Documento Sobre Dignidad Humana 2
Documento Sobre Dignidad Humana 2
Documento Sobre Dignidad Humana 2
Introducción
En América Latina vivimos en el último cuarto del siglo pasado el fin de las dictaduras
militares y gobiernos totalitarios de tipo populista, para dar paso a la formación de
regímenes democráticos con más o menos desarrollo y consolidación, pero finalmente
de inspiración demócrata.
Por supuesto que ese desarrollo internacional de los derechos humanos no hubiera sido
posible sin un crecimiento en el ámbito interno de los países que lo permitiera y
propiciara, y así hemos observado por ejemplo la extensión a nivel mundial de la figura
del Ombudsman, así como de regulaciones jurídicas cada vez más detalladas y
completas de los derechos humanos en cada país, así como el desarrollo de más
eficientes mecanismos de tutela y promoción.
La noción de dignidad humana es uno de los conceptos que en el ámbito del derecho y
la filosofía presentan mayores problemas para su esclarecimiento y definición, en gran
medida porque depende de la concepción filosófica en la cual se fundamente la
argumentación; por ello tal vez la conceptualización de la dignidad más utilizada en la
actualidad tiene un carácter meramente instrumental, en la que se hace referencia a la
dignidad como el trato o respeto debido a las personas por su sola condición de seres
humanos, pero sin entrar a señalar las razones o el porqué se le debe ese trato, con lo
que se deja a otros ámbitos de reflexión el indagar sobre la naturaleza humana o las
características de lo humano que sustentan la dignidad.4
Incluso, una práctica actual en las reflexiones tanto en el campo de los derechos
humanos como en la bioética, con la finalidad de obviar o evadir el problema de las
distintas perspectivas, consiste no en definir ni conceptualizar la dignidad, sino que
dándola por supuesta se tratan de identificar las conductas que la lesionan o dañan, lo
que algunos identifican como conceptualización de la dignidad por su contrario.5
Desde nuestro punto de vista, una perspectiva de la dignidad así, sin una determinación
clara, sin vocación de valor absoluto o al menos definido es sumamente peligrosa, pues
deja al concepto vacío de contenido y difícilmente defendible o sostenible ante los
posibles ataques, e incluso hace sumamente difícil la construcción de un marco
institucional para tutelarla; además de que permite el uso del concepto dignidad de
manera ambigua, para argumentar en defensa, por ejemplo, tanto de la legalización
como de la prohibición de determinadas situaciones que son objeto de profundo debate
social, como la eutanasia o el aborto, por lo que consideramos que sólo con un concepto
claro y preciso de dignidad es posible construir los medios para su defensa y desarrollo
en la convivencia social, pues en un aspecto tan relevante no basta confiar en el sentido
común o la intuición.
1. La dignidad en la Antigüedad
También se consolida en esta etapa la idea del ser humano como el ser más digno y
excelso de todos los existentes. Sólo a los seres humanos creó Dios a su imagen y
semejanza, sólo a los seres humanos Dios redimió y sólo con ellos tiene una relación
paterno filial, y el resto de los seres creados lo fueron precisamente para el beneficio del
hombre, que es en este sentido el rey de la creación. Pero aún desde la perspectiva
religiosa, el libre albedrío, la libertad y la autonomía son un presupuesto antropológico
de la dignidad, pues es con sus decisiones y elecciones en ejercicio de su libertad que el
ser humano puede alcanzar el bien, acercarse a Dios y cumplir con el plan previsto para
cada uno, con su fin divino alcanzando la perfección.
Y algo similar ocurre en todas las religiones, incluso en las orientales, como nos señala
Masiá:
Sin embargo, los primeros pasos para esta concepción de la dignidad del hombre en el
mundo occidental se dieron en la filosofía griega con los sofistas, con Sócrates, Platón
y, por supuesto, Aristóteles, que plantearon la existencia de la naturaleza y la ley
natural.16 Ideas que fueron recogidas después por Cicerón, quien claramente
fundamenta la dignidad en la naturaleza humana, a la que entiende como lo divino en
lo humano, lo que también le da un carácter de superioridad.17
De alguna manera puede afirmarse que aquello que hace digno al hombre, en la
perspectiva de Pico De la Mirandola, es precisamente esa indeterminación, que implica
la capacidad —autonomía— para alcanzar sus propios fines mediante el ejercicio de sus
capacidades, al adoptar determinaciones sobre su propia actuación.
Una concepción como a la que nos referíamos antes en relación con la dignidad, en la
que el ser humano es considerado a priori superior, se fortaleció con base en ideas
religiosas, donde el hombre es el rey de la creación, superior a todo lo creado en tanto
fue creado, desde la perspectiva de la mayoría de las religiones y no sólo de la doctrina
católica, a imagen y semejanza de Dios mismo, que incluso se encarna en un ser humano
para redimir a todos los seres humanos, además de que la misma divinidad se expresa
en lo humano, como plan de vida y fin último.