mujer reivindica su posicin de no tener, y el hijo pasa a ser uno
de sus bienes suplementarios, y esa perspectiva forma parte de la
patologa femenina. La clnica de la posicin femenina supone dos
soluciones para la mujer, una por la va del tener, que consiste en
poner al nio como tapn, y otra por la del ser, que supone hacerse
un ser a partir de la nada. Esta ltima es caracterizada por Miller
como una clnica de la inconsistencia, de la falta de identidad y
del descontrol.
El personaje de Medea contemporneo, se hace presente en una
clnica en la cual proliferan las venganzas femeninas amparadas en
la ley de violencia de gnero. Son las vctimas violentas, no slo con
los hombres sino con cualquiera que intente cuestionar su causa.
174
176
Bibliografa
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Filicidio
Beln Zubillaga
178
Etiquetas: filicidas, feminicidas, suicidas, pedfilos, toxicmanos, bulmicos es parte de lo mismo, agrupar borrando as las diferencias
y lo que es peor: generar demanda e identificaciones. El resultado se
encuentra a la vista, ya que empiezan a aparecer ms y ms casos.
En trminos legales el filicidio lo ubicamos como un homicidio,
es decir el crimen de quitarle la vida a otro, en este caso el de un
hijo. El de reciente repercusin meditica de la madre que ahog
a su hijo para castigar al ex marido, es el que puso este tema sobre
el tapete. No sabemos demasiado del lugar de ese hijo para esa
madre, digo porque har mencin a una referencia de Lacan que
no necesariamente alude a dicho caso, pero este caso nos permite
desnaturalizar algunas cuestiones como las del instinto materno
y el supuesto amor que toda madre tiene por un hijo. Esto de ninguna manera es as.
No solo no hay lazo natural entre madre-hijo sino que adems
existe para el psicoanlisis el deseo mortfero de la madre. Un hijo
para una madre puede ser una porquera que se tira a la basura,
como lo muestran tantos casos de repercusin meditica; nios
que son encontrados por perros o entre los desechos. De hecho
muchos pases europeos (Alemania, Austria, Suiza) cuentan con
depsitos, buzones para bebs, llamados Baby Box. All quien ha
dado a luz un nio, y no desea conservarlo, tiene donde dejarlo para
evitar su muerte. Son cunas inteligentes con calefaccin y alarma,
y que avisa a las autoridades cuando ingresa un cuerpo as acude el
equipo mdico. Es como un cajero automtico pero para bebes. Se
llaman babyweige y fueron creados para evitar la muerte de recin
nacidos por congelamiento y de ese modo reducen a su vez la tasa
de aborto. El Estado y sus ofertas Aunque es difcil hacer una
apreciacin sobre el tema y por ms atroz que nos resulte no es
una solucin al abandono descuidado y mortal?; pero semejante
oferta a su vez no genera tambin demanda?
Un hijo puede ser entonces una cosa a tirar como basura o ser
nada. Conviene decir a esta altura que para que un beb se convierta en hijo hace falta mucho ms que darlo a luz. Libidinizarlo
en principio.
Otro caso meditico es el de Romina Tejerina, liberada recientemente, que queda embarazada producto de una violacin. Esconde
su embarazo con fajas y laxantes y a los siete meses da a luz a un
hijo a quien, luego de poner en una caja, apuala veintin veces
matndolo. El tema del aborto emerge inmediatamente pero el
modo de concepcin puede justificar su eliminacin?
Dichos casos nos permiten afirmar nuevamente que no hay
relacin natural entre una madre y un hijo. No solo por estas dos
cuestiones, el crimen y el abandono, sino tambin porque lo demuestran otros fenmenos actuales, como la inseminacin artificial
post-mortem y el alquiler de vientre. Por medio de dichos recursos
alguien puede sentirse madre de un beb que est en el vientre de
otra, y una mujer puede no sentir el beb que tiene en su vientre
como su hijo sino ser parte de un trabajo de alquiler. Por otro lado
un hombre, o transexual, pueden sentirse y hacerse madres. Es decir
que se puede ser madre ms all de lo posible, ms all del amor, ms
all del futuro padre. Algo de lo imposible se hace posible debido al
avance de la ciencia, obligndonos a los analistas a encontrarnos a la
altura de la circunstancias y dar respuestas a ello. Por ejemplo frente
a estos nios que advienen, ms que al lugar de falo, al de objeto a.
Casos donde se juega, ms que el deseo de hijo, un querer gozar al
estilo de como se goza un auto o un blackberry.
Volviendo al tema del que partimos, el felicidio, Lacan nos
aporta varias lneas para abordarlo, por ejemplo aquellas conceptualizaciones referidas al pasaje al acto.
En el caso Aime una erotmana que ataca a una actriz el acto
se ubica en relacin al matar a su enemigo interior. Se mata a ella
180
182
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Bibliografa
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Amores?
187
Con el agradecimiento por la invitacin les propongo comenzar por la pregunta bajo la cual me propusieron que est hoy aqu
para balbucear sobre temas que no domino. Y, adems de ser una
cita o referencia, no es una pregunta para nada sencilla. De qu
hablamos cuando hablamos de amor? Se trata de un interrogante
que la humanidad se plantea incesantemente desde El Banquete
platnico. Y, si bien y para cierto alivio no apunta a la esencia o
definicin en s misma del amor sino que retorna sobre las palabras,
nuestras posibles y siempre impotentes palabras sobre el asunto,
el interrogante no ha encontrado an hoy una nica o la buena
respuesta. Deberan haber invitado a un poeta o a una mujer enamorada que estn dispuestos a hablar de ello; tratar de ser valiente.
Voy a permitirme entonces, ante la ausencia de una respuesta y
menos an general o universal, proponerles otro ttulo que, como
Presentacin por invitacin de la Ctedra Libre Jacques Lacan, en la Facultad
de Periodismo y Comunicacin Social de la Universidad Nacional de La Plata, el
25 de septiembre de 2012.
1
188
Experiencias fugitivas
Jacques-Alain Miller, tomando al Lacan de los primeros captulos de El Seminario sobre La angustia, propone que hay en dicho
seminario un elogio de la ficcin literaria, incluso que siguiendo
a Freud Lacan agradece a la ficcin literaria y la tiene como gua,
por dar estabilidad a las experiencias fugitivas, proveyndole a
Lacan de una especie de punto ideal (Miller, 2007: 19). Qu
nos dice y por qu servirnos de esta referencia?
Podemos pensar que a dichas experiencias, de lo siniestro o
del amor (en ocasiones pueden coincidir), de la angustia y todo
verdadero encuentro amoroso produce y conserva un centro de
angustia, es decir, experiencias subjetivas de lo real a las que Lacan
define como demasiado fugitivas, la ficcin y no slo desde la
dimensin de las fantasas o del fantasma les puede aportar un
amarre o una mejor (de)mostracin.
Cmo la ficcin podra servir para cernir, mostrar o demostrar un real?, es una de las principales preguntas del psicoanlisis.
