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Gorge Washington Perfil Masonico
Gorge Washington Perfil Masonico
Gorge Washington Perfil Masonico
Sally Frahm
Algunos cristianos evangélicos en los Estados Unidos creen que Washington fue más que
un iconoclasta, que más bien él fue un instrumento de Dios, escogido para ser el padre de
una nación cristiana, para realizar los sueños de los puritanos de la nueva Inglaterra, para
avanzar hacia el destino de convertirse en la “Nueva Israel”.
La masonería libre, esa fraternidad secular de la cual Washington fue su miembro más
aclamado, tenía otro punto de vista. Los masones miran a Washington como un hombre
demasiado tolerante como para haber creído que sólo había un camino al cielo, un camino
conquistado por el derramamiento de la sangre del Salvador hace casi 2000 años.
¿Cuál es la verdad? ¿Es acaso Washington un símbolo de “la religión americana”, todas las
cosas para todos los hombres? ¿Acaso los Estados Unidos tienen una religión nacional?
¿Debiéramos tener una religión nacional? Si esto es así, ¿cuál es ésta? ¿Es la religión de la
masonería libre, “la religión en la que todos los hombres están de acuerdo”,[2]o es la
religión de Cristo Jesús, quien dijo: yo soy el camino, la verdad, y la vida; nadie viene al
Padre sino por mí”.[3]
Si Estados Unidos es visto como una nación cristiana, y los padres fundadores son vistos
como cristianos modelo, es comprensible que muchos cristianos desearán recuperar una
herencia que se desvanece. El involucramiento político y la acción social se filtran a través
de estos lentes de acción necesaria.
Sin embargo, si los Estados Unidos es una nación de herencia mixta, y los cristianos creen
que Dios se ocupa más de la santidad de Su pueblo, la iglesia, que de que una nación entera
sea cristiana, sus oraciones y acciones enfatizarán la purificación y la reforma de la iglesia.
Este es el dilema de la comunidad cristiana en los Estados Unidos. Estas dos perspectivas
no son mutuamente excluyentes; se trata más bien de una cuestión de énfasis.
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Los latinoamericanos han sido instruidos por la iglesia católica romana para que sepan que
la masonería no es concordante con el cristianismo. Nueve bulas papales dan testimonio de
ello. Hay menos confusión aquí, menos mezcla de cristianismo y patriotismo.
Washington fue muy admirado por los latinoamericanos. Una investigación realizada por
Nettie Lee Benson indicaba que las publicaciones revolucionarias mexicanas del primer
cuarto de los 1800s apuntaban hacia Washington como el americano que simbolizaba todo
lo que los Estados Unidos representaban. Las publicaciones periódicas y los libros del
periodo postrevolucionario mostraban que la admiración continuaba. La Declaración de
Independencia, las Actas de la Confederación, la Constitución de los Estados Unidos y la
Carta de Derechos fueron frecuentemente publicados en los periódicos y panfletos
latinoamericanos.[8]
Merle E. Simmons declara que a finales de los 1700s Benjamín Franklin era el americano
más reverenciado en América Latina. Esto cambió a principios de los 1800s cuando
Washington tomó la delantera. La desilusión que acarreó la Revolución Francesa y la
invasión napoleónica de España hizo que Latinoamérica mirara a los Estados Unidos como
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la luz guía de la democracia, la libertad y la razón. Los nombres de Franklin y Washington
simbolizaban la revolución, pero una revolución muy diferente de la de los franceses.[9]
Washington no apoyó a Jefferson y Madison es su lucha para separar a la iglesia del estado.
Se opuso, sin embargo, a que la iglesia episcopal tuviese privilegios especiales. Le gustaba
el plan general de evaluación de la asamblea de Virginia, dirigido a las “varias sectas
cristianas e iglesias judías y mahometanas”.[14]
Peter Marshall y David Manuel, autores de The Light and the Glory [La luz y la gloria], se
alegraron sobremanera ante su fortuito encuentro de un libro intitulado George Washington,
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the Christian [George Washington, el cristiano], en los anaqueles de la Yale Divinity School
Library [Biblioteca de la Escuela de Divinidades de Yale]. Este libro contenía oraciones
diarias escritas por el joven George cuando tenía alrededor de veinte años. Las oraciones
indicaban una creencia personal en Jesucristo y su sacrificio en la cruz. Verificaban su
creencia en la sangre del Cordero y en el Espíritu Santo.[15]
Tim LaHaye en Faith of Our Founding Fathers [La fe de nuestros Padres Fundadores]
declaró que las oraciones manuscritas en el libro de oraciones de Washington fueron
descubiertas en 1891. Se encontraron entre los papeles personales y hasta la fecha ningún
historiador ha cuestionado su validez. El libro de oraciones contenía veinticuatro páginas
con sus oraciones matutinas y vespertinas.[16]
Parece que las oraciones a las que se refieren LaHaye, Marshall y Manuel provienen del
mismo libro de oraciones. Si éstas fueron escritas por Washington a la edad de 20 años,
difieren de sus escritos posteriores, en los que parece haber sólo una mención de Jesucristo.
Esto tuvo lugar en un discurso dirigido a los indios de Delaware en el cual los exhortaba del
siguiente modo: “hermanos... hacéis bien al desear aprender nuestros artes y modos de vida,
y por sobre todo la religión de Jesucristo. Ello os convertirá en un pueblo más grande y
feliz que lo que ya sois...”[17] Washington también se refirió varias veces a la vida del
cristiano en términos de vivir una vida moral, más que en términos de abrigar cualquier
creencia prescrita.
