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Cincuenta Años de TV en España - Manuel Palacio

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Cincuenta aos

de televisin en Espaa

M a n u e l Pa l ac i o
Profesor de la Universidad Carlos III de Madrid

SI 20 AOS NO SON NADA PARA LOS


amantes de los tangos, 50 aos son, desde
luego, muchos aos para los historiadores
de la televisin. En ese tiempo, la televisin
se ha consolidado como el mayor medio de
comunicacin, pero tambin se han producido profundos cambios sociales interrelacionados con la presencia de la televisin,
como el crecimiento del consumo de los
ciudadanos o las profundsimas transformaciones en la dialctica de las nociones
de espacio pblico y espacio privado.
Obvio es decir que los 50 aos de la televisin obligan a fijar para los anlisis periodos homogneos que faciliten las interpretaciones. En ocasiones, se han usado criterios de la historia poltica; as, se ha
diferenciado entre la televisin del franquismo y de la democracia, o la televisin
en el tiempo de la transicin democrtica.
Otras veces, las etapas se han articulado a
partir de momentos vehiculares del medio,
como la llegada de las emisoras de titularidad privada o la primera consolidacin de
la televisin de pago. En los estudios internacionales de televisin, ha prosperado la
periodizacin propuesta por John Ellis.1 El
investigador britnico diferencia dos grandes etapas del proceso evolutivo de la televisin. De esta manera, distingue entre una
etapa de escasez (scarcity) y otra de disponibilidad (availity); en la actualidad, apunta que, con la llegada de las distintas ofertas de televisin digital, estaramos en el
umbral de una tercera etapa de abundancia (plenty).
Si aplicamos la terminologa de John
Ellis a la historia de la televisin en Espa-

a, fijaramos las siguientes etapas. El primer periodo de escasez, en el epicentro del


franquismo, abarcara los primeros diez
aos de la historia de la televisin, desde el
inicio oficial de las emisiones, en 1956, hasta mediados de los aos sesenta, en que,
con la llegada de las emisiones a las Islas
Canarias y con la inauguracin de los estudios centrales de TVE en Prado del Rey, se
da por cerrada la primera red nacional de
transmisin. La segunda etapa de disponibilidad corresponde a la edad de oro del
servicio pblico en Espaa y comprendera
los aproximadamente 25 aos que discurren desde el comienzo de las emisiones de
TVE2 hasta el comienzo de las emisiones de
titularidad privada en 1990. El ltimo periodo, sealado como de abundancia, englobara los ltimos 15 aos en los que la
oferta televisiva se ha multiplicado hasta
niveles impensables. En esta etapa, se auguran nuevas mutaciones a partir de las
emisiones de la Televisin Digital Terrestre
(TDT) o por internet.

Los primeros tiempos


de TVE son descritos por sus
protagonistas como aos
heroicos, en una etapa
marcada por la escasez
de medios y el voluntarismo
de sus profesionales.

Los aos de la escasez televisiva (1956-64)


Desde primeros de los aos cincuenta, TVE
emite experimentalmente en pruebas; sin
embargo, las emisoras regulares no comenzaron hasta el 28 de octubre de 1956. En la
pauprrima Espaa de ese tiempo, el esfuerzo de la puesta en marcha del servicio televisivo recay en buena parte en la inversin
publicitaria: es un caso muy singular en el
contexto televisivo europeo. Quiz por ello,
Televisin Espaola no dispuso inicialmente de una naturaleza jurdica autnoma y
clara que estableciera su estatuto legal; y
ello, hasta el punto de que las autoridades
polticas tardaron ms de un lustro en concluir que TVE sera una empresa pblica.
Los primeros profesionales de TVE llaman a este periodo el tiempo de los aos
hericos, muy probablemente porque las
limitaciones tcnicas y empresariales obligaban a que todos los que laboraban en los
mticos estudios del Paseo de la Habana
madrileo, primera sede de TVE, contaran
con grandes dosis de voluntarismo para
desarrollar los quehaceres diarios. Muchas
son las ancdotas que marcaron los aos
de escasez. Sirva de recuerdo bibliogrfico
el captulo que Adolfo Marsillach dedica al
tema en su libro de memorias Tan lejos,
tan cerca. En este contexto, no era irregular que los trabajadores ms cualificados
de los programas de variedades recibieran
de las empresas productoras y patrocinadoras de los programas un complemento
de su sueldo oficial.
En estos aos, la televisin ocupa un
lugar muy secundario en el conjunto de las

