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Otoño Sangriento, Presentacion
Otoño Sangriento, Presentacion
Otoño Sangriento, Presentacion
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diferentes y controvertidas teorías acerca de
la verdadera personalidad de Jack el
Destripador, una literatura de la que hay
que destacar a escritores como Patricia
Cornwell en Retrato de un Asesino o la más
reciente revisión del estrangulador
londinense de la mano de Trevor Marriott, el
cual publicó el libro ‘Jack el Destripador’:
investigación del siglo XXI, en el que
exponía la hipótesis de que Jack el
Destripador no se hubiera limitado a matar
en Londres, atribuyéndole también una serie
similar de asesinatos cometidos en Managua
(Nicaragua) en 1889, hay que destacar que
en Otoño Sangriento, y siempre como
homenaje certero a uno de los mayores
clásicos de la novela negra o policíaca, si no
el mayor, Sir Arthur Conan Doyle, y sus
mundialmente conocidos personajes, el
inspector Sherlock Holmes y su ayudante y
amigo el doctor Watson, la autora crea su
muy personal réplica en las figuras de los
detectives Christophe La Barthe y Emma
Halvick, los cuales se verán inmersos en
una investigación pareja a la que el famoso
inspector inglés nunca llevó a cabo en las
novelas de Conan Doyle, porque, según
declaró éste mismo, convertirlo en
personaje literario podría haber dado lugar a
la exaltación del asesino. Nada más lejos de
la intención del escritor, el cual, por otra
parte, observó los acontecimientos
relacionados con el asesino en serie con un
interés más periodístico que literario.
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Así pues, con los asesinatos de Jack el
Destripador como referente inmediato y
contemporáneo de los detectives franceses
creados por la autora de Otoño Sangriento,
un en apariencia frívolo e impetuoso
caballero que al igual que su trasunto inglés
parece condenado a la soltería, en este caso
a la más canalla, la del mujeriego resignado
a serlo, y su contrapunto, la joven doctora
Halvick, una verdadera rareza de su tiempo
como mujer con estudios y de ideas liberales
o modernas, la cual se describe a sí misma
como mujer atractiva, inteligente y
deliciosamente divertida, ambos son
llamados a España por los responsables de
la parroquia de San Andrés de Madrid para
resolver el asesinato de un sacerdote. A
partir de ese momento los dos protagonistas
tendrán que hacer frente no sólo al
desarrollo de sus pesquisas y los luctuoso
acontecimientos que las suceden y hacen
que éstas avancen o retrocedan, como en
toda buena trama policíaca, y a fe mía que
ésta lo es, sino también al entorno en el que
se mueven, que no es otro que el Madrid de
1888 y por extensión la España de entonces,
quizás no sólo el marco en el que se
desarrolla la novela, sino también, o sobre
todo, el protagonista principal.
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XIX en contraste con esa Europa
contemporánea de la que proceden los dos
personajes. De ese modo, y aquí ya nos
podemos remitir a toda una tradición del
escritor o intelectual extranjero, por lo
general inglés o francés, que siguiendo o
anticipando la estela del inglés Gerald
Brenan con su Al Sur de Granada, el francés
barón de Massias con El Prisionero en
España o el propio Victor Hugo con su obra
de 1843 Los Pirineos, levantaban acta de de
la total decadencia, atraso y atavismos de
una España cuyo descubrimiento era
parecido al que otros viajeros operaban en
el lejano Oriente o por el estilo. De ese modo
encontramos al detective Christophe La
Barthe haciéndose la siguiente reflexión
durante el viaje en tren desde Irán a Madrid:
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estampas y grabados, y a otras
referencias.”
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entonces que a fuerza de minoritaria,
hostigada e instruida tendía que serlo
también selecta, tomaran cuerpo en los
personajes del culto y extravagante indiano
Arturo Balmaseda y Angélica de Mendoza,
esposa del primero y también discípula de
su particular concepción de la realidad, la
cual no es sino el resultado de su
seguimiento de las principales corrientes
filosóficas más innovadoras e iconoclastas
del momento, a destacar Nietzsche y su idea
del superhombre, concepto repetidamente
malinterpretado o tergiversado por casi todo
aquel que parece acercarse al mismo.
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personifica la oscuridad, que llena todos los
agujeros del mundo.
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de los paralelismos u homenajes que la
autora hace con la historia de Jack el
Destripador, y que no es otro que el
peligroso ascendiente que empieza a tener
la prensa a partir de finales del XIX y
principios del XX, en la conformación de la
opinión pública a partir de unos hechos que
muchas veces son manipulados con el único
fin de vender periódicos. De este modo, la
autora nos recuerda en el siguiente párrafo
el protagonismo de la prensa británica en el
caso del estrangulador de Londres
poniéndolo en relación con la propia trama
de su novela:
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hay una que apunta a la prensa londinense
como los inventores e inductores del
personaje con el único fin de aumentar la
tirada de sus periódicos.
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real, el número de posibles asesinos
está limitado por la propia narración.
Erebus podría ser cualquiera, incluso
alguien que ustedes no conozcan, ya
que esto es la realidad; pero si fuera
una novela, indudablemente sería
alguien cercano!
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Txema Arinas
Oviedo, 24 de Febrero de 2010
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