Y quiero retomar ahora mi agradecimiento a la Ctedra Libre
Jacques Lacan, a Christian Ros quien me formul la invitacin e
hizo de anfitrin, a Ins Desuk que me acompaa y a ustedes que
han concurrido, por darme la oportunidad, incluso conducirme
a renovar mis experiencias fugitivas o lo que podr balbucear
sobre ellas no slo con el amor o frente al desafo de hablar de
amor, sino y muy especialmente con la maravillosa y desoladora,
angustiantemente lcida iluminante como un rayo y fulminante
experiencia de leer a Raymond Carver.
Para colmo de zozobras, uno de los protagonistas masculinos
de las dos parejas que conversan sobre las experiencias amorosas
en el cuento que da ttulo a la primigenia y tambin aunque diverso a la nueva o ms reciente edicin del libro de Carver, Herb
precisamente aquel que coincidira con la generacin de Carver,
cuando se dispone a contar una de las historias dentro del relato y
de la fugaz escena, ya y como casi todas las criaturas de Carver
un poco bastante alcoholizado, les advierte a su mujer y a la joven
pareja de invitados y por su intermedio nos advierte Carver:
Pero deberan hacer que nos avergonzramos cuando hablamos
como si supiramos de lo que hablamos cuando hablamos de amor
(Carver, 2010: 272). Luego cuenta la historia desgraciada de una
pareja de ancianos, para demostrar no se sabe muy bien qu, tal
vez simplemente para avergonzar es decir, avergonzarse Herb,
avergonzar a los otros que lo escuchan, y avergonzarnos Carver.
De esto ya podemos extraer que el amor es una experiencia
subjetiva podramos decir inefable. Es decir, no disponemos, al
usar el lenguaje, de un sentido o de una verdad para lograr saber
exactamente de qu hablamos cuando hablamos de amor. Y, por lo
tanto, si lo hiciramos como si supiramos como si dispusiramos
190
192
Ficciones y no relacin
Como frente a otras aplicaciones del arte al psicoanlisis, debemos preguntarnos sabiendo en todo aquello en lo que no tienen
puntos de contacto en qu ocasiones, contingentemente y gracias
al genio del artista, las ficciones en este caso literarias pueden
tocar algo de lo real, de lo imposible en este caso en el amor. Y
ser a partir de all que podremos pensar qu le ensea Carver al
psicoanlisis. Para decirlo de un modo directo, como en las ridas
imgenes de Hooper, Carver nos confronta y en esa conmocin nos
hace percibir, a travs de sus tan secos y filosos como magistrales
cuentos, que entre los seres sexuados no hay relacin (ya escrita o
predeterminada, sino ms bien y justamente imposible de escribir).
Pero tambin podramos agregar que Carver muestra y sostiene
lo que podramos llamar una esttica y una tica del vaco, que tan
bien ilustra desarrollos de la ltima enseanza de Lacan la del sexto paradigma del goce ubicado por Miller, el de la no relacin,
as como una esttica potica que puede servir para entender la
reduccin del sntoma al final del anlisis, por su modo de poner
194
siempre en primer plano y sin muchos adornos los modos singulares no siempre buenos ni agradables de arreglrselas o no con
lo real, con la angustia, con la castracin, con el amor. Podramos
atrevernos a afirmar que Carver nos ensea con su pluma no slo
por lo breve sino por el modo cortante de su escritura una esttica
del hueso o de la reduccin.
Con esa prosa dura y compacta, que cuenta historias inacabadas, rotas, de las que brinda slo algunos rasgos, junto con por
citar los ms relevantes por m conocidos de la literatura norteamericana heredera de Faulkner, John Cheever y Sam Shepard, realiza
en sus cuentos lo que se ha denominado la cada de la estructura
cannica de la literatura del siglo XIX, a partir de la cual desaparece todo realismo en cierto sentido clsico del trmino y en particular aquel que respetaba a rajatabla la forma inicio, desarrollo
y desenlace -que en Carver y estos algunos otros pueden no slo
desordenarse sino producirse abruptamente sin pasos previos o
nunca acontecer.
Tal vez se puedan encontrar ciertas analogas con el movimiento
de ruptura y avance que ha se ha ido produciendo dentro del psicoanlisis lacaniano; en la literatura argentina tambin podra intentarse algo similar, uno de cuyos exponentes podra ser J. J. Saer.
Sin embargo, en Carver aparece un otro realismo, que tambin
hace a las marcas que lo hacen nico e inconfundible, llamado por
la crtica realismo sucio y que se muestra en la dimensin digamos
espacial o ambiental y social de lo que recorta o elije contar.
Carreteras semivacas entre pueblos perdidos, sus gasolineras o
moteles, gente comn y muchas veces alcohlica en general y
con suerte aficionada a la pesca que muestran el Estados Unidos profundo, chato, incluso pobre, pueblan relatos con algunas
alusiones u homenajes al Sur, cargados del recurso siempre en
riesgo de fracaso o de desborde del alcohol incluso participando
De exilios y valentas
La segunda hiptesis o esbozo de respuesta a nuestra pregunta,
consiste en situar que en el terreno del amor somos todos exiliados.
Hacia el final de El Seminario 20, Aun (2006), y en las primeras
clases del siguiente, Los no incautos y-erran (o Los nombres del
padre), hay en Lacan tal vez los mejores pasajes sobre lo que el
psicoanlisis ha podido decir sobre el amor.
El relato de Nick-Carver va mezclando otros, Herb y Terri
han bebido hasta los vientos como sucede en la intensidad de
algunos amores, Herb incluso se duerme un rato en la mesa, la
conversacin (el cuento pareca tratarse de eso, de una tarde en la
que hablan) se va espesando y a la vez diluyendo, y los personajes
dispersando, en un momento pareca que Carver iba a hacerlos
diferenciar las dos clsicas corrientes opuestas del amor y que el
problema encontraba all su escollo, pero no, ms bien, y otra vez
en boca de Herb, concluye que lo terrible y lo bueno, agrega es
que si algo le pasase a uno de los integrantes de una pareja, el
otro, tarde o temprano seguira con su vida, volvera a comenzar,
volvera a amar, a ser un principiante. Terri llora, Laura la consuela y nuestro relator empieza a poner su mirada en otras cosas, el
196
Bibliografa
Carver, R. (2012). Principiantes. Barcelona: Anagrama.
Miller, J.-A. (2007). La angustia lacaniana. Buenos Aires: IcdeBAPaids.
199
Amores modernos
Luis Daro Salamone
200
Relaciones de bolsillo
Amores modernos es una cancin de David Bowie que ha sido
versionada recientemente por Kevin Johansen con bastante suerte.
Quien canta nos dice que las cosas no cambian realmente y que no
cree en los amores modernos. Yo, en cambio, s. Aunque no creo
que sean tan terribles como en ocasiones se pregonan.
