Mirada Contemplativa y Debilidad
Mirada Contemplativa y Debilidad
Mirada Contemplativa y Debilidad
LA MIRADA CONTEMPLATIVA
La mstica de ojos abiertos
Si descubrimos a Dios presente en nuestro propio corazn, ya sabemos como acta tambin en la
intimidad de toda persona, sin excluir absolutamente a nadie. El contemplativo sabe que Dios est
presente en toda realidad, amndola y liberndola desde dentro de ella misma con una discrecin
infinita; por eso su pasin es contemplar para descubrir de qu manera concreta e irrepetible acta
Dios ah. No se pregunta si Dios esta, sino como esta y que hace. Para el ojo contemplativo ninguna
realidad es profana. El contemplativo trata de descubrir como acta Dios, para sealarlo tambin a los
dems y unirse a su accin liberadora.
Existen situaciones de una dureza extrema que estremecen toda nuestra sensibilidad y que
parecen resistirse a toda contemplacin; pero no ha bajado Dios hasta la infamia de la cruz y la
situacin sin salida de la sepultura custodiada desde fuera por el mximo poder para que no saliese
nada nuevo de entre esas piedras estriles?
Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento aparecen los contemplativos de los ojos
abiertos. El libro de los Nmeros (24,1-13), nos presenta al profeta Balaam, a quien llama el Rey Balac
para que profetice contra el pueblo judo que despliega sus tiendas en el valle. Balaam tiene una
mirada libre del oro que le promete el rey y de las amenazas de su poder: por eso es un hombre de
ojos perfectos, que tiene visiones del Todopoderoso con los ojos abiertos. Balaam dice lo que el
Seor le muestra. Como ve las tribus del pueblo judo bendecidas por Dios, el tambin las bendice
contra las expectativas y mandates del rey Balac.
Mientras Jerusaln est en fiesta, Jess deja las calles bulliciosas y sale al margen, a un espacio
pagano de dolor, a una piscina dedicada a Esculapio, dios griego de la medicina, donde se encontraba
una muchedumbre de enfermos. Se supone que aquel no era un espacio para contemplar a Dios, por
ser un lugar pagano, lleno de seres castigados por Dios con la enfermedad. Pero es ah donde Jess ve
como el Padre sigue trabajando en ese sbado festivo, y Jess tambin trabaja devolviendo la salud al
que ha estado enfermo durante 38 aos y que ahora sale caminando con el camastro de su pasado
vergonzoso y excluido bajo el brazo.
Jess y sus discpulos contemplan la belleza de las magnificas construcciones de Jerusaln
brillando al sol (Mc 13,1). A su sombra se refugian las instituciones que oprimen al pueblo con fuerza.
Los discpulos admiran la belleza y la solidez de las construcciones que les auguran un futuro
consistente. Pero la mirada de Jess no se queda en la superficie, en el esplendor de los edificios, sino
que los ve corrompidos en su entraa, situados dentro de un pueblo que avanza hacia su destruccin.
Por eso expresa dolorido la destruccin que los amenaza. De todos esos edificios no quedara piedra
sobre piedra, sern totalmente arrasados, y caern tambin las instituciones que ahora gobiernan al
pueblo con prepotencia y lo llevan al matadero.
Jess contempla la muchedumbre que acude a buscarlo de todas partes. Son los pobres
campesinos de las aldeas vecinas, cargados de trabajos, de incertidumbre y de impuestos, que buscan
una salida para su situacin oprimida. La primera mirada de Jess constata la realidad: se conmovi
por ellos, porque andaban maltrechos y postra- dos como ovejas sin pastor (Mt 9,36). Ve al pueblo
desconcertado, disperse, expuesto al hambre y a los lobes rapaces. Sin embargo, Jess tiene una
segunda mirada que no parece evidente en medio de ese rebano destruido: La mies es abundante, y
los braceros pocos. Rogad al amo de la mies que enve braceros a su mies (9,27-28). En medio de la
Sesin 2: La mirada contemplativa acoger la debilidad / 1
dispersin del rebao ve la mies abundante, contempla el reino que crece en medio de ese pueblo, y
no se puede perder esa cosecha que el Padre cultiva. En ese contexto, escoge a los doce discpulos y
los enva para que anuncien que el reino de Dios esta all, en medio de ese rebao enfermo y
abandonado.
