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Historicismo y Narrativismo
Historicismo y Narrativismo
Historicismo y Narrativismo
ISSN: 0120-0062
revideva_fchbog@unal.edu.co
Universidad Nacional de Colombia
Colombia
Tozzi, Vernica
HAYDEN WHITE Y UNA FILOSOFA DE LA HISTORIA LITERARIAMENTE INFORMADA
Ideas y Valores, nm. 140, agosto, 2009, pp. 73-98
Universidad Nacional de Colombia
Bogot, Colombia
R esumen
En el 2008 se cumplen 25 aos de la aparicin de Metahistoria: la imaginacin histrica en el siglo XIX, punto de inflexin para la filosofa de la historia en tanto se
aviene a su giro lingstico. 2008 tambin es el 80 aniversario del propio Hayden
White, ocasin que ha convocado a los filsofos de la historia y a diversos historiadores a revisitar su obra y reconsiderar los desafos que nos leg. Fundamentalmente,
su insistencia en volver una y otra vez a diversas expresiones y manifestaciones
de la teorizacin literaria para iluminar la naturaleza del discurso histrico. El
presente escrito evala crticamente las consecuencias que la informacin literaria
implica para el status cognitivo de la representacin histrica.
Palabras clave: historia, discurso, tropos, realismo figural, teora literaria.
Abstr act
The year 2008 is the 25th of the publication of Metahistory: The Historical
Imagination in Nineteenth-Century Europe, a milestone for the philosophy of
history, since it comprehends its linguistic turn. 2008 is also the 80th birthday
of Hayden White, an occasion for philosophers of history and historians from
several areas to revisit his work and reconsider the challenges that it has delegated
to us. A fundamental challenge is the necessity of going back, again and again, to
literary theory to elucidate the nature of historical discourse. This article makes a
critical evaluation on the consequences that literary information has for the cognitive status of historical representation.
Keywords: history, discourse, tropes, figural realism, literary theory.
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El 2008 es un ao crucial, pues se cumplen 35 aos de la aparicin de Metahistoria: la imaginacin histrica en el siglo XIX, punto
de inflexin para la filosofa de la historia en tanto se aviene, como
constata Frank Ankersmit, a su giro lingstico. La tradicional
demarcacin al interior de esta rea filosfica entre una rama crtica,
interesada en el status cientfico de la investigacin historiogrfica,
y otra rama especulativa, preocupada por el sentido, la finalidad y el
progreso del devenir humano, es disuelta o fusionada en lo que hoy
llamamos, gracias otra vez a Frank Ankersmit, nueva filosofa de la
historia.1 Este movimiento involucra un fuerte cuestionamiento de
los presupuestos epistemolgicos de la historiografa acadmica
(tambin denominada, en el espritu de Kuhn y Laudan, normal o
tradicional2): a su concepcin representacionalista del conocimiento
histrico, al ideal de alcanzar el relato o interpretacin verdaderos
acerca del pasado y a la consideracin de la historia como una ciencia.3 La nueva filosofa de la historia es un llamado a la reflexin
sobre los recursos lingsticos mismos que hacen posible la expresin
de un discurso que se pretende significativo del pasado en relacin
con el presente y el futuro, pretensin que ana la historiografa y las
filosofas especulativas de la historia. Es tal vez por esto ltimo que
los nuevos filsofos de la historia se han reconocido partcipes de
un espritu narrativista como una alternativa a la epistemologa,
incluyendo dentro de esta a la hermenutica y a la filosofa analtica
anglosajona, crticas ambas del monismo metodolgico, pero que no
obstante, persistan en la bsqueda de justificacin para la distincin
entre un pasado real y uno construido, as como de la posibilidad
de encontrar criterios de verdad para descripciones, explicaciones
(legales, narrativas o racionales) e interpretaciones histricas. El
narrativismo se apartar de ellas porque no pretende un ideal de
cientificidad para la historia, ya sea afn a las ciencias naturales, ya
sea afn al de las ciencias sociales; por el contrario, ser proclive a
informarse de toda reflexin acerca del lenguaje mismo, sobre todo
del lenguaje narrativo en su dimensin por supuesto cognitiva, pero
tambin y no menos importante, en la prctico-poltica y la esttico-expresiva. El agotamiento del fundacionismo epistemolgico y
1 Para acceder a la exposicin y evaluacin crtica de este movimiento, vanse
Ankersmit (1986), Ankersmit & Kellner (1995) y Tozzi (2005c).
