Libro Onganiato
Libro Onganiato
Libro Onganiato
Valeria Galvn
Florencia Osuna
compiladoras
Rosario, 2014
*** ... - 1a ed. - Rosario : Prohistoria Ediciones, 2014.
*** p.; 23x16 cm. - (Actas / M. Paula Polimene y Carolina A Piazzi; ***)
ISBN 978-987-1855-***
***
***
Este libro recibi evaluacin acadmica y su publicacin ha sido recomendada por reconocidos espe-
cialistas que asesoran a esta editorial en la seleccin de los materiales.
Prohibida la reproduccin total o parcial de esta obra, incluido su diseo tipogrfico y de portada, en
cualquier formato y por cualquier medio, mecnico o electrnico, sin expresa autorizacin del editor.
ISBN 978-987-1855-***
ndice
Prlogo
Fortunato Mallimaci............................................................................................. 9
Introduccin
El Onganiato
Problemticas y especificidades de un perodo
postergado por la historiografa
Valeria Galvn y Florencia Osuna....................................................................... 17
PRIMERA PARTE
Transformaciones en la sociedad argentina
y en la cultura poltica a fines de la dcada del sesenta...................................... 27
Misterioso matrimonio
Mariano Grondona y las lgicas liberal-conservadoras
ante la construccin del Onganiato
Alternativas de modernizacin y autoritarismo
Martn Vicente..................................................................................................... 67
SEGUNDA PARTE
Del Estado utpico al real
Comunitarismo y los proyectos de refundacin
del orden poltico................................................................................................. 103
Los orgenes doctrinarios de la propuesta comunitarista
del gobierno de Juan Carlos Ongana
Gabriela Gomes................................................................................................... 105
Refundar la sociedad
El comunitarismo como poltica de Estado
en el Gobierno de Ongana
Guido Giorgi........................................................................................................ 119
Fortunato Mallimaci
E
s con sumo placer que he ledo esta compilacin sobre historia reciente
argentina que se suma a otros trabajos similares en otras disciplinas.
Vemos como el inters de jvenes cientistas sociales por profundizar
en el conocimiento de su pas, encuentra, por fin, un espacio propio y susten-
table en el largo plazo. La prctica de la investigacin cientfica crece, hay
mayor reflexin epistemolgica, se produce en equipo y eso democratiza. No
es poca cosa! Y eso no es un hecho fortuito sino el fruto de la expansin de la
formacin e investigacin acadmica en las universidades pblicas, del am-
plio crecimiento del CONICET en las reas de ciencias sociales y de la mayor
inversin educativa estatal de los ltimos aos.
En este libro se presentan nuevos desafos para la comprensin y compa-
racin de nuestra sociedad en un perodo bien definido 1966 a 1970 que las
autoras han denominado como El Onganiato. Como dicen las compiladoras,
el mayor problema no reside en la insuficiente produccin acadmica sobre
este perodo, sino en el enfoque con el que ste suele ser abordado, que se
caracteriza por reproducir preocupaciones historiogrficas de paradigmas que
hace tiempo dejaron de estar vigentes.
Recordemos que los paradigmas son los marcos terico-metodolgicos
utilizados por los investigadores para interpretar los fenmenos sociales en
el contexto de una determinada sociedad. Al buscar comprender, es necesario
conocer tanto la hermenutica del investigador como la de los actores, en otras
palabras se trata de dar cuenta de la reflexividad de los participantes (grupales
e individuales) implicados en el proceso de estudio como la del cientista so-
cial. Ambas producen conocimientos y recrean interpretaciones de hechos e
imaginarios, de momentos y representaciones.1
Estas preocupaciones epistemolgicas estarn presentes en los artculos
de libro. El Onganiato no ser analizado solamente como simple continui-
dad de otros golpes o como preludio y anticipacin a lo que vendr luego sino
a partir de los conflictos, trayectorias, debates, intereses y sueos de aquellos
cluyan a unos y otras desde nuestra Amrica Latina, recordemos este libro
del Onganiato donde un grupo muy valioso de investigadores fue capaz de
poner en comn sus estudios y crear nuevos y crticos conocimientos.
Buenos Aires, diciembre de 2013
El Onganiato
Problemticas y especificidades de un perodo
postergado por la historiografa
E
n el marco de los estudios sobre la historia reciente argentina, el cor-
pus bibliogrfico disponible sobre los gobiernos de la autodenominada
Revolucin Argentina (1966-1973) no slo es escaso y general, sino
que ha perdido actualidad. As, pese al sonoro silencio de la historia reciente
sobre la Revolucin Argentina, el mayor problema no reside en la insufi-
ciente produccin acadmica sobre este perodo, sino en el enfoque con el
que ste suele ser abordado, que se caracteriza por reproducir preocupaciones
historiogrficas de paradigmas que hace tiempo dejaron de estar vigentes.
Por este motivo, creemos que es fundamental reabrir el debate sobre es-
tos aos que, en su especificidad, resultan de por s cruciales para la historia
argentina. De esta manera, en primer lugar, consideramos que es necesario
pensar colectivamente nuevas preguntas y proponer nuevas miradas que per-
mitan abordar ese momento histrico de una manera actual y original. En este
sentido, nos propusimos comenzar a analizar y a discutir el perodo inicial de
un proceso de profundas transformaciones polticas, econmicas, sociales e
ideolgicas; es decir el primer gobierno de la Revolucin Argentina, a cargo
del general golpista Juan Carlos Ongana.
Con este objetivo, en noviembre del 2012 convocamos a especialistas
del campo para discutir en el marco del Primer Taller de Anlisis y Discusin
sobre el Onganiato (1966-1970) sobre las nuevas perspectivas de anlisis
que presentan los aos de la presidencia de Ongana. Debido a que el Taller
que se llev a cabo en el Instituto de Desarrollo Humano de la Universidad
Nacional de General Sarmiento result en un espacio fructfero de intercam-
bio, del cual emergieron novedosas y reveladoras cuestiones que actualizan y
enriquecen el estado de la cuestin acerca del Onganiato, decidimos volcar
sus conclusiones en este libro.
El 28 de junio de 1966 se llev a cabo un golpe de estado contra el presi-
dente democrtico Arturo Illia, comandado por el lder retirado de la faccin
azul del Ejrcito, Ongana. El golpe, autodenominado Revolucin Argenti-
18 Poltica y cultura durante el Onganiato
Protesta social y nueva izquierda en la Argentina del Gran Acuerdo Nacional, en Taller.
Revista de Sociedad, Cultura y Poltica, vol. 3, nro. 6, 1998, pgs. 11-39.
22 Poltica y cultura durante el Onganiato
tiempos, stos llegan tarde a una modernidad que ya estaba siendo discutida
por los movimientos polticos y culturales propios de los sesenta. Precisamen-
te el mundo catlico se moderniza en los albores de la posmodernidad. En
este marco, pese a los vnculos iniciales entre Onganiato e Iglesia, la serie
de transformaciones que caracteriz a la sociedad en los sesenta se tradujo al
mundo catlico en un proceso de secularizacin que repercuti en ltima ins-
tancia en una enajenacin de los catlicos posconciliares respecto del primer
gobierno de la Revolucin Argentina.
Seguidamente, el captulo de Elena Scirica presenta al lector otra cara
del mundo catlico, una cara polticamente radicalizada, cuyas races se ex-
tienden como muestra este captulo al viejo contintente. Especficamente,
en este trabajo, Scirica analiza los ncleos de militantes catlicos allegados al
gobierno de Ongana: el Ateneo de la Repblica, los Cursillos de Cristiandad,
los Cooperadores Parroquiales Cristo Rey y la Ciudad Catlica, destacando en
este recorrido, no slo la contribucin que brindaron a las polticas represivas
del Onganiato, sino, principalmente, el modo en que se erigieron como art-
fices de la construccin del consenso necesario para llevar a cabo las polticas
de la Revolucin Argentina.
En relacin a este ltimo punto, sigue a continuacin el captulo de Mar-
tn Vicente que se concentra en el ideario liberal-conservador que contribuy a
formar la amalgama ideolgica en la que se bas el proyecto de la Revolucin
Argentina. As, a partir de la trayectoria intelectual de uno de sus principales
representantes en la poca, Mariano Grondona, Vicente analiza cmo los libe-
rales argentinos de fines de los sesenta invierten el recorrido seguido por los
catlicos que estudi Zanca. Es decir, los liberales se terminaron acercando
al crculo de Ongana, sellando de esta manera un vnculo que a primera vista
pareca inverosmil, basado principalmente en la coyuntura de modernizacin
autoritaria garantizada por el Onganiato.
Pero la modernizacin no slo se extendi a las esferas de lo econmico
y de lo poltico. Como aborda el captulo de Valeria Galvn, el ltimo de esta
primera parte, la modernizacin que coincidi con el Onganiato, alcanz
tambin al mundo de la cultura. Debido a ello, los campos de la cultura y del
arte argentinos de fines de la dcada atravesaron cambios radicales que se
enfrentaron con los parmetros estticos y morales de la Revolucin Argen-
tina. En particular, el captulo de Galvn, analiza cmo fueron vistos estos
cambios desde otro de los sectores cercanos al consenso que apoy el golpe de
Ongana, los nacionalistas. stos ltimos, segn demuestra la autora, si bien
24 Poltica y cultura durante el Onganiato
barito reconstruye las diferentes iniciativas que tuvieron lugar en este partido
bonaerense en el perodo 1966-1970 y sus relaciones con los acontecimientos
nacionales.
El ideario catlico, desarrollista y modernizador tambin repercuti en
otras reas de la poltica pblica; y, en relacin con esto, a continuacin, el
captulo de Laura Rodrguez analiza la manera en que impact en la Refor-
ma educativa de 1968. La autora reconstruye las polticas y las trayectorias
de los funcionarios de la cartera educativa y observa que conformaban una
red de expertos en educacin que circulaba por varias instituciones de tinte
conservador, nacionalista e hispanista como el CONSUDEC, la Universidad
Catlica Argentina, Accin Catlica y el Instituto de Cultura Hispnica. La re-
forma educativa fue implementada mayoritariamente en la provincia de Bue-
nos Aires y debi ser descartada en 1971 por las crticas que recibi.
Por ltimo, el captulo de Florencia Osuna hace foco en los sentidos que
adquiri el proyecto modernizador del Onganiato en el plano estatal, ana-
lizando el caso de la seguridad social. De esta manera, adems de la raciona-
lizacin y tecnificacin de la administracin pblica, el captulo estudia otras
aristas de este proceso ligadas con las utopas futuristas. En el caso de la se-
guridad social, esto se manifest en la importancia de la metodologa de la
Prospectiva y en la presencia de asesores como Agustn Merello. Una de las
preguntas que atraviesa a este ltimo captulo es de qu manera convivi el
ideario corporativista y tradicionalista del gobierno con la admiracin por el
futuro y las nuevas tecnologas.
En conjunto, la diversidad de abordajes y temticas que rene este volu-
men intenta, en este sentido y a partir del estudio de las ideas y las prcticas
polticas, sociales, culturales y estatales que tuvieron lugar durante el On-
ganiato, renovar las preguntas y enfoques sobre el perodo enmarcado en la
presidencia de Ongana con el fin ltimo de actualizar y contribuir al enrique-
cimiento de un campo en el que todava queda mucho por trabajar.
PRIMERA PARTE
Transformaciones en la sociedad argentina
y en la cultura poltica a fines de la dcada del sesenta
Ms all de la espada y el hisopo
Religin, poltica y sociedad durante el Onganiato
Jos Zanca
6 Mas, Fernando y Soto, Edgardo Luis El nuevo rostro de la Iglesia argentina en Pano-
rama, agosto de 1963, pp. 115-120.
7 Congar, Yves Diario de un telogo, 1946-1956, Trotta, Madrid 2004.
Ms all de la espada y el hisopo 33
VI era el pontfice peregrino que marchaba tras las huellas de Jess en pos
de la unidad de los cristianos.8
Llegaron tambin cambios en la organizacin de la mxima jerarqua.
Desde el Concilio los obispos deban presentar su renuncia a los 75 aos. El
Papa tendra la posibilidad de construir o romper equilibrios en los episcopa-
dos nacionales, segn el tipo de poltica que quisiera aplicar en cada caso. La
remocin rpida de personajes en exceso preconciliares o por el contrario,
el mantenimiento de reformadores, o agentes de equilibrio, ms all de los
75 aos, eran posibles utilizando esta novedosa institucin jubilatoria. Los
cambios a nivel local fueron tambin profundos. En Argentina haban sido
fundadas universidades catlicas a fines de los aos cincuenta, luego de un
importante conflicto. Pero ms all de los objetivos de sus fundadores, stas
se convirtieron rpidamente en cajas de resonancia que multiplicaron y die-
ron un carcter acadmico a los debates conciliares. Tanto en la Universidad
Catlica Argentina (UCA) como en la Universidad del Salvador (USAL) se
generaron serios conflictos, producto de la aparicin de una militancia laica
con veleidades de autonoma que la jerarqua no hubiera imaginado antes del
Concilio. El caso de la UCA fue sin duda el ms conocido. Luego de que un
grupo de profesores y alumnos se solidarizaran con sus colegas de las uni-
versidades pblicas intervenidas en 1966, el rector, Nicols Derisi, decidi
sancionarlos. Uno de los renunciantes fue el socilogo Jos Enrique Miguens,
quien destac en su carta de dimisin que la universidad deba ...eliminar el
autoritarismo y el dogmatismo, y fomentar en los alumnos el espritu crtico.
