El Agua en La Axarquia
El Agua en La Axarquia
El Agua en La Axarquia
LA AXARQUÍA
El agua, las aguas, masculino o femenino, singular o plural, es algo consustancial con nuestra
vida, forma parte de nosotros, de nuestra historia, de todos los seres vivos, de la mayor parte de la
superficie de nuestro planeta y de todo el universo. Pero resulta paradójico que una sustancia tan común
y característica de nuestro planeta, sea al mismo tiempo tan escasa para la vida terrestre. No es de
extrañar, pues, que en los últimos años hayamos asistido o participado sobre un extenso e intenso debate
a nivel mundial sobre cómo gestionar este bien tan preciado que es el agua. Ciertamente, la Tierra, con
sus diversas y abundantes formas de vida, que incluyen a más de 6.000 millones de seres humanos, se
enfrenta en este comienzo del siglo veintiuno con una grave crisis del agua. Todas las señales parecen
indicar que la crisis se está empeorando y que continuará haciéndolo, a no ser que se emprenda una
acción correctiva. Se trata de una crisis de gestión de los recursos hídricos, esencialmente causada por
la utilización de métodos inadecuados. La verdadera tragedia de esta crisis, sin embargo, es su efecto
sobre la vida cotidiana de las poblaciones pobres, que sufren el peso de las enfermedades relacionadas
con el agua. En realidad, se trata fundamentalmente de un problema de actitud y de comportamiento,
problemas en su mayoría identificables (aunque no todos) y localizables. Actualmente poseemos los
conocimientos y la pericia necesarios para abordarlos y disponemos de excelentes herramientas
conceptuales para guiarnos, tales como la equidad y la noción de sostenibilidad.
Ante estos hechos, se ha ido desarrollando un proceso de reflexión para cambiar nuestra actitud
frente a un bien que hasta ahora creíamos ilimitado. De este modo, a nivel internacional, la Conferencia
de Mar del Plata de 1977 marcó el comienzo de una serie de actividades globales en torno al agua. Entre
ellas, el Decenio Internacional de Agua Potable y Saneamiento (1981-1990) aportó una ampliación
substancial del suministro de servicios básicos para las poblaciones pobres. La Conferencia Internacional
sobre el Agua y el Medio Ambiente de Dublín, en 1992, estableció cuatro Principios, que siguen siendo
válidos.. En los últimos veinticinco años se han organizado varias grandes conferencias mundiales,
algunas de ellas sobre el agua. La serie continúa en 2003 con el tercer Foro Mundial del Agua (en Japón)
y con el Año Internacional del Agua Dulce. Estas conferencias, las preparaciones que las precedieron
y los debates subsiguientes han modificado nuestra percepción de la crisis del agua y ampliado nuestra
comprensión de las respuestas necesarias. En este contexto, en el año 2003 salió el primer Informe de
las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos en el Mundo, al que iría sucediendo
nuevos informes cada año.
En el marco de la Unión Europea, además de las sucesivas directivas relacionadas con el agua
y su calidad, marca un punto de inflexión la redacción, en Estrasburgo, de la llamada Carta Europea del
Agua, suscrita el 6 de mayo del 1968, donde ya figuran unos principios que mucho más adelante
quedarán reflejados en la Directiva Marco del Agua en el año 2000, donde se establece un marco
comunitario de actuación en el ámbito de la política de aguas. Esta directiva, que se enfrenta a políticas
muy asentadas basadas en criterios infraestructurales, establece un antes y un después en relación con
este recurso, recordando que tan importante es conservar los recursos naturales como los ecosistemas que
dependen de ellos. En este marco es donde se gestan los principios de la Nueva Cultura del Agua, un
movimiento social, integrado por organizaciones y expertos en la materia, que pretende cambiar las
políticas desarrollistas en aras de las sostenibilidad, cristalizando en Madrid, el 18-2-2005, en la firma
de la Declaración Europea por una Nueva Cultura del Agua suscrita inicialmente por un centenar de
científicos, además de los apoyos políticos de los países miembros.
I
competencias en materia hidrológica a las comunidades autónomas, como la recientemente lograda para
la Comunidad Autónoma Andaluza, ha permitido edificar nuevos enfoques sobre la gestión del agua,
tomando algunos principios de la Nueva Cultura del Agua, aunque todavía queda mucho por hacer. A
nivel político, la creación del Programa A.G.U.A. (Actuaciones para la Gestión y la Utilización del
Agua) por el Ministerio de Medio Ambiente, impulsaría la información y participación social sobre el
agua con una nueva perspectiva, diferente de la que se deduce del Libro Blanco del Agua, herencia de
una política desarrollista e infraestructural que ha prevalecido en nuestro país hasta ahora. De gran
importancia para el estímulo del debate social ha sido la iniciativa de la Fundación de la Nueva Cultura
del Agua, con sede central en Zaragoza, pero extendida por toda España. En el año de redacción de este
libro, Zaragoza, centro del debate social creado por las políticas de trasvases de agua, impregnó
temáticamente la Expo Internacional del 2008 sobre el agua, cristalizando en diversas declaraciones de
principios, como los Principios éticos para una movilización mundial frente a la Crisis del Agua,
firmados por diversas personalidades del mundo de la política, la cultura y la ciencia de distintas partes
del mundo. Otro documento que este evento gestó y firmó el día 14-9-2008 fue la Carta de Zaragoza
2008, un conjunto de recomendaciones inspiradas en la Nueva Cultura del Agua en el contexto actual
de cambio climático y escasez creciente del recurso en todo el mundo, encomendándose a la ONU para
que desde este órgano se impulsen estas recomendaciones.
La comarca de la Axarquía no ha sido ajena a su secular preocupación por los recursos hídricos.
La construcción del Embalse de la Viñuela supuso un cambio sustancial en la forma de gestionar el agua
desde la presa hasta abajo. Las cuencas hidrográficas naturales pasaron a gestionarse de manera conjunta
y se incentivó la agricultura de regadío, a la vez que se aseguraba el abastecimiento de todas las
poblaciones con modernos sistemas de potabilización y depuración de aguas residuales, proceso que aún
no ha culminado. Paralelamente, nuestra comarca ha reaccionado contra la exportación de sus recursos
a otras cuencas, testimonio de lo cual fue la manifestación del 1-1-1995 contra los trasvasases de agua
a Málaga. Y no han faltado jornadas y eventos para mejorar nuestro conocimiento sobre los recursos
hidrológicos. Así en la Universidad de Verano de la Axarquía se desarrolló un curso sobre la hidrología
del río Vélez, que supuso una actualización de nuestro conocimiento sobre los recursos hidrológicos
subterráneos de la vega del río Vélez. Recientemente, coincidiendo con la aprobación de la Fase II del
Plan Guaro, se celebraron unas Jornadas sobre Gestión del Ciclo Integral del Agua para mostrar la
importancia de la reutilización de aguas regeneradas.
II
Importancia del agua
1
Se suele decir que el agua se distingue de otras sustancias líquidas
porque reúne a la vez tres propiedades: incolora, inodora e insípida (el
sabor que notamos del agua del grifo es porque tiene sales minerales
disueltas, el agua pura o destilada, sin sales, no tiene sabor apreciable por
el paladar humano). Sin embargo, el agua tiene muchas otras propiedades,
derivadas de su carácter bipolar, que la convierten en una molécula muy
singular e importante para todos los seres vivos:
Disolvente El agua es un magnifico disolvente polar, pudiendo disolver bien sustancias iónicas y polares,
como la sal de mesa (cloruro de sodio), siendo el sustrato ideal para los procesos bioquímicos
que tienen lugar en la célula.
Adhesividad Por su gran potencial de polaridad, cuenta con la propiedad de la adhesión, es decir, el agua
generalmente es atraída y se mantiene adherida a otras superficies
Cohesividad Debido a su carga eléctrica, las moléculas de agua se atraen a sí mismas, por lo que se forman
cuerpos de agua llamados gotas.
Capilaridad Las propiedades de adhesión y de cohesión permite al agua subir por conductos tubulares
pequeños, lo cual interesa en la absorción del agua desde las raíces de las plantas.
Tensión Debido a la gran atracción entre las moléculas de su superficie, se crea una elevada tensión
superficial superficial, lo que permite a algunos animales, como ciertos insectos acuáticos, andar sobre ella
sin sumergirse.
Calor El calor específico, o resistencia a ser calentada es elevado (1 cal/(g°C)) debido a que los
específico puentes de hidrógeno entre las moléculas absorben mucha energía y retrasan el calentamiento.
Esta propiedad es importante para los seres vivos, ya que gracias a esto, el agua reduce los
cambios bruscos de temperatura, siendo un regulador
térmico muy bueno.
2
Las unidades de medida del agua
Para medir la cantidad de agua tenemos que utilizar unidades de volumen, ya que es una
sustancia y por tanto tiene tres dimensiones. Según el Sistema Internacional, la unidad de
volumen es el metro cúbico, que representa el volumen que ocupa un cubo de un metro de
ancho, de largo y de alto y su símbolo es m3. Ahora bien, según el volumen de agua que vayamos
a medir, es conveniente usar unidades equivalentes múltiplos o submúltiplos de mayor o menor
magnitud. Así, si el m3 es la unidad, las equivalentes más usadas son las siguientes:
km 3 hm 3 m3 dm 3 cm 3
10 9 10 6 1 10 -3 10 -6
Podemos imaginar el volumen del agua cuando manejamos cifras pequeñas. Por ejemplo, si nos
dicen que una cucharadita contiene 5 cm3 de agua, podemos imaginárnoslo porque lo hemos visto
muchas veces, pero ¿podemos imaginar cuántos son 5.000 km3? Para ayudar a verlo, vamos a
utilizar una medida de todos conocemos: un campo de fútbol. Un campo de fútbol puede tener
100 m de largo por 50 m de ancho, por lo que dos campos de fútbol juntos tendrán 100 x 100 =
1 hectómetro cuadrado o hectárea. De este modo, un hectómetro cúbico será un cubo de 100 x
100 x 100, es decir un millón de metros cúbicos. Veámoslo gráficamente:
Para volúmenes más pequeños se utiliza otra unidad de capacidad: el litro (L). Un litro equivale
al volumen de 1 dm3, es decir, 0,001 m3. Para hacernos una idea de este volumen, la mayoría de
las botellas de vino tienen un litro de capacidad, mientras que las de agua suelen ser de 1,5 litros.
El agua en el Mundo
Casi tres cuartas partes de la superficie de nuestro planeta (72%) está ocupada por agua
y ello sin contar con la que seguramente existirá en el interior. Se ha calculado que en nuestro
planeta hay un total 1.372 millones de kilómetros cúbicos de agua, una cantidad difícil de
3
imaginar pero que en cualquier caso parece ilimitada a escala
humana. Sin embargo, la mayor parte de este agua (98%) es
salada, quedando un 3% de agua dulce en los continentes
como potencialmente útil para la especie humana. El
problema es que de esta cantidad, sólo un 0,014% es fácil y
directamente aprovechable por el ser humano. En términos
absolutos, de los 40.000 km3 de agua que reciben los
continentes en forma de lluvia o nieve, tan sólo 9.000 km3
son teóricamente aprovechables. En principio, dado que el
consumo por hombre a nivel mundial se sitúa entre 3.500-
4.000 km3, un volumen inferior a los recursos disponibles, es
normal que se le considere renovable a escala planetaria. Sin
embargo, a escala más local existen amplias zonas del mundo
que, o bien carecen de agua, o la tienen en pésimas condiciones de calidad, estimándose que para
el año 2.050, los 2/3 partes de la humanidad tendrán problemas de abastecimiento de este
recurso.
5
El legado histórico de la cultura del agua
La historia de la Humanidad ha estado ligada al uso del agua. Como cualquier ser vivo,
la especie humana necesita agua para vivir, pero en el caso del hombre, el agua tiene una
importancia mayor, pues el desarrollo de su cultura, único atributo de nuestra especie en el
planeta, ha necesitado, con distintas versiones a lo largo de su historia, el uso del agua. En efecto,
desde los albores de las primeras civilizaciones, el hombre ha tratado de buscar un mejor
aprovechamiento para él. Al principio en los comienzos de la agricultura, simplemente con la
preparación de terrenos para la retención del agua, utilizando terrenos para cultivos que tras
inundaciones se convertían en fértiles, siguiendo por las pequeñas derivaciones cursos de agua
y cauces para la inundación intermitente o riego artificial y continuando por las obras de
conducción, regulación y captaciones de agua para la puesta en explotación de mayor cantidad
de terrenos fértiles con carencia de agua, desarrollándose, inicialmente, en las grandes
civilizaciones, como Egipto, Mesopotamia, etc. en la parte occidental del Viejo Mundo.
La agricultura de regadío artesanal que todavía se practica en muchas zonas del mundo,
incluida la comarca de la Axarquía, muestra características de la herencia cultural de la forma
de hacer de nuestros antepasados. El primer paso para aprovechar el agua ha sido su captación
y la mejor forma de acceder a ella es situarse junto a un manantial, la fuente natural con que
surge el agua de la tierra y forma los arroyos y ríos.
Es preciso entender que en el subsuelo puede haber agua subterránea (acuífero) y está
allí porque por algún lugar el agua de la lluvia se ha filtrado. Para que esto suceda las rocas tienen
que ser permeables, bien
porque sean muy porosas (con
pequeños huecos entre los
granos de roca) o porque
estén fisuradas. En el caso de
las sierras de Tejeda y
Almijara, el agua de la lluvia
entra a través de fisuras y
circula por la gravedad hacia
abajo, hasta que se encuentra
con otra roca que es
impermeable (en este caso las
pizarras), en cuyo momento,
como no puede seguir
avanzando, sale al exterior en Fundamento hidrogeológico de los manantiales de la
forma de manantial o fuente. cornisa de la sierras de Tejeda y Almijara
Dado que el contacto entre los
mármoles y las pizarras están en la base de la montaña, es lógico que a lo largo de toda esta línea
de contacto se encuentren ubicados estos pueblos, justo en los lugares donde están las principales
fuentes o manantiales que surgen de estas montañas, muchos de los cuales originarán ríos.
6
comarca. Fueron los árabes y posteriormente los moriscos los que trajeron a esta comarca los
principales avances en el aprovechamiento del agua en nuestra comarca.
Sin embargo, no en todas partes hay un manantial. A veces este preciado recurso que es
el agua tiene que obtenerse directamente del
subsuelo. Para ello se busca un terreno permeable y
donde por tanto el agua se ha filtrado hasta
encontrarse con una roca impermeable más
profunda. Esta roca impide que el agua se filtre más
abajo y por lo tanto forma un acuífero. Estos
acuíferos son fáciles de localizar porque siempre
están en terrenos porosos, sean gravas, arenas o
limos (acuífero detrítico). Para ello sólo hay que
perforar la tierra y construir un pozo y, una vez
localizada el agua, se extrae por procedimientos que
han ido evolucionando a través del tiempo. Aunque
para pequeñas cantidades (ej. para hacer de comer o
lavarse) el agua de un pozo puede sacarse
simplemente con un cubo atado a una cuerda y una Formas de extracción de agua de un pozo
polea para facilitar su ascenso, para cantidades más
grandes se necesita una extracción más continuada. Esto se hacía al principio con esclavos o con
animales de tiro, como asnos o mulos, que accionaban una noria dando vueltas continuamente
alrededor de ella. Actualmente, el agua se extrae mediante una bomba, bien accionada por un
generador con combustible o bien directamente de la red eléctrica.
Sin embargo, la forma más sencilla de obtener agua es cogerla directamente de un río o
un arroyo, si bien no en todas partes existe este recurso. La forma más simple de captación del
agua de un río es practicar una derivación o cañón o bien una pequeña presa o azud y hacerla
fluir por una red de acequias, pudiendo embalsarse previamente en una balsa o alberca. Esto
se ha hecho hasta hace muy poco en el río Vélez, permitiendo el desarrollo de una fructífera
agricultura por toda su vega. El agua entra por gravedad en las huertas altas e inundan los surcos
que dejan los caballones labrados por el agricultor, de forma que va discurriendo por todos ellos
en zigzag, hasta pasar al cultivo siguiente, río abajo, y así sucesivamente, hasta que finalmente
se vierte de nuevo al río el agua sobrante o excedente.
7
Forma de derivación de aguas superficiales para riego u otros usos
Pero el agua no solamente ha sido un recurso fundamental para la vida de las personas
y la agricultura de esta comarca. Desde las primeras civilizaciones se sabía que el movimiento
continuo del agua podía ser aprovechado para realizar algún trabajo. Dicho en términos
científicos, se trataba de aprovechar la energía cinética del agua en movimiento para mover
determinados artilugios que pudieran hacer el trabajo que requeriría personas o animales.
Una primera utilización de la energía hidráulica consistió en hacer mover una rueda
(provista de palas para ello) que a su vez ponía en funcionamiento un eje de rotación para una
gran piedra plana que gire sobre otra fija. Este sistema es el de los molinos hidráulicos, muy
8
extendidos por toda la comarca y que
tuvieron gran importancia mientras se
cultivaba el trigo y se hacía la harina
en cada lugar. Siendo el pan un
alimento básico, todos los pueblos
tenían parcelas para cultivar el trigo y
molinos hidráulicos para moler el
grano y hacer la harina. Esto
desapareció desde que vino la
electricidad y al mismo tiempo la
mejora de los sistemas de transporte,
que permitían traer harina desde tierras
lejanas de Andalucía o de Castilla,
donde al cultivarse en mayor cantidad
permitía un precio más barato y por
tanto dejando de ser rentables este tipo
de industrias.
El tipo más corriente de molino hidráulico era el molino de cubo y rodezno, llamados
así porque estaban formados por una rueda motriz horizontal (rodezno o “ruezno”, según se
pronuncia por aquí) de álabes, palas o cucharas, con un árbol vertical que trasmite directamente
el movimiento a la muela o piedra móvil (volandera). Se trata del sistema más antiguo y también
más rudimentario de molino hidráulico. Su aparición se señala hacia el siglo I a.C. den la zona
montañosa de Oriente Medio, difundiéndose en el curso de algunos siglos por el ámbito
mediterráneo, preferentemente en las zonas montañosas. Estos molinos pueden tener un par de
piedras de molturación (parada) o bien dos. El sistema empieza con la derivación del agua de
un río o arroyo mediante una acequia hasta alcanzar un estanque, depósito cuya capacidad de
agua debe garantizar al menos una molienda. El agua sale por un conducto prácticamente vertical
llamado cubo, con una altura de unos 8 m, que desemboca en cámara abovedada llamada
cárcavo, donde el conducto se estrecha formando el saetillo, logrando con ello una presión
suficiente (energía hidráulica) como para mover un rodezno o rueda hidráulica giratoria provista
de álabes o cucharones radiales, que son los que hacen girar el rodezno.
El rodezno, dispuesto horizontalmente hace girar su propio eje de madera (árbol vertical)
llamado maza, que a su vez está unido mediante un eje de hierro a una piedra horizontal circular
9
o volandera o corredera, muela que gira con el eje sobre otra piedra circular fija o solera o
durmiente, muela que descansa en una mesa o bancada.
El trigo se metía en sacos por el corral de la segunda planta, y se elevaba a la tercera planta a una
tolva de recepción y tras ser pesado en una báscula, se vaciaban en una tolva, cayendo el trigo
a la segunda planta, donde se sitúa el separador o limpia, cuya función es purificar el trigo de sus
cuerpos extraños (partículas de piedra y otras semillas). La limpia consta de una serie de aparatos
tales como cribas, tararas y separadores de semillas. Una vez limpio, el trigo se pasa mediante
unos elevadores de cadenas de vasos o canjilones a la cámara contigua donde se sitúan las tolvas
de acondicionamiento o atrojes, cuya función es encalar el trigo, para lo cual se riega y se deja
reposar un día a fin de ablandar la cáscara del grano. El trigo ablandado era canalizado a la
primera planta, donde a través de una pequeña tolva se pasa el trigo a las muelas a través de un
orificio u ojo, que da entrada al espacio entre la muela fija o solera y la móvil o volandera.
M olino harinero de La M ontosa (Sedella) M olino aceitero S.Antón (Periana) Detalle rodezno y maza
10
Puede graduarse el espacio entre las dos muelas subiendo o bajando levemente la volandera
mediante una grúa llamada cabria. Para facilitar la acción de molido, ambas piedras tienen que
tener la superficie rayada con surcos hechos a cincel, operación llamada pica, que había que
repetir cada vez que las piedras se desgastaban o astillaban. Estas piedras al principio eran de
caliza, de canteras próximas a esta comarca, pero esta piedra era blanda y había que repararla
continuamente. Más adelante se importaba otra piedra procedente de Francia que era mucho más
dura, al ser de sílex blanco.
El batán es una modalidad de molino que se utilizaba para una operación llamada
abatanado o enfurtido, una operación que se aplicaba cuando las telas, mantas o paños tejidos
en los telares debían tener una mayor resistencia, o una consistencia más gruesa, por el uso al que
iban a ser destinados. El batán era una instalación muy ruidosa, de ahí que también se le llamase
11
“follón”. Los tejidos de lana, principalmente gruesos, se golpean mientras están remojados para
que se limpien, se incorporen y tupan o apelmacen. La necesidad del abatanado venía no solo
impuesta por el hecho de que el paño alcanzase una mayor densidad y peso, en definitiva una
mayor calidad y durabilidad del tejido, sino ademas para desengrasar los paños. De hecho en el
proceso de cardado, hilado y enmadejado de la lana, esta se engrasaba con aceite de oliva o
manteca que después de tejida quedaban en el paño . El objeto de engrasar la lana era prevenir
el deterioro de las fibras por el roce. El batán adicionalmente permitía lavar a base de golpes las
ropa ya confeccionada, sobre todo si se trataba de batanes más pequeños, por lo que como uso
secundario y bajo determinadas ciscunstancias era también el equivalente a la lavandería
industrial de hoy en día.
En el modelo clásico, la impulsión del batán se realiza por el giro de una rueda hidráulica de
madera, sumergida verticalmente en un canal donde se crea la corriente, pero en la Axarquía (ej.
Cortijo El Batán, Periana) es una rueda horizontal o rodezno (como el de los molinos) impulsada
por un saetillo por donde sale el agua a presión de una tubería forzada. La rueda tiene de 2-2,5
metros de diámetro y va provista de unas 16 ó 20 palas que giran mediante el impulso del agua
en su parte inferior. La rueda arrastran en su giro al árbol o eje al que va solidariamente unida.
El árbol va provisto de un par de levas de hierro; intercaladas a 90°, que levantan y dejan caer
los dos porros, mazos o pisones sobre las telas alternativamente. Los mazos de madera penden
del potro, que constituye la estructura principal del batán, y está formado por cuatro pies:
fuertemente anclados en el terreno y un bastidor o listón superior del que cuelgan los mazos.El
recipiente donde se ponen los paños se denomina pila y contiene el licor de batanar (una mezcla
de agua caliente, tierra de batanero (caolinita) y orina o amoniaco. La pila está constituida
generalmente por una grueso tronco de madera ahuecado de unos 3 -5 m de longitud de gran
consistencia y también bien anclado al terreno para soportar los fuertes golpes Por la parte
superior de la pila discurren unos pequeños canales por los que circula el agua necesaria para la
refrigeración de las telas y evitar de este modo que se deterioren por el calentamiento. Los mazos
cuelgan del bastidor o listón superior suelen ser de madera de castaño, que van sujetos de dos
mangos o cabritas. El peso de estos mazos oscila entre 70 y 90 kilogramos, tienen forma
prismática con una base oblicua, la cual lleva unos recortes en forma de escalera con el fin de
facilitar el volteo de la carnada de paño dentro de la pila, según se iba batanando.
12
La fábrica de luz es un antecesor de lo
q u e h o y de nominamos mini c e n t r a l
hidroeléctrica, que en la comarca de la Axarquía
tuvo su importancia durante un tiempo,
quedando como testimonio de ellas las fábricas
de la luz de Canillas de Albaida y de Cómpeta,
de las que aún queda parte del edificio y algunas
otras estructuras. En el río Chíllar habían tres
fábricas, de las cuales sólo está operativa la más
baja, cuya energía se incorpora a la red general.
Ruinas de la Fábrica de Luz de Canillas de Albaida Restos de la sala de máquinas: saetillo y turbina
13
LA UNIDAD DE ANÁLISIS: LA CUENCA
El criterio a seguir para delimitar una cuenca hidrográfica consiste en dibujar una línea
imaginaria que pase en medio de dos cauces que drenan a distinto sitio. Se observará que de
14
todas las cuencas hidrográficas que tiene la Axarquía, la que tiene mayor superficie es la cuenca
del Vélez, con 610 kilómetros cuadrados (según datos generalmente aceptados, casi dos terceras
partes de toda la superficie de la Axarquía. Pero esta comarca tiene otras cuencas: la del río
Algarrobo (62 km2), la del Torrox (48 km2) y la del Chíllar (64 km2), además de otras cuencas
menores no regulables, como las del Seco, Güi y Lagos, con 74 km2, lo que significa que la
comarca tiene cuencas hidrológicas en una superficie total de 857 km2, lo que supone el 13,3%
de la superficie de la provincia de Málaga y el 4,6% de la superficie de la Cuenca Sur.
Así pues, en la comarca de la Axarquía tenemos una gran cuenca, la del río Vélez (E), y
luego una serie de cuencas lineales que drenan aguas de la Sierra de Almijara (F1): Algarrobo,
Torrox, Chíllar y Miel, más algunas menores como Lagos y Güi, que drenan del Macizo de
Vélez, y en el lado occidental otras cuencas lineales que drenan aguas de los Montes (F2), siendo
las cuencas de F1 de mucha mayor entidad que las de F2. Observamos que todas estas cuencas
vierten sus aguas en el Mar de Alborán (Mediterráneo), por lo que se trata de cuencas
exorreicas. Centrándonos en la cuenca del río Vélez, la más importante de la Axarquía, destaca
una serie de subcuencas que tienen relevancia para la regulación hidrológica:
15
De forma generalizada encontramos la referencia de una superficie total para la cuenca
del río Vélez de 609 km2, aunque en otros casos se llega al 610 km2. Nuestras estimaciones,
realizadas sobre cartografía reciente, nos indica una superficie mayor: 612,89 km2, que será la
que se utilizará para los cálculos del balance hidrológico en esta cuenca en posteriores capítulos.
Cárdenas
Bermuza 16,3
Vélez Almanchares 15,1
Iznate
Almáchar Borge
Benamargosa 204,1
Cútar
Solano
Cueva La Santa
16
Las cuencas administrativas
17
Tipologías de ríos en las cuencas hidrográficas de la Axarquía (Atlas Hidrológico M álaga)
18
Geología de la cuenca del río Vélez
La cuenca del río Vélez se encuentra situada sobre un conjunto de materiales geológicos
que se originaron a partir de la orogenia alpina. Esta orogenia es la responsable de la formación
de las Cordilleras Béticas, entre las cuales se encuentran los montes y sierras que conforman el
territorio de la comarca de la Axarquía. Dentro de las Cordilleras Béticas se viene distinguiendo
dos grandes dominios de materiales según la distancia que tuvieron en el fondo marino respecto
de la primitiva costa continental, cuando los sedimentos aún no habían empezado a ser plegados
y elevados por el choque (obducción) entre la placa tectónica africana y la euroasiática:
Zonas Externas Prebética Sierra de Cazorla Calizas y dolomías con fósiles de mares
someros (costa)
Subbética Sierras de Alfaguara, Torcal, Subbéticas, Calizas y dolomías con fósiles de mares
Loja, Camarolos, etc.. profundos
Zonas Internas Béticas Sierras de Filabres, Nevada, Tejeda, Filitas, esquistos, cuarcitas, mármoles,
Almijara, Montes de Málaga, etc etc. sin fósiles
En la comarca de la Axarquía los materiales que dominan son de las zonas internas, si bien las
sierras carbonatadas de Alhama, Jobo y Camarolos son representantes de las Subbéticas. Dentro
de las zonas internas, llamadas también Béticas en sentido estricto, se viene distinguiendo tres
grupos de materiales, apilados unos sobre otros de forma compleja, siguiendo una tectónica de
mantos de corrimiento:
Alpujárride Málaga: Macizo de Vélez, Tejeda-Almijara Esquistos, cuarcitas, gneis, mármoles, con
Granada: Los Guájares metamorfismo más o menos alto.
Nevado-Filábride Granada: Filabres, Nevada, etc. Esquistos, cuarcitas, gneis, mármoles, con
fuerte metamorfismo.
19
En la comarca de la Axarquía afloran dos de estos ámbitos, los Maláguides (representados
por los Montes de Málaga) y los Alpujárrides (representados por el Macizo de Vélez y las sierras
de Tejeda y Almijara). Junto a estos materiales hay otros más modernos denominados Flysh de
Colmenar, depositados durante la era Terciaria, de naturaleza arcillosa y margosa, que ahora
ocupan el Corredor de Colmenar-Periana. Los últimos sedimentos, ya en la era Cuaternaria, son
de tipo aluvial, rellenando los valles, principalmente en la Vega del río Vélez.
En la cuenca del río Vélez están representadas la mayoría de las rocas que conforman el solar de
la Axarquía. Estos datos son relevantes para determinar los destinos del agua que cae, en forma
de lluvia, en dicho territorio. En especial, nos interesa saber si el agua fluye enteramente hacia
el mar o si hay alguna parte del agua que cae que se filtra en las rocas. Es decir, tenemos que
saber qué rocas son permeables e impermeables.
El agua circula por el subsuelo aprovechando los pequeños huecos que dejan las rocas, de ahí que
la velocidad de circulación del agua bajo el suelo sea muchísimo más lenta que en un río. Como
se puede apreciar en la figura, estos huecos pueden ser de dos tipos: poros (A) o fracturas (B y
20
C). Los poros suelen estar en rocas detríticas (A), tipo gravas o conglomerados, arenas o
areniscas, etc. y se originan porque
los granos no están compactados
e nt r e sí . P ero e n r o cas
aparentemente compactas también
puede circular el agua siempre que
esté fracturada, como sucede en las
pizarras (B) o en las rocas
carbonatadas, como las calizas y los
mármoles (C), y en este último caso
Base geoquímica de la disolución de carbonatos en el karst el agua, ligeramente ácida por
llevar CO2, puede ir disolviendo
poco a poco los carbonatos (incorporándose al agua en forma de bicarbonatos y formando aguas
duras), fenómeno que al cabo de mucho tiempo puede formar cavernas y es la explicación del
modelado llamado kárstico. En todos los casos es la gravedad la que mueve el agua.
Los acuíferos de las sierras del norte de la comarca son todos de tipo carbonatado, por lo que
pertenecen al modelo (C ) visto anteriormente, es decir, el agua circula a través de fisuras de las
rocas (calizas y mármoles), produciendo disolución kárstica. En cambio el acuífero de la vega
del río Vélez es de naturaleza detrítica, perteneciendo al modelo (A), es decir, el agua circula a
través de los poros que dejan los sedimentos aluviales depositados en la parte baja del valle de
este importante río. Estos acuíferos están, íntegramente o en parte, en la cuenca del Vélez.
21
Desde hace algunos años se ha propuesto una nueva clasificación de los acuíferos al conocerse
mejor su funcionamiento e incorporar nuevos acuíferos en la Axarquía. Así, por ejemplo, se
desconecta el conjunto de Tejeda (06.024) del de Almijara (60.057), se reconocen los acuíferos
detríticos de Totalán-Cajiz (06.55) y de Algarrobo-Torrox (06.56).
22
Geomorfología de los sustratos de masas de agua en la Axarquía
23
M apas hidrogeológicos de las distintas masas de agua de la Axarquía
24
Las rocas de la cuenca del río Vélez
Como hemos podido comprobar, en la cuenca del río Vélez se dan diversos tipos de rocas, unas
permeables, y por tanto susceptibles de albergar acuíferos, y otras impermeables. Una
representación de estas rocas son las siguientes:
25
Junto a estas rocas existen también sedimentos recientes de tipo aluvial en la zona baja del río
Vélez, formado por conglomerados, gravas, arenas, limos y arcillas, que son permeables.
Unidades litológicas de la cuenca del río Vélez con las principales masas de agua
A partir de estos datos encontramos una explicación geológica a los sistemas de aprovechamiento
y regulación de los recursos hidráulicos. Todos los sistemas proveedores de agua lo tenemos en
la cabecera de la cuenca, donde se encuentran las sierras carbonatadas, que albergan los acuíferos
que nutren, a través de fuentes que se crean en el contacto con los materiales impermeables aguas
abajo, a los principales afluentes del río Vélez. Precisamente la presa de la Viñuela se construyó
precisamente en el punto donde se podía recoger el agua de todos estos afluentes, sea
directamente (como sucede con el Sabar-Guaro) o a través de presas de derivación (en los
restantes) de modo que exista suficiente pendiente para que fluyera por simple gravedad. La
segunda premisa de idoneidad del emplazamiento del embalse está en el vaso del mismo, pues
su naturaleza arcillosa reduce de manera eficaz la infiltración, por su calidad de material
impermeable. La presa se sitúa justamente en el contacto de estas arcillas del Corredor de
Colmenar-Periana con los materiales cristalinos (esquistos) del Bético (Montes de Málaga y
Macizo de Vélez). Quedan fuera de regulación solo los cursos fluviales intermitentes de la
margen derecha (Almáchar, Iznate), que sólo desaguan agua durante las lluvias. De este modo,
la regulación de las aguas superficiales, aunque se realiza sobre un 40% de la superficie de la
cuenca, recoge la mayor parte de los recursos hidrológicos de la misma. En el Bajo Vélez, el
acuífero detrítico de la vega del río Vélez recoge gran parte de los restantes recursos. Por lo tanto
los reservorios de agua de la cuenca del río Vélez son el Embalse de la Viñuela y el río Vélez.
26
El ciclo global del agua
1. Evaporación. Si en los océanos el agua está en estado líquido, para que empiece a
circular por el ciclo necesita ser calentada hasta su evaporación. El agua en estado gaseoso no
es visible, pero cuando se condensa a
cierta altura de la atmósfera (donde la
temperatura es más baja), forma
microgotas que en conjunto sí son
visibles, formando las nubes. Esto se
realiza gracias a la energía solar,
especialmente en mares de zonas
cálidas. Se estima que un 80% del agua
que se evapora hacia la atmósfera
(10.320 km3) proviene de los mares y
océanos, por lo que ésta es la principal
fuente del ciclo del agua. Más adelante
desarrollaremos este concepto.
2. Precipitación. De todo el
agua que se evapora en los océanos,
solamente un 10% es transportada a los M ecanismos físicos de la formación de lluvia
27
continentes en forma de nubes, por acción del viento; el resto, o bien precipita en forma de lluvia
en el mismo océano, o permanece en el aire por un tiempo aproximado de 10 años, pero el
balance es negativo pues la cantidad evaporada del océano es mucho mayor que la cantidad
precipitada en el mismo lugar. El 10% que
alcanza los continentes puede sufrir un
proceso de condensación, producido por el
enfriamiento de las altas capas de la
atmósfera, ayudado por la existencia de
partículas en suspensión en la atmósfera, que
actúan como núcleos de condensación,
haciendo que las microgotas se junten y
formen gotas que son atraídas por la gravedad
y por tanto formando precipitaciones. En
circunstancias normales la precipitación es en
forma de agua líquida (lluvias), pero cuando
Formación de nubes por choque de frentes las temperaturas son muy bajas, precipita en
forma de hielo, con diversos niveles de
consistencia: nieve, granizo, pedrisco, etc. A diferencia de los océanos, en los continentes el
balance entre precipitación y evaporación es positivo, pues llueve más agua que la que luego se
evapora, como se verá más adelante.
Partiendo del hecho de que la lluvia se produce por una condensación del agua en la
atmósfera, debido a la disminución de la
temperatura y favorecido por la presencia de
núcleos de condensación, la cuestión ahora es
determinar cómo se verifica este fenómeno
físico en la atmósfera. Para ello debemos
recordar que el peso del aire se denomina
presión atmosférica. El aire pesa más cuanto
más denso sea (es decir cuanto más masa haya
por unidad de volumen, y esto se produce
cuando la temperatura del aire es baja: en este
caso decimos que hay altas presiones, lo que
también se conoce como anticiclón. En caso
contrario, cuando la temperatura del aire es más
alta, el aire es menos denso y por tanto hay
bajas presiones, lo que se conoce como
borrasca o ciclón. En un anticiclón el aire, que
pesa más, baja a la superficie terrestre y
provoca la salida del aire hacia los lados,
moviéndose el aire en sentido de las agujas del M ovimiento del aire en borrascas y anticiclones
reloj (en el hemisferio norte). En la borrasca
sucede lo contrario, el aire, que pesa menos, se eleva succionando aire por los lados, moviéndose
éste en sentido contrario al reloj.
28
eleva y por tanto se enfría, produciendo
precipitaciones, de modo que cuando sobrepasa la
cima ya se ha descargado la mayor parte del agua
(efecto foehn).
3. Escorrentía. Una vez que el agua precipita, en estado líquido se mueve rápidamente
en dirección del nivel más bajo, generalmente el mar, a veces los ríos. El agua sólida (glaciares)
también se mueve, pero
muchísimo más lentamente,
aunque hay una parte de hielo
que se funde para formar
lagos o ríos. Se calcula que en
todo el mundo hay 2.120 km3
de aguas superficiales o de
escorrentía, pero esto supone
solo el 0,0002% del agua del
planeta.
Intercambios entre flujos subterráneos y superficiales
El agua fluye porque el sustrato por el que discurre es
poco o nada permeable, pero en su recorrido puede pasar por
zonas permeables, cortando un acuífero que, según la posición
del nivel freático, unasveces gana agua (procedente de
acuíferos que corta el río) o al contrario perderla (hacia
acuíferos por donde pasa el río). El agua que cae en una cuenca
hidrográfica es drenada superficialmente siguiendo los red
hidrográfica, desde los cauces menores (afluentes,
subafluentes) al río principal y éste la conduce finalmente al
mar (cuenca exorreica) o a un lago (cuenca endorreica). El
caudal de un río (que se mide en m3/s) depende de varios
factores, no sólo de la cantidad de agua que cae durante la
lluvia (en ríos de origen glaciar depende de la cantidad de
hielo que se funde), sino también del grado de permeabilidad
Ejemplo de hidrograma del sustrato geológico y de la cantidad de cubierta vegetal en la
cuenca, ya que
estos factores pueden acelerar o retrasar la
formación de regueros, arroyos y ríos. La
representación gráfica del caudal anual es un
hidrograma.
29
agotamiento.
4. Filtración. Una parte del agua que cae en una cuenca hidrográfica puede filtrarse y
entrar en el subsuelo formando un acuífero que alcanza un nivel freático. Esto sucede porque
las rocas so permeables, unas veces porque son porosas y otras porque están fracturadas y entre
éstas las carbonatadas añaden la disolución kárstica. El agua circula subterráneamente por los
intersticios rocosos (poros, fisuras, etc.) paralelamente a la escorrentía, pero una manera mucho
más lenta, siguiendo la gravedad.
Mientras que las aguas superficiales se recargan rápidamente durante el periodo de lluvias, la
lentitud del movimiento de las aguas subterráneas hace que el tiempo de recarga sea mucho más
largo, tanto más cuanto más profundo se encuentre. De este modo, mientras que el acuífero más
superficial se recarga en cuestión de meses, los más profundos necesitan milenios para
recargarse. Pero estos acuíferos profundos no necesitan recarga en condiciones naturales, pero
sí cuando se hace un sondeo profundo y una fuerte extracción de agua, pudiendo llegar a agotar
ese acuífero de forma prácticamente irreversible para los intereses humanos. Se calcula que en
30
todo el mundo hay
23.400.000 km3 de
aguas subterráneas,
lo que supone el
1,70% de agua del
planeta. Sin
embargo, gra parte
de este agua es de
costoso acceso o está
contaminada o en
mal estado. Por
ejemplo, en la zona
de la desembocadura
de un río, hay una
tensión entre las
Tiempo de recarga acuíferos según su profundidad aguas subterráneas
Como se ha visto, un acuífero es una zona Interfase entre agua dulce y salada en el litoral
31
impermeable hasta alcanzar el acuífero cautivo
se denominan pozos artesianos o surgentes.
5. Almacenamiento. Una parte del agua que cae en los continentes se almacena de forma
natural en determinados compartimentos cerrados, como son los lagos, lagunas y los pantanos
naturales. Se estima que los lagos y lagunas atrapan alrededor de 176.400 km3 de agua (incluidos
los de agua dulce y agua salada), lo que supone el 0,013% del agua del planeta, la mayor parte
de la cual se encuentra en unos pocos grandes lagos. Los lagos son depósitos permanentes de
agua dulce sin comunicación con el mar, en una concavidad de origen diverso (fallas, antiguos
volcanes, erosión glaciar, karst, cráter de impacto, etc.) y a menudo son ecosistemas muy ricos
en biodiversidad.
El término de laguna se reserva para depósitos de aguas salobres o saladas, algunas de interior
(ej. laguna de Fuentepiedra) y otras costeras, en cuyo caso se llaman también albuferas, éstas
a veces comunicadas intermitentemente con el mar por una bocana. Los pantanos son áreas poco
profundas inundadas permanente o periódicamente según factores del clima, hidrología, etc.,
siendo continentales o costeros (en este caso se llaman marismas o manglares, que también son
salobres). La porción de agua que se almacena en pantanos es muy inferior, unos 15.500 km3, un
0,0008% del agua del planeta. Este agua de estos depósitos se estanca en la mayoría de los casos,
ya que no tienen comunicación con el mar, perdiéndose por evaporación y a veces por
filtraciones, pero hay casos en que estos depósitos están abiertos que desaguan por un río o
directamente al mar
32
Otra forma de almacenamiento de agua en los continentes es en forma hielo polar, nieve
y glaciares. Se calcula que los hielos atrapan 24.364.000 km3 de agua, aproximadamente el
1,76% del agua del planeta, y con diferencia la reserva de agua
dulce más importante y representa la mayor parte del agua de los
continentes. Aunque el hielo se funde con el calentamiento de la
Tierra, durante largos períodos de tiempo permanece en gran
parte intacta, por lo que prácticamente es una forma de
almacenamiento en el ciclo del agua. La mayor parte de la masa
de hielo de la Tierra, alrededor del 90 por ciento, se encuentra en
la Antártida, mientras que el 10 por ciento restante se encuentra
en Groenlandia. En Groenlandia la capa de hielo ha aumentado
su tamaño a lo largo del tiempo, alrededor de 2.5 millones de
kilómetros cúbicos, debido que cae más nieve de la que se derrite.
La capa de hielo presenta un grosor promedio de 1.500 metros,
pero puede tener hasta 4.300 metros de grosor. Los glaciares
cubren un 10-11% de toda la superficie de la Tierra, de modo que si en el día de hoy, todos los
glaciares se derritieran, el nivel del mar subiría alrededor de 70 metros. Durante la última edad
de hielo el nivel del mar se encontraba alrededor de 122
metros más abajo del nivel a que está hoy día, y los glaciares
cubrían casi un tercio de la superficie terrestre. Durante el
ultimo período cálido, hace 125.000 años atrás, los mares
estaban alrededor de 5.5 metros más arriba del nivel a que
están hoy día. El cambio climático que se está produciendo
actualmente como consecuencia del efecto invernadero,
podría alcanzar el nivel que había hace 125.000 años.
6. Absorción. Una parte relativamente pequeña del agua que cae en los continentes es
absorbida por los seres vivos o biosfera. Se estima que esto supone un total de 1.120 km3,
aproximadamente un 0,0001% del agua del planeta, es decir el sistema de retención de agua más
pequeño que existe. Esto es así porque, como se ha visto anteriormente, los seres vivos necesitan
agua para realizar sus funciones vitales, siendo un componente mayoritario de la composición
química de las células, que en algunos seres es prácticamente la totalidad. Dentro de la biosfera,
son los vegetales, con mucha diferencia, los que más cantidad de agua absorben pues, a
diferencia de los animales, esta actividad la realizan continuamente y en conjunto son más
numerosos, ocupando muchísima mayor superficie en los continentes.
Los vegetales ingresan el agua del suelo mediante sus raíces. Esto exige que haya agua
33
en el suelo, sea en los intersticios de la tierra o bien retenida en sustancias coloidales como las
arcillas, cuyas cargas superficiales atraen a los dipolos del agua produciendo su adsorción.
Aunque las necesidades de agua de las plantas dependen de que estén adaptadas a climas secos
o húmedos, todas necesitan una cantidad de agua determinada, sin la cual se marchitan. Por ello
hay una estrecha relación entre la salud de la planta y la cantidad de agua que hay en los poros
del suelo, aunque la cantidad varía según la adaptación, siendo perjudicial tanto el exceso como
el defecto de agua respecto de sus límites de tolerancia.
Contando con que la planta ya dispone de agua en
el suelo, el paso siguiente es introducir el agua en el
interior del cuerpo. Para ello, la raíz, sea pivotante o
ramificada o fasciculada, dispone de unos diminutos pelos,
llamados pelos absorbentes o radiculares, cuya envoltura
es más tenue que el resto de la raíz, y ello facilita la
entrada del agua. El mecanismo por el cual el agua entra
por los pelos
absorbentes y
ascienden por el
tallo hasta la
parte superior
de la planta ha
s i d o
históricamente
una incógnita
p ue s c ues t a
creer que un
árbol de 100 m
Estados del suelo según % de agua
de altura, como Detalle de los pelos absorbentes o radicales
la sequoya, tenga la fuerza de una bomba hidráulica
para subir el agua del suelo a tal altitud. La explicación de este fenómeno viene dada por la
teoría coheso-tenso-transpiratoria
de Dixon-Joly, según la cual, en la
raíz existe una tensión osmótica
p r o d u c i d a p o r s u m a yo r
concentración de sales que en el
exterior, lo cual provoca una
tendencia a entrar el agua a través de
las células de los pelos absorbentes.
Una vez dentro de la raíz, tienen que
actuar otros mecanismos para que
suba el agua, como es la tensión de
Esquema de las estructuras de la absorción radical la capilaridad de los vasos
34
conductores (xilema), pues al ser muy estrechos
provocan una tensión de ascenso. Todavía hace
falta un tercer factor que es la tensión que
provoca a cohesión del agua en todo el conducto,
desde la raíz hasta la hoja, y dado que en la hoja
se pierde agua por transpiración, esto provoca
una tensión desde arriba. De este modo el agua
entra por los pelos radiculares, y circula bien
por las paredes celulares hasta el endodermo
(vía extracelular) o bien a través de las células,
aprovechando los poros o plasmodesmos entre
ellas (vía intracelular), hasta los vasos
conductores leñosos (xilema) y desde aquí
asciende por los mecanismos anteriormente
Vías de penetración del agua en la raíz señalados.
El agua necesaria para la vida animal procede de tres fuentes: agua de bebida, agua que
entra en la composición de los alimentos y el agua metabólica que es la que se genera en el
propio organismo como consecuencia de
la reacciones que se producen en la
oxidación de los principios inmediatos.
Por término general la oxidación de 1 g
de proteína genera 0,4 g de agua, la de
1g de hidratos de carbono generaría 0,6
g de agua y la de 1 g de lípidos genera
1,1 g de agua. En ocasiones es la fuente
de agua para los animales. Algunos
animales están adaptados a obtener agua
de un solo medio, incluso no
Recorridos del agua en un organismo animal
externamente, como ocurre con el
insecto lepisma o pececito de plata, que nunca toma agua, obteniéndola por oxidación de los
nutrientes que toma (celulosa).