Los socilogos se han ocupado de describir cmo son estos
amores modernos. Uno de los mas celebres es Zygmunt Bauman,
quien caracteriz a esta poca como una poca en la que se pone
en juego una fragilidad en los vnculos humanos. Quienes conocen
a este socilogo saben que para dar cuenta de esta modernidad
nos habl del amor lquido. Lo de la liquidez era una metfora
original que l mismo se encarg de volver liquida a fuerza de
tanto recurrir a ella. Nos habla, por ejemplo, de la posibilidad
de entablar relaciones de bolsillo. Relaciones que se pueden sacar
cuando uno quiera, en caso de necesidad, y volver a meter en el
bolsillo; que deben diluirse para ser consumidas. Parejas abiertas,
que eluden el compromiso. Relaciones que, como los autos, cada
tanto se revisan para ver si pueden seguir funcionando. Sujetos
que buscan siempre lo nuevo y que ms que relacionarse, lo que
quieren es evitar que la relacin se cristalice. Ms que de parejas
se habla de redes, uno puede conectarse y desconectarse cuando
quiera. Las relaciones virtuales son un ejemplo, son el modelo de
todas las restantes relaciones. Y como cuando patina sobre hielo,
lo que salva es la velocidad, las cosas suceden acelerase.
202
Aislados en el goce
Estamos en una poca donde, como lo ha planteado Ernesto
Sinatra observamos como la soledad se encuentra globalizada.
204
206
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Paids.
207
Introduccin
En el presente escrito me propongo abordar el fenmeno del
amor y su articulacin con la significacin. Intentar distinguir
el amor neurtico, determinado por la significacin absoluta del
fantasma fundamental, del amor como significacin vaca, tal como
Jacques Lacan lo supo elucidar en el extremo final de su enseanza. Con este fin, recorrer tanto las contribuciones freudianas a
la psicologa de la vida amorosa como as tambin algunas intervenciones que se desprenden de la denominada ltima enseanza
de Jacques Lacan.
De la Filosofa al Psicoanlisis
Como es sabido, el maestro francs comienza hablar del amor
como significacin en su seminario dedicado a la transferencia.
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224
Como se podr apreciar, el valor de (s) depende fundamentalmente de S2. Y en la medida en que este S2 sea desplazable, todo
lo que se dice va a ser modificado por lo que viene despus. Es
decir que, en la medida en que el S2 se desplace hacia otros significantes, la significacin va a ser relativa. El sentido se modificar
al articular nuevos S2. Por ejemplo: Mi perro, mi perro come, mi
perro come productos (Llaneza, 2012: 132). A medida que agrego
nuevos significantes, la significacin se relativiza.
Podemos apreciar de qu manera el sentido se vuelve relativo
debido al desplazamiento del S2. Ahora bien, esta estructura sufre
modificaciones si introducimos el objeto a.
El objeto a fija al S2 produciendo un sentido fijo. Hace que el S2
se inscriba, de una vez por todas, y ya no se desplace. Jacques-Alain
Miller lo llama un S2 fundamental (2010: 215), no desplazable.
Si el sentido se vuelve fijo, esto quiere decir que la significacin
ya no es relativa sino absoluta. Y es importante registrar que Jacques Lacan articul el fantasma a esta misma estructura.
Para que la frmula del fantasma se constituya es necesario que,
en la estructuracin subjetiva, el sujeto en cuestin se confronte
con S ((), es decir, con la falta de significante en el Otro, un matema
que tambin puede ser ledo como deseo del Otro (Schejtman: 285).
Se trata de la pregunta que Lacan formula, en ocasiones, como un
Che vuoi? (2002: 795), como un qu me quieres?, como un qu
soy para el deseo del Otro?
Ahora bien, la respuesta que el sujeto se da, ante la pregunta
por el deseo del Otro, es lo que vamos a llamar interpretacin
fantasmtica. Se trata de una respuesta que, segn Miller, genera
una identificacin conmigo mismo (2011: 252), una identificacin
con lo que soy como objeto para el deseo del Otro: $ a, y que
podramos ubicar ms cerca de lo real.
Con esto quiero decir que el sujeto est fijado a una significacin
($ a) de lo que es como resto para el deseo del Otro. Un gocesentido que lo condiciona a la neurosis y a la repeticin. Pues dicha
significacin va a determinar todos los sentidos de su existencia.
Ahora bien, cuando un hombre queda flechado por una mujer, l ubica en ella ese objeto que le es propio y con el cual est
identificado. Por lo tanto, el fantasma de un hombre se pone en
evidencia en el momento del enamoramiento (Miller). Ese objeto
que lo causa se presenta localizado en el campo del Otro pero, en
realidad, le pertenece. Es extimo. Pues lo que localiza en el campo
exterior forma parte de su propia intimidad. Es ntimo y externo
a la vez. Por lo tanto, un hombre se siente atrado por una mujer
cuando ella tiene algo que es de l, cuando ella le recuerda su
propio objeto de goce.
Esto ltimo, en un hombre, es indispensable para desencadenar
el delirio amoroso. Lo que significa que, por su condicin fetichista,
el objeto tiene que estar presente.
Esto mismo es ms flexible en una mujer. Pues, como lo supo
transmitir Lacan, su condicin es ms erotmana que fetichista.
Si bien es cierto que puede elegir a una pareja por un rasgo que le
haga recordar a su padre o a su madre, a su hermano o a su hermana, su condicin es ms erotmana: ella quiere ser amada. Y, a
veces, el inters que un hombre manifiesta por ella, ya basta para
aceptar su consentimiento.
Esto se debe a que una mujer no est toda en el goce flico.
Adems de dirigirse al falo, para extraer su plus de gozar, tambin
se dirige a la falta de significante en el Otro S (), lo que permite
entender el hacer locuras de las mujeres.
Jacques-Alain Miller (1998) ha dicho que, as como el hombre
puede ser considerado un bruto, la mujer puede ser considerada
una loca. Incluso una loca de amor. Pues, por esta relacin a la
226
Este amor es engaoso. Es sabido que, en su atraccin, el enamorado considera que el objeto con el que se encontr es aquel
que perdi por castracin. Tiene la idea de que, por medio del
amor, reencontr a su objeto perdido y, por lo tanto, se sostiene
en la ilusin de poder hacerse uno con el Otro. Este es el engao
del amor neurtico en tanto apuesta a la unidad, al todo. Por eso
mismo, se lo puede ubicar del lado macho de las formulas de la
sexuacin. Pues, en su relacin con el objeto, el sujeto apunta al
complemento, rechazando la otredad y el vaco que lo femenino
presentfica. De all que el maestro francs lo denomine un amor
hommosexual (Lacan, 2006: 102- 103).
En este punto quizs sea necesario aclarar que el trmino hommosexual, utilizado por Lacan en su seminario 20, contiene una
doble m. Por lo tanto, no se refiere al trmino griego Homo, que
denota igualdad, sino que se refiere a hombre, que en francs se
escribe con doble m, homme.
Con esto quiero decir que el amor hommosexual es el amor
masculino. Y se debe considerar que, en trminos generales, los
sujetos neurticos, tanto hombres como mujeres, obsesivos como
histricos, aman bajo esta modalidad.
Ahora bien, Jacques Lacan ha dicho, en alguna oportunidad,
que el psicoanlisis no ha sido capaz de crear una nueva perversin.
Sin embargo, ha considerado que, al final de un anlisis, el sujeto
puede inventar un nuevo modo de amar.
Siguiendo a Rimbaud nos habla de un nuevo amor, de un amor
sin los lmites del fantasma, de un amor indito, e incluso, de un
amor como significacin vaca.
