Passion Por La Oración PDF
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POR LA ORACION
• Desea ver los milagros de Dios obran-
.) do poderosamente en su vida?
C.. ¿Siente hambre de una conversa-
ción íntima, significativa, con Dios?
Pasión por la oración puede revolucionar su
vida de oración. Crosby, Jacobsen y Melashenko
lo equiparán con pasos concretos y prácticos para
crecer en este aspecto de su existencia. Lo inspi-
rarán con relatos conmovedores de respuestas
divinas. Con sensibilidad y sinceridad discuti-
rán el problema de las oraciones no respondidas.
Destilarán lecciones vitales de las experiencias de
oración de los personajes bíblicos. Y le mostrarán
cómo las oraciones de unos pocos han transfor~
mado naciones enteras.
"El compañerismo con el Rey de reyes es la
experiencia cumbre en este universo", dicen los
autores. ¡Disfrute de una relación más íntima con
el Señor ahora, y él encenderá en su corazón una
nueva pasión por la oración!
~ Tl
7
9 89875 671485
PASIÓN POR LA
ORACióN
Cómo encontrar una intimidad nueva'
y más pro_{unda con Dios
IMPRESO EN LA ARGENTINA
Printed in Argentina
Primera edición
Tercera reimpresión
MMVII-6M
ISBN: 978-987-567-148-5
Melashenko, Lonnie
Pasión por la oración : Cómo encontrar una intimidad nueva y más
profunda con Dios 1 Lonnie Melashenko ; Tim Crosby ; Ruthie Jacobsen ;
dirigido por Rolando A. Itin - 1• ed. 3• reimp. - Florida : Asoc. Casa Editora
Sudamericana, 2007.
160 p. ; 20 x 14 cm.
ISBN 978-987-567-148-5
Se terminó de imprimir el22 de febrero de 2007 en talleres propios (Av. San Martín
4555, Bl604CDG Florida Oeste, Buenos Aires).
-102085-
Contenido
En el principio, Dios
do de su amigo.
Dios desea el compañerismo de sus hijos, las ovejas de su prado,
tal como tú y yo disfrutamos del tiempo que pasamos con nuestras
mascotas.
Cuando Tim y Carol Crosby vivían en California, tenían dos
gatos persas de pura sangre: Barnum y Bailey. Eran dos criaturas
hermosas a la vista. Pero eran deficientes a la hora de mostrar afecto.
La única ocasión en que se acercaban a las piernas de sus amos era
cuando sus platos de comida estaban vacíos. Tim y Carol nunca
fueron felices con estos gatos. Sus dueños estaban decepcionados de
que la única vez en que los animales querían estar cerca de ellos era
cuando buscaban algo. Estaban chasqueados de que estos gatos,
comprados a un precio muy alto, mostraran tan poco afecto.
¿Se siente Dios así respecto a ti?
Pero los Crosby tienen ahora a Beaupuf, una gata blanca de pe-
lo largo. Aunque Beaupuf carece del pedigree de sus predecesores,
ella es más afectuosa, y eso hace que valga la pena todas las molestias
que ocasiona su aseo.
¿Qué quiere Dios de nosotros en primer lugar? Bueno, ¿que
desea un padre de un hijo, o un amo de su mascota? ¿Perfección?
¿Servicio? No. Amor. Lo que Dios más quiere de nosotros, por so-
bre todas las cosas, es nuestra compañía, nuestro afecto. A veces
Dios debe sentirse como la proverbial esposa solitaria cuyo marido
está siempre lejos, ganando mucho dinero, pero que nunca tiene
tiempo para su amada. Dios quiere que pasemos tiempo con él, an-
tes que trabajar mucho para él. Quiere que ronroneemos en sus faldas.
Quizás no te gustan los gatos. Muy bien, hablemos entonces de
perros. ¿Sabías que las palabras can, canino, están relacionadas con
la palabra griega para adoración? La palabra griega para adoración
es proskunéo, y de esta raíz obtenemos nuestra palabra canino. Ahora,
¿qué tiene que ver la adoración con un perro?
Piénsalo por un minuto. Probablemente tú mismo has experi-
mentado la adulación de un perro. Un perro que está contento de
verte brincará a tu alrededor en una especie de baile de celebración,
moviendo la cola, regocijándose en tu presencia y haciendo todo lo
que puede para decirte, en su lel}guaje perruno, que tú eres alguien
especial. El animal puede incluso saltar sobre ti, intentando acercar-
EN EL PRINCIPIO. DIOS 7
*******
Quizás una razón por la que no tenemos deseo de pasar más
tiempo con Dios, como lo hizo Jesús, es que no sabemos cómo orar
correctamente para permitirle producir en nuestros corazones una
fuente de gozo. La oración resulta una carga porque no es una co-
munión con alguien que amamos. En vez de esto, es más parecido al
dictado que se le hace a una secretaria: "Haz esto, aquello, y el otro
asunto, antes de las 17:00, por favor".
Podemos evaluar nuestra madurez espiritual, en cierta medida,
por el contenido de nuestras oraciones. Los cristianos inmaduros
pasan la mayor parte de su tiempo de oración repasando su lista
personal de deseos. "Dame esto"; "Ayúdame a hacer aquello". Dios
es su escudo y su mayordomo. Le dicen a Dios lo que quieren que
haga, y él lleva a cabo sus deseos.
Pero no siempre es así, lo cual lo convierte en un mayordomo
deficiente.
Los cristianos maduros también piden favores personales, pero
eso no ocupa la mayor parte de su tiempo de oración. Las oraciones
de un cristiano maduro tienden a incluir mucha má~ alabanza y ac-
ción de gracias a Dios e intercesión por otros, ya que ellos entienden
un secreto, expresado por David Yonggi Cho: ·
Cuando satisfacemos las necesidades de Dios, él satisface las nuestras.
Aquí está uno de los principios más profundos de la vida cristia-
na. Al principio esto parece casi blasfemo. Dios no tiene ninguna
lO PASIÓN POR LA ORACIÓN
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El compañerismo con el Rey de reyes es la más sublime expe-
riencia en el universo. Es la recompensa final. Y podemos empezar a
disfrutarla desde ahora.
Nosotros, criaturas caídas con corazones dañados, dejamos que
nuestro amor por Dios sea opacado por las cosas terrenales. Pero si
le pedimos a Dios que nos dé un deseo vivo de él, un apetito por su
compañía, él sin duda nos lo concederá. Dios nos ha dado esta pro-
mesa: "Deléitate en Jehová, y él te concederá las peticiones de tu
corazón" (Sal. 37:4). A medida que tu experiencia espiritual madure,
tu comprensión de este pasaje puede cambiar. Primero, al leerlo,
puedes pensar de esta manera: "Si me deleito en el Señor, entonces
él me dará todas las cosas que realmente quiero". Dios parecerá ser
un medio para alcanzar cierto fin. Pero a medida que pase el tiempo,
descubrirás que todo lo que realmente vas a querer es a Dios.
Cosas maravillosas le suceden a la gente que ora. Pero el resul-
tado más maravilloso es la intimidad espiritual con Dios a la que se
puede llegar mediante la oración. La intimidad con Dios es la mayor
de todas las recompensas. No hay cosa mejor en todo el universo.
Los niños pequeños piensan que la mayor recompensa es una barra
de chocolate. Pero no es así. Los adultos pensamos que la mayor re-
compensa es el poder, la riqueza, el prestigio, la seguridad o el ro-
mance. Pero tampoco es así. La mayor recompensa es la intimidad
con Dios.
En el libro G. K Chesterton and C. S. Lewis: The Riddle ofJoy [El
acertijo de la alegría], escrito por Michael H Macdonald y Andrew
A. Tadie, un autor cita un pensamiento de San Agustín extraído de
IU sermón: "Sobre el amor puro de Dios": "Imagina -dice Agustín-
que Dios se aparece ante ti y te dice que quiere hacer un trato conti-
12 PASIÓN POR LA ORACIÓN
go: él te dará todo lo que quieras y deseas, todo lo que desee tu cora-
zón, excepto una cosa. Puedes tener cualquier cosa que imagines,
nada sería imposible para ti y nada sería pecaminoso o prohibido.
Pero -concluye Dios-, nunca podrás ver mi rostro". ¿Por qué, pre-
gunta Agustín, habrías de sentir un escalofrío en el corazón al oír
estas últimas palabras si no es porque tienes en tu corazón el amor
de Dios, un gran deseo de él? De hecho, si no aceptaras ese trato, es
porque realmente amas a Dios por sobre todas las cosas, porque has
preferido a Dios antes que el mundo entero y mucho más.
Uno de los autores de este volumen, al toparse con esta ilustra-
ción, el 30 de junio de 1995 escribió en su diario de vida: "Han
transcurrido unas pocas horas desde que por primera vez leí esto.
Todavía estoy aturdido por mi reacción emocional ante ello. Tan
pronto como empecé a considerar esta pregunta, la palabra '¡No!'
saltó impulsivamente en mi mente, y fue seguida por un intenso do-
lor. 'Nunca, nunca, nunca', sollocé una y otra vez. Imaginé la pérdi-
da del sueño máximo: ver a Dios. Pasó un rato hasta que pude recu-
perar mi entereza, pero el resultado final fue un apacible gozo".
*******
Dios nos invita a través del profeta Jeremías a una íntima rela-
ción de oración con él. "Porque yo sé los pensamientos que tengo
acerca de vosotros -dice Jehová-, pensamientos de paz y no de mal,
para daros el fin que esperáis. Entonces me invocaréis y vendréis y
oraréis a mí, y yo os oiré; y me buscaréis y me hallaréis, porque me
buscaréis de todo vuestro corazón" Oer. 29:11-13). .
Y en Jeremías 33:3, Dios dice: "Clama a mí, y yo te responderé,
y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces". Dios tiene
muchas cosas que ofrecer a aquellos que lo buscan.
El compañerismo con Dios es una experiencia maravillosa. N o
estamos hablando aquí de una condición especial de ser más .santo
que otros, sino de un goio perdurable. No estamos hablando de ha-
cer de Dios nuestro "compinche". Nos acercarnos al trono de la
gracia confiadamente (Heb. 4:16), pero con humildad, reverencia y
temor. La intimidad con Dios se cultiva, no se obtiene en un ins-
EN EL PRINCIPIO. DIOS 13
tante. Pero una vez que la tienes, nada en el mundo puede compa-
rarse con ella.
¿Cómo se lo obtiene? A través del servicio a otros y la oración.
¿Por qué no tomar la oración en serio a partir de hoy? Al principio,
no te excedas. Nadie empieza un régimen de ejercicios intentando
correr un maratón, así que mejor no intentes empezar orando una
hora al día. Empieza con diez minutos, aumentando un minuto cada
semana. Escoge un lugar y una hora del día. Luego, por varios me-
ses conserva esta disciplina. Si no puedes concentrarte mientras te
arrodillas, entonces ora mientras caminas. Dondequiera te encuen-
tres solo, ora en voz alta. Esto ayuda a la concentración y la oración
tiende a tener mayor impacto, por lo menos en el que ora. Mantén
una libreta en tu bolsillo para anotar las cosas que te vienen a la
mente (la oración estimula la creatividad) para que así puedas sacar-
las de tu mente y continuar orando. Muy pronto estarás esperando
que llegue el momento de tu encuentro con Dios. Primero, tus ora~
dones te cambiarán, luego podrás empezar a trabajar para cambiar
el mundo.
Se necesita tiempo, claro está. Cuando empieces a incluir en tu
rutina un tiempo sustancial con el Señor, al principio puede ser que
tengas que poner en su lugar todas aquellas emociones rebeldes,
aunque estas salten y griten. Puede ser que no sea fácil la primera, la
segunda o hasta la tercera vez. Al menos esta fue la experiencia de
Oswald Chambers cuando él comenzó, de golpe, a dedicar una hora
al día a la oración.
A menudo algunas de estas emociones saltaban y gritaban: "No
quiero estar aquí", y se iban detrás de alguna ilusión de turno, y
Chambers tenía que agarrarlas por la cola y traerlas de vuelta. Un
trabajo duro al comienzo.
Pero como todo psicólogo sabe, la manera más efectiva de
cambiar nuestros sentimientos es cambiar nuestro comportamien-
to. Si persistes en esto, al igual que Chambers, descubrirás que
pronto aquellas emociones se tranquilizarán, puesto que se darán
cuenta que tú estás al mando. Puede ser que ellas se quejen de vez
en cuando, pero sabrán que no tienen otra opción.
Entonces, repentinamente, en un día glorioso, después de uno o
dos meses de oración discjplinada, una de las más estrepitosas de
14 PASIÓN POR LA ORACIÓN
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Si lo que más desea tu corazón es Dios, ¿quién sabe lo que pue-
de suceder contigo? A veces Dios sorprende a aquellos que lo bus-
can emboscándolos con su gracia, aún cuando lo hagan mecánica-
mente.
Piensa en lo que le sucedió a Brennan Manning. Él había deja-
do a su novia Bárbara para entrar en un monasterio. Su hermano le
hizo una apuesta de 50 dólares a que no duraría una semana. Por
cierto, Brennan descubrió que él no había nacido con una vocación
para la vida espiritual. El relato de lo que sucedió después es uno de
los más conmovedores en la literatura cristiana contemporánea. Es-
ta experiencia eventualmente llevó a Manning a salirse del sacerdo-
cio. Se casó y hoy es un popular orador en retiros y reuniones de
reavivamiento por todo el país. Pero el punto es que Jesús puede
encontrarnos en cualquier lugar.
"Después de estar allí siete días - relata él-, decidí empacar. De
todos modos me iban a echar. Ya había pasado una semana así que le
podía cobrar los 50 dólares a mi hermano. Esperaba que Bárbara
todavía estuviera secándose las lágrimas. La alabaría por su paciencia
y su amor imperecederos, y nos reconciliaríamos. Regresaría a Mis-
souri, y nos casaríamos en junio. Ese era mi sueño.
"Preparé mi maleta y fui a la oficina del padre Agustín para in-
formarle de mi partida. No estaba. Decidí detenerme en la capilla
para despedirme de Dios. 'Gracias, Dios (soy yo, Richie), por mos-
trarme que el sacerdocio no es mi vocación. Por favor, que Bárbara
me esté esperando cuando regrese a Brooklyn. Como una muestra
EN EL PRINCIPIO. DIOS 15
de la Casa Blanca; ¿ya recibió su cheque?' Le dije que no. Ella dijo:
'Nos haremos cargo de inmediato'. Yo ya había perdido la esperanza
de que en la oficina del Seguro Social me dieran alguna respuesta.