2 Todos estos trminos hacen referencia a la profesin de la investigacin histrica
practicada en instituciones acadmicas reconocidas y que se constituye como disciplina en el siglo XIX y se canoniza en la primera mitad del XX.
3 La radicalidad manifiesta en la negativa a incluir a la historia entre las disciplinas
cientficas se debe no tanto a las limitaciones, numerosas veces destacadas, para
la posibilidad de que el historiador aplique los mtodos de las ciencias naturales a
su investigacin, sino a que ni siquiera parece posible que pueda aplicar los de las
ciencias sociales.
el surgimiento de una filosofa narrativista de la historia es la respuesta a la demanda para atender a la significacin del texto histrico
en su totalidad de manera autnoma en relacin con el significado
que aisladamente sus enunciados singulares empricos puedan tener.
El ao 2008 tambin es el 80 aniversario del propio Hayden
White, ocasin que ha convocado a diversos filsofos de la historia e historiadores a revisitar su obra y a reconsiderar los desafos
que nos leg (cf. Munslow & Goodman; Ankersmit, Domanska &
Kellner 2009). Fundamentalmente, su insistencia en volver una y
otra vez a ciertas expresiones y manifestaciones de la teorizacin
literaria para iluminar los alcances y finalidades de cualquier discurso histrico. Es a la evaluacin de las consecuencias que la informacin literaria implica para la representacin histrica, a lo que
estar dedicado el presente escrito. En los dos primeros apartados
ofrecer una consideracin de aquello que White se apropia de la
teora literaria. En el tercero har unas aclaraciones sobre la consideracin witheana acerca de la relacin-distincin entre lo fctico y
lo figurativo en un escrito histrico. Los dos apartados finales reconstruyen cmo sera, desde una perspectiva whiteana, ocuparse de un
problema nunca abandonado ni por historiadores ni por filsofos de
la historia: la cuestin de la eleccin de la mejor interpretacin.
1. Aprender de la teora literaria
La obra de White es generalmente vista como una elaboracin
tendiente a igualar historia y literatura, cuando debera reconstruirse en trminos de una apelacin a la teora literaria para desentraar los recursos lingsticos que intervienen en la produccin
de todo discurso histrico, esto es, todo aquel discurso en el que el
pasado humano es su tema. Estos discursos se han encarnado en
dos mbitos, la filosofa especulativa de la historia y la historiografa
acadmica, en tanto tratan de hacer el pasado inteligible a travs de
la elaboracin de narrativas, dado que es este tipo de discurso el que
permite relacionar de una manera sincrnica acontecimientos que
se han dado en forma diacrnica. Sus mayores expresiones se han
dado en el siglo XIX. Por ello White se aproximar a exponentes de
la filosofa especulativa de la historia e historiografa del siglo XIX
en trminos de discursos que trataban de producir, no sin esfuerzo,
una consideracin realista del pasado que medie entre otras consideraciones alternativas e incluso conflictivas, el registro sin pulir
y el pblico. En este sentido, las diversas filosofas de las historia
y las diversas historiografas son todas sin excepcin formas de
realismo; sus diferencias residirn en la eleccin de formas de tramar, en la eleccin de lo que consideren tipos aceptables de conexiones
entre los eventos histricos y, finalmente, sus evaluaciones acerca de la
posibilidad o deseabilidad de cambio para el presente y el futuro. En
suma, analizados como discursos producto de una seleccin entre
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con los poltico-morales,9 as como con las elecciones entre diferentes tcnicas narrativas para tramar10 los acontecimientos pasados