En el ao 1976, en el marco de su Seminario 24, titulado Linsu
que sait de lune-bvue saile mourre (indito), traducido por Mnica Torres como el Fracaso del inconsciente, amor al sntoma (2008:
154), Jacques Lacan nos habla de un amor como significacin vaca.
228
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______(2002). La significacin del falo. En Escritos II (pp. 665675). Editorial Siglo XXI.
230
Estragos
235
El tema madre, hija, mujer, por algo que he conversado con Ins
Desuk, lo pens vinculado al tema del estrago, por cuestiones que
quizs ms adelante se esclarezcan. Ahora bien, el tema del estrago es muy amplio. En Lacan hay diferentes maneras de tomarlo.
Son momentos distintos de su enseanza y que corresponden a
contextos diferentes.
Veremos qu podemos decir al respecto.
Para empezar, saben que se suele traducir al trmino francs
ravage por estrago, aunque tambin podra traducirse por devastacin. En francs el trmino proviene del latn: rapire que significa
rapto, captura de algo con violencia. Al mismo tiempo ravage se
refiere a un dao sin lmites, como por ejemplo un sufrimiento
devastador. La ventaja de traducirlo por devastacin es el modo
de llegar al nico punto de cierta lgica que hay para entender el
estrago, en el sentido de esa accin de devastacin, que no tiene
Clase desarrollada en el marco del seminario anual, Lo masculino y lo femenino
en el nuevo orden simblico, de la Ctedra Libre Jacques Lacan (UNLP). Ao 2102.
1
236
238
240
Este prrafo de la Conferencia 33, sin hablar de estrago, dice que por
esto pasan todas las mujeres, con este contenido de hostilidad intensa,
y amor intenso. Y la chance de salir de eso es dirigirse al padre. Freud
dice que ese pasaje se da porque la intensidad es tal que no se soporta.
Pero es una explicacin que no cierra del todo, porque tranquilamente
podra no salir de esa relacin y quedarse toda la vida ah.
La mayora han pasado por eso, pero lo que dice Freud es la posibilidad del retorno de eso y eso en la clnica se constata de un modo notable.
242
244
de cuentas es por una lgica del no-todo respecto del falo que va
a ubicar la cuestin de la feminidad, es decir, que en su definicin
se necesita del falo para ubicarse en eso como un no todo. Y no es
por el lado de la decepcin, del rechazo a jugarse a la aventura de
volver a amar algn hombre que se pueda resolver la feminidad,
salvo bajo la forma de estrago que hemos comentado.
Otra distincin que vale la pena hacer, es entre estrago y sntoma. La plantea Miller en su curso El partenaire-sntoma (2008),
ms precisamente en el captulo Los seres sexuados (277- 299). Y
lo ordena a partir del par finito-infinito. Diferenciacin esta para
pensar tambin la sexuacin masculina y la femenina respectivamente. Seala entonces, que el sntoma es un sufrimiento, pero un
sufrimiento siempre limitado, localizado. En cambio, el trmino
estrago, hace referencia a algo que no conoce lmites, que tiene ms
bien la estructura de infinito, de no limitado (Miller, 2008: 297).
Esa me parece es la orientacin lacaniana en el tema, pero es
un comentario, son frases muy complejas.
Bibliografa
Freud, S. (1975). Conferencia 33: La feminidad. En Obras completas. Buenos Aires: Amorrortu editores, 5ta. Reimpresin.
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Miller, J. A. (2008). El partenaire sntoma. Buenos Aires: Editorial
Paids.
245
Ediciones Camalen
Mariana Isasi
Alejado geogrficamente.
El parltre miente [] porque tiene mentalidad, es decir, amor propio. El amor
246
La herramienta del sntoma toma forma a partir del uso equvoco que hace de su antianatomismo histrico3.
Entonces, gracias a la creacin de sus crneas negadoras, que
se apoyan en los rganos transplantados, Lala puede hacer una
lectura histrica (ver el par complacencia-rechazo) de su postura
inicial, en tanto camalen del estrago.
Delirio de no identidad
Apenas llega esta mujer de 41 aos, escupe la preinterpretacin
(Miller, 2006: 7): quiero saber si la gordura vino porque me resign
a no volver a intentar ser madre. En los ltimos meses ha subido
20 kg y supone como causa esa decisin hace 9 meses, luego de que
fracase el intento de adopcin. Tiene una hija de 7 aos y despus
de ese embarazo, siguieron 6 que se perdieron apenas comenzados.
Tiene una manera peculiar de referirse a s misma: hace corresponder a cada hecho no slo la edad sino el nmero de su peso:
Siempre pes 48 kg, era flaquita como mam, pero en el `88 a los
20 aos me hicieron trasplante de crneas y por los corticoides
sub mucho, qued rellenita, me cas hace 11 aos con 65 kg.
Adems habla de cierta perturbacin psicgena de la visin, que
hace que no se crea ella misma, que no pueda mismarse (Miller, 2011:
115) sin la ayuda de los ojos de su hermana. Esta presencia, cual
estadio del espejo in situ, tiene un efecto normativo sobre su imagen
del cuerpo. Me veo mejor que como me ven los dems. Creo en los
propio es el principio de la imaginacin. El parltre adora su cuerpo porque cree
que lo tiene. En realidad no lo tiene, pero su cuerpo es su nica consistencia []
mental. (Lacan, 2006: 64)
3
Freud mismo destac el antianatomismo del sntoma histrico. A saber, que
si un brazo histrico se paraliza, es slo porque se llama brazo, porque nada en
cualquier distribucin real de los influjos nerviosos explica el lmite que designa
su campo. (Lacan, 2008: 347)
nimo de PhotoShop
Reformula su querer saber, esta vez se adjudica cierta intencionalidad de edicin benevolente, ser una negadora?, yo no creo
comer como para estar as, pero la mente es loca, siempre veo el
lado lleno del vaso.
Como exigencia de subjetivacin le pido que se dibuje. Realiza
dos versiones, gorda y delgada, a una la llama real y la otra, con
mis crneas negadoras. Su juego significante, permiti subrayar
que cambia de crnea segn la ocasin. Es Lala quien procura
hacerse ver por Otra crnea, sin que sea preciso. Esto demuestra
que ver y no ver dependen de complacencia y rechazo. La mirada
del Otro le est avisando que es inverosmil tanta completud4, y
ella responde que no, y que s. Un rato funciona con la complacencia del camalen, que est bajo la mirada del mundo y en esa
medida altera su cuerpo, desconociendo su propia percepcin. Y
el contra turno es el rechazo de sus crneas con photoshop que
tienen pretensiones extraetolgicas.
Con el correr de los aos el efecto parece invertirse, el sujeto se mira al espejo
y dice Yo no soy se! No puedo ser se! Nada de jbilo, ms bien unheimlich.
(Brodsky, 2003: 40)
4
248
Organismo ineditable
Qu es lo que no quiere ver? Por qu viene? La dimensin
del cuerpo que s es vivido con vergenza, irrumpe en lo sexual,
sobre todo en lo posicional. Su marido es fotgrafo y le pide que
lo acompae porque ella es la que organiza las poses de la gente y
edita las filmaciones para mostrar durante los eventos.