"Tres días después, la empleada del Seguro Social me llamó y
dijo: '¡Venga cuanto antes!'
"Le dije: '¿Qué pasa? ¿Los llamaron de la Casa Blanca?'
"¿Por qué? ... Sí, ¡nos llamaron! ¡Nunca antes nos habían lla-
mado de la Casa Blanca!
"Bueno, para qué decir, me dieron tantos cheques que ni si-
quiera sabía cuál tomar" (Sra. Adelaide Milburn, Erie, Pennsylva-
nia, 20 de juiio de 1991).
Nota por qué la Sra. Adelaide tuvo una respuesta tan efectiva.
Fue directo a la cabeza. De alguna manera, logró contactarse con el
centro del poder de su país, y repentinamente empezaron a suceder
cosas.
Todos nosotros tenemos el mismo privilegio, si tan sólo lo
aprovecháramos. Tenemos acceso directo al trono del universo a
través del milagro de la oración.
David Cho descubrió esta verdad cuando era un joven pastor.
Por entonces su nombre era Paul Yonggi Cho, y pastoreaba una
iglesia de 3.000 miembros. Algunos de sus miembros querían que
pasara más tiempo con ellos en juntas, concilios de liderazgo y otras
reuniones. Pero Cho sentía que Dios lo estaba llamando a una nue-
va y más profunda intimidad con él, por lo que decidió que pasaría
de cuatro a cinco horas por día en oración. No todos estuvieron de
acuerdo con sus prioridades, por lo que algunos se fueron. El de-
senlace de todo esto fue que, unos pocos años después, ¡su iglesia
había crecido de 3.000 a apenas 25.000 miembros!
Bueno, tal vez lo de "apenas" no te parezca bien, pero realmen-
te así era, porque, eventualmente, la iglesia de Cho en Seúl, Corea,
sobrepasó los 700.000 miembros, convirtiéndose en la congrega-
ción más grande del mundo.
¿Te gustaría conocer el secreto del crecimiento de esta mega-
iglesia? Cuando le preguntaron por su secreto, Cho dijo que había
tres claves secretas para tener un crecimiento exitoso de iglesia.
(Por favor, toma nota: estás a punto de leer la receta secreta para el
crecimiento de iglesia empleada por el pastor de la congregación
20 PASIÓN POR LA ORACIÓN
*******
La oración también funciona en Norteamérica. Sammy Tippit
cuenta cómo descubrió el poder de la oración en su libro The Prayer
Factor (El factor oración- Moody-Pfess, 1988). El Señor lo puso en
contacto con un hombre de oración, el pastor L. L. Morris, quien
pastoreaba una pequeña iglesia bautista en Monroe, Lousiana. A fi-
nes de los años 60, el Pr. Morris le pidió a Tippit que predicara una
serie de reuniones evangelizadoras en su iglesia.
Pocas semanas antes de que comenzaran las reuniones, Tippit
empezó a desanimarse. Llegar a la gente parecía imposible. La igle-
sia y la comunidad mostraban un escaso interés en las cosas espiri-
tuales. La guerra de Vietnam estaba en pleno curso. Los jóvenes es-
taban rechazando los valores de sus mayores. Las drogas y el misti-
cismo oriental habían captado su atención. Las tensiones raciales
plagaban las escuelas. Las normas del mundo se habían infiltrado en
la iglesia. Sammy Tippit se sentía derrotado y sin esperanza.
Se le pidió que asistiera a una sesión de oración con los jóve-
nes. Sólo unos cuantos llegaron, por lo que le dijo al Pr. Morris:
-Creo que debemos cancelar las reuniones de evangelización.
No hay interés. Sería perder mi tiempo, su tiempo y el tiempo de la
iglesia.
Pero, guiñándole el ojo, el pastor Morris dijo:
-He estado orando. Dios me ha dado la seguridad de que él va a
hacer algo especial durante estas reuniones.
Tippit movió su cabeza y dijo:
PIDIENDO GRANDES COSAS 23
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En cierta oportunidad el conocido golfista Arnold Palmer jugó
una serie de partidos de exhibición en Arabia Saudita. Su habilidad
impresionó tanto al rey que éste prometió darle un regalo a Palmer.
-Realmente no es necesario, su majestad -<lijo el golfista-. Me
honra el haber sido invitado.
-Me sentiría muy decepcionado -respondió el rey-, si no me
permitiera darle un regalo.
Palmer pensó por un momento y dijo:
-Esta bien. ¿Qué le parece un club de golf?
Al día siguiente, el rey envió al hotel donde se encontraba Pal-
mer el título de propiedad de un club de golf, con miles de paradisíacas
hectáreas.
¿Cuál es la moraleja de esta historia? En la presencia de un
gran rey no pidas cosas pequeñas.
¿Qué cosas has estado pidiendo últimamente? No me entien-
das mal. No estamos hablando de pedir autos costosos o propieda-
des. Esas no son cosas grandes; son cosas triviales. Eso sería como
un niño que pidiera a sus padres todas las golosinas de la tienda.
No. Estamos hablando de pedir la salvación de almas perdidas,
de pedir el derramamiento del Espíritu de Dios sobre toda la fami-
lia. Pídele a Dios grandes cosas. Cosas que glorifiquen su nombre.
Luego da un paso atrás y obsérvalo actuar.
Nuestras oraciones hacen temblar a Satanás. ¿Conoces alguna
otra manera de lograr esto? Lucifer no acostumbra a temblar mu-
cho, por lo general. A él no le gusta ser avergonzado de esa forma,
por eso cuando reúne a su equipo de trabajo, les dice algo como es-
to:
-Hagan lo que sea para evitar que el pueblo de Dios ore. Dejen
que reúnan comisiones y hagan grandiosos planes, pero no los dejen
orar. Dejen que edifiquen grandes edificios e instituciones y convo-
26 PASIÓN POR LA ORACIÓN
quen grandes asambleas, pero no los dejen orar. Dejen que publi-
quen buenas revistas y produzcan inspiradores programas de radio,
dejen que sus colportores vendan maravillosos libros, pero no dejen
que se arrodillen. Llenen su agenda con todas las preocupaciones
por aquellas cosas con las que Dios los ha bendecido. Hipnotícenlos
frente a un televisor, pero no los dejen orar".
Si la oración hace temblar a Satanás, ¡entonces quizás este li-
bro te inspire y provoque una tormenta en tu comunidad, con tus
oraciones, que a Satanás le dé un colapso nervioso!
'
CAPITULO 111
El extraño poder
de la alabanza
ras". ¿Cuándo fue la última vez que le agradeciste a Dios por tus
lentes? Muchas personas no pueden ver con claridad sin ellos. In-
cluso hoy, muchas personas en el mundo no pueden obtener un par
de anteojos. Nosotros, que tenemos tanto, no deberíamos usar la
mayor parte de nuestras oraciones para pedirle más cosas a Dios.
No le agradezcas a Dios sólo por las cosas agradables. ¿Acaso le
pagas a la enfermera o al médico cuando la inyección no duele?
"Sólo el sol todo el tiempo -dice un proverbio árabe- hace al Saha-
ra". Dios está tejiendo nuestras ocasionales tragedias y pruebas en
un vistoso tapiz de su gloriosa gracia. Así que, ¿cuándo fue la última
vez que le agradeciste a Dios, digamos, por las personas con las que
no te llevas bien? La Biblia dice que debemos dar gracias en todo.
Aún antes de agradecerle a Dios por lo que ha hecho por noso-
tros, deberíamos alabarle simplemente por ser quien es. ¡Dios es
digno de alabanza, ya sea que nos bendiga o no! Por todos los si-
glos, él es el Altísimo Dios, siempre santo, siempre verdadero, Rey
de reyes, y Señor de señores, lleno de eterna bondad y tierna miseri-
cordia. Sus alabanzas ntmca cesan, y sin importar lo que nos suceda,
todo el propósito de nuestra vida debiera ser participar en ellas.
Y esta alabanza será una puerta hacia el gozo.
*******
A veces -no muy a menudo-- el dulce espíritu de alabanza llega
de manera repentina e inesperada. Elizabeth Rooney tiene ahora
más de 70 años. Tim se enteró de sus dones por medio de una sem-
blanza escrita por Lucy Shaw en su libro Meet the Men and Women
We Cal/ Heroes [Conozca a los hombres y mujeres a los que llama-
mos héroes- Ann Spangler y Charles Turner, eds.; Servant Publica-
tions, 1983}. Tim comenzó a mantener correspondencia con ella.
Mucho de lo que sigue es extraído, con permiso, de sus memorias.
En agosto de 1978, Elizabeth Rooney fue admitida en una or-
den laica de mujeres de la iglesia Episcopal, conocida como la Socie-
dad de la Compañía de la Santa Cruz. Durante el retiro que siguió a
su admisión, Elizabeth experimentó un repentino y sobrecogedor
gozo, un fuerte sentido de la presencia de Dios y de su dulzura, algo
que cambió su vida. "Me enamoré de Dios", le confesó a Lucy.
EL EXTRA~O PODER DE LA ALABANZA 31
El invierno de mi corazón
se derrite aquí.
Corren los riachuelos
bajo el hiero del miedo.
Invadida por tu calor,
la vida continúa.
La primavera ha empezado.
¡Siento el sol, el sol!
Elizabeth había sido una fiel Marta toda su vida. Ahora Dios la
estaba llamando a ser una María, y le estaba dando un fuerte deseo
de pasar tiempo con él. A continuación, otro pensamiento extraído
de su diario:
"Esta tarde mi corazón y venas y arterias y todo mi sistema han
sido llenados con un regocijo que apenas puedo contener. Quiero
orar o leer, pero siento como si fuera a explotar. ¡Necesito contarle a
alguien cuán maravilloso es Dios!"
Dios tiene maravillosos dones para aquellos que hacen un com-
promiso especial de perseverar en la práctica de la alabanza. Pero
cada persona recibe un don distinto. ¿Hemos todos de experimentar
este tipo de profunda comunión nacida del alma, que Elizabeth
Rooney experimentó?
¡Por supuesto! Pero no necesariamente en esta vida. A Dios
mismo es a quien debemos buscar, no simplemente una experiencia
emocional.
*******
La alabanza nos eleva a la presencia de Dios, y en su presencia
hay plenitud de gozo (Sal. 16:11). "Nada tiende más a fomentar la
salud del cuerpo y del alma que un espíritu de agradecimiento y ala-
banza" (El ministerio de I!Urii&Íón, p. 194). Por esto necesitamos alabar
a Dios más cuando menos tengamos deseos. NecesitiÚnos agrade-
cerle aun cuando tenemos dolor. Especialmente cuando nos duele,
ya que la alabanza es el camino más corto para pasar de la adversidad
a la victoria, del dolor a la salud.
En cierta ocasión, Josafat, rey de Judá, se despertó con la noticia
de que un inmenso ejército invasor estaba en camino hacia él. Se le
echó a perder el día. La historia se encuentra en 2 Crónicas 20. De
inmediato, Josafat reunió a todo Israel para ayunar y· orar, y vinieron
EL EXTRAÑO PODER DE LA ALABANZA 33
desde cada pueblo y villa para buscar al Señor. Entonces Josafat los
dirigió en una magnífica oración. Nota los elementos de su oración:
comienza con alabanza, continúa con un repaso de los actos salvado-
res de Dios en el pasado (queriendo decir: "Hazlo de nuevo, Se-
ñor") y luego presenta el problema en forma breve:
"Entonces Josafat se puso en pie en la asamblea de Judá y de
Jerusalén, en la casa de Jehová, delante del atrio nuevo; y dijo: Jeho-
vá, Dios de nuestros padres, ¿no eres tú Dios en los cielos; y tienes
dominio sobre todos los reinos de las naciones? ¿No está en tu ma-
no tal fuerza y poder, que no hay quién te resista? Dios nuestro, ¿no
echaste tú a los moradores de esta tierra delante de tu pueblo Israel,
y la diste a la descendencia de Abraham tu amigo para siempre? Y
ellos han habitado en ella, y te han edificado en ella santuario a tu
nombre, diciendo: Si mal viniere sobre nosotros, o espada de casti-
go, o pestilencia, o hambre, nos presentaremos delante de esta casa,
y delante de ti (porque tu nombre está en esta casa), y a causa de
nuestras tribulaciones clamaremos a ti, y tú nos oirás y salvarás.
Ahora, pues, he aquí los hijos de Amón y de Moab, y los del monte
de Seir, a cuya tierra no quisiste que pasase Israel cuando venía de la
tierra de Egipto, sino que se apartase de ellos, y no los destruyese;
he aquí ellos nos d~ el pago viniendo para arrojarnos de la here-
dad que tú nos diste en posesión. ¡Oh Dios nuestro!, ¿no los juzga-
rás tú? Porque en nosotros no hay fuerza contra tan grande multitud
que viene contra nosótros; no sabemos qué hacer, y a ti volvemos
nuestros ojos" (2 Crón. 20:5-12).
El versículo siguiente nos dice que "todo Judá estaba en pie de-
lante de Jehová, con sus niños y sus mujeres y sus hijos" (vers. 13).
¡A veces, la mitad del secreto del éxito está en sencillamente hacerse presen-
tes! La oración unida libera el poder de Dios.
Evidentemente esto impresionó a Dios, puesto que el Espíritu
del Señor habló a través de Jahaziel y, en resumen, dijo: "¿Saben?
No se preocupen, yo mismo me haré cargo. Ni siquiera van a tener
que pelear contra ellos. Sólo salgan y muéstrense. No tengan miedo.
N o hagan nada; sólo permanezcan ahí y vean cómo los expulso por
la cuesta de Sis" (ver 15-17).
E hicieron esto. Siendo que el Señor estaba haciendo todo el
trabajo, ellos no tuvieron nada que hacer sino cantar y alabar su
'34 PASIÓN POR LA ORACIÓN
*******
El libro de Habacuc es una de las joyas más selectas del Antiguo
Testamento. Habacuc vivió en Judá justo antes de la invasión y el
exilio babilónicos. Habacuc comenzó a desafiar a Dios a hacer algo
respecto a la maldad que él veía en derredor suyo. "¿Por qué me ha-
ces ver iniquidad y haces que vea molestia? Destrucción y violencia
están delante de mí, y pleito y contienda se levantan. Por lo cual la
ley es debilitada, y el juicio no sale según la verdad: por cuanto el
impío asedia al justo, por eso sale torcida la justicia" (Hab. 1:3, 4).