Por el contrario, y en clara alusin al problema, el arzobispo de Buenos Aires
monseor Caggiano sostuvo en el acto de bendicin de una nueva sede de la
Universidad que cuando un investigador llegaba a conclusiones que se opo-
nan a la verdad revelada, deba empezar de nuevo.9 El conflicto pona en evi-
dencia las tensiones y la autonoma que adquiran los estudiantes y docentes
de las universidades confesionales, y cmo se acortaba la distancia entre stas
y la universidad pblica. De hecho, los estudiantes de la USAL buscaban re-
hacer puentes con los alumnos de la Universidad de Buenos Aires (UBA). En
1966 la Federacin de Estudiantes de la Universidad del Salvador (FEUS) no
ocultaba su intencin de iniciar dilogos con la FUA para conformar un ni-
co movimiento estudiantil. Algunos de sus dirigentes, como Gustavo Girard,
Andrs Cisneros y Alejandro Maglione sostenan que los prejuicios contra la
adoptado las crticas del socialismo, y que con las ltimas encclicas estaba
haciendo las cosas bien. 17
Los cambios en el catolicismo pusieron en crisis las viejas concepciones
sobre el rol del sacerdote y el perfil esperado del laico. El viejo modelo de cura
prroco, especie de conciencia moral de una sociedad materialista, represen-
tado en las figuras de Don Camilio de Guareschi o de nuestro ms humilde
Pjaro Loco, interpretado por Sandrini desapareca frente a las interpelacio-
nes de la sociedad, demandante de una forma de religiosidad nueva. Lo que
estaba en cuestin era el porqu del sacerdocio, cmo era la forma ms correc-
ta, en funcin del signo de los tiempos, de llevarlo adelante.18 Esas preguntas
bsicas enmarcan tanto los conflictos que se sucedieron en distintas dicesis
del pas, como el agrupamiento de sacerdotes en instituciones con objetivos
especficos (pastoral, liturgia, accin social) y el mismo Movimiento de Sacer-
dotes para el Tercer Mundo (MSTM). Lo mismo podramos decir del laicado,
a quin se le exiga ahora un fuerte deber vital, expresado en un catolicismo
integral comprometido con el cambio de estructuras.
En 1972, al final de nuestro ciclo, podemos inferir cul era la percepcin
del clero entre la poblacin. A la pregunta sobre si los sacerdotes estaban ms
atrasados, igual o ms avanzados en el modo de pensar y actuar comparados
con el resto de la gente, un 49,2 % de los encuestados en Capital Federal,
un 61,4 % en el Conurbano y un 62,7 % en Tucumn crean que los sacerdo-
tes estaban ms adelantados que el resto de la sociedad. En el caso de los
obispos, el 72,4 % en Capital Federal, el 78,3 % en el conurbano y 80,5 % en
Tucumn los consideraba ms adelantados. El hecho de que el porcentaje
se incrementara a medida que avanzaba el ndice de tradicionalismo de las
sociedades relevadas (como las caracterizaba la encuesta) puede ser sintom-
tico tanto de su ubicacin respecto a la modernizacin de la costumbres, como
de su rechazo a las nuevas reas en las que se involucraba el sacerdocio. Estas
presunciones pueden confirmarse con las respuestas al interrogante sobre si
Relaciones conflictivas
Los vnculos entre el gobierno de Ongana y el catolicismo atravesaron du-
rante sus cuatro aos distintas instancias, que fueron desde un apoyo en los
primeros meses, cuando pareca imponerse un perfil socialcristiano y el con-
senso del gobierno era bastante amplio, hasta la ms clara hostilidad y el in-
volucramiento de grupos de laicos y de sacerdotes en el esmerilado y desgaste
final de su rgimen.
Ese vnculo estaba asentado en un problemtico malentendido: la diferen-
cia entre lo que el Onganiato esperaba de la Iglesia y los catlicos en gene-
ral, y lo que efectivamente la realidad del catolicismo de la segunda mitad de
los aos sesenta, con sus conflictos, poda proveer como instrumento legitima-
dor. Ese malentendido se registr incluso antes de la asuncin de Ongana. En
junio de 1966, el director de Criterio, Jorge Meja fue Invitado a entrevistarse
con Ongana y Alejandro Lanusse. En esa reunin, organizada por el sacerdote
vasco Iaki de Azpiazu, Ongana sostuvo que el proyecto de la prxima aso-
nada militar era el de instalar el rgimen de las encclicas papales. Ante tal
23 Meja, Jorge Historia de una identidad, Letemendia Casa Editora, Buenos Aires 2005, pp.
104-105.
24 Dorrego La Iglesia y la Revolucin en Confirmado, 6 de octubre de 1966, pp. 14-15.
25 Vase Caimari, Lila Pern y la Iglesia catlica: religin, estado y sociedad en la Argen-
tina, 1943-1955, Ariel, Buenos Aires 1995; Zanatta, Loris Pern y El mito de la nacin
catlica: Iglesia y ejrcito en los orgenes del peronismo (1943-1946), Editorial Sudameri-
cana, Buenos Aires 1999.
40 Poltica y cultura durante el Onganiato
38 Habermas, Jrgen Historia y crtica de la opinin pblica, G. Gili, Mxico 1997, p. 48.
39 Ellwood, Robert The sixties spiritual awakening: american religion moving from mod-
ern to postmodern, Rutgers University Press, New Brunswick 1994.
46 Poltica y cultura durante el Onganiato
Elena Scirica
A
los pocos das de asuncin de la llamada Revolucin Argentina co-
br dimensin pblica la presencia de diversos ncleos catlicos que
actuaban en el entorno del flamante presidente Juan Carlos Ongana.
Entre ellos, algunos analistas destacaron la impronta del catolicismo tecno-
crtico y desarrollista del Ateneo de la Repblica, el fervor de los participan-
tes de los Cursillos de Cristiandad, el ultramontanismo de los Cooperadores
Parroquiales Cristo Rey y el comunitarismo de la Ciudad Catlica. Si bien
el modus operandi, las convicciones y la impronta de esos grupos eran dife-
rentes, interesa sealar que ninguno de ellos tena una operatoria orientada a
la difusin masiva. Segn Alain Rouqui, estos ncleos pretendan proveer
programas y personal poltico al gobierno militar, mientras que otros, como
Tradicin, Familia y Propiedad (TFP) o la Federacin Argentina de Entidades
Democrticas Anticomunistas (FAEDA), intentaban usurpar en su beneficio la
expresin pblica de las opiniones.1 An as, cabe acotar que TFP manifest
su disidencia con ciertas iniciativas gubernamentales.
A partir de estas consideraciones esta contribucin evaluar y reflexiona-
r sobre lo que se ha avanzado en el conocimiento de aquellos ncleos de ope-
ratoria discreta, que preferan actuar de manera reservada a travs del estable-
cimiento de contactos personales. Con este inters, se abordar la especificad
de cada uno, su origen, su influjo, su cualidad como espacio de sociabilidad y
las potenciales vinculaciones entre ellos. Este abordaje est guiado por el afn
de sealar los puntos de encuentro y desencuentro de esos espacios y, a par-
tir de ello, desmontar cierto andamiaje analtico que tendi a uniformizarlos.
Al mismo tiempo, interesa puntualizar que el despliegue de estos crculos se
1943 y 1955.10 Sin embargo, en este transcurso, sobre todo tras la experiencia
peronista y el desenlace del gobierno de Eduardo Lonardi, estas figuras haban
flexibilizado sus posturas. As, aunque analistas contemporneos ensalzaran
al Ateneo como un mero espacio de la derecha, no se trataba de una postura
extrema situada en el catolicismo intransigente sino de un ncleo abierto a la
poltica partidaria en caso de que ella constituyera un medio para lograr sus
cometidos y a las tendencias desarrollistas tecnocrticas en boga, en procura
de la modernizacin del pas, para cuyo implante tambin aceptaban la va
autoritaria.
El Ateneo fue un espacio de sociabilidad a travs del cual sectores na-
cionalistas confluyeron con grupos de otras tradiciones y prcticas. De este
modo, en el contexto de los aos sesenta, combinaron ideas autoritarias con
un fuerte nfasis tecnocrtico unido a referencias de la Doctrina Social de la
Iglesia. Las peculiaridades del escenario nacional e internacional, pues, son
muy relevantes para examinar los ncleos catlicos anticomunistas. Se trata,
en efecto, de un perodo signado no slo por la mentada cuestin peronista
sino tambin por el influjo de la Revolucin Cubana y la acentuacin de ex-
pectativas y temores respecto de un eventual avance del comunismo, lo que
se enlaz con los planteos desarrollistas y modernizadores como estrategia
para atenuar ese supuesto avance. Al mismo tiempo, estas propuestas se vin-
cularon de manera creciente con las polticas de seguridad frente al mentado
enemigo que fue visualizado como el mayor peligro para la civilizacin oc-
cidental y la religin cristiana. As, entre ciertos sectores intransigentes, esta
representacin del adversario imbuy la confrontacin de un acrrimo espritu
de cruzada. A su vez, la convocatoria y el despliegue del Concilio Vaticano II
afectaron de manera ineludible a la totalidad del arco catlico acentuando la
ligazn entre las esferas poltica y religiosa.
16 Juan Bosch accedi a la presidencia de la Repblica Dominicana en 1963, tras haber lidera-
do desde el exilio la oposicin a la dictadura de Rafael L. Trujillo. Pero tras siete meses en
los que impuls un amplio programa de reformas sociales, fue destituido. En 1965 un movi-
miento insurgente promocion la restauracin de Bosch, lo que dio lugar a una intervencin
de los Estados Unidos inquieto por un eventual avance comunista, a remedo de Cuba.
Versiones sobre cursillistas opositores a Bosch en Influencias. Los catlicos y el poder,
cit., Informaciones Catlicas Internacionales. N 262 y Colaboracin con el gobierno.
cit.
17 Beln: la ceremonia secreta, recuadro en Tucumn, reino del cursillismo. Primera Pla-
na, cit.; Qu es el cursillismo. Gente, N 139, cit. y GIORGI, Guido y MALLIMACI,
Fortunato Catolicismos, nacionalismos y comunitarismos en poltica social. Redes catli-
cas en la creacin del Ministerio de Bienestar Social de Argentina (1966-1970) en Revista
Cultura y Religin, Vol. 6 N 1 (junio del 2012) p. 121., cuya informacin se documenta con
Movimiento de Cursillos de Cristiandad de argentina, s/n.
18 Segn un Boletn del Secretariado de los Cursillos de la Cristiandad de junio de 1968, no
importa el nmero, sino la capacidad influyente transformadora del candidato [] no
solamente los que ostentan cualidades de jefe nato en una comunidad, sino aquellos otros
que posibilitan el acceso y la influencia de stos []. GARCA LUPO, Rogelio Los
Cursillos cit., p. 18.
54 Poltica y cultura durante el Onganiato
cin con el Opus Dei. Ver, respectivamente Influencias. Los catlicos y el poder, cit. y
Qu es el cursillismo, cit.
22 GIORGI, Guido y MALLIMACI Fortunato Catolicismos, nacionalismos cit., p.121.
23 Ver notas 18 y 19. Segn relat el ya fallecido coronel Juan Francisco Guevara, en 1966
el general Seorans lo invit a participar en un Cursillo en la misma poca en que se in-
corporaron al movimiento figuras como el Gral. Ongana o el Gral. Martnez Zuvira pero
esa postulacin fue rechazada (la preseleccin pasaba en gran medida por la evaluacin del
General Lanusse, con quien tena diferencias abiertas). Mazzei, Daniel Entrevista indita al
coronel (R) Juan Francisco Guevara. 19 de noviembre de 1992.
24 Selser destac la importancia de la ultreya la reunin semanal de los grupos cursillistas
como espacio de encuentro que, amn de sus fines religiosos, habilitaban el tejido de vn-
culos de confianza a travs de los cuales podran entablarse potenciales convergencias po-
lticas, ideolgicas o econmicas. SELSER, Gregorio Los cursillos, cit., pp.15-16. En
el mismo sentido, Tucumn: reino del cursillismo, cit. El anlisis de los Cursillos como
red de sociabilidad religiosa en expansin, en GIORGI, Guido y MALLIMACI, Fortunato
Catolicismos, nacionalismos cit., pp.121-122 y 124.
56 Poltica y cultura durante el Onganiato
Ftima. A partir de 1959, este prelado ocup el arzobispado de Buenos Aires y presidi el
Vicariato Castrense, lo que abri a los Cooperadores y a los laicos de la Ciudad Catlica
las puertas de la capital y de las principales guarniciones militares del pas. VERBITSKY,
Horacio Historia poltica de la Iglesia. cit., pp. 126-127; 129-134 y RANALLETTI,
Mario Jean Ousset y el catolicismo intransigente, cit.
37 RANALLETTI, Mario La guerra de Argelia y la Argentina. Influencia e inmigracin fran-
cesa desde 1945, en Anuario de Estudios Americanos, Vol. 62, N 2, julio-diciembre 2005,
pp. 285-308.