en orden a entregarnos una consideracin coherente e iluminadora
de alguna porcin del pasado. Conciliacin que no siempre, por no
decir nunca, resulta exitosa en trminos de coherencia, no obstante,
dicho fracaso difcilmente mellara nuestra admiracin. Ms bien
revelar lo inconducente tras el intento de reconstruir tales elecciones por algn proceso inferencial: no hay reglas lgicas que obliguen,
a partir del registro evidencial, a adoptar una forma de conceptuar en
lugar de otra. Es en este preciso punto donde se hace necesaria la
lectura del prefacio y la Introduccin, pues all se nos explicar que,
para poder constituir un discurso acerca del pasado como histrico,
cada historiador y cada filsofo de la historia ha debido previamente
prefigurar el campo histrico (cf. White 1992 25 n8), denominacin
con la que White hace referencia al registro documental antes del
anlisis y la conceptualizacin. Esta operacin, seala, es de carcter tropolgico; con dicha expresin White bautiza a aquellas
adopciones bsicas de naturaleza potica (por oposicin a lgica)
gracias a las cuales quedarn permitidos ciertos tipos de relaciones
entre ciertas categorizaciones de agencia y diversas especificaciones
acerca de la fuerza determinante de las circunstancias. Los recursos
disponibles para hacer conceptualizables dichos elementos brutos nos son proporcionados por el uso lingstico mismo, pues el
acto de prefiguracin ser entendido a partir de los cuatro tropos
bsicos para el anlisis del lenguaje figurativo: metfora, metonimia,
sincdoque e irona.11 Concretamente, la metfora sancionar las
prefiguraciones del mundo de la experiencia en trminos de objetoobjeto,12 la metonimia en trminos de parte-parte,13 la sincdoque en
trminos de parte-totalidad,14 mientras que la irona, considerada
un metatropo, afirmar en forma tcita la negacin de lo afirmado
positivamente en el nivel literal.15 Esta prefiguracin constituye,
mo y contextualismo. La clasificacin se la debemos a Stephen Pepper en World
Hypothesis (1942).
9 Nuevamente son cuatro posibilidades, conservadurismo, radicalismo, anarquismo y liberalismo. En este caso la clasificacin proviene de Mannheim, Ideologa y
utopa (1959).
10 En este caso las cuatro posibilidades las proporcion Northrop Frye en La anatoma
de la crtica (1957).
11 La aproximacin cudruple a los tropos est motivada por Vico y Keneth Burke en
A Grammar of Motives (1969).
12 Promueve el formismo y el romance.
13 Promociona la tragedia y el mecanicismo propio de las ideologas radicales, pues suponen la revelacin de las leyes que permiten el cambio.
14 Afn al organicismo y la comedia.
15 Stira, contextualismo y liberalismo, siendo lo afn, aunque pudiendo cambiar de
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[] [E]s disparada a travs de la melancola, producto de la percepcin de una situacin irnica, ya que marca no slo el ascenso
de la conciencia de clase a autoconciencia, sino tambin y al mismo
tiempo la fractura fundamental del movimiento mismo de la clase
obrera en las derrotas de 1834 y 1835. (White 2003 95)
El enigma para White no reside en la cuestin de si estos cuatro grandes tericos aplicaron conscientemente o no la teora de los
tropos a sus temas, es ms, tampoco importa decir si encontraron
un modelo y lo aplicaron o lo reinventaron en el propio trabajo de
16 Metfora (similitud), metonimia (contigidad), sincdoque (clasificacin), racionalidad irona: disociacin del pensamiento de sus posibles objetos, capacidad de
reflexionar sobre la reflexin misma. (cf. White 2003 76ss).
