Panorama de La Poesía Mexicana
Panorama de La Poesía Mexicana
Panorama de La Poesía Mexicana
2
La poesía no se siente: se dice. O mejor:
la manera propia de sentir la poesía es
decirla.
Octavio Paz.
3
PRESENTACIÓN
4
69 Poetas de México
(Por orden alfabético)
6
Abraxas dall Domic
Del viento, el bosque, el mar.
Si tu nombre fuera corteza, ¿donde vivirías?, ¿Allá donde los olivos hacen
camino?, ¿A la orilla de una risa?, 0 ¿Al borde de un precipicio?
Carita de luz bendecida, eres mi caracola de invocación, los sueños vienen por mi
cuando entonas tu canción.
Nada fue más claro que después del vendaval, como aquél que se ha llevado los
restos de hojarasca otoñal.
Me besan los pies la espuma, la sal. Tú, mi carita caracola ¿a dónde has de ir sino
al mar?
Si tu nombre fuera corteza ¿saldrías de tu hogar? Juega conmigo como las flores
que de los árboles salieron y a su rama volverán, pues soy mariposa, en algún
lugar he de descansar; al límite del río, una delta junto al mar.
El Nómada
7
Abril Castro
desdoblado
desplomado
hay árboles que cuando mueren caen
no puedes levantarte/ nudo ciego
objeto abandonado en una casa que también
algo de nosotros se queda en los objetos y en los días
La noche pisa los paso
espacio sucinto
suelas que adelgazan
mi deseo
un surco
donde la cercanía del agua
la sed
8
Hay una puerta al fondo de tu casa
abierta cuando fumas
no es grato el humo si se duerme
si salida de emergencia
Eco tenue
aleteo contra cristal
hielo y vaso en una mano ansiosa
que espera la cuenta
una mujer
que amanezca
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Alan Elías Solís
Lenguaje a solas
Por ti
pedí a quien nunca veo
y yo tampoco en lo oculto te veía
En ciega invocación
le dije: Padre
En su presencia
no hubo teofanía
La lluvia vino
la nube:
el alma m
í
a
le fue un incienso
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Cuando los cuerpos de los náufragos encallan,
la esperanza desentierra un monolito.
Pinceladas
Una pincelada
de pintura
cubre mis manos.
Negro y rojo
en la oscuridad
de mi sangre
voy por los caminos.
Mis manos se mueven
con dirección
al cuadro.
toco la pintura
me recuerda a tus senos
que se almacenan
en mi imaginación.
Cuando sangro
me recuerda
a la sangre azteca
que entierro cuando miro mi libertad.
Esta pintura es
un guerrero del sol
que se mide entre la fuerza y el llanto.
Sangre
Inocente
Es la sangre cuando
Se derrama en silencio.
El rojo se quiebra
En sangre de vino
Jugar a desahogarse
En una muerte.
Es como un corcho
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Que no se puede abrir.
Hay puertas de
Donde ya no salgo
Hay tiempos amarillos
Donde esta ventana no se ve
Autorretratos
Me enfrento a la fotografía
De la soledad.
13
Alejandra León Olvera
Sin inspiración
Malitzin.
Mi cara,
soy quimera.
Mi sexo,
soy sueño.
Mi cerebro,
soy apariencia.
15
Alejandro Mitre
(**)
(*)
en la trémula maraña,
17
Alexandra Botto
Cuna
La fiesta en paz
Quiero vomitar,
desprender entre carcajada y carcajada
el árbol de historias de mi habitación.
Devolverte los gritos que dejaron
rastros de pólvora en mis labios.
Quiero dejar ciego al ojo del perdón
en medio del estruendo de tus máscaras
Mientras tú
con un whisky en la mano
supones que es otra de mis crisis.
Alexandra Botto, (Monterrey, Nuevo León 1964). Poeta y fundadora del Proyecto
Editorial Independiente Homoscriptum. Obtuvo la mención de honor en el Primer
Certamen de Poesía y Cuento de la Fundación para las Artes de Tepic, Nayarit en
1992. Tiene publicado un libro de poesía “Días de viento” y actualmente trabaja en
una Antología de Poesía Argentina.
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Álvaro Baltazar Chanona
La primera piedra
Mi lengua retorcida atesora la bilis antigua de los tristes
el grito inacabado del estómago y los intestinos,
que no aprenden aún
a digerir las hierbas amargas de la vida…
en esta hora en que vuelvo sobre mis propios pasos
acaricio el hígado de Dios, que endurecido,
golpea la puerta de mi casa
deletreo la soledad de las hienas que no amaban a sus hijos…
siento el viento de la juventud que me ha dado la espalda
el cobre fracturado de los ríos que ya no hierve en mi sangre
la sal del mar que pule
la risa amarillenta de los muertos…
ya no me duele el aire que respiro, ni la mirada violenta
del amigo que traiciona, solo este jazz que se repite
como la ruta de un esclavo en círculos concéntricos
el eructo entrecortado y seco de los ajos después de cenar…
soy libre ya de toda culpa,
puedo arrojar contra el rostro desfigurado
de mis enemigos
la primera piedra…
No veo nada
soy sólo un muerto que mira
con los ojos bien abiertos
pero mi voluntad no está sobre las cosas
las cosas me observan simplemente
y ya no soy yo
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sino un objeto más
entre tantos objetos que no hablan…
Álvaro Báltazar Chanona Yza, (Mérida, Yucatán, 1962). Poeta Miembro del Taller de
Poesía de la Universidad Autónoma de Baja California. Sus textos han sido incluidos
en Poetas de Tierra Adentro I (1991), Poetas bajacalifornianos del siglo veinte (1992);
y la Antología general de poetas yucatecos. Convocado por Mario Islasáinz, participó
en el Primer Encuentro Nacional de Escritores Orizaba 2007. Está incluido en el
Diccionario biobiliográfico de escritores de Baja California siglo XVI-siglo XXI, de
Gabriel Trujillo Muñoz (IMAC, 2000).
21
Ángel Moisés Rojas
Al regreso
Me envenena el pulso
22
Me tiñe el cabello de un color muerte de erizo
Doy un vuelco al trueno
a las falanges
sus dientes
–rechiiiin(g)aann–
Adormezco la caligrafía
para no dejarme
miar en negro
hasta acabarme
Me dejo guiar
si
mientras me rasco
(con la plumilla)
el bolígrafo molesto por no ser él
quien ponga un punto final
23
Ángel Rafael Nungaray
El cristal de la presencia
1
Cesa Dios en el organismo.
La blancura de esa ausencia
es paz en las raíces,
fructificación de los esquemas
del abandono.
Cesa el organismo,
como un cauce saturado,
como la lejanía en las entrañas
de estrellas próximas.
2
Un signo somos, indescifrable.
Holderlin
Canto del límite,
del inerte signo.
el signo vaciando los cantos
de la cristalina presencia
en los cercanos lindes.
Alba limitada
en la penumbra de un dios
que escala el seno apacible
de la caída.
Alba del canto:
Dios y sus lindes.
En el remanso infranqueable
está el cristal de la presencia.
24
3
(Nazco en el incendio.)
El ser fructifica sus esquemas;
el espíritu habita en el germen de la llama.
(Nacer(se) fuego.)
El fulgor es el sentido interno de Dios;
la opacidad, el sentido externo.
Dios adolece de Dios
en su cercanía con el hombre.
Dios se ciega de Dios,
se ciega del hombre,
se ciega del cristal que emana.
Su ausencia se desplaza como el ave de la pavesa
en el fuego de la materia.
El ser permanece alrededor de esa refulgencia.
Cuando Dios madura en el hombre
éste cae en el incendio.
En la lejanía el hombre se reconoce fuego,
en su proximidad con la unidad.
25
Armando Alanís Pulido
* una beca
26
En nuestro idilio las pencas hablan
(diálogos de una película mexicana muda)
Yo confundía la tarde con tu sonrisa hecha de barras de sol
y a la sombra de la juventud la suerte no se demoraba
Armando Alanís Pulido, (Monterrey Nuevo León 1969). Poeta y promotor cultural. Ha
publicado una docena de libros entre los que se pueden mencionar "Los delicados
escombros”, “La tristeza es un somnífero interesante", "Náufrago cantando un
himno urbano", "Combustión espontánea", "La costumbre heroicamente insana de
hablar solo", "Poemas de la región cuatro". En 1998 obtuvo el Premio Nacional de
Poesía Joven Ubaldo Ramos y en el 2005 la Universidad Autónoma de Nuevo León le
otorgó el premio a las Artes por su destacada trayectoria literaria.
27
Bárbara Oaxaca Ceballos
Elegíaco
Dolerse de ti, obrero
deletrear el tiempo impronunciable
trovarlo
estrofar este lapso clandestino.
Así la pinza de precisión
la poderosa grúa
la bobina de concéntrico
enviudecidas las máquinas
la nave industrial
los guantes de carnaza
acaso el overol de gabardina
qué guerrear el suyo
qué invicta su batalla.
¿Cómo fragmentar este abandono?
¿Cómo enlutar el rastro de aquello
que nunca se nombró?
¿Dónde el afán en los días rotos?
El taller dejado de tu mano
tu sitio en la cuadrilla
herido de muerte el prodigioso IEM de 125
en alguna esquina del Eje Central.
Algo te guarda en la memoria de las máquinas
algo preserva la ruta de tus pasos.
Nombrarte, palabra.
Liarte, inasible.
Ser aéreo como un pájaro.
Jonás y Tierrafirme
Dulcis amor
qui te careunt
in tempore
inviliunt
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desde el azoro de este devaneo
entre pupila
e imagen de dagas erizada
impalpable
sacra
como magnífica gorgona
que petrifica la mar de la alharaca matutina
ahí
donde la belleza
es el principio de todo lo terrible
donde cerrar los ojos mejor fuera
aunque blasfema se tornase aquella
que después de la Revelación
volviese el mirar a la penumbra.