38 RANALLETTI, Mario La guerra cit., Sobre la Guerra contra-revolucionaria y la im-
plementacin de la Doctrina de Seguridad Nacional en la Argentina, LPEZ, Enesto Segu-
ridad nacional y sedicin militar. Legasa, Buenos Aires, 1987; AMARAL, Samuel Guerra
revolucionaria: de Argelia a la Argentina, 1957-1962. Buenos Aires, Academia Nacional
de la Historia. Investigaciones y ensayos 48, 1998; MAZZEI, Daniel La misin militar
francesa en la Escuela Superior de Guerra y los orgenes de la guerra sucia, 1957-1962
en Revista de Ciencias Sociales, Universidad Nacional de Quilmes, 2002; ROBIN, Marie
Monique. Escuadrones de la muerte. La Escuela Francesa. Sudamericana, Buenos Aires,
2005. Otras menciones a la CC GONZLEZ JANZEN, Ignacio La Triple A. Contrapunto,
Buenos Aires, 1986, pp. 53-76; esa informacin retomada en NOVARO, Marcos y PA-
LERMO, Vicente La dictadura militar 1976/1983. Del golpe de estado a la restauracin
democrtica. Paids, Buenos Aires, 2003.
39 MAZZEI, Daniel La misin militar francesa, cit., pp. 117-123.
60 Poltica y cultura durante el Onganiato
La Ciudad Catlica
En los ltimos aos, nuevos trabajos acadmicos as como tambin profusos
abordajes periodsticos indagaron sobre los orgenes de la CC en la Argenti-
na, su raz francesa, la trayectoria y los parmetros valorativos, ideolgicos y
religiosos en los que abrevaron sus fundadores. Tambin analizaron las parti-
cularidades organizativas de esta obra y su papel en la difusin de la doctrina
de la GR y en las consecuentes modalidades de la Guerra Contrarrevoluciona-
ria.40 En vista de ello, este trabajo se limitar a puntualizar los ncleos abor-
dados y concatenar algunos cabos sueltos para, a partir de all, indagar sobre
la relevancia de este crculo y establecer potenciales similitudes, diferencias
40 SCIRICA, Elena Visin religiosa y accin poltica. El caso de Ciudad Catlica Verbo en
la Argentina de los aos sesenta en PROHAL MONOGRFICO, Revista del Programa de
Historia de Amrica Latina. Vol. 2. Primera seccin: Vitral Monogrfico, nm. 2. Instituto
Ravignani, Facultad de Filosofa y Letras, UBA, Buenos Aires, 2010. pp. 26-56; SCIRICA,
Elena Un embate virulento contra el clero tercermundista. Carlos Sacheri y su cruzada
contra La Iglesia clandestina en Anuario del Centro de Estudios Histricos Prof. Carlos
S. A. Segreti. N 10, 2010, pp. 283-301; SCIRICA, Elena Educacin y guerra contrarre-
volucionaria. Una propuesta de Ciudad Catlica-Verbo en Clio & Asociados. La historia
enseada. N 11, Universidad Nacional del Litoral, Santa Fe, 2007, pp. 119-140, as como
las menciones en VERBITSKY, Horacio Historia poltica de la Iglesia. cit.; ROBIN,
Marie Monique Escuadrones de la muertecit.; RANALLETTI, Mario Contrainsurgen-
cia, catolicismo intransigente cit.; La guerra de Argelia y la Argentina cit. y Jean
Ousset y el catolicismo intransigente cit.
Ncleos catlicos anticomunistas 61
y/o nexos con otros espacios de identidad catlica que tuvieron una impronta
visible durante el Onganiato.
La CC surgi en 1946 por iniciativa de Jean Ousset. Este antiguo militan-
te de la Accin Francesa y discpulo de Maurras, luego colaboracionista del
gobierno de Petain, haba participado en los retiros espirituales de los CPCR
en Chabeuil.41 Esa experiencia impact profundamente en el futuro creador de
la CC. A partir de entonces, Ousset particip de forma activa en las tareas de
la congregacin presidiendo reuniones, brindando conferencias siempre en
aras de irradiar la verdad y luchar contra el error. Esto es, en procura
de restaurar la mentada Realeza social de Jesucristo y de combatir la revo-
lucin, asimilada con la doctrina que pretende fundar la sociedad sobre la
voluntad del hombre en lugar de fundarla sobre la voluntad de Dios.42 A poco
de ello, sin embargo, sin rias ni discordias, Ousset decidi autonomizarse de
los CPCR. En tal sentido, cre una obra laica, con una impronta ms poltica,
que derivara en la CC. Es probable que la confusin o amalgama entre ambos
crculos se deba al hecho de que, en efecto, en sus inicios resultaba difcil
diferenciarlos.43 Tal como indic Ranalletti, ambos abrevaban en los mismos
tpicos y realizaban iniciativas mancomunadas. Los CPCR publicaban y re-
comendaban los textos de Ousset, a la vez que le brindaban sus contactos
eclesisticos para expandir su obra. Al mismo tiempo, la CC preconizaba los
ejercicios ignacianos como modalidad de la que todo soldado de Cristo debe
servirse.44 Por otra parte, ambos enlazaban en una red ms amplia que inclua
41 Los datos biogrficos de Jean Ousset fueron elaborados por Raphaelle de Neuville y reto-
mados por Marie Robien y Mario Ranalletti en sus trabajos. Otras referencias en SCIRICA,
Elena Comunitarismo y contrarrevolucin. Ideario y trayectorias de un ncleo catlico
intransigente organizado en torno a la revista Verbo de Argentina (1959-1966) en RODRI-
GUES, Cndido y ZANOTTO, Gizele Catolicismo e sociabilidade intelectual na Amrica
Latina. Editora da Universidade Federal de Mato Grosso, Cuiab, 2013.
42 Punto de partida doctrinario de la CC; la cita reproduce un discurso decimonnico del
catlico social francs Alberto de Mun. Qu es la Revolucin. Verbo, No. 1, 1959 a No.
61-62, 1966.
43 Esa confusin en GARCA LUPO, Rogelio Los Cursillos de Cristiandad cit., pp.12-
16; Maitre marca la compenetracin entre ambos. Le catholicismo dextreme droite
cit. pp.110-111. Su origen comn y autonomizacin en RANALLETTI, Mario, Jean Ous-
set cit.
44 La soberana social de Jesucristo. Verbo, N 11, abril 1960, p. 44. El boletn de la CC en-
fatizaba en los Ejercicios Ignacianos como fundamentales para fortificar siempre nuestra
vida sobre natural. Qu es la Ciudad Catlica? Madrid, Speiro, 1962, pp. 29-29.
62 Poltica y cultura durante el Onganiato
Reflexiones finales
A lo largo de este trabajo relevamos los conocimientos disponibles sobre im-
portantes ncleos de identidad catlica anticomunista que tuvieron cierto in-
flujo durante el Onganiato. En los casos reseados, se trat de espacios que
constituyeron distintas redes de sociabilidad de acceso reducido y en las que
sistematizaron visiones, apuestas y proyecciones sobre la sociedad, a la vez
que eslabonaron vinculaciones que les permitieron acceder a determinados
espacios gubernamentales. Ms all de que con sus prcticas y aportes hayan
acentuado, colaborado o al menos permitido segn el caso al cual nos refi-
ramos las polticas represivas, tambin es cierto que, con distinto grado y a
travs de diferentes visiones, pretendieron contribuir a generar nuevos lazos
consensuales a partir de enfoques distantes del ideario liberal cuestiones que,
a la sazn, no eran exclusivas de estos sectores. En este sentido, tal como
sealaron Valeria Galvn y Florencia Osuna, los grandes trabajos acadmicos
sobre la Revolucin Argentina tendieron a enfatizar en sus aspectos auto-
ritarios y en el modo en que contribuyeron a la espiral de violencia poltica
posterior. Sin embargo, escasean las producciones que aborden las especi-
ficidades de esta poca.52 De all la importancia de actualizar el repertorio
de problemas y explorar en profundidad otras dimensiones de este momento
histrico. Tanto el estudio de las trayectorias personales y profesionales de
53 Entre los escasos trabajos sobre la TFP en la Argentina del perodo, SCIRICA, Elena Gru-
pos laicales tradicionalistas contra los sectores tercermundistas. Una aproximacin a sus
prcticas y estrategias de difusin durante el Onganiato en IV Simposio Internacional so-
bre Religiosidad, Cultura y Poder. Grupo de Estudios sobre Religiosidad y Evangelizacin
(GERE), del Programa de Historia de Amrica Latina (PROHAL), Instituto Ravignani,
Facultad de Filosofa y Letras, UBA. 29 al 31 de agosto de 2012; DALMAZO, Gustavo
El tradicionalismo ante la apertura poltica en la Revolucin Argentina en IV Jornadas
Nacionales de Historia Moderna y Contempornea, Universidad Nacional del Nordeste,
Resistencia, 15, 16 y 17 Sept. 2004. Un trabajo que aborda la TFP en un perodo poste-
rior, RUDERER, Stephan: Cruzada contra el comunismo. Tradicin, Familia y Propiedad
(TFP) en Chile y Argentina en Sociedad y Religin, Vol. 22, Nro. 38. Buenos Aires, Julio/
Diciembre 2012, pp.77-106. Investigadores brasileos analizaron con detenimiento la TFP
en Brasil: ZANOTTO, Gizele TFP. Tradio, Famlia e Propriedade: As idiossincrasias de
um movimento catlico (1960-1995) no Brasil. Mritos, Passo Fundo, 2012; Ianko BETT
investiga sobre la revista Cruzada y el anticomunismo catlico en Argentina y Brasil, en
una interesante tesis sobre las representaciones sociales y los imaginarios anticomunistas.
Misterioso matrimonio
Mariano Grondona y las lgicas liberal-conservadoras
ante la construccin del Onganiato
Alternativas de modernizacin y autoritarismo1
Martn Vicente
D
iversos estudios sobre el primer perodo dictatorial de la autodeno-
minada Revolucin Argentina, liderado por el general Juan Carlos
Ongana entre los meses de junio de 1966 y 1970, han coincidido en
describir a tal experiencia como una combinacin entre un carcter de derecha
nacionalista y el eficientismo tecnocrtico, que habra posibilitado la compleja
alianza entre nacionalistas y liberales, bajo una fuerte impronta catlica, en la
que entienden sustentada la experiencia.2 Carlos Altamirano ha resumido esta
articulacin bajo la expresin las dos almas de la Revolucin Argentina.3 Al
mismo tiempo, se ha sealado a , la revista dirigida por Jacobo Timerman, y
a su principal columnista poltico, Mariano Grondona, como artfices de una
campaa golpista contra el gobierno del presidente de la Unin Cvica Radical
del Pueblo, Arturo Illia.4 Ambas afirmaciones, pese a ser certeras son, sin em-
1 Agradezco a Valeria Galvn y Florencia Osuna la invitacin a participar el evento que ori-
gin esta compilacin y sus atentas lecturas, as como a los participantes de dicho encuentro
por los debates generados.
2 ODONNELL, Guillermo Modernizacin y autoritarismo, Prometeo, Buenos Aires, 2011;
DE RIZ, Liliana La poltica en suspenso 1966/1976, Paids, Buenos Aires, 2000.
3 ALTAMIRANO, Carlos Bajo el signo de las masas. (1943-1973), Ariel, Buenos Aires,
2001.
4 MAZZEI, Daniel Medios de comunicacin y golpismo. El derrocamiento de Illia (1966),
Grupo Editor Universitario, 1997; MOCHKOFSKY, Graciela Timerman. El periodista que
quiso ser parte del poder. (1923-1999), Buenos Aires, Sudamericana, 2003; TARONCHER
PADILLA, Miguel ngel Periodistas y prensa semanal en el golpe de Estado del 28 de
junio de 1966: la cada de Illia y la Revolucin Argentina, Tesis doctoral, Universidad de
Valencia, Valencia, 2006; SIVAK, Martn El Doctor. Biografa no autorizada de Mariano
68 Poltica y cultura durante el Onganiato
Grondona, Aguilar, Buenos Aires, 2005. En marzo de 1966, el ministro de Justicia Carlos
Alconada Aramburu denunci a Primera Plana y Grondona como parte de un complot gol-
pista que inclua a las revistas Atlntida, Imagen, Confirmado y al columnista poltico de
esta, Mariano Montemayor. Un balance desde estos sectores al trmino de la Revolucin
Argentina, BOTANA, Natalio, BRAUN, Oscar y FLORIA, Carlos El rgimen militar.
1966-1973, La Bastilla, Buenos Aires, 1973.
5 Sobre el liberal-conservadurismo en la Argentina, HEREDIA, Mariana La identificacin
del enemigo. La ideologa liberal conservadora frente a los conflictos polticos y sociales
en los aos sesenta, en Sociohistrica, n 8, La Plata, 2000, pp. 83-121; MORRESI, Sergio
El liberalismo conservador y la ideologa del Proceso de Reorganizacin Nacional, en
Sociohistrica, n 27, La Plata, 2010, pp. 103-136; VICENTE, Martn Los intelectuales
liberal conservadores argentinos y la ltima dictadura. El caso del grupo Azcunaga, en
Kairs, n 29, San Luis, 2012, pp. 1-17. VICENTE, Martn Lo que fue y lo que nunca
ser: (de)ontologas de la Argentina en los intelectuales liberal-conservadores durante el
posperonismo, en A Contracorriente, vol 11, n 1, North Carolina, 2013, pp. 86-109.