17 Su trabajo se muestra como complementario del de Piaget, cuya preocupacin primaria era analizar el proceso por el cual se alcanza la tropologizacin consciente y
autoconsciente. Estos parecen corresponder, como Jakobson sugiri, a los tropos
sistematizados como clases de la figuracin en la teora retrica moderna (una teora
a la que, incidentalmente, en tanto que clasifica las figuras en los cuatro tropos de la
metfora, la metonimia, la sincdoque y la irona, Freud habra tenido acceso, como un
miembro del curso educacional de los gimnasios y de las universidades de su tiempo)
(White 2003 87).
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visualizar que si bien ella puede estar sancionada en un modo metonmico, eso no involucra que la obra slo recurra al mecanicismo
y la tragedia por ser respectivamente la explicacin y la trama afines. En tanto y en cuanto toda obra histrica, como reiteradamente
he dicho, debe verse como un gran esfuerzo de conciliacin casi
nunca logrado, ms que como un producto cerrado, completo y
autoconsistente refractario a la crtica.18 Finalmente, la aplicacin
de la tropologa al estudio de la conciencia histrica (Metahistoria)
o la conciencia en general, no se limita a identificar cuatro modos
de la misma, sino que adems sugiere un movimiento o despliegue
entre ellos. Este movimiento, ejemplificado en la evolucin de la
filosofa de la historia desde Hegel, pasando por Marx, Nietzsche,
hasta Croce representa el mismo proceso que puede verse en la
evolucin de la historiografa desde Michelet, pasando por Ranke y
Tocqueville hasta Burckhardt, concluyendo ambas en la condicin
irnica.19 Tambin las cuatro fases de la clase trabajadora resultan
ejemplificar la evolucin de la conciencia colectiva, o, como en el
caso de Piaget y Freud, en el despliegue de la conciencia individual.
Ahora bien, cmo podran entenderse estos ciclos sin caer en un
indigerible inmanentismo lingstico?
No es que cada tropo conduce al siguiente como si se tratara de
un desarrollo teleolgico siendo la irona su objetivo ltimo. Ms
bien, se trata de entender que la operacin del tropo se ejerce como
desactivando la operacin de otro tropo. La metonimia opera desactivando la metfora, mostrando que las supuestas esencias develadas por ella se reducen a algn otro mecanismo; la sincdoque,
desactivando la metonimia por integrar en un todo lo relacionado
reductivamente entre partes, y la irona, por desactivar a cualquiera
de los tres adoptando a cualquiera de los otros. Por ltimo, la metfora retornar como el producto del abandono de la irona vuelta
sobre s misma y consciente de ser un tropo ms. En esta interaccin
desactivadora y posibilitadora entre los tropos podemos ver expresada
la relacin detentada entre las diversas versiones del pasado entre s,
no como una sucesin de propuestas confrontadas con una evidencia neutral, sino como un juego de desactivaciones tropolgicas.20
Esta interaccin, en ltima instancia, permitira evitar una cierta
imagen monadolgica de la prctica historiogrfica que una lectura
18 El captulo de Metahistoria dedicado a Tocqueville es la mejor ilustracin del fracaso
de combinar las estrategias configuradoras segn el tropo dominante dndole a la
obra su aura de vigencia.
19 [Ambas concluyen en la condicin irnica y difieren] de su contrapartida de la
Ilustracin tarda slo en el refinamiento con que se expona en la filosofa de la
historia y en la amplitud de los estudios que acompaaban su elaboracin en la historiografa de la poca (White 1992 50).
20 Debo la elucidacin de la relacin de los cuatro tropos entre s a Nicols Lavagnino.
descuidada de White podra permitir, esto es, pensar a cada historiador aisladamente prefigurando el campo histrico a travs de un
acto introspectivo de su imaginacin. Por el contrario, la prefiguracin opera en conversacin con otras prefiguraciones del mismo
campo efectivas o posibles.
