Psicosis Actuales
Psicosis Actuales
Psicosis Actuales
Srgio Laia
Guillermo Belaga
Juan de La Pea
Elena Levy Yeyati
Jorge Faraoni
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Agradecimientos I
Advertencia
GRAMA ediciones,2008.
Fondo de la Legua 2476,Bdifl3, Depto.40
(1640)Martnez, Pcia. de Buenos Aires, Argentirra
Tel.: 47 43 -87 66 . gr ama@gramaediciones. com. a r
I. Argumento
Psicosis
http: / /www.gramaediciones.com.ar
"Incurables"
Vaschetto, Emilio
Psicosis actuales : hacia un programa de investigacin acerca
de las psicosis ordinarias - 1a ed. , Buenos Aies : Grama
Ediciones, 2008.
748 p. ;21x74 cm.
1. Psicoanlisis.
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Itinerqrio
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actuales
Emilio Vaschetto
I. Ttulo
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II. Normalidades
150.195
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psicosis
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III. Suplencias
IupReso EN ARGENTINA
n.
Guillermo Belaga
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Agradecimientos
A Pablo
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Advertencia
Este libro contiene diferentes estudios clnicos y tericos producto de un intercambio formal e informal con sus autores, quienes han
intentado abordar -cada cual con su estilo- la temtica de las llamadas psicosis ordinarias con el mayor grado de rigurosidad y seriedad
clue tal definicin lo permite.
No pretende ser un compendio de saber acabado ni mucho menos
enciclopdico, sino ms bien, un acercamiento 1o ms exhaustivo
posible, hacia los hechos clnicos que interrogan al psicoanlisis hoy.
El subttulo que glosa "progrtrma", hace alusin a Io que del psicoanlisis comporta en su tica y esto implica un bien-decir. Pclr eso,
el lector interesado que se aproxime a la lectura de estas investigaciones se encontrar no solo con la letra de Joyce sino tambicn con la
de Roussel o la de Macedonio Fernndez. Renovar estas lecturas, a la
luz de una orientacin pragmtica, es la fuerza del psicoanlisis de
orientacin lacaniana hoy en su lucha contra cualquier teraputica
que implicltre la coaccin, el enmtrdecimiento o la cobarda.
Siempre son nuestros pacientes, aquellos sujetos que acuden a
nuestra ayuda, quienes llevan la delantera respecto de las definiciones ms genuinas de una praxis: las que, edificadas con el dolor del
alma, expresan los arreglos o remiendcls clue se tejen a su alrededor.
Si quisiramos soar con un tiempo rnticc'r en la historia de los
sntomas (mentales), nos encontraramos con un snooir fnre de la disciplina fusionado maravillosamente con la lengua del loco, con sus
invenciones.
Bleuler cuenta en sLr monografa sobre las esquizofrenias qLle Lln
paciente de Jung, en el momento del barrage del pensamiento, le dijo
a ste que le haban "robado el pensamiento". Robo del pensamiento. No es sorprendente que ese signo, esa invencin psictica -tomada a la letra- subsista en los manuales clasificatorios actuales como
lo son el DSM o la CIE?
-o
l. Argumento
Psicosis actuales
Hacia un programa de investigacin
acerca de las psicosis ordinarias
Etvtttto Vnscuerro*
Lrws Cannoll
Argumento
Psicosis actuales"* es el nombre que se me ocurri para ilustra, o
tal vez, encontrar un sintagma desde donde problematizar ciertas
presentaciones en la llamada poca del Otro que no existe. Nuestro
colega Eric Laurent plante hace un tiempo la necesidad de incorpora la idea de psicosis ordinaria como un programa de investigacin, lo
que nos ayuda a desnaturalizar las nosografas clsicamente conocidas.
Eurto VescHrro
es
**
Departamento de Salud Mental de la Universidad de Buenos Aires e investigador asociado al Departamerto de Historia tle la Medicina de la UBA; I
Mdico psiquiatra del Hospital Central de San Isidro, Buenos Aires, C
Argentina. Email: satturl-ro@yahoo.com.
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o atribucin de
ver: Borro,
S.,
VascHnrro, E., "Lo efmero de hacer con lalengua un cuerpo. Aportes para un
programa de investigacin acerca de las psicosis ordinarias", trabajo presentado en las fornadas anuales de la EOL, diciembre de 2007.Indito. Sobre una
bservacin transestructural de la irona (segn mi lectura) ver: SrLvEsrnr, N.,
"Efecto teraputico: un punto de sorpresa", Jornadas anuales de la EOL,
diciembre de 2007. Indito.
"[El sujeto] no presenta un franco desencadenamiento. Solo vive experiencias
que 1o confrontan con el goce del Otro, que experimenta en la forma de enig-
ma y que siente como un serio peligro para su existencia." Ci. Lprz, C., 6!
"Acomodando las piezas", trabajo presentado en las Jornadas anuales de
a
PAUSA, diciembre de 2007.Indito.
Un trabajo al que me he abocado en algunas clases o seminarios es a hacer una
lectura comparada de los dos textos (el de Schreber y el de Fleschig). En ellos a)
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se encuentra una coincidencia extraordinaria. En nuestro medio el libro de C
Paul Fleschig Cerebro y alma tuvo una escasa circulacin pese a la excelente tra- m
duccin de los doctores Outes y Gonzlez y los invalorables aportes del doctor Goldar en el prlogo.
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La era sensitiva
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sonas que en la consulta relataban, dentro del catlogo de las manifestaciones de este trastorno, fenmenos que implicaban otro orden
"Se trata para el hombre justamente de arreglrsela con esa mociulcitil cot-ttinua, como para que no le ocupe demasiado.", Lac:eN, J., El sttttitrnrio, I ibro 3,
Las psicosis, Paids, Bs. As., 1992, pg. 763.
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nsrrns, K., Trstado de psicopatologa general, FCE, Mxico, 1993'
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lminas que se encuentran en el Museo clt: Nctrrorsitrri.lrrr tlt'l llospor orden del Dr. Donringo ( abrt'tl (('in.r lc)05-
r3 LacaN, J., El seminario, Libro 3, Lns psicosis, ryr. r'il., jgs. '1 l.
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l4 Fnouo, S., "Proyccto de psicologa para neunilogos", rtt. t it., l. l,l),igs. :l()4.
t8 15 Fou, S., "Estudios sobre la histeria (-lu93-ltl95)", ot). r'1.,l.ll, r,iis. 257.
UJ
"Un itinerario de pensamientos as puede llamarse hiperintenso o, mejo, reforzado, hipervalente, en el sentido de Wernicke.
16
dad como elemento adicional de en s percepcin sensorial normal". [Por lo tanto esto] "lleva a una alteracin en la identificacin
secundaria en el sentido de que entre todas las interpretaciones
posibles es preferida la que se refiere a la propia persona, -y
aade- es la significacin personal mrbida de Neisser, y de esta
manera se favorece el surgimiento del Delirio de relaciones". [El
cual es] "como el delirio de persecuciry solamente un nombre
colectivo para una gran seleccin de imgenes delirantes, las que
estn ligadas al acto de percepcin y que se presentan simultneamente con ste; consiste en una alteracin de las propias percepciones (...)el enfermo hace la observacin de que la gente se detiene, en ocasiones, debido a 1, se apartan y hacen o efectan cualquier clase de gestos. Cuando silba lo hacen delante de 1, cuando
hablar hablan de 1, Io siguen, las miradas y los gestos de personas extraas se refieren a 1" .17
Ya posteriormente Ernst Krestchmel, a quien la historia le atribuy este delirio de relaciones, plantea un aporte interesante que Lacan
no deja pasar por alto en su tesis. El carcter reaccional del delirio, a
punto de partida de un acontecimiento, seala al sujeto en el plano
ticol\. Es curioso y contradictorio a lavez, ya que el paranoico es
16 Fnruo, S., "Fragmentos de anlisis de un caso de histeria (Dora)", op. cit.,
pgs. 48.
17 WenNtcr, C, Tratado de psiquiatra, Polemos, Bs. As., 7992, pg.
18 LecaN,
De la pvchose paranoiaque dans ses rapports aoec la personnalit,
I.VII,
1,31,.
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Seuil,
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19
qri"r, i.raircutiblemente
Hay una nueva clnica que convive con la vieja clnica, la de las
bellas formas21. No es que hayan desaparecido brutalmente las viejas
paranoias, ni las sorprendentes parafrenias, pero s habitan en constelaciones clnicas mucho ms borrosas22.
Sin embargo las "nuevas presentaciones" nos impulsan a no soslayar el hecho consustancial a la psicosis una y otra vez enunciado
bien,
7963.
20 LacaN,
J., El seminario, Libro 3, Lns psicosis, op. cit., pg,. 124.
21 Sobre la psiquiatra como discurso esttico pongo a disposicitirr
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Pars,1997.
29 Coxnao, K., La esquizofrenia incipientc. Itttcttto
rio, Editorial Alhambra, Madrid, 1961.
30 Corresponde a
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dar,, lai ideas del psicoanlisis mediante la exploracin directa del cerebro
humano. Ms an reconoce en este tpico su "fascinacin" actual' (Recomiendo leer en su libro, Kandel, 8., Psychiatry, psychoanalisis and the new biology
of mind, APP ed., 2005, en su introduccin, pg. xvii)
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forma de estabilizacin
Concurri a mi consulta un joven tlue padeca de "ataques de
pnico". Fue tratado como tal mediante un tratamiento psicoteraputico, pero los sntomas fueron tomando tal magnitud, que gradualmente usurparon la zona farngea, el trax, el epigastrio y hasta
los msculos respiratorios. Los mdicos que lo asistan en la urgencia le decan que era "psicosomtico". Pero lo cierto es que su estado
obedeca, segrn sus dichos, a un "cordn atravesado en la laringe".
Este cordn iba cindose cada vez ms hasta poner en ricsgo su
vida.
Vino a la cita ayudado por familiares y amigos, ya que "no poda
dar un paso nrs". Manifiesta que llevaba un ao en el tratamiento
psicolgico, al cual acuda espontneamente, pero a pesar de str
esfuerzo denodado y el del profesional, no haba obtenido alivio
alguno.
Decid tomar el "cordn" por el caso. Cada vez que en sus dichos
se derramaba la libido para diferentes partes del cuerpo (cabcz.rt, ptrlmones, piernas, etc.) intervena sobre la localizacirin clcl "corclrin":
*Pero si eso est all!
La prctica inicial de yoga y luego artes marciales lo pcrrniti(r ubicar "trn problerna energtico en esa zona", parir as ctlrrdt.rrsitr t'l goce
en una especie de anillo que bordea su garganta.
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tatt necesaia que para poder seguir pensando 'ausa ll rlortlc corrt'r.r t'l ricsgo de ser colmada, necesittmc's hacer cuc subsista urr vt,lo sotr't'r'l tlt,tcrminismo r.strecho, las conexiones, a travtis de l.ts culcs t'tti.t l (,tusi". l,A(AN,
J., El scminarit, Libro'10, La nngustin, Paidris, Bs. As., 2(X)6, p.gs. 3lu-319.
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25
Siglo Veintiuno editores, Bs. As., 1998. Para una justificacin clnica del uso
performativo del discurso amoroso ver: WaLEn, V; Solant, R.; PnNEciNo, l.;
Vascurrro, E., "Investigaciones en el dispositivo de presentacin de enfermos", http:/ /saludmentalsanisidro.blogspot.com. Tambin en: VascHrrro, E.,
"Fragmentos del discurso amoroso en la presentacin de enfermos", trabajo
presentado en las |ornadas anuales de Ia Escuela de Orientacin Lacaniana
(EOL), diciembre de 2007. Inditos.
