Sobre Celestina. El Canon de Belleza en Siglos XV y Xvi. Acta4
Sobre Celestina. El Canon de Belleza en Siglos XV y Xvi. Acta4
Sobre Celestina. El Canon de Belleza en Siglos XV y Xvi. Acta4
0. Introduccin
0.1. Se suele decir que el perodo que abarca las ltimas dcadas del siglo XV y
las primeras del XVI constituye una etapa sumamente importante en la historia de la
civilizacin hispnica a lo largo de la cual da sus ltimos suspiros la Edad Media para
ceder paso definitivamente a algo completamente nuevo. Por una parte, desde el pun-
to de vista poltico-econmico, con el descubrimiento del Nuevo Mundo aumenta el
prestigio del estado espaol unificado recin nacido, que pronto se convierte en una
potencia universal, en un enorme imperio con esperanzas realsticas de una venidera
prosperidad tanto poltica como econmica. Por otra parte, en el terreno artstico-
cultural, nacen nuevos ideales, nuevos modelos artsticos, aunque todava coexisten
con elementos considerados medievales, despreciados por los humanistas durante el
reinado de los Reyes Catlicos.
1
Es decir, se trata de una transicin que conduce
desde la Edad Media hacia el Renacimiento.
0.2. A finales del siglo XV o a principios del XVI nace, pues, La Celestina, una
de las primeras obras espaolas que consiguen xito internacional en la Europa
contempornea, y, sin duda, una de las obras ms importantes de la literatura
universal. Esta obra, ni medieval ni renacentista segn Castro, representa este perodo
de transicin en que se transforma el sistema de valores sociales, morales. Al mismo
tiempo, conviene recordar que en la poca en cuestin no slo se producen
transformaciones sociales, culturales, histricas, sino tambin lingsticas. Durante la
segunda mitad del siglo XV y la primera del XVI se produce una larga serie de
innovaciones tanto en la fonologa como en la morfosintaxis y en el lxico del
espaol, que despus de una etapa de coexistencia sustituirn a las soluciones
antiguas heredadas del castellano medieval. Un indicio de la existencia de un cambio
lingstico en vas de desarrollo es precisamente la coexistencia de variantes lingsticas,
es decir, la existencia de alternativas elegibles libremente que sirven para expresar el
mismo contenido. As, por ejemplo, en el latn clsico ciertos casos de la declinacin eran
equivalentes a construcciones preposicionales y, en una fase posterior de la evolucin del
latn, stas ltimas sustituyeron del todo a aqullos.
2
En esta fase de la historia de la
lengua espaola abundan los casos de alternancia libre, lo cual significa que se trata de un
Este artculo fue realizado con la ayuda de la Fundacin por la Ciencia Hngara del Banco
de Crdito de Hungra (A cikk az MHB A Magyar Tudomnyrt Alaptvny
tmogatsval kszlt.)
1
Mena, Juan de: Obras completas, Ed., intr. y notas de M. A. Prez Priego, Planeta/Autores
Hispnicos, Barcelona, 1989
2
Nos. 1-22
3
Nos. 1-7
4
Nos. 8-20
5
Por su temtica, mas no por su forma.
6
Lida de Malkiel, M
a
Rosa: Juan de Mena, poeta del prerrenacimiento espaol, El Colegio
de Mxico, Mxico, 2
a
ed. 1984, pp. 87-103
7
Ibdem, pp. 88-89, el ejemplo es la copla No. 8 en la ed. de Prez Priego
8
Ibdem, p. 90, los ejemplos son las coplas 11, 15 y 17 en la ed. de Prez Priego
97
la presentacin del amor
9
. Adems subraya la nota pesimista vehemente de la poesa
amorosa de Mena, en lo que difiere decisivamente - segn ella - de la lrica proven-
zal
10
, la profunda intelectualizacin de los sentimientos
11
, la introduccin de sus lec-
turas doctas en los poemas
12
y el juego conceptual en trminos ms bien de teologa
que de religin
13
. Lida de Malkiel subraya el origen provenzal de esta poesa y de-
muestra la diferencia ideolgica entre el Dolce stil nuovo y los conceptos de Mena
representados en la copla No. 9, Presumir de vos loar
14
. Sin embargo, si revisamos su
enumeracin de caractersticas, nos damos cuenta inmediatamente de que no slo se
pueden reconocer entre stas las reglas de la lrica provenzal sino, considerndolas
ntegramente, como un slo grupo, representan tambin los valores temticos del
Dolce Stil Nuovo y de los tres grandes poetas del Humanismo italiano, Dante, Petrar-
ca y Boccaccio
15
, adems que algunas de stas pueden radicar tambin en la poesa
galaico-portuguesa.
