Signos-Lengua y Cultura
Signos-Lengua y Cultura
Signos-Lengua y Cultura
INDICE
Sebastia Serrano
^Signos,lengua y cultura
L.
EDITORIAL ANAGRAMA
SebastG Serrano
Signos, len
y cultura
EDITORIAL ANAGRAMA
BARCELONA
Portada:
Julio V i v ~
10
tituir6 el texto que ha de llenar de contenido esta coincidencia
de caminos a que me referia? Rdexionmos un poco sobre la edu-
cacion cientlfica: hay que de& que, tal como la conocemos, con-
siste en llevar a drmino una simplificacion racionalista del p r a r
so uciencia~mediante una gradual simplificacion de todo lo que
participa en ella.
Hemos aprendido que en primer lugar hay que d& un cam-
po de investigacidn. A continuacian, el campo se distancia del
resto del universo, de ia historia, y recibe el tratamiento, pasa.
por el cedazo, de una logica propia. A partir de ahi, cuanto m65
completo sea el adiestramiento en esta logica, mhs condicionar4
a quienes trabajan en este terreno para que no puedan enturbiar
la *purezau que se ha conseguido.
Hay que decir que una parte muy importante de la urce, de
adiestramiento recae en el hecho de considerar esencial la inhibi-
cion de las intuiciones que podrian llevar a nublar ligeramente
sus fronteras. La imaginacibn del cientifico, sus ocios, sus senti-
mientos, sus estados de dnirno... no deben tener ningun tipo de
contacto con su actividad cientlfica. Ni en ei procew ni en los re-
sultados. En absoluto. Hume decia que nada hay tan peligroso para
la razan como los vuelos de la imaginacion. La educacidn ciendfica
ha sometido al practicante de la tiencia a un sistema de reglas,
a una semiatica, a la que debe traducirlo todo. Estas reglas la
controlan de muchas maneras, incluso en su manera de escribi?
y de hablar. Todo su comportamiento parece pasado por las m-
llas de esta red logica y dirfasele obligado, o por lo menos dis-
puesto, a vivir lo mds de acuerdo posible con estas reglas.
creCis que hasta sus suenos deben estar de acuerdo con ellas?
suena un cientffico, una persona que ha pasado a travCs de
lo que llamamos educaeidn ciendfica? !Alto!, eso no signirp que
no pueda disfrutar, y mucho, escuchando musica cl6sica. adoptar
un peinado a la moda o enamorar a una estudiante. De todos mo-
dos, su gusto por Mahler no harh usonan, mejor su flsica, ni el
amor de una mujer uendulzarh la linguistica matemhtica. Estos
serian enunciados elementales de psicologia de la ciencia.
En cualquier caso, yo quiero creer que las cosas no son asi
..
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k
y que no deben separarse los imbitos. Tengo un origen campe-
sino, y recuerdo pcrf~1tnmenteque durante mi infancia de Bellvis
no llegaba a diferenciar mi pasion por las matem4tims del gusto
de sentir, por toda la piel del cuerpo, la belleza de una natura-
l a a que se me revelaba a cada momento del dia. Con frecuencia
me escapaba de la escuela para u al campo. A ver, a mirar, a
sentir. Una lluvis de sensaciones y de silencios ponfa alas a mi
imaginacion. Y mi obsesion por la matematica la hada volar mas
alto. Durante anos nunca pens6 en estas cosas, y proniraba R
primir todas las tentaciones que de vez en cuando hacian acto
de presencia. Hoy pienso que es mucho mejor aprovecharlas.
Puesto que este libro que tienes en las manos no es lo que
suele llamarse un libro cientifico, creo que puedo decir todas las
cosas que digo. De todos modos, tambien es un libro cientifico.
contradicci6n? No, es simultunemnente un libro cientifico y
la busqueda de un lenguaje para hmerlo.
Este es mi viaje. CRO que el lenguaje condiciona la prktical
cientifica y condiciona sus resultados. Creo tambien que la perdi-
da por parte del lenguaje cientifico de toda una serie de elementos
I individualizadores, de marca de personas, de senales de vida, de la
presencia del yo, del tu, del nosotros, de mi comunidad -los Pai-
ses Catalanes, que tanto quier-, de las situaciones y anbcdotas
concretas, en favor de una pureza o de una neutralidad es una fa-
! Iricia. Mis que neutralidad habria que llamarlo olvido. Y yo no
quiero ni puedo olvidar. Me siento arraigado y comprometido.
Tengo coordenadas. Y por este camino he querido seguir. Ahora,
amigo lector, te corresponde a ti hacer el viaje. Y ron toda liber-
tad. Dejame decirte unicamente que yo me he sentido feliz de
hacerlo. Llegue al final el dia 26 de octubre, fiesta mayor de mi
pueblo. En pleno otono. Buen momento para acabar un libro. Lle-
gada la primavera, si Dios quiere, estara en la calle. Y tambien
ser6 un buen momento para salir a la calle. Mientras tanto, espe-
rar& Es cierto que el tiempo pasa y no vuelve, pero cuando vea
mi texto convertido en libro pensar6 que en mi lucha con el tiem-
po he alcanzado una pequena victoria.
Hoy, cuando el sol revestia todas las cosas y hacia que el con-
tacto con una piedra te quemase los dedos, en la hora en que toda
vida tiembla frente al sol, nos ha Uegado la noticia del acuerdo
en torno al Eriatut d'auionomia. Martes, siete de agosto. Y en la
noche la luna, llena. La negociacion en Madrid ha durado media
luna. Media luna nueva. Los astros parecen en posicion favorable
para nosotros. De tcdos modos, las cronicas dicen que la lucha
ha sido dura, muy dura. Ahora hay luna iiena, y digo que me gus-
taria dormir en la calle como haclamos de nifios en mi pueblo en
las hermosas noches de verano. Aunque dormir en la caiie quiere
decir confiar en todo el mundo.
Dormir en la calle y con los ojos puestos en el eielo, silencio
junto a sileneio, me gustaria llegar a conectar ritmicamente con
la noche para formularme una serie de grandes preguntas. Dicen
que la discusion del Estatut ha sido especialmente aspera, dura
y dificil en materia, sobre todo, de lengua y cultura. El tema de
!a lengua y de la cultura preocupa. Y todos somos sensibles a d.
En cualquier caso, nosotros somos lo que somos gracias a nuestra
lengua y nuestra cultura. Es nuestro centro d e gravedad.
Lleva tiempo dandome vueltas por la cabeza un tema que po.
driamos anunciar como i'estatut d e la cultura catolana. Todos
damos por supuesta, como si fuera un axioma, la existencia de
una cultura catalana, axioma que sustenta nuestra manera de ser
como pueblo y como nacion. De todos m o d a , creo que un mo-
mento como Cite es bueno pera una d e x i o n ~pistemolo~ics so-
bre el contenido de los axiomas que constituyen la b a de ~ nues-
tro sistema. Comencemos. En primer lugar, dicho axioma, (es
algo mis que una expresion linguistica? {Tiene un significado
preciso el sintagma ucultura catalana, que incluye d t u r a y ca-
talana? Es evidente que ahora podrh preguntarme que significa
tener un significsdo preciso y asi seguir desmadejando la serie de
preguntas hasta alcanzar el nivel de duda universal. Esta noche
me gustarla dormir en la calle y pensar en toda esta setie de pm-
guntas.
Desde cuando nos tendiamos en la calle encima de un saco,
con las manos en la nuca y mirando a la noche con la esperanza
de que la brisa nos acariciada el cuerpo, han pasado dias, meses,
anos. Nos hemos puesto el tiempo por encima. Y con el tiempo
algunos conocimientos. Unos aprendidos en los libros, otros, tal
vez los mas importantes, en la vida. Hemos ido construyendo
nuestra existencia dia a dla, instante a instante. Palabra a palabra.
Silencio a silencio. Observacion, reflexion, estudio. Hoy puedo
dormir en la calle encima del saco de mi experiencia. Tal vez han
cambiado menos cosas de las que pensabamos desde que aquel
saco estaba casi vado en la infancia. Ahora esta bastante lleno;
hay que ver como me lo ha llenado el paso del tiempo. (Y d m o
es este saco de experiencias y conwimientos? (Como es mi cultu-
ra? Porquc lo que si estd claro es que yo veo e1 mundo de un
determinado modo, que tengo un saco lleno de experiencias y de
conocimientos.
Cualquier hombre es un hombre del saco.* Y el propio hom-
bre del saco es un concepto cultural que hay que meter en el saco.
El saco, pregunto ingenuamente, dentro o fuera del saco?
Podriamos preguntarselo a aquel barbero que afeitaba a todos los
hombres que no se afeitaban a si mismos y que no sabia si se
* Traduccion literal de la expresion catdana l'bome del mac. con el
que suele erustsrge a los nitios pera forzarlos a realiznr alguna nm6n que
k desagrada.
podia afeitar o no. (QuC dices tu, amigo lector? Volvamos a la
cultura, aunque esti claro que no la hemos abandonado. Extraigo
de mi saco algunos conceptos que ahora pueden resultar mela-
dores. Extraigo el concepto naturdeza y el concepto lenguaje. Y
tambih comunicacion. AsI, pues, me pregunto, (que distincion
poddamos e s t a b l a r entre naturaleza y cultura? No es facil con-
testar de manera muy precisa, pero si es posible, en cambio, dnr
una respuesta orientadora. Podriamos decir que la naturaleza es
todo aquello que poseemos por herencia biologica. &. cultura, en
cambio, es lo que nos llega por la tradici6n externa, o -..el a-
junto de las costumbres, creencias, instituciones; del ene. el d e
recho, la religion, la ciencia.. .
Ya tenemos la cultura como conjunto, o como saco. que es
lo mismo. Somos capaces de dar una deunicion en thninos a-
...
tensivos de este conjunto: arte, religion, ciencia, instituciones
( Y una detinicidn en t6rminos intensivos? Podriamos encontrar
une provisional: todos aquellos habitos, costumbres o mnorimien-
tos que identiucan un hombre como miembro de una sociedad.
La que le convicrte en miembro de una determinada comunidad.
La mama de la mmunidad. Fijemonos, por lo tanto, en que te-
nemos dos grandes clases de hechos, unos gracias a los cuales per-
tenecemos al mundo animal en virtud de lo que somos, por el he-
cho mismo de nuestro nacimiehto y de las caracteristicas que he-
mos heredado de nuestros antepasados, que pertenecen al d o
minio de la biologia y, por otra parte, un universo m a s o menos
artificial que es aquel en que vivimos como miembros de una de-
terminada comunidad. De la misma manera como Is naturaleza
+I mundo animal, en nuestro c a s e es susceptible de ser des-
crita, observada, clasificada e interpretada, intentamos hoy hacer-
lo con el mundo cultural.
De todos modos, ?la cultura presupone en cierta manera la
naturaleza? Es evidente que implica una secuencia de factores de
orden natural. En cualquier sociedad, sea cual fuere, sus miem-
bros, hombres y mujeres, tienen las mismas necesidades de ali-
mentacion, de proteccion del frio, de reproduccion, etc. De todas
maneras, lo que interesa exactamente a los teoricos de la cultura
son las modulnciones, valga la expresion, diferentes segun las so-
ciedades y las diferentes (pocas, que se imponen a una primen
materia que, por dehicion, es casi identica en todas partes y
para siempre.
Si a la hora de enfrentarnos a una dehnicion intencional de
cultura o, dicho de otra forma, de elsbo~arel mtatuto de la cultu-
ra, nos preguntamos por +rimero deelos..sipnos!~ursks, por
aquel, si es que existe, que puede representarla de manera total-
mente adecuada, creo que desembocaremos en el len aje Du
rante mucho tiempo los te6ricos de la cultura p e i s - y al:
gunos lo siguen pensando aun- que loa primeros signos, los sig-
nos mas humildes que hadan pensar en una civilizacion, eran los
objetos manufacturados. En esta perspectiva de6nian al hombre,
bdsicamente, como horno faber, fabricante de utensilios, y este
rasgo era el mds caracteristico de la cultura. El rasgo que permi-
tia saltar de la naturaleza a la cultura. Hoy se ha cambiado de
opinion y ereemos que la Ifnea de demarcacion entre la cultura
y la naturaleza no son los utensilios, las herramientas, sino el
lenguaje articulado. Pienso que el umbral de la humanidad es el
lenguaje. Con el lenguaje se produce realmente el salto.
Ahora recuerdo aquel pasaje de la maravillosa pelfcula de
Stanley Kubrick, 2001 Odisea del espacio, en que uno de aquellos
primates, despuCs de haber rm8ido una mandibula del suelo y
de haber golpeado con ella el craneo de un enemigo que cae aba-
tido. la lanza arriba. recidn descubierta como arma, y vuela
alto, alto, alto, sobre el fondo del cielo azul, hasta que, como f i ~
nal de una prcdigiosa metonimia, la m& hermosa que he visto
en el cine, se convierte en una nave del espacio. Miles y miles
de anos transcumdos en este breve vuelo de la primera exten-
sion del brazo del antropoide. En el film se ha pasado de una
era a otra, sobrevolando la de en medio. Del umbral de la huma-
nidad al espacio. Como figura retorica resulta precisa, y como
signo estdtim m e m ser contemplado. Ahora bien, en sentido es-
tricto, hoy considerarnos que el salto a la .hominizacion._sc
..
pro-
duce con el lenguaje.
Asf, pues,+la lengua ....se .nos. .manifiesta
~
~
.
a m o e1 hecho mlnirnl~
16
, p o r - d e n c i a , y eso por diferentes motivas. ?+y porque ya
es cultura ! -~ una de.aq~eUas actitudes o hebitos que
~Ta
~
'
t'm sus ciudades, como org&qgs- transportes,
. . . .~..y como, tam-
bien, sc catmaurtu.y hincionan los sistemas, e c o n 6 i n i c ~ ~ y . ~ ~ ' '
~~. ~ .- -.-.,h.
24
res a partir d d momento de tomar la palabra. Como deciamos,
se sigue un ritual. El profesor S. Duncan de Chicago lo ha estu-
diado. Para ello filmaba una serie de conversaciones y analizaba
sus primeros diecinueve minutos. Detecto indicadores de la toma
de palabra en movimientos corporales, en lo que se decia y en lp
manera de decirlo.
Respecto a los movimientos corporales, parece que existe una
tendencia al relajamiento en el momento de querer ceder la pa-
labra; asi, pues. si se gesticulaba, el gesto se ateniia y se pasa
n una posicion casi inmovil. Al mismo tiempo se gira la cabeza
hacia el interlocutor y se mantiene de este modo mas tiempo del
normal. En cuanto a lo que se dice, las observaciones de Duncan
hacen ver que cada interlocutor, al Negar el momento de ceder la
palabra, utiliza para indicarlo algunas expresiones estereotipadas
y en un tono algo diferente. Cuando el que habla completa su
declaracion, eleva o baja el tono. Al mismo tiempo, una cierta
disminucion de la intensidad y la aparicion de una ligera tosdlia
o carraspeo son signos claros, en opinion de Duncan, de que ha
llegado la hora del cambio de palabra. Naturalmente, cuando los
sonidos ambientales son mas elevados de lo normal pueden prw
ducirse algunas modificaciones.
En ocasiones el oyente, al sentir acercarse su turno para ha-
blar. prefiere no hacerlo. En dicho caso, una serie de signos no
verbales tales como el asentimiento con la cabeza mezclado con
murmullos de aprobacion y tambien de completar la frase al unl-
sono con el que habla, le indicara a este que siga con la palabra.
Ahora bien, despues de todo lo que hemos expuesto, vemos que
una situacion como una conversacion desencadena una retahiia
de signos del mas diverso tipo y que impresiona reahente el he-
cho de comprobar cuan codificados estan sus m9s minimos ele-
mentos. ;Cuanta flexibilidad, por ejemplo, en el sistema de dis-
tribucion de los turnos de palabra! !Que juego de silencios! iY
los movimientos del cuerpo! iComo lo percibimos todo al mismo
tiempo y conjugamos el habla con el gesto, el movimiento, la mi-
rada, el espacio que media entre nosotros y el interlocutor, la
duracion de mirada ...: No hay duda de que el arte de conversar
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comimzu con lecciones sobre el comportamiento no verbal. No lo
practicaremos bim si no tenemos perfectamente interiorizadas esta
serie de reglas. Hay que saber iniciar una mnversacion, mantener-
la y mrtarla, y eso significa ser capaz de interpretat de manera
intuitiva todos los signos. No podemos retener la palabra ininte-
rrumpidamente. Respetamos los turnos. No nos extendemos hasta
el punto de fatigar al interlonitor, no nos hacemos pesados por-
que en tal caso tal vez podrlamos desencadenar unos efectos opues-
tos a los que pretendiamos. Conversar no es dificil, pero tampoco
es fdcil. Una conversacion no es una asamblea, ni una conferpn-
cia, ni un mitin, ni una clase. Cada una de estas situaciones tiene
sus reglas y hay que aplicarlas de manera correcta.