En fin, el revelar la naturaleza tropolgica del esfuerzo de cada
uno de estos autores por conciliar entre s los compromisos epistemolgicos, narrativos e ideolgicos, es una respuesta a la interrogacin (intriga) por las dificultades a las que se enfrentaron estos
grandes pensadores para coordinar las diferentes dimensiones que
conforman un discurso histrico, coordinacin que no viene dictada por el registro, sino que es un trabajo a realizar. Metahistoria
es una invitacin a apreciar positivamente las dificultades enfrentadas por estos autores para lograr un cierre definitivo y coherente
sobre el tema del que se ocupan, ocasionando que sus modos o estilos de representar realistamente el pasado sigan vigentes. Es en este
aspecto donde surge el desafo de indagar en qu podra consistir un
realismo histrico. Esta ltima es la sugerencia desarrollada ms
profundamente en Figural Realism. Pero antes de sumergirnos en ella,
ser importante rescatar algunas observaciones aclaratorias en torno
a la concepcin de White de lo fctico y su relacin con lo figurativo.
3. Dualidad hecho y figuracin en el escrito histrico
Una de las ms frecuentes crticas de las que ha sido objeto
Metahistoria es la de ser una negacin de la existencia pasada de
aquellos acontecimientos, personas, procesos, grupos e instituciones
de la que hablan los historiadores, ya sea como otorgndoles slo una
existencia lingstica. Lo que ha soslayado esta lectura es la intencin, por parte de White, de reconstruir el punto acerca de [...] cmo
hemos de llamar a estos fenmenos, cmo hemos de clasificarlos
y qu tipos de explicacin hemos de ofrecer de ellos (White 1992
51), no es algo que viene dictado por la evidencia, sino que debe
ser prefigurado y figurado. El trabajo historiogrfico consiste en la
construccin de en el sentido de imaginar y conceptualizar sus
objetos de inters, antes de poder proceder a aplicarles los tipos de
procedimientos que desea usar para explicarlos o comprenderlos
como posibles temas de una representacin especficamente historiolgica (cf. d. 44s).
Yo s que el Imperio Romano, el papado, el Renacimiento, el
feudalismo, el Tercer Estado, los puritanos, Oliver Cromwell,
Napolen, Ben Franklin, la Revolucin francesa, etc. o al
menos entidades a las que estos trminos refieren preexistieron a
cualquier inters por ellos de algn historiador dado. Pero una cosa
es creer que una entidad alguna vez existi, y otra completamente
distinta constituirla como un posible objeto de un tipo especfico de
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En lugar de ver un compromiso whiteano con dos tipos heterogneos de discurso, uno que remite a lo dado y otro figurativamente
construido, White se esfuerza, por un lado, por teorizar acerca de
dos niveles que se presentan como diferentes pero que podran ser
tomados como dos formas de codificacin que interjuegan en el
22 [] conocimiento histrico llega al presente en una forma procesada, no como material bruto o informacin almacenada en un archivo o en un banco de datos. Esto no
es decir que en tanto informacin archivada, el dato histrico no est ya procesado
nombrado, identificado, clasificado y asignado una relevancia provisional a los intereses de la comunidad. Pero como archivados, los datos son slo mnimamente
identificados como siendo historizables, de potencial uso como conocimiento histrico y realmente pertenecen en este estado preliminar a la historia del archivo ms que
a la historia comunal para la que el archivo puede servir (White 2003 29s, Prefacio).
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tipos de relato. Este proceso de conformacin no necesita debe subrayarse implicar violaciones de las as llamadas reglas de la evidencia, o
los criterios de agudeza fctica que resultan de la simple ignorancia
del registro o la mal-informacin que podra estar contenida en l. Pero
esta conformacin es una distorsin del campo fctico total del cual el
discurso se propone ser una representacin [...]. (White 1978 111)
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Dickens... y Proust, Joice, Woolf... estaban interesados en representar un mundo real en lugar de uno ficcional tanto como cualquier
historiador moderno (cf. id 25). Ms an:
La literatura en su sentido moderno tiene muchos otros significados, no menos que el de ficcin. No quiere decir que el escrito
ficcional no pueda ser escrito literario. Es slo decir que no todo escrito ficcional es literario y, ms an, hay una gran cantidad de escrito
literario que no es ficcional. (White 2006 32)
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24 La nocin de fulfillment le permite endosar la historia con el significado de un progreso hacia un objetivo que nunca es finalmente realizable, ni aun completamente
especificable. Le da un concepto de un modo peculiarmente histrico de causacin,
diferente de las nociones teolgicas antiguas, por un lado, y nociones mecanicistas de
la ciencia moderna, por el otro. Este modo distintivamente histrico de causalidad
que yo propongo llamar causalidad figural (cf. White 1999 88).
