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Antropología Del Tiempo Litúrgico PDF

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RKDC52(1995)219-229

ANTROPOLOGIA DEL TIEMPO LITURGICO

La palabra liturgia viene del griego leitourgia (leiton y erj>on), ,servicio puhlico
o accin realizada para el hien de todos, y leitourgos era quien prestaha este servicio.
En un principio, Ia accin litrgica era de naturaleza tcnica, pero ms tarde, tam-
hin, de naturale/a religiosa y cultural; en este ltimo sentido Ia utilizan los LXX '.
En el Nuevo Testamento se utiliza para designar el ministerio cultual del sacerdocio
de Cristo 2 y el ministerio apostlico de San Pahlo 3. En Oriente, liturgia pronto vino
a ser el trmino para designar sacrificio y, ms concretamente, Ia misa '; desde el
siglo iv esta denominacin se hace comn 5. La sagrada liturgia es el culto pblico
que Nuestro Seor Redentor rinde al Padre como cabeza de Ia Iglesia, y es el culto
que Ia sociedad de fieles rinde a su Fundador y, por medio de El, al Padre Eterno- 6 .
El calendario litrgico y el Breviario sufrieron, a Io largo del tiempo, muchas
reformas, Ia ltima a partir del Concilio Vaticano II. El sacrosanto Concilio Ecumni-
co Vaticano II no se opone a Ia fijacin de Ia fiesta de Ia Pascua en un domingo
determinado y a Ia estabilizacin del calendario; tampoco se opone a Ia introduccin
de un calendario perpetuo en Ia sociedad civil, siempre que se respete Ia semana de
siete das con el domingo, sin aadir ningn da que quede al margen de Ia semana ?.
Las tmporas desaparecieron del breviario reformado segn el Conc. Vat. II. Antes,
las divisiones del Breviario hacan referencia a las estaciones del ciclo anual, y las de
ahora a los tiempos litrgicos K .

1 Nm. 4. 33: Kx. 28, 35.43; 1 Petr. 23.v 28; Lc. 1, 23; Hebr. 9. 21; 10, 11.
2 Hchr. 8, 2.6.
3 Rom. 15, 10.27; l'hil. 2, 17; 2 Cor. 9, 12.
4 Didach, 15, 1; 1 C!em. 41, 1 ss.
5 C. V'agaggini. /:'/ sentido teolgico de Ia liturgia. Ensayo de liturgia teolgica general, Madrid,
1959, 26, nota 1.
6 Mediator I)ei, 20. ASS 39, 1947. 528.
7 Concilio Valicano 11, Orentalium ecclesiarum, 20.
8 ()fficium l)irinum. Liturgia boranim iuxta rititni romanum. /. Tempus adventus, Tempus
Nativitatis, Typis Polyglottis Vaticanis, 1971, 9-18. El moderno breviario, pues, despus de Iu reforma
del Conc. Vat. II, qued as (udems del I, ya reseado): Tempus quadragesimae. Sacrum Triduum
Puschule. Tempus Paschale; I I I : Tempus per annum. Hebdomadae I-XVII; IV: Tempus per annum.
Hebdomadae XVIII-XXXIV. El anterior era as: lireviarum Romanum ex decreto Sacrosancti Concilii
Tridentini restitutum Summorumque Pontificum Cura recognitum. Cum nova psalterii versione Pii
Papae XII jussu editu juxta editionem novam typicam. I: Pars Hiemalis; II: Pars verna; III: Pars autum-
nalis; IV: Pars acstiva.

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220 Manuel Mandianes

1. DlOSYKLTIEMPO

El encuentro del hombre con Dios se realiza en Ia historia por medio de Cristo9,
que aparece como su culminacin y Ia cristologia como su formulacin ms precisa10.
Cristo, el Logos, forma parte de Ia historia total del mundo y de los hombres: es su ple-
nitud y su trmino ' '. En el Nuevo Testamento el tiempo en que acaece Ia salvacin se
designa con kairsu. Aion tiene, a veces, el significado especial de mundo '3, pero de
ordinario significa el tiempo y Ia etemidad '4. La eternidad, siempre en plural, aiones, es
una serie ilimitada de eras, cuya sucesin slo Dios puede captar. Otras expresiones,
tales como emera (da), ora (hora), nun (ahora), semeron (hoy) designan unos espacios
de tiempo muy limitados, elegidos por Dios para realizar su plan de salvacin 1S.
La Iglesia terrestre es Ia manifestacin histrica de Ia victoria reportada por Cris-
to y slo alcanzar su consumada plenitud en Ia gloria celestial16 con Ia venida defi-
nitiva del Seor 17. El elemento trans-histrico que est presente en los actos huma-
nos de Jess se actualiza por los sacramentos que dan Ia gracia, que significan, a los
que no ponen obstculos 1H. De todos ellos, l ms expresivo es Ia eucarista, en
Ia que se realiza Ia Nueva Alianza, una nueva epifana, y anuncia el futuro por Ia
presencia real de Cristo 19. Porque el tiempo pertenece a Dios, que en l se manifies-
ta, Ia Iglesia condena a quien, por otros medios que no sean Ia oracin, pretende
escrutarlo y apropiarse de l 2 0 . -Dios puede revelar el porvenir a sus profetas o a
otros santos. Sin embargo, Ia actitud cristiana justa consiste en entregarse con con-
fianza en las manos de Ia Providencia en Io que se refiere al futuro y en abandonar
toda curiosidad malsana al respecto21.

