Tecnica de Las Frases Incompletas
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Año 2012, Nº 10
JUEGO Y EXPERIENCIA
Mabel Marcinavicius
Estaba frente a una primer Hora de juego con María Belén. A los padres ya
los había entrevistado. La derivación la había realizado el pediatra a causa de una
persistente afección en la piel.
Preparaba el consultorio de niños, cuando se desencadenó una fuerte
tormenta, que terminó en un diluvio.
¿Podrían llegar a la consulta? Recordé una situación parecida, donde el
pacientito, de 6 años, dedicó la sesión entera a repetir una y otra vez una vivencia
traumática, cuando el taxi que lo traía quedó varado en un” enorme lago”( léase
la Av. Juan B. Justo inundada ). Constaté que los Playmobil estaban en el
canasto. Aunque pensé que Belén probablemente no jugaría.
Treinta minutos después de la hora programada, suena el timbre. Veo
ante mí una nena -pequeña para sus 8 años- lívida, tiesa. El papá, al que invito a
sentarse en la sala de espera, sin comentario alguno sobre lo ocurrido, me pide
permiso para salir al patio a fumar.
Ni bien acompaño a la niña hasta la mesa donde está el canasto y los
materiales de juego a la vista, comienza a hablar en catarata: la” insoportabilidad”
que le generan distintas amigas, niños “discriminados”, distintas situaciones
problemáticas en la escuela y en el tenis. Luego que vio una película, mientras sus
papás estaban durmiendo, de un hada que quería obtener sus alas. Dibuja una
medialuna con muchas estrellas aglomeradas, tanto la luna como las estrellas en
un azul oscuro y tenso y en un rincón de la hoja; me aclara que el dibujo se lo hizo
Dios. Se pregunta si la aparición de Dios fue un sueño; lo sintió muy real. Sueña
también de cosas que “le van a pasar en el pasado”. Otro día, comenzaba una
tormenta fuerte y ella le decía “Vení” (a Dios): se abría la ventana y se despertaba
con brillitos en la mano…Que se siente rara cuando llueve, siente un sonido raro y
piensa que es Dios. A todo esto la caída del agua afuera sigue siendo intensa. Pero
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1 La asociación fue mía. Porque- más allá de que se trata de una niña-el predominio de la disociación en
María Belén, es lo que perturba en ella la conexión asociativa.
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Bataille, G. “La experiencia interior”, citado por Barredo, C. en” Psicoanálisis: la experiencia de la
alteridad”, APDEBA, Ateneo Central, junio de 2.011.
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Lacan va a insistir en desdoblarlos, al dividir conocimiento y saber Inconciente, Yo (moi) y sujeto del
Inconciente.
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No es otra cosa lo que dice el psicoanálisis kleiniano al afirmar que el mundo se conoce a través de
procesos de proyección e introyección , cuando se ocupa de las vías de formación de símbolos
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Milner en “La Obra Clara” dirá que para Lacan, en lo que al psicoanálisis se refiere, la ciencia es sólo
una hipótesis, mientras que para Freud era un ideal
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mágicos, que han quedado expulsados de esa realidad a secas. Está alienado, ha
sido “encantado”, como concluyen su ama y el barbero. Y, desdoblado, aparece un
Sancho Panza pragmático haciéndole contrapunto.
Pero…¿ no es lo mismo que nos ocurre a los analistas, que habiendo sido
aleccionados durante años en un positivismo a ultranza, nos escandalizamos
cuando al Inconciente se lo piensa como poética? ¿Cuando , en aras de la ciencia,
tenemos dificultad en reconocer el valor de verdad de las conjeturas?
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Quizás en otro momento podría haber estado con sus ojos llenos de lágrimas, succionándose el pulgar y
con su mirada clavada en la puerta, haciendo de su nostalgia expectativa de reencuentro con la madre
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más que hacer activo lo pasivo en el sentido freudiano. Es así como la pérdida de
la madre se constituye en experiencia y lo real se pone a significar.
El jugar es entonces experiencia de encuentro del infans con el
lenguaje y con lo real del objeto.
Es también intento de solución del niño al enigma en relación al deseo del
Otro, a lo que angustia. Porque si la madre se fue es porque “una otra cosa” se la
ha llevado. Es así como se incluye el tercero, y el deseo como tal en el psiquismo.
Y como el flaneur de Cortazar en el epígrafe al echarse a andar-jugar7 ,
sin rumbo ni recorridos prefijados ni predeterminados por el significante del Otro,
se puede deja llevar por lo imprevisto, por el azar, y es por eso mismo que puede
hacer experiencia. El caballero de la Edad Media que va a la búsqueda del Santo
Grial, el flaneur de Cortazar en “El otro cielo”, contemporáneo del psicoanálisis y la
asociación libre, que se deja llevar por las galerías parisinas de fines del siglo XIX, y
finalmente el niño que juega, tienen en común la ausencia de un camino
predeterminado.
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Es en este sentido que puede recogerse la idea de Klein del juego como asociación libre
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Lautaro
Lautaro es un niño de 8 años. Le dicen Latu. Tiene dificultades para dormir
y se pasa sistemáticamente a la cama de los padres, porque dice tener miedos. El
padre no le cree. Fue “mucho tiempo hijo único” hasta que nació su hermanito
cuando tenía 6 años. En ese momento apareció su tendencia a engordar.
Identificado con su madre, que odia estar embarazada porque en los embarazos
engorda mucho. En la escuela es muy disperso. Copia mal (se traga las letras,
como los padres la “u” de Lautaro). No quiere estudiar por lo que se “comió mil
chirlos… nunca fuerte”, aunque la violencia paterna no tardó en hacerse visible
(también la frecuencia con la que él mismo se accidentaba). N o le gusta jugar al
fútbol (el padre es muy deportista) El hermanito tiene recurrentes problemas
respiratorios.
