Luis Pardo Novoa
Luis Pardo Novoa
Luis Pardo Novoa
Biografía
Luis Pardo perteneció a una familia acomodada y conocida en la región: su padre Pedro Pardo
Zorrilla, hacendado propietario de la hacienda Pancal, había participado en las fuerzas
caceristas contra las montoneras de Nicolás de Piérola. Su abuelo, llamado también Luis
Pardo, fue alcalde de Chiquián en dos períodos.
Cuando tenía 11 años de edad, su padre fue asesinado por los hermanos Alvarado debido a
una disputa de tierras, crimen que fue encubierto por las autoridades locales. Su madre, llena
de pesar, murió al poco tiempo. Luis Pardo vengó a su padre emboscando a los Alvarado en
las afueras del pueblo y matándolos a tiros con una carabina, empezandio así su vida al
margen de la ley.
Su abuelo se encargó de la educación del nieto. Luis después de haber cursado los primeros
años de estudio en Chiquián fue a Lima a seguir la Secundaria en el Colegio Guadalupe. Al
alcanzar la mayoría de edad asumió la gestión de la hacienda Pancal. A diferencia de los
grandes terratenientes que explotaban a sus peones, él trataba que se les dé un trato más
humano. Hasta retribuyendo a los servidores por su trabajo. Los días de descanso solía reunir
a sus trabajadores para enseñarles a leer y escribir, orientándoles reglas de urbanidad, la
puntualidad, orden y hábitos limpieza.
A los 17 años contrajo matrimonio con Julia Ramírez con quien no tuvo hijos y se separaron
años después. Cerca a los 25 años, cuentan que se enamoró perdidamente de Zoila Tapia,
una joven pastora, que él llamaba cariñosamente "Andarita" (nombre de una flor silvestre que
crece en noroeste de Perú) y formó vida conyugal con ella. Pero su felicidad no duró mucho:
Zoila falleció al dar a luz a su hijo, quien murió poco después. Estos hechos marcarían
profundamente a Luis Pardo, hundiéndolo en la depresión.
En ese tiempo ya integraba las filas de los Montoneros de Andrés Avelino Cáceres. Cerca de
Barranca, el grupo tuvo un sangriento combate con los soldados de Nicolás de Piérola, siendo
derrotados y tomados prisioneros. Luis Pardo, huyó de la cárcel y desde ese momento fue
constantemente perseguido por la justicia. Se enfrentó innumerables veces a la fuerza pública,
en incursiones que dejaron varias muertes y con lo que se le declaró abiertamente como un
bandolero.
El Bandolero
Luis Pardo se convirtió para los pobladores en un justiciero que se había rebelado contra la
tiranía y la injusticia institucionalizadas, defendiéndolos de los abusos y atropellos de los
poderosos ante la imposibilidad de contar con una justicia sorda y corrompida. Es así que
muchos simpatizantes se unieron a él, formando una banda que lo acompañaba en sus
incursiones por las serranías de Ancash y Lima.
Las historias de sus correrías tuvieron lugar a fines del siglo XIX e inicios del XX y han sido
contadas por los pobladores en distintas versiones, pero todos concuerdan que fue un hombre
solidario, generoso, y con un alto sentido de justicia frente a la opresión y al descontento
social, un excelente jinete, hábil tirador y un empedernido mujeriego. También contaban que
frecuentemente lo veían escribir poemas y canciones porque era un amante de la lectura y de
la música.
La aparición de Luís Pardo Novoa, motivó el temor entre los hacendados y mineros. Bastaba
la más ligera indicación de que en tal hacienda se hubiera cometido un abuso contra algún
indígena, para que Luís Pardo y su “banda” se hicieran presentes, conminándolos a dar trato
justo a los trabajadores. Muchos de los defendidos se unieron a su "banda" y juntos atacaban
a sus opresores, a quienes imponía cupos, que luego - según cuentan - distribuía entre los
más necesitados. La fama de Luis Pardo como revolucionario y justiciero social se extendió y
en los pueblos lo veían como un protector de pobres y desamparados.
De carácter temerario, mostraba constante desprecio a su propia vida, en una ocasión ingresó
solo, a la fiesta que organizaba uno de sus enemigos, entregándose a la diversión con tal
aplomo y valentía que sus rivales no se atrevieron a enfrentarle. En otra oportunidad, estando
en la ciudad de Supe contemplaba una corrida de toros, exponiéndose a la vista de todos.
Pronto fue descubierto por las autoridades y ante la inminente captura, se lanzó al ruedo y
poncho en mano se abrió paso entre los animales, toreándolos, mientras la concurrencia lo
celebraba con atronadores aplausos, y la fuerza pública no pudo impedir su huida.