9 Formula -Fides I)amasi nuncupata-, in Denzinger-Schonmetzer, Symbolorum Definitionum et


Declarationum, Barcelona, 1976, n. 72.
10 K. Rahner, Escritos de Teologa, I, Madrid, 1963, 187; A. Torres Queiruga, Constitucin y
evolucin del dogma, Madrid, 1977, 88-89; E. Schileebeckx, Cristo sacramento del encuentro con
Dios, San Sebastin, 1966, 70. F.n nuestros das, Ia teologa poltica y Ia teologa de Ia liberacin han
puesto de manifiesto las implicaciones sociales y mundanas de Ia fe.
11 K. Rahner, o. c., 188; P. Teillard de Chardin, Elfenmeno humano, Madrid, 1966, 285-371;
M. J. Scheebcn, Los misterios del cristianismo, Barcelona, 1960, 448.
12 1 Tim. 2, 6; 6, 15; Tit. 1, 3; Act. Apos. 1, 3; 11, 18; Luc. 19, 44; 21, 8; CoI. 4, 5; Efs. 5, 16;
Rom. 12, 11; 1 Ped. 4, 17; Mat. 26, 18;Jn. 7, 6.
13 Hebr. 1, 2.
14 GaI. 1, 4; 1 Tim. 1, 17.
15 O. Cullmann, Chrst et Ie temps. Temps et histoire dans Ie christianismepritnitif, Paris-
Neuchtel, 1947, 28-30.
16 Act. 3, 21.
17 Concilio Vaticano II, Lumen gentium, 48-50.
18 Sacrosancti Concilii Tridentini Caones et decreta, Ses. VII, cns. I-XIII.
19 Concilio Vaticano II, Presbyterorum ordinis, 5; Ad gentes divintus, 9; Sacrosantum Conci-
lium, 6-7, 61; E. Schillebeeckx, o. c., 200.
20 M. Dumiense, lie com>ctione rustcorum, n. 12; Denzinger-Schonmetzer, o. c., n. 1.859; Conc.
Toletanum I, a. 400, anath. 15; Ep. -Quam laudabiliter-, in Patrologa Latina, 54, col. 679; Conc. I5raca-
rense, 1. maii 551, anath. 9 ss; Pius IX, Litt. cncycl. S. Officii ad episcopos, in: AAS 1, 1865/66, 177.
21 Catecismo de a Iglesia Catlica, 2115.

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Antropologa del tiempo litrgico 221

2. EL TIEMPO LITRGICO

El ao litrgico, que empieza con el primer domingo de Adviento, y est com-


puesto por tres ciclos: el de Adviento, el de Pascua y el de Pentecosts, desarrolla
todo el misterio de Ia vida de Cristo. La Santa Madre Iglesia considera deber suyo
celebrar con un sagrado recuerdo, en das determinados a travs del ao, Ia obra sal-
vfica de su divino Esposo22. El ao cristiano2i es Ia explicacin de los Evangelios
de las dominicas y de las fiestas de los santos del afto litrgico. Durante el ao cris-
tiano se exponen los misterios de Ia fe y las normas de Ia vida cristiana. Las fiestas
de los santos proclaman las maravillas de Cristo en sus servidores y proponen ejem-
plos oportunos a Ia imitacin de los fieles- M. El ao eclesistico refiere los misterios
y las festividades del ao cristiano, explicando en qu parroquias, en qu templos y
con qu actos y ceremonias se celebran, cmo se veneran las imgenes y el culto
que se les tributa; trata, adems, otros actos de Ia devocin propia de cada pueblo y
cada parroquia 2\
El tiempo cristiano es lineal, progresivo. El tiempo litrgico, por el contrario, es
cclico. Pero en el simbolismo de Ia repiticin del tiempo est presente Ia integracin
de los contrarios, Ia parte de luz y Ia parte de sombra que, en una visin teolgica,
se dira Ia gracia y el pecado. Por otra parte, Ia Iglesia, al integrar el calendario ccli-
co y, por tanto, repetitivo, de las comunidades agrarias, no ha podido evitar del todo
sus contenidos y su filosofa. Los soportes simblicos del tiempo cclico son Ia luna y
vegetacin estacionaria. De alguna manera, esto lleva consigo el politesmo de los
valores (M. Weber). El tiempo lineal trata de armonizarlo todo, mientras que el ccli-
co admite sin ambages Ia existencia de los contrarios y de los opuestos y los inte-
gran en tanto que tales. En muchas culturas antiguas y, an en nuestros das en
muchas culturas agrarias, los ritos de iniciacin siguen el ritmo de los grandes
momentos del ciclo anual.

