Los Años Con Laura Días y Los Laberintos de La Memoria PDF
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y los
laberintos de la memoria
(ALD), la ltima novela hasta el
momento del escritor mexicano Carlos Fuentes, supone un
jaln ms, el nmero 21, en el proceso de elaboracin de ese
vasto proyecto vital que el autor bautiz como La Edad del
Tiempo. Publicada en Esparia en la Primavera de 1999, y en
Mxico pocos meses antes, la recepcin de la obra hasta la fecha
no ha pasado de las habituales reserias periodisticas que, de
forma unnime -al menos en lo que ha llegado hasta mis
manos-, han resaltado los valores positivos de la novela, que ha
sido catalogada como "una de las obras ms decisivas" del
"acontecer literario" de su autor I.
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Si la maestra de uno de los mejores narradores contemporneos, como es Carlos Fuentes, queda sobradamente demostrada en el alarde de recursos tcnicos que fundamenta la
estructura de ALD, los temas y personajes del relato, como ya
he serialado previamente, recuerdan a otras novelas del autor.
A continuacin intentar sistematizar estos aspectos atendiendo a los tres principales niveles que he percibido en la lectura
del texto: el inmediato, referido a la historia personal de la protagonista central, el contextual, relativo a los numerosos
comentarios y dilogos que se suceden sobre la historia contempornea, y el autorreferente, donde Fuentes al-ude a su propia historia familiar y da cabida a temas, estructuras y personajes procedentes de sus anteriores creaciones literarias.
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de la literatura hispanoamericana, no puede menos que venirnos a la mente la gran novela de Garca Mrquez Cien arios de
soledad, a la que Fuentes parece rendir tributo consciente en
algunos momentos de ALD. Esto se percibe de manera particular en la repeticin de nombres y caracteres en el caso de los
Santiagos que incluso, como los jos Arcadios y Aurelianos, aparecen numerados: "Santiago el Segundo" (pg.169), "el tercer
Santiago" (pg.411) y "Santiago IV" (pg.430). "Un nombre (...)
es la manifestacin de nuestra naturaleza ms intima"
(pg.432), afirma Laura al reflexionar sobre la personalidad
hereditaria de sus parientes fallecidos.
Las similitud en los caracteres de los personajes no se limita
sin embargo al caso mencionado, sirto que abarca tambin a los
amantes de Laura. Orlando Ximnez, Jorge Maura y Harry Jaffe
participan hasta tal punto de rasgos comunes que a veces parecen personajes intercambiables. Todos ellos son hombres comprometidos con una causa, idealistas perseguidos o exiliados por
sus convicciones politicas, nimbados por un aura de clandestinidad y romanticismo que Laura ve perdida en su acomodado
marido Juan Francisco. Todos ellos adems esconden un rnisterioso pasado, que alternativamente Laura desea o no penetrar, y
ms que como personajes con una psicologa individual, se perciben en todo momento como smbolos o representantes de las
vctirnas de la violenta historia del siglo, mscaras "del exilio y
la derrota" (pg.353), como define Laura a Jaffe. Con ellos
entran a su vez en la novela otras historias con otros protagonistas, que cobran una cierta independencia con respecto al hilo
central del relato, como la de Pilar Mndez, colaboradora franquista presuntamente fusilada durante la guerra civ-il espariola,
la de Raquel Mendes-Alemn, juda que termina sus das en el
campo de concentracin de Buchenwald, o la del actor norteamericano John Garfield, perseguido por sus ideas comunistas.
Tanto la trama central de ALD como las derivadas de la
misma se ven acompariadas por abundantes descripciones
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espaciales y reflexiones histricas que lleva a cabo la voz narrativa, y que contribuyen, como se ha dicho, a crear un tempo que
avanza en ocasiones muy lentamente. Los intercambios de informacin entre los personajes, introducidos bien a modo de dilogos directamente transcritos o de monlogos interiores, redundan en un constante intento por penetrar las claves ocultas que
mueven sus propios actos y relaciones mutuas. De este modo,
en Juan Francisco sern la ambicin y la cobarda, no admitidas de forma consciente, las que le llevarn a traicionar sus iniciales ideales revolucionarios y a perder la estima de su esposa.
