Guía de Buena Práctica Clínica en Psicoeducación en Pacientes Con Depresión PDF
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Guía de
buena Práctica
Clínica en
Psicoeducación
ESLLY00055
en pacientes
con depresión
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Guía de Buena Práctica Clínica en
Psicoeducación en pacientes
con depresión
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índice
Prólogos 5-7
Introducción 9
Bibliografía recomendada 91
Prólogo
La formación continuada de los profesionales sanitarios es hoy una
actividad ineludible y absolutamente necesaria si se quiere realizar
un ejercicio profesional acorde con la calidad exigida. En el caso del
ejercicio médico, una forma de mantener ese alto grado de calidad y
responder a las exigencias de la Medicina Basada en la Evidencia es el
establecimiento de unas normas de actuación acordes con el conoci-
miento científico.
Ello es lo que pretenden las «Guías de Buena Práctica Clínica» en
los distintos cuadros médicos. Han sido elaboradas por médicos per-
tenecientes al ámbito de la Atención Primaria, que vierten en ellas la
experiencia de su trabajo y larga dedicación profesional y se dirigen a
médicos que ejercen en ese mismo medio; por tanto, su contenido es
eminentemente práctico y traduce lo que el profesional conoce de pri-
mera mano, ayudándole a la toma de la decisión más eficiente.
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Prólogo
En los países de nuestro entorno, la profesión médica se halla inmer-
sa en una compleja situación, como consecuencia del nuevo entorno
social extraordinariamente cambiante que no ofrece tiempo para la
reflexión y el análisis. Pero ¿cuándo no ha sido esto así?
La profesión médica, a través de sus organizaciones profesionales,
ha sabido dar prioridad a la formación constante de todos sus miembros
y son muchos los ejemplos de esto, como así lo atestigua el éxito de las
«Guías de Buena Práctica Clínica» (GBPC). La Organización Médica
Colegial (OMC) inició su edición en el año 2004 y desde entonces ha
venido poniendo a disposición de todos los médicos estas herramientas
de actualización acordes con el conocimiento científico.
Esperamos que estas Guías, de carácter eminentemente práctico,
ayuden al profesional a la toma de decisiones, proporcionándole para
ello, de manera precisa y esquemática, opciones de actitudes diagnós-
ticas y terapéuticas, basadas en la evidencia científica y en criterios
exclusivamente profesionales.
La calidad de sus contenidos viene avalada por los autores de las
mismas, todos ellos expertos en la correspondiente materia, además de
contar con la colaboración y el sello del Ministerio de Sanidad, Servicios
Sociales e Igualdad.
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INTRODUCCIÓN
La educación en enfermedades crónicas tiene como objetivo potenciar
el papel del enfermo como responsable del cuidado de su enfermedad y
proporcionarle el conocimiento y las habilidades necesarias para manejar
los síntomas de su enfermedad y adquirir un compromiso en la colaboración
con el profesional sanitario en su tratamiento. Estos programas educativos
que se desarrollan de forma habitual cada vez en más enfermedades cró-
nicas resultan útiles para facilitar el control de la enfermedad, reducir sus
complicaciones, disminuir los ingresos hospitalarios y el uso de dispositivos
sanitarios de forma arbitraria y, por tanto, ayudan a la sostenibilidad del
sistema sanitario.
La educación en depresión es una intervención de eficacia probada en
esta enfermedad. Es una herramienta que ayuda a las personas que sufren
esta enfermedad a aprender sobre la misma, responsabilizarse de su trata-
miento y a adquirir un papel activo en el proceso terapéutico. También resul-
ta esencial para sus familiares, ya que les ayuda a entender cómo afecta la
depresión a ese ser querido y les habilita para tratar al familiar enfermo de
la forma más óptima. Por eso, ya muchas guías terapéuticas recomiendan
la psicoeducación como parte del tratamiento de la depresión.
EDUCACIÓN AL PACIENTE
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gUÍa de buena práctica clínica en
Psicoeducación en pacientes con depresión
PROGRAMA PSICOEDUCATIVO
MÓDULO
Hoja de resumen
12 temas para pacientes
Cada uno de los cuatro módulos que componen esta guía está estructu-
rado en doce temas. Dichos temas contienen la información más relevante
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Introducción
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gUÍa de buena práctica clínica en
Psicoeducación en pacientes con depresión
Módulo de Autocuidado
En este módulo se descubrirán algunas sencillas pautas psicológicas
que pueden enseñar a los pacientes a modificar algunos hábitos de su con-
ducta útiles en el camino de vuelta hacia la normalidad, para recuperar la
confianza en sí mismos, y para no abandonarse a la negatividad que conlleva
la depresión. Así mismo, busca la colaboración del enfermo en ejercicios
simples que le ayuden a superar algunas conductas teñidas de depresión
que se han incorporado a su rutina.
El estrés es siempre un factor de riesgo para la depresión; enseñar al
paciente estrategias que lo protejan del estrés, técnicas de resolución de
problemas y normas fáciles de seguir que le ayuden a relajarse, pueden
actuar como un muro protector para no experimentar recaídas.
El aprendizaje de estas pautas y el ensayo de nuevos hábitos no solo
ayudarán a estos enfermos en la vuelta a la normalidad sino que, una vez
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Introducción
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gUÍa de buena práctica clínica en
Psicoeducación en pacientes con depresión
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Depresión, ¿qué es?
Información sobre el trastorno depresivo
Dr. Enric Aragonès Benaiges
Doctor en Medicina. Médico de Familia.
Centro de Atención Primaria de Constantí, Tarragona. Institut Català de la Salut.
Grupo de Trabajo en Salud Mental de la semFYC
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gUÍa de buena práctica clínica en
Psicoeducación en pacientes con depresión
La depresión es un trastorno del estado de ánimo caracterizado por una serie de
síntomas psicológicos, conductuales y somáticos –los más característicos son
la tristeza profunda y la pérdida de interés por todo– que tienen repercusiones
importantes en la vida diaria del paciente que la sufre y en su entorno. Como
veremos más adelante, la depresión es una enfermedad relativamente frecuente,
bien documentada y caracterizada en la clínica psiquiátrica, con unos mecanismos
fisiopatológicos –genéticos, neurobiológicos, ambientales– conocidos, y para la
que se dispone de diversas opciones de tratamiento específicas y eficaces.
La depresión no es una debilidad personal, no es una exageración o una simulación
del malestar, y no es una maquinación para obtener atenciones de los demás.
Estas afirmaciones son importantes porque existe la idea de que las personas que
sufren depresión es porque son débiles, no saben enfrentarse a las dificultades,
exageran o están «cargadas de manías».
La depresión tampoco es un trastorno propio del estilo de vida actual, o propio de
estos tiempos de crisis económica o política. Aunque las circunstancias «exter-
nas», como el estrés, las preocupaciones, las dificultades económicas…, pueden
influir en la aparición de la depresión, en muchas ocasiones este trastorno también
puede aparecer sin ningún desencadenante claro.
Además, cabe señalar que esta enfermedad ha existido siempre –existen descrip-
ciones de la depresión desde Hipócrates en el s. iv a.C., o Aristóteles en el siglo
iii a.C., pasando por Santo Tomás en la Edad Media (s. xiii)–, y se da en todos los
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Depresión, ¿qué es? Instrucciones de cómo transmitir la información
ámbitos: desde los países más pobres hasta los países más ricos y desarrollados,
y sea cual sea el estilo de vida o la clase social.
Por otra parte, cabe recordar que podemos encontrarnos ante situaciones vitales
normales, como un duelo por una pérdida significativa, un infortunio…, que pueden
ocasionar tristeza, preocupación, abatimiento. Esto no es una depresión clínica.
Puntos clave
– La depresión es un trastorno del estado de ánimo caracterizado por una serie de
síntomas psicológicos, conductuales y somáticos; los más característicos son la
tristeza profunda y la pérdida de interés.
– La depresión no es una debilidad personal, una exageración o una simulación
del malestar.
– La tristeza o las preocupaciones ante situaciones adversas o complicadas pueden
formar parte de la normalidad, y su presencia no siempre constituye un trastorno
depresivo.
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gUÍa de buena práctica clínica en
Psicoeducación en pacientes con depresión
Factores neurobiológicos
Se ha avanzado mucho en el conocimiento de la neurobiología de la depresión
y se sabe que existen alteraciones en el funcionamiento de los neurotransmisores
(sustancias químicas que transmiten información de una neurona a otra), de las
citoquinas (proteínas que regulan funciones celulares y comunicaciones entre las
células) y de algunas hormonas (por ejemplo, cortisol).
Los mecanismos fisiopatológicos de la depresión conocidos tienen que ver con
una alteración de la función de los neurotransmisores serotonina, noradrenalina y
dopamina. El mecanismo de acción de los antidepresivos actuales incide en la regu-
lación de estos neurotransmisores.
Desde el punto de vista biológico, la depresión también se relaciona con alteracio-
nes hormonales, concretamente con estados de hiperactividad del eje hipotálamo-
hipofisario-adrenal, que da lugar a una mayor producción de la hormona cortisol.
Este mecanismo se relaciona con algunas de las complicaciones orgánicas asociadas
a la depresión a largo plazo, como la enfermedad cardiovascular o la diabetes tipo
2, más frecuentes con la depresión y relacionadas con un aumento de cortisol en el
organismo.
Con técnicas de neuroimagen [resonancia magnética nuclear (RMN), tomografía
por emisión de positrones (PET)] se han observado cambios anatómicos y funcionales
en algunas estructuras cerebrales (por ejemplo, hiperfunción en el sistema límbico
–donde se regulan las emociones–, atrofia del hipocampo o hipofunción en la corteza
cerebral prefrontal –donde se regula el procesamiento de la información–), si bien
aún se desconocen muchas cosas sobre los mecanismos concretos y el significado
clínico de estos cambios.
Factores psicosociales
Situaciones o estados prolongados de estrés y acontecimientos vitales estresantes
traumáticos recientes aumentan el riesgo de padecer una depresión. También son
relevantes los acontecimientos traumáticos sufridos en la infancia.
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Depresión, ¿qué es? Instrucciones de cómo transmitir la información
Puntos clave
– La depresión es un fenómeno complejo en cuyo origen y desarrollo intervienen
múltiples factores de tipo genético, biológico y psicosocial.
– Desde el punto de vista biológico, la etiopatogenia de la depresión se relaciona
con: alteraciones en los neurotransmisores (serotonina, noradrenalina, dopami-
na), alteraciones neuroendocrinas (cortisol) y con afectaciones estructurales y
funcionales de diversas zonas del cerebro.
– Desde el punto de vista genético, puede heredarse cierta predisposición biológica
a padecer depresión.
– Los factores psicosociales que implican un estrés continuo y los acontecimientos
vitales traumáticos tienen un papel importante en la aparición de la depresión.
El mismo estudio refiere que cuando investigan no solo los individuos que sufren
depresión en el momento actual sino en cualquier momento de su vida, la propor-
ción se eleva al 10,5%. La depresión se puede presentar en cualquier edad: puede
presentarse desde la niñez o la adolescencia hasta las edades más avanzadas.
Hombres y mujeres pueden sufrir depresión, aunque los informes epidemiológicos
muestran que este trastorno es más frecuente en mujeres, con una relación 2:1
respecto a los varones.
Al menos la mitad de las personas que padecen depresión experimenta más de
un episodio a lo largo de su vida y cuantos más episodios se padezcan más fácil es
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gUÍa de buena práctica clínica en
Psicoeducación en pacientes con depresión
Puntos clave
– La depresión es un trastorno mental muy frecuente en la población general, con
una prevalencia actual del 4%, y del 11% a lo largo de la vida. Es más frecuente
en la mujer que en el varón.
– Al menos la mitad de las personas que padecen depresión experimenta más de
un episodio a lo largo de su vida.
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Depresión, ¿qué es? Instrucciones de cómo transmitir la información
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gUÍa de buena práctica clínica en
Psicoeducación en pacientes con depresión
Puntos clave
– La depresión es un síndrome de presentación clínica muy diversa, cuyos síntomas
más característicos son el humor depresivo o estado de ánimo bajo y la reducción
del interés y/o la capacidad de disfrutar de las cosas (anhedonia).
– Otros síntomas de la depresión son los trastornos del sueño, del apetito, las difi-
cultades para concentrarse o para tomar decisiones, la inhibición psicomotriz –a
veces la agitación–, el cansancio y la pérdida de energía.
– La ansiedad y las quejas somáticas acompañan a los síntomas depresivos con
bastante frecuencia.
– Las ideas de suicidio a menudo pueden formar parte del cuadro clínico de la
depresión.
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Depresión, ¿qué es? Instrucciones de cómo transmitir la información
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gUÍa de buena práctica clínica en
Psicoeducación en pacientes con depresión
Puntos clave
– El diagnóstico de la depresión es exclusivamente clínico, basado en la entrevista
con el paciente y sus familiares.
– Para poder hacer el diagnóstico de la depresión deben estar presentes un núme-
ro mínimo de cinco síntomas durante la mayor parte del tiempo en un periodo
mínimo de 2 semanas.
