Elisabeth Kübler
Elisabeth Kübler
Elisabeth Kübler
La historia y los mensajes de esta increíble mujer (médica-psiquiatra suiza que vivió en EEUU) nos pueden
dar las claves para sanar o mejorar nuestra vida, para entender porqué estamos aquí, aprovechar mejor
nuestro tiempo, saber cómo es el proceso de dejarla y lo que viene a continuación.
BIENVENIDO A UNA DE ESAS BIOGRAFÍAS
QUE CAMBIAN EL MUNDO PARA SIEMPRE, A MEJOR
Esta mujer no ganó el premio Nobel de la Paz, ni su muerte fue el encabezado de los informativos, sin
embargo su trabajo, influencia y legado ha transformado nuestra sociedad.
Fue pionera en el movimiento de cuidados paliativos y del estudio de la muerte y fue una de las voces que
desde el mundo científico defendió con más vehemencia la idea de que la consciencia sobrevive al fin
del cuerpo físico.
Hay dos cosas que se hacen condenadamente mal en nuestro mundo: NACER y MORIR. En muchísimos
casos sin conciencia, sin respeto, sin sinceridad, sin ningún sentido de trascendencia, totalmente
medicalizado, en la soledad y frialdad de hospitales y no al calor de los seres queridos.
Del nacer nos ocuparemos otro día, hoy hablaremos del morir.
Porque en un mundo que vive de espaldas a la muerte, Elisabeth Kübler-Ross vino a descifrar, explicar y
dignificar este tránsito.
“Para mí era una pesadilla ser trilliza… Era una carga psíquica difícil de llevar. No sólo nací siendo una
pizca de 900 gramos con pocas probabilidades de sobrevivir sino que además estuve toda la infancia
tratando de saber quién soy. ..
Esas circunstancias fueron las que me dieron el aguante, la determinación y la energía para todo el trabajo
que me aguardaba”
Con pocos años cogió neumonía y su experiencia fue una pésima introducción en la medicina
hospitalaria: allí los médicos nunca le hablaron, le hacían pruebas dolorosas sin permiso, estaba en una
habitación sin ventanas y con la luz del techo 24 horas y con una niña enferma (Suzy) que murió
completamente sola. Nadie le explicó nada, ni a la niña ni a ella cuando preguntó dónde estaba su
compañera. Era como si la muerte no existiese.
Luego entiendes que la labor de su vida fue precisamente evitar situaciones similares.
Elisabeth Küb1er-Ross supo desde muy joven que su misión era la de aliviar el sufrimiento humano y ese
compromiso le llevó primero al cuidado de enfermos terminales y posteriormente a enfermos con sida.
Por el contrario, le impresionó profundamente la muerte de un granjero amigo de sus padres quien
desahuciado por el hospital, volvió a su casa a morir y tuvo tiempo para despedirse de todos sus familiares.
Murió en una habitación llena de flores y mirando por la ventana sus árboles frutales.
“La dignidad, el amor y la paz que ví allí me dejaron una impresión imborrable…
Mentalmente comparé su muerte con la de Susy… El granjero había tenido lo que yo ahora llamo una
BUENA MUERTE: falleció en su casa rodeado de amor, de respeto, dignidad y afecto”
Su infancia y juventud se destaca por una clara rebeldía, tenacidad, fuerza de voluntad y determinación
para estudiar medicina a pesar de la oposición de su padre que tenía otros planes para ella (secretaria en
su oficina).
“Según la idea de mis padres, yo tendría que haber sido una simpática y devota ama de casa suiza. Pero
acabé siendo una tozuda psiquiatra, escritora y conferenciante del suroeste de EEUU que se comunica con
los espíritus de un mundo que creo que es mucho más acogedor, amable y perfecto que el nuestro”
“Comencé mi practica como residente en el Hospital Estatal de Manhattan donde no se tenía mucho
aprecio a la vida… donde se albergaba a centenares de enfermos mentales muy graves….
Esa noche en mi diario definí lo visto como un manicomio de pesadilla.
Golpeaban a las pacientes con palos, las castigaban aplicándoles electrochoque y a veces las metían en
bañeras con agua caliente hasta el cuello y las dejaban allí 24 horas. A muchas se las usaba como
cobayas humanas en experimentos con LSD, psilocibina y mescalina…
…la mayoría de esas personas estaba medicada en exceso y eran víctimas de indiferencia y negligencia.
