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La Agresividad en Niños de 0 A 6 Años Silvie Boucie

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Daniela Bayardo Rosales 4° “A” Preescolar

La agresividad en niños de 0 a 6 años Silvie Boucier

La resolución de conflictos

Los niños se pelean porque no conocen otras formas de conseguir lo que quieren. Hay que
enseñarles a arreglar sus conflictos de forma pacífica. Cuando una maestra induce a sus
alumnos a ponerse de acuerdo, favorece en ellos la autoafirmación. Se ve como se atenúa su
agresividad, porque se sienten reconocidos en sus necesidades y tienen menos tendencia a
desahogar su cólera.

Es un proceso a largo plazo, requiere la práctica de numerosas aptitudes en diferentes


contextos.

Hay dos elementos cuando surgen los conflictos: el espacio y el material para jugar.

En una situación de conflicto, primero hay que calmarse y pararse para poder escuchar al
otro. Para relacionarse verbalmente hay que ser capaz de practicar la alternancia en los
turnos de palabra. Hay que saber reconocer las consecuencias que tienen las acciones en el
otro. Hay que tomar conciencia del hecho de que el empleo de la agresión no es apropiado. El
proceso de resolución de problemas se apoya en ciertos conceptos básicos del lenguaje.

Los niños que sienten empatía o la simpatía hacia los otros parecen desarrollar tácticas de
comportamiento más adaptadas en el plano social y salir adelante en su recorrido escolar.

Los adultos pueden enseñar estas estrategias a los niños, ofreciendo al principio modelos de
negociación pacífica, así desarrollan, por imitación, aptitudes positivas.

En el transcurso de la vida cotidiana, es muy fácil estimular a los niños a considerar el punto
de vista del otro. El cambio de roles en los juegos de estimulación permite al niño comprender
que las necesidades y las emociones de los otros pueden ser diferentes a las suyas.

La discusión de problemas hipotéticos permite al niño, plantear soluciones, imaginar lo que


podría sentir y evaluar las consecuencias de sus actos y escoger la mejor solución posible.

Es posible ayudar a los niños a desarrollar las aptitudes necesarias para resolver los
problemas cotidianos, ofreciéndoles recursos para resolver los problemas de forma pacífica,
practicando la “reflexión en voz alta”: considerando el punto de vista del otro, ayudándole a
variar sus estrategias, apelando a la memoria del niño, dando su opinión…
Daniela Bayardo Rosales 4° “A” Preescolar

Podemos poner las bases para desarrollar sus aptitudes de futuro negociador. Debemos
enseñar poco a poco a compartir y enseñar a los niños a resolver problemas de forma
pacífica.

Todas las situaciones son buenas para practicar la toma de decisiones. Durante el proceso de
negociación, es necesario decir que se siente y escuchar que siente el otro. Es importante
familiarizar al pequeño con la variedad de las emociones: alegría, tristeza o irritación.

Cuando el conflicto estalla entre los pequeños, el adulto debe acercarse con rapidez y
serenidad, mostrar su desacuerdo y detener los actos agresivos.

Los niños de 4 años saben expresar lo que quieren, escuchan al otro, pero a veces recurren a
amenazas y a la agresión. Hacia los 4-5 años a la expresión de sí mismo y a la escucha del
otro, se yuxtapone progresivamente la capacidad de concebir soluciones de forma autónoma.
Entre los 4 y 6 años los niños comprenden que los otros pueden pensar y sentir de manera
diferente a la de ellos.

Resolución de conflictos:

1. Definir el problema
2. Encontrar soluciones
3. Prever las consecuencias
4. Escoger una solución
5. Evaluar los resultados

Técnicas para favorecer el autocontrol

Explorar activamente su entorno y descubrir a los otros con su cuerpo y sus sentidos. El niño
adquiere habilidades mediante el movimiento. El hecho de agitarse y moverse mejora sus
acciones, le permite coordinarlas mejor. Hacia los tres o cuatro años coordina mejor los
movimientos, además de ser un explorador activo se hace un ser competitivo.