Si lo pensamos un p m , veremos la cantidad de signos que
emitimos en una conversacion, al margen de los signos verbales,
y es posible, incluso, que nos sorprenda que todo el mundo se
preocupe tanto por lo que ha de decir y que mando se equivoque
se sienta tan compungido. La palabra tiene mucha fuerza porque,
si bien estos signos, a los que nos hemos referido, aparecen siem-
pre y controlan la situacion, normalmente no somos conscientes
de su presencia, y-el dominio de la conciencia pasa precisamente
por el lcngusje. Y quiero anadir que desde el punto de vista de
la organizacion a partir de reglas, tambien la conversacion h-
guistica estd organizada. Detenghonos brevemente en este punto.
La conversacion se rige por un principio general que tiene una
vertiente linguistica y otra no linguistica. Es el principio de coo-
peracidn que puede ser formulado mas o menos de la siguiente
manera: contribuir a le conversacion de modo que como acto m-
municativo sea lo mis perfecto posible, pensar que esteis compro-
metidos en ello. Intervenid cuando os llegue el turno y respetad
las intervenciones de los demds. Pensad que nadie quiere reirse
de vosotros. Vincuiados al principio de cooperacion aparecen una
serie de enunciados que rigen el contenido linguistico de la con-
versacion. Principios referentes a la cantidad: aportad toda la in-
formacion necesaria, pem no la superflua. A la calidad: procurad
decir unicamente lo que credis cierto, y no digiis una cosa si cre&
que es falsa, de la misma manera que tampoco debeis hablar de
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una determinada situaci6n si M d i s p o n b de pruebas para su ade-
cuada evidencia. Nos acabamos de referir, evidentemente, a aque-
lio de lo que hablamos, a h s cosas dichas; tambien es preciso,.sin
embargo, que anadamos algun principio por el que nos rijamos,
que se refiera a la manera como son dichas esas cosas. Todos, mtis
o menos, conocemos este principio, y cabria enunciarlo de la si-
guiente manera: evitad las expresiones oscuras asi como la m-
biguedad, y sed breves, no anadtiis expresiones innecesarias. Pro-
curad no fatigar. Y red tambien ordenados, porque eso facilita la
comprensi6n.
DCmonos cuenta, si no lo habiamos hecho antes, de que una
conversacion esta regida por este sistema de reglas verbales y no
verbales, y de que los participantes deben tenerlas en cuenta. De
que tcdos juntos, de manera totalmente intuitiva, las desarro-
llamos. Y.. tengamos presente, asimismo, que la manera d e s m u -
nicarse de Ta g e n t e d a niefir manera dFv& como la gente vive.
En elfondo es su cultug. Es nuestra cultura. Quisiera anadir
todavia una apostilla a todo este argumento, sin incurrir en el
riesgo de hacerme pesado, y es el siguiente: pensemos, seamos
perfectamente conscientes de que siempre pasa algo, de que en
cualquier situaci6n cualquier elemento percibido por nosotros des-
empena un papel. Todo es pertinente. E l nino no aprende las
reglas de su competencia verbal, y en general de su competencia
comunicativa, como unas reglas aisladas para la construcsian de
enunciados, sino a partir de las tipicas relaciones de la actividad
y de su contexto. Con ellas se expresan socialmente determinadas
estrategias, estrategias verbales, no verbales, como acabamos de
ver en el caso de la conversacion, originadas a partir de las relaao-
nes de interaccion, y por encima de las cuales, a su vez. ejerce un
dominio. Por consiguiente, hay que considegr----- el h ~ t > ' ~ o ~ ~ - t g
& n n j u n t o del conjunto gIclb'aI&la~.achiaci6nn~cid,y d lcn-.
guaje como un sistema de reglas para la actuad611 verbal . con
~..
sen-
~
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son bailamos continuamente los parlantes. Mientras hablamar, los
movimientos de las manos, de los dedos, de la cabeza, todos los
movimientos del cuerpo, coinciden con este compas. En tCrmihos
tecnicos a eso se le llama sincronia interaccional.
Simplemente, estat en sincronia con otra persona ya es una
forma de comunicacion. Lo mencionamos de pasada al hablar de
la conversacion. Cuando conversan dos personas, ademds de todo
lo que hemos dicho, se ven involucradas en una especie de p m
ceso de interaccion rltmica, una especie de baile con una partitu-
ra especial, programada tambien y estudiada actualmente por te&
ricos de la expresion corporal como W. Condon. Es evidente que,
al hablar, no somos en absoluto conscientes de estas danzas en
las que, sin la menor duda, participamos, y frecuentemente de una
manera muy correcta. Se trata simplemente de un ritmo com-
partido. Condon cree que es el fundamento que sustenta todo el
edificio de la comunicacion humana y que sin esta sincronia no
seria posible. Evidentemente, en los casos en que la sincronia se
corta, la mnversacion fracasa.
os ocurre que con determinadas personas desarrouais la
conversacion de una manera sencilla y rapida y con absoluta tran-
quilidad? A mi, por ejemplo, este hecho me ha hecho pensar mis
de una vez. Ahora recuerdo que cuando se creo nuestro departa-
mento de linguistica general en la Universidad de Barcelona y se
me encargo su coordinacion, en la primera converiacion que tuve
con mi companero, excelente linguista, Jesus Tuson, tuve la sen-
a e d n , que ya habla experimentado de manera muy i n ~ t i v aen
otras ocasiones, de que sincronizabamos. Sostenemos unas rela-
ciones excelentes y casi siempre estamos de acuerdo en las cues-
tiones del departamento. Cuando celebramos una reunion, desde
el momento de sentamos hasta la despedida, he examinado algunas
secuencias del comportamiento de nuestm colectivo de profesores
y he descubierto el ritmo, la especie de baile, que enmarca nues-
tras conversaciones y nuestras disquisiciones. Antes de crearse el
colectivo no habla descubierto ninguna sinmnizacion en el de-
partamento del cual formaba parte. Es obvio que en la actualidad
hemos eomntrado un buen marco para trabajar a gusto y sacar
pmvecho del trabajo hecho.
Es probable que en las mmisiones que se constituyen, por ejem-
plo. en el Parlamento, para discutir una mwon, una ley o un
sistema de leyes como un estatuto, lo realmente diffcil sea llegar
a encontrar el ritmo, la partitura, con la que bailar todos a la vez.
Es muy dificil. Ya es dificil que dentro de los mismos colectivos
que son los partidos polltims se consiga el nivel adecuado de
sincronia. En pequenos gmpos, funciona. A nivel de mero espec-
tador, y a travis de las escasas imagenes que nos ha ofrecido la TV
durante la discusion del Estatut d'Aufonomia y, en general, por
el comportamienro en las f i a c i o n e s de los debates parlamenta-
rios, parece existir una sincronia dentro de los diferentes grupos,
mayot cuanto m8s reducido es el grupo. Minoria catalana, Socia-
listes de Catniunya y PSUC son grupos ciertamente coherentes,
y creo que seria posible estudiar el gesto tipico de sus miembros
y los movimientos del cuerpo, es decir, el ritmo que imponen a
la conversacion. Supongo que las negociaciones en Madrid debian
ser dificiles y me encantaria ver la filmacion de las discusiones.
Me encantaria tanto ver los gestos y los movimientos coko oir las
palabras. Estoy seguro de que sacariamos mucha informacion acer-
ca de como es nuestra comunidad. Y cuales son sus signos dife-
renciales. Mas alla de las palabras.
Con todo lo que acabo de exponer no quiero decir que eso
del ritmo se limite a encontrar la partitura y, a partir de ahi.
desaparezcan los problemas. No, la presencia de una determinada
sincronia es detectable de manera muy variada y en grados muy
diferentes. W. Condon ha dedicado diez anos de investigaciones
a este problema, y hoy esta plenamente convencido de que ya
no tiene sentido la concepcion de los seres humanos como unas
aentidades aisladas que intercamhian mensajes discretos,sino que
hay que partir de la existencia de un lazo entre los miembros de
una comunidad como resultado de la participacion dentro de unas
formas organizativas compartidas. Y eso tan solo significa - e n
la mncepcion de Condo- que los seres humanos estan ligados
entre si por jerarquias de ritmos, que son especlficos de la cultura
30
y se manifiestan b6sicamente en el lenguaje y en el movimiento
corporal.
Esta sincronia interamonal es panhumana. Patece que es in-
nata y, segun Condon, ya queda totalmente establecida a partir del
segundo dia de vida, aunque normalmente estC presente desde la
primera hora despues del nacimiento. M4s aun, los estudios he-
chos por G n d o n y sus colaboradores sobre pelidas de recien
nacidos filmadas a camara lenta, revelaban que los ninos, al na-
cer, sincmnizan inicialmente el movimiento del cuerpo con los
sonidos de cualquier lengua. Sin embargo, muy pronto apame
una sincronfa con los sonidos de la lengua materna. Los seres
humanos se sensibilizan inmediatamente de manera incteible al
lenguaje y a los sonidos en general, hasta el punto de que movi-
miento y lenguaje quedarh vinculados de modo que todo el o>-
nismo funciona eomo un autkntico engranaje y no existe excesiva
separacion real entre lenguaje y cinesis. Los miembms de una co-
munidad tieneh como primera conexion, desde un comienzo, la
del sonido. Algunos analistas de filmanones han estimado sor.
prendente el hecho de que los movimientos de las personas va-
yan tan sinaonizados con Ins palabras. De todos modos, no p
demos dejar de considerar que la musica con la que estar&m& en
contacto un nino miembro de una comunidad es la musica del
lenguaje, la entonacion especial de su lengua en ias frases que
le dirigen, en las que se pronuncian en su presencia sin ir di&
gidas a el, en las hanas, en las oraciones, cfc.
Una buena prueba de la situacion producida por la sincroni-
zacion total la tenemos cuando en una reunion se inicia una can-
cion que todo el mundo sigue, normalmente con letra y musica.
<Por que alcanza tanta hiena una canci6n entonada por todos?
Nos vemos obligados a pensar en la sincronia intaaccional. De
repente, una reunidn de personas, apagada, en la que cada cual
va a lo suyo, en la que abundan las senales de desinterb por par-
te de los participantes, puede transformarse mediante una cancion
entonada por alguien del grupo, si consigue realmente el asen-
timiento de todos los presentes. La canci6n desencadena una es-
pecie de descarga que pone en contacto e personas que no lo es-
taban. Transformi la situacion. Aproxima a los componentea de
la reunion, les hace scntitse mucho mis pr6ximos entre sf. Red-
mente sus cuerpos estin en sincronia. Y si de una pequeiia reu-
nion de companeros pasamos a una reunion de masas, podemos
generalizarlo. Todos nosotros recordamos aquellos Palaus dels
Esports de Llach o de Raimon. Reardamos L'estaca de Llach, que
llego a convertirse en una espeae de himno popular de nuestra
comunidad.
Una canci6n, por consiguiente, puede crear una autentica si-
tuacion de sincronia interaccional porque toda la gente sigue el
mismo ritmo. Este es uno de los motivos por los cuales tienen
fuena los himnos. Una tonada puede movilizar a un pueblo. Y
determinadas personas poseen asimismo la capacidad, tanto por
lo que dicen como por la manera en que lo dicen, de movilizar las
masas. Hemos visto en peliculas sintonizar a millares de cubanos
-y a nosotros mismos- por la entonacion tan sincronizada con
el gesto de un discurso de Fidel Castro. De identica manera,
jcuhtos de nosotros no recordamos la tonadiia -!tocad made-
ra!- de la &sesita del Pardo*! A nosotros no nos movia aquc
Ila voz.
Nadie puede negar la evidencia de las situaciones que hemos
mencionado. La fuena de las canciones. De los discursos de de-
terminadas personas. Esta claro que hay quien tiene una palabra
que es como un himno. Que mueve. Mueve y conmueve. Siem-
pre hemos visto que a los esclavos les hacfan cantar mientras tra-
bajaban. y que los soldados marchaban cantando. La Iglesia ha sido
una buena maestra en la capacidad de generar situaciones de sin-
cronfa interaccional. Las canciones y la repeticion de las plegarias
son una muestra de ello. Y todos sabemos que para llevar una
manifestacion por buen camino son pcicisas unas consignas capa-
ces de animar a la gente, capaces de conducir a los participantes
de manea que se sientan completamente unidos, es decir, solida-
rios, formando en su conjunto una comunidad. Este ritmo, que
remrre la manifestaci6n de cabo a rabo, puede generarlo una frase
de la lengua tomada como consigna y que todos gritan a un tiem-
po, silaba a silaba, palabra a palabra, boca a boca, convirtiendo
32
a la manifestacion en un mar de voces que pasa a ser como la
voz de un mar, el clamor de un pueblo, de una mmunidad que
se siente esro, comunidad. He hablado con personas que me di-
cen que se sienten como movidas y que sintonizan con las de-
m&, pero que no saben explicar lo que les ocurre. Es eso, eso
de los ritmos. Y parece que la ciencia dara cada vez mas razon
a los poetas y a los cantantes.
Termino con esta sarta de ejemplos y ejemplitos. Nosorros
tenemos un himno. Eso es cultura. Un himno nacional, Els se-
gador~,y unas canciones y tonadas que nuestra comunidad pose,
tambien, como himnos populares: de La Santa Espina a L'estoca,
L'emigrant o El rossinyol. Y cada pueblo y cada mmarca, los
gozos a la Virgen o a un santo patrono. En Bellvls, los gozos de la
Mare de Beu de les Sogues. Pensemos en lo que han significado
los g a o s para una comunidad. Una las senales que les con-
vertia en comunidad. Y la mltura pasa por estas canciones. Lo tio
Pep (re'n va a Muro) es cultura.
Esta referencia a los ritmos corporales, asi como tambien la
que haciamos anteriormente a los gestos m la conversacion, no
quiere significar otra cosa que una llamada de atencion ante una
serie de elementos fundamentales para entender el fenomeno de
la complejidad de la comunicacion humana. Ya he manifestado
como hoy asistimos a un autentico estallido de publicaciones sobre
signos no verbales. Esta de moda. Leemos artlculos en revistas
especializadas y en revistas sensacionalistas. Fijaros en un tltulo
que ya he visto repetidas veces: Lee su cuerpo como si fuera un
libran; o este: Como leer y entender a una personas. Muchos
autores explotan la oportunidad del tema y m& de una vez le
prestan un flaco fevor. Pueden haber llegado incluso a conseguir
que algunas personas, lectores, se muestren mas rigidas, con ten-
dencia a controlar el cuerpo por miedo a revelar aspectos des-
nocidos o indeseables de su personalidad en el movimiento de su
cuerpo.
La realidad es que esta pizca de miedo la hemos sentido tc+
dos, ya que nos sentimos como algo mas observados. Con frecuen-
cia tenemos la sensacion de ir desnudos. Recuerdo ahora la sen-
33
2. -W O I
sa06n de oomo me muevo en clase cuando hablo de estos temas.
Me siento como cunuolado. A la h a de mirar a las chicas, por
ejemplo, p r m m no dirigir la mirada mn insistencia, ni en tiem-
po ni m numero de ocasiones, a ninguna en especial. Procuro,
intento tambien controlar los gestos e incluso el movimiento de
la &a. En csmbio, tengo mucho m4s des~ontroladasaquellas
pnrtes del cuerpo que no siento observadas. Los pies, por ejem
plo, en ocasiones se mueven mucho. Puestos a recordar, no quie-
m dejar de citar el primer discurso del doctor Badia como rector
de nuestra Universidad. Yo estaba en la mesa de la presidencia
y me converti en un espectador casi ideal. Hecha la eleccion, el
doctor Badia subio a la mesa y, sentado, inicio su primer parla-
mento. No recuerdo las palabras. Debian ser las de su programa
pasedas por el tamiz de su temperamento. Estaba algo nervio-
so, fruto de como se hsba producido la eleccion. Vi como un
par de veces se seraba la frente: estabamos en diciembre. Se sen-
to, agard el microfono -lo tenia justo delante de el- con sus
largos dedos, de una manera inconsciente, m43 para coger un
objeto que por cualquier otra cosa. Sonrio, comend a hablar mn
voz algo ronca. Yo estaba a su lado, y se le notaba emocionado.
Lo estaba. Al hablar, parecia dominar perfectamente la situacion.