Habla de su dificultad para negarse ante la demanda de favores
de su hermana, su madre y, fundamentalmente, ante las exigencias
de su hija. Con la pequea dspota y la madre caprichosa tiene la
misma relacin de obediencia, seala adems que entre ambas no
hay buena relacin, porque comparten el mismo carcter. Tampoco se puede negar a las reuniones de trabajo. Ejerce funciones de
direccin en una institucin, dice la ley tambin recae sobre m, la
autoridad se gana con el ejemplo. Nunca me enojo, no me lo puedo
permitir. Cmo no mostrar asombro: tu ley es no permitirte.
250
Directora dirigida
Al ao de recorrido, en tren de elaboraciones, Lala recuerda que
desde nia ha sido lder, que siempre estuvo en cargos jerrquicos y
que por lo tanto es una omnipotente y controladora. La duda que
la acompaa hace aos es si la quieren porque se lo merece o por el
Bibliografa
Brodsky, G. (2003). El principio de disimetra. En La prctica
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255
256
llev a lograr hallazgos tiles para sus colegas. Seala adems que a
pesar de que se las podra describir como flicas, en tanto siguiendo
su ambicin llegaron al xito y a ocupar un lugar de lder, salvo
Anna Freud y Melanie Klein ninguna de las dems era organizadora o perteneca al aparato de grupo de su poca. Se sorprende
ante el hecho de que hayan permanecido bastante solitarias en sus
posturas, sin hacer bandas ni pertenecer a la corriente principal de
la institucin psicoanaltica de la poca. Entonces ubica a Anna
Freud y a Melanie Klein como organizadoras de convento y a
las otras ms bien ermitaas.
Observa que esto abre una va para entender las relaciones originales de la posicin femenina y de la institucin, que se diferencia
de la tendencia al conformismo del grupo varonil a la manera en
que lo haba estructurado Freud. Y destaca la desconfianza de
estas mujeres analistas en relacin al poder; incluso Anna Freud y
Melanie Klein quienes en sus relaciones con la institucin y con la
organizacin tenan un lugar importante pero el poder perteneca
ms bien a su entorno.
Finalmente Laurent, en este texto, concluye en una puesta en valor
de los aportes femeninos al movimiento psicoanaltico que anudan
al psicoanlisis la vida de estos sujetos, quienes de manera singular
han hecho pasar el propio fantasma a su vida y al psicoanlisis.
Pienso que podemos leer all tambin los puntos de detencin
de cada una en la elaboracin terica y en la prctica en relacin a
dificultad con lo femenino, y los puntos de impasse en sus anlisis.
258
260
funcin del analista, cmo cada uno puede encarnar esta funcin.
As, invitada a una actividad de la EOL en una ocasin en que
la conversacin giraba alrededor de su testimonio de anlisis,
Estela Solano deca:
la Escuela de Lacan [] quiere saber, y poder responder en
consecuencia a la siguiente pregunta: Qu es lo que hace
posible que haya psicoanalista a partir de lo que resulta
de un anlisis? Qu es lo que permite decir que exista la
condicin de psicoanalista, independientemente del hecho
de que los haya funcionando como tal? (Solano, 2009: 91)
En esta conferencia en Ginebra, Lacan hace referencia a su Proposicin del 67, y a su invento del pase para el esclarecimiento de
qu pasa cuando alguien se asume como analista. Slo l mismo
puede asumirse como tal y es libre de ofrecerse a esa prueba de
confirselo a gente que est en el mismo punto que l. Y esto sigue
lo que nos recomienda Freud cuando tenemos un caso en anlisis,
no ponerlo por adelantado en un casillero, lograr cierta independencia respecto a los conocimientos adquiridos que nos permita
ubicar la particularidad del caso (Lacan, 1998: 136).
Podemos ver aqu una anticipacin, de lo que Lacan desarrollar en el Seminario 20 (1981) respecto a la divisin de una mujer
en su goce que la vincula con el a (como plus y no vinculado a la
262
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Citado por Gustavo Desal en Editorial de Too Mach n 4. Hacia las IX jornadas
de la ELP Los hombres y sus semblantes, publicacin digital.
1
266
267
Lacan dice en algn lugar que las analistas mujeres son la mejores, cuando no las peores.
Respecto de por qu las mejores, me encontr con varias referencias, una de las ms elogiosas, brindando una conferencia en
Ginebra en 1974:
Con toda seguridad hay una diferencia, que se debe al hecho
de que las mujeres comprenden muy bien que el hombre es
un bicho raro. Esto debe ser juzgado a nivel de las mujeres
analistas. Las mujeres analistas son las mejores. Son mejores
que el hombre analista [ ] Est claro que son mucho mas
activas. No hay muchos analistas que hayan dado fe de que
comprendan algo. Las mujeres avanzan. Basta con ver a
Melanie Klein. (Lacan, 2007: 136)
268
270
Una verdadera mujer se revela cuando el sujeto est preparado para el sacrificio de todos los bienes: el sacrificio del
tener. Es por eso que una verdadera mujer es una encarnacin de la castracin, en tanto que, aunque no la realice,
apunta a tocar, a herir al hombre en lo que l tiene de ms
precioso. (Miller, 2006: 288- 289)
272
La existencia, recin la distingu, para ustedes, de la excepcin. Si la negacin quisiera decir aqu x. x, o sea sin la
excepcin de esta posicin significante, podra inscribirse
como negacin de la castracin, como rechazo, como no es
verdadero que la castracin domine todo. (Lacan, 2012: 36)
Bibliografa
Gorostiza, L. (2010). Un nuevo amor. En Registros Tomo Blanco
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nudos del amor (pp. 105- 123). Buenos Aires: Imprenta Dorrego
SRL.
275
276
278
280
la atencin que aqu se realicen estas prcticas en un hospital pblico, ya que ellos lo hacen en forma privada, donde el paciente tiene
que pagar para poder acceder a la operacin. Ac la posibilidad de
que el Estado les pueda brindar este tipo de solucin, a un grupo de
personas que muchas veces no tienen un poder econmico, porque
la misma circunstancia de la vida los ha llevado a que no puedan
insertarse desde el punto de vista social y laboral, entiendo que
es algo fundamental y nico. La Ley de Identidad de Gnero ha
ayudado a que estas personas, que antes eran discriminadas hasta
por el mismo sistema mdico, hoy logren una mayor inclusin.
283
Entrevista
C.R.: Antes que nada quera agradecerte la posibilidad de
conversar en el da de hoy. Me gustara que me comentaras cmo
se organiza el Psicoanlisis en Francia, en Pars, y cul es el lugar
y las funciones del Envers, en dicha organizacin.
284
286
mente hay una masa de gente que est en contra y que no par de
hacerlo saber hasta ltimo momento y con una fuerte violencia.
Hoy pueden ver el fruto de la reflexin en una compilacin que
J.-A. Miller publico bajo el titulo Psicoanlisis y el Matrimonio.