Captura y muerte[editar]
Foto oficial de la captura. En el suelo los cadáveres de Celedonio Gamarra y Luis Pardo.
A pesar que se había puesto precio a su cabeza, Luis Pardo y su banda reinaron el norte de
Perú por muchos años, hasta que en el gobierno de Augusto B. Leguía, se organizó un
destacamento para capturarlo. Desde Lima salió un contingente de 50 gendarmes al mando
del sargento Alvaro Toro Mazote, quienes enrumbaron al norte.
Al llegar a Chiquián y después de varios días de persecución por pueblos de la zona, llegaron
a sitiarlo en una cueva del paraje llamado Jacar (límite entre el distrito de Marca en la
provincia de Recuay y el distrito de Cajacay en la provincia de Bolognesi), donde lo mataron
luego de sitiarlo por dos días junto a Celedonio Gamarra, su compadre y uno de sus amigos
de correrías. Antes de morir en manos de sus perseguidores, Luis Pardo, creyendo en una
posible huida, salió de la cueva a disparo limpio, corrió cerro abajo y se lanzó a las aguas del
río Tingo (distrito de Cajacay), pero allí fue acribillado (el río luego llevaría su nombre). Río
abajo, su cuerpo fue recogido por los pobladores, y a la llegada de los gendarmes, un alférez
sacó su revólver y disparó a su cabeza, lo que motivó el reclamo de los pobladores presentes.
El contingente policial, en su camino de regreso a Chiquián (capital de la provincia de
Bolognesi), pasó por el pueblo de Cajacay, y queriendo demostrar severidad quiso llevar el
cuerpo a la plaza de armas para exhibirlo, pero la muchedumbre exaltada evitó el ultraje de su
cadáver, situación que obligó al contingente a reanudar su camino. Ya en Chiquián, los
cuerpos fueron fotografiados como prueba de su muerte y expuestos casi todo un día en la
plaza para escarmiento de los pobladores. Luis Pardo murió el 5 de enero de 1909 a los 35
años de edad.
El grupo que muchas veces lo acompañó, siguió actuando después de su muerte, por lo cual
otros tantos pobladores creían que no había muerto. Años más tarde, bajo el gobierno del
Subprefecto Francisco Moreno Descalzi, recién se pudo doblegar el último reducto de aquellos
rebeldes.
La leyenda de Luis Pardo[editar]
El 23 de septiembre de 1909 (a los pocos meses de la muerte de Luis Pardo) se publicó por
primera vez, en el semanario "Integridad", que dirigió Abelardo Gamarra "El Tunante", un
envío anónimo que recibió dicho semanario. Se trataba de un poema que constaba de once
décimas, titulado El Canto de Luis Pardo. Estas décimas cuentan la vida de Luis Pardo, la
muerte de sus padres y la de su amada Andarita, así como también narraba sus pesares y el
porqué de su rebeldía contra las autoridades. Se sabía de las inclinaciones poéticas de Luís
Pardo, por lo que se presume que dichas décimas fueron escritas por él. Otro rumor que
también circuló es que la letra de estas décimas fue escrita por el poeta Leonidas Yerovi. El
hecho es que no hay pruebas contundentes sobre quien fue el verdadero autor, por lo que se
considera de autor anónimo.
Se adaptaron las estrofas primera, quinta, novena y última, para crear el vals peruano Luis
Pardo, también conocido como La Andarita. Algunos lo llaman erróneamente El Canto de Luis
Pardo, pero éste es el nombre del poema. Se le atribuye la letra de dicho vals a Abelardo
Gamarra "El Tunante" y la música a Justo Arredondo aunque ninguno de los dos lo firmaron
cuando empezó aparecer en los cancioneros de esa época, posiblemente por ser una
composición rebelde; deduciéndose que querían evitarse problemas.
Con el correr del tiempo, los versos del vals Luis Pardo o La Andarita, de Gamarra y
Arredondo, fueron cambiados, en parte, por los intérpretes, por lo que se puede encontrar
ligeras diferencias en la versión antigua y la que se canta actualmente. La versión más
conocida y emblemática de este vals fue la de 1956 por Los Troveros Criollos. Todos los
posteriores covers de este tema hechos años después por otros artistas, se basaron en esta
legendaria versión.