Salta, Jonás
desde tu pez de diesel y hojalata
desciende a tierra firme
Señor de las pétreas mareas de la urbe
mano de deidad
la que ordena el flujo de la savia urbana
ancla en este verano fugaz
una semilla de ala estéril
guía con un ademán
el curso de mi sangre
así, sin sombra
como surco en el agua de tus llanuras infinitas.
Y después, Jonás
colguemos nuestro rastro en el perchero.
Bárbara Oaxaca Ceballos, (México, D.F., 1972). Estudió canto en la Escuela Nacional
de Música. Es poeta y ha tomado cursos de creación y apreciación poética con Saúl
Ibargoyen y Oscar Wong. Fue incluida en las antologías Más vale sollozar afilando la
navaja, de Ediciones Cuiria Fridaura, y en Los mejores poemas mexicanos 2006, por
Elsa Cross. Ha sido publicada en los diarios La Prensa y El Financiero. Actualmente
publica poesía con temática obrera en la revista Lux del Sindicato Mexicano de
Electricistas. Su poemario Cascar áspero canto aparecerá en breve bajo el sello
editorial Fridaura.
29
Beatriz Sandoval Contreras
30
Tropiezo
Ya no tengo palabras
ya no encuentro el sentido de las hojas en blanco
ni la voz que dictaba en mi mente.
Nada es mío,
ni el papel que me mira
ni el carbón con que trato de enfrentarlo.
Se me escapa la idea
la imagen,
los hilos conductores.
Se me rompen las frases sin sonido
en el tropiezo negro
del lápiz con la nada.
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Beatriz Pérez Pereda
Memoria de Alejandra
Ya no más silencio, no más mañanas con el ruido del sol sobre mi cuerpo. No
Alejandra, ni ruidos, ni silencio, ni luz.
Dormir, sí, no sé cuánto, sólo dormir con la boca inmóvil, con la lengua atrapada
en un conjuro. Dormir Alejandra, y despertar en un lenguaje nuevo, degustarlo
como un dulce de la infancia, como quien apaga las velas del pastel, una a una,
para estirar los deseos.
Un lenguaje en el que no sepa cómo invocar mi tristeza, amanecer en una piel sin
tatuajes, donde todas las voces griten mi nombre y yo no voltee y no me
reconozca en esa palabra.
Y a ti ¿Qué idioma te habita? ¿De qué aún tienes dudas? ¿Cuántas mañanas más
para tu paciencia?
Cuéntame:
Odio mis palabras: seres indomables, agrios, deformes. Aborrezco sus nombres,
las risas con que burlan mis cuadernos.
Las desprecio. Cuchichean de mis versos, los exhiben como cuerpos destripados.
Señalan con su mano atroz la carencia de artificio.
32
Me persiguen, Alejandra, socavan la melodía de mis lápices, la espumosa
claridad del silencio. Hacen fila en el insomnio de mi cama.
Estoy agotada Alejandra. Enciendo y apago luces para ver si algo sucede al
interior de las paredes.
Lección IX
para lograrlo
no responde
Beatriz Pérez Pereda, (Tabasco, 1983). Poeta. Obtuvo el Premio Nacional de Poesía
Rosario Castellanos en el 2005, 2do. Lugar en los Juegos Florales de la Universidad de
San Luis Potosí en el 2007, 1er. Lugar en el Certamen Estatal de Poesía de Tabasco
2001, becaria del FECAT en el 2004 y 2007. Aparece en la Antología de Poetas
Contemporáneos Tabasqueños, en la de los IV Juegos Literarios de la Universidad
Autónoma de Yucatán, entre otras.
33
Bernardo Araujo
la desesperación de mi secretos
con el miedo roído de los años que hieren como olas mansas
siete veces
como apostando al himen de unos ojos cegados por una noche blanca
Sepulcral.
Alberto Huerta
Observaba el muro, Elisa, aquel que construyeron detrás de casa, el que nos impide
ver el faro en lo alto de la colina a partir de entonces, al otro lado, algunos años
antes unos vecinos nuevos intentaron construir una pequeña casa de una planta y
hasta entonces permanecía sin enjarre y ni techo, cuartando la vista a la montaña
que alguna vez tuvo esa esquina de un patio que nunca lo fue, pero igual servía para
tender la ropa o como WC de los gatos de casa y aquellos que pasaban a tomar la
siesta de las horas de sol apabullante, donde me gustaba sentarme cuando tenía
pocos años más de los meses que tenías entonces, cuando miraba el muro, pensado
en los días, en los que se quiebran a media tarde, por la mañana o de madrugada y
fumaba un tabaco que embestía el apetito que no sentí entonces ni antes
Que nunca he contado los escalones de inmensa calle que sube hacia el
trabajo y comienzo a creer que cada vez son tres o cuatro más que el día anterior.
Recuerdo a tu madre y su andar abreviado que se volvía lento por los nervios aquel
lunes inerte en que nos casamos, mientras leo en el periódico, casi por terminar el
turno de noche, sobre una boda celebrada en Líbano en medio de las ruinas
bombardeadas por el ejercito israelí.
Observaba el muro, Elisa.
35
Carla Patricia Quintanar
APARTAMENTO 69. EL YING Y EL YANG. EL DÍA Y LA NOCHE. EROS Y TÁNATOS. ADÁN Y EVA. DIOS Y EL
DIABLO. CONOCIDA POSICIÓN DE KAMASUTRA. QUE NO SE ME OLVIDE.
La imagen me perturba. La niña juega inocente, del otro lado del cristal,
mientras yo me concentro en humedecer mi vagina un poco más. También repaso:
no quiero que se me olvide.
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La niña juega tras el cristal y yo no debo llorar, no debo hablar. Para que
resulte la cosa de tener un hombre… Si añado: para tener la cosa de un hombre, va a
sonar a vulgar lugar común. Como es común la idea de comparar la imagen de la niña
jugando tras el cristal con la historia de Alicia del otro lado del espejo, la misma que
antes anduvo por el país de las maravillas. Y yo cogiendo, impune hasta el momento.
Pero tener la cosa de un hombre es el motivo, para qué me hago pendeja. Sí, está
bien, ya lo sé: me hago pendeja para que el sujeto de mi predicado no se vaya a
sentir aludido. El sexo oralizado, que no el oral, es tópico también prohibido, repaso,
para que no se me olvide. Que por esta pinche vez no se me olvide; no quiero actuar
de nuevo con mal tino, como el que ahora sucede, y nos desengachamos, porque la
reversa ha excedido la cuenca y sale en un chasquido hueco.
Me quiero reír por el bamboleo de tu pene: primera imagen al abrir los ojos y
olvidar por un momento a la niña tras la ventana; pero el sexo es cosa seria, y no
quiero causar resquemores. No reír. No reír. Que por una chingada vez no se me
olvide, por el amor de Dios. Que no se me olvide.
Por eso me arrodillo de nuevo y te ofrezco el sexo. Es tuyo, papito. Eso sí hay
que decirlo en voz alta. Procedo: Es tuyo, papito. La fórmula sirve para levantar el
paso, y ahora sí agarramos buen ritmo. Reflejarse en las paredes y en el techo.
(La niña sigue jugando afuera). Yo en verdad espero que funcione la cosa. No
ha sido fácil renunciar al flujo vital de las lágrimas; menos sencillo ha resultado
prescindir de mi lenguaje natural: hablar. Así que es lógico pensar que mi sacrificio
debe dar frutos. De lo contrario, no tendría sentido. Eso también he aprendido: a
mantenerme segura y optimista.
Nada he olvidado de mi repaso: así que yo ruego por que también tú sepas
callar… De lo contrario, voy sentirme muy mal, porque tendré que abandonar la
sustancia etérea de la pornografía, y echar mano del lugar común, la salida fácil: si no
te callas tendré que matarte, y luego vendría el capítulo dramático (y yo odio lo
común, lo fácil y lo dramático): vendría, tras la vulgaridad de tu muerte, el tedio de
mi aullido solitario (no llorar), las maldiciones al cielo (no hablar); vendría el
aburrimiento del maquillaje nocturno y la tardanza por salir de nuevo a la oscuridad
abierta en canal, como cuenca al centro de la noche primitiva.
Mañana
Mañana vendrá la noche en tus pupilas
y sacudirás con ella los árboles de mi memoria:
sus frutos se esparcirán rosados
sobre la tierra que imaginamos.
Habrá indicios de nuestra desolación,
huellas de lágrimas
que se fundieron con el aire.
Sentiré las raíces de tu cuerpo
hundidas en un mar incierto,
sentiré mi propio cuerpo
a la deriva de un silencio.
Cielos de luz ausente
se dormirán en nuestras manos
Y bajarán los infiernos de tu piel
a llenar el rumor desnudo de una voz que se enciende.
Un día será el mismo siempre
y no perderemos alegrías
en nombrar vacíos,
sólo cerraremos los ojos y buscaremos las huellas
de un decir imaginario.
Pero hoy es tarde
para detener mí propio vacío,
hoy he sentido
caer nubes de agua,
he respirado astros
bajo el color de los instantes;
hoy he visto partir mis sueños,
alzar el vuelo las caricias,
Hoy
he visto fundirse
tu cuerpo con la tierra.
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La noche o el día
La noche o el día
son reminiscencias de la nada.
La calle se abre,
caen pájaros eléctricos
sobre la profundidad de un lamento.
Mi mano garabatea lunas y espejismos,
mis pasos vuelven al instante que madura en otro;
Tras el precipicio
los sueños de ojos abiertos,
los minutos eternos en que el tiempo se abisma.
