Ex Resionismo PDF
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Eugenia Fraga
Universidad de Buenos Aires; euge.fraga@hotmail.com
Abstract
Keywords Abstract: This work intends to encounter the textual corpus constituted by the Ex-
Expressionism pressionist Manifesto of the Die Brcke group of artists. In the first place, with
Discourse analysis Marshall Berman, we must say that expressionism is a modern phenomenon, and,
Modernism more specifically, a modernist one. It is in this last sense that we can see it as part
Manifesto of the artistic avant-gardes of the 20th century. In the second place, the expressio-
nist movement shows certain specific features that distinguish it from the rest of
the avant-gardes, and which we will display along the essay. Since our object of
study is a text, certain intellectual history and discourse analysis tools become ne-
cessary, so we will be working with the ones provided by Michel Foucault and Jo-
nathan Culler. Finally, since our object is also a manifesto, that is, a specific discur-
sive genre, we will have to analyze it with the tools provided by Eliseo Vern.
Autores (2014). El futuro ser de los artistas! Un anlisis discursivo del manifiesto expresionista. Athenea Digital,
14(2), 39-69. http://dx.doi.org/10.5565/rev/athenea.1182
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Manifiesto de fundacin del movimiento artstico Die Brcke, originalmente publicado en la "Gazeta de
Heidelberg", Alemania, 1906.
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El futuro ser de los artistas! Un anlisis discursivo del manifiesto expresionista
Ahora bien, por ser nuestro objeto de anlisis una objetivacin de ideas, es nece-
sario poner a las mismas en contexto. Apoyndonos en Pierre Bourdieu, partimos de
su afirmacin de que son tanto ms probables las deformaciones de un texto "cuanto la
ignorancia del contexto de origen es ms grande" (Bourdieu, 1999, p. 167), especial-
mente dado que los textos "no importan su campo de produccin" y son en cambio ine-
vitablemente reinterpretados "en funcin del campo de recepcin" (1999, p. 161, cursi-
vas propias). Por ello, para evitar el "efecto de prisma deformante" (1999, p. 166, cursi-
vas propias) que genera el anlisis de las ideas descontextualizadas, y para poder po -
ner en evidencia los "fundamentos histricos de las categoras de pensamiento y de las
problemticas" (1999, p. 167, cursivas propias), nos dedicaremos, a modo de introduc-
cin, a describir el entorno del Manifiesto Expresionista.
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Todo el canon de la historia del arte coincide con la idea citada de que los elemen-
tos indispensables que constituyen al expresionismo son el alto grado de valoracin
del subjetivismo, de la imaginacin y del sentimiento individual.
Die Brcke o El Puente fue el colectivo artstico que cre y primero adscribi a
esta mxima. Conformado en 1905 en la ciudad de Dresde, dur hasta el ao 1913. Sus
miembros, ex-arquitectos que decidieron abandonar la profesin y dedicarse a la pin-
tura, eran originariamente cuatro: Ernst Ludwig Kirchner, Erich Heckel, Karl Schmidt-
Rottluff y Fritz Bleyl. A estos cuatro se sumaron luego Max Pechstein, Otto Mller y
Emil Nolde. Cabe destacar, sin embargo, que Die Brcke no fue la nica comunidad ar-
tstica expresionista, pero s la primera. Un segundo y ltimo grupo inserto en la
corriente expresionista original fue Der Blaue Reiter o El Jinete Azul, nacido en Berln
y cuya vida se extendi entre los aos 1911 y 1914. Posteriormente, el expresionismo
se torn ms realista, en trminos pictricos, y surgi entonces, en 1923, el movimien -
to Neue Sachlichkeit o Nueva Objetividad. Si bien los dos primeros grupos ya se ha-
ban disuelto como tales, sus antiguos miembros seguan pintando y grabando en soli-
tario. De hecho, un hito clave en la historia de la vanguardia expresionista fue que, con
el ascenso del nazismo, sus producciones, radicales tanto en el tema como en la forma,
fueron tildadas de "arte degenerado" por parte del oficialismo. De ese modo, los miem-
bros de los distintos grupos muchos de los cuales tambin provenan de familias ju-
das debieron suspender su oficio, y exiliarse en pases extranjeros (Richard, 1979;
Starr y Jelavich, 2011; Wolf, 2004).