VescuErro, E., "Formas actuales del sntoma en la psicosis", en: El psicoandli-
Orientaciones
Podramos pensar que las psicosis actuales, al igual que otros cua-
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CLASIFICADO
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Pero el individuo al ser autoconciente, genera a su vez, una lectura desviada de la clase en base a su propia singularidad. Se le ofertan
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Modificacin de la clase
(a)
Posicin
Una determinada relacin del sujeto con el lenguaje, en su lgica,
en su peso literal, en su intencionalidad real, y porqu no, en su
U forma, se ha convenido en llamar psicosis -y el peso que posee este
vocablo crea la ilusin de un acuerdo con la psiquiatra.
o
Quizs se pueda traducir el epgrafe que encabeza este estudio al
= modo de: "Cuidemos el sentido Pues lalengua se cuida sola", o
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= mejor, "acompaemos a la construccin de un sentido posible pues
28 hay que saber hacer con eso que se impone"-
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a)
42 LecaN,
J., El seminario, Libro 23, El sinthome, op. cit., pg. 119.
43 tbd., pg. 120.
44 LecaN,
J., Problemas cruciales del psiconntlisis. Seminario 1965-66 (indito).
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29
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lncurables"
naufragar
naufragar
naufragar
La Balsa
Lrrra QurxranA, D.: concurrente psicloga del Servicio de Salud Mental del
Hospital Central de San Isidro. Admisora e integrante del dispositivo de
urgencias subjetivas de dicho servicio. Coordinadora del Grupo de pacientes
refractarios. I Gvez Quannro, R.: concurrente psiclogo del Servicio de
Salud Mental del Hospital Central de San Isidro. Integrante del dispositivo de
!
urgencias subjetivas de dicho servicio. Coordinador del Grupo de pacientes o
refractarios. / FluorvI, |.: miembro de la Escuela de la Orientacin Lacaniana,
miembro de la Asociacin Mundial de PsicoanIisis, integrante del Servicio de I
Salud Mental del Hospital Central de San Isidro. Coordinador del Grupo
monosintomtico de Ataque de pnico y asesor del Grupo de pacientes refrac- -t
tarios. / Vescunrro, E.: miembio de Ia Escuela de Ia rientcin Lacaniana, C
miembro de la Asociacin Mundial de Psicoanlisis, psiquiatra del Servicio de
Salud Mental del Hospital Central de San Isidro. Coordinador del equipo de
urgencias subjetivas y ms Uno del cartel: Grupo de pacientes refractarios.
31
Iistas dentro de la institucin, no podamos dejar de dar una respuesta: no una teraputica como adaptacin arbitraria al ideal de
salud mental, sino un tratamiento de lo imposible de curar.
De tal manera que estos pacientes que haban atravesado -entre
otros abordajes teraputicos- el psicoanlisis, y yahaban sido catalogados como "inan alizables", nos impresionaban paradjicamente
como los sujetos ms lacanianos: aquellos que portaban a fl,or de piel
un imposible. Pero haba que saber sobre eso5.
Ahora biery si estos pacientes son desde el punto de vista institu1o que se llama comnmente "refractarios" (en trminos tcniN
u cos) o "incurables" (en un sentido contratransferencial), y no estamos
.o obligados a curarlos, se nos impuso la tercera pregunta: por qu
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siguen viniendo?
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32
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":...1sujeto en su clemanda como consiste^cia real, Ia psiquiatra como consistencia imaginaria y el psicoanlisis como consistencia simblica se anudan
borromeicamente (...) y en esa estructura el profesionar [de la salud mental]
que se confronta a la demanda, ocupa el lugar del objeto a; causa de deseo, de
punto de calce del nudo emergente por el malestar que inducen en el sujeto
los efectos del lenguaje". Cf. Rrvas, 8, psiquiatralpsiioandlisis. La clnica e la
nsyecha,_Miguel Gmez ediciones, Madrid, 2OOO, pg.22.
Dentro del-campo de la salud mental, pocas son rs ieferencias que podemos
hallar a la hora de aproximarnos a la cuestin de ra incurabilidad. E'n el caso
del libro de Michael sroNo (personality-disorderul patents. Treatable and
Llntrentable, American P-sychiatry publishing, Lo.dres, iooo),
se ocupa
principalmente de definir el espectro de personalidades, "lautor
de rasgos o de
trastornos que entraran dentro de Io que l considera como ,'tiatables.,.
Define a su vez la "tratabilidad" como ,,una combinacin de cualidades _la
capacidad de someterse a las reglas y al tiempo que demanda la psicoterapia,
as como una adecuada motivaciry reflexividad y habilidad pu.i d"rurroilu,
una alianza de trabajo con el terapeuta -que inten,iene para conduci, luego
de algunos meses o aos, a una significaliva impronta in la personali dad,,
(pg..213.). Mientras que lo "intratable" es definid en base a los intentos
fallidos de distintas psicoterapias, convencionales, que a su vez se prolongan en el
tiempo (pg. 21a). (Ms adelante veremos lal distinciones que dico autor
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intratable
33
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partir del trastorno (disorder). Algo, por cierto, muy lacaniano: la pregunta por quin soy en el desordery o quin soy en este desorden de
significantes amos que se imponen desde la cultura.
Por otra parte, es un desorden que recorre dos extremos de una
herradura. Hablamos recin de un extremo de la herradura, la de la
bsqueda fija de un significante que suture la grieta abierta del estupor sexual, pero en el otro extremo se ubica la errancia, que es: no hay
significante amo que ancle mi fracaso de existir, y no he podido
inventarme un nombre en singular que pueda escribir algo de mi
u destino.
(A) (desorden)
u;
exposicin en el medio, ms de cincuenta escuchadores de voces llamaron por telfono (!). La mayora no haban tenido contacto con servicios psiquitricos. Esto llev a la formacin de un gruPo autogestionado llamado "resonancia", conjunto de personas que estn en
desacuerdo con los diagnsticos y tratamientos mdicos. Hoy en da
hay ms de cuarenta grupos en Inglaterra, Gales y Escocia, conformados en una red6 que -segn Braken y Thomas- les dan la oportunidad a los escuchadores de voces de compartir sus experiencias
usando un encuadre no mdico. As los grupos realizan sus propias
explicaciones a partir del intercambio de singularidades y esto es lo
que les permite (aclaran los autores) obtener un sentido.
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S, Errancia
Decidimos as conformar tres grupos al modo de grupos de reflexinS, a lo largo de tres aos, teniendo como orientacin principal el
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ser una investigacin clnica que no parte del tipo clnico, sino del
borramiento de las formas clsicas del sufrimiento (ya que son suje-
tos que no son claramente clasificables). Es el obstculo el que, a ciencia cierta, subvierte la tendencia universalista que posee toda clnica.
De tal manera que se sostiene as la poltica del cqso nico como esco-
llo singular.
Los criterios de inclusin al grupo (desde luego, arbitrarios y convencionales) fueron:
- el haber atravesado al menos dos tratamientos dentro de nuestro servicio de salud mental (psicoterapias individuales y grupales,
terapia psicofarmacolgic4 talleres clnicos) durante un lapso mnimo de un ao9
- el juicio clnicolo del terapeuta. Mediante esta argumentacin se
piensa la incorporacin al grupo, pues no es un dispositivo de admisin;
dere;
- algunos tipos clnicos
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36
el haber concurrido al hospital para asistir al grupo, pero sorprendentemente se quedaron esperando solos, sin encontrarse entre ellos
10 Cf. Mrrr-En,
J.-A., Det Edipo a la sexuacin,ICBA-paids, Bs. As.,
11 "En efecto, todo dficit fsico
2001.
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]ustamente se trata de sujetos qLle no han llegado ni tan siquiera al encantamiento que producen los efectos identificatorios de grupo y que amenguan el
embate moral que implica la no adaptacin a la salud psquica.
13 "El sntoma como algo que seala al sujeto que sabe que eso lc concierne, pero
no salre lo que es", Cf. Ler-:aN, J., Seminario 72, Problemas cntciales del psicoandli sis, 1964-19 65 (indito).
1+ Fnruo, S., "Moiss y Ia religin monotesta" (1939), en: Obras
r:omplas, t.
XXIII, Amorrortu, Bs. As., 1980, pg. 120.
tt Mry bien sealado por Silvia Baudini, cuando se refiere a que las psicosis
ordinarias no son ni una categora clnica, ni un diagnstico, sino "un prograrna que tiene que ver con el tratamiento; 1o que hacemos se inscribe en la posibilidatl de vivificacin del sujeto psictico, y tlue el psicoanlisis srstiene"- Cf.
Lts nueuas formas de la psicosis. Segundas Jornadas Interinstitucionales de
rio estara incluido en la nocin de psicosis ordinaria, Pero si el conjunto refractario aporta -a nuestro modo de ver- informacin valiosa acerca de los elementos de normalizacin, de consistencia o de
snthoma para algunos casos.
de
16 DeoouN, R. Cien
flores para Wilhelm Reich, Anagrama, Bs. As., 7975, pg. 118.
Anagrama.
17 tbd., pg.
18 tbd., pg.
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tiene ms sentido que ese. Por eso es que Lacan puede decir que
la resistencia es en verdad resistencia del analista y no del analizante".z
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50.
24 LacaN,
J., EI seminario, Libro 23, El sinthome, Paids, Bs. As., 2006, pg,.53.
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Debido
a lo exiguo de nuestro escrito, proponemos al lector que quiera adentrarse en estos asuntos, los puntos que han motivado este trabajo de investigacin:
Carcter
Curable / incurable; terminable / interminable
Deseo del analista
De estas tres ideas directrices se desprenden los siguientes vasos comunicantes:
Degeneracin (en Freud)
Reaccin teraputica negativa
Resistencia
Pulsin
Curacin
Destino
1) Carcter:
FREUD, S.,
Bibliografa
Anareunu, l.: El deseo del analistn, Captulos: "El deseo del analista y la pul sin" y "El deseo del analista", Tres Haches, Bs. As., 2004.
MnroR, |.-A.: La ertica del tiempo, Captulos: "7 de abril de 2000" y "8 de
l
abril de 2000", Tres Haches, Bs. As., 2001.
N
U CorrEr, S.: Freud q el deseo del psicoanalisfa, Captulos XV y XVI, Manantial,
J
FREUD, S.,
completas,
(J LacaN,
J.: El Seminario, Libro 11, Los cuatro conceptosfundamentales del psicoa ndlisis, "La excomunin",Paids, Bs. As., 1991.
d
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44
28 LecaN,
f., "Variantes de la cura-tipo", op. cit., pg. 330.
29 Al decir de Alexandre Stevens son los sujetos "que encuentran su regla en la
errancia misma". Cf. SrnvNs, A., "L'errance du toxicomane", en: Paradis toxiques, Rerl Quarto N" 79,luin 2003, pgs.24-26.
30 Cf. MnNEn,l. C., Los nombres indistitttos, Paids, Bs. As., 1998.
31 Agradecemos la colaboracin del Dr. Curt Hacker por sus esclarecimientos
acerca de la obra de W. Reich y los generosos aportes de Germn Garca.
1,
op. cit.
1991.
Bs. As.,
7980, pg.738,
FREUD, 5.,
Itinerario de trabajo
FREUo,
Fnuo, S., "El mtodo psicoanaltico de Freud" (7904), Obras completas, t. YII, op. cit., p9.247.
Fnpun, 5., "Tres ensayos de una teorr sexusl" (7905), Obras completas, t.
p9.253.
