Kristeva Entrevista
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ISSN: 1665-1324
sifi@xanum.uam.mx
Universidad Autnoma Metropolitana Unidad
Iztapalapa
Mxico
Avanessian, Armen
La locura, la revuelta y la extranjera. Entrevista con Julia Kristeva
Signos Filosficos, nm. 7, enero-junio, 2002, pp. 279-294
Universidad Autnoma Metropolitana Unidad Iztapalapa
Distrito Federal, Mxico
INTRODUCCIN
J
ulia Kristeva trabaj las nociones de texto e intertextualidad, realizando una
articulacin entre el estructuralismo, el psicoanlisis y algunas cuestiones claves
del marxismo. Estos temas fueron desarrollados en su Semitica. Como
durante ese tiempo su produccin estuvo ceida a un modelo lingstico y ste
convirti en dogma la nociones de texto y de intertextualidad, ella misma se
convirti en un tipo de pensadora posestructuralista.2 El modelo lingstico fue
1
Tomada de Le philosophoire, nm. 14, Pars, Le lisible et lillisible, primavera/verano de 2001.
2
Tomo postestructuralismo en el sentido deleuziano de que la lingstica (de Saussure, la escuela de Praga,
la escuela de Mosc) es el origen del estructuralismo y que, luego, se da la extensin del estructuralismo
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a otros campos (extensin que no equivale a instauracin de mtodos comunes). Si slo hay estruc-
tura de lo que es lenguaje, el postestructuralismo estara conformado por quienes se reconocen en una
serie de criterios formales ms all de la diversidad de sus proyectos.
La locura, la revuelta y la extranjera 281
ENTREVISTA
LP. Usted es conocida por sus textos psicoanalticos. Pero nos parece que el tema
de la locura, este otro marginado por la filosofa entendida como ideal de
racionalidad, est presente en su reflexin desde el comienzo. Pensamos
especialmente en la investigacin acerca de la lgica carnavalesca en su texto
sobre Bajtn.
JK. La obra de Bajtn se present como un rechazo del formalismo pero, ms
profundamente, tiene usted razn: la he recibido como una manera de evadir
las dicotomas metafsicas que, por ejemplo, se establecen entre lo normal y lo
patolgico, la locura y la racionalidad, y de considerar prcticas de discurso
que tienen en cuenta lo que la norma considera como locura, dndole a stas
una expresin que viene a renovar a la retrica y al lazo social mismo. Es as
que la locura, con todas las comillas que desee, es considerada por Bajtn en la
escena del carnaval como un pretexto para cambiar el discurso de la opinin y
hacer intervenir lo que Sigmund Freud llamara el inconsciente, para Bajtn, el
cuerpo. A partir de ah, Bajtn considera que la vocacin de la novela es retomar
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que nos permite tambin reconciliarnos con esas extraezas: nunca de manera
definitiva, jams para constituir una adhesin a una identidad que sea y que
pase, se acaba de mencionar en la pregunta anterior, por una identidad con un
cierto depsito de memoria. Tocamos aqu una cuestin actual y poltica. El
deber de memoria puede devenir una adherencia y una fijacin a un momento
dado del pasado. Tengo un deber frente a mis ancestros y me fijo en un culto
a esta memoria pagando las deudas infinitas a la parentalidad. La extrema
dignidad de este estudio capta mal su sentido sacrificador. El desarrollo
agustiniano que est orientado hacia la vida como renacimiento y no hacia la
conmemoracin mortfera coincide con el freudiano, que reanima la memoria
para hacer posible el renacimiento psquico, y ambos comparten otra lgica: el
lazo de amor (o de transferencia) conduce a la reparacin identitaria, a superar
el deber de memoria y a transformarlo en un renacimiento de la memoria. En
qu condiciones una memoria deviene creativa y no un fardo fijo? Amo regresar
a ese rasgo de ingenio de Proust que ironizaba acerca de los franceses: contra-
riamente a Hamlet, roto entre etre ou nest pas etre, los franceses no dejan de
preguntarse como en etre ou ne pas en etre, es decir que hay una tendencia
a fijar su identidad en relacin con una pertenencia, que su memoria se ha
cristalizado en un medio o un clan; que el pasado est identificado con un
grupo y que, adhiriendose a ese pasado, el sujeto se contenta con adherirse a
un grupo y se asegura de tener un pasado y una identidad. El desarrollo es, a la
vez, protector y ridculo si se piensa que el clan portador de memoria identita-
ria puede ser el de Madame Verdurin, los homosexuales, los escritores, los
catlicos, los judos, los aristcratas, etctera. El papel del escritor, segn Marcel
Proust, sera justamente abrir estas adherencias y estas memorias fijadas.
Hannah Arendt, espritu mucho ms poltico que retrico comparado con el de
Proust, ha insistido en el valor liberador de esta irona de la pertenencia al clan
o a la memoria, reconociendo que puede ser histricamente necesario adherir
provisoriamente a una identidad poltica. Apropimonos de nuestra memoria,
pero con la condicin de poder hacer un descanso para nuevos cuestiona-
mientos, nuevos renacimientos, nuevas creatividades.
LP. Siempre en La revuelta ntima II, critica una revuelta nihilista que no sera
ms que el rechazo de antiguos valores en provecho de un culto de nuevos
valores cuya interrogacin es suspendida. Se trata aqu de una pseudo
revuelta que no duda en dar estabilidad a nuevos dogmas. Usted dice adems:
El nihilista pseudo revelado es, de hecho, un hombre reconciliado en la
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