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Iniciación A Las Astrología Cabalística BLQ 2

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Kabaleb Iniciación a la Astrología Cabalística

Iniciación a la Astrología Cabalística


Bloque 2

1. Introducción
En el bloque anterior hemos iniciado este apasionante curso de Astrología
Cabalística que nos legó Kabaleb. Hemos introducido cada uno de los doce signos
del zodiaco, desde el punto de vista constituyente, es decir, en el orden de la Creación
que, según nuestro punto de vista, es el más coherente. Los signos representan la
energía que movemos en nuestro interior.
Hemos visto que el Fuego representa el impulso inicial. Que el Agua aporta la
parcela emocional. Que el Aire le pone razón y coherencia. Y que la Tierra es la que
cohesiona todos los proyectos.
Ahora vamos a abordar las Casas Terrestres, que son los canales a través de los
cuales exteriorizamos nuestra energía. Dicho de otro modo, es como nos mostramos
a los demás o como recibimos la energía que nos llega de la sociedad. Igual que los
signos, habrá Casas de plantación, de interiorización y de exteriorización.


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2. Las Casas Terrestres

Los 12 signos del zodíaco se encuentran doblados por las llamadas Casas terrestres.
¿Qué representan estas Casas? Veámoslo. Los signos, ya lo hemos dicho, son la
semilla con la que se constituyó nuestro universo. Nosotros, como universo en
miniatura que somos, estamos formados por esa semilla zodiacal. Pero los elementos
químicos de nuestro cuerpo necesitan una constante alimentación; es decir, esas
semillas que hay en nosotros necesitan una renovación continua de su potencialidad
y sin el contacto permanente con la fuente zodiacal, no nos sería posible existir.
Por ello es preciso que existan canales, para que las fuerzas cósmicas puedan ser
proyectadas en el ser humano. Para que el agua de la lluvia llegue al mar, existe el
canal de los ríos. Para que la fuerza eléctrica llegue a los hogares existen los hilos que
la conducen. Y para que las propiedades de los signos del zodíaco puedan esparcirse
por nuestro organismo psíquico, emocional y físico, deben también existir canales.

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Esos canales son las doce Casas terrestres. El hecho de escribir las Casas con
números romanos (I, IV, VII y X), es solamente para resaltar, de una manera gráfica,
su importancia respecto a las otras casas.
Esos doce canales, no solo servirán para transmitir a nuestros cuerpos las pulsiones
zodiacales, sino que a través de ellos transmitiremos el contenido de nuestro
micro-universo al mundo que nos rodea. Por un lado recibimos la energía de arriba y
por otro expulsamos las nuestras, de modo que las Casas son vías neutras, cuya
función es la de canalizar un determinado tipo de propiedades.
Los signos del zodíaco empiezan con Aries, que representa el punto este del universo
solar. La Casa I o Ascendente será, pues, la que corresponda a Aries y señalará, desde
el lugar en que nacemos, en la tierra, el signo que en aquel momento se encuentra en
el horizonte este. Como se sabe, la Tierra da una vuelta completa sobre sí misma
en el espacio de 24 horas, de forma que si observamos el cielo desde un punto
cualquiera, en 24 horas veríamos aparecer sucesivamente los 12 signos, cada uno a
intervalos de dos horas.
Así pues, cada dos horas el Ascendente cambiará de signo, puesto que con intervalos
de dos horas los signos que se encuentran en el este, observados desde un punto fijo
de la Tierra, irán cambiando. Si un niño nace al amanecer, su Casa I o Ascendente se
encontrará allí donde se encuentra el Sol, pero si nace al atardecer, su Ascendente se
encontrará en el signo opuesto al ocupado por el Sol. Por ello, para levantar una carta
astral, es preciso saber el lugar y la hora de nacimiento de la persona, además
de la fecha, ya que sin ese dato no pueden colocarse las Casas terrestres en un tema
natal. En el caso que falte la hora, el cálculo de las Casas se realiza a partir del Sol.
El cálculo de estas Casas se limita a una simple operación. Hoy día lo más fácil es
acudir a un programa de Internet para que realice el cálculo de nuestra carta astral.
Cada signo del zodíaco tiene 30 grados, así que resultará lógico que para la
exteriorización de esta energía también se cuente con treinta grados. De este
modo, estaremos trabajando con lo que se llama el sistema de Casas iguales.
Partiendo del Ascendente, situaremos las demás Casas en el mismo grado que éste.
Es decir, si el Ascendente se sitúa a diez grados de Acuario, la casa II estará a 10 de
Piscis, la casa III a 10 de Aries y así consecutivamente. Se contará que la Casa ocupa
el signo entero. En el ejemplo anterior, el Ascendente ocuparía todo el signo de
Acuario, aunque su punta estará a 10 grados. La Casa II, todo el signo de Piscis…
El orden que seguimos para contar las Casas es el del zodiaco constituido: Aries,
Tauro, Géminis, Cáncer, Leo, Virgo, Libra, Escorpio, Sagitario, Capricornio, Acuario
y Piscis. Así, si el Ascendente está en Géminis, la II estará en Cáncer, la III en Leo…
En cambio, para presentarte aquí las Casas, lo hacemos en el orden creativo,
siguiendo el orden constituyente, el decir: el Ascendente, la V, la IX, la IV, etc. de este
modo comprenderá mucho mejor lo que representa cada Casa.