A Dios se refería en términos generales tales como “bien providencial, Supremo Oficiante
de todo Bien, Ser poderoso y omnisapiente, el Sabio y Virtuoso, una Providencia
indulgente, el Gran Arquitecto del Universo (cuando escribía a los hermanos masones),
Supremo Regidor del Universo, Ser glorioso, Dios Omnipotente”.[18] ¿Por qué este
hombre, que anteriormente había expresado su fe mediante conceptos cristianos ortodoxos,
iba a adoptar posteriormente la terminología común del deísmo? ¿es posible que al ser
admitido en la Antigua y Aceptada Orden de los Masones Libres fueran desafiadas sus
anteriores creencias?
De acuerdo con William Mosely Brown, autor de George Washington, freemason [George
Washington, masón libre], aquél atendía ocasionalmente la logia de Fredericksburg.
Durante los años 1755-1777 no estuvo muy activo en la masonería. En 1779 participó en
una procesión masónica a la iglesia de Cristo en Filadelfia el día de San Juan Bautista, un
importante día para los masones. Desde entonces hasta su muerte en 1799, su actividad
masónica se incrementó grandemente.[20] Esto se puede fundamentar en sus escritos
originales, editados por John C. Fitzpatrick. Hay cartas o referencias a cartas escritas a
varias logias masónicas en los años 1782, 1783, 1791, 1793, 1795 y 1797.[21] Brown
comentó:
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la que sobresale sobre todas las demás; y fue la inspiración de su
liderazgo personal la que por encima de todas las otras influencias
condujo la Nave desde sus principios en la primera mitad del siglo
hasta su triunfante emergencia nacional en 1800.[22]
Fray Servando Teresa de Mier, de México, viajó a Filadelfia esperando promover el interés
en la independencia mexicana. Admiraba a los masones de los Estados Unidos. Sin
embargo, lamentando la falta de apoyo, escribió: “ los nombres de Washington y Franklin
han sido tan dulces en nuestra boca, como en la de ellos ... todavía hoy, cualquier caída de
ellos nos aflige, cualquier éxito de ellos nos da felicidad. Sin embargo, han sido ingratos y
nos han visto perecer sin compasión”. Escribió esto en 1821, ansioso de ver la deposición
del emperador mexicano Agustín de Iturbide.[24]
Durante la era en la que la masonería libre hacía su debut, los anglicanos estaban inmersos
en el latitudinarismo, la creencia de que la sinceridad salvaba y de que todos los credos eran
bienvenidos en la iglesia estatal.
Frustrados con la religión organizada, muchos ingleses buscaban una nueva fe. Con
optimismo se esperaba que la masonería libre uniría a todas las religiones, eliminando los
antagonismos y controversias pasadas. La tolerancia religiosa se hallaba en boga.
Los académicos han visto a John Locke como un precursor del deísmo, aunque difícilmente
de acuerdo con el mismo. Locke, aunque enfatizaba la necesidad de la razón, no estaba
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dispuesto a desechar la autoridad de la Escritura. De acuerdo con él, si todos los hombres
hubiesen sido razonables, no hubiera habido necesidad de la revelación. Sin embargo, no
todos los hombres eran razonables. No obstante, creía que era más probable que las
personas abrazaran las creencias alcanzadas por la razón y la contemplación que las
recibidas a través de la revelación. Los dogmas que causaran disensión deberían mejor ser
abandonados.[26]
Algunos han argüido que el metodismo controló esta tendencia hacia el latitudinarismo,
pero ello es cuestionable. Aunque George Whitefield y John Wesley fueron hombres de
cultura, Wesley entendió las dificultades para combatir al deísmo. El metodismo dejó su
huella no entre los intelectuales y los masones libres, sino entre las clases bajas, cuando
Wesley fue expulsado de la iglesia establecida.[28]
La controversia relativa a la iglesia establecida continuó por varias décadas. No fue sino
hasta que la Iniciativa de Ley para la Libertad Religiosa de Jefferson fuera aprobada en
1786, diez años después de su introducción, que la iglesia anglicana dejó de ser la iglesia
oficial en Virginia. Ha habido algún debate con respecto al preámbulo de la Iniciativa.
Algunos querían promover exclusivamente el cristianismo, pero fueron la minoría. En su
autobiografía Jefferson escribió:
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mencionadas. Lo más probable era que “los unitarios, los socinianos, y otros tipos de
deístas y humanistas, tuvieran el voto”. Aún cuando el unitarismo todavía no aparecía en
Virginia, los episcopales liberales adoptaron creencias unitarias y deístas. Es evidente que
las tendencias liberales del anglicanismo británico se hallaban presentes en la iglesia
episcopal de Virginia. Más aún, observaba Pocock, “el estatuto de Virginia no es neutral
por lo que concierne a la religión: la define, declarando que es algo —opinión o libre
examen— y negando que sea otra cosa —una presencia de Cristo como algo más que una
figura histórica acerca de la cual se pueden sostener opiniones”.[32]
Si estos episcopales liberales hubieran adoptado creencias deístas, ¿podía ello deberse a que
se habían impregnado de la masonería libre? Como la corona había decidido abrir las
puertas a la iglesia, habiéndose vuelto la sinceridad más que la creencia la prueba de la
membresía, a muchos masones libres se les permitió continuar en la fe. ¿Por qué no? ¡Los
reyes ( y las reinas) de Inglaterra habían sido las cabezas titulares de la masonería!
Los latinoamericanos, al menos los que estaban ansiosos de separarse de España, la corona
y el catolicismo romano, estaban impacientes por abrazar a los padres fundadores
norteamericanos. Vicente Rocafuerte comparó a Napoleón Bonaparte con Washington.