C. R.: Salieron en Lacan Cotidiano.
C. K.: Si. Todos esos textos y otros salieron primero en Lacan Cotidiano, los mejores fueron reunidos y publicados en francs, luego en
espaol. Fue muy importante ese movimiento. En ese mismo contexto
Miller haba pedido que se armen foros de discusin sobre el amplio
tema del deseo y el derecho en los diferentes lugares de Francia. El
Envers organiz con las dos secciones clnicas, un gran foro sobre deseo
y derecho. Fue un evento muy importante en el mes de abril de este ao
ya que gracias al contacto de la co-organizadora del evento, Bndicte
Jullien, obtuvimos la sala de la Asamblea Nacional. Hemos debatido
todo un da en la Asamblea Nacional sobre Deseo y derecho! Es un
lugar polticamente muy cargado de sentido porque es el lugar donde
se debaten y votan las leyes. Fue muy importante, hubo 400 personas.
Dur todo el da, tuvimos una maana de discusin clnica en donde se
presentaron cuatro casos clnicos. Los casos clnicos tocaban la cuestin
de la conjuncin entre un deseo, absolutamente singular en tensin a
veces con la ley que es siempre del orden de lo universal. Cuatro casos: un caso de pedido de eutanasia, un caso de transexualismo, otro
caso de una mujer que pide que le saquen el tero (sin razn mdica)
y una mujer confrontada a la exigencia social y mdica de tener hijos.
Por la tarde recibimos dos invitadas: una fue Marie-Sarah Maffesoli
que es jurista y especializada en el derecho de las prostitutas y Irne
Thiry, una sociloga muy importante y reconocida especializada en
la cuestin de los nuevas modalidades de reproduccin y de formas
actuales de la familia.
288
La idea es estar muy cerca de lo que pasa en la ciudad polticamente y culturalmente. Es ste el movimiento del Envers.
C. R.: Hay textos sobre el trabajo que realizaron entorno a
dicho eje: deseo y derecho?
C.K.: Ese trabajo fue enteramente grabado por la Asamblea
Nacional y lo hemos transcripto. Hubo otro foro en Pars organizado por UFORCA que rene el conjunto de todas las secciones
clnicas de toda Francia y la idea es que se arme una publicacin
conjunta. Por eso no ha sido an publicado, pero est listo para
ser publicado.
C.R.: Hay un trabajo de conjuncin, de intercambio entre las
distintas instancias, y hay cierta orientacin de apertura a lo social,
a la ciudad, en torno a distintos temas.
C.K.: Te doy un ejemplo que muestra bien las dos facetas del
Envers de Pars. Estn las prximas jornadas de la Escuela que
van a ser ahora en noviembre sobre traumatismo en la cura analtica, se llaman: Los traumatismos en la cura analtica. Buenos y
malos encuentros con lo real. Las jornadas son organizadas por
Marie-Hlne Brousse y Christiane Alberti. Actualmente hay un
excelente blog con artculos y videos, el tema es muy interesante.
Las organizadoras, y el comit de organizacin, pidi al Envers
hacer un especial Pars, es decir el Envers se encarga de hacer
un nmero del blog, que slo nos pertenece a nosotros, donde la
cuestin del trauma en psicoanlisis resuene con un evento propio a
Pars. Es as que con una colega hemos ido a entrevistar al director
del Mmorial de la Shoah en Pars. Hemos entrado en contacto con
l, hemos sido muy bien recibidas, y le hemos preguntado: qu
290
Conexiones
295
De Pedro Almodvar.
296
Vicente-Vera
Almodvar nos presenta al cirujano plstico Robert Ledgard,
interpretado por Antonio Banderas, quien se obsesiona con la creacin de piel que le permita recomponer los daos, las quemaduras
que sufriera su mujer en un accidente automovilstico. Mientras
lleva adelante el cultivo celular que finalmente le permite dar con
una piel resistente, su mujer se ha quitado la vida luego de contemplar su propio cuerpo carbonizado en el reflejo de una ventana.
Tal episodio incide de forma traumtica en la hija del matrimonio
que es testigo de la escena.
Sin poder elaborar la prdida de su mujer, Ledgard busca reconstruir el objeto de amor perdido, pero esta vez sobre el cuerpo
de Vicente, un joven a quien supone como el abusador sexual de
su hija. Vicente, figura que Almodvar se encarga de vincular con
los semblantes femeninos, es vctima de secuestro, sometido a una
vaginoplasta y a un tratamiento de transgnesis que terminan por
convertirlo en Vera, el objeto de goce de Ledgard.
Durante el transcurso del film Almodvar nos conduce a lo que
parece un perfecto amoldamiento de sta persona al nuevo cuerpo
que habita. Nace as, entre el perverso cientfico y el objeto de su
Ciencia y sujeto
Lo que vemos en el inicio de la pelcula es que el personaje encarnado por Antonio Banderas pierde primero a su partenaire y
ms tarde a su hija, y la primera reflexin al respecto que podemos
hacer es la de un duelo no realizado. Es necesaria una reconstitucin de la trama simblica por la produccin de un trazo sobre ese
real perdido. Por eso la funcin del duelo, que es la de subjetivar la
prdida inscribiendo un trazo nuevo, que recubra ese agujero en lo
real es lo que Banderas desecha. Podemos pensar entonces que la
falta de la realizacin de este duelo queda delatada en la presencia
de fenmenos que son del orden del hacer, mostrar, escenificar,
que se repiten en un intento fallido de inscribir lo traumtico de la
prdida. Vicente devenido en Vera es el objeto del goce fantasm-
298
(la fabricacin de la piel humana para la venta, que se llama Apligraf, ha sido reglamentada en el ao 1998, y la organizacin que
comenz con su fabricacin se denomina Organognesis y tiene
sede, no es extrao, en los EEUU). Manipulacin que adems se
ejerce a travs de los ejercicios de yoga, que consisten o encuentran
apoyo en la idea de dominacin del cuerpo. Lo que se ve mediante
la operacin sobre Vicente es que el discurso cientfico considera
que hay un correlato entre el ser y el cuerpo.
La conjuncin cientfico capitalista en la poca del Otro que no
existe propone insistentemente estos objetos gadgets en funcin
del goce que permita desconocer la castracin propia del hombre.
A ese lugar es convocado Vera, al lugar del objeto del goce del
otro. Pero es Vicente, ese significante del nombre propio lo que
da cuenta de lo forcludo que insiste, aquello que el semblante no
logra recubrir, la porcin descosida de la piel que se habita y que
a nosotros, practicantes del psicoanlisis, nos toca escuchar.
Bibliografa
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85- 95. Buenos Aires: EOL.
Thierry, J. (2011). Mygele. Pars: Gallimard.
301
Luego de ver el documental La infancia bajo control de Marie- Pierre Jaury, proyectado el martes 19 de junio de 2012, en el
Aula Anfiteatrada de la Facultad de Periodismo y Comunicacin
Social de la UNLP, en el marco del seminario anual de la Ctedra
Libre Jaques Lacan; inevitablemente me aparecen varias preguntas:
qu es la infancia?, de dnde surge esta idea de controlarla?, y
controlarla para evitar qu?
La infancia en s misma no existe, es un concepto que se ha
utilizado para dar cuenta de una etapa decisiva en el desarrollo de
un ser humano. Es una construccin social y como tal se ha ido
modificando a lo largo de la historia segn los valores, ideales y
creencias que predominen en cada una de ellas.