6 Diversos anlisis han realizado mltiples adjetivaciones ideolgicas de Grondona, que van
del nacionalismo catlico (el cual seal haber abandonado en la etapa peronista) a usos li-
bres de los conceptos liberal o conservador. En general, dichas categorizaciones responden
a la visibilidad golpista del autor en tal etapa, pero dejan de lado el anlisis de sus textos
en una escala como la aqu propuesta. SIVAK, Martn El Doctorcit., rescata las diversas
pticas expuestas por el intelectual a lo largo de su extensa trayectoria.
7 BOHOSLAVSKY, Ernesto y MORRESI, Sergio Las derechas argentinas en el siglo XX:
ensayo sobre su vnculo con la democracia, en Iberoamrica Global, vol. 4, n2, 2011, pp.
17-49.
Misterioso matrimonio 69
8 El propio Grondona ha marcado que la experiencia peronista lo llev del catolicismo pol-
tico al liberalismo. Sobre el espacio del catolicismo en el posperonismo, ver ZANCA, Jos
Los intelectuales catlicos y el fin de la cristiandad. 1955-1966, Fondo de Cultura Eco-
nmica, Buenos Aires, 2006; ZANCA, Jos El humanismo cristiano y la cultura poltica
argentina. (1936-1959), Tesis Doctoral, Universidad de San Andrs, Buenos Aires, 2009.
Para el antiperonismo, SPINELLI, Mara Teresa Los vencedores vencidos. El antiperonis-
mo y la Revolucin Libertadora, Biblos, Buenos Aires, 2005.
70 Poltica y cultura durante el Onganiato
los pocos en tanto los mejores: minora implicaba mrito, lo cual completa-
ba el concepto de elite.
Posteriormente, desde , Grondona conceptualizaba al ser humano como
un ser en esencia jerrquico, que siente como una ofensa a su dignidad y
como una amenaza a su situacin cualquier agravio impune de un inferior a un
superior. Por ende propona retomar una concepcin basada en las relaciones
desiguales como articuladoras del orden social. De all que enfatizara como
necesidad de la hora,
volver a la idea de que quien se iguala a aquello que no es
igual, debe sufrir las consecuencias. A veces se confunde de-
mocracia con democratismo. Como cualquier otro rgimen, la
democracia es un sistema de poder, de mando y de obediencia.
En ella hay superiores e inferiores, autoridad y sumisin.14
Veremos ms adelante la implicancia que esta concepcin tendr a la hora de
expresarse en el horizonte de expectativas del autor sobre Ongana.
En 1963, Grondona form parte del grupo de intelectuales, mayormente
liberal-conservadores que, liderados por Carlos Floria, reformularon la carrera
de Ciencias Polticas en la Universidad del Salvador. All estuvo a cargo de
Problemas Polticos Contemporneos y entre 1965-68 dirigi el Instituto de
Ciencia Poltica de la misma universidad.15 Tras una breve experiencia al fren-
te de su revista poltica , la cual se seguira editando sin solucin de periodici-
dad, en 1964 ingres a , donde escribira la principal columna poltica. Junto
con l, entr a la publicacin el caricaturista Juan Carlos Colombres, , quien,
con sus dibujos que satirizaban a Illia como un anciano lento y desconectado
de la realidad, es la otra gran referencia que la bibliografa ha tomado a la
hora de analizar las formulaciones, entendidas como golpistas, del medio de
Timerman.16 As presentaba a ambos el director: Poseen una visin honesta y
penetrante de la misma realidad: uno con la serenidad y el rigor de un experto
que, antes que ninguna otra cosa, teme el cambio brusco del
ritmo poltico e institucional.29
Grondona postulaba que estaba en juego una puja ideolgica que, sin embar-
go, tena un punto irreversible all donde los hombres agotan el dilogo y
empiezan el combate. 30 Si la redaccin general de la columna poda dar lugar
a una imagen equidistante del articulista para quien no conociera el libro que
analizamos previamente, las posteriores intervenciones del abogado comen-
zaban a tomar posicin de modo explcito: Todos los regmenes polticos
contienen fuerzas de reserva que aparecen solamente en las horas de crisis.
En las naciones estables, estas fuerzas son apenas conocidas. En las naciones
inestables, ocupan el centro del escenario. 31 En este marco, el autor identifi-
caba a Ongana con la figura del hombre de reserva, y a la vez lo diferenciaba
de Pedro Aramburu, cuyo proyecto haba quedado trunco.
Grondona transformaba, indirectamente, al militar cursillista, cuyo pase a
retiro propona como clave, al colocarse por fuera de los particularismos, en
un epgono de Charles de Gaulle, en tanto postulaba que el modelo alternati-
vo al de Aramburu es, obviamente, el de De Gaulle: aqu, la espera rindi sus
frutos y al silencio sigui el poder.32 Esta construccin propona al general
Ongana como un emergente inevitable de la crisis nacional, la cual deba
sortearse no slo mediante la salida poltica, sino por la va de una moderniza-
cin, mientras el pas estaba en medio de una encrucijada: Con la alternativa
aun abierta. Y con el temor creciente de perder la historia.33 All, reconoca
Grondona, yo creo que sus protagonistas son tres: el gobierno, el peronismo
y el Ejrcito34.
Aqu estaba el eje de la articulacin, plena de , del intelectual liberal-
conservador: se trataba de optar entre las opciones de un gobierno fruto de una
democracia incompleta, el partido nmesis del ideario liberal-conservador y el
actor militar, ltima instancia de esa lucha. 35 Era una decisin ordenancista:
Ni hay golpismo muy ilusionado, ni hay un legalismo muy ilusionado, en
tanto el gobierno de Illia era expresin de la inercia histrica de una Argenti-
na gris. 36 Por ello, Grondona marcaba previamente dos ejes: en primer lugar,
el golpismo llega al hueso al momento en que propone su tesis fundamen-
tal: que el sistema democrtico no es medio del desarrollo sino su fruto;37
en segundo trmino, la aseveracin de que Ongana no necesita complicarse
con el Gobierno: su figura se deslinda an ms de l con el retiro. 38 El hilo
conductor, as, llevaba de la democracia incompleta a la dictadura, a travs del
haz del desarrollo y por medio del hombre que se colocaba por encima de los
fragores propios de un sistema cuyo real funcionamiento socavaba su razn
de ser.
Por medio de la apelacin al supuesto encierro del presidente Illia en su
propio partido, Grondona llamaba a atender lo que consideraba el imperativo
de una clusula no escrita: Nuestra Constitucin tiene una clusula no es-
crita, cuyo texto es el siguiente: Al jurar su cargo, el Presidente debe escoger
entre su partido y el pas. Del cumplimiento o incumplimiento de esta clusu-
la depende todo lo dems. 39 Esta situacin refera, sealaba el autor, a la falta
de espesor histrico del presidente, centrado en la UCRP y desatento a la cru-
cial situacin que ya haba descripto el abogado y periodista: Cuando los pre-
sidentes tuvieron la fuerza poltica y moral de los conductores, el pas sinti la
tensin dolorosa y creadora de las grandes gestas, por lo que una lnea nacio-
nal no era sino la que marcaba que toda la historia argentina es, en definitiva,
la bsqueda afortunada o desafortunada de presidentes-caudillos.40 Quedaba
abierta, por esta segunda va, que conflua con la primera, la construccin de
un orden nuevo, que el columnista no trepidaba en denominar dictadura. Tras
realizar un recorrido histrico-semntico por el concepto, postulaba que su
aplicacin apareca justificada por los lmites a los cuales haba llegado la si-
tuacin de crisis: Obstinarse en aplicar a esta situacin remedios normales,
de simple y tranquila evolucin, es ignorar que la normalidad, como tal, nos
ha abandonado hace mucho tiempo.41 La dictadura romana, que Grondona
ofreca al gobierno, apuntaba realmente fuera de l, hacia Ongana, como lo
dejaba en claro una semana antes del golpe: Estamos en 1810 y en 1880, no
en 1820 o en 1920: en dolores de alumbramiento. 42 El amanecer del golpe de
Estado, como solucin positiva, era tan doloroso como definitivo.
La Nacin y el caudillo se buscan entre mil crisis, hasta que, para bien
o para mal, celebran su misterioso matrimonio, sealaba Grondona a dos
das de producido el golpe de Estado. Se acababa el absurdo de un gobierno
sin poder: Estas son las cosas profundas, que estn ms all de las formas
legales o retricas. La Argentina se encuentra consigo misma a travs del prin-
cipio de autoridad. El Gobierno y el Poder se reconcilian, y la Nacin, recobra
su destino. 43 Veremos, a continuacin, cul era el destino mentado por el
intelectual liberal-conservador, que terminaba de cerrar su interpretacin del
Onganiato como un futuro deseable: nuevamente, el eje era el concepto de
modernizacin el que completaba la explicacin de esta voluntad autoritaria
y ordenancista.
tador del juego de los privados en la forma Mercado.45 En este punto, adems,
debemos marcar que an los liberales en sus diversas expresiones, con la par-
cial excepcin de autores que comenzaban a experimentar un fuerte influjo
del neoliberalismo, eran partcipes, si bien en alta medida crticos, de una
amplia recepcin de las tendencias desarrollistas, algo que aparece claramente
en las intervenciones de Grondona en , donde su liberal-conservadurismo se
debate, constantemente, entre diversas opciones, tanto articuladoras cuanto
polmicas, con una visin desarrollista por derecha.46 La clave moderniza-
dora, en ese sentido, funcion como un eje explicativo que atravesaba el mapa
ideolgico y gener diversos debates.47 As, al colocar a la democracia como
valor supeditado al desarrollo, que se postulaba sustantivo, encontramos una
reformulacin, en este caso liberal-conservadora, de la relacin subordinada
de la democracia.48
La Argentina del futuro, en el liberal-conservadurismo, era concebida
como un pas a la vanguardia de Amrica del Sur, que se miraba en el espejo
de los Estados Unidos, pero que no buscaba alinearse al pas del norte sino
referenciarse en l.49 En tal aspecto, nuevamente, la palabra central era mo-
dernizacin, y desde all se puede releer la coalicin que sostuvo el golpe del
Eplogo
La agona del tiempo anterior y la aparicin del tiempo nuevo
En torno a un horizonte que se aleja
Es esto una revolucin?, se preguntaba Grondona a pocos meses de suce-
dido el golpe de Estado liderado por el general Ongana, y se responda que,
ms all de la voluntad gubernamental, no lo era, pero que, sin embargo, la
pretensin revolucionaria refleja una creencia colectiva de la Argentina: la
conviccin de que algo algo profundo y substancial tiene que cambiar en
nuestra sociedad para que tengamos, en verdad, un futuro. Pero el colum-
50 El pas, cit.
51 GRONDONA, Mariano Las vocaciones, Primera Plana, 11 de enero de 1966.
52 ALSOGARAY, lvaro Poltica y economa en Amrica Latina, Atlntida, Buenos Aires,
1969, posee amplias coincidencias con las propuestas de Grondona.
53 GRONDONA, Mariano El subdesarrollo poltico, Primera Plana, 22 de marzo de 1966.
82 Poltica y cultura durante el Onganiato
Introduccin
L
a Revolucin Argentina y, con ella, el arribo de profundas transfor-
maciones en el plano poltico e institucional hallaron una clida recep-
cin entre los representantes del nacionalismo de derecha de la poca.
Como principal aglutinador de los intelectuales de esta corriente poltico-
ideolgica durante el posperonismo,1 el semanario nacionalista Azul y Blanco
(AyB), que luego de haber sobrevivido varias clausuras desde su fundacin
en 1956, reabri con la asuncin de Juan Carlos Ongana en claro apoyo a su
programa, documenta en sus pginas las expectativas que el golpe de 1966
despertaron entre los nacionalistas. stos entendieron que la Revolucin Ar-
gentina no era otra cosa sino su tan promovida Revolucin Nacional corpo-
rativista.2
Sin embargo, no obstante este apoyo inicial al nuevo gobierno,3 cuando
las medidas tomadas comenzaron a alejarse de las expectativas nacional-cor-
porativistas de AyB, el semanario se pas a la oposicin. En este sentido, la
trayectoria recorrida por los nacionalistas en trminos de consenso y disenso
respecto del Onganiato y sus polticas de gobierno qued cristalizada en
AyB.
A fines de esta dcada, las alianzas e identidades polticas clsicas, in-
fluidas por la preponderancia de la cuestin peronista, ya estaban en pleno
proceso de reconfiguracin.4 En este marco, el nacionalismo que representaba
7 Sarlo 2001; SIGAL, Silvia Intelectuales y podercit.; Tern, Oscar Nuestros aos se-
sentas: la formacin de la nueva izquierda intelectual en la Argentina, 1956-1966, El Cielo
por Asalto / Imago Mundi, Buenos Aires 1993.
8 PUJOL, Sergio Rebeldes y modernos. Una cultura de los jvenes, en Nueva Historia
Argentina. Violencia, proscripcin y autoritarismo (1955-1976), Tomo IX. Buenos Aires,
Editorial Sudamericana, 2003; SIGAL, Silvia Intelectuales y poder cit.