1) Los ciclos y el santoral

El primero es el de Adviento, cuatro domingos; empieza el domingo que cae entre


el 27 de noviembre y el 3 de diciembre; es decir el domingo ms prximo a Ia fiesta
de San Andrs Apstol, 30 de noviembre. Es Ia preparacin para el nacimiento de Cris-
to. Durante este tiempo han de fomentarse las celebraciones de Ia Palabra de Dios en
las vsperas de las fiestas ms solemnes y en algunas ferias26. Navidad, Epifana y, des-
pus de Epifana, de tres a seis domingos. Empieza con Ia vigilia de Navidad.

22 Concilio Vaticano II, Sacrosanctum Concilium, 102.


23 J. Croisset, Ao cristiano, 8, Madrid, 1878.
24 Concilio Vaticano II, Sacrosanctum Concilium, 111.
25 Concilio Vaticano H, Sacrosanctum Concilium, 52, 102, 105; F. Fernndez Villahrille, El ao
eclesistico, Madrid, 1856.
26 Concilio Vaticano II, Sacrosanctum Concilium, 35.

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222 Manuel Mandianes

El ciclo de fiestas ms antiguo es el de Pascua, que transcurre desde Septuagsi-


ma a Pentecosts; alcanza su formacin completa hacia el siglo vii, y celebra el mis-
terio de Cristo bajo su aspecto de resurreccin. Cada semana, en el da que llam
del Seor, Ia Iglesia conmemora su resurreccin, que una vez al ao celebra tam-
bin, junto con su santa pasin, en Ia mxima solemnidad de Ia Pascua. El tiempo
de Pentecosts, per annum (desde cincuenta das despus de Pascua y cuatro des-
pus de Ia Ascensin), es tiempo de esperanza; dura de 23 a 28 domingos, hasta el
Adviento; evoca Ia manifestacin maravillosa de Ia gracia divina que marca el carc-
ter sobrenatural de Ia Iglesia 27. Est jalonado por seis grandes fiestas: Santsima Trini-
dad (domingo siguiente a Pentecosts), Corpus Christi (jueves siguiente a Ia fiesta de
Ia Santsima Trinidad), Sagrado Corazn (9 das despus del Corpus; es Ia ltima fiesta
mvil dependiente de Ia Pascua), Preciossima Sangre, Transfiguracin y Cristo Rey.
El Breviario u Oficio divino28 est estructurado de tal manera que Ia alabanza
de Dios consagra el curso entero del da y de Ia noche; es como Ia voz de Ia Iglesia2y.
Sus elementos ms importantes son las lecturas bblicas del Viejo y del Nuevo Testa-
mento, las antfonas, lecturas de los Padres y de vidas de santos, responsos, himnos,
cnticos no bblicos y oraciones 3. Todas las comunidades religiosas estaban obliga-
das al rezo de las horas cannicas y, en otro tiempo, el que no saba rezarlo haba
de suplirlo por otras preces, que variaban segn Ia solemnidad del da 31 .
Las cuatro tmporas corresponden a los das mircoles, viernes y sbado de Ia
tercera semana de Adviento, de Ia segunda de cuaresma, de Ia siguiente al domingo
de Pentecosts y de Ia fiesta de Ia Exaltacin de Ia Santa Cruz, que cae en el mes de
septiembre. Hay autores que dicen que es una cristianizacin de costumbres judas;
otros, de costumbres paganas, y los terceros, que son una institucin originariamente
cristiana. Desde el tiempo del papa Len Magno se conceden las rdenes sagradas
en este tiempo 32. Las rogativas son oraciones pblicas que se hacen en Ia Iglesia
romana en los tres das que preceden a Ia fiesta de Ia Ascensin para pedir a Dios Ia
conservacin de los bienes de Ia tierra y Ia gracia de verse libre de males, calamid*a-
des, pestes y cualquier otro contratiempo. Su institucin, hacia el 468-474, se atribu-
ye a San Mamerto, obispo de Viena33.
En el siglo vi, Ia correspondencia de San Gregorio Magno 34 atestigua, en Roma,
Ia existencia de una letana mayor o procesin de San Marcos, el 25 de abril, y, en