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Las razones para rechazar la metafsica [...] valen para buena parte del
pensamiento de vanguardia, no slo filosfica sino tambin literaria y
artstica, de comienzos del siglo XX [...]: la metafsica de la objetividad
concluye en un pensamiento que identifica la verdad del ser con la
calculabilidad, mensurabilidad y, en definitiva, con lo manipulable del objeto
de la ciencia-tcnica (Vattimo, 1996, p. 25).
Experimentaban una especie de 'mal del siglo'. Casi todos eran nativos de las
ciudades y reaccionaron a los daos de la superpoblacin y a los problemas
del proletariado. Hijos de burgueses, casi todos, sintieron asco por el compor-
tamiento de sus padres (Richard, 1979, p. 43).
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sino a otro activo, expresionista, que expresa los convulsos 'temples de nimo' en los
que da a da se decide la existencia" (Molinuevo, 1998, p. 24).
El segundo par de autores, Figura Starr y Peter Jelavich, sostienen que el Mani-
fiesto Expresionista expresa la voluntad de "cruzar hacia un nuevo futuro" de all el
nombre del grupo: El Puente, que supusiera una revolucin del arte y de la vida si-
multneamente. Ms especficamente:
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Como hemos venido mencionando, nuestro corpus est constituido por el texto
del Manifiesto Expresionista, firmado por el grupo de pintores expresionistas Die Brc-
ke y publicado por primera vez en el ao 1906 en la Gazeta de Heidelberg. Esto implica
que nuestro texto base es una fuente secundaria, ya que se trata de un documento his-
trico creado con un fin que nos excede. El texto se encuentra disponible en diversos
libros de historia del arte accesibles va Internet, por lo tanto estaremos trabajando con
un corpus virtual, y no con la gazeta donde fue publicado originalmente, dado que no
tenemos acceso a la misma. Cabe destacar en este punto dos cuestiones. Por un lado, el
hecho de que, si bien el manifiesto original es en alemn, y si bien han circulado dos
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traducciones diferentes del manifiesto al espaol, aqu haremos uso de una sola de di-
chas traducciones, dado que es la que aparece en los libros especializados. Por esta ra-
zn, y aunque ninguna de las dos versiones en espaol especifican quin tradujo el
texto original, estaremos trabajando sobre la traduccin extrada del libro El arte del si-
glo XX, publicado en el ao 2001 por la Editorial Taschen, la editorial ms renombrada
en materia de historia del arte en Alemania, y una de las ms renombradas en el mun -
do. Por otro lado, resaltamos que, en trminos metodolgicos, partimos de la propuesta
fuerte de Bourdieu de que el objeto a estudiar es siempre una construccin que depen-
de del punto de vista adoptado (Bourdieu, Chamboredon y Passeron, 1968/2001, p. 57),
o, ms especficamente, de una determinada problemtica terica (1968/2001, p. 60). Es
con el fin de analizar nuestro documento, entonces, que utilizaremos las diversas he-
rramientas de abordaje metodolgico mencionadas, puesto que todas ellas se insertan
en una perspectiva conceptual particular.
Los textos artsticos nunca son del todo fenmenos puramente estticos; o
mejor: su esttica es inseparable de su tica y de su poltica, en el sentido
preciso de un 'ethos' cultural que se inscribe [...] en la obra, y de la cual for-
man parte las interpretaciones de la obra, y de una politicidad por la cual la
interpretacin afecta a la concepcin de s misma que tiene una sociedad
(Grner, en Foucault, 1995, p. 11).
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Vale decir, no se trata de una cuestin cronolgica en la cual primero hay un dis-
curso que luego es interpretado, sino que todo discurso 'original' y pasible de ser inter-
pretado es ya, l mismo, una interpretacin de discursos y signos anteriores o simult-
neos. Nuestro anlisis del Manifiesto Expresionista parte de esta postura terica y
epistemolgica.