Mena conoce e interioriza los temas y caractersticas recnditas de sus predeceso-
res, pero los cambia y los individualiza artsticamente, a la vez que opta por expresar-
los dentro de las formas tradicionales espaolas y no, segn la moda de entonces, en
formas tomadas de la tradicin italiana. Y lo hace con tanto xito, que sus sucesores
abandonan las invenciones formales ms artificiosas y regresan a la copla espaola
16
.
La disciplina filosfica que reflejara la poesa amosora de Mena sera, natu-
ralmente, el elogio de la dama y del amor como va de perfeccin para el amante,
segn afirma Lida de Malkiel
17
. Y, evidentemente, encontramos algunos poemas de
Mena que pertenecen al grupo temtico de la lauda, cuya base es justamente esta
concepcin: la idea de la salvacin por la vista de la dama, en la cancin No. 7, Oiga
tu merced y crea
...hombre que tu gesto vea,
nunca puede ser perdido.
(vv. 3-4, de estribillo), o
Pues tu vista me salv,...
(v. 13)
...pues que, seora, de muerte
tu figura me libr,...
(vv. 15-16), o la copla No. 8, Ms clara que non la
luna, donde se nombra tambin al mismo Petrarca, como profeta de las virtudes de la
dama:
9
Ibdem, p. 91, los ejemplos son las coplas 13, 17 y 18 en la ed. de Prez Priego
10
Ibdem, pp. 99-103
11
Ibdem, p. 88, el ejemplo es la copla 18 en la ed. de Prez Priego
12
Ibdem, p. 92
13
Ibdem, pp. 94-99, los ejemplos son las coplas 11, 18 y 20 en la ed. de Prez Priego
14
Ibdem, p.87 y p.96
15
Es importante aclarar que en Mena las ideas del Dolce stil nuovo y de los tres grandes
autores italianos se confunden y son tambin mezclados con la filosofa provenzal.
16
Respecto al xito de la copla: Beltrn, Vicente, op. cit, p. 130
17
Lida de Malkiel, M
a
R., op.cit., pp. 87-90
98
Quanto bien dixo Petrarca
por vos lo profetiz.
(vv. 19-20), y donde no slo el lxico - en el cual se
encuentra el adjetivo gentil tambin, clara evocacin de la cancin dolcestilnovsti-
ca -, sino la declaracin del poeta para el ms alto elogio a la dama, muestra reminis-
cencias de las ideas de los autores italianos:
Quien vos dio tanto lugar
de robar
la fermosura del mundo,
es un misterio segundo
e profundo.
(vv. 41-45). La misma idea se expresa en la copla
No.9, Presumir de vos loar, cuando en el fin Mena pide a la dama:
Mas aquel que poco sabe,
su gran culpa lo disculpa:
con el saber que me cabe
consentid que vos alabe,
non cargndome de culpa.
Que Dios sabe si querra
loarlo como lo veo,
porque gloria me sera
que con esta mano ma
acabasse tal deseo.
(vv. 81-90). La seora alabada es adorada como cosa
celestial (vv.25-26), porque por su perfeccin el poeta est seguro de que:
Humano poder no fuera
bastante de vos fazer,...
(vv. 61-62), y declara:
...que Nuestro Seor poderoso
se falla vanaglorioso
en fazer vuestra beldad.
(vv. 48-50).
No es tampoco una casualidad que en la copla No. 18, Ya non sufre mi cui-
dado, que es un lamento, se cuente la tctica amorosa de utilizar una donna schermo
para encubrir la verdadera identidad de la mujer amada, exactamente como se cuenta
en la Vita nuova de Dante:
Si me preguntan algunos
por mi seora, les muestro,
por contentar a los unos,
otra alguna en nombre vuestro.
