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Ciberpunk Antología
Ciberpunk Antología
Ciberpunk Antología
Bruce Sterling
NDICE
NOTA PRELIMINAR Andoni Alonso e Iaki Arzoz.............................................. 3
PRLOGO .................................................................................................................. 7
EL CONTINUO DE GERNSBACK William Gibson .............................................. 12
OJOS DE SERPIENTE Tom Maddox ...................................................................... 20
ROCK ON Pat Cadigan ............................................................................................. 36
CUENTOS DE HOUDINI Rudy Rucker .................................................................. 43
LOS CHICOS DE LA CALLE 400 Marc Laidlaw ................................................... 48
SOLSTICIO James Patrick Kelly.............................................................................. 61
PETRA Greg Bear ..................................................................................................... 88
HASTA QUE NOS DESPIERTEN VOCES HUMANAS Lewis Shiner .............. 102
ZONA LIBRE John Shirley.................................................................................... 112
STONE VIVE Paul di Filippo ................................................................................ 139
ESTRELLA ROJA, RBITA INVERNAL Bruce Sterling y William Gibson ..... 157
MOZART CON GAFAS DE ESPEJO Bruce Sterling y Lewis Shiner ................. 172
Bruce Sterling
NOTA PRELIMINAR
La primera edicin de Mirrorshades, la mtica antologa ciberpunk, es de 1986, lo cual
supone un lapso de doce aos transcurridos hasta la presente edicin en castellano; toda
una eternidad para un gnero tan frtil y dinmico como la Ciencia Ficcin (CF) Resulta
un tanto incomprensible que en todos estos aos no se haya editado en castellano un
libro tan clebre, y eso a pesar del auge y vigor editorial que la CF ha alcanzado en
nuestro pas. La nica excepcin parcial al respecto fue la antologa Burning Chrome
(1986), no tan representativa como sta, va que est centrada en un solo autor, William
Gibson, pero que s ha merecido una reciente traduccin (Quemando cromo, Minotauro,
1994), y en la cual se inclinen precisamente dos versiones ligeramente diferentes de dos
cuentos incluidos en Mirrorshades. Estrella Roja, rbita Invernal y El continuo de
Gernsback.
Por otro lado, si atendemos a la opinin del antlogo y principal terico de esta
corriente, Bruce Sterling, el ciberpunk va no existe como tal, sus autores han seguido
otros caminos literarios ms personales, siendo ahora los verdaderos ciberpunkis los
libertarios de Internet, o los artistas por ordenador, o los diseadores de videojuegos, o
los crticos culturales. As, aparentemente, podra parecer un poco tarda esta
traduccin, ya que la poca dorada del ciberpunk, al menos en Norteamrica, fue la
dcada de los ochenta. Pero stas son las paradojas de la cultura de nuestro pas, para la
que, a pesar de todo lo que la CF ha aportado a la literatura universal y a pesar de la
inteligencia y dedicacin de perspicaces editores como Miquel Barcel (muy crtico por
cierto con el ciberpunk) por presentarla al nivel que merece, todava se la clasifica como
de divertimento superficial y, por supuesto, indigna de la atencin de un verdadero
intelectual.
Estos aos pasados, que en ciertos aspectos pesan en la obra, ofrecen, sin embargo,
la suficiente distancia crtica como para preguntarnos, con una cierta perplejidad y
escepticismo, si realmente ha muerto el ciberpunk, si ha podido desaparecer justamente
en plena era de la globalizacin. Internet y Windows 98. Resulta muy difcil creerlo,
precisamente ahora que muchas de las preocupaciones del ciberpunk parecen ms
urgentes y tangibles que nunca. Disentimos en parte de Sterling y estamos de acuerdo
con P. Nicholls y J. Chite en que si el ciberpunk est muerto en los noventa como
varios crticos afirman, ser el resultado de una eutanasia desde dentro de la propia
familia. Desde luego, los efectos del ciberpunk, tanto dentro de la CF como fuera, en el
mundo en general, han sido vigorizantes; y dado que la mayora de estos escritores
contina escribiendo aunque no necesariamente bajo esta etiqueta, podemos asumir
con segundad que el espritu del ciberpunk sigue vivo.
Por todo ello hay excelentes razones para que Mirrorshades sea publicado en este
momento, a pesar del tiempo transcurrido, porque es justamente ahora cuando, en
muchos aspectos, es la sociedad, ms que la propia CF, la que se est convirtiendo al
ciberpunk. Esta antologa, ms incluso que el clebre Neuromante, se ha convertido en el
libro de referencia del ciberpunk, al tiempo que se asienta como un clsico vivo, pues
todava puede ofrecer sugerentes lecciones a la siguiente generacin de la CF e iluminar
el origen de la poca en que vivimos. Es un clsico que ha logrado introducir
definitivamente, por ejemplo, lo sociolgico y lo artstico en la CF, rivalizando con la
concepcin dura, ms interesada en las ciencias positivas y en la pura maravilla
tecnolgica. Tampoco es extrao que esta corriente literaria se haya desarrollado
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PRLOGO
Este libro es un escaparate con algunos de los escritores que han llegado a ser
importantes en esta dcada. Su alianza con la cultura de los aos ochenta les ha
marcado como grupo, como nueva corriente de la ciencia ficcin. Esta corriente pronto fue
reconocida como tal, y se le dieron numerosas etiquetas: Ciencia Ficcin Dura Radical,
Tecnologistas Fuera de la Lev, la Ola de los Ochenta, los Neuromnticos y el Grupo
Mirrorshades. Pero de todas estas etiquetas, pegadas y despegadas durante los ochenta,
slo una ha permanecido: ciberpunk. No hay casi ningn escritor al que le gusten las
etiquetas, y en especial la de ciberpunk, dada su peculiar resonancia. Las etiquetas
literarias conllevan un extraa manera de ofender por partida doble: a los que la reciben
porque se sienten encasillados, y a los que no la reciben, porque han sido olvidados. Y,
de alguna forma, las etiquetas colectivas nunca encajan del todo con el individuo
particular, y por ello provocan una irritacin compartida. De todo esto se deduce que el
tpico escritor ciberpunk no existe; este personaje es, simplemente, una ficcin
platnica. Para el resto de nosotros, esta etiqueta es un incmodo lecho de Procusto,
donde los crticos malvados nos aguardan para cortarnos y estirarnos, a fin de que
encajemos.
Y, sin embargo, es posible hacer afirmaciones genricas y amplias sobre el ciberpunk e
identificar sus caractersticas comunes. Yo voy a hacerlo a continuacin, ya que la
tentacin es demasiado grande como para resistirme. Los crticos, incluido yo mismo,
persisten en hablar colocando etiquetas, a pesar de todas las advertencias. Debemos
hacerlo as porque sta es una fuente de conocimiento muy til, que al mismo tiempo
resulta muy divertida.
En este libro espero presentar un panorama completo de la corriente ciberpunk,
incluyendo desde sus primeros balbuceos hasta el momento actual. Mirrorshades debera
ofrecer a los nuevos lectores de esta corriente literaria una amplia introduccin sobre las
convicciones, temas y cuestiones del ciberpunk. A mi modo de ver, stos son, hasta la
fecha, los relatos emblemticos, ejemplos muy claros, caractersticos de cela escritor. He
evitado relatos que con frecuencia han formado parte de muchas otras antologas, de
forma que hasta los devotos ms fieles deberan encontrar aqu nuevas perspectivas.
El ciberpunk es producto del ambiente de los ochenta y, en cierto sentido, tal como
espero mostrar ms adelante, es un producto definitivo. Pero sus races se hunden
profundamente en la tradicin de la moderna ciencia ficcin popular escrita en los aos
sesenta.
El ciberpunk, como grupo, explota la veta de la tradicin de la ciencia ficcin. Sus
precursores son legin. Los escritores concretos del ciberpunk se diferencian entre s por
sus deudas literarias, pero algunos de los ms antiguos, mejor dicho, los preciberpunk,
ejercen una clara y generalizada influencia.
As, de la Nueva Ola tenemos que mencionar el agudo ingenio callejero de Harlan
Ellison, el esplendor visionario de Samuel Delany, la vertiginosa locura de Norman
Spinrad, la esttica rock de Michael Moorcock, la osada intelectual de Brian Aldiss y,
siempre, a J. G. Ballard. De la tradicin ms clsica contamos con la perspectiva csmica
de Olaf Stapledon, la poltica ficcin de H. G. Wells, las slidas extrapolaciones de Larry
Niven, Poul Anderson y Robert Heinlein.
Y los ciberpunkis sienten una especial predileccin por los visionarios originales de
la ciencia ficcin, como la burbujeante imaginacin de un Phillip Jos Farmer, el bro de
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EL CONTINUO DE GERNSBACK
William Gibson
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Hay una obsesin britnica por los elementos ms barrocos de la cultura pop
americana, algo parecido al fetiche vaqueroindio propio de los alemanes, o a la
aberrante aficin francesa por las pelculas del bueno de Jerry Lewis.
Esto se manifestaba en Dialta Downes en su mana por una forma nica de
arquitectura americana, de la cual la mayora de los americanos apenas son conscientes.
Al principio no estaba seguro de lo que estaba hablando, pero poco a poco comenc a
caer en la cuenta. Me encontr recordando la televisin de los cincuenta los domingos por
la maana.
Algunas veces, en las emisoras locales, pasaban como relleno viejos rollos rayados de
pelculas. Te sentabas all con tu sandwich de mantequilla de cacahuete y tu vaso de
leche, y un pomposo y esttico bartono de Hollywood te contaba que tendras-un-cochevolador-en-tu-futuro. Y luego tres ingenieros de Detroit se movan alrededor de un viejo
Nash con aletas, y ms tarde lo veas correr a toda velocidad por alguna pista desierta de
Michigan. Realmente nunca lo veas despegar, pero seguramente volaba hacia la tierra
de Nunca Jams de Dialta Downes; el autntico hogar de una generacin tecnfila sin
ningn tipo de inhibicin. Estaba hablando sobre estas curiosidades de lo futurstico; en
Amrica, pasas diariamente al lado de la arquitectura de los treinta y cuarenta: los cines
con marquesinas estriadas para transmitir cierta misteriosa energa, los almacenes
baratos con fachadas de aluminio acanalado, las sillas de tubos cromados cubrindose de
polvo en los recibidores de hoteles de paso. Ella vea estas cosas como fragmentos de un
mundo onrico, abandonado en el despreocupado presente; y quera que lo fotografiase
para ella.
Los aos treinta presenciaron la primera generacin de diseadores industriales
americanos; hasta los treinta, todos los sacapuntas parecan sacapuntas, un elemental
mecanismo victoriano, quizs con un pequeo arabesco decorativo en los bordes. Tras el
advenimiento de los diseadores, algunos sacapuntas parecan haber sido ensamblados
en tneles de viento. En su mayor parte, el cambio era slo superficial: bajo la
aerodinmica carcasa de cromo se encontraba el mismo mecanismo Victoriano. Todo lo
cual tena cierto sentido, pues los diseadores americanos ms brillantes haban sido
reclutados entre las filas de los diseadores teatrales de Broadway. Todo era decorado,
una serie de elaboradas formas para jugar a vivir en el futuro.
A la hora del caf, Cohen sac un grueso sobre de papel manila, lleno de ilustraciones
satinadas. Pude ver las estatuas aladas que guardan la presa Hoover, sombreros
ornamentales de cemento de diez metros inclinndose con simetra ante un huracn
imaginario. Vi una docena de fotografas del edificio Johnson Wax de Frank Lloyd Wright
junto a portadas de la revista de pulp2 Amazing Stories, realizadas por un artista llamado
Frank R. Paul. Los empleados del Johnson Wax deben de haberse sentido como si
estuvieran caminando por una de esas utopas populares de Paul pintadas con aergrafo.
El edificio de Wright pareca haber sido diseado para gente vestida con togas blancas y
sandalias de charol. Tuve mis dudas respecto al boceto de un avin de lnea propulsado a
hlice particularmente gigantesco, una sola ala como un grueso y desproporcionado
boomerang, con ventanas en lugares inusuales. Flechas indicadoras sealaban la
localizacin de una gran sala de baile y de dos pistas de squash. Estaba fechado en
1936.
Esta cosa... no podra haber volado, no? mir a Dialta Downes.
Oh, no, completamente imposible, incluso con esas doce gigantescas hlices, pero
les encantaba su aspecto, ves? De Nueva York a Londres en dos das, comedores de
primera clase, camarotes privados, bailando jazz durante la noche... Los diseadores
eran entonces populacheros, ves? Intentaban dar al pblico lo que quera. Y lo que
quera era el futuro.
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Revistas de gran tirada cuya pasta de papel (pulp) era muy barata. Generalmente, el
adjetivo se usa para ciertas revistas de detectives y de ciencia ficcin. (N. de los T.)
Aunque no soy precisamente el peor en eso, este pobre tipo estaba arruinando la
credibilidad de mi Nikon. Me fui deprimido, porque me gusta hacer bien mi trabajo, aunque
no deprimido del todo, pues me asegur de recibir el cheque por el trabajo, y decid
recuperarme con la sublime artisticidad del encargo de Barris-Watford. Cohn me haba
enviado algunos libros del diseo de los aos treinta, ms fotos de edificios
aerodinmicos y una lista de los cincuenta ejemplos favoritos de Dialta Downes del estilo
californiano.
La fotografa de arquitectura puede requerir largas esperas; el edificio se convierte en
una suerte de reloj de sol mientras se aguarda a que la sombra se deslice fuera del
detalle que te interesa, o a que la masa y el equilibrio de la estructura se revelen de cierta
manera. Mientras esperaba, pens en la Amrica de Dialta Downes. Cuando captur
unos pocos de los edificios fabriles en la lente de mi Hasselbland, salieron con cierto
aspecto de siniestra dignidad totalitaria, como los estadios que Albert Speer construy
para Hitler. Pero el resto era vulgar hasta la extenuacin: material efmero sacado del
inconsciente colectivo americano de los treinta, que tenda mayormente a sobrevivir en
deprimentes calles comerciales junto a moteles polvorientos, colchoneras y pequeos
aparcamientos de coches de segunda mano. Decid ir directamente a por las gasolineras.
En el cnit de la era Downes pusieron a Ming el inmisericorde3 a cargo del diseo de
las gasolineras de California. Favoreciendo el estilo arquitectnico de su Mongo natal,
atraves la costa, erigiendo emplazamientos de estuco para sus caones de rayos.
Muchos de ellos exhiban superfinas torres centrales rodeadas por un anillo cuyos
extraos resaltes de radiador, que eran su marca de estilo, les haca parecer como si
estuvieran generando poderosos estallidos de crudo entusiasmo tecnolgico, si se
pudiera encontrar el interruptor que los conectara. Fotografi una en San Jos, una hora
antes de que el bulldozer llegara y atravesara su estructura, que en realidad estaba hecha
de contrachapado, escayola y cemento barato.
Piensa en ello me haba dicho Downes como en una suerte de Amrica
alternativa, unos aos ochenta que nunca existieron, una arquitectura de sueos rotos.
Y ste era mi marco mental mientras recorra las estaciones de su convulso calvario
arquitectnico en mi Toyota rojo, sintonizando con su imagen de una sombra Amricaque-no-fue, de plantas de Coca-Cola como submarinos varados y salas de cine de quinta
clase como templos de alguna secta perdida que haba adorado los espejos azules y la
geometra. Y mientras paseaba por esas secretas ruinas, me encontr preguntndome
cmo viviran los habitantes de ese futuro perdido. Los aos treinta soaban con mrmol
blanco, con estelas de cromo, con cristal inmortal y bronce refulgente, pero los cohetes de
las portadas de las revistas de Gernsback haban cado aullando en Londres en plena
noche. Tras la guerra, todo el mundo tena un coche, sin necesidad de aletas, y las
prometidas autopistas para conducirlos por tierra, por lo que el propio cielo se oscureci y
el humo de los tubos de escape erosion el mrmol y ensuci el cristal milagroso...
Y un da, en las afueras de Bolinas, cuando estaba preparndolo todo para fotografiar
un ejemplo particularmente llamativo de la arquitectura marcial de Ming, atraves una fina
membrana, una membrana de probabilidad...
Suavemente me adentr en el Borde.
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Y mir hacia arriba para ver una cosa con doce motores, como un gigantesco
boomerang, todo ala, zumbando camino al este con la gracia de un elefante, tan bajo que
poda ver los remaches de su plida y plateada superficie y poda escuchar, tal vez, un
eco de jazz.
Se lo cont a Kihn.
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Ella est metida en el meollo. Y sabe lo que le pas. La encontr diez minutos antes de
que los chicos de los ovnis aparecieran con sus polgrafos.
Deb de parecer decepcionado, pues l dej la cerveza con cuidado al lado de su
nevera y se sent.
Si quieres una explicacin ms sofisticada, te dira que se trata de un fantasma
semitico. Todas esas historias de contactados, por ejemplo, estn montadas sobre una
suerte de imaginera de ciencia ficcin que impregna nuestra cultura. Podra admitir a los
extraterrestres, pero no a extraterrestres que se parecen a los del cmic de los cincuenta.
Hay fantasmas semiticos, fragmentos de imaginera de la cultura profunda que se
desgajan y toman vida propia, como las aeronaves a lo Verne que esos viejos granjeros
de Kansas vean todo el tiempo. Pero lo que t viste fue un tipo diferente de fantasma,
eso es todo. Ese avin form parte alguna vez del subconsciente de masas. De alguna
manera t lo recogiste. Lo importante es no preocuparse demasiado.
Aun as, me preocup.
Kihn pein su pelo rubio con entradas y sali a ver lo que Ellos haban tenido que decir
ltimamente en la frecuencia del radar; corr las cortinas de mi habitacin y me tumb en
la oscuridad con el aire acondicionado funcionando para seguir preocupndome. Todava
estaba en ello cuando me despert. Kihn haba dejado una nota en mi puerta; volaba
hacia el norte en un avin chrter para comprobar un rumor acerca de la mutilacin de
ganado (los mutis, los llamaba l, otra de sus especialidades periodsticas).