316

industrias culturales y, desde luego, no est


en la agenda de preocupaciones del rgimen franquista. Significativamente, hasta
1962, Francisco Franco no transmiti por las
antenas televisivas su tradicional mensaje
navideo; desde otra perspectiva, los mismos fastos de la inauguracin de 1956 fueron presididos por un ministro de perfil bajo, como era el titular de la cartera de Informacin y Turismo, el po Gabriel Arias
Saldado, a quien, por cierto, los tcnicos
obligaron a repetir hasta tres veces su discurso.
Si atendemos a los bajsimos niveles
de penetracin que tena el medio, tampoco parece que la televisin de los aos de
escasez fuese un objeto especialmente deseado por los espaoles. Cierto es, empero,
que la compra de un receptor estaba muy
alejada de las capacidades adquisitivas de
aqullos y que, hasta 1961, los televisores
estuvieron gravados con un impuesto de
lujo similar al que tenan las mercaderas
ms sofisticadas. Con motivo del quinto
aniversario de TVE, en 1961, Tele Radio, el rgano de difusin de la emisora estatal, proporciona unas cifras sobre el parque de televisores y sobre el nmero de telespectadores. Las cantidades suscitan dudas, pero no
pueden dejar de leerse como indicativas de
la restringida presencia del medio: la red
tiene una cobertura del 69,1 por ciento del
territorio y el parque de televisores est en
torno a los 420.000 aparatos. En la revista,
calculan que cada programa ordinario lo
ven seis espectadores por televisor y, en las
retransmisiones extraordinarias, que no se
indica cules son, se renen 20 espectadores por receptor. A la altura de 1965, los datos de Tele Radio nos dicen que en Espaa
hay alrededor de un milln y medio de
aparatos, unas cifras un 25 por ciento ms
elevadas que las que daba en ese tiempo el
sindicato vertical franquista.2
Al margen de la fiabilidad que concedamos a estas informaciones, parece evidente que, hasta bien avanzados los aos
sesenta, la penetracin de la televisin en
Espaa es muy limitada. En una encuesta
que sobre consumo televisivo realiz, en
1965, el Instituto de la Opinin Pblica, los
resultados nos sealan que, aproximadamente, la mitad de los habitantes de las
grandes urbes posee televisor en su hogar (51
por ciento en las ciudades de ms de
500.000 habitantes); pero los porcentajes
bajan hasta un tercio en las ciudades me-

MEDIOS DE COMUNICACIN TENDENCIAS06

Manuel Palacio

dianas (el 39 por ciento de las urbes entre


95.000 y 500.000 habitantes, y el 30 por
ciento de los municipios entre 10.000 y
95.000 habitantes), y se desploman en los
pueblos (un raqutico 5 por ciento de las localidades entre 2.000 y 10.000 vecinos).3
TVE1, huelga decir que la nica emisora existente, emite unas 35 horas a la semana en blanco y negro. No se conservan programas de este periodo, bien porque muchos de ellos se hacan en directo, sin
ningn sistema de registro de lo hecho,
bien porque, cuando es posible la grabacin,
no existe el concepto de archivo televisivo

Hasta bien avanzados los


aos sesenta, la penetracin
de la televisin en Espaa era
muy limitada. Slo en las
grandes ciudades, alcanz
a la mitad de la poblacin.

y nadie se preocupa por la conservacin de


los espacios televisivos. Quienes hicieron
aquella televisin recuerdan algunos de los
espacios realizados por los primeros teleastas, como las obras de teatro dirigidas por
Juan Guerrero Zamora y las comedias de
Jaime de Armian o Adolfo Marsillach (los
primeros eslabones de una televisin de calidad). Entre los programas de entretenimiento, se cita Gran Parada, el ms emblemtico de los programas de variedades patrocinados, o el programa cmico La tortuga
perezosa (1961-63), en el que trabajaron Jos Luis Coll y Chumy Chmez. Se recuerda
menos Hoy dirige (1962), que llev a laborar
en TVE a algunos cineastas como Jos Mara Forqu, Manuel Mur Oti, Edgar Neville o
Ana Mariscal; o Tengo un libro en las manos
(1958-65), con el que gan un premio Ondas
el catedrtico falangista Luis de Sosa.
Con el crecimiento econmico de los
aos sesenta, el I Plan de Desarrollo plantea inversiones que marcan el fin de los
aos de escasez. Por un lado, la creacin de
un centro de produccin y unos estudios de
televisin y, por otro, el esfuerzo de completar la red televisiva con la llegada de la tele-