FREUD, S., "Carcter y erotismo anal" (1908), Obras completas, t.IX, op. o
6
cit., pg.758.
FREUD, S.,
FREUD, S.,
31.
FIIEUD, S.,
op. cit.,
pg.93.
completas, t.
F
F
U
I
U
LacaN, J., El seminario, Libro 20, La angustia,Paids, Bs. As., 2005, pg.
156 (Referencia al "neurotic carcter" de Alexander).
LACAN, J., El seminario, Libro 23, El sinthome,Pads, Bs. As., 2006.
sujeto
falta en ser
d
falta
J
J
o
N
U
fantasma
campo del Otro
sentido
represin
Acul, 8.,
46
Mnrrry l-4.,
y "El
XVI.
LACAN, J., El seminario, Libro 11.,Los cuatro conceptos fundamentales
del psicoanlisis, Paids, Bs. As., 1995. Captulo I "La excomunin".
sinsentido
defensal
DESEO DELANALISTA
completas,
t.I,
y 1026.
J
C;
FREUD, S.,
Mtllrn,
Uno
detalle.asp?IdContenido :7 088
l
=
op. cit.,
FREUD, S.,
agujero
consistencia del cuerpo
l,
pg. 1008-1009.
Fnnuo, S., "Consejos al mdico sobre el tratamiento psicoanaltico"
(1912), Obras completas, t. XII, op. cit., pgs.114,178.
FREUD, S., "Sobre la iniciacin del tratamiento" (1913), Obras completas, t. XII, op. cit., pgs. 737, 147,143.
Fnruo, S., "Ms all del principio del placer" (7920), Obras completas,
t.3, op. cit., p9.2547.
FREUo, S., "El yo y el ello" (1923), Obras completss, t. CXXV, Cp.Y, op.
cit., pg.2722.
ARAMBURU, J., El deseo del analista, Tres Haches, Bs. AS., 2001). Los cap-
goce (+ -)
parltre
ser
(,
2) Curable/incurable; terminable/interminable:
CAUSA
CARCTER
Objeto a
Causa de deseo
Objeto a
Plus de goce
Insistencia
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6
Resistencia
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I Este grfico, con algunas modificaciones, fue expuesto por Germn Garca en su
('rrs() en la Fundacin Descartes, ao 2006.
47
Vasos comunicantes:
ELe, D., Figuras del destino, Manantial, Bs. As., 2007.
DnurscH, H., "Nvrose hystrique de destine", en Les introutables,
Seuil, Pars, 7992, pgs.769-184.
MEED, M., Sexo y temperamento, Paids, Barcelona, 1982 ("El inadap-
tado"), p9.244.
RrvNot-os, La oibracin de la msica, puede encontrarse en You tube, o
biery el documental Buscando a Reynolds (2004), presentado en el VI
Festival de cine independiente. Grupo de msica inclasificable, cuyo
estilo ha sido denominado por algunos crticos como "msica experimental", se trata en realidad delaNo-msica.Liderado por su baterista (Tomasn), quien padece de sndrome de Dowry han sido reconocidos en varios pases del mundo. Su repertorio contingente y catico est montado sobre una composicin en tiempo real. Uno de los
discos editados en nuestro pas, desmaterializado, vena ser una caja
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ll. Normalidades
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l. Fronteras
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52
Al investigar la historia de la clnica mental atendiendo en especial a las fronteras de la locura, se observan algunos cuadros y casos
clnicos que parecen rebelarse a ser incluidos entre las psicosis prototpicas, es deci{, la esquizofrenia, la paranoia y la psicosis manacodepresiva. Tales sory entre otros, algunos de los casos descritos por
Pinel y Esquirol entre los delirios parciales, las locuras razonantes, la
"locura parcial" (partielle Verrcktheit) de los autores alemanes, la
forma simple y la latente de la esquizofrenia bleuleriana, y, de manera especial, la locura lcida de Trlat.
En lugar de profundiza en la especialidad de este tipo de formas
clnicas, asumiendo por ello el riego de desbaratar los modelos psicopatolgicos imperantes, la mayora de los tratadistas se repartieron
en dos posiciones contrarias: mientras unos las negaron sin ms -es
lo que hizo J.-P. Falret con las monomanas-, otros las incluyeron
directamente en alguna de las grandes categoras existentes, como
propuso Bleuler respecto a la forma simple y Ia latente de la esquizofrenia. Mas la simple negacin ni remedia el problema ni lo aplaza, cor:.o pudo comprobarse a finales del siglo xIX con los inagotables
debates acerca de la paranoia. Tampoco la solucin aqu ilustrada con
Bleuler est exenta de complicaciones, de las que con acierto se hicieron eco Ey y Guiraud al escribir: "Nuestro temor es que las mentes
demasiado prudentes o demasiado hbiles, en presencia de casos
dudosos, [...], se refugien en la esquizofrenia, como ocurra en otro
tiempo con la degeneracin"1.
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6 Cf. J.-A. Mrr-len et al., La pslcosls ordinaria, Paids, Bs. As., 2004.
.A ? No conviene en modo alguno dejarse llevar por el entusiasmo. El propio E.
4 Laurent reconoce que "[...] entre las neurosis clsicas por un lado y las psico'4
54
www.eol.org.ar/Mtualia).
.u
hermana, sean sus experiencias rotundas o discretas, su comPortamiento parezca loco o normalizado, sus certezas se afirmen en 1o
inslito o lo comn. De esta manera, en el territorio de la psicosis
conviven sujetos muy trastornaclos y otros ms normalizados. A los
primeros los reconocemos por las magnficas descripciones de los
clsicos de la psiquiatra, y los conocemos por las explicaciones elaboradas por la psicopatologa psicoanaltica. Los segundos, en cambio, constituyen un grupo ms heterogneo y desconocido: hay quienes no han presentado an ninguna crisis psictica (pre-psicticos) y
quienes habindose desencadenado lograron reequilibrarse mediante estabilizaciones o suplencias; los hay tambin que pasan desapercibidos porque sus crisis son muy atenuadas y breves, como fogonazos o destellos de experiencias psicticas posteriormente reabsorbidas en maneras de vivir adaptadas y comunes; otros saben hacer
buen uso del disimulo y la ocultacing, defensa voluntaria que los
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El cuerpo
Cuanto menos resultar honesto aceptar que la condicin de la
existencia humana, por el hecho de ser-hablante, est atravesada por
un desencuentro irremediable entre verbo y carne. Por ello la fenomenologa de 1o corporal resulta de especial inters en este tipo de
locuras normalizadas, pues en la psicosis ese desencuentro entre lenguaje y cuerpo se hace ms evidente y ominoso. En la esquizofrenia
este exilio de la palabra y del cuerpo est claramente representado
por los fenmenos de fragmentacin corporal y automatismo del lenguaje.
.f toria del sujeto. Podemos decir que el psictico "no tiene cuerpo"
porque no se ha apropiado de
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1.
10 Cf.
56
Manifestacin de lo reaf los efectos del goce sobre el cuerpo constituyen un terreno igualmente frtil cuando se trata de la fenomoneloga
de la locura. Pues si en las locuras clsicas el goce adquiere una expresin particular -invasin de goce experimentado por el esquizofrnico
en la fragmentacin; objeto exclusivo de otro gozador, en el caso del
paranoico-, en estas formas discretas de psicosis tambin habrn de
apreciarse algunos indicios que las diferencien de las neurosis.
si el proceso de neurotizaci1n edpica respecto a la satisfaccin
pulsional conlleva la represin y la localizacin de sta en ciertas
zonas corporales, al tiempo que el reconocimiento de su realidad de
goce, en el caso de la psicosis descubrimos que dicho proceso no se
ha producido. As en determinados momentos biogrficos, el sujeto
psictico se ver confrontado con ciertas experiencias de goce extrao que no podr vivir sin horror y perplejidad. En los casos de psicosis que no lo parecery aunque sea en grado nfimo, conviene tambin rastrear la presencia de este tipo de fenmenos. Es ms, en argunos sujetos de apariencia normal, se observa que su existencia se sostiene gracias al enganche a ciertos tipos de goce solitarios, los cuales
les permiten mantenerse alejados del desencadenamiento de la psicosis, como sucede en ciertas toxicomanas.
Resumiremos a continuacin el caso de una paciente que nos fue
derivada tras ser intervenida por una dolencia fisica relacionada con
"lo femenino". Aunque no se ha observado ningn signo alucinatorio-delirante concreto y su vida discurre con absluta ormalidad, el
enunciado de su relacin con los hombres nos advirti de la posibilidad de una psicosis casi en los lmites. soltera y con escasos contac-
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tos masculinos, salvo en algn acto irreflexivo en el que se vea r
empujada a situarse como objeto de abusos, su histori ha estado y
orientada por varias experiencias que le han obligado a una distancia mnima frente a los hombres. Pues en repetidas ocasiones, a 1o
largo de su adolescencia y madurez, cuando pasa por delante de un
hombre -como en tiempos le ocurriera con su padre- se repite una y
otra vez la sensacin de "diluirse" y la percepcin de los lascivos
intereses sexuales del otro.
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. entre s.
En algunas ocasiones acuden a consulta sujetos que, sesin tras
'l sesiry no terminan de cerrar una significacin al exponer sus padeI cimientos, manteniendo el dicho en suspenso sin la menor de las con- creciones. Esta particular forma de hacer uso del lenguaje se opone
o claramente a la tendencia habitual del neurtico, consistente en
sr-u. significados sobre significados en torno al malestar que le
j anima a consultar. La neurosis est sometida al equvoco que la
i estructura del lenguaje entraa, al juego de las significaciones uni versales, donde el sentido del malestar queda abierto a la tentacin
'1 t' ar. Mrurn,
J.-A. et al.: Los inclasificables de la clnica psicoanaltica, Paids, Bs.
E 12 As., 2005.
Sob." este conjunto de trastornos,vase, f. M" rvenrz, R. EsrnoeN y F.
{
Seuvecxnt, Fundamentos de psicopatologa psicoanaltica, Sntesis, Madrid, 2004,
i
pgs.393-412. Un enfoque ms especiico, en f. M'lvanE "Los trastornos
5
;
del lenguaje son causa o consecuencia de la psicosis?", Estudios sobre la psico'
58 sis, op. cit., pg. 739-157.
Al
puntos intermedios.
segn se viene diciendo, la posmodernidad ha supuesto un decli,re dela figura del padre, una cada de la funcin paterna como referencia para orientarse en la vida respecto a un ideal. Pareciera que ya
.ro hay en quin ni en qu creer, ni siquiera en que el sntoma alberga la posibiiidad de un sentido y de un imposible. Por contra, da tras
iu , amplan y diversifican las normas segn las cuales los seres
humanos se relacionan entre s. Y es precisamente en este punto
donde, de forma nada desdeable, se puede apreciar un aumento de
esas formas larvadas de psicosis que se sostienen gracias a invenciones o "sobre-identificaciones" con ciertos rasgos grupales, incluso
encarnando en s algo de la norma social cuya desaparicin se viene
denunciando.
interrogante
dicho
a
contestar
de
trat
Lacan
ul aos 1975 y 1976,
N mediante laelaboracin terica de una nueva clnica, la clnica de los
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As', 1984'
ficas -insomnio, presiones precordiales, intranquilidad, ideas de suicidio, etctera- que se correlacionan con la descripcin que habitual-
inmotivados, como las fugas, los robos, los incendios o actos violentos. Igualmente, diversos sntomas neurticos pueden hacer su aparicin: angustia, obsesiones, fobias, o somatizaciones, pero con el
aadido de que estos sntomas tienen algo de imprevisible, de errtico, de cambiante, es decil, que no obedecen -como sucede en la neurosis- a la repeticin.