Controlo la voz y abrio el discurso con buen pie. Los gestos eran
adecuados y deben muestra de buena voluntad, y, sobre todo,
de afecto por los compaiieros que le habian elegido. De todas for-
mas, hubo algo que me llamo la atencion: los pies le iban como
un ventilador. Aquel movimiento era una pmeha de que el con-
trol de los movimientos del cuerpo no es igual en todas las par-
tes. Es algo que conocen perfectamente los especialistas en inte-
rrogatorio~.
Pese a todo, hay que ir con cuidado, y, como deda entes,
no ponemos e leer las personas como si fueran libros. No pode-
mos hacerlo ni tenemos ningun derecho a ello. Si una persona
se toca la punta de le nariz mientras habla, es realmente imposi-
ble, de buenas a primeras, explicar la cause ~rofunda.Puede obe-
decer a mil razones diferentes. Por la asociacion provocada por
un olor del interlocutor, por el tono de la voz, por el color de una
corbatn, por una postura que le ha recordado a su pedre. 0, aatu-
ralmente, porque le pica.
.-El lenguaje
- . .. .
del comportamiento es extraordinariamente sutil.
C r w que Ts mayoria-di la gente se siente afortunada - e s o le da
seguridad- por tener su propio cuerpo mntrnlado como sistema
cultural: algo que ~eflejas u . sexo, $u clase, su stntzu, su.-
ci6n y la zona geogrufica. La mayor parte de articulos y libros so.
bre lenguaje corporal que pretenden convertir al lector en un
experto instantaneo mediante la observacion de la gente en la
c d e , en la clase o en una fiesta, son enganosos. No os fiiis de
esos menualitos que os garantizan exitos en las ventas o conquis-
tar los favores de una amiga o un amigo. Pensad que, en general,
el gesto y el movimiento del cuerpo no san como un vestido que
se saca y se pone cuantas veces se quiere. El universo de senales
no verbales forma una autentica red, constituye un verdadero sis-
tema organizado y, lejos de ser una forma superficial de conod-
miento conscientemente manipulable, estos sistemas forman la
textura de la personalidad de los miembros de una comunidad,
son sus cimientos, y las raices llegan a la misma experiencia de
ser hombre o mujer.
Creo que todos estos sistemas sutiles, verbales y no verbales
-dificiles de leer en su mayoria-, que permiten desovillar la
madeja de las diversas situaciones de la vida diaria, son las confi-
guraciones de este espacio que denominamos humanidad. Ya he-
mos visto como estaban entrelazados los sistemas verbales y no
verbales. Son la esencia de la altura, son, mmo espacio de comu-
Ncacidn, los definidores de una cultura. Y la cultura es este sie-
tema de signos, este universo organizado de signos. Un universo
de programas interrelacionados. Y con esta red de programas que
hemos ido asimilando poco a poco, nuestra cultura, nos plantamos
ante el mundo exterior para interpretarlo y transformarlo.
Recojamos ahora algo de todo lo que hemos dicho. Espigue-
mos aqui y aUi y veamos si las espigas son buenas. Ya tenemos
el Estatut. Dicen que las discusiones en Madrid son duras y di-
ficiles, y lo creemos, en materia de,lengua y cultura. Ya nos lo
esper8bamos. Queremos un Estatut porque tenemos -una .cultura
que nos convierte cn comunidad diferenciada, tan respetable como
todas las demh, +OO&-&zada, poquelasotranson eso,otrns.
Y eso es red. Por consiguiente, objetivo. Realmente poseemos
una cultura. Y tambien, por el mismo motivo, la negociacion en
este punto es dificil. Tambih es real la situacion de opresion
cultural. Por cwnsiguiente, son reales y objetivas la cultura y l a
opresi6n cultural, expresi6n mas evidente de lo que denominamos
opresion nadanal. Porque tambien es real que lo que yo Llamaba
espdcio de comunrca&5n en el sentido de universo de signos y c 6
digos, de d e s y programas canstructores de nuestra sociedad,
tiene l s c e r i d a d d i c i e g t e para que le sea aplicable el concepto
de nacion. Somos una nacion, y eso tambien es una realidad. No
somos, en la actualidad, un Estado. No tenemos constituci6n o,
mejor dicho, estamos bajo le constitucion del Estado, del cual, es
real, formamos parte. El Est~tutpuede ser un camino. Pero yo me
limitaba a espigar dentro del haz de las frases y los conceptos ci-
tados.
!Que bonita era la espigada en mi pueblo! No pude ser payCs
porque dedan que eaigls un gran esfuerzo, y mi pobre salud no
lo habrfa resistido. Un chiquillo delicado es mala cosa para el
campo. Y una ventolera me Uw6 a la gran ciudad donde las tram
pas del presente todsvia no me han hecho olvidar el sabor de la
tierra que, eso si, Uevo en la boca y, sobre todo, en los ojos.
Siempre m i r ~como si tuviese frente a mi aquel mar de silencio
que tienen las tierras de poniente, donde los caminos son rios
de la tierra y la claridad tiene tacto. Con frecuencia, mientras
paseo por cuaiquier calle del Ensanche de Barcelona, descubro
unos ojos que poseen m resabio campesino. Pienso en la ven-
tolera que se nos Um6 a la ciudad. S i embargo, {que habrfa he-
cho yo en el pueblo? Ya lo se, habrfa podido ser zapatero, bar-
bero ... y tal vez habrfa sido feliz. De jovencito, siempre iba a
la barberia del Cirilo, por quien sentIa un gran respeto. Sabia
tocar el piano y eso s mi me fascinaba. Mhs de una vez me ha-
bia imaginado a m( mismo, sofiando mientras caminaba por los
senderm infantiles, como un consumado pianista. SI, admiraba a
Citilo. Pese a tener de pequefio la mania de llevar el pelo largo.
Era un signo al que me derraba: queria el peio largo. No aca-
baba de entender eso del pelo corto como los seruinaristas o como
los soldados. De todos modos, a mi me habrfa gustado hacer de
payes. Mi salud era delicada y, ademas, no tenla padre, ya que
murio cuando yo tenia tres anos. Pero esta es otra historia.
En verano, y durante aquellas noches de mi pueblo, me gus-
taba dormir en la caiie. El recthgulo del cielo me ayudaba e re-
posar el cuerpo y yo me sentia como un rey. Declamos que t e
mdbamos el fresco, mientras nos realizdbamos como personas.
A menudo pensaba en lo que habia leldo en los libros. Siempre
imaginaba historias fantasticas. Ahora me doy cuenta de ello. El
campo me llenaba de alegria y me encantaba ir por los caminos.
De vez en cuando me escapaba de la escuela por el puro placer
de ir por el campo. Y amaba apasionadamente las matematicas, la
ciencia. Observaba, y buscaba explicaciones de las cosas con la
ayuda de la razon. De todos modos, la razon se quedaba atras y
yo cala en manos de una imaginacion que lo amgia todo. Y la
ciencia y las observaciones ayudaban a ponerle alas.
Es posible que hoy vuelva a enmntrarme en el mismo punto
del camino. Y ahora quiero hacer una confaion: me encantarta
escribir una novela. SI, es uno de mis suenos. Ya mi primer libro
catalan querla ser una novela y me salio una reflexion epistemo-
logica sobre el lenguaje literario, Mis alumnos y mis amigos lo
saben. En ocasiones, mando me encuentran por la facultad, me
preguntan por el argumento y yo se lo explico. !He tenido tan.
tos! Un &a le conte cuatro cosas de uno de ellos al admirado
amigo JosC Maria Valverde y le gusto mucho. Pero, de todos
modos, siempre se me mete la ciencia por medio, y ya me teneis
hccho un mar de dudas. Ahora siempre rcpito lo mismo: que
necesito hacerme con una lengua y ampliar mi ambito de conoci-
mientos sobre el comportamiento del hombre en sociedad. Es po-
sible que exagere, pero es obligatorio reconocer que si describo
una situacion, una conversacion por ejemplo, p5mo llegar a des-
cubrir los matices realmente pertinentes del universo tan enorme
que la vida pone en eUa?
Y quiero ligarlo con todo lo que he dicho anteriormente por-
37
que mi d i m o es muy unitario. La conversacion a pobre si la
d u e i m o s a la palabra, aunque 5610 sea como situacion trivial. Si
ui un acto de wmunicscion se anudan tantos hilos, & n o pue-
do plasmarlo en el papel? No es que yo haya sido un gran lector
de novelas, jpao son bastantes lss que han pasado por delante
de mis ojos! En especial desde que c o n 4 a Au&lia Caprnany,
a la que nunca agrademre su6ciente que me hiciese leer a Puig
i Ferreter. Y Virginia Wolf, y los italianos. Recuerdo que un
dia, en una dase -Au+lia estaba en primera tila-, se me es-
capo una rdexi6n acerca de la escaslsima incidencia del gesto y
en general del movimiento del cuerpo en la novela. Sigo pensan-
do lo mismo. Le estoy dando vueltas en la cabeza a como fun-
ciona el cuerpo en la comunicacion, a como piensan los interlo-
cutores. y a quC actividades desarrollan en situaciones familiares
y sociales. Si tenemos ojos para ver y orejas para oir, & n o
meto estas cosas en la novela? El regusto de un gesto, de una
voz, un silencio. Tengo que escribirlo palabra a palabra. Tradu-
arlo. Eso, pasirlo de la lengua de la vida a la lengua escrita, de
modo que se convierta en lengua escrita viva hasta el punto de
que ya no sea necesaria la lengua de la vida. La vida siempre es
lo primero. De todos modos, tambien el mundo literario cs real.
Me hallo aquf, a mediados de agosto y con ganas de escribir
una novela. La novela me lleva al andlisis de los codigos, de los
programas, de las lenguas verbales y no verbales. A lo que deno-
minaba un espacio de comunicacion. A mi cultura. Tambien me
pide unas lecciones de honestidad y de humildad. Y despues, se-
guir adelante, adelante. Ya sabemos que al principio sera como
un Lapato y una alpargata, si no es descalzo, pero hay que cami-
nar. Lo se perfectamente y hete aquf por que complicadas ra-
zones necesito elaborarme una semiotica. Es mi fanalillo para se-
guir la procesi6n de la literatura. Me conducira a la novela, y yo
la esperare como Santiago montado en un caballo blanco un?
noche de verano.
46
&o, que rule el de la 6hofta. Pero no ICE& tan admada
para las ciencias hunianas. En otras pnlabres, el modelo de esta-
tuto de las ciencias natu&s no es totalmente ortrapolable a
otros territorios del dominio del conocimiento.
De . m e d o con ese modelo, a cadn una de im ciencias hu-
manas le bastaria con encontrar y definir un punto de vista epis-
temologico y especifico para constituir su aobjeto f o d con ~
un territorio perfectamente delimitado. Y a partir de este momen-
to, con la acientificidadip asegurada, la hlosofia ya no tiene nin-
gun poder en este dominio. Es obvio que esta actitud ha dispcn-
sado muchos ben&cios, y no ser6 yo quien lance la primera pie
dra en contra de ella, entre otras cosas porque me considero pat.
tidario suyo. Hasta cierto punto la comparto, y lo he manifestado
repetidas vgces (1975, 1976, 1978, 1979). Tambien he manifes-
tado que la diversificacion epistemologica no ayuda en absoluto a
la comprension de algunos aspectos centrales de la conducta hu-
mana, como pueden ser los que evocan los conceptos de rignifi-
racion, vdor, gusto, m o c h i e n t o , regla o cambio.
Por mnsiguiente, si bien es conveniente que cada disciplinn
funcione como ciencia autonoma, tambien lo es la necesaria exis-
tencia de un marco interdiscipliaario epistemologico que f'uncione
como tal, y que sugeriria, en principio, que fuera autonomo m-
pecto a la iilosofla. Es obvio que la semiotica puede depar este
lugar, y que su dominio podrfa ser este marco interdisciplinario.
El cogcepto de asignificaciun* y, de rebote, el de signo, consti-
tuye el eje central de sus investigaciones, el uobjeto formal* es-
p&co que le gataniiza su autonomia respxto a la tradicion filw
&a.
Con todo, seguir este camino no le resulta nada fdcil a la s~
miotica, que se ve obstacuiizada por todas partes. Me gustarie
h a m ver el como y el por quC de dichos obstticulos. Creo que en
el dominio de las reflexio~ssemioticss ha existido desde su mis-
mo inicio una Enea con ganas de explicitar una especificidad epis-
temologica propia, pero se ha visto involuaada m una serie de
situaciones que, con frecuencia. la han colocado en un callejon
sin salida. En el seno de la semiotica se ha celebrado un debate
de manera continuada entre:
51
o al menos de todos aquellos para los cuales hay palabras, expli-
d a r sus leyes y ofrecerte una pequena semidtica (de andar por
casa), una especie de astrolabio con el cuai t u y Jaume Vidal pu-
dieseis ir de Salser a Gunrdam.
De momento, acepta todo mi afecto. T e imagino haciendo las
maletas para ir a Prada. A mi me hahrfa gustado volver alli este
ano, pero no es posible. He ido durante cuatro aiios. !Que diez
dfas! Aquello es un paraiso. Para mi fue todo un descubrimien-
to, y en todos lor sentidos. Recuerdo perfectamente aquella ex-
crrsidn que hicimos Ricmd Snlvat, Terenci, t&y yo en el coche
de Terenci, a quien acababan de d m el curnet y no querfa en ab-
soluto mirar por los lados de aquellas carreteras con unos des-
penaderos que le asustaban. Hablaba de Egipto y de un amigo
suyo cryo nombre ahora no recuerdo (tal vez Enric). Fue un
viaje esplbndido por las montanas de nuestro pais, y yo tuve el
placer de convivir con vosotros, veros a todos juntos en curne y
hueso, escuchar los chismes, marearos y sentir miedo. Y mucho
apetito a la hora de comer De todos modos, por encima de todo,
me di cuenta, si no lo habia hecho antes. de que queriais a nues-
tra tierra, nuestra patria, como yo la queria. Una leccidn. Prime-
ra leccidn de Prada.
Debo confesarte que los primeros dias de Prada yo llevaba
camiseta bajo la camisa y, al darse cuenta de ello, Eduard Bonet
me la hizo sacar. En su opinidn, en Prada, ni los hombres po~
d i m llevar camiseta ni las mujeres sujetadores, y senalo a Gloria,
de Tarragona, aquella chica tan simpdfica y con deseos de pasar-
selo bien, que era prima de Teresa. Un dia, ellaJ Eduard, tu y yo
fuimos a Eu a comer c~epes.Y , no sb si lo recuerdas, pero al subir
a la iglesia, nos encontramos en una esquina a Antoni y una cbi-
ca situados a una distancia intima. <Se trataba de una alumna?
Prada era ud. Otra leccion. Eduard record6 aquello de la camise-
ta. Y me vuelven a la memoria las miradas llenas de afecto de
Gloria. Lo hada muy bien.
Estoy seguro de que Prada era una Universidad que habrfa
gustado a Peirce. S610 una Universidad as1 le habrfa podido tener
52
de profesor. Pr& es todo un sfmbolo. Bum &aje, AurPlia, y que
seos feliz.
Un abrazo
la se=$ 9 p m o en 61 ~ a l ~ a l g u niosif&iona.comosign~,
a
eE de&, significa. ..Este, . proceso
. .. incluye necesariamente
~~-...-.A tres fac-
~
56
tema de refaenaas, sean estas experiencias adquiridas o estrictas
convenciones: en cualquier cam, el hdice solo iiega a ser signo
cuando consigue integrarse en una semiosis concreta, en un senti-
do ya constituido, en relacion con el cual puede significar.
Segun Peirce, un simbolo opera por contiguidad instituida,
aprendida, entre el vehiculo de signo y el objeto. Es un signo
constituido como tal signo fundamentalmente por el hecho de
ser comprendido o utiiizado como tal.> Un gesro hecho con la
manos, un determinado olor, como el del incienso, o una palabra,
son ejemplos de simbolos. La palabra Catalunya es un simbolo
en sentido estricto, porque establece una relacion puramente con-
vencional, que no depende de la presencia o ausencia de una si-
militud, como en el caso del icono, ni de una contiguidad fi-
sica, como es el caso del indice. Es preciso que el simbolo inte.
gre la regla que le ha instituuonalizado como tal; solo en virtud
de esta regla o convenio el simbolo puede llegar a ser objeto de
inrercambio en un pmceso de comunicacion. La regla hace al slm-
bolo.