En lugar de medicamentos, lo que necesitaban era atención y cariño”
Cambió las prácticas para tratar a los pacientes como personas. Puso fin a los castigos mas sádicos y
consiguió el alta del 94% de las esquizofrénicas previamente desahuciadas.
No utilizó ninguna técnica concreta sino el corazón y el sentido común.
“El conocimiento va muy bien, PERO EL CONOCIMIENTO SÓLO NO VA A SANAR A NADIE. Si no se usa la
cabeza, el alma y el corazón, no se puede contribuir a sanar ni a un solo ser humano”
Observó que muchos médicos evitaban rutinariamente referirse a cualquier cosa que tuviera que ver con
la muerte. Se rechazaba, evitaba y mentía a los pacientes moribundos. Y a más graves estaban peor se les
trataba.
“Se les ponía en las habitaciones más alejadas de los puestos de enfermeras, se les obligaba a
permanecer acostados bajo fuertes luces que no podían apagar, no podían recibir visitas fuera de las
horas prescritas. Se les dejaba morir solos, como si la muerte fuera algo contagioso”.
Por supuesto EKR se negó a seguir esas prácticas injustas y equivocadas y actuó de otra forma. ¿Cómo?
Con amor y comprensión. A diferencia de sus colegas y en contra de las pautas habituales de la época:
decidió sentarse cerca de sus enfermos, dedicarles tiempo, atención y escucharles mientras ellos le abrían
su corazón:
“Mi trabajo con las enfermas esquizofrénicas me había enseñado que existe un poder sanador que
trasciende los medicamentos, que trasciende la ciencia y eso es lo que yo llevaba cada día a las salas del
hospital. Durante mis visitas a los enfermos me sentaba en las camas, les cogía las manos y hablaba
durante horas con ellos. Así aprendí que no hay ni un solo moribundo que no anhele cariño, contacto o
comunicación. Los moribundos no desean ese distanciamiento sin riesgos que practican los médicos.
Ansían sinceridad”
“La mayoría de los médicos se mostraban demasiado distanciados en su trato con los pacientes…
Necesitaban tratar a los pacientes como seres humanos iguales que ellos…
Para todos los médicos la muerte significaba un fracaso”
“La gente no tiene miedo a morir, la gente tiene miedo a morir en una unidad de cuidados intensivos,
alejados del alimento espiritual que da una mano amorosa , separados de la posibilidad de experimentar
las cosas que hacen que la vida valga la pena”.
Pionera por tanto en el estudio de la muerte, se convirtió en una voz crítica, que clamaba para poner fin al
tipo de muerte hospitalaria: fría, triste e impersonal y luchó porque el paciente recuperase su intimidad y
tuviese apoyo y comprensión.
Empezó impartiendo SEMINARIOS en los que participaban enfermos terminales que hablaban ante un
auditorio formado por médicos, enfermeras y público abierto acerca de su situación y cómo la
atravesaban. En 1968 estos seminarios se convirtieron en cursos acreditados. El éxito fue enorme y pronto
los realizaba por todo EEUU y muchísimos otros países. A Europa venía con frecuencia.
Hoy los estudios sobre la muerte y el morir forman parte de la formación de los estudiantes de medicina de
muchos países.
No penséis ni por un momento que era un pobre mujer caritativa que sacrificó su vida con moribundos. Ella
afirma con rotundidad que los enfermos le transmitieron mucha sabiduría y que todos ganamos en el trato
con enfermos terminales.
“Escuchando a pacientes moribundos todos comprendimos que deberíamos haber actuado de otra
manera en el pasado y que podíamos hacerlo mejor en el futuro”
Su primer libro “SOBRE LA MUERTE Y LOS MORIBUNDOS” publicado en 1969 hizo de Elisabeth Kübler-Ross una
autora conocida internacionalmente y le colocó en el centro de la polémica médica y teológica.
En el libro explicaba sus experiencias con más de 500 enfermos al final de la vida, fue
un best seller y una revolución en su momento porque era:
Ella fue la primera psiquiatra que describió LAS FASES DE LA MUERTE y que se convirtieron
en un clásico de la psiquiatría y a ella en la autoridad más querida y respetada en este
tema:
o pánico
o negación
o depresión, indignación y rabia
o pacto (regateo con Dios)
o y aceptación.