Dios escuchó la queja de Habacuc. Su sorprendente respuesta,
en esencia fue algo así: "En esto tienes razón. Voy a hacer algo al
respecto. Traeré a los babilonios para castigar a tu pueblo por su
maldad" (ver los vers. 5-11).
Esto no era exactamente lo que Habacuc tenía en mente, por
lo que nuevamente desafió a Dios. "Espera un momento, Señor,
¿cómo puedes hacer eso? ¿Cómo puedes permitir que tu pueblo sea
castigado por una nación que es aún más impía?" (ver los vers. 12-
17). Entonces Habacuc decidió, al igual que la persistente viuda de
la parábola de Jesús, que no dejaría tranquilo a Dios hasta que obtu-
viera una respuesta. "Sobre mi guarda estaré, y sobre la fortaleza
afirmaré el pie, y velaré para ver lo que se me dirá" (Hab. 2:1).
La respuesta de Dios fue, en esencia: "Confía en mí. Su día de
castigo también llegará. Algún día los papeles se invertirán" (ver los
vers. 2-9). Habacuc responde con una oración en la cual describe
los paroxismos de la naturaleza en reacción a una aparición personal
de su Hacedor. En otras palabras, Habacuc prevé el tiempo cuando
Dios trastornará los cielos como lo hizo en el Sinaí y vendrá a poner
las cosas en orden. Los versos finales de este breve libro expresan la
fe de Habacuc en la promesa de Dios. "Pero yo espero con paciencia
el día en que la calamidad vendrá sobre la nación que nos invade"
(Hab. 3:16, NVI).
Lo que sigue es una de las mayores expresiones de fe que alguna
vez se haya escrito. Aún cuando el mundo se derrumbe a su alrede-
'3 6 PASIÓN POR LA ORACIÓN ·
*******
Era la mañana del Domingo de Resurrección, en 1799, y la
gente de Feldkirch, Austria, estaba aterrorizada. Creían que ese día
de Pascua sería probablemente el peor día de sus vidas. Ante las
puertas se encontraba el ejército de Napoleón, y quería entrar. Los
ciudadanos estaban listos para izar la bandera blanca de rendición.
Pero el obispo de la iglesia tenía otra agenda. Lo primero es lo
primero, ya sabes. Con voz..temblorosa a causa de la emoción, dijo:
"Hoy es domingo de Pascua. Este es el día de la resurrección de
38 PASIÓN POR LA ORACIÓN
La oración de sanidad
40
LA ORACIÓN DE SANIDAD 41
*******
A comienzos de sus diez años de pastorado en Paradise, Califor-
nia, a principios de la década de 1980, Lonnie Melashenko recibió
un pedido para realizar un ungimiento en favor de la hijita de uno
de sus miembros. La niña, de 5 ó 6 años, estaba casi sorda, apenas
oía un poco con un oído. Numerosas pruebas habían descartado
cualquier solución médica. Los padres estaban preocupados y llenos
LA ORACIÓN DE SANIDAD 4 '3
******-
Otro ejemplo del poder sanador de la oración es el milagroso
cambio que Dios obra en los corazones de los jóvenes que se involu-
cran en la oración y el ministerio hacia otros.
En la primavera de 1996, cierto joven -llamémoslo Miguel-,
junto con un grupo de 12 estudiantes de un colegio secundario ad-
ventista en Norteamérica, asistió a unas conferencias sobre oración y
ministerio en el Colegio de Stanborough, un colegio secundario del
sur de Inglaterra, con el fin de ayudar. Otros cinco colegios secunda-
rios norteamericanos habían enviado a un total de 90 delegados al
evento.
Los muchachos estaban acampando en una tienda vieja y sin
calefacción. Cada grupo tenía diferentes expectativas del evento. En
Inglaterra, la iglesia había publicitado la conferencia de oración co-
mo una semana llena de entretención y deportes, y 200 muchachos
ingleses de la ciudad, la mayoría sin conocer a jesús, se aparecieron
para jugar basquetbol. Algunos de estos jóvenes pasaron todo el
tiempo jugando a las cartas.
En contraste, los muchachos de otra iglesia pasaron hasta 8 ho-
ras al día en oración y ayuno (de los medios de comunicación [radio
y TV] y del azúcar), concentrándose en Cristo. Estos muchachos no
estaban ahí para jugar (en un reciente viaje a Islandia, ni siquiera se
48 PASIÓN POR LA ORACIÓN
habían dado tiempo para hacer una visita por la isla). Dios honró ·su
devoción. Con frecuencia, varios miembros del grupo fueron im-
presionados con la misma idea o los mismos textos. Ellos oraban
para que se abrieran los corazones en las conferencias de Stanbo-
rough Park.
Miguel era un miembro de este grupo, pero no era "súper espi-
ritual", y pronto quedó claro que sus razones para asistir al encuen-
tro no tenían nada que ver con lo espiritual. Era cabecilla en su es-
cuela, y Miguel había venido como turista.
Un día, mientras el grupo viajaba de un lugar a otro, una tarjeta
pornográfica se deslizó de entre sus cosas y aterrizó a los pies del
pasto~ ,
Antes de salir de casa, los muchachos se habían reunido con el
pastor y habían acordado una serie de reglas. Una de ellas decía que
si ellos cambiaban de opinión o exhibían una conducta en desacuer-
do con el ministerio, se les pediría que regresaran a casa. Los líderes
decidieron que, con el fin de mantener el espíritu del fin de semana,
no podían comprometer las reglas en el caso de Miguel.
Pocas horas después, Ruthie vio al pastor conversando con Mi-
guel bajo uno de los árboles del campus por casi una hora. Luego,
ambos, vinieron hasta ella.
-Ruthie, por favor, no me envíes de regreso -dijo Miguel-.
Creo que estoy empezando a encontrar a Dios. Si regreso a casa
ahora, nunca lo encontraré. Admito que vine por motivos equivo-
cados. Yo pensé: Esta es una buena oportunidad para C(JIJ()(tr Inglaterra.
Sólo quería conocer lo que más pudiera y pasarla bien con mis ami-
gos.
Ruthie le recordó que él había sido una mala influencia en su
escuela, y él también lo reconoció.
-¿Eres lo suficientemente hombre como para decirle a tus ami-
gos lo que me acabas de decir? -preguntó ella.
-Sí -respondió Miguel.
El pastor juvenil llamó al grupo de su escuela y dijo:
-Miguel tiene algo que quiere decirles.
-Me doy cuenta que no he venido por las razones correctas
-empezó el muchacho-, y no he sido una buena influencia. Quiero
cambiar y ser una ayuda aquí, y quiero que todos nosotros empece-
LA ORACIÓN DE SANIDAD 49
mos a trabajar juntos con los chicos de las otras escuelas en vez de
trabajar contra ellos.
-Pero ellos son tan espirituales. Ellos piensan que son mucho
mejores que nosotros -comentó uno sus amigos.
-Pero ese no es el asunto -dijo Miguel-. Podemos mostrarles
por qué nosotros estamos aquí, y cómo nosotros podemos cumplir ese
propósito.
Ruthie salió silenciosamente de la sala. Los muchachos perma-
necieron allí por casi dos horas, orando, confesando e implorando la
ayuda del Señor. Cuando salieron de la sala, los ojos de todos esta-
ban húmedos. Las cajas de pañuelos estaban vacías, el cesto lleno, y
todos abrazaban a Ruthie por el privilegio de estar allí. Estaban
muy entusiasmados con lo que Dios tenía guardado para ellos. Una
muchacha quería ser bautizada allí porque su vida había sido cam-
biada en ese lugar.
Fue un momento decisivo no sólo en la vida de Miguel, sino en
la de muchos otros. Dios bendijo las conferencias con su poder.
Uno de los estudiantes de Stanborough, proveniente de las Baha-
mas, dijo: "Estas conferencias han sido un verdadero terremoto espi-
ritual para mí"'.
Algún tiempo después, Miguel recibió una invitación para ir a la
India con el mismo pastor juvenil y un estudiante de Teología del
Pacific Union College, que también habían estado con ellos en In-
glaterra. Estuvieron involucrados en reuniones especiales para va-
rios grupos de estudiantes, terminando con una semana de énfasis
espiritual en el Colegio Spicer. Durante la noche del viernes per-
manecieron en la iglesia, hablando a los estudiantes. Miguel y su
amigo de más edad compartieron su amor por Jesús y su deseo de
conocerle mejor y de ser útiles para Dios en oración, estudio de la
Biblia y ministerio.
Luego Miguel dijo: "Hay tres maneras posibles en las que uste-
des pueden responder a esta semana que hemos pasado juntos. Una
es decir: 'Gracias, pero no quiero nada con Dios'. Otra es decir:
'Gracias, pero prefiero seguir como siempre; creo conocer a Dios, y
voy a se.guir con mi cómoda rutina'. Pero una tercera opción es de-
cir: 'Necesito un cambio radical, y quiero que Dios me use'. Sitie-
nen el coraje necesario para hacer esta decisión, les pediremos que
50 PASIÓN POR LA ORACIÓN
*******
Dios aún está sanando a un mundo enfermo, una persona a la
vez. A veces el progreso parece lento. Incluso en este momento esta-
mos luchando en oración por Bárbara, la madre de Tim, a quien en
agosto de 1997 se le diagnosticci un cáncer inoperable del hígado.
Los tres autores de este libro, y centenares de otros, han estado
orando por su curación. Tim ha participado en un servicio de ungi-
miento en septiembre. Sin embargo, al momento de escribirse estas
líneas, ninguna sanidad se ve en el horizonte. La voz de Bárbara,
una vez fuerte y cargada de risa, ahora es frágil y débil.
·Desde que se conoció el diagnóstico, Carol, la esposa de Tim,
ha estado orando con fervor para que Dios ponga sus amantes bra-
zos alrededor de Bárbara y la consuele, sanándola si es su voluntad.
Dios ya ha respondido esta oración de una manera hermosa e ines-
perada.
El 4 de noviembre de 1997, Bárbara estaba acostada de lado so-
bre su cama. Su esposo, Broce, estaba acostado de espaldas a ella.
De pronto, ella sintió la presión de una mano sobre su hombro. Le
preguntó a Broce si él la había tocado (lo que habría sido dificil dada
la posición en que se encontraba). No, él no la había tocado. Nadie
más estaba en el cuarto.
Nada semejante había sucedido jamás en la familia de los Cros-
by. El gentil toque de una mano invisible sobre el hombro, aunque
poco frecuente, es una de las maneras en las que los ángeles se reve-
lan a sí mismos a aquellos a los que son enviados a ministrar. Se han
publicado muchos incidentes acerca de los ángeles. Cosas como ésta,
suceden generalmente sólo una vez en la vida, pero esta es una de las
formas que Dios tiene de comunicar su amor hacia nosotros en mo-
mentos muy diñciles. Dios parece estar diciendo: "No importa lo
que pase, estás rodeado de mi misericordia y protegido por las alas
LA ORACIÓN DE SANIDAD 51
de mis ángeles".
El poder sanador de la oración no tiene límites. Podemos enviar
el poder sanador de Dios a través de cualquier distancia a aquellos
que necesitan nuestra ayuda. Cuando oramos por la sanidad de al-
guien, y esa persona se rinde a la voluntad de Dios, él siempre res-
ponde nuestra oración. Puede ser que no siempre sane de inmediato
el cuerpo, pero él restaura el alma y conforta el corazón en su amor,
· preparándolo para otro tiempo y otro lugar.
'
CAPITULO V
*******
Puesto que no somos capaces de ver el final desde el principio,
56 PASIÓN POR LA ORACIÓN
muy adulto ... hasta que vio a su padre que se acercaba. Rápidamen-
te puso el cigarro detrás de su espalda y fingió un aire de tranquili-
dad. Desesperado por distraer la atención de su padre, N orman se-
ñaló hacia un gran anuncio que publicitaba un circo. "¿Puedo ir, pa-
pá? Por favor, vamos a verlo cuando venga al pueblo". La respuesta
de su padre le enseñó a Norman una lección que nunca olvidó. "Hi-
jo -respondió con tranquilidad, pero con firmeza-, nunca hagas una
petición mientras al mismo tiempo tratas de esconder una ardiente
desobediencia".
La desobediencia persistente impedirá definitivamente la res-
puesta a la oración. Las Escrituras nos advierten a menudo acerca
de esto. "Si en mi corazón hubiese yo mirado la iniquidad, el Señor
no me habría escuchado" (Sal. 66:18). "Vuestras iniquidades han
hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados
han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír" (Isa. 59:2).
"Entonces clamaréis a Jehová, y no os responderá; antes esconderá
de vosotros su rostro en aquel tiempo, por cuanto hicisteis malvadas
obras" (Miq. 3:4).
Steve Mosley, amigo de Tim, cuenta la historia de su participa-
ción en una campaña evangelizadora en Japón, que simplemente no
estaba funcionando. Sin importar cuanto oraban, la gente no estaba
respondiendo. Más tarde descubrieron que dos de los estudiantes
misioneros estaban teniendo una relación sexual. Dios no puede
bendecir la desobediencia.
Tampoco responde él las oraciones de aquellos que no tienen
misericordia hacia otros. "El que cierra su oído al clamor del pobre,
también él clamará, y no será oído" (Prov. 21:13). "Cuando exten-
dáis vuestras manos, yo esconderé de vosotros mis ojos; asimismo
cuando multipliquéis la oración, yo no oiré; llenas están de sangre
vuestras manos. Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras
obras de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo; aprended a ha-
cer el bien; buscad el juicio; restituid al agraviado; haced justicia al
huérfano, amparad a la viuda" (Isa. 1:15,..17). Esto se aplica también
dentro del contexto del matrimonio: los que son inconsiderados e
irrespetuosos con sus cónyuges no pueden esperar que Dios res-
ponda sus oraciones (1 Ped. 3:7).
A veces la oración no es respondida "porque pedís mal, para
CUANDO DIOS NO RESPONDE 59
pudo tocar los corazones de tanta que gente a las que jamás conoció.
"Alguien mucho más grande que yo está esparciendo un 'polvo
mágico' a lo largo del país por medio de la experiencia de Trevor.