27 I)ACL (Dictionnaire d'Archologie chrtienne et liturgie), 1, col. 260-270.


28 Kl Breviario, tal tomo hoy se conoce, tard mucho en formarse. Para Ia historia del Brevia-
rio, cf. DACL, IX, 1, col. 1636-1729.
29 Concilio Vaticano H, Sacrosanctum Concilium, 83-101.
30 Officium Divinum, o. c., pp. 19-75.
31 Regla primitiva y Constituciones de las Monjas Descalzas de Ia Orden de Nuestra Seora Ia
Virgen Mara del Monte Carmelo, Teruel, 1853, 74-75 (reproduce Ia antigua regla de 1580); cf.
A. Krzesimowski, Viator christianus in Patriam tendens, Madrid, 1755, 56-134.
32 CK (Diccionario de Ciencias Eclesisticas), X, Barcelona, 1890, 69 y 309-311; DACL, XIV, 2,
col. 2014-2017.
33 DACL, XIV, 1, col. 2459-2461; DCK, IX, pp. 210-211.
34 Patmlogia Latina, LXXVII, col. 1329.

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Antropologa del tiempo litrgico 223

590, Ia celebracin de una letana septiforme con motivo de una peste 3S; esta ltima
parece ser que no tena el carcter de celebracin anual. La anterior no se sabe si
era una celebracin de carcter fijo o movible *. A veces los rituales confunden las
letanas mayores y menores y hablan de todas ellas en De Processionibus: Processio-
nes autem quaedam sunt ordinariae, quae fiunt certis diebus per annum ut in festo
Purificationis B. Mariae Virginis, in Dominica Palmarum, in Letaniis majoribus in festo
Sancti Marci... Rogationum triduo ante Ascensionem Domini, in festo Corporis Christi;
vel aliis diebus pro consuetudine Ecclesiarun> 37v

2) El domingo

Con razn lleva este da el nombre del Seor o domingo; se basa en una tradi-
cin apostlica que trae su origen del mismo da de Ia resurreccin de Cristo- -w. Los
cuatro evangelistas estn de acuerdo en que Ia Resurreccin ocurri en domingo, el
primer da de Ia semana w. El nombre de domingo aparece por primera vez en
el Apocalipsis 40, hacia finales del siglo i. -El domingo es Ia fiesta primordial, que
debe presentarse e inculcarse a Ia piedad de los fieles, de modo que sea tambin da
de alegra y de liberacin del trabajo. No se Ie antepongan otras solemnidades, a no
ser que sean de suma importancia, puesto que el domingo es el fundamento y el
ncleo de todo el ao litrgico' 1 .

3) Las cuarentenas

El Adviento empieza el domingo ms prximo al da de San Andrs Apstol, el


30 de noviembre. Pero si atrasamos esta fecha hasta el 11 de noviembre, da de San
Martn, fecha en Ia que se celebra en una parte de Galicia el magosto42, fiesta de las
castaas, comida de muertos, hasta el 25 de diciembre, podramos hablar de Ia pri-

35 Vita sancti Gregorii, 1. 1, c. XLI-XLH. Sobre letanas, en general, cf. DACL, IX, 2, col. 1540-1571.
36 DACL, X, col. 1740-1741.
37 Rituale Romanum, p. 324. Le faltan las primeras pginas; por comparaciones, bien pudiera
tratarse de un ejemplar idntico al que figura en Ia Biblioteca Nacional de Madrid bajo Ia rbrica:
Libros Litrgicos, n. 110: Rituate seu Manuete Romanum... cum canto toletano, Madrid, 1626).
38 Concilio Vaticano II, Sacrosanctum Concilium, 106. Cf. F. H. CoIson, The week. An essay on
the origin and developement ofthe seven day cycle, Cambridge, 1926; P. M. Duval, -Les dieux de Ia
semaine-, in Gallia, 11, 1953, 283-293; P. Grelot, -Du Sabbat juif au dimanche chrtien-, in La Mai-
son Dieu, 123, 1975, 79-107; A. Lemaire, -Le Sabbat a l'poque royale isralite-, in Revue Biblique, 80,
1973, l6l-185; C. S. Mosna, -Storia della Domenica dalle origini fino agli inizi del v secolo-, in Anal.
Gregoriana, 170, 1979; Ch. Pietri, -Le temps de Ia semaine a Rome et dans l'Italie chrtienne, in Le
temps chrtien, Paris, 1984, 63-93; W. Rordof, Sabbat et dimanche dans l'EgIise ancienne, Neuchtel,
1972.
39 Mat. 28, 1; Mac. 16, 9; Luc. 24. 1-8; Jan. 20, 1-18.
40 Apocalipsis 1, 10.
41 Concilio Vaticano II, Sacmsanctum Concilium, 106.
42 M. Mandianes, -El Magosto-, in Boletn Auriense, XX-XXI, 1990-91, 293-308.