De todos modos, fieles a la m n c e p 3 n peircisna, hemos de
afiadir que la diferencia entre las tres clases de signos no es la
presencia o ausencia de similitud o de contiguidad entre el vehicu-
lo dc signo y la referencia, ni el hecho de que la conexion habi-
tual entre los citados mnstituyentm pertenezca o no al orden ins-
titucional, sino mas exactamente el predominio de alguno de es-
tos rasgos sobre los dem6s. Seda mas adecuado hablar de las tres
funciones presentes en el signo, iconica, indiual y simbolica, que
se manificstan simultheamente pero en grados diferentes.
En cuanto a Saussure, senalemos de entrada que, tanto desde
el punto de vista te6rim como practico, hay que situarlo en un
lugar exactamente opuesto a Peirce. Si en el americano la reflexion
parte del signo, de la semiosis en general, y la lengua no es mas
que un caso especial (aunque fundamental), la reflexion saussu-
nana procede de la lengua y toma a la lengua como objeto ex-
clusivo. Saussure quiere elaborar una linguistica cientifica. Quiere
construir la ciencia del lenguaje y por dicho motivo su preocupl-
don bisica, desde el comienzo, es la metodologia. Su tarea cs la
de investigador de fundamentos. Y para fundamentar es absolu-
tamente prioritario tener bien delimitado el objeto. clase
de objeto es el lenguaje? Ahi esta 1s gran pregunta. <Como trn-
car este objeto? Es otra pregunta fundamental. Primero hay que
tomar conciencia de la singularidad del objeto lengua entre todos
los objetos de la ciencia. Esta toma de conciencia es la gran nw
vedad del programa saussuriano. Desputs intentar6 elaborar una
metodologia, como estrategia para describir este objeto.
En primer lugar, Saussure separa la lengua del lenguaje ya
que quiere desentranar cuei es el principio de unidad que domi-
na la multiplicidad de los aspectos con que se nos presenta el
lenguaje. Cree que unicamente este principio le permitir6 clasi-
ficar los hechos de lenguaje entre los hechos humanos. La re-
ducci6n del lenguaje a la lengua satisface esta doble condiaon,
o sea, permite situarla como principio de unidad y al mismo
tiempo encontrar el lugar de la lengua entre los hechos huma.
nos. Y estas parejas de elementos conferidores de unidad y de
posibilidad clasificatoria constituyen la base de la intrcduccion
de la semiologia. Saussure w ve llevado a la semiologia, que pasa
a mnvenirse en un terreno de iiegada, y no de partida como en
el caso de Peirce. Puesto que la lengua es un sistema de signos
y el hecho linguistico es el signo lingufstico, su tratamiento con-
duce al tratamiento del signo en general Cualquier estrategia de
descripcion del signo lingulstico se convierte en una estrategia
de descripcion del signo. De6nir el signo linguistico presupone una
deiiniaon, como minimo provisional, de signo. Saussure traspasa
n esta cienda general de los signos el objetivo de fundamentar la
misma linguistica. Y como que esta ciencia que postula no exis-
te, se decide en favor de una definicion provisional del signo que
a la ven le permita progresar en su tarea de construir una cien-
cia linguistica y ofrecer un modelo que pueda funcionar posteriur.
mente como modelo semiologico. El tiempo le ha consagrado, pre-
cisamente, como una de las alternativas de teoria y practica se-
miolbgica.
Sigamos por un tiempo y mds de cerca el razonamiento saus
sutiano. porque tiene un gran interes epistemologico. La lengua
58
se nos presenta en todos sus aspectos a m o dualidad; por una
parte como hstitucion social, pero, por otra, actualizada por el in-
dividuo; c m o retahila de discnrsos mntinuos, pero compuestos
de unidades fijas. La lengua res unicamente el mas importante
de los sistemas d e signos. Preguntamos: (El mas importante
bajo que relacion? porque ompa un lugar m& im-
portante en la vida diaria? Nada Uega a aclar6rnoslo del todo.
Saussure no es demasiado explicito al d&ir la relacion de la
linguistica con la semiologfa. Solo habla de la relacion de upcr-
tenecer*. De todos modos, como senalabamos anteriormente, para
el la linguistica dependera de la semiologia, que al mismo tiem-
po aformad parte de la psicologia social y, por consiguiente, de
la psicologia general. Pero hay que esperar a que la semiologia
este codgurada para que los linguistas sepan en que consisten
los signos y quC leyes los rigen. Asi, pues, Saussure remite a la
cienda futura la tarea de definir el signo. De todos modos 61 ela-
boro para la linguistica, a nivel de provisionalidad. una semiolo-
gia propia, la del signo linguistico, su linguistica.
Volvamos al tipo de relacion que mantienen linguistica y se-
miologia. El dominio & los hechos linguisticos parece un sub-
conjunto del conjunto de los hechos semiologicos. Es preciso de-
limitar estos conjuntos, y para delimitar un conjunto necesita-
mos algun principio generador de los elementos. En el discurso
saussuriano nos par= ver con suficiente claridad que lo que re-
laciona la linguistica con la semiologia es el mismo principio que
Saussure situ6 en el centro de la linguistica: el principio de ar-
bibmiedmi del signo lingufstico. De una manera general, el ob-
jeto principal de la semiologia, el universo de los hechos semiob
gicos, sera el conjunto de los sistemas que se apoyan en el prin-
cipio de arbitrariedad, de convencionalidad. i~ concreta bastante
bien en este texto: r...podemos decir que los signos enteramen-
te arbitrarios realizan mejor que los demas el ideal del procedi-
miento semiologico; y por dicho motivo la lengua, el mds com- .
plejo y extendido de los sistemas de expresion, es tambiCn el
m4s caracteristico de todos. En dicho sentido la hguisrica pue-
de convertirse en el modelo general de toda semiologia, aunque
la lengua no sea mas que un sistema particular.
De este modo, formulando con toda claridad la idea de que
la IinguIstica tiene una relacian nmsaria con la semiologia, Saus-
sure se abstiene de d& la naturaleza de esta telacion. si bien
propone el principio de arbitrariedad del signo como principio
generador del conjunto de sistemas de expresion, incluida la len.
gua. La trayectoria epistemologica es: de la lingulstica a la se-
miologia y de la semiologia a la linguistica. No se toca para nada
el problema que considero fundamental: el estatuto de la lengua
entre el universo de los sistemas de signos. El dominio de la se-
miologia es el universo de hechos humanos regidos por el prin-
cipio. de arbitrariedad. Pero, <que relacion existe entre linguisti-
ca y semiologia?
La consecuencia inmediata de proponer el principio de arbi-
trariedad del signo como principio confiyrador del universo se-
miologico es la exclusion del dominio de la semiologia saussu-
riana de todo tratamiento o estudio de los restantes tipos de
enlace que unen significante y significado. Asi, una clasificacion
de los signos basada en la naturaleza de estos vlnculos, como
plantea la famosa clasificacian de Peirce en indices, iconos y sim-
bolos, carece de sentido en el marco de la semiologia saussuria-
na, De todos modos, aunque ahora no nos detengamos en ello,
las consecuencias de la actitud saussuriana van mucho mis lejos,
pues esta actitud pone en duda la posibilidad de una semantica
en el sentido dado a este termino por Morris y Carnap y presu-
puesto por Peirce.
Cy-
u
los .semiotistas americanos de otientacion peirciana -
atribuyen a la semantica-Ia -tarea de estudiar las relaciones entri
&:ignos y sus designados, los objetos a los cuales hacm refe-
renga.Fe-man-eia &ener&Ja emantica es ula teorfa de las re-
laciones entre una lengua y aquello de que la lengua permite hs-
f!km "1 concepto fundamental es la regla remanric~,es decir,
a nocion de una regla que establece la correlacion entre un signo
y lo que denota o designa. Cada uno de lostipos de signos estd,
caiacterizado por un tipo diferente de regla semintica. Por dicho
60
motivo la re& semhtica de un icono es: un icono denota los
objetos que poseen un conjunto de rasgos comunes a ella misma.
Naturalmente, el s o haber lugar en ella para la triada icono, In-
dice, simbolo, la semiologla saussuriana no puede ser el lugar
adecuado para los diferentes tipos de reglas semanticas que se
derivan de ella. Finalmente, a partir del hecho que el enlace o la
relacion entre significante y significado es interno al propio sig-
no, lo configura, y al considerarlo como esencielmente arbitra-
rio, Saussure excluye del dominio de la semiologia el estudio de
la misma relacion, del lazo que vincula el lenguaje con aqueiio
de que se habla.
De todos modos, es sabido que han existido una serie de in-
tenros en la linea de desarrollar una usemantica estructural* de
inspiracion saussuriana. diferenciarla de la propuesta por
los neopositivistas americanos? Recordemos, en primer lugar, que
una distincion ya cldsica en el mundo de la logica era la de divi-
dir la semantica en dos partes, la teorfa de la extension (o teoria
de la referencia) y la teoria de la intencion (o del significado). La
primera trata bdsicamente de conceptos como .denotar*, rdeno-
minara, nombre*, verdad,etc. La segunda de conceptos como
sinonimia*, upolisemian, uanaliticidad*, etc. La definicion ori-
ginal de semiosis, que intmducimos anteriormente, ya nos per-
mite ver con que semantica ten&& relacion. Por otra parte com-
probamos que la semantica de tipo saussuriano rechaza desde un
principio todo aqueiio que podrfa caber dentro del concepto te*
ria de la referencia. Rechaza de cntrada las conce~ioneslinguis-
ticas que definen la signihcacion como la relacion entre los signos
y las cosas.
Observamos, pues, que a la u~manic~,.~truqum~, como
consecuencia del punto de partida, le corresponde el lugar den-
tro de la concepcion intencional: , ~ l a . . s campo
u en la teoria del
signi6caQo. De todos modos, si nos fijamos en los tipos de rela-
ciones y estructuras cstudiadas por la teorla del signihado, des-
cubriremos quc s61o tratan de las relaciones cntre los propios sig:
njflcados. Como muestra de explicitacion de estas relaciones, ved
mis Elementos de lingufstica matematica (cap. 3). Las relaciones
semititicas de sinonimia, pousemia, antonimia, hiponimia, etc.,
son relaciones de oposicion, equivalencia o subordinacion 4 e
oposicion al 6n y al cabo- entre expresiones lingulsticas y no
de relaciones entre estas expresiones y SUS sipificados. Y, en ge-
neral, el si&cado de una expresion unguistica no es mQs que
d conjunto de las relaciones-designificado (sinonimia, antonimia ...)
que esta expresion mantiene con los otros componentes del voca-
62
segun unas reglas determinadasP. Es, pues, el conjunto de sus
oposiciones o difemuias lo que cuenta para determinar su natu-
ralua. Y ca en este sentido que se puede demar que las unida-
des de un sistema semiotim son de naturaleza puramente dife-
rencial~.No es mds que otra manera de decir que la nocion
de valor recubre las de unidad, de entidad concreta y de rea-
lidad*, o m& aun, que d a nocion de identidad se confunde con
la de valor y reclprocammte.
Por otra parte, quiero hacer notar asimismo que este prin-
cipio de la centralidad del valor, juntamente con el principio de
la arbitrariedad del signo, acaban de explicar la necesidad de con-
siderar el universo semiotica mmo ligado indisolublemente a una
funcion social. En efecto, el valor depende de las reglas o conven-
ciones que rigen el sistema, y estas, al no estar fundamentadas en
lazos naturalesentre signiiicante, signo y significado, solo pue-
den ser establecidas por una sociedad que las sanciona: nla co!~c-
tividad es necesaria para establecer los valores, la unica razon de
los cuales reside en el uso y el consentimiento general; el indiv:.
duo por sl solo es incapaz de fijar ninguno de ellos.
Quiero afiadir todavia que la semantica y la semiologia de
orientacion saussuriana han intentado en los ultimos afios, carac-
terizados por una gran actividad semiologica que como vemos
hace pensar en un pre-paradigma en el sentido de Kuhn, sustraer-
se a este camino necesario, un poco callejon sin salida, de es-
t~cturaciondel lbxico. Asi, Greimas, por ejemplo, postula el ca-
racter autonomo del universo de significaciones y asigna a la M-
mhntica la tarea de describir la estructuracion de este universo
inmanente de la significacion. Mds o menos de igual manera pien-
san en la URSS Melchuck, Apresjan y otros. Y tambien los se-
rniotistas de Tartu. Por ello considero esta posibilidad como el
camino de sfntesis de las dos tendencias semioticas vistas hasta
el momento. Este universo inmanente de la significacion se orga-
niza en estructuras de oposicion que tienen un modo de exis-
tencias independiente de su modode presencia, en los actos de
comunicacion. Asl, el universo de la significacion es anterior en
derecho a la manifestacion de sus elementos constitutivos en el
63
discutsor. Este universo trasciende la lengua y los codigos y se
situa en el plano de la pura percepcidn. Por dicho motivo en esta
prspectiva la semantica se conoce... abiertamente como un in-
tento de descripcion del mundo de las cualidades sensibles~.
Yo veo esta semintica general como una autentica teoria del
conocimiento, y la semi6tica pasa a encargarse del estudio del
conjunto de categorlas y sistemas semicos situados en el nivel de
percepcion. Para describir este nivel, la semiotica tiene que par-
tir de un inventario tan extenso y variado como sea posible de
unidades de expresion, con el fin de alcanzar, mcdiante el ana-
lisis, sus rasgos semanticos elementales constitutivos, los semas.
La comparacion enue muchos inventarios procedentes de muchas
culturas, inventarios procedentes de todo tipo de sistemas de sig-
nos o medios de expresion, y no unicamente de las lenguas natu-
rales, para asegurar su universalidad, permitira, tal vez, profun-
dizar el analisis y llegar finalmente a un numero limitado de re-
mar capaces de explicar las lenguas naturales y los restantes sis-
temas de signos. Asi, pues, este cot~juntode semas que serla uni-
versal, primitivo e invariante, pasaria a convertirse en base y
fundamento de cualquier actividad cognoscitiva. Anotemos, de
pasada, de cuan cerca nos hallamos de las concepciones leibnitzia-
nas y lulianas de lengua universal. El final es el comienzo.
65
Estos gozos oe cantaban con iigeras varianm en la ciudad
de Cernera, ya que el d a de hoy, festividad de san Magin, era
fiesta grande en Cervera. Se trataba de una fiesta singular den-
tro de la serie de fiestas de nuestros pueblos y nuestra gente. De
una fiesta especial en nuestro pals. Ademas de las omamenta-
aones de las calles, iluminaciones, oficios sagrados, novena con
canticos, procesiones y otros requisitos de cualquier fiesta de ba-
rrio, pueblo y pueblecito, la de san Magin tenia dos caracteristi-
cas que la hacian distinta: la repremntacion viviente del santo
anacoreta catal4n y la distribucion de agua milagrosa,
No se si se notar6 en la digrafia, peto mientras escribo esto
me siento abrumado por un regusto de tristeza, o, en todo caso,
de rnelancoifa. Estas costumbres, estas invocaciones, las letras, las
musicas, los bailes, estas fiestas son cultura de nuestro pueblo.
Hoy he leMo en el diario la propuesra de un partido para la pr*
sidencia de la Generalitat. El nombre propuesto es el de Josep
Benet, de Cervera precisamente. En los apuntes de este dietario
le mtBn dedicadas las paginas donde hablo de su pueblo y por
tanto de su patron. Pienso en voz alta y esnibo que si Benet
llega a presidente de la Generalitat, procurare que estas tradi-
ciones resuciten, aunque sea pasadas por el tamiz de la moderni-
dad. Volvamos al san Magin de Cervera.
Eso de ver transitar por las calles un santo de carne y hueso
no ocurre todos los &s. ;Imaginemos la excitacion de los ninos
y como deblan saltar al lado del santo que caminaba como ellos,
por el suelo, a grandes zancadas, luciendo una barba espesisima y
un sayal totalmente rojo con capucha y cingulo, una bandera tam-
bien roja y un cayado, rodeado de cintas benditas! No lo tomCis
por una irreverencia, pero la bandera roja de san Magin.. . El que
hada de santo, pasada la fiesta, volvia a enpunar la azada y bc-
rraba de su entorno la efhera aureola de sanudad, hasta el si-
guiente aiio, porque creo que el cargo era pr4cticamente vitali-
cio. k oi eontar a un tio d o cura, interesado desde siempre por
las tradiciones populares de nuestras tierras, de quien be apren-
dido muchas de las antiguas costumbres de nuestra gente, que al
principio la barba del santo era postiza; pero es flcil imaginar los
66
disgustos que debian producirse y el detrimento de su scricdad
de santo, cada v a que el aire le arrancaba el postizo o se lo p
d a de traves, ya que en aquel tiempo no existian los sofisticados
adhesivos que existen ahora. Era Ikreverente. Dicen que mhs ade-
lante la barba fue naniral y asi nadie tenia motivo para que-
jarse.