(vv. 145-148), y que en la misma se
hable del purgatorio:
Mis penas mirando luego,
quiero que de vos se teman
aquellas flamas de fuego
99
que menos arden que queman.
Ya lo cual por fama rasa
bien ha fecho ser notorio,
quemndome en esta brasa,
vuestro deseo ser causa
para m de purgatorio.
(vv. 91-99) o, en la copla No. 11, Guay de aquel
hombre que mira...!, donde se menciona el limbo, porque el poeta todava concede a
la dama que su desfavor y victoria sobre l sean neutros:
Aunque ramo por memoria
vos d Diana de palmas,
en aver de m victoria
non avrs pena nin gloria
ms que en el limbo las almas.
(vv. 106-110).
En la elega del Claro escuro no es el fuego de amor el purgatorio por donde
pasa el poeta amante, sino su fe, o sea su lealtad a la dama:
O qunto bast mi fe,
mi fe por do es notorio
que posseo
tal pensamiento que s,
s que ser purgatorio
del desseo!
(vv. 109-114). Este purgatorio purifica de veras el
alma del poeta, no como en la copla No. 18, donde slo causa sufrimiento y no da
esperanza de salvacin. En el Claro escuro, en cambio, se expresa de nuevo la idea
beatificante del amor de la dama despus de haber pasado el purgatorio, como sucede
en la Divina Commedia de Dante tambin:
Si sola quisiesse quien,
quien podra fazerme firme
en la virtud,
luego mi tardado bien
bien podra restituirme
la salud.
(vv. 147-152).
Adems de estas composiciones, tenemos tal vez tambin otro ejemplo de paralelo
con los autores italianos, en este caso con Petrarca, la cancin No. 4, O quien visto
vos oviese!, un tanto oscuro, por cierto, en que el estribillo breve, de dos versos, co-
mienza en su primer verso quebrado con la palabra clave de querella
18
. Aunque
18
Esta palabra fue interpretada por Prez Priego como juego del doble sentido de queja (de
dolor) y acusacin (Mena, Juan de: Obras completas, ed. cit., p. 6, n.6. El Brocense no
explica esta palabra, y en la otra ed. de Mena, Juan de: Obra completa, Bibl. Castro,
Turner, ed. cit., en el Glosario final no se recoge como cultismo.) y no figura en el vocabu-
lario de los poetas de la generacin de Mena, ni en el de los poetas anteriores, como Santi-
100
Mena la pudo tomar de sus predecesores peninsulares y, adems, no solo del italiano,
sino tambin directamente del latn, de inmediato salta a la vista el soneto de Petrarca,
Gi desai con s giusta querela
19
.. El paralelo que menciono es reforzado con el
hecho de que la misma cancin de Mena temticamente armoniza con el soneto Aspro
core et selvaggio, et cruda voglia
20
de Petrarca, tema al cual se alinean, por otro lado,
varias coplas de Mena
21
.
La acentuada melancola, el amor representado por una dama sin rasgos determi-
nados, la memoria de las emociones sentidas y el recurso estilstico de la anttesis en
todos los niveles, el uso de ejemplos tomados de la antigedad, por otra parte, evocan
del mismo modo el arte de Petrarca.
Pero regresemos a la afirmacin de Lida de Malkiel, o sea, que Mena expresa en
su arte la filosofa vigente de su poca. Es un error pensar que todos los poemas me-
nores pertenecen a la corriente ideolgica representada por la lrica provenzal y el arte
italiano. Fuera de los poemas que mencionamos, no hay ms obras menores que se
puedan enlistar en esa categora. Los rasgos que caracterizan la mayor parte del cor-
pus examinado, no concuerdan con lo que hemos dicho hasta aqu. Ya en la copla No.