Para tratar de las psicosis no desencadenadas seguiremos la hipte- a
sis del "caso" Joyce tal y como Lacan la propone en su Seminario 23, 3
El sinthome. Es en este registro de la clnica -que podramos estable- 9
;
14
15
tbd.
Cf. ScHnsur& D. P.
Sucesos memorables
pg.50.
Madrid, 2003,
16 Cf. Lecerv, E1 siminario,
Libro 3, Las psicosis, op.
J.
cit.
AEN, qH
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como dilogos cortos, dilogos interrumpidos, pero que para l tenan una particularidad absolutamente trascendente: "eran evidenJ
tes,,. Evidencia que acontece como aplanamiento de la significacin
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o en forma de diiogos triviales, frases anodinas, pero cuya realidad
z era insoportable, "el infierno de los infiernos"; pero una evidencia de
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la que extrajo una conviccin: la certeza de su vocacin de artista. Lo
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17
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schizophrenia",
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Press, Nueva
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1,965,
forma sintomtica de estar en el mundo, a lo que Lacan llam sinthome. Es el arte del escritor Joyce -quien transforma en su obra la certeza insoportable de sus epifanas en un enigma- lo que funciona
como un biombo para proteger al sujeto del trauma de la lengua,
para modelar y atemperar la relacin con la lengua. El ser hablante
ms que estar en posesin de la palabra es hablado; y con eso construye una trama de la familia que vehicula el deseo del Otro, el deseo
de los padres, el de los otros: lalenguq. Es lo que Freud llam una fijacin. Lo verdaderamente traumtico est en el encuentro con la lengua familiar.
El Nombre del Padre es lo que nos protege del trauma delalalenguat urr aparato que permite civilizar el deseo, mantener el principio
del placeq, y llevarnos ms o menos mal con el goce. El sinthome es
una suplencia del Nombre del Padre, es una suplencia de la carencia
radical de la funcin del padre. Como seala facques-Alain Miller en
su curso Piezas separndas, el sntoma joyceano es la suplencia de una
funcin que el padre de ]oyce no cumpli, esto es, la capacidad de
dar nombre a las cosas: "Nosotros recibimos el nombre de las cosas y
las creemos y podemos comunicarnos, ya que estos nombres permiten asociar significante y significado, tener un uso rutinario del lenguaje".
en la psicosis
Ettut Ltvv Yrvart
"Esta descripcin del estadio del espejo hace de Ia
psicosis el estado natural del sujeto. La metfora pater_
na resolvera esa hiancia del estadio del espejo por la
significacin flica. Y cuando la metfora paterna no
la significacin flica y
Conceptos
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En "De una cuestin preliminar..." Lacanhace una notable observacin acerca de la explicacin que Freud da sobre la reconciliacin
de Schreber; en la culminacin de su delirio, con la idea de transformarse en mujel, emasculacin mediante. La cita a la que me refiero
es: "Creemos poder decir que Freud aqu falt a sus propias normas
y del modo ms contradictorio, en el sentido de que acepta como
momento de viraje del delirio lo que rechaza en su concepcin general, a saber, hacer depender el tema homosexual de la idea de grande2a...".2 Para seguir el argumento hay que recorda. qr" rnry1"*prano en su obra, pero sobre todo a la altura de su anlisis de las
Memorias 3 de Schrebeq, Freud seal que el delirio paranoico era una
defensa contra la pulsin homosexual. Eso puede leerse, por ejemplo,
en las contradicciones a una nica afirmacin inconsciente ,,yo lun
hombre) lo amo (a un hombre)", cuyo tratamiento defensivo y retrico dar como resultado uno u otro tipo de delirio. Los cuatro tipos
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64
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5
i
5 n Loao*, f.: ,,De una cuestin preliminar a todo tratamiento posible de la psicof 5 sis", op. cit., pg.549.
y otros: Ln psicosis ordinaria, op. cit.
: Mtr-rER,
r'u 6 MaLuvel,J.-A.C. Lgica del delirio, Serbal, Barcelona, 1998'
J.
66 7 lbd.,pgs.201-207.
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a. Fenmenos de cuerpo
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En el seminario 23
presenta al paciente que padeca una
_Lacan11
psicosis lacaniana -palabras impuestas-, como un caso filido de tratamiento del parasitismo del lenguaje. Lo compara con el sujeto
Joyce
Luego, permanece en
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68
10 LeceN,
J.: El Seminario, Libro 23, El sinthome, Paids, Bs' As', 2005'
silencio.
7976.
pg.206.
!
P
69
d. Algunas conclusiones
una misma significacin que remite tanto a slls esperanzas contradictorias de- retirarse de la voz que le habla como a la idea, tambin
reiterada, de mantener los agujeros cerrados. Se puede reconocer
aqu la preeminencia de la dimensin imaginaria en el tratamiento
del lenguaje. Este caso verifica la idea que discuten Millel La Sagna
y Laurentl3 segn la cual, en tarLto el cuerpo es el lugat del Otro,
fu.cio,e cor,o
Hay una sola mujer en la que siempre piensa, como Llna obsesin,
pero a la que no se acerca. En cuanto a la sexuacin el sujeto no se
encuentra claramente del lado hombre. No tiene relaciones sexuales.
No es por falta de erotistro. Conoce el goce peniano' Todo lo erotiza
-mujeres en revistas, televisiry etc.-, se masturba con frecuencia.
Pero, estar frente a la nica mujer en la que piensa, le da pnico- En
general, frente al otro sexo, al no poder coordinarse al goce flico,
experimenta violencia y vergenza. Se siente un monstruo, dice.
En algunas expresiones se insina la cuestin del empuje transexual. Una vez pronunci la misteriosa e irnica frase "Que Oriente
custodie la entrada". Luego, cerr su boca. Un tiempo despus, al
explicar 1o que significaba la frase, dijo lo que haca con la letra.
Intentaba, mediante el uso de la O mayscula de Oriente, producir el
cierre del agujero que se ve en la grafa de la G mayscula, "porclue
es la letra del punto G del goce femenino". Admite con vergenza
que el punto G es parte de su anatoma.
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do forzado.
c. La mujer
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pu.er-rte habra
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"Palabras impuestas"
Contribuciones de Joyce y del Seor G. Primeau
a la clnica de las psicosis*
Sncto
Lam**
3+0:1
4
La lectura propiamente algebraica de esa frmula torna esta tanto
o ms enigmtica que las palabras creadas por James Joyce. A fin de
cuentas, cmo es posible que tres ms cero sobre cuatro sea igual a
uno? Sin embargo, en el corpus literario que nos leg joyce, particularmente en Firurcgans Wake, sera as: para que lleguemos a "una
palabra", es preciso de "al menos tres palabras adems de un coeficiente de anulacin, de contradicciry de vaco" que, en la frmula
Este texto es una versin modificada, teniendo en vista los propsitos de este
libro -Psicosis actuales-, de un texto anteriormente publicado ccn el ttulo
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73
huir.
Para medir el alcance de esa frmula, citara uno de los ejemplos
propuestos por el propio Sollers. De 1 (una) palabra joyceana como
sise, encontrada en elFinnegansWoke, es posible extraer otras 3 (tres)
palabras: "since (desde), sense (sentido) y sln (pecado)", adems de
que "el desarrollo'silogstico' de esa condensacin" nos permita afirmar que "desde que hay algo del sentido, hay pecado; desde que hay
algo del pecado, hay sentido; desde que hay algo del orden de un
desde (o sea, algo del orden del tiempo), hay algo del orden del sentido y algo del orden del pecado"2. En 7a descomposicin de sinse,
Sollers no explicita claramente lo que ese neologismo comporta como
"coeficicntc dc anulacin", pcro, cn mi opiniry tal coeficiente se
impone en la medida en que sinse agujerea literalmente la dimensin
del sentido y, al mismo tiempo, su referencia implica, en el lenguaje,
el vaco de la propia funcin referencial del lenguage porque, ms
all de la dimensin de invencin a la que somos convocados por
Joyce, no encontramos lo que siruse podra designar. En su acumulacin de sentido, tal palabra corroe el propio sentido y, como palabra,
por no designar nada salvo a ella misma, acabar por tener como
referente apenas el nombre de su creador: se trata de una palabra joyceono.
Tambin es de destacar que Sollers es sensible no solo a la acumulacin de sentido encontrada en el vaco mismo de la referencia de
esa palabra, sino tambin a la satisfaccin que se encarna en ella: "en
since", tenemos toda "una tesis sobre el lenguaje y la cada del hombre del paraso" o, podra agregar, ella condensa, en una sola palabra,
las seiscientas y tantas pginas delFinnegnns Woke y, "al mismo tiempo, es una chanza"3. Ahora, esa mencin de la chanza me permite
adoptar una terminologa lacaniana y afirmar que, en sirse, algo del
goce, de la satisfaccin, est incrustado y asi de un modo ms coloquial, podra decir tambin que tal palabra es, ella misma, una burla.
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E
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)43
sinthome (1975-1976), Seuil, 2005, Pars, pg. 11. [En la edicin castellana:
LACAN, 1., El seninnrio, Libro 23, El sinthome, Paids, Bs. As., 2006, p9.111. Para
otros desdoblamientos re.alizados a partir de Sollers, Lacan y foyce, cf. Lere, S.
Los escritos.fuera dc s: lorce, Lacart y la locura. Traduccin al castellano de |os
Alvarez Yzgrez. Asociacin Galega de Sade Mental (AGSM), Coleccin La
Otra Psiquiatria,2006, pgs. leO y sgts.
Sot.rrHs, Phillipe: "Joyce t'1. CIe , pjg. le.
Ibd., p9.19.
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escruis
p[ina n. 20J.
o' MIr-LER,
J.-A.: "Lacan
Joyj:,,:.enl_La
Tec n. 38, fv. paris,
.Cause freudienne.
symptmes,
iFllpag.7a.
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::''.f ::u"oux
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15.
7 lbi,l., pg. 14.
Reouc de psychnnaly_
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75
flujo
creador que toma los cuerpos de las palabras como "lenguaje del
amor"8. Sirvindome nuevamente de Lacan, destaco que ese flujo
ertico-amoroso del lenguaje no hace existir, ni siquiera entre las
palabras, la relacin sexual: las palabras generadas en ese flujo no
consiguen hacer existir la complementariedad o la proporcionalidad
entre los sexos porque |oyce no inventa, en sus libros, un trmino
capaz de designar completamente lo que es la mujer, 1o que es ese
elemento que -como nos muestra, por ejemplo, toda la literatura producida a partir de las relaciones amorosas- fluye y escapa como el
sentido que se escurre entre las palabras mismas que un Joyce corporificae.