visin a las Canarias (recurdese que en ese


tiempo todava no hay satlites de comunicaciones operativos, por lo que los programas llegan a las islas desde la pennsula por avin y se emiten con un da de retraso).
Estos dos proyectos formaron parte de
los fastos conmemorativos de la campaa
de los Veinticinco aos de paz y, en ambos
casos, para atestiguar el valor simblico que
tenan para el rgimen, particip Francisco
Franco. De hecho, con motivo de la inauguracin de Prado del Rey el 18 de julio de
1964, el Jefe del Estado, vestido con el traje
de almirante de la Marina, se desplaz, por
primera y nica vez en su vida, a TVE. No
fue a las Islas Canarias, pero grab un mensaje que se emiti en el comienzo oficial de
la emisora, en febrero de 1964; palabras que
son, de hecho, una de sus pocas intervenciones sobre el tema televisivo: Canarias se
convierte hoy en nuevo eslabn de esta cadena de unin que en el mundo moderno
son los programas de televisin, a travs de
los cuales recibiris cotidianamente, y con
el abrazo de la Pennsula, el testimonio de
la verdad de Espaa y de la indiscutibilidad
de sus realidades. Al inaugurar esta nueva
emisora, os recuerdo algo que debemos tener muy presente: los nuevos medios de comunicacin, informacin y difusin han de
ser utilizados con noble fin, porque de nada
aprovecharan los progresos y los avances
de la tcnica si no se ponen al servicio de la
Verdad, la Justicia y la autntica y cristiana
Hermandad. (Francisco Franco, Discursos y
mensajes del Jefe del Estado, 1964-1967: 9-10).

La televisin disponible (1965-89)


Con una oferta monopolizada por las dos
emisoras de TVE hasta 1983-1984 y, a partir
de esas fechas, completada la iniciativa pblica televisiva con la incorporacin de las
primeras televisiones autonmicas, puede
asegurarse que los 25 aos de la televisin
disponible son la verdadera edad de oro del
servicio pblico televisivo en Espaa. Sin
olvidar que, desde la segunda mitad de los
aos sesenta, la televisin se convierte en
la primera industria cultural de Espaa, superando en influencia social y, desde luego, en capacidad econmica a otros medios
como el cine, la radio o la prensa.
Excusado es decir que las emisoras pblicas espaolas, a semejanza de lo acaecido

317

EL AO DE LA TELEVISIN

Cincuenta aos de televisin en Espaa

en otros servicios pblicos europeos, elaboraron de una manera connatural a su propio ser proyectos pedaggicos concebidos
para incidir en las dinmicas sociales, crear las bases compartidas de la comunidad
y establecer el mayor consenso en la interpretacin de los hechos sociales. En suma, que
el medio se convierte para las emisoras pblicas en un elemento central de las estrategias polticas. Primero, de la dictadura tal
como ocurri, por ejemplo, con las campaas propagandsticas concebidas para la legitimacin de los ideales de la ideologa
franquista, como Espaa siglo XX (1973) o
Crnicas de un pueblo (1971). Luego, de la
transicin democrtica. En este punto,
siempre debe alabarse el esfuerzo que hizo
TVE para permeabilizar entre los espaoles
los valores del consenso y la negociacin
democrtica; no deben olvidarse, de una larga lista, los programas divulgativos que se
pusieron en antena como Quin es...? Qu
es...?, las modificaciones que se realizaron
en el estilo de los Telediarios o las ficciones
transmisoras de valores democrticas como
Curro Jimnez (1976) o Verano azul (1979). Y,
en tercer lugar, y tras la promulgacin en
1980 del Estatuto de la Radio y la Televisin,
la norma legal bsica del ordenamiento jurdico de la televisin en Espaa, de los valores del rgimen de libertades y la democracia; como pequeas muestras, pueden citarse el trabajo de normalizacin lingstica
por parte de las televisiones autonmicas o
la produccin de las grandes ficciones forjadoras de los nuevos imaginarios simblicos como Los gozos y las sombras (Rafael
Moreno Alba, 1982), La huella del crimen (Pedro Costa, 1985), Lorca, la muerte de un poeta (Juan Antonio Bardem, 1987) o La forja de
un rebelde (Mario Camus, 1990).
En esta etapa de disponibilidad, los televidentes pasaron de sintonizar un nico
canal en blanco y negro hasta poder conectarse con tres, en muchas zonas del pas, o
hasta cuatro (en el Pas Vasco), por supuesto, en color. La penetracin de la televisin
es prcticamente universal; asimismo, un
porcentaje elevado de los receptores funcionan con mando a distancia y algunos
tienen calidad de sonido estreo. Por ltimo, un nmero no despreciable de hogares
posee dos televisores. Los cambios en la
programacin no son menores; las horas
de emisin diaria se duplican, hasta alcanzar, al final de este periodo, cerca de las 20 horas diarias; ya no se produce el cierre de las