Esto nos lleva directamente a la segunda apropiacin heurstica, a la que se ocupa de la relacin entre la representacin y su
contexto, pues estas propuestas o promesas de nueva significacin
son hechas desde alguna perspectiva, y no hay ninguna necesidad
objetiva o trascendente de hacerlas. El lazo no es causal, tampoco es
gentico, ni teleolgico. No se niega que la historia (ya no la literaria, sino la historia en general) no pueda establecer relaciones causales o genticas, es decir, secuencias temporales objetivas, ms bien
se afirma que la seleccin de una secuencia o el trazado de alguna
lnea gentica en lugar de cualquier otra secuencia o trayectoria
temporal, es un acto de decisin, figuracin desde algn contexto
o perspectiva.25
La consideracin whiteana acerca de los usos pblicos de la
historia ha sido por un lado confundida con un determinismo
lingstico cultural simplista: ciertas figuraciones necesariamente
legitiman ciertas polticas; y, por el otro, se presupone que su advertencia acerca de la falta de criterios fcticos para desestimarlos permite combinar tan extremo determinismo con una cierta libertad
de manipulacin, por parte de agentes histricos e historiadores,
de los recursos lingsticos disponibles (combinacin claramente
inconsistente). No se aprecia, en primer lugar, que la dilucidacin
de los recursos efectivamente utilizados por los autores concretos
nos informa que ellos no agotan los recursos culturales disponibles
para la composicin de un discurso histrico. Ello se hace manifiesto tanto en la eleccin de los modos de tramar, generalmente
aquellas tcnicas menos sofisticadas, como tambin de las expresiones ideolgicas, slo las cognitivamente responsables (en trminos de Mannheim y de los que White se hace eco). Esto es, aquellas
ideologas que consideran que cualquier propuesta de cambio,
reforma o conservacin del presente para el futuro debe legitimarse
en un conocimiento del pasado. Esto es, no se trata de una mera
utilizacin del pasado, sino de propuestas de lecturas del pasado
como base para propuestas de accin en el presente y en el futuro,
de manera que dichas conexiones quedan abiertas a discusin. Esta
estrategia argumentativa, consistente en proponer polticas sobre
la base del conocimiento histrico, involucra el someterse al juego
de la crtica y la argumentacin, en lugar de la mera adhesin o fe
o providencia.26 En segundo lugar, que la produccin concreta de
25 El origen de este realismo figural est en San Agustn, defensor del carcter histrico
de la realidad de las figuras, frente a aquellas corrientes alegrico-espiritualistas, las
cuales socavan el carcter realista del acontecer, viendo en ste tan slo signos y significaciones extrahistricas (cf. White 1999 186s).
26 Recordemos que White excluye el fascismo por no ser cognitivamente responsable
(cf. White 1992 32-38). La profunda elucidacin de la nocin de cognitivamente responsable (de Stephen Pepper) es reiteradamente soslayada por los crticos de White.