Me fui a comer, me duch, tom una pastilla para adelgazar medio desmigada, que
haba estado dando tumbos por mi estuche de afeitado durante tres aos, y me dirig a
Los ngeles.
La velocidad limitaba mi visin al tnel formado por los focos delanteros de mi Toyota.
El cuerpo poda conducir, me dije a m mismo, mientras la mente aguantara. Aguantara y
se apartara de la visin alterada por las anfetaminas y el cansancio de las ventanillas
laterales, de la vegetacin espectral y luminosa, que crece en el rabillo del ojo de la mente
a lo largo de las autopistas a media noche. Pero la mente tiene sus propias ideas, y la
opinin de Kihn sobre lo que haba pensado que era mi visin giraba interminable en mi
cabeza en una corta rbita circular. Fantasmas semiticos. Fragmentos del Sueo de
Masas, en torbellino tras la estela de mi ruta. De alguna forma, este bucle retroalimentado
agrav el efecto de la pldora adelgazante, y la fugaz vegetacin a lo largo de la carretera
comenz a tomar los colores de las imgenes infrarrojas de un satlite, mientras semillas
fosforescentes se desprendan por el rebufo del Toyota. Me hice a un lado y una media
docena de latas de cerveza me lanzaron un guio de buenas noches cuando apagu las
luces. Me pregunt qu hora sera en Londres, e intent imaginarme a Dialta Downes
tomndose el desayuno, entre figurillas aerodinmicas de cromo y libros sobre cultura
americana.
Las noches del desierto, en ese pas, son enormes. La luna est ms cerca. La mir
durante un buen rato, y decid que Kihn estaba en lo cierto. Lo principal era no
preocuparse. A diario, por todo el continente, gente mucho ms normal que lo que yo
nunca he aspirado a ser vea pjaros gigantescos, yetis, refineras de petrleo volantes...
Eso era lo que le daba trabajo y dinero a Kihn. Por qu deba estar molesto por un
fragmento de la imaginacin pop de los treinta que andaba suelto sobre Bolinas? Decid ir
a dormir con nada peor de qu preocuparme que las serpientes de cascabel y los hippies
canbales, a salvo entre la basura de la cuneta de mi propio continuo familiar. Por la
maana bajara a Nogales y fotografiara los viejos burdeles, algo que haba querido
hacer durante aos. La pldora de adelgazamiento haba dejado de dar guerra.
Una luz me despert, y luego lo hicieron las voces.
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La luz vena de algn lugar detrs de m y arrojaba sombras saltarinas dentro del
coche. Las voces eran serenas, impersonales, un hombre y una mujer enzarzados en una
conversacin.
Mi cuello estaba rgido y senta los globos oculares rozar contra las cuencas. Una
pierna se me haba dormido apretada contra el volante. Palp en el bolsillo de mi camisa
de faena buscando las gafas hasta que finalmente las encontr.
Luego mir hacia atrs y vi la ciudad.
Los libros de los aos treinta estaban en el maletero; en uno de ellos haba bocetos de
una ciudad idealizada inspirada en Metrpolis y Things to Come, pero lo mostraban todo
ascendiendo hacia unas perfectas nubes de arquitecto, adems de puertos para
zepelines y agujas de delirante nen. Esa ciudad era un modelo a escala de la que tena
a mis espaldas. Un chapitel suceda a otro como en los escalones de un resplandeciente
zigurat, subiendo hasta la torre central de un templo dorado que estaba rodeado por los
locos anillos de radiador de las gasolineras de Mongo. Se poda ocultar el Empire State
Building en la ms pequea de esas torres. Carreteras de cristal se elevaban entre las
agujas, atravesadas y vueltas a atravesar por suaves formas plateadas, como gotas de
mercurio derramndose. El aire estaba abarrotado de naves, gigantescas alas voladoras,
minsculos objetos plateados en forma de flecha (en ocasiones, una de esas rpidas
formas plateadas se elevaba grcilmente en el aire, desde los puentes celestes, y volaba
hacia arriba para unirse al baile), aerstatos de una milla de longitud, cosas en forma de
liblula que parecan autogiros...
Cerr los ojos con fuerza y me di la vuelta en el asiento. Cuando los abr, me esforc
en ver el cuentakilmetros, el blanco polvo de la carretera en la guantera de plstico
negro, el desbordado cenicero. Los cerr.
Psicosis anfetamnica me dije. Abr los ojos. La guantera estaba all, as como el
polvo y las colillas aplastadas. Con mucho cuidado, sin mover la cabeza, encend los
faros.
Y entonces los vi.
Eran rubios. Estaban al lado de su coche, un aguacate de aluminio con una aleta de
tiburn saliendo del centro y pulidos neumticos negros, como los de un juguete de nio.
El le rodeaba con su brazo por la cintura y gesticulaba hacia la ciudad. Ambos vestan de
blanco, ropajes sueltos, las piernas descubiertas e inmaculadas sandalias blancas.
Ninguno de ellos pareca percibir la luz de mis faros. El le deca algo en un tono sabio y
confiado y ella asenta. Repentinamente me aterroric, me aterroric pero de un modo
completamente diferente. La lucidez haba dejado de ser la cuestin; saba que, de
alguna manera, la ciudad que estaba detrs era Tucson, un Tucson soado, vomitado por
el anhelo colectivo de toda una poca. Esto era real, completamente real. Pero la pareja
que haba frente a m viva dentro, y ellos eran los que me aterrorizaban.
Eran los nios de los ochentaquenofueron de Dialta Downes, eran los Herederos
del Sueo. Eran blancos, rubios, y probablemente tenan los ojos azules. Eran
americanos. Dialta haba dicho que el futuro haba llegado a Amrica primero, pero que
finalmente haba pasado de largo. Pero no aqu, en el corazn del Sueo. Aqu habamos
progresado ms y ms, dentro de una lgica onrica que no saba nada de la
contaminacin, de las reservas limitadas del combustible fsil, de guerras extranjeras que
era posible perder. Eran superficiales, felices y claramente satisfechos consigo mismos y
su mundo. Y en el Sueo, ste era su mundo.
Tras de m, la ciudad iluminada: los reflectores recorran el cielo por el simple placer de
hacerlo. Los imaginaba llenando plazas de mrmol blanco, en orden y alerta, sus claros
ojos brillando entusiasmados por sus calles completamente iluminadas y llenas de coches
plateados.
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En ingls, Twitlight Zone alude al lugar donde ocurren fenmenos paranormales. (N.
de los T.)
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OJOS DE SERPIENTE
Tom Maddox
Hacia 1986, la nueva esttica de los ochenta estaba en pleno apogeo. La vanguardia
de aquel momento est brillantemente representada por este relato del escritor de Virginia
Tom Maddox.
Tom Maddox es profesor adjunto de lengua y literatura en la Universidad Estatal de
Virginia. No es un escritor prolfico, y su obra por ahora consiste en unos pocos relatos.
Sin embargo, su maestra en el estilo ciberpunk no ha sido superada.
En este visionario relato de ritmo rpido, Maddox se mueve gil e incisivo por un amplio
espectro de los tenas y obsesiones de esta corriente. Ojos de serpiente destaca como
un ejemplo definitivo de la temtica central del ciberpunk.
La carne de la lata, oscura, marrn, aceitosa y salpicada de viscosidades, despeda un
repelente olor a pescado. Su amargo y ptrido sabor le lleg hasta la garganta, como si
fuera la digestin del estmago de un muerto. George Jordn se sent en el suelo de la
cocina y vomit. Luego, haciendo un esfuerzo, se apart del charco brillante que ahora se
pareca demasiado a lo que quedaba en la lata. Pens: No, esto no servir: tengo cables
en la cabeza y eso es lo que me hace comer comida de gato. A la serpiente le gusta la
comida de gato.
Necesitaba ayuda, pero saba que de poco le iba a servir llamar a las Fuerzas Areas.
Ya lo haba intentado, pero dijeron que no se iban a responsabilizar del monstruo de su
cabeza. Lo que George denominaba la serpiente, los de las Fuerzas Areas lo
llamaban Tecnologa Efectiva para Interfaz Humano, TEIH, y no queran saber nada
acerca de sus problemas secundarios tras ser licenciado. Ya tenan sus propias
dificultades con los comits del Congreso que investigaban la direccin de la guerra en
Tailandia.
Se tumb durante un rato con su mejilla contra el fro linleo. Se levant y se enjuag
la boca en el lavabo y luego puso la cabeza bajo el grifo, dejando que el agua fra corriera
y dicindose: entonces llama a la jodida multinacional, llama a SenTrax y pregntales si
es verdad que pueden hacer algo con el ncubo que quiere apoderarse de tu alma. Y si te
preguntan qu problema tienes, diles que la comida de gato, y quizs te respondan que,
mierda, tal vez lo nico que quiere es apoderarse de tu comida.
En medio de la desolada habitacin haba una silla tapizada de marrn con un telfono
a un lado y una televisin pegada a la pared opuesta. Eso era todo; algo que podra haber
sido un hogar de no ser por la serpiente.
Descolg el telfono, activ el listn de la pantalla y marc el nmero de TELECOM
SENTRAX.
El Orlando Holiday Inn se encontraba cerca de la terminal del aeropuerto a la que
llegaban turistas ansiosos de las delicias de Disneylandia. Pero para m, pens George,
no hay patitos simpticos y sonrientes ratoncitos. Aqu, como en todas partes, estoy en
la ciudad de la serpiente.
Se apoy contra la pared de la habitacin de motel, observando cmo las grises
sbanas de una lluvia torrencial cubran la acera. Haba estado esperando el despegue
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El autor juega con un doble significado: ojos de serpiente los del animal y la
denominacin de una jugada en la que salen los dos ases en el juego de dados Odds and
Craps, lo que implica perderlo todo. (N. de los T.)
Frente a l, bajo la luz lser de un holoproyector Blaupunkt, aparecan figurillas de un
pie de altura que hablaban sobre la guerra de Tailandia y sobre la suerte que haba tenido
Estados Unidos al evitar otro Vietnam.
Suerte? Tal vez. A l ya lo haban cableado y puesto a punto para el combate, y ya
estaba acostumbrado al ergonmico asiento posterior del avin negro de fibra de vidrio A230 General Dynamics. El A-230 volaba rozando el lmite de una letal inestabilidad, y
cada sensor de su fuselaje estaba monitorizado por su propio banco de
microcomputadores, tocios ellos conectados al cerebroserpiente del copiloto
mediante dos cables gemelos de miopreno que salan de ambos lados de su esfago..., y
entonces l desapareca, oh, s!, cuando los cables se enchufaban, cuando el fuselaje
resonaba por sus nervios, con su cuerpo exultante por esta nueva identidad, por este
nuevo poder.
Luego el Congreso acab con la guerra y las Fuerzas Areas acabaron a su vez con
George, y cuando lleg su licencia, ah se qued l, completamente cableado y sin un
lugar a dnde ir, abandonado con toda esa pattica tecnologa, con ese hardware en su
cabeza que, a partir de entonces, iba a cobrar vida propia.
Fuera, los relmpagos cruzaron el cielo prpura, dividindolo como si fuera una
especie de gigantesco cuenco de cristal agrietado. En el holotelevisor, otro hombrecillo de
un pie de altura dijo que la tormenta tropical desaparecera en las prximas dos horas.
Son el telfono.
Hamilton Innis era alto y pesado, meda unos seis pies y pesaba doscientas cincuenta
libras aproximadamente. Flotaba en un blanco corredor intensamente iluminado. Vestido
con zapatillas negras y un mono azul cobalto con las letras Sentrax en rojo sobre el
bolsillo izquierdo del pecho, se sujetaba con cuidado a un muro gracias a una de las
bandas de velero del mono. Una pantalla sobre la compuerta de acceso mostraba cmo
la lanzadera ensamblaba el morro en el muelle de atraque. Esper a que se ensamblaran
las escotillas y a que le enviaran al ltimo de sus candidatos.
Este llevaba seis meses en la reserva y estaba perdiendo lentamente todo lo que los
doctores de las Fuerzas Areas le haban metido en su mente; ex sargento tcnico
George Jordn: dos aos en la Universidad Estatal de Oackland, California, alistado ms
tarde en las Fuerzas Areas y posteriormente entrenado como tripulante en el TEIH. De
acuerdo con el perfil que el Aleph haba extrado de los informes de las Fuerzas Areas,
era un hombre con unas aptitudes e inteligencia ligeramente superiores a la media,
adems de una inclinacin acusada, por encima de lo normal, a las situaciones lmite, y
de ah que se presentara voluntario para el TEIH y para el combate. En las fotografas de
su ficha pareca anodino: cinco pies y diez pulgadas de altura, y unas setenta y seis libras
de peso, pelo y ojos castaos, ni atractivo ni feo. Pero eran fotografas antiguas y no
podan mostrar lo que la serpiente y el miedo lo haban transformado. No lo sabes bien,
colega, pens Innis, pero todava no has visto nada raro de verdad.
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El hombre lleg dando tumbos por el pasillo, ms o menos perdido por la ingravidez,
pero Innis pudo verlo intentando orientarse, deseando que sus msculos dejaran de
luchar, intentando evitar que se hicieran cargo de una gravedad que simplemente ya no
estaba all.
Qu diablos hago ahora? le pregunt George Jordn, flotando en medio y con
una mano agarrada al asidero de la compuerta.
Reljate, ahora te agarro Innis se provecto lejos de la pared y, lanzndose hacia
l, lo agarr cuando pasaba a su lado, flotando ambos hacia el muro opuesto. Dio otra
patada contra la pared y salieron.
Innis dej a George durante unas cuantas horas para que intentara, intilmente, dormir;
tiempo suficiente tambin para que los fosfenos provocados por el alto nivel de gravedad
del viaje desaparecieran de su visin. George pas la mayor parte del tiempo dando
vueltas en su litera, escuchando el zumbido del aire acondicionado y los crujidos de la
estacin giratoria. Luego Innis llam a la puerta de su camarote y dijo por el
intercomunicador:
Vamos, to. Hora de ver al doctor.
Atravesaron la parte ms antigua de la estacin, donde se vean oscuras gotas de
pegamento fosilizado sobre el plstico verde del suelo, araazos producidos por el
continuo fregado y desvados logotipos y anagramas de compaas. GICO se repeta
varias veces en una borrosa tipografa. Innis le dijo a George que significaba Grupo
Internacional de Construcciones Orbitales, los constructores y controladores originales del
Atenea, una compaa ya desaparecida.
Innis condujo a George frente a una puerta en la que un letrero anunciaba: GRUPO DE
INTERFAZ.
Entra le dijo. Yo volver dentro de un rato.
De la pared, de un suave color crema, colgaban dibujos de grullas pintadas con
delicadas pinceladas blancas sobre seda ocre. El rea central estaba limitada por una
serie de mamparos de gomaespuma traslcida iluminados desde atrs por una tenue luz.
Ms adelante, estos mamparos se convertan en un corredor en penumbra. Ahora George
se encontraba sentado en un silln fabricado con tiras de cuero color chocolate. Frente a
l, Charley se recostaba en una silla de cuero marrn y cromo con los pies puestos
encima de una mesa de contrachapado negro y con media pulgada de ceniza pendiendo
del extremo de su cigarrillo.
Charley Hughes no era el tpico doctor. Tena una esbelta figura dentro de su gastada
ropa gris. Su pelo negro, recogido en una tirante coleta que le llegaba hasta la cintura,
afilaba sus rasgos agudos. Su expresin estaba crispada, con un cierto toque de locura.
Cuntame lo de la serpiente dijo Charley Hughes.
Qu quieres saber? Es un implante de nexo micrfono micrfono.
S, ya s. Pero eso no me interesa. Cuntame tu experiencia la ceniza del cigarrillo
cay sobre la moqueta marrn. Dime por qu ests aqu.
Vale. He estado apartado de las Fuerzas Areas ms o menos durante un mes.
Tena un refugio cerca de Washington, en Silver Spring. Pens que poda conseguir algn
trabajo en una compaa area pero no tena demasiada prisa, y como an me quedaban
seis meses de paga tras la licencia, pens tomrmelo con calma durante algn tiempo.
Al principio comenc a sentir una inexplicable extraeza. Me senta distante,
desconectado, pero qu coo? Eso es vivir en EE. UU. sabes? Bueno, una tarde
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Bruce Sterling
estaba relajndome. A punto de ver un pequeo holovdeo y beberme unas cervezas. Jo,
to, esto es difcil de explicar. Sent algo realmente divertido, algo as como un ataque al
corazn o una embolia. Las palabras del holovdeo de repente carecan de sentido y era
como verlo todo debajo del agua. Luego aparec en la cocina sacando cosas de la nevera:
carne picada, huevos crudos, mantequilla, cerveza y todo tipo de porqueras.
Simplemente me qued all y me lo tragu todo. Casqu los huevos y los sorb
directamente de la cscara, me com la mantequilla a bocados, me beb toda las
cervezas, una, dos, tres, as, sin ms.
Los ojos de George permanecan cerrados mientras recordaba y senta cmo creca de
nuevo el miedo que surgi despus.
No podra decir si era yo el que estaba haciendo todo esto...entiendes lo que quiero
decir? Quiero decir que yo era quien realmente estaba sentado all, pero al mismo tiempo
era como si alguien ms estuviera en casa.
La serpiente. Su presencia plantea algunos... problemas. Cmo te enfrentas a
ellos?
Me puse en guardia, esperando que no me pasara otra vez, pero pas, y esta vez
me fui a ver a Walter Reed y les dije, tos, me estn sucediendo estos episodios!
Y te entendieron?