Tuve algunas entrevistas con los padres, donde trajeron su preocupación
por “la dormida” y a partir de las cuales Lautaro comenzó a dormir en su cama.
Pensé que se había dado un movimiento en las entrevistas desde ese lugar de
“jefe” donde lo habían colocado, significante reiterado que señalé, apuntando a
reforzar (instalar) el ejercicio de la función paterna en el padre. Sin embargo
resultó ser que –transferencia mediante- había pasado yo a ser el “jefe” que lo
ponía a Latu en su lugar. Era notoria la dificultad que tenían ambos para salir del
lugar de hijos. En la medida en que el niño no se estaba pasando a la cama
matrimonial, la mamá retomó sus “crisis de pánico” en relación a la separación de
sus propios padres. El papá, por su lado, estaba al servicio de una madre
profesional y rica, que le dirigía la vida. También la de sus hijos. Por ejemplo, llevar
a Latu a Disneyworld en pleno período escolar, con consecuencias negativas para el
niño.
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El niño psicótico, en cambio, puede tomar un autito por un monstruo aterrador. Las características del
material no son contempladas por la proyección
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El cuidado de los analistas kleinianos de no tener entrevistas con los padres, para que no se generen
transferencias, tiene que ver con la transferencia imaginaria y no con la simbólica, que es la que sostiene
el análisis
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Lautaro siguió con su investigación acerca de la producción de bebés durante un tiempo. Antes con
agua, ahora con fuego.
El carácter sexual del jugar con fuego se confirma en lo frecuente y temprano que aparece el pedido en el
tratamiento de niños varones enuréticos.
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“La operación”
Sesión de un lunes, en el contexto de una gran desilusión frente al
descubrimiento de que “Papá Noel no existe” y última antes de las vacaciones del
primer año de tratamiento (que fue interrumpido por el padre un par de meses
después de retomar en marzo (¿preanuncio del final?):11
Tira el paquete entero de carilinas al fuego que había prendido con gran
apuro.
Como se ha armado una fogata de cierta envergadura, le insisto para que
tenga cuidado. Sin embargo arroja impulsivamente, toda la cajita de fósforos (yo
cargaba ocho fósforos por sesión en una cajita chica). Al oir la explosión de lo
fósforos, digo que parecen bebes que lloran. Me retruca: ¡¡No!!. Traé agua…mejor
no. Cuando comienza a salir humo, abro la ventana y descubrimos que están los
padres charlando en el auto afuera.
L: ¿ Voy a venir el miércoles?.
Le recuerdo que comienzan las vacaciones, que él se va de viaje, que
además es Reyes.
L: Lo voy a festejar el 7. Compramos los regalos allá. Yo le elijo a mi
hermano porque sé más.¡ Estoy aburrido! Decime a qué jugar. ¿Tenés la batalla
naval? Todos estos juegos son antiguos. ¡ la Batalla Naval me la trajo Papá Noel! .
Pero se le ocurre algo: Trata de armar una pinza, infructuosamente con
dos biromes primero y luego con la tijera (con mi sugerencia), para separar así las
distintas capas, muy finitas, de las hojitas semiquemadas y aún chispeantes de
Carilina, mientras las apaga con la “inyección” (jeringa que usaba habitualmente
para el agua). Aunque también tuve que rescatarlo de la frustración de no
encontrar la jeringa en su maleta en ese momento de separación y pérdidas y
“encontrarla” yo.
Las apagó y las separó hojita por hojita, en lo que yo nominé “toda una
operación “, en tanto remedaba una cuidadosa disección quirúrgica.
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En este caso, con acuerdo mío, apuntando a sancionar la autoridad paterna. Sin seguimiento, era
difícil saber si tuvo efectos. Pero me enteré, casualmente, a posteriori, que el padre logró cancelar un
nuevo viaje (extemporáneo) del niño al exterior programado por su abuela. Todo análisis de niños
moviliza el posicionamiento del resto de los miembros de una familia y eventualmente logra un cambio
en ese sentido.
Cabe aclarar que la demanda de análisis la había hecho el padre a partir de una corta experiencia de
análisis personal que él había tenido.
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Cuando finalizó, empezó a tirar el agua con la jeringa para ver qué lejos
podía llegar, luego intentó mojarme a mi y de nuevo, la angustia- aburrimiento. El
resto de la sesión volvió a atarme con hilo y cinta Scotch, como hacía antes.
Quiero rescatar, sin embargo, el valor del pequeño fragmento de juego
logrado, sin embargo, en el contexto de desilusión por los padres – reyes magos
idealizados (también caída de la analista de un lugar de Otro completo en el
costado imaginario de la transferencia) y separación inminente por las vacaciones.
Este fragmento de “operación” lograda, como yo la nominé en esa sesión,
tiene lugar en tanto está directamente ligada a la ubicación de la falta en el Otro.
Como se puede ver claramente en un fragmento de otra sesión de L. y que no por
ser un cliché en los latentes, deja de tener su importancia estructural: Toma una
cinta Scotch, la pega en el pizarrón y la tapa totalmente con un borrón hecho con
tiza rayando bien fuerte. La despega y con gran placer observa la silueta de la cinta
Scotch que ha quedado en un recuadro “negativo”.
La “falta” posibilita el juego, permitiendo sobrellevar la desilusión; también
la angustia por la supuesta impotencia fálica (jeringa que no llega todo lo lejos que
él quisiera o “tuviera”…para suplir al padre omnipotente).
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