– La distimia es un trastorno depresivo más leve, pero con una evolución crónica
a lo largo de años.
La evolución de la depresión
Cuando se diagnostica una depresión, y sobre todo cuando este diagnóstico se
establece por primera vez en un paciente, este hecho puede despertar dudas y pre-
ocupaciones en el paciente y en sus allegados sobre cuál va a ser la evolución del
trastorno, sobre si el proceso va a ser más o menos largo, sobre qué puede esperarse
del tratamiento, etc. En general, el paciente deprimido –desesperanzado, pesimista,
desmotivado– rumiará las expectativas más sombrías respecto a las posibilidades de
mejorar. Nuestro objetivo como profesionales debe ser ofrecer al paciente y a su fami-
lia información veraz sobre las posibilidades de evolución del episodio depresivo –sin
intentar prever la evolución del paciente concreto– para situar sus expectativas en un
plano realista y para que sepan que en todo momento el tratamiento deberá adecuarse
al momento evolutivo del cuadro depresivo.
El inicio de la depresión suele ser insidioso, los cambios son lentos y progresivos:
mal humor, tristeza, fatiga, ansiedad, inapetencia sexual, síntomas físicos… y, a
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Depresión, ¿qué es? Instrucciones de cómo transmitir la información
En otras ocasiones, el inicio puede ser brusco y repentino, con la aparición de
diversos síntomas severos que se establecen en pocos días.
El curso de la depresión es variable. En casos de depresión leve, incluso puede espe-
rarse una mejora espontánea sin necesidad de intervenir demasiado, aunque no
siempre es así. En casos de depresión moderada o severa, si no se trata, la tendencia
de los síntomas es a arraigarse y a persistir durante un tiempo indeterminado.
La remisión se define como la desaparición total o casi total de los síntomas
depresivos y el retorno al nivel de bienestar y de funcionamiento personal pre-
vios al episodio depresivo. La remisión no significa que ya se pueda dar todo por
superado, porque existe una posibilidad importante de tener recaídas, y por este
motivo –para consolidar la mejoría– es recomendable seguir con el tratamiento
antidepresivo por un tiempo más.
Aunque este sea el objetivo, no siempre es posible alcanzar una mejoría total y en
algunos pacientes pueden persistir síntomas depresivos residuales, limitaciones
funcionales o, incluso, un cuadro depresivo cronificado. Cuando esto sucede, el
objetivo terapéutico puede ser minimizar el malestar y conseguir que el paciente
pueda desarrollar sus capacidades personales en la mayor medida posible.
Puntos clave
– El inicio de la depresión suele ser insidioso y progresivo, y a menudo al propio
paciente le cuesta reconocerse enfermo. Otras veces el inicio de la depresión
puede ser repentino.
– El curso de la depresión es variable, pero en casos de depresión moderada o
severa, si no se trata, la tendencia de los síntomas es a permanecer.
– Si la respuesta al tratamiento antidepresivo es adecuada, puede esperarse una
mejoría progresiva a lo largo de varias semanas o meses.
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gUÍa de buena práctica clínica en
Psicoeducación en pacientes con depresión
– Con una evolución correcta puede esperarse llegar a la «remisión» del cuadro
depresivo, aunque no siempre es posible alcanzar una mejoría total.
Las recaídas
Las recaídas y las recurrencias de la depresión son habituales. El paciente debe
estar informado sobre ello para que comprenda el sentido y la finalidad de una vigi-
lancia médica prolongada, de seguir con el tratamiento una vez se encuentre bien y
para que sepa, eventualmente, reconocer y comunicar los síntomas de una ocasional
reaparición de la depresión. Por otra parte, cabe tener en cuenta que los pacientes
o familiares que viven con el temor de una recurrencia pueden tender a interpretar
como patológicos y síntomas de recurrencia oscilaciones del estado de ánimo que
en realidad forman parte de la normalidad.
La depresión es un trastorno con una acentuada tendencia a las recaídas y recu-
rrencias. Los profesionales distinguimos entre los conceptos de «recaída» y
«recurrencia».
En otras ocasiones, el inicio puede ser brusco y repentino, con la aparición de
diversos síntomas severos que se establecen en pocos días.
Consideramos recaída un empeoramiento del estado de ánimo y una reaparición
de síntomas depresivos en un paciente que había mejorado de su depresión, pero
que aún no habíamos dado por superada. La recaída suele suceder a los pocos
meses de una respuesta inicial al tratamiento y se considera que forma parte del
mismo episodio depresivo.
La recurrencia es la aparición de un nuevo episodio de depresión en un paciente
que previamente ha sufrido un episodio depresivo pero que había alcanzado la
remisión completa de los síntomas, es decir, el episodio previo se consideraba
totalmente superado. Las recurrencias pueden suceder pronto –al cabo de unos
meses–, o tarde –al cabo de unos años–. Cada nuevo episodio depresivo que
sucede aumenta el riesgo de que ocurran nuevas recurrencias de la depresión y
que el periodo entre episodios sea menor. También hay mayor riesgo cuando los
episodios han sido graves y recientes. De hecho, en los pacientes que han sufrido
múltiples episodios depresivos (por ejemplo, más de tres o cuatro), a menudo es
difícil alcanzar la recuperación completa de los síntomas y puede permanecer
de forma crónica un estado depresivo más o menos intenso. Sin embargo, estas
son apreciaciones generales, y en un paciente concreto es difícil pronosticar si
va a haber una recurrencia o no.
Hay varias cosas que usted puede hacer para prevenir las recaídas y recurrencias:
desde cambios en el estilo de vida (evitar el estrés, tener actitudes positivas, etc.)
hasta tomarse adecuadamente el tratamiento antidepresivo «de mantenimiento»
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Depresión, ¿qué es? Instrucciones de cómo transmitir la información
prescrito por su médico (de esto hablaremos más detalladamente en los próximos
capítulos).
En cualquier caso, si la depresión vuelve, es importante detectar y comunicar
precozmente los primeros síntomas que aparezcan: una actuación terapéutica
precoz puede mejorar el pronóstico. Y ahí juega un papel el propio paciente, pero
también, los familiares o allegados, que muchas veces son capaces de percibir
–incluso antes que el propio paciente o el médico– alteraciones en el estado de
ánimo o cambios en la conducta, etc., que pueden ser los pródromos (malestares
que preceden a una enfermedad) de una recurrencia. Ahora bien, las oscilaciones
en el humor, las preocupaciones, la ansiedad, también forman parte de la «nor-
malidad» y no siempre hay que interpretar cualquier síntoma de este tipo como
un presagio de recurrencia.
Puntos clave
– La depresión es un trastorno con una acentuada tendencia a las recaídas y recu-
rrencias.
– Cada nuevo episodio de recurrencia aumenta el riesgo de que ocurran nuevos
episodios de depresión y que estos sean más frecuentes. También hay mayor
riesgo cuando los episodios han sido graves y recientes.
– Para prevenir recaídas y recurrencias se debe continuar el tratamiento durante
periodos de tiempo largos, aun cuando el paciente ya está bien.
– Si la depresión reaparece, es importante detectar y comunicar precozmente los
primeros síntomas: un tratamiento precoz puede mejorar el pronóstico.
La comorbilidad
Frecuentemente la depresión no es el único problema de salud presente en un
mismo paciente. Especialmente en Atención Primaria es habitual que la depresión
coexista con enfermedades físicas crónicas u otros trastornos mentales, especial-
mente los trastornos de ansiedad.
Quizá usted, además de una depresión, padece alguna enfermedad física cró-
nica, como diabetes, hipertensión, enfermedades del corazón, artrosis u otras.
Existen influencias recíprocas muy relevantes entre las diversas enfermedades
de un mismo paciente en cuanto al pronóstico y al tratamiento. La presencia de
depresión complica la evolución y disminuye la efectividad del tratamiento de
la diabetes, de las enfermedades cardiovasculares, del dolor crónico, etc. Por
otra parte, la presencia de enfermedades crónicas es un factor de riesgo para la
aparición de depresión.
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gUÍa de buena práctica clínica en
Psicoeducación en pacientes con depresión
El paciente con depresión suele estar poco interesado en cuidar de sí mismo y
además suele tener problemas para concentrarse y para acordarse de las cosas.
Manejarse con las actividades, a veces sencillas, de la vida diaria puede ser pro-
blemático. Esto representa un inconveniente importante para un correcto manejo
de las enfermedades crónicas que exigen una participación y una implicación
importante del propio paciente no solo en el cumplimiento del tratamiento –a
veces complejo en pacientes con polimedicación–, sino también en mantener
estilos de vida saludables (alimentación, ejercicio, etc.) o en evitar hábitos tóxicos,
como el tabaco u otros.
La depresión también puede coexistir con otros trastornos psicológicos. La pre-
sencia de trastornos de ansiedad, especialmente de larga evolución, puede agotar
la resistencia psicológica del paciente, y a menudo un cuadro primario de ansie-
dad se complica con la aparición de un cuadro depresivo concomitante. Por otra
parte, en pacientes con depresión primaria es frecuente que coexistan síntomas
o trastornos de ansiedad.
El propio paciente y sus allegados también deben tener en cuenta la importancia
de considerar la salud como un todo y que el hecho de tener depresión no debería
relegar el cuidado de otros problemas de salud del paciente.
Puntos clave
– La depresión complica la evolución y el tratamiento de las enfermedades físicas
crónicas y, por otra parte, la presencia de enfermedades crónicas facilita la apa-
rición de depresión.
– La depresión puede coexistir con otros trastornos psicológicos, especialmente
trastornos de ansiedad.
– El paciente debe tener en cuenta la importancia de considerar la salud como un
todo y que el hecho de tener depresión no debería relegar el cuidado de otros
problemas de salud.
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Depresión, ¿qué es? Instrucciones de cómo transmitir la información
El suicidio
Del mismo modo que se recomienda explorar activamente la eventual presencia
de ideas de suicidio y evaluar cuidadosamente el riesgo suicida ante todo paciente
deprimido, en este programa psicoeducativo la recomendación es no eludir el tema y
hablar con el paciente sobre ello: respetuosamente, con delicadeza y con tacto, pero
al mismo tiempo con naturalidad y abiertamente. La ideación suicida es frecuente
en el paciente deprimido y es un síntoma más del cuadro clínico de la depresión, y
en este contexto hay que interpretarlo y hablarlo con el paciente.
Puede existir en el profesional sanitario el temor a que hablar sobre este tema
pueda dar ideas al paciente e incrementar el riesgo de suicidio. Esto no es así, pues el
paciente ya suele tener estos pensamientos, a menudo reprimidos y no verbalizados,
y el hecho de poder hablar o recibir información normalizadora sobre ello más bien
va a tener efectos beneficiosos al reducir la angustia y el sentimiento de culpa.
Para el paciente con depresión el día a día es una carga insoportable y el futuro es
peor porque no ve salida a su situación. Además se siente culpable de todo ello.
Muchos pacientes con depresión piensan en la muerte, en la desaparición como
única manera de acabar con el sufrimiento. A menudo existe la idea de muer-
te como deseo o como una virtual escapatoria de la situación, pero sin pensar
particularmente en un acto suicida («me gustaría no despertarme una mañana
y acabar con todo»), o incluso simplemente la idea de «desaparecer» o de «no
existir» sin siquiera pensar específicamente en morir: «ojalá no hubiese nacido»,
«desearía desaparecer».
En otros pacientes la muerte constituye un pensamiento persistente y existen ideas
más o menos elaboradas de suicidio. Pueden existir desde conductas autodestruc-
tivas que encubren las ganas de morir: abuso de alcohol, conducción imprudente,
abandono del tratamiento de la propia depresión o de otras enfermedades conco-
mitantes (por ejemplo, en pacientes con diabetes, enfermedades del corazón, etc.),
a ideas para consumar un suicidio o, incluso, tentativas de suicidio previas.
Cabe tener en cuenta que en muchas ocasiones el suicidio no sucede cuando el
paciente está en un estado depresivo intenso sino justamente cuando empieza la
mejoría por efecto del tratamiento: la falta de energía e iniciativa del paciente con una
depresión profunda inhiben la posibilidad de una acción suicida, pero cuando mejora la
inhibición y persiste la desesperanza puede producirse la tentativa o el acto suicida.
Un comentario habitual –y falso– es que «quien dice que se suicidará no lo acaba
haciendo». De hecho, la mayor parte de las personas que se suicidan habían hablado
antes sobre ello, en su entorno o incluso con los profesionales sanitarios.
Hay pacientes que han tenido intentos suicidas previos, a veces numerosos, y
sobre ellos pesa el veredicto –de su entorno y, demasiado a menudo, de los propios
29
gUÍa de buena práctica clínica en
Psicoeducación en pacientes con depresión
profesionales– de que «en realidad no quiere morir, solo quiere llamar la aten-
ción», «está exagerando, es teatro». Al sufrimiento de estos paciente se suma la
incomprensión, la crítica y el rechazo de los demás. De hecho, es posible que en
una tentativa suicida exista una demanda de atención o una demanda desesperada
de ayuda, o que exista una indecisión sobre morir o vivir. En cualquier caso, esto
no obvia el riesgo para la vida ni desmiente el sufrimiento genuino del paciente.