Lo que se procesa en el "lenguaje del arr.or" , en el procedimiento
joyceano de creacin de palabras o de tratamiento de la palabra,
siquiera puede ser rigurosamente abordado en los trminos de una
"relacin entre palabras", de una comunicacin. Pero se trata ms
bien de la revelacin de una disyuncin entre las palabras y, en esa
disyunciry lo que se hace evidente es un vaco de la referencia: las
palabras joyceanas no designan ninguna cosa, ellas son vestigios de
un goce y, por lo tanto, tal vaco nos seala la presencia de lo que
Lacan design como objeto a, ese resto de satisfaccin que insiste a
pesar del tratamiento que la palabra intenta dar a las cosas, esa presencia de lo innombrable que late en ese instante en que, por ejemplo, aquel que aprende a leer da voz a las letras sin darse cuenta
inmediatamente de lo que ellas quieren decir y de la cosa que ellas
designan. Tambin en ese vaco, es el nombre de foyce lo que se inscribe como un trmino inaudito, como lo que Lacan llam S., y gue,
en la lengua francesa tanto designa la letra "S" del significante, que
por tener el ndice 1 es un "significante ar,1o" , ordenador; fundamental, como reverbera homofnicamente la palabra essaim, o sea, el
"enjambre" que, como sabemos, implica mltiples unos, una colectividad de una sola "cosa" . Por lo tanto, el nombre de |oyce se inscribe en ese vaco en la medida en que l se destaca en el mundo de las
letras como un creador de palabras, su "estilo" se destaca por hacer
con las palabras lo que muchos escritores se limitan a hacer con los
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) 9
L,
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76
lovcr, J.:
Lllysses.
personajes y las narrativas: ese nombre es, l mismo, tratado tal cual
una palabra joyceana porque no deja de ser una creacin del propio
James Joyce.
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f
p9.556.1
17 tbd., pg.29.
13 Lacen,
J.:
"D'une question prliminaire tout traitement possible de la psychose...", crits, Ser1l, Pas, 1966, pg,. 574. [En la edicin castellana: Lacar.r, f .,
"De una cnestin preliminar...", Esuitos 2, Siglo Veintiuno editores, Mxico,
f 14 7978, pg.556.)
LacaN, l.:Leseminaire.LiureXXIII,Lesinthome...,op.cit.[EnlaedicincasteJ
Ilana: LeceN, l.: El seminario, Libro 23, El sbhome, Paids, Bs. As', 2006.]
9 1s lbd.,
pgs.91-702. [En la edicin castellana: lbd., p9s.89-99]
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18 tbd., pg,.29.
pg.12.
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la "palabra que"'
de
escrito predominantemente en ingls, no solo incluye palabras
escrito
est
1o
que
donde
pasajes
varias lnguas como tambin tiene
reveren ingls puede hacer reverberar el alemn, el francs" ' En esa
sendel
sonoro
soporte
un
como
teraclOn, el significante Permanece
radicalmente
es
fonatoria
identidad
tido, pero al ismo tiempo su
estreecida y tal perturbacin afecta el flujo mi,smo del sentido: se
cuentan histrias, por eiemplo, en el ltlises y tambin en el Finnegans
Wake, pero ellas no iier-t"., la fluencia que encontrbamos en
Dubtininses y an en el Retrqto del artista, o inclusive en otros textos
que no sigun el ritmo devastador con el que Joyce busc de-spertar
con
u tu tit"tJrra de la somnolencia de la narraciry comprometida
el sentido de la historia contada.
Por eso, en lo concerniente a la palabra impuesta, comenzara por
G'
demarcar la diferencia entre los estilos de James ]oyce y del Seor
prien
el
que'
resaltando
Lacan,
por
Primeau, paciente entrevistado
mer caso, el tratamiento dado la palabra impuesta es mucho ms
joyce' la lengua
extenso, complejo y radical que en el segundo' En
de Irlanda' su
dominadores
los
de
lengua
la
inglesa -que es ambin
ser contescritorcomo
lanza
se
que
en
tie"rra natI, y la lengua
que los
punto
tal
a
fonatoria
suldentidad
nuamente esiremecia en
de
provenientes
significantes
como
resuenen
significantes "ingleses"
deje
Philippe-Sollers'
segn
ingls,
el
que
de
otias lenguas, aipunto
de existir, tanto como cualquier otra lengua, como una lengua autojoyceano con el
suficiente22. Adems de estb, si comparamos el sinse
que/ en
verificamos
Lacary
por
entrevistado
assistqnat del paciente
insertadas
fueron
e
assistsnnteste ltimo, dts palabras -assassinot
juntamente con un coeficiente de anulacin que hace que el trmino
conossistunat suene como un equvoco, en cuanto que, en sinse'hay
de
anulacin'
coeficiente
el
ms
palabras
traccin de tres
f
J
.
80
'
tanto
rinnians wake fue escrito, el ingls no existe ms. El no existe ms,
(SollEns, Ph.:
como cualquier otra lengua, en anto lengua auto-suficiente"
;jof." Cie", o/r. cit., plg. l5). Esta afirmacin, como ya indiqu en el.inicio
ie ste "ttexto, ser explicimente evocada por Lacan en la primera leccin de
su seminario consagrado a JoYce'
6
23 A lo largo de mi libro, Los escritos
fuera de s, busqu explicitar cmo Joyce se
torna "poeta del propio Poema" a medida que inscribe el nombre Joyce en la
-t
historia de la literatura.
24 En "Primeau", tenemos algo que nos remite al "premier", al " prirne" , o sea, al C
"primero"; por su parte, la letra "G" no deja de resonar como "fe", donde
encontramoi por 10 tanto el pronombre que designa la primera persona del
singular.
8l
pio"2s -la palabra impuesta en joyce, a diferencia del caso entrevistado por Lacan, no se daba de modo tan espontneo porque se efectivrzaba en todo un tratamiento que ste, como escritor, confera a la
palabra, exigiendo que redoblsemos o le devolvisemos la imposicin con que ella misma nos afecta y nos perturba. Con su escritura,
Joyce busca perturbar la palabra que lo perturba -es ese doblez que
el Sr. G. Primeau no consigue efectuar, aunque lo intente a partir de
un mecanismo situado por 1 mismo como del orden de una reflexin
o de un mundo imaginativo: "Tengo una amiga Brbara y de lo clue
resulta Sants Btrbaro. Santa Btrbsra es una frase emergente... [una
palabra impuesta]. Siempre tengo esa disyuncin entre las dos, se
completan segn la influencia del tiempo, y que no son del mismo
tipo; una es emergente y la otra es reflexiva".26
"Es un lenguaje muy simple que uso en la vida cotidiana, y por
otra parte, hay un lenguaje de influencia imaginativa, en el cual hago
trna disyuncin de las personas que me rodean. Eso es lo ms importante. Mi imaginacin crea otro mundo, un mundo que tendra un
sentido equivalente al mundo llamado real, pero que estara completamente desunido. Los dos mundos estaran completamente desunidos. Por otro lado, estas frases impuestas, en la medida en que emergen para agrediq, a veces, a la persona, son puentes entre el mundo
imaginativo y el mundo llamado real".27
Ahora, despus de hacer alusin al modo riguroso con que el
Uliss fue construido, Soupault nos muestra tambin, a travs del
estilo con que Joyce trata la palabra impuesta, la presencia de una
especie de asignatura, de nominacin y de redoblamiento apropiador de la perturbacin provocada por el parasitismo de la palabra:
"Joyce exige de su lector un esfuerzo sin dispersin. Le impone de
entrada su tono, su color, su estilo. La imaginacin jams puede
seguir libremente su curso. Desde la primera palabra, aquel que osr.l
comenzar Ia lectura es de algn modo aprehendido y, cueste lo quc
cueste, deber curvarse ante la voluntad del autor".28
Si Lacan reconoce la singular inventiva del paciente que forja la
expresin "palabras impuestas", per al mismo tiempo, en el final de
9 25
Sour,,rurr, Ph.:
.u
82
y pg.25.
pag.0.
Al
Seor G.
y,por el otro,
-o
q
o
6
ms al Secr G. Primeau que a |ames Joycc: Sur-os1 Carol Loeb. Lucin loyce: to
dancc itt the wnke , Farra, Straus and Giroux, New York, 2003.
--t
C
32 Cf. Mrrrn,
J.-A.: "Notice de fil en aiguille", en: LaceN, J.: Ltt setLinaire. Liurc
XXLil, Le sinthome, op. cit., pgs.220-224. [En la edicin castellana: Cf. Mlu, r
f.-A., "Notas paso a paso", en: LeceN, 1., El seminario, Liltro 23, Le sinthome, op.
83
cit., pgs.215-219.)
palabr".33
Miller, por su parte, me permite destacar an ms lo que distingue los estilos de ]ames Joyce y del Seor G. Primeau en relacin al
tratamiento de la palabra impuesta: a partir de la ltima enseanza
de Lacan, tenemos una "teora de la doble escritura"34. Asi hay una
escritura que se procesa como "una precipitacin del significante
fnico", como una forma de traduccin en el sinse joyceano en cuanto que en el assistanation, podemos verificar, en la torcin de voz que
ellas corporificary en el equvoco que ellas imponery cunto "lapalabra es susceptible de depositarse bajo la forma de escritura y ser
recompuesta a partir de ese rasgo"3s. Entre tanto, hay una otra escritura que, como "puro trazo de escrito", "no tiene nada que ver con la
palabra y con la voz" y que, de este modo, se impone "desanudada
de la voz y de la palabra portadora de sentido"36, autnoma con relacin a lo simblico y al sentido. Lacan, en su ltima enseanza, se
aventura por esa otra escritura cuando busca disear el "nudo borromeo", resaltando su propiedad de enlazar tres anillos de modo que
un corte sobre uno de ellos implica el desenlazamiento del propio
nudo.
Ahora, en el mismo perodo en que comienza a interesarse cada
vez ms por la trinidad corporificada a travs del nudo borromeo,
Lacan se reencuentra con la obra de |oyce y nos invita a considerarla
como un anudamiento -un verdadero nudo-, a travs del cual este
escritor intentaba lidiar con los equvocos y enigmas que parasitaban
su cuerpo y tambin su destino como escritor. El estilo de Joyce es
diferente al del Seor G. Primeau porque ese paciente entrevistado
por Lacary aunque sensible a la "palabra impuesta", no consegua
una solucin efectiva para doblegarla de un modo diferente a aquel
de la reflexin o de la creacin de un mundo imaginativo: la obra de
I
o
f
J
33 LecaN,
l.: Lc seminaire, Liare XXlil, Le sinthome, ot. cit., pg,. 97. lEn la edicin
castellana: LacaN, J., El seminario, Libro 23, Le sinthome, op. cit., pg.941
.
^
.U 34 MtLr-En, J.-A.: "Le rel est sans loi", op. cit., pg.73.
35 lhd., pg. 1.3.
(9
84
Joyce no es propiamente un reflejo de su vida, ni un mundo imaginativo creado aparte de su propia existencia.
37 L,+ceN, l.'. Le seminaire. Liare XXltl, Le sintlLome, op. cit., pg.144' [En la edicin !
;q
castellana: LceN, J., El seminnrio, Libro 23, El sinthome, op. cit , pg' 7421
38 lbtt.,pg. 144. [Enia edicin castellana: Ibd.,pg.M2)
85
3e lbt\., pa[. tsa. [En la edicin castellana: lbd, ot. cit.
lll. Suplencias
en las psicosis
Gwttratvto A. Bcuca*
lntroduccin
En la ltima enseanza de Lacan se puede verificar estudiando
sus presentaciones de enfermos la inauguracin de una clnica que ya
no ser la de Freud.
A tal punto, que se puede definir que se trata de la poca lacaniana del psicoanlisis. Dado que esta clnica ya no se corresponde con
el reino del Nombre del Padre, sino con la de la enseanza del
matema S(A) (significante del Otro tachado). En la cual, no solo pluraliza el Nombre del Padre sino que lo socava desde el interior, atacando mediante el equvoco ellazo del significante con lo que se cree
es su significado.
Es la poca de la inexistencia del Otro, la poca de los desengaados, la poca de la errancial.