88 Poltica y cultura durante el Onganiato
9 Los directores referentes de este nuevo cine, que sentaron las bases de la generacin un
poco ms joven de los directores de 1960 fueron Leopoldo Torre Nilsson y Fernando Aya-
la. Estos directores se haban formado con el viejo modelo industrial (trabajo en equipos de
rodaje, estudios de filmacin, revistas especializadas y cineclubismo) pero se valieron de la
emergencia de la ruptura a fines de los cincuenta para renovar la produccin cinematogrfi-
ca local. As surge el cine de autor, caracterizado por que cada obra llevara el sello personal
de su director, ya sea en el uso de actores fetiche, los manejos de los silencios, la msica, las
temticas, el estilo narrativo, la fotografa, la seleccin de paisajes urbanos que mostraba,
etc. La generacin del sesenta propiamente dicha (que cont a los directores Rodolfo Kuhn,
David Jos Kohon, Fernando Birri, Manuel Antn, Lautaro Mura y Leonardo Favio) se
caracteriz por retomar muchas de las temticas de Torre Nilsson y Ayala, pero se concentr
en retratos de una juventud alienada de su poca y de su contexto social. En este sentido,
el Nuevo Cine Argentino fue acusado de imitar el estilo de las vanguardias europeas. Si-
guiendo a los precursores Ayala y Torre Nilsson, el Nuevo Cine Argentino se caracteriz
por ostentar una renovacin tcnica, nuevos modos de enunciacin, fuerte apelacin al in-
dividualismo, aire juvenil de desesperanza, insatisfaccin, aburrimiento, denuncia social y
pincelada irnica. Vase ESPAA, Claudio y MANETTI, Ricardo El cine argentino, una
esttica comunicacional: de la fractura a la sntesis, en BURUCA, Jos E. Nueva Historia
Argentina. Arte, sociedad y poltica, Buenos Aires, Sudamericana, 1999 y SADOUL, Geor-
ges Anexo II: El nuevo cine latinoamericano en Historia del cine mundial, Mjico DF,
Siglo XXI, 2002, pp. 571-573.
10 GIUNTA, Andrea Las batallas de la vanguardia entre el peronismo y el desarrollismo,
en BURUCA, Jos E. Nueva Historia Argentina. Arte, sociedad y poltica, Buenos Aires,
Sudamericana, 1999, pp. 70-99.
Modernizacin esttica y cultural... 89
11 Luis Felipe No, Jorge Lpez Anaya, Jorge Roiger, Antonio Segu, Silvia Torras, Luis Al-
berto Wells, Kenneth Kemble, Antonio Berni, Rmulo Macci, Carolina Muchnik, Ernesto
Deira, Jorge de la Vega, Sameer Makarius, Aldo Paparella, Alberto Heredia, Rubn Santan-
tonn, Emilio Renart, Alberto Greco, Marta Minujn, Jorge Romero Brest, entre otros.
12 GIUNTA, Andrea Las batallas y GIUNTA, Andrea Vanguardia, internacionalismo y
poltica. Arte argentino en los aos sesenta, Buenos Aires, Siglo XXI, 2008.
13 PLESCH, Melanie y HUSEBY, Gerardo V. La msica argentina en el siglo XX, en
BURUCA, Jos E. Nueva Historia Argentina. Arte, sociedad y poltica, Buenos Aires,
Sudamericana, 1999.
90 Poltica y cultura durante el Onganiato
17 SIGAL, Silvia Intelectuales y poder cit., pp. 160; GILMAN, Claudia Entre la pluma y el
fusil. Debates y dilemas del escritor revolucionario en Amrica Latina, Buenos Aires, Siglo
XXI, 2003, pp. 66.
18 GIUNTA, Andrea Las batallas cit., p. 94.
19 Entre los colaboradores ms jvenes se encontraban Juan Manuel Palacio, Luis Alberto
Murray, Luis Rivet, Mario Gustavo Costa, Roberto Ortiz, Antonio Valio, Pedro Vilar, Jor-
ge Lezama, Luis Bandieri, Roque Ral Aragn, Pedro Ancarola, Carlos P. Mastorilli, Eleo-
doro Marenco, Raimundo Ongaro, Rodolfo Ortega Pea y Eduardo Luis Duhalde. De la
generacin anterior, continuaron Ricardo Curutchet (slo hasta 1968), Federico Ibarguren,
Jos Luis Muoz Azpiri, Ignacio Anzotegui, Leonardo Castellani, Julio Meinvielle, Nimio
de Anqun, Julio Irazusta, Jos Mara Rosa, Ramn Doll, Ernesto Palacio, Arturo Jauretche,
Santiago de Estrada, Mauricio Birabent, Jean-Henri Azma, Luis Alem Lascano, Leopoldo
92 Poltica y cultura durante el Onganiato
Surez, Facundo Surez y el general Carlos Augusto Caro. Ver GALVN, Mara Valeria El
Nacionalismocit., pp. 39-41.
20 GALVN, Mara Valeria El Nacionalismocit., pp. 39-41.
21 Entrevista realizada por la autora a Juan Manuel Abal Medina, 17/01/12.
22 Ver GALVN, Mara Valeria El Nacionalismo cit., pp. 66-72.
23 Decreto 7954, 28/10/67
24 SNCHEZ SORONDO, Marcelo Memorias. Conversaciones con Carlos Pay, Buenos
Aires, Sudamericana, 2001, pp. 183; BERAZA, Luis Fernando Nacionalistas. La trayecto-
Modernizacin esttica y cultural... 93
ria de un grupo polmico (1927-1983), Buenos Aires, Puerto de Palos, 2005, pp. 229-233;
entrevista realizada por la autora a Juan Manuel Abal Medina, 17 de enero, 2012.
25 Ver GALVN, Mara Valeria El Nacionalismocit., pp. 161-210.
26 Con una tirada mxima de 30.000 ejemplares la publicacin pretenda, desde la tapa, cau-
tivar al posible lector con fotos a color y collages muy sofisticados que abarcaban la su-
perficie completa de la pgina, por lo que el logo y el titular principal se superponan a
la imagen. En casi todas las pginas haba alguna fotografa, caricatura poltica o dibujo
ilustrativo. Asimismo, la diagramacin de pgina, al igual que la calidad del papel, el n-
mero de pginas totales y la parte artstica dan cuenta de una complejidad y sofisticacin
mucho mayor en relacin a la AyB de los cincuenta. Sobre la materialidad de la nueva AyB,
consultar El nacionalismo, cit., , pp. 39-41.
94 Poltica y cultura durante el Onganiato
algo novedoso en la historia del siglo XX.30 En ese sentido, los jvenes nacio-
nalistas de fines de los sesenta tambin se preocuparon por gravitar de manera
activa en el diseo de un plan basado en el retorno al paisaje buclico y arm-
nico de la provincia, de la llanura pampeana, como contrapropuesta autc-
tona al caos de las nuevas estticas urbanas, modernas y extranjerizantes,
que adems sugeran una vuelta hacia la subjetividad.
De esta manera, acompaando notas literarias e histricas sobre estos te-
31
mas , se incluyeron dibujos y litografas de gauchos y paisajes buclicos
de la pampa. Estas imgenes de pgina entera, ilustraban con estilo realista
relatos cortos o fragmentos de novelas y ensayos acerca de las tradiciones ar-
gentinas, el gaucho y la vida en la pampa. En este sentido, AyB comparta con
la izquierda nacional la misma postura respecto al par compromiso poltico-
realismo. Este dato no era novedoso, si se tiene en cuenta que los vnculos
entre el nacionalismo representado por los azulblanquistas con el grupo de
Carpani se haban estrechado en el ltimo perodo. As, por ejemplo, la admi-
racin de las jvenes generaciones nacionalistas por la obra y la posicin de
Carpani llevaron tambin a que algunas publicaciones de los grupos naciona-
listas Tacuara reprodujeran en sus pginas obras completas del artista plstico
a quien consideraban un referente fundamental. 32
En esta misma lnea, la crtica cinematogrfica que AyB public sobre
el filme Las estaciones de nuestro amor, de Florestano Vancini, desatacaba
que la calidad del filme se deba a que ste representaba una magnfica vuel-
ta al arte comprometido, pero en su ms genuina expresin, ya que muchas
Conclusiones
Como punto de observacin del debate al interior del nacionalismo a fines de
los sesenta, el semanario AyB ofrece una ventana privilegiada. Partiendo de
esta base, se puede observar en sus pginas que la revolucin cultural que atra-
vesaba la sociedad argentina durante la presidencia de Ongana, fue recono-
cida por el nacionalismo que, aun cuando reticente, se hizo eco de los nuevos
parmetros morales, estticos y culturales que impona.
En el marco de la clausura poltica del Onganiato rasgo del escenario
poltico festejado por los nacionalistas la emergencia de la juventud como
actor autnomo, la liberalidad de las costumbres, la internacionalizacin y la
renovacin de los circuitos y de los lenguajes artsticos, entre otros cambios
fundamentales del perodo, fueron rechazados desde el nacionalismo. El di-
sentimiento respecto de estos cambios se complementaba con la propuesta
de un proyecto esttico propio que, como se puede apreciar en las pginas
de AyB, se basaba en el retorno a valores criollistas propios del nacionalismo
tradicional, conjugados con la defensa de la alta cultura, como resguardo de
la moralidad. Pero tambin, ms en concordancia con la poca, defendan el
realismo, nico estilo artstico que para ellos era coherente con el compromiso
poltico.
La inscripcin del discurso nacionalista en el marco de la modernizacin
cultural no fue slo a partir de la oposicin. Desde un aperturismo que tam-
bin haba tenido su correlato en el terreno poltico, AyB busc incluir nuevos
Modernizacin esttica y cultural... 101
Gabriela Gomes
1 Agradezco a Ernesto Bohoslavsky, Paula Canelo, Marina Franco, Valeria Galvn, Daniel
Lvovich, Florencia Osuna y Laura Rodrguez sus comentarios y lecturas atentas a versiones
preliminares de este trabajo
2 GOMES, Gabriela El Onganiato y los sectores populares: funcionarios, ideas y polticas
de la Secretara de Estado de Promocin y Asistencia a la Comunidad (1966-1970). Anua-
rio de Estudios Histricos Prof. Carlos S. A. Segreti, ao 11, n 11, 2011, pp. 279-302,
Crdoba; El sistema de participacin comunitaria y el bienestar social bajo el Onganiato,
en LVOVICH, Daniel y LEVN Florencia (ed.) Genealogas, continuidades y fracturas en
el pasado reciente argentino, Universidad Nacional de General Sarmiento, Los Polvorines
(en prensa).
3 Encclica Mater et Magistra N 37, 60, 90-92 y 136, 1961.
4 Encclica Quadragesimo Anno N 56-58, 1931.
5 Encclica Mater et Magistra N 53, 1961.
106 Poltica y cultura durante el Onganiato
naran las obras pblicas y los servicios, consiguiendo la financiacin para sus
proyectos.
necesitamos [] fortalecer nuestra vida comunitaria. En esta
tarea se diferencian claramente dos esferas de accin. Por una
parte, la destinada a dinamizar y promover las posibilidades
de todas las clulas que la integran [] La segunda tiende a
la atencin de las personas y grupos marginados, rezagados
o en conflicto que por deficiencia propia o por una falla de la
estructura social no integran la comunidad. En estos casos, el
Estado participar en forma activa, subsidiaria y supletoria,
para que tales grupos o personas puedan, por el esfuerzo pro-
pio, lograr su integracin al medio social.28
Por su parte, el secretario de gobierno Mario Daz Colodrero sostuvo que la
necesidad de
acertar en los modos de participacin del Estado en la so-
ciedad moderna para conciliar la eficacia de dicha participa-
cin con el principio de subsidiaridad, que reconoce el valor
operante de la iniciativa privada y a la que el Estado no debe
interferir en lo que en sus manos debe estar [] un fortaleci-
miento del Estado en su rbita especfica y un fortalecimiento
de las actividades privadas en lo econmico, en lo social y en
lo cultural como consecuencia de la accin de un Estado apto
para impulsar y sostener la iniciativa privada en el marco del
inters de la comunidad nacional.29
Consider que la transformacin revolucionaria deba contemplar la amplia-
cin de fronteras internas, descentralizacin de servicios pblicos, fortaleci-
miento de las comunidades locales y una slida poltica de integracin te-
rritorial mediante la multiplicacin de la actividad industrial a lo largo del
pas para corregir la concentracin de las actividades econmicas en Buenos
Aires.30
28 Discurso pronunciado por Tte. General Juan Carlos Ongana el 31 de marzo de 1967 en la
ceremonia de clausura de la I Reunin Nacional de Promocin y Asistencia de la Comuni-
dad, 27 y 31 de marzo de 1967, pp. 21-22.
29 Discurso pronunciado por el Dr. Mario Daz Colodrero el 16 de mayo de 1968 en la Unin
Industrial Argentina.
30 Discurso, cit., pp. 37-38.
114 Poltica y cultura durante el Onganiato
40 YUJNOVSKY, Oscar Las claves polticas del problema habitacional argentino, Grupo
Editor de Amrica Latina, Buenos Aires, 1984, pp. 164-167; GAZZOLI, Rubn Vivienda
social. Investigaciones, ensayos y entrevistas, Nobuko, Buenos Aires, 2007, pp. 52-53. En
el partido de La Matanza el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires construy 1.018 vivien-
das de este tipo ver GAZZOLI, Rubn Vivienda social cit., p. 53; GOLBERT, Laura y
ROCA, Emilia De la Sociedad de Beneficiencia cit., p. 122; MBS, Plan de erradicacin
de las villas de emergencia de la Capital Federal y del Gran Buenos Aires, Buenos Aires,
1968; MBS, Plan VEA viviendas econmicas argentinas: reglamentacin aprobada por el
directorio en su sesin ordinaria del 27 de marzo de 1969, Secretara de Vivienda, Banco
Hipotecario Nacional, Buenos Aires.