En los pacientes en los que se sospeche o se detecten ideas de suicidio, hay que
hablar sobre ello con el paciente y animarlo a verbalizar su angustia y a buscar
ayuda. Por otra parte, el profesional sanitario deberá tomar las medidas perti-
nentes para un manejo eficaz de este riesgo (vigilancia estrecha, instrucciones a
los familiares, derivación a otro nivel asistencial, ingreso, etc.).
Por otra parte, piense que el tiempo es un factor muy importante. Espere antes
de actuar. Cuando uno está deprimido no tiene una visión objetiva de las cosas. Al
cabo de unos días su percepción de las cosas puede haber cambiado mucho.
Puntos clave
– Muchos pacientes con depresión piensan en la muerte, en la desaparición como
única manera de acabar con el sufrimiento. A menudo existe la idea de muerte
como deseo, sin pensar particularmente en un acto suicida, pero algunos pacien-
tes pueden tener ideas más o menos elaboradas de suicidio.
– Si piensa en el suicidio, no debería querer arreglárselas a solas. Es importante
buscar ayuda y hablar con alguien, y es conveniente consultar urgentemente a
su médico.
– Si tiene ideas de suicidio, piense que el tiempo es un factor muy importante.
Espere antes de actuar. Al cabo de unos días su percepción de las cosas puede
haber cambiado mucho
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Depresión, ¿qué es? Instrucciones de cómo transmitir la información
Usted tiene una depresión y posiblemente le está resultando muy difícil –o impo-
sible– funcionar como funcionaba antes de estar deprimido.
La falta de energía, las dificultades para concentrarse, la pérdida del interés,
pueden hacer difícil responder a las demandas de su trabajo, pueden afectar a
su rendimiento o, incluso, puede que se sienta incapaz de ir a trabajar.
La falta de interés y de la capacidad de disfrutar de las cosas, las pocas ganas de
ver a nadie…, quizá han ocasionado que usted abandone sus actividades de ocio,
antes tan gratificantes.
Así que no puede esperarse que un paciente deprimido mantenga el nivel de acti-
vidad o de funcionamiento que tenía cuando no estaba deprimido: ni los demás
se lo pueden pedir ni uno mismo puede exigírselo. Sin embargo, a pesar de las
dificultades, intente llegar hasta donde sea capaz, realice aquellas actividades en
casa o en el trabajo que se sienta capaz de hacer –aunque le cueste más– y sea
indulgente consigo mismo si no sale todo lo bien que hubiera querido.
Puntos clave
– La depresión puede afectar profundamente al funcionamiento del paciente en el
ámbito familiar, social, laboral.
– Cuando la depresión evoluciona adecuadamente, la mejoría en la funcionalidad
es paralela a la mejoría sintomática.
– Al paciente deprimido no se le puede exigir lo que no es capaz de hacer, pero debe
animársele a llegar hasta donde pueda llegar.
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gUÍa de buena práctica clínica en
Psicoeducación en pacientes con depresión
La depresión en el anciano
La depresión es relativamente frecuente en los ancianos, aunque, según datos
epidemiológicos, es más frecuente la presencia de síntomas depresivos sin llegar
a dibujar un trastorno depresivo completo. La depresión geriátrica puede ser difícil
de identificar, por el hecho de que coexista con enfermedades crónicas o con dis-
capacidades físicas, porque se confunda a menudo con la demencia o porque pase
socialmente desapercibida como una circunstancia propia de la tercera edad, cuando,
en realidad, no forma parte del proceso normal de envejecimiento.
Los profesionales deberemos estar atentos para diferenciar las depresiones ver-
daderas de otros estados de abatimiento y a manejar adecuadamente los trastornos
depresivos diagnosticados. Demasiadas depresiones de la tercera edad no se diag-
nostican ni se tratan.
Los síntomas de la depresión en el anciano son, en general, los mismos que los que
se manifiestan en otras edades de la vida, aunque puede haber algunos matices. A
veces no es tan claro el estado de ánimo deprimido y es más aparente la pérdida
de interés o la apatía. La incapacidad de reír es más preocupante que la facilidad
con que se llora. Sensaciones de culpabilidad, vacío vital, dolores inconcretos,
ideas de suicidio, cansancio y variaciones en el peso desacostumbradas indican
la posibilidad de una depresión. Algunos medicamentos ordinariamente usados
en enfermedades crónicas (algunos antihipertensivos, corticoides, analgésicos,
antiparkinsonianos…) pueden facilitar la aparición de un trastorno depresivo.
De cara a quienes conviven con pacientes ancianos, cabe prestar mucha atención
a cambios en las rutinas del anciano: aseo, aspecto personal, relaciones sociales
(por ejemplo, si evitan contactos con otros familiares o amigos) y, más que un
estado de ánimo manifiestamente triste o deprimido, se puede detectar la impo-
sibilidad del gozo ante un paseo, una visita, una afición, un recuerdo.
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Depresión, ¿qué es? Instrucciones de cómo transmitir la información
Puntos clave
– Deprimirse no forma parte natural ni es una característica propia del envejeci-
miento.
– Al envejecer se acumulan enfermedades, problemas y pérdidas, y esto puede
generar preocupación o tristeza, y es normal que sea así. Pero la depresión va
mucho más allá de una queja o una tristeza reactivas.
– Los síntomas de la depresión en el anciano son, en general, los mismos que los
que se manifiestan en otras edades de la vida, aunque en algunos casos pueden
ser más difíciles de detectar y valorar.
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Depresión, ¿cómo se trata?
Dr. Narcís Cardoner Álvarez
Psiquiatra. Servicio Psiquiatría. Hospital Universitari de Bellvitge.
Universitat de Barcelona.
IDIBELL-CIBERSAM
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gUÍa de buena práctica clínica en
Psicoeducación en pacientes con depresión
Puntos clave
– La depresión es una enfermedad médica y como tal puede y es necesario tra-
tarla.
– En la actualidad disponemos de un amplio número de estrategias terapéuticas
eficaces en el tratamiento de la depresión.
– El riesgo de que una depresión evolucione negativamente se incrementa de forma
muy marcada cuando no recibe tratamiento o este tratamiento no es adecuado.
– El tratamiento reduce el riego de una evolución negativa, es decir, que la depresión
persista y se haga crónica o más grave.
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Depresión, ¿cómo se trata?
la depresión podrá incidir sobre ambos aspectos, dándoles un mayor o menor peso
según cada caso, pero siempre considerándolos en conjunto.
Dentro de los factores biológicos, incluimos los aspectos genéticos, que determi-
nan nuestra vulnerabilidad a la depresión y que se expresan en una serie de cambios
fisiológicos, los cuales se traducen en alteraciones de la respuesta hormonal (hormo-
nas como, por ejemplo, el cortisol), del sistema inmunológico (sustancias como las
citoquinas, que regulan la comunicación entre las células y participan en la respuesta
de defensa o inmune) y del funcionamiento de los neurotransmisores (mensajeros
químicos que transmiten la información entre las distintas células nerviosas). En su
conjunto, todos estos cambios repercuten en el funcionamiento global de nuestro
organismo y especialmente en el funcionamiento cerebral, que puede traducirse en
la mayoría de los síntomas que caracterizan a la depresión. Es decir, es importante
que el paciente comprenda que estos cambios fisiológicos dan lugar a las manifes-
taciones clínicas de la depresión, provocando los síntomas de tipo emocional, como
la tristeza o la ansiedad, o las alteraciones cognitivas, como las dificultades en la
atención, concentración o memoria, o los síntomas físicos o somáticos, como el dolor,
la falta de apetito o el insomnio.
Puntos clave
– La depresión es una enfermedad compleja en cuyo origen intervienen diferentes
factores biológicos y ambientales que interaccionan entre sí.
– Las alteraciones biológicas dan lugar a gran parte de las manifestaciones clínicas
de la depresión.
– Los fármacos en el tratamiento de la depresión inciden sobre estos cambios
biológicos para compensarlos o normalizarlos.
37
gUÍa de buena práctica clínica en
Psicoeducación en pacientes con depresión
38
Depresión, ¿cómo se trata?
efectos secundarios cada vez más escasos. Los antidepresivos actuales tienen las
siguientes características: son fármacos eficaces, su forma de administración es
cómoda, son seguros, es decir, los efectos secundarios que presentan son escasos y
de poca intensidad, además se asocian a muy pocas interacciones, es decir, se pueden
tomar en combinación con prácticamente cualquier otro medicamento. Podemos
agrupar los antidepresivos en diferentes tipos en función de sobre qué neurotrans-
misor actúan y cómo lo hacen. En la tabla 1 quedan reflejados los principales tipos
de antidepresivos y su mecanismo de acción.
Figura 1
Neurotransmisor
Terminal nerviosa
Neurotransmisor
degradado
Receptor
Vesículas
sinápticas
COMT
Espacio
sináptico COMT Proteína
transportadora
Receptor
MAO
Neurona receptora
39
gUÍa de buena práctica clínica en
Psicoeducación en pacientes con depresión
Figura 2
Serotonina
Noradrenalina
Antidepresivo
Terminal
nerviosa
MAO
MAO
COMT
Proteína Proteína
transportadora de transportadora de
la serotonina la noradrenalina
COMT
Espacio
sináptico
MAO Receptor de
Receptor de noradrenalina
serotonina
Neurona receptora
40
Depresión, ¿cómo se trata?
el tratamiento para muchos pacientes depresivos que no han respondido a una pri-
mera opción terapéutica. Esta estrategia busca ampliar o completar el mecanismo
de acción, así como incidir sobre síntomas específicos no cubiertos por el fármaco
inicial. Por último, cancelar posibles efectos secundarios inducidos por el tratamiento
antidepresivo inicial puede fomentar que el paciente se adhiera mejor y no muestre
dudas sobre la idoneidad del mismo. En este caso es frecuente asociar fármacos
como el carbonato de litio o fármacos como la quetiapina, según las características
de cada paciente y la experiencia del profesional.
Figura 3
Receptor
α2-adrenérgico
Receptor 5-HT2
Neurona receptora
41
gUÍa de buena práctica clínica en
Psicoeducación en pacientes con depresión
42
Depresión, ¿cómo se trata?
Puntos clave
– Los antidepresivos son fármacos para el tratamiento de la depresión que actúan
sobre distintos neurotransmisores.
– Los antidepresivos se agrupan en diferentes subtipos según su mecanismo de
acción y los neurotransmisores sobre los que actúan.
– Los nuevos antidepresivos son fármacos eficaces y seguros, además se asocian
a muy pocas interacciones, por lo que pueden tomarse en combinación con prác-
ticamente cualquier otro medicamento.
– Pueden utilizarse psicofármacos no antidepresivos en la depresión, con la finalidad
de mejorar síntomas específicos o aumentar el efecto del antidepresivo.
43
gUÍa de buena práctica clínica en
Psicoeducación en pacientes con depresión
suficiente de la clínica. Transmitir esta idea es importante, dado que evita que muchos
pacientes se sientan desmoralizados por la falta de mejoría y reduce el riesgo del
abandono del tratamiento por este motivo.
Otro aspecto muy importante a tener en cuenta es el grado de funcionamiento
que alcanza el paciente tras el tratamiento. La situación ideal sería conseguir que
el paciente recupere por completo su rendimiento en todas las esferas de su vida,
incluyendo su funcionamiento familiar, social y laboral. Puede darse en ocasiones
la situación de que a pesar de que los síntomas depresivos hayan desaparecido por
completo, la persona no tenga el mismo rendimiento que presentaba antes de la
depresión. En muchas ocasiones esta situación debe tenerse en cuenta y plantear
en qué medida el tratamiento puede optimizarse, en otras muchas ocasiones debe
tenerse en cuenta que otros aspectos relativos al entorno pueden estar interfiriendo
y generando sentimientos de malestar e insatisfacción que el paciente puede iden-
tificar con los síntomas depresivos. Por ejemplo, es frecuente que puedan existir o
mantenerse situaciones de conflicto o problemas familiares, económicos o laborales
que generan malestar y descontento al paciente, sentimientos que pueden confun-
dirse con la clínica depresiva. En estos casos, la ayuda psicoterapéutica o social
puede mejorar, en parte, esta vivencia. Es importante, por tanto, ayudar a distinguir
al paciente que las alteraciones en su funcionamiento pueden ser susceptibles de
ser abordadas médicamente o bien responder a otro tipo de estrategias.
Puntos clave
– El objetivo principal del tratamiento de la depresión es conseguir que el paciente
consiga la remisión, es decir, se libre completamente de los síntomas que pade-
ce.
– También el tratamiento debe conseguir la recuperación de su funcionamiento en
diferentes ámbitos: familiar, social y laboral.
– No todos los pacientes mejoran tras un primer tratamiento antidepresivo; no obs-
tante, mantener el tratamiento y ensayar nuevas opciones permite recuperarse
a la gran mayoría de pacientes.