N o creo que esto se pueda explicar en una dimensión natural. Creo
que hay algo muy sobrenatural que está sucediendo".
Sandy recientemente escribió su historia en un libro titulado
Hold me, Help me, Heal me [Abrázame, Ayúdame, Sáname- Concer-
ned Communications, 1997].
*******
Dios nos ha asegurado que si le pedimos pan, no nos dará pie-
dras. Pero tal vez nuestro problema no pasa por pedir pan y recibir
piedras. Es mucho más probable que pidamos piedras -que en la ac-
tualidad acostumbramos a llamar joyas- y Dios, en su misericordia,
nos da pan.
Considera el caso de Gus, por ejemplo. Era un hombre del
mundo, vano, arrogante, articulado. Tenía una mente brillante y no
quería desperdiciarla en la religión. Le daba rienda suelta a toda la
lujuria de la carne. Buscaba satisfacer todos los deseos que pudiera, y
usaba su exquisita y preparada mente para apartar a otros de Dios.
Pero Gus no había sido criado de esa manera. Su madre le ha-
bía cantado himnos mientras lo criaba. Por años, sus oraciones llenas
de lágrimas en favor de él habían sacudido las puertas del cielo, sin
evidencia alguna de que Dios estuviera escuchando.
Un día, Gus le dijo a su madre que se iría del pueblo rumbo a la
gran ciudad para seguir la carrera de oratoria pública. Su madre ha-
bía temido esto más que a cualquier otra cosa. Ella sabía que su hijo
probablemente se perdería allí en una desquiciada persecución de
placeres, y que nunca regresaría a la fe de su familia. Corriendo has-
ta la iglesia, la madre de Gus cayó sobre sus rodillas y le rogó a
Dios que impidiera que su hijo se fuera a la gran ciudad. Nunca ha-
bía orado con tanta intensidad en toda su vida. Pero cuando el barco
zarpó rumbo a Roma, Gus estaba en él, y a su madre se le partió el
corazón.
Sucedió que por entonces vivía en Roma un famoso predicador
llamado Ambrosio. Un amigo de Gus le dijo: "Tienes que escuchar a
62 PASIÓN POR LA ORACIÓN
*******
La Biblia nos da razones por las que a veces no recibimos res-
puesta a nuestras oraciones. A veces el problema es el pecado en
nuestra vida, motivos equivocados, y otras. Pero otras veces Dios
nos da más de lo que pedimos, y lo tomamos por menos.
Queremos un millón de dólares; Dios nos da un verdadero
amigo (adivina cuál es más valioso).
Queremos un amigo humano; Dios nos ofrece intimidad consi-
go mismo.
Queremos una salida fácil para los problemas; Dios nos concede
una iniciación difícil al siguiente nivel más elevado de madurez espi-
ritual.
Sucedió de esta forma incluso con jesús. En el Getsemaní,Jesús
le pidió a su Padre que lo librara del indescriptible horror de la
cruz.
Pero Dios tenía algo mejor en mente para él: el eterno amor de
todos los redimidos. Todo el poder en el cielo y la tierra. Alabanza
sin fin. Coronas dentro de coronas. La eterna adoración de los ánge-
les. Gloria más allá de toda imaginación.
Pero para poder darle esto, él no pudo liberarlo de la vergüen-
za.
Kenny Johnson. Trevor Richert. Desde el punto de vista hu-
mano, Dios perdió el equipaje, ¿o no? Mortunadamente, gracias a
que Dios le dijo no a Jesús, Kenny y Trevor tienen el futuro más
brillante que pueda existir.
-Muy a menudo -dice la madre de Trevor-, en oración toma-
mos una tarjeta, la llenamos con nuestra agenda y se la pasamos a
Dios para que la firme, cuando lo que deberíamos hacer es firmarla
y dársela a Dios para que la llene.
Cuando la vida parezca sólo tinieblas y el oscuro abismo de la
derrota se abra ante ti, sólo recuerda: las cosas no son como parecen.
Tu desilusión puede ser la ilusión de Dios. El dolor continuará ocu-
rriendo, y la naturaleza humana continuará huyendo de él, tal co-
mo Cristo mismo lo hizo. Pero Dios es bueno, y él nos dará algo
mucho mejor de lo que nosotros queremos para nosotros mismos.
Cuanto más pronto podamos aprender la oración de total su-
64 PASIÓN POR LA ORACIÓN
65
66 PASIÓN POR LA ORACIÓN
ción, y he visto tus lágrimas; he aquí que yo te sano; al tercer día su-
birás a la casa de Jehová. Y añadiré a tus días quince años, y te li-
braré a ti y a esta ciudad de mano del rey de Asiria; y ampararé esta
ciudad por amor a mí mismo, y por amor a David mi siervo" (vers.
5, 6).
El siguiente versículo dice que Isaías preparó una masa de higos
y la aplicó a la llaga, y Ezequías se recuperó. Es interesante que
Isaías no tuvo reparos en usar la mejor medicina existente en sus
días, aún cuando Dios acababa de decirle que Ezequías se recupera-
ría. El uso de medicamentos en tales situaciones no indica una falta
de fe, puesto que Dios, con frecuencia, no hace por nosotros lo que
podemos hacer por nosotros mismos.
Ezequías no estaba listo para aceptar sencillamente por fe el
mensaje de Dios por medio de lsaías, por lo que pidió una señal.
Cuando los fariseos le pidieron a Jesús una señal, Jesús se negó a
darles una (Mar. 8:11, 12). Los fariseos no habían hecho un com-
promiso previo para aceptar a Jesús. Cuando Satanás le pidió a Jesús
un milagro, Jesús se negó (Mat. 4:3-7). Pero cuando Pedro le pidió
una señal, Jesús se la dio (Mat. 14:28), y del mismo modo aconteció
con Ezequías. Dios respondió a su pedido con una señal milagrosa, y
la sombra del sol retrocedió.
Existe en la actualidad un concepto popular respecto de la ora-
ción, que se escucha desde muchos púlpitos: "La oración no cam-
bia el pensamiento de Dios, sino que simplemente nos cambia a no-
sotros". Pero la oración de Ezequías claramente cambió el pensa-
miento de Dios y lo influenció para que hiciera algo que no tenía
planeado hacer, algo que aparentemente involucraba una violación
de las leyes de la naturaleza. Dios es un Dios de milagros, y él hace
cosas extraordinarias cuando su pueblo ora.
De hecho, la respuesta de Dios fue tan milagrosa, que captó la
atención internacional. Babilonia envió dignatarios para investigar
acerca de esta maravilla. Cuando llegaron, Ezequías cometió el error
de mostrarles sus riquezas. La triste historia aparece en Isaías 39.
Esto estimuló la codicia y la envidia de los babilonios, los que even-
tualmente invadieronJudá y destruyeron a Jerusalén.
Muchas personas que prosperan espiritualmente en la adversi-
dad, se vuelven arrogantes en la prosperidad, y algo parecido le
LA ORACIÓN QUE DIOS SIEMPRE RESPONDE 69
sés, fue llamado Uza, en honor a la diosa astral árabe Uzza. Al casar-
se con una persona ajena a su fe, Ezequías sembró las semillas de la
apostasía más grande de Israel.
Los 55 años del reinado de Manasés se caracterizaron por peca-
dos horribles, los que a la larga trajeron el juicio de Dios. Judá se
deterioró tanto espiritual y moralmente, que llegó a ser peor que
los cananeos cuya tierra Dios les había quitado para dársela a los
hebreos. El versículo 9 dice: "Y Manasés los indujo a que hiciesen
más mal que las naciones que el Señor destruyó delante de los hijos
de Israel". Manasés profanó el templo con altares paganos. La tradi-
ción dice incluso que aserró al profeta lsaías, cortándolo en dos.
Hacia el final de su vida, se arrepintió y encontró gracia, pero la de-
vastadora ola de maldad, puesta en movimiento por su vida, siguió
su curso.
A causa de su maldad, la nación perdió la bendición de Dios y
finalmente su libertad. "Limpiaré a Jerusalén como se limpia un
plato -dijo Dios-, que se friega y se vuelve boca abajo. Y desampara-
ré el resto de mi heredad, y lo entregaré en manos de sus enemi-
gos" (vers. 13, 14).
El glorioso reino iniciado por David, que había durado por casi
500 años, fue brutalmente terminado por el rey Nabucodonosor de
Babilonia. Este forzó y desarraigó a miles de israelitas, deportándo-
los a Babilonia. Destruyó las murallas de Jerusalén, saqueó y destru-
yó el templo, y tomó los tesoros restantes que Dios había concedido
a David y Salomón.
Los quince años extras de Ezequías fueron comprados al costo
de 2.500 años de esclavitud para su pueblo. Israel nunca más volvió a
ser independiente hasta 1948, con la excepción de un siglo de inde-
pendencia bajo los macabeos, durante el período inter-testamenta-
no.
Este puede ser el costo de salirnos con la nuestra.
*******
Los cristianos, con frecuencia, le pedimos a Dios que salve la
vida de alguien que está muriendo de cáncer o de alguna otra en-
fermedad. Probablemente empleamos demasiado tiempo orando
LA ORACIÓN QUE DIOS SIEMPRE RESPONDE 71
*******
Lutero oró por sus amigos puesto que los necesitaba en su mi-
nisterio. Pero un ejemplo de una oración totalmente libre de egoís-
mo es el caso de un santo moderno, quien durante 22 años no tuvo
nada que hacer más que orar: Noble Alexander. Él soportó 22 años
de prisión en Cuba sólo porque a alguien no le gustaba su predica-
ción. Por varias semanas, Alexander pasó los sábados en un lago de
aguas servidas que le llegaba hasta la barbilla, ya que se negaba a
trabajar en esos días. En cierta ocasión fue encerrado en un cajón
LA ORACIÓN QUE DIOS SIEMPRE RESPONDE 73
pequeño con varios otros hombres y puesto al sol por noventa días.
Durante sus años de prisión él ganó a muchos para Cristo, y levantó
una iglesia en cada prisión en la que permaneció. Bautizó a centena-
res, sabiendo de antemano que sería castigado después de cada bau-
tismo siendo puesto en reclusión solitaria, lo que, a menudo, impli-
caba tener que permanecer en puntas de pie, con clavos bajo sus ta-
lones, y agua que goteaba -sobre su cabeza durante días.
Ahora, este es el punto: Ni una sola vez Noble Alexander oró para
ser liberado de la prisión. En vez de esto, oró para que la voluntad de
Dios fuera hecha en su vida y que Dios lo usara para glorificar su
nombre.
Alrededor de 1991 Tim y Carol tuvieron el privilegio de tener a
Noble Alexander como invitado a cenar, en Thousand Oaks, Cali-
fornia. Sus ojos felices y chispeantes hablaban de un profundo gozo
en el Señor. Noble tiene un delicioso sentido del humor y compartió
un pequeño secreto. Cuando él y sus amigos estaban parados en el
lago de aguas servidas hasta la barbilla, ellos se animaban entre sí
diciendo: "¡No hagas olas!"
Hoy, Noble es un incansable obrero que hace olas para el Se-
ñor.
Dan Poling, en su libro Faith is Pawer [Fe es poder], cuenta la
historia de la partida de su hijo para cumplir su deber como capellán
a bordo de un barco, durante la Segunda Guerra Mundial.
-Papá, no quiero que ores por mi regreso -dijo el joven-. Sería
injusto. No tengo premoniciones, pero sólo no ores por mi regreso;
simplemente ora para que nunca sea un cobarde; Papá, ora para que
sea digno.
El capellán Clark Poling estaba sirviendo a bordo del Dorchester
junto a otros tres capellanes: George Fox, un compañero protestan-
te; Alexander Goode, un rabino; y John Washington, un sacerdote
católico, cuando un torpedo hizo blanco en el barco a la 1:15 de la
madrugada del 5 de febrero de 1943. Muchos experimentados in-
fantes de marina, desobedeciendo órdenes, habían estado durmien-
do sin sus chalecos salvavidas. Los cuatro capellanes trabajaron para
ayudar a los heridos, distribuir los chalecos restantes y guiar a los
hombres hacia los botes salvavidas. Cuando les ofrecieron lugares
en los botes, los capellanes declinaron y colocaron a la fuerza sus
74 PASIÓN POR LA ORACIÓN
propios chalecos sobre los soldados mal dispuestos que habían sido
entrenados para obedecer las órdenes de sus superiores. Mientras
los botes se alejaban del barco wwbrante, la luz de las últimas ben-
galas reveló las siluetas de cuatro hombres, de pie, hombro a hom-
bro, sobre la cubierta.
Poling, escribiendo sobre la muerte de su hijo, dijo: "La única
oración que él quería fue contestada: él fue digno".
*******
Hablando de oraciones libres de egoísmo, ¿sabías que un hom-
bre en cierta ocasión se puso a discutir con Dios?, ¡y ganó! Por su-
puesto, bastante le ayudó el hecho de que su argumento no tuviera
las más mínima gota de egoísmo. Nota cuál era la base de su argu-
mento:" ¿Qué pensarán las naciones?" Estudia con cuidado la súpli-
ca maestra de Moisés:
"Y Jehová dijo a Moisés: ¿Hasta cuando me ha de irritar este
pueblo? ¿Hasta cuándo no me creerán con todas las señales que he
hecho en medio de ellos? Yo los heriré de mortandad y los destruiré,
y a ti te pondré sobre gente más grande y más fuerte que ellos.
"Pero Moisés respondió a Jehová: Lo oirán luego los egipcios,
porque de en medio de ellos sacaste a este pueblo con tu poder; y lo
dirán a los habitantes de esta tierra, los cuales han oído que tú, oh
Jehová estabas en medio de este pueblo, que cara a cara aparecías
tú, Jehová, y que tu nube estaba sobre ellos, y que de día ibas de-
lante de ellos en columna de nube, y de noche en columna de fuego;
y que has hecho morir a este pueblo como a un solo hombre; y las
gentes que hubieren oído tu fama hablarán, diciendo: Por cuanto
no pudo Jehová meter este pueblo en la tierra de la cual les había
jurado, los mató en el desierto. Ahora, pues, yo te ruego que sea
magnificado el poder del Señor como lo hablaste" (Núm. 14:11-
16).