emisiones por la tarde, se retrasa el cierre


nocturno y comienza la programacin en
el horario matinal en TVE1 en 1987.
Desde la oferta televisiva, dos hechos
marcan el periodo y se han permeabilizado en el conjunto del sistema televisivo espaol. En primer lugar, la aparicin de
TVE2, conocida popularmente en sus comienzos como UHF y luego como La 2, y
ms tarde, en los aos ochenta, el nacimiento de las cadenas autonmicas de primera generacin. Vemoslo.
La segunda cadena comienza sus emisiones en pruebas en 1965. Inicialmente,

La segunda cadena de TVE,


que empez a emitir en 1965,
produjo durante aos los
programas que son
reivindicados como ejemplos
de calidad e innovacin
televisivas.

emite unas tres horas diarias, pero sus repercusiones en el sistema son mayores que
lo que podra indicar su limitada presencia
horaria: con su oferta, se establece, por vez
primera, una cierta fragmentacin programativa de los gustos de la audiencia. De esta manera, TVE2, y luego los segundos canales de las televisiones autonmicas, se
concebir como un servicio televisivo pensado para las audiencias culturalmente
ms exigentes de las clases medias urbanas (Una televisin para la inmensa minora, lleg a utilizarse como eslogan).
Lo cierto es que, desde La 2, que en varios periodos ha sido completamente autnoma de la poltica programativa y de produccin de TVE1, se han construido durante muchos aos los programas que son
reinvidicados en el recuerdo como ejemplos de innovacin y de calidad televisivas.
El primer eslabn de esa cadena creativa lo
elaboraron los jvenes guionistas o realizadores cinematogrficos que llegaron a
Prado del Rey provenientes, en muchos casos, de las aulas de la Escuela Oficial de Cine (EOC): Claudio Guern Hill, Pilar Mir, Josefina Molina, Mario Camus, Ivn Zulueta,