En este sentido, la presentacin de la paciente Mlle. B., en 1976,
permit ilustrar esta clnica. Es ms, su relectura -sobre la que
volveremos varias veces* tiene la importancia de que no solo muestra una clnica en particular, sino que anticipa una prctica con las
psicosis, que tambin ir ms all de las mismas. As el caso, puede
.E
m
89
rnunclo, como significante del Otro, S(4), como Otro del Otro.
Cuestin qlle ms tarde fue revisada, y el concepto de forclusin del
Nombre del Paclre pas a ser reemplazado por el de fuera de discurso.
c-le 1o
imaginario.
I'or el contrario, los protagonistas de la pelcula -representados
por Daniel Auteuil y Juliette Binoche- que vivan apaciblemente, de
repente pasan a ser filmados en sus vidas privadas, sin saber nunca
por quin, en una situacin que no parece tener medida ni lmites.
Enigma que -por eso misnro?- no quedar resuelto en el final, y que
J
tambin ser trasladado en forma ansigena a los espectadores.
U
m
Es este detalle, impecablemente transmitido por el directol. lo que
o marca la poca:
cmo el objeto a (mirada) comanda la subjetivacin
)J
contempornea.
As de forma imprevista para estos personaies de vicla acomodada, se pone en evidencia que ya no se est en la propia casa, que el
Nombre del Paclre ya no puede taponar ni garantizar el e'stado de
bienestal, y entonces el miedo y la angustia alcanzan a todos estos
sujetos criados bajo un orden tradicional ya cado en el pasado. Para
todos, menos para sus hijos, que parecen gozar de cierto cinismo y
empuje por recordarles a los padres que lo real se impone y no tiene
estructura de ficcin.
De esta nlanel'a, la pelcula nruestra una poca donde hay un
desamparo organizado, donde lo traumtico irrumpe angustiosamente cuando los sujetos cornprueban la falla de una vida autoorganizada, en la que crean estar en un mundo de espacios protegidos o
inrnunes.
Situacin que lejos de los primeros seminarios de Lacan, muestra
que lo simblico ahora se consagra a la imagen. Es ms, se pLlede
afirmar que el mismo est dominado o en continuidad con 1o imaginario, y que cuando se desestabiliza prodtrce como corlsecuencia ya
no el malestar en la civilizacin, sino la civilizacin del trauma3.
Es desde estrs lecturas que proponernos abordar el esttidio de las
soluciones imaginarias de las psicosis. Esa relacin que tanto ha llarnado la atencin desde el Honrbre de los Lobos, entre narcisismo y
(, 2
90
LItLo por
er-r
estndares,
pero no sin principios" , en: La urgencia generaliznda: cit:ncia, poltica y clnica clel
trnurnu, Gama ediciones, Bs. As., 2005, pgs. 31-49.
Let rx, J.'. Semitrario RSt, 1974-75 (indito).
--t
m
91
del deseo de la madre. La segunda identificacin es una identificacin narcisista, la del "cadver leproso", expresin de i(a). Por ltimo, la identificacin que manifiesta la resolucin delirante: "Ser la
mujer de Dios".5
1. El "conformismo narcsista".
El mecanismo "como si"
Anteriormente, en el texto sobre "Los complejos familiares", Lacan
observa un "conformismo narcisista" previo al momento del desencadenamiento. Luego, en la fase "fecunda del delirio", los objetos
transformados por una extraeza inefable se revelan como enigmas,
encuentros repentinos, significaciones: "Es en esta reproduccin que
se derrumba el conformismo, superficialmente asumido, mediante el
cual el sujeto ocultaba el narcisismo de su relacin con la realidad"6.
Asi en 1938, establece una clnica diferencial en base a los fenmenos imaginarios del estadio del espejo. En lo ms alto de la escala
ubica al delirio de reivindicacin, y sucesivamente, el delirio sensitivo de Kretschmeq, y el delirio de interpretacin. En un nivel menol,
la psicosis alucinatoria, y por ltimo, la parafreniaT. Ya en el Seminqrio 3 toma el perodo prepsictico de un caso analizado por Katan.
Un hombre joven cuyo desencadenamiento ocurre en la pubertad:
"En ese sujeto, nada haba del orden de un acceso a algo que pudiese
realizarlo en el tipo viril. Todo falt. Si intenta conquistar la tipificacin de la actitud viril es mediante una identificacin, un
enganche, siguiendo los pasos de uno de sus camaradas". Para agregar que encuentra a7l "el mecanismo del 'como si', que Helene
Deutsch destac como una dimensin significativa de la sintomatologa de las esquizofrenias". Definiendo que se trata de un mecanismo de compensacin imaginario del Edipo ausente, "que le hubiera dado la virilidad bajo Ia forma, no de la imagen paterna, sino
del significante, del Nombre del Padre"8.
Luego, subrayando an ms este mecanismo, citar una de sus
presentaciones de enfermos: "Recuerden ese pequeo sujeto que evi)U dentemente nos pareca, a nosotros, muy lcido (...) se haba vincu6 lado a un amigo que se haba vuelto su punto de arraigo en la exiso
u
J
J
6
(, 7
92 8
5
LacaN, J.: "De una cuestin preliminar a todo tratamiento posible de las psicosis", en: Escritos 2, Siglo Veintiuno editores, Bs. As., 1987, pgs. 573-564.
Laceru, l.: La familia, Argonauta, Bs. As., 1987, pg.700.
lbd., pgs.100-102.
LeceN, J.: El seminario, Libro 3, Las psicosis, Paids, Bs. As., 7986, pgs. 274-5.
imaginario/real, como lo manifiesta el delirio paranoico, pero tambin la solucin del "como si". Del mismo modo, se podran ubicar
los casos Dick de M. Kleir y del pequeo Robert de R. Lefortl0.Asi
es conocida la definicin de Lacan del "enchapado" del mito edpico
en relacin a Dick. El nio de cuatro aos, para quien lo real y lo
imaginario eran equivalentes, y que como respuesta a la intervencin
intrusiva de la terapeuta produce un movimiento en donde imaginario y real comienzan a estructurarse "al punto que se humaniza".
Consideraciones similares describe cuando discute el diagnstico
del caso Robert. El pequeo vive solo lo real, ya que se trata de "una
sntesis de lo imaginario y lo real"11. Al respecto, Lacan destacar la
elaboracin imaginaria secundaria, subrayando cmo el comportamiento motor que el nio alcanza est en relacin al dominio imaginario.
pg.28e.
LacaN, J.: El seminario, Libro 7, Los escritos tcnicos de Freud, Paids, Bs.
1985.
As., !
c
lbd., pgs.730-166.
12 PaLourna, V.: "Freud y la esquizofrenia",
en: Llno por Uro, Rev. Mundial
11-
Psicoanlisis,
de
93
ciones acrobticas
o
!
j
(9
96
Abraham,
se basara
ya no en una represiry sino en una verdadera prdida de carga objetal, es decir una patologa narcisista que conservaralacapacidad de
identificarse como un autmata con los objetos externos.
Deutsch finaliza diciendo que estos casos permiten aprender
sobre la psicologa del yo, los transtornos afectivos, y quiz, el problema del esquizoide, definindolos como estados prepsicticos de la
esquizofrenia.
Buscando en artculos ms recientes, principalmente de autores
norteamericanos, encontramos un debate en cuanto a lo abarcativo
de las categoras "bordeiline". As, habra por un lado una descripcin
ms amplia y generalizada: la de Otto Kernberg, donde entre otras,
la personalidad "como si" queda como un subtipo. Incluso, en otros
trabajos que siguen estos lineamientos, figura la descripcin de H.
Deutsch como un antecedente del cuadro "1mite"14.
A su vez, otros psicoanalistas, han optado por una descripcin
ms restringida del "borderline" y consideran vigente la nocin del
"como si". Esta es la posicin de algunos artculos de la Menninger
Clinic, donde se lo sita como un trstorno de la personalidad, diferencindolo de la pe_rsonalidad esquizoide, del sindrom e borderline, y
de la esquizofrenials.
Tambin con una posicin crtica hacia Kernberg, W. Meissner
o
6
13 Dnurscn,
esquizofrenta", Reaista
". Goesr,
14
p9.28.
97
3. La "mquna de influencia"
y la sere clnica de Tausk
En cuanto al diagnstico de psicosis, a diferencia de esos psicoanalistas, Lacan pondr el acento en la "envoltura formal" del sntoma, y la presencia de fenmenos elementales. Evaluacin sutil, que
abarcar la pesquisa de fenmenos en el cuerpo, en el plano perceptivo, y tambin de la certeza de signos autorreferenciales que se conocen a partir de Neisser como de "significacin personal".
En el seminario sobre las psicosis, comenta cmo los clnicos han
enfatizado la relacin de exterioridad del suieto con el significante
bajo la descripcin de un sndrome de accin exterior. Lo que subrayara bien la dimensin esencial del fenmeno, "la exterioridad del
psictico respecto al conjunto del aparato del lenguaje."
En relacin a esta heteronoma del lenguaje, aparece citada Helen
Deutsct destacando "cierto como sif', en donde los enfermos nunca
entran en el juego de los significantes, salvo a travs de una imitacin
(, exteriorlT.
J
U
o
u
J
18 LeceN,
J.: "De una cuestin
J
l
(9
98
16 Metssrurn,
17 LecnN,
J.: El seminario, Libro 3, Las psicosis, op. cit., p9s.359-60.
547.
169-208.
:
I
;
psi- !
99
g
100"
completas,
1. Simples sentimientos de alteracin, primitivamente sin sentimiento de lo "extrao", luego acompaados del mismo, sin referencia a una persona responsable (alteraciones fsicas y psquicas y
de ciertas partes del cuerpo).
2. Sentimientos de alteracin bajo forma de sensaciones anormales, con designacin de un responsable que es el enfermo mismo.
3. Sentimientos de alteracin con designacin de un responsable
que se sita dentro del enfermo, pero que no es el enfermo mismo.
4. Sentimientos de alteracin con proyeccin alucinatoria del proceso interior hacia el exterior, sin designacin de ningn responsable,
sin sentimientos de lo extrao al principio, luego acompaado del
mismo.
5. Sentimientos de alteracin con designacin de un responsable,
por va de identificacin (caso Emma A.).
6. Sentimientos de alteraciones con proyeccin del proceso inte-
el
tir de las referencias que ha hecho Freud. Se trata de una mujer jven
que se senta influda, de un modo completamente inslito, por aquel
a quien ella amaba: "Deca que sus ojos no estaban correctamente
situados en su rostro, que se haban torcido. Esto se deba a que su
querido era un mal hombre, un mentiroso, que haca torcer los ojos.
En la iglesia se sinti un da bruscamente sacudida, como si la
hubieran cambiado de lugar: su querido era alguien que la engaaba
y la haba vuelto mala y parecida a l mismo".
En su trabajo, Palomera describe el juego significante que Freud
comenta con tanto inters22: "El Dr. Tausk de Viena ha puesto a mi
disposicin algunas de sus observaciones que presentan la ventaja de
que la enferma misma proporcionaba an la explicacin de sus palabras (...) acudi a la consulta poco despus de haber reido con su
novio y quejndose de que 'los ojos no estn bien, estn torcidos'
("Die Augen sind nicht richtig, sie sind aerdrhet"), y explica luego, por
'
6
o
o
+
C
Amorrortu, Bs'
22 Perourneu V.: "Freud y la Esquizofrena", op. cit.
't0f
cin" ("sie muss sich qnders stellen, als stellte sie jemand, als wrde sie
gestelt"). Cmo se analiza esta frase? Freud destaca que se analiza
por medio de los reproches de la paciente al novio: "Es muy ordinario y le ha hecho ordinaria a ella, que es de familia fina. La ha
hecho igual a 1, hacindole creer que l era superior; y ahora ha llegado a ser ella como 1, porque crea que llegara a ser mejor si consegua igualarse a el. l se ha colocado en una posicin que no le corresponda (" Er hat sich zterstellt" ) y ella es ahora como l -por identificacin-, pues l la ha colocado en una posicin que no le corre$ sponde (" er hat sie aerstellt")" .
pr deci, el movimiento de "posicin" -observa Tausk- es una
o representacin de la palabra "fingir" (sich stellen: colocarse;
"e/I stellen: fingir) y de la identificacin con el novio.