15
22
, Por ver que siempre buscades, donde todava aparecen trminos teolgicos,
stos ya se contraponen al amor sentido y al loor de la dama:
llana, por ejemplo, mas aparece entre los vocablos usados - aunque poco usados - de la ge-
neracin que sigue a la de Mena. (Consltese Beltrn, Vicente, op.cit., Anexo 5., pp. 222-
224 y Anexo 6. p. 229. Sin embargo, debo llamar la atencin a que los datos mencionados
son slo indicativos, porque Beltn confiesa en la pgina 109 de su libro, haber analizado
lxicamente slo dos canciones de Mena. As las estadsticas de los Anexos no representan
la verdadera situacin.) La situacin parece ser clara: Mena introduce un vocablo de difcil
interpretacin y como en muchas otras cosas, los jvenes lo siguen y aceptan su innova-
cin. Aunque esta palabra fue ya usada en el Medioevo y tenemos noticias de ello desde
Berceo, no debemos abandonar totalmente la idea de la introduccin o, mejor dicho, el re-
descubirimiento de esta palabra con significado algo diferente del ya conocido.
19
Petrarca, Francesco: Canzoniere, CCXVII: Gi desai con s giusta querela/en s fervide
rime farmi udire,/chun foco di piet fessi sentire/al duro cor cha mezza state gela;//et
lempia nube, che l rafredda et vela,/rompesse a laura del mi ardente dire,/o fessi
quellaltrui in odio venire, che belli, onde mi strugge, occhi mi cela.//Or, non odio per lei,
per me pietate,//cerco; ch quel non vo, questo non posso;//tal fu mia stella, et tal mia
cruda sorte!//Ma canto la divina sua beltate;/ch, quandi sia di questa carne scos-
so,/sappia l mondo che dolce la mia morte.
20
Petrarca, Fr.: Canzoniere, CCLXV: Aspro core et selvaggio, et cruda voglia/in dolce,
humle, angelica figura,/se limpreso rigor gran tempo dura, avran di me poco honorata
spoglia;//ch, quando nasce et mor fior, herba et foglia,/quando il d chiaro, et quando
notte oscura,/piango ad ogni or. Ben di mia ventura,/di Madonna, et dAmore, onde mi
doglia.//Vivo sol di speranza, rimembrando/che poco humor gi per continua pro-
va/consumar vidi marmi et pietre salde//Non s duro cor che, lagrimando,//pregando,
amando, talor non si smova,/n s freddo voler, che non si scalde.
21
Coplas 16, 17, 18
22
La numeracin evidentemente, como lo hemos dicho, no es orden cronolgico. Sin
embargo, lxicamente y por varios paralelos de versos y con obras mayores, se pueden
agrupar los poemas menores de Mena. A la presentacin de esta agrupacin regresar en
las conclusiones.
101
Si dezs en quanto toca
de ser vos de m loada,
aunque mi fiesta era poca,
jams puedo ver mi boca
en otra cosa occupada,
tanto que Dios me d,
aosadas, ms saludes,
de quantas vezes dex
a Nuestro Seor e lo
vuestras muy grandes virtudes.
(vv. 21-30).
La hiprbole sacroprofana es general en la pennsula, como lo expone Lida de
Malkiel
23
. Podramos llamar general tambin la contraposicin del amor a la razn -
cosa inimaginable para los provenzales y dolcestilnovistas, pero conocido, aunque de
manera diferente, por Petrarca. Sin embargo, los versos de Mena en este sentido son
excepcionales y muy personales:
Por ver que siempre buscades
cmo me dedes passin,
quiero fazer que sepades
cmo en ello ms usades
de querer que de razn.
(vv. 1-5).
Se trata todava de un amor inalcanzado, amor de lonh provenzal, de la lealtad y
el servicio de la dama, pero esta contraposicin de amor-razn y las palabras finales
de los primeros versos: buscades - passin nos introducen paulatinamente al maduro
mundo potico amoroso de Mena. Todos los otros poemas menores, con excepcin de
las elegas y de la cancin No.5, Porque ms sin dubda creas, donde la formulacin
del tema es muy general, hablan manifiestamente de un amor pasional, corporal, a
conseguir o a reconquistar.