No. Sacaron mis informes, me hicieron un chequeo fsico... pero, mierda, antes de
que me licenciara, ya me haban encajado todo el aparato. Es igual, ellos dijeron que era
un problema psiquitrico, as que me mandaron a un loquero. Fue por entonces cuando
vosotros, tos, entrasteis en contacto conmigo. El loquero no me haca ningn bien, to,
has comido alguna vez comida de gato? Pues, por eso, al mes os llam de nuevo.
Tras haber rechazado la primera oferta de SenTrax.
Por qu tendra que gustarme trabajar para una multinacional? Vida de multi,
pensamiento de multi., No es as como lo llaman? Dios! Acababa de largarme de las
Fuerzas Areas y pens: a la mierda con todo. Supongo que la serpiente me hizo cambiar
de opinin.
Ya veo. Debemos hacerte un cuadro fsico completo, hacerte un escner super CAL
para los perfiles cerebrales, qumicos y de actividad elctrica. Luego podremos considerar
las alternativas. Por cierto, hay una fiesta en la Cafetera 4, puedes pedirle a tu ordenador
que te indique cmo llegar. All encontrars a algunos de tus colegas.
Mientras George era guiado a travs del corredor de goma espuma por un tcnico
mdico, Charles Hughes fumaba sus Gauloises sin parar y miraba con clnico
distanciamiento el temblor de sus manos. Era extrao que no temblaran en el quirfano,
aunque en este caso no importaba, pues los cirujanos de las Fuerzas Areas ya haban
hecho su trabajo en George.
George... Ahora era l quien necesitaba un poco de suerte porque era uno de esos
casos estadsticamente insignificantes para los que el TEIH significaba un billete para una
locura muy particular; justo el tipo de caso que le interesaba al Aleph. Estaban tambin
Paul Coen y Lizzie Heinz. Tambin pertenecan a la misma estadstica, ambos
seleccionados por un perfil psicolgico preparado por el Aleph, ambos con implantes
colocados por Charley Hughes. Paul Coen se haba metido en una escotilla y se haba
reventado a s mismo en el vaco. Ahora slo quedaban Lizzie y George.
No era de extraar que sus manos temblaran; puedes hablar todo lo que quieras sobre
la vanguardia de la alta tecnologa, pero recuerda que siempre tiene que haber alguien
que empue el bistur.
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Bruce Sterling
mesas y sillas colgando de los muros y del techo como esculturas surrealistas, y mucha
gente desconocida (le presentaron a algunos, pero enseguida se olvid de sus nombres).
Y estaba Lizzie. Ambos dedicaron un buen rato a meterse mano en un rincn. No era
del todo el estilo de George, pero, al mismo tiempo, all pareca apropiado. A pesar de la
intimidad, el beso en la entrada le haba parecido parte de una ceremonia, un rito de paso
o de iniciacin, pero de pronto sinti que... qu?, una llama invisible transmitindose del
uno al otro, o mejor, una nube ardiente de feromonas que brillaban en los ojos de ella.
Luego l le mordisque el cuello, intentando sorber la gota de sangre de su pecho
izquierdo, y explor sus perfectos clientes con la lengua. Pareca como si estuvieran
tundidos, como si los cables pasaran entre ambos, conectados a los relucientes
rectngulos bajo sus mandbulas.
Alguien mantena un programa Jahfunk activado en la consola de ordenadores de la
esquina. Innis se aproxim varias veces para llamar su atencin, pero sin xito. Charley
Hughes quera saber si a la serpiente le gustaba Lizzie; le gustaba, George estaba seguro
de ello, pero no saba qu podra implicar esto. Ms tarde George acab derrumbndose
sobre la mesa.
Innis lo sac de all tropezando y haciendo eses. Charley Hughes busc a Lizzie, que
haba desaparecido justo en ese momento. Ella volvi y dijo:
Dnde est George?
Borracho, se ha ido a la cama.
Qu mal. Justo cuando empezbamos a conocernos.
Ya lo creo. Cmo te sienta hacer este tipo de cosas?
Quieres decir, el ser una zorra mentirosa y traicionera?
Venga. Lizzie. Todos estamos metidos en esto.
Bueno, pues no preguntes cosas tan estpidas. Desde luego que me siento mal,
pero s cosas que George no sabe, as que estoy lista para hacer lo que haya que hacer.
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Transmisin por bytes. 750 millones de emisores que abarcaban desde un satlite de
la Agencia de Seguridad Nacional a una estacin receptora cerca de Chincoteague
Island, en la orilla este de Virginia, y ahora l las poda leer.
Todo es informacin dijo la voz. Su tono tena calidez pero no sexo y de alguna
manera resultaba distante. Lo que sabemos, lo que somos. Ahora ests en un nuevo
nivel. Lo que t llamas la serpiente no puede ser definido por el lenguaje, existe en un
modo prelingstico, pero la puedes manejar a travs de m. Sin embargo, primero debes
conocer los cdigos en los que se asienta el lenguaje. Debes aprender a ver el mundo
como yo lo veo.
Lizzie llev a George a probarse un traje, y emple todo el da en ensearle a entrar y
salir sin ayuda de su rgido caparazn. Luego, durante tres semanas, le gui en las
operaciones bsicas y por el denso manual de procedimientos de seguridad.
Quemadura roja dijo ella. Flotaban en el depsito de los trajes con las plataformas
vacas detrs, los blancos caparazones colgando de la pared como un pblico de robots
desconectados. Cuando lo veas escrito en el visor, es que la has jodido. Es que te has
metido en una trayectoria sin retorno. Entonces te calmas totalmente y pides ayuda, la
cual debe venir del Aleph, que toma el control de las funciones de tu traje, y a
continuacin, t te relajas y no haces una mierda.
Primero vol dentro de la cpula iluminada de la estacin con el visor abierto y con
Lizzie gritndole y rindose cuando se tropezaba fuera de control y chocaba contra las
paredes acolchadas. Despus de practicar unos pocos das, salieron fuera de la estacin.
George iba al extremo de un cabo con el visor puesto y navegando con sus instrumentos,
mientras Lizzie le tomaba el pelo con cosas como Quemadura Roja!, Fallo en el
traje! y cosas as.
Al tiempo que dedicaba la mayor parte de sus energas y atencin a entrenarse con el
traje, George informaba cada da a Hughes y se conectaba con el Aleph. La hamaca se
balanceaba suavemente cuando se tumbaba en ella. Charley conectaba los cables en su
sitio y se iba.
El Aleph se dio a conocer poco a poco. Le ense cdigo mquina y compiladores, lo
cual le permiti recorrer los vastos rboles del lenguaje CSMART, con sus
inteligentes programas asistentes de toma de decisiones. Esto le abri todo el espectro
electromagntico tal y como se produca en el Aleph. Y entonces George lo entendi todo:
las voces y los cdigos.
Cuando se desconectaba, el conocimiento se evaporaba, pero aun as algo quedaba,
hasta ese momento era slo una alteracin de sus percepciones, como si el mundo
hubiera cambiado.
En vez de colores, vea una porcin del espectro; en vez de olores, senta la presencia
de ciertas molculas; en vez de palabras, escuchaba una sucesin estructurada de
fonemas. El Aleph haba infectado su consciencia.
Pero eso no le preocupaba a George. Pareca que algo se estaba cociendo en su
interior, pues empezaba a ser consciente, ms o menos constantemente, de la serpiente,
que aunque dormida estaba sin duda ah. Una noche se fum casi todo un paquete de los
Gauloises de Charlie, y a la maana siguiente se despert como si tuviera alambre de
espino en la garganta y fuego en los pulmones. Ese da le contest groseramente a Lizzie
mientras ella guiaba sus pasos, y por un momento perdi completamente el control. Ella
tuvo que desconectar los controladores de su traje y bajarlo.
Quemadura roja dijo. To, qu coo te pasa?
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Al final de la tercera semana sali solo. No ms excursiones atado a una cuerda, sino
Actividad Externa de Estacin; a sacar el culo a la noche eterna. Sali con cuidado de la
proteccin de la escotilla y mir a su alrededor.
La Rejilla de Energa Orbital, la obra de construccin espacial que haba permitido la
existencia de la Atenea, apareci ante l: una especie de parrilla de color bano con
colectores fotovoltaicos y transmisores plateados de microondas orientados al sol. Pero la
propia estacin asombraba por su mezcla de estructuras para vivir, trabajar y
experimentar, arracimadas sin aparente respeto por la simetra y el orden. Algunas de
stas giraban para obtener gravedad por rotacin, otras permanecan inmviles bajo la
directa luz solar. Figuras con balizas de color mbar gateaban despacio por su superficie,
o se dirigan hacia los transportes de luces rojas, parecidos a grandes montones de
chatarra mientras se movan en sus amplias trayectorias, sus cohetes encendindose
brevemente como puntas de duro diamante.
Lizzie permaneca justo al lado de la escotilla, vigilndole por su baliza de radio, pero al
mismo tiempo dejndole ir a su aire.
Aprtate de la estacin le dijo. Te tapa la vista de la Tierra.
El se apart.
Nubes blancas cubran el globo azul y a travs de ellas se vislumbraban manchas
marrn y verde. A las 14:00 horas del horario de la estacin, se encontraba viendo, casi
perpendicularmente, la desembocadura del Amazonas, donde era medioda, por lo que la
Tierra estaba completamente iluminada por la luz solar. La Tierra era slo una miniatura
que ocupaba apenas diecinueve grados de su campo de visin...
OhS! dijo George. Los zumbidos y murmullos del sistema de aire acondicionado
del traje, la esttica de una radiacin pasajera y su respiracin acelerada dentro del
casco, surgieron en ese momento por sus audfonos. Eran los propios sonidos de la
situacin, superpuestos a la agradable sensacin de estar flotando. Su respiracin se
tranquiliz y desconect la radio para eliminar la esttica. Luego apag el aire
acondicionado para flotar en medio de un ensordecedor silencio. Entonces se convirti en
un punto blanco en la noche.
Al poco rato, un traje blanco con la cruz roja de los instructores en el pecho se movi
por su campo de visin.
Mierda! dijo George y conect la radio. Lizzie, estoy aqu.
George, no hagas gilipolleces. Qu coo estabas haciendo?
Slo contemplaba el paisaje.
Esa noche so con rosados brotes de arbustos recortados contra un luminoso cielo
prpura. Y so tambin con el ruido de esttica de la lluvia. Algo ara su puerta y l se
despert con el caracterstico olor depurado, propio de la maquinaria de una estacin
espacial. Sinti una profunda tristeza porque la lluvia nunca caera all y se dio la vuelta
para seguir durmiendo, esperando volver a soar con aquel idlico paisaje bajo la lluvia.
Luego pens: alguien est ah fuera, se levant, y, al comprobar por los nmeros rojos
en la pared que eran las dos de la maana, se dirigi desnudo hacia la puerta.
Las esferas blancas formaban una lnea de tristes halos de luz que se curvaba por el
corredor. Lizzie estaba tumbada, sin moverse. George se arrodill y la llam por su
nombre: su pie izquierdo hizo un ruido al golpear sobre el suelo metlico.
Qu te pasa? sus uas, esmaltadas de un color oscuro, araaron el suelo y ella
dijo algo que l no entendi. Lizzie dijo l. Qu quieres?
Sus ojos captaron la roja gota de sangre entre las blancas curvas de sus pechos y
sinti cmo algo se despertaba en l. Agarr la pechera de su mono y lo abri de un tirn
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hasta la bragueta. Ella le ara las mejillas e hizo ese sonido que tena millones de aos,
luego levant su cabeza y le mir. Una mirada de mutuo reconocimiento se cruz entre
ellos como una corriente elctrica: ojos de serpiente.
Son el telfono. George contest y Charley Hughes le dijo:
Ven a la sala de conferencias. Tenemos que hablar Charley sonri y colg sin
ms.
En la pared se lea: 07: 18 GMT de la madrugada.
En el espejo apareci una cara gris con rojos araazos y restos de sangre seca; la cara
de la vctima de un accidente de coche o la de Jack el Destripador al da siguiente... No
saba por cul decidirse, pero algo dentro de l era feliz. Se sinti como si fuera el juguete
de la serpiente, irremediablemente fuera de todo control.
Hughes estaba sentado en un extremo de la oscura mesa de contrachapado. Innis en
el otro y Lizzie entre ambos. El lado izquierdo de su cara estaba tumefacto y rojo, con un
pequeo moratn bajo el ojo. George se toc inconscientemente los lvidos araazos de
su mejilla, sentndose en un silln fuera del crculo.
El Aleph nos cont lo que pas dijo Innis.
Cmo coo lo sabe? dijo George, pero mientras lo deca record los cncavos
apliques circulares de cristal en el techo de los pasillos y tambin de su habitacin. Sinti
vergenza, culpabilidad, humillacin, miedo, rabia. Se levant del silln y fue hacia el
extremo de Innis. El Aleph lo vio todo? pregunt Qu dijo de la serpiente, Innis?
Te dijo qu coo va mal?
No es una serpiente dijo Innis.
Llmalo gato dijo Lizzie, si es que necesitas darle un nombre. Hbitos de
mamfero, George, gatos cachondos.
Una voz familiar, tranquila y distante, sali de los altavoces del techo de la habitacin.
Ella intenta decirte algo, George. No hay serpiente. Quieres creer que hay una
especie de reptil dentro de ti, fro y calculador, que disfruta con extraos placeres. Sin
embargo, tal como el doctor Hughes ya te explic, los implantes son una parte orgnica
de ti mismo. Ya no puedes evadirte por ms tiempo de tu responsabilidad por estos
comportamientos. Ahora son parte de ti.
Charley Hughes, Innis y Lizzie le miraban quietos y expectantes. Todo lo que haba
estado pasando empez a asentarse en l y le atraves dejndolo completamente
desorientado. Se dio la vuelta y sali de la habitacin.
Quizs alguien debera hablar con l dijo Innis. Charley Hughes se qued sentado,
pensativo y sin decir palabra, envuelto en la nube de humo de su cigarrillo.
Yo ir dijo Lizzie. Se levant y fue tras l.
Entonces Charley Hughes dijo:
Probablemente tienes razn una imagen flotante le hizo sacudir la cabeza: Paul
Coen hinchndose como un globo y explotando en el compartimiento de acceso. La vio
grabada con la terrible claridad de las omniscientes cmaras de vigilancia del Aleph,
Esperemos haber aprendido algo de nuestros errores.
El Aleph no respondi nada, era como si nunca hubiera estado all.
El Miedo tiene dos etapas. Una, pierdes el control completamente. Dos, a continuacin,
tu yo autntico surge, y no te gustar nada. George quera escapar, pero no haba en la
Estacin Atenea ningn lugar donde esconderse. Aqu se encontraba cara a cara con las
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Charley Hughes se sent en el suelo con la espalda contra la pared. Extendi sus
manos con las palmas hacia abajo y los dedos estirados. Firmes, muy firmes. Cuando
trajeran al nuevo candidato, volveran a temblar.
Lizzie estara explicndole ahora ciertas cosas. sta era la cuestin ms importante:
durante estas semanas, cuando pensabas que te estabas acostumbrando al Aleph, ste
incitaba a la cosa que llevas dentro a que se rebelara, y luego reprima su deseo de
actuar. En otras palabras: suba el fuego a la tetera al tiempo que abra la espita de vez
en cuando.
Te volvimos locos, te empujamos al suicidio. Pero tenamos buenas razones. George
Jordn, si no estaba muerto, se encontraba en estado terminal. Ya estaba en la lista
crtica cuando le injertaron el implante en la cabeza. La nica pregunta era: aparecera
un nuevo George, uno que fuera capaz de vivir con la serpiente?
George era como Lizzie al principio; un pez boqueando para respirar, enterrado en el
lodo caliente y con el agua secndose a su alrededor. Adaptarse o morir. Pero a
diferencia de otros organismos, ste tena un guardin, el Aleph, quien forzaba las crisis y
controlaba su desarrollo. Denomnese evolucin artificial.
Charley Hughes, quien no sola tener visiones, sin embargo tuvo una: George y Lizzie
conectados entre s y ambos al Aleph, con dorados cables luminosos, brillando y
compartiendo una intimidad que slo otros como ellos podran conocer.
Las luces del corredor se redujeron a una mortecina penumbra. Me muero o han
apagado las luces? Mir su reloj de pulsera pero desisti, sin poder saber la verdad: las
luces se haban apagado, pero tambin se estaba muriendo.
El Aleph pens: soy un vampiro, un ncubo, un scubo. Me meto en el cerebro de
otros y chupo sus pensamientos, sus percepciones, sus sentimientos; saboreo las sutiles
diferencias de colores y sabores, la lujuria, la rabia, el hambre. Todo esto me estara
vedado, sin la conexin directa a esos sistemas refinados por millones de aos de
evolucin, si no fuera por los humanos "correctores". Los necesito.
Cinco lneas blancas, apenas visibles, corran por el tendn central de la mueca de
Lizzie.
Fue en la baera dijo. Las cicatrices se extendan a lo largo de la mueca, no a su
travs, y las heridas deban de haber sido muy profundas. Quise hacerlo, como t. Una
vez que la serpiente entiende que morirs antes que dejar que te controle, entonces t
recuperas el control.
Vale, pero hay algo que no entiendo. Esa noche, en el pasillo, t estabas tan fuera
de control como yo.
En cierto sentido, s. Permit que sucediera, dej que saliera la serpiente. Tena que
hacerlo si quera entrar en contacto contigo, si quera provocar la crisis. Sucedi porque
yo lo quise. Tena que mostrarte qu eres, qu soy... La noche pasada ramos extraos,
pero seguamos siendo humanos; Adn y Eva bajo la espada de fuego, expulsados del
paraso, follando ante los ojos de Dios y de su ngel, ms hermosos de lo que ellos
pudieron haber sido nunca sinti un pequeo escalofro en su cuerpo apretado contra el
de l, y entonces l la mir, y vio su pasin, y comprendi que la necesitaba. Vio tambin
las dilatadas aletas de su nariz, sinti sus labios entreabiertos y cmo sus uas le
araaban el costado, y se vio a s mismo reflejado en sus dilatadas pupilas con puntitos
dorados, reflejado en el brillante blanco de sus ojos; todas eran seales fciles de
identificar pero difciles de entender: ojos de serpiente.
