Monográfico: Luis Antonio de Villena
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Luis Antonio de Villena
potica POESA
2 y 4 de marzo de 2010
Luis Antonio de Villena
de esta edicin Fundacin Juan March
Edicin no venal de 500 ejemplares
y
Me creo un poeta de vocacin, pero no lo not de inmediato. S tuve claro, desde mi adolescencia, que yo
quera escribir, que me llamaba la escritura, aunque inicialmente fue el ensayo lo que reclam ms mi atencin,
alrededor de mis trece/catorce aos Cay en mis manos una Mitologa griega divulgativa y la le, entusiasmado. Me encantaron aquellos dioses que parecan hombres,
pero que en todo ponan como un fulgor belleza y brillo. Magia. De alguna manera naca en m (y no se tome
como pedantera) una clara vocacin de sabio. De hecho, por aquellas fechas soaba con ser egiptlogo. Algo
ms tarde (apenas habra cumplido 15 aos) le una biografa de Francesco Petrarca. Como es lgico el bigrafo
resaltaba la insigne calidad lrica de sus sonetos, pero haca hincapi tambin en otros aspectos que slo suelen
aparecer en biografas o estudios ms especializados Petrarca fue un gran, un insigne humanista, que busc y hall manuscritos antiguos (algn discurso de Cicern, por
ejemplo) y que adems de escribir importantes obras en
latn (su clebre Secretum verbigracia) estaba tan interesado en aprender griego, que no dud en viajar al sur de
Italia donde le haban dicho y era verdad que quedaban an aldeas grecohablantes, sea como remoto vestigio
de la Magna Grecia, o por el ms reciente paso de los bizantinos por aquellas latitudes Yo amaba ese afn de
aprender, pero algo surgi en tal afn como complementario. Humanista y sabio como era, Petrarca tambin haba sido poeta, ergo yo deba escribir un soneto, como l
que incluso me saba poemas de memoria, no haba sentido an que la poesa afectaba a mi psique, a mi intimidad honda, hasta que una noche, solo en mi cuarto de
estudiante, le en voz alta un poema-autorretrato de Alma
de Manuel Machado titulado Adelfos. Un poema escrito durante su estancia en Pars en 1899. Comienza as:
Yo soy como las gentes que a mi tierra vinieron / soy de
la raza mora, vieja amiga del sol / que todo lo ganaron y
todo lo perdieron. / Tengo el alma de nardo del rabe espaol Al ir leyendo en alta voz este poema (que no es
breve) sent cmo unas lgrimas, aparentemente inmotivadas, recorran, lentas, mis mejillas. La explicacin no
era rara: el poema hablaba de m, aunque yo era apenas
un adolescente. De mi alta aristocracia, dudar jams se
pudo. / No se ganan, se heredan, elegancia y blasn /
Pero el lema de casa, el mote del escudo / es una nube vaga que eclipsa un vano sol. Con Manuel Machado (al
que despus rele y estudi, cunto debemos muchos a su
libro El mal poema de 1909) descubr algo que es elemental despus, y muy misterioso al inicio: La mejor poesa, por personal que parezca, habla de todos. Y yo, que
ya era melanclico sin apenas saberlo, fui adems esa
suerte de retratado prncipe rabe-espaol No tuve
ninguna duda.
El modernismo en nuestro idioma (y el parnasianismo
y sobre todo el simbolismo francs) me cautivaron, de
manera que empec a leer vorazmente a todos esos poetas y a escribir como ellos. Lo curioso es que uno de los
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Uno (como lector) puede jugar con las mltiples posibilidades que las palabras descontextualizadas aparen-
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temente ofrecen, pero en realidad Pound haca un temprano y exquisito homenaje a Safo de Lesbos. (El poemita pertenece al libro Lustra, 1915, uno de los mejores de
Pound) Sin embargo, sin excluir nada de lo dicho, el lector ms avisado ha de saber que a principios del siglo XX
se hicieron muy importantes hallazgos papirolgicos en
Egipto, entre los que se hallaron nuevos fragmentos (a veces brevsimos e incompletos) de poemas de Safo que no
se conocan. Gongula es el nombre propio de una de las
amigas o alumnas a las que la dama de Lesbos cita ms de
una vez en su poesa, y el ttulo del poema, Papiro, nos
suministra la clave que faltaba. Culto y vanguardista a un
tiempo, Pound nos ofrece la transcripcin de un papiro
sfico, con slo unas palabras significativas (no en el mismo rengln) y un nombre que el experto llevar enseguida al contexto de aquel gineceo de Mitilene. Esa
mezcla de lirismo y saber es lo que hallaba en m asentimiento pleno.