Bonaparte era inferior, incapaz de imitar el ejemplo inmortal del gran Washington en... el
gobierno más perfecto es el americano... la libertad sólo se encuentra bajo la sombra de los
laureles y cipreses que cubren la tumba del inmortal Washington. La constitución de los
Estados Unidos es la única esperanza para los pueblos oprimidos y el Capitolio de
Washington es el digno templo de la independencia.[33]
Washington seguía siendo emulado años después. El Dr. Luis F. Villarán, rector de la
universidad de San Marcos de Lima, Perú, habló en ocasión de una visita del Secretario de
Estado de los Estados Unidos en 1906. “Ustedes, los americanos del norte, fueron los
fundadores y defensores de la libertad internacional y política de estos estados.
Washington, cuya grandeza ha recibido una digna expresión en las inspiradas palabras de
Byron, “el primero, el último, el mejor de los hombres”, y el glorioso grupo de ciudadanos
ilustres que le ayudaron en su obra, fueron los apóstoles de la democracia y de la república.
En esta misma gira el Secretario de Estado Root visitó México. El gobernador de Veracruz
exaltó a Washington al darle la bienvenida: “la ocasión da lugar al pensamiento de que su
Washington y nuestro Hidalgo fueron los instrumentos escogidos para plantar el sagrado
árbol de la independencia nacional... que ha traído el fruto de la libertad para nutrir a los
pueblos de los Estados Unidos y México”.[34]
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Este lenguaje, que se refiere a la libertad como una diosa que trae redención, sería ofensivo
para muchos en los Estados Unidos. Aun cuando el lenguaje religioso se puede usar en
Estados Unidos para conceptos políticos, hay suficiente mezcla de cristianismo dentro del
marco para evitar la ofensa. Mi tesis es que más bien trae engaño y confusión.
Muchos cristianos en los Estados Unidos se molestan cuando sus padres fundadores son
llamados deístas, acusando a los que los llaman así de ser “revisionistas’’, afirmando que
han alterado la historia, revisándola. Otros cristianos están convencidos de que es engañoso
insistir en que la herencia de la nación es predominantemente cristiana. Aunque los padres
fundadores pudieron haber sido hombres piadosos, la aseveración de que eran cristianos
dedicados es ciertamente cuestionable.
Knoop y Jones notaron que esa encomienda era un sumario del pensamiento de ese tiempo,
el cual enfatiza el deísmo y la religión natural. “... a principios de siglo dieciocho no había
nada extraño en hacer del culto de la religión natural la base de una sociedad de gente
pacífica... las ideas expresadas en ella [la Primera Encomienda] eran comunes en esa
época”.[37]
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Estas dos creencias constituyen la base de la “religión natural”, considerada como natural y
universal, vinculante para todos los hombres. El pensamiento de Matthew Tindal (1653-
1733), un deísta inglés, especialmente en su libro, Christianity as Old as the Creation, the
Gospel a Republication of the Religion of Nature [El cristianismo es tan viejo como la
creación, el evangelio es una republicación de la religión de la naturaleza], resumía la
teología de los primeros autores deístas y latitudinarios, claramente promoviendo la idea de
una religión natural.[38]
El libro de Tindal era frecuentemente llamado la Biblia deísta, había aparecido en cuatro
ediciones en tres años, y también habiendo sido traducido al alemán. La obra fue quizás la
más importante de aquellas que negaban la revelación en favor de la razón. Marcaba el
clímax de la controversia deísta, afirmando que el único uso creíble de la Biblia era el de
confirmar los descubrimientos científicos, racionales. Desacreditando todos los milagros y
oponiéndose al Dios triuno, Tindal negaba la encarnación y la resurrección. Particularmente
desdeñoso de las historias del Antiguo Testamento, de las así llamadas leyendas judías,
rechazaba la caída del hombre, la necesidad de la revelación. ¿Por qué —escribía— habría
Dios de escoger a una insignificante tribu como la recipiendaria de Su favor?[39]
Los deístas sostenían haber regresado a una tradición más antigua que el cristianismo,
recurriendo a fuentes mágicas, místicas, druídicas, egipcias y babilonias. Atacaban el
dogma de la iglesia, intentando mostrar que las Escrituras no eran auténticas ni razonables.
“Se hizo un gran esfuerzo por asociar el sentimiento de lo divino a una religión más
esencial que cristianismo”.[40]
Bernard Fay, autor de Revolution and Freemasonry [La revolución y la masonería libre],
creía que la masonería era de lo más influyente en el desarrollo de la unidad en las
incipientes colonias:
9
consistente y silenciosa. Creó en una clase limitada pero muy
prominente de personas, un sentimiento de unidad estadounidense
sin la cual la libertad estadounidense no se hubiese desarrollado, sin
la cual no hubieran existido los Estados Unidos.[43]
Anson P. Stokes estuvo de acuerdo con Fay, al comentar sobre la fortaleza que la
masonería había logrado antes de la Revolución, al unificar a los patriotas de diferentes
colonias. Algunos protestantes vieron la masonería como un sucesor necesario del
cristianismo para instrumentar la armonía, y colaboraron con la hermandad.[44]
Callahan escribió que la primera logia militar organizada en el ejército continental fue la
Logia de la Unión Americana en la línea de Connecticut, acampada en Roxbury.