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ROCK ON
Pat Cadigan
La carrera literaria de Pat Cadigan comenz con la dcada. Su trabajo ha mostrado
una amplia variedad de temas que van desde una oscura fantasy1 y el horror hasta una
original y nada convencional ciencia ficcin.
El estilo de Cadigan a menudo se caracteriza por el vigor de una mente acerada y por
un helado y subterrneo humor negro, esto es, la sensibilidad que en los ochenta slo
poda denominarse como punk. En su Pathosfinder series (que incluye historias como
Nearly Departed) destaca su atmsfera extraamente visionaria.
El talento polifactico de Cadigan incluye un notable don para hacer aflorar la temtica
central del ciberpunk. Esta historia, que apareci en 1985, es una brutal colisin entre la
alta tecnologa y el rock marginal.
Su primera novela fue The Pathosfinder. Vive en Kansas.
La lluvia me despert y pens: mierda, aqu estoy, con la Seora Lluvia en la cara
porque es justo ah donde me alcanza, sobre mi vieja jeta. Me sent y vi que todava
estaba en Newbury Street. Contempla el hermoso centro de Boston. Middlebury Street
es el centro de Boston? Esto importaba mucho en mitad de la noche? No, realmente no.
Y no se vea un alma por los alrededores. Como dijo alguien, emborrachemos a Gina, y
mientras est inconsciente, nos iremos todos a Vermont. Amo Nueva Inglaterra? Es un
gran lugar para vivir, pero que no te gustara visitar.
Me apart el pelo de los ojos y me pregunt si alguien me estara buscando en ese
momento Eh! Hay alguien que se asuste de una pecadora del rock and roll de cuarenta
aos?
Me precipit a uno de esos curiosos y viejos edificios en los cuales hay tiendas con la
entrada a un nivel ms bajo que el suelo. Una pequea marquesina guareca de la lluvia,
pero produca un enloquecedor golpeteo al canalizarla hacia abajo. Escurr el agua de mis
ajustados pantalones y de mi pelo y, sin ms, me sent toda mojada. Tambin tena fro,
supongo, pero no lo notaba demasiado.
Me sent un buen rato con la barbilla apoyada en las rodillas, sabes?, y eso me haca
sentirme de nuevo como una cra. Comenc a mover la cabeza y entonces empec algo;
algo primitivo, llevando el ritmo sorprendentemente bien. Hombre-de-Guerra, si pudieras
verme ahora! Cuando los chicos de azul me encontraron, estaba haciendo un rock and
roll bastante bueno.
Y eso fue la puntilla. Nunca intent levantarme e irme, pero si lo hubiera hecho, habra
descubierto que estaba atrapada en aquel lugar; un sitio pegajoso pensado para capturar
en el acto a los chavales b&e hasta que los chicos de azul pudieran llegar, entrar y
cogerlos. Estaba sentada en una trampa y hacindola cada vez ms profunda. La historia
de mi vida.
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Cre que funcionara. Iran a cazarme antes de comerse mi desayuno griego? No, no
lo liaran. Enviaron a la dama tras de m.
Era mucho ms joven que yo y me agarr en medio de un paso de cebra, justo cuando
cambiaba el semforo. Un coche se nos ech encima, y fren justo con su parachoques
rozando su duro pelo cobrizo.
Vuelve y termnate tu tortilla. O te invitaremos a otra.
No.
Me agarr y me sac de la calle.
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To rock tambin significa mecer. To rock the craddle: mecer la cuna. La autora
juega con esos significados. (N. de los T.)
Cinco contra una, no pude quitrmelos de encima. En justicia, puedes llamarlo
violacin cuando sabes que te va a gustar? Bueno, como no pude quitrmelos de encima,
entonces tuve que darles el momento de su vida. Jerkin' Crocus no me mat pero casi...
El chicarrn fue el primero en caer, era grnele y salvaje pero result demasiado jodido
para l. Lo saqu, lo mantuve apretado, mostrndole el ritmo de la noche en la lluvia. Se
lo di, se lo met hasta el corazn e hice que lo viviera. Luego vino la dama, desplegando el
tema para el bajo. Ella se puso frentica, pero casi siempre en el sitio adecuado.
Entonces vino el Krait, deslizndose sinuosamente con el sonido, entrando y saliendo.
No importaban sus mejillas tatuadas, no, slo eran un anzuelo para los tontos. Saba, no
lo hubieras imaginado, pero saba.
Pesopluma, un tipo silencioso, llevaba la meloda y primera armona. Muy malo.
Pesopluma era un desastre, pero no saba qu hacer o a dnde ir cuando se meti en
este asunto, estaba huyendo hacia adelante con la meloda, como si fuera el S. S.
Suicidio4.
Dios! Si me iban a violar, no podan haberme conseguido a alguien ms adecuado?
Los otros cuatro continuaron, negndose a perdrselo, y tuve que hacerlo lo mejor posible
para todos nosotros. Algo vulgar, no demasiado original, pues Pesopluma no estaba
haciendo rock. Era un crimen, pero todo lo que poda hacer era agarrarlos y sacudirlos.
Dioses del rock en manos de una pecadora furiosa.
Nunca estuvieron mejor. Un pequeo cambio que les daba un atisbo de lo que sera
tener un montn de pasta. Si no hubiera sido por Pesopluma, lo hubieran logrado. Ahora
hay ms grupos que nunca, y todos ellos estn seguros de que si tuvieran el pecador
adecuado a su lado, derribaran la luna con su rock.
Quizs la hicimos vibrar un poco antes del final. Pobre Pesopluma!
Les di ms de lo que se merecan, y ellos tambin se dieron cuenta. Por eso, cuando
les supliqu, me mostraron respeto y finalmente me dejaron ir. Sus tcnicos fueron
amables conmigo, sacando las conexiones de mi pobre cabeza, latiendo por el exceso,
con el corazn roto, y cubrieron los implantes. Tena que dormir y me lo permitieron. O a
un hombre decir:
Esto s es una grabacin; va directa. Hay que darse prisa para distribuirla. Dnde
diablos encontrasteis a esta pecadora?
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Toma dej la bandeja en mi regazo y acerc una silla. Medio un cuenco con una
especie de sopa espesa, con galletitas integrales para que las partiera y las pusiera
dentro. Pens que te gustara algo suave y sencillo cruz su pie izquierdo sobre la
pierna derecha y lo estuvo mirando durante un buen rato. Nunca me haban roqueado,
nunca de esa manera.
No te hace falta, no importa quin te roquee en este mundo, sea quien sea. Corta y
djalo, convirtete en un representante. El dinero de verdad est en ser representante.
Se mordi, el pulgar.
Siempre puedes saberlo?
Si los Stones volvieran maana, no seras capaz ni de llevar el ritmo con el pie.
Qu tal si ocuparas mi lugar?
No soy un payaso. No puedes pecar y hacer la coreografa al mismo tiempo. Ya se
ha intentado.
T podras. Si es que hay alguien que puede hacerlo.
No.
Su rubio flequillo le cay sobre la cara, y l lo retir de nuevo.
Tmate la sopa. Quieren que vuelvas enseguida.
No me toqu el labio inferior, hinchado como una salchicha. No pecar para
HombredeGuerra y no lo har para vosotros. Por favor, sacdeme un implante y
provcame una afasia.
As que se fue pero volvi con todo un ejrcito de tcnicos y esbirros, que vertieron la
sopa dentro de mi garganta y me dieron una dosis. Luego me llevaron al tanque para
conseguir que ste fuera el ao de la explosiva revelacin de Malnacida.
Supe, tan pronto como sali la primera cinta, que Hombre-de-Guerra captara mi
aroma.
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Rock and roll, que se puede traducir como mecer y rodar. (N. de los T.)
Estaban haciendo funcionar la maquinaria para mantenerme lejos de l. Y me cuidaron
bien, en la habitacin donde su antiguo pecador haba cumplido su pena, me dijo la dama.
Su pecador tambin vino a verme. Pens: veneno goteando de sus colmillos, amenaza de
muerte. Pero era slo un tipo de mi edad con un montn de pelo para ocultar sus
implantes (a m nunca me import, no me preocupaba que se vieran). Slo vino a
presentarme sus respetos, que cmo aprend a hacer rock de la forma en que lo haca?
Idiota!
Me cuidaron bien en aquella habitacin. Borracheras cuando quera y una dosis para
volver a estar sobria, otra dosis de vitaminas, y otra ms para quitarme los malos sueos.
Dosis, dosis, dosis, estaba completamente ciega todo el da. Tena marcas como los
antiguos B&O y ni siquiera ellos saban qu quera decir con eso. Se deshicieron de
Pesopluma, consiguieron a alguien ms apropiado, alguien con quien pudiera salir y
hacer ejercicio, una chica esbelta de diecisis aos con la cara de una mantis religiosa. Y
ella rockeaba y yo rockeaba y todos rockebamos hasta que Hombre-de-Guerra vino y
me llev de vuelta a casa.
Entr pavonendose en mi habitacin, con todo su plumaje, con su pelo cardado (para
ocultar sus implantes), y dijo:
Quieres presentar cargos, Gina querida?
Bien, entonces discutieron alrededor de mi cama. Cuando Malnacida dijo que ahora yo
era suya, entonces, Hombre-de-Guerra sonri y dijo:
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As es, pero resulta que yo te he comprado a ti. Ahora t tambin eres ma del todo.
T y tu pecadora. Mi pecadora era verdad. HombredeGuerra lanz a su compaa
a comprar Malnacida, justo despus de que saliera la primera cinta. El trato estaba
cerrado para cuando terminamos la tercera, y ellos nunca lo supieron. Las compaas
estaban comprando y vendiendo todo el tiempo. Todo el mundo estaba en apuros,
excepto HombredeGuerra. Y yo, segn dijo. Hizo que tocios se marcharan y se sent
en mi cama para confirmarme mi relanzamiento, Gina... has visto alguna vez miel
extendida sobre el filo de una cuchilla de diente de sierra? Alguna vez has odo hablar
de algo as? l no poda cantar sin hacer dao a alguien, y tampoco poda bailar, pero
poda rockear por dentro, slo si yo rockeaba para l.
No quiero ser una pecadora, ni para ti ni para nadie.
Todo te resultar diferente cuando vuelvas a Si Ei6.
Quiero ir a un bar de mala muerte y agitar mis sesos hasta que se salgan por los
implantes.
Nunca ms, querida. Por eso ests aqu, no es as? Todos los bares han
desaparecido, y tambin los grupos. Los ltimos, hace aos. Todo est aqu arriba, aqu
arriba se dio unos golpecitos en las sienes. Eres una anciana dama, no importa
cunto me esfuerce en mantener joven tu cuerpo. Acaso no te doy de todo? No te he
dicho que tengo de todo?
No es lo mismo. No se supona que me pondras en un tubo catdico para que la
gente me mirara.
Pero, amor, esto no significa que el rock duro se haya muerto.
Pero t lo ests matando.
Yo no. T s intentas enterrarlo en vida. Pero te mantendr en activo durante mucho,
mucho tiempo.
Pues me escapar otra vez. O bien haces rock and roll por tu cuenta o lo dejas, pero
no lo sacar ms de m. Este no es mi estilo, no es mi poca. Como dijo aqul: Yo no
vivo en el presente.
HombredeGuerra se ri.
Y como dijo aquel otro: El rock and roll nunca olvida.
Entonces llam a sus esbirros y me llev a casa.
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Bruce Sterling
CUENTOS DE HOUDINI
Rudy Rucker
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Bruce Sterling
Bruce Sterling
Bruce Sterling
Bruce Sterling
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Bruce Sterling
Los escritores ciberpunk son conocidos en general por sus osados conceptos y por su
relacin con lo extrao. Marc Laidlaw destaca incluso en tal compaa. Su trabajo est
marcado por cambiantes e inesperadas yuxtaposiciones, enfoques insospechados y un
humor negro que llega a alcanzar el ultravioleta. Se inspira en un gran nmero de
influencias contemporneas, con especial inclinacin por todo lo que es misterioso,
intuitivo y extraordinario.
El siguiente relato demuestra la inspirada fusin de elementos caracterstica de
Laidlaw, y en l combina rasgos de un mito apocalptico con la leyenda de las modernas
bandas urbanas. Los chicos de la calle 400 resulta genuinamente extravagante, una
intensa mezcla que es ms fcil disfrutar que describir.
Marc Laidlaw vive en San Francisco. Su ltima novela es Dad's Nuke.
Sacrifcanos!
Popol Vuh
Nos sentamos, y sentimos cmo Ciudad Diversin muere. Dos plantas por encima de
nuestro stano, a la altura de la calle, algo gigantesco est aplastando las pirmides de
apartamentos. Podemos sentir muchas vidas parpadear y apagarse como bombillas
reventadas; en ocasiones como sta, no necesitas pensar dos veces qu estarn viendo
ellos. Me llegan relmpagos de su miedo y de su repentino dolor, pero ninguno dura
demasiado. El libro de bolsillo se me cae de las manos y apago mi vela.
Somos los Hermanos1, una banda de doce. Ayer ramos veintids, pero no todos
consiguieron llegar a tiempo al stano.
Nuestro embaucador, Slash, est encima de una plataforma, cargando y volviendo a
cargar su pistola con una nica bala de plata. Crybaby Jaguar est arrodillado en un
extremo de su vieja manta, sollozando como un manaco y, por una vez, tiene buenos
motivos. Mi mejor Hermano, Jade, est girando los cilindros del holotubo para buscar
alguna emisora, pero todo lo que encuentra es la esttica que suena como aquellos
alaridos en nuestras mentes, que no desaparecen basta que se los suprime voz a voz.
Slash dice:
Jade, apaga esa luz o la cortocircuitar.
El es nuestro lder, nuestro embaucador. Sus labios son grises, su boca es el doble de
grande a causa del escalpelo Soooooot que rasg sus mejillas. Por eso cecea.
Jade se encoge de hombros y apaga el holotubo, pero los sonidos que escuchamos en
su lugar no son mejores. Resuenan unos pasos lejanos, se oven gritos en el cielo y una
risa monstruosa. Parece que se alejan, adentrndose en Ciudad Diversin.
No se irn nunca dice Jade.
Te crees que lo sabes todo contesta Vave O'Claw mientras desmonta un
despertador con su dedo de cromo girndolo, de la misma manera en que los nios se
hurgan la nariz. Ni siquiera sabes qu son.
Los he visto dice Jade, Croak y yo. Verdad, Croak?
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Bruce Sterling
El autor utiliza distintos nombres para las bandas. Algunos se entienden directamente,
pero otros pertenecen a la jerga inventada por l mismo. Hemos optado por mantenerlos
en el original, a excepcin de la banda de los protagonistas, los Brothers. (N. de los T.)
Asiento sin producir sonido alguno. No hay lengua en mi boca. Cuando tena doce
aos, justo despus del trabajito que me hicieron por escupir obscenidades a un
cognirrobot controlador, lo nico que hice fue croar.
Jade y yo salimos la noche anterior y escalamos una pirmide vaca para ver qu haba
por all. Ms all de Riverrun Boulevard el mundo arda brillando, y tuve que apartar la
mirada. Jade sigui mirando y dijo que vea aquellos salvajes gigantes corriendo
iluminados por el resplandor. Luego escuch un millar de cuerdas de guitarra romperse, y
Jade dijo que los gigantes haban arrancado el Gran Puente desde sus cimientos y lo
haban arrojado a la luna. Mir hacia arriba y vi un arco negro girando sobre s mismo, los
cables agitndose mientras suba y suba, dando vueltas entre las columnas de humo. Y
ya no volvi a caer, al menos mientras nos quedamos por all, aunque no esperamos
demasiado.
Sea esto lo que sea, puede que sea para bien sigue Slash, torciendo su boca por
la mitad mientras re. Quizs nunca se vayan.
Crybaby deja de lloriquear lo justo para decir:
Nuuunca?
Por qu deberan hacerlo? Parece que han recorrido un largo camino para llegar a
Ciudad Diversin, no? Quizs nos encontremos ante una nueva banda, Hermanos.
Justo lo que necesitamos ahora contina Jade. Pero no me pidas que los
aplaste. Mi cuchilla no es lo bastante grande. Si los controladores no pudieron evitar que
lo destruyeran todo, qu podemos hacer nosotros?
Slash menea la cabeza.
Jade, querido Hermano, escucha atentamente. Si te pido que aplastes, t aplastas.
Si te pido que saltes de una colmena, t saltas. Si no, te buscas otra banda. Ya sabes que
os pido esas cosas slo para haceros la vida ms interesante.
Ya es bastante interesante grue mi mejor Hermano.
Eh! contina Crybaby. Es el ms grande y el ms viejo de nosotros, pero tiene
menos cerebro que un nio de diez aos. Escuchad! todos escuchamos.
No oigo n dice Skag.
S! N de n. Se han largado.
Pero habl demasiado pronto. Lo siguiente que recordamos es un trueno en las
paredes y el cemento del suelo que se eleva, y el techo que se desmorona. Me tiro bajo
una mesa con Jade.
El trueno se disipa con un suspiro. Luego hay un silencio absoluto.
Ests bien, Croak? pregunta Jade. Asiento y miro por el stano, buscando a los
otros. Puedo saber, sintiendo el espritu de la banda, que nadie est herido.
Al instante siguiente dejamos escapar un nico suspiro en doce partes.
Hay luz. natural en el stano, pero de dnde viene?
Mirando desde fuera de la mesa, veo un fragmento de la luna, a dos plantas por
encima de nosotros, ms arriba. El ltimo impacto ha partido la vieja colmena de pisos de
alquiler, y la ha dejado abierta al cielo. Una grieta recorre suelos y techos; las tuberas se
entrecruzan al aire como telaraas de metal y el borde rasgado de un colchn derrama su
relleno sobre nosotros.