Moisés no había terminado todavía. Tenía otra carta bajo la
manga (si quieres ser un intercesor eficaz, deberías considerar su-
mar estas estrategias a tu repertorio). Al igual que Lutero, ¡Moisés
usó las propias palabras de Dios en contra de él! Moisés repasó el
registro de la compasión de Dios a lo largo de la historia y lo desafió
LA ORACIÓN QUE DIOS SIEMPRE RESPONDE 75
*******
Cerca del final de su vida sobre la tierra, Jesús luchó para esco-
ger entre una oración egoísta y una oración desinteresada. Al hablar
del principio del autosacrificio, recordó su propio destino, y por un
momento, de manera instintiva, quiso huir de él. "De cierto, de
cierto os digo que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere,
queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto ... Ahora está turbada
mi alma; ¿y qué diré? ¿Padre, sálvame de esta hora?" (Juan 12:24-
27).
Mientras Jesús pensaba en su muerte, de forma repentina el es-
pectro de la cruz apareció ante él y misteriosamente comenzó a ex-
perimentar el poder de las tinieblas. Sintió la vergüenza y probó la
copa amarga. Un miedo espantoso se apoderó de él, y quiso rehuir
aquella hora.
Jesús interrumpió su discurso y se sentó en un profundo silen-
cio. Sus discípulos vieron un cambio en él y sintieron su lobreguez.
Su Maestro no acostumbraba a esconder sus sentimientos. "No po-
día presenciar un acto malo sin sentir un dolor que le era imposible
ocultar" (El Deseado de todas las gentes, p. 67). A veces lloró en públi-
co. Ahora temblaba ante el horror de la cruz. "¿Qué diré, Padre?
¿He de pedirte que me libres de esta hora?" Se estremecía como
una hoja sacudida por el viento. Discutía consigo mismo: ''¿Cómo
puedo hacer esta oración? Para esto he venido al mundo; vine aquí
para morir".
Finalmente la lucha llegó a su fin y se logró la victoria. Cristo
oró: "Para esto he llegado a esta hora. Padre, glorifica tu nombre.
No importa el costo, usa mi vergüenza para tu honor". Dios honró
aquella oración con una respuesta inmediata, en la forma de una
LA ORACIÓN QUE DIOS SIEMPRE RESPONDE 77
El factor inesperado
" E l pan nuestro de cada día dánoslo hoy". ¿Por qué habrá in-
cluido Jesús semejante petición en su oración modelo? Po-
dría haber incluido declaraciones aparentemente menos triviales y
más espirituales, tales como: "Llénanos de tu Espíritu". Después de
todo, ¿por qué necesitamos orar por algo que depende tanto de
nuestro propio esfuerzo? Y ¿por qué deberíamos constantemente
recordarle a Dios que sus criaturas necesitan alimento a diario?
¿Podría deberse esto al hecho de que necesitamos recordar cada
día que él es la fuente de todas las cosas, incluso de aquellas cosas
que parecen depender de nuestro propio esfuerzo?
A veces, bajo condiciones especiales, todos nuestros esfuerzos
humanos fracasan, y se hace necesario que Dios obre un milagro
para proveernos de nuestro pan de cada día. En tiempos bíblicos,
Dios realizó varios milagros extraordinarios para suplir de alimento
al pueblo hambriento. Por medio de Moisés, Dios envió maná, y
por medio de Jesús multiplicó los panes y los peces para una multi-
tud de miles de personas. El Señor ha repetido ambos milagros, a
una escala menor, para creyentes de nuestro siglo. Primero, el maná.
La historia es relatada en el libro de Mabel Tupper, titulado Angels
at Pincher Creek [Ángeles en Pincher Creek].
Sucedió en Angola, en 193 9. Quince años antes, el pastor W.
H. Anderson y su esposa habían establecido una Misión Adventista
78
EL FACTOR INESPERADO 79
ñana, había sólo 16. Nadie sabía que había pasado con las otras dos
bandejas.
Una bandeja siempre se reservaba para un caso de emergencia,
por lo que los diáconos tomaron las 15 _bandejas y empezaron .:.
avanzar por los pasillos, ofreciendo el pan a los participantes de las
bandejas que sostenían en sus manos.
Coon sugirió que él y Danny Miller -otro diácono- se pusieran
en ambos extremos de cada fila y pasaran las bandejas como lo ha-
cían al recoger las ofrendas. Ellos miraban, y oraban. Los partici-
pantes recogían uno a uno el pan.
Al terminar la segunda hilera de bancos, todavía quedaba un
poco de pan en la bandeja, por lo que siguieron con la tercera.
Nunca lo lograremos, pensó Harry House, el anciano de turno
que observaba a los miembros mientras tomaban el pan, uno por
uno. No obstante, al terminar la tercera fila, todavía había pan en
la bandeja.
Los diáconos empezaron éon la cuarta hilera. El corazón de
Norman latía más rápido al tiempo que miraba y oraba. Estaba ten-
so, pero luego entusiasmado ¡El pan estaba alcanzando!
Él y Danny apenas podían creer lo que estaban viendo. Luego
de que las 5 filas habían sido servidas, en las bandejas quedaba casi
tanto pan como al principio.
-Fue increíble -Harry House diría más tarde- ver realmente la
multiplicación de los "cinco panes".
Ambas historias tienen que ver con emergencias. Pero la res-
puesta que recibió Gina Wahlen a su oración por el "pan de cada
día", no era una emergencia, aunque había una necesidad. He aquí
su historia, relatada con sus propias palabras:
"El día empezó temprano, con el sol asomándose sobre las ro-
cosas cimas de Grand Tetons. Mi esposo y yo no tardamos mucho
en darnos cuenta de que sería día un hermoso (y muy caluroso).
"Cruzamos el lago Jenny en bote, y decidimos dar un breve pa-
seo matinal, antes de que se volviera más caluroso. Rodeamos in-
mensas rocas y cruzamos verdes praderas, rumbo a las cumbres,
desde donde la vista se volvía increíblemente hermosa y el sendero
sumamente largo.
"El sol estaba ahora sobre nuestras cabezas, y mi estómago me
EL FACTOR INESPERADO 81
*******
La mayoría de las respuestas a oraciones cotidianas tienen que
ver con la provisión para las necesidades de personas que están en si-
tuaciones extremas y no pueden hacer nada por sí mismas. Pero a
veces Dios rompe todas las reglas y hace cosas realmente sorpren-
dentes, hasta extravagantes. Tal como nosotros enviamos flores a
aquellos que amamos, a veces Dios envía un ramo de bendiciones a
sus hijos, con todos los adornos.
Emily -quien pidió que su vc:rdadero nombre no fuera usado-,
estaba sentada en un pequeño avión sobre la pista de aterrizaje, es-
perando el despegue. Su corazón pareció hundirse cuando escuchó
EL FACTOR INESPERADO 8 '3
*******
La familia de Larry Stephens también tuvo un problema rela-
cionado con el clima. Cuando Larry asistía al Southern Missionary
College (actualmente Southern Adventist University), sus estudios
hacían que el sábado fuera el único día de recreación junto a su fa-
milia. Una tarde de sábado decidió llevar a su esposa e hijos al par-
que estudiantil. Estaban disfrutando del tupido césped cerca de una
antigua cantera rocosa, junto a un arroyo, cuando se abalanzó sobre
ellos una repentina y violenta tormenta tomándolos por sorpresa.
Un árbol gigantesco les sirvió de refugio hasta que el aguacero se
volvió tan intenso que ambos tuvieron que tomar a los niños y co-
. rrer hasta una saliente rocosa. Una vez a salvo de la tormenta, pron-
to se dieron cuenta de que la temperatura bajaba con rapidez. La
pequeña Debbie, de 4 años, miró a su papá y le rogó: "Papi, pidá-
mosle a Jesús que detenga la lluvia. Tengo frío".
-Por supuesto, tesoro -respondió Larry.
Antes de arrodillarse, y aún antes que Debbie pronunciaraJas
primeras palabras de su oración, la lluvia seguía cayendo a cántaros,
Larry tuvo el presentimiento de que su niñita sufriría una desilu-
sión. Mientras ella oraba, él trataba de elaborar alguna forma de ex-
plicar por qué Dios no había respondido a su oración. ¡Ya sé! -pen-
só-. ¡Jesús tuvo que decidir entre parar la lluvia para nosotros o dejar que
siguiera lloviendo para que los agricultores pudieran cultivar más alimen-
to para aquellos niños hambrientos én China!
Cuando Debbie dijo Amén y abrió sus ojos, apenas podía ver
EL FACTOR INESPERADO 85
los árboles a unos pocos metros del refugio. Larry, listo con su histo-
ria, quedó perplejo al ver la carita confundida de la niña. No podía
permitir que la desconfianza en Jesús echara raíces en la mente de su
pequeña.
-Papi, ¿por qué Jesús no paró la lluvia?
Los planes del padre cambiaron en un abrir y cerrar de ojos. Le
recordó a su hija la historia de la que habían estado hablando esa se-
mana en el culto familiar: la historia de Josué y el cruce del Jordán
junto a los israelitas. Larry había enfatizado que las aguas del río no
se dividieron hasta que los sacerdotes con el arca del pacto se intro-
dujeron en el agua. Debían con esto demostrar su fe.
-Debbie -concluyó-, no le hemos demostrado a Jesús que
creíamos que detendría la lluvia, ¿o sí?
-¿Y cómo podemos hacer eso, papi? -preguntó extrañada.
-Vamos a orar de nuevo, y esta vez, cuando hayamos termina-
do, nos iremos a casa.
Mientras Debbie oraba, sus padres se le unieron en silencio,
'ansiosos de que Dios honrara la tierna fe de la niña. Cuando abrie-
ron los ojos, la tormenta todavía estaba ahí. Tomándose de la mano,
caminaron hacia la entrada.
"Al salir del refugio -escribió Larry-, unas pocas gotas deben
habemos caído encima; no recuerdo ninguna. Directo en frente de
nosotros había un sol brillante. La tormenta continuaba a la derecha
y a la izquierda. Mirando hacia arriba, vimos que la nube sobre no-
sotros tenía una depresión con la forma de una herradura".
La semilla de la fe que Debbie obtuvo de esta experiencia, cre-
ció y dio frutos años más tarde, cuando Larry enseñaba en Tallahas-
see, Florida. Ese mes, el presupuesto familiar estaba ajustado, y por
la mañana, antes del culto matutino, Larry le pidió a la familia que
fueran extremadamente cuidadosos hasta el día del pago. Debbie
pasó el resto del día con una amiga, y esa tarde Larry fue a hacer
una diligencia al otro lado del pueblo. Se dirigía a casa por un cami-
no solitario cuando de pronto, poco antes de llegar, un trozo de pa-
pel verde se le cruzó volando por delante. Deteniéndose, retrocedió
y descubrió que se trataba de un billete de diez dólares. Agradecido,
siguió su camino.
Al anochecer, cuando Debbie regresó de la casa de su amiga,
86 PASIÓN POR LA ORACIÓN
Larry le preguntó:
-Debbie, adivina lo que me encontré hoy.
Sin inmutarse, Debbie respondió:
-Papi, encontraste diez dólares.
¿Cómo pudo saberw?, pensó Larry. Hizo un rápido repaso mental
de las actividades del día, pero no encontró ninguna respuesta.
-Señorita -preguntó-, ¿cómo sabía usted que yo había encon-
trado ese dinero?
Con la candidez de una niña para quién esto no era gran cosa,
ella respondió:
-En el culto de esta mañana, le pedí a Jesús que te ayudara a
encontrar diez dólares.
Hoy, el pastor Stephens enseña en la Academia de F orest Lake,
en Apopka, Florida.
*******
¿Es que Dios también remienda ropas? Bueno, quizás a veces.
Betsy Rubsamen, de Texas, cree en los milagros. Estos son, dice ella,
cosas imposibles que de todas formas suceden. A continuación su
historia:
"Me gustaría contarles acerca de un milagro que sucedió mien-
tras estaba preparando a mi hija Ann para ir a la universidad. Espero
que puedan aceptarlo como una muestra de la preocupación de
Dios por nosotros, aún en aquellas cosas que parecen ser los detalles
más ínfimos de nuestras vidas.
"Una tarde, Ann y yo salimos de compras en busca de ropa para
la universidad y sucedió que encontramos un vestido que nos pare-
ció perfecto. No obstante, mirándolo más de cerca, descubrimos un
corte de tijera cerca de la costura izquierda. Decidimos comprarlo
de todas maneras, creyendo que podría repararlo lo suficiente co-
mo para que pasara una inspección. Al llegar a casa, lo volví a exami-
nar y decidí que sacaría un poco de material del dobladillo para par-
char el corte. Lo dejé a un lado, pensando que a la mañana siguiente
realizaría mi pequeño proyecto.
"Al otro día no pude encontrar el corte. Sintiéndome muy torpe
y hasta un poco ciega, me dirigí al cuarto de Ann para pedirle que
EL FACTOR INESPERADO 87
*******
*******
A los Toppenberg también les gustaba viajar. Tenían una casa
rodante, de color verde y crema, y 6,60 m de largo, que les había
dado muchos buenos momentos. Se había convertido en parte esen-
EL FACTOR INESPERADO 91
*******
Para terminar, dos historias de "objetos perdidos". La primera
es de la Sra. Edith Roper, de College Place, Wáshington. Cuando su
hijo Don tenía 12 ó 13 años de edad, ellos vivían en Portland, Ore-
gon. Su esposo era el pastor de la Iglesia Adventista Tabernáculo en
ese lugar, pero aquel día él había ido a una reunión ministerial en
College Place, Wáshington. Don y Edith decidieron conducir a lo
largo del río Columbia hasta un área por encima de las Cataratas de
Multnomah, y pasear por unos momentos por la zona. En el lugar
EL FACTOR INESPERADO 93
CAPITUlO VIII
Abriendo corazones
por medio de la oración
95
96 PASIÓN POR LA ORACIÓN
frutas también.
-He escogido algo de la mejor fruta para usted -dij<r, porque
soy de aquí y se qué es lo mejor. Ella sacó algunas cosas de su bolsa y
lo convenció de que ya tenían suficiente.
Ruthie sospechaba que no tenía suficiente dinero para pagar.
Cuando le preguntó al cajero: "¿Sería posible que me aceptara un
cheque?", este se hizo para atrás y soltó una carcajada. En un tono
condescendiente, dijo:
-No aceptamos cheques aquí. ¿De dónde es?
-De Michigan.
