Amar A Un Ser Humano
Amar A Un Ser Humano
Amar A Un Ser Humano
http://kuatro.wordpress.com/2006/11/08/amar-a-un-ser-humano-humberto-maturana/
Amar a un ser humano es brindarle la oportunidad de ser escuchado con profunda atención,
interés y respeto; aceptar su experiencia sin pretender modificarla sino comprenderla; ofrecerle
un espacio en el que pueda descubrirse sin miedo a ser calificado, en el que sienta la confianza de
abrirse sin ser forzado a revelar aquello que considera privado; es reconocer y mostrar que tiene el
derecho inalienable de elegir su propio camino, aunque éste no coincida con el tuyo; es permitirle
descubrir su verdad interior por si mismo, a su manera, apreciarlo sin condiciones, sin juzgarlo ni
reprobarlo, sin pedirle que se amolde a tus ideales, sin exigirle que actúe de acuerdo con tus
expectativas; es valorarlo por ser quien es, no por como tu desearías que fuera; es confiar en su
capacidad de aprender de sus errores y de levantarse de sus caídas más fuerte y más maduro, y
comunicarle tu fe y confianza en su poder como ser humano.
Amar a un ser humano es atreverte a mostrarte indefenso, sin poses ni caretas, revelando tu
verdad desnuda, honesta y transparente; es descubrir frente al otro tus propios sentimientos, tus
áreas vulnerables, permitirle que conozca al ser que verdaderamente eres, sin adoptar actitudes
prefabricadas para causar una impresión favorable; es exponer tus deseos y necesidades, sin
esperar que se haga responsable de saciarlas; es expresar tus ideas sin pretender convencerlo de
que son correctas; es disfrutar del privilegio de ser tu mismo frente al otro, sin pedirle
reconocimiento alguno, y en esta forma, irte encontrando a ti mismo en facetas siempre nuevas y
distintas; es ser veraz, y sin miedo ni vergüenza, decirle con la mirada cristalina, “este soy, en este
momento de mi vida, y esto que soy con gusto y libremente, contigo lo comparto…si tú quieres
recibirlo”.
Amar a un ser humano es también atreverte a establecer tus propios limites y mantenerlos
firmemente; es respetarte a ti mismo y no permitir que el otro transgreda aquello que consideras
tus derechos personales; es tener tanta confianza en ti mismo y en el otro, que sin temor a que la
relación se perjudique, te sientas en libertad de expresar tu enojo sin ofender al ser querido, y
puedas manifestar lo que te molesta e incomoda sin intentar herirlo o lastimarlo. Es reconocer y
respetar sus limitaciones y verlo con aprecio sin idealizarlo; es compartir y disfrutar de los
acuerdos y aceptar los desacuerdos, y si llegase un día en el que evidentemente los caminos
divergieran sin remedio, amar es ser capaz de despedirte en paz y en armonía, de tal manera que
ambos se recuerden con gratitud por los tesoros compartidos.
Amar a un ser humano es ir más allá de su individualidad como persona; es percibirlo y valorarlo
como una muestra de la humanidad entera, como una expresión del Hombre, como una
manifestación palpable de esa esencia trascendente e intangible llamada “ser humano”, de la cual
tu formas parte; es reconocer, a través de él, el milagro indescriptible de la naturaleza humana,
que es tu propia naturaleza, con toda su grandeza y sus limitaciones; apreciar tanto las facetas
luminosas y radiantes de la humanidad, como sus lados oscuros y sombríos; amar a un ser
humano, en realidad, es amar al ser humano en su totalidad; es amar la auténtica naturaleza
humana, tal como es, y por tanto, amar a un ser humano es amarte a ti mismo y sentirte orgulloso
de ser una nota en la sinfonía de este mundo.
HUMBERTO MATURANA
http://www.ecovisiones.cl/metavisiones/Pensadores/MaturanaBio.htm
EL SENTIDO DE LO HUMANO
El sentido de lo humano
Entrevista realizada a Humberto Maturana (*)
Por SIMA NISIS DE REZEPKA
S.N. -Si sabemos que sin naturaleza no podemos sobrevivir, ¿por qué
nuestras conductas no muestran esa conciencia?