Con estas descripciones y teoras, se podra deducir cmo me] diante la hipocondria y el lnguaje de rganos de la esquizofrenia,
t Freud elabora la conexin entre el cuerpo y el inconsciente.
t02 Al respecto,I.-A. Miller tambin se ha detenido en la preocu-
4. Mlle.
B.
23
de la Orientacin Lacaninna,clase
del 7 de
marzzo
de
2007 -i
c
As. (inditas)
r03
pero tambin los conceptos de Otro, de Nombre del Padre, de smbolo flico.
Lo remarcable y novedoso es que todos estos trminos pasan a
tener una funcin de broche entre elementos profundamente en
disyuncin: la no relacin del significante y el significado; la del goce
y el Otro; la del hombre y la mujer.
As el Otro, el Nombre del Padre, el falo, que aparecan como
trascendentales y condicionando toda la experiencia, son reducidos a
conectores. La consecuencia de esto es que de ser una dimensin previa a la experiencia, autnoma a la misma, como si hubiera un simblico previo, se pasa a la primaca de una prctica, de una pragmtica social.
gun.
LENGUAJE
u
J
j
l
(,
104
26 Mlrlen,
J.-A.: "La psicosis ordinaria: la convencin de Antibes", Paids, Bs.
As.,2003, p9.286.
27 Mtt-rnn,
|.-A.: "Los seis paradigmas del goce", en: El lenguaje, aparato del goce,
Coleccin Diva, Bs. As., 2000, pgs. 141-180.
5. El
moiy la persona
o
Teniendo en cuenta estas formulaciones de un imaginario a la :1
deriva, es que ya intentamos vincular el "como si" a un punto de llegada suplementario2s.
^+C
28 Brraca, G.A.: "La actualidad del 'como si"',
en: Formas clnicas, Catlogos, Bs.
4s.,7999, p9s.59-76.
105
<
2
6il
29 LecN,
31 Lacex,
f.: "Observacin sobre el informe de Daniel Lagache: Psicoanlisis y
5
j
estructura de la personalidad", op. cit.
32 ConslN
JIMNEZ, A.: "Cooperacin y procomn: relaciones antropolgicas",
,5
v
Archipilago, Cuadernos de Crtica de Ia Cultura, N"77-78, Barcelona, 2007,
106 pgs.27-32.
travs de sus cuerpos. sostienen que todos los seres vivos, humanos
o no humanos, animales, plantas, son Uno en virtud de compartir un
mismo espacio csmico y lo que nos distingue son nuestros cuerpos,
y el trabajo que invertimos en que nuestro cuerpo sea de un tipo u
otro, definiendo que para ser humano hay que ,,hacerse,, ,rr.r".p,,
humano. En trminos que resuena.r
seminario de Lacan sobre
"or-, "i
Joyce, se dice que la vida de un piro consiste
toda ella en ,,hacerse,,
este cuerpo, invirtiendo en ciertas prcticas y modos de sociabilidad
y no en otras. Por ejemplo, distintos modos de fabricarse un cuerpo
humano denotan distintas "clases" de ser persona, empezando por
aquellas que son parientes y las que no lo son. Asi n se nace pariente de otra persona, sino que el parentesco se ,,hace,,: compartien-
do modos de vida.
En suma, el parentesco es un punto de llegada, y no un punto de
partida, porque no tiene que ver la biologa sino con experincias de
sociabilidad, con estilos de vida.
6. Acontecimiento de cuerpo
continuando con la categora de las enfermedades de la mentalidad, contemporneamente al encuentro con la paciente, ]. Lacan
lati- !
noamericanos-, en su presentacion de la edicin francesa del E
u
33 LecaN,
J.: El seminario, Lbro 23, El sinthome, paids, Bs. As., 2006, pg,.
147.
I0?
Es aqu donde aparece "Deunamor"37, un? creacin que se inspira en sus "ensoaciones", y como explica a partir del "deceso de su
esposa, a quien apareca amando inmensamente, (...) poco a poco,
Deunamor fue perdiendo su sensibilidad, hasta quedar reducido a
un cuerpo sin conciencia".
Por su lado, Rubn Ros coincide en que esta accin que le permite materializar este "poqusimo" de cuerpo, es ulta instrumentalidad pragmtica orientada ms all de lo til38. Como insina
Macedonio: "todo es posible", dado que la psych "no responde a
ninguna ley", es nicamente la praxis del lenguaje nombrando o
describiendo el acontecer errtico del mundo. Con lo que el "hombre" tiene clue asumir la tarea -que [e vendra impuesta- de "hacer"
el mundo describiendo lo que an no tiene nombre. A esta tarea Ros
la formula como el "nominalismo de la sensibilidad" de Macedonio
Fernndez, y denomina su lgica como pragmatismo poitico (de
poesis: "invencin", "creacin") o pragmatismo mitopotico del
acontecimiento.
"Manera de una psique sin cuerpo"39, es el ttulo de un texto en
donde enfatiza: "Mantente en el Misterio, lector. Para Ia psique no
hay el 'en', no est en el Cuerpo.
Y en un cuerpo pueden manifestarse y recibir estmulos dos
Psiques tan extraas una a otra como las que se manifiestan mediante dos cuerpos.
Y esta experiencia es suficiente para iluminar la no-dependencia;
la transparencia de la Psique en los Cuerpos".
La nocin de sntoma "en lo que es: acontecimiento de cuerpo, ligado a lo que se tiene ", fue subrayada por Miller de la intervencin
que hiciera J. Lacan en la sesin inaugural del Quinto Simposio
Internacional |ames Joyceao.
A su vez, Eric Laurent seala que el hecho que "el sntoma no est
en el cuerpo" sino que est situado como "acontecimiento de cuer-
erntndez,
2001.
Uruo, Revista
Mundial
de
Los
;
-
109
el pensamiento de los estoicos y su distincin entre cuerpo e incorporales, donde oponan el espesor de los cuerpos, a acontecimientos
corporales que tenan lugar nicamente en la superficie. As los
"incorporales", no son cualidades y propiedades fsicas, sino atributos lgicos o dialcticos (relacionados esencialmente al lenguaje). No
son cosas o estados de cosas, sustantivos ni adjetivos, sino verbos,
acontecimientos: resultados de acciones y de pasiones42.
En sntesis, el acontecimiento es expresado siempre por un verbo,
no es un se, sino una manera de se, y Deleuze lo ejemplifica distinguiendo que un rbol puede ser verde, pero diferente es cuando el
;
:
E
2-
=
n.' Drrrun, G.: Lgica del sentido,Planeta-Agostini, Barcelona, 1994.
\ 4r
LeceN, J.: EI scminario, Libro 23, EI sinthome, op. cit., pg. 1,44.
,;
- _ aa MrLLEn, f .-A.: "Nota paso a paso" , en. EI seminario, Libro 23, El sinthome, op. cit.,
110
p9s.795-241.
+
a5 Mnr.En,
J.-A.: Curso de la orientacin lacaniana, "piezasde repuesto,,, clase del
Ao
1,
lll
U
J
:)
J
114
lo que conduce a Lacan a situarlas fuera de lo imaginario -en la conexin de lo simblico y lo real. Por el contrario, la gloria de Roussel
pone en juego su cuerpo: es una "sensacin" que l lleva consigo,
sta se escapa de su se, participa de un estado hipomanaco que le
permite no sentir la fatiga, trabajando casi sin parar. En este caso se
trata de un goce no flico que se apodera del cuerpo: goce Otro situado en la articulacin de lo real y de lo imaginario. Sostener que la gloria se produce fuera de lo simblico puede sorprender, ya que ella
parece salida de un trabajo de escritura, por lo tanto Roussel mismo
indica que ella no es esencial a la tarea, l seala que ella es lo que
experimentaba Napolen en 1811 o lo que Tannhauser soaba en
Venusberg, y sobre todo, precisa que el foco deslumbrante no est
ligado al volumery no fue creado, ya que l lo llevaba ya consigo. Los
lmites que lo simblico impone al goce se encuentran franqueados
en esta experiencia. Roussel encuentra ah menos la fuente de su
vocacin que la certeza de una posicin de excepcin: "De esta crisis
de gloria y luz, escribe )anef Martial ha conservado la conviccin
inquebrantable de que l tuvo la glori4 que l posee la gloria; que los
hombres lo reconozcan o no/ poco importa" . El fracaso de sus libros
retrasa la constatacin externa de su gloria por los otros, pero "esto
no conmueve su realidad".
La experiencia del goce Otro por un sujeto no es suficiente para
inferir de ello su estructura psictica: el misticismo y las tcnicas
arcaicas del xtasis bastaran para hacer objecin. La certeza de estar
en una situacin de excepciry solamente comparable a figuras ms
elevadas, tales como Dante, Shakespeare o Napolery sugiere por el
contrario que la funcin paterna forcluida retorna en lo real.
La desconexin de lo simblico
Numerosas sory por otro lado, las indicaciones que vienen a confirmar que el anudamiento de lo simblico a las otras dos dimensiones, tiene un error en la estructura de Roussel3.
f
!
I
i
nero, cada comida se compona de 16 a 22 platos (!) (Caradec F. Vie de !
Raymond Roussel, o.c., pgs. 301-302). Sin embargo, Roussel se cuida de !
enmarcar este desborde pulsional: agrupando las comidas coloca en su lugar I
un lmite auto-impuesto, que no es sin analoga con la funcin de su proceso de escritura.
115
Su curioso comportamiento alimentario parece dejar discernir la emergencia
de un goce infinito en el seno de la pulsin oral. Lc suceda de agrupar las cuatro comidas en una sola ingesta, de manera ininterrumpida entre 12:30 horas
y 77:30 horas: la abundancia <Je platos era excepcional ya.ue, segn su cocl-
al
z
u
ff6
a 1 subraya.
5 Caradec F. Vie de Raymond Roussel., o.c., p9.65.
6 Rousser, R: Commeni j'ai crit certains de mes liures (1935), Coll.10
35.
11,8.7963,
pg.
7
I
9
--t
m
117
Corordr, diario financiero antisemita en el cual l es acusado de "delitos o crmenes". Esta publicacin menciona los encuentros con "numerosos menores
d" sexo masculino" e incluso de demandas judiciales y chantajes, de partc de
Ios padres de jvenes que habra seducido. Uno de estos asuntos judiciales
ocurre meses despus d la publicacin de El Dobte, en julio 1897. Rossel y su
madre llegaron sin embargo a ocultar su homosexualidad. Segn Cermond, el
artculo d.e La Cocarde, luego de haber tenido en la poca 1 efecto de una
bomba, fue muy rpidamente arrojado al olvido. Paiece sin embargo que
Roussel debi,a veces, partir de viaje para evitar los escndalos. (Germond f.
Raymond Roussel h la Une. Cahiers de I'Unebaue, EPEL, Paris, octobre 2000.)
-,
:.