The Temple and the Lodge [El templo y la logia] de Michael Baigent y Richard Leigh, dos
periodistas británicos, comentaba sobre la prevalencia de la masonería dentro de los
regimientos británicos. Ésta se difundió rápidamente a las unidades coloniales. “Las logias
proliferaron, los rangos y títulos libremasónicos fueron concedidos como medallas, o como
promociones”. Fue así que la masonería libre británica fortaleció a las logias infantes de los
Estados Unidos. “La masonería libre llegaría a inundar toda la administración, la sociedad y
la cultura coloniales”. Los derechos del hombre y la perfección de la sociedad fueron dos
conceptos enfatizados por los masones libres.[46]
Una elaborada red de espionaje sentó su base en París, dirigida por hombres con
conexiones masónicas. Entre los masones enlistados se hallaban George Washington, Paul
Revere, Patrick Henry, y Benjamin Franklin, así como John Hancock y Peyton Randolph,
presidentes del primero y segundo congresos continentales. Se sabe que Alexander
Hamilton y James Monroe fueron masones.[47] La mayoría de las fuentes asientan que
Thomas Jefferson y James Madison no lo eran, aunque hay algún desacuerdo.
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La biografía y diccionario masónicos, compilado por Augustus Row, decía lo siguiente
acerca de la orden de Cincinnatus: “ fue instituída el 13 de noviembre de 1783. Fue una
sociedad que se originó con oficiales masones asociados con Washington en la Revolución.
Durante mucho tiempo había sido su deseo ver a Washington ubicado y constituído como
cabeza de los masones de los Estados Unidos. El objeto de la asociación era la
benevolencia, la ayuda y la perpetuación de la duradera amistad formada bajo
circunstancias difíciles y el patriotismo. El general Knox es el autor del sistema...”[49]
Gary Wills, autor de Cincinnatus, George Washington and the Enlightenment [Cincinnatus,
George Washington y la Ilustración] creía que Washington quería estar a la altura de las
expectativas de “la concepción ilustrada del heroísmo político... su vida lindaba con la
leyenda... porque tenía modelos que quería imitar; y se acercó lo suficiente para que otros
lo aceptaran como una realización literal de las aspiraciones de la época”.[50]
Cincinnatus fue una leyenda basada en un ciudadano romano que, habiendo sido llamado
del arado a rescatar Roma, regresó a cultivar la tierra una vez que el peligro hubo pasado.
Los hombres de la Ilustración deseaban reemplazar los santos de la iglesia con imágenes
seculares. Por el tiempo de su muerte, Washington fue comparado con Moisés. No
obstante, no pasó mucho tiempo antes de que se invocaran las imágenes clásicas. Parson
Weems, el biógrafo en buena medida responsable del mito del cerezo, se hallaba detrás de
ello. Weems era masón y un latitudinario que favorecía la libertad religiosa.[51]
R. Blanco Fombona, en su libro Mocedades de Bolívar [The Youth of Bolivar], relata que
Bolívar estaba acostumbrado a usar este medallón y que a nadie admiraba más que a
Washington. Nunca usó otra medalla después de haber recibido ésta. Cuando pudo visitar
los Estados Unidos leyó la biografía de Washington, estudió la independencia
norteamericana, y probablemente visitó la tumba de Washington.[54]
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Este medallón simbolizaba para Bolívar el importante contacto con el Padre de la libertad
estadounidense. Al recibirla subrayó: “Washington, presentado por La Fayette, es la corona
de todas las recompensas humanas... mi confusión es igual a la inmensidad del
reconocimiento que le ofrezco a Usted, junto con el respeto y la veneración que todos los
hombres le deben al Néstor de la libertad”.[55]
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Se removieron el mandil y las espadas del féretro... estaba listo para
ser puesto en la tumba. Los hermanos uno por uno arrojaron sobre
el mismo un ramillete siempre verde y sus corazones dieron la
despedida del masón al otorgar su último regalo místico. Los
honores místicos de los entierros públicos de la masonería fueron
debidamente rendidos por cada hermano... se reunió la cadena
mística en un círculo alrededor de la tumba; el cañón del barco,
anclado frente a la mansión, hizo tronar sus pequeños cañones, y el
soldado en los bancos arriba de los mismos replicó su solemne
saludo fúnebre y la tumba del Monte Vernon quedó en posesión de
su más noble durmiente.[59]
Es notable que la mayoría de los autores cristianos, que escriben acerca de nuestro país y su
historia, elijan ignorar la masonería libre. Quizá esto no es deliberado. Quizá son realmente
ignorantes de su significado. Timothy LaHaye en su libro Faith of the Founding Fathers
[La fe de los padres fundadores] subrayó que George Washington y Benjamin Franklin
fueron los delegados más respetados en la Convención Constitucional. Citó el testimonio de
John Marshall acerca de la sinceridad de la fe cristiana de Washington. Marshall era
también un masón libre. LaHaye agregó que las instituciones principales de este país —el
gobierno, la educación, los medios y la iglesia— estaban, por la época de su nacimiento,
controlados por creyentes en Dios o por aquellos que respetaban al cristianismo.[60]
James Carter, autor de Masonry in Texas [La masonería en Texas], nombra once periódicos
coloniales controlados por los masones. En el primer lugar de la lista estaba The
Pennsylvania Gazzete, publicada por Benjamin Franklin, el decano del periodismo
estadounidense, y un influyente masón libre.[61] Según él habían veintidós masones en el
Primer Congreso Continental,[62] sesentaicinco masones en el Segundo Congreso
Continental.[63] Treintaidós masones firmaron la Declaración de Independencia.[64] Carter
también enlista diez logias en el Ejército Continental y 1,864 masones peleando la
revolución de los Estados Unidos, entre ellos 117 generales, 29 adjuntos, 152 coroneles, 43
tenientes coroneles, 93 mayores, 317 capitanes y 234 tenientes.[65]
Desde luego, la masonería cree en dios, pero no en el Dios de la Biblia. Se sabe poco acerca
de cómo la masonería libre ha entretejido elementos paganos y ocultistas, tomados de
muchas fuentes, en sus creencias y rituales. Las semillas sembradas tempranamente darían
fruto posteriormente y acarrearían decadencia moral. Es difícil entender cómo es que
LaHaye puede decir que “el ateísmo, el secularismo y el humanismo habían sido en buena
medida importados de Francia, Alemania e Inglaterra después de que la constitución había
sido escrita y después de la muerte de la mayoría de los Padres Fundadores de nuestra
nación”.[66]
Es verdad que los masones no pueden ser ateos. No obstante, hay politeísmo en sus rituales;
y en su filosofía hay secularismo y humanismo. Algunos han aseverado que Albert Pike
introdujo el satanismo en la masonería libre. LaHaye escribió que los profesores de
Derecho de los Padres Fundadores, John Locke y Charles de Montesquieu, eran cristianos
13
que escribieron desde una cosmovisión bíblica. Locke pudo haber sido cristiano. También
pudo haber sido masón. Montesquieu fue presidente de la masonería libre francesa.