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3. Casa I o Ascendente

En el bloque anterior hemos explicado que el Sol,


representaba el objetivo de vida a seguir en esta
existencia. El Sol marca el nuevo programa que
debemos desarrollar, las lecciones que es preciso
aprender, según el mandato de tu Ego Superior. El
Ascendente, en cambio, marca el final de un
trayecto anterior, de un programa que
iniciamos en otra vida y que deberíamos haber
terminado. Si lo hicimos, naceremos con el
Ascendente en el mismo signo o en su mismo
Elemento. De lo contrario, tendremos el
Ascendente en otro signo y Elemento.
El Ascendente nos dirá también las herramientas
que están a nuestro alcance para realizar el programa marcado por el Sol. Cuando el
Ascendente y el Sol se encuentren en signos enfrentados, tendremos que para ejercer
de abogado, por ejemplo, el destino ha puesto en tus manos un pico y una pala,
porque en la andadura anterior dejaste pendientes trabajos de plantación en el
campo, labores de tipo físico.
El Ascendente o Casa I expresa a nivel terrestre lo que Aries representa como signo.
En ella nosotros somos Aries, es decir, derramamos al mundo lo que de Aries hay en
nuestro organismo psíquico, emotivo y mental. Si Aries, como ya dijimos en el bloque
anterior, es la puerta a través de la cual Dios comunica con el ser humano, la Casa I
será el canal a través del cual proyectamos nuestra personalidad a la Tierra.
Lo ideal sería, en un horóscopo, que la Casa I coincidiera con Aries, la Casa II con
Tauro, la Casa III con Géminis, etc., pero en nuestro maniobrar humano, todo se ha
visto trastocado y en el rompecabezas de nuestras vidas aparecen narices ahí donde
deberían aparecer piernas y orejas donde deberían estar los pies. Lo ideal sería,
decíamos, que Aries se encontrara en la Casa I, ya que de esta forma el designio
divino sería transmitido y, tal cual, nosotros lo proyectaríamos a nuestro mundo.
Imaginemos un tema en que es la Casa VIII la que se encuentra en Aries, significa
que el designio divino será transmitido a través de este Canal, mientras que la
Casa I o Ascendente se encuentra en Virgo, lo cual indica que el mensaje que esta
persona transmitirá al mundo no procederá de Aries, sino que lanzará al mundo los
contenidos archi-manipulados de Virgo.
Si Aries es el promotor del designio espiritual, la Casa I o Ascendente será la que
dibuje nuestra silueta física. En ella encontraremos la estructura del cuerpo de la
persona, así como la clave de su código genético. La Casa I o Ascendente nos indicará
el propósito en la anterior encarnación, que debe ser finiquitada ahora.
Las disonancias sobre la Casa I o Ascendente desnaturalizarán el propósito, nos
“obligarán” a emitirlo en condiciones poco adecuadas, en un entorno o a través de
un entorno que no es el idóneo, cosa que hará difícil su contacto con aquellos a los

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que el propósito va dirigido. La sociedad, la familia, el cónyuge o el medio profesional


no serán los idóneos para la manifestación de su personalidad y deberá luchar de
forma continua contra esa adversidad.
Si esos aspectos disonantes vienen del Sol o de la Luna, el enemigo será él
mismo, según sea hombre o mujer, o bien su cónyuge; es decir, su Yo espiritual, su
Ego, será hostil a los propósitos de su personalidad pasajera y su propia naturaleza
interna será la que destruya los planes elaborados por la personalidad material, hasta
que ésta se someta a aquélla.
La acumulación de planetas en el Ascendente dará a la persona un protagonismo
excesivo; hará que sienta una necesidad imperiosa de sobresalir, de ser alguien a
toda costa, de realizar hazañas, sean las que sean. Ese individuo dispondrá de una
fuerza aparente y será fácilmente manipulado por otras personas, representadas por
los planetas situados en este sector, las cuales le asegurarán su protagonismo con tal
que sirva a sus intereses. Ello da lugar a menudo al «hombre de paja», a la cabeza
visible que actúa movido por una eminencia gris. El individuo solo percibe el edificio
de su Yo transitorio y es incapaz de todo altruismo, si éste no le ofrece una fachada
para su alarde personal. Será, pues, la marca de una persona egoísta.
La Casa I o Ascendente es una Casa Yod y en ella la persona planta las semillas de
un carácter, que han de darle como cosecha un destino. La voluntad es la fuerza
dominante en esta Casa.


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4. Casa V

La Casa V expresa en la Tierra las


potencialidades de Leo. Este es uno de los
sectores peor comprendidos por la Astrología
convencional. Nos dicen los manuales que es la
Casa del amor y de la suerte, en el juego, en las
especulaciones, de manera que el azar se
manifiesta en ella. Cuentan igualmente que la Casa
V es la indicadora de los hijos y la que informa
sobre la fecundidad o esterilidad del matrimonio.
Veamos porqué le atribuyen estas facultades.
La Casa V está ligada, indisolublemente a la Casa I, como lo están los signos de Aries
y Leo, cuyas potencialidades expresan, de modo que no es posible comprender los
mecanismos actuantes en la Casa V sin referirnos a la actividad de la Casa I. Ambas
pertenecen a signos de Fuego y dijimos al estudiar la Casa I, que en ella actúa la
voluntad humana a la manera con que la cósmica lo hace a través del signo de Aries.
Dijimos, igualmente, en el curso de Misterios que cuando la voluntad se pone en
marcha, se movilizan automáticamente las fuerzas de la Providencia contenidas en
Hochmah, para llevar a la perfección aquello que la voluntad ha iniciado: es el amor
de Dios que desciende sobre el ser humano para premiar sus esfuerzos. Ese Amor se
manifiesta a través de la Casa que representa el segundo signo de Fuego, o sea, la
Casa V.
Así pues, lo que obtengas a través de la Casa V estará en relación con la fuerza de
voluntad que hayas desplegado. Si tu Casa I está atrofiada, si careces de iniciativas,
tu voluntad desfallece, no cabe esperar prodigios de la Casa V. Pero por otra parte,
como no hemos empezado a vivir en la presente existencia y todos nos debemos, en
bien o en mal, a lo que han sido nuestras vidas pasadas, hay un factor kármico que
pesa sobre la Casa V, pudiéndose recibir a través de ella dones buenos o malos
procedentes del pasado.
Vemos, así, que es el Amor de Dios el que se expresa a través de la Casa V y será
inútil que busquemos en ella los ligues de la persona porque no los encontraremos.
Ese amor providencial puede expresarse de diversas formas, y de ahí la idea de
azar favorable inherente a esta Casa. Puede manifestarse dando al individuo al ser
justo y perfecto que ha de completarlo, el que es su complemento ideal en todos los
sentidos, lo que hemos llamado el alma gemela.
Los textos sagrados, cuando se refieren al ser humano, designan a los dos sexos
unidos, no considerándolo completo si el hombre y la mujer no unen sus fuerzas. A
veces, los ángeles del destino tienen que mover rocas y peñas para encontrar el alma
gemela de alguien que, por sus actos de voluntad, ha merecido el premio de la
perfecta unión. Si esa perfecta unión no es posible, por destino o porque el alma
gemela no esté encarnada, la persona puede recibir su compensación en metálico,
ganando a la lotería, a la quiniela o mediante especulación bursátil. Una cosa o la
otra, no las dos, puesto que generalmente los méritos de un individuo no son tantos.