Los animales son más sensibles a la falta de agua que a la falta de alimento. Una pérdida
del 10% de agua del organismo supone una deshidratación grave, la pérdida del 20% supone la
muerte. Las restricciones de agua a los animales implican que se produzcan también descensos
35
en la ingestión de alimentos. El consumo de agua debe de estar en relación al contenido de
materia seca de la ración así por ejemplo el vacuno adulto necesita consumir de 3 a 5 l de agua
por kg de materia seca. Las necesidades de agua también aumentan cuando aumenta la
temperatura ambiental, cuando la ración es rica en proteína o tiene un elevado contenido en sal.
Los animales más primitivos, generalmente acuáticos (ej. medusas, gusanos, etc.), carecen de
órganos especializados para introducir agua en su cuerpo, realizándose por procesos físicos,
generalmente osmóticos, a través de su cuerpo. La aparición de la boca como órgano
especializado en la ingesta de alimentos (ej.artrópodos, cordados), extiende la función de la
ingesta de agua (beber). Los organismos más complejos tienen que disponer de un sistema de
transporte del agua desde el aparato digestivo hasta todas las células del cuerpo, lo cual se realiza
en el plasma sanguíneo del sistema circulatorio. No obstante, en los animales terrestres hay
diferencias según su adaptación, pues hay especies higrófilas, que necesitan siempre ambientes
húmedos (obteniendo el agua a través de su piel,
generalmente mucosa) y otras más secos (xerófilas), que
tienen que emplear mecanismos fisiológicos para evitar la
pérdida de agua.
36
7. Evapotranspiración. Una parte del agua que cae en los continentes vuelve a la
atmósfera por procesos de evaporación (desde los cursos y almacenes naturales del agua) y de
la excreción de los seres vivos que la tomaron. Diversos estudios han demostrado que, mientras
que los océanos proveen el 80% del agua de la atmósfera, los lagos y ríos proveen alrededor del
10% de humedad a la atmósfera vía evaporación; el restante 10% proviene de la transpiración
de las plantas y, en muchísima menor medida, de la de los animales. Esto significa que de los
12.900 km3 de agua que hay en la atmósfera, 1.290 km3 proceden de la evaporación física de ríos
y lagos y otros 1.290 km3 de la transpiración de los seres vivos. Si toda el agua de la atmósfera
cayera como lluvia al mismo tiempo, cubriría la superficie terrestre con una capa de agua de 2.5
cm de espesor.
La evaporación es un proceso físico por el cual el agua pasa del estado líquido al estado
gaseoso. Para ello es necesario que el agua sea sometida a una fuente de energía (calor), utilizada
para romper los enlaces que mantienen unidas a las moléculas de agua, es por esto que el agua
se evapora más fácilmente en el punto de ebullición (100 ºC), y más lentamente en el punto de
congelación. Sin embargo, cuando la humedad relativa del aire es del 100 %, que es el punto de
saturación, se detiene la evaporación porque el aire ya está saturado de agua. Como vimos
anteriormente el agua evaporada inicialmente es un gas incoloro, pero al elevarse se condensa
por el frío y forma microgotas que por el reflejo de la luz aparen como nubes, siendo su color
más oscuro conforme más se condensa.
37
denominan nubes convectivas o de desarrollo vertical, en las que inicialmente toman el aspecto
de una nube tipo cúmulo y alcanza la forma de cumulonimbo, que puede producir lluvias
intensas si entra aire frío.
Para medir la cantidad de agua que hay en la atmósfera se utilizan dos tipos de
parámetros: la humedad absoluta, que es la cantidad de vapor de agua (en gramos) que hay en
1 m3 de aire. Pero esta cantidad puede variar
según la temperatura hasta un máximo que se
produce cuando el aire está saturado de agua
(en cuyo momento la temperatura del aire se
denomina punto de rocío) y el agua se
condensa. Dado que en un momento dado la
atmósfera no tienen la cantidad máxima de
agua, es más interesante saber la humedad
relativa, que es el porcentaje de vapor de
agua presente en la atmósfera respecto al
máximo que podría haber en ese lugar, a la
misma presión y temperatura, sin llegar a la
condensación (Hr = Ha/Hs x 100). Luego un
ambiente de Hr = 100% se encuentra Evolución diaria de la humedad relativa
saturado, por lo que ya no cabe más agua.
Esto depende de la temperatura pues la cantidad de vapor de agua necesaria para llegar a la
saturación crece a medida que aumenta la temperatura, de ahí que la humedad relativa en un lugar
determinado tiene una fluctuación diaria inversa a la de la temperatura (puesto que en la
expresión anterior, al aumentar la temperatura aumenta el denominador, lo que hace disminuir
el valor del cociente o humedad relativa). De este modo, durante el día, con la temperatura más
alta, se obtiene una humedad relativa más baja, mientras que por la noche, al bajar la temperatura,
la humedad relativa sube.
En los seres vivos también se produce pérdidas de agua en forma de vapor. La mayor
parte de esta evaporación procede de los mecanismos de transpiración de las plantas, que puede
considerarse como un mecanismo de excreción del exceso de agua, pero en las plantas tiene otras
funciones adicionales. En primer lugar es un vehículo de transporte pues, como vimos
anteriormente, la planta tiene que tomar por las raíces no solo agua, sino también sales minerales
(nitrógeno, fósforo, azufre, etc.), que no podrían difundirse por el cuerpo de la planta de no ser
porque están disueltos en el agua. Además tiene un papel refrigerante pues durante la
transpiración la planta cede calor al medio debido al elevado calor de vaporización del agua. Esta
pérdida casi continua de agua le obliga a reponerla por la absorción radicular para mantener su
equilibrio hídrico. Dependiendo del tipo de ambiente al que esté adaptado la planta, la
transpiración será más alta o más baja.
Para evacuar el
vapor de agua, las plantas
utilizan unos diminutos
poros situados
principalmente en el envés
de las hojas, llamados
estomas. Un estoma es una
estructura formada por dos
células en forma de riñón
(células oclusivas),
Conjunto de estomas y detalles de su estructura enfrentadas entre sí,
dejando un hueco de
tamaño variable (ostiolo). Este agujero es el poro por donde se evacua el vapor de agua, pero
también tiene otras funciones, como los intercambios de gases de la fotosíntesis (entrada de CO2
y salida de O2) y la respiración (entrada de O2 y salida de CO2). En una sección transversal se
38
puede apreciar que debajo de cada estoma hay un espacio vacío, sin células, llamado cámara
subestomática, una estructura que recuerda a los alveolos pulmonares, pues en ella tiene lugar
los intercambios de gases procedentes del exterior de la planta o bien los que expulsan las
células. En algunas
plantas (ej. Gramíneas),
en condiciones de alta
humedad ambiental, el
vapor de agua que
expulsan las células se
condensa en unas
estructuras semejantes
a los estomas llamadas
hidatodos, situados en
la punta o el borde de
las hojas, provocando
finalmente su salida en
estado líquido,
fenómeno conocido
como gutación.
Sección transversal de un estoma mostrando su estructura interna
El grado de transpiración depende de diversos factores, como la luz, temperatura, la
humedad relativa del ambiente, el viento, la luminosidad o el suministro de agua por las raíces.
Una planta situada en un ambiente cálido, seco, luminoso y con viento, estaría obligada a
transpirar más que en ambientes opuestos, por lo que tendría que cerrar los estomas.
Precisamente por ello, en condiciones de luz, baja concentración de CO2, baja humedad
atmosférica, o alta temperatura (no superior a 30ºC), las plantas abren los estomas, mientras que
condiciones ambientales contrarias provocan su cierre. Las células oclusivas se denominan así
porque son las encargadas de
cerrar el ostiolo en momentos
en que la planta detecta un
exceso de transpiración. El
mecanismo que regula esto es
complejo y no bien conocido
aún, pero se sabe que para ello
las células oclusivas disponen
de una microfibrillas de
celulosa orientadas
radialmente, de modo que si el
pH sube por acción de una
hormona liberada en unas
condiciones favorables, se
abren los canales de potasio y
cloro, haciendo entrar agua por
ósmosis y produciendo una turgencia en la célula que, debido a las microfibrillas, dejan abierto
el estoma. Al contrario, bajando el pH, se abren los canales de salida de los iones, provocando
la salida de agua y la distensión de las células, produciendo el cierre.
Para una planta los estomas abiertos son fundamentales para asegurar el intercambio de
gases implicados en su nutrición, pero como también puede perder agua, en algún momento tiene
que cerrarlos. Ahora bien, dado que la transpiración es uno de los mecanismos que provocan la
ascensión del agua de las raíces, cuando la planta tiene que cerrar sus estomas paraliza la
absorción de nutrientes y al mismo tiempo impide el intercambio de gases necesarios para la
fotosíntesis y la respiración. Por este motivo, las plantas adaptadas a climas muy áridos, en los
que la transpiración sería continua, tienen que reducir mucho la cantidad de estomas o bien
hacerlas desaparecer hasta reducidas a espinas. En climas menos extremos, como el
mediterráneo, las hojas van provistas de algunas estructuras que dificultan la salida del agua,
39
como ceras, pelos, tricomas, etc., especialmente adecuados para estaciones secas y cálidas.
La contribución de los seres vivos a la devolución del agua a la atmósfera es muy superior
en vegetales que en animales. De hecho gran parte de la evaporación continental procede de la
transpiración de los vegetales, pues son seres que absorben y transpiran agua continuamente y
son muchísimo más abundantes y con mucha superficie de transpiración (hojas).
40
Conclusiones: el ciclo global
Si consideramos la Tierra como una sola entidad global, se calcula que existe un total de
1.386.000.000 km3 de agua, el 96,5% de la cual (1.338.000.000 km3) se encuentra en los océanos
y sólo el 5% se encuentra involucrado en el llamado ciclo global del agua, siendo su motor los
procesos físicos que provocan los cambios de estado del agua, todo ello alimentado por la energía
solar, responsable de los procesos de evaporación en los océanos y, con el desigual calentamiento
de la atmósfera, de los restantes fenómenos meteorológicos involucrados en el ciclo.
Aunque la noción de ciclo es muy gráfica y racional, tenemos que tener en cuenta que
la renovación de este ciclo es lenta a esta escala, pues la mayor parte de este agua (1,76%) se
encuentra atrapada, sin apenas movimiento, en forma de hielo (24.364.000 km3), incorporándose
al ciclo débilmente en los deshielos parciales y de forma más importante en eras de calentamiento
global por efecto invernadero. Se estima que el tiempo de renovación del agua de los hielos es
de unos 1.000 años. También hay una parte de las aguas subterráneas, que representa el 1,7% del
agua del ciclo, que se incorpora también lentamente y una parte puede quedar atrapada en los
sedimentos en forma de agua fósil, estimándose su tiempo de renovación en un amplio intervalo
entre los 1.000 y 10.000 años. Todo ello retrasa el tiempo de renovación del agua de mares y
océanos, que se estima en unos 4.000 años. Los restantes compartimentos del ciclo mueven el
agua con más celeridad a escala humana, siendo el más corto el de los seres vivos, en torno a 1
semana, seguida de la atmósfera (1,5 semanas) y ríos y suelos (2 semanas), siendo el más lento
el de los lagos (10 años). Todo ello nos indica que el ciclo del agua no es un proceso que tenga
lugar de una manera continuada en toda su integridad tal como nos puede transmitir la imagen
ideal del mismo, sino que es un mecanismo que ocurre “por etapas”, es decir, paulatinamente,
no terminando de cerrarse hasta un plazo que oscila entre los 1.000 y los 10.000 años.
41
Estimaciones de renovación de los distintos compartimentos del ciclo del agua
Con todo, a nivel local variables tales como los eventos de sequía pueden retardar el
proceso de reciclaje natural del agua durante un tiempo corto a escala geológica pero a veces
excesivamente larga a escala humana, pues aunque la Tierra puede asumir estos retrasos en el
ciclo del agua, la actividad de la especie humana es muy sensible a estos retrasos.
42
Los recursos hídricos y sus usos
La especie humana, como cualquier ser vivo, necesita agua, especialmente porque es un
ser vivo adaptado al medio terrestre. Pero a las necesidades biológicas de agua, nuestra especie
debe añadir la que necesita para el desarrollo de su actividad. Pensemos que, al menos desde el
Neolítico, con el comienzo de la actividad
agrícola, empezamos a necesitar agua para
conseguir cosechas. Si al principio
dependíamos de la estación lluviosa para
conseguir el regadío, más adelante ideamos
sistemas (ej. pozos, acequias, etc.) para
conseguir tener agua en abundancia con
independencia del tiempo meteorológico.
Conseguimos llevar agua a zonas donde
escasea este recurso, siendo los acueductos
romanos un exponente de esta tecnología.
Más adelante descubrimos que el vapor de
agua podía mover unos engranajes y con Noria de tracción animal para extraer agua de pozo
ello producir movimiento o bien energía
eléctrica, etc. De este modo, desde hace mucho tiempo el agua ha sido un recurso natural
fundamental, sin el cual no se concibe la vida humana tal como la conocemos hoy.
43
por las actividades humanas, en cuyos casos el recurso no se puede utilizar. Con lo que
concluimos que el agua, siendo un componente mayoritario de la superficie terrestre,
paradójicamente es uno de los recursos más escasos y factor limitante para el crecimiento
económico en muchas regiones del mundo.
Si observamos las gráficas que
muestran la distribución de las aguas
superficiales o de escorrentía por
continentes y la comparamos con la
distribución porcentual de recursos
hídricos mundiales, vemos que hay
una estrecha relación entre cantidad
de aguas en ríos y recursos hídricos
disponibles, lo que nos indica que la
mayor parte de los recursos hídricos
que usamos provienen de ríos.
Según los datos aportados por el Libro Blanco del Agua de España (1991), en nuestro
territorio peninsular cae un total de 346 km3 de agua por la lluvia. De toda este agua, más de la
mitad (el 67,9%), es decir: 235 km3), se pierde por evapotranspiración, por lo que sólo se retienen
111 km3 de agua, la mayor parte de la cual (82 km3) va a parar a los ríos (escorrentía superficial)
y la otra parte (29 km3) se filtra e ingresa en los acuíferos, de los que unos 2 km3 se pierden por
transferencia a otros territorios o al mar. Esto significa que los recursos realmente disponibles
44
son 109 km3 (82 km3 en ríos y 27 km3 en acuíferos). En resumen, si expresamos estos datos en
una ecuación obtenemos un balance hídrico, en el que, siguiendo los principios del ciclo
hidrológico, las entradas de agua en el sistema tienen que ser iguales a las salidas:
Balance hídrico: PR = EV + ES + IN - TR
PR EV ES IN TR
Precipitación Evapotranspiración Escorrentía Infiltración Transferencias
346 235 82 27 2
Ahora bien, estos datos son de carácter general y promediado, pues este balance no es
igual en todas las zonas del territorio peninsular.
Si observamos el mapa de las lluvias, encontramos una desigual distribución de las mismas,
siendo más abundantes en la Cornisa Cantábrica y Pirineos, mientras que en el interior hay una
cantidad aceptable en zonas vinculadas a los sistemas montañosos. En cambio, la zona del
Levante, Extremadura y Sur de España tienen una pluviosidad más escasa. Aún así, habría
suficiente agua para las necesidades humanas. Pero tenemos que tener en cuenta las pérdidas de
agua, las cuales se producen principalmente por la evapotranspiración y este valor está vinculado
a las temperaturas.
45
Precisamente uno de los índices climáticos que nos pueden resumir esta relación es el
índice de aridez de De Martonne, cuya expresión es: i = P /T + 10. La escala de valores que se
utiliza para este índice es poco variada pero significativa para lo que estamos estudiando:
i < 10 Desértico
10 < i < 20 Árido
20 < i < 30 Subhúmedo
i > 30 Húmedo
Por lo tanto, llegamos a la conclusión que, mientras hay una parte de España donde la cantidad
de recursos es muy grande, bajo un clima húmedo, localizada principalmente en la cornisa
cantábrica (España Húmeda), hay otra parte, bajo un clima subhúmedo a semiárido, en la que
dichos recursos es algo o mucho más escasa, situada en el resto del territorio (España Seca).
Por este motivo, es de gran importancia en la gestión del agua tener en cuenta la
conjunción entre aporte de recursos hídricos y pérdidas por evapotranspiración. Esta relación
varía a lo largo del año porque en cada estación existe una relación diferente entre aportes
(pluvi o s i dad ) y pérdidas
(evapotranspiración), de ahí que
sea interesante determinar esta
relación o balance a lo largo de
todo el año hidrológico, cuya
representación gráfica es el
diagrama del balance hídrico de
una región determinada, de modo
que en nuestra climatología, este
diagrama evolucionará desde un
periodo de superávit de agua
porque la pluviosidad es muy alta
y la evapotranspiración muy baja Ejemplo de un diagrama del balance hídrico
46
precipitación es prácticamente nula y en cambio la evapotranspiración alcanza los valores más
altos (P<<ETP), que corresponde al final del verano y principio del otoño, con unos periodos
intermedios de transición.
En efecto, la Península Ibérica está formada básicamente por tres grandes tipos de
terrenos: silíceos (localizados en el tercio occidental), calizos (situados aproximadamente en el
tercio oriental) y arcillosos y detríticos (situados en el tercio central).
Distribución general de los tipos de suelos Relación entre tipos de suelo y acuíferos
Si tenemos en cuenta que los terrenos calizos y los detríticos son los únicos que permiten que el
agua se filtre, sólo en estos lugares. Ello explica que la localización de los acuíferos calcáreos
47
y detríticos, al mismo tiempo que evidencia una buena parte del territorio sin acuíferos.
Así pues, según datos del Libro Blanco para 1991, con una población de derecho de 38,9
millones de habitantes, en España se dispone de un total de 109.000 hm3 de recursos hídricos,
lo que teóricamente supondría 2.802 m3/habitante y año (es decir, 7.676 litros/h.a), una cantidad
que nos puede parecer grande, pero que en realidad representa poco más de un tercio de la media
mundial de recursos por habitante. Pero la
realidad es peor pues en la práctica no todo el
agua teóricamente disponible puede ser
aprovechada. De hecho, se estima que si no se
alterara artificialmente el ciclo hidrológico,
sólo se podría explotar el 10% del agua
teóricamente disponible, es decir, 280 m3/h.a.
Pero mediante determinadas manipulaciones
del ciclo (trasvases, extracciones, regulación,
etc.) se logra aumentar los recursos en un 40%
de los recursos teóricos, es decir 43.600 hm3 al
año, lo que supone una disponibilidad de 1.120
Balance general del ciclo del agua en España m3/habitante y año (es decir, 3.068 litros
anuales por habitante). Estas cifras van
variando cada año, según el régimen de precipitaciones y conforme se incrementan los sistemas
de aprovechamiento. Así, en el año 2002 se disponía de un total de 112.588 hm3/año, siendo lo
realmente disponible 54.000 hm3/año (1.356 m3/h.a), casi 11.000 hm3 más en tan solo diez años.
Aún así, es evidente que nuestro país es globalmente un territorio
con escasez de recursos hidrológicos, aunque como veremos más
adelante esta percepción solo tiene un valor relativo, ya que depende
del tipo de gestión que se haga a la demanda.
48
en la del Segura, 1.449 hm3 en la del Júcar y 1.213 hm3 en la del Pirineo Oriental. Frente a ello,
cuencas como la del Norte-Noroeste, llegan a tener excedentes de hasta 13.846 hm3 y cantidades
menores en las restantes.
En este sentido merece destacarse la cuenca del Ebro, una cuenca que tiene una importante
cantidad de recursos (19.000 hm3 potenciales), pero que solo logra disponer de 11.000 hm3, es
decir, el 57,8%, a diferencia de la cuenca del Júcar, cuya tasa de aprovechamiento es mayor.
49
Como se puede apreciar en este diagrama, la disponibilidad de recursos hídricos depende
no sólo de los recursos naturales sino también de
la población que los demanda. Dado que la
gestión del agua se realiza por cuencas naturales,
podemos encontrarnos que una cuenca pequeña
como la norte-noroeste con menos recursos
hídricos que la del Duero, Tajo y Ebro, dispone
de 6.300 m3/h.a. porque tiene que atender a una
población muchísimo más pequeña que la que
abastecen las segundas. Al contrario, las cuencas
de menor cantidad de recursos tienen que
atender a una población mayor que los otros dos
grupos reunidos, por lo que sólo dispondrán de
1.200 m3/h.a. Aún así todavía cabe considerar
más variables, como son los usos dominantes de
los sectores productivos, ya que actividades
Relación entre recursos hídricos y población como la agricultura son las que más agua
demandan, pero este sector no está igualmente
desarrollado en todas las cuencas hidrográficas.
Se tiene establecido, en base a la climatología de la zona, que del total de agua que cae
en forma de lluvia en Andalucía, el 24% forma escorrentías (superficiales y subterráneas) y el
76% restante se pierde por evapotranspiración. Así, en el año 1995, de los 47.686 hm3 caídos por
la lluvia, se disponía de un total de 11.480 hm3 de aportación natural media de escorrentías. De
esta cantidad, 4.798 hm3 (41,7%) fue la cantidad total de recursos hídricos realmente explotados,
de los cuales 2.918 hm3 eran superficiales (ríos y arroyos regulados), 1.013 hm3 procedía de
aguas subterráneas (pozos en explotación) y el resto (860 hm3) entre flujos de base y retornos.
Es preciso notar que de estas cantidades, la Cuenca Sur explotó el 32,5%, es decir: 1.006 hm3
(552 hm3 superficiales y 440 hm3 subterráneos).
Datos más recientes señalan que de 54.000 hm3 de precipitaciones caídas en Andalucía
(con un amplio espectro de situaciones que van desde los 201 l/m2 de Almería a los 2.055 l/m2
50
de Grazalema), se produjo una escorrentía total de 13.000 hm3 (es decir, el 24% de la lluvia
caída), de los que los ríos llevaban 502 hm3 de flujo de base, perdiéndose por evapotranspiración
41.049 hm3 (el 78% de la lluvia caída). Los recursos realmente aprovechados fueron de 4.527
hm3, de los cuales 3.304 fueron de aguas superficiales reguladas y 1.223 hm3 de aguas
subterráneas.
51
ocurre en el uso de los ríos para la navegación, la producción de energía eléctrica y en los usos
recreativos, aunque ocasionalmente podrían
tener algunas alteraciones o contaminaciones.
Los usos consuntivos cuentan directamente
para balance hídrico respecto a los recursos
disponibles, y junto a ellos se deben
considerar con los consumos naturales,
como los caudales ecológicos o
medioambientales. Los usos no consuntivos
son más bien limitativos del uso de los
caudales disponibles, cuando menos
temporalmente y deben tenerse en cuenta en Clasificación de los tipos de usos del agua
lo que restan del uso de los recursos
disponibles.
Balance entre recursos y demanda en las cuencas de la Península Ibérica en el año 2002 (hm 3)
Cuenca Aportes Recursos Demanda Balance
El balance entre recursos y demanda en el año 2002 en la parte peninsular de España arrojó un
superávit de 10.320 hm3, pero mientras que cuencas como el Norte, Duero y Ebro tenían
52
superávits por encima de los 4.000 hm3, otras cuencas, como Segura, Júcar y Guadalquivir, tenían
déficits por encima de los 200 hm3. Todo ello revela un desfase entre recursos y demanda que,
como veremos, crea tensiones entre cuencas excedentarias y deficitarias.
Pero ocurre a veces que las características climáticas, sobre todo en las zonas costeras,
son propicias para ciertas actividades como la agricultura y el turismo, cuya explotación produce
una atracción externa que genera nuevas demandas internas; en otros casos es la necesidad futura
de poner en cultivo nuevas zonas para satisfacer las necesidades alimenticias de la creciente
población humana lo que crean las demandas. Otro factor a tener en cuenta es la necesidad que
surge de limitar los daños por inundaciones, lo que conlleva la regulación de volúmenes de agua
en el tiempo, mediante presas, así como la defensa de márgenes o encauzamientos, con la
consiguiente repercusión medioambiental. En la actualidad ha de contabilizarse las repercusiones
medioambientales, por los distintos usos o actuaciones, que sin duda repercuten en la calidad de
vida y en la posibilidad de un desarrollo sostenido.
Las necesidades de agua del ser humano para usos consuntivos, en casi todas las
sociedades, pueden ser clasificadas en tres grandes grupos principales: agrícola, industrial y
doméstico o urbano. Hay otros usos de menor
entidad que normalmente se incluyen en
algunos de estos dominios. La proporción
entre estos tres grandes depende
fundamentalmente del tipo de desarrollo
económico de cada país o región. Así, en el
mundo, países industrializados como Estados
Unidos destinan a la agricultura solo el 41%
de sus recursos hídricos, mientras que la India
Comparación de usos del agua en dos estados
los requerimientos de este sector ascienden al
93%. Como promedio, a nivel mundial, la demanda de agua agrícola se sitúa en un 69%, seguida
de la industrial (23%) y la doméstica (8%).
Según los datos de 1991, en España, la demanda varía poco del promedio pues el sector agrícola
demanda el 68% y el industrial el 20%, pero hay una notable diferencia en cuanto a la demanda
doméstica, que se sitúa en un 12%, cuatro puntos por encima de la media mundial y nueve de
53
la media de un país superpoblado como la India. Pero si consideramos que las necesidades
biológicas de agua son las mismas con independencia del país de
origen, estas diferencias en la demanda urbana parecen estar más
relacionadas con el nivel de vida de la población y la consiguiente
cultura consumista, en la que el agua se consume como si fuera un
bien inagotable. Dentro de nuestro país, la demanda también varía
según las diferentes cuencas, pues cada una tiene diferente
composición de los sistemas económicos por circunstancias
geográficas o históricas. En efecto, según los datos de la demanda del
año 2002, con un total demandado de 39.677 hm3, y no considerando
otros sectores (7.157 hm3), la demanda del sector agrícola del la
España peninsular estaba en el 78,2%, seguida de la doméstica con el
15,1% y luego la industrial con el 6,6%. Pero si comparamos cuencas,
observamos que unas tienen una altísima demanda en el sector
agrícola (ej. Duero con el 93%, Guadiana con el 90,1% y Ebro con el
Comparación de usos del 90,4%), mientras que la demanda del sector industriales muy alta en
agua entre España y el
el Norte (30,8%) y Pirineo Oriental (24,3%); en cuanto al sector
promedio mundial
doméstico, es muy elevada en el Pirineo Oriental (55,1%) y la
explicación está en la densidad demográfica de la zona.
Norte 10.177 2.852 (2.291) 797 34,7 706 30,8 788 34,3
Tajo 7.469 3.738 (2.908) 2.066 71,0 211 07,2 631 21,6
Guadalquivir 4.429 4.538 (4.117) 3.401 82,6 170 04,1 546 13,2
Sur de España 1.313 1.351 (1.303) 885 67,9 28 02,1 390 29,9
Júcar 3.636 3.870 (3.372) 2.553 75,7 127 03,7 692 20,5
Ebro 16.897 12.188 (8.181) 7.400 90,4 400 04,8 381 04,6
Pirineo Oriental 1.726 1.568 (1.512) 310 20,5 368 24,3 834 55,1
TOTAL 60.511 39.677 (32.520) 25.433 78,2 2.175 06,6 4.912 15,1
Se observará que la Cuenca Sur tiene un predominio de demanda agrícola (67,9%), pero no tan
alta como en otras regiones, debido a que la estructura territorial (montañosa) impide la
agricultura de regadío. En cambio, la demanda del sector doméstico es la más alta de Andalucía
y una de las más altas de España, lo que se atribuye a la alta concentración demográfica en el
litoral del sur de Andalucía, y la duplicación de su población en temporada turística.
54
1. Los usos agropecuarios. Este bloque supone el 69% de los usos del agua en el Mundo,
que en España alcanza el 90% en algunas cuencas. Sin duda alguna el regadío es el mayor
demandante y consumidor de agua en todo el mundo y no es una excepción nuestro país, con una
larga tradición agrícola y ganadera. Este agua procede en su mayor parte de la escorrentía (1/3
del agua de lluvia) si bien una buena parte de este agua se pierde, hecho que ha llevado a la
construcción de sistemas de contención,
tales como presas que frecuentemente están
vinculadas a un determinado Plan de
Regadíos, que amplían considerablemente
la superficie regable. Una parte mínima
procede de acuíferos (aguas subterráneas),
si bien en algunos países áridos o
semiáridos es la fuente principal. La
demanda de agua de este sector depende
mucho del tipo de cultivo o ganado se trate.
Así, para lograr la masa de una ternera se
necesita 9.800 litros, pero para producir un
Proporción de usos del agua y gastos por sector pollo la cantidad es comparativamente muy
superior: 6.000 L. En cultivos, para lograr
1 kg de arroz se necesitan 4.000 L, mientras que para el mismo peso de algodón se precisan
10.000 L. No obstante, como veremos más adelante, actualmente el sector está acometiendo una
profunda reconversión, incorporando sistemas de riego más eficientes que los tradicionales. Dada
la magnitud del agua y su carácter consuntivo este sector se considera como el principal
responsable de los problemas del déficit hídrico en una región cuando el consumo supera a la tasa
natural de reposición.
2. Los usos industriales. Este sector supone el 23% de los usos a escala mundial, pero
en España oscila entre un 30% en regiones industrializadas y un 1% en regiones casi únicamente
agrícolas. Es el agua que utilizan las industrias para su funcionamiento, sea para incorporarla a
sus productos, como agente de vapor, para limpieza o refrigeración. Esta demanda dependerá del
desarrollo del sector y del
coeficiente de uso y pérdida
derivados de la tecnología
empleada. Por ejemplo para
fabricar 1 Tm de plástico se
necesita 2.000.000 L, mientras
que para fabricar 1 Tm de
cemento se necesitan 4.500 L.
Los procesos industriales
suponen también un uso
consuntivo del agua, pues hay
una pérdida de agua, además de Gastos de agua en diversos sectores industriales
que el agua de rechazo resultante
frecuentemente incorporan sustancias tóxicas y peligrosas que han de ser depuradas antes de ser
vertidas o incorporadas a la red de saneamiento. Algunas industrian reciclan el agua e incorporan
sistemas de eficiencia que abaratan los costes.
55
3. Los usos domésticos. Este sector supone el 23% de los usos a escala mundial y en
España oscila entre el 55% en la muy poblada cuenca del Pirineo Oriental y el 4% de la más
despoblada cuenca del Ebro. Es el agua de abastecimiento a la población urbana para atender a
la demanda propia de las ciudades, especialmente el consumo doméstico (necesidades biológicas,
aseo, cocina, limpieza, saneamiento), pero también las de
uso comercial, fuentes públicas, etc. Los usos domésticos
varían según la cultura y la disponibilidad de recursos. En
países desarrollados, una gran parte del agua doméstica se
utiliza para el aseo personal (37%) y la limpieza (29%),
siendo importante el agua que se emplea por las cisternas
para eliminar las heces (32%); en cambio es mínima la
cantidad que se utiliza para atender a las necesidades
biológicas de agua (2%). En España se consume 300
L/habitante y día.
Se trata igualmente de un uso consuntivo pues, además de que una parte del agua es
retenida, la que se devuelve al medio o de rechazo, llamadas aguas residuales urbanas,
presentan un grado importante de contaminación. No obstante, aunque frecuentemente van
mezcladas en la red de saneamiento, conviene distinguir entre aguas grises (aguas procedentes
de la colada, limpieza, baño, etc.) y aguas negras (aguas procedentes de la excreción y
defecación humanas). Esta distinción tiene importancia para la depuración, ya que el proceso de
depuración de las aguas negras es mucho más lento y costoso que el de las aguas grises. Sin
embargo, en nuestro país estos dos tipos de aguas no se separan en el saneamiento y en muchos
casos tampoco se separan aguas domésticas y aguas pluviales.
56
El balance hidrológico en la cuenca del Vélez
PR = ES+IN+AB +ET
Partiendo de este ciclo natural, tenemos que ajustar la intervención humana, que en el caso de
la cuenca del río Vélez empieza por el almacenamiento (en el Embalse de la Viñuela) de aguas
superficiales (ES), sean de origen pluvial o de fuentes de acuíferos (IN), aunque todavía hay
municipios que se abastecen directamente de acuíferos y muchos regantes que utilizan pozos
propios. Desde la zona de almacenamiento el agua se utiliza en la Axarquía fundamentalmente
para dos sectores sociales: la agricultura (RE) y, en menor medida, el abastecimiento a la
población (UR). Tras los usos consuntivos de ambos sectores, una parte del agua se devuelve al
medio (retorno), que en el caso de los usos urbanos necesita un proceso previo de depuración
para evitar la contaminación del medio acuático. De este modo, la ecuación del balance
hidrológico intervenido a partir de las aguas superficiales y subterráneas (estén o no almacenadas
en embalse) como recursos, sería del siguiente tipo:
PR = (ES+IN)-(RE+UR)+AB +ET
57
La lluvia en la cuenca del Vélez
El punto de partida es por tanto el agua que cae por las lluvias o precipitaciones. Esto nos
conduce al estudio del clima de la Axarquía y, en particular los microclimas existentes en la
cuenca del río Vélez. Ya vimos anteriormente que para esto necesitamos no sólo la cantidad de
agua que cae por la lluvia, sino también el efecto de la temperatura, que se traduce
principalmente en las pérdidas de recurso por evapotranspiración. Recordemos que una manera
sencilla de catalogar el clima de una región, al menos desde el punto de vista hídrico, es el índice
de De Martonne (i = P/T + 10), es decir una relación inversa entre la precipitación anual y la
temperatura media anual.
De este modo, y aplicando la ecuación, en la zona considerada, obtenemos: que i = 616,2 / 18,1
+ 10 = 21,9. Mirando la tabla observamos que está comprendido entre 20 y 30, que corresponde
a un clima de tipo "intermedio" (entre árido y húmedo), si bien muy cercano al dominio del
árido. Este valor, que corresponde más bien con zonas más litorales, se debe a la intrusión
térmica que provoca la Hoya o Valle del río Vélez, que alcanza la zona de la Viñuela.
58
Diagramas ombrotérmicos de las estaciones de Alfarnate y de Vélez-M álaga
húmedas, pues ambas pertenecen al clima mediterráneo, se pude observar que la mayor
pluviosidad de Alfarnate respecto de Vélez provoca la aparición en la primera de un corto
periodo de humedad superior (por encima de los 1000 L/m2) a la normal en esta climatología.
Por otra parte, la estación de Alfarnate, más elevada latitudinal y altitudinalmente que de
Vélez-Málaga, tiene un clima más continental, por lo que las diferencias entre las temperaturas
máximas y mínimas es mayor que en Vélez-Málaga, que está amortiguada por la cercanía del
mar. Esto explica que en la estación de Alfarnate haya periodos de heladas en invierno.
Por este motivo, los promedios anteriormente referidos para la zona del Embalse de la
Viñuela sólo nos dan una aproximación, pues la distribución de lluvias y temperaturas en la
cuenca del río Vélez es desigual según la latitud:
Se puede apreciar que, en general, la pluviosidad aumenta con la latitud, mientras que la
temperatura media desciende con la latitud.
Para averiguar la cantidad de agua total que cae en un año promedio en la cuenca del río
Vélez, podemos tomar como referencia el mapa de isoyetas del antiguo Atlas Hidrogeológico de
la Provincia de Málaga (Diputación Provincial de Málaga, 1988). Calculando la superficie que
59
corresponde a cada intervalo de pluviosidad y partiendo de una superficie total de cuenca que
hemos calculado en 612, 89 km2 (frente a la más manejada de 609 km2), obtendremos unas
superficies que corresponden a unos intervalos de pluviosidad, de los que tomamos la cantidad
media entre los dos extremos de cada intervalo para calcular la cantidad de agua que entra:
Es decir, sobre la cuenca del río Vélez, con una superficie total de 612,89 km2 cae al año un total
de 433,6 hm3 de lluvia, lo que, aplicando una media ponderada de la pluviosidad de todos los
intervalos de la cuenca, supone un promedio de 707 L/m2 , que redondeamos a la baja en 707
L/m2. Corrigiendo el índice de aridez, volvemos a obtener un clima de tipo intermedio, pero esta
vez es algo más húmedo que el
calculado con la media de la zona del
Embalse, lo cual se debe a que hemos
incluido la parte norte de la cuenca,
que es mucho más húmeda que la zona
donde se encuentra el Embalse.
Según estos datos, la media interanual en el Embalse de la Viñuela sería de unos 616 mm/m2 de
lluvia al año, una cifra más baja que la media para toda la cuenca del Vélez, vista anteriormente.
En esta evolución es muy evidente la fuerte oscilación que existe entre años secos (por debajo
de la media interanual) y años húmedos (por encima de la media interanual). Así, el año más seco
de est serie fue 1992, con tan solo 330,5 L/m2, mientras que el año más húmedo fue 1996, con
60
1.175 L/m2, precisamente el año que el Embalse de la Viñuela alcanzó su máximo histórico (167
hm3). En estas oscilaciones se puede advertir gráficamente tan solo dos picos por encima de los
500 L/m2 en toda una década, manteniéndose un periodo de sequía (con valores inferiores a esta
cantidad) durante 5 años (1990-1995). Estas fuertes oscilaciones y las prolongadas sequías
tendrían efectos negativos para los intereses humanos de mantener los mismos hábitos de
hiperconsumo, si bien medidas como el embalse de la Viñuela contribuyen a tranquilizar a la
población y a mantenerse en los mismos hábitos.
Según estos datos es evidente que el año 2004-2005 fue un año seco, con solo el 53% del
promedio interanual, mientras que el año anterior fue un año húmedo, con un 156,4% del
promedio interanual. En cambio, el año siguiente (2005-2006) fue un año más normal, aunque
con una media inferior (83%) a la media interanual. Los datos referidos a la zona de la Viñuela
muestran que la media interanual es muy inferior a la obtenida incluyendo la década anterior, lo
que muestra una situación general deficitaria (mayores periodos de sequía) en los últimos años.
Del mismo modo, la media de toda la cuenca aparece con una cifra menor (546 L/m2) que la
calculada a partir de las isoyetas de los mapas pluviométricos clásicos (707 L/m2). Para conciliar
ambos datos consideraremos, a falta de otro criterio, la media anual entre ambas cifras (626,5
L/m2) como dato para la contabilidad de los recursos hidrológicos que entran en la cuenca, que,
considerando la superficie de la cuenca (612,89 km2) supone un volumen de 384 hm3/año.
61
el caso de los años hidrológicos 1982-83, 1994-95, 1998-1999. Pero realmente, como es de
esperar, no hay regla fija, pues si examinamos los registros del siglo XX, los intervalos oscilan
entre 0 y 13 años, siendo el promedio de 7 años. Dentro de estos periodos los años
verdaderamente húmedos (pluviometría superior a la media) son relativamente raros. El periodo
de sequía puede pronosticarse por lo que se conoce como punto de marchitez, que nos da la fecha
del año en que empieza a marchitarse la vegetación por déficit hídrico, es decir, cuando el suelo
no tiene suficiente cantidad de agua para mantener la vegetación. Los años secos han estado
precedidos de un punto de rocío precoz, prácticamente a mediados del mes de mayo, mientras
que los años lluviosos o húmedos este punto se ha situado en la segunda quincena de junio.
62
las olas de calor, fenómenos que se están produciendo con mayor frecuencia en nuestra región
en los últimos años. Por ejemplo, en el año 2003 se conoció un verano extraordinariamente
caluroso, lo que contrastaba con las inundaciones producidas por fuertes lluvias.
Según las previsiones realizadas para el sur de Europa por el Panel Intergubernamental
para el Cambio Climático (IPCC), se prevé para Europa un calentamiento que oscila entre 0,1º
y 0,4º por década (dependiendo de los escenarios considerados), siendo este calentamiento
máximo en el sur de Europa. El calentamiento sería más homogéneo durante el invierno, pero
en el verano dibujaría un acusado gradiente norte-sur, de forma tal que en el sur de Europa se
situaría en 0,2º-0,6º por década. Las precipitaciones también muestran esta disimetría entre el
norte y el sur, señalando un aumento en el norte de un 1% a un 2% por década y un ligero
descenso en el sur, que no supera el 1% por década. Es destacable también el gran contraste
existente entre el invierno y el verano en las pautas de cambio pluviométrico. La mayoría del
territorio europeo aumentará sus precipitaciones en el invierno, pero en el verano surgirá un
fuerte gradiente norte-sur, con un incremento superior a un 2% por década en el primero, frente
a un descenso que rebasará el -5% en el segundo. La disminución de las precipitaciones
precisamente durante la estación estival, que es la que registra mayor evaporación del aire,
implicaría una reducción sustancial del contenido de humedad del suelo y constituiría una seria
amenaza para el estado de los recursos hídricos, lo cual ya se recoge en numerosas
investigaciones y en documentos oficiales relacionados con este tema.
La filtración en acuíferos
Una vez que se producen las precipitaciones, una parte del agua se filtra en los diferentes
acuíferos que se encuentran en la comarca. Recordemos que los acuíferos aparecen allá donde
existen rocas permeables, bien porque sean porosas (acuíferos detríticos) o porque estén
fracturadas (acuíferos carbonatados). En la comarca de la Axarquía, son los siguientes los
63
acuíferos carbonatados se encuentran situados en el norte, formando las alineaciones montañosas
calcáreas de la Dorsal Bética y de Tejeda-Almijara. Ambas son carbonatadas, pero la Dorsal
Bética es caliza y la Tejeda-Almijara es marmórea. Entre los acuíferos detríticos sólo destaca por
su importancia el del río Vélez, y en menor medida los de Algarrobo y Torrox, formado
principalmente por terreno aluvial reciente. Como se ha indicado anteriormente, se consideran
otros acuíferos de baja capacidad situados en el Corredor de Colmenar-Periana (detrítico) y en
los esquistos del Macizo de Vélez y Montes de Málaga (metapelitas) que por se de escasa entidad
no se consideran en este estudio.
En el mapa del Atlas Hidrogeológico de Málaga (1988), se observa que en la cuenca del
Vélez existen dos tipos de acuíferos: carbonatados (en las sierras septentrionales de Alfarnate y
de Tejeda) y detríticos, unos poco significativos, de materiales de la era terciaria y otros más
importantes de aluvial cuaternario (en la vega del río Vélez). Es preciso tener en cuenta que entre
los acuíferos carbonatados se encuentra uno (el poljé de Zafarraya) que comparte su acuífero
entre la vertiente atlántica (forma parte del acuífero de Loja) y la vertiente mediterránea (que
emerge en Guaro, cerca de Periana, dando nacimiento al río de su nombre.
64
Resumen de los recursos hidrogeológicos subterráneos de la comarca de la Axarquía
(según Atlas Hidrogeológico de M álaga, 1988)
Contabilizando los sistemas anteriormente señalados como fuentes del río Vélez, obtendríamos
100 hm3/año, una cifra que es elevada por varios motivos. En primer lugar, la cuenca de
Camarolos-S.Jorge descarga principalmente en la cuenca del Guadalquivir, por lo que habría que
excluirla. Por otra parte incluye el cómputo total del acuífero de Tejeda (26,5), cuando en
realidad esta cifra debería ser menor (en torno a 9 hm3), pues buena parte del mismo descarga en
la cuenca del Guadalquivir. Lo mismo sucede con el acuífero de Sª Gorda-Guaro, de cuyos 100
hm3 aproximadamente 10 hm3 corresponderían a la cuenca del río Vélez y el resto a la del
Guadalquivir. Si se corrigen estos datos los recursos podrían ser los siguientes:
65
La nueva edición del Atlas Hidrogeológico de Málaga (2008) nos muestra una relación
entre infiltración y escorrentía, pues nos indica tanto el caudal de recarga anual de los acuíferos
como las descargas subterráneas a ríos:
Es decir, según estos datos, los acuíferos de la cuenca del Vélez tienen una recarga anual
de 63 hm3/año (de los 114 hm3 de la Axarquía), de la cual se extraen 14 hm3/año (28,6 hm3 en
la Axarquía), de los que 3 hm3 retornan al acuífero de Vélez (se incluirán después). Estos datos
nos muestran la infrautilización de los recursos subterráneos, aunque una parte descarga a ríos.
Se observará que la cifra aportada para Tejeda es de 12 hm3,, superior a la que se daba
antes, pero es porque incluye los acuíferos de Canillas de Aceituno y de Las Fuentes, que en
realidad forman parte del mismo acuífero de Tejeda. También debe señalarse que en el caso del
acuífero detrítico del río Vélez la tasa de recarga anual aparece con solo 2 hm3/año, pero recibe
28 hm3 de aguas subválveas del propio río Vélez, contabilizando 30 hm3 en total (no teniéndose
en cuenta los retornos) lo que demuestra la fuerte dependencia de este acuífero de los aportes de
aguas superficiales, que posiblemente se vean comprometidas con la retención de agua en la
presa de la Viñuela, a pesar de que teóricamente debe haber desembalses periódicos para la
recarga de este acuífero del que viven muchos agricultores.
En este atlas se aportan los datos de descarga de los acuíferos que también nos permiten
advertir la proporción de agua que recibe la cuenca del río Vélez de los acuíferos carbonatados
que se comparten con la cuenca del Guadalquivir. Así, el de Sª Gorda, de 85 hm3 filtradas, solo
8-9 (10 como máximo) van a la cuenca del Vélez, mientras que el de Tejeda, de 35 hm3 solo 12
hm3 van a Málaga, de los cuales aproximadamente 9 hm3 van a la cuenca del Vélez. De este
modo, para sucesivas interpretaciones de estos acuíferos compartidos, establecemos los
siguientes porcentajes:
66
Evolución del comportamiento de los principales manantiales de la Axarquía
(Atlas Hidrogeológico de M álaga, 2008)
67
En el balance que hace Escolano (1997), se apoya en un estudio piloto realizado en 1985
en la cuenca del río Vélez en el que se contabilizó el agua que se extraía en 300 pozos, aportando
los siguientes datos de los acuíferos de la Axarquía:
TOTAL 42 8,4
Así pues, a partir de este estudio los recursos subterráneos reales serían 50,4 hm3 (42+8,4), que
para la cuenca del río Vélez serían 45,9 hm3, una cifra bastante inferior a la evaluada en el Atlas
Hidrogeológico de Málaga, cifrada en 66 hm3. Es posible que la explicación de este desajuste se
deba a que en este estudio, basado en la descarga artificial, parece que no se incluyó la descarga
natural que se efectúa en los diferentes acuíferos, dando lugar a una cifra menor.
Sabar Guaro
Guaro
Calizas
Cueva
Seco Benamargosa
Ríos de surgencias de terrenos Solano
carbonatados (permeables)
Alcaucín
Mármoles Salia
Bermuza Vélez
Almanchares
Rubite
Almáchar
Ríos de escorrentía en terrenos Esquistos Iznate Vélez
esquistosos (impermeables) Mineral
Romero
68
El cauce principal es el río Vélez, que nace a más de 1000 m de altitud, formando el arroyo
Cárdenas, y un recorrido de unos 29,3 km, con una pendiente media del 3,4%, aunque en su
nacimiento la pendiente es muy superior, debido a que se encaja en los materiales alpujárrides
de los cursos medio y bajo.