Vio que los niños dejaban este mundo confiados y serenos; observó que algunos adultos partían (después
de superar la negación y el miedo), sintiéndose liberados; mientras que otros se aferraban a la vida sólo
porque aún les quedaba una tarea que concluir. Pero todos hallaban consuelo en la expresión de sus
sentimientos y en el amor incondicional de quienes les prestaban atención.
Y todo esto lo estudió y extendió EKR sin necesidad de adherirse a ningún marco religioso concreto. La
muerte es algo universal a la existencia humana, sin etiquetas.
Su organización ayudaba a gente de todo el mundo a instaurar sistemas de apoyo a moribundos, hogares
para moribundos y centros de formación para profesionales de salud y familias.
EKR ayudó a muchos FAMILIARES a encajar su pérdida, a saber cómo enfrentarse a la muerte de un ser
querido y les explicó cómo apoyar al moribundo, lo que debía hacerse en esos difíciles momentos y lo que
debía evitarse. Estas son las cuatro funciones que pedía a los que acompañan a un enfermo:
Los pacientes terminales de Elisabeth Kübler-Ross jamás sanaron físicamente pero todos mejoraron
emocional y espiritualmente. Se sentían mejor que muchas personas sanas.
Por cierto, el objetivo de Elisabeth Kübler-Ross era ayudar a la gente a vivir hasta que murieran de muerte
natural. Nunca ayudó a un paciente a quitarse la vida.
“He aprendido a no juzgar. Por lo general si un enfermo ha aceptado la muerte y el proceso de morir,
puede esperar a que llegue naturalmente. Entonces la muerte es una experiencia hermosa y
trascendental.
Al suicidarse, la persona podría perderse la lección que debe aprender. En ese caso, en lugar de aprobar
y pasar al curso siguiente, tendrá que volver a aprender la lección anterior desde el comienzo”
4. SUPERVIVENCIA DE LA CONSCIENCIA
En 1970 Elisabeth Kübler-Ross empezó a explorar la posibilidad de la existencia de vida después de la
muerte. Se interesó por las experiencias cercanas a la muerte, las experiencias extracorporales y los
médiums, lo que ocasionó también un escándalo (la Universidad de Chicago cuestionó su trabajo y la
despidió) y conllevó ataques en sus centros.
Por supuesto este trabajo sobre el más allá provocó risas y recelos entre sus colegas y supuso un
alejamiento de muchos estamentos médicos que habían valorado su trabajo como pionera del
movimiento de paliativos. Se la llamaba la DOCTORA MÍSTICA.
Pero jamás le importaron las opiniones ajenas y a pesar del escepticismo y del rechazo de muchos de sus
colegas, siguió adelante con sus investigaciones, ya que después de entrevistar a miles de personas en
trance de muerte, no tenía dudas acerca de la supervivencia del alma.
“No sólo creo que hay una vida después de la muerte, sino que lo sé, tenemos datos suficientes
verificables y es importante compartir este conocimiento con la gente”.
“Observé que poco antes de morir los enfermos se relajaban, incluso los que se habían rebelado contra la
muerte. Otros, al acercarse su final parecían tener experiencias muy claras con seres queridos ya muertos
y hablaban con personas a las que yo no veía. Prácticamente en todos los casos la muerte venía
precedida por una singular SERENIDAD”
Entre ella y un compañero entrevistaron a 20.000 personas con experiencias cercanas a la muerte y que
habían regresado, de entre los 2 y 99 años, de diferentes culturas y religiones. Pero todos coincidían en los
mismos elementos.
Todos relataron que esas experiencias no eran dolorosas y que no querían volver, porque viajaban a un
lugar donde había infinito amor y consuelo, pero que allí les informaban de que no era el momento.
Según los relatos de esas personas las FASES DE DESPUÉS DE LA MUERTE son:
Salen flotando de sus cuerpos “como la mariposa sale del capullo” en forma etérea, y ven todo lo que
sucede. Se experimenta una salud total, incluso los ciegos pueden ver en este nuevo estado.
Son capaces de ir a cualquier parte a la velocidad del pensamiento.
Se encuentran con sus guías, ángeles de la guarda o compañeros de juegos según los niños, y con
familiares y amigos muertos anteriormente.
Acompañados por estos seres se acercan a un TUNEL en cuyo final hay una luz brillante y una fuerza
arrolladora de paz, tranquilidad y ganas de volver a casa. Decían que esta luz era la fuente última de
energía del Universo: Dios, Cristo, Buda, … Y todos coincidían en que era la forma más pura de amor
incondicional.