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224 ManuelMandianes

mera cuarentena. Desde el da de Ia Navidad hasta el 2 de febrero, primera fecha


posible del martes de carnaval, otra cuarentena. Desde ahora hasta el 22 de marzo,
primera fecha posible de Ia Pascua, otra cuarentena, y desde Ia Pascua de Resurrec-
cin hasta Ia Ascensin, otra43; luego viene el tiempo de Pentecosts, no divisible en
cuarentenas.
Los pitagricos estimaban que el perodo de cuarenta das, 8 por 5, era Ia base
de Ia cosmogona, porque representa ciclo y medio de Ia luna. El oso, cuando sale
de su refugio, el 2 de febrero (primer da posible del martes de carnaval), observa Ia
luna y regula su conducta segn el aspecto de aqulla. Si hay luna llena, no se pro-
ducir el fin del invierno, y no ser el carnaval hasta cuarenta das ms tarde, con Ia
luna nueva; por eso, si hay claro de luna difiere su salida hasta Ia luna nueva, cua-
renta das ms tarde. Para los maniqueos y gnsticos, Ia luna es una bomba de almas.
Durante Ia fase creciente las aspira y las lleva hasta ella; cuando mengua, las lanza.
Una lunacin corresponde, adems, al ciclo femenino; Ia experiencia ha permitido
situar hacia el da 13 o 14 del ciclo lunar los momentos ms fecundos. Las lunas nue-
vas corresponden al perodo de Ia regla y las llenas al de fecundidad 44 .
La Pascua se celebra en Ia primera luna llena de primavera, en recuerdo de Ia
Resurreccin del Seor; si esta luna cae en domingo, se aplaza hasta el domingo
siguiente 45 . Para los efectos se cree que Ia primavera empieza el 21 de marzo; y Ia
Pascua puede ser el 22, si es domingo y luna llena. La fecha ms tarda posible de
Ia primera luna llena de primavera es el 18 de abril; si cae en domingo, Ia Pascua se
retrasa al 25 del mismo mes: ocurrir en el ao 2038. La Pascua es, por definicin, Ia
primera luna llena de primavera. Esta insistencia en asociar Ia Pascua a Ia luna llena
se debe a que sta denota perfeccin.
El origen de esta creencia podra ser el mismo texto del Gnesis: el cuarto da
Dios cri los dos luceros mayores: el grande (el sol) para iluminar el da y el
pequeo (Ia luna) para iluminar Ia noche *'. Dios cre, pues, un mundo perfecto,
al crearlo en esta primera semana con una luna llena. La luna crea el tiempo por-
que vara y aparece como su primera medida. La etimologa en las lenguas indoeu-
ropeas y semticas es una serie de variaciones sobre races lingsticas que signifi-

43 M. H. Congourdeau, -Un procs d'avortement a Constantinople au xivc' siecle-, in Rev. des


Etudes Byzantines, 40, 1982, 103-115; F. Cumont, -La triple commmoration des morts-, in CRAI, 1918,
278-294; C. Dagron, -Troisime, neuvime et quarantime jours dans Ia tradition byzantine: temps
chrtien et anthropologie-, in Le temps chrtien, Paris, 1984, 419-430; M. Granet, -Le dpt de l'enfant
sur Ie sol, rites anciens et ordalies mythiques-, in Rev. Archologique, 14, 1922, 305-36l.
44 C. Gaignebet, El carnaval. Ensayos de mitologiapopuUir, Barcelona, 1984, 13-28; J. Amades,
Astronomay metereologapopuIares, Neotipia, Barcelona, 1933; P. Saintyves, L'astrologiepopulaire,
Paris, 1937; C. Preaux, La lune dans / pense grecque, Bruselles, 1970.
45 J. Lefort, M. F. Rouan-Auzepy, -La chronique Pascale: Ie temps appropi-, in Le temps chr-
tien, Paris, 1984, 451-468; DACL XlII, 2, col. 1521-1574.
46 Genesis 1, 14-19. La Iglesia condena Ia astrolga en Ia medida en que presupone la creencia
en un determinismo por Ia influencia de los astros. Cf. Denzinger-Schnmetzer, Enchiridion Symbolo-
rum et declarationum, Barcelona, 1976, nn. 205, 283, 459, 1859, 2824-2825; Catecismo de Ia Iglesia
Catlica, 2115-2117.

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Antropologa del tiempo litrgico 225

can medida 47 . En hebreo el mes se denomina hdes (renovacin), porque se debe a


Ia renovacin de Ia luna; en cambio, Ia luz del sol no experimenta ninguna renova-
cin. El mes se refiere a Ia luna, mientras que el afto al sol 4H . La Va Lctea es el
camino de las almas; para que stas Io recorran es necesario que el sol se encuentre
en Ia Va Lctea y que Ia luna se halle en una determinada fase. Estas condiciones se
cumplen en el momento del carnaval. Despus de su Resurreccin, Cristo permanece
cuarenta das aparecindose a los suyos, hasta que Ia luna nueva facilita su subida a
los cielos; diez das despus enva su alma, en Pentecosts 49. La luna no slo es el
primer muerto, sino tambin el primer muerto que resucita. La luna es, por tanto,
medida del tiempo y promesa explcita de eterno retorno-w.