Seguimiento
Tras iniciar el tratamiento es importante que se realice un seguimiento regular de
cada caso. Un tratamiento adecuado de la depresión comporta diferentes elementos
que un seguimiento clínico adecuado puede garantizar. En primer lugar, las visitas
sucesivas de seguimiento pueden permitir el control evolutivo de la enfermedad, es
decir, profundizar más en el conocimiento de la enfermedad del paciente y detec-
tar la presencia de cambios clínicos o la ausencia de los mismos con la finalidad
de realizar las modificaciones adecuadas en el tratamiento. Es común que deban
ajustarse las dosis de los fármacos de acuerdo al nivel de respuesta; los fármacos
utilizados en el tratamiento de la depresión realizan su efecto en un rango de dosis
determinado (tabla 2) y muchas veces es necesario modificar la dosis para obtener
el efecto terapéutico adecuado. En otras ocasiones, si la evolución de la depresión
44
Depresión, ¿cómo se trata?
Puntos clave
– El seguimiento permite el control evolutivo de la enfermedad.
– El seguimiento posibilita realizar las modificaciones adecuadas del tratamiento y
determinar la duración del tratamiento de acuerdo al curso de la enfermedad.
– El seguimiento favorece detectar la presencia de efectos adversos y variaciones
en el curso de la enfermedad.
Periodo de latencia
Es importante informar al paciente de que los fármacos antidepresivos no ejercen
su efecto terapéutico de manera inmediata. Los antidepresivos se caracterizan por
presentar un periodo de tiempo entre que se inicia su toma y comienza su efecto
antidepresivo que se denomina periodo de latencia de respuesta, y que puede variar
entre 2 y 4 semanas. En este periodo es frecuente que el paciente, además de no
notar una mejoría de la clínica que ha motivado el inicio del tratamiento, pueda sufrir
los efectos secundarios asociados al fármaco, los cuales, a diferencia del efecto
terapéutico, pueden aparecer en las primeras horas tras la toma del fármaco. Este
hecho puede fomentar que el paciente muestre desconfianza hacia la eficacia del
tratamiento y es frecuente que pueda abandonar de forma precoz el fármaco pres-
crito. Es por tanto necesario advertir e informar al paciente de este hecho; avisar al
paciente de que el efecto antidepresivo puede demorarse evitará los sentimientos
45
gUÍa de buena práctica clínica en
Psicoeducación en pacientes con depresión
46
Depresión, ¿cómo se trata?
Puntos clave
– El periodo de latencia de respuesta es el periodo de tiempo entre que se inicia la
toma del antidepresivo y comienza su efecto.
– Los antidepresivos presentan un periodo de latencia que oscila entre 2 y 4 sema-
nas.
Dosis utilizadas
Los distintos fármacos antidepresivos son efectivos en distintos rangos de dosis.
Es frecuente que el tratamiento se inicie a las dosis mínimas efectivas y según la
evolución que siga la enfermedad estas dosis puedan incrementarse de acuerdo a
la respuesta clínica y al rango de dosis recomendado de cada antidepresivo o rango
de dosis terapéuticas (tabla 2). Es importante subrayar al paciente que el rango
establece las dosis en las cuales los fármacos han demostrado ser efectivos y segu-
ros. Es importante señalar que la utilización de dosis por debajo de la dosis mínima
terapéutica, es decir, las denominadas dosis subterapéuticas, a pesar de que en
algunas ocasiones pueden ser útiles en el tratamiento de determinados pacientes,
en general pueden propiciar que el tratamiento sea insuficiente e incrementan el
riesgo de que la evolución del cuadro depresivo sea negativa, aumentando el riesgo
de recaída y de generar cuadros crónicos. Por otro lado, en algunos casos, puede ser
necesario utilizar dosis superiores a las del rango terapéutico; esta circunstancia se
da especialmente en pacientes con respuesta parcial al tratamiento. En ambos casos
la dosificación es una decisión que debe tomar el médico evaluando el equilibrio entre
beneficio y riesgo en cada caso.
Puntos clave
– El rango de dosis terapéuticas son las dosis en las cuales los fármacos han demos-
trado ser efectivos y seguros.
– De forma individualizada y bajo supervisión médica pueden utilizarse dosis por
encima o debajo de este rango.
47
gUÍa de buena práctica clínica en
Psicoeducación en pacientes con depresión
La depresión es una enfermedad de curso recurrente, esto quiere decir que tras
sufrir un episodio depresivo hay bastantes probabilidades de que la enfermedad
reaparezca de nuevo. A pesar de que este hecho puede generar cierto malestar o
preocupación en algunos pacientes, debe ser explicado adaptando la información
a cada caso y sobre todo enfatizando que con esta información pretendemos que
conozca mejor su enfermedad y, por tanto, aumentemos las posibilidades de con-
Figura 4
Normalidad
Recaída Recurrencia
Síntomas
Síndrome
Agudo Continuación Mantenimiento
6 meses
Esta gráfica ilustra las fases de tratamiento y el posible curso de un episodio
depresivo (Kupfer, 1991). El paciente, inicialmente sin síntomas, comienza a desa-
rrollar síntomas que en última instancia (en días, semanas o meses) presenta una
depresión o síndrome depresivo. El tratamiento produce una mejoría que puede
ser parcial respuesta o bien completa remisión, cuando la remisión se mantiene
6 meses hablamos de una recuperación. Por el contrario, si reaparece la clínica
depresiva en los 6 meses posteriores a la remisión, hablamos de recaída, mientras
que si esta clínica aparece tras la recuperación, hablamos de una recurrencia. La
fase de tratamiento agudo tiene como objetivo la remisión, mientras que el trata-
miento de continuación conducirá a la recuperación (prevención de recaídas) y el
de mantenimiento tendrá como objetivo la prevención de recurrencias.
Fuente: Kupfer y Frank, 1991.
48
Depresión, ¿cómo se trata?
Puntos clave
– Distinguimos diferentes fases en el tratamiento de la depresión:
• Fase de tratamiento agudo, cuyo objetivo es conseguir que el paciente esté
completamente libre de los síntomas que padece.
• Fases de continuación y mantenimiento, cuyo fin es garantizar una estabiliza-
ción, la remisión y reducir el riesgo de nuevos episodios depresivos (recaídas
y recurrencias).
– La depresión es una enfermedad recurrente, es decir, que tras sufrir un episodio
depresivo hay bastantes probabilidades de que la enfermedad reaparezca de
nuevo, este hecho condiciona que el tratamiento se prolongue más allá de la
desaparición de los síntomas.
49
gUÍa de buena práctica clínica en
Psicoeducación en pacientes con depresión
– A mayor número de episodios depresivos existe mayor riesgo de padecer una nueva
depresión, por lo que es necesario mantener más tiempo el tratamiento.
• Un episodio depresivo: tratamiento 6 a 12 meses.
• Dos episodios depresivos: 2 años.
• Tres o más episodios depresivos: tratamiento indefinido.
– La dosis de antidepresivo que ha sido útil durante la fase de tratamiento agudo
debería utilizarse en la fase de continuación y mantenimiento.
EFECTOS ADVERSOS
En su mayoría, los efectos adversos relacionados con el tratamiento antidepre-
sivo son leves y transitorios, generalmente aparecen a corto plazo y desaparecen
también en poco tiempo. Suelen iniciarse desde el primer día de tratamiento y a lo
sumo desaparecer alrededor de la primera semana. Son síntomas como sensación
nauseosa, malestar gástrico, mareos o cefalea. En la tabla 3 se recogen estos sínto-
mas. Es importante informar al paciente de esta posibilidad, ya que es muy común
que muchos pacientes puedan abandonar el tratamiento motivados por la aparición
de los mismos. La información detallada de sus características y de naturaleza leve
y transitoria reduce el riesgo de abandono del fármaco y también disminuye el grado
de preocupación y malestar que puede sufrir el paciente cuando los experimenta.
Existe también otro conjunto de síntomas de aparición menos frecuente, en
muchas ocasiones de aparición más a largo plazo. Entre estos síntomas, recogidos
en la tabla, debemos destacar los efectos secundarios sexuales, el aumento de peso
(que son efectos más a largo plazo y persistentes) o una complicación grave, aunque
infrecuente, como la potencial aparición de ideación de suicidio.
Aunque la depresión por sí sola podría explicar muchos de los síntomas de
disfunción sexual que aparecen en los pacientes depresivos, es importante que
alertemos que el tratamiento con fármacos antidepresivos puede favorecer su
desarrollo o la persistencia de estos síntomas. Es frecuente que muchos pacientes
detecten un empeoramiento de su función sexual que relacionan de forma muy
clara con el inicio del tratamiento antidepresivo y que puede persistir a pesar de la
mejoría del resto de la sintomatología depresiva. Los antidepresivos se han aso-
ciado a diferentes alteraciones de la función sexual, son frecuentes la disminución
del deseo y la excitación sexual y problemas en el orgasmo. De hecho, los efectos
adversos sobre la función sexual pueden considerarse como unos de los efectos
secundarios asociados con más frecuencia a los antidepresivos y pueden originar
un marcado malestar en el paciente y en la relación de pareja. Debemos tener
en cuenta que la presencia de este tipo de efectos adversos constituye uno de los
principales motivos de abandono o de no adhesión al tratamiento antidepresivo.
Cuando nos hallamos ante un paciente con trastorno depresivo es importante
realizar una correcta valoración de la función sexual. Es necesario determinar
los niveles de actividad sexual previa y evaluar la repercusión de la enfermedad
depresiva en la actividad sexual del paciente; esta valoración nos permitirá valorar
el papel del tratamiento antidepresivo. Cuando los síntomas de disfunción sexual
50
Depresión, ¿cómo se trata?
Tabla 3
Efectos secundarios relativamente menores que generalmente
desaparecen en poco tiempo
Náuseas
Malestar gástrico
Mareo
La boca seca
Los dolores de cabeza
Diarrea
Sudor
Temblores
Efectos secundarios más persistentes o graves
Disfunción sexual: pérdida de la libido, dificultades para lograr erecciones,
incapacidad de alcanzar el orgasmo
El aumento de peso
Somnolencia o insomnio
El nerviosismo o inquietud
Pensamientos de suicidio
51
gUÍa de buena práctica clínica en
Psicoeducación en pacientes con depresión
uso de antidepresivos en niños y adolescentes, que sugerían que los niños o adoles-
centes tratados con antidepresivos presentaban un riesgo ligeramente mayor que
los tratados con placebo (medicamento con aspecto similar al antidepresivo pero sin
efecto) de presentar ideas y conductas suicidas. Es importante saber que a pesar de
que no hubo casos de suicidios consumados, el porcentaje de ideas y conductas de
tipo suicida era mayor en los pacientes tratados con antidepresivos, un 4%, respecto
a los tratados con placebo, un 2%. En realidad se trata de un riesgo bajo, solo lige-
ramente superior en los pacientes tratados con antidepresivos.
Es importante transmitir que la opinión general de los clínicos es que los benefi-
cios asociados al tratamiento antidepresivo siempre superan a los riesgos. De hecho,
otros estudios han demostrado que desde que se prescriben antidepresivos han dis-
minuido drásticamente las tasas de suicidios consumados. No obstante, se sugiere
que el riesgo de ideas o conductas de tipo suicida, si aparecen, ocurren al principio
del tratamiento (primeros días o semanas), y parecen asociarse con el aumento de la
activación o la inquietud del paciente. La opción más adecuada es tratar de detectar
estos cambios en el comportamiento, especialmente en el inicio del tratamiento, y
consultar con su médico.
Otro aspecto que preocupa a muchos pacientes es el potencial efecto de los anti-
depresivos sobre el peso. Durante el tratamiento antidepresivo puede producirse
aumento de peso, que puede explicarse por diferentes factores. En primer lugar,
debemos destacar que el propio estado depresivo puede favorecer el aumento del
peso debido a la inactividad y el retraimiento que frecuentemente presentan los
pacientes depresivos. En segundo lugar, es frecuente que el paciente recupere el
peso perdido durante la depresión, es decir, la mejoría de la clínica comporta una
normalización del peso y el apetito. En tercer lugar, se ha descrito que algunos antide-
presivos presentan un efecto directo sobre el metabolismo y los depósitos de grasas,
y que también pueden incrementar el apetito por un bloqueo de receptores especí-
ficos, como la histamina. Los tratamientos con antidepresivos, al ser tratamientos
largos, se puede ir aumentando de peso, lenta pero progresivamente. Sin embargo,
esta tendencia es reversible y desaparece cuando se interrumpe el tratamiento. No
obstante, una dieta equilibrada y una actividad o ejercicio físico regular son hábitos
que, además de presentar un efecto favorable sobre el estado de salud, pueden ser
eficaces en el control y reducción del peso.
Puntos clave
– En su mayoría, los efectos adversos relacionados con el tratamiento antidepresivo
son leves y transitorios.
– Existen otros efectos adversos más persistentes o graves que son menos frecuen-
tes y que requieren supervisión médica para su abordaje y tratamiento. Desta-
camos los efectos sobre la función sexual, el aumento de peso y la aparición de
ideas y conductas de tipo suicida.
– Informar de estos síntomas es positivo, dado que reduce el riesgo de abandono
del tratamiento y facilita su abordaje.
52
Depresión, ¿cómo se trata?