-Bueno, esto es Florida, y no aceptamos cheques, pero; .. voy a
aceptar el suyo. ·
Mientras que el chofer observaba con la boca abierta, Ruthie
escribió el cheque, recogió sus frutas y regresó al taxi. Aún antes de
cerrar su puerta, el chofer se dio vuelta hacia Ruthie y dijo:
-Señora, usted tiene suerte.
-No, eso no fue suerte. Es que oré.
-Bueno, yo también oro, pero mi vida se está derrumbando.
Ruthie oró al tiempo que hablaba.
-Cuando llegamos a los valles de nuestra vida -y todos los tene-
mos, y a veces ellos parecen muy profundos-, Dios está ahí diciendo:
"Todavía te amo, me preocupo por ti, tengo un plan para tu vida,
puedes confiar en rm"'~
-¿Sabe qué? -respondió el chofer-, mi madre era una mujer de
· oración. Ella era adventista del séptimo día, al igual que mí papá y
mi hermano, y yo ~bién solía serlo. Estuve en el ejército, y en
tres ocasiones casi pierdo la vida. Le prometí al Señor que si me
mantenía vivo y sano, yo viviría una vida cristiana, y él estaría al
control. Pero ... en realidad no sé que sucedió. Fue algo sutil. Me
casé, y éramos tan ,felkes, y al parecer la tentación fue. pensar:
"¿Quién necesita de Dios?" Las cosas iban marchando bien. Me pa-
reció que podría lograrlo con mi propio esfuerzo, pero lentamente
mi vida se fue desenmascarando, y no pude detenerme.
"Ahora estoy divorciado, y rara vez puedo ver a mi dos hijas.
Tengo tres trabajos para tratar de subsistir. Nada me resulta. Mi vida
se está derrumbando. Pero justo anoche me arrodillé junto a la ca-
ma, y dije: 'Señor, una vez tuve una relación contigo, y alguien debe
98 PASIÓN POR LA ORACIÓN
todavía estar orando por mí'. Le conté al Señor de este pecado que
tengo en mi vida y que pensaba que jamás podría dejar. Se lo entre-
gué a él anoche. Le di todo a Dios".
El taxista miró a Ruthie por el retrovisor, con gruesas lágrimas
que corrían por sus mejillas, y preguntó:
-¿Por qué estoy llorando?
-Bueno, es un gran momento para nosotros dos. Dios ha arre-
glado las cosas para que nos encontremos hoy.
-Apenas anoche hice esa oración, y aquí está usted, diciéndo-
me que Dios me ama.
-Señor, hay algo más que necesito decirle.
-¿Qué será?
-Soy una adventista del séptimo día.
-¡No!
-¡Sí!
Sosteniendo el volante con una mano, estiró la otra para estre-
char la mano de su nueva hermana en Cristo.
Durante el resto del camino al aeropuerto hablaron acerca de
Dios y cuán fiel es él, y cómo es que tiene un plan B cuando echa-
mos las cosas a perder.
Antes de despedirse, Ruthie preguntó:
-¿Puedo orar con usted?
-Me encantaría -dijo él.
Juntos, le agradecieron a Dios por su grandeza. Y luego discu-
tieron acerca de la tarifa. •
-Una cosa no he de hacer -dijo el hombre-, y es no aceptar di-
nero alguno de su parte esta mañana.
-Pero el Señor ha provisto para esta tarifa, y él quiere que lo
reciba -Ruthie contestó.
Finalmente lo aceptó. Luego tomó sus bolsas con frutas, consi-
guió una caja y las empacó con cuidado. Se dieron la mano y se des-
pidieron.
Momentos después, mientras se encontraba en la fila para em-
barcar su equipaje, Ruthie sintió que alguien tocaba su hombro.
-Tengo que decirle una cosa más -dijo el taxista-. Este el día
más feliz de mi vida.
La obsesión de Ruthie por frutas le fue dada por Dios. Pero, en
ABRIENDO CORAZONES POR MEDIO DE LA ORACION 99
*******
Ruthie ha estado auspiciando conferencias juveniles de oración
alrededor de los Estados Unidos, con resultados sorprendentes. Los
adolescentes lideraron en éstas. La oración los hace intrépidos.
Cerca de 400 adolescentes y varios centenares de adultos asis-
tieron a una de estas conferencias. Un joven de unos 16 años se paró
frente al púlpito y dijo:
-Antes de predicar mi sermón, tengo un mensaje para ustedes
del Señor.
En ese instante, algunos en la audiencia comenzaron a sentirse
incómodos.
-Ustedes, los adultos, tienen toda la educación y la experiencia,
la comprensión de la comunidad, y ustedes saben lo que funciona y
lo que no. Nosotros, los jóvenes, tenemos la energía, y la fe, y la
disposición. Así como yo lo veo, hay una gran obra por hacer, y no
pueden hacerla sin nosotros, y nosotros no podemos hacerla sin us-
tedes. Así es que vamos a unimos. Ahora, eso fue de parte del Señor.
El resto es mío.
Aquí estaba un joven tan seguro de su relación con el Señor,
que hasta sabía la diferencia entre lo que provenía de él y lo que
provenía de Diqs. Y no tenía miedo de contarlo en público. Estos
jóvenes, a través de la confianza en la oración personal, han empeza-
do a establecer un registro de huellas en el ministerio que muchos
adultos experimentados desearían.
En abril de 1995 se realizó una conferencia de oración y minis-
terio en Paradise, California. Un grupo de estudiantes de la escuela
secundaria local había participado de un reciente viaje misionero a
Guatemala. Como resultado de aquel viaje, los muchachos habían
comenzado voluntariamente a observar ciertas disciplinas espiritua-
les entre las que se contaba la oración diaria y el estudio de la Biblia.
Los muchachos se trazaron las pautas para ellos mismos: un mínimo
100 PASIÓN POR lA ORACIÓN
*******
La oración da poder a la gente. La única cosa a la que debemos
temer, como lo dijo Franklin Roosevelt, es al temor mismo. La ora-
ción arma a los hijos de Dios del valor necesario para testificar,
rompe barreras, transforma piedras de tropiezo en peldaños y abre
corazones cerrados, haciéndolos receptivos a la cercanía de Aquel a
quien pertenecen.
La simple sugerencia de una oración puede ser un poderoso
puente hacia el corazón. Una manera efectiva de hacer esto es pre-
guntarle a la persona: "¿Puedo orar por usted esta semana?" Muy
pocas personas se sentirán ofendidas de que alguien quiera orar por
ellas. A menudo ellas abren sus corazones y te dan confianza.
Un domingo, durante un desayuno de oración en una confe-
rencia en Cohete Springs, G~orgia, el moderador pidió testimo-
nios. Un pastor de Alabama -al que llamaremos Red- se puso en
p1e.
-El año pasado estuve aquí -dijo-, y usted nos animó a encon-
trar un compañero de oración, alguien con quien tuviésemos mu-
cho en común. Así que encontré a otro pastor de Illinois, a quien
nunca antes había visto. Los dos nos hicimos compañeros y muy
ABRIENDO CORAZONES POR MEDIO DE LA ORACIÓN 103
buenos amigos.
Red continuó relatando cómo ellos habían sugerido y seguido
un plan de oración mutua, todos los días, orando juntos una vez a la
semana. Sin embargo, hubo una semana en la que Red estaba te-
niendo un momento difícil en su ministerio. Algunos de sus miem-
bros lo estaban criticando, y él estaba desanimado.
Ese sábado de mañana se levantó y pensó: Voy a llamar a mi pri-
mer anciano y le diré que no me siento bien. Le pediré que tenga el seroicio
hoy. Él racionalizó que necesitaba el descanso.
Justo en ese momento sonó el teléfono. Era su compañero de
oración en Illinois. Red descargó toda la carga de su dolor sobre su
amigo, quien entendió la situación puesto que estaba enterado de
las circunstancias. El otro pastor empezó a orar con y por Red,
agradeciendo a Dios poi todas las formas en las que él había usado a
Red desde que inició su ministerio, por todas las vidas que había to-
cado. Alabó a Dios por la forma en que su propósito estaba revelán-
dose todavía, y le agradeció por lo que Dios iba a hacer esa mañana
a través del ministerio de Red.
Al momento de colgar, Red estaba ansioso por meterse de un
salto en la ducha y salir rumbo a la iglesia ¡para ver lo que el Señor
estaba por hacer a través de él ese día!
Las Escrituras nos dicen: "Porque donde están dos o tres con-
gregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos" (Mat.
18:20). "Y si alguno prevaleciere contra uno, dos le resistirán; y cor-
dón de tres dobleces no se rompe pronto" (Ecl. 4:12). Deuterono-
mio 32:3(:) dice que mientras que un hombre puede perseguir a mil,
dos pueden ahuyentar a diez mil. El compañerismo es una impor-
tante forma de multiplicar el poder de la oración.
Aún las personas desconocidas están a menudo abiertas ante la
sugerencia de una oración. ¡Cuánto nos perdemos al no interactuar
con personas a las que no conocemos! Doquiera en derredor de no-
sotros hay individuos sin esperanza quienes, no obstante, están más
abiertos a la salvación de lo que pensamos. Un pequeño empujón
de nuestra parte los traería al reino. Existen mil maneras simples en
las que podemos entregar y compartir nuestras bendiciones con
otros. Si el Espíritu Santo nos está guiando, nuestra interacción con
los otros tendrá cqnsecuencias eternas.
104 PASIÓN POR LA ORACIÓN
*******
Lo~ participantds de estas conferencias de or~ción hacen más
que simplemente or~r. En las conferencias de mayor duración, em-'
plean un día entero en el ministerio, o medio día en las conferencias
más cortas. A las personas se les pide que participen en aquello en
que se sientan cómodos. Algunos de los muchachos visitan hospita-
les, otros van a hogares de niños. Algunos participan de la "camina-
ta de oración" en las comunidades más grandes. Cuando pasan por
ABRIENDO CORAZONES POR MEDIO DE LA ORACIÓN 105
con oracton
*******
El pedido de oración más frecuente que Lonnie recibe en La
Voz de la Profecía tiene que ver con seres queridos que se han aleja-
do. Este ha sido un problema serio a lo largo de la historia cristiana.
Con frecuencia escuchamos desalentadoras estadísticas acerca del
porcentaje de jóvenes que dejan la iglesia. (A menudo se olvida des-
tacar que algunos de estos pródigos más tarde regresan, aunque es
dificil poder obtener datos respecto a ellos.)
Existe un remedio.
Puede ser que no hayas acumulado el tiempo de oración que el
bisabuelo de Dobson acumuló para sus hijos, pero nunca es dema-
siado tarde para empezar. De hecho, nunca es demasiado temprano
tampoco. Si todavía no tienes hijos, empieza a orar por tus futuros
hijos. Abre una cuenta bancaria de oración en el cielo por ellos.
He aquí varias promesas que puedes reclamar para tus hijos. La
primera se encuentra en Isaías 44:3: "Porque yo derramaré aguas
sobre el sequedal, y ríos sobre la tierra árida; mi Espíritu derramaré
sobre tu generación, y mi bendición sobre tus renuevos".
Si tienes hijos, no dejes que el Señor descanse en paz hasta que
te conceda esta promesa. Desañalo a llevarla a cabo. En Escocia, a
principios del siglo pasado, un grupo de ancianos en una iglesia de
campo sacudieron las puertas del cielo con la promesa de Isaías
44:3, por interminables horas, decididos a no parar hasta que obtu-
vieran respuesta a su oración. De pronto, alrededor de las 3:00 de la
CUBRE ATUS SERES QUERIDOS CON ORACIÓN 109
*******
Hudson Taylor era un hombre joven de cabeza dura, que tenía
una madre que oraba. En cierta ocasión ella se ausentó de la casa
por varias semanas, de visita en casa de unas amigas. Un sábado de
tarde sintió una preocupación especial por su único hijo. Dejando
por un momento a sus amigas, se fue a orar sola por la salvación de
Hudson. Pasó varias horas sobre sus rodillas, hasta que su corazón
fue repentinamente inundado con la gozosa seguridad de que Dios
había respondido sus oraciones. ·
Mientras tanto, en casa, Hudson, un tanto aburrido, había esco-
gido al azar un libro de la biblioteca de su padre. A medida que leía,
CUBRE ATUS SERES QUERIDOS CON ORACIÓN 111
contigo lo mismo que hizo con Hudson Taylor. Por supuesto, Dios
no siempre nos da la respuesta que queremos. ¿Oró alguna vez Tay-
lor por algo que no recibió? ¿Fue todo siempre color de rosas para
él? De ninguna manera. En 1900, cerca de 200 misionero~ protes-
tantes y sus hijos fueron martirizados en la Rebelión de los Boxer,
junto a miles de cristianos chinos. Durante esta feroz insurrección,
muchos de los conversos de Taylor fueron masacrados y sus estacio-
nes misioneras fueron quemadas, a pesar de las oraciones de éste.
Una cosa que esto sugiere es que Dios prefiere salvar vidas an-
tes que edificios, y que su objetivo principal es salvar personas. En
otras palabras, siempre es la voluntad de Dios reclamar el alma de
un ser querido para su reino eterno, y él moverá el cielo y la tierra
para hacerlo. Pero no siempre es su voluntad mantenerlos con vida
aquí en la tierra. Aprendemos esto también del libro de Job.
Job, un hombre justo, intercedía por sus hijos a diario. Job 1:5
dice: "Y acontecía que habiendo pasado en turno los días del convi-
te, Job enviaba y los santificaba, y se levantaba de mañana y ofrecía
holocaustos conforme al número de todos ellos: Porque decía Job:
Quizá habrán pecado mis hijos y habrán blasfemado contra Dios en
sus corazones. De esta manera hacía todos los días".
·Cada día, él los cubría con la sangre del Cordero, algo que todo
creyente debiera hacer cada mañana por cada uno de los miembros
de su familia, invocando la sangre de Jesús sobre ellos. Pero esto no
evitó que todos sus hijos murieran, en un mismo día (vers. 19). Pero
ellos fueron cubiertos con la sangre. ·
Job luchó contra la injusticia de todo esto, reclamó a Dios y ro-
gó en vano ser librado de sus aflicciones. Pero los cielos parecían de
bronce.