Algo parecido (y distinto) hizo el viejo Pound en su Sestina: Altaforte un poco anterior, de su libro Personae de
1909. Pound rescata la alambicada estrofa, apenas usada
desde el Barroco, y que haba nacido en la Provenza medieval con Arnaut Daniel, el refinado poeta al que Dante
llam il miglior fabbro, pero hace que el contenido del
poema (un elogio de la guerra y de la accin) est puesto
en boca de otro antiguo trovador, Bertran de Born, que
haba escrito una can (no una sextina) o un sirvents
en elogio de la guerra. Es el que comienza: Be-m platz lo
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go ms joven y con alguno de ellos he tenido, tiempo adelante, buena amistad) yo no le nada sino hasta 1970, sin
embargo mi bagaje o experiencia cultural y mi sentido
cultista pero muy lrico de la poesa, seguan, sin saberlo yo que andaba por los ermetici italianos (Quasimodo era el que entonces me gustaba ms), un sendero
prcticamente idntico. Cada cual ha llegado donde ha
llegado (los resultados son desiguales y diferentes) pero
nuestros inicios, incluso sin buscarlo, estn muy ligados.
Por eso tienen razn quienes dicen que las generaciones
poticas con las excepciones pertinentes tienen sentido
al principio, se desflecan a la mitad porque cada cual busca su propio sendero, y acaso vuelvan a arrejuntarse hacia el final, cuando la generacin entra en los manuales
de literatura y formar parte de su nmina no slo prestigia sino que incluso da dinero, porque la generacin (el
27 ha sido un caso paradigmtico) se vuelve, ms all, pero no contra la literatura, un autntico producto de mercadotecnia
Me gustan varios poetas de mi generacin pero no
todos aunque, como es natural, en general y muy ampliamente, sus obras mejores estn en la madurez y no en
aquel inicio. Yo el nico libro novsimo que admir entonces (1970) fue Arde el mar de Pedro Gimferrer, del
que nada supe cuando sali en 1966 (yo tena 15 aos)
hallndome, adems, en pleno clasicismo aurisecular y
colegial. Aunque alguna lectura posterior no me ha devuelto la vibracin de entonces, en 1970, Arde el mar
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(dentro de lo que yo conoca) era el mejor libro apasionado de la joven poesa espaola. En realidad (y aunque
tenga otras muchas tangencias) estoy seguro de que mi
primer libro publicado Sublime Solarium (1971) es, entre
otras cosas, un intento de ir ms all que Arde el mar, cosa que consegu seguramente si hablamos de manierismo,
de sintaxis y de decadencia o de culturalismo incluso. De
exceso, en suma. Lo dems son juicios en los que no debo ni quiero entrar por ahora.
El mundo de los novsimos (que naci con la antologa de Castellet) pero que la supera ampliamente, se
cumpli con esa ms otras dos antologas que la completaron y sucedieron en menos de un ao, la de Martn Pardo (donde, entre otros, estaban Colinas y Siles) y la de
Antonio Prieto profesor mo en la Universidad Espejo
del amor y de la muerte, donde sala yo con otros cuatro
amigos, todos madrileos. No fueron como creyeron algunos antologas de poesa joven contra la de Castellet,
sino al contrario, antologas de poesa joven que intentaban ampliar y matizar, agrandar en suma, la del crtico cataln, tan nombrado como denostado por sus diversas
antologas del da.
Creo que la de los novsimos (en el sentido amplio
ya aludido) es una generacin truncada, porque sus
miembros hasta hoy hemos tenido muy poco espritu
de cuerpo, y al contrario han menudeado las zancadillas y
las rabietas personales entre algunos de sus partcipes, acaso demasiado egotistas. Pero, pese a ello, yo nunca he can-
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tado la palinodia de mis orgenes. Comenc (entusiasmado) en esa poesa novedosa, moderna, cultista y esteticista, y jams me he arrepentido de ello. Lo pas muy bien
escribiendo los poemas de aquel tiempo e hice entonces,
item ms, lo que me apeteca hacer y lo que crea que era
conveniente. Naturalmente, como todos de un modo u
otro, ahora estoy de aquello muy cerca y muy, muy lejos.
En otro mundo, que no hubiera podido existir sin aquel,
tan juvenil y abolido. Un mundo que (crea yo) de algn
modo penetraba tambin mi vida. La del jovencito que
empezaba a saber del dandismo.