H
?
su medio: "Tiene una amante, cuenta ]anet, tiene fortuna, hizo algunos viajes lindos, son sus privilegios, hay que conservarlos, es necesario que los otros no invadan indebidamente sus derechos. l
qui s'incline
Raymond Roussel.
Je aois ce
13 tbd., pg.106.
1a PubhcaJo en pginas 3
Caradec F., in o.c., p9.
48.
12
julio
1897; citado
por 3
No se trata solamente aqu del ensayo malhecho de un adolescente exaltado. A sus cuarenta y cinco aos, Janet se sorprende an
de la representacin que hace de s mismo como un artista inmenso.
"El atribuye a sus obras, escribe el clnico, una importancia desmedida, no se conmovi por el fracaso evidente, [...] rro acepta la menor
crtica ni el menor consejo, tiene una fe absoluta en el destino que le
fue reservado: 'Llegar a cimas inmensas y nac para una gloria fulgurante. Esto puede ser largo pero tendr una gloria ms grande que
la de Vctor Hugo o la de Napolen. [...] Hay en m una gloria inmensa en potencia como en un proyectil formidable que todava no estall... Esta gloria tocar todas las obras sin excepcin, ella caer sobre
todos los actos de mi vida; investigaremos todos los actos de mi
infancia y admiraremos la manera en la cual yo jugaba a las barras...
Ningn autor ha sido y puede ser superior a m."15 Incluso si la gloria no se siente, ella no cesa sin embargo de sostener la imagen especular de Roussel; confirmacin de la persistencia de una estrecha
conexin de lo imaginario y de lo real, mientras que lo simblico no
asegura hacia ellos su funcin pacificante. Parece entonces posible
situar como sigue el error de la estructura:
Roussel en su ltima obra Cmo escribo algunos de mis libros, que constituye una suerte de testamento literario. Este procedimiento apareca como la esencia de su arte y como su nica invencin verdadera.
Es a ella que l confa, en ltima instancia, la carga de representarlo
en relacin a la posteridad.
Aqu tenemos cmo l lo presenta. "Yo elega dos palabras casi
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120'o otrr,
l,
pg. 116.
121
|rec"
por varillas de cors, rodando sobre rieles en carnes flcidas y llevando sobre su base una inscripcin relativa al plural de un verbo
griego"l. Ella encuentra su origen en las palabras siguientes:
se abrazan en el terreno]; 2)
N.T. Crculo (cercle) tiene en francs varios sentidos, entre ellos el de "club",
como lugar de concurrencia de personas.
N.T. Se nserva la frase en francs para demostrar el juego que el autor realiza con el sentido de las palabras.
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16
u --.RoussaL, R.: Comment j'ai crit certains de mes littres, o.c., pgs.74-15.
en francs para indicar el juego homofnico
J
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definitivo.
Si Roussel debe ser considerado como uno de los grandes adversarios de la retrica clsica, es porque 1 produjo una obra potica
fundada sobre un esfuerzo por separar el significante de la enuncia-
cin. Deseaba no utilizar otros materiales ms que los salidos del lenguaje mismo. Si busca en la homofona el principio generador de sus
mundos imaginarios, lo que intenta es borrar el acto del sujeto en la
creacin. Su procedimiento deseaba hacer tabula rasa de toda inspiracin espontnea.
La eleccin del autor interviene sin embargo en las frases y en las
palabras iniciales. No es en este punto que la singularidad del sujeto peligra por introducirse? Roussel intenta cuidarse de introducir la
singularidad del sujeto, tomando fragmentos del lenguaje tan insignificantes como posibles. Con respecto a esto, l precisa: "Yo usaba
no importa qu cosa": la direccin de su zapatero, una publicidad de
un aparato, un ttulo de un libro, versos de Vctor Hugo, etc.18
A partir de proposiciones cualesquiera, Roussel creaba con rigor
nuevos mundos. Una escritura de pura lgica se encuentra en el horizonte ltimo de su proyecto. La esencia del proceso, remarca l
mismo, consiste en "hacer surgir especies de ecuaciones de hechos" que
se trata de "resolver lgicamente". Entre todos los juegos de palabras
burlonas compuestos por sus adversarios concernient es a Locus Solus
, el ttulo de uno de sus libros, cita Loufocus Solus, gugus solus, Locus
Saoulus, etc., "hay uno que falta, afirma 1, y que, me parece, merecera ser hecho, es Logicus Solus."lg La lgica se caracteriza, como todo
discurso cientfico, por no poder instaurarse ms que sobre una tentativa de sutura del sujeto del inconsciente.
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6
De una manera diferente de la de |oyce, no tan radical, Roussel
aparece "desabonado del inconsciente". 1 rompe la conexin Sr-S2, o
o
no como el irlands, cortando el alma del sueo, y colocando el acen+
C
te tbd., pg.24.
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to sobre el significante unario; sino a la inversa, borrando el significante que representa al sujeto, y exaltando una funcin de representacin acfala. El procedimiento apunta a producir el significante a
partir de significantes cualesquiera bajo los que Roussel intenta
borrar su enunciacin. Sus textos simulan el cifrado de un sueo,
pero de un sueo en el cual el contenido latente se sostiene en fragmentos de lenguaje insignificantes. Ellos resultan de un cifrado
vaco. El lector va a encontrar solamente un proyecto esttico. Cuanto
menos de lo real est inmerso all ms acabado estar para Roussel:
"en m -afirma l- la imaginacin es todo". l se ocupa de precisar
en relacin a esto que de todos sus viajes, no extrajo nada para sus
libros.2O Efectivamente no son solamente sus viajes, sino todo rastro
de su historia, de sus opiniones o de sus ideales que se esfuerza por
mantener alejado de su obra. Cuando a pesar de todo, alguna cosa se
encuentra inmersa en su obra, es particularmente anodina, a la
manera de la direccin de su zapatero. El escritor posee como el hombre el gusto por el silencio y el secreto. Uno y otro no se aproximan
ms que ocultndose. Los escritos de Roussel se parecen a sueos
facticios generados, no por el deseo del sujeto, sino por un trabajo
autnomo de la letra.
Sin embargo ni el deseo del autor, ni un equivalente del significante unario, podran estar ausentes en una obra tan original. Es ciertamente en el proceso mismo que hay que buscar sus incidencias. No
es ms que en una referencia al proceso que Roussel se presenta
como inventor y como un maestro: "Se frafa, escribe L de un procedimiento muy especial. Y este procedimiento, me parece que es mi
deber revelarlo, ya que tengo la impresin que escritores futuros
podran quiz explotarlo con frutos."Zl Es hacia la edad de treinta
aos donde tuvo la impresin de haber encontrado su camino gracias
a las "combinaciones de palabras". Seguramente su escritura, a la
cual l consagra su existencia, viene al lugar de sntoma. Ella localiza su goce de manera obligada: su procedimiento exiga que le sea
consagrado un tiempo considerable. Sus obras demandaban muchos
esfuerzos. "Yo sangro sobre cada frase", confa Roussel. Todo conduce desde ese momento a considerar que en Roussel, el procedimiento posee una funcin de suplencia, que le permite enlazar el nudo de
manera que lo simblico pueda limitar lo imaginario y lo real. La
estructura parece entonces poder escribirse as:
,o rbid.,pg.27
n4
21 lbd., pg.11.
Que Roussel no haya tenido imaginacin en relacin a esto es sorprendente, remarca su bigrafo, "pero que no haya buscado por un
'procedimiento' cualquier forma de remediar esto, de su ,juvetud, a
su madurez, es ms sorprendente atin".22 El texto que entregaba
Roussel al impreso, contrariamente a lo que habramos podido esperar de un hombre tan meticuloso/ no estaba terminado: en un gran
nmero de ocurrencias, l dejaba en blanco los nombres de sus personajes, no completndolos ms que sobre el texto impreso, o pidiendo
al regente de la imprenta de hacerlo 1 mismo, pero, en ese caso, los
reemplazaba casi siempre por otros nombres que los que le haban
sido sugeridos.23 Es de destacar que con los significantes ms propios
a evocar el rasgo unario, el procedimiento se encuentra puesto en dificultad, y que en esta sola circunstancia Roussel apeli a una ayuda
exterior. sabemos que los nombres propios permanecen casi iguales en
todas las lenguas, de manera que ellos poseen la caracterstica de no
traducirse, y esta propiedad revela su afinidad con el signo y la designacin directa del significante como objeto. El patronmico no conduce con l al sentido del objeto, afirma Lacary ,,pero algo que es del
orden de una marca aplicada de alguna manera sobre el objelo, superpuesta a 1" .24 Esta caracterstica le parece deber ser encontrada en una
relacin fundamental con la escritura, lo que lo conduce a subrayar sus
afinidades con el rasgo unario. El procedimiento de Roussel conserva,
por consecuencia, la huella de lo que l remedia: la carencia del signi."
ficante para representar al sujeto ante otros significantes.
22 Canaorc, F.: Vie de Raymond
Roussel, o.c.,
23 lbid.,
2a LaceN,
i.: EI seminario, Libro 8, La identificacin, Clase del 20 de diciembre
7961., Paids, Bs. As.,
pg.64.
pe.lol.
1998.
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Existe sin embargo una excepcin remarcable: uno de sus personajes de Impresiones de Vica, un imitador habilidoso, una imagen de
Roussel, posee un patronmico no solamente generado por el proce-
dimiento, sino que podra valer como nominacin del procedimiento mismo, se trata de "Bob Boucharessas". En esta "bouche h ressasse".
["boca que repite palabras"], en Ia cual la homofona constituye el alimento, se dejara ver la vacuidad del cifrado operado por el procedimiento. Es porque Roussel debe elaborarlo para representarlo y para
localizar su goce, que 1 puede funcionar para producir una especie
de auto-nominacin. sta, adems, podra valer como seudnimo de
su autor. Por el contrario, desde que el procedimiento se separa de s
mismo, y se encuentra confrontado a lo que ms supla -la funcin
del significante que representa la singularidad del sujeto-, entonces
una dificultad surge y porta la huella del error de la estructura. Las
imgenes "repetitivas", ancladas en la homofona, reposan sobre una
esttica fundada sobre la purificacin de la escoria del sujeto en el
lenguaje.
Adems, si el proyecto de Roussel consiste en borrar de sus escritos el sujeto de la enunciaciry de manera tan radical como posible,
en provecho de un auto-engendramiento del texto por la letra, pareciera que su obra entera, a la manera de la obra de Joyce, testimonia
del error al que suple. El ensamblado que rcaliza el irlands con sus
escritos no restaura plenamente Ia funcin narcisista: lo que est en
juego es para l un goce privado de la letra, que no retiene en nada
el inconsciente del lector 25; mientras que para Roussel subsiste en su
obra una propensin del smbolo a emanciparse que testimonia del
error primero, y no atrae la atencin del inconsciente del lector. Si
ellos son distinguidos como ilegibles, es porque uno y otro, aunque
de manera no semejante, se encuentran desabonados del inconscien-
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joyce,
reposan en
sobre una liberacin de lo imaginario, y en Roussel, sobre o
una liberacin de 1o simblico, llaman al examen de una tercera posibilidad: 6
la de dnde se localizara 1o real en el cual la conexin no estara inicialmente
asegurada. Es lo que Genevive Morel pone en evidencia conVen: en el caso
de esta mujer, parece que el travestismo masculino, haciendo barrera contra el C
transexualismo, opera como una suplencia a la forclusin de la significacin m
flica. (MonBU G., Un cas de transaestisme fminin [Un caso de travestismo
femeninol, en ECF, 1995,30, pgs.2O-26).
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