Dios no respondió hasta que Job nuevamente se encontró a sí
mismo intercediendo por otros: esta vez, por sus poco atin~dos ami-
gos. "Y quitó Jehová la aflicción de Job cuando él hubo orado por
sus amigos; y aumentó al doble todas las cosas que habían sido de
Job" Gob 42:10). Recuerda, si satisfacemos las necesidades de Dios, él sa-
tisfará las nuestras.
*******
CUBRE ATUS SERES QUERIDOS CON ORACIÓN 113
vez que oraba se levantaba de sus rodillas con la paz de que Dios es-
taba compartiendo su carga y había escuchado su llanto.
Un día, su hijo adolescente Christopher dijo:
-Necesito pedirte dinero prestado.
Lo que ella pensó fue: Si nuestros hijos tan sólo devolvieran todo el
dinero que ya les hemos prestado, ¡seríamos ricos! Peto lo que dijo fue:
-¿Para qué quieres pedir prestado este dinero?
-Hay un nuevo casete cristiano que tiene una canción que habla
sobre volver al Dios que todavía te ama y regresar a las personas
que todavía se preocupan por ti, y quiero comprarlo para enviárselo
a Ginger.
Recuerda que Ginger nunca llamaba a casa. Toda vez que te-
nían contacto, era porque mamá, papá o Chris hacían la llamada.
De modo que le dio el dinero, y él le envió el casete a Ginger. ·
A las pocas semanas sonó el teléfono. J eannie contestó. Era
Ginger.
-Mamá, he estado pensando y quizás me gustaría ir a casa y
conseguir un trabajo allí.
El corazón deJeannie dio un salto, y su mente subió de revolu-
ciones. Lanzando una oración al cielo por ayuda divina, decidió que
actuaría con calma, sin ser insistente ni demostrar ansiedad.
-Querida, estaríamos felices de tenerte en casa con nosotros.
Ginger dijo que arreglaría lo de su trabajo actual y nos avisaría
cuando estaría en casa.
"Pensé que había hecho una muy buena actuación, aparentando
un aire de normalidad -diría más tarde-, pero llegué a danzar por
toda la casa diciendo '¡Sí! ¡Sí!', porque sabía que Dios estaba obran-
do".
Ginger llegó a casa. La familia experimentó algunos momen-
tos de tensión, pero Jeannie y su esposo se mostraron comprensi-
vos y la apoyaron. Un día, de repente, Ginger dijo:
-Mamá, ¿en qué momento tienes tu culto personal? Yo sé que
la oración y el estudio de la Biblia son parte importante de tu vida,
pero nunca te veo. ¿Cuándo lo haces?
-Bueno -respondió su madre-, la razón por lo que no me ves es
porque es muy privado y personal, y por lo general tengo mi tiempo
CUBRE ATUS SERES QUERIDOS CON ORACIÓN 115
*******
Tenemos un acceso inmediato a una vasta reserva de poder ili-
mitado, gracias a la oración. Podemos reclamar esas promesas. Pasa
tiempo en oración. Si no puedes hacerlo de rodillas, entonces ora
caminando. Pero "orad sin cesar" (1 Tes. 5: 17). Recuerda que el
texto no dice: "Oren sin pausa", sino: "Nunca dejen de orar". Dios
nos está llamando a una vida de oración persistente. Me gusta la
manera en que Winston Churchilllo expresó, en quizás uno de los
discursos más breves de la historia. La reunión se estaba pasando
del tiempo destinado a ella aquel día, por lo que el gran orador deci-
dió abreviar gran parte de su discurso. Es un consejo muy impor-
tante para los intercesores. "Nunca se entreguen -dijo él-. Nunca,
nunca, nunca, nunca".
Ron Mehl, en su libro Surprise Endings [Finales sorprendentes -
Multnomah, 1993], cuenta la historia de la notable respuesta a una
oración intercesora. Roger Simms había recién salido del ejército y
estaba deseoso de quitarse el uniforme de una vez por todas. Cami-
naba junto a la carretera cargando su pesada mochila militar. Ha-
ciéndole señas a un automóvil que se acercaba para que lo llevara,
perdió toda esperanza cuando vio que era una reluciente limusina,
tan nueva que tenía una licencia temporaria en el vidrio trasero, difí-
cilmente el tipo de auto que llevaría a un mochilero.
Sin embargo, para su sorpresa, el vehículo se detuvo y la puerta
de pasajeros se abrió. Corrió hasta ella, puso con cuidado su equipa-
je en el asiento de atrás, y se sentó adelante, en un asiento tapizado
en cuero. La amistosa sonrisa de un bien parecido hombre mayor,
118 PASIÓN POR LA ORACIÓN
Derribando fortalezas
espirituales
120
DERRIBANDO FORTALEZAS ESPIRITUALES 121
*******
Estamos lastimosamente desprevenidos ante las fuerzas contra
las que de verdad luchamos. Satanás nos arrulla para que durmamos
plácidamente, para que no usemos nuestras armas contra él. Él sabe
cuán poderosas son ellas, ¡aún cuando nosotros lo ignoramos!
Mientras tanto, las fuerzas del mal están en marcha.
Peter Wagner, en su libro Prayer Shield [Escudo de oración],
cuenta la historia de un fascinante encuentro, a bordo de un avión,
con un integrante de las fuerzas del enemigo. J ohn Vaughan es un
pastor bautista, profesor universitario y editor de la Revista tk la So-
ciedad Norteamericana para el Crecimiento de Iglesia [Journal of the
North American Society for Church Growth]. Se encontraba via-
jando desde Detroit a Boston, para dirigir un seminario para pasto-
res. Durante el vuelo notó que su compañero de asiento inclinó la
cabeza y comenzó a mover los labios como si estuviera orando. Una
vez que hubo terminado, el pastor Vaughan le preguntó:
-¿Es usted cristiano?
El hombre pareció estremecerse ante la pregunta y dijo:
-Oh, no. Usted se equivocó conmigo. No soy cristiano. De he-
cho, ¡soy satanista!
Cuando John le preguntó por qué cosas estaba orando como
satanista, el otro hombre respondió:
-¿De verdad quiere saberlo?
John asintió.
-Mi atención primaria está dirigida hacia la caída de los pasto-
res cristianos y sus esposas en Nueva Inglaterra -respondió el sata-
nista.
Luego le preguntó al pastor sobre el propósito de su visita a
Boston.
Después que éste le contara acerca de su ministerio en favor
del reino de Dios, ¡el satanista indicó que necesitaba retomar a lo
que estaba haciendo!
Bill McRae, vicerrector del Seminario Teológico de Ontario,
12 4 PASIÓN POR LA ORACIÓN
*******
Asaltar el infierno no involucra, por lo general, el orar en contra
de máquinas. Con más frecuencia tiene que ver con la oración por
personas. Personas específicas.
Wesley Deuwel, en su libro Mighty Prevailing Prayer [La pode-
126 PASIÓN POR LA ORACIÓN
*******
¿Qué tipo de promesas reclamó Loren Nelson para ganar esas
86 almas para el Señor? No lo sabemos. Pero consideremos una de
las promesas más poderosas de la Biblia. La espada del intercesor,
que aparece en 1 Juan 5:14 y 15: "Y esta es la confianza que tenemos
en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos
oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sa-
bemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho".
Piensa en esto. ¡Como si fuera un cheque en blanco del Banco
del cielo! Y luego Juan da la aplicación. Él no está hablando de orar
pidiendo lujos, sino en favor de gente. "Si alguno viere a su hermano
cometer pecado que no sea de muerte, pedirá, y Dios le dará vida;
esto es para los que cometen pecado que no sea de muerte" (vers.
16). ¡Qué promesa más poderosa!
Ahora, es verdad que la oferta se extiende dentro de ciertos lí-
mites. No podemos obtener perdón por "el pecado que lleva a
muerte", el pecado imperdonable contra el Espíritu Santo. Pero
dentro de esta limitación, podemos en verdad confesar los pecados
de alguien que no se preocupa lo suficiente como para orar por sí
mismo, y así obtener perdón para esa persona.
Cuando Israel se rebeló, Moisés le pidió a Dios: "Perdona aho-
ra la iniquidad de este pueblo según la grandeza de tu misericordia,
y como has perdonado a este pueblo desde Egipto hasta aquí. En-
tonces Jehová dijo: Yo lo he perdonado conforme a tu dicho"
(Núm. 14:19, 20). Abraham intercedió por Sodoma (Gén. 18). Da-
niel oró por perdón en el nombre de Jerusalén (Dan 9:15-19).Job
ofreció sacrificios por los pecados de sus hijos Oob 1:5). Más tarde,
J oh tuvo que inter~der en favor de sus tres amigos antes que Dios
los aceptara Oob 42:7-10). Santiago 5:15 dice: "Y la oración de fe
salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido peca-
dos, le serán perdonados". Otra vez, aquí, se nos dice que las oraciones
de terceros pueden perdonar el pecado. "Por lo tanto -continúa
Santiago-, confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por
otros para que seáis sanados" (vers. 16). Dios nos ha dado autoridad
intercesora para salvar almas para su reino.
12 8 PASIÓN POR LA ORACIÓN
*******
Tim estaba ministrando en Brasil, en septiembre de 1992,
cuando experimentó una notable respuesta a una oración interceso-
130 PASIÓN POR LA ORACIÓN
*******
La oración intercesora funciona. Además de tus seres queridos,
¿a quién está poniendo el Señor en tu mente para que ores en este
mismo instante? ¿Quién necesita de tus oraciones? ¿Qué de tus líde-
res espirituales? ¿Tus colegas? ¿La gente con la que comes? ¿La
gente de la que compras cosas? ¿Qué de tu médico o algún otro
profesional asociado? ¿Y qué de aquella madre soltera con sus hi-
jos? ¿Y tu vecino?
Una persona por la que necesitas orar es tu pastor. Puede ser
que alguien allá afuera esté apuntando a tu pastor con los poderes de
las tinieblas, buscando su caída. Pablo, en repetidas ocasiones, les
pidió a sus conversos que oraran por él (Rom. 15:31; Efe. 6:20; Col.
4:4; 2 Tes. 3:1, 2). Con seguridad, tu pastor necesita el escudo de
tus oraciones tanto como Pablo.
¿Por qué Santiago, el apóstol, fue asesinado por Herodes, pero
Pedro fue milagrosamente librado de sus cadenas (Hech. 12)? No
podemos saberlo, pero es posible que el primer martirio tomara a
los cristianos por sorpresa, antes de que hubiesen pensado en orar.
La segunda vez, sin embargo, ellos estaban preparados, y sus ora-
ciones unidas concretaron la liberación de Pedro. Nuestros líderes
necesitan de nuestras oraciones.
¿Quieres un nuevo pastor? Simplemente empieza a orar por el
actual. Dios lo bautizará con tanto poder, que alguna iglesia más
grande vendrá y te lo quitará de las manos. Si quieres hablar de tu
pastor, háblale a Dios. Ora por él todos los días, no sólo una vez a la
132 PASIÓN POR LA ORACIÓN
Oraciones incendiarias
133
1'34 PASIÓN POR LA ORACIÓN
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Cuando le piden que haga una presentación, si el piano es uno
vertical, él accederá sólo con resistencia. N o hay mucha alegría o
satisfacción en esforzarse por toear un piano vertical. Pero en un
piano de cola, bien afinado, de magnífica calidad, él puede pasar ho-
ras y horas tocando sin cansarse. No sÓlo la calidad del sonido es
más rica, sino la misma ejecución es superior en sí, debido a la re-
troalimentación inspiradora.
Dios es así también. Él es un maestro de la música; nosotros
somos sus instrumentos. Debemos permitirle mantene!Dos entona-
ORACIONES INCENDIARIAS 139
dos, sí queremos sentir sus dedos rozando las teclas de nuestras vidas
de manera que alimenten a otros espiritualmente. A Dios le produce
poco gozo tocar a alguien que, sonando como bronce y címbalos
resonantes, está fuera de tono. Dios puede hacer música, si se lo im-
ploras, en un viejo y desgastado piano vertical. Pero ¡ah, que increí-
ble poder, qué sinfonía de alabanza, cuando Dios encuentra un pia-
no de concierto de alta calidad!
Evan J. Roberts era uno de estos pianos de concierto.
¿Cómo se convierte uno en un piano tal para Dios? Simple-
mente queriéndolo con las suficientes ganas como para pagar el
precio en oración. Toda su vida, Roberts había tenido hambre de
hacer más por Jesús. Como niño le gustaba orar y leer su Biblia.
Asistía a la iglesia cinco noches a la semana. Desde los 13 años,
mientras trabajaba en las minas de carbón, Roberts oraba para que
Dios enviara un reavivamiento a Gales. En ocasiones, se saltaba las
comidas para orar y, con frecuencia, se levantaba a medianoche para
rogar por un reavivamiento.
Por favor, recuerda que no puede haber ninguna duda en cuan-
to a obtener el favor de Dios. La iniciativa no está en los seres hu-
manos, sino en Dios. Es él quien escoge a un instrumento y pone
dentro de su corazón un anhelo por la salvación de otros. Sin em-
bargo, podemos pedir ser escogidos.
A la edad de 26, Roberts dejó su trabajo como minero y se fue a
preparar para el ministerio en un Colegio en Newcastle. Cuando el
evangelista presbiteriano Seth Joshua inició una serie de reuniones
de reavivamiento en los alrededores, en el año 1904, se llevó a Ro-
berts y a otros 20 jóvenes con él. Un día, Joshua oró: "Oh, Señor,
dobléganos", y el Espíritu Santo le dijo a Roberts: "Eso es lo que
necesitas". Roberts oró: "Señor, ¡doblégame!" Aquel día, después de
13 años de oración, Roberts recibió un poderoso bautismo del Espí-
ritu Santo. Desde ese momento, se convirtió en una antorcha en-
cendida de Dios.
Anteriormente aprendimos que no deberíamos vacilar en pe-
dirle a un gran rey grandes regalos. Roberts no vaciló. Imploró al
Señor por 100.000 almas, y Dios le dio la seguridad de que sus ora-
ciones serían respondidas.
¿Pero cómo iba Dios a convertir 100.000 almas, muchas de las
14 O PASIÓN POR LA ORACIÓN
*******
Necesitamos un reavivamiento en nuestras iglesias en la forma
más urgente. Pero esto tiene un precio. El precio de un reaviva-
miento es la oración. Se requiere de una oración persistente y unida
para producirlo. Dios ha prometido: "Si se humillare mi pueblo, so-
bre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y
se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los
cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra" (2 Crón. 7:14).