Jos Luis Borau, Ramn Massats, Jaime


Chvarri o Emilio Martnez Lzaro. Estos
autores se especializaron en un formato de
ficcin de corta duracin, como en Cuentos
y leyendas (1972) o Los pintores del Prado
(1974), que result formalmente muy innovador en el limitado marco cultural del
franquismo.
No menos destacable fue la produccin que se hizo en toda esta epata de series documentales, etnogrficas y pedaggicas, como Fiesta (Po Caro Baroja, 1967),
Rito y geografa del cante (Mario Gmez y
Pedro Turbica, 1971), Races (Manuel Garrido Palacios, Ramn Massats, 1976); programas de base musical como Ultimo grito
(Ramn Gmez Redondo, Ivan Zulueta y
Pedro Olea, 1968) o Popgrama (Carlos Tena,
1977); los de cultura o arte, como Encuentros
con las artes y las letras (Carlos Vlez, 1976)
o Trazos (Ramn Gmez Redondo, 1977). Y,
ya en los ochenta, en un contexto de vanguardia social y formal, La bola de cristal
(Lolo Rico, 1984), La edad de oro (Paloma
Chamorro, 1983) y Metrpolis (Alejandro
Gmez Lavilla, 1985).
Con respecto a las televisiones autonmicas, en la Espaa democrtica de primeros de los aos ochenta, pareca evidente
que la estructura organizativa y de produccin de TVE no poda dar razn de las inquietudes descentralizadoras del nuevo Estado de la autonomas. Ciertamente, la clase poltica de los partidos de cobertura
nacional y la de los partidos de actuacin
autonmica no pensaron seriamente en las
vas para implantar una tercera cadena de
TVE autonmica, a semejanza de las que se
haban creado en la dcada de los aos setenta en Francia o Italia. El Congreso de los
Diputados aprob, en diciembre de 1983, la
ley de los terceros canales de televisin por
la que se crearon las televisiones autonmicas, salvo el caso de la vasca, nacida de una
prerrogativa de su Estatuto de Autonoma:
EITB (el Pas Vasco comenz sus emisiones
el 31 de diciembre de 1982), TV3 (Catalua la
inaugur en enero de 1984), TVGa, (Galicia,
julio de 1985), Canal Sur (Andaluca, 1987),
Telemadrid (Madrid, 1989), Canal 9 (Comunidad Valenciana, 1989).
Todas las televisiones autonmicas
constituyeron la Federacin de Organismos
de Radio y Televisin Autonmicos (FORTA); finalmente, sta se ha consolidado como una verdadera tercera cadena nacional,
que posee una cobertura casi total y com-

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MEDIOS DE COMUNICACIN TENDENCIAS06

Manuel Palacio

parte entre sus afiliados la compra de programas, como los derechos de la liga de ftbol, algunas series internacionales o los largometrajes.
Aunque las televisiones autonmicas
comenzaron su andadura de una manera
timorata, y al margen de algunos aciertos
en la concepcin de la produccin de ficcin televisiva, nadie puede negar que su
principal xito estriba en su indudable eficacia para establecer la cohesin social de
los territorios de su cobertura y, en un segundo nivel, en potenciar los procesos
identitarios de sus ciudadanos (La nuestra, como dice uno de los eslganes de sus
campaas promocionales). Quiz por estos
xitos, en el ltimo de los periodos propuestos en estas pginas, se han incorporado a la lista de las televisiones autonmicas la de las Islas Canarias (TVC), la de Castilla-La Mancha (CMT), la de las Islas
Baleares (IB3), la de Aragn y la de Asturias,
y antes lo haban hecho los segundos canales de las emisoras de primera generacin
(ETB 2, Canal 33/K3, Canal 2 Andaluca, La
Otra, Punt 2).
Desde la rbita econmica, en los aos
ochenta, con TVE gobernada por dos directores generales con enorme personalidad
(Jos Mara Calvio y Pilar Mir), la televisin
era considerada como una mquina de
hacer dinero. Tan es as que, con motivo de
la reconversin industrial de mediados de
esa dcada, no pareci un despropsito que
el Estado dejara de apoyar econmicamen-

te a la televisin pblica estatal. Nadie valor los efectos que tendra para el desarrollo del servicio pblico televisivo el que la
financiacin se basara en la publicidad.
Tampoco el que las plantillas de trabajadores fueran creciendo a un ritmo mucho
ms rpido que lo hacan las horas de programacin. Por ejemplo, en 1965, trabajan
en TVE un total de 1.261 personas; en 1976,
con un horario de programacin similar al
que se tena una dcada antes, estn en
plantilla 4.166 personas; y diez aos ms
tarde, en 1987, cuando empieza la televisin
matinal, lo hacen 5.319 trabajadores. La semilla de los desajustes presupuestarios estaba lista para fructificar en el siguiente
periodo.

La abundancia televisiva (1990-2005)


John Ellis describe la edad de la abundancia televisiva como aquella fase en la que
en la televisin se sufre un desarrollo desigual: por una parte, nos encontramos que
la televisin generalista sigue siendo la
fuerza motriz del medio y el lugar del que
para los televidentes nacen los procesos de
socializacin y lo ms caracterstico de la
cultura televisiva nacional, pero, por otra
parte, una serie de desarrollos tecnolgicos,
combinados con unas mutaciones en el
mercado televisivo, han introducido nuevos enfoques, que estn redescubriendo el
fenmeno televisivo en su conjunto.

