Capitulo 3 Algunas Consecuencias Políticas de La Diferencia Psíquica de Los Sexos
Capitulo 3 Algunas Consecuencias Políticas de La Diferencia Psíquica de Los Sexos
Capitulo 3 Algunas Consecuencias Políticas de La Diferencia Psíquica de Los Sexos
LA LEY Y LA PROMESA
Y LA POLTICA?
.
aparicin de organizaciones feministas es relativamente tarda. Lo
que nos lleva a preguntarnos por la relacin entre estos
movimientos y las condiciones de produccin. A primera vista
parece que estos grupos slo pueden presentarse cuando se han
alcanzado determinadas condiciones, una de ellas es que se haya
sobrepasado una economa de subsistencia, la otra que se pueda
prescindir de la reproduccin forzosa y puedan entrar a actuar
diversos factores, econmicos y tcnicos, que controlan y limitan la
natalidad. Es decir que estas reivindicaciones pueden plantearse en
la medida que la mujer se aleja de su funcin reproductora.
Hemos hecho mencin al feminismo y quizs ha llegado el
momento de que nos planteemos algunas reflexiones al respecto.
Empezaremos por sealar que ms que de feminismo habra que
hablar en plural: feminismos. Porque se trata de una pluralidad de
organizaciones y grupos con diferentes grados de consistencia
orgnica, diferentes reivindicaciones, diferentes modalidades para
enfrentar la oposicin y tambin diferentes compromisos polticos.
No son movimientos homogneos ni podran serlo. Se unifican en
torno a un lema porque sus reivindicaciones y planteos son siempre
de incumbencia y en relacin con la poltica pero sin embargo no
podra pensarse en un partido poltico de las mujeres, porque, al no
ser una clase, qu sera la toma del poder por parte de las
mujeres? La inversin de la dominacin es la misma dominacin
con distinto beneficiario.
Es necesario sealar que las reivindicaciones estrictamente
feministas han sido llevadas en su mayora por corrientes
burguesas, aunque esto suene paradjico. Las izquierdas, por su
parte, en fundn de la caracterizacin de contradicciones
principales y secundarias, y en la medida en que las mujeres no son
clase ni tampoco son imperio o colonia, tendieron a descuidar estos
problemas especficos por su carcter de "secundarios. De donde
surgieron lgicamente y como respuesta a esta posposicin los
grupos que, dentro de sus organizaciones
polticas
FRIDA SAALo separndose de ellas, reclaman un puesto preminente
para las reivindicaciones femeninas.
Encontramos un interesante paralelo entre los movimientos
feministas y los grupos que en la psiquiatra se ubican crticamente
frente al orden establecido y que fueron unificados bajo la
designacin de antipsiquiatra. Tambin la antipsiquiatra presenta
caractersticas heterogneas en cuanto a sus modalidades de
funcionamiento y expresin y en cuanto a los grados de su
compromiso poltico. Ambos movimientos alcanzan su mxima
coherencia y eficacia en ios aspectos de denuncia, de
cuestionamiento de un orden existente. La antipsiquiatra termina
por autoexcluirse de la contienda ya que no puede producir
alternativas sin negarse a s misma, ni tampoco puede existir al
margen de la sociedad. De esta manera termina siendo absorbida y
rescatada por el sistema o se dedica a probar los mrgenes en que su
denuncia funciona luego de lo cual viene su suicidio en el campo que
trabaja para ubicarse en el plano de una definicin poltica plena.
En cuanto a las feministas, no es nuestra intencin limitar a
pror los alcances que pueden alcanzar ni cerrar el camino a lo que
pueden producir. Es necesario ver en su aparici' la existencia de un
sntoma. Y el psicoanlisis nos ha enseado las profundas verdades
que los sntomas encierran. Debe ser escuchado y debe ser trabajado
en el interior de las organizaciones polticas.
Esto de hecho est sucediendo, ALGO EST PASANDO. Como un
elemento ms en la profunda crisis que lleva a revisar todas las
convicciones vigentes, fundamentalmente en las izquierdas. Frente a
la caducidad y al fracaso de muchos de los esquemas, hasta los
cimientos se conmueven, y vemos que no hay foro de polmica e
intercambio en que la mujer no sea convocada. Y convocada en
tanto mujer. Se busca, se espera una palabra nueva.
Tambin entre las feministas se plantea una subversin
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