Este tema no es una rara curiosidad, ya que lo hubo siempre en el folklore, como
la encontramos en la lrica provenzal tambin. La peculiaridad de Mena es el uso
patente, no disimulado, del lxico ertico y los violentos sentimientos subjetivos e
interiorizados. Hay una estrecha relacin entre la voluntad de expresar la pasin per-
sonal de Mena y sus quejas y dolores continuamente recalcados, que muchas veces
llegan hasta maldecir a la amada - cosa inimaginable en la poesa culta de los siglos
anteriores. A este grupo de expresin desmesurada pertenece la ya mencionada copla
No. 12, A ti, sola turbacin, en que el poeta que padece desseo, turbacin, tor-
mentos y tientos, se lamenta:
De tal guisa quedo preso
por desseos y pesar
que al querer del pobre seso
cuidados no dan lugar;
...
nunca obran mis sentidos
23
Lida de Malkiel, M
a
Rosa, op.cit., pp. 92-98
102
ni mi seso como deve.
(vv. 73-76 y 79-80).
Igual parece ser la situacin descrita en la copla No. 14, O rabiosas tentaiones!,
aunque puede ser tambin que se trate de los favores perdidos de la dama. En la copla
No. 13, Cuidar me faze cuidado, el poeta declara que
La sobra de los pesares,
dolores y sentimientos
en assaz bajos lugares
pone altos pensamientos;...
(vv. 9-12) y pide a la amada:
ved un cuerpo pecador
cmo bive,
que tales fechos de amor
en s resibe.
(vv. 45-48). El poeta debe sufrir todo su mal, porque:
Grande fue el atrevimiento
que cobr con el deseo,
y mayor, el pensamiento
de cuitas en que me veo:...
...
Non dubd de acometer
amores en tal lugar,
que esperana de bien aver
esfor mi desear;...
(vv. 25-28 y 33-36), pero la dama deseada no lo favo-
rece. Por eso el poeta piensa:
Trasmud naturaleza,
devedando voluntad,
tu mesura en tal crueza
que non basta mi humildad;...
(vv. 97-100). Me parece importante, desde el punto
de vista de lo que dijimos sobre las exageraciones de Mena, que la mesura de la
dama, virtud ejemplar en la Edad Media, tan fcilmente se pueda titular crueldad - o
frialdad en otras coplas -, o sea, que sea convertida por la exaltacin excesiva del
enamorado en una caracterstica que merece reprobacin.
La otra modalidad del tema de la pasin es cuando la mujer amada y obtenida po-
ne fin a los placeres del poeta todava enamorado. A esta lnea temtica pertenece la
copla No. 16, Si gentos universos. El poeta no entiende la actitud de su seora:
Non s quin te consej
tanto yerro
nin qul causa te movi
que de ti partiesse yo
con destierro,...
(vv. 31-35), y aunque primero diga que no dejar el
servicio de la dama, le reprocha:
La cruda feroidad
103
de len,
do siente ser humildad,
subjuzga su brevedad
a perdn;
pero t, endureida
robadora,
presumiendo ser temida,
quieres ser ms homiida
que seora.
(vv. 51-60). Por eso el poeta dice estar:
Guerreando yo conmigo
cada ora,...
(vv. 11-12), y confiesa:
...fazes mi mal ravioso
ser tamao,
que con fuego peligroso
mis ojos sin ms reposo
amen dao.
(vv. 26-30). La misma situacin se esboza en la copla
No. 17, Ya dolor del dolorido..!.:
despus que gan sirviendo,
por do pierdo lo servido.
(vv. 6-7). Y en esta copla ya nos encontramos por to-
do el poema con las formas retricas y el estilo tan conocidos del Laberinto:
En perder quanto esperava
tantas cuitas cobrar,
que en cobrarlas perder
quien perderme deseava.
La cruel que me penava
y mis penas non requiere,
non s por qu perder quiere
un perdido que ganava.
(vv. 17-24). En esta copla el poeta ruega a la amada:
non quieras quien te desea
que fenesca desseando.
(vv. 55-56). Y aunque la tristeza por la crueldad de la
dama es muy grande, Mena confiesa:
De bivir sin desear
quantas vezes he memoria,
mi dolor mes mayor gloria
que la vida sin amar.
(vv. 65-68).
La memoria es tambin una idea clave en la poesa amorosa de Mena. Lida de
Malkiel llama la atencin sobre la peculiaridad de que el poeta quiera repasar por la
104
memoria los logros amorosos
24
, cuya explicacin encontramos en la copla No. 18, Ya
non sufre mi cuidado:
Que en el tiempo de la gloria
ms es que gloria pensar
reduzir a la memoria
quanto plazer e victoria
se cobr por afanar.