Jorge Maura, atormentado por los recuerdos de la contienda
espariola y el nazismo europeo, acaba encontrando la respuesta
a sus muchas dudas existenciales en la conversin religiosa,
que lo conduce al final de su vida a un encierro en un monasterio de Lanzarote. Harry Jaffe, por su parte, vive torturado por
su delacin en el Comit McCarthy, y sus comentarios se debaten en torno a la traicin, la fidelidad y la persecucin poltica.
En todos los casos, ese intento por llegar hasta lo ms profundo
de los resortes a menudo inconscientes que determinan la
actuacin humana, recuerda las incursiones de tipo psicoanalitico que Fuentes llev a cabo sobre todo en sus primeras obras,
desde La regin mds transparente (RMT) (1958) hasta Cambio de
Piel (CP) (1967).
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En otro momento del mismo trabajo, Paz relaciona la violencia dominante en su pas con las prcticas sacrificiales
prehispnicas, e interpreta la matanza de Tlatelolco de 1968
como la expresin ms evidente de la pervivencia del pasado
en el presente:
Las correspondencias con el pasado mexicano, especialmente con el
mundo azteca, son fascinantes, sobrecogedoras y repelentes. La matanza
de Tlatelolco nos revela que un pasado que creamos .enterrado est vivo
e irrumpe entre nosotros. Cada vez que aparece en p blico, se presenta
enmascarado y armado; no sabemos quin es, excepto que es destruccin
y venganza 4.
Doble realidad del 2 de Octubre de 1968: ser un hecho histrico y ser
una representacin simblica de nuestra historia subterrnea e invisible 5.
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La escena guarda un estrecho paralelismo con la que describe en MAC el encuentro entre el hacendado Gamaliel Berrtal y
el joven soldado revolucionario Artemio Cruz. Ambos personajes, Dantn y Artemio, ircian de hecho su escalada partiendo
del dinero y las posesiones que consiguen arrebatar a viejos
chingones en decadencia. La reflexin de D. Gamaliel, tras su
encuentro con Cruz, es muy significativa al respecto: "desventurado pas que a cada generacin tiene que destruir a los anti-
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franceses en Argelia, Indochina o Senegal (pg.317), o los asesinatos paranoicos de Stalin en la Unin Sovitica (pg.326).
De este repaso histrico se desprende un claro mensaje:
por encima de huecas prdicas oficiales que nos hablan de progreso y desarrollo, y ms all del espejismo del asombroso avance tecnolgico, en el siglo XX las utopias de paz, concordia y
convivencia se han visto aniquiladas una y otra vez por la barbarie ms irracional, y en su transcurso se ha consagrado adems un sistema econmico que ha condenado a muchos pueblos y sectores de la sociedad a la pobreza. Son muy significativas en este sentido las descripciones que hace el autor sobre la
progresiva degradacin de la Ciudad de Mxico, devorada por
la especulacin salvaje, la inmigracin incontrolada y la contaminacin galopante, y, sobre todo, la imagen casi apocaliptica
que ofrece de la ciudad de Detroit al filo del nuevo milenio
(pg.12)
Sin embargo, frente a novelas anteriores como CP o TN
donde no habia otra solucin que la muerte o incluso el
Apocalipsis purificador, el final de ALD parece dejar una puerta abierta a la esperanza. La imagen del ltimo Santiago, en
quien se supone se compendia el carcter de sus antepasados
homrmos, viviendo feliz en Los ngeles en compailia de su
amante, parece apuntar al potencial de futuro que alberga la
comunidad chicana, esa "tercera hispanidad", como Fuentes la
ha definido en El espejo enterrado 8, protagonista del tiempo que
se avecina y la nica que, como el personaje de Juan Francisco
en el penltimo libro de Fuentes, puede ser capaz de romper
"para siempre el cristal de la frontera" 9.