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Por ello dice el refrán: «Afortunado en el juego, desgraciado en amores» A través de


la Casa V, Dios premia los méritos, mientras que en la Casa II se obtiene el dinero
justamente ganado tras duras jornadas de labor.
El signo en que se encuentra situada la Casa V marcará el período de la vida en que
se manifestará la suerte. Como ya dijimos, los signos de Fuego rigen los primeros 21
años, a razón de siete años por signo. Si la Casa V se encuentra en uno de ellos, el
amor vendrá de la infancia y será debido a méritos anteriores a la presente
existencia. Si la Casa V se sitúa en signos de Agua, la suerte y el amor vendrán de los
21 a los 42 años; en signos de Aire, de los 42 a los 63 y en signos de Tierra, será en la
etapa final, de los 63 a los 84 años. Aunque también debe tenerse en cuenta que cada
vez que un planeta transita por tu Casa V, activará tu suerte.
Respecto a la fecundidad, siendo Leo el signo en el que la espiritualidad se interioriza
y actúa desde dentro, es evidente que la Casa V, que Leo rige, será la que materialice
esa espiritualidad y que constituya la puerta por la que las almas se precipitan al
molde físico. La alta frecuencia vibratoria de Leo hace que el desnivel de
luminosidad sea menor entre el mundo material y el de deseos, constituyendo así la
Casa V el escalón que conduce al mundo físico. La Casa V hablará de la calidad de las
almas que vienen al mundo a través de nosotros y su andadura en la Tierra.
La Casa V es también, según los manuales de astrología, la que indica la capacidad
para la enseñanza. Leo es el acumulador de luz; es el signo regido por Hochmah en El
Árbol de la Vida y por el Sol, de modo que en él se acumula la sabiduría y, siendo así,
es natural que la Casa V sea el canal adecuado para el desprendimiento de esa
sabiduría y que los demás puedan succionarla como las abejas succionan el néctar de
la flor.
Por último, en la Casa V se inscribe el tiempo libre, con sus placeres, diversiones,
deporte, juegos, la práctica de las aficiones, de los hobbies, lo cual completa la idea
de premio, de recompensa que expresa esta Casa y que puede manifestarse como una
plenitud física para ser campeón deportivo.
Las disonancias planetarias sobre este sector serán anunciadoras de malas
recompensas, de mal progenie, de mal ejemplo dado por el individuo, de mala
utilización de la libertad y de los placeres que ofrece la vida, de enseñanzas fatales y
perturbatorias.
Cuando un excesivo número de planetas se encuentra en este sector, la persona
recibe demasiadas recompensas, mucha suerte. Se habrá hecho acreedor a muchos
pagos y las facilidades lloverán sobre él de tal manera que quizá pase toda su vida sin
realizar el menor esfuerzo, viviendo de las rentas del pasado, lo cual supondrá
un parón en su camino evolutivo. también puede inclinarle a querer enseñar
demasiadas materias o a querer vivir del cuento para tener mucho tiempo libre.
La Casa V es una Casa He, de interiorización y en ella actúa Hochmah.


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5. Casa IX

La Casa IX expresa en la Tierra las


potencialidades de Sagitario. Dijimos al hablar de
este signo que en él el designio divino se
exterioriza, de modo que a través de la Casa IX
exteriorizaremos el designio de nuestro Yo
pasajero en la presente vida, es decir, el proyecto
señalado por la posición de nuestra Casa I o
Ascendente.
Los manuales de astrología indican que la Casa IX
expresa nuestro pensamiento, nuestras ideas, pero esto no es exacto. Hemos visto
que las ideas son atributo de los signos de Aire, mientras que la Casa IX corresponde
a Sagitario, un signo de Fuego. No es el pensamiento el que emerge de la Casa IX,
sino la fuerza moral que la persona ha ido acumulando a lo largo de sus vidas: es
la voz de la conciencia, que se opone a las ideas que sí exterioriza la Casa III, la que
forma polo con la IX.
La situación de esta Casa nos permitirá saber si la fuerza moral de la persona es
mucha o poca, es decir, veremos quién ganará el ineludible combate entre el Bien y el
Mal, y nos permitirá calibrar su grado de espiritualidad.
Por otra parte, la Casa IX rige los viajes. Ya hemos dicho repetidamente que la
exteriorización de algo que se lleva dentro, se traduce en la vida mundana por un
viaje. La exteriorización del designio divino en Sagitario supone un largo viaje desde
el cielo hasta la Tierra, y la Casa IX convertirá este proceso en un largo viaje físico, de
modo que el sector IX nos informará sobre los largos desplazamientos que
realizará la persona a lo largo de su vida.
Los aspectos disonantes planetarios sobre la Casa IX harán que la persona exprese
torcidamente el mensaje ético. Puede ser un fanático religioso o un ateo y en uno u
otro caso expresará una moral arbitraria y falsa, guiándose por valores que no son
duraderos, que reflejan el mundo al revés.
Viajes tempestuosos, arriesgados, difíciles y pobres en resultados: exilios,
proscripciones, fugas, etc. Búsqueda del más allá a través de la dificultad o el
sufrimiento.
La excesiva acumulación de planetas en este sector producirá frecuentes cambios en
la línea moral del individuo; pasará de una religión a otra con gran facilidad, de una
corriente espiritual a otra y se verá obligado a viajar constantemente, a cambiar.
La Casa IX es una Casa Vav, de exteriorización y en ella actúa Binah.