H.M. -En nuestra cultura patriarcal vivimos centrados en las expectativas y las
apariencias. Valoramos una relación por sus consecuencias. Queremos que el
otro sea de una cierta manera que satisfaga nuestros deseos. En ese proceso
no le permitimos al otro ser sí mismo y le exigimos continuamente la
autonegación para satisfacer nuestras aspiraciones. Así no hay armonía
posible, no hay respeto por la legitimidad del otro ni confianza en ella. Pero si
no confiamos en el otro tampoco confiamos en nosotros mismos, y somos
hacia nosotros como hacia el otro: nos exigimos a satisfacer una apariencia y el
otro jamás tiene la oportunidad de vernos y menos de aceptarnos en nuestra
legitimidad. La confianza es el fundamento de la convivencia social, cualquiera
que sea el ámbito y la multidimensionalidad de ella. De hecho, no hay
substituto para la confianza en las relaciones humanas, y sin confianza no hay
fenómeno social.
S.N. -Si usted no elude que la convivencia es difícil ¿cómo comprender esa
red de relaciones que interconecta a los sujetos a la que alude Carl Jung?
De la confianza a la desconfianza
S.N. -Creo que el hombre, gracias a la biología, está organizado para vivir en
armonía, y la armonía sería, a mi modo de ver, también una posibilidad de
vivir en el disfrute.
Biología y Educación
http://www.scribd.com/doc/191912/Maturana-Romesin-Humberto-Porksen-Bernhard-Del-ser-al-
(SELECCIONAR,COPIAR Y PEGAR EN LA BARRA DE DIRECCION.-)
Fuerón dichas reflexiones según Maturana lo que le permitió comprender que los seres humanos
como una clase de seres vivos somos primariamente amorosos. Las citadas reflexiones le
condujeron a la creación conceptual de la matriz biológica de la existencia humana y a la
conformación del Instituto Matriztico en el año 2001.
En el presente Maturana continua en su quehacer reflexivo en el Instituto Matriztico sobre la
arquitectura dinámica de los seres vivos y como consecuencia de cómo el mismo lo afirma : “ tome
la postura que el observador empieza a existir recién a partir de la distinción de sí mismo, vale
decir cuando hace del dominio de su quehacer cotidiano el punto de partida de sus reflexiones”
(Porksen 2004: 14). Agrega además que “Todo lo que es dicho es dicho por un observador” y lo
explica asumiendo que no existe método verificable para establecer un nexo entre las propias
afirmaciones y una realidad independiente del observador cuya existencia uno a lo mejor da por
sentada.
El amar como emoción que permite el acoplamiento entre sistemas vivos surge del proceso de
aceptación . Aceptación de si mismo y aceptación de los demás como legítimos otros en
convivencia con uno.
La biología del amor es la dinámica relacional que da origen a lo humano en el devenir de nuestro
linaje. Humberto Maturana al reflexionar sobre las condiciones en que son posibles las
interacciones recurrentes ( convivencia) se dio cuenta que la emoción que permite el encuentro
de dos o más sistemas autopiéticos y su recurrencia interactiva que genera una historia común,
es la emoción a la que cotidianamente la denominamos amor. Para Maturana el amor o el amar
lo define como “conducta en la que tratamos al otro como un legítimo otro en convivencia con
nosotros” (Maturana 1994: 36). En esta emoción, el otro u otra no tiene que disculparse por ser.
Uno lo acepta sin exigencias, ya que la exigencia lo niega no permitiendo la recurrencia
consensual. Igual pasa con las expectativas, con los debe ser, con lo deseable, atrapan al ser en el
hacer enajenado y de esa forma se estabiliza el cambio. El amor , promueve el cambio desde el
deseo, desde la preferencia y abre espacios multidimensionalidades a todo lo posible en el hacer.
El amor es una emoción, un modo de convivir, una clase de conductas relacionales entre seres
vivos. Como aspecto de la relaización del convivir es un fenómeno biológico. Se lo puede
caracterizar haciendo referencia a cuando hay amor: El amor ocurre en el fluir de las conductas
relacionales a través de las cuales la otra, el otro, o lo otro, surge como legítimo otro en
conviviencia con uno (Maturana 1997: 10).