* * *
Los clsicos grecolatinos tan abandonados hoy, segn
parece, en los planes de estudio fueron para m un encuentro decisivo. No slo por la calidad (y modernidad)
de muchos de sus poetas, sino porque su literatura y su
mundo me llevaron me siguen llevando a un territorio
del que me considero ciudadano. No sera un romano de
la Repblica, sera un griego del oriente helenstico, un
griego de Antioqua, por ejemplo. Aunque me bautizaron
(porque cuando yo nac en Espaa no haba libertad religiosa, se era catlico por obligacin, y as haba, por fortuna, tantos malos catlicos) desde que pude juzgar y
estudi latn desde los doce aos me sent pagano, heleno. El mundo antiguo era deficitario, obviamente (desde
nuestro hoy) en libertades polticas, pero era rico en plu-
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sa, si muy elaborada (eso lo aprend despus) aparentemente casi coloquial y ms fcil Aos despus no
muchos rele el libro de nuevo y me encant. He sido
amigo y camarada de nocturnidad de muchos poetas del
50, desde ngel Gonzlez a Jaime Gil de Biedma, pasando por Paco Brines (fuimos asiduos, cercansimos en
las noches finales de los 70), Jos Manuel Caballero Bonald o Juan Garca Hortelano, entre otros. Estoy seguro
que de todos ellos he aprendido y no poco, pero frente a
los poetas que vinieron despus de mi promocin que los
han tenido por maestros merecidamente, mi asiduidad
con ellos cuando an no eran glorias acadmicas y la
grande pero menor diferencia de edad (tantas y tantas
noches en los mismos bares) ha hecho que para m
muchos de estos poetas, a los que aprecio y he apreciado
muy de veras, no puedan ser maestros no los veo tan
rgidos sino una suerte de notables hermanos mayores
en noches ya perdidas y nada acadmicas y en lecturas
que hice y vuelvo a hacer con provecho y agrado
De casi todos los poetas de esa generacin he aprendido (estn o no en la nmina oficial, cunto me gust por ejemplo Suicidios y otras muertes del marginado
Costafreda), pero si debo decir dos nombre tutelares y
cercanos, en varios rdenes, dira Jaime Gil de Biedma y
Francisco Brines, con todo lo que tambin nos separa.
Creo que Jaime (siguiendo a Byron, a Espronceda y a
Cernuda, ya en nuestra lengua) es uno de los poetas que
mejor entendi, hasta su momento, lo que es el tono
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coloquial del habla o de la escritura referido a un poema. Algunos creen an (muy equivocadamente) que el
tono coloquial es llanamente meter el habla natural en
el poema. Pero ni es eso, ni si grabsemos habla en un
magnetfono resultara nada parecido a un poema El
coloquialismo es una retrica, donde la elipsis ms refinada, la pausa y algunas palabras cotidianas (o incluso de
germana) dan al lector la sensacin de que al leer est
oyendo monologar al poeta. Pero esa sensacin es mera
apariencia no realidad (lo real sera un magma lleno de
anacolutos y torpezas sintcticas) y por eso el coloquialismo es una forma extrema y algo camuflada del arte retrica. Uno cree or hablar cuando est leyendo una
pieza altamente elaborada. Ejemplo notorio de cuanto
digo, uno de los ms clebres poemas de Jaime Gil, Pandmica y celeste. Mi intencin en un libro como Marginados (1993) fue ir ms lejos en ese camino de habla que
es retrica con camuflaje Pero es cierto que ya Cavafis hizo algo de esto, en el griego moderno, como en el
ingls norteamericano Raymond Carver, y son slo ms
ejemplos en un camino que puede estar en los goliardos
medievales (con su singular latn) o en algunos poetas
ilustrados del XVIII, antes de llegar a Wordsworth, desde luego, y al ya mencionado Byron de su gran versenovel, Don Juan. No, el coloquialismo no es
nicamente moderno, pero es un claro producto de la
modernidad.
Creo, desde hace mucho tiempo, que la poesa es plu-
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ral y que le convienen y son suyos muchos y muy variados caminos sin que deje de ser delicado y sutil artefacto. Toda poesa (cualquiera que sea su senda) merece la
atencin del estudioso y el respeto de los poetas. En Espaa, por el contrario, hay mucho vacuo y estril y a veces envidioso guerracivilismo potico o tambin potico.
Sin embargo nuestra intimidad suele (y es normal) preferir un camino sobre otro, sin que ello conlleve menosprecio ninguno. La poesa que yo prefiero es vital y
clida, emotiva, quizs algo autobiogrfica, por supuesto
cultista, sin duda y aqu entra mi particular menester
la que sabe unir diversos niveles lingsticos, desde el
ms depurado mandarn que se deleita en cultismos y
neologismos, al rpido decir extrarradial, a las voces jergales, a menudo spidas de aromas terrestres No es la
llamada metafsica mi poesa favorita, pero debo a poetas como Rilke, Celan o Valente estupendos instantes
de lector. Es Ashbery un poeta esencial de ahora mismo?