Retirada de la medicación
La retirada o suspensión del tratamiento antidepresivo no es recomendable rea-
lizarla de forma brusca. Cuando la evolución del cuadro justifique la retirada del
fármaco, lo adecuado es realizar la reducción progresiva de la dosis. El tiempo en que
debe reducirse es variable y dependerá de la situación clínica de cada paciente y del
motivo por el cual se haya decidido la supresión del fármaco. En general se aconseja
que sea gradual, en periodos que oscilan desde 2 semanas hasta varios meses.
Una situación que ocurre con relativa frecuencia en el transcurso del tratamiento
antidepresivo, ya que puede afectar aproximadamente a un 20% de las personas
cuando dejan de tomar un antidepresivo, especialmente si lo hacen de forma brusca,
es el denominado síndrome de discontinuación. Este conjunto de síntomas incluye
dolor de cabeza, mareo, sofocaciones, náuseas, inquietud, sensación de acorcha-
miento en alguna extremidad (hormigueos, como cuando se nos queda dormida una
pierna) o diarrea. Es importante que alertemos al paciente de esta posibilidad, ante
la probabilidad del olvido de la toma del fármaco o ante abandonos del tratamiento,
pero también especialmente cuando esté previsto retirar el fármaco. Por regla gene-
ral, estos síntomas suelen ser leves y de inicio rápido tras la supresión brusca del
fármaco. La aparición de los síntomas suele producirse ya en el primer o segundo
día tras haber dejado de tomar el fármaco. Normalmente, desaparece por sí solo en
3 o 4 días, aunque en algunos pacientes puede prolongarse durante 1 o 2 semanas.
Una idea muy importante que debemos transmitir es que el síndrome de disconti-
nuación no tiene nada que ver con una recaída de la depresión. En primer lugar, los
síntomas propios de la recaídas son distintos al del síndrome de discontinuación;
además, el efecto del antidepresivo se prolonga un tiempo mínimo de 3 a 4 semanas,
es decir, si se produce una recaída, esta es esperable que aparezca al menos 1 mes
tras suspender el tratamiento. El síndrome de discontinuación puede aparecer tras
la retirada de prácticamente cualquier antidepresivo, aunque es más frecuente en
los fármacos con vida media corta (fármacos que se eliminan rápidamente del orga-
nismo). A pesar de que normalmente no requiere de ningún tratamiento específico,
si es muy intenso, una posible solución es introducir nuevamente el tratamiento y,
en 1 o 2 semanas, volverlo a retirar, pero de una forma mucho más progresiva. En
definitiva, lo más importante es intentar prevenirlo y recomendar al paciente una
retirada progresiva del fármaco. Por ejemplo, reducir la dosis a la mitad durante 1 o
2 semanas y posteriormente retirarlo completamente.
Puntos clave
– La retirada o suspensión del fármaco debe realizarse de forma progresiva.
– La retirada brusca del fármaco se asocia al síndrome de discontinuación, conjunto
de síntomas caracterizado por dolor de cabeza, mareo, sofocaciones, náuseas,
inquietud, sensación de acorchamiento en alguna extremidad o diarrea.
– Debemos alertar al paciente sobre esta posibilidad ante la supresión de la medi-
cación y distinguirla claramente de la recaída.
53
gUÍa de buena práctica clínica en
Psicoeducación en pacientes con depresión
Puntos clave
– Transmitir al paciente la importancia de realizar un buen cumplimiento del tra-
tamiento.
– El no cumplimiento del tratamiento se asocia a la evolución desfavorable de la
depresión, riesgo de evolución crónica, incremento de la severidad y riesgo de
nuevos episodios.
Psicoterapia
La psicoterapia es una técnica terapéutica efectiva que se utiliza para el tra-
tamiento de la depresión. La psicoterapia comparte objetivos con el tratamiento
farmacológico, en el sentido de obtener una mejoría de los síntomas depresivos o
reducir el riesgo de potenciales recaídas. También, los diferentes tratamientos psi-
cológicos pueden incidir sobre otros aspectos específicos, como formas de actuar
o pensar, rasgos de personalidad, disfunciones sociales o patrones de relaciones
personales, que se han asociado a un mayor riesgo de depresión o al mantenimiento
de los síntomas depresivos.
Es importante tener en cuenta que ambos tratamientos, psicoterapia y tratamiento
farmacológico, no son excluyentes, es decir, seguir un tratamiento no impide combi-
narlo con otro. Tampoco debemos pensar que ambos tratamientos sean equivalentes,
ya que en muchos casos el tratamiento preferente será el farmacológico y en otros
casos el tratamiento más recomendable será el psicológico. La valoración de cada
caso deberá permitir seleccionar el abordaje terapéutico más adecuado.
Los tipos de psicoterapia más evaluados en el tratamiento de la depresión son la
terapia cognitivo-conductual y la terapia interpersonal.
La terapia cognitivo-conductual es un tratamiento psicológico que ha mostrado
una contrastada efectividad para el abordaje de la depresión. La principal idea en la
que se basa la terapia cognitivo-conductual es que el estado de ánimo de una persona
54
Depresión, ¿cómo se trata?
Puntos clave
– La psicoterapia es una técnica terapéutica efectiva que se utiliza para el trata-
miento de la depresión.
– La psicoterapia comparte objetivos con el tratamiento farmacológico, en el sen-
tido de obtener una mejoría de los síntomas depresivos o reducir el riesgo de
potenciales recaídas.
– El tratamiento puede incidir sobre otros aspectos específicos, como formas de
actuar o pensar, rasgos de personalidad, disfunciones sociales o familiares.
– Es importante tener en cuenta que psicoterapia y tratamiento farmacológico pue-
den combinarse.
55
gUÍa de buena práctica clínica en
Psicoeducación en pacientes con depresión
56
Depresión, ¿cómo se trata?
Puntos clave
– Los efectos adversos de los antidepresivos sobre la salud son en general leves y
transitorios.
– Los antidepresivos no cambian la personalidad.
– Los antidepresivos no son fármacos que produzcan adicción o dependencia.
Tratamientos «naturales»
Es frecuente que los pacientes con depresión y las personas de su entorno consi-
deren a las hierbas medicinales, o los remedios naturales, como potenciales trata-
mientos de la depresión, y por el hecho de ser «naturales» son considerados por tanto
inofensivos. Es importante tener en cuenta que muchos pacientes no son conscientes
del potencial riesgo de efectos secundarios o interacción con otros fármacos que se
asocian a estos tratamientos. Es importante que informemos sobre este respecto,
ya que es común que muchos pacientes pueden hacer uso de estos preparados sin
informar al médico o profesional sanitario sobre su utilización. Otro punto principal
que tenemos que clarificar es que hasta el momento existe muy poca información y
escasamente contrastada sobre la utilidad de estos preparados en el tratamiento de
la depresión. Además, es importante señalar que la mayoría de las presentaciones
que pueden adquirirse en nuestro medio no tienen ningún tipo de control ni licencia.
57
gUÍa de buena práctica clínica en
Psicoeducación en pacientes con depresión
Debemos enfatizar que siempre es mejor consultar al médico sobre cualquier reme-
dio de hierbas o natural que se está utilizando o está pensando utilizar.
Quizá el preparado del que exista algo más de información es sobre la hierba de
San Juan o Hypericum; los escasos estudios de los que disponemos sugieren que
la hierba de San Juan puede ser eficaz en el tratamiento de la depresión leve y a lo
sumo moderada, pero no conocemos suficientemente sobre la dosis o cantidad que
se debe tomar o cuáles son los efectos secundarios. Es importante destacar que no
tenemos ninguna prueba de que este remedio sea beneficioso en la depresión más
grave, y debe evitarse en ella. Es necesario que informemos que en nuestro medio la
mayoría de las preparaciones de hierba de San Juan no tienen licencia, ni han pasado
por todos los controles que pasan los fármacos antidepresivos «convencionales».
Es preciso que aconsejemos al paciente que su uso se debe realizar siempre bajo
supervisión y consejo médico; la hierba de San Juan puede interactuar con otros
medicamentos, y producir efectos secundarios graves. Por ejemplo, algunos medica-
mentos importantes pueden ser eliminados más rápidamente y, por lo tanto, perder
su eficacia con consecuencias graves (por ejemplo, la interacción con fármacos para
el tratamiento de la infección por HIV puede producir un aumento de la carga viral,
también la ineficacia de los anticonceptivos orales o reducir el efecto anticoagulante
del Sintrom®, que conduce a la trombosis).
Puntos clave
– Existen pocas pruebas sobre la eficacia de los tratamientos «naturales» en el
tratamiento de la depresión.
– Estos preparados se asocian a efectos adversos y al riesgo de interacciones medi-
camentosas.
Riesgos de la automedicación
Es frecuente que los pacientes con depresión puedan recurrir a la automedica-
ción.
La automedicación comporta diferentes riesgos. En primer lugar, puede condu-
cir a un tratamiento erróneo o inadecuado. Se pueden utilizar fármacos que alivian
de forma parcial la sintomatología pero que no tratan el cuadro depresivo de forma
completa. Esta situación comporta un mayor riesgo de una evolución desfavorable
del cuadro depresivo, fundamentalmente hacia formas más graves o crónicas de
depresión. Es frecuente el uso de fármacos con efectos ansiolíticos o sedantes que
pueden mitigar síntomas frecuentes en los cuadros depresivos, como los síntomas
de ansiedad o el insomnio, pero que no tratan la depresión de forma integral. En este
contexto debemos alertar sobre otro punto: muchos de estos fármacos con efectos
sedantes o ansiolíticos, en especial las benzodiazepinas, se asocian a un riesgo no
despreciable de dependencia, es decir, a pesar de que inicialmente pueden mejorar
síntomas, de forma paulatina el paciente puede requerir dosis cada vez más elevadas
58
Depresión, ¿cómo se trata?
para conseguir un mínimo alivio de los síntomas y entrar en una dinámica de abuso
o dependencia.
Es también habitual que este alivio sintomático también puede buscarse en otras
sustancias como el alcohol o diferentes drogas no legales. La utilización de alcohol u
otros tóxicos, de la misma forma que el uso de benzodiazepinas, puede considerarse
como una forma de automedicación, y está asociada a un riesgo incrementado de
desarrollar un trastorno por dependencia en el contexto del cuadro depresivo. Es
muy importante evitar la utilización de estas sustancias con la finalidad de sentirse
mejor cuando se sufre una depresión: al riesgo de que se agrave la depresión, se
le suma la posibilidad de desarrollar un cuadro de dependencia o abuso a estas
sustancias tóxicas.
Otro importante riesgo vinculado a la automedicación es el de que surjan efectos
adversos graves, intoxicaciones o interacciones entre distintos medicamentos. Evi-
dentemente este riesgo es mucho más relevante en pacientes que además del cuadro
depresivo padezcan otro proceso médico o reciban tratamiento farmacológico.
Es importante también incidir, como ya hemos mencionado, sobre el riesgo que se
asocia a la utilización de los denominados fármacos naturales, o algunos remedios
tradicionales como la Hypericum o hierba de San Juan. Es necesario hacer hinca-
pié en que, a pesar de su origen vegetal, estos no dejan de ser fármacos sujetos a
interacciones con otros medicamentos, y en especial con fármacos utilizados en
psiquiatría.
Puntos clave
– La automedicación se vincula al infratratamiento o tratamiento inadecuado de
la depresión.
– La automedicación se asocia a riesgo de desarrollar cuadros de abuso o depen-
dencia.
– La automedicación se asocia a riesgo de efectos adversos graves o interacciones
entre fármacos.
Hospitalizaciones
En la mayoría de los casos, la depresión puede tratarse de manera ambulatoria;
no obstante, en algunas ocasiones determinadas es preferible realizar un ingreso
hospitalario. Principalmente, el ingreso se realiza en pacientes graves que presentan
características clínicas que hacen conveniente que el tratamiento se instaure con
el paciente ingresado. Estas características las cumplirían los pacientes depresivos
con alto riesgo de suicidio, sin embargo, es importante clarificar que, a pesar de
que existan ideas de suicidio e incluso en pacientes que hayan realizado algún tipo
de conducta suicida, no es siempre necesario realizar el ingreso; si existe un buen
soporte y contención por parte de la familia o el entorno del paciente, incluso en casos
con ideas intensas de suicidio, el tratamiento puede realizarse de forma ambulato-
59
gUÍa de buena práctica clínica en
Psicoeducación en pacientes con depresión
ria. Otros casos en los que se puede requerir un ingreso son con los pacientes con
síntomas psicóticos, o en aquellos con un compromiso físico importante, por ejem-
plo en pacientes que hayan reducido la ingesta de alimentos o líquidos, también en
aquellos muy resistentes al tratamiento y que requieran tratamiento como la terapia
electroconvulsiva (TEC). Respecto a la TEC, hay que decir que se trata de un trata-
miento muy seguro que se ha utilizado durante más de 70 años para el tratamiento
de la depresión y otros trastornos psiquiátricos. Consiste en realizar la estimulación
eléctrica del cerebro al paciente anestesiado con el objetivo de provocar de forma
controlada convulsiones generalizadas. Este tratamiento está especialmente indi-
cado en pacientes que no han respondido a otros tratamientos, o en pacientes en
que otras alternativas de tratamiento son mal toleradas o poco seguras. También
se indica cuando las condiciones físicas o la severidad del cuadro depresivo hacen
que sea necesaria una recuperación rápida, como, por ejemplo, los pacientes que se
niegan a comer o beber o los que presentan conductas suicidas graves.