¿Cuánto te gustaría que Dios iniciara un reavivamiento en tu
iglesia? ¿Podría Dios hacer por nosotros lo que hizo en Gales en
1904? Mejor aún, ¿podría él hacer por nosotros lo que hizo con los
cristianos en el Imperio Romano durante los días del libro de He-
chos? Bueno, él podría si oráramos como ellos lo hicieron. El libro
de Hechos tiene más referencias a la oración que cualquier otro li-
bro de la Biblia. La primera de ellas es muy sucinta: "Todos éstos
perseveraban unánimes en oración y ruego" (Hech. 1:14). Esa es la
condición. Ese es el precio del reavivamiento.
En Juan 20:21 encontramos a Jesús impartiendo su Espíritu
Santo sobre los discípulos. Jesús dice: "Como me envió el Padre, así
también yo os envío. Y habiendo dicho esto, sopló y les dijo: Recibid
el Espíritu Santo". Este fue un adelanto de la plenitud del Espíritu
que sería derramado sobre la iglesia en el Pentecostés. En el Antiguo
Testamento sólo los profetas, sacerdotes y reyes recibieron el Espíri-
tu Santo. Pero en la era del evangelio, éste es derramado sobre hijos
e hijas; siervos y siervas, carniceros, panaderos y fabricantes de velas.
Gente común como tú y yo. Dios dice a cada uno de nosotros hoy:
"Como me envió el Padre, así también yo los envío". Él está espe-
rando, en este mismo instante, para introducir en tu alma su gentil
aliento como un adelanto de la poderosa tempestad de poder que
está por venir. ¿Estás listo para recibirlo?
EnJeremías 33:3, Dios dice: "Clama a mí, y yo te responderé, y
te enseñaré cosas grandes y ocultas, que tú no conoces". Clama a
144 PASIÓN POR LA ORACIÓN
mí. Estoy esperando. Apaga el televisor y quita el polvo del altar fa-
miliar. Oren juntos, unánimes y en un mismo espíritu, y obsérvenme
hacer cosas inimaginables. Obsérvame abrir mi oculto tesoro y ver-
ter ríos de recursos que nunca imaginaste que existían. Obsérvame
abrir puertas cerradas y destruir fortalezas y destrozar las puertas
del infierno. Obsérvame encenderle fuego a la iglesia para quemar
vastas extensiones de territorio enemigo. Obsérvame crear un nuevo
futuro para tu vida y tu congregación. Tan sólo clama a mí. Busca mi
rostro. Aquí estoy. Esperando.
¿Por qué no dejar que tu iglesia sea el comienzo del siguiente
gran reavivamiento de Dios? Si te gustaría ver que eso suceda, en-
tonces ora. De a uno, de a dos, en pequeños grupos, esta semana, la
semana siguiente, el año próximo, ora como nunca has orado antes.
Deja a un lado las rebuscadas discusiones teológicas y ora sin cesar.
Ora a tiempo y fuera de tiempo. Ora como si tu vida dependiera de
esto. Ora como si no hubiese un mañana. Ayuna y ora hasta que es-
cuches el sonido de una lluvia abundante. Ora hasta que Dios envíe
el poderoso e impetuoso viento. Ora hasta que caiga fuego. Tan sólo
ora. Y reclama la sublime promesa de Mateo 21:22: "Y todo lo que
pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis".
CAPÍTUlO XII
145
146 PASIÓN POR LA ORACIÓN
bían estado separados entre sí, fueron hechos uno en Cristo, y los
pecadores fueron convertidos a Dios" (Uriah Smith, en Review &
Herald, 6 de diciembre de 1892).
Otro informó: "Amigos a la distancia se alegrarán al enterarse
de la buena obra realizada en el colegio de Battle Creek, durante la
semana de oración que acaba de terminar, el 24 de diciembre de
1892. Jueves y viernes fueron días para ser recordados por mucho
tiempo por aquellos que participaron de estas reuniones en busca
de Dios. Como alguien dijo: 'Parecía como si una bendición estaba
colgando sobre nuestras cabezas lista para ser derramada, pero algo
la impedía'. El jueves, las nubes se desvanecieron, el espíritu de
confesión se apoderó de maestros y pupilos por igual. Fue algo ge-
nuino y de todo corazón. Las faltas pendientes desde hacía mucho
tiempo fueron confesadas, y los corazones angustiados no pudieron
seguir soportando la carga que les impedía su entrega libre y com-
pleta. Algunos habían criticado a sus profesores y habían opinado
sobre cada persona que conocían o de la que habían escuchado;
otros confesaron orgullo y egoísmo de corazón; muchos confesaron
infidelidad en los estudios e infracción de reglas, las cuales recono-
cían como buenas y saludables. Algunos profesores decían no haber
buscado a Dios como debían antes de entrar a clases, y con profunda
humildad cada uno pidió perdón a aquellos que habían sido afecta-
dos negativamente por su conducta o enseñanza" (Malcom Bradley
Duffi.e, en Review & Herald, 10 de enero de 1893).
Cuando Elena de White escuchó las noticias estando en Aus-
tralia, se llenó de alegría. "Me regocijé al oír que el Espíritu Santo
había sido derramado sobre nuestro pueblo en Norteamérica, y he
estado esperando con ansiedad nuevos avances en nuestro país, tales
como los vistos después que el Espíritu Santo descendiera en el día
del Pentecostés" (Manuscript Releases, t. 5, p. 232).
Muy pronto el reavivamiento se esparció hacia otras áreas tales
como Lancaster, Massachusetts. Elena de White describe una reu-
nión realizada en aquel lugar: "La gloria de Dios vino a aquella reu-
nión. Al comenzar la reunión parecía que la gloria de Dios estaba a
punto de caer sobre nosotros, pero no vino sólo sobre unos pocos,
sino que esta vez fue una gigantesca ola que barrió la congregación,
¡y qué momentos de alegría!" (lbíd., p. 234).
148 PASIÓN POR LA ORACIÓN
*******
En el otoño de 1970, un gran reavivamiento se inició en la
Universidad Andrews y se esparció alrededor del mundo en los cír-
culos adventistas.
Ese año, Andrews estaba hirviendo con disidencia, abuso de
drogas y tensiones raciales. Los peinados y el vestuario eran temas
divisivos en el campus. Los roncos cuervos de los año.s 60 habían
llegado para anidar en Andrews.
Ciertos miembros del personal docente y un grupo de estu-
diantes comenzaron a orar por la llegada de un reavivamiento. Antes
de que empezaran las clases, hicieron planes de tener un retiro espi-
ritual en el otoño para todo el campus, en el campamento de Mi-
chiana, involucrando a los líderes estudiantiles y otros. Los estu-
diantes que asistieron ya habían estado estudiando y orando juntos
por un año por lo menos. Estaban empeñados en cambiar el statu
quo.
Los oradores invitados para el retiro fueron E. L. Minchin, H.
M. S. Richards, Jr., y un pastor de 29 años llamado Mike Steven-
son. Este último estaba convencido de que el formalismo, no el fa-
natismo, era el problema de la Iglesia Adventista del Séptimo Día.
Lo que sucedió a continuación ilustra un tema que se repite en
toda la literatura del reavivamiento: éste es provocado con mayor
frecuencia por testimonios -a menudo de laicos- que por la predica-
CÓMO CAPTURAR EL VIENTO !51
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Ahora, he aquí lo curioso. Esto no sucedió en un vacío. Los
vientos del reavivamiento soplaron sobre centenares de colegios y
universidades durante ese año. El primero en ser tocado fue el As-
bury College, en febrero de 1970. Asbury es una institución wesle-
yana que había experimentado grandes reavivamientos en 1905,
1907, 1908, 1915, 1921, 1950 y 1958. Inscrita en la piedra angular
de la iglesia del campus en la que se inició el reavivamiento, se en-
cuentra una cita de Hebreos 12:14: "Seguid... la santidad, sin la cual
nadie verá al Señor".
La mañana del 3 de febrero, los estudiantes se reunieron en la
iglesia de la universidad. Puesto que no había un orador programa-
do, el nuevo presidente del colegio, Dennis Kinlaw, preguntó si al-
guno de los estudiantes tenía algo que quisiese decir. Al cabo de
unos instantes, dos o tres pasaron adelante, y uno de ellos comenzó
a hablar.
Repentinamente, una poderosa convicción se apoderó de toda
la congregación, y los estudiantes comenzaron a fluir hacia el frente.
Otros, que se encontraban fuera de la iglesia, fueron atraídos hacia
el interior de manera espontánea. La confesión de pecados, la re-
CÓMO CAPTURAR EL VIENTO 153
*******
Hay una constante bien sencilla en la mayoría de estos reaviva-
mientos. Ellos comenzaron con la oración de un pequeño grupo de
estudiantes o miembros del personal. Ellos no se iniciaron gracias a
una cuidadosa planificación, alguna música inspiradora o ni siquiera
una grandiosa predicación. Ellos se produjeron gracias a la oración.
Todo lo que el Espíritu Santo necesita es una invitación y un
canal a través del cual pueda actuar.
Tú podrías ser ese canal.
Tus oraciones pueden tener una influencia mucho más podero-
sa sobre el clima espiritual de lo que jamás podrías imaginar. ¿Has
escuchado del efecto mariposa? Los científicos han descubierto que
es imposible, aún en teoría, predecir el tiempo con mucha anticipa-
ción, ya que algo tan pequeño como el aleteo de una mariposa es
capaz de afectarlo. Algunas mariposas pueden iniciar un movimiento
de aire que podría concluir en un frente de mal tiempo.
Así ocurre también en la esfera espiritual. La oración es como
las alas de una mariposa. Tú podrías ser esa mariposa cuyas frágiles
alas de oración podrían echar a rodar una avalancha de poder y, de
este modo, enviar el torbellino de Dios para que pase por tu comu-
nidad. Emocionante, ¿cierto?
Quizás estés pensando: Mí fe es muy endeble. Soy apenas una caña
sacudida por el viento. ¿Sabes lo que el viento puede hacer con una
caña, una que vez que ésta cede y se rinde ante el viento? ¡Es sor-
prendente! En un tornado, algo tan inmaterial como el aire puede
hacer pasar algo tan endeble como una paja a través del corazón de un
roble.
El viento tiene el poder de impartir miedo y quitarlo. Hace
muchos años una tormenta de viento extremadamente fuerte azotó
Ellijay, Georgia, donde Tim se encontraba pastoreando. Apenas
calmada la tormenta, Tim salió a recorrer el pueblo, contemplando
los alambrados caídos y las ramas de los árboles. De pronto se topó
con dos pájaros parados en medio de la acera. Con cuidado condujo
hasta ellos, esperando que volaran en cualquier momento. Pero no
156 PASIÓN POR LA ORACIÓN
Por las necesidades básicas Sal. 34:9 y sigs.; 72:12; 145:15; Isa.
33:16; 41:17 y sigs.; Mat. 6:25-33.
Del amor de Dios Sal. 103:8-17; Isa. 49:15 y sigs.;Jer. 31:3; Rom.
5:8; 8:35-39; 1 Juan 3:1; 4:9-19.
Por perdón Sal. 32:1-5; Isa. 1:18; 43:25; 55:7; Miq. 7:18 y sigs.;
Juan 5:24; 6:37; 1Juan 1:7, 9.
Por fuerzas Sal. 18:32-36; 68:35; lsa. 40:28-31; 41:10; 2 Cor. 12:9;
Fil. 4: 13; Col. 1:11.
158
APÉNDICE 159
Por sanidad Éxo. 15:26; 23:25; Sal. 30:2 y sigs.; 41:1-3; 103:2-5;
107:17-22; 118:17; Isa. 38; 58:8;Jer. 17:14; 30:17; 33:6; Mar.
16:18; 2 Cor. 4:16-18; Sant. 5:13-18.
Por alivio del temor Sal. 4:8; 23:4; 46:1-3; 112:5-8; Prov. 3:24-26;
Isa. 41:13 y sigs.; 44:8.
Por protección Deut. 33:12; Sal. 91; 27:1-5; 34:7, 19; 50:15; Isa:
43:2; Mar. 16:18; Luc. 10:19.
Acerca de las calumnias Job 5:21; Sal. 35; 31:20; 101:5; 120:2; Isa.
50:7; 54:17.
Para que la justicia prevalezca Sal. 103:6; Isa. 42:1-4; Mal. 3:5;
Luc. 18:7 y sigs.; 2 Tes. 1:6 y sigs.
Por libertad Sal. 107:10-16; 146:7; Isa. 51:14; 61:1; Juan 8:31-36;
Rom. 6; 2 Cor. 3:17.
Por paz Sal. 4:8; 119:165; Isa. 26:3; 32:17; Mat. 11:28-30; Juan
14:27; 16:33; Fil. 4:7.
Por gozo Sal. 16:11; 30:5; 64:10; 126:6; Isa. 30:29; 55:12; Juan
15:11; 16:22; 17:13.
Por sabiduría Sal. 111:10; 119:98 y sigs.; 130; Prov. 2:3-11; Jer.
33:3; 1 Cor. 1:30; Efe. 1:17; Sant. 1:5.
Por conducción Sal. 23; 25:8-12; 32:8; Prov. 3:5; Isa. 30:21; Juan
7:17; 8:12; 1 Juan 2:27.
160 PASIÓN POR LA ORACIÓN
Por éxito Deut. 28:13; 30:9 y sigs.; Jos. 1:7-9; Sal. 1:3; 37:4-6;
Prov. 3:1-10; Isa. 58; 48:15.
Para que Dios esté con nosotros Deut. 31:6, 8; Sal. 13 9:7-1 O; lsa.
41:10; Mat. 28:20;Juan 14:18, 23.
Por el Espíritu Santo Joel2:28; Mat. 3:11; Luc. 11:13; Juan 14:16
y sig.; 15:26; 16:7-14. ·
Para testificar Éxo. 4:12; Sal. 40:3; lsa. 50:4;Jer. 5:14; Luc. 12:11 y
sig.; 21:12-15; Hech. 1:8. .
Por los ganadores de almas Sal. 51:13; 126:6; Dan. 12:3; Mat.
4:19; 10:32; 1 Tim. 4:16; Sant. 5:19, 20.
Por los descarriados Isa. 44:22;Jer. 3:12, 22; Eze. 18:21; Ose. 6:1;
14:4;Joel2:12-14, 25.