69
El análisis de estos datos nos revela un mayor caudal anual en el río Guaro (0,947) que en el río
Alcaucín (0,389), en parte explicable por las características del acuífero del río Guaro (que
conecta con el complejo y rico sistema de Sª de Alhama) y por su mayor cantidad de fuentes. Sin
embargo, es constatable la gran variabilidad del caudal en un mismo río (ej.Guaro),
especialmente si comparamos los valores máximos (ej.2,006) con los mínimos (ej.0,044). Esta
variación no es tan acusada en el río Alcaucín donde la diferencia entre los valores máximos
(0,836) es pequeña respecto de los valores mínimos (0,042).
Luego es evidente que, a pesar de la regulación kárstica de los macizos carbonatados que
nutren a estos ríos, el coeficiente de variación anual es alto, por encima del 70%, siendo algo
menor en el río Alcaucín (73,8) que en río Guaro (80,6). Esta regulación kárstica es mucho más
efectiva en el río Alcaucín que en el río Guaro, como se desprende del hecho de que la desviación
típica en el río Alcaucín es netamente menor (0,287) que en el río Alcaucín (0,764). Tanto en uno
como en otro caso se advierte una clara coincidencia de las estaciones lluviosas con los
momentos de máximo caudal, adquiriendo los valores más bajos coincidiendo con los meses
veraniegos, y alcanzando el mínimo en el mes de Agosto, con 0,04 de promedio en ambos ríos.
En cuanto a los manantiales, presentan una importancia desigual, de forma que algunos
de ellos tienen una afluencia intermitente (fuentes vauclasianas) y otros de surgencia más regular.
Entre los datos disponibles, figuran los del río Guaro, cuyo manantial arroja una media de 200
l/seg, una cifra que se incrementa notablemente en épocas de fuertes lluvias, como se ha podido
comprobar en el lluvioso invierno de 1995-96. El río Sabar tiene un manantial que arroja 100
l/seg. y el río de la Cueva tiene una manantial con 200 l/seg.
Para determinar los recursos hidrológicos que dependen de estos cauces, disponemos de
70
los datos de los caudales medios. Una primera serie de datos nos la aporta Escolano (1997) a
partir de aforos efectuados por la Confederación Hidrográfica del Sur
Sin embargo, según otras fuentes, como los aportados en el Plan Guaro, que teóricamente
utiliza los datos de Confederación Hidrográfica del Sur, los datos son significativamente
mayores, como lo muestra la siguiente tabla:
Es evidente que en esta relación los aportes medios de todos los ríos son muy superiores a los
aportados anteriormente. Pensamos que posiblemente se daba a que aquí figuran los caudales
máximos en el año y no los medios tal como se ha visto en el caso anterior. Los últimos datos
sobre este apartado nos lo proporciona el Atlas Hidrogeológico de Málaga (2008).
71
Es decir, según los datos de aforo aportados por el Atlas Hidrogeológico de Málaga, en los
485,62 km2 de la cuenca del río Vélez (ya que los 123,6 km2 restantes son de ríos de curso no
regular por estar en zonas de esquistos y por tanto no se han aforado), las aguas superficiales
aportan 67 hm3/año de recursos hídricos. En el resto de la comarca los recursos serían 48,4 hm3,
lo que sumado a lo anterior dan 115,4 hm3/año para toda la Axarquía.
El almacenamiento
La única infraestructura que permite la retención y regulación de las aguas superficiales
es el complejo del Embalse de la Viñuela, que se nutre de los afluentes más importantes de la
cuenca del río Vélez. Los datos de aforo son los siguientes:
Es decir, aunque el volumen teórico el embalse es de 170 hm3, la naturaleza arcillosa del lecho
invalida aproximadamente 2-3 hm3, según las fuentes (ej.Cuenca Mediterránea Andaluza
reconoce 2 hm3 menos), con lo que en la práctica se habla de 168 o167 hm3 como el 100% de la
capacidad del embalse, que fue el volumen que se registró en 1996 cuando el embalse rebosó por
vez primera por su aliviadero. La aportación media de todos los cauces es de 92 hm3 (los aforos
de todos los ríos, según el Plan Guaro, dan una cifra ligeramente superior: 94,96 hm3).
72
De nuevo observamos aquí la variabilidad del volumen de recurso almacenado
dependiendo de los periodos húmedos y secos, de modo que el embalse acusa los periodos secos
y húmedos con vaciados y llenados con un desfase aproximado de seis meses a un año. Así en
la gráfica es notable el largo periodo de escasez desde el año 1998 hasta el 2004. En realidad la
gráfica anterior nos muestra una parte de una serie de ciclos de sequía, el primero de los cuales,
que terminó en 1995, arrojó el record de vaciado del embalse, con 18 hm3 al 30 de septiembre.
Le siguió un periodo húmedo, que dio como resultado el máximo histórico de el embalse,
cifrado en 167 hm3, momento en el que el agua se elimina por vez primera por los aliviaderos.
Pero en 1999 se inicia otro periodo de sequía con mínimos históricos en 12 hm3 al 30-IX, que
termina en el 2004, en que se registra un máximo de 154 hm3. Sin embargo, a partir del 2006 se
inicia un nuevo periodo de sequía que está durando hasta el año actual 2008.
La evapotranspiración
La evaporación es un fenómeno físico según el cual el agua pasa de estado líquido a
gaseoso y se produce desde la superficie del suelo y la vegetación (inmediatamente después de
la lluvia), desde las superficies de agua (ríos, embalse) y desde la parte más superficial de los
acuíferos. Por ejemplo, los valores promediados en una década para la cuenca del Vélez serían:
Es decir, según estos datos, la evapotranspiración media mensual sería de 53,49 L/m2, que en los
612,89 km2 de superficie de la cuenca supondría un promedio de 32.783.486.000 L, es decir,
32,78 hm3.
Por este motivo, según la cantidad de lluvia caída en un periodo dado, habrá un exceso
de agua(ej. entre otoño y primavera) o un déficit (ej.en verano). Y cuando las precipitaciones son
superiores a la evapotranspiración potencial, la evapotranspiración real coincide con la potencial,
mientras que cuando las precipitaciones son menores que la evapotranspiración potencial, la real
73
tiene dos fases: al principio es mayor que las precipitaciones pero menor que la potencial (ya que
se evapora la reserva de agua) y luego, cuando se agota la reserva de agua, la real coincide con
las precipitaciones. La recarga de la reserva de agua se producirá cuando las precipitaciones
vuelvan a ser mayores que la evapotranspiración potencial.
Para establecer la evapotranspiración potencial y real de la cuenca del Vélez, y dado que
no disponemos de suficientes datos, podemos hacer la media entre los datos de dos de las
estaciones latitudinalmente más separadas: Vélez y Alfarnate:
R 24 28 46 64 98 1,4 0 3 29 47 42 29 424
R 15 19 34 48 73 108 13 09 43 58 31 17 468
Es decir, según estos cálculos, en la cuenca del río Vélez la evapotranspiración potencial media
se sitúa en los 868,5 L/m2, mientras que la real está en 446 L/m2 anuales. Tomando como
referencia de este parámetro la evapotranspiración real, en los 612,89 km2 de superficie de la
cuenca supondría un promedio 273.348.940.000 L/año, es decir, 273 hm3/año se pierden en toda
la cuenca del río Vélez por evapotranspiración real.
En el mapa de evapotranspiración potencial de Elías y Ruiz (1965) para esta zona nos
muestra una zonación con isoyetas que van desde 900 a 800 L/m2. Podemos observar que en la
cuenca del Vélez hay aproximadamente un 30% de la superficie estaría entre 900-1000 L/m2 de
evapotranspiración anual, un 50% estaría comprendidad entre los 800-900 L/m2 y un 20% estaría
entre los 700-800 L/m2. Si tomamos la media de estos intervalos en cada proporción de superficie
de la cuenca del río Vélez, obtendríamos los siguientes datos:
74
Isoyetas en la cuenca del Vélez
% Superficie 30 50 20 100
Es decir, según estos cálculos, del total de lluvia anual que cae se pierde aproximadamente el
76% por evapotranspiración real, una cifra que coincide con el porcentaje de evapotranspiración
que se produce en la región andaluza y cercana a la primera de las halladas a partir de mapas de
evapotranspiración.
Sin embargo, utilizando los datos actualizados que finalmente hemos seleccionado para
el balance hidrológico de la cuenca del Vélez, los cálculos serían los siguientes:
Este nuevo dato nos aporta una evapotranspiración real de 65,6% de los recursos aportados, algo
inferior a la media andaluza.
75
Los elementos del balance hídrico
Según los cálculos realizados en el Plan Hidrológico de la Cuenca Sur (1999), los
recursos disponibles en el Sistema II (Axarquía), que incluye la cuenca del Vélez (subsistema II-
1), la de Arroyo de la Madre (Zafarraya) (Subsistema II-2) y las cuencas menores de Vélez a
Nerja (Subsistema II-3), son los siguientes, estimándose cierto aumento en horizontes de
sucesivas décadas:
76
Subs. Actual Horizonte 10 años Horizonte 20 años
Sub Sup n.con Total Sub Sup n.con Total Sub Sup n.con Total
II-1 38 11 - 49 20 57 - 77 20 57 - 77
II-2 9 1 - 10 9 1 - 10 9 1 - 10
II-3 10 12 - 22 10 12 - 22 10 12 - 22
Así pues, a fecha de redacción del mencionado Plan Hidrológico de la Cuenca Sur (1999),
los recursos totales disponibles en todo el Sistema II (Axarquía) se evalúan en 82 hm3/año, de
los cuales 57 hm3/año corresponden a los subterráneos: 9 hm3/año en el subsistema II-2 y 48
hm3/año entre el II-1 y II-3 (en su mayor parte del acuífero del río Vélez) y 24 hm3 de
superficiales. En aquella fecha aún no se encontraba plenamente operativa la presa de la Viñuela,
por la falta de infraestructura de canales y conducciones necesarios, por lo que se suponía que
los 25 hm3/año considerados como disponibles superficiales procedían de la regulación natural
que, junto con los bombeos en los acuíferos, abastecían las demandas existentes.
Estos datos no encajan con otros estudios. Así, por ejemplo, según el balance realizado
por Escolano (1997), en todo el Sistema II (Axarquía) existen 133,4 hm3, una diferencia en más
de 50 hm3 de la señalada en el Plan Hidrológico de Cuenca. Dicha cifra resulta de sumar 59 hm3
de aguas superficiales, 50,4 hm3 de aguas subterráneas y 24 hm3 de retornos (70% del
abastecimiento). Restringiendo estos datos para la cuenca del río Vélez, los recursos serían de
112,6 hm3/año, resultantes de la suma de 53 hm3 de aguas superficiales, 38,3 hm3 de aguas
subterráneas y 13,79 hm3 de retornos, aplicando la regla del 70% de los abastecimientos que,
según sus cálculos sería de 19,7 hm3/año.
Utilizando datos más actualizados, en apartados anteriores hemos mostrado los cálculos
que nos ha llevado a la consideración de la disposición de 132 hm3/año de recursos hídricos en
la cuenca del río Vélez. Esta cifra supone el 34,4% de los 384 hm3 que entran en la cuenca, a
través de las precipitaciones naturales cada año, ya que el resto (252 hm3) lo perdemos por
evapotranspiración.
De estos 384 hm3 de aguas pluviales, una parte se filtra en los diferentes acuíferos, tanto
carbonatados como detríticos, de la cuenca, totalizando 65 hm3 que ingresan como aguas
subterráneas y por tanto no se pierden por evaporación hasta que emergen en fuentes que dan
lugar a los ríos. Los restantes 67 hm3 quedan como aguas superficiales (ríos y arroyos), de curso
regularizado por provenir de filtraciones kársticas.
77
Partiendo de la ecuación del balance hidrológico (PR = ES+FI+EV), los datos de los
recursos hidrológicos naturales disponibles se referirán a los recursos superficiales (ES) y
subterráneos (FI), eliminando la parte que se pierde por evapotranspiración real (EV).
PR FI ES EV Recursos
(FI + ES)
Luego los recursos disponibles para uso humano son 133 hm3/año, de los que 67 hm3 son de fácil
acceso porque son superficiales.
En resumen, según los datos del Atlas Hidrogeológico de Málaga (2008), la comarca de la
Axarquía cuenta teóricamente con un volumen de 238 hm3/año de recursos hidrológicos, de los
cuales 123,3 hm3 son subterráneos y 115,4 hm3 son superficiales.
Alfarnate 10 0 10
Tejeda-Almijara Alberquillas 14 2 12
(carbonatados)
Canillas Albaida 1 0,1 0,9
Almijara 20 1 19
78
Vélez Vélez 33 39 -6
(Detrítico)
Según la edición moderna del Atlas Hidrogeológico de Málaga (2008), los acuíferos del
subsistema II-3 (Alberquillas-Almijara) suman 57 hm3/año, de la que solamente se utiliza el agua
que se descarga en forma de aguas superficiales en un total de 48,4 hm3 que dan lugar a los
principales ríos (Algarrobo, Torrox, Chíllar y Miel).
A pesar de estos recursos fuera de la cuenca del río Vélez, una parte importante de los
recursos de esta cuenca se está empleando actualmente para abastecer de agua potable (desde la
ETAP de Vélez, con recursos del Embalse de la Viñuela) a poblaciones del Sistema II que están
fuera de la cuenca del río Vélez, como los municipios del litoral al este (Vélez-Rincón,
Moclinejo, Totalán y Macharaviaya) y al oeste de la desembocadura del río Vélez y a una parte
considerable del subsistema II-3 (Algarrobo-Torrox), estando en proyecto incluir al resto de este
subsistema (Frigiliana-Nerja). Por otra parte, como se indicará más adelante, parte de estos
recursos embalsados forman parte del Plan Guaro de regadíos, que aporta recursos a cuencas
externas a la del río Vélez. Finalmente también se trasvasa agua a la capital de Málaga.Todos
estos datos es preciso tenerlos en cuenta en la contabilidad de la demanda de los recursos de la
cuenca del Río Vélez.
Como sucede en toda Andalucía, este sector es el que más recursos hídricos demanda,
especialmente en tiempos en los que el secano ha ido devaluándose en favor del regadío.
Determinados planes de regadío, como el Plan Guaro, han facilitado un asombroso incremento
de la agricultura de regadío. En dicho plan, que contaba con el recurso del agua regulada en el
Embalse de la Viñuela, se subió la cota de regadío a 140 m sobre el nivel del mar. El plan
contaba en el subsistema II-1 con 1.907 ha nuevas (el Plan Coordinado del Guaro) y en el
subsistema II-3 con 953 ha nuevas en la zona regable del Guaro.
El Plan Hidrológico de la Cuenca Sur (1999) contaba con la siguiente superficie regable
para un horizonte de 10 y 20 años en todo el Sistema II (Axarquía):
79
M apas de usos del suelo y de cultivo de la Axarquía
(Atlas Hidrogeológico de M álaga, 2008)
80
Estas cifras nos indican que en 1999 había una dotación total para todo el sistema II de
56.180.000 m3 (56,1 hm3) para regadío de unas 8.257 ha. En el horizonte de 10 años, en el que
prácticamente estamos ya a la fecha de redacción de este estudio, la dotación previsible para unas
11.117 ha era de 80.107.000 m3: 80,1 hm3, para toda la Axarquía (51,5 hm3 para la cuenca del
Vélez), manteniéndose igual para la década posterior.
La zona regable del Guaro comprende 8 sectores de riego (284 áreas de riego integradas
por 7.376 parcelas) con una superficie total de 8.899 ha, para lo que se preveía un volumen
regulable de 73,36 hm3/año, de los que 22,17 hm3 corresponde a abastecimiento y los 51,19 hm3
restantes para regadío. De esta superficie 3.258 ha son de los regadíos actuales, afectados por la
regulación de la cuenca del Vélez (a los que se le da una dotación de 7.000 m3/ha, y 2.024 ha
corresponden a la zona regable no
afectada por la regulación a la que se
pretende apoyar para paliar el déficit
hídrico del 3%. Hasta la fecha se ha
acometido solo la primera fase, que
afectan a los sectores 1,2 y 7,
quedando los restantes para la segunda
fase. Sin embargo, nuestros cálculos
nos indican que el Plan Guaro llegará
a abastecer a una superficie superior a
la proyectada, que contabilizamos en
unas 12.000 ha, que en principio era
todo el terreno axarqueño hasta la cota
140 m.s.n.m. y una franja litoral desde
Rincón a Nerja. La zona de regadío del
Plan Guaro abarca también las cuencas Esquema del territorio afectado por el Plan Guaro
casi muertas de arroyos como Iberos,
Valle Niza, Búho, Moyano y Seco. Este dato es importante ya que se riega exclusivamente con
agua del embalse de la Viñuela, es decir, es un trasvase de cuenca que hay que tener en cuenta
en el balance hidrológico de la cuenca del Vélez.
Para hacer una estimación de la demanda de agua para riego en la cuenca del río Vélez,
hemos cartografiado, a partir de fotografías aéreas y conocimiento del terreno, la superficie real
de regadío que existe en esta cuenca, teniendo en cuenta que los mapas más recientes están
desfasados y no reflejan la realidad de los riegos en la Axarquía. En efecto, aunque por ahora
todavía está en la fase de la margen izquierda del río Vélez. desde su puesta en marcha hemos
observado importantes cambios inesperados para los planificadores. Así, aunque este plan
81
establecía un incremento de superficie de regadío al subir la cota regable a los 140 m.s.n.m., en
la práctica la superficie se ha incrementado mediante bombeos y almacenamientos a gran altura,
pudiéndose encontrar regadíos a 200 m.s.n.m. en prácticamente todo el territorio, una cota que
siempre ha sido del secano clásico. En cambio, se ha producido una importante pérdida de suelo
de vega tradicional (especialmente en la del Vélez), pues la mitad de esta superficie es ya urbana
o bien son solares de usos periurbanos, frecuentemente del sector industrial o comercial (sólo
Vélez esto supone unas 4.000 ha).
Por otro lado la cuenca del Vélez, sin Algarrobo Torrox y demás rios, tiene forma de embudo,
y sólo tiene amplitud en zonas por encima de Trapiche-Viñuela, que son tierras altas, de flysh o
pie de montaña, y sierras, donde el regadío es muy limitado.
De este modo, el mapa de regadíos actualizado nos permite sumar el mosaico de todos
los regadíos relacionados con la cuenca de Vélez y obtener la cifra de 98.025.789 m2, es decir,
9.802,58 hectáreas. En esta superficie se han incluido parte de los pequeños arroyos de Almayate
(vega, alto )y Valle Niza, así como el curso bajo del río Seco, ya que en realidad se riegan y
gestionan como parte de la vega de Vélez. No se incluye en esta superficie todo lo que hay desde
la divisoria del Algarrobo hacia el este. Tampoco hemos incluido los olivares de riego de Periana,
que no serían identificables, porque sólo se riegan puntualmente. En cambio sí se han incluido
todos los citricos, frutales y bancales de riego de Periana, Alcaucín, Canillas y Sedella. Tampoco
se han tenido en cuenta, por su carácter puntual (y por tanto no recogido en las ortofotos) los
nuevos riegos que hay en Alfarnate y Alfarnatejo, pues son campañas ocasionales de verano
sobre terreno de cereal o leguminosas (antes de secano) para algunos productos: tomates y judías,
sobre todo. El mapa muestra un fuerte incremento de la superficie regada en la cuenca:
82
La superficie de regadío, dejando fuera a Algarrobo, Torrox, Nerja y Frigiliana, que bien
pueden totalizar las 4.500 ha, la superficie de riego de la cuenca del Vélez es relativamente
importante, pues supone el 15% de la superficie regada a nivel provincial (58.000 ha), y el 64%
de la superficie comarcal (la Axarquía entera alcanza las 14.000 ha, el 24% provincial).
Otro aspecto a tener en cuenta es el tipo de cultivo para el que se destina el regadío. Esto
es significativo porque cada tipo de cultivo tiene un consumo específico denominado dotación.
En 1988, la Confederación Hidrográfica del Sur manejaba la siguiente dotación para los cultivos
de la Axarquía (Sistema II):
Según esta dotación el consumo de agua por el concepto de regadío de una superficie total de
3.180 ha (una cifra muy pequeña, que seguramente sólo abarcaría la vega del río Vélez en años
anteriores a 1988) es de 40,1 hm3/año. Nótese la fuerte dotación de las huertas altas.
Una fuente para estos datos la encontramos en un estudio hidrológico de los ríos Vélez
y Benamargosa (1984-1986), recogida por Escolano (1997) en el que se determinó entonces una
superficie total de 4.500 ha de regadío repartidas del siguiente modo:
83
Cultivo Superficie Proporción Dotación Total
(ha) (% ) (m 3/ha.año) (m 3/ha.año)
Es decir, en 1985, con una superficie cultivada de 4.200 ha en la cuenca del Vélez, se consumía
55,5 hm3 por riego. Extendiendo este cálculo al resto de la Axarquía, partiendo de la
consideración que el subsistema II-3 consumía aproximadamente lo mismo que el II-1, el
consumo de agua por regadío en toda la comarca sería de 111 hm3/año.
Sin embargo, el mismo autor reconocía en 1997 que desde entonces se produjeron
cambios importantes en la estructura agraria de la comarca pues disminuyó considerablemente,
hasta desaparecer, el cultivo de caña de azúcar, siendo sustituido por huertas y subtropicales, se
ha aumentado la superficie de cítricos y subtropicales mediante el método de abancalamiento en
laderas marginales y se han incrementado los cultivos extratempranos que han roto la
estacionalidad de los consumos. En el mismo año la superficie de regadío que se reconocía para
la Axarquía era de 10.000 ha, siendo la de la cuenca de Vélez aproximadamente la mitad, con
la siguiente distribución de los cultivos y sus dotaciones:
Luego en las 10.000 ha de regadío de toda la Axarquía se consumía: 10.000 x 10.170 = 101,7
hm3, siendo en la cuenca del río Vélez aproximadamente la mitad: 50,8 hm3/año.
Sin embargo, estas superficies deben ser actualizadas porque hay cultivos, como la caña
84
de azúcar, que han desaparecido completamente y en su lugar han ido apareciendo otros cultivos
alternativos, especialmente subtropicales y bajo plástico. Una visión más actualizada la
encontramos en el Plan de Ordenación del Territorio (POT) de la Axarquía, en el que se indicaba
los siguientes tipos de cultivos en una superficie regada de 12.691 ha para toda la comarca:
Con una superficie de regadío bastante próxima (12.811 ha) para toda la Axarquía y una
dotación actualizada de los cultivos de regadío, la Sociedad Malagueña de las Ciencias (1995)
calcula que en la comarca de Vélez (Axarquía) se necesitan 110,9 hm3/año:
Vid 0 5000 0
Sin embargo, en la actualidad estas cifras están desfasadas porque la superficie de regadío
se ha incrementado notablemente. Como hemos indicado anteriormente, según nuestros cálculos,
en la cartografía de cultivos de regadío en la comarca de la Axarquía a fecha de 2007, la comarca
85
de la Axarquía debe tener unas 14.000 ha de terrenos en regadío, de las cuales en la cuenca del
río Vélez se contabiliza una superficie de 98.025.789 m2, es decir, 9.802 ha (el 70% de la
superficie de regadío comarcal), incluyendo los pequeños arroyos de Almayate y Valle Niza, el
curso bajo del río Seco y excluyendo el regadío ocasional de olivares de Periana, ni los nuevos
riegos de Alfarnate y Alfarnatejo porque también son ocasionales, en campañas de verano sobre
terreno de secano herbáceo y hortícolas. Si aplicamos la misma dotación y partiendo del supuesto
de que se mantienen los mismos tipos de cultivos que los señalados por la Sociedad Malagueña
de las Ciencias, la demanda actual de recursos para regadío para la comarca sería de 129,8
hm3/año, de la que la de la cuenca del río Vélez (el 70%) sería de 90,8 hm3/año.
Esta cifra nos arroja un consumo de 9.263 m3/ha, una cifra extraordinariamente elevada
respecto a la media provincial y regional. En efecto, según datos del Observatorio de
Sostenibilidad de Málaga, la media provincial de consumo de agua para regadío era en el año
2003 de 6.110 m3/ha.año, lo que supone un incremento del 3,47% respecto del nivel de consumo
que había en el periodo de 1997-2001. La misma fuente critica que en la Axarquía el riego ha
sido tradicionalmente poco eficaz, especialmente en la vega del río Vélez y Torrox, donde se ha
abusado de los riegos a manta, superándose los 7.000 m3/ha.año, a pesar de que el Plan
Hidrológico de la Cuenca Sur establecía un límite de un consumo medio de 7.000 hm3/ha.año,
pero es preciso comparar este gasto con la media de Andalucía, que está entre 4.000-5.000
m3/ha.año, un poco por debajo de la de España, que está en 5.049 m3/ha.año.
Este sector incluye principalmente el gasto de agua que consume la población, pero
también el gasto que se hace para otras funciones como el
riego de áreas verdes y baldeos de calles o edificios públicos.
Las estimaciones suelen realizarse en suelo urbano compacto,
pero el diseminado supone un consumo hasta cuatro veces
superior. Una estimación del gasto del sector urbano fue
realizada por la Sociedad Malagueña de las Ciencias en el año
1995. Para esta institución, a nivel provincial la demanda de
agua se fija en 250 l/h.dia, lo que para una población estimada
en 987.484 habitantes, supondría una demanda de 107,97
hm3/año. A este valor se debe añadir el consumo previsto por Diferencia de consumo urbano entre
la reserva de suelo, estimado en 90,11 hm3/año, lo que sumado viviendas compactas y diseminadas
a lo anterior supone una demanda de 198,07 hm3/año. En la
comarca de la Axarquía se contabilizaban entonces 94.503 habitantes para la Costa Oriental y
44.223 para la Axarquía-Montes, lo que suman 138.726 habitantes. Si aplicamos el promedio
provincial de consumo de agua, la demanda que correspondería a la población axarqueña estaría
en 27,8 hm3/año.
Datos más recientes y actualizados nos aporta la última edición del Atlas Hidrogeológico
de la Provincia de Málaga (Diputación Provincial, 2008), en el que los consumos por municipio
se expresan en la siguiente tabla:
86
Consumos urbanos en los municipios de la Axarquía (Atlas Hidrogeológico de M álaga, 2008)
M unicipio Habitantes Subterráneos Superficiales* Total Consumo
(m3/año) (m3/año) (m3/año) L/h.día
87
De este modo, en toda la Axarquía el sector urbano consume un total de 22,31 hm3/año,
de los cuales14,54 hm3 provienen del Embalse de la Viñuela y el resto de recursos subterráneos
propios. Sin embargo, los municipios de la cuenca del río Vélez consumen 10,27 hm3/año, de
los cuales la mayor parte (9,1 hm3/año) provienen del Embalse de la Viñuela. Nótese pues que
a pesar de que el Embalse de la Viñuela se nutre exclusivamente de recursos de la cuenca del río
Vélez, este embalse también abastece a otros municipios de la comarca que están en otras
cuencas (subsistemas), hecho a tener en cuenta en el balance entre recursos y demanda.
Estos datos revelan un consumo medio comarcal por habitante y día de 347 litros, una
media algo elevada para una comarca rural, lo que es un índice de los cambios de hábitos en
relación con este recurso y de la existencia de consumos de población no censada y residente en
la Axarquía. Por municipios debe destacarse la desorbitada cantidad de 963 L/h.d de Torrox,
frente al muy escaso consumo de Moclinejo, con tan solo 26 L/h.d. y El Borge, con 85 L/h.d.
Estas cifras no pueden ser interpretadas como diferencias de conciencia en los hábitos de
consumo, sino más bien el consumo de una población fluctuante, no censada o bien la utilización
de aguas no censadas (ej.pozos propios). Como referencia, debemos recordar que el Decreto de
la Sequía establece para la zona de Málaga, Guadalhorce y la Costa del Sol una restricción de un
consumo no superior a 230 L/h.d., (frente a los 270 L/h.d. de consumo habitual). Conviene
contrastar estos consumos con la media malagueña, que está en 303 L/h.d., una cifra muy
superior a la media andaluza, situada en 189 L/h.d., que ya es superior a la de España (171
L/h.d.). En la cuenca del río Vélez, el consumo es de 301 L/h.a., una cantidad algo menor que
la media comarcal, posiblemente porque las mayores densidades urbanísticas en el campo se den
en las restantes cuencas (ej.Torrox, Frigiliana, Sayalonga, Cómpeta, etc.)
Finalmente hay otras fuentes de consumo urbano que no deben ser atribuidas a la
población. En primer lugar, el
consumo de agua se duplica en
los meses del verano, no sólo
porque hay más demanda de
agua por las condiciones de
sequedad estival, sino porque se
duplica o triplica la población
consumidora por los turistas y
visitantes, por lo que en general
en estos meses el consumo de
Consumo mensual de agua potable de la Viñuela (mill. m3) agua medio es aproximadamente
88
el doble, aunque hay municipios que superan esta cantidad, como Comares, cuyo incremento
estival está en el 230%. Por otra parte, hay que tener en cuenta que muchos municipios utilizan
el agua potable para riegos de jardines y baldeos de calles, gastos que repercuten en el gasto por
habitante.
89
obra se perpetró y desde entonces está surtiendo de agua a Málaga, especialmente en momentos
críticos. Málaga es una
urbe fuertemente
poblada que necesita
diariamente una gran
cantidad de agua de
abastecimiento. Esta
demanda crece durante
el verano, consumiendo
aproximadamente 1
hm3 cada cuatro días,
cifra que supera la
Costa del Sol con un
consumo de 1 hm3 cada Caudal de agua trasvasada a M álaga (Hm3)
tres días. El primer
trasvase se realizó en 1997, con 8,5 hm3, creciendo cada año hasta el 1999, que alcanzó su
máximo histórico de 16,6 hm3. La subida de la tarifa en enero del 2003 supuso una fuerte
disminución de la demanda de agua trasvasada, incrementandose ligeramente, por debajo de los
7 hm3/año (el máximo durante el verano) los años siguientes, como motivo del periodo de sequía,
siendo la media trasvasada en todo este tiempo de 7 hm3/año.
En resumen por ahora el agua trasvasada fuera de la cuenca del río Vélez es de 7 hm3/año
para Málaga y de 5,5-6 (tomamos la última cifra como más fiable) en municipios extracuencas
de la Axarquía, por lo que sale de la cuenca un total de 13 hm3/año.
90
Tipos Subtipos Nº de viviendas
Principales 53.400
Secundarias 35.390
No Vacías 17.605
principales
Colectivas 18
Alojamiento 10
Otros 1658
TOTAL 108.154
Según nuestros cálculos, prácticamente la mitad de estas viviendas “no principales” (21.468
viviendas) son residencias construidas en el campo bajo la figura eufemística de “casa de aperos”
y son las que realmente suponen un consumo serio de recursos hidrológicos.
Las 54.754 viviendas no principales significan que existe una ratio de 0,71
viviendas/habitante, prácticamente el
doble de lo que podría ser la ratio
normal (0,30 viviendas/habitante), que
es la que se obtiene aquí si se
consideran únicamente las viviendas
principales. Aunque los consumos de
agua netos son finalmente los mismos,
pues vienen de recursos naturales
contabilizados, no sería muy riguroso
atribuir los altos consumos por
habitante (véase capítulo de
abastecimiento) únicamente a los
habitantes censados, ya que existe el
doble de viviendas, muchas de las El consumo de agua doméstica se multiplica por seis
cuales reciben agua de acometida de la al aumentar la superficie parcelaria
red municipal, aunque también hay
otras que obtienen los recursos por pozos propios o bien lo reciben por servicio de cubas. Aunque
es difícil estimar el consumo real de este población fluctuante, pues unas consumen
permanentemente, otras solo los fines de semana, otras solo en invierno y otras solo en verano,
no se debe despreciar la importancia de este concepto en el balance hidrológico. Según la regla
que establece el Plan Hidrológico de la Cuenca sur, un habitante de una casa resencial (chalet)
consume aproximadamente el doble que un habitante de pueblo o ciudad. Si a esto añadimos que
por temporada estival el consumo crece por exceso de calor, pero no se renuncia a ciertos “lujos”
para esta climatología como es la piscina, los jardines y el césped, el consumo de una vivienda
residencial en el campo podría ser cuatro veces superior al de un residente urbano. Esto explica
que, según algunos estudios, las viviendas residenciales en régimen extensivo (diseminadas)
consuman hasta 6 veces más agua que las viviendas compactas de los pisos de una ciudad.
91
posibilidad de determinar el consumo real de agua por las viviendas residenciales del campo.
Además, el consumo de red viene incluido en los cómputos de abastecimiento urbano, siendo una
incógnita el consumo de aguas subterráneas o cubas, pero si aplicamos el tipo de consumo medio
de un chalet (400 L/h.d = 146 m3/año), y considerando únicamente las viviendas del campo, que
computan como “turismo rural”, que contabilizamos en 21.468 viviendas, el consumo de este
sector ascendería a 3.134.328 m3/año, es decir, 3,3 hm3/año.
Áreas verdes. Dentro de este grupo también debería incluirse el agua empleada para las
áreas verdes y las instalaciones deportivas. Para ello partiremos de los cálculos de la Sociedad
Malagueña de las Ciencias (1995): A este valor habría que añadir el gasto de riego de zonas
verdes en los núcleos urbanos. Si se considera que en Málaga hay 5 m2/h de áreas verdes, en la
Axarquía, considerando 151.859, habría en total 759.295 m2 de áreas verdes, para cuyo
mantenimiento los ayuntamientos deben emplear 0,75 hm3/año.
Es decir, al consumo urbano general (365 días), incrementado por la demanda turística estacional
(120 días), habría que añadir un consumo anual de 2,79 hm3 (2.790.500 m3) por demanda hídrica
de los campos de golf. En la cuenca del río Vélez no existe, de momento, ninguna de estas
instalaciones. No obstante, el campo de golf de Añoreta en los últimos años está incorporando
agua regenerada de la EDAR de Rincón, lo que supone un importante avance respecto de la
situación anterior y alivia la demanda de los recursos naturales.
92
En conclusión, la suma de todos estos usos turísticos, nos arroja una demanda de 3,3 +
0,75 + 2,79 = 9,84 hm3. Sin embargo, esta demanda es atendida en algunos casos desde la red
de abastecimiento del ayuntamiento, pues lamentablemente se sigue utilizando agua potable para
regar jardines y muchas casas rurales reciben agua de la red. Los campos de golf teóricamente
deben tener pozos propios, pero también tienen la posibilidad de usar agua de la red, que por
definición es mucho más cara. Solo en algunos casos, como hemos indicado, se utilizan aguas
regeneradas. Estos datos, referidos a toda la Axarquía, son difíciles de aplicar exclusivamente
a la cuenca del río Vélez, pero considerando el gasto de su único campo de golf y la mitad de los
restantes conceptos, obtendríamos una demanda de 3,3 hm3/año.
c. Los retornos
c.1. La regeneración. Tras el uso de estos recursos, se produce un retorno de agua a los
acuíferos (principalmente detríticos) de rechazos en forma de aguas residuales, cantidad que fue
estimada por Escolano (1997) en un 60-80 % de los abastecimientos (tomaremos el 70% como
promedio), de modo que si consideramos únicamente el abastecimiento de la cuenca del río
Vélez, calculado en 10,2 hm3/año, el retorno sería de 7,14 hm3/año. Pero este recurso
actualmente se desecha porque no alcanza el tratamiento terciario exigido por la normativa
siguiente, vertiéndose un volumen equivalente con tan solo el tratamiento secundario.
93
ser de 800 a 1.600 m3/h.
c.2. Las fugas de agua. Sin embargo, es cierto que una parte considerable de este agua
no es la que consume directamente la
población pues se tiene estimado una pérdida
de agua en la red de abastecimiento cuyo
porcentaje medio en Andalucía ha crecido
desdel el 17% de hace unos años al 20% en la
actualidad, una cifra que puede alcanzar el
50% en algunos casos, cuando la media
aceptable de pérdidas en la red se sitúa en
torno al 12-15% como máximo. Así que si
tomamos el 20% de pérdida como media, de
los 22,31 hm3/año de agua destinada a
abastecimiento en la Axarquía, 4,4 hm3/año
se pierden en la red de abastecimiento, lo que Fuga de agua en un sótano de un edificio de Vélez
en la cuenca del río Vélez serían 2,0 hm3/año.
En el Plan Hidrológico de la Cuenca Sur se indicaba que las demandas que se servían en
todo el sistema II ascienden a 92 hm3/año y procedían del abastecimiento urbano: 19 hm3/año y
del regadío: 92 hm3/año , que se distribuye entre el P.C. Guaro y los riegos de Vélez,
Benamargosa y Benamocarra, Periana, Alcaucín y Canillas del Aceituno en el subsistema II-1,
de Zafarraya en el subsistema II-2, y de las zonas regables de Guaro, Algarrobo, Torrox, Nerja
y Frigiliana en el subsistema II-3. Se concluía que en este sistema existía un déficit de 10
hm3/año, que procedía en una cuantía de 3 hm3/año de sobreexplotación del acuífero del Vélez,
y en 7 hm3/año de la infradotación de los regadíos de P.C. Guaro (2 hm3/año), de los riegos de
Guaro, Algarrobo y Torrox ( 2 hm3/año) y de los riegos de Nerja y Frigiliana (3 hm3/año).
94
Estimaciones de balance hídrico (Plan Hidrológico de la Cuenca Sur).
Situación actual
Subs. Recursos propios Demandas Transferencias Balances
Sub Sup Tot Urb Reg Ind Otr Tot Int Ext Glo Loc
II-1 38 11 49 13 42 0 0 54 0 0 -5 -5
II-2 9 1 10 7 10 0 0 10 0 0 0 0
II-3 10 12 22 6 22 0 0 28 0 0 -5 -5
Sub Sup Tot Urb Reg Ind Otr Tot Int Ext Glo Loc
II-2 9 1 10 0,6 10 0 0 10 0 0 0 0
II-3 10 12 22 7 28 0 0,7 36 10 0 -4 -4
Sub Sup Tot Urb Reg Ind Otr Tot Int Ext Glo Loc
II-2 9 1 10 0,6 10 0 0 10 0 0 0 0
II-3 10 12 22 8 28 0 0,9 37 15 0 0 0
Cuenca Vélez 53
Superficiales Riego 132,2
Otras cuencas 6,0
95
Sin embargo, en nuestro estudio hemos mostrado que muchos de estos parámetros
estaban desfasados, destacando por su importancia el desconocimiento de los recursos naturales
subterráneos de las cuencas del subsistema II-3 (Algarrobo-Miel). Hemos optado por partir de
los datos que figuran en el recientemente editado Atlas Hidrogeológico de Málaga (2008) para
hacer nuestro balance hidrológico, cuyos parámetros se han analizado en apartados anteriores.
De este modo, comparando estos datos con anteriores balances, no obtenemos un déficit sino un
importante superávit de 108,45 hm3/año para la Axarquía y de 81,59 hm3 para la Cuenca del
Vélez. Esto se debe a que se consideran más recursos en el subsistema II-3 (48,4 hm3 de
superficiales y 51 hm3 de subterráneas). Por otra parte, de los 117 hm3 de aguas subterráneas de
la Axarquía (66 de la cuenca del Vélez) realmente se bombean 28,6 hm3/año (14 hm3/año en la
cuenca del Vélez). Y actualmente hay que descontar 7 hm3/año de trasvase a Málaga y la pérdida
de una gran parte de los retornos (expulsados por la EDAR al mar por falta de demanda). Así
pues la situación actual es que se dispone de 137 hm3 de recursos [251,5-(142,6+22,2+7)] y se
emplean 143,15 hm3, arrojando un déficit hídrico comarcal de -6 hm3/año, aunque en la cuenca
del río Vélez se dispone de 74 hm3 de los que se emplean 68,55, dando 5,45 hm3 de superávit.
Estos datos vienen a señalar la falacia existente con el concepto de “déficit estructural”
con que se viene etiquetando la situación de los recursos hidrológicos en la Axarquía. En la
práctica, este concepto soslaya el problema de la falta de contención en el consumo de agua, el
aumento exponencial de la superficie de regadío en los últimos años, animado por el inflacionista
Plan Guaro, que alentó la conversión del suelo rústico en secano a regadío, hasta cotas superiores
a los 300 m. Soslaya, igualmente el hecho de que en el aumento del consumo urbano, además del
efecto de prosperidad advertido en todos los países desarrollados, en la Axarquía se añade el plus
del incremento desorbitado de viviendas residenciales en el campo, que sextuplican el consumo
de agua de una vivienda urbana. Justifica por otra parte la falta de una política que asegure el
caudal ecológico de los principales ríos. Finalmente, este concepto de déficit estructural también
oculta que la Axarquía, paradójicamente, es una cuenca donante de agua al municipio de Málaga.
Todo ello es una coartada para justificar las obras de infraestructura como el embalse de la
Viñuela, los innumerables sondeos para incrementar los recursos de municipios que malgastan
el agua en viviendas residenciales ilegales y las tuberías para trasvases entre cuencas vecinas,
rompiendo de este modo la unidad de gestión del agua, que debería ser la cuenca natural y no la
cuenca administrativa. Este tipo de gestiones, disparadas exponencialmente en momentos de
sequía, cuando más débil puede estar la respuesta de la ciudadanía, son contrarias a los principios
de la Nueva Cultura del Agua y de la Directiva Marco del Agua.
96
Esquema del ciclo hidrológico en la Axarquía (Sistema II)
(Atlas Hidrogeológico de Málaga, 2008)
97
Gestión del agua en la cuenca del Vélez
El primer paso para la gestión del agua es capturarla de los compartimentos donde
naturalmente se encuentra, lo cual nos remite a dos fuentes: las aguas superficiales (ríos) y las
aguas subterráneas. La gestión integrada de esta etapa recae, en la cuenca del Vélez, y
principalmente para las aguas superficiales, en la construcción de una presa, que permite
embalsar del agua (Embalse de la Viñuela) pero también hay que añadir una importante
infraestructura de pozos que extraen las aguas subterráneas, principalmente para el regadío. Una
vez que tenemos el recurso, se tiene que distribuir a los tres sectores económicos: agricultura,
industria y población. Mientras que el abastecimiento a la agricultura (riego) e industria no
necesita ninguna manipulación, el agua destinada a consumo humano tiene que ser potabilizada,
lo cual requiere una Estación de Tratamiento de Agua Potable (ETAP). Una vez potabilizada,
el agua tiene que distribuirse a la población. Después de estos usos, hay una parte considerable
del agua (sea de riego, industrial o urbano) que se rechaza y se devuelve al medio hidráulico por
efluentes. Dado que estas aguas suelen estar contaminadas, especialmente las de origen urbano,
es preciso conducirlas por el sistema de alcantarillado a una Estación Depuradora de Aguas
Residuales (EDAR), que procesa estas aguas para poder verterlas al mar sin daños ambientales.
Este esquema básico puede complicarse cuando consideramos otros aspectos fundamentales en
la gestión del agua, como es la necesidad de asegurar un caudal ecológico, destinado al
mantenimiento de los ecosistemas fluviales, dado que hemos cortado el flujo normal de los
cauces sobre los que anteriormente se asentó formas de vida muy especializadas. Junto al caudal
ecológico, también se debe procurar que determinados acuíferos (ej. el de la vega del río Vélez)
98
repongan sus niveles, para o cual se realiza una recarga artificial de acuíferos, que en este caso
se logra mediante desembalses de agua a una periodicidad que dependerá de los recursos
disponibles (cuando el embalse está lleno los desembalses son más frecuentes que en épocas de
sequía, en las que se suele restringir mucho más este tipo de actuaciones).
Si comparamos el esquema del ciclo natural del agua con el que resulta tras la
intervención humana, podemos apreciar que esta intervención supone una disminución temporal
del recurso (uso consuntivo). Este uso supone también un deterioro o contaminación que exige
una nueva intervención (depuración), tras lo cual el agua usada se devuelve al ciclo natural.
En resumen, las operaciones a realizar en la gestión del ciclo del agua en el caso específico de
la cuenca del río Vélez son las siguientes
Industrias
99
Esquema general del ciclo del agua en la cuenca del Vélez y sistemas de gestión
100
La regulación de los recursos: el Embalse de la Viñuela
La primera fase de la intervención humana en el ciclo natural del agua en la cuenca del
río Vélez consiste en la captación de los recursos hidrológicos. Tradicionalmente esto se ha ido
haciendo de manera desigual según los usos y localidades. Así, las localidades que tenían cursos
fluviales cercanos han tendido a utilizar las aguas superficiales de ríos y arroyos, canalizándolas
mediante acequias hasta depósitos, albercas, etc. desde donde iba a distintos destinos (riego,
población, industria). Otras localidades, que se establecieron cerca de manantiales, han usado
estas fuentes naturales para abastecerse. En el resto de la comarca, se han ido utilizando pozos
(en las zonas con acuíferos) o bien mediante minas de agua (en zonas sin acuíferos, permitiendo
recoger las aguas que van escurriendo entre los esquistos o pizarras).
Pero el gran reto de esta comarca ha sido, y sigue siendo, disponer de suficiente agua
como para desarrollar una agricultura de regadío. En efecto, las características fisiográficas y
agroclimáticas de la comarca de la Axarquía han obligado, a lo largo de los siglos, a una
explotación agrícola de secano, quedando el regadío para las zonas más bajas, localizadas en las
vaguadas, valles y llanos del litoral. Históricamente, la agricultura de regadío más próspera se
ha situado en el valle del Río Vélez, adquiriendo su máxima expresión en la parte más baja,
conocida como la Vega del río Vélez, topográficamente denominada Hoya del río Vélez.
En efecto, esta valle goza de unas condiciones climatológicas excelentes para el cultivo
de regadío. Su microclima es especialmente benigno, diferenciándose de otros limítrofes por la
ausencia de heladas y disfrutar de temperaturas medias, lo que junto a sus características
edafológicas, le hacen especialmente apta para el establecimiento de cultivos subtropicales, sí
como hortícolas de primor, que permiten obtener altas cotizaciones en el mercado internacional.
101
1. Antecedentes históricos
La idea de regular las aguas del río Vélez es una centenaria aspiración, que tiene sus
raíces en el siglo pasado. En efecto, ya en 1875, y coincidiendo con la euforia del cultivo de la
caña de azúcar, una empresa privada planeó la construcción de una presa subválvea en el río
Vélez. Años más tarde, en 1909, se solicitó al Ministerio de Fomento la construcción de un
pantano sobre el río Rubite y otro sobre el río Benamargosa, con el fin de cubrir unas 1000
hectáreas de regadío. Dicho proyecto fue puesto en marcha en 1914, prolongándose hasta 1919,
pero estas obras fracasaron, entre otras causas, por la destrucción ocasionada por una avenida
ocurrida en 1917.
En 1951, y sobre la base de estos estudios, Fernando Saenz Oiza redactó un anteproyecto
de pantano en el Guaro, en el que se preveía embalsar 25 hm3 mediante las aportaciones del
Guaro y el trasvase de los ríos Salía y Bermuza. Este anteproyecto quedó paralizado al
contemplarse en el plan de abastecimiento de Málaga, la traída de aguas del río Vélez, una nueva
idea que exigía el replanteamiento total del aprovechamiento de la cuenca.