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Bruce Sterling
La luna desaparece oculta por el hirviente humo negro; es el mismo humo que vimos
flotar ayer sobre la ciudad mientras las estrellas saltaban como las chispas en un
accidente de trfico. El perfume de la Seora Muerte se est deslizando por aqu.
Slash salva la grieta que recorre el centro de la habitacin. Se guarda la pistola en el
bolsillo. La superficie plateada de su nica bala est manchada con un poco de su
sangre. La conserva para el Soooooot que le hizo esa sonrisa, cierto embaucador llamado
HiLo.
Vale, banda dice. Salgamos de aqu.
Vave y Jade arrancan las hojas de la puerta. El stano estaba equipado con medidas
de seguridad, para mantenernos a salvo cuando las cosas se ponan feas en Ciudad
Diversin. Vave forr las paredes con deflectores, para que, cuando los cognirrobots
controladores vinieran a escanear los escondites, slo vieran las caeras de una
habitacin vaca, pero ni rastro de nosotros.
Ms all de la puerta, la escalera de incendios se balancea con una imposible
inclinacin. Pero no es algo que podamos arreglar. Vuelvo a mirar hacia el stano
mientras salimos, pues ya me haba acostumbrado a verlo como un hogar.
Estbamos all cuando los controladores vinieron en busca de reclutas para la guerra.
Pensaron que tenamos la edad adecuada.
Salid, salid hacia la libertad! cuando vinieron de caza, hicimos nuestro truco y
desaparecimos.
Esto fue durante el ltimo da del calendario, cuando todo el mundo estaba gritando:
Eh!
Ya est!
La ltima guerra mundial!
Todo lo que nos dijeron sobre la guerra caba en la punta del dedo de Vave, que lo ha
ahuecado para poder lanzar dardos explosivos. El trato era que haramos un viaje gratis a
la luna para entrenarnos en Base Inglesa y luego nos soltaran de vuelta en la Tierra,
cargados y listos para avanzar, avanzar y avanzar. Los mexisoviets estaban lanzando
guerras como quien lanza huevos, una detrs de la otra, hacia el sur. El lugar estaba tan
caliente que algunas noches podamos ver los cielos brillando con un resplandor blanco
que durante el da se haca amarillo.
El Control Federal ha sellado completamente nuestra ciudad continental dentro de una
burbuja transparente. Nada, a excepcin del agua o del aire, entra sin salvoconducto.
Cuando vio aquel brillo amarillo, Vave estaba seguro de que los mexisoviticos haban
lanzado algo tan fuerte, tan poderoso como para atravesarla.
Silenciosos como serpientes nos deslizamos por la avenida. Nuestro territorio se sita
entre la calle 56 y la 88, entre Westland y Chico. Las farolas estn curvadas, as como las
ventanas de todos los edificios y las ventanillas de los coches estrellados. Por todos los
lados hay esparcidos basura y cuerpos humanos.
Agh! Bicho dice Vave.
Crybaby comienza a lloriquear.
Vigila, Croak dice Slash. Mralo todo.
Tengo ganas de apartar la mirada pero he de seguir observando para lo que venga
ms tarde. Casi lloro porque mi verdadera mam y mi hermano estn muertos. Pero lo
aparto de mi mente y me olvido de todo eso. Slash me ha encargado que vigile la ruta
para los Hermanos.
En el Puesto Federal, donde controlan los sistemas programables y a la gente de
Ciudad Diversin, el Seor Arreglador me cort la lengua desde la raz. No vivi para
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Bruce Sterling
terminar su trabajo. Una banda de Quazis y Moofs, dirigida por mis Hermanos, me
rescat.
Eso exige trabajo en equipo. S que los controladores lo diran de otro modo, diran
que somos subversivos, que nos encanta destruir, como a los Anarcas, y que no tenemos
ningn respeto por Ciudad Diversin. Pero si alguna vez los escuchas, despus lvate los
odos. Las bandas nunca destruyen, a menos que tengan que hacerlo. Cuando la vida se
volvi difcil en Ciudad Diversin, no hubo ningn sitio por donde escapar sino por las
entradas secundarias del territorio vecino. As que entramos sin invitacin... y las cosas
funcionaron.
Percibo un reflejo plateado al final de la avenida. Un cognirrobot est parado, con los
escneres desconectados, sin que les sirva de nada a los cabezas rapadas que se
sientan en el Puesto y vigilan las calles. Lo sealo, pensando que no pueden quedar
muchos cabezas rapadas.
Ya no hay ley dice Jade.
Nada nos cierra el camino dice Slash.
Bajamos por la avenida. Cuando pasamos cerca del robot, Vave se para y desenrosca
los pezoneslser de su torreta. Conectados a unas bateras, se convertirn en
elegantes disparadores.
Cogemos linternas de los grandes hipermercados reventados. Durante un rato miramos
entre las ruinas, pero al poco tiempo se vuelve desagradable. Nos dedicamos a buscar el
camino entre las montaas de escombros que antes fueron pirmides y manzanas de
colmenas. Nos lleva mucho tiempo.
Hay una pintada fresca sobre el muro, que todava permanece goteando, negro y rojo,
como si nunca se fuera a secar. El hedor de la muerte reciente sopla desde el centro de la
ciudad. Parece que otro gato callejero se ha meado en nuestro territorio.
Me pregunto si quedan supervivientes. Cuando enfocamos nuestras mentes sobre las
ruinas, no sentimos nada. Viva mucha gente por aqu, en los buenos tiempos. Muchas de
las colmenas se vaciaron en los aos de la fiebre, cuando los viejos moran, y los
chiquillos no afectados por la plaga nos juntamos y aprendimos a compartir nuestro
poder.
Cada vez se hace ms oscuro y hace ms calor, y el olor se vuelve peor. A veces el sol
consigue llegar al suelo entre las espirales de humo. Los cadveres que me miran desde
las ventanas me hacen sentirme feliz por no haber intentado nunca buscar a mi mam y a
mi hermano. Recogemos latas de comida, mantenindonos ultrasilenciosos. La avenida
nunca ha conocido una noche tan muerta. Antes las bandas estaban siempre
recorrindola, destrozando, armando juergasegura, gratispara todos.
Cruzamos un territorio y luego otro: Bennies, Silks, Quazis, Mannies y Angels. Nadie.
Si alguna banda est viva todava, estar en escondites desconocidos. Si no se
escondieron bajo tierra, estarn muertos como los dems.
Esperamos el espasmo psquico, que delata con un cosquilleo en el estmago la
presencia de otra banda. Pero no hay nada excepto la muerte en la noche.
Descansad en paz, bandas dice Jade.
Espera dice Slash.
Nos detenemos en la 265, en la manzana Snubnose. Miro hacia la avenida y veo a
alguien sentado encima de un montn de cascotes de cemento. Sacude la cabeza y la
coloca entre sus manos.
Bueno, bueno dice Slash.
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Bruce Sterling
El tipo comienza a bajar del montn. Est tan dbil que tropieza y cae hasta la calle. Lo
rodeamos y mira hacia arriba, al negro agujero de la pistola de Slash.
Hooola, HiLo dice Slash. Tiene puesta la sonrisa que ha debido de guardar junto a
su bala de plata; una sonrisa de oreja a oreja.
Cmo les va a los Soooooots?
HiLo no parece ahora tan astuto. Su traje rojinegro con un rayo est arrugado y
manchado, con el cuello arrancado para hacerse un vendaje en la mueca. El cristal
izquierdo de sus gafas oscuras de bho est roto y su corte de pelo de pinchos,
deshecho.
HiLo no dice palabra. Mira la pistola y espera que salte el gatillo, el ltimo y pequeo
ruido que oir.
Una enorme lgrima cae desde el cristal roto, lavando la sucia mejilla de HiLo.
Slash re. Luego baja la pistola y dice:
No esta noche.
HiLo ni siquiera se estremece.
Abajo, en la avenida, una central de gas explota, y nos tie a todos de un naranja
brillante. Todos remos. Es divertido. HiLo sonre en silencio.
Slash le da una patada en el pie a HiLo.
Tengo otras cosas en la cabeza, embaucador. Pareces un bicho acabado. Dnde
est tu banda?
Nos aplastaron, embaucador dice. No hay otra forma de decirlo un torrente de
lgrimas sigue a la primera. Se las limpia. No queda ningn Soooooot.
Ests t dice Slash poniendo una mano sobre el hombro de HiLo.
No puede haber un embaucador sin su equipo, Slash.
S que puede. Pero qu pas?
HiLo mira hacia la calle.
Una nueva banda ocup nuestro territorio dice. Son gigantes, Slash, ya s que
suena a locura.
No dice Jade. Los he visto.
Los omos venir contina HiLo, pero tendramos que haberlos visto. Si los
hubiramos visto, nunca les habra dicho a los Soooooots que se quedaran y aguantaran
all. Pens que haba alguna posibilidad de resistir por nuestra cuenta, pero nos
destrozaron.
Nos echaron. Algunos de mis colegas volaron ms alto que el Puesto. Esos chicos...
son increbles. Ahora la 400 est llena de ellos. Brillan y vibran como las luces que ves
cuando te pegan en la cabeza y te desmayas.
Vave dice:
Eso suena a un lo muy gordo.
Si hubiera sabido que eran slo unos crios, no me habra asustado, Hermano dice
HiLo. Intentamos sugestionarlos y casi funcion. Estn hechos de esa clase de sustancia.
Parecen reales y te podrn cortar, pero cuando los atacas con la mente, se van
zumbando como abejas. No ramos suficientes para hacer mucho. Y no estbamos
preparados para ellos. Sal vivo slo porque Nimblejax me dej seco y me meti en un
transporte.
Cuando despert, todo haba acabado. Segu por la avenida. Pens que algunas
bandas todava estaran dando vueltas por ah, pero no quedaba nadie. Podran estar en
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Por aqu HiLo seala ms all de las colmenas partidas. Veo mensajes escritos en
los muros derruidos. Seales Galrog?
Espera dice Jade, me muero de hambre.
Hay una tienda de licores a una manzana. Levantamos y giramos la puerta; es tan fcil
como romper un brazo. Nada se mueve dentro ni en la calle cuando nuestras luces se
deslizan sobre las filas de botellas. El lugar huele a alcohol y me emborracho slo de
olerlo. Encontramos patatas fritas y chocolatinas que han sobrevivido bajo el mostrador, y
las engullimos mientras volvemos hacia la puerta.
Dnde est el escondite de las Galrogs? dice Jade, acabndose una tableta 5a
Avenida.
Justo entonces omos ese golpecito sordo. Ese que susurra muerte. Una banda nos
hace saber que nos ha rodeado.
Retroceded dice HiLo.
No dice Slash. Basta de esconderse.
Vamos despacio hacia la puerta y miramos hacia fuera. Las sombras se despegan del
muro y salen por las bocas de los callejones. Estamos estrechamente cercados.
Bajad vuestras cuchillas, Hermanos.
Nunca he peleado con las Galrogs. Veo por qu Slash nos mantiene atrs. Estn
armadas hasta los dientes con estrellas, arpones, pistolas y bates. Incluso desarmadas
pareceran fieras con sus ojos pintados con llamas, sus moos truncados y teidos de
una docena de colores, y sus tatuadas geometras irisadas a lo largo de la cara. La
mayora viste de negro, todas llevan patines con cuchillas entre los dedos del pie.
Ocultan sus sentimientos hacia nosotros tras una muralla de silenciosas amenazas.
Omos una voz suave:
Salid si queris seguir respirando.
Salimos, mantenindonos juntos mientras las chicas nos rodean de cerca. Entonces
Jade eleva su linterna, pero una Galrog de mejillas tatuadas con tringulos azules y un
moo prpura y rubio se la tira dndole un golpe en la mano. La linterna sale girando en
la oscuridad como un enloquecido chorro de luz. No hay araazos en los dedos de Jade.
Mantengo mi linterna baja.
Una enorme Galrog patina hacia delante. Parece un cognirrobot, cargada de bateras,
con alambres que recorren sus brazos de arriba abajo y atraviesan su pelo afro del cual
cuelgan cascabeles y pedazos de vidrio. Tiene una torreta lser atada a la cabeza y un
disparador en cada mano.
Nos mira a m y a Jade de arriba abajo, luego se dirige a los embaucadores.
Embaucador HiLo y embaucador Slash dice. Bonita pareja.
Abrevia. Bala dice Slash. Los territorios estn acabados.
Ya entiendo ella sonre con sus dientes ennegrecidos con cido. Los Hewies
fueron machacados aqu al lado y ahora tenemos ms sitio para jugar.
Podis divertiros todava un da o dos dice HiLo. Pero los que los reventaron
volvern por vosotras.
Los edificios al reventar acabaron con ellos. El final que aplastara al mundo vino y
se fue. Dnde estabais vosotros?
Hay una nueva banda jugando en Ciudad Diversin dice HiLo.
Los ojos de Bala se convierten en dos ranuras.
Ahora queris rollo con nosotras?, eh? Menudo ligue!
Los Chicos de la 400 contina Jade.
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Hemos recogido algunos supervivientes dice Bala. La Vieja Madre nos dijo que
debamos hacerlo y se encoge de hombros.
He odo que la Vieja Madre es una anciana. Sobrevivi a las plagas y se puso del lado
de las bandas. Debe de estar arriba, mirando en su espejo y murmurando.
Slash e HiLo se miran entre s. No podra decir qu piensan. Slash se vuelve hacia m y
hacia Jade.
Vale, Hermanos, tenemos trabajo que hacer. No os vayis lejos.
Vamonos a dormir a algn sitio dice Jade. La sola visin de las camas y las
mantas nos hace sentirnos cansados.
Bala seala unas escaleras mecnicas que no funcionan.
Ensales el camino, Shell la Galrog con el moo rubio a mechas rojas se
adelanta por un pasillo y salta los primeros cuatro escalones de la escalera mecnica.
Corre hasta arriba sin dejar de brincar y nos mira riendo.
Es un ngel dice Jade.
Hay ms Galrogs arriba. Algunas chicas roncan envueltas en mantas a lo largo de los
muros.
Shell mueve sus caderas y se re.
Nunca he visto a los Hermanos en un hipermercado.
Oh, mi mami sola comprar aqu dice Jade mientras la mira de arriba abajo.
Qu vendra a comprar? A tu pap?
Jade cierra el puo sacando el pulgar y lo agita con una amplia sonrisa. Las otras
chicas se ren pero Shell no. Sus ojos azules se oscurecen y sus mejillas enrojecen bajo
los tringulos azules. Yo agarro a Jade del hombro.
No pierdas el tiempo dice otra Galrog.
Te sacar la informacin dice Shell y saca una cuchilla. De una forma bonita y
limpia.
Tiro del brazo de Jade y l lo deja.
Venga, coged mantas dice Shell. Os podis acostar por all.
Llevamos las mantas a una esquina, nos envolvemos con ellas, y nos dormimos juntos.
Sueo con humo.
Todava est oscuro cuando Slash nos despierta.
Vamos, Hermanos, tenemos un montn de cosas que hacer.
Las cosas se han movido, podemos comprobarlo. Las Galrogs conocen los escondites
de bandas de las que nunca antes habamos odo hablar, incluso algunas de fuera de
Ciudad Diversin. Los corredores han estado toda la noche activos, y ahora las cosas se
estn moviendo. Desde el norte y el sur de la ciudad, en un amplio crculo alrededor de la
400, han llamado a todo el que poda venir.
Sobre las colmenas o bajo las calles, por alcantarillas, avenidas, callejones, cerramos
un estrecho crculo sobre la 400, donde los Soooooots tenan su territorio de limpia
diversin. Desde la calle 1 hasta la 1.000, de Bayview hasta Riverrun Boulevard, los
escombros se remueven y los tneles de metro se llenan de gente, al tiempo que Ciudad
Diversin se pone en marcha. A los Hermanos y las Galrogs se unen los Ratbeaters,
Drummers, Myrmies, Kingpins de Piltown, Renfrew y Upperhand Hills. Los Diablos se
mezclan con los Chogs, Cholos, Sledges y Trimtones, Jipjaps y los AyMaras.
Adems estn los Tints, Chix, Rocko-boys, Gerlz, Floods, Zips y Zaps. Ms de las que
puedo recordar.
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Somos una sola banda, la banda de Ciudad Diversin, y todos los nombres significan lo
mismo.
Nosotros, los Hermanos, caminamos hombro con hombro con el ltimo de los
Soooooots entre nosotros.
Subiendo las escaleras del metro, llegamos a una superficie ennegrecida, arrasada.
Parece el fin del mundo pero todava estamos vivos. Durante un minuto, apenas puedo
respirar, pero sigo avanzando y dejo que hierva mi ira.
Arriba, los Chicos de la 400 dejan de hacer ruido, hasta que slo se oye algo parecido
al sonido de un horno encendido.
Hacia la 359, nos dispersamos por calles laterales hacia el territorio de los Chicos.
Cuando alcanzamos la 398, el fuego brota de las colmenas de enfrente. Hay un sonido
como el de un rascacielos dando su primer paso. Se oye el eco de un aullido entre las
torres que luego baja hasta la calle.
En la siguiente esquina, veo un brazo que sale entre los escombros. Alrededor de la
mueca, el puo tiene un jaspeado de rojo y negro.
Vamos a por ellos dice HiLo.
Entramos en la 400 y nos quedamos paralizados.
Las calles que conocamos han desaparecido. El cemento ha sido reducido a grava y
cascotes, pulverizado contra el suelo. Las pirmides de colmenas son pequeos volcanes
que despiden humo, escupen fuego y provocan negras quemaduras sobre la tierra rota.
Bajo el cielo vaco, las torres se inclinan alrededor de los volcanes en erupcin, como si
quisieran calentarse.
Estarn los Chicos de la 400 construyendo una nueva ciudad? Si es as, ser peor
que la muerte.