La metáfora que utiliza Maturana para comprender las emociones y la emoción matriz que
denominamos amor es la relación que se establece entre la llave y la cerradura correspondiente.
Entre ellas al haber congruencia, en su acoplamiento surge la aceptación, la llave abre la cerradura
y eso genera una dinámica interactiva recurrente y creativa. Una llave diferente no podría abrir
una determinada cerradura como la anterior y por lo tanto habría rechazo y en este espacio
relacional no habría historia de interacciones recurrentes.
El amor como dinámica relacional que permite la colaboración, la solidaridad , hace responsable
al que actúa porque el hacer surge desde el querer, desde el desear. Bajo esta condición él o ella
acepta lo que vive y convive con el otro u otra en una historia común de interacciones que van
surgiendo momento a momento en el fluir del vivir. El amor es una característica de la especie
humana. Abre la posibilidad de reflexión y se funda en una forma de percepción que permite
visualizar al otro en su legitimidad, haciendo posible al cooperación.
De esta emoción fundamental surgen los valores: respeto honestidad, cooperación, lealtad,
generosidad, responsabilidad, justicia, etc como “ distinciones de configuraciones relacionales en
la convivencia” (Maturana 1994: 244). Son la expresión de la armonía social. El respeto se da en la
aceptación del otro como un legitimo otro en la convivencia. Los valores se viven o se niegan
redsistemica.com.ar
LA NUEVA COMUNICACION
Fragmento
Esta matriz biológica cultural de la existencia humana hace referencia al mismo tiempo a la
condición de origen de lo humano en la biología del amar (matriz=útero) y a la trama relacional
(matriz=trama de relaciones) propia del entrejuego de la emoción y la razón que hace al vivir
humano en su devenir histórico un vivir que puede adoptar distintas formas culturales que surgen
en la realización de su ser, como un ser en su origen ontogénico primariamente amoroso.
Ximena Dávila Yáñez en su trabajo de orientación a través de lo que ella llama Conversaciones
Liberadoras del dolor y sufrimiento del que consulta, hace dos cosas fundamentales nuevas:
1º) Muestra que el tema central de las consultas que buscan ayuda en el ámbito del vivir relacional
es la negación del ser a que nuestra cultura patriarcal-matriarcal somete a todos sus miembros;
2º) Pone en movimiento la dinámica relacional reflexiva que es la esencia del entrelazamiento de
la biología del conocer y la biología del amar, y lo hace de una manera que resulta terapéutica en
el uso de lo que ella inventa y llama en este trabajo el espejo dirigido a través de las
conversaciones liberadoras.
La noción del espejo dirigido nació a partir de lo que un consultante le dice a Ximena Dávila:
"Usted es como un espejo para mí", al constatar que se veía a sí mismo en su emocionar (en el
fluir de sus emociones), al mirar su conducta relacional a través de nuestras conversaciones en las
que se le mostraba de manera indirecta en cual de los caminos explicativos de su vivir se
encontraba él en los distintos momentos según el relato que hacía de su historia. En este tipo de
conversaciones no se hace ninguna referencia a la Biología del Conocer. Ella queda revelada como
un entendimiento que opera de manera inconsciente en el fluir del conversar reflexivo con el o la
consultante. Por ello, una de las consecuencias más importantes de estas conversaciones para la
persona que consulta es que se le amplía el entendimiento de su dinámica conductual relacional,
en un proceso que lo puede llevar a un cambio emocional.
Y, este entendimiento ampliado, resulta ser una herramienta que la persona se lleva consigo en su
operar inconsciente y consciente manteniéndola en una postura reflexiva sobre su emocionar, y
permitiéndole entrar en un proceso transformador de su espacio psíquico desde sí, esto es, de su
espacio emocional y conductual cotidianos.
La dinámica relacional que llamamos espejo dirigido parece simple de realizar, pero no lo es. No se
trata de una técnica sino que de la realización de las conversaciones liberadoras desde la mirada
que ve y entiende lo humano en sus dimensiones biológicas y culturales desde el entendimiento
de la biología cultural. El valor de este entendimiento, como el valor de toda herramienta está en
como se vive. La verdadera dificultad de vivir este entendimiento, sin embargo, está en que
vivimos en la cultura patriarcal-matriarcal que, como una trampa psíquica, lo niega porque está
centrada en las relaciones de dominación y sometimiento. Por esto, es tarea de las conversaciones
liberadoras ampliar éste entendimiento hasta el punto en que el que consulta puede liberarse o
salirse de esta trampa desde sí.