Bibliografía[editar]
Luis Pardo, el gran bandido, Alberto Carrillo Ramírez, UNMSM, Lima 1967
Luis Bandolero Luis, de Walter Ventosilla, Paloma Ediciones, 2005
"Luis Pardo, su vida" de Filomeno Zubieta
Enlaces externos[editar]
Redacción:
La República
Hace cien años el bandolero ancashino Luis Pardo fue abatido a balazos por los gendarmes que le seguían los
pasos. Hoy es considerado un héroe popular y es difícil separar la leyenda del personaje real que fue.
Si todos los relatos orales que hablaban de Luis Pardo a comienzos del siglo pasado fueran ciertos, el hombre
tenía el don de la ubicuidad: lo veían al mismo tiempo en distintos lugares. Era un bandolero fantasma. Y casi
no hay pueblo de la zona norte de los Andes que no tenga una historia, una aventura que contar sobre él. “Por
aquí pasó”, fue la frase recurrente de esos testigos que ahora, como él, son nada más que polvo y huesos.
La realidad ubica el nacimiento de Luis Pardo Novoa en 1874, en Chiquián, un pueblo de la sierra ancashina.
Y según cuenta Alberto Carrillo, su biógrafo más riguroso, en su libro “Luis Pardo, el gran bandido”, el
pequeño Luis fue hijo y nieto de hacendados y creció sin carencias. Pero la violencia marcó su vida: su
abuelo murió en una balacera y su padre fue asesinado por unos terratenientes. Esta muerte fue el detonante
de su vida como bandolero. Se cuenta que aún niño acabó con la vida de los asesinos de su padre y desde
entonces se volvió un defensor de los humildes y los débiles. Cuando se hizo adulto se unió a las
‘montoneras’ caceristas, como también lo habían hecho el padre y el abuelo.
Entre las brumas de su vida hay datos probados: su familia fue dueña del fundo “Pancal” y fue el mayor de
cinco hermanos. Oficialmente no tuvo hijos, pero hay versiones que le atribuyen siete. “Es el único bandolero
reivindicado como héroe popular, como un Robin Hood que robaba a los hacendados para darles a los
pobres”, cuenta Ricardo Vírhuez, escritor que ha seguido al personaje.
Nuevas noticias de Pardo
¿En qué momento se volvió un bandido? Lo que se sabe hasta ahora es que en su tierra anduvo inmiscuido en
hechos que cobraron muertes y debió escapar a Chile para evitar a la justicia. A su retorno del país sureño,
donde también le contaron otra muerte, lo volvieron a perseguir. Fue entonces que se volvió un malhechor
inasible, un despojador de hacendados, un jinete justiciero. Un bandolero.
De su paso por Chile hay un episodio poco conocido que lo sitúa trabajando en las salitreras del norte de ese
país. Se cuenta que participó en la organización de los trabajadores del salitre para que marcharan a Iquique a
reclamar mejores condiciones laborales. Él no acudió porque se vio envuelto en otro homicidio y debió huir.
El caso es que la marcha de los obreros acabó en masacre por parte del Ejército chileno. El hecho, con los
años, dio lugar al famoso tema de la nueva canción chilena, la “Cantata de Santa María de Iquique” en la que
se cuenta la matanza. “Es un episodio poco conocido y ha sido rescatado en el libro ‘Relatos Orales de
Áncash’ escrito por José Salazar, ex director del INC de la ciudad”, cuenta Vírhuez.
Hay también nuevas versiones sobre la muerte de Pardo a un siglo de su cacería. Su paisano y pariente lejano,
el documentalista Roberto Aldave, aclara varios puntos sobre el tema. “Dicen que fue capturado junto a un
miembro de su banda, Celedonio Gamarra. Falso. Gamarra era un campesino que había acudido a las zonas
altas de Cajacay a realizar un trueque. Le pidieron que acompañe a Luis y murió con él”, cuenta.
Aldave también precisa otros aspectos de la difusa biografía del justiciero: “Nunca actuó en banda. Lo que él
hacía era enviar mensajes a los gamonales cobrándoles en dinero o víveres o telas, o lo que tuvieran. Luego lo
repartía entre la gente humilde. Su fama creció como una bola de nieve y por eso prácticamente no tenía que
recurrir a la violencia”. Luis Pardo se hizo bandolero en una época difícil para el país. El Perú salía de la
derrota de la guerra con Chile, estaba quebrado y los terratenientes tenían poder absoluto sobre sus tierras y
sus empleados. Incluso podían disponer de sus vidas. En esa coyuntura apareció, cabalgando a favor de los
débiles. Si no hubiera existido, alguien habría tenido que inventarlo.