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Es por esto que el Manifiesto llama a toda la juventud a la unidad, hacindole ver
que es la poseedora del futuro, de un futuro a construir. Y es por ello tambin que una
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nocin central del ser moderno es la de cambio, aledaa a las de progreso, crecimiento,
vivacidad, salud, actividad, movilidad, renovacin y desarrollo. Como explica el autor:
Lo que el autor muestra es que estas polaridades parecen inherentes al gnero dis-
cursivo manifiesto, pues ste siempre promueve la crtica de algo existente a la vez que
la propuesta de algo diferente. En concreto, el Manifiesto Expresionista critica y busca
erradicar a lo que denomina la rgida y vieja generacin, a la vez que propone una so-
ciedad nueva impulsada por los jvenes, por los artistas, y basada en una idea de liber-
tad. La polaridad central parece ser siempre, por esto mismo, aquella entre pasado y
futuro, o ms especficamente, entre un 'mundo falso' que "aparece como un pasado
histrico, un mundo que hemos perdido (o que estamos perdiendo)" frente a el mundo
verdadero, que "es el mundo fsico y social que existe para nosotros aqu y ahora (o
que est naciendo)" (Berman, 1982/1988, p. 103). Una vez ms vemos emerger aqu los
elementos principales enunciados en el Manifiesto, la falsedad de lo ido que hay que
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ayudar a hacer desaparecer del todo y la autenticidad del porvenir cuyo germen ya
se encuentra presente en el hoy.
Vemos aqu una tensin relevante de subrayar. Si bien por un lado la mxima ex-
presionista era justamente expresar la propia interioridad, al hacerlo y que sta quede
plasmada en un corpus objetivado, la interioridad se des-subjetiva, se vuelve un arte-
facto exterior a los autores y su intencionalidad. La escritura como exterioridad es lo
que permite que los hombres concretos puedan hablar en nombre de la juventud, del
arte, incluso de la historia, entidades claramente abstractas.
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Nos resultan tiles, en segundo lugar, ciertas nociones aportadas por el historia-
dor de los libros Roger Chartier. Para este autor, los textos pueden ser comprendidos
como representaciones, dado que stas, como los textos, "no son simples imgenes, ve-
rdicas o engaosas, de una realidad que les sera ajena. Poseen una energa propia que
convence de que el mundo, o el pasado, es lo que ellas dicen que es" (Chartier, 2008, p.
48). En efecto, el Manifiesto Expresionista no es nicamente un documento histrico,
en el sentido de un indicador objetivado de determinado contexto cultural, sino que es
tambin una representacin del mundo. El Manifiesto es la cosmovisin del expresio-
nismo del grupo Die Brcke puesta en palabras, es decir, es un discurso que moviliza
imgenes. As, el Manifiesto Expresionista considera que los valores de las generacio-
nes anteriores ya no son vlidos, que urgen valores nuevos, especficamente el de la li-
bertad de accin y pensamiento, y que esos nuevos valores slo pueden ser impulsados
por los jvenes del mundo si se unen, utilizando como mtodo de liberacin a la crea-
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Otro autor que nos brinda herramientas para un anlisis como el de la historia in-
telectual es Jos Sazbn, cuyo aporte gira en torno a la idea de la condicin dual de los
textos, dado que estos pueden leerse a la vez como 'documentos' y como 'obras':
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Por otro lado, nos interesa la idea propuesta por Sazbn de una conciencia moder-
na del tiempo histrico. Como afirma el autor:
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es lo que nos permite "desarrollar una comprensin sistemtica de los mecanismos se-
miticos de la literatura" (1992/2002, p. 23, cursivas propias). Consideramos, con el au-
tor, que resulta indispensable intentar entender de qu modos los textos crean senti-
dos.
Culler reconoce:
Que el sentido est limitado por el contexto (y, por lo tanto, no es, en un con-
texto dado, ilimitado), pero que es imposible especificar por adelantado lo
que puede considerarse como contexto provechoso el contexto en s es, en
principio, ilimitado (Culler en Eco, 1992/2002, p. 23, cursivas propias).