O ha deshecho sin querer el legado intelectualista de
cierto W. H. Auden? Creo que John Ashbery es un poeta fundamental que ha cometido un pecado del que
ningn escritor est exento, pero que a menudo acaece
ms con la edad y el xito: Ashbery tan notable se ha
repetido no escasamente. Y sus sinfonas de voces de distintas mesas, en el gran banquete de lo vivo, son desde
hace unos cuantos libros, las mismas o muy parecidas
* * *
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La poesa hispanoamericana (que quiz bastantes lectores espaoles conocen mal, es posible hoy que, al revs,
suceda otro tanto) se encuentra entre las cimas de la lrica mundial, sobre todos desde finales del XIX y adelante Como he dicho empec con los modernistas, y
todava guardo de memoria sonetos fascinantes de Leopoldo Lugones, el gran escritor suicida argentino que termin en las vecindades del fascismo (como DAnnunzio)
pero que fue un escritor soberbio y a ratos misterioso, y
no me refiero slo, por supuesto, a sus cuentos fantsticos. Sino a un soneto como Delectacin morosa del
gran libro Los crepsculos del jardn (1905) y a un verso en
particular, en esa atmsfera de erotismo y melancola:
Tus rodillas exanges sobre el plinto No est ah, la
independencia que Mallarm so para la palabra escrita, y que descubri Alfonso Reyes, pero en un poema
que s significa, pero tiene mltiples lecturas? Slo algn
modernista, que ya anticipa la vanguardia y que tiene
ecos y no de Laforgue, me lleg ms tarde. Hablo del solitario peruano Jos Mara Eguren, y de algn poema suyo que me cautiv como El dios cansado y
especialmente la primera estrofa de un poema que no es
largo
Plomizo, carminado
y con la barba verde,
el ritmo pierde
el dios cansado. ()
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Borges vino muy pronto y primero el poeta, ese poema esplndido titulado Espaa. Pero luego me hice un
adicto a su prosa y hasta perpetr alguna vacua imitacin Pero no es malo hacer eso. Jorge Luis Borges fue
un mago escritor total, pero no calibran bien quienes ponen su poesa por debajo de su prosa. Cuando quiero poner un ejemplo de poema insuperable (pues parece muy
fcil, casi como escrito al desgaire, y es dificilsimo) siempre pienso con emocin en Poema de los dones: Nadie rebaje a lgrima o reproche / esta declaracin de la maestra
/ de Dios, que con magnfica irona / me dio a la vez los
libros y la noche.(). Como dira un castizo: Se puede
ser igual difcilmente, mejor, no.
Naturalmente estn Vallejo (tan suyo), Neruda (tan
caudaloso) y Paz (tan inteligente). Neruda me fascina a
ratos y pese a algunos esplndidos poemas, el Paz ensayista (que es un prosista magnfico) suele, no siempre, seducirme ms que el estricto poeta. Tengo muy a honra y
suerte, haber conocido y tratado a unos ms que a
otros a autores como Vicente Aleixandre, Borges u Octavio Paz. Luego llegan autores ms nuevos y an no plenamente dirimidos, el peruano Jos Watanabe,
prematuramente fallecido, el chileno scar Hahn, el mexicano Jos Emilio Pacheco, sobre quien escrib un librito (editado en 1986) que acaso pueda tachar de
precursor Para m, Hispanoamrica es una parte viva y
fecundante, y no ceso de extraarme de la mala comunicacin actual entre las dos orillas atlnticas (creo que en
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Dios y leyes de los hombres / cmplanlas quienes puedan, quienes quieran Para afirmar, ms adelante:
Tengo miedo y me siento extrao / en un mundo que
no he creado yo. Si intentramos, siquiera superficialmente, una lista de estos menores amados, la lista sera
nutrida.
Los aos que estudi chino (seis, pero en el final de mi
adolescencia) me llegaron a permitir, casi como prctica
de diseccin, traducir, con el profesor, que era un expatriado chino de Shangai, llegar a descifrar un poema de
Wang Wei, escrito adems en una lengua literaria el wen
yen que incluso el chino moderno debe aprender aparte. El chino y el japons (que tanto tom, muy singularmente, de la cultura china) son mbitos culturales muy
lejanos a Occidente, y si toda traduccin es sin duda y ante todo, acercamiento, en el caso del chino y en bastante medida tambin del japons clsico, ese trmino de
acercamiento me resulta mucho ms que adecuado, inevitable. Algo queda del original que, obviamente (tambin porque su caligrafa es un arte) queda muy lejos.
Pero cmo no acercarse, en traducciones, a los clsicos
chinos del perodo Tang, al esplndido Po Chu Yi, por
ejemplo, o a la rica tradicin siempre estrofas cortas del
tanka y del haik japoneses, este ltimo un tanto abusado por moda (no infeliz del todo) en la poesa espaola
ltima? Debido a los mencionados estudios, mi libro El
viaje a Bizancio (1976) adems de tener detrs a Yeats y a
Stevens, contiene tambin una serie de tankas al modo
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nipn, lo que no era habitual entonces S, hubiera debido seguir estudiando chino, pero cmo compartirlo
con el griego, digamos, y con otra lengua cuya literatura
amo especialmente, pero cuya lengua siento nostalgia de
no haber estudiado nunca, la rusa? Claro, me hubiera
gustado leer en ruso a Ajmtova y a Blok, y a Chjov y a
Esenin, por ejemplo, otro suicida Pero por mucho apetito intelectual que se tenga (y yo de verdad lo he tenido)
nuestras fuerzas a menudo no llegan a tanto Dommage, mon cher!.