Jess contempla la naturaleza y se deja impactar por los bellos colores de las flores y el vuelo de
los pjaros. Sin que ellos tengan que preocuparse, el Padre los alimenta y los viste. Sus colores son ms
hermosos que los que inventan los artfices de la moda para vestir a los personajes poderosos de
aquella sociedad. Pero Jess no se detiene en esa sensacin placentera, sino que sita su
contemplacin en medio del pueblo empobrecido. Y saca la conclusin de que todos esos pobres que
viven agobiados al extremo por las necesidades ms elementales para subsistir, come la comida y el
vestido, son queridos por el Padre infinitamente ms que los lirios y los pjaros. Es necesario buscar el
reino de Dios y su justicia para que los pobres campesinos de Galilea y de todos los tiempos puedan
tener lo necesario para comer, vestir y llevar una vida digna. Los campesinos de Galilea no son pobres
por un castigo de Dios, sino porque falta la justicia del reino que es necesario construir
desprendindose del dinero, que se ha convertido en el amo de la vida los poderosos.
La mirada contemplativa de Jess ve la realidad que le salta a los ojos. l es profundamente
realista. Precisamente por eso, no se queda en el mero dato sociolgico, sino que atraviesa ese dato
para ver ms hondamente lo que no es evidente: en el mundo pagano de la piscina de Betesda, donde
el dolor se ha ido a refugiar, el Padre trabaja y crea vida; dentro de las construcciones fuertes y
hermosas que cobijan las instituciones opresoras judas y romanas se est gestando la muerte y la
destruccin; entre el pueblo disperse y saqueado, el reino de Dios crece por todas partes, la belleza
fascinante de la creacin revela que el Padre cuida a su pueblo mucho mejor que a pjaros y flores y
crea la justicia del reino que rehace la vida.
El mstico de ojos abiertos no es ciego sobre la realidad. La respeta como es, en su ternura o en su
dureza de piedra. Pero sabe que es amada por Dios y se sita ante cualquier espacio, situacin o
persona pidiendo al Padre que le haga difana y transparente la dura piedra. Ama y contempla, pues
solo el amor hace ver lo no evidente, para descubrir como el Padre trabaja y crea vida nueva y, de ese
modo, comprometerse con ese brote germinal que llega de Dios surgiendo desde el fondo de la
realidad, en las fronteras donde todo parece agotarse y morir. Esa contemplacin lo llena de una
esperanza que el ojo superficial considera irreal e insensata. En la medida en que se descubre a Dios
actuando en el mundo, el contemplativo va adquiriendo una sensibilidad nueva para percibir su accin.
La realidad profana se le llena de sacramentos, y su manera de sentirse en el mundo est dinamizada
por la presencia activa del Seor, que transforma todo lo creado.
El criterio para verificar la verdad del encuentro con Dios se mide por la capacidad de integramos
personalmente y de asumir el dolor de este mundo, de aquellos a quienes el evangelio llama los
ltimos, los pequeos, los perdidos... y que en la parbola del juicio final son los hambrientos,
sedientos, desnudos, extranjeros y presos. Es decir, la capacidad de construir una vida humana de
calidad absolutamente para toda persona. El desafo es ver a Dios en esas realidades de extrema
fragilidad. Cuando te vimos, Seor...? (Mt 25,37-44).
Benjamn Gonzlez Buelta sj, Polaridades evanglicas
ACOGER LA DEBILIDAD
En este mundo, lbrenos Dios de los
perfectos, que generalmente lo nico que
consiguen es perfeccionar la paciencia del resto.
La debilidad es parte de nuestra
humanidad. Es ms, de muchas de nuestras
heridas puede nacer una fortaleza diferente,
ms humana, ms tranquila, ms humilde.
Muchas veces es desde nuestra propia
experiencia de fragilidad, de limitacin y de
vulnerabilidad desde donde somos capaces de
CONTEMPLAR, NO IDEALIZAR
Aydame Seor, a contemplar.
Cuando yo idealizo la realidad,
no la respeto, no te respeto.
Le doy el barniz
de mi conveniencia.
Tal vez no la soporto
tan herida e imperfecta,
o quiero apresurar
el ritmo de los cambios.
Puede ser que intente
demostrarme
a m mismo o a los dems
una tesis previa,
o que pretenda encaminar
situaciones y personas
por los senderos que impone
la tirana de mi deseo.
Si miro lo real,
tal como se presenta
podr encontrarte a ti,
como la ltima dimensin
de todo lo que existe,
ms hondo que lo deforme
que no quiero ver,
y que las estridencias
que no quiero escuchar.