Todos los que volvieron decían que esa experiencia había influido profundamente en sus vidas y todas
habían comprendido que solo hay una explicación al sentido de la vida: el amor.
En contacto con esa fuente suprema experimentan la unicidad, la totalidad o integración de la
existencia.
En ese estado la persona hace una REVISION de su vida y ve cómo todos los actos, palabras y
pensamientos de su existencia tienen influencias.
“Se les hacía ver que las vidas de todas las personas están interrelacionadas, entrelazadas, que todo
pensamiento o acto tiene repercusiones en todos los demás seres vivos del planeta, a modo de reacción
en cadena”
De todo este estudio surgió en 1974 el libro “La muerte, un amanecer” que supuso la segunda revolución
en el mundo de la tanatología, después del pionero libro de Raymond Moody y dejaban claro:
También se dedicó a impartir cientos de talleres/cursos titulados “Vida, muerte y transición” por todo el
mundo donde las personas resolvían sus asuntos inconclusos, se liberaban de la rabia y amargura
experimentadas en sus vidas y aprendían a vivir de una manera que les preparaba a morir a cualquier
edad. Es decir, sanaban y se convertían en personas integras.
Ella también tuvo una experiencia ‘transpersonal‘ en la que comprobó las posibilidades de la consciencia
y los falsos límites de nuestro paradigma científico y médico mecanicista.
Ella cuenta en el libro cómo una noche vió todo a su alrededor vibrando en su estado molecular, a su
cuerpo con millones de moléculas danzantes y después “millones de flores de loto de una belleza
increíble”. Observó que “todo tiene vida, divinidad”. Su visión se expandió abarcando km y km. En ese
estado escuchó las palabras SHANTI NILAYA.
“Fue la sensación de éxtasis mas maravillosa que un ser humano puede experimentar. Me sentía invadida
por un respeto reverencial hacia todo lo que me rodeaba y de amor por todo lo que vive”
Estos hechos los narró en un curso de Psicología Transpersonal en Berkeley y unos expertos le explicaron
que era una experiencia para obtener la consciencia cósmica y que Shanti Nilaya significa “hogar
definitivo de paz” que es donde vamos al final del viaje terrenal.
Este es el nombre que daría posteriormente a su centro para ayudar a enfermos y niños con sida.
Para las que hayáis estudiado Teosofía o asistido a las clases de Eva Monferrer de Psicología Evolutiva, diré
que la experiencia mística de EKR equivale a la 4ª o 5ª iniciación (creo). Pronto entrevistaré a Eva y se lo
preguntaremos.
Para dejar este capítulo os cuento una anécdota de la vida de la doctora. Su marido (finalmente se
divorciaron) era también médico pero totalmente escéptico de la obra de su mujer. Pero pactaron que el
que muriese primero transmitiría un mensaje al otro sobre la existencia o no de la otra vida. Murió él antes y
en su funeral crecieron rosas rojas sobre el manto de nieve. Para Elisabeth fue una prueba muy importante,
entre las miles que recibió con su trabajo.
Y esto me ha dado una idea que yo haré con mis amigas, je, je….
5. SIDA
Su última batalla tras los moribundos y las experiencias de supervivencia de la consciencia fue el sida.
“Yo sabía que el sida era la batalla más importante a la que yo y tal vez el mundo nos enfrentábamos
desde la Polonia de la posguerra… la victoria definitiva de esta enfermedad dependería de algo más que
de la ciencia”
La época del descubrimiento del sida era de mucha ignorancia (científica y social), incomprensión, miedo
y rechazo. Ni los médicos tocaban a los enfermos. Se abandonaban a bebés y niños infectados.
En el libro se narra que el caso que más marcó a EKR fue el de un bebé abandonado que finalmente fue
recluido en un hospital en una cuna aislada sin apenas contacto humano. Como una jaula. El personal
nunca tocó a ese bebé mas allá de palmaditas. Nadie creo lazos con él, jamás recibió ni un abrazo ni fue
cogido en brazos. A los 2 años no sabia andar, gatear o hablar.
La doctora luchó hasta encontrar una pareja maravillosa dispuesta a adoptarlo y el hospital impidió que el
niño saliese. Al final lo secuestraron y amenazaron al hospital con ir a los medios de comunicación. Hoy el
niño es un feliz adolescente.