El nuevo plan, titulado "Plan de mejora y ampliación del regadío con aguas del pantano
del Guaro", fue redactado por Santiago Serrano Pendán. En dicho plan se preveía el suministro
102
de agua para riego a las vegas de Algarrobo y Torrox, así como la puesta en riego de los secanos
de Almayate hasta Torrox. De este modo, la nueva superficie regada ascendería a 3.345
hectáreas, para lo que se necesitaba una dotación de 10.000 m3/ha/año. Para esta dotación son
insuficientes las aportaciones del Guaro, por lo que se recomendaba el trasvase de los ríos
Benamargosa, Salía y Bermuza. De este modo, el embalse previsto, con un presupuesto total de
282.500.000 pts., tenía una capacidad de 53 hm3, con una presa de 67 m. de altura, contemplando
la instalación de una central hidroeléctrica capaz de producir 6.000.000 de kw/hora.
a.- Fase I: construcción de la presa propiamente dicha sobre el río Guaro, a la altura del
término de La Viñuela
b.- Fase II: obras de regulación de los afluentes del río Vélez y se estudia el posible
aprovechamiento de las aguas sobrantes de los ríos Algarrobo y Torrox.
En este último y definitivo proyecto, conocido como "Plan Coordinado del Guaro" conocido en
adelante como "Plan Guaro", se prevé un ambicioso plan de abastecimiento para riego y
poblaciones, de un sector comprendido entre el arroyo de Totalán y el río Chíllar, abarcando los
municipios de Rincón de la Victoria, Algarrobo, Torrox, Nerja y, por supuesto, Vélez-Málaga.
103
Relación entre cota, superficie y capacidad del Embalse de la Viñuela
104
Resumen de los antecedentes históricos de la Presa de la Viñuela
AÑO AUTOR/DISPOSICIÓN ACTUACIÓN
1875 Sociedad privada Proyecto de construcción de una presa subválvea en el río
(¿Larios?) Vélez
1909 Ministerio de Fomento Solicitud de construcción de un pantano sobre el río Rubite y
el Benamargosa
1911 Rafael Benjumea Burin Proyecto de alumbramiento de aguas subválveas del río Vélez.
1914-19 Ministerio de Fomento Fracaso de las obras de represamiento por fuertes avenidas en
1917.
1925-27 Varios Peticiones de alumbramiento de aguas subválveas y
encauzamiento río Vélez
1932 Dirección General de Orden sobre el aprovechamiento integral del río Vélez.
Obras Hidráulicas
1933 Alfonso García Frías Redacción del "Estudio del aprovechamiento integral de la
cuenca del río Vélez", con cuatro emplazamientos posibles de
la presa.
1935 Jefatura de Sondeos Informe desestimando el embalse en tres de los
emplazamientos, recomendando el del río Guaro, a al altura de
la Viñuela
1951 Fernando Sainz Oiza Anteproyecto para embalsar 25 hm 3 del Guaro y aportaciones
de Salía y Bermuza
1960 Santiago Serrano Pendan Redacción del "Plan de mejora y ampliación del regadío con
aguas del pantano del Guaro", con una capacidad de 53 hm 3
1962 Consejo de Ministros Informe favorable el proyecto anterior, aprobación y
presupuesto para dos planes bianuales consecutivos 1962-64.
1977 Confederación Hidrográfica del Sur Redacción del "Proyecto Coordinado del Guaro" o "Plan
(III Plan de Desarrollo) Guaro
1981 Consejo de Ministros Orden Ministerial de 4-XII-81 por la que se aprueba la
construcción de la Presa de la Viñuela.
1982 Proyecto 06/82 Adjudicación de la construcción de la presa de la Viñuela a la
Empresa Construcciones Hernando S.A.
Sin embargo, la transformación de la zona regable del Guaro, que constituye realmente
el Plan Guaro, es una iniciativa que arranca del Real Decreto 943/84 de 9 de Mayo (BOE nº 119
de 18-3), por el que se declara de interés nacional la transformación en regadío de la zona regable
del Guaro en 12.000 has. Posteriormente, el Real Decreto 594/89 de 2 de Junio, se aprueba el
Plan General de Transformación de la zona regable del Guaro. Este plan se aprueba mediante la
implantación mayoritaria de riegos localizados de alta frecuencia, explotaciones tipo familiares
de 2,5 has. de riego útil, hortofrutícolas e intensidad mínima exigible de 600.000 pts/ha de
producción. El plan delimita la zona regable a 8.900 has., de las que están actualmente en secano
4.032 has., y el resto para regadíos mejorables. El Plan señala y clasifica las obras necesarias, la
redistribución de la propiedad, clases de tierra y precios máximos y mínimos; concentración de
explotaciones y ayudas.
Con la construcción de la presa de la Viñuela sobre el río Guaro (Figs.1,2), que recogerá
también aguas de los ríos Salia, Benamargosa, Almáchar y Bermuza (todos de la cuenca del
Vélez), se contempla la transformación del regadío de la Zona Regable del Guaro, que afecta a
términos municipales de Almáchar, Vélez-Málaga, Rincón de la Victoria, Benamocarra,
105
Benamargosa, La Viñuela, Algarrobo, Sayalonga, Arenas, Torrox y Canillas de Aceituno. La
delimitación de la zona queda definida por el Sur por el Mar Mediterráneo, al este el río Torrox,
al Oeste el arroyo Benagalbón y al Norte, la cota de 140 m. de altitud sobre el nivel del mar. La
zona regable se divide en ocho sectores, con una superficie total de 8.899 hectáreas.
A partir de esta fecha, y como medida de precaución, los responsables de dicha entidad
decidieron realizar un desembalse, de manera que el 21-I-97 ya se habían desembalsado 84 Hm3,
dejando al Embalse a un nivel óptimo de seguridad de 156,7 Hm3 (el 92% de su capacidad).
El proceso de
llenado se ha producido a
lo largo 8 años, desde
1988-89 a 1996-97. No
obstante, como se puede
apreciar en el gráfico, el
proceso de llenado no ha
sido un proceso uniforme,
debido principalmente a
las oscilaciones en el
régimen pluviométrico, ya
que en este periodo, la zona atravesó años puntuales de intensas lluvias y periodos plurianuales
de sequía. Actualmente, la sequía del 2008 provoca una disminución por debajo de la media.
106
De este modo se explica que las intensas lluvias otoñales de 1989 produjeran un rápido
crecimiento del agua embalsada, pasando de los 3,628 Hm3 del año hidrológico de 1988-89 a los
45,625 Hm3 del año siguiente (debido principalmente a las lluvias otoñales de 1989). A partir de
aquí el crecimiento fue mínimo hasta alcanzar su máximo en 1992, al entrar en un periodo de
sequía que duraría hasta el año
hidrológico 1995-96, momento en
que pasó de los mínimos históricos
(20,885 Hm3) a los máximos
históricos (138,521 Hm3) en tan sólo
un año.
La causa de ello es el anómalo, por
extraordinariamente pluvioso, año
hidrológico de 1996-67
(especialmente las lluvias otoñales
de 1996), unido al hecho de que, por
entonces, se habían ultimado los
sistemas de conexión de las presas
auxiliares de los ríos de la Cueva,
Alcaucín y Almanchares, cuyas
a gu a s f u e r on , p o r t a n t o ,
aprovechadas para el Embalse de la
Viñuela.
107
Composición química de las aguas del Embalse de la Viñuela
108
3. Características generales de la infraestructura
La presa se construye sobre el río Guaro, con una cuenca de 119 km2 y una aportación
media anual propia de 25 hm3, afectando a 6,2 km de su cauce. El embalse, situado a una altitud
de 230 m sobre el nivel del mar, alcanza una superficie máxima de 565 ha y una capacidad
máxima de 170 hm3.
A partir de los datos aportados en la 60ª Reunión Ejecutiva del Comité Internacional de
Grandes Presas (Granada, 1992), sabemos que la presa de la Viñuela es de materiales sueltos. Su
sección tipo está constituida por un núcleo centra simétrico respecto al plano axial, con taludes
de 1:6 (horizontal:vertical). Los espaldones, con taludes exteriores de 2,5:1, están formados por
esquistos y piedra de pizarra que se obtiene de canteras de zonas próximas aguas arriba y aguas
abajo de la presa. Se hace una utilización diferenciada de los productos de la cantera, de acuerdo
con sus características granulométricas. Los esquistos que proporcionan un material más fino son
empleados en las zonas próximas al núcleo de arcilla, potenciando así su funcionalidad. Los
materiales gruesos, de mayor dureza, se emplean en la construcción de la parte exterior de ambos
espaldones, consiguiéndose con ello dotarlos de mayor ángulo de permeabilidad, con la
consiguiente disminución de las presiones intersticiales. Entre el núcleo y los dos espaldones se
dispone de un complejo sistema de filtración y drenaje para limitar las presiones intersticiales
sobre el núcleo de arcilla durante los desembalses. Así, el espaldón de aguas abajo cuenta con
un filtro subvertical o chimenea conectados con 7 drenes longitudinales, y el espaldón aguas
arriba consta de un filtro-dren con 3 drenes longitudinales que conecta por su parte interior con
un cuarto dren-manto colocado entre el terreno natural y la base del espaldón. Las características
generales de la presa son las siguientes:
109
PARÁM ETROS CARACTERÍSTICAS Y VALORES
Emplazamiento Río Guaro
Término municipal La Viñuela (Málaga)
Tipo de presa Materiales sueltos heterogéneos
con núcleo central de arcillas
Altura desde los cimientos 96 m
Longitud de coronación 60 m
Volumen total del cuerpo de la presa 4,4 x 10 6 m 3
Superficie de la cuenca regulada 336 km 2
Volumen máximo del embalse 170 hm 3
Tipo de aliviadero Labio fijo
Capacidad total del embalse 281 m 3/s
5. Características geotécnicas
Resumiendo la litología de la zona, y refiriéndonos a los aspectos que más interesan para
prever el comportamiento del conjunto: "presa-vaso", se puede decir que:
110
Se concluye, pues, que el sustrato geológico del sistema embalse-presa reúne las condiciones
geotécnicas mínimas para este tipo de construcciones. Por otro lado, las características
geotécnicas de los diferentes materiales empleados en el cuerpo de la presa quedan definidos por
los valores medios que se indican a continuación:
Se obtuvieron de canteras situadas a unos 600 metros aguas arriba del emplazamiento de
la presa. Sus características geotécnicas son:
Como se desprende de estos datos, la puesta en obra se realiza de "lado húmedo", con una
humedad dos puntos superior a la óptima, con objeto de dotar al núcleo de mayor flexibilidad.
Es de destacar que esta humedad del Proctor, superior a la óptima, mejora las condiciones de
compactación, pues anula el fenómeno de hinchamiento, que se observa en los ensayos
endométricos con humedales inferiores en dos puntos a la óptima, e incluso, aunque en menor
medida, con la humedad óptima. Procediendo así, se obtiene una densidad "in situ" ligeramente
superior a la del Proctor normal, por realizarse la compactación con mayor energía que la
equivalente a la del ensayo en laboratorio.
111
En efecto, utilizando los resultados estadísticos del estudio de Biores et al., en el que se
hace intervenir la deformabilidad de los espaldones que abrigan al núcleo, los parámetros A y B
definidos por ellos dan valores de: A = 0,75 y B = 4,67, los cuales definen gráficamente un punto
comprendido en la zona de "presas estadísticamente sin problemas de fisuración".
Carbonatos: 05,5%
Sulfatos: 0,56%
Yesos: 0,74%
Materia orgánica: 0,63%
El material de esquistos empleado para construir los espaldones se compactó por capas
de 60 cm. con vibro-compactador, colocándose
el material más fino junto al núcleo y el más
grueso en las zonas externas del cuerpo de la
presa. El primero, por su composición
granulométrica y relativa impermeabilidad,
viene a reforzar la función del núcleo de
arcilla, lo que hace aumentar el espesor
equivalente del mismo. Por otra parte, las
características geotécnicas del núcleo se
aproximan más a las de los esquistos finos
inmediatamente próximos a él, que a los del
material grueso exterior, lo que contribuye a
una mejor adecuación y comportamiento en
cuanto deformaciones y asientos diferenciales. Los valores medios de las características más
representativas de estos esquistos, finos y gruesos, son las siguientes:
Fino 7 x 10 -4
Permeabilidad media en obra Grueso 6 x 10 -2
112
c.-Filtros
Con una granulometría adecuada, el filtro de aguas arriba contiene una proporción de
finos relativamente alta, con objeto de disponer de un material que eventualmente colabore en
la colmatación de alguna fisura en el núcleo. Su permeabilidad es característica irrelevante en su
funcionalidad.
El filtro de aguas abajo es un dren chimenea subvertical que conecta con el dren
horizontal establecido en la base de apoyo del espaldón de aguas abajo. Se emplean en su
construcción los áridos procedentes del río, con una granulometría que le dota de gran
permeabilidad (K = 1,2 x 10-2).
d.-El aliviadero
El aliviadero queda encajado en el estribo derecho, y separado del cuerpo de presa para
evitar el contacto de un material rígido con otro flexible. Es de labio fijo frontal, con una
embocadura inicial de 30 m de longitud. El canal de descarga, de 10 m de ancho, tiene una
longitud de 297 m desde el vertedero al cuenco amortiguador.
En planta, presenta dos alineaciones que forman entre sí un ángulo de 6º, enlazado por
un acuerdo circular de 100 m de radio. En un primer tramo de 92 m., su pendiente es del 2% y
en los sucesivos es del 53% y del 31%.
113
e.-Desagües de fondo y tomas
Los desagües de fondo de la presa están situados en el túnel que durante la obra sirvió de
desvío del río. La presa cuenta con dos desagües de fondo, formados por sendas tuberías de 1,60
m. de diámetro cada uno, y una longitud de unos 430 m. La obra de toma de dichos desagües de
fondo consta de una torre coronada a la cota 169 con dos aberturas, una en la cubierta de la citada
torre y otra en su base situada a la cota 149,975; a continuación hay un tramo de túnel de unos
57 m. de largo, con sección recta mixta, la parte inferior es un rectángulo de 5 m. de ancho por
2,50 m. de alto y la superior semicircular de 2,50 m. de radio;
Al final de dicho tramo, se dispone un tapón que forma el abocinamiento de las embocaduras de
las conducciones, que terminan en sendos conductos rectangulares de 1,60 m. de alto por 1,25
m. de ancho, dichas embocaduras disponen de ranuras para colocación de ataguías; a
continuación hay un carrete de transición de sección rectangular a circular de 4,75 m. de largo,
seguidamente existe un tramo de tubería de 1,60 m. de diámetro y 47,88 m.; a continuación se
dispone un carrete de transición de sección circular a rectangular de 1,60 m. por 1,25 m., de 4,75
m. de largo; sobre este tramo final de la conducción está situada la torre de tomas y la cámara nº
1 de válvulas. En cada conducto, después del carrete de transición, hay dos compuertas Bureau
114
de 1,60 m. de alto por 1,25 m. de
ancho, situadas en serie con un
by-pass de tres bocas de tubo
Ô200 mm., una ventosa entre las
compuertas y una aducción de
aire aguas abajo de la segunda
compuerta; la longitud de esta
instalación es de 2,80 m., a
continuación existe un carrete de
3,30 m. de largo, de sección
rectangular y una transición a
sección circular de 1,60 m. de
diámetro, de 3,00 m. de larga; las
tuberías tienen una longitud
aproximada de 404 m. La
pendiente media del conducto es
de 4.15º/oo.
Capacidad: 70 m3/s
Longitud: 411 m.
Tuberías: 2 de 0 = 1.600 mm
115
incorporación de agua al río. La válvula "Howell-Bunger" se embrida a la tubería como
prolongación de ésta, constando de un elemento de cierre,
concé
ntrico
exteri
ormen
te al
c uer p
o de
válvula que mediante su movimiento
realiza la apertura o cierre de la válvula.
El accionamiento está constituido por dos
cilindros oleohidráulicos amarrados
diametralmente al cuerpo de válvula y
obturador. Para ello consta de un grupo Válvulas tipo Howell-Bunger y desembalse en el año 1996
oleohidráulico formado por un grupo
moto-bomba encargado de accionar los cilindros hidráulicos de la válvula.
En la torre de toma, se disponen tres tomas de agua a las cotas de 165, 190 y 215 m. en
la generatriz de la torre. Esta torre, con 88 m. de altura y 9 m. de diámetro, da acceso, mediante
escalera y ascensor, a las cámaras de válvulas.
Las tomas o captaciones son utilizadas para permitir la extracción del agua embalsada con el fin
de satisfacer diferentes propósitos. Eliminada la función de generación de energía en esta presa,
una toma se dedica al abastecimiento urbano, otras para el riego y otras para el control del
volumen de la presa. Normalmente la toma de agua para abastecimiento urbano se realiza a una
cota mediana (190 m) pues en este punto tiene menos turbidez y menos detritos y algas. En
cambio, para el control del volumen de la presa o bien para los desembalses de limpieza de
fondos y recargas de acuíferos, se utiliza el más profundo (cota 165 m), donde sale más turbia.
116
6. El sistema de regulación de la cuenca
117
conducciones se realiza en algunos tramos bajo tierra, pero también al aire libre, salvando los
valles mediante acueductos de hormigón que pueden alcanzar los 26,5 m de altura (La Morra).
118
La Estación de Tratamiento de Agua Potable (ETAP)
119
dosificador de carbono activo (la dosis varía según los
análisis, pero frecuentemente son 58 kg/día a razón de una
dosis/minuto) situado en la planta de filtros, para eliminar
posibles restos de simazina mediante adsorción.
120
sistema de micro-poros del carbón activo (microporo < 2nm; mesoporo 2-50nm); y c)
Adsorción: Adhesión física del material orgánico a la superficie del carbón activo en los meso-
poros y microporos del carbón activo.
2. Planta de Decantación
121
sólidos en suspensión (responsables de la turbidez del agua).
Esquema sinóptico de las tres arquetas de recepción del agua bruta en la ETAP
122
poliacrilamidas o bien el almidón) que puede
di s oci ar s e dan do iones cargados
eléctricamente que neutralizan la carga
eléctrica del coloide y de este modo poder
eliminarlo por decantación. Se trata de formar
flóculos de un peso molecular suficientemente
elevado para que floten A diferencia del
anterior, este proceso requiere un cierto
período de tiempo.
123
cloro-gas (situada en la parte occidental de la planta), donde la presencia de sosa (NaOH) permite
eliminar el cloro en forma de cloruro sódico (NaCl). Junto a esta torre hay otra torre para la
eliminación de policloruro de aluminio. No obstante ahora no se hace la cloración en esta planta
sino que el tratamiento con hipoclorito se hace en la planta de filtros, antes de la salida a la red.
M odelo de decantador
con lamelas
124
planos inclinados y desciendan al fondo. Gracias a este
procedimiento, se consigue limpiar el agua por simple
depósito de los flóculos, que son más pesados, quedando
abajo, mientras que el agua limpia sale por unos agujeros
de los cilindros (cada 45 s) y de ahí a un canal que hay
entre los dos decantadores, a un ritmo de decantación de
250 l/s, aunque está preparado para 400 l/s.
3. El tratamiento de lodos
El lodo se recoge
inferiormente, ayudado por unas
lamelas, en una cantidad de unos 85
m3/ mes de lodo seco dependiendo de
las características del agua de entrada.
Extracción de fangos en la decantadora
Para ello se utilizan 2 bombas con unas
válvulas que expulsan el barro a una arqueta de fangos provista de válvulas de purga.
Dado que estos lodos se extraen de forma intermitente y las concentraciones son bastante
diferentes en otras instalaciones (no en la ETAP del Trapiche) se envían los fangos a un depósito
de homogeneización, lugar de mezcla y almacenamiento, donde se homogeneiza la
concentración y a la vez se dispone de un
volumen tal que permita el funcionamiento
continuado de la planta de fangos. Hay que
tener en cuenta que si las concentraciones
(expresadas en % de materia seca) que llegan
a las fases de espesamiento de la planta de
fangos son muy variables, el rendimiento de
esta se verá muy afectado, siendo por tanto
muy favorable la mezcla previa en el depósito
de homogeneización de las aguas de lavado de
filtros y purgas de decantadores, programando
ambos caudales a fin de obtener una
Situación del espesador de fangos en la EATP
concentración de la mezcla lo más constante
posible.
Los fangos originados en los decantadores, pueden considerarse como fangos poco
concentrados, también se conocen, dadas sus características como “fangos de hidróxidos” (el
hidróxido de aluminio es uno de sus componentes principales). Los procedentes de las purgas
de decantadores pueden contener un valor promedio de materia seca del orden del 0.5% (5
gr/litro). Este valor es orientativo, ya que depende de varios factores, como las características del
agua bruta (turbiedad, color, materia orgánica, metales como hierro y manganeso, etc), la dosis
de coagulante y otros reactivos empleados, o las características y tipo de decantadores y ritmo
de purgas. El espesamiento de los fangos tiene lugar generalmente en decantadores, ya sea por
125
gravedad o por flotación. En el caso de la
ETAP del Trapiche, el espesamiento es por
gravedad, realizándose en un decantador estático
circulares provisto de rasquetas que arrastran
el fango precipitado hacia las arquetas de
recogida y el agua decantada clarificada se
extrae por los vertederos situados en la parte
superior. A veces, los decantadores por
gravedad pueden disponer de lamelas que al
aumentar la superficie de decantación Sinóptico con entrada y salida en el espesador
permiten reducir el volumen del decantador, obteniendo los mismos o mejores resultados en el
espesamiento.
El fango espesado contiene aún un porcentaje pequeño de materia seca (4%), lo que hace
necesario una mayor concentración y manejar de esta forma menores volúmenes, para ello se
recurre a la deshidratación mecánica (el secado por evaporación en eras de secado presenta
inconvenientes, tanto en espacio como medioambientales). La extracción del agua retenida por
capilaridad en el lodo no es posible con una
simple decantación, ya sea por gravedad o por
flotación. Para conseguir grados de sequedad
del orden del 20 % o mayores, hay que someter
el lodo a una filtración o a una centrifugación,
y generalmente para aumentar el rendimiento de
estos tratamientos se hace necesario utilizar
determinados reactivos como cal o
polielectrolitos. En la ETAP del Trapiche se
utilizan unos filtros especiales llamados filtros
banda, que consisten en una banda continua de
tela filtrante que pasa a través de unos rodillos
126
Aspecto de un filtro banda y detalle del fango deshidratado a la salida
Desde los
decantadores el agua limpia va a parara a dos depósitos, llamados de servicios y de agua
decantada, pero que son iguales, de modo que el agua del de servicios pasa al de agua decantada
por rebose. Aquí podría darse un nuevo tratamiento de cloro (postcloración), pero ahora se hace
abajo, en la planta de filtros.
127
4. La estación de control
Hora Turbidez pH
128
Análisis de agua bruta procedente del Embalse de la Viñuela, antes de entrar en la ETAP
129
Análisis completo de agua potable obtenida en la ETAP de Vélez
130
131
5. La Planta de Filtros
132
la adhesión de posiblemente contaminantes
a la superficie de los granos de arena); y c)
Asimilación (ciertos microrganismos
presentes pueden alimentarse de
contaminantes del agua).
133
134
6. El sistema Actiflo o de floculación lastrada
135
1.-El producto coagulante se añade al agua bruta como primer paso en el tanque de
coagulación (1) ó en línea a la entrada del mismo. Normalmente suele ser una sal de aluminio
(ej. sulfato de aluminio). La coagulación se alcanza, mediante agitación rápida, en un tiempo de
2 minutos.
2.-El agua coagulada pasa posteriormente al tanque de inyección (2). En este tanque, la
microarena (de tamaño efectivo de 130-150 ìm y con una pureza en sílice (SiO ) superior al 98
2 .
% )se añade por inyección y se mezcla por medio de un agitador con control de velocidad. La
mezcla se realiza en el interior del mismo..
3.-El floculante se añade cuando el agua pasa del tanque de inyección al tanque de
maduración (3). En este tanque con diseño
específico, y una agitación lenta, se dan las
condiciones adecuadas para la formación de
“puentes” de polímeros entre la microarena y las
partículas coaguladas, formando flóculos
fácilmente sedimentables. En este caso se sustituye
el floculante convencional de polielectrolito
(ej.poliacrilamida), cuyo uso está prohibido por la
Orden 3719/2005, de 21 de noviembre, del
Ministerio de Sanidad y Consumo, por polímeros
catiónicos de diversas características, y autorizados
por las autoridades sanitarias, como el cloruro de
polidialil-dimetil-amonio o polidadmac, o bien el
almidón modificado en polvo.
4.-Después de la floculación, el agua pasa al decantador (4) Los flóculos decantan más
rápidamente que en otros procesos de sedimentación, debido a que la microarena tiene una mayor
superficie específica disponible y el flóculo mayor peso, de modo que la microarena actúa de
“lastre” (de ahí la denominación de la planta), a una velocidad 30-80 veces superior al
procedimiento de decantación tradicional. El agua tratada pasa a través de las lamelas, y se
recoge por medio de canales de recogida superiores con vertederos Thomson.
136
5.-El fango precipitado y sedimentado y la microarena se extraen de la parte inferior del
decantador y son bombeados hacia el hidrociclón (5), a un caudal correspondiente al 3-4 % del
caudal influente o de alimentación de agua bruta a tratar. Con ello se separa el fango de la arena,
recuperándose la arena que se reinyecta al tanque de inyección.
Una parte del agua decantada se impulsa hacia un de filtro con lecho de arena facilitado por la
ETAP.
137
tratamiento de potabilización de agua mediante procesos físico-químicos. En la ETAP de El
Trapiche, inicialmente se utilizó almidón como floculante alternativo, aunque es menos efectivo
que la poliacrilamida. Sin embargo, al bajar la toma de agua del embalse de la Viñuela de 190
m a la de 165 m, por la disminución del nivel a causa de la sequía, el agua que viene a la ETAP
está mucho más turbia y el almidón no es efectivo para la floculación. Ello ha obligado a seguir
utilizando la poliacrilamida a pesar de su prohibición, por considerarse que no tiene efectos
nocivos para la salud. No obstante la solución definitiva podría venir del sistema Actiflo, que
permite la utilización de microarena en la etapa de floculación, lo que provoca la formación de
flóculos de mayor peso específico, que actúan como lastre, facilitando una alta velocidad de
decantación, y, por consiguiente, trabajar con velocidades ascensionales comprendidas entre 40
y 60 m/h, y con tiempos de retención entre 7 y 15 minutos, lo que permite que el proceso Actiflo
sea extremadamente compacto.
138
El Depósito Regulador
139
La Red de Distribución
El agua discurre por una red de tuberías, empezando por la que va desde el Embalse de
la Viñuela hasta la arqueta del Trapiche, con un recorrido de 10,3 km. Es una tubería de
hormigón con camisa de chapa, con una sección de 1.500 mm ö. Desde la ETAP, el agua potable
de distribuye en varias ramas con distintas secciones según la envergadura de la población que
tiene que abastecer:
1.- Ramal de Vélez: entra en una tubería de 1.100 mm ö de acero helicoidal soldado que
también abastece a Torre del Mar. Además hay una malla de 1.200 mm ö alrededor del
núcleo de Vélez que alimenta al Depósito Regulador nº 1 de El Romeral que se conecta
con todos los ramales en caso de necesidad.
2.- Ramal Oriental: destinado a abastecer los núcleos de población de Algarrobo y Torrox
(está en estudio incluir también Nerja). La tubería, de 1.200-600 mm ö de acero
helicoidal soldado, recorre 15,5 km y tiene depósitos en Trayamar, Algarrobo, La
Coronada, Güi y Barranco Plano.
3.- Ramal Occidental: destinado a abastecer los núcleos de la costa desde Almayate hasta
Málaga. Consta de un depósito en el Peñón de Almayate, a unos 90 m de altitud, donde
baja a presión hasta depósitos situados en Tiendecillas, Los Puertas, Benajarafe, Chilches,
Santillán, Torre de Benagalbón (aquí hay un depósito regulador que lleva arquetas de
Benagalbón, Valdés y Vallejo), con derivaciones hacia Granadillos, El Cantal, Totalán,
La Araña, y finalmente Málaga-Este. En Málaga el agua va a tres destinos: el Depósito
de Jaboneros, el partidor de Suárez y la depuradora de El Atabal.
4.- Ramal interior: es una conducción de 26,1 km de longitud, con una tubería de 300 mm
ö, destinada a abastecer a diversos pueblos de los Montes. En el Trapiche hay una
140
derivación hacia esta localidad, Los Vados y a los depósitos de Triana y Benamargosa.
El ramal interior alcanza el depósito regulador de Tipo Pelusa, que impulsa agua a
Benamocarra e Iznate, y por el valle de Benamargosa, se alcanza los depósitos
repartidores que impulsan agua a El Borge-Almáchar, con la correspondiente arqueta
intermedia entre ambos y la de Salto El Negro, Cútar-Comares, todas las cuales constan
de arquetas de fin de conducción
141
142
El Tratamiento de las Aguas Residuales
1. El Saneamiento
Una vez utilizada el agua en la ciudad, los residuos resultantes deben ser eliminados. Sin
embargo, no todo el agua que entra en la ciudad tienen las mismas características. El siguiente
cuadro muestra los tipos más importantes de aguas residuales urbanas:
Riegos Son las resultantes de los riegos de jardines y de baldeos de las Entran en las
calles. Normalmente tienen bajo contenido en materia rejillas y van al
orgánica alcantarillado
Pluviales Son las que se producen por las lluvias y son recogidas por la Entran en las
red de alcantarillado de la ciudad. No tienen contenido en rejillas y van al
materia orgánica. alcantarillado
Dado que estos tipos de agua tienen diferentes características, su tratamiento previamente al
vertido como retorno también es diferente. Así, mientras que las aguas de riegos y las pluviales
son aguas de baja contaminación y, por tanto, podrían ser vertidas directamente al medio (río,
mar), las aguas domésticas tienen un grado de contaminación tal que necesitan ser tratadas antes
de ser vertidas para eliminar los productos que puedan dañar la calidad ambiental. Aunque las
aguas grises necesitan menos
operaciones de depuración que las
aguas negras, en la práctica hay que
tratarlas de forma conjunta. En
cambio, las aguas pluviales y de
riego no necesitan ser tratadas. Por
este motivo, la eliminación de estos
dos grupos de agua debe realizarse
por separado. El sistema de tuberías
o cañerías que eliminan las aguas
residuales se conoce como red de
saneamiento. Hay dos sistemas de
redes: los unitarios (no separan
pluviales y domésticas) y los
separativos (separan pluviales y
domésticas en tuberías diferentes).
El sistema más extendido es el
unitario porque es el que inicialmente se empezó a construir en los pueblos y ciudades y porque
también es de menor coste. En Vélez-Málaga, el casco antiguo tiene una red unitaria, y aunque
se intentó modernizar el saneamiento (Plan Pomal), en la mayoría de las calles no había
143
literalmente sitio para añadir una cañería más. En cambio, en las nuevas avenidas del ensanche
de Vélez sí se ha construido un sistema separativo pluviales-domésticas.
Sin embargo, en muchos lugares no se puede utilizar bien esta infraestructura porque las
viviendas no se hicieron con separación de sus aguas pluviales y residuales, hecho por el cual las
aguas residuales que salen de las viviendas de Vélez llevan una mezcla de residuales y las
pluviales recogidas en los patios. Las nuevas construcciones, en cambio, sí han incluido ya el
sistema separativo en el saneamiento de las casas. No obstante, en muchos lugares el sistema
separativo se ha trucado
para que se convierta en
unitario en momentos de
emergencia, como puede
ser tras lluvias intensas,
porque la no separación de
pluviales y residuales
provoca una elevación
extraordinaria del caudal y
puede causar problemas.
Para paliarlo, como las dos tuberías discurren en
paralelo, en algunos puntos se conectan por un
tubo que hace de aliviadero. Así, en momentos de
lluvias intensas, las aguas que salen de las
viviendas son más caudalosas de lo normal (pues
se juntan las residuales con las pluviales de cada
vivienda), y de este modo, al alcanzar un
determinado nivel pasa a la cañería de aguas
pluviales. Esto explica que en estos momentos
punta se viertan aguas residuales directamente al
río Vélez y que, a pesar del sistema, llegue un
excesivo caudal de residuales a la Estación
Depuradora, que puede no tener capacidad para Alcantarilla rebosando aguas pluviales+fecales
144
tratar un volumen tan grande. En otras ocasiones se producen atoros y esta mezcla de pluviales
y fecales salen por los registros de las calles.
Todas las tuberías acaban finalmente en un colector, que recoge las aguas residuales de una parte
importante de la población. Así en Vélez-Málaga, estos colectores se encuentran en el Camino
de Remanentes, el Camino de Enmedio (éste aún en proyecto), el Camino de Málaga, la
Barranca, Aliviadero de la EDAR y Caseta de Bombeo. Las aguas pluviales son vertidas
directamente al río Vélez y las residuales (mezcladas o no) a la Estación Depuradora de Aguas
Residuales (EDAR) de Taramillas. En Torre del Mar, los colectores se encuentran en la calle Dr.
Marañón, S. Andrés, Paseo de Larios, El Copo y Colegio Antonio Checa, vertiéndose las
pluviales directamente al mar, mientras que las residuales son recogidas por un colector
transversal que se dirige a la Caseta de Bombeo del Delta del río Vélez, desde donde se bombea
hacia la EDAR de Taramillas.
145
Colector de pluviales del Camino de Remanentes Colector de pluviales del Camino de M álaga
146
2. La Estación Depuradora de Aguas Residuales (EDAR)
147
a. Pretratamiento
a.1. Pozo de gruesos. El proceso empieza en el pozo de bombeo, llamado también pozo
de gruesos, donde viene el agua bruta desde Vélez con toda clase de residuos, siendo los más
gruesos no biodegradables, al menos por el sistema de la EDAR. Se trata de eliminar los
elementos más gruesos (basura de depuradora), separando dos porciones: una es
fundamentalmente arena y todo tipo de
residuos gruesos (plásticos, papel, etc.), que
son retenidos mediante un sistema de rejas y
luego se recogen mediante una cuchara
bivalva, de modo que la arena y otros
residuos gruesos es depositada en un
contenedor,
echándole cal
por encima Esquema de un pozo de gruesos
para evitar la
descomposición de materia orgánica. Es importante señalar aquí
la abundante cantidad de residuos sólidos que se vierten en el
saneamiento. Una parte puede venir de la basura que entra en las
alcantarillas de las calles, pero en su mayoría está compuesto por
diversos materiales que los ciudadanos tiran al vate, destacando
por su abundancia el papel higiénico, aunque también se observan
compresas, preservativos, palillos higiénicos, etc., es decir
materiales que deberían ser arrojados a la basura y no al
saneamiento porque, como se verá más adelante, todo ello resta
eficiencia a los sistemas de depuración de aguas residuales.
Cuchara bivalva usada para La porción restante de lo que llega a la EDAR está
extraerlos residuos gruesos
Cuba para recogida de gruesos con cuchara bivalva Tratamiento del agua bruta con sulfato férrico
formada por agua bruta sin depurar y todavía tiene restos de basura que tendrán que eliminarse
por otros procedimientos. En este lugar se efectúa un primer tratamiento químico mediante un
chorro de sulfato férrico [ Fe2(SO4)3] para favorecer la eliminación de sulfhídrico, precipitando
los sulfuros en forma de sulfuro de hierro. La zona es peligrosa porque se producen gases tales
como metano y sulfhídrico, que son tóxicos, especialmente el segundo. Precisamente los gases
148
se extraen y se llevan a la torre de desodorización. El agua ya sin estos gruesos se hace subir
mediante bombas a una altura para que pueda luego circular por gravedad por el resto de la
planta.
149
a.3. Desarenado y desengrasado. En las aguas brutas todavía quedan algunas fracciones
gruesas y difíciles de tratar en la planta, como es la arena y la grasa. Para eliminarlas, el agua
entra en un tanque de desarenado, y allí se opera de forma diferente con cada fracción, en
función de sus
propiedades físicas,
activándose todo el
proceso de
separación gracias a
un burbujeo
producido por una
bomba de aire del
fondo del tanque.
Así, dado que la
arena pesa, se va al
fondo por simple
decantación. Allí es
recogida y
transportada hacia un
separador de
Planta de desarenado y desengrasado
arenas que logra una
fracción de arena prácticamente sin materia orgánica, y finalmente lo vierte a un contenedor,
pudiéndose eliminar como un residuo sólido.
El mencionado burbujeo
ayuda a elevarse las sustancias
menos densas (ej.grasas y otros
flotantes), que forma una nata o
capa de flotantes que
periódicamente va siendo arrastrada
por una pala hasta hacerla rebosar y
caer en un canal situado en el
extremo del tanque, que la lleva a
un concentrador de grasas, que
finalmente la vierte, más densa, a un
contenedor para su vertido posterior
Cuba de recogida de arenas Cuba de recogida de grasas como residuo sólido.
b. Línea de aguas
a. Tratamiento físico-químico. Cuando el agua a tratar posee una elevada carga orgánica
o haya problemas en el funcionamiento del tratamiento biológico, se recomienda un tratamiento
físico-químico previo consistente en eliminar sólidos en suspensión y coloides mediante un
procedimiento físico-químico por el que se provoca la coagulación y floculación de estos
productos y hacerlos decantar para poder extraerlos y llevarlos a la línea de lodos.
150
Dosificación de sulfato de hierro (coagulante) Dosificación de polielectrolito (floculante)
De este modo, el agua residual, todavía bruta, pero ya sin residuos sólidos, es sometida
a un tratamiento físico-químico destinado a ayudar a la coagulación y floculación de sólidos en
suspensión y coloides difíciles de eliminar por
métodos puramente físicos, como sucede en la
ETAP. Para lograrlo, el agua se dirige ahora a unos
tanques mezcladores, donde se le añade productos
químicos que tienen la propiedad de eliminar estos
sólidos en suspensión en dos etapas: en la primera, se
produce la coagulación del agua en los tanques de
mezcla rápida y en la segunda se produce la
floculación en los tanques del mismo nombre. El
Fundamento de la coagulación-floculación
fundamento de este proceso es que primero se añade
un coagulante (sustancia catiónica) que produce una coagulación (basada en la neutralización
que provocan los iones electropositivos del coagulante sobre el coloide) y luego se añade un
floculante que produce una floculación (debido
a que los polímeros electronegativos del
floculante atraen a los coágulos, provocándoles
su depósito en el fondo al aumentar de peso).
En la EDAR de Vélez, se utiliza como
coagulante sulfato de hierro Fe2(SO4)3 y como
floculante un un polímero mineral de sílice
activada (polielectrolito). Ahora bien, la
optimización del proceso de coagulación
depende de tres factores determinantes; pH,
agitación y tipo de coagulante. EL pH es un
factor crítico y cada coagulante tiene un margen
de trabajo, fuera del cual se desaprovecha el Tanques mezcladores para el tratamiento físico-químico
producto y disminuye el rendimiento del
proceso. Para la corrección de los márgenes de trabajo, se añade cal (CaO) como coadyuvante
al agua que entra, por inyección desde una dosificadora de cal existente en las inmediaciones
de los tanques mezcladores. El segundo factor, la agitación de la mezcla, se realiza mediante
151
unos agitadores rápidos en los mezcladores, consiguiendo con ello
una distribución homogénea de los reactivos antes de que comience
a formarse el coágulo. Teniendo en cuenta que el tiempo de
coagulación es muy corto, esta mezcla debe realizarse en el menor
tiempo posible mediante la aplicación de agitación mecánica, de ahí
que sean electroagitadores rápidos. En los tanques de floculación,
hay también electroagitadores, pero éstos giran mucho más lento
para conseguir que los microflóculos se encuentren y se agreguen
sin romperse. Una vez conseguida la floculación se mejora la
sedimentación ya que parte de los sólidos coloidales y disueltos
pasan a ser sólidos en suspensión sedimentables. Todo este proceso
se estimula por una correcta coagulación, una agitación lenta y
temperaturas ambientales medias o altas.
Dosificadora de cal
En resumen, el tratamiento físico-químico consiste en una
adición de reactivos en mezcladores y una decantación lenta, capaces de eliminar del 80 al 90%
de la materia total suspendida, y al mismo tiempo bajar en un 40 al 70% la DBO 5 y en un 30 al
40% la DQO, parámetros indicadores del contenido en materia orgánica, lo cual permite
descargar el sustrato de descomposición del proceso biológico siguiente.
152
periferia del mismo. La salida habitual del agua es a través de un vertedero triangular, que aunque
no es el óptimo desde el punto de vista del reparto ( al considerar el posible error de nivelación)
sí lo es al considerar las amplias variaciones del caudal.
153
b.2. Tratamiento secundario
a.Oxidación biológica. La materia orgánica que queda disuelta y en suspensión así como
el resto de las partículas sólidas que no se han eliminado en los tratamientos anteriores, son
eliminadas mediante unos procesos biológicos de depuración aerobia, gracias a la acción de
un grupo de microorganismos (principalmente bacterias y protozoos) que en presencia de
oxígeno, actúan sobre la materia orgánica e inorgánica disuelta, suspendida y coloidal existente
en el agua residual, transformándola en gases. El objetivo principal de este tipo de tratamiento
es la transformación de la materia orgánica y la coagulación y eliminación de los sólidos
coloidales no sedimentables. También se puede diseñar el proceso para que se pueda eliminar
nitrógeno y de fósforo. Al mismo tiempo ser trata de disminuir los microorganismos patógenos
y fecales que habitan el agua residual.
154
como resultado final la conversión de materiales orgánicos en CO2 y gas metano (CH4). Debido
a que ambos productos finales son volátiles, el efluente líquido ha disminuido notablemente su
contenido en sustancias orgánicas. La eficiencia de un proceso de tratamiento se expresa en
términos de porcentaje de disminución de la DBO inicial.
155
156
157
En el reactor biológico los procesos son fundamentalmente de carácter aeróbico, lo cual
se favorece por el aporte de oxigeno por agitación o agitación y aireación sumergida simultaneas.
El crecimiento de los microorganismos y su actividad degradativa crecen proporcionalmente a
la tasa de aireación. La actividad degradativa de la materia orgánica por parte de las bacterias y
otros microrganismos se basa en que, como todos los seres vivos, necesitan de energía para poder
realizar sus funciones vitales, y esta energía la obtienen transformando la materia orgánica que
obtienen de las aguas residuales, de acuerdo con la siguiente reacción:
Como podemos observar, después de un tiempo de contacto suficiente entre la materia orgánica
del agua residual y los microorganismos (bacterias), la materia orgánica del medio disminuye
considerablemente transformándose en nuevas células (bacterias), gases y otros productos. Este
nuevo cultivo microbiano seguirá actuando sobre el agua residual. A todo este conjunto de
reacciones se les denomina de oxidación biológica, ya que se utiliza oxígeno para realizarlas.
158
159
160
Tras la depuración biológica, las aguas
residuales contienen compuestos
orgánicos, fosfatos y nitratos disueltos
que solo se degradaran ya lentamente.
Los nitratos se forman por oxidación
del amonio desprendido en la
degradación de compuestos orgánicos
nitrogenados. Esta es una tarea de las
bacterias Nitrificantes, uno de cuyos
grupos esta reprensado en las aguas
residuales principalmente por
Nitrosomonas y Nitrosospira, que
únicamente llevan a cabo la reacción
de oxidación del amonio a nitrito para
obtener energía metabólica, mientras
que un segundo grupo de bacterias,
que aparece siempre junto al ya citado y que esta reprensado por Nitrobacter, oxida el nitrito a
nitrato y obtiene energía gracias exclusivamente a este proceso:
161
Estos grupos de organismos reaccionan, junto con la materia orgánica del medio, formando
estructuras ecológicas de menor tamaño, con capacidad tanto depuradora, como diferenciadora
de fases. Estas estructuras ecológicas mínimas se denominan flóculos. Un flóculo está compuesto
por materia orgánica, bacterias filamentosas y formadoras de flóculo y constituye, en sí mismo,
el núcleo de la depuración
Aspecto de un reactor biológico normal Reactor con exceso de espumas por Nocardia sp.
Estos problemas demuestran que el tratamiento de las aguas residuales por medios biológicos es
extraordinariamente delicado, ya que se cuenta con la actividad metabólica de unos seres vivos
que, como cualquier forma de vida, están adaptados a unas determinadas condiciones
ambientales. De este modo, cualquier variación importante en la composición de las aguas
residuales que entran en la EDAR, motivada por aspectos casuales como el vertido de
162
determinados productos como gasoil, hacen disminuir la actividad de unas especies (ej. las
bacterias aerobias floculantes, la población de protozoos, etc.), favoreciendo a otras oportunistas
como la comentada bacteria filamentosa Nocardia.
Aquí, el agua con fango se deja reposar para dar tiempo a que sedimenten los flóculos
(mezcla de materia orgánica y microrganismos), consiguiéndose separar el agua clarificada de
los fangos. Al igual que los decantadores primarios, estos decantadores disponen también de un
puente radial del que pende una rasqueta de fondo, la cual tiene por función arrastrar el fango
formado por los flóculos concentrándolo en el centro del fondo, y de aquí, mediante unas bombas
sumergibles o tornillos de arquímedes se devuelve una parte (recirculación) a los reactores
biológicos para reponer el cultivo de polisaprobios, y otra parte de este fango se conduce a la
163
línea de lodos. Aquí es preciso controlar la concentración de polisaprobios, evitando que sea muy
elevada, para lo cual hay que sacar continuamente fango mediante
purgas tanto desde el reactor biológico como desde la
recirculación.
a.- Tratamiento con cloro: usual en Estados Unidos, consiste en añadir cloro, pero esta
sustancia produce derivados carcinógenos y tóxicos para el medio ambiente, como la
clorina o cloramina., por lo que en la UE no se usa.
b.- Tratamiento con ozono: se fabrica ozono produciendo descargas eléctricas sobre
oxígeno. Este producto oxida a la mayor parte de la materia orgánica, destruyendo todos
los microrganismos. Es menos tóxico y apenas deja derivados que puedan dañar el medio
ambiente, pero la instalación es costosa.
c.- Tratamiento con UV: su fundamento es que la radiación ultravioleta daña el ADN de
las bacterias y otros microrganismos, incapacitándolas para su reproducción. Es el
método más seguro y menos costoso, aunque las lámparas de UV hay que reemplazarlas
con frecuencia. Por otra parte, si el tratamiento no es suficientemente intenso, ciertos
organismos como los virus pueden no ser desactivados, especialmente si están blindados
por algún sólido del efluente.
164
quiere eliminar hay que diseñar, durante el
tratamiento secundario, un proceso biológico
en el que actúen las bacterias implicadas en
los ciclos del nitrógeno (nitrificantes,
desnitrificantes, etc.) y del fósforo. Dado que
de momento no hay sector productivo que esté
interesado en su utilización, estos
procedimientos no están operativos. Sin
embargo, la propia EDAR realiza un tratamiento terciario a pequeña escala para aprovechar el
agua para uso interno, principalmente para riegos.
a. Filtrado de arenas.