4) El ciclo de vida

A no ser en caso de necesidad, los nios se bautizaban en Ia iglesia dentro de


los ocho das siguientes a su nacimiento. Los bautizados, a los seis o siete aos, han
de ser fortalecidos en Ia fe con Ia confirmacin. A Ia edad conveniente han de comul-
gar, al menos, una vez al ao por Pascua Florida. El casamiento ha de tener lugar en
Ia iglesia a Ia edad prevista por los cnones, diferente para hombres y mujeres. Los
matrimonios se podan celebrar siempre, pero desde el primer domingo de Adviento
hasta el domingo de Epifana, y desde el mircoles de Ceniza hasta Ia octava de Pas-
cua, inclusive, sin bendicin 51 .

3. CARACTERSTICAS

Siguiendo el cico anual, el fiel, especialmente de tiempos pasados, poda darse


cuenta del sentimiento que invada a Ia Iglesia por los colores de los vestidos litrgi-
cos. Estos sentimientos tenan su traduccin en Ia comida, en los ruidos. El da y Ia
noche estaban cargados de significacin, que poda determinar Ia bondad o maldad
de una accin.

47 C. Darling Buck, A dictionary ofselectedsynonyms in theprincipaI indo-eumpean langua-


ges, Chicago, 1949, 54-55; K. Benveniste, Le vocabulaire des institutions indo-europennes, 2, Paris,
1969, 123-132.
48 Cosmografa de un judo romano del siglo xvii, ed. fascmil, tr. porJ. M. Milln y D. Roma-
no, Madrid-Barcelona, 1954, 71; cf. El comentario de !bn al-Mutanna a las Tablas Astronmicas,
Madrid-Barcelona, 1963.
49 C. Gaignebel, o. c., 21-23.
50 G. Durand, Les structures anthropologiques de l'imaginaire, Paris, 1984, 337.
51 Rituale, o. c., 273; cf. Bret'iarium Romanum Ex decreto Sacrosancti Concilii Tridentini resti-
tutum summorumque Pontificum Cura recognitum cum nova psalterii versione Pii Papae XII jussu
edita. Pars hiemais, Madrid, 1955, VII; cf. M. Mandianes, -La mujer en los snodos diocesanos gallegos
de los siglos XiIi al xv\-, in Galicia en Ia Edad Media, Madrid, 1990, 359-367.

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226 ManuelMandianes

1) Loscoloresyelfuego

Durante el Adviento no se dice gloria in excelss en las misas de feria, ni se


toca el rgano; el color es el morado, que significa espritu de penitencia. Durante
todo el tiempo de Pentecosts se utiliza el verde, color de Ia esperanza. En tiempo
de Navidad y en tiempo de Pascua se utiliza el color blanco, de alegra. En los fune-
rales y celebraciones funerarias, el negro, smbolo de tristeza. Para administrar el
sacramento de Ia penitencia dice un ritual: "Superpelliceo, stola villacei coloris utatur,
prout tempus vel locorum feret consuetudo- ^. Sacerdos, aut cujusvis ordinis clericus
defunctus, vestibus suis quotidianis communibus usque ad talarem vestem inclusi-
ve..., seu olaneta violcea sit inductus, Diacunus... dalmatica violacea-53. El sacerdo-
te, para presenciar, en calidad de testigo privilegiado, el sacramento del matrimonio
ha de estar in ecclesia superpelliceo alba stola inductus 54 . Siete focos de luz: naci-
miento, epifana, circuncisin, Sagrada Familia, Bautismo y Purificacin.
En el da de Nuestra Seora de Ia Candelaria se bendicen las candelas en todas
las parroquias. La noche del viernes al sbado santos, laicos y clrigos deban hacerle
guardia al Santsimo, pero sin encender el fuego. El da de Ia Pascua ha de hacerse Ia
bendicin de Ia pila bautismal y del cirio pascual. Entre otros actos, el penitente pbli-
co deba estar de pie un domingo en Ia misa mayor, con una candela en Ia mano,
delante de todo el pueblo. En algunas partes de Galicia Ia noche de Navidad echan un
gran leo en el fuego, que dura hasta ao nuevo, que llaman tizn de Navidad; su
ceniza ser buena para quitar calenturas ". Durante las horas y Ia celebracin de Ia
misa, especialmente Ia de los domingos, han de estar algunas lmparas encendidas.
En muchas culturas, Ia gallega entre ellas, el fuego propicia el encuentro entre
los habitantes de este mundo y los del otro. Los nuevos mtodos de cocinar han
hecho caer en el olvido que el fuego siempre estuvo en relacin con el rbol, que
nos hace pensar en Ia cruz de Jess. Por otra parte, el fuego de Ia noche de Pascua
recuerda el fuego de San Juan y todos los fuegos estacionales que son eufemizacio-
nes de ritos sacrificiales *. El nacimiento del fuego por frotamiento recuerda el acto
sexual y a Ia noche inseparable del fuego.