El cielo es una tinta
que corre por el alma,
las palabras son capullos que se abren,
son oquedades de este mar inalcanzable en que reposas,
de esta patria de aire
en que descubro el significado de lo que amabas.
Carlos Eustolia Uriostegui, (D.F. 1979). Poeta. Ha publicado en dos antologías sus
poemas: Poetas de ciudad Nezahualcóyotl (2002) y Casa de espejos es voz del alma:
VI encuentro nacional de poetas (2003). Actualmente estudia el doctorado en Letras
Hispánicas en El Colegio de México. Lleva en su haber dos poemarios: Testimonio
vital que es una recopilación de sus primeras incursiones poéticas y Palabras del
polvo en donde ya comienza a verse el desarrollo de su apuesta poética.
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Celeste Alba Iris Rodríguez
Metástasis
-fragmento-
I
Amaneces con otro rostro
la sombra marcada, padre mío.
Lentísima estaca
descobija
inaugurando prisiones,
agrestes abismos.
Algo muerde sin remordimiento
ni censura.
Predices la sangre,
sangre de estrellas y de nube,
de follaje sangre y de insectos,
de oasis y de océanos, sangre
de lava, sangre y de incendio.
Te sigues llamando igual:
pies, paladar, entresijos,
rutina, sed, bostezos,
café, lunares y branquias
responden al nombre en que te encarnas.
Nieve cae a fuego lento,
escupes tu velorio,
y se consume.
II
La carne traicionera
no delata su verdugo,
la hora, los azotes, la rabia,
y le damos cirios,
lápida, recuerdo.
Pero te secuestraré, padre.
Trashumante de la muerte,
sepultaremos el infierno lejos.
Porque queda,
aún nos queda la costumbre de vivir.
40
V
Vuelves de ti,
mellado despiertas, padre mío,
ausente todo un crimen.
Prófugo de tinieblas, vuelves.
Te despeñas a la orilla de tu herida,
el alma completa cabe
en el porcentaje de cuerpo
que mantiene tu rostro.
Encallas en ti mismo, vuelves.
Escombro, cicatriz interminable.
Señor de sonrisa oxidada,
condena humeante,
hato de sombras.
En restos de ti vuelves.
Mastica tu otra ración de vida.
VI
Recuerda la luna llena
y la ligereza de tu respiración.
¿Cómo era no sentir las bridas
del miedo rasgándote el hocico?
Recuerda los pies tibios
y el pecho dulce hierbabuena
sin alebrijes ni origami.
Aquella aventura el mundo
del pulso rebosante,
días bruñidos con soles,
sangre sin tisana
y el corazón arriba.
Soberano transparente,
acuérdate,
cuando no te dabas cuenta
Y eras feliz.
Celeste Alba Iris, (Cd. Victoria, Tamps. 1968). Poeta. Obtuvo el premio estatal de
Poesía Joven, Juan José Amador 1997 por la UAT. Sus cuadernos de poesía
publicados: Cualquier día de la semana, (1994) y Costumbre de vivir (2001). Incluida
en las antologías: Anuario de Poesía INBA 1988-1989, Entre el Pánuco y el Bravo, de
Orlando Ortiz, Poetas de Tierra Adentro II, (1994) de Héctor Carreto. Poetas
Tamaulipecas del SXX de Nohemí Sosa. Otros textos han sido publicados en diversas
revistas, ha obtenido diferentes becas nacionales y estatales, lo cual le ha permitido
escribir poesía e impartir talleres de escritura creativa para niños por todo su estado,
así como capacitar a maestros para esta labor.
41
César Venegas
I
Desde aquí
desde esta ausencia de tu cuerpo en mi cuerpo
la noche se va acercando
sin ningún difunto descansando en mi sala
sin nadie que me mire o me ofrezca un pan
desde aquí
desde esta noche que no escapa a mi ventana
yo los veo pasar
bajar por las piedras como si fueran un alma
y me siento triste
como si tuviera que llorarles
como si esperara el temblor de tu pecho
bordeando mis manos
llenando mi cara
42
II
César Venegas, (Zacatecas, Zac. 1982). Autor del cuadernillo de poesía Aquí todavía
no pasa nada, Proyecto Editorial Acuarelas, 2001, participó en la Antología publicada
por Editorial Shamra Palabras sin piel. Ha colaborado con revistas y periódicos
locales y en Blasfemia, revista publicvada en San Luis Potosí y en el suplemento
cultural La Jornada de enmedio, del periódico La Jornada. Actualmente coordina el
proyecto editorial independiente Ediciones de Botella
43
Dana Gelinas
Támesis
Ciudad irreal, bajo la niebla parda de un amanecer de invierno,
una multitud fluía por el puente de Londres, tantos,
no creía que la muerte hubiera deshecho a tantos,
se exhalaban suspiros, breves y poco frecuentes,
y cada cual llevaba los ojos fijos ante los pies.
45
Daniel Baruc Espinal Rivera
La luz
Esfíngica la luz
es una casa muerta;
la palabra lumínica
y sangrante
Busca ese sitio exacto
donde el mundo está aún
como creándose.
Rumorosa la luz
es una máscara...
Afuera llueve
46
En la hoguera de ti
I
En la hoguera de ti
me he consumido,
tu fuego me traspasa
las falanges,
tu vino me emborracha
fermentado
en el odre marino
de tu abismo.
Consumida de ti
mi piel palpita:
en carne viva estoy
como tu nombre.
(Del Libro: “Pecata Mundi”)
47
Diana Ferreyra Corral
Sentido mortal
Dime al menos
que este mundo no se rezaga.
Soy tu vampiresa celestial
con un ojo diamante
y otro que con sus labios dice la verdad.
Dime…
yo que soy tu vampiresa
¿Me puedes enseñar a caminar sobre las ruinas,
para tocar la última piel de mi historia?
La molestia de Dios:
un polvo se metió en su ojo
(una nebulosilla celosa del cielo)
por algo no se quedó allí.
48
Las llaves del minotauro
Hace frío
pero no tanto como la semana pasada
al fin tuve la oportunidad de abrir mis recuerdos
entiendo por fin qué se siente estar en la nube blanca.
(allí me espera Minotauro).
49
Dolores Pliego
De nuevo Clodia
1
No río, no duermo
Me equivoco más de tres veces.
2
Hablo no me escuchan.
Si me escuchan;
No entienden:
-¿incomprensible? –
Incomprendida.
Aunque mi lengua sea igual a la tuya
Y mis pies aren la misma tierra.
Me descorazono
a la mitad del cielo.
3
Este día me iré
más allá de la Galia Salcipina.
50
hacia donde nadie me conozca;
donde nadie ensucie mi presencia.
Este día
seré corsario por un instante.
Este día
Desistiré de ser
hueso,
músculo
que inculpe
4
Me sostienen las nubes
Y los ciegos aferrados a inventar el sol.
Mi lecho de lavanda
tiene un blanco solitario.
María Dolores Pliego Domínguez, (Toluca, Méx. 1968). Poeta, escritora y Licenciada
en Letras Latinoamericanas (UAEM), Estudió la Maestría Estudios Latinoamericanos
(UNAM) y la Maestría en Administración de la Educación (NSEM). Premio
Internacional de poesía “Fanny León Cordero 2007” en Ecuador; Mención especial
en el 1er Concurso Latinoamericano de Poesía Alma Fuerte 2004 en Argentina,
Escritora seleccionada y édita en los Primeros Juegos Florales del S XXI, 2005 en
Montevideo Uruguay. Finalista en la categoría de cuento en los juegos magisteriales
“Clara del Moral” (2003) Forma parte de diversas antologías poéticas. Ha participado
en Encuentros de escritores Nacionales e Internacionales. Forma parte del grupo
cultural de Tenanago del Aire de los Maestros Nahum B. Zenil y Miguel Ángel Flores.
51
Edgar Khonde
Dije
Dije
a John Milton
a Carlos Argentino Danieri
al poeta florentino
(profetas de mi sangre)
vengan a la tierra
hagan de su verbo la palabra
tundan fonológicos y pragmáticos
a las hijas del romance y el germano
digan lo que han visto
a los seres pesadilla
Yo soy
un mendigo
que camina el universo
chocando con las piedras.
¿El silencio?
Un muro
que trae todas las voces contenidas
los rasgos de la infinitud de hablas
de reyes, legionarios, caballeros
52
De la península al estrecho
del esclavo que compuso una plegaria
la niña balbuceante, el nigromante bardo
que fueron una y mil noches contadas
¿pero el silencio?
dónde queda después de la palabra.
Edgar Khonde, (Ciudad de México 1979). Poeta. Cuenta con tres libros publicados:
Breve intención, Desde el observatorio y Alicia la de las maravillas. Ha sido
antologado en dos ocasiones y ha publicado en un poemario colectivo (Poesía de
concreto). Cursó estudios de Lengua y literaturas hispánicas en la UNAM y de
Lingüística en la UAM. Se desempeña como editor de noticias para diversos medios
internacionales. Trabaja en proyectos de radio infantil y diversas propuestas de arte
interdisciplinario.