(vv. 176-180), y cuya manifestacin es la cancin No.
1, Donde yago en esta cama. Sin embargo, la situacin representada en esta cancin
es conocida en el folklore, como alba, y tampoco es peculiar la voz masculina y la
memoria del amor perdido en las canciones tradicionales. El hombre que parti de
entre brazos de su dama, dice:
A bueltas del mal que siento,
de mi partida, par Dios,
tantas veces me arrepiento,
quantas me miembro de vos:...
(vv. 5-8).
Por sus rasgos fundamentalmente folklricos, esta cancin podra ponerse en
paralelo con la cancin No. 6, Ya, mi bien, vos remediad, que es un commiato.
Otro rasgo temtico importante aparece tambin en la cancin No. 1, Donde yago
en esta cama: la fama, en este caso no la fama del poeta, sino la noticia de su conoci-
do amor, a continuacin de los versos ya citados:
...me hazen fama
que de aquesto adolesc,
los que saben que part
de entre brazos de mi dama.
(vv. 9-12). Sabemos que en la poesa culta - proven-
zal o dolcestilnovista - era obligatorio mantener el secreto de amores. Ya citamos
tambin el pasaje de la copla No. 18, Ya non sufre mi cuidado, en que Mena promete
a su dama nombrar a otra mujer si le preguntan por su amada, para mantener el secre-
to tradicional
25
. Sin embargo, pocos versos despus de esta promesa, dice:
De otra nombrar pensando
en algund caso que toca,
al vuestro nombre fablando
se me va luego la boca,
tanto que a los que desplaze
me lo notan a grand mengua,
mas a m, que satisfaze,
en grado sin fin me plaze
de tal yerro de mi lengua.
(vv. 154-162) - o sea, ningn problema, porque para
el poeta el orgullo que siente por su amor se puede expresar solamente en publicar-
lo, como en la lauda No. 9, Presumir de vos loar, tambin citada:
24
Lida de Malkiel, M
a
Rosa; op.cit., p.88
25
vv 145-148.
105
Porque no puede bastar
de savio ningun saber,
para poder publicar
lo que en vos puede mirar
quien ha dicha de vos ver.
(vv. 76-80).
Pero la indiscrecin del poeta no slo puede ser un error positivo, muestra de or-
gullo, casi un hecho de armas, sino puede ser asimismo un arma de venganza contra
la mujer cruel que no corresponde a los sentimientos de su adorador, cuyo ejemplo
ms hermoso figura en la elega No. 22, El fijo muy claro de Yperin:
Jams no feneer
la fama cruel que cobras,
viva verdad que dar
testimonio de tus obras,
puesto que viva moriendo
tus penas mi bien matando,
porque los males viviendo
mueran mis ojos llorando.
(vv. 105-112).En efecto, todos los poemas de Mena,
como hemos visto, son testimonios de amores singulares, de sentimientos personales
y dolores individuales. Delinean una historia intrnseca de la vida sentimental del
poeta, sin disimulo. Esta sinceridad en la representacin es causa de que no se atenga
a las reglas fijadas por sus antepasados y de que no dude ser tan original en el tema, al
cual hace un pequeo acertijo en la copla No. 18, Ya non sufre mi cuidado:
Un dao que nunca cansa,
un dolor buelto con sombra,
un mal que nunca se amansa,
seores, cmo se nombra?
(vv. 10-13)
106
A Celestina kora
tszz ve, 1499-ben jelent meg Fernando de Rojas La Celestina cm knyvnek
els (ismert) kiadsa. E nagyhats irodalmi m s szerzje, mely szmtalan spanyol
kiadst lt meg, mig lnk tudomnyos vitk trgya.
A mrl s a korrl az vfordul apropjn a JATE Hispanisztika Tanszke s a
SzAB egyetemes trtneti munkabizottsga spanyol nyelv tudomnyos lsszakot
rendezett 1999. november 5-n a Magyar Tudomny Napja szegedi
rendezvnysorozatnak keretben a Szegedi Akadmiai Bizottsg szkhzban.