41 MBS, Primera Conferencia Interamericana sobre cooperativismo, Direccin Nacional de
Cooperativas, Buenos Aires, 4 al 8 de noviembre, 1969, pp. 84-86. Ver CONADE, Inventa-
rio de los proyectos de asistencia tcnica correspondientes a la Agencia para el Desarrollo
Internacional, Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y la Organizacin de
Estados Americanos, la Secretara, Buenos Aires, 1968.
118 Poltica y cultura durante el Onganiato
Reflexiones finales
El desarrollo comunitario fue objeto de atencin de los organismos interna-
cionales, del campo acadmico y de los catlicos. En el caso del Ministerio
de Bienestar Social, la propuesta comunitarista fue preconizada por catlicos
cercanos al corporativismo antiestatal y al desarrollismo. Durante el Onga-
niato cobr mpetu un discurso que foment la Participacin y la Solidari-
dad conforme al principio de Subsidiariedad. Esto legitim el traspaso de las
Introduccin
U
na de las ideas que conformaban el imaginario de gran parte de los
miembros de la Revolucin Argentina era el agotamiento del rgi-
men de matriz liberal vigente desde 1853. Para ellos apareca como
indispensable la refundacin de la Argentina sobre otras bases polticas, so-
ciales y culturales.
Ms all de los alcances reales de esta voluntad revolucionaria, de este
diagnstico se derivaron proyectos de cambio radicales. Algunos de los ms
significativos estaban dirigidos a modificar el funcionamiento societal de la
sociedad, es decir, las modalidades a travs de las cuales los individuos se
relacionaban mutuamente y participaban de lo pblico.
En el escenario de disputas palaciegas que caracteriz a la Revolucin
Argentina desde sus orgenes, esos proyectos comunitaristas estuvieron en el
centro de la lucha por la definicin del rumbo del gobierno.
En efecto, una caracterstica del Onganiato fue la ausencia de un pro-
yecto poltico claro previamente diseado para llevar adelante una vez en el
poder. Por el contrario, desde las distintas dependencias estatales se impulsa-
ron polticas pblicas activas que respondan a modelos de pas en pugna y
que fueron perfilndose con el correr de la gestin. En trminos generales, dos
grandes y difusos proyectos polticos disputaron la orientacin del Onga-
2 Para un estudio detallado sobre la propuesta comunistarista del Onganiato, ver el captulo
de Gabriela Gomes en esta misma compilacin.
Refundar la sociedad 123
8 TERN, Oscar Nuestros aos 60, Punto Sur, Buenos Aires, 1991.
9 DE RIZ, Liliana La poltica en suspenso, Paids, Buenos Aires, 2000, p. 186.
10 PORTANTIERO, Juan Carlos Economa y poltica cit. p. 539. Buscamos ir ms all
de las interpretaciones clsicas sobre las fracciones internas del gobierno, como la de Guill-
Refundar la sociedad 125
El ideal comunitarista
El caso de la Directiva de Participacin debe incluirse entre las experiencias
de gobierno llevadas adelante por estos cuadros catlicos, principalmente del
Ateneo de la Repblica y redes universitarias anexas. Ellos fueron los princi-
pales responsables de impulsar polticas pblicas orientadas hacia un ideal de
sociedad comunitaria.
El comunitarismo atraves todos los niveles de gobierno (municipal, pro-
vincial, nacional), con la excepcin de algunos ministerios. A seis meses del
golpe, el 30 de diciembre de 1966, el presidente de facto se dirigi por cadena
nacional a la poblacin. All caracteriz la situacin previa al golpe como
una democracia hueca, en la que el fraude y la falta de fe en las instituciones
haban convertido a los partidos polticos y a los parlamentos Nacional y pro-
ermo ODonnell sobre la oposicin entre liberales y nacionalistas (El Estado Burocrtico-
Autoritario, Ed. de Belgrano, Buenos Aires, 1982), que se corresponde con las dos almas
de la Revolucin Carlos Altamirano (Bajo el signo de las masas, Ariel, Buenos Aires, 2001,
p.81)
11 Resumimos un argumento desarrollado en profundidad en GIORGI, Guido y Fortunato
MALLIMACI Catolicismos, nacionalismos y cit. En el captulo de Elena Scirica que
se encuentra en este libro es posible encontrar un anlisis detallado de cada una de estas
vertientes.
12 MALLIMACI, Fortunato y Humberto CUCCHETTI compiladores Nacionalistas y na-
cionalismos. Debates y escenarios en Amrica Latina y Europa, Gorla, Buenos Aires, 2011.
126 Poltica y cultura durante el Onganiato
Aunque cuatro aos menor, de maz haba compartido con Daz Colo-
drero distintos espacios sociales: militancia catlica antiperonista, estudios
universitarios en Derecho en la UBA y una estancia en el Instituto de Cultura
Hispnica. De all que existiese, en palabras de de maz, una vieja, probada y
reiterada afinidad con el Secretario de Gobierno, que era para el caso el nue-
vo gur, intermediario fiel de un pensamiento no siempre bien explicitado.26
Sobre esa afinidad es que de maz se sumara a la empresa de la Secretara de
Gobierno, para explicitar ms claramente ese pensamiento.27
Ms all del vnculo personal, de maz era uno de los referentes del mo-
mento de la sociologa argentina: discpulo de Gino Germani (UBA), profesor
del Departamento de Sociologa (UCA), gozaba del prestigio acadmico y
poltico de la publicacin de Los que Mandan. En 1966, contribuy con un
captulo al libro La Revolucin Argentina, en el cual evaluaba la posibilidad
de que el nuevo gobierno supla la ausencia de una elite de poder.28 All se
preguntaba por el lugar de las clases populares en el nuevo rgimen. En tanto
la democratizacin y movilizacin de las masas populares era un dato de
la estructura social, se presentaban dos opciones: o se gobernaba ejerciendo
una autntica dictadura, a sabiendas de que le seguira el levantamiento po-
pular, o se integraba a las masas populares en un acto de amor del lder.29
As, la cultura paternalista y la proclividad hacia el autoritarismo de las masas
26 DE MAZ, Jos Luis Promediando los cuarenta, Sudamericana, Buenos Aires, 1977, p.
209.
27 Sobre la trayectoria de de maz GIORGI, Guido Jos Luis de maz, de Ongana a Bliz,
ponencia presentada en la Jornada Recuperando Trayectorias Intelectuales en el Estado.
Argentina en la Segunda Mitad del Siglo XX, IDH-UNGS, 11 de septiembre, 2013.
28 La Revolucin Argentina es un libro publicado en octubre de 1966 por el Instituto de Cien-
cia Poltica (USAL), dirigido por Ral Puigb, en el que un grupo de cuadros intelectuales
se ponen a disposicin del nuevo proceso encabezado por Ongana y brindan un sustento
ideolgico para la Revolucin Argentina. Al menos cinco de los doce autores ocuparn
cargos en el Onganiato. Ver AAVV: La Revolucin Argentina. Anlisis y prospectiva,
De Palma, Buenos Aires, 1966
29 En otro captulo del mismo libro, Mariano Grondona seala algo similar: En cualquier
sistema poltico, la oposicin es una parte normal que no puede ser destruida. Por ello, el
desafo poltico de la Revolucin Argentina era planificar la oposicin para que ella sirva a
la Revolucin. Ver GRONDONA, Mariano El futuro de la oposicin, en La Revolucin
Argentina, cit. p. 171-172. Como de maz, Grondona era parte del plantel del Instituto
de Ciencia Poltica (USAL), y ser su director
132 Poltica y cultura durante el Onganiato
30 DE MAZ, Jos Luis Una hipottica lite poltica en AAVV: La Revolucin Argenti-
na, cit. p. 189.
31 DE MAZ, Jos Luis Promediando los cuarenta, cit. p. 212.
32 Ver RODRGUEZ, Laura Graciela y BARBARITO, Mara Los catlicos de derecha en
los aos sesenta. La experiencia comunitarista en Pergamino 1966-1973, Trabajo pre-
sentado en las Terceras Jornadas nacionales de historia, Crdoba, 2011; y PONS, Emilse
El fracaso del proyecto autoritario en Crdoba y la eclosin de a movilizacin popular
(1966-1973) en TCACH, Csar coord. Crdoba Bicentenaria: claves de su historia
contempornea, Editorial de la Universidad Nacional de Crdoba, Crdoba, 2010, pp. 297-
354.
Refundar la sociedad 133
La Directiva de Participacin
La Directiva de Participacin ordenaba a los Secretarios de Estado y a los
gobernadores estructurar un sistema de participacin de la comunidad en
los tres niveles de gobierno: Secretaras de Estado nacional, Ministerios o
Secretaras provinciales, y municipalidades. Se trataba de crear Consejos y
Comisiones Asesores en distintos temas o sectores, integrados por represen-
tantes de todos los grupos interesados. Estos Consejos y Comisiones estable-
ceran un vnculo orgnico con la dependencia estatal pertinente, cumpliendo
dos funciones: a) de asesoramiento en la toma de decisin; b) de comunica-
cin entre la comunidad y el Gobierno. El objetivo de estos mecanismos de
participacin era promover as una autntica transformacin de estructuras
administrativas, sociales y econmicas desactualizadas, mediante el acuerdo
de las personas ms capaces de arbitrar las soluciones tcnicas.35
De acuerdo al texto, la Directiva de Participacin era una poltica de Es-
tado, sin margen para el debate, ya que se indica que los secretarios de Estado
y los gobernadores deben ejecutar de inmediato lo dispuesto en esta Direc-
tiva. Si bien existan antecedentes en dos provincias, se reconoca que la di-
Refundar la Sociedad
Si asuma su carcter revolucionario, el Onganiato deba erigir un sistema
poltico que, ms all de la represin, le permitiera construir los consensos
bsicos para gobernar durante el tiempo suficiente para transformar las bases
sociales y polticas de la Argentina. Esto implicaba la bsqueda de una nueva
frmula poltica que reemplazara a aquella demo-liberal, ya que el sistema de
partidos polticos, segn la visin de los principales funcionarios, era fuente
de los males que aquejaban a la Argentina, y que impedan su desarrollo. La
modernizacin del pas supona nuevas estructuras polticas, sociales y eco-
nmicas; que no contemplabanz el mero mejoramiento de las que ya estaban.
Ahora bien, a los proyectos del participacionismo municipal y del comu-
nitarismo social debe sumarse el participacionismo sindical.41 Este responda
al mismo horizonte de sentido comunitarista: la incorporacin de los sindica-
tos como actores legtimos es concebible porque en la matriz comunitarista el
reproduce la matriz de 1955, 1962 y 1970. Sin embargo, ste no fue un progra-
ma de gobierno previamente diseado para ser aplicado una vez en el poder;
no exista una frmula poltica concreta preexistente al golpe. Sobre la base
de un mismo horizonte de sentido, un ideal comunitarista y un difuso proyecto
poltico all, un conjunto de cuadros catlicos que hemos visto avanzaron y
desarrollaron propuestas operativas para volver realidad dicho ideal.
Como auguraban Grondona y de maz, era indispensable planificar la
oposicin, integrar a las masas al rgimen poltico. No lo lograron. No es-
tamos en condiciones de explicar el fracaso: puede ser por la ambicin del
proyecto revolucionario, por su vaguedad, por la incapacidad de los cuadros
polticos o por el despotismo ilustrado de esos tecncratas formados en cien-
cias sociales que se pensaban como ingenieros sociales. En gran parte el On-
ganiato ser herido de muerte por la ausencia de estructuras polticas capaces
de canalizar las fuerzas sociales que estallarn en el Cordobazo.
Del comunitarismo a los Pergaminazos
El caso de Pergamino durante la primera presidencia
de la Revolucin Argentina
Introduccin
E
n el perodo 1966-1970, en el partido de Pergamino, un grupo de re-
presentantes del nacionalismo catlico implement el llamado comu-
nitarismo1 que provoc una fuerte tensin entre el gobierno municipal,
encabezado por el intendente Federico De Npoli, y una alianza de sindicalis-
tas y estudiantes secundarios. Mientras que la sociedad, en un comienzo, no se
opuso a estas polticas y fueron muy pocos los sntomas de una radicalizacin
de la poblacin, con el transcurso de los acontecimientos y tal como sucedi a
nivel nacional, a partir de 1969, se produjo un creciente espiral de violencia a
nivel local. Esto culmin con dos manifestaciones violentas en 1970 conoci-
das en los medios periodsticos locales como Pergaminazos.2
Como afirma O Donnell, la Revolucin Argentina se propuso ordenar
a una sociedad atravesada por el caos y los conflictos mediante el reemplazo
de los polticos por los tcnicos.3 Tambin se suspendi la participacin
de los partidos polticos con la finalidad de instaurar un rgimen corporativo,
es decir, la organizacin de la colectividad sobre la base de asociaciones repre-
sentativas de los intereses y de las actividades profesionales (corporaciones).