Puntos clave
– En la mayoría de los casos, la depresión puede tratarse de manera ambulatoria;
no obstante, en algunas ocasiones determinadas es preferible realizar un ingreso
hospitalario.
– Son criterio de ingreso los pacientes depresivos con alto riesgo de suicidio, pacien-
tes con síntomas psicóticos, o en aquellos con un compromiso físico importan-
te.
– Otro criterio de ingreso es la depresión resistente al tratamiento y que requiera
tratamiento con terapia electroconvulsiva (TEC).
60
Depresión, ¿qué puedo hacer?
Autocuidado
Dr. Francesc Colom Victoriano
Unidad de Psicoeducación y Área de Tratamiento Psicológico.
Unidad de Trastorno Bipolar. Hospital Clínic de Barcelona.
IDIBAPS-CIBERSAM
61
gUÍa de buena práctica clínica en
Psicoeducación en pacientes con depresión
CIÓN
ALEGRÍ
PTA
AN
ACE
TIC
IPA
A
CIÓN
MIEDO
A SOR
PRES
CÓLER A
TRIS
O
UST
TEZ
DISG
Puntos clave
– Identificar las emociones suele ser complejo.
– Debemos tratar de nombrar lo que estamos sintiendo.
– Al cambiar nuestra conducta cambiará nuestro pensamiento, y esto puede con-
tribuir a alterar nuestras emociones.
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Depresión, ¿qué puedo hacer? Autocuidado
Según el enfoque cognitivo, la depresión hace que los pacientes presenten una
alteración de su pensamiento consistente en tener una visión negativa de sí mismo,
del entorno y del futuro, lo que se conoce como «tríada cognitiva». Como ya hemos
comentado, durante la depresión, el que la sufre se ve a sí mismo incapaz e inútil,
tiende a aumentar sus defectos o errores y a despreciar sus virtudes y aciertos. El
deprimido interpreta toda la realidad en su contra, lo que conlleva que interprete
negativamente cualquier acontecimiento y sea especialmente pesimista respecto a
su futuro, augurando fracasos y catástrofes sin base alguna. Este pesimismo, des-
esperanza y negatividad provocan muchas veces un sentimiento de indefensión en
el que la persona deprimida ve su entorno y su futuro como imposible de modificar,
apareciendo la desesperación. La terapia cognitivo-conductual tiene por objetivo
que la persona recupere la objetividad de su juicio y aprenda a pensar de un modo
no depresivo. Durante el tratamiento, el paciente consigue volver a estructurar sus
pensamientos en forma positiva a partir de ciertos ejercicios cognitivos, a la vez que
se incorpora un cambio en algunas conductas características del depresivo que están
impidiendo su mejoría. Es muy frecuente que mis pacientes deprimidos no sientan
deseos de realizar cualquier actividad, por sencilla que sea o por placentera que les
resultara cuando no estaban deprimidos. Durante la terapia pautamos la forma de
recuperar el nivel de actividad óptimo, programando las actividades de forma gra-
dual y reforzando las acciones logradas, por pequeñas que sean. También llevamos
a cabo un «entrenamiento en resolución de problemas», ya que muchos pacientes
pierden, durante la depresión, su capacidad para tomar decisiones o enfrentarse a
situaciones conflictivas. Enseñar a nuestros pacientes a manejar el estrés es otro
trabajo que suele ser imprescindible, ya que es frecuente que los deprimidos ten-
gan una gran percepción del estrés. Según avanza la terapia, el paciente recupera
la confianza en sí mismo y cambia su actitud negativa y su pensamiento deprimido
por un pensamiento más realista, ya que progresivamente se ve capaz –gracias a los
constantes ejercicios y ensayos– de «enfrentarse» a la vida (el deprimido no vive la
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gUÍa de buena práctica clínica en
Psicoeducación en pacientes con depresión
vida, «se enfrenta» a la vida). Poco a poco recuperará su nivel de actividad previo a la
depresión. Al cabo de unas semanas, la mayoría de síntomas depresivos empezarán
a desaparecer paulatinamente.
Formación de
VIVENCIA presunciones Incidentes críticos
disfuncionales
Síntomas depresivos
Puntos clave
– La mayoría de personas deprimidas presentan pensamientos negativos automá-
ticos, irracionales y repetitivos.
– Los pensamientos negativos automáticos pueden aumentar la ansiedad, reducir
la reactividad del ánimo y aislar al paciente de su entorno.
– La terapia cognitiva es eficaz para hacer frente a estos pensamientos.
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Depresión, ¿qué puedo hacer? Autocuidado
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gUÍa de buena práctica clínica en
Psicoeducación en pacientes con depresión
Puntos clave
– La depresión no es un «problema de la voluntad», sino una enfermedad.
– Aun así, la apatía y la abulia son síntomas frecuentes en la depresión.
– Es muy importante que, durante la depresión, no se abandonen todas las activi-
dades.
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Depresión, ¿qué puedo hacer? Autocuidado
(aumento del apetito) o por defecto (disminución del apetito, a veces hasta llegar
a no ingerir alimentos durante varios días). En ambos casos, suelen acompañarse
de cambios importantes en el peso de los pacientes, pudiendo facilitar la aparición
de complicaciones médicas debidas al sobrepeso o a una nutrición inadecuada.
Por ello es importante que los profesionales monitoricemos siempre este aspecto,
incluso cuando el paciente no lo formula como una demanda. Suele ser útil pedirle
al paciente registros de su conducta alimentaria: que nos anote qué come, a qué
horas y en qué cantidades, lo que nos permitirá detectar, por ejemplo, si existe un
problema de «atracones» –generalmente de dulces y carbohidratos– relacionado
generalmente con una alta ansiedad, cuán desestructurados están los horarios de
comida del paciente, etc. A su vez, un registro suele actuar como un buen método
de autorregulación, sea porque el paciente cobra conciencia de su problema al ano-
tarlo y lo va corrigiendo progresivamente, o bien sea porque el paciente vincula esta
conducta a su buena alianza terapéutica.
Otro tema que no es menor en relación con la alimentación es el mito, facilitado
en muchas ocasiones por la nefasta acción de algunos medios de comunicación, de
la «dieta antidepresiva». En ocasiones, determinados profesionales que se presentan
como «dietistas» o «expertos en nutrición» –muchas veces sin siquiera tener ninguna
titulación al respecto– aconsejan determinadas dietas, o «complementos dietéticos»,
presentándolas como «antidepresivas», con cierta parafernalia pseudocientífica
(datos sobre qué alimentos «contienen» serotonina, triptófano, etc.) Los profesionales
debemos dejar bien claro que no existe tal cosa, y que no hay ninguna dieta que sea
«antidepresiva». De lo contrario, el paciente generará falsas esperanzas y puede
incluso dejar los tratamientos médicos que sí funcionan.
Puntos clave
– La depresión suele verse acompañada de alteraciones en la conducta alimen-
taria.
– Es importante que los profesionales monitoricemos la alimentación del paciente
deprimido.
– En ocasiones, con solo pedirle al paciente que anote lo que come le podemos
ayudar a autorregularse.
2. Tóxicos
Algunas personas, cuando se deprimen, tienden a buscar refugio en sustancias
altamente adictivas, que toman en muchas ocasiones como «automedicación» para
lidiar mejor con algunos síntomas. No es extraño que haya pacientes que beban alco-
hol o consuman cannabis para calmar su ansiedad, su miedo a estar con gente o para
conciliar el sueño. Otros pacientes abusarán del café con la esperanza de que esto
les ayude a mantenerse despiertos o activos. Algunos tomarán cocaína con el mismo
propósito. La mayoría de pacientes fumadores van a fumar más cigarrillos cuando
estén deprimidos. En realidad, la práctica totalidad de estas sustancias acaban por
empeorar el pronóstico de la depresión y pueden desencadenar cuadros de depen-
dencia que constituirán un problema añadido a tratar. El alcohol, por ejemplo, aunque
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gUÍa de buena práctica clínica en
Psicoeducación en pacientes con depresión
Puntos clave
– Algunas personas, cuando se deprimen, tienden a buscar refugio en los tóxicos.
– Los tóxicos empeoran el pronóstico de la depresión.
LIBERACIÓN
DE OPIOPIDES DISMINUCIÓN FATIGA
MEJORA DEL ÁNIMO
EJERCICIO FÍSICO ENDÓGENOS
MENOS
DEPRESIÓN
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Depresión, ¿qué puedo hacer? Autocuidado
Puntos clave
– Practicar ejercicio físico mejora los síntomas depresivos.
– Basta con un paseo de media hora o 20-30 minutos de natación para empezar a
sentirse mejor al cabo de 1 semana.
Puntos clave
– En la depresión puede haber insomnio o hipersomnia.
– En el caso de la hipersomnia, el paciente se siente más cansado y más triste
cuanto más duerme.
– Debemos limitar el tiempo de sueño de estos pacientes.
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gUÍa de buena práctica clínica en
Psicoeducación en pacientes con depresión
Puntos clave
– Quien está deprimido no es culpable de su depresión, pero sí responsable.
– Responsabilizarse de la depresión implica hacer todo aquello que esté en sus
manos para superarla: tomar los fármacos, hacer ejercicio, no consumir tóxicos
o dormir un número mínimo o máximo de horas.
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Depresión, ¿cómo puedo ayudarte? El papel de la familia
vivencia aún más dolorosa si cabe, con lo que el paciente acaba por verse del todo
distinto al mundo que le rodea, generando un «autoestigma» en el que los síntomas
depresivos son atribuidos, inevitablemente, a la propia voluntad.
Llegados a este punto, será necesario restablecer la confianza en uno mismo
a partir de «pequeñas acciones exitosas» (p. ej.: «he logrado levantarme a las 10
y salir a comprar el pan» o «he conseguido participar de la conversación familiar
durante el almuerzo»), que deberán ser adecuadamente valoradas por el paciente
y su entorno. En este punto, suele ser de gran ayuda el inicio de una psicoterapia
cognitivo-conductual.
Puntos clave
– La depresión no cambia el carácter de quien la padece, pero distorsiona su modo
de ver la vida.
– Es muy común que la persona que padece una depresión tienda a pensar que está
decepcionando a la gente a la que quiere.
– La persona deprimida puede estar convencida de que su depresión no se va a
curar nunca.
Puntos clave
– Algunos síntomas, como la inhibición, la baja autoestima o la apatía, pueden
condicionar la capacidad para buscar ayuda en los demás.
– Es fundamental trazar un plan de ayuda de forma conjunta entre el paciente, el
terapeuta y la familia.
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gUÍa de buena práctica clínica en
Psicoeducación en pacientes con depresión
Puntos clave
– El aislamiento empeora la sintomatología depresiva.
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Depresión, ¿cómo puedo
ayudarte?
El papel de la familia
D. Germán López Cortacans
Enfermero especialista en Salud Mental. Centro de Salud Salou, Tarragona
¿Qué es la Depresión?
Normalmente, todas las personas a lo largo de la vida experimentan momentos de
tristeza y desinterés, acompañados de sentimientos de fracasos o pérdidas. Se puede
afirmar que todas las personas, en algunos momentos de su vida, han experimentado
estos sentimientos y, por lo tanto, se pueden enmarcar dentro de las experiencias
vitales del vivir diario. Pero cuando esta tristeza es excesiva en intensidad y duración,
e impide a la persona realizar las actividades cotidianas, impregnándola de senti-
mientos de inutilidad y culpabilidad, estamos ante un caso de depresión mayor. Las
personas que padecen depresión perciben y sienten su vida cotidiana con una actitud
negativa y son incapaces de imaginar que cualquier problema o situación se puede
resolver de un modo positivo.
Cuando preguntamos al paciente cómo vive estos sentimientos negativos, nos
suele contestar con frases del tipo: «lo veo todo negro», «todo se me hace una mon-
taña», «dicen que estoy enfermo, pero la enfermedad no se ve con ninguna prueba»,
«no sé qué decir», «nadie me entiende». Es desde este planteamiento de la «invi-
sibilidad» de la depresión por el que al paciente le cuesta comunicar a los suyos su
sufrimiento emocional, porque los demás no entienden lo que le sucede. De este
modo se crea un muro de incomprensión que
le aísla, aumentando, en la mayoría de los
casos, sus sentimientos de impotencia y min-
usvalía, agravando los síntomas depresivos.
Se debe subrayar que estos sentimientos que
experimenta el enfermo son independientes
del contexto social, laboral y familiar que esté
viviendo en ese momento. Por ejemplo, se
puede pensar que si el paciente realizase una
actividad agradable y placentera, como irse
de vacaciones, sus sentimientos negativos
disminuirían o desaparecerían. Todo lo con-
trario, el paciente experimentaría mayor gado
de ansiedad y malestar emocional.