Otro libro popular entre los cristianos ha sido The Light and the Glory [La luz y la
gloria]de Peter Marshall y David Manuel. También ignoran la masonería libre. Para ser
justos, la masonería como institución hizo contribuciones a la tolerancia religiosa, a la
democracia, a la libertad y a la igualdad. Es probable que la creencia masónica en la
separación del estado y la iglesia haya sido al menos en parte responsable de la
desaparición de las iglesias estatales y del énfasis en la libertad religiosa. Muchas veces los
masones cooperaron con los grupos cristianos para alcanzar estas metas, pero sus
motivaciones filosóficas y religiosas eran muy diferentes.
Un libro cristiano que menciona la masonería libre es Defending the Declaration [La
defensa de la Declaración] de Gary T. Amos. Éste decía que, aunque se le había insistido
que considerara la masonería, nunca se había convencido de que era filosóficamente
importante para la Declaración de Independencia o la Guerra Revolucionaria. Su buen
estudio quedó menos que completo como resultado de su exclusión de la masonería.
¿Qué papel tuvo el temprano biógrafo de Washington, Mason Locke Weems, en la creación
de esa reverenciada imagen de nuestro primer presidente? Weems, un ministro convertido
en vendedor de libros, fue ampliamente leído por su propia generación. Por el tiempo de la
muerte de Weems, su biografía de Washington se hallaba en la 40ª edición; en 1932 habían
80 ediciones. Los Estados Unidos decimonónicos preferían su biografía a cualquier otra. De
acuerdo con William Bryan, autor de George Washington in American Literature [George
Washington en la literatura estadounidense], “el libro de Weems fue mucho más popular
que cualquier otro que se haya escrito antes de 1865, y ha sido la más influyente de todas
las obras sobre Washington hasta hoy”.[67]
Laurence C. Wroth vio los escritos de Weems como curiosidades literarias. Otros lo vieron
como un biógrafo inexacto, un moralista, “un tipo insolente que a veces era vulgar... su
biografía fue popular no debido a su exactitud, sino debido a su entusiasmo”.[68]
14
Aunque no había una capilla en el Monte Vernon, ¡Weems decía que era su párroco! Quizá
ello impulsaba sus ventas. En realidad, era el párroco de una parroquia en Dumfries,
Virginia. El libro de texto McGuffey, entre otros libros escolares, incluía la obra de Weems,
creando un sentido de patriotismo y nacionalidad.[69]
¿Quién era el párroco Weems? ¿Qué pretendía? El libro de Weems intitulado History of the
life and death, virtues, and exploits of General George Washington [Historia de la vida y
muerte, las virtudes y las hazañas del general George Washington], dice en la página del
título que el Rvdo. M. L. Weems era miembro de la logia 50, en Dumfries. El 24 de junio
de 1799 Weems le escribió a Mathew Carey de Filadelfia, su patrón e impresor:
Tiempo después, el 2 diciembre de 1806, su carta mostraba cierta exasperación con Carey:
“Mire ciudadano Carey —lo estimo. Es cierto que me la he pasado bien a su servicio—
pero creo que usted es honesto... pero no seré ningún esclavo”.[72]
15
es indispensable para esa felicidad... Dios está a favor de la virtud y en contra del vicio... y,
consecuentemente, tarde o temprano recompensará gloriosamente a uno y castigará al
otro’’. Estas virtudes, escribió Weems, le permitieron a Washington ser “un brillante
ejemplo de perfectibilidad y grandeza humanas’’. Este, dijo Weems, fue el credo de
Washington.[73]
16
Weems fue autor de biografías de Franklin, Peen y Marion. Planeó escribir una noble
adición a la Bíblia para poner delante del pueblo de Estados Unidos el “esplendor y las
bendiciones’’ de la democracia, un tipo de apéndice para poner al día la Escritura. “Tengo
una sinopsis casi lista’’, dijo. Sin embargo, Carey, un católico romano, objetó u otras
actividades interfirieron. La Biblia mejorada y democrática no se materializó.