Como resultado de lo anterior este trabajo crea una práctica de orientación relacional reflexiva
que consiste en conversaciones liberadoras del dolor y sufrimiento cultural porque ocurren en la
dinámica de la biología del amar. En esta práctica se pone en movimiento la dinámica propia de la
biología cultural en su operar de la matriz biológica cultural de la existencia humana. La realización
del espejo dirigido como parte del operar en la matriz biológica cultural de la existencia humana
no es una técnica sino que es parte de la dinámica operacional de la matriz que abre y realiza en
las conversaciones liberadoras la mirada reflexiva que rompe el apego a la existencia relacional
que genera el dolor por el que se solicita ayuda.
Cabe sí destacar que estas conversaciones liberadoras en la biología cultural no pueden ser
realizadas con responsabilidad y ética, y por lo tanto con seriedad y efectividad, sino se adquiere
formación en el entendimiento y conocimiento de sus fundamentos, que es lo que de hecho abre
la mirada que hace esas conversaciones posibles. La Biología Cultural no es una teoría más, no es
una nueva epistemología aunque si implique una, es una mirada y un entendimiento que revela las
condiciones de constitución del observador y el observar, y que connota y revela todo nuestro
quehacer como seres humanos. La biología cultural es la condición constitutiva de nuestro ser
seres humanos Homo Sapiens Amans. Los seres humanos existimos en la realización de la biología
cultural, y es por esto que existimos en el operar de la matriz biológica cultural de la existencia
humana (aunque no nos demos cuenta que es así), y podemos crear el mundo que vivimos en
nuestro reflexionar sobre nuestro quehacer, soltando nuestras certidumbres en un proceso que
resulta liberador del dolor y el sufrimiento cultural. En cierta manera, no es un conocimiento
nuevo, pero sin duda es un nuevo entendimiento y la evocación de la acción que lo realiza.
Los seres humanos somos en el fundamento de nuestro ser biológico, seres amorosos, y el serlo es
la fuente de nuestra posibilidad de recuperar la alegría y el bien-estar en el vivir humano. Ya se ha
hablado de cultura matrística para hacer referencia a una cultura fundada en el amar desde
nuestro origen cultural amoroso anterior a la cultura patriarcal-matriarcal, en el intento de que se
entienda que no es lo masculino o lo femenino lo que está en juego, sino que una relación cultural.
Pero la expresión matrístico (con ese) no lo hace porque retiene la conexión con lo materno
femenino. La expresión matríztico (con zeta) sí lo hace, porque se refiere a matriz en su doble
significado de contenedor nutriente y trama relacional propia de la dinámica de convivencia que
nos da origen en el surgimiento de la familia ancestral hace más de tres millones de años atrás. De
modo que Ximena Dávila Yánez, al hablar de Orientación Matríztica, hace también algo
básicamente nuevo, connota que el efecto liberador de las conversaciones liberadoras se haya en
que devuelven al ser que pide ayuda la posibilidad de basar su emocionarse y su entendimiento en
los fundamentos mismos de su ser humano.
Una dimensión fundamental del hacer en este entendimiento es que a través de su dinámica en
un presente cambiante se reconocen todas y cada una de las personas que han sido parte de la
experiencia de vida de quien las realiza. Personas que han formado parte tanto de la historia como
de este presente cambiante. Y se hace ello desde una experiencia de vida cuyo curso es impulsado
por la reflexión desde el dolor cultural patriarcal-matriarcal que uno mismo realiza, lo que permite
darse cuenta que en todo el vivir y convivir nos hemos movido impulsados por la biología del amar
y el respeto por nosotros mismos. Este impulso amoroso que nos mueve en nuestro vivir y convivir
a buscar respuestas a los dolores existenciales, permite que surja un modo de relacionarse donde
se han conjugado la alegría de la libertad y el dolor de la soledad, invitando al mismo tiempo a no
caer en el círculo interminable del sufrimiento cultural patriarcal-matriarcal.