Tampoco quiero dejar de escribir cuatro lineas sobre la dis-
tribucion del agua. A mediodia volvia a formarse la vistosa co-
mitiva d e los animales engalanados, con el santo catalan cami-
nando delante de todos, solemne, bajo la misma envoltura de teia
roja. Con unos botijos de cobre los administradores del agua ben-
dita iban por las casas ofreciendo un trago a cambio de una li-
mosna voluntaria. Asi calle tras calle. Y la daban a los enfermos.
Cuando el botijo se vaciaba, se volvia a llenar de agua de unos
eantaros que permanecian ocultos en un bosque de boj que habia
en las afwras del pueblo, semejantes, segun decian. a huevos in-
veroslmiles de nidos fanthsticos. Por las calles, los botijos pasa-
ban de una mano a otra y todo el mundo bebia lo que le daba
la gana, con la esperanza de evitar las enfermedades futuras. Se-
gun mi tio, en sus tiempos mas esplendorosos la fiesta de san Ma-
gin contaba con formidables batallas de moros y cristianos. Y 4,
que tiene unos sesenta anos, dice que de pequeiio habia vivido
este dia, en Orvera. el bull de rams i coques en la Plaza Mayor,
peto que cada ano era mas pobre hasta que pricticamente desapa-
, recio. Hoy es un dia de Gesta y todavfa se celebra la procesion
m y la distribucion de agua.
I Se fiiti-a la tarde por el tamiz del siiencio. Un crepusculo to-
davia lejano manifiesta su presencia totalmente despojado d e luna.
Puedo olr el silencio y lo escucho, Estoy solo. Dejare hablar al
tiempo y se me llevara hacia abajo. dia adentro, hasta encontrar
la hermana noche. V w sus reflejos cada vez m6s cera. De todos
modos, pienso que la vida todavia es de dia y tu estds en el c r e
pusculo sentada en algun silencio. Es verdad que la costumbre
me ha llevado .a ver el tiempo endulzado por las miradas amigas
de tantos compafietos que no quieren perder la esperanza. Cada
vez con mayor rapidez, la owuridad gana cspacio en la habita-
ci6n en la que trabajo. Ls ventana, sin embargo, me muestra que
en lo alto del cielo apenas si hay cuatro estrellas. Veo Venus a
un lado del horizonte. Y creo adivinar el rojo esplandor de Mar
te. Y precisamente cncima de mi cabeza, Jupiter mayestitico.
Pronto ser6 la hora de cenar, y pienso hacerlo en la calle, miran-
do al cielo. Recitad internamente Ins antiguas lecciones de astrc-
nonua que contienen las reglas de oro para entender los mensajes
de la noche y de la vida. Por hoy ya basta, casi no me veo. Qu6
placer, no obstante,. escribir en este momento del presente tan
parecido al pasado. De nino, Uegado rl crepusculo, me escapaba
frecuentemente de la escuela para ver la puesta de so1 y sintonizar
un ratito con la naturaleza. Ahora me acuerdo dc elio, mientras
el d a porfia en seguir viviendo. Y la memoria me dice que el
tiempo j a d s se detiene y que nunca puedes dado por muerto.
70
analoglaa basadas a la vez en 1. y 2., ya que. de hecho, la d c r
gia sustancial implica la formal, ai bien no se cumple la p m p
sicion inversa. Una analogfa baaada en 1. y 2. es una homdogk
y un caso particular de homologla es el de la metufora. La seme-
janza de h a s geom&ricas es un excelente ejemplo de homcr
loda.
Detenglmonos, ahora, en algunos aspectos homologicos de la
produccion material y iingulstica. Algun semidtico, como Rossi-
Landi, mantiene la tesis de que la nocion de artefacto se aplica
tambdn al lenguaje. M4s aun, clasi6ca los artefactos en materiales
y linguisticos. Entre los artefactos materiales, los de carpinteria,
zapatos, bicicletas o aut6matas; y entre los artefactos IingiXsticos,
las palabras, los enunciados o los disniraos. A Rossi-Landi esta
homologia le Ueva a formular una serie de observaciones:
i
d) Lss operaciones sociales que rigen los dos tipos de p r o
d u a 6 n esten en correspondencia. El nino penetra en el mundo
de los artefactos linguisticos mediante un ptcceso parecido al que
le introduce en el mundo de los artefactos materiales.
71
cual distingue los siguientes niveles, homologicamente vdlidw pars
mbos tipos de produccibn: a) Nivd de los preelaborados: carsc-
terlsticas pertinentes (f6iicas) y materiales fisicos existentes en
La mturaleza y distinciones introducidas entre ellos. 6) De los se-
mielaborados basicos: fonemas, morfemas, modiicaciones en ma-
teriales flsims que formath parte de objetos del nivel superior
(cabeza del martillo). c) De los elementos completos y separables,
como palabras, frases hechas, sintagmas y, respectivamente, los
elementos constitutivos de los utensilios (cabeza y mango del mar-
tillo). d) De los instrumentos utilirubles: los enunciados, las fra-
ses y, pot otra parte, los instrumentos simples aptos pars su uti.
lizacibn en el trabajo (martillo, cepillo de carpintero, zapatos. ..).
e) Dt los conjuntos de instrumentos: enunciados compuestos. Ves-
tido completo (pantalones, chaqueta y chaleco, por ejemplo). f) De
mcanismo: silogismos, razonamientos y todo tipo de relaciones
deductivas, inductivas... Es decir, gmpos organizados de enun-
ciados con un 6n,une 16gica interna. Respectivamente, maquinas,
es decir, artefactos compuestos y organizados para cienos fi-
nes, cspnces de trabajar de manera uniforme sin que sea funda-
mental ni el lugar ni la persana que los utiiiza, tales como los
telares, la bicicleta, la mequina de escribir, etc. g) Mecanismo
complejo y outosuficiente: discursos, libros.. . Es el nivel corres-
pondiente al trabajo que estoy elaborando ahora. Aqul todo esta
organizado. Tenemos en cuenta complejos conjuntos de fines que
v a r h mucho de un caso a otro y que pueden tener diferentes
aplicaciones. Un artefacto como una calculadora. h ) Mecanismo
total: cbdigos completos y autosuficientes, modelos del compor-
tamiento interpersonal, mdquinas automiticas autorreguladoras, a-
paces de sustituir completamente al hombre. i) De la produc-
ddn globd: toda la produccion linguistica o material de una c o
munidad.
Tal vez me he entretenido excesivamente en la presentacion
de este ejemplo de homologia, pero hay que pensar que, en la
medida en que sea vilido, serd posible aplicar al lenguaje la
terminologia y el marcu concepmal utilizados en el estudio del
ttabajo en general de la produai6n amaterial~.Veremos, en tal
caso, los fenomenos lingulstim en funcion dei prcceso laboral,
del objeto del trabajo, de la materia prima, de los medios de tra-
bajo, de los trabajadores, del capital, de los bancos, etc., linguis-
ticos. Se trata de utilizar, en ei campo del lenguaje, lo que ya
sabemos del trabajo, en thninos generales. y de la produccion
material.
76
valor de la simulacion: creemos que nada puede sustituir el es-
tudio de las cosas reales.
Precisemos ligeramente el concepto de simulacion: diremos
que un objeto m E A U C simula un objeto n, solamente en
los casos en que: 1. m es analogo (por contagio) de n, y 2. esta
analogia es valida para elementos de N dominados por m. Si m
simula n, lo simbolizamos con m S R. S, naturalmente, es una re-
lacion biiaria en U, que lleva de dominio A U C. y de recomdo U.
Propiedades de la simulacion: 1. reflexiua: porque malquier
objeto es un simulador de sl mismo. En realidad, es su mejor
imitacion. 2. simetrica: el original imita el simulador. 5. transiti-
va: la imitacion, en este sentido, es contagiosa. ia simulacion, al
ser 1, 2 v 3, es una relacion de equivalencia, y, por consiguiente,
una relacion mis fuerte que la analogia. Es una concrecion de
la analogia.
De amerdo con la definicion dada, habr6 estas clases de si-
muladores:
83
gundo. La velocidad de propagaci6n de las radiaciones luminosas
es de ttesaentw mil kilometros pot segundo y el ojo humano las
ve a frecuencias del orden de los mil billones de ciclos por se.
gundo.
Fijemonos tambien en c6mo la clase y la complejidad de los
instrumentos utilizados en tanto que extensi611 de las funciones
del ojo y del ofdo nos indican la cantidad de informacion que
ambos sistemas manipulan. La radio es mucho mas sencilla y se
desatroU6 como invento antes que la teievisi6n. Incluso actual-
mente, con el refinamiento que caracteriza las tecnicas de exten.
si6n de los sentidos humanos, existe una cierta diferencia entre
los resultados obtenidos en la reproduccion del sonido y de la
vision.
La mayor patte de la informacion que recibimos en nuestros
contu S interpersonales nos llega a traves de estos dos recepto-
. ...-
cuando el nino comienza a moverse, el sentido del tacto es su
guia. Explora las superficies y encuentra unas resistentes y otras
blandas. Percibe el calor y el frio y los objetos asperos y suaves.
Muy pronto relaciona la experiencia visual con la thctil. Esta cone-
xion significa un paso mhs en su concepcion del mundo. Vincula
su separacion de los objetos entre d. Ademas, a1 ver una mesa
sabe que es consistente. Mas adelante data otro paso y aprendera
el simbolo, la palabra, <mesa. El proceso va del tacto a la pa-
-
labra.
Es muy cierto que mediante el tacto aprendemos lo que po-
demos tocar y lo que no. Los obietos, las restantes personas y
nuestro propio cuerpo. Tambien es cierto que nos enfrentamos
a uno de los puntos que constituyen la frontera entre la naturaleza
y la cultura. La naturaleza nos dicen que no podemos tocar,
por ejemplo, las brasas; a sus aojosn todas las partes del cuerpo
son susceptibles de ser tocadas, pero es evidente que la cultura
introduce su red de reglas. Desde muy pronto, en la infancia,
surgen los roles de maeho y hembra como reglas que establecen
que partes de la piel pueden exhibirse y cuales no. Que partes
del cuerpo pueden tocarse. en que circunstancias y por quien.
Nuestra sociedad es extremadamente represora en lo que se.refie-
re al sentido del tacto.
Hay cosas que no pueden decirse. Cosas que no pueden ver^
se. Tambien, muy especialmente, hay muchas cosas que no pue-
den tocarse, comenzando por nuestro propio euerpo. Debemos
pedir la libertad de expresion, si por expresion entendemos cual-
quier mensaje que entre por uno de los canales de recepcion, para
todos los sentidos. Tenemos que poder decir lo que queremos,
pero tambien tenemos que romper con muchos de los tabues que
se refieren a la expresion no verbal.
Necesitamos una democracia del tacto. Y esto no es una fra.
se. Con frecuencia pensamos en terminos de una estetica de la
imagen o de la palabra, estCticas visuales y auditivas. Vinculamos
el concepto de belleza a las irnigenes o a los sonidos, pero, ami-
go lector, {no compartes conmigo la idea de que existe una belleza
viva y dlida experimentada a traves del tacto mucho m& pofunda
que la belleza captada a traves de la vista?
En alguna ocasi6n me he puesto a descrihii una situacion de
encuentro intimo de dos personas. La verdad es que en tal caso
debemos hacer intervenir todos los sentidos, porque a una dis-
tancia intima todos estan presentes y tal vez, incluso, los menos
significativos sean los verbales. Asi es. Una situacion. Una mu-
chacha, Elena, me dice: niNo te vayas! jNo te vayas! ;No me
. dejes! iAbrazame, abrazame fuerte!*, mientras me coge fuerte-
mente. Prosigamos m n la situacion, reflexionando sobre cada
uno de los matices de los signos no verbales. La abrazo de nuevo
y Elena se me hace diminuta junto a mi pecho, diminuta y mi-
mosa. Balbucea alguna palabra que no alcanzo B entender y se
desvanece entre suspiros. Comienza a fundirse en una maravillosa
paz y mientras se funde entre las vinas y los caminos del re
cuerdo se me antoja infinitamente deseable. Fuera, llega la n*
che y regresa la Uuvia. En mi pueblo la hierba es joven como la
llama del sol. Todas las venas de Elena parecen abrasadas por un
deseo intenso, pero impregnado de ternura. Deseo de ella, de su
blandura, de sus ojos cerrados, de su pecho con el pezon m&
oscuro que jamas habia visto, de la penetrante belleza que teniu
en sus brazos y que me redescubria el espacio. Su cuerpo es mi
espacio, mi espacio de mmunicacian, y a la vez es el universo
entero. De la manera m4s natural, suavemente, con la mano con
que toco todas estas cosas como si fuesen sagradas, con la misma
mano que escribe y come, mano animada y tierna hecha de de-
seos, le acaricio dulcemente la espalda y la mano se adentra .por
i
el camino de la deliciosa calidez de las nalgas y cada vez me
acerco mis a lo que hay de mds vivo en ella.
!Belleza del tacto! Universo de sensaciones. Comunicacion.
Belleza. Goce. Los dos somos un deseo. Nos dejamos arrastrar.
Siento que mi pene se alza empujundola con una fuena sorpren-
dente. Elena se estremece y temblorosa lo coge con las manos
como una cosa sagrada y mezcla sollozos, manos, lengua y meji-
Uas, y apenas noto el roce suave de sus cabellos. Finalmente se
deja ir. Sonrie. Sus ojos dicen, aunque no hablen. No hay distan-
cias y ambos llenamos un espacio. iBeUeza del tacto! Se estremece
nuevamente ante mi poderosa e inexorable entrada en su interior.
Comunicaci6n. Universo de signos, de sensaciones. Estoy dentro
de su cuerpo dulcemente abierto. Todos los caminos estan hechos
de ternura y ella se abandona y yo creo que es como el mar,
olas que suben y crecen con fuerra extraordinaria y todo son pro-
iundidades y movimientos. El mar es como su cuerpo. Y llegado
el momento de la consumacion ella se desvanece, deja de ser, es
toda.
En el exterior liueve. Es noviembre y las calles estan desola-
das a esta hora. Nos damos cuenta de que el acto ha sido totel-
mente placentero. En nuestros cuerpos caminos de ternura nos
aportan pequenos descubrimientos, en la espalda, en las caderas,
en los muslos. El roce de mi barba sobre su pecho. Intercambia-
mos unas palabras. Pocas. Respiramos. Con los dedos le toco el
@n y le digo, sin poder detenerme, que tiene un pecho muy
parecido al de Ana Belkn. Sf, se lo digo con un gesto como de
chiquillo que ha vencido la timidez. Se rie y me abraza con
fuerza mientras mi pene desfalleciente se retira de manera tierna
pero ignorada despues del furioso ataque de toda su potencia.
Ella, de todos modos, se da menta y de manera inconsciente es-
boza unos movimientos que yo interpreto como prueba de que
quiere retenerme. Es la segunda parte del proceso. !Todo ha sido
tan perfecto! !Belleza del tacto! Ahora me coge el pene y parece
maravillarse de su fragilidad. Dice: Querido, querido.* Yo no
digo nada, me limito a besarla dulcemente. Todavia seguimos en-
cajados. Dice que me quiere y me pregunta cuando volvere. Mis
manos vagan por los caminos de su cuerpo. Caminos de belleza,
caminos infantiles. Redescubrimiento del tacto. Sus ojos son vivos
y armonizaran con el vestido azul.
Pienso en la comunicacion thctil. E n todo el alud de reco-
mendaciones y prohibiciones que comenzaron a los cinco o seis
anos: aEso no se toca, tocarse esta feo, tocar es pecado. No al
tacto. Cuantos mandamientos empiezan por jno tocarls! P.. .
102
capaz de hacer puedan ser verificadas, pasen la prueba de la cx-
periencia. Un niRo forma parte de une comunidad cuando sabe
que hay que dar respuesta a una pregunta, que la realizacion
de una orden depende de quien la da y que no todo el mundo
puede prometerlo todo. Sabe que hay unos lugares pata sentarse
en la escuela y en la iglesia y sabe tarnbiPn que hay unas partes
del cuerpo que no se tocan. Que se come en un lugar, en comu-
nidad, y que el pipi se hace en otro, y a solas. Todo lo que sabe
es su cultura. Es su competencia commicativa. Es cierto que pue-
de hallarse en alguna situacion en la que no sepa como actuar,
pero eso entra dentro de las excepciones.