Los impulsos motores van acompañados de una excitación difícil de contener, ya que el niño
está invadido por su emoción y es demasiado inmaduro para dominar su entusiasmo o su
frustración.

El movimiento es un es un liberador de tensiones.

En situaciones de angustia inseguridad los niños reaccionan con un exceso de agitación


corporal. Los niños tratan entonces de que tantear los límites para asegurarse de que existen
barreras de los padres para protegernos ellos mismos y su entorno.
Daniela Bayardo Rosales 4° “A” Preescolar

La disminución del recurso a la agresión física se asocia con el desarrollo de las funciones
ejecutivas, porque los niños utilizan estas para regir su conducta.

El autocontrol supone su capacidad para dominarse, actuando de forma autónoma y


reflexionando antes de actuar. Este dominio de sí mismo exige un esfuerzo mantenido para la
socialización del niño y la maduración del cerebro.

Desarrollar el autocontrol, es estimular las actitudes intelectuales que permiten reflexionar


antes de actuar.

Esta interiorización de las reglas sociales se efectúa progresiva y paralelamente a la


capacidad de inhibir determinados actos. Cuanto más estables y previsibles son estas rutinas,
más capaz es el niño de comprender la noción de antes y después.

El tiempo es una percepción subjetiva, por consiguiente hay que considerar tanto la duración
de la espera como la percepción de esta duración, a esperar se aprende, esperando.

Ante la impaciencia del niño hay reacciones extremas: reaccionar demasiado deprisa o
reaccionar con demasiada lentitud. Si los padres responden con excesiva rapidez a los
deseos del niño, le impiden aprender a esperar y adquirir mecanismo útiles de adaptación.
Cuando no se responde inmediatamente una necesidad o un deseo del niño, mejor quedarse
por satisfecho denegándolo, es bueno expresar con palabras lo que niño siente.

En una conversación participa el que habla y el que escucha, por lo tanto el que espera su
turno para tomar la palabra (alternancia). La escucha atenta va acompañada generalmente de
la mirada, del contacto visual. Escuchar no es sólo una habilidad social para el mantenimiento
de los lazos interpersonales, si no todo sino que es también una necesidad para aprender, en
el medio escolar.

Desarrollo de habilidades sociales.

Los padres y las madres de niños en edad preescolar ejercen una gran influencia sobre sus
pequeños. A medida que el niño va creciendo, las influencias las fuentes de influencia se
multiplican. En la primera infancia se ponen las bases para la autoestima.

Favoreciendo el desarrollo de las habilidades sociales de los niños se les inculcan valores de
respeto y de participación. Se les ayuda a vivir armoniosamente en grupo y a favorecer un
sentido de pertenencia. Se están poniendo los cimientos de una buena autoestima.

De hecho la capacidad para relaciones personales que dice el éxito escolar tanto como las
aptitudes intelectuales.
Daniela Bayardo Rosales 4° “A” Preescolar

Los padres y madres están llamados a apoyar a su hijo en el desarrollo de las virtudes
sociales durante la comida, al tiempo de irse a la cama, a la hora del baño, etc. Con la ayuda
de ejemplos concretos tomado de la vida cotidiana, se desarrollan las habilidades sociales, la
expresión de emociones y el autocontrol, entre las actividades que pueden hacer están: ayudo
a mi hijo a relacionarse con los demás, ayuda a mi hijo a saber compartir, enseña mi hijo
expresan su alegría, acompañé a mi hijo cuando está triste, ayuda mi hijo que expresar sus
campañas, enseña mi hijo aprender a esperar, ayuda a mi hijo para que aprenda escuchar,
ayudo a mi hijo a auto controlarse y ayudo a mi hijo a ser tolerante ante las frustraciones.

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