Es un proceso adicional de
depuración consistente en
someter el agua del secundario a
un proceso de filtrado en un
tanque provisto de un lecho de
arenas de unos 70 cm de espesor,
que permite eliminar sólidos en
suspensión y flóculos que no se
hayan eliminado en el
tratamiento secundario. Al final
del proceso, el agua, ya limpia y
baja de turbidez, se dirige por un
Proceso de filtrado en arenas Aspecto del fondo del tanque canal a la siguiente fase para su
desinfección.
b. Desinfección con UV. El agua filtrada pasa por un canal en el que existe una serie de
módulos de ultravioletas de 340-360 nm, cuya función de destruir el ADN de cualquier célula
existente en el agua, con lo que el agua queda prácticamente limpia de agentes potencialmente
patógenos, aunque su eficacia no está probada para los virus.
165
c. Almacenamiento.
d. Línea de lodos
166
d.2. Espesamiento. El lodo que se extrae del fondo de los decantadores primario
(previamente tamizados) y secundario deben ser espesados. En la EDAR de Vélez, por
deficiencias del sistema de digestión de lodos, se realiza un bypass en el que los lodos tamizados
van a un espesador que concentra el lodo. Los lodos procedentes de la decantación primaria se
lleven a un espesador por gravedad, que es una cuba circular dotada de un sistema de arrastre
central que mueve unos peines giratorios situados en la parte inferior del tanque y cuya labor es
la de liberar el agua ocluida en los flóculos de los fangos, produciéndose el espesamiento de los
mismos, el sobrenadante que se obtiene en la parte superior es enviado al pozo de sobrenadantes
y a su vez a cabecera.
En cambio los lodos que se extraen del fondo de los decantadores secundarios van a parar a un
espesador por flotación, en el que los fangos procedentes de la recirculación o del tratamiento
biológico son impulsados mecánicamente hacia arriba mediante una mezcla con agua
presurizada, aire y reactivos (polielectrolito), con el fin de ayudar a la tendencia natural de flotar
de este tipo de fangos, recogiéndose éstos en la parte superficial por medio de unas rasquetas y
a su vez enviarlos al pozo de mezcla para su posterior bombeo al proceso de digestión. Después
de todo este proceso, los lodos teóricamente se deben ser conducidos a un digestor, aunque como
veremos este proceso no está operativo aún en la EDAR de Vélez.
167
d.3. Digestión. Aunque en la EDAR de Vélez esta fase por ahora no está operativa debido
a deficiencias estructurales del sistema, el lodo procedente de los espesadores son conducidos
a un digestor, que es un depósito completamente cerrado donde los lodos, al tener una alta
concentración en materia orgánica, deben ser descompuestos por bacterias anaerobias (en
ausencia de oxígeno), de ahí que sean recipientes herméticos.
Entre los microorganismos más importantes y específicos de este proceso están por un
lado las bacterias productoras de ácidos y por otro las bacterias productoras de metano
(metanogénicas). Las bacterias productoras de ácidos transforman la materia orgánica compleja,
en productos intermedios. Las bacterias productoras de metano actúan sobre dichos productos
intermedios transformandolos en gases y subproductos estabilizados. El proceso anaeróbico
depende de reacciones de transferencia interespecífica de H2, tales como:
168
169
Las bacterias celulolíticas rompen las células en celulosa, celobiosa y glucosa libre; la
glucosa es fermentada por anaerobios en varios productos de fermentación: acetato, propionato,
butirato, H2 y CO2. Las bacterias metanogénicas, homoacetogénicas o reductoras de sulfatos,
consumen inmediatamente cualquier H2 producido en procesos fermentativos primarios. Los
organismos claves en la conversión de sustancias orgánicas complejas en metano, son bacterias
productoras de H2 y oxidantes de ácidos grasos, por ejemplo Syntrophomonas y Syntrophobacter,
las primeras oxidan los ácidos grasos
produciendo acetato y CO2 y las ultimas
se especializan en la oxidación de
propionato y genera CO2 y H2. En
muchos ambientes anaeróbicos los
precursores inmediatos del metano son
el H2 y CO2 por parte de las bacterias
metanogénicas: Metanosphaera,
Stadtmanae, Metanopinillum,
Metanogenium, Metanosarcina,
Metanosaeta y Metanococcus.
anaerobios. Tal es el caso de las llamadas bacterias anaerobias facultativas, que son capaces
de obtener energía por mecanismos fermentativos. Entre ellas se encuentran diversas especies
de los géneros Aeromonas, Enterobacter, Escherichia, Streptococcus y distintas especies de
Bacillus.
170
Sinóptico del proceso de deshidratación de los fangos
Sin embargo, en la EDAR de Vélez, la no operatividad del digestor hace que aquí venga el lodo
procedente de los espesadores. Por este motivo, el lodo que llega aquí tiene una alta
concentración en gases (principalmente SH2). El proceso de deshidratación consiste básicamente
en una centrifugación, que separa el agua del lodo por la fuerza centrífuga. Se ayuda el proceso
mediante la adición de polielectrolito, que permite aglomerar el lodo.
171
e. Línea de Gases
Esta línea, que no está operativa en la EDAR de Vélez porque el digestor no funciona,
tiene por misión evacuar o reutilizar los gases desprendidos durante todo el proceso,
principalmente del digestor. Normalmente los
gases se almacenan en un gasómetro que en la
EDAR de Vélez es una enorme esfera, de la
que se extrae el gas con dos posibles destinos:
la eliminación, quemando el gas por una
antorcha o bien utilizándolo en una pequeña
planta de cogeneración, en la que el gas es
utilizado como biocombustible para accionar
un generador de energía eléctrica y calorífica
que al menos puede usarse para las exigencias
energéticas de la planta. En esta EDAR de
Vélez este gas se utiliza reintroduciéndolo en el
digestor para agitación y para la alimentación Gasómetro de la EDAR de Vélez
de la caldera.
f. Servicios complementarios
172
f.2. Control analítico. La estación presenta un laboratorio en el que se procesan los
análisis necesarios para el buen funcionamiento de la planta, en especial valores tales como los
sólidos en suspensión, indicadores de contenido de materia orgánica (DBO, DQO), etc., además
del control microbiológico, haciendo un seguimiento sobre el buen estado de la flora bacteriana.
Un aspecto de gran importancia en el control del funcionamiento de una EDAR es el estado del
fango activo. En este sentido, uno de los procedimientos para valorar el estado del fango activo,
y por tanto de la calidad de la depuración, es la utilización de determinados bioindicadores, es
decir, dado que cada grupo de seres vivos está adaptado a unas determinadas condiciones
ambientales, se puede valorar la calidad de la depuración por los microorganismos que están
presentes. Así, por ejemplo, usando los Protozoos, hay que partir de la base de que los ciliados
reptantes y sésiles dominan de forma conjunta en la microfauna de un fango activo maduro bajo
condiciones estables de funcionamiento. Esta situación se debe a la dependencia de ambos
grupos por la presencia de flóculos de fango activo y a la falta de competencia por el alimento.
La relación entre ambas poblaciones está en dependencia con ciertas condiciones ambientales
como la concentración de carga orgánica. Normalmente, un fango activo en un sistema estable
presenta estas tres características: a) La población de protozoos se presenta en una densidad
superior a 106 ind L-1; b) La microfauna se compone principalmente de ciliados reptantes y
sésiles, sin apenas presencia de flagelados c) Las especies y grupos de ciliados están muy
diversificadas, de
manera que ningún
grupo supera
numéricamente a otro
con un factor superior
a 10. En el caso de que
estas premisas no se
cumplan, la
identificación del
g ru p o d o m i n a n t e
permitirá obtener
información sobre la
situación particular del
sistema, según muestra
Nivel de depuración según protozoos bioindicadores la tabla adjunta.
173
Valores de algunos parámetros de las aguas residuales antes y después
del tratamiento en la EDAR de Vélez-M álaga
174
175
La calidad del agua en la cuenca del río Vélez
La calidad del agua es un concepto relativo, pues depende de qué uso vaya a tener. Para
seres anaerobios es mejor que el agua tenga poco oxígeno; para la agricultura es importante que
no tenga cloro, sales, etc.; para la salud es importante que no tenga bacterias, nitratos, etc. El agua
puede ser apta para riego o actividades recreativas y no serlo para consumo humano. Tampoco se
puede decir que el agua natural tenga más calidad que la tratada, pues puede contener elementos
que sean nocivos para la salud. La calidad de las aguas viene dada por unos parámetros
analíticos, es decir, susceptibles de ser analizados periódicamente por los laboratorios en el
contexto de un programa de calidad del agua. Entre estos parámetros encontramos los siguientes:
a.-Parámetros organolépticos. Se refiere a las propiedades del agua que se pueden percibir
por los sentidos, de gran importancia en la aceptación del consumidor. Entre ellas destaca el olor
(cuando huele es síntoma de contaminación por bacterias de Fe o S o deficiencias en el tratamiento
o distribución), sabor (depende de las sales que tiene disueltas: cloruros, sulfatos, no debiendo
sobresalir mucho), color (puede variar según elementos en suspensión como algas = verde, materia
orgánica = pardo, o bien contaminantes, debiendo ser incolora) y turbidez (puede ser indicio de
contaminación, o sedimentos en suspensión, debiendo ser baja).
176
N2, O2) o procedentes de la descomposición de la materia
orgánica (SH2, CH4, NH3), siendo un buen indicador de
contaminación orgánica la cantidad de oxígeno disuelto (OD).
d.-Parámetros químicos orgánicos. Entre los
componentes orgánicos se miden dos parámetros: el DBO
(demanda biológica de oxígeno: mide el oxígeno que consumen
los microbios al descomponer la materia orgánica del agua en un
tiempo, ej.5 días: DBO5; su valor recomendado es menor de 3
mg O2/litro, por encima del cual hay que pensar en
contaminación), el DQO (demanda química de oxígeno: mide el
oxígeno disuelto en el agua que se gasta para oxidar la materia
orgánica por agentes químicos en medio ácido, siendo
recomendable por debajo de los 20 mg O2/litro). También se
mide la posible presencia de productos orgánicos tales como
detergentes, aceites, pesticidas, etc.
177
La legislación española (Reglamento de la Ley de Aguas) da unas normas para garantizar
la calidad del agua según los usos a que esté destinada: agua potable (admite 3 tipos de
tratamiento: simple, normal e intensivo; agua apta para el baño (a 30 cm de profundidad no deben
sobrepasar el 50% del límite); agua apta para la vida de los peces (distingue entre tipo S o
salmonícolas y tipo C o ciprinícolas); y agua apta para la cría de moluscos.
Cada análisis tiene unos valores de referencia, estipulados legislativamente, por encima de
los cuales se considera que el agua no es apta para consumo:
Por ejemplo: los nitratos tienen un valor guía de 25 mg/l y un valor máximo de 50 mg/l. De este
modo, un análisis puede dar "apto para el consumo" con valores superiores al guía.
178
Si observamos los diagramas triangulares
(de Piper) correspondientes a dos acuíferos
diferentes de la Axarquía, obtenemos una
visión aproximada sobre la naturaleza de
las aguas subterráneas en esta comarca. Así
en un acuífero carbonatado, como el de la
Sierra de Alberquillas (Nerja), el diagrama
muestra una composición bicarbonato
cálcica y magnésica, mientras que la de un
acuífero detrítico, como el del río Vélez
(Vélez-Málaga), la composición es más
compleja, pues aparecen carbonatos y
bicarbonatos cálcicos y sódicos y sulfatos
cálcicos y magnésicos. Estas diferencias de
composición son atribuibles a la naturaleza
de los respectivos acuíferos: en el primer
caso las aguas pasan por un sustrato rocoso
de mármoles dolomíticos (carbonatos de
calcio y magnesio, que en disolución
forman los respectivos bicarbonatos), y en
el segundo caso, parte de las aguas
Diagramas de Piper de dos acuíferos de la Axarquía subterráneas proceden de macizos
(Atlas Hidrogeológico de M álaga)
carbonatados del norte de la Axarquía van
incorporando en su recorrido una serie de componentes extraordinarios, hasta unirse a la parte que
se filtra directamente en el acuífero (ya que es un acuífero libre), sufriendo cierta contaminación
de sulfatos y, en la zona del Delta también por cloruros, debido a la intrusión salina.
Además de estos tipos mayoritarios, también se consideran otros tipos en función del tipo
de sales que tengan. Estas son las aguas salinas, que según la dominancia de un determinado tipo
de sal, pueden ser: Bicarbonatadas (más de 600 mg/l); Sulfatadas (más de 200 mg/l); Cloruradas
(más de 200 mg/l); Fluoradas (más de 1 mg/l); Sódicas (más de 200
mg/l); Cálcicas (más de 150 mg/l); Magnésicas (más de 50 mg/l);
Ferruginosas (más de 1 mg/l), etc. También se hallan algunas aguas
especiales, como las aguas aciduladas, con un contenido natural
de más de 250 mg/l de CO2.
179
bicarbonatadas, si bien en el Delta del río Vélez
aparecen bicarbonato-sulfatadas, clorulada-
sulfatadas y sulfatadas, y en la cuenca del Sabar
aparecen zonas cloruladas. Otro factor a
considerar son el pH, que es alcalino (pH>6,5-
9,5) en puntos aislados de los acuíferos de
Tejeda y de Almijara. A partir de estos datos la
calidad del agua es pésima (con 5 puntos fuera
de rango) en el Delta del río Vélez, donde
también aparecen calidades malas (con 3
puntos) y mediocres (con 2 puntos). En el resto
de la comarca son aceptables, salvo ciertos
puntos de la cuenca del Vélez y de Alberquillas,
que son menos buenas, al tener 1 punto
180
b.-Agua de manantial: es agua que sale directamente
de un manantial natural, que puede brotar en la naturaleza o
bien en una fuente pública . Mientras que el agua de la
naturaleza no está controlada (y por tanto no es potable), el
agua de las fuentes públicas ha de estar forzosamente
controlada, de lo contrario debe figurar un cartel que advierta
de su no potabilidad.
d.-Agua mineral: es agua de pozo embotellada por una empresa. Está sujeta a controles
periódicos, que garantizan su potabilidad y características que figuran en su etiquetado. En realidad
es un nombre equívoco porque todas las aguas tienen sales minerales.
e.-Agua medicinal: es agua con algún componente (generalmente determinadas sales) que
está indicado para alguna afección y reconocida su propiedad farmacológica. Para que pueda
beberse ha de seguir los mismos controles de potabilidad.
Muchas personas creen que el agua que recogen de un manantial de la sierra es “más
buena” y “más sana” que la que bebemos del grifo, estando asentada la costumbre de llenar
garrafas para almacenarla en casa. Esta costumbre es costosa, porque implica gasto energético en
desplazamientos y este agua no es mejor (salvo cuestión de gustos) que la que sale del grifo. Por
otra parte, el agua del grifo es la auténticamente potable porque por definición está testada en las
instalaciones de potabilización, a diferencia del agua de un manantial, que no está controlada y por
tanto no hay garantías sobre los efectos que nos puede producir a la salud.
Otra creencia corriente se da con el agua corriente y el agua embalsada. Muchas personas
siguen literalmente el dicho de que “agua corriente no mata a la gente”, lo que en parte tiene su
fundamento, pero en otros tiempos que no existían controles sanitarios. De este modo, no es cierto
que todo el agua corriente sea de mejor calidad o más sana
que el agua estancada. Posiblemente esta creencia ha hecho
que muchas personas se abstengan de beber agua del Embalse
de la Viñuela, pues es un agua “estancada”, empeñándose las
costosas adquisiciones de agua embotellada. Los controles
sanitarios del agua del Embalse de la Viñuela, junto a los
realizados en la propia Potabilizadora de El Trapiche,
garantizan que este agua reúna los criterios de calidad que
exige la ley. Además, se da la circunstancia, en este caso, de
que el agua del Embalse tiene un contenido en nitratos muy
inferior al que tiene el agua del pozo que abastecía
antiguamente Vélez-Málaga, que en ocasiones llegaba a tener
tal cantidad que las autoridades prohibían su consumo.
Mención aparte en este apartado de creencias sin
fundamento merece el agua embotellada. Esta modalidad de
consumo, que hace cincuenta años era prácticamente ausente
en la población española, está alcanzando cotas de consumo
desproporcionadas, al igual que sucede en otros países
europeos y del mundo. En el año 2001, los norteamericanos
se gastaron 6.880 millones de dólares, en el año 2006 ya eran
unos 10.980 millones de dólares, con un consumo de 25.800
millones de litros de agua embotellada. Esto supone un
Consumo de agua embotellada
181
crecimiento superior anual al 9%, según los datos aportados por Beverage Marketing Corporation
y la Internacional Bottled Water Association. El consumo medio anual de agua embotellada de un
norteamericano está en torno a los 91 litros por persona/año. La moda del agua embotellada es aún
mayor en Europa. Alemania consume 10.300 millones de litros, Francia 8.500 millones de litros
y España 5.500 millones de litros. Los italianos tienen una media de consumo, en el año 2006, de
183,6 litros por persona/ año y los españoles de 136,7 litros anuales. El consumo global de agua
embotellada alcanza los 154.000 millones de litros, en el año 2006, y supone un aumento del
consumo del 57 % respecto al del año 2001. Esto representa un gasto de unos 100.000 millones
de dólares, lo que en muchas partes del mundo llega a ser 1000 veces más cara que la misma
cantidad de agua del grifo. En España, el consumo de agua envasada ha crecido vertiginosamente
en los últimos años: en 2007 se vendieron casi 6.000 millones de litros con una previsión para el
2008 de un crecimiento del 7,9%, según la Asociación Nacional de Empresas de Aguas de Bebida
Envasada (ANEABE).
Sin embargo, este frenesí no es racional, descontando algunos casos puntuales de mal sabor
del agua del grifo. En España, según datos del año 2006, el precio del agua embotellada está en
torno a los 0,25 euros/L, mientras que el agua del grifo valía en España un promedio de 0,001
euros/L, lo que significa que pagamos el litro de agua 250 veces más de lo que nos costaría si,
librados de prejuicios, bebiéramos el agua del grifo. Dicho de otro modo, suponiendo un consumo
diario de un litro, con lo que nos cuesta una botella de agua podemos pagar la misma cantidad de
agua durante casi todo el año si
usáramos la del grifo. El agua
embotellada actualmente está
llegando a precios cercanos a
productos mucho más exigentes de
procesar como la gasolina o la leche,
lo que demuestra que el
encarecimiento no se corresponde
con el coste de su fabricación. Pero
los problemas no solo de tipo
económico, sino también ecológico.
El agua embotellada genera
Agua embotellada: 0,25 €/L Agua del grifo: 0,001 €/L
diariamente una enorme cantidad de
residuos sólidos, el 90% de los cuales son plásticos, cuyo reciclaje es problemático. Por otro lado,
algunos de estos envases son de PVC (aunque existe una tendencia a ir sustituyéndolos por plástico
tipo PET, a partir del boicot de grupos ecologistas como Greenpeace). El envasado de agua supone
un extraordinario derroche energético, tanto en la producción como en el transporte, lo que en
España equivale a unos 330.000 barriles de petróleo, lo que a su vez supone la emisión de una
importante cantidad de CO2 y su consiguiente contribución al cambio climático por efecto
invernadero. Algunos países han empezado a frenar esta escalada: en Nueva York se lanzan
campañas para que la gente beba del grifo; en San Francisco se ha prohibido la compra de agua
embotellada por parte de las instituciones públicas y muchos restaurantes del Estado de California
ya han dejado de servir agua mineral, etc.
No todas las aguas embotelladas son de la misma calidad, aunque todas deben ser potables
o aptas para el consumo según registro de Sanidad. En este sentido, conviene aprender a leer la
composición que figura en sus etiquetas. Entre los aspectos que figuran están: a) Contenido en
bicarbonatos (aguas duras). Ej. Vichy tiene 2.013 mg/l y Bezoya: 10,2; b) Contenido en cloruros
(cloruradas): ej.Vichy tiene 631 mg/l y Bezoya tiene 0,2; c) Contenido en sodio (sódicas): ej. Vichy
tiene 1,125 mg/l y Fuenteliviana 0,8 mg/l; d) Contenido en magnesio (magnésicas): ej. Mijas tiene
39 mg/l y Bezoya 0,3; e) Contenido en sílice (silíceas): ej. Vichy tiene 72 mg/l y Fuenteliviana 3,4
182
adyacentes: fertilización, pastoreo, deforestación,etc. O bien por la reducción de la estructura:
plaguicidas, vertidos, destrucción de nichos, avenidas
Según los componentes químicos del agua podemos clasificarla en: agresivas (cuando
disuelven carbonatos, con dióxido de carbono libre: son ácidas y blandas; incrustantes (cuando
precipitan carbonatos debido a la reacción con compuestos del agua) e inertes (cuando disuelven
minerales que contribuyen a sus características organolépticas). Algunos ejemplos de componentes
químicos indeseables son los siguientes:
183
Características minerales de las aguas de la comarca de la Axarquía
(Atlas Hidrogeológico de M álaga, 2008)
184
Características minerales de las aguas de la comarca de la Axarquía
(Atlas Hidrogeológico de M álaga, 2008)
185
La contaminación de las aguas continentales
La actividad humana altera el curso natural del ciclo del agua, en el que el hombre
interviene en la fase de agua líquida en escorrentías, tanto superficial como subterránea,
devolviéndola al medio en estado generalmente contaminado.
Básicamente el origen de esta pérdida de calidad del agua, tanto superficial como subterránea, se
debe a los efluentes agrícolas y ganaderos (que incorporan sustancias indeseables, como los
pesticidas y nitratos), los de origen industrial (que introducen sustancias químicas tóxicas, como
los metales pesados) y los de origen urbano (que introducen sobre todo gran cantidad de materia
orgánica en descomposición). Por otra parte, la sobre explotación de los acuíferos costeros puede
producir fenómenos de intrusión salina (salinización), haciéndolos inservibles para su uso.
La Directiva Marco del Agua establece como “buen estado de las aguas superficiales” el
estado alcanzado por una masa de agua superficial cuando tanto su estado ecológico como su
estado químico, es decir aquél en el que las concentraciones de contaminantes no superan las
normas de calidad medioambiental establecidas en la mencionada Directiva. Lo mismo se establece
para las aguas subterráneas, si bien en este caso los parámetros son enteramente químicos.
186
Una aproximación a la descripción de la calidad del agua es la proporcionada por los
índices bióticos. Los organismos o comunidades biológicas de un ecosistema fluvial reflejan las
características o condiciones ambientales del sistema del que forman parte. La utilización de éstos
como bioindicadores responde generalmente a la mayor facilidad y al menor coste de su
observación frente al análisis o valoración directa del parámetro que indican. Existe una amplia
variedad de índices biológicos de calidad del agua para sistemas fluviales, pudiendo establecerse
los siguientes grupos: a) Indices de diversidad: basados en las variaciones de la composición
específica de las comunidades de organismos y su estructura. En general, a una mayor
biodiversidad le corresponde una mejor calidad del agua y viceversa. Ejemplos de este tipo de
índices son los basados en la teoría de la información; b) Indices sapróbicos: reflejan los efectos
de la contaminación por materia orgánica procedente de vertidos urbanos o agrícolas y su grado
de descomposición, sobre los organismos. c) Indices bióticos: son los más utilizados y se basan
en la clasificación de los organismos según su tolerancia a la contaminación, asignándoles una
puntuación cuyo rango varía según el índice utilizado. El valor de calidad para el río estudiado
resulta de la suma total de los valores de cada organismo presente. De este modo, en el Libro
Blanco del Agua, se establecen cinco clases en la calidad de las aguas según indicadores bióticos:
Los procesos de contaminación son controlados periódicamente por una red de estaciones
en las que se ha determinado que existen riesgos.
187
1. Contaminación de ríos. Los ríos han sido considerados desde antiguo como los
colectores naturales de los efluentes de origen humano, tal vez considerando que el río transporta
los residuos lejos y el mar es
inmenso. Mientras la cantidad y
el tipo de efluentes han sido de
una magnitud asequible a la
capacidad de autodepuración
del río, lo cual a su vez está
relacionado con su caudal, este
fenómeno no ha tenido excesiva
importancia. En este sentido en
un río la única zona realmente
contaminada es la
inmediatamente después del
punto de vertido, lo cual se
advierte por la gran cantidad de
materia orgánica en
descomposición (que provoca
una disminución del oxígeno en Evolución de parámetros y bioindicadores de un río contaminado
el agua) y de organismos
tolerantes a la contaminación (polisaprobios) como son las bacterias (en una concentración
superior a 2 millones/cm3), pero la desaparición paulatina de éstos aguas abajo denota que el río
logra cierto grado de autodepuración, encontrándose ya una mínima cantidad de materia orgánica
y una alta cantidad de oxígeno, así como una concentración mucho menor de bacterias (menos de
100.000 cm3) y algunos seres vivos exigentes sobre la calidad del agua, como las truchas. Sin
embargo, estos procesos naturales de autodepuración pueden verse gravemente alterados por un
aumento considerable de la carga respecto de la capacidad de depuración, lo cual ocurre cuando,
o el vertido es muy grande respecto del caudal, o el caudal es pequeño respecto del vertido. Otros
contaminantes son ciertos productos químicos que pueden provocar alteraciones en los ciclos
biológicos y en la fisiología de las especies animales y vegetales del río.
En la comarca de la Axarquía, los ríos y arroyos han sido considerados durante siglos como
los colectores naturales de las aguas residuales de los pueblos y las actividades agropecuarias. Sin
duda este hecho ha persistido hasta que las normativas europeas han impuesto un mayor control
de la contaminación, obligando al tratamiento de las aguas residuales mediante estaciones
depuradoras. Pero este proceso ha sido lento en la
comarca porque la construcción de estas
instalaciones se ha demorado excesivamente, de tal
modo que en la actualidad todavía hay 10
municipios que aún carecen de tratamiento de aguas
residuales, a pesar de que en este esfuerzo se han
sumado diferentes administraciones, ya que la
Consejería de Agricultura ha financiado las
depuradoras de municipios con perspectivas de
reutilización de aguas regeneradas, y la Diputación
Provincial de Málaga lleva la de los municipios
pequeños. Aparte están las grandes depuradoras, que
las financia el Ministerio de Medio Ambiente.
Aún así, todavía quedan muchos puntos en los que se siguen realizando vertidos, ya que
existe una importante población que no está conectada a las redes de saneamiento municipales,
utilizando los ríos como desagües. Por ejemplo, en el río Vélez vierte directamente Benamocarra
y parte del municipio de Vélez, a pesar de que ambos municipios cuentan con depuradoras.
Mención aparte son los vertidos que se producen de manera difusa por las viviendas unifamiliares
desperdigadas por todo el suelo rústico. Aunque estas viviendas cuentan con fosas sépticas, con
frecuencia éstas se colmatan y vierten a los barrancos y arroyos, especialmente durante periodos
de lluvias. Otros vertidos proceden de ganado estabulado (principalmente caprino y porcino), que
o bien se vierten libremente o acaban siendo arrastrados durante periodos de lluvias. Finalmente
los ríos también recogen aguas de rechazo del regadío y, aunque estas aguas no pueden ser
188
conceptualizadas como residuales, en la práctica son contaminadoras, ya que arrastran fertilizantes
y pesticidas que contribuyen a la contaminación de las aguas superficiales y freáticas.
189
Principales focos de vertidos de aguas residuales en el río Vélez en el año 2007
190
2. Contaminación de lagos. A diferencia de los ríos, que por su dinámica de escorrentía
disponen de un rápido reemplazamiento de las masas de agua, en las aguas estancadas (lagunas,
lagos, embalses) los vertidos revisten mayor gravedad, ya que en estos lugares el agente
contaminante no se difunde
sino que se concentra. El
efecto más notorio de la
contaminación lacustre es la
eutrofización o excesiva
carga de nutrientes. Este
fenómeno se produce cuando
el aporte de materia orgánica
y otros nutrientes supera la
capacidad de autodepuración
natural del sistema acuático.
En efecto, un lago en
circunstancia normales es
oligotrófico, con una
aceptable concentración de Procesos de eutrofización de una lago
oxígeno en todo su volumen.
Pero la llegada de determinadas sustancias, tales como fósforo procedente de abonos y fertilizantes,
residuos alimenticios, detergentes, etc., supone un “abonado” para el desarrollo de organismos
fotosintéticos (fitoplancton, algas), convirtiéndose en eutrófico, momento en que las algas
proliferan tanto que llegan a enturbiar el agua y cuyos cadáveres se amontonan en el fondo,
incrementando considerablemente la materia orgánica disponible para las bacterias. Éstas, al
encontrar un sustrato nutricio tan grande, se reproducen rápidamente y en los procesos de
oxidación consumen grandes cantidades de oxígeno, hasta hacer imposible la vida de la mayoría
de los seres aerobios. En estas condiciones la descomposición puede proseguir con organismos
anaerobios que a través de fermentaciones terminan la descomposición, liberando gases como el
SH2, metano, amoníaco, etc, que dan mal olor y son peligrosos para la salud.
En la comarca de la Axarquía no hay lagos
M unicipio Población
propiamente dichos. Antiguamente había lagunas
litorales en la desembocadura del río Vélez, que fueron Colmenar 3.530
colmatadas a mediados del siglo XX. Sin embargo, a Comares 1.568
los efectos de esta dinámica lacustre puede incluirse Alfarnate 1.365
Alfarnatejo 478
aquí el Embalse de la Viñuela, aunque a diferencia de Riogordo 3.052
la mayoría de los lagos, el embalse tiene un nivel de Periana 3.525
agua fluctuante según la relación entre aportes y La Viñuela (parte) 1.881
extracciones, hecho que puede acentuar (en épocas de Alcaucín 2.286
nivel bajo) o disminuir (en épocas de nivel alto) las Canillas de Aceituno 1.190
Sedella 668
consecuencias de la contaminación. Dado que el Salares 228
embalse se nutre no sólo
del agua del río Total 19.771
principal (río Guaro),
sino también de otros Población que vierte aguas residuales
ríos de la cuenca del en el Embalse de la Viñuela (2007)
Vélez que canalizan el
agua por tuberías
subterráneas, al final llega al embalse las aguas residuales vertidas
en todos los pueblos que drenan a estos ríos. De este modo, dado
que el embalse de la Viñuela recoge aguas de 11 municipios de la
Axarquía, a este medio “lagunar” llegan las aguas residuales
correspondientes a una población de unas 19.771 personas (según
ceso del 2007). Afortunadamente gran parte de estas aguas
residuales son depuradas en la mayoría de estos municipios, pero
aún quedan algunos que no han construido esta infraestructura. Sin
Vertido de aguas residuales de
embargo, al embalse entran vertidos por varios motivos, tales como,
Los Romanes en el Embalse. las constantes averías de las depuradoras (problema que en parte se
intenta paliar con una ayuda técnica desde Diputación Provincial),
191
los vertidos de la urbanización difusa en el suelo rústico de la
cuenca, los procedentes de efluentes agrícolas y ganaderos. Por
otra parte también está el problema de los vertidos procedentes de
efluentes industriales, principalmente almazaras, pues hasta hace
poco tiempo se vertía alpechín, a veces por rebose o averías de
las balsas construidas junto a arroyos. Este problema ha
desaparecido hoy día por la implantación del sistema bifásico o
ecológico, que produce alpeorujo, pero el aceite procedente del
lavado de las máquinas o de la aceituna sigue vertiéndose a los
arroyos y finalmente alcanza el embalse de la Viñuela, como ha
sucedido alguna vez en arroyos de Periana que llegan al embalse.
192
Periana, la vulnerabilidad es
muy baja. Pero, dado que los
principales acuíferos de la
comarca son precisamente los
carbonatados y los detríticos,
es evidente que las aguas
subterráneas de esta comarca
son muy susceptibles a ser
contaminadas.
Balsas de alpechín de Riogordo (junto al Río de la Cueva) y Alcaucín (junto al río Alcaucín)
Sin embargo, estas balsas, además de no ser enteramente estancas, a menudo rebosaban y
vertían a los ríos que tenían cerca de ellas. Otras veces se producían roturas de los canales de
conducción (como pasó en Arenas) y otras vertían directamente al río (como sucedía en Vélez-
Málaga). El alpechín es un producto muy persistente, es decir tarda mucho tiempo en degradarse,
además de que lleva una elevadísima
carga de materia orgánica que, por otra
parte, es de naturaleza grasa. Todo ello
provoca una contaminación altamente
nociva en los ríos, pero acaba
contaminando también las aguas
subválveas y los acuíferos de estos ríos,
que normalmente carecen de flujo de
agua, por las sequías y por el
represamiento de sus aguas. Esta
contaminación a menudo se traducía en
la incorporación de nitritos y nitratos en
las aguas subterráneas, que, como
veremos, son productos indeseables en
el agua de consumo. Como hemos
señalado anteriormente, por fortuna
este problema ha desaparecido de la
Vertidos de alpechín en los ríos Seco (Arenas) y Vélez (Vélez)
comarca al implantarse el sistema
bifásico en las almazaras, que ya no produce alpechín, sino un producto sólido llamado alpeorujo
(mezcla de alpechín y orujo) que puede ser procesado de manera exitosa en plantas de energía
biomásica, ya que es un excelente biocombustible.
193
La principal zona de contaminación se encuentra en la vega del río Vélez. Se trata de un
acuífero detrítico que recibe una enorme carga contaminadora procedente de la agricultura, la
población de Vélez-Málaga y algunas industrias. La incidencia de cada uno de estos sectores ha
ido variando con el tiempo. Hay dos tipos de contaminantes especialmente importantes:
Los nitratos son unas sales que se encuentran de forma natural en el suelo y son la fuente
de nitrógeno que usan la mayoría de las plantas para su nutrición. Su origen biológico es la
descomposición natural de los restos de seres
vivos, contribuyendo así al ciclo del nitrógeno
en la naturaleza, no llegando al agua
subterránea cantidades superiores a 0,4-0,8
ppm. Sin embargo, este ciclo se rompe cuando
el hombre extrae de la tierra los seres vivos,
impidiendo así que los restos (con el nitrógeno)
vuelvan a la tierra. Este hecho se acentúa en
tierras de cultivo que están siendo explotadas de
forma intensiva, no dando tiempo a la
recuperación de estos nutrientes. La misma
filosofía de la explotación intensiva lleva a la
regeneración artificial de ese nitrógeno
deficitario, añadiendo nitrógeno en forma
química (abonos nitrogenados) o bien un abono
nitrogenado de origen animal: el estiércol. Riego por inundación en la vega del río Vélez
Cuando el aporte de abonos nitrogenados
(principalmente si son solubles, como los abonos químicos) se realiza de forma intensiva y en
tierras muy permeables y con un sistema de regadío por inundación, se produce una infiltración
(lixiviación) de grandes cantidades de nitratos que se incorporan a las aguas subterráneas (el 90%
de los nitratos del agua proceden de los abonos). Por ello, si el consumo de agua potable se
abastece de pozos situados en zonas permeables sometidas a una agricultura intensiva con
importantes aportes de abono (ej.vega del río Vélez), el agua que finalmente llega al consumidor
tendrá elevadas cantidades de nitratos.
Este asunto no tendría mayor problema si no fuese porque se ha demostrado que los nitratos
son perjudiciales para la salud. Despreciando el nitrato que puede hallarse en otros alimentos
(ej.chacinas) por su contenido ínfimo, se puede afirmar que la mayor parte de los nitratos que
ingerimos lo hacemos por el agua. Por ello, la OMS y posteriormente la CEE recomendaban antes
un contenido de nitratos en el agua de 25 mg/l, considerándose como "no potable" a partir de 50
mg/l pero hoy día no se admite nada. Las autoridades españolas así lo han establecido (BOE nº 226
de 1990). Esto es así porque se ha comprobado que una ingestión excesiva de nitratos puede causar
una enfermedad en la sangre: la metahemoglobinemia, según la cual la sangre pierde capacidad de
transporte de oxígeno, siendo especialmente sensibles los niños menores de 6 meses. Esto se debe
a que el nitrato puede transformarse en nitrito por reducción bacteriana en el propio organismo y
esta sustancia puede oxidar el hierro (Fe 2+) de la hemoglobina. El hecho de que se produzca casi
exclusivamente en los bebés es debido a la menor acidez de su estómago (que favorece el
crecimiento de microorganismos capaces de reducir el nitrato a nitrito), a la presencia de
hemoglobina fetal (que es más fácilmente oxidable por el nitrito) y a la existencia de un cierto
déficit del sistema enzimático capaz de reducir la metahemoglobina (NADH-metahemoglobin
reductasa), que sin embargo es muy eficaz en adultos. Sin embargo, también podría afectar a los
194
adultos, ya que se le ha relacionado con el cáncer de estómago, posiblemente por la transformación
metabólica de los nitratos en nitritos y éstos en las peligrosas nitrosaminas.
Este problema ha sido objeto de numerosos estudios generales (ej.ITGE, 1988; MOPT,
1991) en los que se puede constatar que la mayor parte de las zonas españolas con niveles de
nitratos por encima de 50 mg/l están situadas en las vegas y zonas de explotación agrícola
intensivas, especialmente si son zonas de regadío (aunque también se dan en zonas de secano). En
estos estudios aparece la Vega del Río Vélez como una zona en la que se detectan niveles de
nitratos por encima de 100 mg/l. Estudios más más locales (ej.García Aróstegui, J.L. et al.,1996)
confirman estos primeros estudios, revelando concentraciones de nitratos muy altas, que en
algunos pozos (zona central) alcanzan los 400 mg/l. La utilización de fertilizantes sobre los 20 km2
de la vega de los ríos Vélez y Benamargosa (comarca de la Axarquía, Málaga) resulta excesiva y
ha causado la degradación de la
calidad de las aguas subterráneas de
la unidad hidrogeológica subyacente
(acuífero de Vélez), ya que supone un
aporte de nitrógeno a los cultivos
estimado en unos 400 kg/ha/año. Esta
cifra representa el 86% del volumen
total de entradas de nitrógeno al
sistema, aplicado en su mayor parte
entre los meses de noviembre y abril.
Estos valores varían según el año
hidrológico. Así, mientras que en el
año 1994 la mayor concentración de
nitratos se produce en del delta, a
ambos lados del cauce del río, en el
año se encontraba en la parte media
del curso bajo, así como en la
confluencia con el río Benamargosa, Nivel de nitratos en las aguas subterráneas de la Axarquía
(Atltas Hidrológico de M álaga)
posiblemente por los vertidos de
aguas residuales en un cauce seco. En la comarca de la Axarquía no hay ningún acuífero que esté
tan amenzado por los nitratos como la vega del río Vélez. Esto se debe fundamentalmente a que
la vega del río Vélez es un acuífero detrítico, y por tanto se carga directamente desde los terrenos
agrícolas, donde se
practica una agricultura
de regadío intensiva
(con fuertes
concentraciones de
fertilizantes). Este
problema también está
presente en las vegas de
Torrox y Nerja aunque
son mucho más
pequeñas, de ahí que en
estas zonas la
concentración sea más
moderada. En el resto de
la comarca los acuíferos
s on car bo nat a d o s ,
situados en las sierras,
donde no existe
actividad agrícola, y por
tanto no acusan esta
Niveles de nitratos en la vega del Río Vélez (García Aróstegui,1996) problemática.
Este problema es bien conocido por la Red de Vigilancia del SAS (Distrito Sanitario de la
Axarquía), que ha revelado en sus análisis y en sucesivas ocasiones niveles de nitratos por encima
del nivel permisible en el agua de consumo de Vélez, especialmente cuando se abastecía de los
195
pozos de su vega, antes de hacerlo con el agua del Embalse de la Viñuela. La persistencia de este
problema, que ha llegado a ser endémico, junto al hecho de cierta relajación por parte de las
autoridades (sanitarias y municipales) en el dictamen de potabilidad del agua de consumo,
preocupa a quienes pensamos que este problema es solucionable con la ley en la mano.
Dado que estas medidas eran costosas y ponían en situación de desventaja a los daneses con
otros socios comunitarios, en Diciembre de 1995 la CEE adoptó una resolución (Directiva 91/676)
para la protección del agua contra la contaminación por nitratos de origen agrícola. Esta directiva
obliga a los estados miembros a identificar las aguas afectadas por esta contaminación y una red
de vigilancia
permanente,
estableciendo criterios
PUNTOS PARA UN CÓDIGO DE BUENAS PRÁCTICAS AGRÍCOLAS para la consideración
1. Periodos en que no es conveniente la aplicación de fertilizantes d e " z o n a s
2. Aplicación de fertilizantes en terrenos inclinados vulnerables", a partir
3. Aplicación de fertilizantes en terrenos hidromorfos, inundados o nevados. de lo cual existe la
4. Condiciones de aplicación de fertilizantes en zonas cercanas a cursos de agua
5. Diseño de tanques de almacenamiento de estiércol y control de sus lixiviados obligación de poner en
6. Procedimientos para aplicación de fertilizantes químicos y estiércol funcionamiento
programas de
Y con carácter complementario se recomienda:
actuación destinados a
-Uso de la tierra, sistemas de rotación de cultivos y superficie de cultivo permanentes eliminar o minimizar
-Mantenimiento durante periodos lluviosos de un manto mínimo de vegetación los efectos. Así
-Utilización de cultivos con alta demanda de nitrógeno y sistemas radicales potentes
-Planes de fertilización acordes con cada situación y registro de uso de fertilizantes mismo, en el
-Prevención de la contaminación por escorrentía y filtración del agua durante el riego Reglamento 2078/92
de la CEE se
establecen normas
sobre producción
agraria compatibles con las exigencias de protección del medio ambiente, que incluyen las que
afectan a la contaminación de las aguas por nitratos. Su concreción a nivel de Estado español ha
sido el Real Decreto 261/1996 de 16 de Febrero (BOE del 11 de Marzo). Según este decreto, en
el plazo de 6 meses se exige a las Comunidades Autónomas que designen cuáles son sus áreas
vulnerables para poderlo notificar a la CEE. La Junta de Andalucía tiene hecho este inventario y
sin duda, entre estas áreas se encuentra la Vega del Río Vélez. En el mismo plazo se ha de elaborar
y difundir un “Código de buenas prácticas agrícolas” que los agricultores han de poner en práctica
de forma voluntaria, para reducir la contaminación, fomentado por sistemas de formación a los
agricultores. Es evidente que en la Axarquía estos códigos representan un reto contracultural ya
que la mayoría de los cultivos están en terrenos inclinados, pero muchos otros puntos pueden
asumirse perfectamente en un código de buenas prácticas. Por otra parte, contempla también la
aplicación, en un plazo máximo de 2 años, de programas de actuación en las zonas vulnerables,
sobre la base del conocimiento científico del origen específico de la problemática, que se añadirán
a los Planes Hidrológicos de Cuenca, contemplando aspectos tales como la determinación de
periodos en que se prohíba la aplicación de ciertos fertilizantes; la determinación de capacidad de
tanques de almacenamiento de estiércol para largos periodos; la limitación de aplicación de
fertilizantes en función de las características de la zona y la limitación de la cantidad de estiércol
a 170 kg/año de nitrógeno según número de animales
196
(fungicidas), malas hierbas (herbicidas), gusanos (nematocidas), caracoles (malaquicidas), ácaros
(acaricidas) e insectos (insecticidas). Existen cuatro grandes grupos:
Organoclorados Entre los que se encuentran el DDT, Aldrín, Dieldrín, Clorobenceno, HCH y Lindano, son pesticidas
con cloro, de difícil degradación (persistentes) y bioacumulativos (se depositan en los tejidos grasos
y se va acumulando en los últimos eslabones de las cadenas alimentarias), de ahí su efecto
"magnificador" en los últimos eslabones (generalmente depredadores), pues de la hierba pasa al insecto,
del insecto al ave y del ave a otro depredador. Todos ellos han sido prohibidos en la UE, menos el
lindano que se reduce el porcentaje de su aplicación hasta el año 2000, en que será definitivamente
eliminado.
Organofosforados Entre los que se encuentran el Paratión, Malatión, Fentión, Dicloruros, Diazinón y Dimetoato. A
diferencia de los anteriores, son poco persistentes, al degradarse fácilmente, de ahí que tengan una
acción bioacumulativa débil, pero en cambio tienen mayor toxicidad aguda, producen daños más
inmediatos, afectando a los sistemas nervioso, cardiovascular y respiratorio y pudiendo producir fallo
cardiaco y edema pulmonar.
Carbamatos Entre los que se encuentran el Carbaryl (insecticida) y el Maneb (fungicida) y algunos herbicidas. Son
susceptibles de producir enfermedades similares, pero menos graves que los anteriores, pero también
atacan a los órganos endocrinos y producen alergias.
Piretroides Entre los que se hallan: el Permetrín, Decametrín, Tetrametrín, etc. Aunque son persistentes, su
toxicidad es la más baja, ya que imitan a ciertas toxinas naturales (las "piretrinas") que producen ciertas
plantas, si bien pueden producir alergias y otros trastornos.
La comarca de la Axarquía está sufriendo una carga de biocidas en su suelo y sus recursos
hídricos que empieza a preocupar. Así, por ejemplo, el acuífero del río Vélez pudiera estar
actuando de acumulador de sales y plaguicidas proveniente de gran parte de su cuenca. En
cualquier caso, los estudios de García Aróstegui en 1997, han demostrado suficientemente esta
problemática, detectando principalmente dos tipos de productos fitosanitarios:
a.-Herbicidas: el herbicida más encontrado es la simazina, del grupo de las triazinas, que
aparece en 12 de los puntos controlados y se ha detectado en el 36% de las muestras analizadas.
En el Bajo Vélez, este herbicida aparece en 4 de los 5 puntos de muestreo.
197
como sucede con los nitratos, lo que convierte al Bajo Vélez en una zona de baja calidad en sus
aguas.
A pesar de que, antes de aprobarse su aplicación, los pesticidas han de sufrir multitud de
ensayos para probar su toxicidad en vertebrados y en el medio ambiente, es imposible prever su
actividad a largo plazo, que no se conoce hasta pasado más de veinte años. Por otra parte, no se
puede controlar los efectos que pueden producir los numerosos compuestos que se forman en su
degradación, ni tampoco los efectos conjuntos (sinergia). No se puede perder de vista que los
pesticidas son sustancias químicas que reaccionan fácilmente con otros compuestos químicos de
las células de las plagas, que son muy similares a los que tenemos en nuestras propias células. Por
ello, ingerir alimentos con pesticidas es jugar a la ruleta rusa. Y no basta con la sana costumbre de
"lavar la fruta" pues hoy día la mayoría de los pesticidas se incorporan por las raíces de las plantas
y forman parte de sus tejidos.
c.-La salinización
Este fenómeno que se produce por una sobreexplotación de los acuíferos costeros para fines
agrícolas (a veces agravado por sequías, represamiento de aguas en embalses, etc.). Esto provoca
un déficit de flujo de agua dulce en la interfase dulce-salada que hay en los acuíferos costeros,
cediendo a la presión del flujo marino, que invade los pozos y desplaza hacia el interior la interfase
dulce-salada. Este fenómeno de intrusión marina es responsable de que el agua se cargue de
cloruros, pasando de un 14 0/00 a cantidades próximas a la del agua salada (35 0/00). Cada año se
saliniza más de un millón de hectáreas en todo el
mundo. En España prácticamente todo el litoral
mediterráneo está salinizado en mayor o menor
Delta del río Vélez. zona de mayor salinización Proceso de intrusión salina en el litoral
198
medida, necesitando aportes externos. Entre las soluciones se recomienda desembalses periódicos
para recargar los acuíferos o usar aguas residuales depuradas, además de limitar la explotación de
los acuíferos costeros.