A la hora de escribir un poema suelo necesitar que se
entrecrucen en mi interior al menos dos corrientes, sino
ms. Algo (un suceso o sentimiento, vivido u odo) me
hace brotar una idea poemtica que da vueltas en mi cabeza, y que para formarse como escritura precisar de un
correlato literario, histrico o cultural, en el cual apoyar o
entremezclar la idea motriz. En ocasiones estos dos o tres
caminos (pues los correlatos pueden ser varios) de enredan y desenredan en mi mente durante das o semanas,
hasta que en un momento dado cuyo acercamiento suele ser dichoso me siento impelido, a veces muy imperiosamente, a escribir el poema, fruto de esas pasiones y
esos entrecruzados. Suelo escribir el poema prcticamente de un tirn y corregirlo un buen rato, despus de escrito. A menudo los cambios de esa correccin no son
pequeos. Algunas otras veces (pero no siempre) el poema sufre nuevas correcciones por lo general menores
que las primeras cuando el poema lleva ya meses escrito
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y me enfrento a l de nuevo. Casi nunca he querido corregir contrario en esto a JRJ, que no siempre acert
poemas escritos muchos aos atrs. Me parece, sencillamente, que el clima mental y las circunstancias anmicas
de ese lejano tiempo pasaron y es intil (y vacuo) intentar recuperarlas. Por lo dems yo no ser ya tampoco el
mismo. Otra cosa es hacer un poema nuevo (fatalmente
nuevo) sobre el tema antiguo, pero a m a propsito casi nunca me ha ocurrido. Ni lo echo en falta.
Suele decirse que en la inmadurez de nuestros primeros poemas (y mi primer libro Sublime Solarium se public cuando yo tena 19 aos) est ya in nuce todo lo
que ser nuestro mundo literario futuro. He odo el aserto mil veces, y nunca lo he credo del todo, pero tampoco he dejado de creerlo. No hace mucho, sin embargo, al
leer en una lectura pblica retrospectiva, un poema en
prosa de mi primer libro nombrado, un poema titulado
Un monje, en los atrios de la noche, copia un poema mitolgico, empec a considerar que alguna verdad hay en
el referido dicho, pues en ese poema en particular me pareci hallar el embrin de muchos temas y preocupaciones o cauces mos del futuro Comprubelo el lector
que tenga curiosidad.
El autor suele preferir su ltimo libro, porque es del
que an est ms cerca. Y as yo (aunque ando ya en otro
estadio) debiera escoger mi grueso libro de poemas en
prosa muy distintos de los juveniles La prosa del mundo, cuya segunda edicin, notablemente ampliada respec-
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SELECCIN DE POEMAS
y
EL CARDENAL BEMBO ESCRIBE A LUCRECIA BORGIA
carpe diem quam minimum credula postero
Horacio
chi vuol esser lieto sia:
di doman non c' certezza
Lorenzo de Medici
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PISCINA
Con un ligero impulso la palanca palpita,
y el desnudo se goza un instante en el aire,
para astillar despus en vibraciones verdes
el oro y el azul y la espuma que canta.
Desciendes un momento. Y riela en los visos
del cristal transparente el fuego que galopa
entre las ramas verdes, y es tnica
de seda que amorosa recoge la selva de tu cuerpo.
Te detienes y nadas. El fondo es tu capricho.
Como un solaz de algas que amase tu cabello
te complaces en verte por grutas submarinas.
Y al regresar al sol, nos miras en la orilla,
mientras, toda codicias sexuales, el agua
deseosa, se goza solitaria en tu cintura.
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QUERUBES
Entregados al mal y a los deseos,
aman la sangre y los placeres turbios,
el vrtigo infinito de los labios,
el peligro que acecha tras las curvas.
Pero su cuerpo es bello y seductores
son sus ojos como ramos lilas,
hay huertos escondidos en sus labios,
clidos ros en su piel nocturna.
Todo se desconoce de su origen.
Son una raza extraa de fulgores
hermosos. Ancho dolor de deseos.
Les daras la vida como un ebrio,
porque hay rosas de amor en sus labios,
y nada importa el mal en cuerpos bellos.
De El viaje a Bizancio
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UN ARTE DE VIDA
Vivir sin hacer nada. Cuidar lo que no importa,
tu corbata de tarde, la carta que le escribes
a un amigo, la opinin sobre un lienzo, que dirs
en la charla, pero que no tendrs el torpe gusto
de pretender escrita. Beber, que es un placer efmero.
Amar el sol y desear veranos, y el invierno
lentsimo que invita a la nostalgia (de dnde
esa nostalgia?). Salir todas las noches, arreglarte
el foulard con cario esmerado ante el espejo,
embriagarte en belleza cuanto puedas, perseguir
y anhelar jvenes cuerpos, llanuras prodigiosas,
todo el mundo que cabe en tantas euritmia.