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6. Casa IV

La Casa IV expresa en la Tierra las


potencialidades de Cáncer. Vimos al
estudiar el signo que de Cáncer nace toda
idea de propiedad y de privatización, de modo
que la Casa IV significará la materialización
de esta idea. Será, pues, la que nos informe
sobre la vida privada de la persona, sobre su
vida íntima y sobre sus posesiones materiales,
empezando por la fundamental: su hogar. El
fundamento de todo edificio humano radica
en los sentimientos y Cáncer -ya lo dijimos-
es el motor del que arranca todo el potencial sentimental.
Un día la razón será la base de ese edificio, pero en esta etapa, los sentimientos
constituyen un cuerpo más desarrollado y todo lo que el ser humano ha realizado
tiene un punto de arranque emotivo.
Por ello, la Casa IV, como intérprete terrestre de Cáncer, constituye la raíz del
individuo y en ella encontraremos informaciones sobre sus antepasados, su ciudad,
su infancia, su barrio natal, los que viven en su hogar y su comportamiento en la casa
y en la vida de familia.
Por otra parte, la madre es el fundamento del ser viviente, de modo que la Casa
IV nos indicará todo lo relacionado con la madre, su temperamento, su forma de ser,
su vida, sus problemas. Los manuales de astrología existentes en el mercado,
exceptuando los libros de Max Heindel y algún otro, atribuyen la Casa IV al padre y
la Casa X, la opuesta, a la madre. Esto constituye un tremendo error, que proviene de
astrólogos de la Edad Media, que ocultaban la verdad a los profanos, dando datos
erróneos adrede, con la seguridad de que los iniciados sabrían detectarlos.
También ha contribuido a que se cimentara este error el hecho de que en la Cábala se
habla de Binah (tercer Séfira de El Árbol de la Vida) como madre del mundo, y
Saturno, la manifestación material de Binah, es el regente de Capricornio, signo que
corresponde a la Casa X. Pero Binah es el supremo hermafrodita, y hermafrodita fue
la humanidad en sus comienzos. Cuando la división de sexos se produjo, fue Yesod la
rectora del sexo femenino, o sea, el tercer Séfira de la columna del centro (noveno de
El Árbol de la Vida), el que administra en ese bajo mundo la política del tercer Séfira
de arriba, Binah. Yesod y su representación material, la Luna, son los que rigen el
sexo femenino a través de las fuerzas de Cáncer.
Las disonancias planetarias sobre la Casa IV harán que los cimientos sobre los que se
asienta la persona sean poco firmes, de modo que por buenas que sean las
condiciones en otros dominios, el edificio de su vida se tambaleará y todo
resultará precario, empezando por su propia madre, que carecerá o de medios o de
inteligencia para orientarla adecuadamente.

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Hogar inestable, cambios frecuentes de casa, desarraigo, dificultad en echar raíces, la


vida a la intemperie, dificultades en el hogar, en la familia, en la ciudad natal.
Cuando muchos planetas se encuentran en la Casa IV: cambios de casa, hogar
ambulante, emocionalidad profunda, aunque no aparente. En casos extremos, con
malos aspectos: ancestralidad con bases desestabilizadoras, herencia malsana,
enfermedades hereditarias, enfermedades contraídas en el claustro materno.
La Casa IV es una Casa Yod, de plantación y en ella actúa Kether.


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7. Casa VIII

La Casa VIII expresa en la Tierra las


potencialidades de Escorpio. Dijimos al estudiar
el signo que en él los sentimientos se concentran
convirtiéndose en poderes interiores. La Casa VIII
materializará este hecho dándole una expresión
sexual. La Casa VIII es, pues, el sector que nos
informa sobre las tendencias sexuales de la
persona y sobre su personalidad erótica. También
informará de los amores que proceden de la
sociedad, ya que la VIII son los sentimientos hacia
dentro. Tendremos pues en este sector a las personas
que vienen a ligarnos.
Otro punto importante a destacar en esta Casa VIII
es que los sentimientos hacia dentro es lo que
llamamos autoestima. Así que este sector mostrará
cuan lleno estará nuestro depósito de este valioso
material. Veremos cómo nos estiman y cómo nos estimamos.
A partir de la Casa VII, los sucesivos sectores manifestarán la polaridad contraria de
la Casa situada enfrente. Las Casas I y VII representan el Yo y los demás, las Casas II
y VIII manifestarán mi dinero y el tuyo. O sea, si la Casa VII es la del cónyuge, el
socio, el aliado, el otro (como veremos más adelante), en la VIII veremos reflejado el
dinero del cónyuge, el socio, etc. En ella encontraremos el dinero de los demás,
del que podremos o no disponer según sea la relación que nos une a ellos. De ahí se
desprenden todas las ideas de dinero ganado sin esfuerzo, herencias, donaciones,
premios, regalos, rentabilidad del capital, de los títulos, ya que ese capital también es
«trabajado» por los demás, por las personas y las sociedades que lo administran.
En el zodíaco instituido, tal como se nos presenta hoy, la máxima separación posible
entre dos puntos es de 180 grados, puesto que la rueda zodiacal consta de 360
grados. Ello significa que, a partir del punto 180 se produce un retorno al principio.
Partiendo de Aries, la máxima separación es Libra, de modo que con Escorpio, con la
Casa VIII, se inicia el retorno a lo primordial.
Ese retorno, en términos de existencia, equivale a la muerte, ya que con la muerte
física el alma se eleva a los mundos superiores. Así pues, la Casa VIII será también la
que nos informará sobre la muerte en todos los sentidos, el físico y el figurado, nos
dirá en qué forma se producirá, si violenta o suavemente, si en la cama o en una
carretera. Si asimilamos el término muerte a llegar al estado final de algo, veremos
que la Casa VIII será también la de los cambios, la de las transformaciones. Y estas
serán más o menos cómodas o agresivas en función de los aspectos que se produzcan.
De igual forma, La Casa VIII nos revelará la sensibilidad de la persona respecto al
más allá, indicándonos sus posibilidades o sus facilidades de progreso en el
dominio de la espiritualidad.

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Los aspectos disonantes planetarios sobre este sector indicarán que el estado de
fortuna de nuestro cónyuge y aliados es precario; que será difícil que su dinero llegue
hasta nosotros, y si su estado de fortuna es bueno, tendrán dificultad en heredar.
También indicará , en otro orden de cosas, la calidad de nuestros amantes. En casos
severos podría mostrar disfunciones del aparato reproductor, problemas en las
relaciones sexuales, en los partos, en la inseminación. Cambios bruscos.
El excesivo número de planetas sobre este sector será indicio de dependencia de la
fortuna de los demás y de estar atado a intereses, a capitales y problemas
económicos. Demasiados planetas en la Casa VIII, también podría producir un
exceso de amor propio que derivará, seguramente en egoísmo desproporcionado,
en tener un exceso de magnetismo que atraerá a demasiados amantes,
hipersexualidad.
La Casa VIII es una Casa He, de interiorización y en ella actúa Hochmah.