Pero el hombre fue de carne y hueso. Lo persiguieron autoridades y hacendados y él siempre escapaba. No
eran extrañas fuerzas las que lo ayudaban. “Era la gente de los pueblos que lo protegían”, dice Aldave. La
suerte, que lo acompañó hasta los 35 años, terminó la mañana del 5 de enero de 1909, hace cien años.
Se dice que, cansado de sus correrías, el bandido quiso entregarse. Pensó venir a Lima para pedir la amnistía
del presidente Leguía. Ese era su plan cuando atravesaba Cajacay. Pero el señor de esas tierras, un gamonal de
apellido Morán, tuvo noticias de él y ordenó una persecución.El resto es historia conocida. Los campesinos lo
acorralaron hasta que llegó el Ejército. En un último intento por escapar, Luis Pardo, el bandolero, se arrojó al
río cercano y allí lo acribillaron. Su cuerpo fue expuesto en la plaza de Cajacay, junto al desafortunado
Gamarra. Quedan como pruebas algunas fotos que no se sabe quién conservó. Ahí acabó su vida, pero cien
años después, su leyenda sigue cabalgando.
Encuentro en Chiquián
En Chiquián, el pueblo ancashino que vio nacer a Luis Pardo, se realizó, entre el 3 y el 5 de enero, la
celebración de los 100 años de su muerte. Allí, como parte del “17 Encuentro de Escritores y Poetas de
Ancash” se recordó la figura del bandolero y héroe popular al mismo tiempo, en dos mesas redondas y a
través de numerosas ponencias sobre su vida. En el poblado existe un monumento de Pardo a caballo y está su
tumba tallada en piedra. Hasta allí llegaron en romería autoridades, escritores y paisanos hace unos días. En
esos días también se realizó el pre-estreno del documental “Por los caminos de Luis Pardo” de Roberto
Aldave.
El héroe mediático
Tras su muerte, Pardo se convirtió en una leyenda romántica llena de hazañas y
pasajes épicos. El 23 de septiembre de 1909 se publica en 'El Tunante', del poeta
Abelardo Gamarra, "El Canto de Luis Pardo" que, en once décimas, cuenta la
vida Pardo, la muerte de sus padres y la de 'Andarita' (el amor de su vida que
pone la cuota de romanticismo en su historia). El naciente cine mudo peruano
estrenó, en 1927, “Luis Pardo”, uno de los hitos de la historia del cinematógrafo
en el Perú. Se compusieron canciones, como “El bandolero del Norte”,
compuesto e interpretado por ‘El trovador andino’; “Luis Pardo" o "Andarita",
vals de la guardia vieja interpretado por Montes y Manrique y varios conjuntos
musicales de todos los tiempos, entre ellos ‘Los troveros criollos’, cuya letra
rezaba: “…Por eso es que yo quiero al niño, amo y respeto al anciano, al indio
que es como mi hermano, le doy todo mi cariño. Yo tengo el alma de armiño,
cuando veo que se explota toda mi cólera brota y de tristeza me indigno, cual una
araña maligna, que hoy aplasto con mi bota… yo soy, señores, Luis Pardo, el
famoso bandolero”. Con motivo de los 100 años de su muerte se realizaron otros
productos y homenajes, uno de ellos es el documental “Los caminos de Luis
Pardo”, del cineasta ancashino Roberto Aldave.
LUIS PARDO ES CAPTURADO JUNTO AL CAMPESINO CELEDONIO GAMARRA, AMBOS AJUSTICIADOS EN LA PLAZA DE
CHIQUIÁNCHIQUIÁN
Una ocasión el hombre fue perseguido por los soldados del ejercito mandados
por el mismo Presidente de la República pero no lo hallaron por que este era muy
inteligente y astuto, es así que cuando estuvo por Lima llego a hospedarse en el
cuartel de Infantería de Santa Catalina, allí estuvo por quince días tiempo que se
hizo pasar por un oficial del ejercito tanto así que el mismo capitán del cuartel lo
atendía con todos los honores al grado que tenia y para colmo los soldados que
tenían la orden del gobierno de capturarlo eran del mismo cuartel, cumplido el
tiempo establecido se retiró, pasado algunos días el gobierno llego a saber lo que
había pasado y el capitán del cuartel para no verse involucrado en estos hechos,
dijo que no sabia nada y que nadie había llegado al cuartel, solo se supo que
partió rumbo a Chiquian.