En la comarca de la Axarquía, la
salinización es un problema especialmente
endémico en el litoral, ya que es en este lugar
donde se encuentra el contacto entre la fase dulce
(de los ríos) y la fase salada (del mar). Pero es,
de nuevo, en la vega del río Vélez donde este
problema se acentúa. En efecto, de acuerdo con
la clasificación de la US Salinity Laboratory
Staff, basada en la conductividad eléctrica en
ms/cm (a 25ºC) y en el índice S.A.R., la mayor
parte de las muestras estudiadas por García
Aróstegui et al. para el acuífero de Vélez, quedan
englobadas dentro del grupo C3S1, esto es,
"aguas con un peligro alto de salinización del
suelo y bajo de alcalinización". En el mapa de
M apa de isoespesores de intrusión salina
M apas de isoconductividades (salinización) en el delta del río Vélez (García Aróstegui et al.)
isoespesores intrusión de agua salada se observa muy claramente que la salinización afecta sobre
todo al delta, disminuyendo río arriba, llegando a tener más de 50 m en la misma desembocadura,
lo cual es lógico por la cercanía del mar. Pero lógicamente esta tendencia cambia según la estación,
a su vez relacionada con la presión de la fracción de agua dulce. De este modo, los mapas de
i s o p i e z a s
correspondientes a
invierno suavizan la
salinización,
restringiéndola a la
desembocadura del río
Vélez, pero en verano,
el menor aporte de
agua hace que la
fracción salina intruya
rí o ar r i b a ,
s o b r e p as a n d o e l
viaducto de la N-340,
lo que se considera
grave, ya que por
aquella zona se
encuentran pozos
importantes.
199
Como muestra el mapa de cloruros, en la comarca de la Axarquía el problema de la
salinización de aguas subterráneas está prácticamente restringido al área del delta del río Velez,
donde alcanza niveles por encima de los 250 mg/l. Consecuentemente, el mapa de riesgos de
salinización nos muestra valores altos (1500-3000 ìS/cm) y en ocasiones muy altos (> 3000
ìS/cm) en el Delta del río Vélez, aunque también en algunas zonas de la cuenca del río Sabar. En
estos lugares la actividad agrícola está fuertemente contraindicada, admitiéndose solo en suelos
muy bien drenados y con especies muy tolerantes a la sal.
3.-Contaminación marina
Al igual que los ríos, los mares y océanos también han sido un lugar habitual de vertido de
desechos de origen humano. El Mediterráneo, que ha sido cuna de la civilización occidental, con
miles de años de actividad humana, ha mantenido sus cualidades naturales inalteradas hasta que
la superpoblación y la actividad industrial de hoy día, unido a su carácter de "mar cerrado", con
lenta renovación de sus aguas (tarda de 100 a 200 años en renovarse) lo está convirtiendo en la
"cloaca de Europa", disminuyendo su capacidad de autodepuración y por tanto sus cualidades
ecológicas, sus recursos pesqueros, etc. Este fenómeno es menos visible en mares abiertos y
océanos, pero las causas son las mismas. Efectivamente, los mares se contaminan por los ríos, los
vertidos directos y por los accidentes marítimos. Pero a los efectos de este estudio sobre el agua
en la Axarquía, consideraremos únicamente los vertidos de aguas contaminadas tierra-mar, es
decir, los llamados vertidos continentales.
Los vertidos continentales son vertidos procedentes de tierra, siendo la fuente principal las
aguas residuales urbanas (10-20%), siguiendo las industriales (10%) y las procedentes de dragados
(70%). Estos vertidos aportan un exceso de productos químicos, microbios patógenos y materia
orgánica. Estos microbios encuentran en el mar un medio idóneo para proliferar y atentan a la salud
de bañistas, criaderos de moluscos y pesquerías.La contaminación química (detergentes, pesticidas)
tiene efectos muy nocivos en ecosistemas costeros de alta productividad como estuarios y deltas.
Tradicionalmente se han usado tuberías o emisarios submarinos para verter las aguas
residuales de poblaciones del litoral. Actualmente, con la generalización de los procesos de
depuración, el agua que se vierte al mar
teóricamente tiene menos contaminantes.
Pero tan importante como el control de un
vertido tierra-mar es la adecuada
construcción de los emisarios submarinos
para asegurar la debida dilución de
contaminantes sin dañar los ecosistemas
litorales. De acuerdo con la publicación de
prestigio internacional, “Ubicación y Diseño
de Emisarios Submarinos”, de la
Organización Mundial de la Salud, el
emisario deberá de ubicarse entre 2.300 y
3.600 metros de la costa, para evitar daños.
Por otra parte, para que el agua residual se
diluya correctamente son necesarios más de
Vertido de aguas residuales en Puerto Caleta
200
20 metros de columna de agua. Es importante asegurar un cierto nivel hidrodinamismo o corrientes
de agua para renovar el agua, ya que ha de diluir las aguas negras, por lo que es incompatible con
infraestructuras costeras tales como escolleras, puertos, etc.
En el litoral de la comarca de la Axarquía, todos los municipios costeros vertían sus aguas
residuales sin depurar directamente al mar a través de emisarios submarinos, hasta hace
relativamente poco tiempo, o bien directamente en la orilla, como sucedía en el Puerto de la Caleta
(Vélez-Málaga). En el momento de redactar este libro, el municipio de Nerja, estandarte del
turismo de la comarca, todavía carece de depuradora de aguas residuales y sigue vertiéndolas
directamente al mar. Aún así, todavía se conocen eventos de vertido de aguas residuales sin
depurar, especialmente cuando se averían las depuradoras, como ha sucedido en Rincón de la
Victoria, o bien por vertidos incontrolados de particulares a los cauces de los ríos, cerca de la
desembocadura, como ha ocurrido en Nerja. Otras veces los vertidos se producen por roturas de
colectores litorales por los temporales marinos, como sucedió en Vélez-Málaga.
Vertidos de aguas residuales por rotura de colectores (Vélez) o averías de la EDAR (Rincón)
Estos problemas son persistentes aún hoy día y en parte son responsables del mal estado
de las aguas de baño, motivo de quejas continuas de los bañistas y turistas de sol y playa. Con
frecuencia las corrientes marinas traen a la playa residuos fecales y un producto grasiento y
espumoso que popularmente llaman “natas”, cuya composición (ácido oleico, palmítico, esteárico,
etc.) y propiedades tensoactivas indican una posible influencia de vertidos de aguas residuales no
depuradas que incluyen productos grasos, como aceites, productos petrolíferos (hidrocarburos),
detergentes, cremas solares, etc., así como procesos naturales de origen microbiano.
Sin embargo, organismos como la Agencia Catalana del Agua indican que, aunque en
muchos casos hay evidencia de contaminación de origen urbano, generalmente se deben a procesos
enteramente naturales, no encontrándose una relación directa entre las natas flotantes y la presencia
de contaminación fecal, ya que estas natas no suelen incluir contaminantes bacterianos (coliformes
y estreptococos fecales). En cambio, los estudios de la Empresa Municipal de Agua de Málaga
indican que existe una relación tanto química como microbiológica en la salida de los emisarios
procedentes de las EDAR y las natas, por lo que las aguas residuales pueden contribuir a su
formación.
201
Conclusión: el estado de las masas de agua
Tomando como referencia los datos del Atlas Hidrogeológico de Málaga (2007) y del
estudio general de la Agencia Andaluza del Agua (2007), podemos conocer el estado actual de las
masas de agua en Málaga (Puche, 2008), lo que para la Axarquía sería:
Presión: S (significativa) NS (no significativa) PM: Programa de medidas (C: corto plazo)
Impacto: C (comprobado) P (probable) SD (sin datos) CA: Caracterización adicional
Riesgo: S (seguro) EE (en estudio) RO: Red operativa PMU: Programa de muestreo
Tipología: C (carbonatado) D (detrítico) L (local) M (mixto) Calificación: NR (sin riesgo) R (con riesgo)
Dependencias: S (sí) N (no) EE (en estudio)
202
Según los datos aportados, se reconoce que hay presión significativa sobre prácticamente
todas las masas de agua de la Axarquía, si bien sólo se admiten como comprobados los cursos de
la cabecera de la cuenca del río Vélez, lo cual se corresponden con la consideración de “riesgo
alto” para esta porción de la cuenca y que se exija un plan de medidas a corto plazo. Esto es de
gran importancia si tenemos en cuenta que todos estos ríos en riesgo están regulados y tributan sus
aguas al Embalse de la Viñuela, hecho por el cual esta masa de agua de origen artificial también
está considerada como sometida a una presión significativa, con un alto riesgo comprobado. Lo
mismo sucede con el Bajo Vélez, que a fin de cuentas recibe el remanente de toda su cuenca.
Respecto a las aguas subterráneas, se advierte una menor presión, excepción hecha del
acuífero mixto de Zafarraya y el de Bajo Vélez. En ambos casos este riesgo se debe a la actividad
agrícola existente sobre dichos acuíferos que son permeables, por lo que la utilización de riegos
hortícolas, con una importante presión de agroquímicos (fertilizantes, plaguicidas), llegan a
deteriorar las masas de aguas subterráneas. En cambio, los acuíferos carbonatados, por estar en
zonas de montaña, libres de presión agrícola y ganadera, tienen menos riesgos, aunque cabe esperar
cierto nivel de riesgo en el de Alberquillas, por la presión humana en este lugar. También cabe
esperar un riesgo (todavía en estudio) en el Bajo Torrox y el Chíllar (este último inexplicablemente
es excluído en la evaluación), pues estas cuencas tienen pequeños acuíferos detríticos que no están
libres de los problemas ya demostrados en el del río Vélez
203
Los ecosistemas del agua
Una de las características más notables de la Directiva Marco del Agua (DMA) es la de
considerar el agua desde una perspectiva ecológica, no antropocéntrica como se viene haciendo
en casi todo el mundo. Durante milenios al hombre ha contemplado el agua como un recurso
natural a utilizar para sus necesidades biológicas y económicas, sin pararse a considerar que el
agua es un recurso vital para muchísimos otros seres vivos, y de forma especial para aquellos que
forman parte de los llamados ecosistemas acuáticos (lagos y ríos).
Ya en distintos puntos del preámbulo de la DMA resalta que una política de aguas eficaz
y coherente debe tener en cuenta la
vulnerabilidad de los ecosistemas
acuáticos. En relación a las aguas
subterráneas, indica que el estado
cuantitativo de una masa de agua
subterránea puede tener
repercusiones en la calidad
ecológica de las aguas superficiales
y de los ecosistemas terrestres
asociados con dicha masa de agua
subterránea. Por lo que concluye
que es preciso proteger los
ecosistemas acuáticos así como los
ecosistemas terrestres y los
h u m e d a l es q u e d e p e n d e n
directamente de ellos.
Ecosistemas acuáticos del Delta del río Vélez
204
Principales ecosistemas acuáticos de la Axarquía
205
Ecosistemas acuáticos destacados de la Axarquía
A partir de estas premisas de tipo legal, es pertinente, en esta obra sobre la situación del
agua en el ámbito comarcal de la Axarquía, considerar algunos de los ecosistemas acuáticos más
emblemáticos, con mayor potencialidad biológica en nuestra comarca, y que por tanto son dignos
de protección especial. Una selección de estos ecosistemas en esta comarca comprendería:
-Arroyuelos de la -Charca Camarolos -La Viñuela -El Cantal -Delta río Vélez
cabecera de ríos -Bahía Torre del Mar
-Río Sabar -Acantilados Maro
-Río Guaro
-Río de la Cueva
-Río Vélez (medio)
-Arroyo Alcázar
-Arroyo Almanchares
-Arroyo Turvilla
-Río Patamalara
-Río Chíllar
Hemos escogido el curso bajo del río Vélez como ejemplo de ecosistema acuático de tipo
fluvial, no sólo por su importancia ecológica sino también como muestra de las presiones que
sufren los ecosistemas acuáticos de la Axarquía.
El río Vélez es el curso más importante de la comarca de la Axarquía, con una longitud
de km, y un caudal variable porque, aunque parte de sus aguas tienen una regulación kárstica,
otras discurren por suelos impermeables, por lo que su caudal disminuye de forma importante
206
durante el estiaje. No obstante, el primitivo caudal del río Vélez actualmente está retenido en el
Embalse de la Viñuela, por lo que este antiguo ecosistema fluvial ha sufrido en los últimos
decenios una pérdida casi total de su riqueza ecológica, aún a pesar de las descargas de la presa
en los conceptos de caudal ecológico. En esta breve descripción nos centraremos en dos
ecosistemas situados en el tramo bajo del río Vélez (1) en su desembocadura o delta (2). En todo
sistema ripario es preciso distinguir dos tipos de ecosistemas básicos (aunque luego podamos
diferenciar distintos hábitats en cada uno de ellos): uno es el ecosistema del cauce, es decir, el
ecosistema acuático propiamente dicho, y el otro es el ecosistema ripario, de las márgenes, que
es un ecosistema hidrófilo pero terrestre.
Zona 2 Delta del río Muy variable según estaciones Zonas deforestadas por infraestructuras
Vélez Inundado casi todo el año Existencia de soto en margen derecha
Nitrificación por exceso de pastoreo Diversidad de hábitats según vegetación
207
donax). En algunos tramos estas formaciones desparecen por la tala o bien son sustituidas por
especies de crecimiento rápido (Eucaliptus camaldulensis). Esta composición florística viene
determinada principalmente por el grado de humedad (relacionada con el régimen hídrico y
estructura del sistema fluvial) y desarrollo del suelo (comunidades edafófilas) y de manera
secundaria por otros factores, tales como la climatología de la zona, el relieve, etc. Todos estos
factores van variando a lo largo de su perfil longitudinal, determinando variaciones en la
vegetación en los diferentes tramos del río.
208
Así pues, el río es un sistema abierto donde se desarrolla una interacción asimétrica entre
dos ambientes vinculados: el terrestre y el acuático. El medio terrestre es el que controla y
modifica hasta cierto punto la cantidad y las características físicas y químicas del agua que
circula hasta el río. La causa principal de la variación del caudal es la lluvia, pero la magnitud
de respuesta está determinada por la cantidad y distribución espacio-temporal de la lluvia caída
y por las condiciones antecedentes de la humedad, que dependen de la capacidad de saturación
hídrica de los suelos y de la reserva de agua subterránea. En esta respuesta también influye la
vegetación, pues se ha podido comprobar que existe una estrecha dependencia entre el potencial
de evapotranspiración y las precipitaciones registradas, una situación que no se da en los ríos de
la cuenca atlántica, más húmeda, donde el nivel de precipitación es mucho más alto que la
evapotranspiración, por lo que se drena únicamente el exceso de agua caída. En cambio, en la
región mediterránea, la demanda potencial de evapotranspiración suele ser más elevada que la
cantidad de lluvia y por ello los registros de caudal después de un periodo seco no reflejan la
cantidad de agua caída. Estas interacciones han sido interrumpidas en el río Vélez, donde la
sección trapezoidal del cauce, por la construcción de taludes o burletes en ambas márgenes, ha
eliminado la posibilidad de que el agua invada la ribera, lo que sin duda afecta a la vegetación
de ribera.
El concepto clásico de ecosistema tiene mala aplicación para los sistemas fluviales, que
son sistemas alargados en el espacio y a lo largo de los cuales se hacen y se deshacen las
relaciones más variadas entre los medios acuáticos y terrestres más o menos interconectados.
Lejos de ser simples canales longitudinales, son sistemas complejos que interaccionan con el
conjunto de sus cuencas de escorrentía y especialmente con sus llanuras de inundación y sus
sistemas acuíferos subterráneos. De ahí que se haya acuñado el concepto de continuo fluvial para
relacionar la estructura y el funcionamiento de las comunidades que viven en aguas corrientes
con los procesos de hidrología y de geomorfología fluvial. El concepto de continuo fluvial es
aceptable para ríos de pequeñas dimensiones, pero para los mayores se hace preciso tener en
cuenta el conjunto formado por su llanura inundable, sus medios acuáticos, semiacuáticos y
terrestres. En este caso, se entiende por llanura inundable, el conjunto de terrenos susceptibles
de verse sumergidos a consecuencia de las crecidas. En efecto: un sistema fluvial no puede
reducirse a un canal único, sino que se distribuyen lateralmente en su llanura de inundación a
través de brazos laterales, meandros abandonados, afluentes, etc. Es importante pues conocer las
interacciones del sistema fluvial con la llanura inundable.
En el caso del río Vélez, esta dinámica de interacción con la llanura de inundación ha
debido ser especialmente activa antes de la irrupción del frenesí hidrológico asociado al
209
incremento de la demanda de agua de riego y la
sobreexplotación agrícola de las márgenes. En
efecto: los estudios geológicos muestran la
superposición de distintas terrazas aluviales
ligadas a las sucesivas crecidas y
desbordamientos en la llanura de inundación.
Estos desbordamientos han debido contribuir a
la fertilización de la Vega de Vélez, pero
también eran responsables del
rejuvenecimiento de las condiciones ecológicas
de las lagunas asociadas (ej.Campiñuela,
Ejemplo de soto de álamo blanco (Populus alba) Desembocadura). Aún en tiempos
relativamente recientes esta dinámica era
normal en el año fluvial del río Vélez, de manera que era usual que el río se desbordara en
determinados periodos. Sin embargo, el alto valor agronómico de las tierras hortícolas, ligado
a una estructura fuertemente minifundista en la Vega ha provocado una intensificación de la labor
agrícola y una dinámica de invasión del
dominio hidráulico, interrumpiendo la
interfase río-tierra con la elevación de taludes
en ambos márgenes, sustituyendo a la función
que en antaño realizaba la vegetación de
ribera, que es eliminada para usar su espacio
como terreno de labor y en su lugar se ha
inertizado con la colocación de escolleras. A
este problema hay que añadir, a partir del año
1988, la regulación del caudal del río Vélez,
que ha eliminado prácticamente toda
posibilidad de interacción río-tierra, salvo en
periodos de intensas lluvias (ej.crecida del
Construcción de una escollera en el río Vélez
año 1989) o bien que coincida con un estado
de máxima capacidad en el Embalse de la Viñuela (ej.crecida del año 1997). Así pues, una vez
más, se pone de manifiesto la necesidad de revisar las implicaciones del caudal ecológico.
210
211
destacan las exclusivamente acuáticas, como las lentejas de agua (Lemna minor) y las higrófilas,
como los berros (Nasturtium officinalis), entre
otras, que crecen en la misma orilla del curso
fluvial, pero que en cualquier caso es temporal (es
eliminada periódicamente por las avenidas). A estas
comunidades herbáceas higrófilas le sigue un juncal
(Dittrichio-Schoenetum nigricansi), formado
principalmente por juncos churreros (Scirpus
holoschoenus) y otras especies de juncos (Juncus
acutifolius, Schoenus nigricans, etc.) en las zonas
húmedas o inundadas de las lagunas inestables de la
desembocadura. En temporadas secas se instalan en
el cauce las altabacas (Dittrichia viscosa), como Formación de berros (Nasturtium officinalis)
especie pionera,
colonizadora del lecho seco. A continuación viene el talud
rocoso o de escombros, que interrumpe la interacción cauce-
ribera, donde se desarrollan especies pioneras tales como ricinos
(Ricinus communis) y tabacos locos (Nicotiana glauca). A
continuación aparece la vegetación riparia, que en el mejor de
los casos es una estrecha y empobrecida alameda (Vinco-
Populetum albae), formada primordialmente por álamos blancos
(Populus alba), acompañada de cañas comunes (Arundo donax),
carrizos (Phragmites communis), zarzamoras (Rubus ulmifolius)
y alcandoreas (Vinca difformis). En algunos puntos aparece, con
carácter residual, algún pie de fresno (Fraxinus angustifolia) y
tarajes (Tamarix africana). En algún punto se puede observar el
crecimiento espontáneo de alguna adelfa (Nerium oleander) y
mimbrera (Salix pedicellata), que sin duda en antaño debieron
formar comunidades más amplias. Esta alameda está formada
Ejemplar de taraje y cañaveral principalmente por álamos blancos (Populus alba), lo que
potencialmente debía formar bosques frondosos de gran anchura en algunos puntos. Sin embargo,
en la actualidad esta alameda ha sido
fuertemente dañada por diversas actuaciones
(usos agrícolas, infraestructuras, etc), de
manera actualmente aparece como una
formación riparia muy estrecha y
tremendamente fragmentada, siendo
sustituida en la mayor parte del curso del río
por un "cañaveral" (Arundo-Calystegio
sepionae), cuando no por los cultivos
agrícolas, que llegan así al mismo borde del
talud, o bien los álamos han sido sustituidos
por eucaliptos (Eucaliptus camaldulensis). Sotobosque reemplazado por eucaliptos
Más allá del aparente dominio de las formaciones vegetales, los sotos y riberas tambien
son muy ricos en fauna, ya que representan un gran soporte, refugio y fuente de alimentación y
dispersión para muchas especies. Dada su relación con el tipo de vegetación y sus requerimientos
212
alimenticios, se puede observar también una zonificación tanto en el perfil longitudinal como el
transversal del río. Así, un inventario realizado en el río Vélez nos muestra la presencia de
muchos macroinvertebrados, si bien los fenómenos de eutrofización asociados al vertido de aguas
residuales no depuradas y el estancamiento del curso fluvial por la regulación de su caudal aguas
arriba, provoca un especial enriquecimiento de las especies menos exigentes en cuanto a
oxigenación de las aguas.
Zonificación transversal del cauce y márgenes del río Vélez en su tramo bajo
Entre las especies inventariadas destacan, entre los Gusanos, diversas especies de
Oligoquetos (a menudo ligados a los filamentos de algas clorofíceas) y los Hirudíneos
(sanguijuelas borriqueras). Entre los Arácnidos aparecen algunas especies de arañas de agua
(Argyroneta sp., Dolomedes sp.) y ácaros
(Hydracarina sp.). Entre los Moluscos destacan
diversas especies de pequeños Gasterópodos, como
los pequeños Melanopsis (ej. M.laevigata), y otras
especies (Planorbis, Physa, etc.). El grupo más
importante son los Insectos, entre los que
encontramos Hemípteros tales como el escorpión de
agua (Nepa cinerea), los zapateros (Gerris najas,
Velia sp., Ranatra linearis, Hydrometra stagnorum)
y las chinches de agua (Notonecta glauca); entre los
Odonatos aparecen larvas acuáticas de diversas Ejemplar de zapatero (Gerris najas)
especies, tales como Calopteryx virgo, Lestes
viridis, Aeschna sp., Cordulegaster sp., etc.; entre los Dípteros abundan las larvas de mosquitos
(Culex pipiens), quironómidos (Chironomus sp.) y simúlidos (Simulium sp.), las de sírfidos
(Eristalis tenax), etc.; entre los Coleópteros aparecen girínidos (Gyrinus substriatus) que nadan
213
214
describiendo círculos, así como otros Coleópteros, como ditíscidos (Yola bicarinata, Dytiscus
circumplexus), hidropóridos (Hydroporus pubescens), halíplidos (Peltodites caesus), hidrofílidos
(Hydrous piceus), etc. Otras especies menos frecuentes, dada la poca oxigenación de estas aguas,
son los Efemerópteros, entre los que se encuentran las efímeras (ej.Baetis sp., Caenis sp., etc.)
y los Plecópteros, entre los que se encuentran las moscas de las piedras (ej.Dinocras sp., Isoperla
sp., etc.).
Entre las gravas aluviales también se pueden encontrar especies higrófilas aunque no
acuáticas, como ciertos Coleópteros carábidos (Chlaenius velutinus, Chlaenius spoliatus,
Egadroma marginata, Stenolophus teutonus,
etc.), Dermápteros, como la tijereta (Labidura
riparia), Araneidos como la araña lobo
(Lycosa narbonensis), etc., así como las fases
adultas de las anteriores especies. En la
vegetación de ribera también hay una fauna de
invertebrados importante, siendo destacable,
por sus efectos dañinos, diversas especies de
Lepidópteros perforadores de los álamos,
como la abejilla del álamo (Sesia apiformis),
que con sus colores miméticos suelen ser
eludidos por las aves insectívoras de los sotos.
Otra especie frecuente es la mariposa de las
Ejemplar de abejilla del álamo (Sesia apiformis)
penumbras (Pararge aegeria), que prefiere las
zonas umbrías de los sotos, tal como sucede con muchas otras especies, según hemos visto
anteriormente.
Entre los vertebrados se encuentran los Peces, pero en el río Vélez, sólo aparecen peces
en los tramos con suficiente agua, como es el curso alto (Perciformes, Cipriniformes),
especialmente ahora que las aguas están embalsadas en el Embalse de la Viñuela. Sin embargo,
río abajo es prácticamente imposible el mantenimiento de poblaciones de cualquier especie de
peces, dada lo exiguo de su caudal, que frecuentemente aparece fragmentado o ausente, y además
polucionado. Antes del represamiento del río
Vélez, existían Bárbidos (Barbus sclateri) en
los remansos del río Vélez, no siendo raro
encontrar alevines de anguilas (Anguilla
anguilla). En la actualidad, tan sólo en la
desembocadura es posible advertir algunas
especies propias de aguas salobres, como las
lisas (Liza aurata) que entran en las charcas
del lagoom del río Vélez procedentes del mar.
Los restantes Vertebrados del río Vélez
constituyen la mayor parte de las especies
inventariadas en el Bajo Vélez. Especialmente
destacables son las especies acuáticas, entre
las que figuran, en primer lugar, los Anfibios, Ejemplar de anguila (Anguilla anguilla)
representados por ranas (Rana perezi) y
sapillos (Discoglossus galganoi), en todas sus fases de desarrollo. En las riberas es más frecuente
215
216
hallar el sapo común (Bufo bufo) y la ranita meridional (Hyla meridionalis), ligada a la
vegetación riparia. Entre los reptiles, en antaño eran frecuentes los galápagos leprosos
(Mauremys leprosa) y la culebra de agua
(Natrix maura), pero actualmente, con la
desecación del cauce, es más frecuente
encontrar estas especies en las acequias y
colectores de aguas residuales, que entran por
sus zonas de desagüe al río. Los mamíferos más
ligados a estos ambientes son: la rata de agua
(Arvicola sapidus), rata común (Rattus
norvergicus), y los murciélagos (Pipistrellus
pipistrellus, Myotis myotis, etc.), que buscan en
este biotopo a los insectos voladores asociados
a las charcas. Las riberas son frecuentadas por
Ejemplar de tejón (Meles meles) en su madriguera
muchas otras especies de mamíferos, como la
gineta (Genetta genetta), el zorro (Vulpes vulpes), tejones (Meles meles), cuyas madrigueras
(tejoneras) a menudo son destruidas con la colocación de escolleras.
Finalmente, el grupo de Vertebrados más importante del río Vélez es el de las Aves, del
del que se ha inventariado cerca de 200 especies (en su mayor parte migradoras) en la zona de
la Desembocadura, una de las más ricas del río
Vélez, una parte de las cuales también se
encuentran en el tramo bajo del río Vélez,
predominando las especies riparias, tales como
la tórtola (Streptopelia turtur.),el ruiseñor
común (Luscinia megarhynchos), ruiseñor
bastardo (Cettia cetti), zarceros (Hyppolais
polyglota.), mirlos (Turdus merula.), chochín
(Troglodytes troglodytes.), verderón (Carduelis
chloris), carboneros (Parus major.), petirrojos
(Erithacus rubecula), currucas (Sylvia
Ejemplar de ruiseñor bastardo (Cettia cetti) atricapilla), etc. Relacionadas con el medio
acuático aparecen también golondrinas
(Hirundo rustica), aviones (Delichon urbica), etc., que buscan en este biotopo a los insectos
voladores asociados a las charcas. Entre las aves de ribera destacan la
217
Por otro lado, la elevada biomasa de insectos y otros invertebrados, permite el
mantenimiento de poblaciones de anfibios y
reptiles, aves y mamíferos, constituyendo
reductos privilegiados para la vida silvestre.
Entre los insectos es especialmente llamativo el
efecto del soto como refugio estival. Es conocida
la predilección de estos ambientes por los
Lepidópteros, pero también son habitantes de
estos ambientes numerosos reptiles y anfibios.
Existe, además, un cierto número de especies
animales que, aunque no presenten una especial
relación con los cursos de agua, están ligadas a
los sotos y sus orlas espinosas, como sucede con Algunas mariposas como Pararge aegeria son
muchas aves insectívoras. De hecho, algunas ombrófilas y prefieren los sotos
aves, como el petirrojo, el mosquitero común y
la curruca capirotada, sólo frecuentan las áreas del paisaje mediterráneo durante el invierno,
permaneciendo durante la estación seca refugiadas en el seno de la arboleda del soto. Otras
especies, como la tórtola, la oropéndola, el zarcero pálido, la lavandera blanca, etc. raramente se
encuentran fuera de los sotos en verano.
A pesar de esta riqueza específica, las condiciones actuales del caudal del río Vélez
impide el asentamiento de comunidades y redes tróficas estables. La abundancia de especies
migradoras revela, no obstante, una riqueza en comunidades de macroinvertebrados y pequeños
vertebrados, un sustrato óptimo para la reposición de la grasa corporal a multitud de especies en
sus rutas migratorias hacia el continente africano. Para el asentamiento de estas comunidades de
vertebrados es imprescindible restituir el caudal ecológico y restaurar el bosque de ribera
mediante una decidida revegetación, entre otras medidas.
Resistencia al flujo, aumentando considerablemente la rugosidad de la superficie por donde discurren las aguas
mediante su parte aérea y los residuos vegetales que aporta al suelo.
Intercepción de los sedimentos, provocando al disminuir la velocidad de las aguas, la sedimentación de las
partículas transportadas por las aguas, formando bancos en las orillas. Por sedimentación lateral se formarían
orillas cóncavas.
Interrupción de la corriente formando pequeñas barreras de detritus vegetales, troncos caídos, etc., que aumentan
la diversidad de condiciones hidráulicas dentro del cauce, disminuyendo la pendiente efectiva del cauce y la
fuerza de arrastre de las aguas.
Aumento de la cohesión y estabilización de las riberas, evitando la inestabilidad lateral del cauce, y haciendo
innecesarias obras de contención, como las escolleras.
218
Pese a la importancia ecológica de los ríos (y de manera especial en zonas semiáridas del
Mediterráneo, como es el caso de la Axarquía), el río Vélez actualmente sólo cumple la función
de canal de desagüe de avenidas, adquiriendo progresivamente nuevas funciones indeseables
(colector de aguas residuales, vertedero, pistas de acceso, etc). El represamiento de sus aguas le
ha desprovisto de su valor como ecosistema, al carecer del medio acuático del cauce e
interrumpir la interacción con las riberas. Por otra parte, esta regulación ha disminuido el riesgo
económico de las crecidas, lo que ha supuesto la pérdida de importancia del bosque de ribera que
en antaño contribuía a la defensa frente a las avenidas. Esta nueva situación ha provocado la
aceleración de los procesos de invasión de las riberas para usos agrícolas, hasta el mismo borde
del talud, eliminando totalmente la vegetación de galería, con la consiguiente pérdida de la
biodiversidad potencial. En efecto, en un inventario realizado por nosotros en el año 1991 ya se
apreció una fortísima reducción de la cubierta potencial, pero en un segundo inventario, en el año
2001, esta reducción puede calificarse de catastrófica como se puede apreciar en esta tabla:
219
determinados aspectos, mejorar, las condiciones físicas de este ecosistema y, de este modo,
permitir la regeneración de la vida silvestre en estos bosques de vida que suponen los ríos y
riberas.
Dentro del dominio del Río Vélez, tal vez el tramo más importante desde el punto de vista
ecológico sea la zona la su desembocadura,
donde forma un delta de pequeñas
proporciones. Se trata de una zona de
inundación que desde tiempos antiguos ha
mantenido un sistema de lagunas de diverso
tamaño que se nutrían principalmente de las
avenidas extraordinarias del río Vélez. A pesar
de que en la actualidad estas lagunas han sido
desecadas para aprovechamientos agrícolas, la
biodiversidad se mantiene, al menos como zona
de paso para muchas aves migradoras, como lo
demuestran los muestreos realizados (se ha
contabilizado un total de 195 especies, una
Laguna del Delta del río Vélez
riqueza específica proporcionalmente mayor
que la registrada en ecosistemas tan notables como la desembocadura del río Guadalhorce).
Sin duda, la desembocadura del río Vélez debió ser en antaño un importante humedal.
Una de las crónicas más antiguas que hemos registrado proviene de finales del siglo XIX, a partir
del Diccionario Geográfico de
Pascual Madoz, que relataba la
existencia de una gran laguna de
100 varas (=83,59 metros), es decir,
algo más pequeña que un campo de
fútbol. Según su relato, en esta zona
existía abundante caza por
t em p or ad a, co mponiéndo se
fundamentalmente de "patos"
(Anátidas). De hecho, de esta época
es conocido el "Pago de la Laguna"
como aparece registrado en los
libros de 1872, 1886 y 1895. En los
mapas de la zona de Vélez de
Evolución hidrogeomorfológica del Delta del río Vélez principio de siglo aparece
c a rt o g r a f i a d a u n a l a gu n a
(toponímicamente denominada La Laguna) en la margen izquierda del delta, cerca de la actual
carretera nacional 340. Esta laguna se representa sin agua, significando su carácter temporal
(pues seguramente se llenaría en temporadas de lluvias y desbordamientos en el delta). El
referido diccionario de Madoz ya señalaba la existencia de una rica fauna de aves acuáticas a
finales del siglo XIX, fenómeno que ha ido continuando hasta la actualidad.
220
A pesar de que esta laguna no existe como tal en la actualidad, en la toponimia actual aún
es conocida esta zona como "La Laguna",
y con tal denominación se mantiene en
los mapas actuales, lo que sin duda
denota que debió existir dicho accidente
geográfico. Como seguramente también
lo denota la que alude al "Brazo Viejo
del Río Vélez", que se desvía
oblicuamente desde la margen derecha
hacia la actual playa de nudismo, dejando
una zona rodeada por agua por todas
partes y por ello todavía conocida como
"La Isla". Esta laguna no debió ser la
única que se formaría en el delta. Los
datos históricos recientes indican que en M orfología del Delta del río Vélez a principios del s.XX
el delta del río Vélez existían dos lagunas
litorales, situadas al borde de la playa: la Laguna Grande, de unas 3 has de superficie, situada
junto al cauce y se alimentaba de las crecidas invernales, ya que en verano disminuía
considerablemente el cauce, llegándose a secar en años secos, y que también se nutría de agua
marina en temporales fuertes. La otra laguna, la Laguna Chica o Laguna de Marín, de 5-6 has,
a pesar de su denominación, era de aguas permanentes y, al igual que la anterior, se nutría de
inundaciones periódicas de aguas continentales. La Laguna Grande se aterró en los años 50,
ofreciendo su dueño la cantidad de 5 pts por cada carro de arena que se le aportase. La Laguna
Chica no se llegó a aterrar hasta el año 1983.
221
Actualmente, la desembocadura del río Vélez aparece como un ecosistema singular y
característico del Bajo Vélez. Su biotopo presenta unas características diferenciales, entre las que
destacamos las siguientes:
Situación de transición entre el dominio marino y continental, lo que determina una composición hídrica
esencialmente salobre, si bien esta composición varía según el régimen hídrico (a su vez condicionado por el
régimen de lluvias) que actualmente está determinado por las sueltas de la Presa de la Viñuela. No obstante, el
análisis de los niveles piezométricos revela una tendencia a la intrusión salina en los meses estivales, conforme
disminuye el aporte hídrico natural y se incrementa el déficit por el riego agrícola, aspecto especialmente
llamativo en periodos de sequía.
Inestabilidad del cauce del río Vélez, lo que a su vez determina una inestabilidad de los sistemas húmedos
(charcas) presentes en las proximidades de la desembocadura. En épocas de sequía estas charcas desaparecen y
sólo pueden nutrirse eventualmente de agua marina que pueda entrar por la violencia de los temporales marinos.
No obstante, en años pluviométricos normales, y aún a pesar de la retención del agua por la Presa de la Viñuela,
el humedal se mantiene durante la mayor parte del año, formando charcas de mayor o menor extensión,
dependiendo del grado de aporte.
Intensa presión antrópica, que se manifiesta por la circulación con todoterrenos en medio del cauce, el vertido
de aguas residuales, residuos sólidos urbanos y escombros, la caza furtiva y el merodeo de lugareños y turistas.
222
De este modo, durante la temporada de pluviosidad
leve o nula, esta charca de la desembocadura
mantiene un régimen hidrológico interactivo con el
mar )de ahí su condición de humedal salobre),
cerrándose su apertura al mar mediante cordones de
arena en su desembocadura, en momentos en que la
fuerza del río es débil, y abriéndose bocanas a la
izquierda o la derecha (según la dirección de los
vientos) en épocas de temporales marinos, o
abriéndose totalmente en épocas de crecida fluvial.
Finalmente, en épocas de crecidas, el agua rebasa los
márgenes y se desborda, tendiendo a formar lagunas
en las depresiones que hubiere a ambos lados, lo que
Cambios en los ecosistemas del cauce antiguamente (antes de la operación de desecación)
provocaba la formación de lagunas costeras salobres
en determinados puntos. En todos estos procesos, la biocenosis sedentaria sufre importantes
cambios cualitativos y cuantitativos, pero no llega a afectar a la fauna migrante (aves) que
siempre encuentran en el lugar hábitats apropiados para repostar.
La biodiversidad del Delta del río Vélez es destacada, no sólo por su composición
sedentaria o estable, sino también por su enriquecimiento temporal por la avifauna migrante. La
flora está representada no sólo por los sotos de álamos blancos (Populus alba) y de cañas
(Arundo donax) propios del río Vélez (ya comentados anteriormente) sino por la presencia de
especies palustres tales como las eneas o puros (Typha dominguensis), los carrizos (Phragmites
australis), juncos (Juncus acutus, Scirpus holoschoenus, S.lacustris), etc.
223
Esta diversidad de especies aparece asociada a una nutrida representación de biotopos y nichos
ecológicos, que muestran la potencialidad de la zona como hábitat, especialmente para Aves. La
diversidad de hábitats que configuran el Delta del río Vélez permite una no menos importante
diversificación de especies de aves, en función de sus respectivas adaptaciones. Así, el siguiente
esquema muestra diferentes tipos de aves según sus adaptaciones nutricionales:
224
De este modo, en el Delta del Río Vélez se pueden distinguir diferentes hábitats que dan
lugar a registros biocenóticos diferentes:
a.-El hábitat de las eneas. Se trata de una zona de estado muy variable, pues unas veces
está encharcada, permitiendo la proliferación de eneas, pero en el verano puede secarse. Por otra
parte, los temporales marinos pueden llevar agua salada a este lugar produciendo una destrucción
momentánea de las eneas. Es una importante zona para las aves, algunas de las cuales encuentran
cobijo y un hábitat apropiado para nidificar. Algunas de las especies más notables de esta
avifauna son las siguientes:
Las eneas o espadañas (cuyo nombre científico es Typha dominguensis) son plantas
fanerógamas (con flores) monocotiledóneas (semillas con un cotiledón) que crecen en zonas
encharcadas. Sus raíces acuáticas son del tipo rizomas (como las cañas). Sus hojas son acintadas
y muy largas. Según la época podremos encontrar a la enea en floro en fruto (“puro”).
Entremezclada con ellas se encuentran los carrizos (Phragmites australis).
b.-El hábitat de la barra. Se trata de una zona arenosa situada en la desembocadura del
río Vélez, que también tiene un estado sumamente variable, dependiendo de la interacción entre
el río y el mar. Así, durante los temporales el mar puede arrojar mucha arena a la desembocadura,
creando una barra que retiene el agua del río, si hay poco caudal. Pero es más frecuente que el
225
226
227
río se abra paso a través de la barra de arena a través de un estrecho canal cuya trazado y
orientación es muy variable incluso dentro de un mismo mes, siendo más frecuente que se dirija
hacia el este, en lo que es posible que influya la acción del mar. En este hábitat suele encontrarse
una avifauna particular, principalmente limícolos, tales como los siguientes:
En la zona marítima de esta barra podremos encontrar otras aves diferentes, llamadas “aves
marinas”, algunas de las cuales (gaviotas) suelen entrar en la laguna del río. La siguiente lista
señala algunas aves que se pueden ver en esta zona:
c.-El hábitat de los sotos. A lo largo del carril de la ribera occidental (margen derecha)
se desarrollan cañaverales que más arriba son sustituidos por bosquetes de álamos blancos, que
dejan un sotobosque fresco y umbrío, en el que rebrotan por doquier plantones de esta misma
especie. Se trata de la zona de mayor proliferación vegetal de todo el Delta. Se observará que
en la ribera opuesta apenas hay álamos, debido a la tala que se realizó para construir la escollera
de protección de la tubería de saneamiento, aunque de forma espontánea está brotando entre las
grietas de las escolleras. La avifauna de este hábitat es bien diferente, destacando especies tales
como las siguientes:
228
229
Especie Estatus Especie Estatus
Verderón S Abubilla S
Soto de álamos blancos en el Delta
S=sedentario; I=invernante; E=estival; P=de paso
El cañaveral presenta una raíz en rizoma, tallo leñoso pero ahuecado interiormente, con
numerosos nudos, hojas largas y acintadas paralelinervias, su inflorescencia en espiga y sus frutos
secos (aquenios). La alameda tiene un tallo es leñoso, con una corteza grisácea y lisa, las hojas
son muy particulares: verdes en el haz y blancas en el envés, variando el número de dientes en
su borde (al ser un árbol caducifolio, sus hojas se caen en otoño). Hay árboles masculinos (cuya
inflorescencia es un amento velloso colgante) y árboles femeninos (cuya inflorescencia es un
amento largo poco velloso y colgante). La infrutescencia está formada por frutos de tipo cápsula
de dos valvas, de forma oval y lampiña, que se abre para liberar las semillas que están rodeadas
de un vilano algodonoso para su diseminación por el viento.
Los sotos cumplen un importante papel en la contención de las márgenes del río. El
extenso rizoma de las cañas forman un armazón que protege a las márgenes de la erosión fluvial.
Lo mismo sucede con las raíces de los álamos, que además dan una sombra fresca muy apreciada
en verano.
d.-El hábitat del cauce. Si no hay crecidas normalmente el cauce del río tiene tramos de
tierra que pueden transitarse. Se trata de una zona extremadamente variable, según el régimen
de precipitaciones, de modo que en épocas de crecida esta completamente inundado y con una
fuerte corriente, mientras que en épocas de sequía ha llegado a estar completamente seco. Sin
embargo, lo más frecuente es que exista un curso estrecho, frecuentemente pegado a la margen
230
231
izquierda, abriéndose un poco más hacia la desembocadura, donde forma una laguna por la barra
de arena que deja la playa. En la parte seca se pueden ver juncales y en la húmeda algas verdes
filamentosas. Un inventario de las aves del cauce, tanto en las zonas inundadas como en las
emergidas (donde volveremos a ver especies de otros hábitats ) nos puede dar especies como:
Finalmente, tambien se pueden observar muchas aves que no parecen estar ligadas a un
hábitat particular del Delta, y que siempre vemos volando.
232
233
234
Todos estos hábitats forman parte de ecosistemas interactivos del Delta del río Vélez, en
el que junto a una rica productividad, centrada principalmente en la vegetación de las riberas y
la flora macrofita y algal ligada a la laguna del cauce, se desarrolla un red trófica compleja y rica
en interacciones. La particularidad de estos ecosistemas es una nutrida representación de
depredadores temporales que entran y salen continuamente merced a movimientos migratorios
estacionales. Esta particularidad determina una heterotrofización de la productividad ecológica
en el Delta en momentos de máxima afluencia de especies de aves migratorias, en sus rutas
habituales N-S. Esta heterotrofización se amortigua en parte por la presencia de llanuras de
agrosistemas (cultivos hortícolas) a ambos lados del río, algunos de cuyos elementos (granos,
insectos, etc.) constituyen una fuente nutricional adicional para el delta, hasta el punto de
aconsejar su mantenimiento (sin plásticos ni pesticidas) en la gestión de este espacio natural.
La problemática del río Vélez no sólo proviene de la incidencia directa sobre la vida
silvestre por agresiones de origen antrópico (talas, extracciones, vertidos, etc.), sino de la falta
de aporte hídrico. Este problema se debe principalmente al actual represamiento de casi toda su
cuenca en el Embalse de la Viñuela, un problema que se acrecienta por la desecación del acuífero
detrítico por una intensificación de bombeos particulares para labores de riego agrícola en los
últimos tiempos.
235
gestión. Superpuesto a ello se plantea el concepto multidimensional de todo río, que incorpora
a las relaciones transversales y longitudinales dentro del cauce, las relaciones en sentido
horizontal con el medio terrestre (llanura de inundación), a través de su conexión periódica por
avenidas y desbordamientos, paso permanente de agua subterránea, importación y exportación
de materia vegetal, movimiento de fauna asociada, etc., y las relaciones en sentido vertical como
medio hiporreico, beneficiado por la humedad freática y utilizado por numerosas especies que
habitan en los ríos. A estas tres dimensiones hay que incorporar una cuarta dimensión: el tiempo,
que tiene especial relevancia en aguas quietas que el río rejuvenece constantemente, retrasando
los procesos de colmatación típicos de las lagunas. Luego para conservar cauces y riberas habrá
que incluir no sólo la "estructura" de cada componente del río, sino también su "función",
permitiendo las interacciones mutuas entre ellos. Esta función es la responsable del desarrollo
de esa estructura, la que hace que se mantenga en equilibrio dinámico y evolucione.
La dinámica geomorfológica del río Vélez se ha visto gravemente alterada por la acción
humana. Las primeras acciones provienen de diferentes actuaciones sobre las márgenes, a cargo
de los agricultores de la Hoya de Vélez. Estas actuaciones tienen siempre por objeto frenar la
interacción entre río y ribera, a fin de proteger o ampliar el sustrato de explotación agrícola. Por
ejemplo, la construcción de muros de canalización en la parte alta de la Hoya supone una seria
236
interrupción de esta necesaria interacción. Más general a lo largo de todo el cauce es la
construcción de taludes de protección (responsables de una sección trapezoidal del cauce) a
ambos lados del río, eliminando la vegetación riparia (tala de álamos) e incorporando en su lugar
escombros. Esta actuación no sólo supone la eliminación del ecosistema ripario, sino que
disminuye la interacción entre río y ribera y proporciona márgenes mucho más inestables frente
a la erosión de las avenidas. En los meandros se ha ido invadiendo el dominio hidráulico,
haciendo avanzar los vertidos de escombros hacia el cauce del río, como consecuencia de lo cual
el río ha ido perdiendo sinuosidad y por tanto capacidad de transferencias transversales (algo que
es esencial para la interacción cauce-ribera). Otro tipo de actuaciones tiene que ver con la
extracción de gravas y arenas en el cauce y de limos y arcillas en las riberas, que sin duda afecta
a la estructura y dinámica del río. Finalmente, la regulación del Embalse de la Viñuela ha
provocado un fuerte interrupción del aporte sedimentológico, hecho que puede provocar una
paulatina incisión del río sobre el cauce y el retroceso de su delta. Todo ello tiene graves
consecuencias sobre la dinámica ecológica del río Vélez.