1. Tiempos de consumo televisivo y de publicidad 1991-2004

Minutos diarios de visionado


Spots emitidos al da
Spots total ao

1991
187
1.132
413.180

1995
211
2.607
951.555

2001
208
4.410
1.609.650

2004
218
6.178
2.255.139

% crecimiento
16.6
445,8
445,8

Fuente: Informe Anual. La comunicacin empresarial y la gestin de los intangibles en Espaa y Latinoamrica, Pirmide,
Madrid, 2005. Elaboracin propia.

2. Distribucin de la audiencia (1993-2005)

Televisiones generalistas:
TVE 1, Antena, Tele 5, Forta, La 2, Canal +
Otras: Televisin de pago, televisiones locales
Fuente: Carta de ajuste, julio-agosto, 2005, p. 27. Elaboracin propia.

1993-1994

1999-2000

2004-2005

99.1
0.9

95.4
4.6

89.0
11.0

Uno de los corolarios ms visibles de


estos cambios ha sido, claro est, el aumento exponencial de operadores televisivos.
En la actualidad, hay muchas, muchsimas
televisiones. Cualquier telespectador puede sintonizar no menos de una decena de
estaciones; algunas, de cobertura transnacional y otras, locales, hercianas o por cable, analgicas o digitales, por satlite o por
internet... Igualmente, es visible la consolidacin de dos grandes modelos del negocio televisivo: por un lado, una televisin
generalista, dirigida a un pblico masivo,
que es financiada fundamentalmente por la
inversin publicitari; y, por otro, una televisin especializada o fragmentada, en la
que, en casi todos los casos, los televidentes deben pagar por verla, y que est concebida para satisfacer las necesidades y los
deseos audiovisuales de segmentos de pblico ms o menos minoritarios.
En realidad, todos los cambios de esta
etapa se originan en unas transformaciones que tambin han afectado al conjunto
de la sociedad y de los sectores econmicos.
En pocas palabras, podramos definirlos como la irrupcin del consumo como eje medular de la contemporaneidad occidental.
La influencia de las reglas del consumo y el
consumismo en el mercado televisivo establecen que los programas no se diferencien
de cualquier otra mercanca, lo que conlleva que, en el circuito econmico televisivo, se
deben aplicar meticulosamente las reglas
del marketing. Se busca siempre la mayor
audiencia posible (o, al menos, crear un
equilibrio entre lo que cuesta un programa
y lo que recauda por los ingresos publicitarios), y, as, privilegian, en los programas individuales y en las bandas horarias en las
que se divide la jornada televisiva, los temas
y los formatos dirigidos a los grandes consumidores de televisin. Se crea un crculo
vicioso y cerrado: se programa para conseguir audiencias, que se venden a la publicidad, y, si se tiene publicidad, no caben los
cambios o las innovaciones. Las cifras de
cuadro 1 parecen reveladoras.
Es decir, que, si bien el crecimiento del
consumo televisivo ha crecido en estos
aos de abundancia a un ritmo moderado,
el tiempo de emisin publicitaria ha aumentado en ms de un 400 por ciento. Ver
la televisin generalista en Espaa, con
unas tasas de ocupacin publicitaria de las
ms altas de Europa, tiene mucho de consumir fragmentos audiovisuales y ha afec-