53
Erika Said Izaguirre
Amar y a desierto
A Kenton White
Delirio de lejanía
necesito el sudor de sus poros
salado como mis lágrimas
como el agua de esta mi playa
y la arena de su retiro
árido
54
Musa, eternally missed
Erika Said Izaguirre, (Tampico, Tamaulipas en 1985). Poeta y escritora. Fue miembro
del taller literario de René Orozco (Ibero) en el ICT (2003) y del taller de cuento de
Humberto Payán (2007). Ha participado en mesas de lectura (Revista Tole 2005;
Nueva Lechuza 2006; Feria del Libro Chihuahua 2008). Coordinó el Taller Literario
“Sin Musa” en 2007 y 2008 y fue juez en concursos del Estado de Chihuahua de
literatura. Ha publicado en El Diario de Chihuahua (poesía) y en Mono Magacín
(cuento). Cursa la carrera de Letras Españolas en la UACH
55
Ernestina Yépiz
Eva en el paraíso
Luz y Fer
Ángel predilecto de Dios
Recostado en el tronco del manzano
Inventa palabras
De su lengua emanan tempestades
Eva desnuda
Erguida al pie de un espejo de agua
Adivina cada parte de su cuerpo
Se mira las manos
Se toca los senos
El pubis
Los labios cáscara de manzana
Adán observa
Le hormiguean las piernas
Ignora que amar es disputar a Dios
El poder de creador del paraíso.
Poema glaciar
Lo veo venir
Detenerse bajo el marco de la puerta
Cómo explicarle que no se angustie por mi semblante pálido
Que no es nada
Ernestina Yépiz. Es autora de los poemarios: La penumbra del paisaje y Los delirios
de Eva. El primero una edición del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y el
segundo publicado por la editorial Ediciones sin nombre. Tiene además un par de
relatos publicados y algunos otros sin publicar, una novela inédita y demasiados
poemas dispersos por ahí.
57
Estephani Granda Lamadrid
Uno ya es otro
Para Óscar Denicia,
Montserrat Morales y Jorge Luís Gallegos
Pero quién se conforma con ser murmullo para encomendarse a los muertos
58
Uno tiembla en su espalda ligera siente ganas de huir de él
mas uno se queda esperando el frío esta noche
No sé
y no me sirve
Y me digo
ya deberías de cerrarte toda de puertas y ventanas
que no te quede alcantarilla buena ni digas buenas noches
aunque siga un aleteo en tu cuerpo
aunque ya no sepas decir nada
59
Fabián Muñoz
De Sur de la Noche.
1:47 A. M.
La penumbra de Tijuana
es una hiena herida
que sangra la frontera,
60
3:23
Entonces
sin pensarlo le grité
yo te bailo mamacita,
y de cerca
ella en realidad no era tan fea,
ella bailaba
y sus senos jugaban ya entre mis manos,
y su cuello era refugio de mi lengua
y el tubo creo ya no existía
y mientras nos rodeaba un furioso aplauso
y a gritos me pedían
encuérate, cabrón, encuérate,
comencé a quitarme la camisa
Fabián Muñoz, (Guanajuato, 1968). Poeta. Se han editado sus poemarios Esperando
abril, En la niebla de los parques, Nimbus, Navegación de Medusa, Segundo laberinto
y Dogal de Sombras e incluido en diversas antologías en México.
61
Federico de la Vega
La tormenta
se ciñe
en sus espacios
en blanco
sobre la ausencia
del corazón
el corazón
que ya no canta
¿cantó?
no sé si cantó
pero había algo
allí
con forma de agua
limpia
como antes
del movimiento
la luz
que la tormenta
agota
con sus gotas
turbias
el corazón
que queda.
En qué costa
desde qué límite
debo sostenerme
para no acudirte
para no subir
la pendiente
esa pendiente
de tu nombre
de qué aire
de qué jardín
que no te evoque
escaparé
para siempre
a qué fantástica
a qué galaxia
cuando pienso
62
llego
de qué espacio
no comienzo a salir
arrastrado
por tu aliento
por tu
por tus signo
ese signo
pronunciándote a ti
siempre a ti
desde ti
al derredor
en círculo
oblicuamente
al límite.
El agua
acantilándose
por un rostro
es un manantial
de otros rostros
en busca de otro cuerpo
detenida
como un ojo de agua
en la mano curvada
es una mirada
que escurre cascada
hacia los pies
en el río va todo va
como de la mano
por la calle
el llorado y el ojo
y los rostros
y el yo olvidado.
63
Fernando Reyes
Beso esternocleidomastoideo
ES
TER
NO
CLEI
DO
RES MAS
BA TOI
LA DEO
DI
LLA
de mis besos
Entonces dientes
lengua dedos
circulan en tu piel
se delinean para
hacerse luego paralelas
64
sobre el aura de tu cuerpo
Te esterno
tu cleido
tu mastoideo
65
Fernando Ruíz Granados
Arena
Dominara el mundo
66
Ensayo de un árbol
67
Francis Mestries
El bordo
A Víctor Clark
68
Cuba
69
Gaelle Le Calves
Fragmento de Los emigrantes (UAM-X, 2007)
Shopping
Comprar devorar el interior de los almacenes llevarse lo liso y lo rosa en los ojos ésta
no es su talla no es para mí no es su talla es para él no está aquí pero no está lejos
me pregunto si piensa si me piensa pensar no es la palabra mientras el vino nos
recorre y en la mesa se discute sobre la pareja
¿qué pareja?
Se aman se casan son felices luego ya no son felices tienen hijos los hijos también
tienen hijos se aman se casan (ya tienen hijos) y son felices los padres cuidan a los
hijos de sus hijos (no son felices) mientras los miro me sostengo en silencio ¿o es el
silencio quien me sostiene? la palabra pudre o es la continuidad lo que falta los hijos
de los hijos hablan crecen comen carne Los padres cumplen con los deseos de los
hijos que tienen hijos cumplen años festejan juntos los días festivos mientras los
miro toco mi vientre como si él tocara mi vientre (no es su talla no es para mí
disculpe) en las rosas vitrinas el aliento se contiene
Las estaciones visten a las vitrinas si sólo llueve y no llueve ¿cuál es la diferencia?
Quienes sólo pasan no tocan no compran se detienen a veces para observarse a sí
mismos su reflejo penetra y luego se diluye o simplemente desaparece
Comprar o ser comprado por un precio por capricho quien posee es quien dispone y
reparte los contratos caducan luego ya nada tiene nombre los hijos son pretexto si
los hijos tienen hijos ¿dónde está la pareja?
La vitrina permanece en la oscuridad dos veces al día: los días festivos (después de
las compras) y los domingos en su doble función la noche y el día desfilan quien
compra y quien sólo pasa en el restringido espacio los ojos se acostumbran a la
noche
No se aceptan devoluciones.
70
Dicen que terminó la guerra
en mi casa siguen cayendo bombas
71
Guita Corzo
Vector de flujo
Estoy orinando en el filo de una guadaña mi sangre que se rompe y grita cuando se
rompe Trípode para una cámara de alta definición capturo los fantasmas de las
orillas de los ríos cuando me siento tornado Avanzo verde como un camaleón verde y
disecado entre los libros de biología que rebanan los besos de las ranas antes de su
muerte La última mosca que probarás y el único zumbido que probarás con tu lengua
rasposa que crece como una yerba o una raíz debajo de los brazos Una raíz que crece
en los ojos hacia fuera y la mirada se vuelve una enredadera que baja hasta clavarse
en los pantalones y envolver los pantalones de los muertos en sus tumbas proletarias
Las fábricas tienen fosas comunales en el humo los ladrillos tienen tumbas
comunales en las chimeneas Me baño con un jabón de carne y sebo y dientes y
botones y huesos Me enciendo por la noche bombilla de cantina y recorro los
mundos de azulejo verde bebo un abrazo de mi madre en una fotografía imaginaria y
recuerdo las bolas de billar golpeando la gravedad y distanciando la gravedad hacia
los bordes del universo donde nadie se besa Mi cabeza rueda por el suelo Estoy
girándula roja y verde en un día de fiesta orinando los aplausos las bocas abiertas el
aliento de la tierra mojada que nace de unas bocas en el cielo Apoyo mi cuerpo en
una caldera Admiro las burbujas por su simpatía tornasol Los arco iris nacen de las
burbujas de sus vientres imposibles y me siento una burbuja que viaja por el espacio
a la velocidad de la luz Traspaso la guadaña y la cola de la guadaña que se mueve
como un tigre en cacería que se mueve como un tigre de fuego cruzando un aro de
fuego y no me rebano la ironía Cambio de color Soy una pantalla cuadriculada de
pequeños cuadros excitados brillantes y existo en cada cuadro excitado cambiando
de color permanentemente Soy un vaso de sangre de mi dolor y contengo mi sangre
y mis lágrimas que son hormigas de fuego y mis lágrimas son hormigas de fuego
encendidas Transmito el atardecer por el canal cincuenta y cuatro El invierno llegará
pronto Las noches encenderán sus marquesinas Habrá ponche de frutas una guadaña
triste yo mismo triste recorriendo con la vista panorámica de mis anteojos lo que
construyeron mis pisadas en un instante Me recorre la escarcha me siento escarcha
Humeo el valle de los muertos Parpadeo Me insertan una moneda Viajo en
subterráneo abrazado de la guadaña que me sonríe los muchos emblemas de mi
fragmentación genómica Serás hombre mujer y bisturí caliente en un estómago de
porcelana a punto de soltarse de una mano Serás un perro caliente activo promedio
Los dientes de leche que remojan los bigotes de las ratas de los dientes Me muero de
miedo con un tumor granulado en el cerebro Balbuceo gotera y sigo goteando signos
taquigráficos Algún esfuerzo me ingiere después de beberse los hijos la esposa el
automóvil a mil kilómetros por hora al alto vacío y en conspiración contra el mundo
Un meteoro me atrae a su abdomen Me dice neutro Soy un cráneo sentido neutro
jabón neutro en los hornos de jabones neutros y seguiré siendo neutro Tiendo mis
pisadas a la sombra La penumbra me alcanza Renazco siendo la guadaña que me
corta me manufactura me bebe en un vaso de luz difractada que desciende a los
árboles y mira las frutas crecer hacia abajo dividiendo la luz y formando sombras Soy
la sombra que desciende a mirarse los calcetines blancos debajo del vestido y a
72
mirarse las páginas en blanco sembradas en el horizonte Soy un asterisco de piedra
sobre las demás piedras Recuerdo mi nombre en mi aureola de piedra pero lo guardo
para el silencio de las piedras mientras se forman los parámetros de mi ignorancia mi
importancia mi importancia boca abajo de espaldas al universo y a la piedra negra
que es el universo Estoy diluyéndome como una aspirina mi sueño de ser un caballo
sonámbulo entre las estrellas Nos tenemos la guadaña mi esperma y mi cabeza La
cabeza despegada como una saeta Yo mismo una flecha en dirección a la nada y la
nada despierta con una fruta distraída en la mano Enciendo mis luces traseras y mis
luces delanteras y mis ojos de mosca y me prendo a la fruta que sueña con lanzarme
a un triturador Seré pegamento en el sueño de alguien Seré un aditivo para motor en
el sueño de algún motor Correré hacia las estrellas Resaltaré el maquillaje Usaré
minifalda Seré la Suprema Minifalda de piedra conversando en lenguaje taquigráfico
con la guadaña que se rinde a los volados Mis brazos en mis piernas mis dientes en
mis manos mis manos en mis uñas Mis uñas usando paracaídas y los paracaídas en el
interior de burbujas de leche que son globos aerostáticos Mientras tanto orino en el
filo de una guadaña la sangre que se rompe y grita Trípode para una cámara de alta
definición El bisturí galáctico Una moneda donde antes una botella de alcohol barato
y unos ojos de botella vacía vacíos con el vomito en el iris un vomito blanco Blanco
mi idioma blanco mi futuro blanco el marcador en blanco las ganancias en blanco mi
sentido en blanco mi final en blanco Blanco bandera Blanco odio Blanco mi bandera
de odio incendiándose con un fuego blanco Blanca mi conciencia Blanco el lecho
donde reposa esta anáfora blanca que es un final inacabado Blanco decir blanco
blanco cada punto el punto último y cada letra cada letra negra que se diluye en un
océano blanco Mi semen radiante blanco y mi semen radiante y blanco
73
Hugo Plascencia
III
75
Iván Trejo
8
No quiero noticias que no vengan de ti/ ni decir
lo ya masticado/ ni letra blanca/
ni mayúscula hoja/ o lírica terquedad
de enanos gestos.