Por un lado, es cierto que no slo la cosmovisin plasmada en el texto, sino que
tambin sus diversas lecturas, son las posibilitadas por las condiciones histricas en el
contexto de las cuales son producidos el texto y las lecturas. Pero por otro lado, no es
menos cierto que, en tanto dicho contexto se modifique y que el contexto se modifi-
que es justamente lo que implica que el tiempo sea histrico, se modifican consi-
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guientemente las posibles lecturas del texto tambin. Lo que esto lleva aparejado es la
necesidad de aclarar que, si bien la interpretacin que hacemos en este trabajo del Ma-
nifiesto es una interpretacin posible, lo es, en primer lugar, entre mltiples otras, y,
en segundo lugar, lo es dadas las condiciones histricas de interpretacin actuales.
Pero adems, como sostiene el autor, esta
Falta de lmites a la semiosis no significa, como Eco parece temer, que el sig -
nificado sea una creacin libre del lector. Ms bien, muestra que los mecanis-
mos semiticos descriptibles funcionan de maneras recursivas, cuyos lmites
no pueden fijarse por adelantado (Culler en Eco, 1992/2002, p. 140-141).
Desde el momento mismo que planteamos ciertas pautas de lectura en este traba-
jo, sabemos que aqu sern aplicadas de un modo que tampoco es el nico incluso al
interior de una misma perspectiva terica y epistemolgica. Simultneamente, y as
como hemos visto que una obra no puede atribuirse a un autor individual ni puede ser
apropiada como creacin individual, tampoco las lecturas del texto pueden ser enten-
didas como produccin enteramente subjetiva, sino que estn estrechamente vincula-
das a los mecanismos semiticos estructurales de los que hemos estado hablando.
Sobre lo que el texto hace y cmo lo hace: cmo se relaciona con otros textos
y otras prcticas; qu oculta o reprime, qu avanza o de qu es cmplice. Mu-
chas de las formas ms interesantes de la crtica moderna no preguntan qu
tiene en mente la obra, sino qu olvida, no lo que dice sino lo que da por sen-
tado (Culler en Eco, 1992/2002, p. 133-134, cursivas propias).
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En segundo lugar, nos interesa hacer uso de los conceptos de Eliseo Vern para el
abordaje de nuestro corpus. Tratndose de un texto, nos resulta clave su definicin de
discurso:
El Manifiesto Expresionista, como texto en una gazeta, pero tambin como obra
de arte (puesto que su primera aparicin pblica fue en forma de grabado), es un dis -
curso. Esto significa que es un fenmeno de sentido, materializado en un soporte parti-
cular en nuestro caso, en una pantalla de computadora que lo actualiza en un espa-
cio y un tiempo determinados y que por ende ser ledo desde dichas coordenadas,
y que ha sido producido en el seno de algn tipo de sociedad en nuestro caso, la Ale-
mania de principios del siglo XX. Ahora bien, de la nocin de discurso se desprende
la de poder del discurso.
La pregunta por el poder del discurso [...] se trata de la cuestin de los efec-
tos discursivos. Desde este punto de vista, la nocin de poder no es una no-
cin descriptiva referida a los aparatos institucionales del Estado, sino un
concepto que designa una dimensin analtica de todo funcionamiento dis-
cursivo: la pregunta sobre el efecto, sobre el poder, puede ser planteada res-
pecto de cualquier discurso (Vern, 1980, p. 86).
Como afirma Vern, los discursos tienen poderes, es decir efectos, que tambin
son de orden discursivo, es decir significante. En este sentido, y dado que todo discur -
so tiene esta cualidad analtica que le es inherente, no debemos confundir al poder del
discurso, entonces, con el 'discurso del poder', que remite, de modo ms estrecho y me-
ramente descriptivo, al discurso que emana de las fuentes institucionales de poder.
Cules son los efectos discursivos del Manifiesto Expresionista? En primer lugar,
debemos aclarar que existen dos tipos de efectos importantes de los discursos, que son
el efecto de conocimiento y el efecto de ideologa. Vern los define del siguiente modo:
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jeto y esa descripcin es presentada como la nica posible. Esto quiere decir
que el discurso que produce el efecto ideolgico es un discurso que se pre-
senta como absoluto (Vern, 1980, p. 92).