2) Ruidos/silencio

En muchos lugares, durante Ia cuaresma se tocaban menos las campanas, y el


viernes santo no podan tocarse. Por el contrario, en el oficio de tinieblas del mismo

52 RitualeRomanum,o.c.,U2.
53 Rituale Romanum, o. c., 65.
54 Rituce Romanum, o. c., 273.
55 Synodicum Hispanum (en adelante SH), I, Madrid, 1981, Mond 22, 1441, 6, p. 74. Cf. J. Tahoa-
da, Ritosy creenciasf>allegas, 2 ed., La Corua, 1982, 117-143; Martn Dumiense, De correctione rusti-
corum, n. 16.
56 G. Durand, o. c., 383.

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Antropologa del tiempo litrgico 227

da se haca ruido con las carracas. A Ia entrada de Ia noche, a Ia postura del sol,
hora que vara segn las pocas del ao, se taan las campanas en todas las igle-
sias, para que los fieles cristianos re/aran las Avemarias, el ngelus y vsperas; en
algunas dicesis tambin se tocaban cuando amenazaba tormenta ^1. Llamar a misa
con Ia campana, avisar de que se va a llevar el Vitico a algn moribundo, de Ia
muerte de un miembro de Ia parroquia. -Interim detur campanae signum transitus
defuncti pro loci consuetudine, ut audientes pro eius anima Deum precentur> 5 .
Cum generatim in actionibus liturgicis curandum sit, ut 'sacrum quoque silen-
tium suo tempore servetur' w, in ipsa persolvenda Liturgia Horarum opportunitas
silencii praeleatur-, para mejor escuchar Ia voz del Espritu, pero sin deformar Ia
estructura del oficio W).

3) Comida/ayuno

Las cuatro tmporas son un perodo de tres das, durante los cuales se impone
a los fieles el ayuno y aumento de oraciones a fin de que los ordenandos sean dig-
nos ministros del altar. Durante las letanas de San Marcos y el mircoles siguiente
no se poda comer carne; quien coma carne, o el carnicero que Ia venda, algn da
de cuaresma o en cualquier viernes del ao, caa en excomunin, y se establecen
das de ayuno obligatorio. Desde muy antiguo no se pudo comer carne ni nada que
procediera de Ia carne o animal, como Ia leche y los huevos, aunque durante algn
perodo se podan comer pjaros, por Ia misma razn que se puede, an hoy, comer
pescado: por ser productos del agua y del aire y porque excitan menos las pasiones61.
Manteniendo como sagrado el ayuno pascual, el viernes de pasin y, segn Ia situa-
cin, extenderlo al sbado santo, hoy ha de fomentarse Ia penitencia no slo interna
e individual, sino tambin externa y social, adaptndose a nuestro tiempo y, an, a
los diferentes pases. Los otros ayunos tradicionales pueden sustituirse por Ia limosna
penitencial 62 . Despus de muchos aos de cristianismo, los gallegos continuaban
haciendo banquetes en Ia iglesia el da de los mortuorios y de los Fieles Difuntos,

57 SH, o. c., Or. 28-29 (1543-44), 35, 1, 3; 36.1, pp. 246-247; Tuy6(1528), 3.l6.3^, pp. 485-488;
ruy6(1528),483-484.
58 Rituale Romanum, o. c., p. l69. Sobre el uso litrgico y civil de las campanas, cf. A. Cea,
Instrumentos musicales de Ia Sierra de Francia (Salamanca)-, in Revista de Dialectologa y Tradicio-
nes Populares, XXXIII, 1978; P. Ciruelo, Tratado en el qual se rechazan todas las supersticiones y
hechiceras, ed. orig. 1541, Barcelona, 1628; Fray Luis de Ia Concepcin, Prctica de conjurar, en
que se contienen exorcismos y conjuros contra los malos espritus... y contra Ia langosta y otros ani-
males nocivosy tempestades, Madrid, 1721; F. Llop i Bayo, Campanasy campaneros, Salamanca,
1989; J. L. Padilla Lapuente. -Las campanas horarias de Ia catedral de Lleida hacia una nueva cesura
del tiempo urbano (s. xv), in Actes del Congrs de Ia Seu Vc1IIa de Lleida, 159-166; Sutter, La grande
aventure des cloches, Paris, 1993.
59 Concilio Vaticano II, Sacrosanctum Concilium, 30.
60 Officium Dit'inum, I, o. c., 75.
61 Summa Tbmlogica, 11.a, II-", q. CXLVII, a. 8, ad 2um.
62 ConcilioVaticano II, Sacmsantum Concilium, 109-110.

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228 ManuelMandianes

poniendo encima del altar jarros y platos 63. Desde un principio los cristianos cele-
braban el domingo, celebrando Ia asamblea de Ia palabra, de oracin y un banquete
con pan, vino y agua, al que cada uno contribua segn sus posibilidades M.