17
Y quién dice que esto es un poema/
y no el silencio que trepida en tus ojos.
III
La oscuridad atraviesa la carne
silencio entre los muslos
carroña el deseo.
IV
Cuando esta carne sea silencio seco
suelta las amarras
y deja que tu falda velee
donde descansan las barcas.
V
La ausencia
es una grieta en el tiempo de los cuerpos.
VIII
Tu pubis
latigazo de luz en la penumbra.
76
X
Qué será
cuando las palabras monten gaviotas
y lleguen a los mares donde mueren las lenguas.
XI
Hay quienes han visto
el silencio en mis manos.
Yo no he visto nada.
XXXII
Esta otredad
es un ser sumergido en el párpado izado de la bruma.
XXXVII
Me duele tu nombre en el silencio
cada noche que pernocto en el aroma tallado por la brisa.
Mi ojo fuera de mí
me mira
humedeciéndome los labios.
XLI
Hoy
enmohecen
mis cenizas.
XLVI
En lo íntimo de la floresta
eres árbol muerto que da sombra.
Iván Trejo. Poeta, traductor y guionista. Incluido en: Antología de poetas jóvenes
Mexicanos (La Cuiria México, D.F. 2004), Antología Región Sin donde 2 (Aullido,
Huelva, España, 2005), Perros de agua, nuevas voces del sur de Tamaulipas (Miguel
Ángel Porrúa Editor, Tampico, Tamaulipas, 2007), Antología Versos Veraniegos,
(CONARTE, Monterrey, N.L. 2008) Segundo lugar en el Certamen de poesía joven
"Alfredo Gracia Vicente" 2002, Becario del Centro de Escritores de Nuevo León 2004,
en 2007 publicó el poemario Silencios ganador del Premio Nuevo León de Literatura
2006 (poesía).
77
Iván Vergara García
06:08 hrs
a mis abuelos
Iván Vergara García, (México, 1979). Poeta y promotor cultural. Ha realizado eventos
culturales en la capital andaluza, principalmente recitales poéticos donde interactúa
con otras artes: pintura, performance, creación visual, instalaciones visuales,
fotografía, teatro. Organizó el recital Era hombre, Era mito, Era perro, y ha
participado en proyectos artísticos de distinta índole. Actualmente prepara su último
poemario Miedo rojo de ciudad. Fue organizador de las primeras dos ediciones del
recital de poesía joven Chilango-Andaluza, actualmente prepara la edición del recital
2008, junto la segunda antología del recital Chilango Andaluz y algunos proyectos
personales.
79
Juan Carlos Gómez Recinos
Cementerios
Acopias la luz
que baja por tus pechos –dos frutos tan maduros
que acumulan distancias infinitas.
Eclipse
80
Al poniente
Muchedumbre
Juan Carlos Recinos, (Pichucalco, Chiapas. 1984). Autor del poemario Cantos
Peregrinos editado por Linaje Editores 2008. En el 2002 obtuvo una mención
honorífica por haber participado en el concurso de POESÍA FIL JOVEN, de la Ciudad
de Guadalajara. En el 2007 obtiene la mención honorífica de los Juegos Florales de
Zapotlán el Grande, con el poema Cantos Peregrinos.
81
Judith Santoprieto
Ciudad de polvo.
Poemas a las asesinadas de Juárez
El altar
cruz
desierto
h u íd a
Después
hierros oxidados en las manos
horas lerdas
He comido el pan
y era mascar tus entrañas;
mojé tu cuerpo
en el café de la mañana
para entibiar los recuerdos;
envolví tu carne en hojas
y amortajada
reposaste en las brasas lentas
del sahumerio,
cuarteada como una ave en el cristal,
con el sabor a campos de ceniza
entre los labios.
II
83
Julio César Toledo
Camino de retamas
El cielo nos asfixia. Recorremos el espanto con sencillez todos los días. El destino.
Como al dolor lo hace la mano disfrazada, así nos hace del dragón la garra, del limo
de su charca. Somos claridad de espejo que el calor pandea, somos padres infectos
ansiosos a la hora de la cena.
Qué fiebre tan seca. Qué desgastado ardid hilaremos en la rueca
maligna que escondemos en la oscuridad de un camino de retamas similar a los ojos
de la dulce dama devorada.
El cielo nos asfixia en su promesa.
Celebramos la renuncia del celeste caballero. Cada corazón ha sido devuelto a su
aposento en el que juega felizmente hasta ensancharse. El sordo zumbido de los
carroñeros anuncia la violenta caricia del dolor suspenso. El tacto recobra su grieta
original.
Puerto
84
Ahogada
Ojos de nácar.
Su pecho intacto aún y sin espina
se abulta y palidece para ser
el último
terso escalón de un hipocampo.
Animal marino I
85
Lina Zerón
Asuntos de cocina
86
Déjalos que hablen
Del color que sean,
déjalos que hablen.
Que hablen
rojos o azules,
verdes o canarios.
¿Qué saben ellos de mí
salvo que soy un cuerpo?
Un gran país
la educación
la comida
la vivienda
87
Lizbeth Padilla
Karma
88
El perverso
89
Lucía Yépez
Licantropía
Pardo el crepúsculo
se desploma
al fondo de la calle
Sólo gatas
No voy hablar
Es medianoche
no hablaré de brujerías
esparcen su mirada
tus ojos
de gato.
90
Long night
Litorales de polvo
Ya no sé
si en la noche te extraviaste
o es que estoy a tu lado silenciosa
para hablar de la muerte
tormenta de vidrio y ámbar
me romperé en rezos
despeñada
dentro de mí.
Me masturbo en el suelo
junto a la niña eterna que yo he sido
Lucía Yépez, (Monterrey, Nueva León). Poeta y Lic. Letras Españolas y Lic. en Arte.
Premio Nuevo León de Poesía. Exbecaria del Centro de Escritores de N. L. Ha
publicado: Con cicatrices pero a salvo, Nosotros los malditos y el resto, Raíz de gata
de negra.
91
Luís Armenta Malpica
a Javier Narváez
En las certezas de la vida
en su espacio íntimo
podemos ser
y estar
solos.
Pero el dolor
¿escapa con la luz
cuando al cerrar los ojos muere desamparada
la imagen que tenemos sobre el mundo?
92
desdecir lo que ha vivido: cada paso que borra es el paso que ha andado. Igual
hace la piedra (de modo sigiloso). Podemos suponer que la roca es un
cangrejo muerto que ha tapado el olvido con su polvo, que confundió la
cuenca con la tumba. Pero sería inexacto. La roca, mientras más ignorante,
más se mueve. El animal más sabio se convertirá en piedra. Sin más por
descubrir. Sin nada que lo inquiete. Ni siquiera la luz, pues su divinidad es
indolora (los hongos necesitan de lo oscuro, de la humedad del pecho, por
donde corre el llanto de lo que no se dijo).
Así llego al dolor: ¿por qué tu enfermedad me ha convertido en roca, pero una roca
oscura, con ceniza del cielo?, ¿el amor no nos basta para sellar el pecho al
dragón que es inmune a los otros dragones o al polvo que reseca el estambre
con el que nos tejimos? ¿Debe morir la flor sin darse cuenta? ¿Era extensiva la
maldición genésica a todos los reptiles? El hombre no renace del humus de
sus muertos. El hombre no camina. Se arrastra por la tierra. Hasta quedar
exhausto, como roca... sin su sabiduría. Convidado a la luz de un fuego
primitivo que siempre le resulta doloroso, que incendia su garganta aunque
guarde silencio. Y derrite sus huesos y su sangre. Y lo que prolifera son los
hongos de una mala experiencia de la infancia, el rencor, la impotencia, los
duendes que crecieron a costa de una risa que se nos va apagando, de los ojos
que casi se nos cierran, del ogro al que le queda chico nuestro cuerpo y el
amor que pudiera atravesarlo. No hay astiles. No hay luz. Lo que fue en el
silencio cubre otra vez al mundo.