Surge entonces aqu una nueva tensin en la aplicacin de las categoras: por un
lado, es cierto que, en la descripcin de su objeto que podramos definir como 'la rea-
lidad de su momento', el Manifiesto hace explcito el hecho de que su cosmovisin
la de los jvenes artistas que buscan la libertad es una postura determinada, clara-
mente opuesta a otra la de la vieja y rgida generacin. En principio, parecera en-
tonces que nos encontramos frente a un efecto discursivo de conocimiento, dado que
lo que se plantea en el Manifiesto es justamente una lucha entre ambos puntos de vis -
ta. Sin embargo, en una segunda mirada, notamos que el Manifiesto se presenta como
portavoz de 'la' juventud, de 'todos' los artistas, es decir, como representante de la ni-
ca postura posible para dichos sujetos, como representante de un punto de vista abso-
luto respecto a la libertad de accin y pensamiento. De este modo, el Manifiesto pro-
duce tambin un efecto de ideologa, puesto que no saca a la luz el hecho de que inclu -
so entre los jvenes y entre los artistas hay multiplicidad de cosmovisiones.
A su vez, en otro texto del mismo autor, se nos proporciona la idea de que las lec-
turas de un texto se ven condicionadas por las condiciones de lectura, puesto que:
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trabajo infinito y con una apertura irreductible, es decir, constituye una semiosis que
en principio es ilimitada.
Como vimos recin, la nocin misma de discurso implica que la entidad significa-
tiva no puede aprehenderse sino como ubicada espacio-temporalmente. En cambio, el
anlisis lingstico busca justamente deshacerse de las particularidades que la ubica-
cin le otorga al discurso, y por ello se dedica a trabajar con la 'lengua', en abstracto.
Consecuentemente, mientras que el anlisis lingstico interpreta unidades proposicio-
nales, el anlisis discursivo que es lo que nosotros intentamos llevar a cabo inter-
preta conjuntos de signos con toda la carga conceptual que la palabra 'signo' arrastra
. Esto, a su vez, est ntimamente relacionado con la nocin de materialidad del dis-
curso.
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Una superficie textual est compuesta por marcas. Esas marcas pueden inter-
pretarse como las huellas de operaciones discursivas subyacentes que remi-
ten a las condiciones de produccin del discurso y cuya economa de conjun-
to defini el marco de las lecturas posibles, el marco de los efectos de sentido
de ese discurso (Vern, 2004, p. 51).
Lo que Vern nos explica aqu es que el texto, en su materialidad sgnica, consti-
tuye una marca dejada por las condiciones de produccin del mismo, y por esto es que
puede ser ledo como un conjunto de huellas, en el sentido de indicios, de la operacin
de produccin social del texto. As, las marcas del Manifiesto Expresionista nos indican
varias cosas sobre las condiciones de su creacin: la cosmovisin de sus autores, el g-
nero discursivo en boga en aquel momento, el momento histrico ms amplio en el
que fue ideado y escrito. Del primer punto y del ltimo ya nos hemos ocupado; pasare-
mos ahora a profundizar en la cuestin de los gneros discursivos.
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ractivo. Citando a Mijail Bajtin, Carlos Mangone y Jorge Warley explican que "nuestro
mismo pensamiento [...] se origina y se forma en el proceso de interaccin y lucha con
pensamientos ajenos, lo cual no puede dejar de reflejarse en la forma de la expresin
del nuestro" (Bajtin en Mangone y Warley, 1994, p. 15), es decir, dado que el pensa -
miento mismo es interactivo, o social, cuando ste se exterioriza como gesto, habla, o
escritura, mantiene su forma de lucha. Y es este rasgo el que hace que todo discurso,
incluso un monlogo, funcione como si estuviera destinado a alguien, independiente-
mente de si ese alguien est presente o no, es conocido de antemano o no, es indivi-
dual o colectivo, etctera. En el caso del Manifiesto Expresionista, el destinatario al
cual se dirige el texto es a la juventud alemana y del mundo, a la que llaman a modifi -
car el estado de cosas. Pero tambin, el texto del Manifiesto constituye una especie de
dilogo entre esa juventud y la generacin anterior, que desea mantener el orden esta-
blecido.
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Pero adems, dado que nuestro corpus toma la forma de un gnero discursivo par-
ticular, tendremos que analizar tambin sus rasgos especficos en tanto manifiesto, o,
en trminos de los autores, de literatura de combate.