Dejar de amanecida tan fantsticos lechos,
y olerte las manos mientras buscas taxi, gozando
en la memoria, porque hablan de vellos y delicias
y escondidos lugares, y perfumes sin nombre,
dulces como los cuerpos. Qu fro amanecer entonces,
qu triste es, qu bello! Las sbanas te acogern
despus, un tanto yermas, y esperars el sueo.
Del da que vendr no sabes nada. (No consultas
orculos.) Te quemarn hastos y emociones,
tertulias y bellezas, las rosas de un banquete
suntuario, y las viejas callejas, donde se siente
todo, en el verano, como un aroma intenso.
Vivir sin hacer nada. Cuidar lo que no importa.
Y si todo va mal, si al final todo es duro,
como Verlaine, saber ser el rey de un palacio de invierno.
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EPINICIO
Salta al aire, y arde al sol en un brillo encendido.
El msculo se estira victorioso. Ondea el pelo rubio,
y bailan sedas de agua sobre una piel de oro.
Bulle un ro, y el cuerpo es la sed de una batalla.
Los brazos se alargan, y las piernas armoniosas
y brillantes. Se cierra un bosque al cerrar los ojos.
Cantan las manos. El cuerpo adolescente reta al aire.
Como un himno se eleva la figura, y se ondula.
El pelo nada, la piel seduce al mbar, y el impulso
se transforma en joven msica encendida. Salta ahora.
Y es todo victoria. Quien salt y quien baja es otro distinto.
Y va ms all el milagro porque es otro el que mira.
De Hymnica
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EL VERANO
Es obvio que no ignora su hermosura.
Camina en la maana, azul y rubio todo como un da de agosto,
esbelto y largo como una tarde clida,
coronado de flores pasionarias,
engendrando el deseo y encrespando la dicha.
No va a ninguna parte bajo el sol matutino,
entre mujeres sin manga que hacen compra, pasos de Corpus,
y torres de gtico tardo, bruidas de una luz radiante.
Llvame, arrstrame contigo...
(Eres un incendio en un mar verde palma,
o el amor simplemente, con guirnaldas y ruidos.
Pasin y belleza habitan en tus das,
y arcngeles cantores circundan tu camino.)
Llvame, arrstrame contigo...
Ufano en la maana, mientras tus ojos cantan
y tu figura larga acicatea el ocio en plazuelas con fuente,
palacio y bar antiguo
Y al volver ya la esquina,
como una stravaganza de msica barroca,
te vuelves, me sonres (sabes bien que he mirado)
y me guias un ojo, dulce,
feliz,
provocativo...
De Huir del invierno
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EN LA NOCHE PERDIDA
(Else Lasker-Schler)
Esta es la dama rara.
Ojos de tizne negro y pelo negro tinto...
Cuntos aos tiene la dama rara?
Vieja es y eternamente joven...
Los abalorios, el turbante, los anillos, su extraeza...
Porqu desprende estupor la dama rara?
yela hablar.
Cuanto t has sido la esquina de la vida...
Sus palabras dislocadas, sus manos perturbantes,
sus amores sin final...
Un judo es uno que ha sufrido.
Una amante loca fue una nia herida.
Un maya el habitante de un pozo.
Esta es la dama rara.
Te mira provocativa, inteligente, seductora, absurda.
Su brillo oculta el llanto del Talmud.
Su fulgor, carreras por la callejita del odio.
Porque me despreciaron, nunca he querido ser ms.
Esta es la dama rara.
Expresionista, ultramoderna, ms all del mundo.
Vieja es y enormemente joven.
Paladina de todo lo perdido.
Mariscala de las bambalinas.
Luz crepuscular, cristales hindes,
pulseras de Cachemira...
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NI MEMORIA NI OLVIDO
Yo quise olvidar, estoy seguro. Incluso
aceler tanto los caballos lujosos de mi vida
que pude haber llegado ms all del olvido.
Pero si hay arte en olvidar, cuando el recuerdo
vuelve, no como nostalgia sino cual boca viva,
tambin ha de haber arte en no sucumbir
a esa trepidacin de odio, tristeza y futuro
que es el recuerdo no deseado, aquel garfio
que result, a la postre, ms potente que la fantasa.
Quise olvidar. Quise tapar al nio negro que fui,
a esas tardes tan tristes, a los das violentos,
al extrao odio de unos camaradas de piedra...
Quise habitar un palacio de olvido. Y no pude.
Afortunadamente, dioses, no he podido. Pues si
es un arte olvidar, tambin lo es (y terrible)
volver virgen a morder aquella fruta podrida.
De Las herejas privadas
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CORSARIO
Piernas tensas. Tacones sonoros. Revuelto el cabello negro...
Era o haba sido, hasta que la noche descubri su cuerpo
largo, fibroso, duro. La magnfica belleza angular de su rostro,
la piel tan fina como el agua dulce, chispazos de fsforo.