Weems también escribió panfletos moralizadores, tales como: “La venganza de Dios en
contra de las apuestas’’, “la venganza de Dios en contra de la embriaguez’’, “la venganza
de Dios en contra del adulterio’’.[77] Uno de los biógrafos de Weems describió su destreza
como vendedor:
Una apasionada exhortación en una ceremonia masónica en Atlanta, fue seguida por una
acción de gracias por parte de lod profesores de la escuela Sabbath por su contribución de
$18 para ayudar a la operación de sus escuelas. Viajó de arriba a abajo por los estados
costeros, llegando a conocer quizá más gente que cualquiera de esa época.[80]
Otro biógrafo de Weems, Harold Kellock, dijo esto: “Weems creó a un Washington que
todo el estudio y la investigación de los académicos había sido incapaz de borrar...
persiste... en la imaginación popular, una figura de verdaderamente aterradoras falsas
piedades y perfecciones increíbles...’’[82]
17
William Gilmore Simms escribió:
18
La mayoría de los latinoamericanos idealizaron a Washington. El héroe de la
independencia venezolana Francisco Miranda, precursor de Bolívar, tenía otra
perspectiva. A pesar del hecho de que era un hermano masónico, después de
una comida con Washington en los Estados Unidos dijo esto: “Era prudente,
taciturno y poco expresivo, sin embargo, su tranquilidad y la gran moderación
lo hacen tolerable... nunca dejó de lado estas cualidades a pesar del hecho de
que el vino fluyó con humor y alegría’’. Se refirió a él como “el ídolo’’, y dijo
que cuando Washington entró a Filadelfia en su camino al Congreso reunido en
Anápolis, “¡los niños, los hombres y las mujeres, expresaron tal gozo como si
el Redentor hubiera entrado a Jerusalén!’’ Considerando que muchos ilustres
personajes en Estados Unidos quienes... han llevado a cabo el gran... trabajo de
esta independencia, ninguno tiene, en todo caso, una aprobación general o la
popularidad de este líder (mejor dicho, nadie la tiene, sino él). ¡Justo como los
rayos del sol, brillando sobre la lupa, se concentran en el foco y producen tal
efecto admirable en física, así, como los logros y acciones de tantos individuos
en Estados Unidos se reflejan sobre la independencia y se concentran en
Washington! Una usurpación tan caprichosa como injusta’’.[88]
19
Dios cuando les dispararon a los dos caballos que Washington cabalgaba, a
Washington mandando a pedir libros de oración y biblias para sus hijastros.
20
fraternidad. De acuerdo con Jackson y muchos cristianos postrevolucionarios,
la masonería representaba la deidad... al santificar los dos lugares clave de la
piedad del siglo diecinueve, la iglesia y la sepultura’’.[95]
Por esto, muchos ciudadanos no vieron como un problema ser miembros tanto
de la logia como de la iglesia locales. Hubo alguna controversia, pero
notablemente poca.
¿Cuál es la verdad acerca de George? ¿Es posible que un hombre sea cristiano y
al mismo tiempo un masón libre? Siguen algunos extractos de cartas y
discursos escritos por varias logias a Washington junto con sus respuestas.
A George Washington,
Presidente de los Estados Unidos
Caballeros y hermanos: recibo sus amables felicitaciones con las más puras
sensaciones de afecto fraternal... Les pido que tengan la seguridad de mis más
honestas oraciones por su felicidad mientras que permanezcan en esta mansión
terrenal, y que podamos en el más allá encontrarnos como hermanos en el
templo celestial del Supremo Arquitecto.
Go. Washington.
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Caballeros: Engrandecer la esfera de la felicidad social es digno del
benevolente designio de la institución masónica, y ha de desearse del modo más
ferviente que la conducta de cada miembro de la Fraternidad, así como aquellas
publicaciones que presentan los principios que los guían, puedan tender a
convencer a la humanidad que el gran objeto de la masonería es promover la
felicidad de la raza humana... y oro sinceramente para que el Gran Arquitecto
del Universo pueda bendecirlos aquí, y recibirlos en el más allá en su Templo
inmortal.
Go. Wasgington.
Una carta escrita por la gran logia de Massachussets y firmada por Paul Revere,
el Gran Maestro, decía:
...es nuestra fervorosa oración, que cuando su luz ya no sea visible en este
templo terrenal, pueda ser elevado a la Perfectísima Logia de arriba, sea sentado
a la derecha del Supremo Arquitecto del Universo, y reciba el descanso que sus
trabajos han ameritado.[96]
Este artículo fue escrito poco después de que el presidente firmara una ley para
el efecto de que la promesa de lealtad incluyera la frase “una nación bajo
22
Dios’’. McReynolds comentaba que esto no era más que el reconocimiento de
algo que siempre se había expresado desde que la nación había sido fundada.
“La religión es parte del alma humana tanto como el alma humana es parte de
Dios, y me siento seguro de que la mayoría de nosotros en la masonería
aceptamos esto. La masonería es universal y central a todos los credos’’. Hay
muchos credos, pero sólo una religión, la religión de la masonería libre.
Se citaban afirmaciones de varios credos. “El hombre puro respeta toda forma
de fe. Mi doctrina no hace diferencia entre alto y bajo, rico y pobre. Al igual
que el cielo, tiene moradas para todos, y al igual que el agua, los lava a todos
por igual’’ (enseñanzas budistas). “El cielo es un palacio con muchas puertas, y
cada uno puede entrar a su manera’’ (el Corán). “Amplia es la alfombra que
Dios ha extendido y hermosos los colores que le ha dado’’ (Escrituras Persas).
Los masones del rito escocés tienen la más grande oportunidad de darse cuenta
de la verdad de muchas fes tal y como existen en muchas tierras. La mayoría de
los cristianos en los Estados Unidos son sólo cristianos de nacimiento.