Aparecen aqu una variedad de elementos que, en lo que sigue, intentaremos ana-
lizar en detalle. En primer lugar, El Manifiesto Expresionista es un texto producido por
una vanguardia, que es artstica puesto que emergi en el campo de la pintura, pero
que tambin es una vanguardia poltica porque politiza su visin del mundo, que adop-
ta la forma del conflicto de intereses o de ideas, y la hace pblica. En segundo lugar, el
Manifiesto Expresionista, a la vez que describe el mundo, prescribe una forma de ac-
tuar en l de hecho, es sta concepcin normativa la que orienta la descripcin del
mundo, y no al revs. A la vez que enuncia lo que considera el 'ser' de su entorno,
denuncia todo aquello que no se corresponde con el 'deber ser' que proponen para el
mismo. En tercer lugar, es esta prescripcin / denuncia pblica la que le permite al Ma-
nifiesto Expresionista darse a conocer, no slo porque tiene la posibilidad material de
hacerlo, sino porque considera que debe hacerlo: los pintores expresionistas conside-
ran que tienen una misin, una funcin que cumplir en ese mundo que enuncian y
describen. Finalmente, puede decirse que el Manifiesto Expresionista es literatura de
combate porque est constituido por un texto cuyo eje es el planteo de un enfrenta-
miento: los jvenes versus los viejos, la libertad versus la rigidez.
Emergen entonces como especialmente tiles para nuestro trabajo varios concep-
tos, que iremos analizando uno a uno. El primero es el concepto de lo pblico, que
Mangone y Warley definen como el lugar "donde se juega el carcter de la circulacin
y recepcin" de un manifiesto (Mangone y Warley, 1994, p. 18). Efectivamente, es slo
a partir de hacerse pblico en la Gazeta de Heidelberg que el Manifiesto Expresionista
logra poner en circulacin sus ideas y su programa, que slo as logran ser recibidas
por un volumen amplio de personas. Un segundo concepto relevante es el de vanguar-
dia. Segn los autores, existen "discursos que son recibidos por una poca determinada
como emergentes simblicos de prcticas sociales, y que en la modernidad toman la
forma del discurso especfico de la vanguardia" (1994, p. 19). A partir de esta idea, po-
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Otras figuras aledaas a stas, y que tambin nos resultan oportunas para el anli-
sis de nuestro manifiesto, son las que siguen. En primer lugar, la nocin de institucio-
nes opresoras, que son, segn Mangone y Warley, los grupos valorados negativamente.
Es decir, "Los trminos que se perciben negativamente se convierten, en cierta forma,
en instituciones del mundo cultural; 'fortalezas' que con sus preceptos y falta de pasin
colocan un cors al genio creador" (Mangone y Warley, 1994, p. 23). En el Manifiesto
Expresionista queda claro que aquellos valores que contradigan la libertad y la crea-
cin son negativos, y, consiguientemente, quien sostenga aquellos valores negativos
constituir una institucin opresora de los jvenes y los artistas. En segundo lugar, los
autores afirman que en todo manifiesto aparecen ideas antinmicas o dialcticas: "La
dialctica como movimiento textual atraviesa toda la 'coreografa' del manifiesto e ins-
tala para la tradicin del gnero discursivo una marca especfica: su carcter antinmi-
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co" (1994, p. 25). Vale decir que a lo largo de todo el texto del Manifiesto Expresionista
se ponen de relieve las contradicciones que confrontan a los distintos grupos. Si las
nuevas generaciones entran en conflicto con las antiguas es porque por un lado est la
rigidez y por otro la libertad. En tercer lugar, el hecho de que la columna vertebral de
todo manifiesto sea la antinomia es lo que lo convierte en un texto polmico. "Varios de
los elementos presentes en el manifiesto lo acercan a los textos polmicos: la construc-
cin discursiva de un blanco o contradestinatario, la intencin de persuadir a los indi-
ferentes, el objetivo de destruir un sistema de valores vigente" (1994, p. 58). Dado que
en el Manifiesto Expresionista se busca convencer a los sujetos de la contradiccin que
atraviesa el mundo, y dado que la nica forma de resolver la contradiccin es la de eli -
minar a uno de los dos polos de la misma donde eliminar significa erradicar unas
ideas o unos valores, y no unas personas, su discurso adopta la forma de una polmi-
ca entre dichas ideas o valores.