Ms all de los incendios podemos ver los restos de Ciudad Diversin. Sentimos a las
bandas por todos lados, conectados en un mismo palpitar, unidos por un mismo aliento.
HiLo ya ha visto algo de esto antes, pero no tanto. No derrama lgrimas esta noche.
Camina delante de nosotros para permanecer en la sombra, alejado del fuego. Levanta la
cabeza y grita:
Ehhhhhhh!
Un crter erupciona entre los monstruosos edificios ahogando su grito con un
estruendo terrible.
EH, VOSOTROS, LOS CHICOS DE LA 400!
Las inclinadas farolas vuelven a medias a la vida. Sobre mi cabeza, una explota con un
relmpago.
Este es nuestro territorio. Chicos de la 400!
Las Galrogs y los Trimtones golpean los coches volcados. Esto hace que fluya mi
sangre.
Habis derribado nuestras colmenas, vosotros, Chicos. Habis violado nuestra
ciudad.
Nuestro mundo, y pienso en la luna y mis ojos se humedecen.
Y qu?
Las farolas se apagan. La tierra tiembla. Los crteres rugen y vomitan sangre caliente
sobre los edificios. La oigo sisear mientras gotea. Un trueno habla entre las torres.
Apuesto a que nunca habis crecido!
Ah vienen.
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Bruce Sterling
encargado de ellos los Quazis y los Drummers, que estaban al acecho. Jade y yo nos
damos la vuelta.
HiLo todava mira la calle. Un Chico ha permanecido grande, ms fuerte que el resto y
ms resistente a nuestro poder. Agita un enorme garrote en su mano.
Ven, embaucador le llama HiLo. Me recuerdas?
El mayor de los Chicos viene, aplastando las calles. Nos concentramos para agotarle,
pero se reduce ms lentamente que los otros.
Su garrote golpea el suelo; bum, bum, bum. Algunas Garlogs y yo nos caemos de culo
por los golpes. El garrote alcanza una colmena y nos cae una lluvia de cemento y silbante
cristal.
HiLo no se mueve. Espera con sus relampagueantes luces, rojas y negras, sereno, con
las manos vacas.
El enorme embaucador se gira, pero ahora su cabeza slo alcanza el quinto piso de
una colmena. HiLo retrocede cuando el garrote golpea y pulveriza la entrada de una
tienda.
El escalpelo del Soooooot brilla en su mano. Se arroja al tobillo del Chico y lo agarra
con fuerza.
Lo acuchilla dos veces. El Chico grita como un gato. El mejor corte de tendones que he
visto nunca.
El Chico, aullando, se tambalea y patalea con tanta fuerza que lanza a HiLo al otro lado
de la calle, contra la persiana metlica de una tienda, dejndola completamente abollada.
HiLo aterriza en un caos de ngulos imposibles y ya no se mueve.
Slash grita. Pero su pistola alla ms fuerte. Su bala plateada y ensangrentada sale
disparada. Dibuja una lnea de luz en el aire lleno de humo.
El Chico se retuerce y araa el cemento hasta que sus dedos sangran. Su boca se
abre hasta alcanzar el tamao de un hombre y sus ojos, tan grandes como los rotos
escaparates de alrededor, nos miran. Sus pupilas se reducen como las de una serpiente
venenosa, su cara grande y oscura tiene la nariz partida.
Cinco Drummers escalan por el cadver preparando el prximo asalto, pero con su
embaucador muerto, los Chicos ya no quieren seguir. Los volcanes se apagan como si
tambin abandonaran.
Los supervivientes permanecen brillando en medio de su territorio. Unos pocos
empiezan a llorar, y ste es un sonido que no puedo imitar. Hacen que Crybaby rompa a
llorar tambin. Se sienta en el cemento, lloriqueando entre sus manos. Sus lgrimas son
del color de la gasolina sobre el asfalto.
Seguimos absorbiendo el fuego de la fiebre, enterrndolo todo bajo el suelo. Los
Chicos, corriendo en crculos, comienzan a derribarse entre s, y algunos caen en la lava
que baja desde las pirmides.
Ese resplandor salta, fuera de control, fuera de nuestras manos, escondindose entre
los Chicos con su ltimo aliento, listo para atacar.
Como una ardiente serpiente silbando entre las nubes, salta hacia delante.
Los Chicos caen muertos y ya no vuelven a moverse.
Se abre un agujero en el techo de humo. En la oscuridad, el cielo azul se asoma,
volvindose ms claro conforme el humo se disipa. El ltimo grito de los Chicos muere al
amanecer.
El sol parece estar herido, pero todava est en su sitio. Hola!
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Vamos a empezar dice Slash. Hay mucho que limpiar por aqu ha llorado,
torciendo su boca gris. Supongo que amaba a HiLo como a un hermano. Me gustara
poder decir algo.
Nos ayudamos a levantarnos. Nos damos palmadas en la espalda y miramos salir el
sol dorado y naranja y de un blanco cegador.
Bandas, no tengo que deciros que me parece estupendo.
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SOLSTICIO
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alcanzado. La cpula estaba hecha de plstico ptico endurecido, con un nivel de baja
refraccin. Las escaleras ascendan por el hueco entre ambas cubiertas; a los turistas que
suban por ellas se les ofreca una vista de pjaro sobre Stonehenge.
Entraron en la cubierta interior. All se encontraba un reportero que, portando una
microcmara, estaba cerca de la Piedra del Taln; los vio y comenz a hacerles seas.
Perdn, seor, perdn! Cage empuj a la chica fuera del flujo de la masa y
esper; no quera que ese idiota le llamara por su nombre delante de toda esa gente.
Usted es el artista de las drogas el reportero los llev a un lado. Una sonrisa bobalicona
apareci en su cara de obsidiana. Case Cane... introdujo el enchufe craneal detrs
de su odo, como si quisiera desconectar su propia memoria de la de los implantes.
Cage.
Y ella? su sonrisa comenz a resultar afectada. Su adorable hija?
Cage pens en golpear al hombre. Pens en largarse. La chica ri.
Soy Wynne y estrech la mano del reportero.
Mi nombre es Zomboy. El reportero de Wiltshire para Sonic. Haban visto antes
estas viejas piedras? Se las puedo ensear Cage esperaba que apareciera la luz roja
de la microcmara, pero el reportero pareca extraamente dubitativo. No llevar por
casualidad unas muestras gratuitas para uno de sus mayores admiradores?
Wynne se mordi el labio para impedir una risita y busc en su bolsillo.
Dudo que puedas decirle a Tony algo nuevo sobre Stonehenge. Creo que vive para
este lugar sac un bote de plstico, puso unas cuantas cpsulas verdes en su mano y
se las ofreci al reportero.
El cogi una y la inspeccion cuidadosamente.
No hay etiqueta en el envase dijo, sospechando de Cage. Est seguro de que
no son peligrosas?
Mierda, no dijo Wynne, y se meti dos cpsulas en su boca. Muy experimental.
Te convierte los sesos en un pudn sanguinolento ofreci una a Cage y ste se la tom.
Cage deseaba que Wynne dejase de practicar esos juegos retorcidos. Hemos estado
tomndolas durante todo el da dijo Wynne. No se nota?
Despreocupadamente, el reportero se meti una cpsula en su boca. Entonces
apareci la luz roja.
As que, seor Cage, usted es un devoto de Stonehenge, no?
Oh, sbalbuci Wynne. Viene aqu todo el rato. Da conferencias a todo el que le
escuche. Dice que existe una suerte de magia en este lugar.
Magia? el objetivo enfoc ms de cerca a Cage, nunca lo haba dejado de
enfocar.
No la clase de magia en la que est pensando, me temo Cage odiaba mirar a una
cmara cuando estaba volado. No de magos o de sacrificios humanos o relmpagos.
Una forma sutil de magia, la nica posible en este mundo absolutamente explicado las
palabras se deslizaron sin obstculos, quizs porque las haba dicho antes muchas
veces. Tiene que ver con la forma en la que un misterio atrapa la imaginacin y se
vuelve obsesivo. Una magia que slo opera en la mente.
Y quin mejor para contemplar la magia de la mente que el celebrado artista de las
drogas, el seor Tony Cage? el reportero no se diriga a l sino a una audiencia
invisible.
Cage sonri a la cmara.
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Detling la ayud a desarrollar el dominio de los idiomas del viejo mundo; Wynne hablaba
ingls, ruso, espaol, un poco de japons y poda leer a su Virgilio en latn. Cuando lleg
a tercero, sac un noventa y nueve por ciento en el test para su edad, de acuerdo con el
Perfil de Inteligencia de Cultura Libre de Gnova.
No fue hasta que tuvo siete aos cuando Cage comenz a obtener un verdadero placer
con su compaa. Su encanto era una incongruente mezcla de madurez e infantilidad.
Un da regres del laboratorio y encontr a Wynne frente al ordenador, conectada a la
telecadena.
Pens que ibas a ver a tu amiga. Cmo se llama? dijo l.
Haidee? Cuando la niera me dijo que hoy volveras temprano a casa, decid que
no.
Solamente he venido a cambiarme en aquella poca estaba trabajando en el
Reidor y todava tena un zumbido de la dosis de la maana. No quera empezar a tener
risitas como un bobo delante de la nia, por lo que abri el bar y sac una jeringuilla a
presin llena de neurolpticos, para poder comportarse. Tengo una cita. Tengo que
salir a las seis.
Ella sali del juego.
Con esa nueva? Jocelyn?
Jocelyn, s y adelant su mano hacia el mando de la telecadena. Te importa si
miro el correo?
Ella se lo pas.
Tony, te echo de menos cuando ests trabajando eso ya lo haba odo antes.
Yo tambin, Wynne l accedi al men del correo y empez a hojearlo.
Ella se acurruc a su lado y mir en silencio.
Tony dijo finalmente, lloran los mayores?
Mmmmm Western le estaba fastidiando con los retrasos del Reidor, amenazndole
con retenerle sus bonos del Deslizador. Algunas veces, supongo.
S? pareca extraada. Cuando se caen y se araan las rodillas?
Generalmente, cuando algo triste les ocurre.
Como qu?
Algo triste hubo un largo silencio. Ya sabes l quera cambiar de tema.
Vi a Jocelyn llorando.
Por fin ella atrap su atencin.
La otra noche continu. Vino, se sent en el sof, a esperarte. Yo estaba
jugando a las casitas detrs de la silla. Ella no saba que estaba aqu. Sabes?, es fea
cuando llora. El maquillaje bajo sus ojos hace que sus lgrimas sean negras. Luego se
levant para ir al bao y me vio, y me mir como si fuese culpa ma el que llorara. Pero
sigui su camino y no dijo nada. Cuando sali era feliz otra vez. Al menos no lloraba. La
hiciste ponerse triste?
No lo s, Wynne se sinti como si debiera enfadarse, pero no saba con quin.
Quizs lo hice.
Bueno, no creo que eso sea correcto que lo haga un mayor. Y no creo que ella me
guste demasiado Wynne la mir como si hubiera ido demasiado lejos. Bueno, por
qu tiene que estar triste? Ella te ve ms que yo, y yo no lloro.
El la abraz.
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Eres una buena chica, Wynn decidi que no vera a Jocelyn esa noche. Te
quiero.
Mucha gente trata de mantener una divisin entre la vida personal y la laboral. Antes
de Wynne, Cage siempre haba estado solo, no importa con quin estuviera. Odiaba
enfrentarse al vaco que haba en el centro de su vida personal; mujeres desechables
como Jocelyn solamente alimentaban ese vaco. Iba a trabajar para escapar de s mismo;
ste era el secreto de su xito. Pero cuando Wynne se hizo mayor, tuvo que cambiar,
haciendo gradualmente un espacio para ella en su vida, hasta que ella lo llen.
William Stukeley perteneca a la gran tradicin de excntricos ingleses. De 1719 a 1724
este impresionable y joven anticuario pas sus veranos explorando Stonehenge. Su
meticuloso trabajo de campo no sera igualado hasta la poca de la reina Victoria.
Stukeley hizo mediciones precisas de las distancias entre las piedras. Explor el campo
de alrededor y descubri que el crculo no era sino una parte de un complejo neoltico
mayor. Fue el primero en apuntar la orientacin del eje de Stonehenge hacia el solsticio
de verano. Sin embargo, no public sus hallazgos hasta diez aos despus. Entre tanto
tom votos religiosos, se cas, se mud de Londres a Lincolnshire y decidi que era un
druida.
De su errtica lectura de la Biblia, Plinio y Tcito, Stukeley dedujo que los druidas
deban de ser descendientes directos del Abraham bblico, que haba viajado a Inglaterra
en un barco fenicio. Aunque su libro contena un soberbio trabajo de campo sobre
Stonehenge, el polmico intento de Stukeley se resumi de forma perfecta en su
frontispicio con el retrato del autor como Chyndonax, el prncipe de los druidas. Su ttulo
era Una historia cronolgica del origen y proceso de la verdadera religin y de la
idolatra. Stukeley pint una visin de nobles sabios practicando una religin natural y
pura, cuya equivalente moderna, y no ahorr dificultades para demostrarlo, no era otra
que la de su propia y amada Iglesia de Inglaterra! Los druidas haban construido
Stonehenge como un templo para su dios serpiente. Aunque Stukeley crea que los ritos
practicados all incluan, en su opinin, sacrificios humanos, se hallaba inclinado a
perdonar estos excesos a sus antecesores espirituales. Quizs haban tomado
equivocadamente el ejemplo de Abraham.
Cien aos despus de la fantasa drudica de Stukeley, sta consigui abrirse paso
tanto en la Encyclopedia Britannica como en la imaginacin popular. En 1857 se
estableci un enlace ferroviario entre Londres y Salisbury, y los Victorianos bajaban en
manadas. Para algunos, Stonebenge era la confirmacin tanto de la antigua como la
actual grandeza de Britannia; para otros representaba los sueos oscuros de doncellas
destripadas y lujuria pagana. Los pubs cercanos a Amesbury abran durante toda la
noche. Si los cielos estaban despejados, se podan contar por miles aquellos que
acampaban en Stonehenge. No era una masa respetuosa. Rompan botellas contra los
monolitos y escalaban por las areniscas, bailando al amanecer del verano. La ensoadora
tranquilidad de la llanura de Wiltshire era aniquilada por sus risas groseras y el ruido de
sus vehculos.
A Cage nunca le gust Tod Schluermann. Se dijo que el hecho de que Tod se hubiera
convertido en el amante de Wynne mientras l estaba en el tanque no tena nada que ver.
Tampoco importaba que Tod la hubiera convencido para ir a Inglaterra. Tod, a sus
veinticuatro aos, haba vagado por todo el mundo; su padre haba sido un doctor de las
Fuerzas Areas. Nacido en Filipinas, haba crecido en bases de Alemania, Florida y
Colorado. Haba fallado en la academia de las Fuerzas Armadas y haba ido a otros
colegios sin adquirir nada ms importante que un rechazo a levantarse temprano.
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Tod era un chico delgaducho que resultaba atractivo con los reveladores pantalones
ajustados que se haban puesto de moda. Era atractivo de una forma grcil. Bajo su cara
se hallaba la estructura sea de una madonna renacentista. Para poder entrar en la
academia, haba necesitado implantes cocleares para corregir un ligero problema
auditivo: pidi a los cirujanos que redujesen sus orejas. No tena nada de pelo, excepto un
pincel negro en la cabeza. Como Wynne, se haba teido de azul claro, y bajo ciertas
iluminaciones pareca un cadver.
Wynne y l se encontraron en un club de drogas; ella estaba tomando Deslizador en
una mesa luminosa cuando l se sent cerca de ella. Cage nunca entendi qu haca Tod
en el club. Tod no usaba drogas psicoactivas a menudo y. aunque intentaba ocultarlo,
desaprobaba a los consumidores habituales. Un buen candidato para la Liga de la
Templanza con la Droga. Haba un ramalazo de puritano en l que lo distanciaba de su
licenciosa generacin. En sus aos de salidas y entradas de colegios, Tod haba ledo
amplia, pero no correctamente. Como muchos autodidactas, sospechaba de los expertos.
Tena inteligencia natural, era evidente, pero su arrogancia a menudo lo haca parecer
estpido.
Y vosotros dos, de dnde vais a sacar el dinero para vivir? le pregunt Cage
antes de la cena, la noche anterior a que se fueran de Irlanda.
Tod se sirvi un primer vaso de Chablis en una copa de vino de cristal Waterford y
sonri.
To, el dinero slo es problema si piensas demasiado en l.
Tony, por qu no dejas de preocuparte y me pasas la carne? dijo Wynne.
Estaremos bien nadie habl mientras Tod se serva la guarnicin y le pasaba a ella la
bandeja. Despus de todo continu ella, tengo mi asignacin.
Haba una mancha de salsa de Madeira en la barbilla de Tod.
No quiero tu dinero, Wynne.
Pero Cage saba que eso iba en su beneficio. La asignacin de Wynne era
suficientemente generosa como para sostener a un abogado de Mayfair; no quera
gastarla en Tod.
Qu te hace pensar que podrs aprender a programar un sintetizador de vdeo?
Sabes que para eso la gente va a la universidad.
La universidad, s Wynne y l intercambiaron una mirada. Bueno, va sabes, el
problema es que para cuando los profesores han acabado contigo, han arrasado
completamente tu creatividad. Habla con los buenos estudiantes de sobresaliente y
descubrirs que se han olvidado, en primer lugar, de porqu queran ser artistas. Todo lo
que saben es reciclar la vieja basura rgida que aprendieron en la escuela. Cualquiera lo
puede ver. Simplemente encarga algunos vdeos en la telecadena. Naca nuevo, to.
Tod ha estado estudiando muy duro. Y ya tiene cierta experiencia dijo Wynne.
Adems, ahora no es tan difcil aprender a programar como lo sola ser antes. Han
trabajado de verdad para hacer un interfaz mucho ms accesible.
Quines? Quieres decir los viejos y esclerotizados opresores de las
corporaciones?