Las reflexiones que acabo de formular creo que pueden ser-
vir para ver claramente los vinculos que existen entre cultura y
comunicacion. Es evidente que cultura y comunicacion no son
dos cosas identicas sino mis bien complementarias. La c o m d -
cacion es la actualizacion de la cultura, En terminos epistemo-
logicos diriamos que cuando hablamos de cultura nos situamos
a un nivel de modelo, a un nivel teorico, y cuando nos referimos
I
a comunicacion tocamos la realidad. Una msa cs el conocimiento
!
interiorizado, la competencia, y otra la actualizacion de este co-
i nwmiento. Son conceptos intertelacionados. En el seno de une
comunidad, no existe cultura sin comunicacion ni comunicacion
sin cultura. Es por dicho motivo que definia la cultura mmo un
espacio de comunicacion.
El estudio d e la comunicacion y de la cultura tiene una larga
tradicion, pero es muy cierto que solo en los ultimos afios se ha
comenzado a enfocarlo de manera sistemritics. Antes comunicacion
y cultura eran sinonimos de comunicacion y cultura verbales. Y
signo o simbolo eran signo linguistico o sfmbolo verbal. O sea,
el unico canal d e comunicacion estudiable eran el auditivo y el
visual. Hoy, al menos tal como lo enfocamos nosotros, la comu-
nicacion se da e travPs de diferentes canales y con frecuencia de
i
manera simultanea. La comunicacion es mucho mas de lo que +
pasa en un canai. No podemos investigar la comunicacion aislan-
do y mensurando un canal, el acustico, o sea el de enviar y reci-
bir sonidos. Tal como nosotros hemos considerado la comunica-
cion, parece que es un sistema que ut&a los canales de todas las
modalidades sensoriales, todos los m& operatorios. A partir
de ahi, la comunicacion es un p m m o constante que utiliza dife-
rentes canales y sus combinaciones adecuadas a la situacion con-
creta. Un esquema muy rudimentario podria ser el siguiente:
Tiempo TI Tz T, TI ......T .
Canal1 All Al1 A', A1,......Al.
Canal 2 A'I A22 AS A14......A2,
Canal 3 A$ A32 A3 A',. ....
1. Movimientos corporales
2. Caracteristicas fisicas
3. Comunicacion por el tacto
4. Elementos paralingiiisticos
5. El espacio y el tiempo
6. Objetos personales
7. Objetos del entorno o exteriores
8. Elementos lingiiisticos.
108
en el terreno del gesto va mes alle de lo individual, es decir,
aquello que ea atribuible a la cultura. Es pmiso valorar el m-
texto, ya que la signiii~~aon de un gesto viene && por sus uaoa,
por los contextos en que se u&. Y tambikn conviene, s o b ~
todo, resolver el problema de si existen unidades discretas con
carkter signiucntivo en el acontinuo~fisico de los movimientos
del cuerpo.
Repito, la elaboracion de una cinesis, de una semiotica del p.
to, no es une tarea fkil, porque en el momento de iniciarla nos
encontramos con unos problemas memdologims tan graves como
los que vienen dados por las preguntas: observat?, (que
conviene observar?, lqut es significativo y que no lo es en el
comportamiento gestual?, describir las observaciones y for-
mular las explicaciones? La cinesis este en ciernes.
No obstante, si queremos seguir adelante tenemos que resol-
ver el problema del di..rso cinesim, lo que equivale a elaborar
un ininimo codigo de transcripcion simbolica del movimiento mr-
poral. Eso significa: o) Establcmr una lista, alhbeto o vocabula-
rio de sImbolos a utilizar tales que, con ellos, se pueda expresar
cualquier movimiento. 6) La lista ha de ser finita. c) Las unida-
des tienen que ser disaetas. d) Se precisa una wrrespondencia bi-
univaia entre dmbolos de unidades y unidades de mouicidad
corporal. e) Conviene explicar la combiatoria de los slrnbolos
para que Las secuencias correspondan a movimientos complejos.
Naturalmente, el hecho de que el codigo establecido de acuerdo
con estas condiciones sea practico, es decir, fdcilmente utilizable,
depende de las aplicaciones a que se dedique. En realidad, la ma-
yoria de las notacionea propuestas hasta el momento difkilmen-
te cumplen las condiciones anteriores; con frecuencia las desctip
ciones se limitan a traduch el gesto y el movimiento a al& pro-
cedimiento de transcripcion iconica ya existente, como el film, el
dibujo o el grffiw.
Dentro de los esfuenos para Uegar a una traduccion s i m b
lica de los movimientos corporales, los intentos mes afortunados
se han orientado hacia una aplicacion de los p t o d i i e n t o s y de
los modelos de la linguistica estructural. Son conocidos los tra-
bajos de R. Birdwhisteli. Conviene decir que la utuizmon de mo-
delos lingulsricos cuenta con razones d s que fundadas. Aparte
del papel del lenguaje en tanto que sistema traductor de todoa
los nstantes sistemas, no olvidemos la importancia dd habla en
el comportnmiento i n t u p e r a o d y, en au conjunto, el hecho de
que el origen de las investigaciones dc Birdwhisteii cn el cam-
po de la cinesis procede del dominio que d b a uiingulstica
antropologicaw, es de&, la explicacion de problemas lingulsticos
descubiertos en investiganones antropologicas de campo. Mds aun,
la adopcion del modelo linguistico posee una raz6n interna: la
existencia de una supuesta analogia entre las estructuras que la
lingiilstica ha puesto de relieve pata explicar el funcionamiento
del lenguaje y el comportamiento corporal. S i embargo, este
analogia y, en putte, dependencia de la cinesis, asf como tambih
de le proxCmica, respecto a la linguistica, tiene algunos limites
que el propio BitdwhisteU ha senalado.
La mis importante de estas limitaciones es la de establecer
Las unidades bhsicas, cuya combinacion permita expresiones vir-
tualmente infinitas, de muerdo con un c6digo. es decir, con unas
te& de funcionamiento. Somos muy conscientes de que en el
caso del lenguaje natural existe un numero h i t o de unidades
&-ente deiimitadas, discretas y convencionales que con su
combinatoria permiten formular cualquier frase, en numero vit-
tualmente infinito. El hecho de que poseamos unidades discretas
y arbitrarias, en n k x u finito y dadas 'nealmcnte, pcrmite dar
un tratamiuito formal al lenguaje a la vez que aplicatle todo el
rigor de que le ha dotado el gran desarroiio de la logica. Por
otra parte, yo pienso que la logica se ha desarrollado de manera
tan considereble precisamente por las posibilidades que le ofrecie
el lenguaje ordinario; al 6n y al cabo el lenguaje de la logica no
es m6s que un sistema engendrado a partir del lenguaje natural.
El d e s m l l o de la logica ha posibilitado la formulacion de teodas
lingulsticas cada vez m& sousticadas, pero creo quc no hay la me-
nor duda de que esto es muy natural porque la logica es una
prolongacion del lenguaje.
En cuanto a la aplicacion de los modelos lingufsticos a otros
dmbitoe, wmo puede ser el dominio del gesto, el problema es
ouo, y, como hemos ido viendo a lo largo de este ensayo. no
deja de tener un gran interCs epistemologico. Repitamos que exis-
ten dos razones fundamentales que abonan el uso de modelos lin-
guistico~,una debida al papel central del lenguaje, juntamente
con el gesto, y en el discurso teorico por encima del gesto, en
la mmunicacion interpersonal, y otra al tambien importante pa-
pel que desempena la unguistica como ciencia social mds des-
arrollada. Digamos, por tanto, que existen razones metodologicns
y razones epistemologicas que justifican el uso de modelos lin-
giitsticos no unicamente en cinesis sino tambiui en semiotica ge-
neral.
Partimos de la base de que nuestro cuerpo es capaz de pro-
ducir millares de movimientos por segundo. Ahora bien, p n
quC criterio puede dividir el investigador estos movimientos en
unidades pertinentes para que constituyan la base de una estruc-
tura que determina la signi6cacian del conjunto de los rnovimien-
tos? NO todos los movimientos registrables y perceptibles tienen
este caracter de unidades. Como producto de la intemddn social
sistemdtica, el sistema cinesico es un sistema social. Sin embar-
go, del abanico de movimientos musculares que realiza una per-
sona, s610 utilizamos unos pocos con &es comunimtivos, de tal
manera que si la unidad minima de gesto es el cine,nadie tea-
liza un cine de la misma manera que, a excepcion de unos casos
especiales, nadie emite un fonema aishdo. El cine, en la heme
logia entre sistemas que establece Birdwhistell. corresponde al fe
nema. Observamos que en tal caso el problema consistir6 en o b
tener un alfabeto de cines y establecer mas adelante la combina-
toria de cines para formar secuencias, que ya son movimientos
del cuerpo de mayor o menor complejidad. Al igual que en el
caso del lenguaje, la descripcion ir6 del cine, gesto mlnirno, has-
ta el texto gestual. Un texto gestual completo puede ser, por ciem-
plo, una danza. De hecho, una descripcion rigurosa de una dan-
za s61o puede hacerse en t-os de cinesis.
A la hora de definir el cine se ha hecho, siempre de acuerdo
con el modelo ungulstico, como unidad distintiva, es decir. que
111
el cine no tiene significacion por si mismo, sino que, al igual que
en el caso del fonema, su sustitucion altera la signiucacion de la
expresion. Scgun mi punto de vista, un cine es una abstraccion
que corresponde d representante canonico de una dase de movi-
mientos en cuyo seno se ha establecido una relacion de equivalen-
cia. Evidentemeate, el conjunto de cines seria el conjunto ca-
ciente del canjunto de movimientos corporales mfnimos para une
rtlscion de equivalencia gestuai. Es decir, dadas las secuencias
113
&tivos: dabios cerrad os^, aboca abierta. ... Hay que anadir
dos cinemas del movimiuito de lss mandIbulas y dos d d de las
mejillas. No quiero dejar de h a m notar que B i i h i s t e l l insiste
en el hecho de que a t a enumeracion, que he ttmmito como pura
antodota histdrica del problema epistemoldgim de transcripcion
del denguajen gstual, no pasa de ser una aproximacion y, por
tanto, no puede ser considerada exhaustiva ni deunitiva. En su
opinion, especialmente en lo que hace referencia al Qrea de la
boca, es totalmente provisional.
Mi sorpresa ante la lectura de los textos de este autor es la
ausencia de cualquier refe~nciaa los movimientos oculares, que
creo que tienen una importancia decisiva en la codguracion de
las expresiones faciales. Los ojos tienen una gran impcrtancia en
la comunicacion interpemonal. Y eso lo saben perfectamente los
novelistas, que con frecuencia se limitan a citar los ojos como
muestra de gesto d a d o r de un estado de dnimo. Dicen de eilos
que eran &dos y tiernos, maraviliosamente culidos y bondado-
sos. Que tradumn un gran aplomo. Ojos que se encuentran, y
que cara a cara hablan de aquellas cosas que les palabras no al-
canzan a decir. El contacto visual es lo que nos hace real y di-
rectamente conscientes de la presencia del otro como persona,
con conciencia e intenciones propias. (Verdad, amigo lector, que
cuando los ojos se encuentran percibes una clase especial de com-
prension que tal vez no eres capaz de explicar?
Sigamos con los ojos. Debo confesar que siempre he sentido
pasion por los ojos, por aquello que tiene de tacto la mirada. Si,
mirar es tocar un poco, y mirar fijamente a una persona, ponerle
los ojos encima de los ojos, es como entrar desde lejos en su in-
timidad. Es penetrarla de alguna manera. Por esto solo conse-
guimos mantener la mirada durante unos instantes, mas o menos
prolongados segun las culturas. La capacidad amenazadora de la
mirada fija ha sido reconocida a travks de toda la historia de la
humanidmd, y son frecuentes, en diferentes culturas, leyendas en
torno al *mal de ojo., la mirada que causa dnno a quien la re-
cibe. (A quC se debe d tabu de la mirada fija? Es evidente que
se trata de una herencia cultural, ya que el tiempo de msnteni-
114
miento de la mirada estl relacionado con la expresion de las emc-
dones. El gm& permisible vatia de una d t u r a a otra! y. en tc-
das ellas el contacto ocular favorece e intensifica la intimidad,
expresa y estimula las emociones y es un elemento fundamental
en le exploracion sexual. En todas las d t u r a s se reprime la mi-
rada de ciertas cosas y se controle rigurosfsimamente d tiempo
de contacto visual. Insisto una v a mas en la relacion que existe
entre mirar y tocar. En cierto modo, e menudo tampoco se puede
mirar lo que no se puede tocar.
El tiempo de contecm ocular es un problema que pertenece
fundamentalmente a la pmxCmica antes que a la cinesis. Y asi
podemos comparar culturas e incluso dentro de una misma a l -
tura observar diferentes dialectos. Creo que entre el catalan occi-
dental y el oriental existen unas diferencias en dicho sentido. La
gente de tierra edentm mira de otra manera, y yo tengo la im-
presion de que mantiene por mhs tiempo la mirada que le gente
de ciudad. No quiero dejar de seiiaiar que el mantenimiento del
contacto ocular puede ser signo de status. El medico puede mirar
fijamente a la enfermera, pero Csta debe mantener la distancia
ocular con d medico. Este posee un status superior. El profesor
puede mirar mds al estudiante que el estudiante al profesor, y en
nuestra sociedad, machista, mds el hombre a la mujer que la mu-
jer al hombre. Muy pronto el niiio aprende, de manera semiin-
consciente, que no ha de mantener la mirada de las demh perso.
nas, que existen unos tiempos, los cuales es posible que algun
dia Ueguen a tabularse y distribuirse por culmas -hoy tcdavia
nc- en sentido de status, vinculo de afecto, amistad, dependen-
cia, de sexo...
Si embargo, sabemos pocas cosas de los ojos en la perspc.
tiva mmunicativa. Nos consta su importancia. La vemos refle-
jada, incluso, en las novelas y, en general, en la obra artistica.
Con los ojos damos nuestro asentimiento al contacto social. La
significacion que posee este gesto en la convivencia humana, como
medio silencioso de comunicadn, lo verificamos en el hecho de
que las mujeres dediquen tanta ate?cion a sus pestanas y a los
ojos. Se los pintan. En otras culturas lo hacen los hombres, y en
ocasiones hombres y mujeres. Las poetas hablan del centelleo de
unos ojos y, en cambio. buscaremos inutilmente que se los cite
en obras sobre mfmica y sobre todo en trabajos de fundamentos
de Qnesis.
No cabe duda de que el comportamiento ocular es la forma
m& sutil del lenguaje corporal. La cultura, como competencia,
mmo programa o sistema de programas, nos dice que hacer con
los ojos y que esperar de las miradas de los demiis. Se trata de
unos conocimientos muy interiorizados y que son cultura. Ademas,
con 1- ojos regulamos la conversacion. Al principio de este en-
sayo hemos visto que los ojos dan los turnos del habla. Y, sobre
todo, parece que la mirada esta directamente relacionada con la
experiencia del agrado, de agradar. Cuando a una persona le gus-
ts otra, es probable que la mire con mayor frecuencia y durante
mas tiempo. La persona receptora lo descubrir8. inmediatamente.
Yo he vivido esta experiencia muchas veces. Segun la atraccion,
reamionard de diferentes mancras. Tambien cuenta la palabra,
la cara, la entonacion, el contacto fisico ... Pero no cabe duda de
que a todos nosotros nos resulta mucho mas fhcil decirle e otro
ume gustas mucho, con cl cuerpo, sobre todo con los ojos, que
con palabras. Al cabo de unos instantes de conocer a una persona,
con los ojos ya puedo decirle que me gusta y ella lo entiende,
pero no puedo decirselo de palabra. Con los ojos la puedo tocar,
y le gusta, pero no con las manos. Es un problema de tiempo,
de proxemica. Para cada situacion ha= falta un tiempo psicolu-
gico y el quc se necesita para la palabra es m4s prolongado que
d que se pmisa para la mirada. Con los ojos le digo a una chica,
a una alumna, que me gusta, por ejemplo, y nunca se lo did
verbalmente en plena clase. Supongo quc estaremos de acuerdo
en que, al mirar, la accion va mucho mas alla de lo que podemos
ver. Miramos para saber y para camunicar. Miramos porque que-
remos mirar y porque sentimos la necesidad de ser mirados. En
ocasiones mirar es como gritar y la mirada tiene un regusto de
necesidad de conocimiento peto tambien de angustia.
Queremos mirm porque queremos decir. Miramos lo que no
podemos decir. Mirar es tocar sin tacto. p 3 m o mira nuestra gen-
116
te? Sabemos como habla. Como hablan en Urida, en Toaosa o
en Ciudad de Mallorca. Pero, los gestos que acompanan su
habla?