4) Da y noche, y tiempo sagrado y tiempo profano

Muchos snodos65 prohiben las reuniones de noche en las iglesias y conventos


por Ia disolucin de costumbres a que suelen dar lugar, y si alguno tiene votos de
hacerlas en penitencia, los prrocos pueden permutrselas. Las tabernas deben per-
manecer cerradas durante Ia misa los das de fiestas, y durante stos no pueden cele-
brarse ferias, ni mercados, ni vender medicinas en las boticas, a no ser en caso de
enfermedad grave. Los clrigos no pueden celebrar misa antes de recitar maitines y
prima.
En el folklore, Ia cada del da es terrorfica: es Ia hora en que salen los anima-
les monstruosos. Las tinieblas nocturnas constituyen el primer signo del tiempo y
muchos grupos humanos empezaron contando el tiempo por noches y no por das.
Y, tal vez, las fiestas de San Juan, Navidad y Pascua sean restos de calendarios noc-
turnos cclicos dentro del calendario cristiano. Las tinieblas son el espacio y el tiem-
po de toda agitacin. Es Ia hora de Ia actividad de las brujas, del diablo, que es negro
como Ia noche. La noche es Ia hora de Io negro y de Ia oscuridad, est asociada al
caos y las bacanales, y los desenfrenos ms obscenos estn siempre ligadas a Ia
noche *6.

CONCLUSIN

El calendario judo y varios otros han ido dejando su impronta en el ao litrgi-


co. No slo no desaparecieron del calendario litrgico todos los detalles de otros
calendarios, sino que Ia Iglesia los ha utilizado como vehculo de su mensaje, cristia-
nizndolos. A Ia inversa, en muchos casos el calendario litrgico se convirti en el
vehculo y mantenedor de costumbres antiguas67. Heredada de tiempos antiguos, los
fieles guardaron durante mucho tiempo Ia costumbre de recoger hierbas determina-

63 SH, o. c., I, Mond., 22 (1541), 3, pp. 73-77; Tuy6(1528), 3.11.1, pp. 470-471; 3.12.4, p. 474.
Cf. M. Mandianes, -Les tnorts de Ia Galice mangent des chtaignes-, in Ethnologie Europenne, 6,
1988^9, 142-145.
64 Justino, Apologas, I, 67, 3; Ignace d'Antioche, -Lettres, Sources Chrtiennes, 10, Paris,
1969, 89.
65 M. Mandianes, -El tiempo en los snodos gallegos-, in Revista Espaokt de Derecho Canni-
co, 48.130, 1991, 265-272.
66 G. Durand, o. c., 98-101.
67 M. Mandianes, -Tiempo del indio, tiempo de Dios, tiempo de nadie-, in Rev. de Dialectolo-
ga y Tradiciones Populares, XLLLL, 1988, 379-383, y -Pastoral indigenista de algunos snodos colonia-
les-, in Misiones Extranjeras, 86, 1985, 135-145.

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Antropologa del tiempo litrgico 229

dos das, como el de San Blas y el de San Juan, y establecan perodos festivos que
Ia Iglesia debi regular con decretos 6^ El tiempo lineal y progresista crey muy pron-
to haber logrado el desencantamiento del mundo; evidentemente, el rito hoy no es
lo- que era en las sociedades tradicionales, pero perdura bajo otras formas. Todas las
contradicciones que puedan aparecer a raz de una concepcin linear o circular del
tiempo, en teologa quedan resueltas, puesto que Dios es el Seftor del tiempo, es su
dueo y hace con l, en l y de l Io que desea. Dios es acto puro. De aqu que no
tenga ninguna importancia desde el punto de vista teolgico que Ia sbana santa sea
del siglo xiv o xvii, o del siglo i; para Dios no hay antes ni despus *9. Si no se entien-
de esto, no se puede entender Ia teologa de los sacramentos, que son Ia actualiza-
cin del elemento trans-histrico de los actos humanos de Jess, y sta es Ia creencia
que est extendida entre los fieles y que justifica su prctica. Y puesto que el hom-
bre se mueve ms por Io que cree que por Io que sabe, poco importa que el tiempo
de los historiadores sea otro.

Manuel Mandianes
C. S. I. C. Barcelona

68 SH, Or 28-29 (1543-44), 353, p. 246; Tuy 1 (1482), 42, p. 372; 6 (1528), 2.3.8, p. 445. Ya en
el siglo iv acusaban a los priscilianistas de practicar ritos mgicos para propiciar Ia fertilidad de Ia tie-
rra. Cf. H. Chadwick, Prisdliano de vila, Madrid, 1978, 77-82.
69 Conversacin con los antroplogos C. Gaignebet y J. Frekin, mirando el Santo Sudario. Turn,
30 de octubre de 1993.

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