Y sin embargo
(como todo se mueve)
me pongo de rodillas
(lo más quieto que puedo)
y busco algo de Dios en tu mirada.
Luis Armenta Malpica, (México, D.F. 1961). Poeta, ensayista, traductor y editor. Ha
obtenido casi cuarenta reconocimientos nacionales e internacionales en poesía,
cuento y novela, entre los que destacan los premios “Clemen-cia Isaura”, “Efraín
Huerta”, “Ramón López Velarde”, “Alí Chumacero”, “Benemérito de América”,
“Amado Nervo” e iberoamericano de poesía “Continentes”. Expremio de poesía
Aguascalientes, en 1996. Autor de trece poemarios publicados: Voluntad de la luz,
Cantara, Terramar, Des(as)cendencia, Vino de mujer, Nombra-día —desde el hielo
anterior, Ebriedad de Dios, Luz de los otros, Ciertos milagros laicos, La pureza
inaugural, Mundo Nuevo, mar siguiente, San-grial y El cielo más líquido. Libros y
poemas de su autoría han sido traducidos al inglés, francés, alemán, italiano, catalán,
rumano, portugués, árabe y ruso.
94
Manuel Parra
95
Yo también edificaré la ciudad, yo también.
Idearé cada paso, el suelo, las calles
pobladas de banderas, la flaca paciencia de los arrabales.
Yo también. Construiré los puentes donde atravesarán los días
derribando cada muro para el pie extranjero,
yo también.
96
Marco Antonio Huerta
Nosotros
para calmar tu sed
no basta una ciudad rodeada de agua
ni el cuenco de mi mano
donde bebes
con el suave oleaje de tus besos
Pasajero
una acera y la frase pintada
en el último piso
del edificio deslavado
somos felices aquí
más allá de los muros mohosos
carreteras rodeadas en desérticos verdores
diez mil palmeras se nutren
en la misma escama del lagarto
donde brazos mecánicos—
ávidos mosquitos—
eyaculan petróleo
de cara a la paciencia amplificada
de los trópicos
BESTIA
98
Marco Antúnez Piña
1
Le dicen hombre porque sabe del viento, porque
su materia está compuesta de sangre de vidrio
y suyo es el tiempo y la cumbre de las colinas,
porque dicen horizonte sus ojos y guarda
silencio suspirando, agacha la cabeza
poblado de luces y cesante ya su cuerpo
emprende la ficción de la vida rumbo al cielo;
con cayado y crepúsculo en mano habita un siglo,
y un dios cansado que brota raudo por los poros
anuncia la última embestida contra la muerte,
99
la demanda siempre anhelante del beso dulce
que cierre un ciclo de soledad, porque hoy comienza
la misión del mortal, el rito de las estrellas:
partir buscando al amor, su viejo camarada.
2
Si el amor acaba, creceremos por las alas,
libertades de dolor levantarán veleros
y besarán vesania a su paso por las venas
secretos y dioses confinados al exilio;
tal vez las catacumbas despierten primaveras
o su cesante señorío hable con ámbar,
las luces vendrán a lo largo de la alambrada
y la caverna será sepulcro del estero;
por cada roca bautizamos el alba y su sangre,
de cierto escribimos porque morirán las cosas,
nuestro cuerpo, y el beso que llamamos palabra;
pero a veces caemos con el nombre en la boca,
nos arrodillamos, oramos en la caverna,
Marco Antúnez Piña, (Xalapa, 1984). Poeta y Licenciado en Filosofía. Fue acreedor a
la beca de Estímulos a la Creación Artística Estatal, en la categoría de Jóvenes
Creadores en el 2006. Es autor de la guía para telebachillerato Literatura II, del 2008,
y del libro de ensayos Dios estuvo enfermo. 10 herejes. Ha colaborado con ensayos,
reseñas, poemas y traducciones en Llop Ferotge, Forum, La cabeza del moro, Verbum
mentis, Diario de Xalapa, Performance, entre otras revistas y suplementos.
Actualmente es jefe de redacción de la revista Forum.
100
María de La Paz Mosqueda Cárdenas
Delito menores
Los testigos me acusan:
de que Adán haya aceptado una manzana teniendo el árbol a la mano
de envejecer a Caín sin haber conocido un brazo izquierdo
de marcar en el talón de Aquiles debilidad y en Sansón hacerlo a través
de que la Venus de Milo prohibiera a sus amantes a soñar
de desvestir la Mona Lisa y cortar en trozos su deseo
de que sin motivo aparente Sócrates todo lo ignorara
de robarle toda la blancura al cuervo en el diluvio
de la memoria que tuvo el unicornio en el Arca
de que el águila haya cambiado su trono por un nopal
de que Herodes y Pilatos hayan perdido el tiempo en inventar el tenis
de que el león no quiera que sus hijos tengan su misma condición
de que la paloma de la Paz no se canse solamente una canasta
y de lo que falta de tus faltas que aquí no se mencionan por ser obvias
Yo manifiesto que en éste mundo por pequeñeces a nadie se condena.
Ígneo
No hace falta el insomnio de las olas,
para amarte a ciclones;
eres mi universo embravecido;
el que bebo y poseo,
para que surjan veneros de locura,
tormentas de fragor al infinito,
relámpagos, que por ti
en cada noche
son sol y sombra
chispa en la hojarasca.
Ni hace falta
que revienten de sueño las arenas
para dejarte
muriendo en mí.
101
Tierna
Regocijada en una piel de promesa materna
extiende el cuello
se fractura
explota
Un palpitar se mueve en el instante vaporoso,
agita la membrana
se distiende
cae.
El polvo la perfora,
le duele la piedra en los costados,
se calma,
abre los ojos
se yergue.
En la espalda se equipaje
la astilla
y sus labios en la sed
le estallan.
Bebe la tierra,
vomita el polvo
102
María Elena Rodríguez Hernández
Espejo
realidad apuñalada.
Ventanas y puertas
abriéndose al unísono a todas partes.
Como laberinto recorremos las venas.
Vamos creando el cielo o el infierno
mientras
llegamos.
Tengo aún
Llanto en la garganta
mar adentro de mí
río profundo
piedras
y peces de colores
danzando.
103
Perdón, no soy poeta
mi puño sobrepasa
la hoja de papel en blanco
no suelo esconder en doble raya
la intención de la palabra.
Mi letra supera la medida establecida
doce de arial o times new roman.
No gano concursos literarios
perdón
no soy poeta
escribo de derecha a izquierda
de lunes a viernes
inventándole horas al día
No soy poeta
mi voz no va a tono con el ritmo del verso
escondido en el renglón
ni con las medallas
redondas, cuadradas
Perdón
por las mayúsculas
No soy poeta
escribo de abajo hacia arriba
en espiral
sin puntos
sin comas
en círculos sin cerrar
haciendo lluvia
hasta mojar mis labios
para volver a gritar.
104
María Helena Leal
Muro
I
Inmensa piedra
Borde del abismo
Serpentea el migrante
Esclavitud bajo Estado
Pesadilla apocalíptica
Vivir el mañana
Sumergido en conflicto
Levanta trofeo
La muerte
II
Muro
Visualizar-r-r hacia-atrás
Adelante
Comunidad cíclica
Atada a la deportación
Flujo que cruje
En doble realidad
III
Muro
Espacio que gira
Sombra
Lamento
Muerte
Siempre sin razón
Noche – día
Quiebra
Desmantela sentimiento
Imaginación
Fragmenta.
105
Río de paz
Presente marchito
Extinguen la voz
La mano
Cuerpos
Quitan futuro
Océanos encendidos
Cielos ocultos
Borrados
Atados
Alarman
Amenazan
Mienten
Trituran calles del alma
Oscurecen
M a t a n la tierra.
106
11 Sept. / Día Nacional del “Cerrado”
Gran diversidad
Agua dulce del “cerrado”
Energía
Recuerdo que vigila
Carbono
Onza -pintada
Lobo -guará
Tatú -canastra
Aguila -ceniza
Condenado a desaparecer
Mitad pájaros del Brasil
Vuelan cielo adentro
Comulgan
Abren plegaria
“Cerrado” Vivo
Naturaleza.
María Helena Leal Lucas. Artista plástica y poeta. Estudios en Brasil Francia y
México. Pertenece al taller de poesía de la Mtra. Dolores Castro. Ha participado de
encuentros nacionales Festival de Poesía Ramón López Velarde Zacatecas,
internacionales Voces del mundo III Montevideo, coautor de libros Casa de los
Horizontes, Cosecharan Tempestades; publica en revistas Lenguaraz entre otros
107
Mario Islasáinz
Cierta mañana
Luego
109
Mario Puglisi
Mickiewicz
(el ojo de Dios)
110
Subliminal Melopea
No tenemos así, más nada que esta inmensa laguna forrada de huesos
y sueños de vernos en nuestros hijos y sus triunfos
y polvo de alquitrán en los pulmones
y sexo y droga y quizás amor, quizás un poco de amor.
Punto
111
Moisés Villaseñor
IX Hipótesis de Mondego
Con los labios inundados de paz
ves el fin del mundo por la ventana,
guardas en la mirada el salmo doce
y devoras el trigo a bocanadas.
Como en los tiempos de Moisés el Bíblico
la soledad parece una esperanza:
sueñas el árbol que secó tu invierno
y te convences de que el miedo acaba.