“...seguramente llegará el momento en el que un judío pueda rendir culto
igualmente bien en una catedral católica, un católico en una sinagoga judía, un
budista en una iglesia cristiana, y un cristiano en un templo budista, o en un
lugar sagrado para los hindús, o en una mezquita de los mahometanos ...
entonces, finalmente, habremos convertido en realidad la verdadera enseñanza
de la masonería libre y quizá nos habremos alejado hacia el Este tanto como
podemos en esta vida’’.[97]
1 Homenaje de la Sociedad Bolivariana del Ecuador, 4 de julio, 1932 (Quito, Ecuador: Talleres
tipográficos nacionales, 1932), pp. 20-21.
5 Nicolás Vegas Rolando, Como se ligan las revoluciones y sus hombres, Washington, Bolívar,
Miranda, Lafayette (Caracas:Ediciones Vegas Rolando, 1976), pp. 17, 22.
23
6 Gaceta de Buenos Aires, May 25, 1816, cited in Merle E. Simmons, La revolución
norteamericana en la independencia de hispanoamérica (Madrid: Editorial Mapfre, 1922), p.
279.
7 Homenaje de la Sociedad Bolivariana del Ecuador, 4 de julio, 1932 (Quito, Ecuador: Talleres
tipográficos nacionales, 1932), pp.7-9.
8 Nettie Lee Benson, "Washington:Symbol of the U.S. in Mexico 1800-1823," The Library
Chronicle, II:4., pp. 176-178.
10 Charles H. Callahan, Washington, the Man and the Mason (Washington, D.C.: Memorial
Temple Committee of the George Washington Masonic National Memorial Association, 1913),
pp. 5-6.
11 Ibid, p. 11.
12 Gary Wills, Cincinnatus, George Washington and the Enlightenment (Garden City, N.Y.:
Doubleday & Co, Inc., 1984), p. 24.
13 John R. Alden, George Washington, Southern Biography Series, ed., William J. Cooper
(Baton Rouge and London: Louisiana State University Press, 1984), p. 217.
14 Ibid., p. 218.
15 Peter Marshall and David Manuel, The Light and the Glory (Old Tappan, New Jersey:
Fleming H. Revell Company, 1977), p. 284.
16 Tim La Haye, Faith of Our Founding Fathers (Brentwood, Tennessee: Wolgemuth & Hyatt,
Publishers, Inc., 1987), pp. 110-113.
17 Writings of Washington from the Original Manuscript sources, 1745-1799, ed. John C.
Fitzpatrick, 39 vols. (Washington, D.C.:U.S. Government Printing Office, 1931), 15:55.
20 William Mosely Brown, P.G.M (past grand master), George Washington, Freemason
(Richmond: Garrett & Massie, Inc., 1952) p. vii.
21 Writings of Washington from the Original Manuscript sources, 1745-1799, ed. John C.
Fitzpatrick, 39 vols., 24:497; 26:202-203;31:288n, 285n, 309n; 32:391n; 32:391n; 83n;34:236n;
35:426,439.
23 Alcibiades Lappas, San Martín y su ideario liberal (Buenos Aires: Editorial Símbolo, 1982)
p.12.
25 Paul F. Boller, Jr. George Washington and Religion (Dallas: Southern Methodist University,
1963), p. 121. See also Paul F. Boller, Jr., "George Washington and Religious Liberty," in
24
George Washington, a Profile, ed. James Morton Smith (New York: Hill and Wang, 1969), pp.
165-167.
26 Robert E. Sullivan, John Toland and the Deist Controversy Cambridge, Mass: Harvard
University Press, 1982), pp. 75-80.
29 Garland E. Bayliss, "The Separation of Church and State in Virginia: The contributions of
James Madison and Thomas Jefferson," (Masters Thesis, University of Texas, 1953), pp. 1-17.
31 Thomas Jefferson, Writings, ed. Merrill D. Peterson (New York and Cambridge, 1984), p. 40
as cited by J.G.A. Pocock, "Religious Freedom and the Desacralization of Politics," in The
Virginia Statute for Religious Freedom, eds. Merrill D. Peterson and Robert S. Vaughan
(Cambridge and New York:Cambridge University Press, 1988), pp. 65-66.
34 Addresses by Elihu Root, Latin America and the United States, eds. Robert Bacon and James
Brown Scott (Cambridge: Harvard University Press, 1917), pp. 133, 206.
35 Nicolás Vegas Rolando, Como se ligan las revoluciones y sus hombres, Washington,
Bolivar, Miranda, Lafayette, portico.
37 Douglas Knoop and G.P. Jones,"Freemasonry and the Idea of Natural Religion," Ars
Quatuor Coronatourum, LVI (1946), pp. 42-43. (Ars Quatuor Coronatorum is a publication of
the historical research lodge in London, Quatuor Coronati Lodge no. 1076, available from the
Masonic Libary in Waco, Texas)
39 See Robert E. Sullivan, John Toland and the Deist Controversy, p. 228, and Leslie Stephen,
K. C. B., English Thought in the 18th Century, 2 vols. (1876 reprint ed., New York: Peter
Smith, 1949), 1:134-136, 140-141.
40 Bernard Fay, Revolution and Freemasonry (Boston:Little, Brown, and Co., 1935), pp. 63-64.
42 Albert Pike, Morals and Dogma, ancient and accepted rite. (Charleston:1871, reprint ed.,
Richmond, Va.:L.H. Jenkins, Inc., 1950), p. 524.
44 Anson Phelps Stokes, Church and State in the United States, 2 vols. (New York: Harper and
Brothers, 1950), 1:245.