319

EL AO DE LA TELEVISIN

Cincuenta aos de televisin en Espaa

tado a la configuracin formal de todos los


formatos y gneros: menos importancia de
las pelculas, que cuentan historias de larga
duracin, y ms de los realities, que se articulan desde el guin como relatos fragmentados. Obviamente, en la etapa de la
abundancia y del consumismo, se convierte en inviable el modelo pedaggico de incidir cultural o polticamente en los pblicos televisivos e indirectamente es obligada la reestructuracin del papel del servicio
pblico televisivo.
En este marco, aparecen, a primeros de
los aos noventa, tres televisiones de titularidad privada de cobertura estatal. Dos de
ellas, de programacin en abierto y generalista similar a la de TVE1: Antena 3 TV y
Telecinco, que iniciaron sus emisiones en
diciembre de 1989 y marzo de 1990, respectivamente, y que, en la actualidad, cotizan en
Bolsa; y una tercera, Canal +, que comenz
su programacin en septiembre de 1990,
codificada de pago en lo ms significativo
de su emisin pero con varias horas en
abierto. Recientemente, est emisora se ha
convertido en Cuatro, con una programacin completamente en abierto.
En casi tres lustros de existencia de las
emisoras privadas, se han producido muchos cambios en su estructura. Por ejemplo, poco tiene que ver la Antena 3 TV de
hoy da con la que comenz su andadura.
No se parecen ni sus accionistas principales, ni sus profesionales, ni lo que es ms
importante: su propia lnea de produccin.
En el haber histrico de Antena 3 TV, debe
apuntarse que fue la primera emisora privada en apostar por la produccin de telecomedias y la que consigui un xito que
modific el hilo conductor de la televisin
en los aos noventa: Farmacia de guardia
(Antonio Mercero, 1991). En pocas ms recientes, debe mencionarse el xito de Aqu
no hay quien viva (2003). Tambin Antena
3 TV fue la primera cadena de televisin

El papel de las productoras


independientes ha sido
decisivo en la reordenacin
del mercado televisivo
espaol. En la actualidad,
cubren la mayora de los
contenidos de prime time.

que emiti un debate entre dos candidatos


a la presidencia del Gobierno (Felipe Gonzlez y Jos Mara Aznar, 1993). Por su parte, Telecinco, que es una de las cadenas ms
rentables de Europa, se ha convertido en la
emisora de perfiles ms urbanos del pas;
en la historia de la emisora, ha sido reconocida por la elaboracin de series como Mdico de familia (1995), Siete vidas (1999) o
Los Serrano (2003), as como por unos informativos prestigiados y por su insistencia
en programas basados en el formato del
reality show, en cierta medida, sucedneos
todos del original Gran Hermano (primera
edicin, en 2000).
No menos decisivo para la reordenacin del mercado televisivo espaol ha sido la paulatina importancia que han ido
adquiriendo las productoras independientes. De hecho, se puede decir que stas son
las encargadas de la realizacin de la gran
mayora de los espacios nocturnos que ven
los telespectadores espaoles. Globomedia,
Gestmusic Endemol, Producciones 52, Boca
a Boca, El Terrat, El Mundo TV, Paseuka, Baleuko, Videomedia y Mediapro constituyen
la lista de las diez primeras productoras por
nmero de horas de emisin, alcanzando
entre ellas ms de 6.000 horas de emisin

anual, sobre el monto total de las 16.174 horas a las que lleg, en la temporada 200203, el conjunto de las productoras independientes.4
El ltimo aspecto a considerar lo constituye la dialctica entre televisin gratuita
y de pago, y, en un sentido ms general, el peso que posee la rbrica otras televisiones,
en la que se encuadran las ofertas de las televisiones de pago y las locales.
En Espaa, en 2004, existan algo ms de
tres millones de abonados a distintos modelos de televisin de pago. La parte principal de los suscriptores se la lleva Digital +,
con 1.652.573, seguida por Canal +, con
434.244, y luego Grupo Ono (434.368), grupo Auna fijo (367.849), resto de operadores
de cable (177.484), operadores de cable locales (135.960) y Telefnica Cable (8.388) (todos los datos, en Anuario 2004 Comisin Nacional de Telecomunicaciones). Estas cifras,
unidas a las conseguidas por las televisiones locales, nos muestran la evolucin sobre el apartado denominado de otras en
las clasificaciones de audiencia.
En suma, que todava falta tiempo
para ajustar los platillos de la balanza en un
equilibrio aceptable entre las lgicas programativas, sociales y econmicas de la
televisin generalista y de las otras. Y, si
las incertidumbres todava son grandes,
no lo son menores con respecto a los plazos
y las repercusiones sobre la implantacin
de la televisin digital y la televisin por

internet.

1 Ellis, J., Seeing Things. Television in the age of uncertainty, IB Tauris Publishers, Londres, 2000.
2 Vase, Tele Radio, n 292, 6-12 de noviembre de 1961, y
Manuel Palacio, Historia de la televisin en Espaa,
Gedisa, Barcelona, 2001, p. 58.
3 Vase como fuente ms accesible Manuel Palacio, op. cit.,
p. 65.
4 GECA, Anuario de la Televisin 2004, Madrid, 2004, p. 130.

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