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8. Casa XII

La Casa XII expresa en la Tierra las


potencialidades de Piscis. Dijimos al estudiar
este signo que es la puerta de salida de
nuestros deseos y emociones, del amor que
profesamos a los demás. La Casa XII será, pues,
la materialización de este episodio y reflejará su
consecuencia. Tradicionalmente, la Casa XII es
conocida como el sector que nos informa sobre
los enemigos, las pruebas, las restricciones, las
prisiones, la fatalidad. ¿Por qué?
Porque el deseo es el gran productor de
karma. El deseo te lleva a veces a gozar injustamente de las cosas, a que te apropies
de lo que no te pertenece, que seas agresivo y cruel. En el curso del ciclo del Agua,
gracias al potencial de deseos ofrecido por Cáncer y a la codicia en el goce que nos ha
dado Escorpio, hemos hecho que reinara en el mundo nuestra ley personal, guiados
por valores puramente subjetivos. Y al llegar a la fase correspondiente a Piscis, toda
la injusticia generada se presenta en nuestro programa de vida para que la
experimentemos en contragolpe.
La Casa XII, correspondiente a Piscis, es la que canaliza esta descarga. Será,
pues, a través de este sector que los enemigos pasarán su factura y, según haya sido
nuestra maldad pasada, nuestros errores, así será la cuenta que tendremos que
pagar. En la Casa XII están marcadas las «injusticias» que viviremos, y lo ponemos
entrecomillado, ya que nada de cuanto nos ocurra será injusto, sino que constituirá el
natural retorno de manivela del film de nuestras iniquidades pasadas. Aunque
también recogeremos todo el bien que hayamos plantado.
Hay otro aspecto que refleja la Casa XII y es la capacidad de la persona para vivir la
espiritualidad. Nada nos acerca tanto a las divinas fuentes de luz como las pruebas,
los sufrimientos y, siendo la Casa XII un lugar de purificación, es natural que sea al
mismo tiempo la puerta de acceso a los mundos superiores. Por otra parte, ya hemos
dicho algunas veces que los sentimientos exaltados y puros, tal como Piscis puede
ofrecerlos a través de la Casa XII, son las alas que permiten al ser humano elevarse
hasta las regiones del espíritu.Así vemos como numerosos presos, en las cárceles,
abrazan la espiritualidad.
Las disonancias sobre la Casa XII constituirán uno de los peores presagios desde el
punto de vista mundano, ya que significan que una enorme fuerza de liquidación
sopla sobre la persona, y esa fuerza puede desviarla de su ruta y no permitirle dirigir
su vida según su voluntad, ya que se verá sometida al pago de sus deudas pasadas,
enemigos, prisiones, enfermedades, desgracias.
Si la Casa XII se encuentra situada en signos de Fuego, y con disonancias, las
pruebas serán de tipo moral y la persona se verá sujeta a una moral arbitraria,
vacilante. Será víctima de inmoralidades, se verá expuesta a tentaciones éticas.

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Pagando un karma contraído en anteriores vidas, puede al mismo tiempo cargar


cantidades de futuro karma, ya que los de Fuego son signos Yod, o sea, portadores
de semilla. Sirva de ilustración el caso de un individuo que en la pasada vida fue
juez y que en la presente debe pagar su karma encarnando en una familia de
ladrones, que le inducirá al delito, de modo que si cede a esa inducción, encontrará
un nuevo karma.
Si la Casa XII se encuentra en signos de Agua, las pruebas serán de tipo sentimental:
las disonancias pueden producir: traiciones, infidelidades, amores rotos, relaciones
difíciles, enamorarse de la persona equivocada.
Si se sitúa en signos de Aire y con disonancias puede dar: pruebas relacionadas con
las ideas, ideologías, pensamiento, intelecto; la persona se encontrará a merced de
sus enemigos ideológicos, militando en grupos condenados a la oposición y, de un
modo u otro, imposibilitados o incapacitados para expresar sus ideas, pruebas en
grupo, en clase.
Si se producen disonancias y la Casa XII se encuentra en signos de Tierra, ello
constituye una amenaza para el físico de la persona: enfermedades, cárceles, pérdida
de bienes materiales, accidentes, pruebas relacionadas con la materialización, con
acabar cosas.
La acumulación de planetas en este sector es signo de una vida atareada, de escasa
libertad y de sumisión al destino.
La Casa XII es una Casa Vav, de exteriorización y en ella actúa Binah.


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9. Casa VII

La Casa VII expresa en la Tierra las


potencialidades de Libra. Dijimos al
estudiar el signo que en él nace el Elemento
Aire, el que genera la lógica y la razón que
inclinan al ser humano a la búsqueda del
complemento. Todo ello cristaliza en la
Casa VII en forma de búsqueda del otro,
del complemento que ha de permitirnos
realizar nuestro programa humano. Ya
señalamos al hablar de Libra el carácter
razonable de esa búsqueda, su carácter no
sentimental. Antes, los matrimonios los
realizaban los padres, sin que entrase en
línea de cuentas la sentimentalidad de los interesados. Hoy son los sentimientos o el
sexo lo que origina un matrimonio y no puede decirse que esto haya aportado mayor
estabilidad al edificio conyugal, sino más bien al contrario.
Hemos visto como en la Casa V aparece un amor que es don divino y que nace del
sincronismo absoluto entre dos seres, de su perfecta identificación el uno con el otro
por haber vivido experiencias similares. Pero ese estado de perfecto goce no es el
perseguido por la evolución y esos grandes amores románticos no entran en la
política del Ego Superior. Son un oasis, un suntuoso descanso entre dos batallas y
después hay que saber decir adiós y proseguir el peregrinaje.
El matrimonio ha de servir para limar asperezas y limitar los poderes de un Yo que
solo sometiéndose a las leyes de Binah conseguirá realizar su obra. En la Casa VII
encontraremos, pues, información sobre el cónyuge, su forma de ser, su carácter, sus
cualidades. Igualmente nos informará sobre la personalidad de los socios, de los
aliados, de aquellos con los que la vida nos confronta. En general, veremos en la Casa
VII la reacción de la sociedad ante nuestras iniciativas, puesto que la Casa VII se
opone a la Casa I, que refleja el impulso de nuestra voluntad.
La Casa VII mostrará también el aspecto de nuestra vida en el que estamos
empezando a reflexionar, a buscar el equilibrio. Será pues el sector en el que se
presentarán más dudas, en el que nos costará más tomar decisiones.
Las disonancias planetarias sobre la Casa VII anunciarán un cónyuge difícil, de
mal carácter, malas cualidades o con problemas, psicológicos, de salud, de dinero,
etc. Igualmente, anunciará aliados complicados y problemáticos, de modo que mejor
será no tenerlos o tratar de comprender el mensaje que traen. Malas disposiciones de
la sociedad respecto a nuestras iniciativas, problemas para encontrar pareja.
Cuando un excesivo número de planetas se encuentra activando la Casa VII, la
persona es literalmente aplastada por el otro, sea el cónyuge, el socio, la organización
social. La persona encuentra siempre a otro que llega primero a todas partes y será
esencial para él que no entre en conflicto con los demás, que no acuda a tribunales ni
a jueces, sino al contrario, que trate de pasar desapercibido sin buscar la

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confrontación en ningún dominio. La clave estará en aprender a pactar, a


escuchar los razonamientos ajenos, porque forman parte de su propia realidad.
Muchos planetas también pueden dar numerosas parejas.
La Casa VII es una Casa Yod, de plantación y en ella actúa Kether.