X
Tu muerte es el relámpago
que nos muestra el lado oculto de la luna.
En ese instante comprendemos el esplendor del Universo
podemos señalar con certeza los alcances del infinito
y podemos pronunciar todos los nombres de Júpiter en el mundo.
112
Después de tu muerte aún sigue tu muerte,
un paréntesis que no termina,
la certeza de tu desaparición casi absoluta.
XI
Y árboles.
Somos islas, somos árboles, el punto donde el azar se confirma.
Palabras que saben a frutos,
abrazos que arden como el agua.
Y la fragilidad absoluta.
XII
113
Mónica González Velázquez
Manos y brazos
para tus horas más largas
Lengua y besos
para tu desierto o manantial
El viento estival
de la hojarasca en danza lenta
114
Deheishe*
Ahí al lado del almendro, estaba la casa de tu abuelo...
Detonaciones de carne
sobre la carne...
115
Omar Pimienta
Inspección secundaria
116
Play it again
eran de aquellos días en que llegabas triste y yo no había escrito ni una receta
de malas propinas en tu Rick’s Café al otro lado de la frontera
días en que por poco llorabas gracias a un cliente prepotente casi fascista
corrías a la cocina para que no te vieran los otros clientes
a esperar un poquito de calma
a imaginar un salvoconducto que te sacara de America
117
Patricia Barraza
Palindroma y capicúa
I
la combinación solidaria
que sale de la esquina más oscura del submundo
con las piernas abiertas
parada sobre un espejo faldero
y siempre detrás de las puertas
a la espera de alguien a quien poder asustar.
II
el punto lo es: los dos también...
III
quisiera doblarme y desdoblarme para atrás
como me doblo y me desdoblo para enfrente
Heroína
118
con el virus de la preocupación
por la creación prolífica
de veinte años menos
y todo el signo completo
el rezago de mi párvula eyección
contra/ante
una maestra en el uso de la lengua
mi razón contaminada
desde los nervios de un engendro
que es profeta de horóscopo
retomando
inyectada como heroína al seso
la monomanía permanece
después
del miedo
artificialmente concibo
una mentira
esta se bifurca infinitamente
tú no te das cuenta
eres
significantes
eres todos
significados
mis ojos lupas con dientes
que disparan al vacuo retrato
por retroalimentación
una pupila dilatada
yo en tono normal
alucinógeno
extravagante
en sintonía natural
pienso
creo que me pides ayuda
119
Peniley Ramírez
El poeta
120
Agosto 15
Te aprietas contra mi pecho, pareciera que esta noche no estoy sola. Intento abrir los
ojos o esconderme para que tus gritos no me vean, te aprietas entonces contra mi
nombre de mujer, lo exprimes, lo zarandeas. Eres un macho cabrío, un bácono.
Después, cuando volteo para encajarte las garras de cuervo que me quedan,
corres ventana afuera, saltas al vacío de la calle en penumbra y respiro agitada,
sintiendo sólo el olor de mi humedad sola, correr como fantasma por mi sangre.
II
¿Por qué te empeñas una y otra vez en venir de lejos a cortarme en trozos, para
recomponerme con la noche?
III
Pareciera que te gusta eso de ser alguacil de un alma rota, o es tu sentido de culpa
quien no te deja abandonarme en esta tierra vasta del más acá. Pareciera que los
animales de agua que dejaste como encargo, los atardeceres bilingües, todo el
aspaviento de la vida después de la vida no te convence. Pareciera que estuvimos
siempre buscándonos, y no me dejarás libre ni esta vez, cuando navego fuera de mi
cuerpo, sonámbula, buscándote en el más allí.
Closing at Chili’s
Peneley Ramírez, (La Habana, 1987). Poeta y periodista. Cursa la Lic. en Cs. de la
Comunicación. Ha publicado poesía en las revistas: Los Elementos del Reino, La
Página Viajera (Cuba) y Luna Zeta. Ha publicado poesía y cuento en los periódicos
Ecos de la Costa (Colima), Imagen de Veracruz (Veracruz) y Aguas (Aguascalientes).
Es autora de Estaciones.
121
Rita Vega Baeza
II
III
Te voy a bañar con agua fría
—dijo su mamá.
¡No! —gimió la pequeña— El agua fría es para los locos
y yo apenas tengo cuatro años.
IV
Lo único que necesito tener a mano:
unas aspirinas, una pistola,
y mi pasaporte vigente —por si acaso.
122
V
Si escribir con sangre,
tiene más valor
que escribir con tinta,
espero pronto me baje la regla
(o menstruación).
VI
Si un clavo saca otro clavo
¿cuántos clavos necesito
para sacar siete clavos
dos tachuelas y un chorlito?
123
Roberto Reyes Antúnez
Los divinos divos
125
Rocío González Benítez
Conozco Querétaro desde el viernes en que nací, sin advertencia. Conozco sus
calles y su gente pequeña murmurando en mi vaso. Conozco su historia y mi tristeza,
mi falda oscura los domingos. El agua de Tlacote conozco, pero ya no da para
milagros. En realidad nunca los hubo.
Puedo cruzar desnuda avenida Zaragoza, sin que me disparen. Puedo llegar así al
Templo del Carmen y dar de comer mi mano de pan a las palomas
126
(Del libro: Entre Darwin y Guadalupe)
Daguerrotipo
caduco
me hará recordar tu pelo recio en el musgo.
No se entiende enredadera
se sabe brutal negra
No entra con sangre
sale con ella
No es curable con sinónimos
si la versas hunde y trasquila
explota
sus pedazos de leche me salpican
Rocío González Benítez, es segunda sombra que baja por vidrio roto de la ventana,
pero no estalla. Periodista titulada por la UAQ. Su poemario “Entre Darwin y
Guadalupe” fue acreedor al primer lugar, en la categoría de poesía, en el Concurso
Queretano de Cuento y Poesía 2007, por el Instituto Municipal de Cultura. En el 2006
su cuento “Sopa de Medias lunas” fue premiado por el Instituto Municipal de
Equidad y Género, y el Consejo Estatal de la Mujer, en el 2° Concurso de Cuento y
Ensayo sobre Los Derechos de la Mujer y las Niñas.
127
Rocío Jiménez Pérez
Lunamía
para la otra lunamía
que tal vez existe
128
2)
y porque
eres
mi tumba favorita
Rocío Jiménez Pérez. Poeta y Lic. en Computación (UJAT). Coordina los talleres
literarios: Soy Juana Inés de la Cruz y Mundo Fututo en Comalcalco, Tabasco. Ha
publicado sitios (primer libro de su trilogía del abismo) por la Ed. Monte Carmelo, A
la luz de los naranjos (antología del taller literario de Cárdenas), El ritual de los
culpables (antología del taller de poesía de la UNAM), y lunamia por la Ed.
independiente Odisea Cultural. Tiene inédito el libro de poesía experimental abismo
de luces y el libro de poesía erótica demonia. Es editora del suplemento de cultura
de la revista Golfo de México, editada en Comalcalco, Tabasco. Fundadora y directora
de la editorial independiente Odisea Cultural. Es directora de la Revista Odisea
Tabasqueña, editada en Comalcalco, Tabasco.
129
Roxana Arrazola
Árbol del No
No
y en este no
también se dobla un mundo
bordeado en tristeza.
Melancólica evidencia
las palabras son signos;
trazos que someten
la quieta nervadura del lenguaje,
por fríos augurios
que tampoco comprendo.
extranjera de mí,
más frágil que el sauce
será del valle este árbol
sin nombre, sin sombra
para ti descrito:
Cata de errancia
a)
130
b)
Este cuarto
es el felino de la sombra
Ligero y ágil en sus múltiples heridas
Ha transcurrido en tres
¿A cuántas más habrá de prestar oídos?
O esperar acaso en la estridencia
fideo mohoso
Les duele el nudo en el estambre
y el juego errático de la siguiente vida
Gato:
Vuélvete sordo en ésta
Mira al tejo sin estrellas
saltando el muro
como un cielo, así, desposeído
sin pertenencia
: Temes tanto
pero tanto en la ovación, la ovación
que nunca, nunca acalla.
Roxana Arrazola, (México, D.F., 1975). Contadora, poeta y artista plástico. Miembro
del taller Owen de poesía. Transfiguración y Tipo, es su primer libro publicado.
131
Sergio Loo
Su cerveza era luminosa barriga tibia su boca húmeda repetidora de Barco ebrio
mientras yo amarillo me hundía sí roedores dorados me dispersaba sobre su colchón
escuchando de su lengua a mi oído el agua verde más dulce que las manzanas ácidas
en la boca de un niño dormido e inconexo me rendía a ojos cerrados para no
reconocerme puñado ciego de trigo al viento ofrecerme a su boca declamadora de
rodales azules de vino trastocando el ancla y el timón
Te imagino Luis ebrio de cerveza fría y estoica la Piaf te canta a lo lejos al tronar tu
cráneo sobre la rancia duela de tu cuarto Estás solo o con Jesús tu
pareja dando vueltas en círculos epicentritos en la maratón que entona la Piaf
La carrera sigue y la Piaf va a la delantera pataleando una canción de los años
cuarenta mientras la rueda de roedor no deja de girar y girar y girar Ella la
Piaf escondida vuelta añicos en la bocina de la radio entona disonante un oscuro
himno de aves de mal agüero que asciende tu temperatura al sol
Constelación diurna los pájaros predican un nuevo sino acorde con el viento El
celeste de diacepan y nubes oculta la fosa común donde los horóscopos reman
reman sus lanchas de motor y se muerden unos a otros los dedos Sí alitas
negras mi destino está emigrando
132
Seguramente no fuiste cremado como querías
para mí
satélite
lánguido
sudando grasa
carrusel horizontal
empalado
casi mártir
casi un santo
mi santo
retablo alegórico
ahí vas
fastidiado
luminoso
girando
Sergio Loo, (Distrito Federal, 1982). Poeta y autor de Claveles automáticos (Harakiri,
Monterrey, 2006) y Sus brazos labios en mi boca rodando (Fondo Editorial Tierra
Adentro, México, 2007). Fundador de Setenta, proyecto de distribución editorial y
parte del consejo de colaboradores de Oráculo, revista de poesía.