La representacin no estara determinada por el sufragio universal, sino por
delegados o representantes de las diversas asociaciones profesionales que ma-
nejaran la cosa pblica de acuerdo con los intereses reales y no desvirtuados
de cada grupo, sin interferencia de los partidos polticos.4
1 Sobre el surgimiento y caractersticas generales del comunitarismo ver tambin los trabajos
de Gabriela Gomes y Guido Giorgi que se encuentran en este libro.
2 Las fuentes utilizadas para la investigacin fueron los diarios locales La Opinin y el sema-
nario El tiempo, editados entre 1966-1970. Estos peridicos se encuentran en la Biblioteca
Municipal Joaqun Menndez de la ciudad de Pergamino.
3 ODONNELL, Guillermo El Estado Burocrtico Autoritario, Prometeo, Buenos Aires,
2009
4 BOBBIO, Norberto, MATTEUCCI, Nicols y PASQUINO, Gianfranco Diccionario de
Poltica. Buenos Aires. Siglo Veintiuno Editores, 2002, citado por PONS, Emilse La his-
142 Poltica y cultura durante el Onganiato
El comunitarismo en Pergamino
Cuando se produjo el golpe en junio de 1966 fue destituido el Intendente mu-
nicipal, Ernesto Illia, hermano del ex presidente de la Nacin y representante
de la Unin Cvica Radical del Pueblo, y se disolvi el Concejo Deliberan-
te. En el nivel provincial fue nombrado gobernador el Gral. Francisco Imaz,
nacionalista catlico. El 30 de julio, el mayor Pablo Osvaldo Terrero, perte-
13 La Opinin, 11/07/1967; 9
Del comunitariosmo a los Pergaminazos 147
15 La Opinin, 05/04/1968; 4
16 La Opinin, 29/06/1968; 8
17 La Opinin, 13/06/1969; 9
Del comunitariosmo a los Pergaminazos 149
con una accin considerada monitora en los crculos de ms alto nivel, que
ms de una vez lo han llamado a colaborar.18
Tras el asesinato del dirigente gremial Augusto Timoteo Vandor, en los
primeros das del mes de julio de 1969, fueron detenidos tres sindicalistas
de Pergamino: Alejandro Jimnez (delegado de la CGT regional opositora y
directivo del Centro de Vendedores de diarios y revistas), Hctor Riera (ex in-
tegrante del Secretariado de Obreros Panaderos) y Eros Vsquez (dirigente del
gremio ferroviario), quienes fueron puestos a disposicin del Poder Ejecutivo
y se procedi al allanamiento de la sede de la CGT, que sesionaba en el Centro
de Vendedores de diarios y revistas.
En este clima de conflictividad, el debate interno entre conciliares y post
conciliares de la Iglesia Catlica tambin tuvo eco en Pergamino. El sector
que adhiri al Concilio tuvo un referente que fue el sacerdote Saturnino Prieto.
En una carta de lectores publicada en el diario local, denunci que el gobierno
municipal viva una situacin de anarqua, caos e irresponsabilidad debido
al nepotismo existente y al amiguismo reinante en la distribucin de cargos.
Por ltimo, acusaba a Imaz de poseer una mentalidad integrista y de ser
resistido por todos los sectores.19
La respuesta del intendente de Npoli no se hizo esperar y mediante una
carta de lectores le manifest que el sacerdote comprometa
su condicin de pastor introduciendo resentimientos, recelos
o confusin entre la propia grey y permitiendo que otros que
no quieren el bien de la Iglesia, la instrumenten a su servicio,
ya que existe una Tirana que se declara oficialmente atea, pero
Ud., casualmente representa a ese pensamiento innovador que
justifica a un guerrillero asesino (Dios lo perdone) por ser au-
tntico []. Es muy urgente que los sacerdotes prediquen, s
sobre las injusticias sociales, pero tambin sobre la infidelidad
conyugal, la disipacin de las costumbres, la pornografa, el
aborto oficializado, las profesiones comercializadas, el fari-
seismo de los que quieren utilizar la Religin para hacer po-
18 La Opinin, 06/09/1968; 4
19 La Opinin, 09/07/1969; 6. El sacerdote Saturnino Prieto lleg a Pergamino en 1965, al
igual que el sacerdote Marciano Alba. Los dos se acercaran a la llamada Iglesia de los
Pobres, en consonancia con la Teologa de la Liberacin.
150 Poltica y cultura durante el Onganiato
20 La Opinin, 12/07/1969; 12
21 La Opinin, 25/10/1969; 8.
22 La Opinin, 28/10/1969; 8
Del comunitariosmo a los Pergaminazos 151
portando una ofrenda floral para los cados por la subversin, en un claro
acto de provocacin poltica.23 En esos momentos de ascendente conflicti-
vidad, el intendente invit al nacionalista Carlos A. Sacheri, profesor de la
UCA, colaborador y director de la revista Verbo, perteneciente a la Ciudad
Catlica, a dar una conferencia llamada Orden econmico y subversin.24
Este grupo de nacionalistas catlicos, cuyos referentes locales integraban
el gobierno municipal, adheran a cierta versin del revisionismo histrico,
de tal manera que en un acto oficial por el Da de la Tradicin, exaltaron la
figura de Juan Manuel de Rosas y se pronunciaron en contra de Domingo F.
Sarmiento, lo que provoc repercusiones inmediatas. En una carta de lectores,
Marcos Horacio Haerdy hizo referencia a este hecho y advirti al intendente
que no deba realizar un acto partidario a favor de Rosas ni utilizar esta de-
mostracin de Nazionalismo como una burla al pueblo de Pergamino. Con-
tinuaba la carta explicando que algunos grupos que se encontraban en el acto
se adjudicaron la filiacin de Tacuara.25 El intendente desminti el agravio a
Sarmiento y culp por la difamacin a un grupo de extraccin izquierdista.26
Los hechos de Pergamino trascendieron al nivel nacional. En los diarios
La Razn y Clarn se public que en el cementerio de la Recoleta de Buenos
Aires, la Unin de Entidades Democrticas realiz un acto de desagravio a
Domingo Faustino Sarmiento por estos sucesos locales. El presidente de la
23 La Opinin, 25/09/1969;7
24 Carlos Alberto Sacheri (1933-1974) era abogado, miembro de la Sociedad Tomista Argen-
tina, del Instituto de Filosofa Prctica, del Movimiento Unificado Nacionalista Argentino
(MUNA) y del Instituto de Promocin Social Argentino (IPSA), que actuaba en forma
articulada con la Ciudad Catlica. Escribi varios libros, sobre todo destinados a denun-
ciar la orientacin tercermundista del clero. Fue colaborador en revistas como Presencia,
Universitas, Premisa, Cabildo y Mikael, y del diario La Nueva Provincia. Fue asesinado el
22 de diciembre de 1974, varias versiones aseguran que fue un comando guerrillero de la
clula 22 de agosto del ERP. (cf. Scirica, 2006 y Orbe, 2009).
25 La Opinin 12/11/1969.12. El Movimiento Nacionalista Tacuara surgi despus del golpe
a Pern en 1955. Estuvo conformado por jvenes catlicos y nacionalistas de derecha, ex
militantes de la Unin Nacionalista de Estudiantes Secundarios (UNES) y de la Alianza Li-
bertadora Nacionalista (ALN). Durante los aos sesenta protagonizaron varios hechos vio-
lentos de carcter antisemita y realizaron actos pblicos en contra de la figura de Sarmiento.
Ver, entre otros, GALVN, Mara ValeriaMilitancia nacionalista en la era posperonista:
las organizaciones Tacuara y sus vnculos con el peronismo,Nuevo Mundo Mundos Nue-
vos[En lnea], Cuestiones del tiempo presente, Puesto en lnea el 24 mayo 2013, consultado
el 23 noviembre 2013. URL: http://nuevomundo.revues.org/65364; DOI: 10.4000/nuevo-
mundo.65364
26 Diario La Opinin 27/11/1969; 9
152 Poltica y cultura durante el Onganiato
entidad mencionada asever que aquellos que no pudieron cantar loas a los
dictadores del nazismo y del fascismo, tratan de ensalzar la personalidad de
Rosas pretendiendo convertir en un gran hombre a quien slo fue un tirano,
un dspota y un cobarde que huy miserablemente cuando se sinti derrotado
en Caseros.27
Paralelamente, desde la revista Pergamino. Entre 15 das, principal r-
gano de prensa opositor al gobierno municipal, se lo acus a de Npoli de
alimentar una corte de genuflexos, aprovechados, obligados, indiferentes e
ingenuos a los que trataba con mano de seda - cuando no con oportunos
subsidios o prstamos tomados de una rica comuna como es la nuestra-, hasta
el momento en que se opongan o al menos manifiesten su disconformidad o su
no total complacencia con sus ms caros proyectos comunitarios.28
Estos hechos fueron el marco de la convocatoria que hizo el intendente
para crear un Consejo Asesor integrado por entidades juveniles. A fines de no-
viembre de 1969 se organiz el Consejo de la Juventud, primer rgano de este
tipo creado en la provincia. El acto se realiz con la presencia de autoridades
provinciales y regionales. El gobierno pretenda que los jvenes aprendieran a
gobernar sirviendo, esto es, realizando tareas sociales, asumiendo una au-
tntica representatividad al margen del liberalismo caduco y del marxismo.
Cabe sealar que un grupo de jvenes nucleados en la organizacin que lleva-
ba las siglas de REP (Reunin de Estudiantes Pergaminenses) se neg a parti-
cipar del Consejo, afirmando que el intendente pretenda acercar a la juventud
a la poltica oficial aunque se le d un carcter de apoltico, presentando
proyectos de beneficencia, mal sucedneos, paliativos de la justicia social que
recuerdan las maniobras de Hitler y Mussolini para organizar la juventud.29
En mayo de 1970, un sector de los estudiantes secundarios organiz una
marcha en conmemoracin del primer aniversario del Cordobazo. En horas
de la tarde se dirigieron a la plaza central y colocaron una ofrenda floral en el
monumento a Mariano Moreno. Acto seguido se inici una feroz represin a
cargo de los efectivos de la seccional de Seguridad y Gendarmera de Infan-
tera que arremetieron con equipos de lanza gases, perros y armas, para evitar
que el acto se desarrollara segn lo previsto por los organizadores, lo que
provoc la reaccin violenta de los estudiantes. Al da siguiente se efectu una
27 La Opinin, 20/11/1969;12
28 La Opinin 22/11/1969; 7
29 La Opinin, 03/12/1969; 5
Del comunitariosmo a los Pergaminazos 153
30 La Opinin, 30/05/1970; 9
31 El Tiempo, 11/11/1970; 3
32 La Opinin, 23/10/1970; 11
33 La Opinin, 24/10/1970; 5
154 Poltica y cultura durante el Onganiato
34 La Opinin 2/11/1970; 5
35 La Opinin 15/11/1970; 9
36 La Opinin 18/11/1970;6
37 La Opinin 26/11/1970; 4
38 Verbo N 125, octubre 1972, pp. 17-32
Del comunitariosmo a los Pergaminazos 155
Reflexiones finales
Como hemos visto a lo largo de este captulo, durante el Onganiato, el golpe
cvico- militar fue ampliamente aceptado por la poblacin de Pergamino. El
proyecto comunitarista pudo ser implementado desde el gobierno nacional por
la existencia de grupos nacionalistas catlicos cuyos representantes se encon-
traban en distintas ciudades del pas y cuyos referentes ms conocidos fueron
pensadores de extrema derecha como Carlos A. Sacheri y Georges Grasset,
entre otros. En Pergamino fue clave la figura de Alberto Federico de Npoli,
conocido en los crculos ligados a la Ciudad Catlica, quien desde su rgano
de prensa Verbo sostuvo que lo ocurrido en esta localidad resultaba una expe-
riencia a replicar en otras ciudades.
Nadie ignoraba que de Npoli haba realizado numerosas obras pblicas
durante su mandato. Efectivamente, el comunitarismo delineado en el go-
bierno nacional se hizo realidad en Pergamino, logrando as un slido respaldo
del sector fomentista y vecinalista, aunque esto no bast. El ambiente con-
testatario a nivel mundial y nacional tambin estaba presente en Pergamino
y fueron los estudiantes de los diversos establecimientos secundarios con el
apoyo de los sectores sindicales los que llevaron a cabo un proceso de mar-
cada politizacin que desemboc en dos manifestaciones violentas conocidas
L
os gobiernos que se sucedieron durante los aos de la proscripcin
del peronismo (1955-1973), estuvieron muy influenciados por las ideas
generadas desde los organismos internacionales, referidas a la moder-
nizacin, el desarrollismo y la planificacin, en el marco de la guerra
fra y la lucha anticomunista.1 En esta etapa alcanzaron relevancia pblica
una serie de profesionales alejados de la poltica y autodenominados ex-
pertos o tcnicos, que tuvieron cierta continuidad en distintas reas del
Estado, especialmente desde los aos del frondizismo (1958-1962). En 1966
se produjo el quinto golpe de Estado y asumi el general Juan Carlos Ongana,
quien encabez la Revolucin Argentina, inaugurando una dictadura que se
prolongara hasta 1973. En lnea con las nuevas ideas, reestructur el Estado
para hacerlo ms racional y jerarquiz el rea de planeamiento subiendo de
rango al Consejo Nacional de Desarrollo o CONADE, entre otras medidas.2
Los ministerios fueron reducidos de ocho a cinco y el de Educacin descendi
al nivel de Secretara hasta 1969, que pas a ser Ministerio de Cultura y Edu-
cacin.