Tony! ella se levant de la mesa.
No dijo Tod. Tiene razn ella volvi a sentarse. Cage odiaba la forma en que
ella siempre apoyaba a Tod. Mira, to, no digo que todo lo que se aprende en la escuela
est podrido. Mrate a ti mismo. Quiero decir, nunca habras desarrollado el Deslizador o
algo as si no lo hubieras hecho en su momento. Te concedo un montn de crdito por
haber llegado a todo eso. Tu trabajo es brillante. S de artistas que no pueden siquiera
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Como mucha gente, Cage no eligi su carrera; lleg a ser un artista de drogas por
accidente. Cuando comenz en Cornell quera estudiar ingeniera gentica. En ese
momento Boggs estaba desarrollando un virus que poda alterar los cromosomas en
clulas ya existentes. Kwabena haba publicado un trabajo pionero sobre la reconversin
de algas para el consumo humano. Pareca como si cada mes distintos genetistas dieran
un paso adelante para prometer un milagro que cambiara el mundo. Cage quiso hacer
milagros tambin. En esa poca el idealismo no pareca tan loco.
Desafortunadamente, la ingeniera gentica atraa a todo chico brillante del pas. La
competicin en Cornell era feroz. Cage comenz tomando drogas en su segundo ao
universitario slo para mantenerse al da con el trabajo del curso. Comenz con pequeas
dosis de metracina; se supona que slo eran adictivas psicolgicamente. Cage se saba
ms resistente que cualquier droga. Entonces no se preocup demasiado por las
sustancias recreativas. No tena tiempo. Haba probado el TCH en ocasiones, tanto en
pastillas como en los nuevos aerosoles de Suecia. Una vez, durante unas vacaciones de
primavera, una mujer que haba estado viendo le dio algunos brotes de mezcal. Ella le
dijo que le daran una nueva visin de las cosas. Y as fue; se dio cuenta de que perda el
tiempo con ella.
Tres semestres ms tarde todo le fue fatal. Para entonces estaba tomando
megaanfetaminas en dosis masivas, a veces por encima de los ochenta miligramos. El
golpe inicial se pareca mucho a un orgasmo en todo el cuerpo; despus de esto, no le
apeteca estudiar demasiado. Su tutor le dijo que cambiase de programa despus de
sacar un aprobado raspado en qumica gentica. Estaba quemando sus clulas del
cerebro y perdiendo peso; ya haba perdido la orientacin. Saba que deba
desintoxicarse y empezar de nuevo.
Se haba apuntado a un curso de psicofarmacologa en un impulso paranoide. Si deba
estudiar algo, por qu no la qumica de lo que se estaba haciendo a s mismo con su
hbito?
Bobby Belotti era un buen maestro; pronto se hizo su amigo. Le ayud a dejar las
anfetas, le ayud a conseguir una graduacin justita en biologa y le anim a solicitar la
entrada en el doctorado. Mucho del idealismo de Cage se haba disipado durante esos
semestres, volado dentro de una psicosis anfetamnica. Quizs sta era la razn por la
que le resultaba tan fcil autoconvencerse de que desarrollar nuevas drogas era algo tan
noble como curar la hemofilia.
Cage escribi su tesina sobre los efectos de los alucingenos sintticos en los
receptores serotoninrgicos y dopamnicos. Los primeros alucingenos sintticos, como el
LSD o el DMT, se consideraron durante mucho tiempo como inhibidores de la produccin
de la serotonina reguladora, lo cual no era nada sorprendente puesto que sus estructuras
qumicas eran notablemente similares. Su trabajo mostr que los alucingenos de esta
familia tambin afectaban al sistema de produccin de dopamina y que muchos de los
efectos mencionados eran el resultado de la interaccin con tales neurorreguladores. No
era, tuvo que admitirlo, un trabajo brillante ni particularmente innovador; los fundamentos
se haban establecido haca mucho tiempo. Pero para entonces el aburrimiento de ser un
estudiante haba crecido considerablemente. Su trabajo lo reflejaba.
Consigui su licenciatura en medio de la breve e ignominiosa legislacin del Primer
Partido Americano, un atajo de fanticos libertarios inclinados a desmantelar el gobierno
de los Estados Unidos. Eclipsando a la Administracin para las Drogas y Alimentos,
encendieron la revolucin del uso de las drogas para el ocio. Cage todava estaba
decidiendo si esclavizarse con su doctorado cuando Bobby Belotti lo llam para decirle
que se iba de Cornell. La Western Amusement estaba reclutando gente para hacer I+D en
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su nueva divisin de drogas psicoactivas. Belotti se iba. Quera hacer Cage lo mismo?
Por supuesto.
Se supona que el equipo de Belotti estaba buscando algo impactante para los
hombres de rudimentario: soluble en grasa, para que pudiera llegar pronto al cerebro y
alcanzar su centro de activacin en pocos minutos despus de su ingestin. Deba ser
fcilmente metabolizable para que el efecto psicoactivo desapareciera en una o dos
horas. Sin agujas, y que mantuviera bajo el nivel de tolerancia. No queran que sus
consumidores vieran a Dios, o que tuvieran el mximo orgasmo posible; slo un poco de
distorsin psquica, algunas visiones bonitas y dejarlos con la sonrisa puesta.
Puesto que Cage haba trabajado con alucingenos no solubles, Belotti le dio una
amplia libertad de accin. Tras dos meses frustrantes, empez a considerar seriamente el
DMD. Pareca cumplir las especificaciones, excepto que en los tests con animales no
pareca presentar efectos psicoactivos significativos. Se preocupaba porque quizs era
demasiado sutil.
Bobby Belotti era un individuo completamente desastrado. Su pelo moreno y rizado
resista cualquier esfuerzo por peinarlo. Siempre se estaba metiendo la camisa, pero su
barriga la sacaba al poco. Se vean cercos secos de caf en la parte superior de los
memorndums y de los informes que se apilaban en su escritorio; el polvo se posaba
tranquilamente en los empalmes de su terminal. Por estas habilidades, era el tipo de
empleado que la direccin prefera esconder del mundo exterior.
Mira esto Cage entr impetuosamente en la oficina de Belotti y le dej una pila de
diez centmetros de papel pijama en su mesa. El DMD funciona. La sustancia inhibe
enormemente el sistema serotonnico.
Belotti se levant las gafas y frot el ojo con el dorso de la mano.
Estupendo. Tienes algn efecto que me puedas mostrar?
No, pero estos nmeros dicen que hay alguno. Debe de ser algn tipo de disparador.
Belotti suspir y empez a hojear los papeles del escritorio.
Tony, la oficina central nos est agobiando para que saquemos algo que tenga
venta. No veo que el DMD sea la respuesta. Y t?
En un par de semanas, Bobby. Casi lo tengo, lo puedo tocar.
Belotti encontr un memorndum y se lo pas a Cage.
Djalo descansar, Tony. Saquemos dos productos del bolsillo y quizs entonces
puedas intentarlo de nuevo el memorndum recolocaba a Cage trabajando bajo la
directa supervisin de Belotti.
Discutieron. Cage nunca supo cmo discutir y tena un genio rpido. Belotti era
demasiado tranquilo, demasiado malditamente comprensible. Aunque nunca se
mencion, la deuda que Cage tena con Belotti alimentaba su furia. Sinti como si fuera el
estudiante intil al que otra vez corrige su amable profesor.
Echando humo, Cage se llev el odioso memorndum a su cubculo, apag el terminal,
y su mirada vag sobre la pantalla vaca. Estaba a punto de arrojarlo todo por la borda, de
hacer alguna locura. Y entonces la idea le vino en medio de su furia como una escena
sacada de una pelcula de cientficos locos. Cogi diez miligramos de DMD y se fue a
casa, a probarlo directamente en l.
Una media hora despus de tomarse la droga, estaba tumbado en la cama, en una
habitacin a oscuras, esperando que ocurriera algo, cualquier cosa. Se senta intranquilo,
como si se hubiera tragado medio speed. Su pulso era alto y sudaba. Saba por las
pruebas que esa droga ya debera haber llegado al cerebro. No senta nada, ya ni
siquiera estaba enfadado. Finalmente se fue a la cama, encendi las luces y se dirigi a la
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Seis meses. Cuando estuve en el tanque ambos se echaron a rer. Ya que has
sacado el tema dijo l, deja que te pregunte. T crees que tomas demasiado?
Pens en la pregunta como si la hubiera pillado por sorpresa.
Nooo dijo al final. Soy joven, puedo aguantarlo.
El le cont cmo se haba enganchado a las anfetaminas en Cornell. Pero la historia no
pareci impresionarla.
Pero las venciste. Es obvio dijo ella. As que no pudo ser tan malo.
Quizs tengas razn asinti l. Pero me parece que tuve suerte. Un par de
meses ms y nunca hubiera sido capaz de limpiarme.
Me gusta mucho volarme dijo ella. Pero hay otras cosas que me gustan tanto
como eso.
Por ejemplo?
El sexo, por si no lo sabas se estir. La ausencia de gravedad en el espacio.
Que me atrape un libro, una obra de teatro o un vdeo. Gastarme tu dinero bostez. Sus
palabras se hacan cada vez ms lentas. Quedarme dormida.
Ven a la cama entonces le dijo. T eres la que hace que estemos despiertos los
dos ella solt el pasador de su hombro, y su tnica, suelta, cay siseando al suelo,
formando un montn. Se puso cerca de l. Su piel era fresca al tacto. De todos modos,
quin invent el Placidex? dijo y se arrebuj junto a l. l pudo sentir la suavidad de
su vientre en su espalda. El to saba lo que haca.
No, el to no saba lo que haca entonces el Placidex le hizo rer, aunque a Cage le
pareci algo divertido, pero en un sentido macabro. Un da tom una dosis y se qued
dormido en una silla termal. Haba anulado el temporizador. Asado hasta la muerte.
Muri feliz, de todos modos le dio un golpecito en la cadera y se dio la vuelta.
Felices sueos.
En 1965 el astrnomo Gerald Hawkins public un libro con el inmodesto y directo ttulo
de Stonehenge descifrado. Los estudiosos anteriores siempre haban mirado ms all de
Stonehenge para encontrar pruebas que apoyaran sus teoras. En ciertas pocas se
hallaron en la autoridad de la Biblia y en la tradicin eclesistica, en otras en las ruinas de
Roma o en los grandes historiadores de la antigedad. Como sus predecesores, Hawkins
invoc a las autoridades de su tiempo para apoyar su ingeniosa teora. Usando el IBM
7090 del consorcio Harvard-Smithsonian para analizar patrones de los alineamientos
solares y lunares de Stonehenge, Hawkins alcanz una conclusin que electrific al
mundo. Stonehenge haba sido construido como observatorio por astrnomos de la
antigedad. De hecho, afirm que una parte de ste era un elemento de un computador
neoltico que haba sido empleado por sus constructores para predecir eclipses lunares.
La teora de Hawkins atrap la imaginacin popular, debido en gran parte a un
incomprensible inters de los antiguos medios de comunicacin. Los reporteros vacilaron
ante este hecho maravilloso: los cientficos de Stonehenge haban construido un
computador de arenisca y piedra azulada que slo un cerebro electrnico moderno poda
descifrar. Incluso se emiti un programa especial de televisin en uno de los canales de
la pretelecadena. Se habl mucho acerca de los nmeros que Hawkins haba calculado
en el ordenador, a pesar de que se podan haber hecho los mismos clculos
manualmente, y adems, lo que Hawkins realmente consigui probar era completamente
distinto de lo que deca haber probado. Los estudios con el computador demostraban que
los Hoyos de Aubrey, un conjunto de cincuenta y seis pozos regularmente distribuidos,
podan usarse para predecir los eclipses. Pero estos estudios no demostraban que los
constructores de Stonehenge tuvieran tal propsito en mente. Pronto aparecieron
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Claro, Bobby. Mira, hablar con la oficina central. Ver si podemos ponerte en un
nuevo proyecto, con tu propio equipo.
No te preocupes le dijo con expresin ptrea. Me han ofrecido una jubilacin
anticipada y la voy a aceptar. Tengo sesenta y un aos, Tony. Cuntos tienes t ahora?
Lo siento, Bobby. Creo que has hecho maravillas al avanzar tan lejos con el
Compartir le sonri a Belotti con su sonrisa de negocios. Dnde puedo conseguir
algunas muestras?
Belotti asinti como si hubiera esperado que Cage preguntara eso.
Todava eres incapaz de tener las manos quietas con la mercanca? Guardan el
bote de la droga muy bien cerrado, ya sabes. Hasta que decidan qu han conseguido.
Soy un caso especial, Bobby. Deberas saber a estas alturas que algunas reglas,
simplemente, no van conmigo.
Belotti dud. Mir como si estuviera intentando resolver una ecuacin de una increble
complejidad.
Venga, Bobby. Por un viejo amigo...
Con una risita envenenada, Belotti pas una tarjeta ptica para abrir el escritorio, sac
un frasco verde del cajn superior y se lo lanz a Cage.
Una cada vez, entendido? Y yo no te la di.
Cage quit la tapa. Seis pastillas; polvo amarillo dentro de cpsulas transparentes.
Sospech por un minuto; Belotti pareca demasiado deseoso de romper las leyes de la
compaa, pero haca tiempo que Cage haba cambiado de opinin respecto a este
hombre. No consegua preocuparse por alguien a quien tena tan poco respeto. Intentaba
imaginar cmo se sentira siendo alguien normal como el pobre Belotti: viejo, al final de
una carrera fracasada, amargado y cansado. Qu mantena vivo a un tipo as? Tuvo un
escalofro y apart la imagen mientras pona en un bolsillo el frasco verde.
Por cierto, qu hora es? pregunt Cage. Le dije a Shaw que le vera para
comer.
Belotti toc el puente de sus gafas y las lentes se oscurecieron.
Sabes? Antes realmente te odiaba. Pero luego me di cuenta: no sabas qu
demonios estabas haciendo. Sera como acusar a un gato de juguetear con un ratn
herido. No ves a nadie, Tony. Apuesto a que no te ves ni a ti mismo sus manos
temblaron. Est bien. Ya me callo apag su terminal. Me voy a casa. La nica
razn por la que vine fue porque me dijeron que queras verme.
Para no arriesgarse, Cage pidi que le analizaran una de las muestras de Belotti; era
totalmente pura. Luego, en vez de arriesgarse a un nuevo encuentro, Cage sigui
adelante. Tena que ver a sus abogados en Washington y a sus contables en Nueva York.
Habl en el Congreso Anual de la Asociacin Americana de Psicofarmacologa, en el
Hilton Head de Carolina del Sur, y ofreci media docena de entrevistas para la
telecadena. Conoci a una mujer japonesa e hicieron reservas para pasar un fin de
semana en rbita en Habitat Tres. Luego se fueron a Osaka, donde descubri que ella era
un espa de la corporacin nico. Pasaron casi dos meses. Suficiente tiempo, pens,
para que Tod lo hubiera estropeado todo, para que Wynne hubiese descubierto que l
haba nacido para meter la pata, y para que esa imposible relacin se hubiera hundido
bajo su propio peso. Cage tom el suborbital a Heathrow. Estaba completamente seguro.
Fue una sorpresa desagradable: Tod Schluermann haba tenido suerte.
El vdeo Quema Londres tena slo cinco minutos de duracin. Empezaba con un
fotograma de silos de misiles. Cuenta atrs. Lanzamiento. Londres sufra un ataque. No
eran misiles, sino enormes Wynnes desnudas que trazaban varios arco iris en el cielo
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mientras caan sobre la ciudad. Explotaban, no con llamas, sino con vegetacin, que
asfixiaba todos los bloques de la ciudad con rboles y arbustos. Pronto sta desapareca
dentro de un bosque. La cmara se diriga a un claro donde tocaba un grupo llamado
Flog. Ellos eran los que haban puesto la ensoadora banda sonora. El tempo suba, la
banda tocando ms y ms rpido, hasta que se incendiaban sus instrumentos,
consumindolos a ellos y al bosque. La ltima imagen era la de una sartn sobre cenizas
y troncos quemados. Cage opin que era muy tonto.
Nadie poda haber predicho que un chico de diecisiete aos, de fuera del Reino Unido,
conseguira introducir a Flog en sus inmaduros corazones. Cuando hicieron Quema
Londres con Tod, Flog era desconocido. En el plazo de un mes pasaron de un stano de
Leeds a un apartamento en Claridge, en Londres. Aunque Tod no hizo mucho dinero con
Quema Londres, se gan una reputacin. El nio que se haba comparado a s mismo
con Nam June Paik haca en cambio vdeos para fans adolescentes.
Wynne y l estaban viviendo en un bloque de tubos en Battersea. Ella podra haberse
permitido algo mejor, pero l insisti en que vivieran slo con sus propios medios. Eran
unos doscientos tubos de plstico, empotrados en lo que antes haba sido un almacn.
Cada uno tena unos tres metros de largo; los ms sencillos tenan un metro y medio de
dimetro y los dobles, dos metros. Cada uno estaba equipado con una cerradura bajo el
colchn de gel, con un terminal de telecadena y un desage que pasaba por lavabo.
Siempre haba cola para las duchas. Y los baos olan.
Pero para Tod estaba bien; pasaba la mayor parte del tiempo frecuentando los
laboratorios de vdeo o tratando con representantes de bandas. Incluso tena una mesa
en VidStar y una sesin en horario regular para su sintetizador, de cuatro a cinco de la
maana los martes, jueves y sbados. Pero Wynne slo iba a VidStar. Y aunque pasaban
casi todas las noches en clubs de los alrededores de la ciudad para escuchar a los grupos
y para ensear los vdeos de Tod, pareca que Wynne tena poco que hacer. Cage no
poda entender por qu ella era tan feliz.
Porque estoy enamorada le dijo. Por primera vez en mi vida.
Me alegro por ti, Wynne, creme estaban sentados tomando cerveza en un pub,
esperando a que Tod terminara un trabajo y se les uniera para la cena. Estaba a oscuras.