Tomando como referencia los indicadores de calidad previstos para ríos en el Anexo V
de la Directiva Marco del Agua, en el río Vélez el estado ecológico es el siguiente, distinguiendo
entre el tramo del curso bajo (CB) y el delta (D):
CB D CB D CB D CB D
Indicadores Fitoplancton X X
calidad
biológicos Macrófitos y X X
fitobentónicos
Invertebrados X X
Peces X X
Condiciones X X
morfológicas
Indicadores General X X
calidad
físico-químicos Contaminantes X X
sintéticos
Contaminantes no X X
sintéticos
En conclusión, el tramo bajo del río Vélez presenta un estado de calidad inaceptable para la vida
acuática, algo mejor para la vida riparia, pero actualmente en regresión por las frecuentes talas
y explotación agrícola. En cambio, el delta del río Vélez presenta un estado de calidad en general
aceptable, pudiendo ser mejor de no ser por las condiciones hidromorfológicas adversas,
derivadas de los cambios de régimen hidrológico, provocados por la regulación de su caudal, y
cierto nivel de presión antrópica en su entorno.
237
Hacia una nueva cultura del agua
El uso de los recursos naturales provoca un efecto sobre los ecosistemas de donde se
extraen y en los ecosistemas en donde se utilizan. El caso del agua es uno de los ejemplos más
claros: un mayor suministro de agua significa una disminución de los recursos disponibles y una
mayor carga de aguas residuales. Hay que considerar que el hombre influye sobre el ciclo del
agua de dos formas distintas, bien directamente mediante extracción de las mismas y posterior
vertido de aguas contaminadas, o bien indirectamente alterando la vegetación y la cobertura del
suelo. Ambas formas de impacto alteran el régimen de circulación y la calidad de las aguas.
238
En España ha predominado desde hace siglo y medio una política estructuralista y
desequilibrada. Esa política ha llevado a que España sea, particularmente, el primer país del
mundo (si se exceptúan cuatro pequeños países: Albania, Chipre, Islandia y Noruega) en número
de grandes presas por habitante (30 presas cada millón de españoles) y el último país de la Unión
Europea en la proporción de uso de aguas subterráneas para abastecimientos urbanos (22%). No
parece que haya habido una gestión y planificación hidrológica adecuada e integrada cuando se
produce una atención tan excesiva a la regulación de las aguas superficiales y un olvido
sistemático de las aguas subterráneas.
Este enfoque de la gestión de un recurso tan preciado empezó a ser cuestionado a partir
de la creación del concepto de desarrollo sostenible a partir del Informe Nuestro Futuro Común
de la Comisión Mundial sobre el Desarrollo y Medio Ambiente (Brundtland, 1987), que lo
definía como “aquél que satisface las necesidades del presente sin comprometer las necesidades
de las futuras generaciones”. Este concepto, que actualmente se ha convertido en un comodín
políticamente correcto, pero a menudo mal comprendido o intencionadamente tergiversado,
descansa en dos pilares básicos: la perdurabilidad de los recursos naturales y el mantenimiento
de la calidad ambiental. Los enfoques clásicos del agua ignoran estos dos pilares: por una parte,
la política de atención a la demanda presupone que el agua es un recurso ilimitado y por la otra,
esta política conduce a la sobreexplotación de los recursos naturales, que no sólo conduce a una
progresiva disminución de los recursos, sino que socava la capacidad de los ecosistemas
naturales, especialmente los ligados al agua, de mantener su calidad ambiental, por otra parte
degradada por los vertidos procedentes de la actividad humana.
Así pues, frente al esquema de atención a la demanda, el desarrollo sostenible exige una
nueva orientación y con esta inspiración se fue gestando un movimiento contracultural basado
en el principio de contención de la demanda y la promoción de criterios de austeridad, ahorro y
eficiencia. Por otra parte, se intenta eliminar el carácter antropocéntrico de la orientación de la
gestión de este recurso haciendo ver que es fundamental que en esta gestión no se destruya la
calidad de los ecosistemas, especialmente los ecosistemas ligados al agua, ya que estos
ecosistemas albergan una biodiversidad genuina, no reproducible en otros ambientes, además de
que del correcto funcionamiento de los ecosistemas depende en gran parte la calidad de los
recursos hidrológicos que extraemos del medio.
Este debate europeo cristalizaría en un movimiento conocido como Nueva Cultura del
Agua (NCA), cuyo exponente más representativo en nuestro país ha sido protagonizado por la
Fundación para la Nueva Cultura del Agua, originada a partir del movimiento ciudadano en torno
a la Coordinadora de Afectados por Grandes Embalses yTrasvases (COAGRET). Se han definido
diez principios en esta nueva cultura del agua:
239
Diez principios de una nueva cultura del agua
1. No inundar los valles de la montaña ni secar los deltas de los ríos, casa y sustento de pueblos a cuya
identidad contribuyeron.
2. Conservar los ríos y el patrimonio que en su curso ha florecido a lo largo de la historia y devolver a sus
aguas las funciones y atributos más esenciales.
3. Gestionar el agua desde el principio de solidaridad, herencia común de todos que hemos recibido las
generaciones presentes, y que debemos transmitir en las mejores condiciones posibles a las generaciones
venideras.
4. Ahorrar y preservar la calidad del agua alterando lo menos posible los sistemas naturales, reduciendo
en origen la carga contaminante y restringiendo paulatinamente las demandas de depuración.
5. Gestionar de forma sostenible los recursos hídricos haciendo frente al despilfarro, mediante el ahorro,
las mejoras en el uso eficiente y la reutilización.
6. Instaurar la cultura de la participación y la imaginación, capaces de dar cabida a las sabias estrategias
del pequeño bien hacer, y a la subsidiariedad, como formas obligadas de gestión.
7. Vivir el agua con nuestra realidad de país mediterráneo, una realidad restrictiva, incompatible con la
cultura del bien libre, que predica la oferta ilimitada de agua con cargo al erario público.
9. Aprovechar las aguas superficiales y subterráneas como un recurso unitario, sabedores de que forman
parte de un mismo ciclo y de que luchar contra la sobreexplotación de los acuíferos y su contaminación
es la mejor aportación que podemos hacer para ese aprovechamiento conjunto.
10. Defender para el agua el concepto de recurso público gestionado en base al interés general evitando su
mercadeo y conversión en objeto de especulación.
La NCA se basa en una percepción del agua y de su relación con las personas
radicalmente distinta a la que determina las actuaciones de los organismos de gestión hídrica de
nuestro país. En este sentido pueden distinguirse cuatro niveles de percepción del agua, que
determinan cuatro modelos de gestión distintos entre sí (Jiménez y Martínez, 2003):
a.-El nivel hidráulico, considera al agua como un recurso productivo convencional, y por
tanto su gestión está encaminada a construir embalses y canales que permitan transportarla al
lugar donde pueda producir el máximo rendimiento en un momento dado, considerando las
crecidas y los períodos de estiaje como patologías propias del régimen hidrológico natural. Las
políticas de agua que se inspiran en esta percepción pueden estar justificadas en países sujetos
a penurias económicas o alimentarias, si bien su implementación ha provocado la degradación
de los ríos y otros ecosistemas acuáticos en todo el mundo. Éste es el nivel de percepción en que
se enmarcan las políticas hidráulicas españolas, incluyendo el anterior Plan Hidrológico
Nacional.
b.-El nivel hidrológico es consciente de la gran singularidad del agua como elemento
dinámico y dinamizador; considera la gran riqueza de su ciclo y sus interacciones con otros
elementos del planeta. Este nivel integra la gestión de avenidas, sequías, sólidos disueltos,
sedimentos transportados, relación con las aguas subterráneas, etc. dentro de la complejidad de
la gestión hídrica, aplicando el principio de cautela y por tanto realizando estudios meticulosos
240
antes de actuar en cualquiera de las partes del sistema hidrológico, con el fin de preservar los
equilibrios hidroquímicos (p.e. calidad química de las aguas en un determinado lugar) y
geomorfológicos (p.e. aportes de sedimentos en deltas) mantenidos por el agua dentro de la
unidad de la cuenca. Las obras hidráulicas no son consideradas como un objetivo en sí mismas
sino como un impacto necesario cuyas consecuencias negativas deben ser previstas y
minimizadas en lo posible.
c.-El nivel ecosistémico, incluyendo al anterior, considera además las interacciones del
agua con la biosfera, y postula el “buen estado ecológico” de los ecosistemas acuáticos como un
objetivo en si mismo y una forma de garantizar la preservación de las funcionalidades del agua
como recurso productivo y suministro de agua potable.
d.-El nivel holístico, englobando los niveles anteriores y por tanto interesándose por las
interacciones del agua con la litosfera, la atmósfera y la biosfera, se interesa también y de manera
singular por las interacciones de los ríos con la sensibilidad de las personas, con la faceta más
espiritual de los seres humanos. En este nivel un río no es sólo un sistema extraordinariamente
dinámico que mantiene intrincados equilibrios mediante procesos ecológicos y geomorfológicos,
sino que es también todos los sentimientos que evoca en los habitantes del territorio circundante,
sus aportaciones a la calidad de vida de los mismos y a su conciencia de pertenencia al propio
territorio. La NCA se sitúa en este nivel humanista e introduce en la gestión hídrica el derecho
de las minorías a no ser expulsadas de sus territorios históricos, y el derecho de las generaciones
futuras a disponer y disfrutar del patrimonio hidrológico que todavía nos queda .
Así pues, como afirman Jiménez y Martínez (2003), una concepción puramente
materialista de la vida nos lleva a un modelo de gestión hidráulico, al servicio de un
productivismo falto de cualquier tipo de reflexión. Sin embargo, una vez nuestras necesidades
básicas de alimentación y bebida han sido satisfechas, los seres humanos tenemos otro tipo de
necesidades, espirituales pero igualmente legítimas, que el puro desarrollo económico no puede
satisfacer. Bajo este punto de vista, los ríos no son sólo un recurso aprovechable en actividades
económicamente productivas, sino también unas enormes fuentes potenciales de bienestar y un
invaluable patrimonio natural y cultural. Los ríos son también todo lo que evocan y representan
para las gentes de los territorios de los que forman parte.
Una vez reconocido el valor patrimonial de los ríos, como naturaleza y como parte del
acerbo cultural de las gentes, se imponen ciertos límites a su aprovechamiento como productivo,
límites que no pueden ser traspasados con el objeto de no deteriorar sus otras funcionalidades y
valores intrínsecos, apareciendo aquí el concepto de sostenibilidad para la gestión hídrica.
Actualmente la política hidráulica, que no hidrológica, española se basa en un incremento de la
oferta a los consumidores potenciales, tradicionalmente regantes y más recientemente campos
de golf y urbanizaciones turísticas, mediante la construcción de embalses y trasvases financiados
con el dinero público del estado (o de la UE). Estas políticas fomentan el consumo y la
ineficiencia en el uso del agua, y generan además una mayor apetencia1 de los usuarios
potenciales por un agua muy barata, alimentando por tanto el proceso continuado de depredación
sobre unos ríos cada vez más degradados, construyendo cada vez más y más obras hidráulicas,
inundando valles de montaña y desarticulando las comunidades que los habitaban, en un proceso
claramente destructivo e insostenible.
Estos principios fueron recogidos en la Directiva Marco del Agua (DMC: Directiva
2000/60 CE) que ha supuesto un reto para todos los países miembros. En España, esta directiva
ha enfrentado posiciones políticas diametralmente opuestas. Como era de esperar, los partidos
conservadores son partidarios de la atención a la demanda, y por tanto de las grandes
infraestructuras de almacenamiento y distribución, bajo un principio redistribución de un bien
público para todos los rincones del país. Esta política es la que clásicamente se desarrollado en
nuestro país, gobernada por criterios ingenieriles. Por ello, no es sorprendente la reacción de los
técnicos gestores del agua (ej. Embid, 2002; Palancar, 2002), ante la DMA, que la tacharon como
una ley centroeuropeísta, elaborada sobre la base de la disponibilidad de grandes recursos
241
hidrológicos, ignorando la realidad de la escasez de agua en los países mediterráneos, lo que
incluye a España. Para estos autores, el énfasis de la directiva sobre la calidad del agua, sin
considerar el asunto básico de la cantidad, evidencia muy claramente cuál es la escala de
preocupaciones de países que tienen asegurado el suministro hídrico. Estas reacciones son
normales, puesto que existe en la población española (como en otros países de nuestro entorno)
una cultura, alimentada durante una larga tradición, que es cuestionada desde la DMA. Se ignora,
en estas críticas, que la DMA no aborda el asunto de la cantidad porque lo prioritario es sentar
las bases para la gestión de esa cantidad, sea cual fuera la cantidad de partida, ya que los criterios
de la DMA son válidos y necesarios para todos los países con independencia del grado de
disponibilidad de recursos hidrológicos. Es más: precisamente es en los países deficitarios donde
es más imperioso establecer criterios para asegurar un consumo responsable y sostenible y
precisamente la DMA da buenas pistas para ello. Como era de esperar, frente a estas posiciones
conservadoras, los partidos progresistas acogieron esta directiva como un refuerzo a sus
posiciones, contrarias a los planteamientos del Plan Hidrológico Nacional, que contemplaba una
nueva fase de faraónicas infraestructuras.
Desde un punto de vista teórico la DMA va a tener gran influencia en la política del agua
de España, pues supone un enfoque muy distinto al de la política tradicional española, que ha
buscado garantizar el suministro de agua mediante la construcción de grandes infraestructuras
hidráulicas, casi siempre fuertemente subvencionadas con dinero público. Quizá los cuatro
aspectos más importantes para España de la DMA son: 1) su énfasis en la protección de los
ecosistemas acuáticos; 2) su insistencia en la participación de todas las personas interesadas y
no sólo de los usuarios tradicionales (regantes, abastecimientos e hidroeléctricas); 3) la
conveniencia de repercutir los costes de la gestión del agua, incluidas las infraestructuras, en los
beneficiarios de esa agua y 4) la necesidad de mayor transparencia y disponibilidad de los datos
(hidrológicos y económicos) referentes a la gestión del agua.
242
acuáticos del cauce con los de las riberas.
La presa de la Viñuela eliminó los ecosistemas del cauce y su conectividad con las riberas
Otro problema lo encontramos en las obras de limpieza de los cauces que periódicamente
realizaba la Confederación Hidrográfica del Sur, y prosigue en la actualidad Cuenca
Mediterránea Andaluza. Estas operaciones, realizadas con maquinaria pesada, y seguramente
inspiradas por un principio de comodidad y abaratamiento de costes, consiste nivelar todo el
cauce, rellenando pozas y eliminando pequeños islotes de sedimentos, así como la vegetación
espontánea del cauce, arrinconando sedimentos por los bordes a modo de bañera. Este
procedimiento arrasa con los pequeños enclaves de ecosistemas del cauce, ya de por sí degradado
por la eliminación de su cauce natural, y además destruye madrigueras, nidos, etc de la zona de
contacto entre cauce y ribera, con lo que también elimina la conectividad entre los ecosistemas
del cauce y los de las riberas,
Efectos de las labores de limpieza de cauce en los ecosistemas ribereños del río Vélez
Mención aparte merecen las labores de regeneración de ríos y tratamientos de prevención
de catástrofes naturales (inundaciones). Este tipo de actuaciones están inspiradas en un criterio
ingenieril caduco basado en costosas obras de infraestructuras, de forma que se da la paradoja
de que un proyecto que va destinado a la regeneración de un río acaba convirtiéndose en una
simple canalización adornada con unos cuantos árboles, destruyendo todo vestigio de los
ecosistemas anteriormente existentes. En la Axarquía tenemos varios casos de esta categoría,
como las obras realizadas en el río Chíllar (Nerja) y en el río Sabar (Alfarnatejo).
243
En estas obras de regeneración priman más los criterios de prevención de catástrofes por
métodos estructuralistas e ingenieriles, consistentes en estructuras a base de escolleras (que dicho
sea de paso son mejores que las predecesoras de hormigón) tanto en los márgenes como en el
cauce. Ello está conforme con los criterios de artificialización que tanto gusta a los urbanistas y
se justifica por la escasez de aguas normales (lo cual en el río Chíllar, un río de aguas
permanentes, se debe a la sobreexplotación e ignorancia de los caudales ecológicos). Este modelo
supone la ruptura de la conexión entre ecosistemas del cauce y de las riberas, las cuales a su vez
se basan más en criterios de arbolado tipo parque fluvial, más que de auténticos ecosistemas
riparios o sotos. Una regeneración alternativa debería contemplar el restablecimiento del caudal
ecológico y con ello los ecosistemas del cauce, además de regenerar el ecosistema del soto, lo
que incluye no sólo especies arbóreas autóctonas, sino también arbustos y hierbas propios de
estos ecosistemas. Esta alternativa no sólo cumpliría con las exigencias ecológicas de la DMA,
sino que devolvería a las riberas su auténtico papel protector frente a las riadas, tan efectivo o
más que las acostumbradas escolleras o muros de contención, con independencia de que desde
el punto de vista paisajístico se ganaría un activo importante para el turismo.
244
Los criterios de sostenibilidad inciden en los satisfactores de las necesidades de agua
Año Pob.res Pobl.est- Turismo Regadio Ganado Industria Total Total Pérdidas
. consumida distribuida
Así pues, teniendo en cuenta que el agua cuya renovabilidad puede verse comprometida
por un ritmo de consumo y de degradación superiores a lo que pueden asumir los ecosistemas
acuáticos y el ciclo del agua, se impone una gestión sostenible del agua que permita
compatibilizar el uso de los recursos con la conservación de los ecosistemas, las buenas prácticas
en la gestión del recurso agua serán las que tengan por finalidad:
(2) Extraerla con el menor deterioro posible de los ecosistemas, es decir dejando una parte para el
desarrollo normal de ríos, humedales y acuíferos subterráneos
(3) Devolverla a las aguas naturales en condiciones aceptables para que el impacto sobre los ecosistemas
sea mínimo, lo que en términos antropocéntricos y para el caso de las aguas superficiales, se acostumbra
a medir como calidad suficiente para que permita el baño y evite graves pérdidas piscícolas; para ello
la mejor solución es contaminarlas lo menos posible en su uso y proceder luego a su tratamiento de
depuración
(4) Realizar esta depuración o descontaminación con un mínimo gasto energético e impacto ecológico.
(5) Conservar el suelo y la vegetación, especialmente la vegetación de ribera que, ya que además de
aumentar la biodiversidad y la riqueza ecológica de los ecosistemas acuáticos, hace de filtro, reteniendo
numerosos contaminantes y por tanto disminuyendo mucho su entrada en los cauces de aguas o en los
acuíferos, al tiempo que incorpora también a su biomasa los nutrientes de las aguas que fluyen por los
cauces y mantos fluviales.
245
3.-Criterio de calidad. Significa reducir progresivamente la contaminación de sustancias
prioritarias y suprimir la procedentes de sustancias peligrosas prioritarias, de las relacionadas en
el anexo X de la directiva. Este criterio está directamente relacionado con el ecológico, por
cuanto se constata que la falta de calidad de nuestras aguas superficiales y subterráneas se debe
no sólo a la carga de contaminantes de la cuenca, sino también a la merma de los sistemas de
autodepuración naturales, ya que la sobreexplotación (de acuíferos) y la regulación (de caudales)
impiden el flujo natural del agua en dichos sistemas y con ello la incapacidad de los mismos para
poder afrontar la carga contaminante. A partir de este hecho, el criterio de calidad nos retrotrae
la exigencia de los caudales mínimos o ecológicos, necesario para asegurar el flujo del agua y la
autodepuración consiguiente. Por otra parte, es preciso controlar los agentes contaminadores y
la sobreexplotación de los acuíferos.
Esta problemática es especialmente aguda en la Vega del Río Vélez, donde se da la doble
circunstancia de ser una zona muy poblada con una producción de aguas residuales de gran
importancia ambiental, y además es una zona sometida a una agricultura intensiva que provoca
una sobreexplotación de recursos hidrológicos, tanto superficiales como subterráneos. En la
actualidad, tras la puesta en marcha del Plan Guaro, el regadío tradicional a manta tendría que
haberse sustituido por otras formas de regadío más eficientes, como el riego por goteo, pero este
plan de regadío lo que ha estimulado es
la elevación de la superficie regable
hasta los 120 m (que mediante bombeos
llega hasta los 300 m de altitud). Por otra
parte, en lugar de limitarse la dinámica
de sondeos y la consiguiente
sobreexplotación de aguas subterráneas,
ésta ha ido creciendo continuamente.
Así, mientras que en el año 1985 existía
un total de 439 aprovechamientos
(pozos, sondeos y captaciones
superficiales) en la vega del río Vélez, en
el año 1995 esta cantidad alcanzaba 732
aprovechamientos, lo cual supone un
Inventario de aprovechamientos en 1984 y 1995
incremento del 80%, ampliamente
superado en la actualidad. Esta dinámica
no sólo tiene que ver con la sostenibilidad del consumo, sino que también contribuye a la pérdida
progresiva de calidad del recurso. En efecto, la sobreexplotación impide que el sistema se
autodepure de una carga de contaminantes (nitratos por los fertilizantes, tóxicos de los pesticidas,
salinización, etc.) que crece paralelamente al crecimiento de las captaciones, produciéndose una
sinergia entre aumento de captaciones y aumento de carga contaminante. En este lugar, los
vertidos de aguas residuales han disminuido sensiblemente, pero aún hay zonas sin conexión con
246
la EDAR de Vélez, además de que un sistema de saneamiento deficiente en Vélez-Málaga facilita
la mezcla de aguas fecales con aguas pluviales en épocas de lluvias, todo lo cual se vierte al río
Vélez como si de aguas pluviales puras se tratara, todo lo cual supone nuevas cargas de
contaminantes, especialmente nitritos y nitratos, para este acuífero.
Finalmente debería aplicarse el principio de quien contamina paga para los ayuntamientos
y particulares que vierten aguas residuales a los cauces fluviales.
247
4.-Criterio de subsidiariedad. Según este criterio, “las decisiones deben tomarse al nivel
más próximo posible a los lugares donde el agua es usada o se halla degradada...en la ejecución
de medidas destinadas a garantizar la protección y el uso sostenibel del agua en el marco de la
cuenca hidrográfica”. Esta declaración redunda en nuestra tesis de que los recursos hidrológicos
de la Axarquía deben ser regulados desde las cuencas. El sistema hidrológico de la Axarquía es
básicamente una reserva hidráulica situada al norte, representada por un continuo de montañas
carbonatadas, de la que brotan los recursos y fluyen hacia el sur perpendicularmente al litoral.
Como vimos anteriormente, la principal cuenca es la del río Vélez, que ocupa más de la mitad
de la comarca, pero hay otras cuencas, como las de Algarrobo, Torrox y Nerja (Chíllar y Miel)
que pueden tener su propia gestión. De hecho, si nos fijamos en el mapa de municipios de la
comarca, observaremos que el trazado de gran parte de ellos está relacionado con la gestión de
sus propios recursos hidrológicos. Así ha sido durante muchos años, constituyendo un modelo
que hemos llamado pretecnológico, según el cual todos los municipios de la comarca se nutren
de las reservas del norte, siguiendo básicamente tres tandas: la primera, a pie de esta reserva
hidráulica, se nutren directamente de sus acuíferos: cada municipio tiene sus propias fuentes y
las usa tanto para usos urbanos como agrícolas. En una segunda tanda se van constituyendo
municipios que se nutren de la escorrentía del sistema. Finalmente en una tercera tanda, situada
en el litoral, se encuentran municipios que se nutren, de una parte, de las aguas superficiales
procedentes de las reservas del norte (utilizadas para fines agrícolas), y por otra de sus propios
acuíferos detríticos (utilizadas para fines agrícolas y, en algunos casos también urbanos), siendo
el del río Vélez el más importante de todos ellos.
Además de estos cuatro criterios Puche (2008) resalta otros dos, recogidos
respectivamente en los artículos 9 y 14 de la DMA. El primero es el criterio económico, de
eficacia y equidad, que supone recuperar los costes de los servicios del agua, incluidos los
ambientales, teniendo en cuenta los efectos sociales y se aplique el principio de quien contamina
248
paga. El segundo es el criterio de democracia, basado en el fomento de la participación de todas
las partes interesadas.
Una vez asumido este hecho, se ha de empezar a examinar en qué actos de los que
llevamos a cabo diariamente podemos reducir nuestro consumo, para a continuación llevar a cabo
sistemas de corrección y procurar que formen parte de nuestro comportamiento cotidiano. De este
249
modo se obtienen códigos de buenas prácticas que
ayudan conseguir un ahorro y eficiencia significativos
en el consumo de agua.
Recoger en un cubo el agua de la ducha que dejamos correr hasta que sale 80
caliente
250
Reducir la capacidad de la cisterna con una botella de 1,5 L 10
A la hora de comprar una lavadora o lavavajillas nuevo, elegir un modelo de bajo 6-18
consumo de agua
No descongelar con agua del grifo, sino dejar a temperatura ambiente más 15-60
tiempo
No dejar correr el agua hasta que salga fría, meter una jarra en el frigorífico 15
Reparar goteos de grifos. Un simple goteo, a gota por segundo, supone una 30
pérdida de 30 litros/día.
En el jardín, no regar con mangueras, sino mediante sistemas automáticos más 100-200
eficientes, como el aspersor o, mejor, el riego por goteo
Se ha podido comprobar que este tipo de comportamientos puede llegar a lograr un ahorro de
hasta un 50% del consumo
normal de una vivienda,
aproximándose al consumo de
100 L/p.d. que se considera
como el óptimo desde el punto
de vista de la sostenibilidad. Así
pues, la vivienda humana
constituye el núcleo básico de
toma de conciencia de la finitud
del recurso y de adopción de
comportamientos responsables
acerca del consumo de agua. Es
en este núcleo donde se deben
gestar los procesos educativos
que generen comportamientos
duraderos. La perspectiva de
género, en este caso, es
fundamental puesto que es la
mujer la que tradicionalmente ha
prestado especial atención a los
Áreas de una vivienda donde aplicar criterios aspectos de la higiene y nutrición
de ahorro en el gasto de agua
251
de la familia, aun hoy día en que la mujer se ha incorporado al mercado laboral. Pero sin duda
esta perspectiva de género debe ser asumida por todo el núcleo familiar porque es la que
sincroniza con la sostenibilidad.
Entrarían también dentro de estos códigos de conducta a nivel doméstico otras actividades
cotidianas que ayudan a mejorar la calidad del agua que se desecha en las viviendas,
especialmente en lo que se refiere al rendimiento de las estaciones depuradoras de aguas
residuales:
No tirar el aceite usado que sobre por el fregadero, ni por el retrete, es muy costoso y difícil de depurar la
grasa que contiene. Vaciarlo en un frasco para reciclarlo como jabón casero o llevarlo a un punto limpio.
Con carácter La instalación de contadores de agua por zonas de uso, nos permitirá identificar las áreas de
general mayor consumo e implantar medidas correctoras ante los excesos.
Un mal mantenimiento de la red de agua potable puede ocasionar un aumento del consumo
debido a pérdidas o fugas.
Otra buena práctica ambiental consiste en plantar árboles para crear zonas de sombra. Además
de ser confortables en verano, la sombra reduce la temperatura del suelo, disminuyendo las
pérdidas de agua por evaporación, lo que implica tener que regarlas con menos asiduidad.
Debe valorarse la posibilidad de instalar sistemas para la recogida del agua de lluvia y el
empleo de agua depurada municipal o de las propias instalaciones.
Seleccionar especies de plantas y árboles que se adapten a las condiciones de nuestro clima
mediterráneo (xerojardinería). Mantener jardines exuberantes y praderas verdes al estilo
“inglés” en nuestro clima requiere un consumo elevadísimo de agua.
Las piscinas consumen una gran cantidad de agua por lo que su mantenimiento deberá ser
óptimo a fin de evitar cualquier fuga o pérdida y en lo posible, disponer de un sistema que
permita reutilizar el agua sobrante o desaguada en otros usos como el riego de jardines.
252
En los Campos de Golf deberá optarse por sistemas de riego de bajo consumo, adecuar los
horarios de riego a las horas de menor evapotranspiración, seleccionar las plantas con menores
requerimientos hídricos y reutilizar aguas residuales depuradas.
Una opción más sostenible en lo que se refiere al uso del agua en los campos de golf es la línea
denominada “campos de golf rústicos”, que aprovechan la vegetación natural del terreno en
las calles y entorno del recorrido de cada hoyo, limitándose al green la zona de mayores
cuidados y requerimientos hídricos.
Lavabos, Instalar dispositivos limitadores de presión y difusores en lavabos y duchas para asegurar un
aseos y nivel de enjuague adecuado pero con menor aporte de agua. Se puede reducir el volumen de
cocinas las cisternas del vate, manteniendo la eficacia de la acción limpiadora, mediante la
introducción de botellas llenas de agua (o mejor de arena) o bajando la boya. Otra solución
consiste en sustituir las cisternas por otras de menor capacidad.
También existen en el mercado cisternas con dispositivos para dosificar la cantidad de agua
que vierte cada vez que pulsamos el correspondiente botón, según el uso mayor o menor que
se haya hecho del vate. Esto reduce notablemente el consumo, ya que la mayoría de las veces
sólo es necesaria una pequeña cantidad de agua. No obstante, dichos dispositivos difieren de
unos modelos a otros y en ocasiones su uso es desconocido para el usuario, por lo que una
pequeña pegatina con instrucciones de uso debería acompañar a la aplicación de dichos
dosificadores.
En las zonas de servicios comunes pueden instalarse grifos monomando con temporizador, de
forma que se elimine la posibilidad de dejar grifos abiertos.
Se puede ahorrar agua en las cocinas evitando lavar las verduras y hortalizas con el grifo
abierto de forma continuada. Se pueden lavar en pilas, barreños u otros recipientes.
Lavandería La limpieza diaria de cientos de toallas y sábanas que apenas se ha utilizado una vez supone
un gran consumo de agua. Para ello, debe solicitarse a los turistas en su caso, su colaboración,
evitando en las estancias prolongadas el cambio excesivo de toallas salvo cuando sea necesario
por higiene.
Si el servicio de lavandería se realiza en las propias instalaciones, deberá procurarse que las
máquinas se encuentren en buen estado y a ser posible renovarlas por aquellas que tengan
menor consumo de agua. Si el servicio se contrata con una empresa especializada en la
selección de la misma se tendrá en cuenta su posible certificación ISO 14.001 o en su caso que
cuente con equipos modernos de bajo consumo.
Optar por una jardinería con especies xerófilas supone un importante ahorro en jardines públicos y privados
A pesar de la difusión que se suele hacer de estas prácticas para el ahorro en el consumo de agua,
en la Axarquía no ha llegado a calar en la población. El alto índice de praderas y ausencia de
especies xerófilas en zonas ajardinadas públicas y privadas, el uso de sistemas ineficientes de
riego como las mangueras, son un testimonio gráfico de ello.
253
El control de las pérdidas en las redes de distribución
Desde hace tiempo se sabe que una parte considerable de los recursos hidrológicos se
pierde por los sistemas de conducción. Cuando éstos son aéreos, como las acequias, es fácil
identificar la fuga y poner en práctica la reparación oportuna. Sin embargo, con frecuencia
advertimos que estas averías se mantienen durante mucho tiempo sin reparar, lo que
posiblemente esté reflejando una cierta concepción de infinitud de los recursos por parte de los
propios agricultores. Otro problema diferente son las conducciones bajo tierra, como las que
abastecen a las viviendas de las ciudades, que en su mayor parte pasan desapercibidas, a menos
que se visualice la fuga exteriormente. En estos casos, como el agua potable adquiere un valor
considerable, los servicios de abastecimiento urbanos procuran detectar ese déficit no controlado
de agua que no se registra en los contadores de los hogares. Otras fugas, como las de las tuberías
de agua bruta que entran en las plantas potabilizadoras, pasan más desapercibidas porque
transcurren por lugares no habitados y no se tarifan.
Sin embargo, las pérdidas en una red no se deben únicamente a las fugas en los sistemas
de conducción, distinguiéndose, de acuerdo a su origen en los siguientes tipos:
d.- Las pérdidas por manejo se producen durante la distribución del agua, por causas
atribuibles a errores del manejo del sistema. Como en la mayoría de las zonas de riego el agua
se distribuye de acuerdo a la demanda, es necesario hacer un programa para solicitar el agua de
las fuentes de abastecimiento; en estos programas se consideran factores de pérdida que varían
de acuerdo al estado de la red de distribución, sin embargo, lo más común es que se consideren
constantes y mayores que los reales, lo que propicia desperdicios, ya que se solicitan volúmenes
mayores que los necesarios. Otros factores que inciden en estas pérdidas, son el aprovechamiento
deficiente de los volúmenes almacenados en los vasos de los canales de riego y las variaciones
en carga sobre las compuertas que también propician desperdicios de agua en la red.
Por ejemplo, en una zona de México, las pérdidas en la red de distribución se contabilizaron a
partir de un total de 860 hm3 de volumen extraído de una presa, del que se sirvió para regadío 545
hm3, siendo las pérdidas totales de conducción de 315 hm3, divididas en 180 hm3 de intrínsecas
254
y 135 hm3 por manejo. Por otra parte, los
muestreos permitieron estimar los
componentes de las pérdidas intrínsecas:
42,7 hm3 de evaporación, 102,4 hm3 de
infiltración y 33,4 hm3 de fugas.
En España, se puede dar la paradoja
de que pese a que se haya advertido un freno
en la tendencia consumidora de agua desde
el año 1996, sin embargo se haya progresado poco en el control de estas pérdidas de recursos.
En efecto, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el consumo total
por habitante y día en el año 2000 era de 324 litros, mientras que en el año 2005 bajó a 303L/h.d,
lo que supone un 6,48% menos, atribuyéndose al efecto de la sequía en la población pues
efectivamente el año 2005 fue el primer año de un periodo de sequía. Pero si se toma un periodo
de diez años (1995-2005), lo que se observa realmente es un incremento en el consumo de agua
de un 12,6%. Un crecimiento que, si no se confirma la última tendencia de ahorro, sería
insoportable por el país que va a ser, según todos los expertos, uno de los más castigados por el
calentamiento global. Pero esta lectura ligeramente optimista se empaña cuando se analizan las
tres partidas en las que distingue el INE los datos. El
grueso del ahorro no depende directamente de los
ciudadanos, sino que se debe al apartado denominado
"pérdidas de agua en la red de distribución", es decir,
fugas y otros problemas en las tuberías y
canalizaciones (como la evaporación en los sistemas
abiertos, por ejemplo). Este aspecto depende más de
las administraciones autonómicas y locales que del
cuidado que pueda tener un ciudadano en cerrar un
grifo o en ducharse en vez de bañarse. Se estima que
del agua que se extrae, en torno a una media del 60%
se desperdicia por evaporación, fugas y otros
motivos. Esto significa que de los 4.300 hm3 de agua
que se suministra a las poblaciones, unos 2.580 hm3
se pierden. Según los expertos, estas pérdidas
Una acequia pierde agua por fugas y por
podrían reducirse hasta alrededor de un 15%. evaporación
Las pérdidas de agua en la red son de magnitud variable. En algunos países, como
México se estima que en promedio en los distritos de riego del país se pierde un 40% del agua
en la conducción; es decir la eficiencia media de conducción es del orden del 60%. En España,
estas cifras, aunque inferiores, son preocupantes y varían según las regiones. Así, en una encuesta
llevada a cabo en el año 2005 en toda España, en la Comunidad Valenciana se pierden 125,7 hm3
anuales en las redes de conducción para el riego, lo cual significa que casi una cuarta parte del
los 518,7 hm3 de agua que se suministraron a dichas redes se perdieron, entre otras causas, por
fugas, roturas, averías, errores de medida y fraudes. Esta comunidad fue la autonomía con un
mayor porcentaje de pérdidas, ya que el 24,24% del total distribuido por las redes públicas de
abastecimiento urbano se perdió. En segundo lugar se situaba Aragón (24,10%) mientras en el
conjunto del Estado se perdió el 17,9%. En cifras absolutas, solo Andalucía, con unas pérdidas
de 182 hm3 , supera a nuestra autonomía. La suma de todas estas pérdidas entre 2000 y 2005 en
las redes valencianas asciende a 827.943.000 m3 (827,9 hm3) . Esta cantidad perdida en seis años
equivale a casi dos trasvases y medio del Ebro (el proyecto preveía 350 hm3 anuales),
paradójicamente reclamada por esta comunidad y finalmente no llevado a cabo por la reforma
del Plan Hidrológico Nacional. Con ese volumen de agua perdida en 72 meses también se podría
llenar el embalse de Contreras, que con 874 hm3 de capacidad es el segundo más grande de la
cuenca del Júcar. Estas fugas también suponen más de la mitad (el 51,7%) de los 1.602 hm 3 que
usó la agricultura valenciana en 2005. El consumo de agua del agro valenciano descendió un
8,3% entre 2005 y 2004, una cifra muy similar a la media nacional (-8,3%). Cada valenciano
gastó 171 litros de agua al día en 2005, un 3,9% menos que el año anterior (178 litros). La media
255
del consumo nacional fue de 166 litros por habitante y día, un 2,9 por ciento menos que en 2004
(171 litros). Las pérdidas de agua de la red valenciana en 2005 fueron de 73 litros por habitante
y día, el 43% del consumo medio de cada valenciano.
Si bien parte del agua "perdida" en los sistemas de riego ineficientes retorna a las
corrientes de agua o acuíferos, de donde puede volver a extraerse, su calidad se ha degradado por
obra de los plaguicidas, fertilizantes y sales que se escurren por el suelo. Los sistemas de riego
deficientemente planeados y construidos han limitado el rendimiento de la mitad de todas las
tierras de regadío en el mundo. Ante estos datos se pone en evidencia la importancia de adoptar
medidas de ahorro y eficiencia en este sector, con mucho, el que consume más cantidad de agua.
256
La eficiencia del uso del agua en las prácticas agrícolas se mide por la relación o
porcentaje entre el volumen de agua efectivamente utilizado por las plantas y el volumen de agua
que sale por la boca de riego. Del volumen de agua que entra en un sistema de riego, una parte
importante no es utilizada por las plantas. Estas "pérdidas" pueden ser:
a.-Pérdidas en el sistema de distribución. Esta problemática, ya analizada
anteriormente, representa las pérdidas en los canales y tuberías del sistema de distribución, antes
de llegar propiamente a la parcela donde están los cultivos a ser regados. Este primer tipo de
perdidas puede ser denominado de pérdidas en la distribución del agua, y se pueden deber a
pérdidas por: a) infiltración profunda en los canales no revestidos; b) evapotranspiración de la
maleza en los bordes del canal; c) fugas en los canales revestidos o en las tuberías; d)
evaporación desde los canales y d) operación errada de las compuertas que ocasiona que una
parte del agua fluya directamente a los drenes.
257
Otras veces las pérdidas se deben a captaciones no controladas. Esto ha sucedido en la
zona regable del Guadalhorce
(Málaga), encontrándose
tomas para el suministro de
depósitos privados de hasta
3.000 m3 y que son surtidos
por los canales de la red sin
ningún tipo de control. La
distribución del agua se lleva
a efecto mediante tajaderas
que son operadas por
trabajadores
a cargo de la Confederación,
Captaciones no autorizadas en acequias del Valle del Guadalhorce
por lo que son ellos los
últimos responsables de que
el agua llegue a las parcelas. Sin embargo, y al ser la red tan rudimentaria, es muy fácil que
cualquier persona ajena a estas funciones pueda actuar sobre estas estructuras, modificando los
caudales previstos para el riego inicialmente.
Adicionalmente, se maneja el término eficiencia de aplicación del riego, que difiere del de
eficiencia del uso del agua para riego; según Israelsen (1963) dicha eficiencia se expresa como:
Ea = Vr / Vp, donde Vr es el volumen de agua útil almacenado en la zona de exploración de las
raíces de las plantas y Vp es el volumen recibido en la parcela. También, si se considera que el
volumen de pérdidas de agua por escurrimiento vale E y el de percolación D, entonces también
se puede expresar esta eficiencia como: Ea = (Vp-E-D)/Vp.
Así pues, la eficiencia de aplicación del agua de riego en una parcela determinada (Ea)
mide la relación entre las necesidades de agua del cultivo y lo que el agricultor aplica en parcela.
De la lámina aplicada, el cultivo puede aprovechar como mucho la lámina equivalente al agua
258
útil, que representa la capacidad de almacenamiento del suelo. Por lo tanto, la Ea se calcula como
el cociente entre la lámina requerida y la lámina aplicada. De esta manera, con la eficiencia de
aplicación se pretenden evaluar las pérdidas de agua debidas al riego en parcela. Pero puede
ocurrir que aprovechando al máximo la lámina aplicada, con el riego suministrado no se cubran
las necesidades hídricas del cultivo lo que da lugar a un coeficiente de déficit (Cd) de la
aplicación: Cd (%) = [1 – lámina aplicada / lámina requerida] . 100
En efecto, estos cálculos, llevados a cabo en la zona regable del Guadalhorce, muestran
eficiencias del 100% ya que el cultivo
es capaz de extraer del suelo el
volumen total de agua aportado en el
riego. Pero puede ocurrir que en el
riego aplicado la planta aproveche
todo el agua aportada y sin embargo
no se cubran las necesidades hídricas
mensuales porque el intervalo entre
riegos sea excesivo, es decir el número
de riegos sea insuficiente, lo cual
reflejará coeficientes de déficit
elevados. Otras veces los resultados de
las eficiencias de aplicación indican un
mal manejo del riego ya que se están
aportando dosis excesivas que
implican importantes pérdidas de agua
y por lo tanto un consumo de agua
innecesario, de manera que aunque el coeficiente de déficit sea nulo (debido a que hay superávit
por exceso de aplicación respecto de lo requerido), la eficiencia de aplicación es muy baja y está
señalando un derroche importante de agua. Luego un riego eficiente es aquél que atiende a las
necesidades de la planta con el agua que realmente necesita.
Gran parte de la eficiencia del riego depende de la técnica de riego utilizada, en la
comarca de la Axarquía hay tres tipos de riegos:
260
cerrados. Desde
esta altura el agua
circula a presión
por gravedad y va
abasteciendo a
todo el sistema de
tubos a un ritmo
establecido por el
agricultor en
función de las
exigencias de cada
estación y tipo de
cultivo. El control
de las fugas que se
pueden producir en
Esquema de un sistema para el riego por goteo el sistema de
tuberías permitirá
mejorar la eficiencia del sistema hasta aproximarla al 100%, ya que solo una pequeña parte se
perdería por evaporación e infiltración localizadas en el área del goteo.
La Nueva Cultura del Agua apuesta por la eficiencia del riego (“más con menos”), por
lo que la tendencia debería ser la generalización de los sistemas de riego localizado. Aún así, se
pueden lograr resultados añadiendo a esta programadores que controlen los tiempos y
necesidades de riego y agilicen el proceso de riego de cada uno de los sistemas presentes en
nuestro paisaje. Los programadores más adecuados para este tipo de casos son los que nos
ofrecen datos de la realidad para posteriormente tomar decisiones fundamentadas y que pueden
ser compatibles con un sensor de humedad, que incorpora la tecnología más avanzada para evitar
un exceso de riego. Estos sensores miden la humedad del suelo y permite activar el riego cuando
la humedad está por debajo de un límite definido previamente. Con un sistema diseñado
261
correctamente y con un ajuste inicial correcto del límite de humedad, se puede ahorrar, de media,
un 40 % de consumo total de agua.
La política de precios
Uno de los motivos por el que no hay una buena cultura del agua en España, es por el bajo
precio que tiene este bien en nuestro país. Este bajo coste hace que se desperdicie tanta agua. Este
precio no cubre los gastos de extracción y tratamiento que se realiza para el consumo del agua.
El agua se considera un bien público y los gastos que ocasiona se cargan a la masa global de
impuestos pagados entre todos los ciudadanos.
262
En Andalucía el problema es similar. Se puede comprender que Córdoba, a pesar de tener
el río más caudaloso de la región, tenga una tarifa próxima a 1,4 €/m3 (según datos del 2005) por
ser una provincia con mucha
demanda de agua, pero no se
entiende que Cádiz, la provincia
con mayor pluviosidad de
Andalucía, supere esta barrera.
Según un estudio de la FACUA,
Málaga es la capital andaluza con
las tarifas de suministro de agua
más baratas de Andalucía, con una
tasa aproximada de 8,71 €/mes.10
m3. Según la asociación, el precio
del agua es casi el doble de caro en
unas ciudades andaluzas que en otras, lo que supone una diferencia anual de hasta 125 euros por
el mismo consumo. Las capitales en las que el suministro del agua es más caro son Almería, con
14,91 euros mensuales por un consumo de 10 metros cúbicos para cualquier tipo de contador;
Cádiz, con 14,45 euros por el mismo consumo; y Córdoba, con 14,06 euros si el contador es de
13 milímetros y 19,53 si el contador es de 15 milímetros.
Es preciso recordar aquí que el hecho de que unas ciudades paguen más por el agua que
otras se debe a las subvenciones que reciben por parte de los ayuntamientos. El agua es, sin duda,
un bien público. Pero tomarla, transportarla, potabilizarla, almacenarla, distribuirla, depurarla y
devolverla al medio natural en condiciones equivalentes a las que fue captada tiene altos costes.
Costes que en España no soporta directamente el usuario. Éste sólo paga una pequeña parte. El
resto se financia con los presupuestos generales (del Estado, autonómicos y hasta europeos), por
lo que los ciudadanos, vía IRPF, indirectamente pagan un agua que, las más de las veces, no
utilizaron. De este modo, quien gestiona sólo dispone de la parte del presupuesto incluido en el
recibo, quedando el resto a disposición de la administración. Lo que tiene sentido en grandes
obras no debiera, como sucede, extenderse a la gestión diaria, pues lo lógico y eficiente es
delegar recursos y exigir resultados.
Aquí conviene reflexionar sobre el fundamento de las tarifas. Una tarifa es un precio no
lineal que incluye dos partes. Una parte fija, independiente generalmente de la cantidad
consumida, relacionada con los costes fijos de producción del bien o servicio; y una parte
variable, que está en función del consumo realizado, relacionada con los costes marginales o
costes de explotación. La lógica detrás de las tarifas es la siguiente: cada consumidor tiene
distintas preferencias por el bien – unos valoran más que otros las distintas cantidades del bien
y, por tanto, derivan beneficios mayores de su consumo. Recuerda que valorar más el bien
implica que están dispuestos a pagar más por el mismo. Los que menos lo valoran, estarán
dispuestos a pagar menos. La graduación de las tarifas en bloques tienen esta finalidad.
263
Las tarifas se pueden utilizar para incentivar o para
penalizar. El caso del agua lo más frecuente es que sean tarifas
penalizadoras del consumo. Los precios marginales aumentan
con los niveles o bloques de consumo. Este caso se puede
justificar en base a dos objetivos: por un lado, es posible que
los costes marginales de la empresa aumenten con el consumo,
por ejemplo, por que las compras de agua aumentaran de coste
(parece poco probable); por otro lado, con más sentido, se
desea penalizar consumos “excesivos” de agua...es decir, se
supone que las tarifas con penalización inducirían al ahorro de Los contadores de agua deben
agua por parte de los consumidores. Sin embargo, algunos ser individuales
Ayuntamientos como el de Zaragoza plantean tarifas
incentivadoras, como la de rebajar la cuota un 10% por debajo de una cantidad estipulada como
consumo medio.