En sus ojos turbadores, negros alguien ha escrito
un da una palabra soez, maravillosa: Vicio.
Qu significa? Albas largas, cocana, mujeres muy ardientes
besndole los pies? Hombres que han alabado su terso viril joven?
Tirado, sentado en las ergstulas de la sauna, entre
toallas hmedas y aleteantes aves de silente deseo,
basta contemplar la seda de sus muslos giles para
olvidarlo todo. Llama es galn su cuerpo. Ansia, cobra...
La deja ver como un reptil perfecto entre lo oscuro.
Apasionado, alarmante, vicioso. l o t? Pero qu importa!
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RMULO AUGUSTULO
Querido maestro: Sobre l poco s decirle. Acaso sea Nadie como casi todos nosotros, fantasmas de fantasmas. Y la vaga idea de lo mucho
que pudo ser, de un reino que ni s si lleg a imaginar, se le diluye en
sueos y en catstrofes, en das de paz y moradas raspaduras de incendio. Aqu en la torre de Npoles contempla a menudo el mar, como si su mudanza fuera lo nico continuado cierto. Y tal vez sea
verdad. Los que viajan cuentan de muertos y calamidades, arcos rotos
entre escoria en los que viven manadas de perros con hambre. Algunos afirman que existe alguna villa remota en Sicilia donde no saben
nada o intentan no saberlo. Saber? Que nada queda de lo que fuimos
y que las bibliotecas y los hombres cuerdos hablan a necios, ciegos o
sordos. El oro brilla sin pulir pues no se estima el pulimento, sino el
lingote. Los jefes se tratan como filibusteros y todos maldicen de todos. Si hay Averno no dar abasto para tanta sanguinaria calaa. El
ms noble es el ms cruel, el ms feliz el ms servil. Un cuello no vale nada y tampoco una mente. Los templos yacen saqueados y las estatuas cubiertas de grafitos vulgares u obscenos. Ovidio? Qu
malparido es ese?, gritan quienes trafican con todo al fondo de la taberna. Sucio el mundo y sucia la vida, tambin las paredes estn sucias como el mar y el aire, prietos de incendios y degollina. Esto es el
mundo? Esta bazofia, esta cochiquera, este burdel sin belleza, donde
todo es horror y ruido, y a unos salvajes suceden otros ms ridos y
peores, ms ineptos y con la voz ms alta y ms rota? Maestro, incluso en las almenas de un castillo de olvido es arduo seguir. Nadie entiende lo que hablamos. l sabe quien es. Quiz recuerde el da en que
Orestes, su padre, le sent en un trono de oro, junto a las viejas guilas y con el calzado bordado de pequeas perlas. Recuerda que una
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FEDRA
Lo he visto saltar la tapia, para huir. Por qu? El mito es absurdo. Y
en la vida hay slo vida. Desnudas las piernas largas (tan bellas) se le
enredan a las ramas peladas de los rboles, y el pelo es una gresca maravillosa y deshecha, mientras entreveo el sexo (la ms vulgar deseosa)
entre el ancho calzoncillo cogido al azar entre las viejas prendas de su
padre, intiles Rmpete, tela sucia (pens) y que mi amorcito no
se avergence del tesoro casi visible, del torso desnudo y los ojos de
miel, porque su madre lo ama, como los pjaros y el sol de junio y el
humo hostil de las chimeneas que se arrodilla Quin no dira a su
esplendor, en ti comienza la vida? Quin no lo hara perseguir por los
sabuesos, pero degollara al que apenas rozase su piel de magnolia, sus
labios mordidos levemente por esos dientes de luna, mientras cree que
huye hacia el garaje arriba? Dulce Hiplito. El amor es ms lejos. Y el
deseo es ms lejos todava. Yo lamer tu cuerpo como una lluvia, y tu
belleza estallar en mis manos oferentes. Porque nada calmar mi
amor sino tu desmayo saciadsmo, ni mi sed otra fuente que el hontanar que celas y se encrespa. Saco tu vello an de mi boca y mis manos de tu fin y mi caricia de la longitud de tus piernas, y otra vez ms
mis manos de tu perfeccin mareante como lo perfecto. Pero en verdad dormas? En verdad ignoras tu humedad, tu salvaje perfume a
tierra frtil, mi embriaguez codiciosa y absoluta? El amor no tiene lmites. Y ninguno el deseo. Nadie hay ms bello que tu, cachorro. Y
es absurdo pensar que soy la mujer de tu padre, porque tu madre ha
muerto. No me saciar de ti, mi dulce muchacho. No ignores que te
copi las llaves de tu apartamento. Hiplito, goza. Eres hermoso al
huir y hermoso en el lecho, que revuelve tu pelo y alarga tu sexo.
