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Juan de Dios Peza
Juan de Dios Peza
Juan de Dios Peza
(1852-1910)
Mas datos
Juan de Dios Peza nació en una familia conservadora ( su
padre fue ministro durante la intervención ) pero como discípulo
de Ramírez y Altamirano figuró entre los jóvenes poetas
liberales. A la vez Hipanófilo y nacionalista,
Se empeñó en versificar castizamente y en hacer poemas con
motivos y escenarios locales. Diplomático, dio a conocer en
Madrid a los poetas de este país ( La lira mexicana, antología)
Y escribió para nosotros sus Recuerdos de España. Periodista
de prosa suelta y clara que todavía es francamente legible ( De
la gaveta íntima, Benito Juárez), comediógrafo y fundador de la
primera sociedad de autores mexicanos, fue sobre todo poeta
muy admirado en los países de lengua española y traducido
inclusive al japonés. Su esposa lo abandonó y esta tragedia
convirtió a Peza en el "cantor del hogar". En vida fue
castigado por su inmensa popularidad, aunque el célebre
ataque de Brummel en Poetas mexicanos contemporáneos
(1884). Las ediciones modernas de sus obras que ha hecho
Porfirio Martínez Peñaloza nos permiten revisar las ideas
turinarias. A menudo se encuentran en Peza poemas
admirables, como "En las ruinas de Mitla", y siempre una
facilidad y abundancia en la versificación que, si lo ponen a
distancia de lo que por ahora consideramos poesía, también lo
hacen digno del respeto que Le Corbussier reclamaba para todo
trabajo bien hecho. Históricamente la importancia de Peza es
crucial: su empleo del habla cotidiana, su prosaísmo,
Limpió la lengua poética del peso muerto que arrastraba
nuestro romanticismo y preparó, sin saberlo y tal vez sin
quererlo, el advenimiento de los modernistas.
SELECCIÓN DE POEMAS
Sin sobre
Abro tu carta y reconozco ufano
Tu letra fácil, tu dicción hermosa;
Tú la trazaste con tu propia mano
Pues el papel trasciende a tuberosa.
Reír llorando
Viendo a Garrick, actor de la Inglaterra,
el pueblo al aplaudirlo le decía:
Eres el más gracioso de la tierra y el más feliz.
Y el cómico reía.
Fusiles y Muñecas
CUADRO REALISTA
A México
En las últimas desgracias de España.
En repentina orfandad,
Trémulas las manos tienden
Los niños, que no comprenden
Su espantosa soledad.
Tan sólo la caridad
Velará después por ellos,
Curando con sus destellos
su miseria y su aflicción:
¡Cómo no amarlos, si son
Tan inocentes, tan bellos!
En mi barrio
Sobre la rota ventana antigua
Con tosco alféizar, con puerta exigua,
Que hacia la oscura callejada,
Pasmando al vulgo como estantigua
Tallada en piedra, la santa está.
Despojo de lo ignorado,
Busca un trono la hoja seca
En la multitud greca
Del frontón desportillado.
Al penate derribado
La ortiga encubre y escuda;
Ya socavó mano ruda
La perdurable muralla…
Viajero: medita y calla…
¡Lo insondable nos saluda!
Nieve de estío
Como la historia del amor me aparta
de las sombras que empañan mi fortuna,
yo de esa historia recogí esta carta
que he leído a los rayos de la luna.
A mis hijas
Mi tristeza. es un mar; tiene su bruma
que envuelve densa mis amargos días;
sus olas son de lágrimas; mi pluma
está empapada en ellas, hijas mías.
Vosotras sois las inocentes flores
nacidas de ese mar en la ribera;
la sorda tempestad de mis dolores
sirve de arrullo a vuestra edad primera.
Nací para luchar; sereno y fuerte
cobro vigor en el combate rudo;
cuando pague mi audacia con la muerte,
caeré cual gladiador sobre mi escudo.
Mi padre
Yo tengo en el hogar un soberano,
único a quien venera el alma mía;
es su corona su cabello cano,
la honra su ley y la virtud su guía.
Bebé
Cuenta Bebé dos meses no cumplidos,
pero burlando al tiempo y sus reveses,
como todos los niños bien nacidos
parece un señorón de 20 meses.
César En Casa
Juan, aquel militar de tres abriles,
que con gorra y fusil sueña en ser hombre,
y que ha sido en sus guerras infantiles
un glorioso heredero de mi nombre;
El Cuento De Margot
Vamos, Margot, repíteme esa historia
que estabas refiriéndole a María,
ya vi que te la sabes de memoria
y debes enseñármela, hija mía.
El Nido
Mira ese árbol que a los cielos
sus ramas eleva erguido;
en ellas columpia un nido
en que duermen tres polluelos.
¿Y mi dolor te da risa?
escucha y tenme respeto:
éste era un rey... deja quieto
el cuello de mi camisa.
Me da tormentos crueles
tu movilidad chicuelo,
¿ves? has regado en el suelo
mi dinero y mis papeles.
Y me gusta el cuentecito
y mira ya lo aprendí:
"Este era un rey", ¿no es así?
"¡Qué bonito! ¡Qué bonito!"
Y de besos me da un ciento,
y pienso al ver sus cariños:
los cuentos para los niños,
no requieren argumento.
Y bendigo mi fortuna,
y oye el cuento y lo sabrás;
"Era un rey a quien jamás
le sucedió cosa alguna".
Mi Mejor Lauro
Post-Umbra
Con letras ya borradas por los años,
en un papel que el tiempo ha carcomido,
símbolo de pasados desengaños,
guardo una carta que selló el olvido.
Un Consejo De Familia
¿Quién en la miseria y el amor concilia?
Esto más que un problema es un misterio.
Para hablar de un asunto que es tan serio,
hubo ayer un consejo de familia.
A Mis Hijas
Mi tristeza es un mar; tiene su bruma
que envuelve densa mis amargos días;
sus olas son de lágrimas; mi pluma
está empapada en ellas, hijas mías.