133
Sergio Wulschner
Hokana
134
¿Quién silbará con acordeón, ahora o nunca
cuando el holocausto de canciones
-banda germánica-
venga a darles gas entre sus carnes
viole los acordes
egiptanos con el hierro en barandales
abran el azar en humos
costumbres más suaves
terribles
como harina
el macho cabrío en sacrificio
su cetro es regio
el reino está en su mano
su línea es la luz ?
Ellos
me jalan debajo de mi sangre.
135
Sirac Patricio Calvo Mejía
Dos Fridas
se pintaron con dos corazones y venas que gotean óleo sobre la tela de
su vestido; un portarretrato que se llama Diego; ambas con su
cabellera larga, enredada en su peinado y oscura. Irrealizables. Fuera
del aire. Etéreas en la atmósfera onírica de un desierto de nubes.
La cama
te envolvía en una vegetación extinta: lápida de hojas que viajaban sin
sueño a tu silencio, bajo la atmósfera reptante de la muerte. Desde la
raíz de tus pies crecías, adornándote y cayendo. Rígido envoltorio
como la muerte de una tarde sin Diego.
Pez nacimiento
-sonidos en procesión-
en el silencio de escribirme.
Tu danza da palabras
aliento ebrio,
la palabra de tu aliento.
Sirac Calvo Mejía, (México DF). Lic. Lenguas Modernas en Español. Cursó el
Diplomado en Creación Literaria en la Escuela de Escritores de Querétaro, SOGEM.
Autor de los poemarios: Silencio de geogramas (Edit. Fuera de comercio) y Estar en
medio del tiempo en el que sucede algo. (Fondo Editorial de Qro.). Fue Becario del
FOESCA con el proyecto Las fábulas iluminadas por las cosas; Premio estatal de la
juventud 2005 en el área de actividades artísticas y Primer lugar en el Concurso de
Poesía Municipal (Qro). Ha coordinado diversos talleres y cursos de literatura y
poesía. Ponente en diversos encuentros nacionales de estudiantes de literatura y
representó a la EEQ en el Segundo Encuentro Nacional de Escuela de Escritores
SOGEM.
137
Víctor Hugo Piña Williams
21
27
28
Ahí tienes tú, que casi no asistes al cine ni a ningún lado, tú que te has acostumbrado a
sobrevivir (vivir de sobras) entre tanto comatoso ambulante, y que eres incapaz y
rapaz a ritmo de cuidad; tú que no alcanzaste a ser cinéfilo porque te matan de luz sus
imágenes, y que puedes pasar de largo ante una cinta de Bergman o Visconti; tú, sin
embargo, envidias secretamente algunos tejidos cinematográficos. Y es que eres un
sentimental incorregible. Verbigracia. Les envidias a las películas sus parejas de
enamorados, de amantes taciturnos, con las despedidas en estaciones de tren ( con o
sin tren). Sus huidas de amor y de odio bajo los puentes, y siempre los labios que
meditan otros labios, desde el mismo beso de ninguno. Y otra vez las despedidas al
pie de puertas eternamente deshojadas. Amas sobre todo los desnudos en blanco y
negro, y el blanco y negro a todo color, y las manos que se crispan a toda pantalla
como una señal antigua y convenida.
33
Usted. Sí; usted. No se haga: usted. Aquél, éste, el de más allá. El mexicano. El mismo
que aparece siempre ante los ojos del uno mismo, saturado y supurado de caprichos
estúpidos y masoquismos tortuosos. Usted, que se lava en el agua sucia de sus
límpidos sueños ciudadanos sin levantar una sola salpicadura, o bien levantándolas
todas. Usted, que sueña en módicas cuotas de sangre prehispánica, y que a veces paga
la cuenta de toda la criollada. Usted. Digo, es un soñador; por mejor decir: es un santo
y es un criminal. Pero qué importa. Importa menos que ayer y más que mañana- para
decirlo en un jueguito conocido e insolente.
36
La tarde mueve sus caderas en mi pecho o en el tuyo, una tarde cualquiera de este
país no tan cualquiera. Y todo pasa. Hasta la pretenciosa sentencia “y todo pasa”. Pasa
que somos una gigantesca refaccionaría y sus clientes consentidos. Pasa que vivimos
en la cuneta. Pasa que para el amor somos una estación de autoservicio. Y pasa que
las cartas nos están llegando en blanco, mientras la historia entra con zapatos tenis
por nuestra ventana.
138
37
No basta más que huronear un poco en las manchonas hojas de ciertos periódicos
nacionales para hallar una constante lección de irreverencia cabroncilla: la taimada
diablura de la placa fotográfica. De fotógrafos cedidos a la tentación de Realidad
Última: realidad gestual, replante y desplante del gesto, desenfreno pachorrudo del
visaje y de la seña. Hablo de fotógrafos diariales que nos tratan los costrados ojos con
las imágenes anheladas en secreto por la gente urbanosa, nos propinan la firme lija
visual de lo que sucede y callejea hasta llevarnos al pasmo, a un pasmo no sé si
“estético” pues me parece que esas imágenes tienen prisa de ser otra cosa, algo más.
Pero la irreverencia tipo cuchillín de madera brinca en las fotos que frecuentemente
esos fotógrafos maloras o distraídos les hacen a los funcionarios públicos, a los
políticos en circulación, y en general a la persona cualquiera que desliza por la cuesta
de la imagen pública.
Es así que muchos de nosotros, por lo menos en alguna ocasión, hemos descubierto
una placa de esos traviesas una placa de esos traviesos graficones en la que se
balcones a lo leve a algún funcionario, mostrándolo en pleno arrebato gestual. Ya no
se está en todo tiempo ante la fotito respetuosa en el mal sentido, peripuesta y
destinada al álbum de la familia revolucionaria. Ahora a menudo nos regalamos la
mirada (sólo en ciertos diarios, ya se sabe cuáles) con la imagen, por ejemplo, de un
político atrapado por la cámara en el instante justo en que se da una rascadita y mira
al vacío con aire estúpido. O al importante funcionario captado en regodeado bostezo
–con todo y su correspondiente y meridiano hilillo de baba-. O aquellos ministros.
Victor Hugo Piña Williams, (Ciudad de México, 1958). En 1995 mereció el Premio
Nacional de Poesía Carlos Pellicer para obra publicada, por su libro Transverbación.
De 2000 a 2006 perteneció al Sistema Nacional de Creadores de Arte. Entre sus
títulos de poesía se encuentran: De tal palabra (UNAM, 1991), Rimas rumias (Aldus,
1999) y Migaja México (Ediciones Sin Nombre, 2005). Ha publicado también dos
libros de prosa: La inmortalidad del cangrejo (Aldus, 1998) y Días diablos (Tusquets,
2001).
139
Víctor Terán
En la hamaca
Luna1
140
Luna intacta, luna llena.
Luna que goza riendo a carcajadas
y azotándose las nalgas.
La tarde caía
De tu garganta
un grito quebrado.
Un grito rojo,
todo entero,
rodó sobre la cama.
Caía la tarde.
Lo supe
por los dos zapatos animosos
que pasaron resonando en la calle.
Vertí mi aliento
sobre tus hombros.
Mientras mis vigorosas manos asidas
iban debilitándose, soltando tu cuerpo
hasta ser uno conmigo en el suelo.
141
Yolanda Ramírez Michel
La chica en bicicleta
La chica en bicicleta
monta un pegaso de alas curvas
Me alejo
para no ver mi perfil roto entre tus dedos
II
143
Zazil Alaíde Collins
Andrés Calamaro
I
II
III
IV
—I N T E R R U P C I Ó N—
[cof cof]
—¿Y el enemigo?
Está perdido.
¿Quién es el enemigo?
Por mi culpa,
¿por mi culpa?,
este puño que golpea mi pecho
le grita a mi ego.
Zazil Alaíde Collins, (ciudad de México, 1984). Poeta y ensayista. Estudió Lengua y
Literaturas Hispánicas, en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional
Autónoma de México (UNAM). Colaboró, como parte del consejo editorial, en la
revista Lenguaraz; actualmente, es guionista y locutora en Ibero 90.9. Ha publicado
artículos, crónicas y poemas en Cultura urbana, El Universal, Metapolítica, Tierra
Adentro, entre otros medios impresos y electrónicos.
145
DATOS DE LOS COMPILADORES
Romina Cazón, escritora y poeta argentina (San Pedro de Jujuy, 1981). Desde septiembre de
2006 reside en Querétaro (México). Es editora de la revista cultural, Babel. Ha recibido el
primer premio en cuento “Populoriom Progressio” (Jujuy, 2002) y mención especial en poesía
“Letras Prohibidas” (UNJu, 2002), entre otros premios.
Rubén Falconi, poeta originario del Distrito Federal. Reside en la ciudad de Querétaro desde
1986. Durante 2 años realizó publicaciones para un boletín electrónico de Programación
Neurolongüística para después incursionar en la Literatura. Ha realizado publicaciones en
revistas nacionales como Babel, Catarsis y Papeles de la Mancuspia, así como colaboraciones
internacionales en Editorial Al aire, Aenigma, entre otras. Es fundador y miembro del grupo
literario “Los Acúfenos.
146
Panorama de la poesía mexicana
147