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San Justino Apología I-1

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UNIVERSIDAD CATOLICA INMACULADA

CONCEPCION
ARQUIDIOCESIS DE MANAGUA

HISTORIA DE LA IGLESIA I

Catedrático: Pbro. Maxwuel Martínez

Alumno: Kevin Josue Meza

Managua, 14 de abril 2021


San Justino
Apologia I.

BIOGRAFIA DE SAN JUSTINO


San Justino, mártir, es el Padre apologista griego más importante de su tiempo el siglo
II, que se proponía defender la nueva religión de las grabes acusaciones de los
paganos y judíos . Nació en Palestina Tierra Santa, en Flavia Neápolis, la antigua
Siquem en el Antiguo Testamento. De padres paganos y origen romano, siguió un largo
camino filosófico en busca de felicidad del Dios desconocido, pronto inició su itinerario
intelectual frecuentando las escuelas estoica, aristotélica, pitagórica y platónica. La
búsqueda de la verdad y el heroísmo de los mártires cristianos provocaron su
conversión al cristianismo.Puso sus conocimientos filosóficos al servicio de la fe hasta
el día de su muerte.
Se convirtió al cristianismo alrededor del año 130 d.C., enseñó y defendió la religión
cristiana en Asia Menor y en Roma, donde sufrió el martirio cerca del año 165 d.C. De
él nos han llegado dos Apologías que llevan su nombre y su Diálogo con el Judío
Trifón, un misterioso personaje

CONTEXTO HISTORICO DE LA OBRA. E INTENCION DEL AUTOR AL ESCRIBIR SU


OBRA.
Como el Cristianismo era ilegal, esta apología busca exponer la doctrina cristiana para
demostrar que los cristianos no cometían crímenes cuando practicaban su religión.
Dado que el emperador tenía fama de filósofo, Justino cita frecuentemente a Platón, y a
las citas de Sócrates que hace Platón. Además trata de explicar el cristianismo de una
manera asequible para un pagano culto. Se recurre a la palabra griega daimon para
demonio, si bien su significado no era exactamente él mismo. Además se trata de
explicar el culto cristiano mediante metáforas y similitudes que conectan con imágenes
del culto pagano. Por ejemplo, para explicar la creencia en el infierno, Justino dice que
los cristianos también creen, como creía Platón, que los inicuos serán castigados, pero
creen que ese castigo vendrá de Cristo y será eterno.
Las dos Apologías están dirigidas al emperador Antonino Pío y fueron escritas
alrededor del año 150, probablemente son dos partes de la misma obra, que luego se
desdobló. En ellas se pide al emperador que juzgue de los cristianos sólo después de
escucharles, pues no es sensato condenar a alguien por un nombre, el de cristiano,
sino sólo por crímenes reales. Expone luego la doctrina cristiana, tanto en lo referente a
las creencias como a la moral y el culto, amonestando de nuevo al emperador y
añadiendo que aun cuando las persecuciones están provocadas por los demonios, no
pueden dañar a los cristianos, que también así llegan a la vida eterna. La apología
menciona asuntos sobre la celebración de la liturgia, la Eucaristía y sobre la reunión y
adoración los domingos. También esta obra describe costumbres como el bautismo.
Además en esta obra Justino Mártir menciona algunas importantes profecías sobre
Jesús que están en el Antiguo Testamento .
La Apología está dirigida como una demanda oficial al Emperador Antonino Pío y a sus
hijos adoptivos, Marco Aurelio y Lucio vero, pero debajo del fin jurídico inmediato, se
percibe el de la propagación misional, bajo la forma de un protréptico filosófico, se
dirige de este modo a filósofos, que buscan o aman la verdad (philaléthe), hombres que
prefieren esta a su propia vida y de este modo están dispuestos a ser justos

CONTENIDO TEOLOGICO.
La aportación más fundamental de Justino es el intento de relacionar la teología
ontológica del platonismo con la teología histórica de la tradición judaica, es decir, el
Dios que los filósofos concebían como Ser supremo, absoluto y transcendente, con el
Dios que en la tradición semítica aparecía como autor y realizador de un designio de
salvación para el hombre.
Justino, reinterpretando ideas del evangelio de Juan, identifica al Logos mediador
ontológico con el Hijo eterno de Dios, que recientemente se ha manifestado en Cristo,
pero que había estado ya actuando desde el principio del mundo, lo mismo en la
revelación de Dios a los patriarcas y profetas de Israel, que en la revelación natural por
la que los filósofos y sabios del paganismo fueron alcanzando cada vez un
conocimiento más aproximado de la verdad.
Identificar Justino al Logos con el mediador ontológico entre el Dios supremo y
transcendente y el mundo finito, a la manera en que era postulado de los filósofos,
introduce una concepción que inevitablemente tenderá hacia el subordinasionismo y,
finalmente, hacia el arrianismo. Cuando Justino afirma que el Dios supremo no podía
aparecerse con su gloria transcendente a Moisés y los profetas, sino sólo su Logos,
implícitamente afirma que el Logos no participa en toda su plenitud de la gloria de Dios
y que es en alguna manera inferior a Dios.
Justino es el primer escritor que completa la comparación entre Adán y Cristo de San
Pablo con la comparación entre Eva y María. Es uno de los primeros testimonios del
culto a los ángeles, cuyo pecado interpreta como pecado de la carne, pues piensa que
tienen una cierta corporeidad; también piensa que los demonios no irán al fuego eterno
hasta el momento del juicio final y que hasta entonces vagan por el mundo tentando a
los hombres: especialmente, tratando de apartarles de Cristo. Justino es también
milenarista.
Tiene especial importancia el testimonio de Justino sobre la Eucaristía. Describe la
celebración eucarística que tiene lugar después de la recepción del bautismo, y la de
todos los domingos; el domingo, dice, se ha elegido porque en este día creó Dios el
mundo y resucitó Cristo. Primero se hace una lectura de los Evangelios, a la que sigue
la homilía; después se dicen unas oraciones rogando por los cristianos y por todos los
hombres, seguidas del ósculo de paz; luego viene la presentación de las ofrendas, su
consagración, y su distribución por medio de los diáconos. El pan y el vino,
consagrados, son ya el Cuerpo y la Sangre del Señor, y esta ofrenda constituye el
sacrificio puro de la nueva ley, pues los demás sacrificios son indignos de Dios.
Bibliografía

Bueno Ruiz Daniel, Padres apostólicos apologistas griegos (s. II), BAC, Madrid 2002.
Webgrafía
Benedicto XVI, Audiencia general, miércoles 21 de marzo 2007
http://www.vatican.va/content/benedict-xvi/es/audiences/2007/documents/hf_ben-
xvi_aud_20070321.html

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