25
45 Charles H. Callahan, Washington, the Man and the Mason, pp. 256-257.
46 Michael Baigent and Richard Leigh, The Temple and the Lodge (New York:Arcade
Publishing, Inc., a Little Brown and Company, 1989),p. 211.
48 Edgar Erskine Hume, General Washington's Correspondence concerning the Society of the
Cincinnati (Baltimore: the Johns Hopkins Press, 1941), pp. xi-xiv.
49 Masonic Biography and Dictionary, s.v. "Cincinnatus, Order of," compiled by Augustus
Row, K.T. (Philadelphia: J.B. Lippincott and Co., 1868).
50 Garry Wills, Cincinnatus, George Washington and the Enlightenment (Garden City,
N.Y.:Doubleday and Co., Inc., 1984), pp. xxiv, 13, 23.
51 Ibid., (check pages) See also the title page of the first edition of "The Life of George
Washington," by M. L. Weems, formerly rector of Mt. Vernon parish, in which it is said
"printed for the Rev. M. L. Weems, of Lodge no. 50, Dumfries by Green & English, George-
town.
52 Nicolás Vegas Rolando, Como se ligan las revoluciones y sus hombres, Washington,
Bolívar, Miranda, Lafayette, pp. 25-26
53 Nicolás Vegas Rolando, Como se ligan las revoluciones y sus hombres, Washington,
Bolívar, Miranda, Lafayette, p. 27 and Homenaje de la Sociedad Bolivariana del Ecuador, 4 de
julio, 1932, p.10.
55 Recopilación de Nicolás Vegas Rolando, Como se ligan las revoluciones y sus hombres,
Washington, Bolívar, Miranda, Lafayette, pp.16, 29.
56 Ibid, pp.24-25.
58 Charles H. Callahan, Washington, the Man and the Mason, pp. 287-289, 308.
60 Tim LaHaye, Faith of Our Founding Fathers (Colorado Springs: Master Books, 1994), pp.
23, 99, 102.
61 James Carter, Masonry in Texas (Waco:Committee on Masonic Education and Service for
the Grand Lodge of Texas, 1955),p. 43. (Carter noted that this list was determined by comparing
lists of known Masons with lists of colonial newspaper owners and publishers complied from
Bleyer, Main Currents in the History of American Journalism and Mott, American Journalism.)
62 Ibid., pp.51-52 (Determined by checking list of known Masons against membership of body
as given in Biographical Congressional Directory, 15-18)
63 Ibid., pp. 54-55. (Determined by comparing list of known Masons with the membership roll
as given in Biographical Congressional Directory, 15-18)
26
64 Voorhis, Facts for Freemasons as cited in Carter, Masonry in Texas, pp. 67-68.
67 William Alfred Bryan, George Washington in American Literature, 1775-1865 (New York:
Columbia University Press, 1952), pp.96, 119, 239.
68 Lawrence C. Wroth, Parson Weems, a Biographical and Critical study (Baltimore: The
Eichelberger Book Co., 1911), pp. 57, 70.
69 Thomas Griswold Ruth, Mason Locke Weems: Mythbuilding in American History (Report,
University of Texas, 1968), pp.2-3,11.
71 Ibid., 36:154-155.
72 Ibid, 36:161
77 Lewis Leary, The Book Peddling Parson (Chapel Hill, N.C.:Algonquin Books, 1984),
pp.113, 124. See also "Weems", Americana, 36:148, by William Alfred Bryan.
81William Alfred Bryan, George Washington in American Literature, 1775-1865, p.16. See
also Mason Locke Weems, A History of the Life and Death, Virtues and Exploits of General
George Washington, (Macy Masius, 1927) pp. 19, 23-24.
82 Harold Kellock, Parson Weems of the Cherry Tree, (N.Y. and London: The Century Co.,
1928), p. 90.
83 William Gilmore Simms, Views and Reviews, 2nd Series (N.Y., 1845), as cited by
Americana, 1942, vol. 36:125, "Mason Locke Weems," by William Alfred Bryan.
84 Marcus Cunliffe, George Washington, Man and Monument (N.Y.: Mentor books, New
American Library, 1958), pp. 19, 60.
85 Nettie Lee Benson, "Washington: Symbol of the U.S. in Mexico 1800-1823," The Library
Chronicle, Vol. II, no. 4, p.180.
27
87 Vicente Rocafuerte, Rocafuerte y la historia de México. Colección Rocafuerte 2:XX.
88 Miranda, Francisco de, Travels of Francisco de Miranda in United States, 1783-84, trans.
Judson P. Wood, (Norman:University of Oklahoma Press, 1963) pp.58, 164..
90 William Alfred Bryan, George Washington in American Literature, 1775-1865, pp. 17-18,
22.
91 William J Johnson, George Washington, the Christian, (New York, Cincinnati, Abingdon
Press, 1919). Books cited are: The Religious Opinions and Character of Washington by Rev. L.
McGuire; Memoirs of Washington by Mrs. C.M. Kirkland; The Pictorial Field Book of the
Revolution, Benson J. Lossing; Life of George Washington, Washington Irving; J.M. Butler,
Washington at Valley Forge; Elizabeth B. Johnston, George Washington, Day by Day; James
Baldwin: An American Book of Golden Deeds; Rev. Theodore Wm. John Wyley, Washington,
a Christian.
96 These letters and responses are from Charles H. Callahan, Washington, the Man and the
Mason, pp. 272-276.
97 "One Nation Under God," New Age Magazine, August 1954 (Washington, D.C. The
Supreme Council, A & A. Scottish Rite of Freemasonry, S.J., U.S.A.),pp. 491-492.
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