En la actualidad nos encontramos atravesados por el discurso
capitalista y un discurso cientificista que reproducimos como si
nos fuera propio, como si fusemos sus agentes. La sociedad se
ha poblado de siglas TOC, TDAH, ASD, entre otras, y junto con
ellas aparece la necesidad de clasificar, catalogar, etiquetar, ubicar
302
304
Bibliografa
Bettelheim, B. (2009). Psicoanlisis de los cuentos de hadas. Buenos
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Aires: Paids.
307
Transamrica
Sarina Parmigiani
En el marco de la conversacin del psicoanlisis con las cuestiones de gnero, se propone la proyeccin del film Transamrica1,
para dar lugar al comentario y al debate.
Dado que se pens a la actividad con una tendencia al intercambio, a continuacin, a modo de puntuacin, presentar los temas
abordados intercalados con comentarios sobre el film.
Queremos generar las ganas de continuar con el debate, quedan
todos invitados a ver la pelcula.
Disforia de gnero es un trmino tcnico con el que se designa
a las personas que tienen una contradiccin entre su identidad
sexual o identidad de gnero en contraposicin al sexo biolgico
de su anatoma
Bree (personaje principal del film), tiene la firme decisin de
operarse. Nada parece cuestionar ni impedir que lo haga, salvo
una contingencia: un llamado. Tiene un hijo de 17 aos. Parece
1
308
Qu aporta el psicoanlisis?
Ms all de las determinaciones biolgicas del sexo, hace falta
una implicacin subjetiva del sexo. La asuncin del sexo. Se trata
de significar eso que uno ve y eso que uno siente, es un problema
de significacin. De darle sentido. Es all donde la biologa no determina. La significantizacin de eso que puede aparecer incluso
como algo extrao, es el intento de dar respuesta a un qu soy que
no nos da la naturaleza.
A partir de qu, damos sentido al sexo? Qu hace que le
demos un sentido?
No se trata ya de un asunto gentico. Es un asunto de identificacin pero no slo a la imagen. Uno puede identificarse al deseo (a lo
que el Otro quiere), al objeto del deseo del Otro, al goce supuesto
del Otro. Es una identificacin que se construye.
Doble cuestin: qu soy, qu es el Otro.
Por esto, el psicoanlisis, no contradice la teora de gnero. Le
da otra vuelta apuntando a lo ms particular y diferente de cada
sujeto. El psicoanlisis apunta al uno por uno, remarcando y destacando lo que lo hace nico como sujeto.
En Bree, es clara su asuncin sexual al punto de acceder a una
metamorfosis de su cuerpo ms esto no erradica la angustia. A
partir de la noticia de su paternidad, surgen cuestiones que no garantizan ya, la presunta felicidad que el cambio de sexo le aportara.
En lo que respecta a su paternidad, en principio, y teniendo
como propsito ltimo la operacin, Bree ni se pregunta: va y hace.
En ese movimiento, se entera que la madre del joven se suicid, que
su padrastro abusaba de l y que trabaja como taxi boy.
Bree va a su casa paterna para asegurar que su hijo tenga un
respaldo, un sostn.
Se encuentra con sorpresas, reclamos, evocaciones del pasado.
Nada de esto impedir continuar con la decisin.
Finalmente, se opera. Se siente como empalada, dir. Y estalla
en llanto. Se instala la angustia. No era lo que supona: el da ms
feliz de su vida.
La escena final muestra a padre e hijo juntos tomando una cerveza. En un tono de cierta complicidad. Lejos de parecer angustiada,
la protagonista hace con eso que le toca.
Un vaco inicial que ir bordeando e intentando armar una
respuesta.
Miller plantea la inexistencia del Otro: del Otro que propona
valores, identificaciones, roles, qu dentro de la ley y qu no.
310
Bibliografa
Brodsky, G. (2012). Sexo y gnero desde el psicoanlisis. En
La Locura nuestra de cada da., Caracas, Venezuela: Editorial
Pomaire Coleccin Mundo Psicoanlitico.
Miller, J.- A., Laurent E. (2005). El Otro que no existe y sus comits
de tica. Buenos Aires: Paids.
311
Los autores
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Beln Zubillaga
Licenciada en Psicologa, UNLP. Psicoanalista. Miembro de la EOLSeccin La Plata y Miembro de la AMP. Integrante del Movimiento
de la Orientacin Lacaniana en la ciudad de La Plata (ao 20122013). Ex- Directora Clnica de Centro de Atencin N 1. Ex Directora de la Revista 4 Ms Uno (editada por EDULP). Ex Secretara de
Carteles y Actividades Cientficas en Accin Lacaniana (2009- 2011).
Te: 221 5226291. belenzubillaga@yahoo.com.ar
Blanca Snchez
Psicoanalista, miembro de la Asociacin Mundial de Psicoanlisis
y de la Escuela de la Orientacin Lacaniana, docente del ICdeBA
y del IOM, co-responsable del Departamento de Estudios Psicoanalticos sobre la familia - Enlaces. Te: 011 44335928.
blancasanchez@ciudad.com.ar
Carolina Koretzky
Miembro de lECF y de lAMP. Doctora en psicoanlisis (Pars
8). Autora del libro Le rveil. Une lucidation psychanalytique
(2012). Actual directora del Envers de Pars.
Christian Ros
Licenciado en Psicologa, UNLP. Psicoanalista. Miembro de la EOL
y AMP. Ex- Director de Accin Lacaniana (2009- 2011). Supervisor
del Centro de Atencin Psicoanalitico N 1 (2010- 2013). Director
de la Ctedra Libre Jacques Lacan (UNLP). Docente Adjunto de la
Facultad de Periodismo y Comunicacin Social (UNLP). Coordinador de la Carrera de Especializacin en Clnica Psicologica con
Daniela Fernndez
Psicoanalista. Miembro EOL, Ecole de la cause freudienne, AMP.
Mster 2 en Psicoanlisis Universidad de Pars 8. DESS en Psicopatologa Universidad Rennes 2. Jefa de trabajos prcticos en la
materia Psicoanlisis Orientacin Lacaniana, Clnica y Escritura
en la Facultad de Psicologa UBA.
Graciela Musachi
Psicoanalista. Miembro de la Escuela de la Orientacin Lacaniana.
Miembro de la Asociacin Mundial de Psicoanlisis.
Griselda Lozano
Licenciada en Psicologa, UNLP. Psicoanalista. Miembro Asociada
a la EOL- Seccin La Plata. Supervisora del Centro de Atencin
Psicoanalitico N 1 de Accin Lacaniana (2010- 2013). Miembro
de Accin Lacaniana desde su fundacin al 2013.
Ernesto Sinatra
Psicoanalista. Miembro de la Escuela de la Orientacin Lacaniana
y de la Asociacin Mundial de Psicoanlisis. Coordinador general
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de Enseanzas y Docente permanente del Instituto Clnico de Buenos Aires y Co- fundador del TYA (Red Internacional del Campo
Freudiano en Toxicomana y Alcoholismo). Ex Director de la EOL.