Luis Pardo siguió en sus andanzas con decirle que estaba acabando con el ganado
de los ricos que seguía vendiendo para ayudar a los pobres, en Huacho cuando la
gente lo veía llegar lo recibían con fiesta y el muy contento de estar con su
pueblo se acerco a una tienda grande empezó a sacar telas y ropas y le dijo al
dueño "En mi vuelta te cancelare" y como el dueño le respondió que el pago tenia
que ser en el acto Luis Pardo saco su arma y lo mato, paso a otra tienda e hizo y
dijo lo mismo "A mi vuelta te pago" a lo que el dueño respondió "Así será",
Pardo se fue y no muy pocos días estuvo de vuelta fue a la tienda y cancelo en
efectivo el precio de todas las cosas, así era él al que se negaba lo mataba y al
que le daba crédito cumplía con su palabra.
Pasado varios días estando en Chiquian y habiendo orden de su captura, el y su
ayudante escaparon con destino a Lima pero muy cerca de Cajacay le faltaron
víveres, así que mando a su ayudante al pueblo mientras el se ocultaba en una
peña, eran las diez de la noche cuando el ayudante después de hacer las compras
salía del pueblo lo reconocieron como hombre de Pardo sabiendo que donde
llegara tendría que estar él, es así que el pueblo de Cajacay se reunió y fueron a
decirle que se entregara a lo que el respondió "Yo no me rindo", entonces vieron
que sobre la peña pasaba una acequia la cual desviaron su recorrido al interior de
la cueva para obligarlos a salir y al no lograr su cometido se aprovisionaron de
paja tapando el hueco de la cueva para luego hacer fuego y así asfixiarlos pero
ellos seguían vivos, Luis Pardo solamente tenia en su arma siete balas con las
cuales mato a otros tantos y como ya no tenían balas salieron de la cueva para
escapar lanzándose al río a la altura de Chaucalla, la gente lo siguió disparando
una de esas balas liquido a su acompañante, como el río iba muy crecido en su
caudal se lanzo para cruzarlo a nado con tan mala suerte que cae herido de un
balazo en la espalda tomándolo prisionero y así mal herido se lo llevaron a
Chiquián donde Toromasote como jefe del ejercito lo saco a la plaza y este
verdugo con tres disparos en la cabeza acabo con su vida. El pueblo lloro a su
Tayta Luis Pardo que en verdad era padre del pueblo de Chiquián. El Presidente
de la República llegando a enterarse de su captura mando a sus gendarmes para
llevarlo vivo a Palacio de Gobierno para ser su guardaespaldas personal, pero ya
era demasiado tarde.
Esta es la explicación por que detallo la vida de Luis Pardo sin ser parte de la
historia de Congas. Cuando Pardo en uno de sus viajes se dirigía de Chiquian a
Cajatambo acompañado de su ayudante, salía también de Congas don Ginés
Cabanillas con su ayudante Felix Evangelista y encontrándose en la pampa de
Puchi, hasta ese momento los dos se conocían solo por el nombre, por que la
gente comentaba de ellos, Ginés Cabanillas era un hombre bajo de estatura y muy
pobre pero de genio valiente sin temor a nada ni a nadie, él recibía ayuda del
señor Palermo Gomero que era de dinero y lo ayudaba económicamente en todo
lo que necesitaba , el era muy temido en Chiquian, Cajacay, Huayllacayan, Ocros
y Cajatambo, cuando el caminaba la gente al reconocerlo lo saludaban con
bastante respeto hasta algunos se escondían. Y continuando con el relato, al
encontrarse en la pampa de Puchi cuando todavía estaban a prudente distancia
mientras se acercaban lentamente Gines Cabanillas le dice a su ayudante que no
tenga miedo el señor que viene debe ser el bandolero Luis Pardo, empuña tu
arma si me dispara tú también disparas pero por debajo de tu poncho, vinieron
acercándose mas hasta que de pronto los dos pararon y se escucho una voz que
dijo ¡Yo soy Luis Pardo! A la que el otro contesto ¡Yo soy Ginés Cabanillas! No
bien acabaron de hablar sonaron simultáneamente dos disparos con el fin de
amedrentarse, ambas balas pasaron rozando sus orejas haciendo un hueco a los
sombreros y como ninguno se rindió se apearon y se dieron un abrazo sentándose
juntos en ese lugar a comer el fiambre que llevaban, Luis Pardo le cuenta el
motivo por que se convirtió en bandolero de igual manera Ginés Cabanillas
también le habla de su pueblo de Congas, es un pueblo chico dice pero todos son
hombres valientes y de armas tomar como yo, en tanto Felix Evangelista no salía
de su asombro que hasta de miedo había mojado los pantalones y recién al
levantarse se dió cuenta por el frío que sentía, una vez terminado el refrigerio se
despidieron, cada cual tomo su rumbo y se alejaron.