Este es un ejemplo de la determinación y convicciones de EKR y de que no hay nada que el amor no
pueda curar¡¡
Debido a estas injusticias, EKR se propuso crear un hogar para bebés abandonados con sida para que
disfrutaran de los años de vida que les quedaban en plena Naturaleza.
Esto provocó una ola de indignación, asco y miedo en el condado en que vivía y los habitantes la
consideraban una especia de anticristo por “llevar esa peste a sus hogares”. El Ku Klux Klan quemó cruces
en su jardín. Y finalmente, en 1994 le quemaron su casa con todas sus pertenencias.
Repito, en 1994 no en 1594¡¡¡¡¡¡
Como no se daba por vencida, buscó personas que podrían adoptar esos bebés que ella ya no podía y
encontró 350 personas. El libro narra bonitos ejemplos de cómo la gente colaboraba en este precioso
proyecto, cada uno con sus posibilidades.
También organizó talleres con enfermos de sida dentro de las CÁRCELES. Como siempre encontró
muchísimas reticencias y negativas. Al principió sólo una cárcel lo permitió (por cierto, tenía directora y no
director) y finalmente se extendieron por todo el país.
La condición para realizar los talleres es que los participantes fuesen mitad reclusos y mitad funcionarios.
Eran unos emotivos cursos en los que los reclusos contaban los motivos de su encarcelamiento e historias
de infancias marcadas por abusos y violencia. Los funcionarios e incluso la directora también. Son talleres
de sanación emocional en estado puro.
Consiguió cambiar y mejorar radicalmente las condiciones y el trato a enfermos con sida en todo EEUU.
6. SU ENFERMEDAD Y MUERTE
En 1995, una serie de apoplejías le dejaron postrada en cama e incapacitada físicamente durante 9 largos
años hasta su muerte en Scottsdale, Arizona, en 2004. Fue su última y más dura lección que aprender.
“La muerte es una experiencia maravillosa y positiva pero el proceso
de morir, cuando se prolonga como el mío, es una pesadilla. Nos mina
las facultades, sobre todo la paciencia, la resistencia y la
ecuanimidad”
“Los directores de las grandes compañías de seguros y de la OMS ganan millones de dólares al año
mientras que los enfermos de sida no pueden costearse los medicamento”
¿Os suenan estas críticas con las expuestas por otros autores y expertos en nuestro artículo de diciembre
2007?: Se inventan enfermedades. La medicalización de la vida cotidiana. El lado oscuro del sistema
sanitario y la industria farmacéutica.
Por cierto, a esta mujer que tanto había hecho por los demás de forma generosa y desinteresada y que
tantas lecciones había dado a la medicina, su seguro médico no le cubrió los gastos de fisioterapeuta y
otros durante su convalecencia final. ¡Escandaloso¡¡¡
“De forma similar a los adultos, los niños dejan sus cuerpos físicos igual
que la mariposa sale del capullo y pasan por las diferentes fases de
vida después de la muerte. MARÍA suele ayudar cuando se trata de
niños”
Un niño de nueve años enfermo de cáncer llamado Dougy escribió a EKR preguntándole tres cosas:
¿Que es la vida?
¿Que es la muerte?
¿Porque tienen que morir los niños pequeños?
Ella le contestó una sencilla carta con colores. La
reacción fue muy positiva. Se sintió muy
orgulloso de tener un libro escrito e ilustrado
especialmente para él. No solo lo compartió con
otros niños, sino también con los padres de otros
niños muy enfermos. Posteriormente se convirtió
en un libro para ayudar a otros niños a
comprender estas preguntas tan importantes.
“No es necesario tener un gurú ni un consejero para crecer: los maestros se presentan en todas las formas
y con toda clase de disfraces: los niños, los enfermos terminales, …
Toda la teoría y toda la ciencia del mundo no pueden ayudar a nadie tanto como un ser humano que no
teme abrir su corazón a otro”
11. MORALEJA
En este artículo no hay ni moralejas ni sermones ni reflexiones mías.
Soy capaz de reconocer, agradecer e interiorizar el testimonio de una gran Maestra y yo hormiguilla no
tengo nada que añadir.
Os dejo con muchas de sus enseñanzas que son unas verdaderas LECCIONES DE VIDA
“La vida acaba cuando hemos aprendido todo lo que tenemos que aprender”
“Todas las penurias que se sufren en la vida, todas las tribulaciones y pesadillas,
todas las cosas que podríamos considerar castigos de Dios, son en realidad
regalos.