Pero para que las tarifas tengan algún efecto, en primer lugar deben aplicarse a consumos
individuales, esto es por
vivienda. Por este motivo, la
primera medida que se ha de
tomar es eliminar los contadores
comunitarios, bajo los que se
esconden actitudes
despilfarradoras aprovechando el
anonimato y el reparto del costo.
En segundo lugar, hay que
graduar el consumo en bloques
tarifarios que penalicen el
derroche. En este sentido,
debemos recordar que en el
recibo del agua aparecen varios
conceptos que conviene conocer:
Ejemplo de factura del Ayuntamiento de Vélez-M álaga por una parte está la cuota de
servicio, que es una cifra lineal
(ej. 7,80 €), a lo que se suma el consumo de agua, que es el que se refleja en el contador de la
casa (m3) que se multiplica por la tarifa establecida para el bloque que le corresponda. Estos
bloques penalizan el consumo a partir de un consumo básico estipulado, por ejemplo, en 24 m3,
de modo que si el consumo es superior se multiplica la diferencia por la tarifa del siguiente
bloque estipulada por ejemplo en 49 m3. Además de estos conceptos, existen unas cuotas por
saneamiento y depuración, igualmente graduadas según la cantidad de agua consumida.
La política de precios debe reflejar el coste de su tratamiento. Las tarifas normales
incluyen únicamente potabilización y saneamiento-depuración, pero los precios se ven seriamente
incrementados cuando se emplean medidas costosas para obtener el recurso, siendo lo más
costoso el abastecimiento con barcos (294 €/mes).
264
Pero, a pesar de todo, todavía queda mucho por hacer para ajustar el precio del agua al
costo económico y ambiental. Según la International Water Association (IWA), la factura de agua
urbana en España, que está entre los países que menos gastan, es la tercera más barata de la
Unión Europea, con un coste medio de 1,28 euros por metro cúbico, y sólo es precedida por
Lituania e Italia, mientras que en el lado opuesto está Dinamarca, con un precio de 4,50 euros por
metro cúbico. De acuerdo al precio del agua en términos relativos al PIB per cápita, España es
también el segundo país más barato en la UE, con un precio de 1,28 euros, mientras que el
primero es Italia, con 0,91 euros; mientras que, entre todos los europeos (no sólo la UE) el más
barato en términos relativos es Noruega, con un precio de 0,83 euros.
Con independencia del principio de recuperación de los costes reales del servicio, es
evidente que estos precios del agua no fomentan el uso racional del recurso. Existe una tendencia
generalizada a hacer un uso desmedido del agua, lo que en buena medida se debe a que los
precios no reflejan realmente su valor. La gestión del recurso está lejos de ser eficiente desde el
punto de vista económico, y es insostenible desde el punto de vista medioambiental. Si
verdaderamente se quisiera introducir un medio disuasivo al mal uso del recurso, los precios
tendrían que ser más elevados y presentar una mayor progresividad. Los costes a los que tienen
que hacer frente las familias para el pago del recibo del agua son tan bajos en relación a su
restricción presupuestaria que no importa recibir un importe elevado en la factura cuando se
abusa del recurso debido a la realización de actividades de baldeo, riego de jardines y llenado de
piscinas. El bajo precio del agua favorece su despilfarro.
Sin embargo, la Directiva Marco de Aguas (DMA) establece en materia de tarifas que la
política de aguas tendrá que orientarse hacia la plena recuperación de los costes asociados a la
prestación de los servicios, teniendo en cuenta no sólo los costes directos e indirectos, sino
también los impactos ambientales que en su caso pudieran producirse. En España el precio de
1€/m3 del agua no refleja el coste real, mientras que en otros países europeos como Dinamarca,
uno de los pocos países que se han tomado en serio la Directiva a pesar de tener más agua que
España, el agua vale 4 m3. Por este motivo, se está empezando a considerar la necesidad de
adoptar medidas desde el Estado para que desaparezca este tipo de ayudas, tal como lo pide la
Unión Europea, que por su parte exigirá elevar el precio de las tarifas hasta un nivel adecuado
como condición para seguir financiando obras hidráulicas. El cumplimiento de los cálculos
realizados por la Directiva Marco del Agua supone para el caso español un aumento del recibo
del agua entorno al 45% sobre el precio a 2007.
265
en la factura doméstica favorece el consumo racional, porque actualmente la mayor parte de la
gente tiene la factura domiciliada y ni siquiera sabe lo que le cuesta el agua.
Sin embargo, en el sector agrícola las reacciones ante las subida del precio del agua son
costosas políticamente, a pesar que la
información suministrada por las empresas de
abastecimiento y saneamiento de aguas y por
las comunidades de regantes revela, por una
parte, que las empresas de abastecimiento y
saneamiento ubicadas en el territorio de la
Cuenca Mediterránea Andaluza, no llegan a
cubrir los costes del servicio si se computan
únicamente los ingresos procedentes de
cánones y tarifas vinculados con el suministro,
el saneamiento y la depuración. De no ser
porque estas empresas reciben subvenciones
corrientes y de capital y porque cuentan con
otras fuentes de ingresos, generalmente
asociadas a la prestación de otros servicios no
vinculados al agua, su cuenta de resultados En el Plan Guaro de regadíos en la Axarquía
no se aplican tarifas a pesar de tener contadores
arrojaría un importante saldo negativo, como
muestra el balance del estudio sobre Las Cuentas del Agua en Andalucía. Por otra parte, las
comunidades de regantes suelen financiar con una cierta holgura y con sus propios recursos los
gastos de funcionamiento, pero no las inversiones necesarias para la modernización de los
regadíos o el mantenimiento de acequias e instalaciones, para lo que cuentan generalmente con
importantes ayudas de la administración regional.
No existe, a nivel político, suficiente valentía para afrontar los costos de impopularidad
que supone adecuar la tarifa para el riego. Solo anunciar esta exigencia de la UE en el 2005 ha
producido un fuerte rechazo de los regantes a través del Ministerio de Agricultura, obligando a
retirar el proyecto al Ministerio de Medio Ambiente de gravar todos los consumos de agua en
España con un impuesto para "incentivar el uso eficiente del agua y contribuir a la consecución
de los objetivos ambientales". anunciaron su intención de estudiar cuenca por cuenca cómo
266
gravar el agua pero afirmaron que no se aplicaría antes de 2009. Igualmente, la Junta de
Andalucía, aplicando los principios de la DMA, en el Acuerdo Andaluz por el agua anunció su
intención de homologar los precios en toda la comunidad autónoma, subiendo los precios hasta
el nivel más alto que existe actualmente, pero temerosa de las reacciones la Consejería de Medio
Ambiente aclara que esta subida será muy pequeña.
Entre las medidas que habría que adoptar en relación con el precio del agua, González
Gómez (2005) propone las siguientes líneas directoras:
1. Sería necesario establecer un debate que aúne a representantes de todos los niveles que
intervienen en la gestión del agua, para analizar los costes de obtención y conservación de los
recursos hídricos, incluidos los referidos a infraestructuras
2. Debido a la situación de cuasi monopolio con que se prestan los servicios de agua en las
ciudades, sería conveniente introducir mejoras en el proceso de control de los precios del agua
cobrados a los consumidores.
3. Los sistemas de precios deberían ser transparentes y de fácil comprensión para que el usuario
tome conciencia de que el agua es un bien económico y que, por tanto, debe hacerse un uso
racional del mismo.
El primer modelo no parece adecuado por que la población consumidora del tercer bloque
consume más y el daño es mayor. El segundo tampoco porque no aplica prevención al consumo
general de la población. Por ello, parece más lógico aplicar el tercer modelo, que supone una
subida general para la población, pero incrementada progresivamente en cada bloque, conforme
se incrementa el consumo.
267
Del mismo modo, la Fundación Ecología y Desarrollo es partidaria fomentar, con
suficiente participación social, la adecuación de la calidad del agua utilizada al uso para el que
se destina, implantando tarifas incentivadoras del ahorro y el uso eficiente del agua, basadas en
la repercusión de los costos reales del ciclo completo del agua, para posibilitar la
autofinanciación y la modernización del sistema. De este modo, las subvenciones deben aplicarse
sólo en casos muy justificados, con transparencia meridiana y con un enorme control posterior,
evitando los “precios políticos”.
268
el marco de sistemas de gestión
integrada de los recursos hídricos, una
vez que se determine si realmente existe
escasez aún empleando mecanismos
adecuados de gestión de la demanda, de
ahorro y eficiencia. En la provincia de
Málaga estos recursos no Previsiones de recursos no convencionales en M álaga
convencionales podrían alcanzar
conjuntamente los 125 hm3 (Puche,2008).
El uso del agua por parte de las poblaciones (consumo urbano) está contemplado como
un uso consuntivo, puesto que no solo disminuye el recurso, sino que lo que devuelve al medio
(retorno) se encuentra en condiciones no aptas para un nuevo consumo, aunque sea de otro tipo
diferente del urbano. No obstante, muchos países han aplicado la reutilización de las aguas
residuales brutas para fines de regadío, con consecuencias graves para la salud de la población.
En la Axarquía ha sido una práctica común la utilización de aguas residuales brutas en puntos
de la vega del río Vélez (tomándola de los colectores que vertían al río Vélez) y en otros lugares
se ha utilizado en épocas de escasez de recursos (ej. Periana).
La progresiva generalización de
los procesos de depuración de aguas
residuales en las EDAR en todos los
municipios de la comarca ha puesto de
manifiesto la existencia de un recurso
que en muchos casos (con el debido
tratamiento) está ahora en buenas
condiciones higiénico-sanitarias para ser
aprovechadas como agua de riego,
convirtiéndose en un recurso no
convencional. Por otra parte, las aguas
residuales depuradas no sólo tienen
interés como recurso para el riego, sino
que debería contemplarse también como
una herramienta para el mantenimiento
de los acuíferos y los ecosistemas
acuáticos.
Para poder reutilizar las aguas
residuales es preciso controlar su
calidad, especialmente por su composición y contenido en microrganismos patógenos. La
regulación de la utilización de las aguas residuales depuradas está en el Real Decreto 1620/2007,
de 7 de diciembre. En este decreto se establece una regulación reglamentaria que posibilita las
soluciones necesarias respecto de la reutilización. De este modo, se redefine el concepto de
reutilización y se introduce la denominación de aguas regeneradas, más acorde con las
posibilidades de reutilización que la norma establece. Se determinan los requisitos necesarios
para llevar a cabo la actividad de utilización de aguas regeneradas, los procedimientos para
obtener la concesión exigida en la ley así como disposiciones relativas a los usos admitidos y
exigencias de calidad precisas en cada caso. De este modo, el tratamiento secundario que se hace
en las Estaciones Depuradoras de Aguas Residuales (EDAR) dan lugar a aguas depuradas que
pueden ser vertidas al mar o bien reutilizadas en usos especiales bajo estricta autorización. Para
conseguir las aguas regeneradas se necesita un tratamiento adicional de las aguas depuradas
(regneración) en las mismas EDAR, que en realidad equivale a un tratamiento terciario, en cuyo
caso el mencionado decreto indica que estas plantas pasarían a llamarse entonces Estaciones
Regeneradoras de Aguas Residuales (ERAR).
269
En España se reutilizan alrededor de 200 Hm3 anuales, los cuales se utilizan para riego.
Este uso se da sobretodo en la costa mediterránea y del sur, la zona atlántica y en los
archipiélagos. En Málaga solo se riegan 167 ha con aguas residuales, según datos de la Agencia
Andaluza del Agua para el año 2006. En la provincia de Málaga se prevé la reutilización de 60
hm3/año en una primera fase (30 hm3 Málaga y 30 hm3 Costa del Sol) y 6,5 hm3 en el Plan de
Regadío de la margen derecha del Guaro, mezclándola con otros recursos, como veremos.
En efecto, en el Real
Decreto 594/1989 de 2 de
junio se estableció el “Plan
General de Transformación
de la Zona Regable del
Guaro” cuya primera fase
afectó a la margen izquierda
del río Vélez. En el Anexo
II de la Ley 10/2001, de 5
de julio, en el apartado
correspondiente a la
Confederación Hidrográfica
del Sur de España se
incluyó la actuación
“Regadíos de la margen
derecha del Plan Guaro”
declarándose de interés
general. En síntesis, el
proyecto, actualmente ya
publicado, consiste en
incrementar los recursos
para el riego de la margen
M apa del Plan Guaro de regadíos en la Cuenca del río Vélez derecha reutilizando las
aguas residuales que
produce la actual EDAR de Vélez,
que al incluir el tratamiento terciario
se convierte en una ERAR, dando 4-
6,5 hm3/año de aguas regeneradas.
Estas aguas no se utilizan
directamente sino que van a
mezclarse con 20 hm3/año aguas
procedentes del embalse de la
Viñuela en una balsa (nº 2) de 70.000
m3 situada en la cota 39,74 m en la
confluencia del río Benamargosa con
el Vélez. Esta mezcla mejora la
calidad del agua regenerada por
dilución, pero este efecto de dilución
se incrementa cuando esta agua se
bombea a otra balsa (nº 1) de
150.000 m3 de capacidad, situada en
la cota 158,82 de la margen izquierda
del río Benamargosa, mezclándose
allí con 5-6,5 hm3 de aguas de pozos
de la vega, tras pasar previamente por Esquema de las infraestructuras para la zona regable
dos aljibes de 500 y 1000 m3 de la margen derecha del Plan Guaro
respectivamente. De este modo, se
dispone de un depósito de 150.000 m3 para atender con unos 22,4 hm3/año a las necesidades de
regadío 3.200 ha de la margen derecha del río Vélez.
270
A pesar del adelanto que supone la disponibilidad de estas infraestructuras, el uso de
aguas regeneradas es complicado. En primer lugar está el problema del coste, pues el consumo
urbano lineal tiene un coste determinado; en teoría cubierto por los impuestos o tasas del
ciudadano usuario. En cuanto se introduce el concepto de reutilización, se requieren pasos
adicionales de tratamiento del agua, a menudo costosos, que suponen un coste extra. El problema
se acentúa si consideramos la oportunidad de que los campos de golf utilicen estos recursos, pues
entonces tendrían que costear la red de distribución desde las EDAR. Por otra parte, está el
problema de la calidad del agua, pues los agricultores recelan de un agua regenerada, que
literalmente la asocian equivocadamente a aguas fecales, y consideran que puede dar mala
reputación a sus productos agrícolas en un mercado cada vez más exigente de calidad. Para los
campos de golf este agua podría plantear rechazos en el turista. En el caso del Plan Guaro, estos
recelos parecen injustificados porque la aportación de aguas regeneradas (que de por sí ya son
aptas para el riego) al recurso es aproximadamente un 20%, siendo ampliamente diluida por el
agua del Embalse y por las aguas de pozos.
Para la reutilización es imprescindible proceder a una gestión del riesgo. La aproximación
de las autoridades sanitarias y el mundo del agua a esta necesidad ha sido habitualmente la
preparación de estándares que fijen la calidad mínima que deben tener las aguas residuales. El
grado de cumplimiento de la calidad del agua marcada por los estándares durante largos períodos
de tiempo no se suele determinar y es uno de los puntos débiles de los procesos de regeneración
del agua residual. Podemos afirmar inicialmente que no todas las tecnologías son igualmente
fiables. Aparte de esto, hay que indicar que normalmente todos los criterios establecidos se
refieren únicamente a la presencia de indicadores fecales bacterianos y a huevos de nemátodo,
olvidando otros posible agentes causantes de riesgo, como los virus y determinados productos
químicos tóxicos. En España, estos estándares vienen reflejados en el Real Decreto 1620/2007,
de 7 de diciembre, que establece unos niveles determinados de parámetros microbiológicos, que
son los más importantes desde el punto de vista sanitario. Así en el apartado de usos agrícolas
estos estándares son los siguientes:
Niveles de calidad de las aguas regeneradas para usos agrícolas (Anexo I R.D.1620/2007)
271
Para su uso, las aguas depuradas de la EDAR, que salen en el tratamiento secundario (que
actualmente se vierten al mar por el emisario submarino), tienen que ser sometidas a un
tratamiento adicional destinado principalmente a la
desinfección (tratamiento terciario), obteniéndose con ello
aguas regeneradas. El sistema de desinfección que
actualmente tiene desarrollado la EDAR de Vélez es el de
radiaciones ultravioletas, cuyo fundamento es la acción de
una parte del espectro electromagnético sobre ácidos
nucleicos y proteínas, con lo que se altera la reproducción
de determinados patógenos. Se emplea la radiación a 253,7
nm, que se considera la más adecuada para el proceso. Es
activo especialmente contra bacterias y virus, pudiendo
realizarse con lámparas de baja presión, pero es
recomendable las de media presión para asegurar la
destrucción de algunos microrganismos especialmente Lámpara de UV para desinfección en EDAR
resistentes. Para mejorar su efectividad es imprescindible
que el efluente tenga pocos sólidos en suspensión.
A pesar de estas medidas, los agricultores recelan sobre la calidad de este tipo de aguas
por su contenido en sales y determinados elementos químicos. Algunos de los problemas que
suelen tener este tipo de aguas son los siguientes:
Salinidad El uso doméstico del agua produce un incremento en su contenido de sales que suele estar entre 150-400
mg/l. Este aumento no se altera con la depuración y esto hace que las aguas residuales puedan presentar
problemas de salinidad. En general, podemos decir que pueden presentarse problemas por salinidad del agua
de riego cuando su conductividad eléctrica es superior a 2 dS/m (1 decisiemen/m equivale a la unidad antigua
de 1 milimho/cm). Esta conductividad eléctrica corresponde a un contenido aproximado de sales de 1,3 g/l.
Las aguas residuales tienen un contenido de sales variable que oscila, en general, entre 2-4 dS/m. Así pues,
se pueden presentar problemas por salinidad si se emplean estas aguas y no se produce una lixiviación
importante de las sales con el riego o las lluvias invernales.
Sodio Elevados contenidos de sodio pueden afectar a las plantas y, también, producir problemas de permeabilidad
en los suelos. Algunos de los cultivos más sensibles al sodio son el almendro, el aguacate, los frutales de
hueso y los cítricos. Este problema se puede contrarrestar con altos contenidos en calcio. Contenidos foliares
de sodio superiores a 0,3-0,5 % (sobre peso seco) suelen indicar problemas de toxicidad en la mayoría de
árboles frutales y cítricos.
Cloruro Concentraciones elevadas de cloruro en el agua de riego pueden producir problemas de toxicidad en los
cultivos. Los frutales suelen ser bastante sensibles y su sensibilidad depende en gran parte del portainjerto
empleado. En general, aguas con un contenido de cloruro inferior a 140 mg/l no presentan problema, de 140
a 350 mg/l los problemas aumentan, y valores superiores a 350 mg/l pueden ocasionar problemas de
toxicidad graves. Niveles de cloruro en las hojas de los cítricos superiores a 0,5-1,0 % (sobre peso seco)
indican posibles problemas de toxicidad del cloruro.
Nitrógeno Las aguas residuales contienen cantidades apreciables de nitrógeno que pueden suponer, por tanto, un
beneficio para el agricultor. Sin embargo, hay que tener en cuenta este aporte de nitrógeno en el plan de
abonado del cultivo para evitar el exceso de nitrógeno en el suelo, ya que este exceso puede disminuir la
producción y/o la calidad en algunos cultivos. Considerando que las aguas residuales pueden tener un
contenido de nitrógeno de 20-40 mg/l, podemos estimar que un cultivo al que se aplica en el riego un total
de 5000 m3/ha, recibe por tanto una dosis de nitrógeno de 100-200 kg/ha. Estas cantidades pueden cubrir
en muchos casos las necesidades de nitrógeno del cultivo, pero su exceso, además de ser perjudicial para las
plantas, aumenta la lixiviación de nitrato y la contaminación de las aguas subterráneas.
Elementos El contenido de elementos traza en las aguas residuales suele ser más elevado que en las aguas normales.
traza Concentraciones excesivas de algunos elementos como el boro, cobre, hierro y cinc, pueden presentar
problemas de toxicidad para las plantas. Por ejemplo, concentraciones de boro superiores a 1 mg/l pueden
ser perjudiciales para el riego de cítricos, vid, cebollas y fresas. Otros elementos traza como el cadmio, cobre,
molibdeno, níquel y cinc pueden ser tóxicos para las personas y animales.
272
adicional en la EDAR, como sería
el empleo de sistemas de
desalación por ósmosis inversa,
pero sin duda esto comportará un
incremento notable de la factura
del agua de riego.
En conclusión se pone en evidencia que, al menos para el aguacate var.Hass, el uso de agua
reciclada, incluso mezclada con agua potable, produce una importante disminución de la
productividad de frutos, además de deteriorar gravemente el aparato vegetativo de la planta por
podredumbres por el hongo Phytophtora cinnamommi. Por lo tanto se recomiendo mejorar los
sistemas de depuración y utilizar variedades de aguacates resistentes a la sal.
273
efectos microbiológicos si se hace una desinfección, conducen a una salinización del suelo y a
la larga de las aguas subterráneas. La concentración de cloruros llega a 520 mg/l y de sodio en
340 mg/l en la capa vadosa, lo cual afecta al crecimiento de la vegetación y, a largo plazo,
aumenta la salinidad del acuífero.
Otro recurso no convencional que se está consolidando cada vez más en el mundo es el
agua salada, sea del mar o de aguas continentales salobres (superficiales o subterráneas). Desde
tiempos inmemoriales se ha soñado con la posibilidad de disponer de este recurso casi infinito,
que sin embargo no puede utilizarse por su elevado contenido en sal. Se tiene constancia de que
se ha ido aplicando diversos sistemas para eliminar la sal, desde la simple destilación hasta las
modernas plantas desaladoras. El proceso de eliminación de la sal del agua se denomina
generalmente desalación, pero estrictamente hablando, la desalación es un término que define
de manera general el proceso de quitar sal a algo, no solo al agua salada, por lo que se ha
propuesto que a este proceso industrial se le denomine desalinización. Las plantas
desalinizadoras de agua de mar han producido agua potable desde hace muchos años, pero el
proceso era muy costoso y hasta hace relativamente poco sólo se han utilizado en condiciones
extremas. Pero en los últimos años se ha producido una aceleración en la mejora de la eficiencia
de estas plantas, disminuyendo el consumo energético y por tanto el precio del agua desalada.
Sin duda alguna esta vertiginosa subida tiene mucho que ver con el mantenimiento de
políticas desarrollistas que atienden la demanda con incrementos continuos de la oferta. En
España siempre ha habido una tendencia a gestionar el agua como un bien unitario, con
274
independencia absoluta de los condicionantes estructurales de cada cuenca. De ahí proviene la
política de embalses y trasvases. El impulso de la desalación en los últimos tiempos pretende
reducir los costes ambientales y sociales los trasvases incrementando los recursos locales, pero
mantiene la misma filosofía de atención a la demanda, cuando a nuestro juicio la desalación
debería contemplarse únicamente como un recurso subsidiario, a recurrir in extremis cuando otras
medidas, adaptadas siempre a la sostenibilidad de cada cuenca, no alcanzan las necesidades
básicas.
Los cuatro primeros son sistemas de separación de agua de sales, mientras que el de
electrodiálisis es de separación de sales del agua. Los dos primeros (MSF y MED) son sistemas
de evaporación por calor, la CV es de evaporación por compresión, la OI es un sistema de
filtración a presión y el ED es un sistema de filtración selectiva por electricidad.
El bajo precio de la energía eléctrica frente al de los combustibles fósiles en nuestro país,
consumidos por las tecnologías de destilación súbita
multiefecto (MED-TVC), compresión de vapor (CV) y
destilación flash multietapas (MSF), la aparición de los
sistemas de recuperación de energía de la salmuera, y el
abaratamiento y mejora de las capacidades de las
membranas, ha supuesto que sea el sistema de ósmosis
inversa (OI) la única tecnología aplicada actualmente en
España, aunque la electrodíalisis (ED) también puede
competir con la OI para aguas salobres de bajo contenido
salino (< 2.000 mg/l de sal). Coste de diferentes sistemas
275
Como ejemplo de funcionamiento de una planta de desalación, describiremos brevemente
el de la ósmosis inversa, un proceso que se básicamente es invertir
el proceso natural de una ósmosis. Así mientras que en la ósmosis
normal las sales tienden a introducirse en el compartimento de
menor contenido en sales, en la ósmosis inversa se genera una
fuerte presión en sentido contrario para que las sales salgan del
compartimento con mayor contenido en sales (que es la sal
marina), concentrándolos en otro compartimento (donde se forma
salmuera).
Como todos los aspectos de la operación son automatizados, el trabajo de los operadores
es la supervisión y el mantenimiento. El concentrado de rechazo es 55 % del agua bruta (aunque
depende de la tecnología de desalinización empleada). Mientras que el 45 % del agua ganada sale
a presión atmosférica, debe asegurarse una contrapresión regulada en el flujo de rechazo. Este
flujo de rechazo siempre contiene algo así como el 55 % (100% - % ganada) de la energía
invertida en las bombas de alta presión. Es necesario obtener el rendimiento más alto de
recuperación de esta energía. Un parte de la energía recuperada puede volver al mismo ciclo de
desalinización y recuperación más de una vez. Mientras que la planta está en el modo de
producción se controla la presión de la salida por una válvula de regulación. Se usa convertidores
‘Pressure Exchanger’ y con ellos en el intercambio depresión se puede recuperar hasta el 95%
de la energía del flujo de rechazo directamente por medio de bombeo usando desplazamiento
positivo. Esa bomba de recuperación de energía aumenta el flujo demás agua bruta a la entrada
276
de las membranas. La planta usa los unidades 'Pressure Exchanger' cerca de cada grupo de tubos
de elementos de ósmosis inversa.
Desaladoras Marbella 20
(Costa del Sol)
Mijas 20
Desalobradoras Atabal 60
(Málaga)
Pilones 30
Sin embargo, la desalación no es, como la reutilización, una panacea para la gestión del
agua. De entrada tenemos que considerar varios problemas:
1.-El impacto paisajístico. Una estructura de estas características en zonas de paisajes sensibles
como es el litoral, supone una importante agresión
2.-Supone un elevado coste energético por la energía eléctrica consumida para vencer la presión
osmótica (70kg/cm2), bombear el agua desde su origen y posteriormente hacia los depósitos de
almacenamiento. Para desalar 1 m3 de agua marina se necesita el equivalente de 1 kg de petróleo
en energía eléctrica (3,5 KW). Desalar 42 hm3 consume el equivalente a 42.000 Tm de petróleo
3.-El residuo resultante, denominado salmuera, muy concentrado en sales, presenta diferencias
de pH y temperatura respecto del agua original, además, contiene productos químicos (metales
pesados, biocidas, anti-incrustantes y anti-espumantes), que luego son vertidos al mar, afectando
a ecosistemas muy sensibles como las praderas de fanerógamas marinas.
Impactos de las desaladoras: efectos de las salmueras sobre Posidonia y producción de CO2
278
4.-La energía necesaria para el funcionamiento de la planta supone un notable incremento de
residuos gaseosos (CO2) aumentando nuestra contribución, ya de por sí escandalosamente
elevada, al cambio climático por efecto invernadero. Sólo 1 m3 de agua desalada supone un
vertido de 909 gr de CO2/KWh si se utiliza carbón como combustible y 727 gr CO2/Kwh si se
utiliza petróleo. Si se tiene en cuenta que la generación de sólo 1 KW supone la emisión de
alrededor de 340 gr. de CO2 a atmósfera, una desaladora de 20 hm3, con una producción diaria
de 54.000 m3, contaminaría lo mismo que 16.630 coches que realicen una media de 30
kilómetros al día.
Finalmente, respecto al impacto de las salmueras, se han ideado sistemas para dispersar
el contaminante, mediante difusores, o bien desviando el vertido de zonas de posidonia mediante
emisarios submarinos, diluyendo la salmuera, etc.
279
El agua ante el cambio climático
A estas alturas ya es un hecho indiscutible que los gases del efecto invernadero emitidos
al medio ambiente (principalmente CO2) estimulan la tendencia del calentamiento en nuestro
Planeta Tierra. Entre las
consecuencias de este
fenómeno se encuentra el
aumento de las
temporadas de sequía y
la expansión mundial de
las zonas áridas en el
mundo. Según el informe
de la ONU sobre los
cambios del clima
correspondientes al año
2007, el mundo está
afrontando cada vez más
la creciente escasez de Los pronósticos del CC afectan seriamente al M editerráneo
agua y la falta de
suministro de agua de calidad, a medida que
la industria mundial y la agricultura compiten
con poblaciones locales para el acceso y uso
de aguas aptas para el consumo humano y
animal. La tasa de variación porcentual de la
escorrentía nos muestra que la región
Mediterránea es una de las más seriamente
afectada en sus recursos hidrológicos,
problema que irá creciendo a lo largo del
siglo XI.
Se estima que el cambio climático
provocará que el promedio anual de
disponibilidad de agua disminuya entre un 10
Principales efectos globales del cambio climático
% y 30 % para mediados del presente siglo,
principalmente en zonas situadas en las regiones secas de las latitudes medias. Esto conllevará,
según varios estudios realizados, un aumento de la temperatura en todo el mundo y en concreto
en nuestro país.
280
Es bien conocido en Hidrología que, si consideramos que la aportación hídrica de una
cuenca A es el agua que recibe de la lluvia (P) menos lo que pierde por evapotranspiración (E),
una disminución de la Precipitación (P) suele tener una amplificación en términos de aportación;
de otro lado, el aumento de Temperatura (T), significa una mayor transpiración biológica de las
plantas para mantener su equilibrio interno, y una mayor evaporación directa del suelo (E). El
mero aumento de temperatura, a igualdad de lluvia, conlleva inevitablemente un claro aumento
de la evapotranspiración a través de suelos y plantas, y por tanto una reducción de los recursos
disponibles. Según estudios de Ayala (2006) el Cambio Climático supondrá en la España
Peninsular una reducción de recursos media del 17 %, equivalente a 20.115 hm3, más severa en
la mitad meridional. Otro impacto de gran importancia es el aumento del consumo en los
regadíos actuales. La reducción de la Precipitación, aunada a los aumentos de Evaporación,
deTranspiración vegetal y de la biomasa de la planta en un mundo invernadero, aumentarán el
consumo por hectárea en los regadíos actuales. En concreto según los mencionados estudios, para
el año 2060 se prevé en la Cuenca Sur una reducción del 31% de los recursos hídricos (es decir
728 hm3) y ello determinará un aumento del 5,9% del consumo de agua para regadíos.
Previsión de recursos hidrológicos y consumo de regadíos para el año 2060 (Ayala, 2006)
La razón es doble: de un lado el descenso de la P obliga a aumentar los riegos, de otro el aumento
de T implica un aumento de la transpiración biológica de las plantas y un aumento de la
evaporación directa del suelo. Dado que se prevén mayores aumentos de T en el verano y que un
mundo invernadero, con más CO2, inducirá un mayor crecimiento de las plantas, y por tanto un
mayor consumo de agua, el efecto será con gran probabilidad magnificado a pesar del cierre
estomático que puede inducir una mayor dosis de CO2.
281
implicaciones que esto tiene en plantaciones frutales, olivares y vid tienen que ser abordadas
específicamente para identificar estrategias de adaptación de mínimo coste. En las zonas con
incremento de la inestabilidad se deberá favorecer la extensificación o forestación, o la
intensificación o estabilización por riego en otras áreas y el establecimiento de cultivos
alternativos o zonas de barbecho obligado, así como un nuevo diseño de control integrado de
plagas y enfermedades.
282
Esta problemática empieza a ser percibida por la ciudadanía sin más datos que sus propias
percepciones. Para examinar las
causas de esta problemática,
conviene analizar una de las fuentes
principales de esta problemática: el
sector de la energía. Si tomamos la
provincia de Málaga como ejemplo,
y utilizando los datos del
Observatorio Provincial de
Sostenibilidad (2007), en la última
década el consumo de electricidad
en la provincia de Málaga se ha
incrementado en un 190% y se Evolución del consumo de energía y CO2 en M álaga (OPS)
espera que de 2006 a 2017 la
potencia consumida pase de 6 a casi 15 millones de megavatios. El mayor volumen de consumo
eléctrico corresponde al sector residencial y al de servicios, destacando por actividades los
crecimientos relativos en el alumbrado público y la construcción. La Axarquía, junto con la Costa
del Sol Occidental y Oriental, es el área con mayor crecimiento en la demanda eléctrica en
general. Aumenta la emisión de CO2 con origen en el consumo de energía final y se aprecia un
ligero descenso en la superficie ocupada por los sumideros naturales de la provincia. El
espectacular crecimiento del PIB provincial maquilla en parte las intensidades tan importantes
de consumo de energía y producción de CO2 que ha tenido que soportar Málaga en estos últimos
años. Esto no es una contribución positiva de cara a paliar los efectos del cambio climático, que
ya se han comenzado a notar en nuestra provincia, con un número muy significativo de meses
(prácticamente tres de cada cuatro) por encima de la media histórica mensual 1971-2000.
La contribución de la provincia de
Málaga, por pequeña que sea a nivel mundial,
tiene su importancia. Esta pequeña
contribución se une a millones de otras
contribuciones y a escala global está
provocando ya cambios sensibles. En nuestra
provincial el examen de los registros
termopluviométricos de las últimas décadas
nos muestra un aumento de la temperatura
media en casi todos los meses del año y una
disminución de la pluviosidad en un amplio
periodo seco, acusando fuertes fluctuaciones
en ciertas épocas del año, en que las lluvias se
producen de
Variaciones climatológicas recientes en M álaga m a n e r a
t o rr e n c i a l .
Las consecuencias de estos fenómenos climatológicos sobre los
recursos hidrológicos han sido evidentes en el último periodo de
sequía. Estos eventos climatológicos son normales en la región
mediterránea, alternando periodos secos y húmedos, pero en las
últimas década los periodos de sequía han sido cada vez más
frecuentes y más prolongados. En el momento de redactar estas
líneas estamos aún en un periodo de sequía que empezó hace
cuatro años. Qué duda cabe que todo esto afecta a la
disponibilidad de recursos hidrológicos, siendo los recursos
superficiales, especialmente los embalsados, los que más se
resienten porque a la falta de precipitaciones se une una fuerte
evaporación de la lámina de agua de los embalses.
El Embalse de la Viñuela en pleno
periodo de sequía (2008)
283
Ante los desafíos ambientales presentes en la actualidad, junto a las acciones para frenar
la evolución, ya imparable, del cambio climático, se ha de aplicar, ahora más que nunca, los
principios de la Nueva Cultura del Agua para la preservación del agua como recurso necesario
para la vida así como en la reducción de gas carbónico emitido a la atmósfera.
Conclusiones
A partir de las líneas desarrolladas anteriormente, llegamos a la conclusión de que la
Axarquía, en el contexto de una política más general, debería abrazar los principios de la Nueva
Cultura del Agua. En nuestro ámbito geográfico comarcal algunas líneas podría ser:
1.- Se ha de cambiar la política de atención a la demanda mediante ofertas crecientes de
recursos por otra de gestión, lo que implica control y contención, de la demanda.
3.- El precio de la obtención y mejora de la calidad del agua debe repercutir en el consumo.
Se ha de subir, de forma escalonada, la tarifa del agua hasta adecuarla a su precio real.
6.- El agua no sólo es un recurso para la humanidad, sino que forma parte de ecosistemas de
gran valor biológico, por lo que se ha de asegurar los caudales ecológicos y la calidad
óptima del agua para asegurar el mantenimiento de los ecosistemas acuáticos.
7.- Los recursos convencionales, como las aguas residuales y las aguas desaladas, sólo
deberían utilizarse en casos críticos en los que el ahorro y la eficiencia no son suficientes.
8.- Ante el creciente cambio climático, junto las medidas de control de la contaminación y
uso sostenible de la energía y el agua, se debería optar por contener el expansionismo del
regadío y apostar más por las aguas subterráneas que por las aguas superficiales.
284
Bibliografía
Abanades, J.C. et al. (2007), El cambio climático en España. Estado de situación (Documento resumen).
Informe para el Presidente del Gobierno elaborado por expertos en cambio climático. Noviembre de 2007
Acuamed (2006, Reutilización de aguas residuales en la costa del Sol oriental (Málaga) y consolidación
de los regadíos del Plan Guaro. Memoria resumen. Sociedad Estatal Aguas de las Cuencas
Mediterráneas S.A.
Bernstein, N.; M. Zilberstaine, M. Ioffe and A. Meiri (2003), “Effects of salt-stress on root and shoot
growth in avocado” (In: M. L. Arpaia and R. Hofshi (eds.), Proceedings of Avocado Brainstorming.
Session II. Salinity Management. October 31 – November 1, 2003. Ventura, CA. Hofshi Foundation
Bueno Hernández, F. (2007), “La Directiva Marco del Agua”. Ingeniería y Territorio, 80: 5-11
Camacho Poyato, E. y Crespi, R. (2008). “El riego con aguas residuales regeneradas”. Jornadas sobre
Gestión del ciclo integral del agua en la Axarquía. Vélez-Málaga, 17-18 octubre., p.55-72
Carreras García, J; Aladro León, A.; Martín Murillo, L y y Rosemberg, A. (2007), Consecuencias del
cambio climático. El contexto andaluz. ISTAS-Junta de Andalucía, Sevilla
Compte i Costa, J. (2005), “La reutilización de las aguas residuales del Baix Llobregat”. Jornadas
Técnicas: La integración del agua regenerada en la gestión de los recursos. Lloret de Mar, Costa Brava,
Girona, Octubre 2005
Corominas Masip, J. (1996) “El regadío en el umbral del siglo XXI: Plan Nacional de Regadíos y Plan
de Regadíos de Andalucía” Conferencia inaugural del XIV Congreso Nacional de Riegos, celebrado en
Aguadulce (Almería), del 11 al 13 de junio de 1996
Corominas, J. (2003) “Agricultura y Agua: Adaptación al Nuevo Paradigma”. Jornadas sobre el Agua
en el Mediterráneo. Grupo Español de la Asociación Internacional de Recursos Hídricos. Granada 2003
(presentación en powerpoint, 20 p.).
Del Moral Ituarte, L.(2005), ”Nueva Cultura del Agua hoy en Andalucía”. El Observador, Málaga, p.48-
49.
Durán Valsero, J.J. (Coord.), Atlas Hidrogeológico de la Provincia de Málaga. Tomos I-III. Ministerio
de Medio Ambiente (IGME)-Diputación Provincial de Málaga, Málaga.
Ecologistas en Acción (2001). Uso sostenible del agua en la cuenca del Mediterráneo. Una alternativa
viable y sostenible al trasvase del Ebro. Informe. Colección Documentos. Ecologistas en Acción, Madrid
Embid Irujo, A. (2007), “La Directiva Marco del Agua y algunos de sus problemas de implantación en
España y otros países europeos”. Ingeniería y Territorio, 80: 20-27
285
Escolano Bueno. A. y Carrasco Cantos, F. (1988). “Estudio hidrológico de los acuíferos costeros de la
cuenca del río Vélez (Málaga)” TIAC'88. Tecnologia de la Intrusión en Acuíferos Costeros. Almuñécar
(Granada, España).
García-Aróstegui, J.L., Cruz-San Julián, J.J., hidalgo, m.c. y carrasco, f. (1996). “Deterioro de la calidad
de las aguas subterráneas en el acuífero del Río Vélez en el periodo 1985-1994 (Málaga, España)”.
Geogaceta, 20 (6): 1277-1280.
García Aróstegui, J.L.; Cruz-San Julián, J.J. y Hidalgo Estévez, M.C. (2003), “Control de la intrusión
marina y modelización del acuífero de Vélez (Málaga, España)” (in: IGM: Tecnología de la intrusión
de agua de mar en acuíferos costeros: países mediterráneos). Instituto Geológico y Minero de España.
Madrid.
García Aróstegui, J.L. y Benavente Herrera, J. (2008), “Acuífero del río Vélez: conocimiento
hidrogeológico y oportunidades de uso sostenible”. Jornadas sobre Gestión del ciclo integral del agua
en la Axarquía. Vélez-Málaga, 17-18 octubre., p.91-124
García González, L. (2004), “Agua y turismo: nuevos usos de los recursos hídricos en la Península
Ibérica. Enfoque integral”. Boletín de la A.G.E, 37: 239-255
Gómez Gómez, J.D. , J.A. López Geta1, J.M. González-Aurioles, L. Linares y A. Carrasco (1995),
“Acuíferos costeros de Málaga” (in: Homenaje a Manuel del Valle Cardenete). Instituto Geológico y
Minero de España, Madrid.
González del Tánago, M. y García Jalón, D. (2008), Restauración de ríos. Guía metodológica. Ministerio
de Medio Ambiente, Madrid.
Guerrero, L.; Moreno, C. y Sanz, J. (2006), Nuevo proceso físico-químico para la potabilización de agua
sin la utilización de policacrilamidas. Veolia Water Solutions & Technologies
Izquierda Unida-Los Verdes C.A. El Agua en la Provincia de Málaga. El agua, un derecho, una
responsabilidad. IU.LV-CA., Málaga.
Jiménez Torrecilla, N. y Martínez Gil, J. (2003), “La nueva cultura del agua: hacia un modelo sostenible
de gestión hídrica. Rolde (Revista de Cultura Aragonesa), nº 105/106 p.16-31
Llamas, M.R. (2004), “¿Cuánta agua hay en España, a qué precio y de quién es?”. Jornada sobre“El
analisis económico en la Directiva marco del agua: incidencia e implicaciones en España”. Grupo
Español de la Asociación Internacional de Recursos Hídricos. Madrid, 10 y 11 de noviembre de 2004)
Llamas, M.R. (2005), Lecciones aprendidas en tres décadas de gestión de las aguas subterráneas en
España y su relación con los ecosistemas acuáticos. Serie “Lecciones Fernando González Bernaldez”
nº 1. Fundación Interuniversitaria Fernando González Bernáldez, Universidad Autónoma de Madrid.
Martín Vivaldi y Caballero, M.E. (1991), Estudio hidrográfico de la ‘Cuenca Sur’ de España. Ed.
Servicio Publicaciones Universidad de Granada, Granada.
286
Martínez Gil, J. (1997): La Nueva Cultura del Agua en España, Colección Nueva Cultura del Agua nº
1, Bakeaz.
Medina San Juan, J.A. (2005), “Desalación: su futuro en España”. Medio Ambiente, nº 51.
Ministerio de Medio Ambiente (2000), Libro Blanco del Agua en España. Secretaría de Estado de Aguas
y Costas. Dirección General de Obras Hidráulicas y Calidad de las Aguas. Centro de Publicaciones
Secretaría general Técnica. Ministero de Medio Ambiente, Madrid, 637 pp.
Montaner Salas, M.E. (1994), “Desalación de aguas salobres: una propuesta de la Administración”.
Papeles de Geografía 20: 211-220
Naredo, J.M. y A. Estevan (2004) Ideas y propuestas para una nueva política del agua”. Editorial
Bakeaz. Bilbao.
Pellicer Corellano, F. y Ollero Ojeda, A. (2004), “Agua y ciudad”. Boletín de la A.G.E., 37: 3-13
Puche, F. (2008), El agua en Málaga en el siglo de la sostenibilidad, desde la Nueva Cultura del Agua.
Ed. Observatorio Provincial de Sostenibilidad. Diputación Provincial de Málaga, Málaga.
Rico Amorós, A.M. (2004), “Sequías y abastecimientos de agua potable en España”. Boletín de la A.G.E.
37: 137-181
Senciales González, J.M. (2000), Análisis de inundaciones en la provincia de Málaga. Serie Geográfica
nº 9:121-132
Senciales González, J.M. y Malvárez, G. (2003) “La desembocadura del río Vélez (provincia de Málaga,
España). Evolución reciente de un delta de comportamiento Mediterráneo”. Rev. C&G, 17 (1-2): 47-61
Tello, E., Roca, J. y Padilla, E. (2006), Ahorro de agua y tarifas domésticas (in: Alternativas para la
gestión del agua en Cataluña). Bakeaz, Bilbao.
Torres, M. (2004) “La desalación del agua del mar y el vertido de salmuera”. Ambienta. Julio-Agosto:
27-31
UNESCO (2003), Agua para todos, agua para la vida. Informe de las Naciones Unidas sobre el
Desarrollo de los Recursos Hídricos en el Mundo. Ediciones de la Unesco, Paris.
UNESCO (2006), El agua, una responsabilidad compartida. 2º Informe de las Naciones Unidas sobre
el Desarrollo de los Recursos Hídricos en el Mundo. Ediciones de la Unesco, París.
USGS. El ciclo del agua (The Water Cycle). Programa Hidrológico Internacional (PHI) de la
Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) a través del
programa Agua y Educación para las Américas, y el Servicio Geológico de los Estados Unidos (U.S.
Geological Survey). URL: http://ga.water.usgs.gov/edu/watercyclespanish.html
287
Yus Ramos, R. y Gámez, J.L.(1996), "El agua en Vélez: ¿fallan los controles sanitarios?". Tribuna de
Vélez, nº Julio-96, p.13
Yus Ramos, R.(1996), "La contaminación del agua por nitratos. Informaciones de la Axarquía, nº 1-VIII-
96, p.10 y nº 14-8-96, p.6
Yus Ramos, R. et al.(1997), "Aproximación a la naturaleza geológica, biológica y agronómica del Bajo
Vélez (Axarquía: Málaga). Propuesta de uso y protección para Parque Natural y Arqueológico".
GENA-Ayuntamiento de Vélez-Málaga, Vélez-Málaga, 657 pp.
Yus Ramos, R.(2000), "Agua para todos...y para siempre" .La Crónica, nº 53, p.9 y nº 56 p.9
Yus Ramos, R.(coord.) et al.(2000), "Guía didáctica del entorno del Embalse de la Viñuela". Consejería
de Educación y Ciencia-CEP de la Axarquía, Vélez-Málaga, 173 pp.
Yus Ramos, R.(2001), "Necesitamos una nueva cultura del agua". El Avance, nº 23 de Marzo, p.8
Yus Ramos, R.(2001), "El agua: ¿recurso escaso o cultura del derroche?". Todo, nº 337, p.32-34
nº 338, p.26-27; nº 340, p.30-31; nº 340, p.30-31; nº 341 , p.22-23; nº 342, p.28-29; nº 343, p.30-31; y
nº 344, p.18-20.
Yus Ramos, R. y Gámez, J.L.(2004), “El agua en la ciudad: entre potabilización y depuración” Todo,
nº 400, p.38-39; nº 344, p.18-20; nº 402, p.20-22; nº 403, p.32-33; nº 404, p.22-24; nº 405, p.32-33; y
nº 404, p.34-35.
Yus Ramos, R. y Torres, M.A. (2007), “Agua para los especuladores”. El Avance, Sección “El Carrusel”,
nº 5-X-2007, p.9
Yus Ramos, R. (Coord.)(2007), “Itinerario didáctico del Delta del Río Vélez”. Concejalía de Medio
Ambiente. Ayuntamiento de Vélez-Málaga, 32 pp.
288
INDICE
Página
Introducción I
Bibliografía 285