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gUÍa de buena práctica clínica en
Psicoeducación en pacientes con depresión
Esta respuesta paradójica del paciente genera muchas dudas en la familia, porque
le cuesta entender cuál debe ser la actitud correcta que debe tener con su familiar
enfermo. Muchas de estas dudas están fundamentadas en ideas y creencias erróneas
sobre lo que es una depresión mayor, es por ello que es necesario aclarar a la familia
las dudas que pueda tener en relación a la depresión de su familiar. La depresión
puede cambiar o distorsionar la forma como la persona se ve a sí misma, a su vida y
a las personas a su alrededor, en especial a su familia.
Es necesario que los profesionales puedan aclarar las dudas que pueda tener la
familia en relación a la depresión de su familiar. Frecuentemente estas dudas están
relacionadas con el propio término, porque la palabra «depresión» es utilizada de
forma banal en el lenguaje coloquial, confundiendo la depresión clínica con senti-
mientos como la tristeza, el agobio o la preocupación, a menudo relacionados con
dificultades de la vida, pero que no constituyen unas condiciones patológicas. Otro
componente importante del prejuicio social sobre la depresión es la atribución al
enfermo de características como debilidad de carácter, falta de voluntad o incapacidad
para enfrentarse a adversidades y problemas. Es por ello que la familia debe saber
que su familiar deprimido no puede «arreglárselas para salir adelante por sí mismo»
y mejorar. Es decir, la depresión no es un estado del que uno pueda liberarse por la
propia voluntad o el deseo; del mismo modo que, por ejemplo, un paciente diabético
no puede dejar de serlo por su propia voluntad o deseo.
No existe una sola causa de la depresión mayor, lo más probable es que tanto
factores psicológicos y biológicos como ambientales tengan que ver con la causa
de este trastorno. Muchos autores señalan que la depresión mayor es un trastorno
biológico del cerebro, y los estudios que se han realizado muestran que las personas
deprimidas tienen algún problema con sustancias químicas cerebrales. También se
ha descubierto que los genes podrían predisponer a una persona más que a otra a
que sufra depresión.
FACTORES
BIOLÓGICOS
FACTORES FACTORES
PSICOLÓGICOS DEPRESIÓN AMBIENTALES
La familia del paciente deprimido debe saber que la depresión incide en todas las
esferas de la vida de su familiar, presentando síntomas que debe conocer, como:
– Agitación, inquietud e irritabilidad.
– Cambio drástico en el apetito, a menudo con aumento o pérdida de peso.
– Dificultad para la concentración.
– Fatiga y falta de energía.
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Depresión, ¿cómo puedo ayudarte? El papel de la familia
Puntos clave
– El profesional no debe dar por sentado que el paciente y su familia saben lo que
es una depresión.
– Se debe explicar que la depresión es una enfermedad.
– Se debe diferenciar la depresión de sentimientos temporales, como el desánimo,
la tristeza o el desinterés.
– Explicar que tener un miembro de la familia con depresión afecta el funciona-
miento y la dinámica de toda la familia.
¿Cómo se trata?
La depresión mayor es un proceso multifactorial y complejo cuyo desarrollo está
relacionado con un amplio grupo de factores de riesgo: personales, cognitivos, socia-
les, familiares y genéticos. Aunque se desconoce la causa exacta de la depresión,
muchos investigadores creen que es causada por cambios químicos en el cerebro.
Es por ello que en la entrevista con el paciente y su familia el profesional debe ofrecer
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gUÍa de buena práctica clínica en
Psicoeducación en pacientes con depresión
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Depresión, ¿cómo puedo ayudarte? El papel de la familia
Puntos clave
– La depresión puede ser tratada con antidepresivos, consiguiendo buenos resul-
tados.
– La información que se debe dar a la familia siempre tiene que ser «a medida», por
ello es necesario que el profesional conozca qué ideas tiene la familia respecto a
la depresión y a la medicación antidepresiva.
– Los antidepresivos tienen que tomarse durante 6 a 12 meses, siguiendo cuidado-
samente las instrucciones de los profesionales sanitarios.
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Psicoeducación en pacientes con depresión
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Depresión, ¿cómo puedo ayudarte? El papel de la familia
Se debe explicar a la familia que la depresión impregna toda el área afectiva del
paciente, y donde antes su familiar encontraba disfrute y placer (ir al cine, bailar,
salir de excursión, disfrutar de la gastronomía…) ahora presenta conductas para
evitar realizar estas actividades. También se debe explicar a la familia que la pérdida
del interés que manifiesta el paciente va acompañada de gran malestar emocional,
porque en todo momento el paciente es consciente de cómo era antes de estar
enfermo, y esta posibilidad de volver a ser el que era la vive desde la desesperación
y el pesimismo.
El estigma social
Las enfermedades mentales en general, y en particular la depresión, son perci-
bidas por la sociedad desde cierta distancia y con actitudes discriminatorias, de tal
modo que padecer una depresión «no está bien visto» porque se relaciona con «falta
de voluntad», «desinterés por las cosas» o «debilidad de carácter». De tal modo
que si el paciente explica a sus familiares y amigos que tiene una depresión le van
a responder con frases del tipo: «tienes que poner de tu parte», «debes animarte»,
«tienes que pensar en los demás», por lo tanto, le van añadir más daño emocional
del que ya sufre.
Por otra parte, tomar antidepresivos, a diferencia de otros fármacos, implica
que el paciente tiene que asumir que su enfermedad forma parte de las enferme-
dades estigmatizadas, es decir, no comprendidas por la sociedad. Es por ello que,
a diferencia de otros fármacos, la toma del antidepresivo el paciente la realiza en
soledad, privada de las miradas de los otros, para así evitar preguntas incómodas y
dar explicaciones acerca de su estado de ánimo decaído.
Estas actitudes del enfermo ante su enfermedad construyen un muro de inco-
municación con su familia. Es por ello que la familia debe saber que este tipo de
reacción forma parte de la propia enfermedad, que genera conductas evitativas y de
aislamiento. Por lo tanto, las respuestas que da el enfermo a través de su incomu-
nicación con la familia y su deseo de aislarse son actitudes que la familia no debe
interpretar que son dirigidas hacia ella sino que la propia familia las debe entender
como los síntomas propios de la enfermedad.
Puntos clave
– La persona con depresión tiende al aislamiento y a la disminución de la comuni-
cación con su familia.
– Generalmente, el paciente percibe que no es comprendido por su familia y amigos.
– El síntoma que hilvana todo el estado de ánimo del paciente es la tristeza pro-
funda.
– Frases de ánimo como: «tienes que poner de tu parte», «debes animarte», «tie-
nes que pensar en los demás», incrementan los sentimientos de desolación y
desesperanza del paciente, porque se presupone que solo tiene un problema de
falta de voluntad o desinterés.
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gUÍa de buena práctica clínica en
Psicoeducación en pacientes con depresión
CONDUCTAS
CULPABILIZADORAS
AGRAVABAN CONDUCTAS
SINTOMATOLOGÍA ESTIGMATIZADORAS
DEL PACIENTE
INFORMACIÓN
ERRÓNEA SOBRE
LA DEPRESIÓN
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Depresión, ¿cómo puedo ayudarte? El papel de la familia
En este contexto podemos hablar también del estigma social hacia la depresión,
que puede ser un problema sustancial para las personas deprimidas, inhibiendo la
búsqueda de ayuda y asesoramiento y dificultando tanto la aceptación y la adherencia
al tratamiento como su reinserción social. Es necesario que el profesional también
informe y asesore a la familia para combatir los prejuicios relacionados con la depre-
sión y ello implica el cambio de las creencias en torno a la enfermedad depresiva y
el cambio de la forma en la que se percibe a las personas que padecen depresión
por parte de la sociedad.
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gUÍa de buena práctica clínica en
Psicoeducación en pacientes con depresión
Puntos clave
– El profesional, cuando realiza la entrevista al paciente y a su familia, debe conocer
qué ideas previas tienen sobre lo que es una depresión y de dónde procede su
información.
– La palabra «depresión» es utilizada de forma banal en lenguaje coloquial, con-
fundiendo la depresión clínica con sentimientos como la tristeza, el agobio o la
preocupación.
– Los profesionales deben ofrecer a la familia una explicación causal y psicopatológica
de la depresión que incluya los componentes biológicos, sociales y psicológicos.
– Los objetivos de la información son posibilitar la participación de la familia en
combatir el estigma y los prejuicios asociados a la depresión.
AISLAMIENTO SOCIAL
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Depresión, ¿cómo puedo ayudarte? El papel de la familia
Puntos clave
– El enfermo experimenta una actitud de caparazón que viene determinada por los
propios síntomas de la depresión y por su propia incapacidad de poder explicar
lo que le sucede.
– El aislamiento y autoexclusión del paciente de la vida familiar y social se nutre del
concepto que tenga el paciente de lo que es una depresión.
– En las primeras fases de la depresión el paciente ofrece resistencias para no acudir
al médico, es por ello que es necesario que la familia tenga ciertas habilidades
comunicativas y negociadoras para convencerlo.
DESCONOCIMIENTO
INCREMENTO DE LA SOBRECARGA
DE CÓMO ATENDER
RESPONSABILIDAD EMOCIONAL
LAS DEMANDAS
DEL CUIDADOR DEL CUIDADOR
DEL PACIENTE
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gUÍa de buena práctica clínica en
Psicoeducación en pacientes con depresión
Es por ello que los profesionales deben reconocer cómo el impacto de la depresión
afecta en el conjunto familiar, afectando los vínculos emocionales y la comunicación
entre los miembros de la familia. Generalmente, el cuidado recae principalmente en la
familia y conlleva una sobrecarga emocional importante sobre todo en el/la cuidador/a
principal, que suele ser la pareja. En cuanto a los aspectos relacionados con dicha
sobrecarga, sobresale la idea central de que el hecho de convivir con un familiar
depresivo, independientemente de la relación, edad y sexo, es una experiencia dura
y de difícil comprensión. También la mayoría de familiares creen que la depresión es
una enfermedad difícil de entender tanto para la persona que la padece como para
los que le cuidan, y ello genera conflicto en las relaciones familiares, personales y
un rechazo social.
Puntos clave
– El impacto de la depresión afecta en el conjunto familiar, afectando los vínculos
emocionales y la comunicación entre los miembros de la familia.
– La familia es una fuente importante de soporte en la búsqueda de soluciones y
apoyo del paciente depresivo, pero también la familia necesita recibir soporte para
disminuir la carga de estrés y sufrimiento emocional.
– Es preciso identificar desde un inicio las áreas de mayor dificultad de las familias,
de este modo existe la posibilidad de intervenir oportunamente en dichas áreas
donde se requiere apoyo psicoeducativo.
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Depresión, ¿cómo puedo ayudarte? El papel de la familia
RESPUESTA
CONDICIONES PACIENTE ANTE LA
DE VIDA ENFERMEDAD
FAMILIA
RESPUESTA ADAPTATIVA
DE LOS MIEMBROS
Desde este planteamiento, la familia debe dar respuesta ante las necesidades
del familiar deprimido, adaptándose para poder seguir funcionando, adoptando las
siguientes funciones:
Adaptabilidad
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gUÍa de buena práctica clínica en
Psicoeducación en pacientes con depresión
Participación
Para resolver estas nuevas necesidades que demanda el paciente es necesario
que la familia potencie su capacidad de compartir los problemas y de comunicarse
para explorar maneras de resolverlos.
Es en el núcleo familiar, y sobre todo con la pareja, donde se deben «construir
puentes de comunicación» con el paciente. La comunicación con el paciente no es
fácil, sobre todo en las primeras fases de la depresión, es por ello que la actitud
familiar debe ser facilitadora; es decir, el paciente debe sentir que su familia «está
ahí», «no está ausente», «no está despreocupada de lo que le ocurre». Desde
esta óptica, la familia debe promover actitudes, en la medida de lo posible, que
faciliten la comunicación y la participación de su familiar.
Afecto
En estas primeras fases de la depresión se debe potenciar la comunicación no
verbal y las actitudes positivas: «dar un beso», «dar una acaricia», «estar sentado
al lado del paciente», «ofrecerse para acompañarlo a realizar cualquier actividad».
También pueden facilitar la expresión de sentimientos frases del tipo: «¿cómo te
encuentras?», «¿has descansado bien esta noche?», «¿te apetece hablar de lo que
te está pasando?». Se debe señalar a la familia que estas preguntas deben ser rea-
lizadas desde la empatía y la escucha activa, es decir, el paciente debe percibir un
interés genuino y afecto por parte de su familia.
Puntos clave
– La familia como sistema de apoyo natural es, en los periodos de dependencia, la
mayor fuente de apoyo social y personal.
– En las primeras fases de la depresión se debe potenciar la comunicación no verbal
y las actitudes positivas hacia el enfermo.
– El paciente se siente vulnerable e inseguro, es por ello que se deben incrementar
las relaciones familiares para crear un entorno más seguro y acogedor.
– La familia debe promover actitudes que faciliten la comunicación y la participación
del enfermo.