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10. Casa XI

La Casa XI expresa en la Tierra las


potencialidades de Acuario. Dijimos al estudiar
este signo que en él las fuerzas mentales se
interiorizan, haciendo que la persona deje de
comportarse según sus deseos para actuar al
unísono con la ley universal. Esa es la idea, por lo
menos, después ya sabemos que liberarnos de los
deseos es todavía una ardua tarea.
La Casa XI materializa este proceso en la vida
práctica, de modo que este sector nos revela
aquello que es coherente con la naturaleza interna
de la persona. Hemos dicho muchas veces que la vida exterior es una emanación de
lo que llevamos dentro y si no vemos en los acontecimientos que vivimos la expresión
de nuestro carácter, es porque nos conocemos mal.
La función de la Casa XI será situarnos en un contexto en el que las cosas son como
nosotros somos por dentro, de manera que entre lo positivo de dentro y lo negativo
de fuera se producirá un ensamblaje automático y, al revés, con lo negativo de dentro
y lo positivo de fuera. De ahí la idea de apoyos, de protectores, de amigos, que
contiene la Casa XI, son los que encajan con nuestra visión de la vida.
Los protectores que esta Casa nos dispensa lo son, porque ven reflejado en
nosotros su modo de pensar y encuentran la posibilidad de llevar a madurez sus
propios ideales.
La Casa XI indicará igualmente los proyectos, no los que son fruto de un deseo que
puede variar de la noche a la mañana, sino de esos proyectos que han sobrepasado la
barrera del ciclo sentimental y que han sido acogidos y elaborados por la mente
para pasar ulteriormente por la fase de elaboración material. Esta Casa nos revelará,
pues, el próximo futuro material de la persona.
Los aspectos disonantes sobre la Casa XI dificultarán las relaciones con los
amigos, los protectores, y pondrán obstáculos en la realización de los proyectos. Nos
darán amigos con problemas, de manera que aquellos que normalmente deberían
prestarnos su apoyo no solo no nos lo darán, sino que los tendremos que ayudar o
nos pondrán palos en las ruedas.
Cuando un número excesivo de planetas se encuentra en este sector, la persona se ve
comprometida en demasiados proyectos. Sus amigos son muy dispares y todos lo
lanzan a horizontes distintos, de modo que al mucho abarcar, apretará poco e
invadirá dominios en los que no debería poner los pies.
La Casa XI es una Casa He, de interiorización y en ella actúa Hochmah.


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11. Casa III

La Casa III es aquella a través de la cual


expresamos los atributos de Géminis. Al estudiar
este signo hemos visto que a través de él se
liberan las ideas, el pensamiento que hemos
construido y alimentado en nuestro interior y que
constituye la base lógica de nuestras acciones. Esta
lógica nos acercará a todo lo semejante que hay en
la Tierra, empezando por lo que se encuentra en
nuestro entorno. Por ello la Casa III representa en
astrología: lo que nos rodea, la vida cotidiana, las
oportunidades, las gestiones, la comunicación. En
el dominio de lo humano representa a los que
están cerca de nosotros, por lazos de sangre -los
hermanos- o por las circunstancias de la vida -los vecinos-, aquellos con los que nos
codeamos a diario.
Géminis es un signo de Aire y como tal su personalidad se expresa con el
pensamiento. La Casa III será, pues, la puerta de salida de las opiniones y la
que dará una forma a nuestro pensamiento. Constituye además el punto de
encuentro de las ideas elaboradas por nuestro Yo interno con la información que nos
llega de «abajo», de las experiencias prácticas.
En efecto, las fuerzas mentales, que, como hemos visto al estudiar los signos, nacen
en Libra, se interiorizan en Acuario y se liberan en Géminis, siguen también el
itinerario inverso, y puesto que Géminis es el signo más próximo al ciclo de Tierra,
que se inicia con Capricornio, es Géminis el que recoge la información procedente del
mundo material y la proyecta hacia arriba.
Así tendremos que la Casa III será la que produce el marco material y en la que se
dan cita el pensamiento y la posibilidad práctica de realizarlo, según sean
las circunstancias procedentes de «abajo» Todo proceso exteriorizador se traduce
por un desplazamiento en la vida ordinaria: de ahí que la Casa III sea también
anunciadora de viajes; no muy largos, ya que no es preciso ir muy lejos para
encontrar aquello que es semejante a nosotros mismos. Venimos al mundo en un
contexto lógico integrados a una unidad de vida que contiene todo lo que
necesitamos para nuestra evolución, de modo que un corto viaje bastará para
descubrir lo semejante, si es que no lo descubrimos en la misma esquina de la calle
en que vivimos.
Por último, la Casa III regirá los intercambios escritos, hablados, y en este sentido
es significativo que cuando Mercurio, planeta que rige la Casa III, se encuentra en
movimiento retrógrado, casi siempre hay huelga de Correos.
Los aspectos disonantes sobre la Casa III perturbarán el desenvolvimiento lógico del
individuo; le darán hermanos que solo lo son de nombre, dificultarán su acceso a la
compañía de personas semejantes a él, sintiéndose como un extraño entre extraños,
y los medios de expresión a su alcance no serán los adecuados para manifestar su

Bloque 2 Método Kabaleb 18


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potencialidad intelectual. Tampoco asimilará adecuadamente las informaciones


procedentes del mundo material, de modo que será la persona que «no aprende» con
las experiencias y que tropieza dos veces o más en la misma piedra.
Dificultad, pues, en encontrar su universo lógico, dificultad de expresión, incluso
física -tartamudeo (el pensamiento es más rápido que la palabra), ceceo, pereza en la
pronunciación de ciertas letras-, activación excesiva o arritmia en el hablar que
dificultan la comprensión de sus palabras, etc. Dificultad de integración en la
vida cotidiana porque el individuo no encuentra su puesto.
Un excesivo número de planetas en la Casa III da a la persona volcada al exterior,
fuera de sí, que pasará el día con los vecinos, con los hermanos, de sangre o de ideas,
corriendo de acá para allá en busca de algo, haciendo de intermediario por poca cosa.
Hablará inconteniblemente y escribirá aún más, siendo muy difícil contener su
discurso. Tendencia a la dispersión.
La Casa III es la Casa Vav y, por consiguiente, estructuradora de la realidad. Las
fuerzas reductoras de Binah trabajan en ella imponiendo su ley implacable.