Dentro de este esquema, las universidades pblicas fueron vistas como
extremadamente politizadas. Los informes de inteligencia afirmaban que
existan elementos comunistas entre estudiantes y profesores y en algunas
facultades fueron reprimidos violentamente en 1966. Si bien estas nociones
9 Garca Hoz volvi a la Argentina durante la ltima dictadura invitado por el CONICET, ver
RODRGUEZ, Laura Graciela Catlicos. cit.
10 De acuerdo al historiador Paul Lewis Astigueta tuvo como colaboradores a dos miembros
del Ateneo: Gastn Tern Etchecopar y Alberto Espezel, ver LEWIS, Paul La derecha
y los gobiernos militares, 1955-1983, en ROCK, David; MC GEE DEUTSCH, Sandra;
RAPALO, Mara Ester La derecha argentina. Nacionalistas, neoliberales, militares y cleri-
cales, Buenos Aires, Javier Vergara Editor, 2001.
11 ABC, 26 diciembre 1965, p. 34-39.
12 http://www.accioncatolica.org.ar/wp-content/uploads/2011/04/MANUEL-VAN-GELDE-
REN.pdf [visitado el 1 de abril de 2011]
La reforma educativa... 161
El proyecto de reforma
En materia educativa, los aos cincuenta y sesenta han sido caracterizados
como el momento de auge de las ideas y propuestas generadas por organismos
internacionales. En una poca en la que la demanda por educacin creca pro-
gresivamente, los pases tuvieron la necesidad de contar con nuevas estrate-
gias que organizaran el proceso de expansin de los sistemas educativos a tra-
vs del planeamiento. En 1958 se realiz una reunin en Washington entre la
Organizacin de Estados Americanos (OEA) y la Unesco en la cual se dise
la propuesta denominada planeamiento integral de la educacin que marc
la tendencia general de las polticas en la regin de Latinoamrica. Dichas
ideas del planeamiento educativo tenan un carcter economicista, ya que pen-
saban a la educacin como una inversin que deba racionalizarse, vinculando
de esta forma el desarrollo educativo a las tareas ms generales del desarrollo
econmico.21 En Latinoamrica se sumara posteriormente la CEPAL (Comi-
19 FARES, Mara Celina La Unin Federal: Nacionalismo o democracia cristiana? Una ef-
mera trayectoria partidaria (1955-1960), Mendoza, Universidad Nacional de Cuyo, 2007.
20 Mignone se afiliara luego al Partido Justicialista y sera rector de la recin inaugurada
Universidad Nacional de Lujn. La ltima dictadura hizo desaparecer a una de sus hijas y
se convirti en un importante referente de los organismos de derechos humanos, ver DEL
CARRIL, Mario La vida. cit. Cirigliano tambin se hizo peronista y se alej de este gru-
po, ver SUASNBAR, Claudio Universidad. cit.
21 SUASNBAR, Claudio Universidad. cit.
164 Poltica y cultura durante el Onganiato
22 cit. en GONZLEZ RIVERO, Julio R. Nueva estructura del sistema educativo argentino.
El nivel intermedio, algunos antecedentes y proposiciones en nuestro pas, en VILLA-
VERDE, Anbal (coord.) La escuela intermedia en debate, Buenos Aires, Humanitas, 1971,
p. 12. En estos aos, las agencias contribuyeron a expandir el sistema de educacin tcnica
y la formacin profesional, cuestin que no desarrollaremos aqu.
23 CIRIGLIANO, Gustavo La Escuela Intermedia, en VILLAVERDE, Anbal (coord.) La
escuela cit. pp. 91-108. Cirigliano y Zanotti haban escrito juntos en 1965 Ideas y ante-
cedentes para una reforma de la enseanza media, que segn Gonzlez Rivero, tambin
result un importante antecedente.
La reforma educativa... 165
entre el nivel primario y la secundaria (de cinco aos) y que esto generaba una
importante desercin entre los ltimos aos de la primaria y los primeros de
la secundaria. Aseguraban que la escuela intermedia solucionara la desercin
porque brindara una orientacin laboral que la hara ms atractiva para los
alumnos. Adems, atendera a un perodo de la adolescencia especfico como
la pubertad, que iba de los 11 a los 14 aos. El nuevo nivel, se aseguraba, otor-
gara algunos aspectos prcticos que permitan a quienes no deseen o no estn
en condiciones de continuar otros estudios, una rpida integracin al mundo
del trabajo.28 Para uno de sus mentores, Gustavo Cirigliano, esta formacin
prctica cursada en talleres segn las orientaciones, aumentara la calidad
de los recursos humanos, lo que permitir hacer real nuestro aporte necesitado
e inevitable de contribuir al desarrollo de Amrica Latina.29 Acorde al pensa-
miento modernista de la poca, hablaba que las orientaciones profesionales
y tcnicas se reformularan en el ao 2000, en consonancia con los avances
cientficos que se estaban viviendo, como la creacin de los cohetes espacia-
les.30 En suma, estos pedagogos pensaban la escuela intermedia como una
etapa de culminacin de los estudios de la mayora de la poblacin, y la puerta
de entrada al mercado de trabajo de jvenes que tenan menos de 14 aos.
Segn Julio Gonzlez Rivero (pedagogo que tena un cargo de inspector
en la cartera educativa) la reforma contena seis puntos fundamentales: el pri-
mero se refera a garantizar la igualdad de oportunidades a todos los alum-
nos; el segundo reestructuraba el sistema en: nivel pre- primario (2 aos de
duracin, no obligatorio), nivel elemental (5 o 6 aos de duracin), nivel inter-
medio (3 o 4 aos de duracin), nivel medio (3 o 4 aos de duracin) y nivel
superior (de duracin variable). El tercer punto de la reforma aspiraba a lograr
la ampliacin de la obligatoriedad escolar. Es decir, de todo el esquema,
solo el nivel elemental y los primeros aos del intermedio eran obligatorios (5
ms 2). Los puntos cuatro y cinco seguan las recomendaciones internaciona-
les que proponan suprimir la Escuela Normal como institucin responsable
en la formacin de maestros para el nivel primario y crear Institutos de Forma-
cin Docente de nivel terciario para la preparacin de maestros de primaria.
Por ltimo, se impulsaba la descentralizacin con el objeto de colocar a la
administracin educativa bajo la responsabilidad de las provincias o de las
La oposicin
Desde los inicios, la implementacin de los cambios fue resistida por los do-
centes de las escuelas pblicas y sus representantes gremiales, que acusaron
a la reforma de privatista y confesional. Referentes como el socialista
y secretario general de la Confederacin de Maestros de la Argentina y se-
cretario de la Confederacin Argentina de Maestros y Profesores (CAMYP)
Alfredo P. Bravo, critic la reforma porque, segn su interpretacin, acortaba
la obligatoriedad de la escuela primaria a cinco aos, ya que el texto planteaba
que era una meta a alcanzar y por lo tanto no estaba garantizada.38 Adems,
el presupuesto con el que contaban ya resultaba insuficiente para construir
ms establecimientos y mantener las escuelas, por lo que no estaba claro con
qu dinero se equiparan los nuevos talleres destinados a las actividades
prcticas y tampoco de dnde saldra el personal docente para brindar esas
clases. Apuntaba que en base al plan de estudios de la escuela intermedia
protesta gremial entre 1968 y 1972, en Nuevos Mundos. Mundos Nuevos, [en lnea], 2011
[consultado 1 de julio 2012].
42 CONSUDEC, n. 169, 1970.
La reforma educativa... 171
Las continuidades
Con el golpe de marzo de 1976, asumieron en la cartera educativa varios fun-
cionarios de la Revolucin Argentina vinculados a la reforma.53 Ricardo
P. Bruera fue el primer ministro de educacin civil y haba sido encargado
del rea de Santa Fe durante esos aos. Asumieron con l Tagliabe (jefe del
SNEP), Villarreal (subsecretario de educacin de nacin) y Julio Gonzlez
Rivero (asesor).54 Entre 1976 y 1977 Zanotti particip de un proyecto de per-
Reflexiones finales
En este artculo hemos visto que una parte importante de los funcionarios de
la cartera educativa del Onganiato vena de la principal organizacin del
laicado, la Accin Catlica y estaba vinculada al sector privado y catlico
de educacin. Varios tenan algn tipo de relacin con el CONSUDEC: co-
Introduccin
E
l objetivo de este captulo es dar cuenta de las particularidades de las
ideas y de los actores vinculados con el desarrollo del proyecto de se-
guridad social del gobierno de Juan Carlos Ongana.
Por un lado, se analizarn algunos elementos de un ideario existente en
esos aos que sustent las polticas desarrolladas en el rea de seguridad so-
cial. En relacin con esto, se intentar dar cuenta de los sentidos que, en el
contexto de la autodenominada Revolucin Argentina, adquirieron la mo-
dernizacin, la racionalizacin, y lo tcnico. Veremos que en el marco de
la formulacin de las polticas sociales tuvo una importante visibilidad Agus-
tn Luis Merello, quien realiz un trabajo denominado Programa Argentino
de Seguridad Social que sent las bases para el nuevo proyecto de seguridad
social del Onganiato. Para la realizacin del Programa, el autor recurri a
un mtodo peculiar, que tuvo bastante difusin en ciertos crculos en las dca-
das de los sesenta y setenta, denominado Prospectiva. Debido a la importancia
que Merello le otorgaba a esta particular metodologa de trabajo, en este cap-
tulo tambin intentaremos explicar en qu consista. Es posible observar que
la Prospectiva, considerada, como veremos, una ciencia de la anticipacin,
haba encontrado su origen a finales de los aos sesenta en Francia, en el
marco del nacimiento de una corriente ligada a los ejercicios de futurologa.
No se trata, estrictamente, de un mtodo esotrico, pero s aparece ligado a un
imaginario de la poca donde tenan lugar el futuro, el espacio exterior y las
nuevas tecnologas. Por ello, la Prospectiva, adems de permitirnos compren-
der el diseo de algunas polticas vinculadas a la seguridad social, tambin
nos posibilita ampliar y complejizar nuestro conocimiento acerca de algunas
caractersticas del ideario y de los actores del Onganiato ligadas, como de-
camos, a lo tcnico y lo moderno.
178 Poltica y cultura durante el Onganiato
1 ALTAMIRANO, Carlos Bajo el signo de las masas (1943-1973), Ariel Historia, Buenos
Aires, 2001, p. 81
2 ROUQUIE, Alain Poder militar y sociedad poltica en la Argentina, 1943-1973, Emec
Editores, Buenos Aires, 1982, p. 265
3 La Nacin, 24/10/1966
Entre el pasado colonial y el futuro espacial 179
llamativo que haya formado parte del rgimen y que, adems, haya sido una
figura tan interpelada y respetada. Pareciera ser que la convergencia de cier-
tas utopas modernizadoras con los principios de la doctrina socialcristiana
no eran slo el signo distintivo de los sectores catlicos tradicionalistas con
los que se suele asociar al gobierno estudiado y, quizs, esta conjuncin de
elementos trascenda los lmites nacionales y de grupo. Las caractersticas de
ese contexto histrico y sus particulares utopas y expectativas, nos permiten
explicar el lugar que ocup Merello en el diseo de las polticas de seguridad
social del Onganiato.
31 Ver http://www.futuribles.com
32 Al igual que otros centros y revistas creadas en los aos sesenta ligadas a la futurologa,
sigue existiendo en la actualidad. Ver el siguiente enlace: http://www.hudson.org/learn/
index.cfm?fuseaction=history
33 En base a esta metodologa, Varsavsky escribi Proyectos Nacionales-Planteo y estudios de
viabilidad, Ediciones Periferia, Buenos Aires, 1971.
Entre el pasado colonial y el futuro espacial 187
50 MERELLO, Agustn Programa, cit. Estas propuestas tambin nos permiten observar su
vinculacin con las diferentes polticas gubernamentales de tipo corporativista y comuni-
192 Poltica y cultura durante el Onganiato
tarista que buscaban la participacin de la comunidad. Ver los trabajos de Gabriela Gomes,
Guido Giorgi y Mara Barbarito incluidos en este libro.
51 MERELLO, Agustn Programa, cit., p. 22-2.
52 Clarn, 06/10/1967.
53 Clarn, 06/10/1967.
Entre el pasado colonial y el futuro espacial 193
A modo de cierre
El objetivo de este captulo fue plantear algunos nudos problemticos que
creemos que es necesario tener en cuenta a la hora de abordar aspectos centra-
les de la poltica estatal en los aos del gobierno de Ongana.
En relacin con esto, se torn necesario explorar y problematizar los sen-
tidos de algunos trminos comunes de la poca, ligados con la modernizacin,
la tcnica y la racionalizacin, y pensar qu papel jugaron a la hora de proyec-
tar la poltica social y, especialmente, la poltica de seguridad social del On-
ganiato. En este sentido, fue necesario expandir los sentidos de lo moderno
y lo tcnico, al encontrarnos con Agustn Merello y el mtodo prospectivo.
Nos preguntamos si es posible pensar que este modo de pensamiento slo