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imgenes efectivamente eficaces puede ser evaluada slo retrospectivamente. Saber para quin se escribe la historia, leer la demanda
en la sociedad, es tambin una empresa de figuracin, imaginacin
y crtica. En tercer lugar, la conexin entre la metahistoria compartida por historiadores y pblico remite al hecho de que cualquiera
que se apropie de su pasado desde su presente no lo hace ex nihilo o
por mera introspeccin en su experiencia preterica; por ello se hace
necesario un anlisis formalista de los recursos culturales disponibles (lo que no significa determinantes) para la construccin de los
trabajos histricos.27 En cuarto y ltimo lugar, asumir la demanda
pblica de representacin por parte de un grupo es necesariamente
una tarea tanto autocrtica, dado que quien se arroga dicho rol debe
tomar decisiones acerca de cmo utilizar los recursos, como crtica,
porque atender demandas no implica satisfacerlas servilmente o
asumir la postura del que reclama.
Finalmente, la propia relacin entre representaciones sucesivas
de los acontecimientos que se dirijan a destacar diferentes aspectos
de los mismos, la tercera apropiacin heurstica, resulta tambin
iluminada en trminos del realismo figural. Es decir, los aspectos
destacados por las representaciones posteriores tienen una funcin
explicativa de los destacados por las representaciones anteriores,
en el sentido de que las posteriores tratan de cumplir promesas
incumplidas por los anteriores, renovando la promesa de alcanzar
la representacin. Las diferentes propuestas se relacionan entre s
figuralmente, y esto ser sntoma de fertilidad metodolgica. El realismo figural, en fin, es la consideracin adecuada de la operacin
historizante como promesa siempre renovada, pero nunca cumplida,
de representar realistamente el pasado, pues da cuenta de por qu no
se puede, ni importa, alcanzar versiones definitivas del mismo. El
realismo figural involucra una actitud pragmatista para la prctica
historiogrfica, en tanto que se posiciona frente a las propuestas interpretativas en funcin de sus logros futuros. Esto es, en lugar de asentarnos en aquella propuesta que slo ha escapado al error evidencial
(aspecto que en ltima instancia no es decidible definitivamente), nos
Un ejemplo reciente lo encontramos en Moses (2005) y al cual critica extensamente a
propsito de la discusin sobre la memoria de la guerra de Malvinas (cf. Tozzi 2009).
27 En esto White pareciera hacerse eco de Barthes en su afirmacin acerca de que []
la eleccin, y luego la responsabilidad de una escritura, designan una Libertad, pero
esta libertad no tiene los mismos lmites en los diferentes momentos de la historia.
Al escritor no le est dado elegir su escritura en una especie de arsenal intemporal
de formas literarias. Bajo la presin de la Historia y de la Tradicin se establecen las
posibles escrituras de un escritor dado []. Sin duda puedo hoy elegirme tal o cual
escritura, y con ese gesto afirmar mi libertad, pretender un frescor o una tradicin;
pero no puedo ya desarrollarla en una duracin sin volverme poco a poco prisionero
de las palabras del otro, e incluso de mis propias palabras (Barthes 2003 24s).
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6. Conclusin
He ofrecido una reconstruccin del significado del giro lingstico dado por White, as como de su recurso a la teora literaria
en trminos de una manera de hacerse cargo del carcter controversial irreductible de nuestros intentos de ofrecer consideraciones
realistas del pasado. La teora literaria nos inform acerca de que
las diferencias ltimas entre historias en competencia deben buscarse en las diversas maneras en que historiadores y filsofos de
la historia prefiguran (potica o tropolgicamente) el campo histrico. A su vez, he aventurado la lectura de la relacin entre los tropos
de una manera tambin controversial, contraria a posibles lecturas
cclico-inmanentistas que piensan que cada tropo lleva interiormente
al siguiente, as como las reducciones mentalistas de los mismos.
Por el contrario, cada tropo puede verse como una reconsideracin
o negacin de otro tropo. Slo de esta manera podremos apreciar
las controversias historiogrficas como una prctica dinmica, por
oposicin a un desfile de alternativas realizadas aislada e individualmente. Finalmente, la historia de la literatura realista en Occidente nos
inform de las posibles relaciones crticas y estimulantes que diversas
representaciones histricas promueven entre s.
Bibliografa
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