Nunca te desnud una mujer treinta aos mayor que t? Tu padre
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suea en sus negocios y sus vuelos. Yo sola te amo delirantemente. Y no tengo miedo, no puedo tener miedo al esplendor
de tu joven belleza. Hasta luego, precioso. Que no hieran tu
piel esas secas cortezas. Gurdame tu muerte, y por favor, toda, toda tu vergenza
De La prosa del mundo
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GATOS
Ahora me acuerdo de los gatos de mi casa.
De la vieja casa de mis abuelos,
llena de sol y uvas los veranos
y de nieve y de lea los inviernos
Mariposa era blanca y negra
Tabita (a la que yo ms quise)
plural de colores vivos.
Gatos comunes y preciosos,
giles, mimosos, esbeltos,
que me devuelven a una infancia
que a ratos creo triste
y otros das feliz y luminosa,
como los aos en que ocurri,
tan luminosos y oscuros
Preciosos gatos de mi infancia,
acordos de m desde el cielo de Anubis.
Yo soy (lo sabis bien)
aquel nio que os quiso tanto
y que siempre tena nostalgia.
Soy la melancola de la melancola.
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EDUARDO
Segn Baudelaire la belleza
es una mezcla impune de voluptuosidad y tristeza
melanclica: Baudelaire era romntico.
Los clsicos ven y levantan
una belleza ms fra. No hielo o de hielo, clidamente
imperturbable, lejana, aunque cerca, viva, tremante
Recuerdo tus ojos como dos lagunas en azul,
tus labios hechos de pasta de flores,
el caballete egregio de tu nariz,
tu cuerpo alto, esbelto, que todo lo deca no diciendo apenas.
Belleza perfecta, inmvil, inmisericorde,
belleza que yo mir infinitas veces y no alcanc y alcanc nunca.
Belleza que dese fuera del tiempo,
hermosa, tierna, glida, caliente.
Belleza de carne, flores, gema y sacrificio.
Belleza de la belleza que hoy, viva, siempre viva,
melanclica y voluptuosamente,
me hace lagrimear como un orate
T, an t:
Impertrrita, impertrrito.
Poemas inditos
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BIBLIOGRAFA DE
LUIS ANTONIO VILLENA
POESA
LIBROS
Sublime Solarium, Ediciones Bezoar, Madrid, 1971.
Hymnica (Antologa), Ediciones Guadalhorce, Mlaga,
1975.
El viaje a Bizancio, Ediciones Guadalhorce, Mlaga,
1976.
El viaje a Bizancio, Coleccin Provincia, Len (Ed.
definitiva del mismo libro anterior), 1978.
Hymnica, Ediciones Hiperin, Madrid, 1979.
Huir del Invierno, Ediciones Hiperin, Madrid, 1981.
(Premio de la Crtica).
Un paganismo nuevo (Antologa), Ediciones Olifante,
Zaragoza, 1981.
Poesa 1970-1982 (Obra completa, con prlogo de Jos
Olivio Jimnez), Ediciones Visor, Madrid, 1983.
La muerte nicamente, Ediciones Visor, Madrid, 1984.
Marginados (Antologa), Ediciones La pluma de guila,
Valencia, 1986.
Poesa 1970-1984 (Ampliacin de la anterior obra
completa), Ediciones Visor, Madrid, 1989.
Como a lugar extrao, Ediciones Visor, Madrid, 1990.
Marginados, Ediciones Visor, Madrid, 1993.
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ENSAYOS
El dandismo, Ediciones Felmar, Madrid, 1974, (Incluye
traducciones de Baudelaire, Barbey y Balzac.)
La revolucin cultural (Desafio de una juventud),
Ediciones RTV Planeta, Barcelona, 1975.
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ENSAYOS EN COLABORACIN
Con Juan Gil-Alberti y Jaime Gil de Biedma:
Luis Cernuda, Ediciones de la Universidad de Sevilla,
1977. (El texto de Villena est ahora recogido en su
libro sobre Cernuda Rebelda, Clasicismo y Crisis.)
Con Fernando Savater:
Heterodoxias y contracultura, Editorial Montesinos,
Madrid, 1982.
NARRATIVA
Para los dioses turcos, Editorial Laertes, Barcelona, 1980.
(Reeditado en Editorial Planeta, dentro de La
fascinante moda de la vida.)
Ante el espejo, Editorial Argos-Vergara, Cerdanyola,
Barcelona, 1982. (Reeditado en Editorial
Mondadori.)
Amor Pasin, Editorial Laertes, Barcelona, 1983.
(Reeditado en Espasa-Calpe.)
En el invierno romano, Plaza & Jans Editores,
Barcelona, 1986. (Reeditado en Editorial Planeta,
dentro de La fascinante moda de la vida.)
Chicos, Editorial Mondadori, Madrid, 1989. (Reeditado
en Editorial Planeta, Barcelona.)
Fuera del mundo, Editorial Planeta, Barcelona, 1992.
Divino, Editorial Planeta, Barcelona, 1992.
El trtaro de las estrellas (cuentos), Editorial Pre-Textos,
Valencia, 1994.
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NDICE
PG.
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