Los cinemas, que como hemos dicho serian unas unidades mas
o menos correspondientes a los fonemas del lenguaje verbal, se
aislan por un proceso de anSilisis parecido al linguistico: mediante
el mCtodo de conmutacion, segun el cual la presencia o la ausen-
d a o la sustitucion de uno de estos movimientos basicos es con-
siderada por los observadores como modificador del significado
del conjunto de los movimientos o expresiones que le son prc-
sentados, en films o fotografias. Eso no supone, clan, esra, que
estos observadores esten de acuerdo a m c a del significado o el
cambio de significacion que representa cada uno de estos cinemas,
cosa que, como es natural, significa la limitacion mas importante
al valar de estas investigaciones sobre las unidades basicas de los
movimientos corporales.
Logicamente, este intento de aplicar los modelos linguisticos
no se cierra con la presentacion de las unidades gestuales, sino
que habrta que decir mas bien que es aqui donde empieza. Cuan-
do se tienen bien establecidas las unidades y 16s cinemas, se ha
de ir a elaborar una sintaxis. es decir, una combinatoria gestual.
Una <gramaticas del gesto. como hacerlo? Quienes lo han
intentado han partido siempre de los modelos ofrccidos por la
linguistica estnictural americana, y eso supone ubviamente un gran
condicionamiento. Cuidado, no quiero decir que su esfuem, un
gran esfuerzo, resulte inutil, no, pero tampoco quiero dejar de
decir que a la unica cosa que podia conducir es a una especie de
bothica del gesto, de taxonomia gestual, en la que una v a en-
contrada la tabla de los cinemas siguiendo cl modelo linguistico
se camina hacia los cinemorfemas, es decir, hacia una sintaxis de
los movimientos del cuerpo que nunca se ha llegado a elaborar.
El cinemorfema, homologo del morfema linguistico, es una se:
cuencia de cinemas. Asi, es posible que entornar un ojo no sig-
nifique nada, pero, combinado con una contraccion de los muscu-
117
los nasales y de la boca, es hacer un guino, cosa que si tiene
un significado concreto. El guino es un cinemorfema, cadena de
cinemas o cines.
Ante ejemplos como este del guino, o un corte de mangas,
...
o el de hacerse el harakiri parece que la aplicacion de los mo-
delos 1inpiiIsticos es viable y que puede ser llevada haaa delante
con resultados previsiblemente positivos de cara a establecer una
autentica gramdtica corporal. De todos modos, muy pronto co-
mienzan a aparecer unos problemas de diffcil solucion. Asi, por
qernplo, si en lugar de considerar la combinacion de cinemas de
una misma Prea cotporal tratamos de explicar la combinacion de
diferentes zonas del cuerpo, por ejemplo cinernas faciales y ma-
nuales, &m0 analizamos las secuencias? En estos casos de mo-
vimientos mezclados, Birdwhistd habla de ucinemorfemas com.
plejosr>.
No cabe duda de que nos encontramos en los proleg6menos
de una ciencia del gesto, la cinesis. No se ha resuelto totalmente
el problema de las unidades basicas, los cinemas, cuya busqueda
y determinacion constituye la microcinesis, sobre cuya base habrd
que ir elaborando posteriormente unas reglas combinatotias capa-
ces de ofrecer las secuencias gestuales, es decir, elaborar una gra-
matice de los movimientos, que seria la macrocinesis. Es el mo-
delo de la doble articulacion aplicado al comportamiento gestual
o, mejor dicho, al discurso gestual. Conviene decir, sin embargo,
que las investigaciones no han dado resultados positivos y pare-
ce rnh bien que han conducido a poner en duda los planteamien-
tos iniciales y a replantear incluso el papel de la investigacion
cinesica. Creo que no podia ocurrir de otro modo. Sabemos adonde
habfa conducido a la propia linguistica Is utilhacih de modelos
estructuralistas: a elaborar listas mas o menos correctas dc uni-
dndes y de niveles. A segmentar y clasificar los segmentos, y no
olvidemos que esto ya lo hece bastante bien la cinesis, de la mis-
ma maneta que lo hace la lingulstica estructural en el caso del
lenguaje.
Me pregunto, sin embargo, podremos elaborar una
teotia del gesto con modelos no Porque no debemos
olvidar que los modelos esuuchirales no son teoricos; constituyen,
en el mejor de los casos, unas buenas herramientas para una des-
cripcion, y por d o nos hemos referido tantas veces a la botanica.
Pero otra msa muy distinta es pedir explicaciones, relacionar las
descripciones con la facultad de formular predicaones, pasar, en
suma, al concepto de competencia linguistica o gestual. Un m e
delo linguistico que no sea adecuado para describir la compleja
problematica linguistica, que tenga limitaciones bhicas s u f i h -
res para hacerlo inviable a la hora de simular un simple proceso
de interaccion linguistica, no podre aplicarse a un proceso aunque
Cste sea paralelo como el gestual. En todo a s o . acepto que los
modelos de la linguistica estmctural pueden ser utiles al mismo
nivel en el que tan utiles han resultado a la linguistica: la dcs-
cripcion.
Tiendo a pensar que la fundamentacion de la semiotiea es la
base sobre la cual podremos construir una cinesis. Al hablar de
usignificacionrr de un movimiento del cuerpo, m frecuencia so-
mos tan imprecisos que resulta dificil trabajar de una manera
rigurosa. Esta claro que cuanto acabo de decir puede interpretar-
se como ganas de buscarle tres pies al gato de la cinesis; no, en
absoluto, son rellexiones que con frecuencia me formulo sobre el
tratamiento de estas unidades. Antes, a la hora dc definir el cine-
ma, me referia a que la mejor manera de hacerlo era establecien-
do una relacion de equivalencia que permitiera clasificar de una
manera rigurosa los comportamientos gestuales en clases de equi-
valencia, cuyos representantes canonicos salan los cinemas. Per-
fecto. Unos minimos conocimientos de metodologia de la investi-
gacion me dicen que, en cualquier caso, para clasificar correcta-
mente hay que introducir relaciones de equivalencia. Como se por
donde van estos modelos, las he introduado, las introdulro, pero
he utilizado gran numero de conceptos indefinidos hasta el pun-
to de que en cualquier momento se me puede Mmar al pie de la
letra y acusar de poco riguroso.
El conocimiento de la imposibilidad de construir una grami-
tica del gesto obliga, pues, a un replanteamienro -lo hemos per-
cibido en Birdwhistell, que lleva unos siete anos sin publicar-,
y, en la prdctica a un cambio radical. de perspectiva. Ahora no
se trata de conavuir una gtam6tica corno conjunto de reglas com-
biiatorias de unidades anaiizadas a nivel microcinesico, sino de
examliatlas desde otra perspectiva, en el mntexto de la comuni-
cacion humana, para la cual, en ultimo termino habian sido eon-
sideradas significativas las unidades basicas. Al igual que en el
caso del lenguaje, hay que sacar al gesto de su callejon sin salida
y situarlo en la perspectiva mds amplia que ofrece la situacion
de comunicacion interpersonal. Nuncn debemos olvidar que una
gramotica no es unicamente una sintaxis sino tambih una se-
mantica, y una pragmotica. S i sem6ntica y pragmdtica, ligadas
entre si, no existe gramatica. Es evidente que a nivel superficial
parece que el modelo se complica, pero tambien lo es que no po-
demos m l t a r la realidad.
Hay que u a la formulacion de una hipoterica competencia
gestual, como algoritmo de remnocimiento visual, que permita i n ~
terpretar las secuencias gestuales que produce el emisor. De la
misma manera que tenemos interiorhado un conjunto de cono-
cimientos iingulsticos que nos permite producir frases, tenemos
intetiorizado, eu forma de algoritmo, un conjunto de conocimien-
tos gestuales que nos permite mover el cuetpo de una manera com-
prensible. Poseemos una competencia gestual. Tenemos interiori-
zados, y con frecuencia se manifiestan de manera absolutamente
inconsciente, unos programas gestuales. Creo, por consiguiente,
que hay que llevar la investigacion a este nivel, el nivel de la si-
mulacion del mecanismo. Hay que daborar una mdquina gestual.
Es evidente que para llegar a la mdquina gestual se precisan in-
formaciones sobre movimientos, usos, significados, codigos ges-
tudes diferentes ... se necesita, en suma, una clasificacion del
mismo dominio gestud. De todos modos, este es el camino. Del
gesto a la situacion comunicativa, donde se entra en contacto eon
otros elementos de la situacion, como la lengua, el espacio ... Nos
enfrentamos a la semiotica como teoria de las situaciones mmu-
nicativas, como teoria de la cultura. Anteriormente hemos dicho
que la cultura era precisamente esto, sistema de sistemas, pro.
grama de programas, t e d a de la competencia cumunicariva. La
maquina del gesto lleva a la maquina cuiturul.
Pese a todo no quiero deiar de reconocer que la cinesis de
Birdwhistell ha significado uno de los esfuerzos m& importantes
para la comprension del comportamiento no verbal humano, aun-
que sus resultados se hayan manifestado tan limitados. La verdad
es que no podia hacer gran cosa mas. Una disciplina nueva, la
cinesis, necesitaba modelos y, en tanto que antropologo, Birdwhis-
tell utiliza los que tiene mas cerca, los linguisticos, porque los
con- y porque eran los modelos del momento en linguistica.
La trampa en la que cae es doble, y siempre por motivos lin-
guisticos: por una parte ya hemos dicho que los modelos de la
linguistica estructural s610 eran adecuados para elaborar taxone
mias, pero nunca para explicar procesos. Por otra parte, u t h
continuamente mnceptos basicas, como usignificador, en el a m -
po del movimiento corporal, con el mismo sentido que posee en
el lenguaje ordinario. Es decir: aplica al mundo del movimiento
una categorizacion que no es mas que su categorizacion linguistica.
En pocas palabras: hace pasar el movimiento del cuerpo por el
tamiz del lenguaje. hacer otra cosa? Ahi esta el problema.
Punto.
127
no verbai puede anular los esfuerzos de un individuo para disi-
mular que no dice la verdad y, a la vez, proporciona hdices del
engeno. saber a travds de la cara si decimos la verdad. El otro
interrogante se refiere a las diferencias interculturales en la con-
ducta no verbal. Tal vez soy excesivamente esquemhtico si digo
que los dos interrogantes son po[iciu y multinucionul. Detr4s de
ellos, el poder. La dese dominante controla l a codigos. Verbales
y no verbales, y por medio de los segundos el control es m& su-
til. Aqui existe opresion de dase y opresion nacional. Y. como
siempre, las dos van unidas. saber que piensa la gente?
En la profeda de 1984 Orwell ya hablaba de la lectura facial.
Llega a referirse incluso a la *policia facial*. El control no ver-
bal es mas riguroso porque en el del habla, como minimo, pue-
des callar. Es preciso, sin embargo, que aprendamos de trabajos
como el de Ekman, que por el momento solo es un intento de
hacer bothica gestual. Por en medio, no obstante, siempre corre
aquella desazon en forma de pregunta sobre que nos puede reve-
[m, en todos los sentidos de la palabra, el comportamiento no
verbal, que no nos revela la conducta verbal. Debo mnfesar que
esta desazon es la que no me permite comenzar con tranquilidad
la novela que quiero escribir.
Ekman y Friesen articulan su trabajo sobre tres bases, o sea,
que si yo imagino el espacio no verbal como un universo, este
universo tiene tm dimensiones y, por lo tanto, tres coordena-
das: uso, origen y codificacion. El uso este relacionado con los
elementos que habituahente d e a n la emision de un signo na
verbal. Y estos elementos pueden ser:
1. Emblemas
2. Ilustradores
3. Adaptadores
4. Manifestaciones de afecto
5. Reguladores
137
del M c o da uiin imgun de un determinado campo seminuco
de ias emocioncr. Unn cosa m invnlida La otra; muy a l contratio.
conttibupe a su jwtificsaon y ia fundamenta.
Ademda de esta tipolo& emociod, se suelcn distinguir a ni-
vel metodal6gico CUPO ce& de marrifestacion~:intensificado-
res, apaciguadores, neutralixpdores y ocultadores. Estos iiltimos,
caraaerizndos por amndrr, ocultar, enmpscarar, disimular y en-
g&t, han nido objeto & contlnuns investigaciones con la inten-
a6n da explicar el engano, La mentira, desde un punto de vista
facial. El problema: leer en la cara de una persona el va-
lor de umld de rus frases? Es el desafio que han asumido Ekmnn
y au equipo. Suponui que el estado emocional es detectable en
las partea del cuerpo, de m u w a inversa a su importancia en el
proceso de inPt&m6n: L cara, mn los ojos, las manos, las pier-
nas y los pia. En relacion con nuestro maiisis de la clasificacion
de los movimientos corporales, estos estudios sobre la posibilidad
o imposibiilidsd de amentir* con el cuerpo, i r h relacionados con
los criterios de c o n c i d n e intexionnlidad, aplicados a las ma.
nifesteaonea de afecto.
Aiiadamoi, de IMUMintuitiva, que dado que podemos ser
sometidos ni control de La concien&, pueden ser utilizadas inten-
cionalmcnte, pero e. La conducta espontanea el nivel de concien-
cia es bajo, sobre todo en lo que se refiere a las expresiones fa-
ciales, porque es mds ficil saber La cara que ponen los demas
que la que ponanos nosotros mismos. No cabe duda de que nos
damos bestante cuenta del estado de los &m& y, en cambio, so-
mos poco consciente de los movimientos de nuestro propio cuer-
po. S610 algunas persoau son capaces de ejercer un autocontrol
riguroso. Nnturalmmte, eigiriamos esta caractertstica a un buen
nctor teatral. Automnml del cuerpo. Control de todos los rnovi-
mientos. Siempre m& la profunda imptesion que me produjo
ia gente del Living Theam. Llegar n semejante control del pro-
pio cuerpo no es facil. EPbtni urna tecnicas para el autodomi-
nio. Hoy se caton poniendo de mods ya que, de algun modo, sc
cortelmi~mel conuol del cuerpo con el control de la mente.
Control del cuerpo signSica contml de las emociones.
En nisato a la teiaci6n con los signos verbales, parece que
los estados emocionnler pueden manifestmc verbalmente y cor
poralmente de manera simultanea, aunque no siempre necesiten
los movimientos afecrivos el lenguaje verbd. Respxto a le m-
ciencia, es posible que sea conveniente considerarlos en el m -
brd exacto de la &en& y con algunoa elementos inconscientes.
Normalmente, son no intencionales y de retrnPlimentaci6n positiva.
Proporcionan informacion emotiva. 6dificaci6n fundamendmen-
te idnica. Y en lo que se refiere al origen, la configuraci6n expre-
siva de las emociones, respecto a las emociones bdsicas, ea natu-
r d , neurol6gicamente programada y pancultural. En cambio, parece
sobradamente probado que las ireghs de manifestacionn que in-
tensifican, amortiguan, neutralizan y ocultan son fundamental-
mente adquiridas. Por dicho motivo pueden llegar a controlars.
S610 desearla hacer un pequeno apCndice en la perspectiva
de mi obsesion por escribir une novela, y por mnsiguiente crear
un andlogo de la realidad. Si quiero simular la realidad, necesito
todos estos signos, es preciso que se reflejen en el texto. Estd da-
ro que una novela no es la renlidad, pero si es un anaiogo, mis
o mcnos fiel, de ella, convendrsi como minimo que nos planteemos
el hecho de los signo, no verbales. JA conducta facial en general,
y las manifestaciones afectivas en especial, reciben una gran atm-
cion, y por mnsiguiente retroaumentadon cxterna, del otro in-
teractuante en le c o m u n i d 6 n . Es algo que d e h o s tener en
cuenta. Si bien las penonus no nos miramos continuamente a la
cara, ya que eso desencadenarla una serie de procesos, de flirts. de
luchas por el poder, de desconfianza, agresividad, sexo, etcetera,
le a r a recibe, como deciamos antes, mayor atencion visual de le
otra persona que cualquiet pacte del cuerpo, y este es un hecho
que no es po~ibleolvidar.