El nico refugio que el novelista encuentra como contrapeso a las calamidades que ha deparado el proceso histrico,
se encuentra en el mundo del arte y de la cultura, siempre vigi(8)
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lante y presto a denunciar los excesos del poder. Por las pginas de ALD desfilan los nombres de los artistas e intelectuales
que han realizado las aportaciones culturales ms significativas
de su pais en el transcurso del siglo. Es el caso de Mariano
Azuela o Carlos Pellicer, autores que Laura lee con devocin en
1922 (pg.110), o de Xavier Villaurrutia y Jos Gorostiza, nombrados en el capitulo correspondiente a 1939 (pg.223). Pero,
sobre todos ellos, sobresale la figura de Diego Rivera, protagonista directo de algunos pasajes de la novela junto a su esposa
Frida Kahlo. El pintor me)dcano representa como ning n otro
ese espiritu escptico y algo burln, que toma distancia de las
versiones oficiales de la realidad y la historia e intenta penetrar
en las claves de la verdadera identidad del pais.
El grave inconveniente que siempre supone el hecho de
mencionar, en el mbito que sea, una serie de nombres relevantes, reside en los olvidos que se puedan tener y en el posible carcter voluntario o involuntario de los mismos. Sin
entrar, por supuesto, en juicio de valor alguno, a mi particularmente me ha llamado la atencin el escaso inters que
merece en las pginas de ALD la obra del que posiblemente
sea el mejor escritor mexicano del siglo XX: Octavio Paz,
cuyos planteamientos y anlisis tericos forman adems parte
fundamental, como se ha visto, de las obras de Fuentes. De
esta forma sorprende que, frente a la explicita mencin que
hace el autor a la trascendencia que tuvo la publicacin en
Mxico del Canto General de Pablo Neruda (pg.273), o al reiterado y reiterativo relieve que le otorga a los intelectuales
espaoles exiliados en su pas (Emilio Prados, Luis Cernuda,
Luis Buriuel o Manuel Pedroso aparecen en ms de una ocasin), la presencia de Octavio Paz se limite tan slo a dos
referencias anecdticas e indirectas, una como participante en
las reuniones antifascistas espaolas (pg.214) y otra como
amigo de Cernuda (pg.407).
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en TN como en ALD, un repaso histrico en el que queda constancia de la reiteracin cclica de la violencia, aunque, como ya
he indicado anteriormente, quizs la conclusin de la primera
presente tintes ms pesimistas que la de esta
Al margen de estas consideraciones han de quedar las estrechas relaciones que se pueden establecer entre los planteamientos tericos de todo tipo que llevan a cabo los personajes de
ALD y las ideas de Fuentes recogidas en sus abundantes escritos ensayisticos. En este aspecto quizs sea posible reseriar uno
de los escasos defectos que se le pueden atribuir a ALD: al contrario de las diferentes y contrapuestas voces que surgan en los
debates reproducidos en novelas como RMT o MAC, en sta
todos los personajes parecen hablar con una sola voz, y en
todos los casos se les percibe como vehculos de las opiniones e
inquietudes que el escritor mexicano ha venido expresando
sobradamente a lo largo de su vida. En este contexto, llega
incluso a sorprender la gran profundidad y lucidez con que en
algunos dilogos o monlogos se analizan los entresijos histricos del momento. Adems, el lenguaje y la expresin empleados se perciben en la mayora de los casos como excesivamente
conceptuales y alambicados para ser crebles en el transcurso de
una conversacin cotidiana. Fuentes en este sentido invade en
exceso su propia novela, a la que incluso en algunos pasajes
llega a asfixiar con la prolija exposicin de sus fantasmas personales.
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Universidad de Len