Autor de diversas publicaciones: Consecuencias del psicoanlisis
(Anfora, 1991); Por qu los hombres son como son? (Atuel, 1993);
La racionalidad del psicoanlisis (Plural, 1996); Ms all de las
drogas (Plural, 2000); De los conceptos a los matemas (Cuadernos
del ICBA, 2001); Nosotros los hombres (Tres Haches, 2003), etc.
Flory Kruger
Psicoanalista. Analista Miembro de la Escuela de la Orientacin
Lacaniana. Miembro de la Asociacin Mundial de Psicoanlisis.
Docente del ICdeBA y de la maestra de la UNSAM. Presidente de
la EOL (2012- 2013).
Gabriela Cua
Licenciada en Psicologa, UNLP. Practicante del psicoanlisis. Concurrente de segundo ao en el Centro de Atencin Psicoanaltico
N 1 de Accin Lacaniana (Institucin Psicoanaltica de La Plata
asociada al IOM).
Jorge Assef
Psicoanalista. Doctor en Semitica. Miembro de la EOL- Seccin
Crdoba. Miembro de la AMP. Autor de La subjetividad hipermoderna, una lectura de la poca desde el cine, la semitica y el
psicoanlisis (Grama, 2012).
Laura Petrosino
Licenciada en psicologa, UBA. Maestra en Psicologa, UMONS.
Maestra en Psicoanlisis, Pars VIII. Miembro de la ACF-Belgique.
Luciano Marchetto
Licenciado en Psicologa, UNLP. Psicoanalista. Miembro de Accin
Lacaniana (2004- 2013).
Ins Desuk
Licenciada y Profesora en Psicologa - UNLP - Practicante de Psicoanlisis hasta diciembre de 2012 - Directora Epistmica Adjunta
CAP (Centro de Atencin Psicoanaltico de accin Lacaniana) Docente Diplomada en la F.P y C.S. UNLP - Co Directora Ctedra
Libre Jacques Lacan - Docente Investigadora categora V UNLP
- Docente colaboradora de la Carrera de Especializacin en Psicologa Jurdica y/o Forense del Colegio de Psiclogos de la Provincia
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Ins Szpunt
Licenciada en Psicologa UBA, egresada 1976. Miembro de la
EOL desde su fundacin. Miembro de la AMP. Docente de Causa
Clnica. consultorio telfono 0114825-0418.
ines@arasis.com.ar
Irene Greiser
Directora de la Carrera de Especializacin en Psicologa Jurdica
con orientacin psicoanaltica del Colegio de Psiclogos de La
Plata, Distrito Xl. Miembro de la Escuela de la Escuela de la
Orientacin Lacaniana y de la Asociacin Mundial de Psicoanlisis. Docente invitada de la carrera de Especializacin en Psicologa
Forense de la CUSE. Autora de los libros Psicoanlisis sin divn;
fundamentos de la practica analtica en los dispositivos jurdico
-asistenciales, Paids (2012). Delito y Transgresin, un abordaje
psicoanaltico de la relacin del sujeto con la ley, Grama (2008).
Mariana Isasi
Lic. en Psicologa. Psicoanalista. Miembro de Accin Lacaniana.
Servicio de Salud Mental Hospital Rossi de La Plata. Telfono:
221- 5647887.
marianaisasiboffa@yahoo.com.ar
Mnica Torres
Psicoanalista, Analista Miembro de la Escuela de la orientacin
Lacaniana (EOL) y de la Asociacin Mundial de Psicoanlisis
(AMP). Miembro del consejo de la Asociacin Mundial de Psicoanlisis (AMP). Miembro del comit de iniciativa del Instituto Oscar
Masotta (IOM). Miembro del consejo acadmico del ICdeBA.
Docente del Instituto Clnico de Buenos Aires (ICdeBA). Docente
de la Maestra Clnica Psicoanaltica de la Universidad Nacional de San Martin. Responsable del Departamento de estudios
Psicoanalticos sobre la familia/Enlaces. Ha sido presidenta de la
Escuela de la orientacin Lacaniana.
Pablo Russo
Psicoanalista. Miembro de la EOL (Escuela de la Orientacin
Lacaniana) y de la AMP (Asociacin Mundial de Psicoanlisis).
Docente del Instituto Clnico de Buenos Aires (ICdeBA) y del Instituto Oscar Masotta (IOM). Co-Responsable del Departamento
de estudios psicoanalticos sobre la Familia -Enlaces, del Centro de
Investigaciones del IcdeBA. Responsable del Ciclo de cine y psicoanlisis que se realiza en Noches Abiertas de la EOL, los segundos
y cuartos viernes de segundos semestres, desde 2008. Director de
la revista Enlaces. Psicoanlisis y cultura de 1998 a 2012.
Paula Vallejo
Lic. en Psicologa, ex-residente del Hospital Neuropsiquitrico
Dr. Alejandro Korn. Psicoanalista, miembro de la Escuela de la
Orientacin Lacaniana y de la Asociacin Mundial de Psicoanlisis.
Ex- Directora de la revista Litura, no-todo psicoanlisis (2009-2011)
y autora del libro El amor y lo femenino, (Tres Haches, 2011).
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Sebastin Llaneza
Practicante del Psicoanlisis en la ciudad de La Plata. Colaborador
docente en la Ctedra Libre Jacques Lacan (Facultad de Periodismo/
UNLP). Miembro del Departamento de Estudios Psicoanalticos
sobre la familia ENLACES (ICdeBA/ICF). Maestrando en Clnica
Psicoanaltica en el Instituto de Altos Estudios Sociales perteneciente a UNSAM/ICdeBA. Ex-Residente de Psicologa Clnica en
el Servicio de Psicopatologa del H.I.G.A. Prof. Dr. Rodolfo Rossi.
Docente y supervisor en la Residencia de Psiquiatra y Psicologa
mdica del H.I.G.A. Prof. Dr. Rodolfo Rossi. Responsable de seminarios en distintos centros y hospitales de la ciudad de La Plata.
Silvia Avila
Licenciada en Psicologa (UNLP). Psicoanalista. Integrante del
Comit de redaccin de la Revista Litura (ao 2011- 2013). Ex
residente HIGA Blas Dubarry, Mercedes, Buenos Aires.
Silviasoledadavila@gmail.com
Silvina A. Bragagnolo
Lic. en Psicologa (UBA). Miembro de la Escuela de la Orientacin
Lacaniana (EOL) y Asociacin Mundial de Psicoanlisis (AMP).
Docente en UBA y UCES. Admisora y terapeuta en el centro asistencial PAUSA. Colaboradora docente en el Ateneo y Seminario
diurno de la EOL: Psicoanlisis y Gnero.
silabra@gmail.com
Camilo Cazalla
Licenciado en Psicologa, UCALP. Psicoanalista. Asociado de
la EOL Seccin La Plata. Miembro de Accin Lacaniana hasta
diciembre de 2013.
Cesar Fidalgo
Jefe del servicio de Urologa del Hospital Ricardo Gutirrez de
la ciudad de La Plata. Coordinador del Grupo de Reasignacin
Sexual. Docente de la Ctedra de Urologa de la Facultad de Cs.
Mdicas de la UNLP. Presidente de la Sociedad Bonaerense de
Urologa y Miembro de la Sociedad Argentina de Urologa.