140
pafiem profesor y todos juntos iormamos una comunidad*. Pido
tambien su gesto de a t e d n y de afecto. Me gusta leer en sus
ojos: *Estamos a tu lado y nos gusta estar asi, te escuchamos,
te das cuenta?, d, d, te ~ P N C ~ % ~ yO tambiei
S sentimos afee.
to por ti., &m08 uoa comunidad y noa entcndemos.~aEstamos
contentos de que seas el mmpanuo profesor., Te cscuchamos.r
Te escucbamos.~UNOSinteresa lo que dices y sabemos que sien-
tes afecto por nosotros., Naturalmente, ninguna de estas frases
llega a pronunciarse, y ni siquiera tenemos conciencia de d a s ,
pcm los gema reflejan situaciones que las podrian rruducir per-
fectamente. 0.al menos, a mi me gustaria que fuera asi. El con-
taao nos convierte en personas. Mediante el contacto, en dase,
soy un ser humano que se pone en contacto con otms seres hu-
mancs. Conviene destacar con vigor esta antropologizacion del
contacto porque con mucha frecuencia se nos escapa.
Cada cultura organiza el contacto a su modo. Palabra, gesto,
espacios, tiempo de respuesta a las preguntas, objetos ... toda una
serie de signos ofrecen las estrategias de mantenimiento. Hay que
e s d a r a fondo este fen6meno y tenemos que ver como lo hace
la gente de nuestro pais. es esta danza? Me deda un
companero profesor de literatura que un dia, mientras e l y un
amigo cataian comian en un restaurante universitario de los Esta-
dos Unidos, se les acerco un muchacho y comenzo a hablarles en
c a t a h . Este muchacho era un modico que trabajaba en los E s
tados Unidos de America, loi habia visto de lejos en el comedor
y habla adivinado por sus gestos que eran catalanes. Se bubis li-
mitado a leer los reguladores.
Hay que desaibir estos movimientos que una pcrsom bu sido
capaz de identificar como catalanes. Dentro de nuestra comunidad
tambien deben existir diferentes dialectos gestudes. Para tenni-
nar con los reguladores, ya nos habremos dado cuenta de que es
difid separarlos totalmente de los ilustradores y de que existe
incluso una cierta continwdad con las manifestaciones de afecto,
ya que, de manera dara, favorecen el contaao, el mantenimiento
de la atencion... mientras se sostienen a unos niveles, digamos,
normales. Una vez superado este nivel, el contacto puede llegar a
141
bloquear el paso de la informacion y por consiguiente, en deter-
minados contextos, es capaz de cortar la comunicacion.
Los reguladores no tienen ninguna significacion precisa, sino
que establecen el soporte de la relaci6n, el mantenimitnto del rit-
mo y la determinacion de los papeles en la conversacion. O en
la clase. Sus fronteras naturales son los ilustradores y las manifes-
taciones de afecto. De todos modos, las fronteras son difusas y
existen signos de nfeao reguladores y reguladores con sabor a
afecto. Lo vemos en el caro de las relaciones de clase. Acompa-
nan la palabra y en general son inconscientes. O tal vez estan en
el umbral de la concienda. No son intencionados y. en cambio,
propomonan retroalimenraci6n. Su principal funcion es fktica.
Como demosuaci6n de la importancia de esta funcion, me limi-
taria a proponer que en una conversacion intenteis inhibir todos ''
los reguladores. Verbis lo dificil que resulta, os sentir& pertur-
bados y tal vez se detenga la comunicacion. Hemos aprendido
estos signos en el seno de nuestra comunidad.
145
Y loa caminos. Un camino, una calle, une. Por poner un ejemplo,
los pueblos de ia comarca de Urgeli estan comunicados por un la-
berinto de caminos. Espacios de comunicacion. La gente, y antes
m& que ahora, iba a los mercados, a las ferias, a las fiestas.. . Los
muchachos buscaban a las chicas de un pueblo a otro.
Es frecuente la existencia de pueblos con una tradicion de em-
parentar a los jovenes con chicas o chicos de un pueblo determi-
nndo. Es posible que el espacio y los caminos tuvieran mucho que
ver mn ello.
Y el tiempo. Hace unos anos, una chica de Ivars me decia:
aCuando mi marido se siente mal, yo le digo, va hombre va, no
te levantes, qukdate un rato mas en la cama... Si soy yo la que
st siente mal, e l dice, va mujer va, intenta levantarte y veras
como se te pasa todo.* Ni mas ni menos toda una filosofia. El
tiempo tambikn mima. Y de nuevo llegamos al concepto de opte-
sion.
Y el mundo de los objetos. Le sociedad de consumo. El ciclo
de un objeto, con una vida normalmente muy breve, de un dia a
una semana, y con un recorrido que va de la tienda, del super-
mercado, al cubo de la basura. Falta de libertad a la hora de de-
gir los objetos. Publicidad. Publicidad.. .
Ya d que pensards, amigo lector, que publicidad, propagan-
da y educacion mn interpretaciones de un mismo sistema. Exis-
te un eje comiin al que concedo una gran importancia y que he
tratado en Literatura i tem'a del coneixement. Es el concepto de
persuasidn. El fenomeno de la persuasion esti( presente en cual-
quier acto & comunicacion, si bien en determinsdas ocasiones
puede parecet algo disimulado, pero admitamos honestamente que
siempre que nos comunicamos queremos canseguir algo. Siempre.
Pues bien, piensa que si los factores linguisticos son importantes.
los no linguhticos no lo son menos, y ademas, si de los primeros
uenes conciencia, de los segundos, normalmente no. Es cultura
la manera que tenemos de persuadir. Eso constituir& otro libro
o, mejor dicho, la segunda parte de este. Se iniciara con el tema
cultura y pwsuusion.
146
Ahora debo ir a examinar de COU a Urida. Me han hecho
.
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del tribunal. Por el camino -me gusta viajar en tren- pensare
en todas las cosas escritas durante los ultimos d a s e incluso,
si cabe, d a d la conferencia a los estudiantes sobre algunos de
estos temas. Ya veremos. Siempte me gusta llegar a la estacion
de Urida. No es m o las demds. El hecho de que tenga el cam-
po tan cerca y que puedas darte un pasdto tranquilamente por
61 mientras aguardas el tten, no ocurre en todas partes. Ademds,
pasear por una estacion siempre tiene cierto encanto. !Es un
modelo de tantas cosas! O una metafora. Es un imno. Si. Es le
vida misma.
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vimientos del cuerpo, y de como las formas no verbales de la
conducta desempenan un papel importarte m tanto que instrw-
mentos de regrrlacidn encubierta, menos conscientes, y por eilo
mas eficaces.
De manera clara, y con tono bim pedagdgico, les he querido
mostrar que los procesos de comunicacidn, en cualquiera de sus
formas, linguisticas y no lingufsticas, aparecen como i n s t ~ n e n -
tos de trunsmidbn de informaciones que no son neutras, sino ex-
pesidn de las necesidades apo1tticas.v del orden sonal y, por t n -
to, instrumentos fundamentales de contrd y regulacidn. C m ,
amigo Alex, que los mecanismos de comunkm'bn besados en el
lenguaje verbal repremrtan la forma dominante de contrd y de
ejercicio expltcito del poder m una sociedad, porque de ellos
dependen el buen funcionamiento de las instituciones destina-
des a transmitir bs ideas que justificm y explican bs regla de
conducta: educacidn y adoctrinmiento. De todos modos, este
mecanismo ideddgico de contrd de la conducta va complemen-
tado por nstemas de sancidn, que pevln la correccidn de los com-
portamientos que van mas alla de los limites previstos u kas re-
glas, y de los d e s la utiliz&on directa de la fidem es la ex-
pesidn mas extrema y clara del poder.
Es a este nivel de sancidn de la conducta que los aspectos
rcinlsicose adquieren una importancia decisiva. En las etapas pe-
verbales de la educaeidn, en la infancia. la accidn familiar incide
directamente sobre el comportamiento corporal, m dos meca-
nismos de regulm'dn: ni) modificacidn de los movimientos espm-
taneos, mediante la utilizacidn de nmaitores cin6sicos,que van
diciendo lo que se puede haeer y lo que no se puede hacer. b) Imi-
taeidn de los movimientos de los adultos.
Basicamente les he hablado de esto y en un tono cordial y
comprensible. Me ha sorprendido el hecho de que al final me h n
L
dedicado un fuerte aplauso. En dicho sentrdo quiero recordar que
hace tres anos, tambidn en el COU de Urida, habl6 a los estu-
diantes de por quP Cataluna es una nucidn. Ai final, las manos
de los chicos y chicas despdian humo. Y daba gusto leer sus ejer-
cicios. DesgrMadamente, la mayoria de ellos estaban esm'tos en
castellano. Y re h e n t a b a n de eilo daramente. Muchos efectua-
bun un auttntico astripteasen espiritd. Olvidara que aquello
eru un examen y se dejaron llevm. Creo que fue un examen histd-
rico. Y o mismo aprendl mucho de todo lo que dije y de cdmo
respondid la gente. Bien, Alex, no queria hablme de esto sino de
smidtica teatral.
$k que h I a s tiempo interesado por ei teatro y creo que es-
&a bien pensar rn alguna cdaborm'dn. Creo que d signo tea-
tral es un buen de rigno cotnunicativo. Ln situacion tea-
tral es un modelo de situacion de comunicacion interpersond.
Hace unos aiios, cuando se comenzd a hablar de semidtica teatral,
se examino La posibilidad de eplicar algun modelo linguistico. Pues
bien, yo creo que conviene invertir la r e k i d n de los modelos;
creo que un modelo teatrd resultad de buena aplkacidn como
modelo de lenguaje. Si abora partimos de la base de que la un!-
dad linguistica no es tanto el enunciado como la enunciacidn, no
es tanto la frase romo el acto lingufstico, nos hallamos muy cerca
de U M situacion teatral. De la palabra a los objetos de1 actor y a
tos a c c e s h s , nos encontramos con todos los mismos e1emento.s
que en las situaciones de la vida real. Claro esta que era algo que
llevabamos tiempo sabiendo. Pero no sachbamos de ello ninguno
consecuencia, ni metodoidgica ni epis~emddgica.
Y en el teatro existe el esprrc'o. Un espacio entre los actorex
y un espacio entre actores y espectadores. En dicho sentido no si
si has pensdo alguna vez, Alex, que la ruptura espacial ha sido
la m& revolucionaria de mdas lar rupturas. i a rinica real. Una
obra puede c*ecer de signos verbales. Un buen qemplo de ello
es el Acto sin palabras de S. Beckett. No st que piensas tu de ella,
p v o yo m o que desde el punto de vista xemi6ko es una obra
claramente tradicional con la cmcrerfstica, estilistica, de la auren-
cia de palabra. Pero d espacio es fijo. Existe un escenario, un es-
cenmio bien delimitado. Reruerda las @meras normas, escritar,
que dio Beckett acerca de c6mo el personaje es lanzado a1 ercena-
no, por decirlo de otro modo, a la vida; y de c6mo se ue atrapa-
do, precisamente en d escenario. Los limites siempre estan pre-
sehtes. Lo dicen lar notas del autor. En los montajes del Liwing
Theatre existe, en cumbo, un rompimiento espcial. El es-.o
es el mundo, la calle. El escenario es el tempio. Todos estamos
dentro. Es el teatro total. Una manifestacion regresa a la vida, a
la fiesta, se hace Mda y tiene el mismo ritmo e s p b t i e m p o , las
mismas coordenadas. Esto es rompimiento. En alguna ocasion pu-
dimos intuir10 en Bertolt B r ~ b t Brecht
. fue un grua semiotista
nvant la lettre. Conviene que alguien estudie este aspecto tedrico
de la semidtica de Brecbt. Su teoria del teatro #pico es un mode-
lo de investigocidn semiotica. Y a hablaremos de ello, Alex.
Tambiin queria decirte que estoy a punto de terminar un li-
brito en el que planteo una serie de cuestiones que pueden tener
un cierto interes de c m a elaborar una semidtica teatral. He dcfi-
nido una matrix nmrunicativa a fin de explicar la situanon comu-
nicativa y en definitiva el acto de c o m u n i c d n interpersonal. En
cuanto a las conexiones con el teatro, ya las apunto en mi artlcdo
steatre i matemdticaw que publiqut hace poco en nQuuderns de
Paentw. Tambien me interesa hacer ver, una ver mas, que el
lenguaje nos condiciona basta el punto de que debemos trodm'r
todos los sistemas a la lengua. Esta, amigo Alex, es su grandeza.
Confto en que un dia de estos nos veamos y hablemos de h
tesis doctoral que quieres p a e r en marcha. Y a sabes que me gus-
tara mucho seguir tu inuestigacion. Hay pocas cosas tan intere-
santes como la observacion del praceso, del crecimiento en super-
ficie y en profundidad del conocimiento. S610 a partir de estas
observaciones, de responder a preguntas acerca de c6mo se incre-
menta el conocimiento,'podremos llegar a formular el gran proble-
ma: es el conocimiento? Piensa, sin embargo, que siempre
existe una estrategia. Hay que probar, apostar. Hay que equivo-
carse muchas veces, si, para que aprendamos mucho de los m o -
res. Por dicho motivo te hablaba del seguimiento de procesos de
conocimiento. A menudo hay que hacer el cdmino para deshacer-
lo. Entre todas las posibilidades, siempre hay alguna acertada. Si
antes hablaba de teatro, ahora, y no quiero hacerme pesado, de-
jame que ciewe & carta hablando de la vida.
Entre todas lm estrategiar posibles a seguir por un cristal, en-
tre los millones de posibilidsdes, una condujo a la celula. A la
uido. Y entre todrs luf ertrategius celulares, una condujo a la con-
ciencia. Roca - vida - r d n . Tres puntos de un extraordinmio uia-
je en el tiempo. Un cmnino que se ha hecho y deshecho millones
y millones de veces. Y que tal vez se hace y derhace en algun [u-
gm. Al comienzo fue lo palabra. O el hidrdgeno, para el caro es
lo mismo. El viaje er igudmentc sugestivo y extraordinario. Punto.
Muy de coruzdn
Esto se a&, amigo o amiga, y debo decir que jamk acierto
a enconuar buenas f6rmulas de despedida. Deseo que hayas teni-
do un viaje agiadable. Me gustarfa que guardaras un buen temer-
do de mi. A lo mejor doy una idea que no corresponde exacta-
mente a lo que soy. Creo que no soy una persona frivola. Cada
v a valoro mas el trabajo cotidiano y el realizado poco a poco
pero bien. No crm que d trabajo no sirva para nada. Tengo mis
sue5os y los quiero seguir teniendo, y estoy contento porque con
k e n c i a son un buen espejo de mi vida. Me gusta la senciiiez
de las cosas pequenas y aoy f& pensando en la insigni6cancia.
Cuando bebo, por ejemplo, me complace mirar el vaso y tocarlo.
Para mi el sentido del tacto es sagrado. Al sonar gozo con pisar
la tierra que me vio de pequefio. Dejo hablar al viento y escucho
la Uuvia y veo en el horizonte de mi pensamiento las siiuetas de
mis sierres que Uenan d ciclo y la tierra con loa irazos lejanos de
la infancia.
Me apasioaan la lengua y mi tiern, los Paises Catalanes. Am-
bas pasiones, conjuntamente can la pasi6n por la ciencia, consti-
tuyen las coordenadas de mi d v e r s o . Ya lo ves, acabo el librito
haciendo una confesi6n. No es buen final para un libro cientifica
No ea objetivo. Es m b bien romantico. Y la ciencia no quiere ser
romhtica. quC no? Si este libro puede llegar a tener algun
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mensaje, me gustarfa que fuera ei de hacer ver que la separacion
entre aencia y prte ea d c i a l , y que un poema, una novela, una
obra dc teatto, un ensayo.. . son resultado del ejercicio de la inte-
ligencia, como un poema de Espnu, un especteculo de Brecht.. ., y
una teoria aenriuca es algo a&ble dc contemplar, como las de
Galileo, Bhor, Direc o Chomsky. La inteligencia y la sensibilidad
no se excluyen, al uintrano, aunque haata ahora tanto la teoria
de la ciencia como la del arte hayan pretendido demostrarlo. Ten-
gnmos en menta que cuanto m4s s6lido. bien definido y espl6ndi-
do sea ei edificio erigido por el entendimiento, m4s bello, asimis-
mo, y, sobre todo, m& imperioso, es el deseo de la vida por es-
mbuliirse y lanzarse a los brazos de la libertad. Ambas, ciencia
y literatura, m lenguajes con los que traducimos una realidad de-
termina&. Son sistemas finitos que explican posibilidades infinitas
de fen6menos. Es decir, regidos, ambos, por un mismo principio,
el de la creatividad. Principio que, al un y al cabo, rige nuestro
comportamiento. Ciencia y literatura son profundamente humanns
. . . . . . . . . .
Prologo 9
1. . . . . . . . . . . . . 13
11 . . . . . . . . . . . . . 42
111 . . . . . . . . . . . . . 82
IV . . . . . . . . . . . . . 107
Despedida . . . . 133
COLECCldN ARGUMENTOS