Pero la polmica entre ideas o valores, es decir, la polmica discursiva, suele utili-
zar ciertos recursos lingsticos, de los cuales la injuria es el que aparece de forma ms
patente en el Manifiesto Expresionista. La injuria, que es "La forma ms antigua de la
polmica y las ms directa" (Mangone y Warley, 1994, p. 61), consiste en el ataque dis -
cursivo del oponente, o ms sencillamente, en criticarlo con palabras. As, en el Mani-
fiesto, los valores de las generaciones anteriores en el tiempo son implcitamente califi-
cadas de viejas y rgidas. A su vez, la injuria, la confrontacin y la polmica, as como
el hecho ms bsico de su carcter interactivo, insertan al gnero manifiesto dentro del
amplio campo del llamado discurso poltico. Como explican Mangone y Warley:
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En segundo lugar, quisiramos poner de relieve los que consideramos los ejes es-
tructuradores del Manifiesto Expresionista. Creemos, luego de un exhaustivo anlisis,
que las lneas que recorren y dan forma al Manifiesto son tres: 1) su concepcin del
tiempo y de la historia; 2) su definicin del 'ser' y del 'deber ser' del mundo; y 3) el rol
que otorgan al orden y al conflicto en la sociedad. En cuanto al primer punto, como vi-
mos con Berman (1982/1988), el presente es entendido como apertura y potencialidad,
y el futuro es entendido como infinitud desbordante: de este modo, el pasado no puede
ser sino caducidad, muerte. Esta concepcin del tiempo habilita una comprensin de la
historia como orientacin activa, en la que el elemento deseado y buscado es el cam-
bio, dado que ste es el conductor de la potencia al acto, el motor de la historia. A su
vez, como vimos con Sazbn (2002), la conciencia moderna del tiempo histrico que el
Manifiesto Expresionista adopta implica una relacin constante entre la experiencia de
un presente entendido como transicin, y la expectativa de un futuro entendido como
despliegue. En otras palabras, implica un juego dialctico entre un espacio de saberes y
aptitudes actuales y un horizonte de anticipaciones y desafos por venir. En cuanto al
segundo punto, vimos con Foucault que el Manifiesto Expresionista es la exterioriza-
cin de una interioridad subjetiva, es decir, en trminos de Mangone y Warley, que se
trata de un discurso valorativo. Las implicancias de esto son un cierto tono normativo
del texto del Manifiesto que pone as sobre la mesa una confrontacin de valores o ide-
as, concretamente, de los valores de la vieja generacin, que continan vigentes en el
presente, y de los valores de la juventud poseedora del futuro, cuyas posibilidades de
triunfo ya estn disponibles. Entonces, el 'ser' del mundo de aquel momento es conce-
bido en trminos de lo que Berman denomina las contradicciones del pensamiento
modernista: la destruccin de lo antiguo que pervive en convivencia con lo novedoso
que emerge y que crea el futuro. Lo falso que ya no est en consonancia con los tiem-
pos y reprime el impulso de autenticidad del porvenir. Y de esto, a su vez, se desprende
lo que el Manifiesto Expresionista postula como el 'deber ser' de ese mismo mundo: lo
joven, lo artstico, lo emergente, lo novedoso, lo liberador, lo autntico, lo honesto, lo
creador. En cuanto al tercer punto, y como combinacin de los puntos anteriores, el
Manifiesto encarna una concepcin de la sociedad como antinomia, como lucha, como
conflicto. Ms especficamente, como una interaccin o dilogo, de carcter confronta -
tivo, entre lo que Foucault llama posiciones-sujeto o pluralidad de egos, o, en otras pa -
labras, entre lo que Mangone y Warley, siguiendo a Vern, llaman grupos, institucio-
nes o colectivos de identificacin. Este enfrentamiento que define al mundo social es lo
que, segn estos autores, da al Manifiesto sus apodos de literatura de combate, texto
polmico o discurso poltico. El Manifiesto Expresionista, entonces, concibe lo social
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Referencias
Adorno, Theodor W. y Horkheimer, Max (1944/1998). Dialctica de la ilustracin.
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Eugenia Fraga
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