Es desde el amar que cualquier ser humano tiene la posibilidad de salir del dolor cultural patriarcal-
matriarcal que pueda estar viviendo. Amar que se manifiesta desde el momento en que venimos al
mundo (y venimos a este mundo causando un dolor físico a otro: nuestras madres). Si somos
acogidos en el amar, llegamos a un mundo "calentito" que prolonga nuestro útero materno. Y esta
llegada rodeada de amar disipa en nuestras madres ese dolor físico del parto al cual toda mujer
está naturalmente preparada y nos da la base amorosa y de confianza que permite que nos
podamos mover en el convivir en esta cultura patriarcal-matriarcal desde la biología del amar.
Una base amorosa que puede abrir la posibilidad de crecer en la confianza de un amar que resiste
cualquier transacción o traición. Y, por ello, será en este espacio psíquico que nos transformaremos
en persona-adulta y será desde este fundamento que surja este quehacer liberador.
Sabemos que un ser humano emerge como una persona adulta cuando en su conducta cotidiana
surge espontáneamente como un ser autónomo y ético, capaz de colaborar desde el respeto por sí
mismo y por los otros, pues no tiene miedo a desaparecer en la colaboración. Y sabemos que es la
convivencia en la aceptación de la cercanía e intimidad corporal en total confianza y ternura que
ocurren en la relación amorosa materno infantil y en el juego, lo que constituye el ámbito
relacional natural que genera en el curso del crecimiento de los niños su transformación
espontánea en personas autónomas, responsables y éticas, que no sienten miedo a desaparecer al
colaborar con otros en la co-creación de un mundo válido y acogedor para todos los seres
humanos, en particular, y todos seres vivos, en general.
Cuando ese vivir relacional adulto en el respeto por sí mismo y por los otros desde la autonomía y
libertad reflexiva que el respeto por sí mismo hace posible no surge de un modo inconsciente
desde una historia materno / infantil amorosa porque ese vivir ha sido negado, sólo puede surgir
desde un convivir amoroso semejante con otro adulto que viva con esa persona en un convivir
reflexivo que realice en ese convivir el ámbito de respeto por sí mismo, confianza y libertad
reflexiva que hace el amar.
Así, la potencia liberadora o sanadora de las conversaciones liberadoras radica en que éstas
operan en quien consulta a través de la realización del entendimiento de lo humano (esto es, de sí
mismo) que la biología cultural implica. Una biología cultural que guía el curso de nuestro vivir y
que nos permite, si entramos en una deriva patriarcal/matriarcal, salir de ella recuperando el
respeto por nosotros mismos y por los demás como el eje articulador de nuestro hacer cotidiano,
conservando la biología del amar como la dinámica relacional que guía nuestro vivir. Y es
importante ver que el amar ocurre en el vivir relacional como un fluir conductual espontáneo a
través del cual el otro o la otra o uno mismo, surge como legítimo otro en convivencia con uno, y
no en un discurso sobre lo que el amar implica, ni en la descripción de lo que se debería hacer para
que el otro o la otra se sienta amado. Es así como estas conversaciones liberadoras revelan en el
ámbito operacional de la consulta que solicita ayuda, la validez de la afirmación de que "La
mayoría de las enfermedades humanas si no todas, se originan en el desamar, y se curan cuando
se recupera el amar, tanto en el amarse a sí mismo, como en el amar a los otros". Y para hacerlo,
lo hace, como Ximena Dávila muestra, modulando la fisiología del bien-estar que el amar hace en
su operar en el ámbito relacional reflexivo.
* N. de R.: Aclaramos al lector que los autores del artículo, el Dr. Maturana y la Dra. Dávila,
escribieron este artículo en un estilo en el cual aluden a sí mismos por su nombre y apellido, o sea
en tercera persona.
2 Ximena Dávila Yánez: Co-fundadora, del Instituto de Formación Matríztica. Creadora de la visión
de la dinámica que entrelaza la Biología del Conocer y Biología del Amar, y luego con Humberto
Maturana Romesín de la síntesis del entendimiento de lo humano que en conjunto llaman Matriz
Biológica y Cultural de la Existencia Humana, como expansión de la biología del conocer y del
amar. Esta visión es también el fundamento de nuestra mirada a las organizaciones como
componentes de la biosfera que actualmente habitamos.