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12. Casa X

La Casa X expresa en la Tierra las potencialidades


de Capricornio. Dijimos al hablar de este signo
que en él se encontraba la materia prima para la
construcción del universo físico. La Casa X nos
indicará la manera utilizada por la persona para
construir ese universo, o sea, que veremos en ella
sus aptitudes para el ejercicio de una profesión.
Es a través de este canal que el ser humano dejará
sus huellas en la Tierra, ya que su acción mental y
emotiva será creadora de una realidad más lejana,
mientras que la Casa X señala su actividad
presente a través del trabajo diario.
Si la Casa X se encuentra en signos de Fuego, ello indicará que la persona tendrá la
vocación de un oficio relacionado con los valores éticos, como el sacerdocio, la
filosofía, la política, la enseñanza, el conocimiento profundo de las cosas.
Si se encuentra en signos de Agua, se orientará hacia una actividad relacionada con
los sentimientos y las pasiones y todos los valores subjetivos y efímeros que se
desprenden de ellos, será alguien que con su trabajo alimenta los instintos, los
deseos, los sueños de la humanidad.
Si se encuentra en signos de Aire, será un trabajador intelectual que dejará su
impronta en las ideas o será el servidor de una idea, grande o pequeña, filosófica o
comercial.
Si se encuentra en signos de Tierra, trabajará directamente con los objetos físicos,
alternando su forma primitiva de una manera u otra.
Es preciso aclarar, que cuando decimos que esa persona se dedicará a esto o a aquello
en el terreno profesional, lo hará si sigue su inclinación natural y si utiliza las
herramientas que le ha facilitados el universo. Pero a menudo, las personas tienen
tendencia a seguir lo que dictan sus deseos y así se encuentran haciendo lo que
desean y no lo que deberían, en función de sus cualidades.
Todas las fuerzas del universo gravitan hacia la Casa X, ya que el objetivo de la
Creación es ir convirtiendo la idea en piedra para, en una fase ulterior,
transmutar la piedra en esencia espiritual.
Ahora nos encontramos en la fase involutiva, en la que el espíritu desciende hacia la
materia, de modo que esa convergencia de todos los impulsos hacia la Casa X hace
que éste sea un punto clave del horóscopo. Es el espacio en el que la persona
encontrará todas las facilidades imaginables para realizar su programa humano.
Cuando el mayor número de planetas se encuentran por encima del horizonte,
alrededor de la Casa X, que constituye el cenit, el punto más alto del cielo de la
persona, gozará de grandes facilidades para acceder a puestos de honor. Sean cuales
sean sus capacidades reales.

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Una Casa X abarrotada de planetas, es la garantía de que la persona será director


general de algo, que tendrá mando. En cambio, una Casa X huérfana de planetas es
síntoma de que se carecerá de ayudas y que la persona tendrá que conquistarlo todo
paso a paso, con esfuerzo.
La Casa X también rige el padre y nos indica su carácter, su posición, sus
problemas. En este sentido es indicadora de la situación social de la familia. El padre
físico es un reflejo del padre espiritual, de Kether, la más alta jerarquía creadora (en
el Árbol de la Vida). Si nuestras relaciones con la divinidad son artificiosas,
arbitrarias, oscuras, veladas, inciertas, tendremos un padre físico que expresará de
algún modo esas características: será violento, huidizo, borracho, o pobre en
recursos, etc. Su defecto nos revelará el género de barrera existente entre
nosotros y la divinidad. Y también a través de él, del padre físico, Dios nos indicará el
camino para salvar el escollo que nos separa de El.
La obediencia al padre físico, por arbitrarios que sean sus dictámenes, es el camino
más recto para alcanzar la visión del esplendor espiritual. El conflicto entre padres e
hijos, propio del mundo actual, ilustra el dramático alejamiento del ser humano de
su fuente espiritual. El amor hacia el padre revela una naturaleza fiel al designio del
espíritu. La Casa X nos indicará igualmente las relaciones de la persona con su
esencia espiritual.
Las disonancias planetarias sobre este sector pueden obstaculizar la vida
profesional de la persona así como sus relaciones con el padre. La profesión no dará
de sí lo que cabría esperar por el talento mostrado; el trabajo carecerá de continuidad
y no será el más apropiado a sus aptitudes, dificultando el hallazgo de un empleo en
el que esas aptitudes puedan emplearse.
Ya hemos hablado de los efectos de una concentración planetaria en este sector.
Añadamos que produce, además, una persona extrovertida, viviendo de cara al
exterior, cultivando una intensa vida social de festejos, celebraciones, cócteles, fiestas
mundanas que le darán ocasión de relacionarse y obtener ventajosos puestos
profesionales; pero se verá privado de toda intimidad y no podrá echar raíces en
nada.
La Casa X es una Casa Yod, de plantación y en ella actúa Kether.


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13. Casa II

La Casa II es la manifestación natural de Tauro.