Son la oportunidad para crecer, que es la única finalidad de la vida”
“El mejor regalo que nos ha hecho Dios es el LIBRE ALBEDRIO, la libertad.
Las casualidades no existen.
Todo lo que nos pasa en la vida ocurre por un motivo positivo.
He dicho que la libertad es un regalo divino.
Pero esta libertad exige responsabilidad, la responsabilidad de elegir lo
correcto, lo mejor, lo más considerado y respetuoso, de tomar decisiones que
beneficien al mundo, que mejoren la humanidad”
“Las personas más hermosas que he encontrado son aquellas que han
conocido la derrota, el sufrimiento, la lucha y la perdida, y hallado su camino
desde las profundidades.
Estas personas tienen una apreciación, una sensibilidad y una comprensión de
la vida que los llena de compasión, amabilidad y solidaridad”
“Yo digo que para llevar una buena vida y así tener una buena muerte, hemos
de tomar nuestras decisiones teniendo como objetivo el amor incondicional y
preguntándonos:
¿Qué servicio voy a prestar con esto”
“Cada uno de los miles de pacientes con quienes comenté sus experiencias de
muerte clínica temporal recordaba haber entrado en la luz y oído: ¿Cuánto
amor has sido capaz de dar y recibir?
¿Cuánto servicio has prestado?.
Es decir, se les preguntaba cómo habían asimilado la lección más difícil de la
vida: el amor incondicional”
“Ningún niño nace tan defectuoso que Dios no le dote con algún don especial
Nada está garantizado en la vida, fuera de que todo el mundo tiene que
enfrentarse a dificultades. Así es como aprendemos. Algunos se enfrentan a
dificultades desde el momento en el que nacen. Esas son las personas mas
especiales de todas, que necesitan el mayor cariño, atención y comprensión, y
nos recuerdan que la única finalidad de la vida es el amor”
(en referencia a una niña ciega de nacimiento y a cuya madre se le había
aconsejado tras el parto que entregase a su hija a una institución porque no
tenía remedio y a quien Elisabeth Kübler-Ross aconsejó criar y amar, y no
abandonarla. Con los años se convirtió en una prometedora pianista¡¡¡¡)
“Realmente creo que mi verdad es una verdad universal que está por encima
de cualquier religión, situación económica, raza o color, y que la compartimos
todos en la experiencia normal de la vida”.
“Es importante que hagamos solamente aquello que nos gusta hacer. Podemos
ser pobres, podemos pasar hambre, podemos vivir en una casa destartalada,
pero vamos a vivir plenamente.
Y al final de nuestros días vamos a bendecir nuestra vida porque hemos hecho
lo que vinimos a hacer”
“Durante toda la vida se nos ofrecen pistas que nos recuerdan la dirección que
debemos seguir. Si no prestamos atención, tomamos malas decisiones y
acabamos con una vida desgraciada. Si ponemos atención, aprendemos las
lecciones y llevamos una vida plena y feliz, que incluye una buena muerte”.
“Las personas son como vidrieras. Brillan y relucen cuando hay sol, pero cuando
se hace la oscuridad, su verdadera belleza se puede apreciar únicamente si
hay una luz que proviene del interior.
Cuanto más oscura la noche, más luminosas las vidrieras”
MUERTE Y DESPUÉS
“La muerte no es algo que haya que temer.
De hecho, puede ser la experiencia mas increíble de la vida.
Sólo depende de cómo se vive la vida en el presente.
Y lo único que importa es el amor”
DEDICATORIA:
Este artículo está dedicado, a mi querida amiga Teresa M. de Barcelona, a
mi misma hace un tiempo (y ahora en los momento duros) y a todas las
personas que no acaban de descubrir su luz interior o no encuentran el
camino para que brille.
Nunca es fácil, pero debemos darnos una oportunidad AHORA, antes de
ser uno de esos miles de moribundos con los que habló Elisabeth Kübler-
Ross y que se lamentaron por lo NO VIVIDO.
Al final siempre es MIEDO: a la falta de dinero, a las criticas, a la
incomprensión, a nuestras capacidades, al futuro …
Ojala las enseñanzas de esta gran mujer y sus miles de pacientes nos den a todos el
VALOR para vivir siguiendo nuestro corazón y nuestra conciencia.
El dedo en la llaga.
Con los pies en la tierray la cabeza en el cielo
http://eldedoenlallaga.com/