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Depresión, ¿cómo puedo ayudarte? El papel de la familia
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gUÍa de buena práctica clínica en
Psicoeducación en pacientes con depresión
Recordar a la familia, sobre todo a la pareja, que la depresión puede durar meses y,
por tanto, el planteamiento de la ayuda familiar debe ser percibido como una «mara-
tón» más que como un «sprint de 100 metros». Es por ello que las expectativas que
tiene la familia sobre la recuperación del paciente deben ser realistas, dosificando
las fuerzas en relación a la ayuda del paciente; por tanto, no es recomendable apretar
el «acelerador» sino que el paciente vaya a su ritmo, apreciando los cambios de la
mejora del ánimo que el paciente experimenta a lo largo de su evolución.
Puntos clave
– Es importante explicar a la familia que las maneras negativas de ver la realidad
cotidiana que explica el paciente son parte de los síntomas de la depresión; estas
distorsiones, por lo general, no se basan en circunstancias reales.
– La familia debe proponer al paciente pautas en su vida cotidiana que le ayuden a
manejar mejor su estado de ánimo.
– La ayuda que presta la familia debe ser como una «maratón». Es por ello que
es importante dosificar las fuerzas y las expectativas en relación a la mejora del
paciente.
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Depresión, ¿cómo puedo ayudarte? El papel de la familia
Por tanto y previniendo estas actitudes nocivas, es preciso aclarar qué creencias e
informaciones son erróneas. La siguiente lista contiene una relación de los errores
más frecuentes acerca de lo que es la depresión mayor.
Errores más frecuentes:
– «La depresión es solo una forma de debilidad, si mi familiar pusiese un poco
de voluntad lo podría resolver por sí mismo».
– «Los jóvenes no se deprimen».
– «Es normal que un anciano esté deprimido».
– «La depresión es una debilidad del carácter».
– «Los hombres no se deprimen».
– «Si una persona tiene estabilidad económica y familiar no puede deprimir-
se».
– «Los antidepresivos son adictivos».
– «La depresión no es una enfermedad».
Estas ideas erróneas sobre la depresión son difíciles de erradicar, requiere de un
proceso en el cual la familia vaya asumiendo de forma paulatina que la depresión es
una enfermedad que precisa tratamiento. Es por ello que el profesional durante el
seguimiento clínico del paciente debe establecer una relación fluida con la familia
para informarla y asesorarla en sus dudas y preguntas.
Puntos clave
– No dar por sentado que la familia va a entender todas nuestras explicaciones
sobre la enfermedad de su familiar.
– Los profesionales deben advertir a la familia que la información sobre depresión
que se encuentra en los libros de autoayuda y páginas web, en muchas ocasiones,
no está avalada por asociaciones ni por estudios científicos contrastados.
– Durante el seguimiento clínico del paciente debe establecer una relación fluida
con la familia para informarla y asesorarla en sus dudas y preguntas.
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gUÍa de buena práctica clínica en
Psicoeducación en pacientes con depresión
Este «poder actuar libremente» es beneficioso para el paciente, porque percibe que
su familia entiende cómo se siente y por ello no le presiona ni le exige participar o
realizar en actividades de cooperación familiar.
Esta comprensión del estado de ánimo del paciente por parte de la familia es bene-
ficiosa y promueve su mejora. Es desde este contexto de ayuda donde es aconsejable
que en las fases iniciales de la enfermedad se incremente el cuidado del enfermo,
supervisando la toma de la medicación y acompañándolo a la visita del profesional. Se
debe recordar a la familia que en unas semanas, de 2 a 4 habitualmente, la medica-
ción estará haciendo efecto y el enfermo, en la mayoría de los casos, podrá empezar
a volver paulatinamente a la actividad social laboral y familiar.
También debemos estimular a la familia a que comparta con el paciente las
mejoras que se van observando a lo largo del proceso. Así se le puede hacer ver al
paciente que ha tomado la decisión por él mismo de realizar alguna actividad lúdica
–ir al cine, pasear, ir de compras, visitar a algún amigo–, y eso es una señal de ir por
el camino de la recuperación.
La familia puede ofrecer al paciente:
– Apoyo emocional.
– Potenciar la socialización.
– Aumentar los sistemas de soporte familiar.
– Potenciar su autoestima.
– Acompañarlo a realizar algún tipo de actividad.
– Facilitar la expresión de sentimientos.
La mayoría de los pacientes con depresión y sus familias se adaptan adecua-
damente a la nueva situación y, a pesar de las tensiones y reestructuraciones que
exige, son capaces de reorganizarse e incluso fortalecer sus lazos. Sin embargo,
el profesional sanitario ha de estar atento a aquellas familias, y sobre todo el/la
cuidador/a principal, que se cierran en sí mismas y quedan atrapadas, llegando a
asumir en exceso la responsabilidad del cuidado del enfermo, limitando su autonomía
o independencia. Esta limitación de la autonomía del paciente por excesiva protección
familiar debe ser valorada por el profesional durante el seguimiento del paciente, ya
que una excesiva protección y cuidado del enfermo puede impedir su mejoría.
Puntos clave
– La familia, y en especial la pareja o persona próxima al enfermo, forma parte del
«tratamiento».
– La comprensión del estado de ánimo del paciente por parte de la familia es bene-
ficiosa y promueve su mejora.
– Se debe estimular a la familia a que comparta con el paciente las mejoras que se
van observando a lo largo del proceso.
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Depresión, ¿cómo puedo ayudarte? El papel de la familia
– El profesional ha de estar atento a aquellas familias, y sobre todo el/la cuidador/a
principal, que asumen en exceso la responsabilidad del cuidado del enfermo,
limitando su autonomía o independencia.
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gUÍa de buena práctica clínica en
Psicoeducación en pacientes con depresión
var, como cualquier otra enfermedad, pudiendo presentar síntomas como la ideación
suicida que requieran asistencia profesional urgente, y en algunas ocasiones precisen
de ingreso hospitalario.
La ideación suicida provoca diversos sentimientos y reacciones en la familia, como
sentir tristeza e impotencia por creer que lo que hacen por su familiar enfermo no
le es de ayuda. En ocasiones la familia expresa que se sienten impotentes y sobre
todo culpables por no saber actuar correctamente con el enfermo. Es por ello que es
necesario que el profesional explique a la familia que los sentimientos y emociones
del paciente están relacionados directamente con su enfermedad y, por tanto, «no
hay responsables» ni «culpables» de su estado de ánimo negativo. Por el contrario,
hay que resaltar que el apoyo familiar, en la mayoría de las veces, es un motor de
ayuda para que el paciente mejore su estado de ánimo deprimido.
Puntos clave
– Es una idea errónea creer que hablar de las ideas de suicidio con el paciente
pudiera conducir a provocarlo, o hacer que le parezca una idea aceptable.
– La familia, sobre todo el/la cuidador/a principal, debe estar atenta a algunas
señales de riesgo de suicidio que debe conocer.
– Se debe desculpabilizar a la familia de los pensamientos suicidas del paciente.
92
Bibliografía recomendada
– Aragonès Benaiges E, López Cortacans G, Badia Rafecas W, Piñol Moreso JL, Hernández
Anguera JM, Caballero Alías A. Abordaje psicoeducativo de la depresión en Atención
Primaria. El modelo INDI. Metas de Enfermería 2011; 14:62-7.
El modelo INDI es un programa multicomponente para mejorar el manejo de la
depresión en Atención Primaria desarrollado por el Grupo de Investigación en Salud
Mental y Atención Primaria de Tarragona (IDIAP Jordi Gol). En este artículo se describe
el componente psicoeducativo del programa.
– Depression wellness guide for adults with depression and their family and friends. Families
for Depression Awareness. Leído el 12 de enero de 2012. Disponible en wvsbha.org/.../
Depression/wellnessguide.pdf.
Esta guía educativa ha sido elaborada por una asociación de familiares norteameri-
canos para promover el conocimiento de la depresión y está dirigida a personas con
depresión y a sus familias y amigos. La guía ha sido supervisada por la American
Academy of Family Physicians y la American Psychiatric Association.
– Fundación Española de Psiquiatría y Salud Mental. Consenso en el tratamiento de las
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Epidemiology of major depressive episode in a southern European country: results from
the ESEMeD-Spain project. J Affect Disord 2010; 120:76-85.
El estudio ESEMED es un estudio epidemiológico sobre la prevalencia y otras car-
acterísticas clínicas de los trastornos mentales en Europa. En este artículo se reportan
los resultados específicos sobre la epidemiología de la depresión mayor en la población
general española.
– Grupo de Trabajo de la Guía de Práctica Clínica de Prevención y Tratamiento de la Conducta
Suicida. La Conducta Suicida: Información para pacientes, familiares y allegados, 2010.
Guías de Práctica Clínica en el SNS: Avalia-t 2010/02. Disponible en: http://www.sergas.
es/Docs/Avalia-t/2009_03_Gal/inicio-gal.html.
Documento en formato de libro electrónico que traslada los contenidos esenciales de
la guía de prevención y tratamiento de la conducta suicida al paciente y a sus allegados
con el objetivo de favorecer su comprensión y facilitar la toma de decisiones.
– Guía de Práctica Clínica sobre el manejo de la Depresión Mayor en el Adulto 2008. Guías
de Práctica Clínica en el SNS: avalia-t, n.º 2006/06. Disponible en: http://www.guiasalud.
es/GPC/GPC_424_Dep_Adult_compl.pdf.
Guía clínica basada en la evidencia científica, donde se ofrecen recomendaciones para
el diagnóstico, evaluación y tratamiento de la depresión mayor. Incluye un anexo con
información práctica y concisa para pacientes y familiares.
– http://www.forumclinic.org/depresion
Página web coordinada por profesionales del Hospital Clínic de Barcelona. Se pueden
encontrar noticias sobre depresión, reportajes, foro e información.
– Karp D. Speaking of Sadness: Depression, Disconnection, and the Meaning of Illness.
New Yoork: Oxford University Press, 1996.
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gUÍa de buena práctica clínica en
Psicoeducación en pacientes con depresión
Karp es un sociólogo que sufrió una depresión y a raíz de este acontecimiento realizó
una investigación fenomenológica acerca de los significados y vivencias que experi-
menta el enfermo deprimido. Este es el primer libro de una trilogía sobre la depresión
y sus significados.
– Kravitz R, et al. Relational barriers to depression help-seeking in primary care. Patient
Education and Counseling 2011; 82:207–13.
Los autores realizaron un estudio cualitativo en el que entrevistaron a pacientes dep-
rimidos para conocer cuáles eran las barreras que se encontraban cuando solicitaban
ayuda profesional. La barrera que más destacaban los pacientes era la dificultad de
los profesionales para conocer de qué formas les estaba afectando la depresión en su
vida cotidiana y en sus relaciones.
– Masreal, F. Conviure amb la depressió. Barcelona: Mina/Grup62, 2007. Versión en castel-
lano: Masreal, F. Convivir con la depresión. Barcelona: Luciérnaga, 2008.
El periodista Fidel Masreal profundiza desde un punto de vista no médico en una
enfermedad que aún está llena de tabúes y prejuicios. Además de entrevistarse con
psiquiatras, psicólogos y otros profesionales, ha hablado a fondo con personas que
han sufrido una depresión o con los que han vivido con enfermos que la padecían.
– Mayo Clinic. Depression: Supporting a family member or friend. (Citado el 12 de enero de
1012). Disponible en http://www.mayoclinic.com/health/depression/MH00016.
Diferentes profesionales de la Clínica Mayo de los EE.UU. han escrito este material
divulgativo para el enfermo deprimido y su familia. El material está escrito con un estilo
y un vocabulario comprensible y de fácil lectura.
– Organización Médica Colegial (OMC). Evidencia científica en ansiedad y depresión, 2.ª
edición actualizada. Ed. IMC S.A. 2011.
– Plan de Prevención del Suicidio. http://www.suicidioprevencion.com.
Se trata de una web que se enmarca en el contexto de un plan piloto para la prevención
del suicidio dirigido a la población de la Dreta de L’Eixample de Barcelona. Proporciona
información, ayuda y orientación a personas que se encuentran con esta problemática,
sean ellos mismos o alguien de su entorno cercano. Se dirige también a profesionales
sanitarios que buscan asesoramiento sobre los problemas de este tipo.
– Saver B, Van-Nguyen V, Keppel G, Doescher M. A Qualitative Study of Depression in Pri-
mary Care: Missed Opportunities for Diagnosis and Education. J Am Board Fam Med,
January-February 2007; 20:28-35.
En este artículo se subraya la necesidad de mejorar la calidad asistencial en relación al
diagnóstico y sobre todo en el seguimiento de la depresión, potenciando la información
y educación del paciente.
– Taylor D, Paton C, Kapur S. The Maudsley Prescribing Guidelines, Tenth Edition. London:
Informa Healthcare, 2009.
– Vallejo Ruiloba J. Doctor, estoy deprimido. Madrid: La esfera de los libros, 2010.
El equipo coordinado por el Dr. Julio Vallejo Ruiloba ha escrito este libro con un estilo
divulgativo, que responde a una amplia gama de preguntas formuladas por los pacientes
y sus familias en relación a la depresión y su tratamiento.
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