Dijimos al estudiar los signos, que Tauro es el
que otorga los goces materiales, no porque le
haya caído en suerte ser esto como podía haber
sido otra cosa, sino porque supone el final de un
largo camino de labor y de dificultades y hemos
llegado a la hora de la recompensa y del
descanso. Estamos en la etapa once del trayecto
iniciado un día en Aries. La Casa II indicará,
pues, cuáles son las cosas en las que hemos
trabajado anteriormente y que ahora nos darán
sus frutos. La Casa II nos dirá de dónde sacará la
persona su sustento material.
La Casa II también nos hablará de los valores personales, de qué valora la persona
en su vida, de cómo se valoriza y se desvaloriza. Este es también un sector de
disfrute, de vivir la vida, de saber emocionarse con una buena película, una puesta de
sol, una comida…
La Casa II en signos de Fuego: la Providencia proveerá en bienes. El dinero le
llegará de forma impulsiva, inesperada, como caído del cielo.
La Casa II en signos de Agua: los sentimientos, los deseos y las emociones serán el
principal motor de los ingresos y gastos.
La Casa II en signos de Aire: el provecho vendrá de trabajos intelectuales, de las
labores de comunicación.
La Casa II en signos de Tierra: su sustento provendrá de cosas sólidas, de temas
prácticos, de un trabajo material.
Las disonancias sobre la Casa II dificultarán el libre acceso de la persona a los
recursos materiales, de modo que éstos le vendrán de una manera forzada,
dramática, y si esos malos aspectos son múltiples, pueden significar el
impedimento total a la persona de alcanzar los medios que han de sostenerla. O
generarán más gastos que ingresos.
La acumulación de planetas en ese sector es indicio de que los bienes materiales
tendrán una prioridad absoluta en la vida de la persona y su adquisición será el
centro y el motor de toda su actividad. Numerosos ingresos y cuantiosos gastos.
La Casa II es la Casa He de los signos de Tierra y, por consiguiente, en ella actúa el
aspecto amor, bondad divina, de modo que la persona recibe a través de ella su
parte, porque Dios alimenta a todas sus criaturas. Si esa corriente receptiva se
encuentra obstruida por disonancias, es porque la persona, en anteriores
actuaciones, ha maniobrado de tal manera que se ha cortado ella misma de las
fuentes del eterno amor.
La Casa II es una Casa He, de interiorización y en ella actúa Hochmah.


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14. Casa VI

La Casa VI expresa en la Tierra las potencialidades de Virgo. Dijimos al estudiar este


signo que, por ser el terminal del ciclo de Tierra, la materia estaba desapareciendo y
que las experiencias a que ha dado lugar deben incorporarse al nuevo gran ciclo
que ya está próximo.
La Casa VI recoge esa idea de desprendimiento de algo que formaba parte de
nosotros mismos y que debe ser incorporado al mundo al que corresponde. La Casa
VI expresa la Ley de restitución: en nuestro maniobrar humano hemos contraído
deudas con unos y con otros y al final de un gran ciclo de experiencias, antes de
iniciar un nuevo ciclo, debemos pagar las deudas contraídas en el ciclo que
termina. De ahí que la Casa VI sea considerada, astrológicamente, como la del
servicio. No podremos empezar un nuevo ciclo si antes no hemos restituido al mundo
del que estamos saliendo lo que debemos y que nos ata a este mundo.
Cada año el alma humana cubre un mini ciclo, y al transitar el Sol por nuestra Casa
VI todos deberíamos liquidar las deudas del año. Esto no se hace, por lo general, de
modo que los servicios no cumplidos se van acumulando, hasta el punto de que todo
avance es imposible, dado que en nosotros queda algo del mundo del que
pretendemos salir.

Bloque 2 Método Kabaleb 23


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Con el servicio están los servidores, los inferiores, los elementos que viven en el
mundo que pretendemos dejar por otro más elevado, de modo que en este sector del
horóscopo vemos el perfil de los que están a nuestro servicio, de aquellos sobre los
que tenemos mando y autoridad, y que encontraremos en otra vida mandando sobre
nosotros si no sabemos darles su merecido, renunciando a sus servicios.
En esta Casa VI están las cadenas que nos atan al pasado y que nos impiden
evolucionar. Si vivimos atentos al contenido de nuestra Casa VI, pagaremos
religiosamente los favores que se nos pidan y que suponen casi siempre una
humillación, ya que para pagar tenemos que descender a un mundo más bajo,
tenemos que inclinar la cabeza, puesto que los que nos pasan factura son residentes
de ese mundo inferior.
Los manuales de astrología dicen que en este sector están inscritas las pequeñas
enfermedades y es natural que sea así porque no podemos perder materia sin
producir un desequilibrio en nuestro estado. Todos los que se encuentran en la vía de
conquista de la espiritualidad, saben que la fase de salud quebradiza es ineludible en
su ascenso, mientras no se conquista un nuevo equilibrio a un nivel más elevado.
Los aspectos disonantes sobre este sector anunciarán salud precaria, problemas de
salud, enfermedades, retrasos, molestias. Anunciarán igualmente servidumbre,
subordinación a otras personas, mientras que los buenos aspectos anunciarán
dominación sobre los servidores. Con disonancias la persona tendrá tendencia a
creer que los demás la explotan, que se aprovechan de ella y así pondrá muchos
impedimentos a la hora de realizar los servicios que le tocan y esto la abocará a una
mala salud.
Si un excesivo número de planetas se encuentran situados en la Casa VI, significará
que el tiempo de pagar ha llegado ineluctablemente y la persona tendrá que saldar
sus deudas a la fuerza, lo cual lleva implícita una disminución de su libertad y una
sujeción a la ley del karma. Tendrá la impresión que se pasa la vida al servicio de los
demás y que apenas le queda tiempo para ella.
La Casa VI es una Casa Vav, de exteriorización y actúa bajo la ley de Binah.


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15. Epílogo

Las doce Casas terrestres no son productoras de energía, sino simples canales de
exteriorización de nuestro potencial. La semilla zodiacal se encuentra viva y
activa en nosotros, convirtiéndonos en pequeños zodíacos portadores de poder
creador. Nuestro Ego Superior utiliza esas semillas igual que el Dios de nuestro
sistema solar utilizó las energías zodiacales para construir su universo.
Con las propiedades zodiacales infusas en nosotros, en nuestro cuerpo mental, de
deseos y físico, el Ego Superior crea igualmente su pequeño universo y las doce Casas
son los canales por los que nuestra esencia es derramada al exterior.

Preguntas

1.- ¿Qué aspectos de la vida rigen cada una de las doce Casas?
2.- Exponer las conclusiones a las que da lugar la superposición de las Casas
terrestres que se encuentran en signos de Fuego en tu carta astral.
III.- Ídem sobre las que se encuentran en signos de Agua.
4.- ídem en signos de Aire.
V.- ídem en signos de Tierra.

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Temas que vas a encontrar en el módulo 3:

Los planetas
Regencias de cada planeta
Urano
Saturno
Júpiter
Marte
Sol
Venus
Mercurio
Luna
Neptuno
Plutón

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