Tjkoztatsul kzljk a tudomnyos lsszak magyar nyelv programjt, melynek
anyagt jelen ktetnk tartalmazza:
Fernando Perpi-Robert: Elsz
Anderle dm: A Celestina kora
Kulin Katalin: Szerep, hely s t
lvaro Llosa Sanz: Szpsgeszmny a Celestina korban
Vasas Lszl: Toposzok a Celestinban
Bnki va: Folie damour s a Celestina
Bn Mnika: A msodik Celestina
Carmen Parrilla: Az rlt szerelmesek lakomja
Berta Tibor: A Celestina: a kzpkori spanyoltl a klasszikus spanyol fel
Mezsi Erika: A Szz Mria-kultusz. Hd a kultrk kztt
Kakucska Mria: Vives s a Celestina
Simon va: Juan de Mena szerelmi kltszetnek sajtossgai
107
Autores
Fernando Perpi-Robert, embajador de Espaa en Hungra
dm Anderle, Catedrtico, JATE, Doctor de la Academia de Ciencias de Hungra
Katalin Kulin, Profesora Emerita, ELTE, Doctora de la Academia de Ciencias de
Hungra
lvaro Llosa Sanz, Licenciado en Filologa Hispnica, lector espaol, JATE
Lszl Vasas, Doctor en Filologa Hispnica, ELTE
va Bnki, Doctora en Filologa de Lenguas Romnicas
Mnika Bn, Becaria de PhD, JATE
Carmen Parrilla Garca, Catedrtica, UDC, Doctora en Filologa Hispnica
Tibor Berta, Profesor ayudante, JATE
Erika Mezsi, Becaria de PhD, ELTE
Mria Kakucska, Doctora de Estudios Hispnicos, ELTE
va Simon, Becaria de PhD, ELTE
* * *
JATE: Universidad Jzsef Attila de Szeged
ELTE: Universidad Etvs Lornd de Budapest
UDC: Universidad de La Corua
109
NDICES DE NMEROS ANTERIORES
TOMUS I. (1996)
DM ANDERLE
Constanza de Aragn en la historiografa espaola
MRIA DORNBACH
Nmeros mgicos. El simbolismo numrico en el culto
de la santera afrocubana
GNES TTH
San Juan Capistrano durante la primera guerra mundial
ZSUZSANNA CSIKS
J. C. Onetti: La cara de la desgracia
NARCISO M. CONTRERAS IZQUIERDO
El lxico tcnico en los diccionarios para la enseanza del espaol:
estudio y propuestas metodolgicas
VERONIKA PRAEFORT
Acerca del lenguaje coloquial espaol
TIBOR BERTA
Factores externos e internos en el desdoblamiento de nombres
comunes en cuanto al gnero en espaol
TOMUS II. (1997)
DM ANDERLE
Hngaros en el Camino de Santiago
DM ANDERLE
El nacimiento de las relaciones diplomticas hngaro-espaolas (1920-1921)
MRIA DORNBACH
El trance ritual en los cultos afroamericanos
GYRGY SZELJAK
Curacin e identidad
(algunos aspectos de los ritos de los nahuas en la huasteca hidalguense)
NARCISO M. CONTRERAS IZQUIERDO
El lxico tcnico en los diccionarios generales del siglo XIX:
los trminos de la fsica en la 11
a
y 12
a
edicin del
Diccionario de la Real Academia Espaola
111
TIBOR BERTA
Problemas de interferencia lingstica en relacin con el sistema nominal
espaol en trabajos escritos por alumnos hngaros de bachillerato
TOMUS III. (1998)
DM ANDERLE
El carlismo y la Corte de Viena
GNES TTH
Establecimiento de residentes angloamericanos en Alta california durante la poca
mexicana (1821-1848)
ZSUZSANNA CSIKS
J. C. Onetti: La casa en la arena
Anlisis narratolgico y semitico
NARCISO M. CONTRERAS IZQUIERDO
Las definiciones de sustantivos tcnicos en dos diccionarios del siglo XIX
TIBOR BERTA
Sincrona, diacrona y enseanza de idiomas
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