Era ms fcil mentir a oscuras. Pero cunto puede durar si no encuentras algo que
hacer? Algo que hagas por ti misma.
As que puedo ser famosa? Como t? ella se ri mientras pasaba el dedo por el
borde de sus gafas. Por qu tienes que preocuparte de eso ahora, Tony? T fuiste
quien me dijo que deba tomarme cierto tiempo libre despus de terminar el bachillerato.
He pensado mucho sobre eso desde que ests con Tod. Podras ir a la universidad
que quisieras.
Sabes lo que piensa Tod de las universidades. Aun as, he pensado seguir algunos
cursos de Empresariales. He pensado que podra ser la representante de Tod. Eso le
dara ms tiempo para hacer el trabajo importante. Es realmente bueno y todava sigue
aprendiendo; eso es lo ms increble. Has tenido tiempo para ver Quema Londres?
Cage asinti.
Reconociste a la mujer?
Por supuesto.
Ella sonri. Estaba orgullosa de aparecer en el vdeo de Tod. Cage se dio cuenta de
que su plan de mantenerse al margen haba salido muy, muy mal. Tendra que intervenir
en la situacin, o nunca conseguira recuperar a Wynne.
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Lo s dijo irritado. Lo que pasa es que estoy cansado. Apenas puedo pensar va
se bebi su clarete. Bueno, quizs, de acuerdo?, slo quizs. Pero empieza de
nuevo. Cuntamelo desde el principio.
Cage comenz afirmando que Quema Londres le haba impresionado; dijo que quera
conocer mejor a Tod, comprender su arte. Habl de la inspiracin que haba tenido
cuando estaba viendo el festival en la telecadena. Todos tomaran Compartir e iran juntos
a la celebracin del solsticio, usando Stonehenge, la multitud y a ellos mismos para
encontrar las sensaciones que moldearan su experiencia. Cage habl de la esttica de lo
azaroso como respuesta al problema de la seleccin. Dijo que podran estar al borde de
un descubrimiento histrico; Compartir podra ser perfectamente una nueva manera de
que los que no eran artistas participaran en el acto mismo de la creacin artstica.
No mencion que haba mezclado la dosis de Compartir de Tod con un anticolinrgico
que aplastara por completo sus defensas psicolgicas. Cuando Tod fuera completamente
vulnerable a la sugestin, desprovisto de la capacidad de mentir, Cage comenzara a
interrogarlo. Le obligara a decir la verdad, obligara a Wynne a ver al chico vaco que la
estaba utilizando para avanzar en su carrera. En ese momento, tambin Wynne vera la
fealdad que Cage haba visto todo el tiempo alrededor de su atractiva cara. Cuando Tod
revelase simplemente lo poco que le preocupaba ella, el asunto estara acabado.
Vamos, Tod dijo Wynne. No hemos tomado drogas juntos desde hace mucho.
Estoy aburrida de colocarme sola. Y cuando Tony recomienda algo como esto, seguro
que tendr un efecto total.
Ests seguro de que podr trabajar mientras est bajo los efectos de eso? la
resistencia de Tod estaba bajando. No quiero arruinar el da filmando el csped.
Llevar algo para neutralizarlo. Si tienes problemas puedes tomarlo directamente en
el momento que quieras. No te preocupes, Tod. Mira, la accin del Compartir te ayudar a
estar ms orientado visualmente. T mismo has dicho que el lenguaje se interpone en el
camino del arte. Compartir elimina toda nuestra superestructura de preconcepciones. No
sabrs lo que ests viendo, slo lo vers, como a travs de los ojos de un nio. Pinsalo.
Por un momento Cage se pregunt si habra insistido demasiado. La atencin de
Wynne cambi; pareca ms interesada en lo que l estaba diciendo que en la reaccin
de Tod al respecto. Poda sentir su mirada aprobadora, pero no lo manifest. El camarero
vino con la cuenta y Cage la firm mientras lanzaba el verdadero cebo para Tod.
Tod, si tienes miedo de probarlo, dilo simplemente. Despus de todo es algo nuevo.
Nadie te dir nada si te echas atrs.
Muy bien, seor el camarero, un verdadero ingls, simul que no oa a Cage
mientras ste le devolva la cuenta. Gracias, seor.
Sin embargo continu Cage, creo en el Compartir y creo en ti. Tanto que cuando
termines tu vdeo me gustara enserselo a la Western Amusement. No han decidido
todava cmo comercializar Compartir. Si el vdeo es tan bueno como creo que puede ser,
el asunto se resolvera enseguida. Har que lo compren. Sers el portavoz, no, mierda, el
padre de una nueva forma de arte en colaboracin.
Saba que entonces haba atrapado a Tod. Esto era lo que el chico haba querido or
todo el tiempo. Cage haba entendido inmediatamente que Tod haba seducido a Wynne
simplemente como un escaln en su carrera. Muy bien, entonces dejemos que Tod tenga
su presentacin en la multinacional del entretenimiento, y bajo sus propias condiciones.
Dejmosle creer que ha manipulado a Cage. No importaba en tanto en cuanto Cage
recobrara a Wynne.
Qu ests haciendo, Tony? dijo Wynne, y palideci bajo su piel teida. Ella deba
de sospechar que Tony se estaba tirando un farol.
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Bruce Sterling
Bruce Sterling
Wynne ri.
No.
Tod se encogi de hombros y pas su brazo por el de ella.
Vamos. Tenemos que recorrer la cpula si queremos ver salir el sol sobre la Piedra
del Taln.
Comenzaron a abrirse camino entre la multitud, hacia el lado sudeste de la cpula. El
espacio entre las cubiertas estaba ahora vaco, y Cage pudo ver que la procesin de los
druidas haba pasado por el crculo exterior de las areniscas. Todos se volvieron al
noreste para encararse, ya prxima el alba, con la Piedra del Taln.
Eso es dijo Tod. Estamos justamente en el eje.
Una mujer gorda cerca de Cage brillaba. Excepto por sus polainas hasta las rodillas,
estaba desnuda. Su piel despeda una suave luz verde; sus pezones y su vello eran de un
brillante anaranjado. Cuando se mova, sus carnes brillaban como rayos de luz de luna. Al
principio pens que era otra alucinacin. Algo errneo.
T tambin la ests viendo? susurr Wynne.
Es una lucirnaga Tod no se preocup de decirlo en voz baja y la mujer verde se
volvi hacia l.
Wynne asinti como si hubiera entendido. Cage puso su mano en el odo para
escuchar mejor.
Qu es una lucirnaga?
Tiene un tinte corporal fosforescente la contestacin lleg en un susurro.
Tod se ri, dirigi sus objetivos hacia ella y le dijo:
Sabes lo cancergena que es esa cosa? Ochenta por ciento de mortalidad a los
cinco aos se acerc tambalendose hasta l. Es mi cuerpo, Flash. No? Cage se
sorprendi cuando ella pas un brazo por la cintura de Tod. No estars haciendo un
vdeo, Flash? Me sacars en l?
Por supuesto dijo l. Todo el mundo tiene derecho a sus diez minutos de fama.
Sabes que la cmara te ama. lucirnaga. Por eso te teste.
Ella solt una risita.
Ests con alguien, Flash?
Ahora no, lucirnaga. Est saliendo el sol.
Fotgrafos aficionados y cmaras profesionales comenzaron a pelear por un sitio a su
alrededor. Tod, usando sus codos con mala intencin, no fue desplazado. El brillante
borde del sol apareci sobre los rboles, al noroeste. Dentro de la cpula, los druidas
elevaron los cuernos y soplaron, en tributo al nuevo da. Fuera se escuchaban sonidos
inarticulados y educados aplausos. Un hombre con una larga barba rod sobre el suelo,
aullando.
Pero no hay una alineacin se quejaba un tonto. El sol est en el sitio incorrecto.
El sol haba iluminado los rboles y escalado por el horizonte color ladrillo. Cage cerr
sus ojos y todava poda verlo: sangre roja, azul relmpago, venas latiendo a lo largo de
su superficie.
To, el sol no est mal dijo un hombre con una cmara clnele debera haber una
cabeza. De hecho. Stonehenge no est alineado. Nunca lo estuvo. Es un mito, to.
Aunque no identific inmediatamente a ese sujeto, Cage saba que odiaba su voz
burlona. Cuando abri los ojos otra vez, el sol ya haba escalado varias veces su dimetro
en el cielo. Tras unos instantes, pas sobre la Piedra del Taln, hacia el otro extremo de
Stonehenge, y pareci quedar suspendido all, sostenido en el cielo por un solo pilar de
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tosca arenisca de cinco metros de alto. Su vista estaba enmarcada por los pilares y
dinteles del crculo exterior. Pareca como si permaneciera sobre la columna vertebral del
mundo. Se qued mudo; hombres vestidos con pieles haban construido una estructura
que poda capturar una estrella. La multitud estaba silenciosa, o quizs era que Cage
haba cesado de percibir nada que no fuera el fuego solar y la piedra. Luego, ese
momento pas. El sol sigui subiendo.
Parece una entrada dijo la lucirnaga a otro mundo a la luz del amanecer
pareci empalidecer.
Entrada. La palabra llen su mente. Una entrada puesta encima de otra entrada.
Calculo que est unos cuatro grados equivocado dijo alguien. Cage vio a gente
abalanzndose para ayudar al hombre que aullaba.
Tony? una extraa y bella mujer le haba tomado de la mano. Su voz era un eco
y sonaba distorsionada: el parloteo impreciso de un beb, el grito de alegra de un cro.
Parpade frente a ella en la suave luz. Piel azul, pelo de punta, vestida de plata, el
engaste de un zafiro. Su cara, una joya. Preciosa. Cage se estaba enamorando.
Quin eres? no poda recordarla.
Viene en oleadas dijo ella. El no la entendi.
Est tan volado que se le acaba el espacio dijo la cabeza-cmara con una voz
burlona.
Quin eres t? Cage le agarr la mano con la suya.
Soy yo, Tonyla bella mujer se rea. Cage quera rerse tambin. Wynne.
Wynne. Dijo una y otra vez esta palabra para s, temblando con placer en cada
repeticin. Wynne, su Wynne.
Y yo soy Tod, te acuerdas? la cabezacmara le mir asqueada. Dios, menos
mal que no tom esa cosa. Miraos. Ella no puede parar de rerse y t ests catatnico.
Cmo se supona que funcionaba? Os dais cuenta de lo colgados que estis? dijo
Tod. Cage fue alcanzado por otra ola ms de alucinaciones, e hizo un esfuerzo por
recordar. Un plan... forzar a Tod... hacer a Wynne ver... Cage recordaba todo esto, pero
algo fallaba si Tod estaba sereno.
No tomaste...?
Mierda, no! Tod se volvi. Cage sinti los objetivos escrutndole, grabndole,
juzgndole. No soy tan ingenuo como crees, to. Decid simular, ver primero cmo os
afectaba esa cosa. Si pareca divertido, siempre podra ponerme a tono haba una
pequea lucecita roja brillando en medio del casco de Tod.
Apgalo, cabrn dijo Cage. Yo... yo no... en tu maldito... tu asqueroso y
maldito...
No? Cage pudo ver una sonrisa tras el casco. To, eres una figura pblica. A
todos nos pertenece un trozo de ti.
Tod dijo Wynne. No lo saques de quicio.
La luz roja desapareci. Se subi el visor y tom la mano de ella. Dej a Cage y se
march con ella.
Demos un paseo, Wynne. Quiero hablarte.
Mientras los vea irse juntos, Cage se sinti como si se hubiera petrificado. La haba
perdido. La muchedumbre se arremolin tras ellos y desaparecieron.
Eres Tony Cage? se volvi sin comprender hacia una mujer de mediana edad,
que llevaba un vestido de emociones. Pas del azul a un verde plateado cuando llam
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El sanitario mir brevemente a Tod, luego tom la jeringa y regres hacia las piedras
erectas. Tod dud, volvindose hacia Cage.
Qu le dijiste? Cage intent levantarse.
l puso su brazo alrededor de los hombros de Cage para ayudarlo.
Ests bien?
Se lo dijiste? Le dijiste que era mi hija?
Eso es lo que ella cree. Discutimos sobre eso.
Era mi amante. Supongo que ya lo sabes. Vino una noche. Ambos estbamos
volados. No pude... no pude rechazarla.
Tod mir adelante.
Eso me cont ella. Me dijo que era culpa suya. Entonces le dio un espasmo.
No Cage an poda verlo por s mismo; nunca podra dejar de verlo. Yo estaba
solo, as que me asegur de que ella tambin lo estuviera. Y a eso lo llam amor las
palabras casi se le atragantaron. Dnde est? Llvame a su lado comenzaron a
caminar. Tod, t la amas?
No s, to lo pens durante un momento. Siento que es algo parecido a eso.
Ella estaba inconsciente, pero el espasmo haba pasado y el sanitario dijo que sus
signos vitales eran buenos, Cage fue con Tod al hospital. Esperaron todo el da; hablaron
de todo menos de lo que realmente les preocupaba. Cage se dio cuenta de que haba
cometido una equivocacin con Tod. Tamos errores. Cuando finalmente Wynne recobr la
consciencia, Tod fue a verla. Solo.
No estoy dijo Cage. Dile que me he ido.
No puedo hacer eso.
Dselo!
A Tod slo le dejaron estar diez minutos. Cage estuvo todo el rato preocupado de que
Tod le llamara.
Se encuentra bien?
Lo parece. Pregunt por ti. Le dije que habas vuelto a tu habitacin a dormir. Le dije
que vendras maana. La van a tener aqu esta noche.
Me voy. Tod Cage le tendi la mano. No me volvers a ver.
Qu? No puedes hacerle eso, to. Ella vio algo esta maana, algo que le hace
sentirse endiabladamente culpable. Si t simplemente te marchas, ella se va a sentir peor.
No lo entiendes? Le debes a ella el quedarte.
Cage dej caer su mano a un lado.
Quieres que sea una especie de hroe. Tod. El problema es que soy un cobarde,
siempre lo he sido. Yo tambin vi algo hoy y dedicar el resto de mi vida a olvidarlo. Ella...
los dos estaris mejor sin m.
Tod lo agarr por los hombros.
Por supuesto que t vas a verla maana. Escucha, to! Si es que realmente la
quieres...
La quiero Cage se solt tanto como a m mismo.
Esa misma noche tom la lanzadera desde Heathrow a Shanon. Saba que Tod tena
razn; huir era cruel y egosta. Tod poda pensar lo que quisiera, nunca podra saber
cunto le haba dolido abandonar a Wynne de esta manera... Si Cage escapaba, lo haca
lleno de dolor. Esperaba que Wynne entendiera. Alguna vez. Su bella Wynne. Necesit
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varios das para poner en orden sus asuntos. Le dej una fortuna en acciones de la
Western Amusement. Grab una cinta despidindose de ella.
Una neblina envuelve la tierra. La bruma pizarrosa de la baha de Galway le recuerda a
Cage la arenisca. La cpsula criognica le espera, programada para cien aos. No sabe
si esto ser suficiente para salvarla. O para salvarse l. Sabe que probablemente no la
ver ms, pero por un tiempo, al menos, estar en paz. Dormir el sueo inescrutable de
las piedras.
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Bruce Sterling
PETRA
Greg Bear
Greg Bear vendi su primer cuento corto en 1966, cuando tena quince aos. Se puso
en forma entre finales de los setenta y principios de los ochenta, cuando un aluvin de
cuentos y novelas lo convirtieron en un escritor que haba que seguir de cerca.
El trabajo de Bear est profundamente enraizado en la mejor tradicin intelectual de la
ciencia ficcin. Escritor prolfico y a la vez disciplinado, premia por encima de todo el rigor
especulativo y el respeto por los hechos cientficos. Esta actitud lo liga a la ciencia ficcin
dura tradicional, a pesar de su muy alabado trabajo de fantasy.
A medida que su carrera avanzaba, comenz a destacar con fuerza su gran capacidad
imaginativa, logrando un impacto an mayor gracias al disciplinado oficio que haba
aprendido anteriormente. Esta combinacin ha producido una ciencia ficcin dura
genuinamente radical, de un poder visionario excepcional, demostrado en novelas
ampliamente alabadas como Blood Music o Eon.
El relato que viene a continuacin, publicado a principios de 1982, marc el salto
cuntico de Bear, desde los lmites de las concepciones tradicionales hasta un nuevo y
vertiginoso espacio. Con el directo y detallado desarrollo de una idea genuinamente
fantstica, este relato muestra lo mejor de la tcnica de Bear.
Dios ha muerto, Dios ha muerto.... Perdicin! Cuando Dios muera, lo sabrs.
Confesiones de San Argentino
Soy un feo hijo de piedra y carne, no se puede negar. No recuerdo a mi madre. Es
posible que me abandonara al poco de nacer. Es ms que probable que est muerta. A
mi padre, una cosa picuda y de media ala, si es que se parece a su hijo, no lo he visto
nunca.
Por qu un desgraciado as ha de aspirar a convertirse en historiador? Creo que
puedo remontarme al momento en que hice esta eleccin. Se halla entre mis recuerdos
ms tempranos, y por lo tanto debe de haber ocurrido hace unos treinta aos, aunque no
estoy seguro de cuntos viv antes de este momento, aos ahora perdidos para m.
Estaba en cuclillas tras las gruesas y polvorientas cortinas de un vestbulo escuchando a
un sacerdote instruir a otros novicios, todos de carne pura, sobre Mortdieu. Sus palabras
an permanecen vivas en m.
Hasta donde yo pueda alcanzar dijo, Mortdieu acaeci hace setenta y siete
aos. Algunos estudiosos niegan que la magia reinara en el mundo, pero pocos niegan
que Dios, como tal, haba muerto.
Sin lugar a dudas, eso es decirlo suavemente. Todos los pilares de nuestro gran
universo se derrumbaron, el eje se movi, las puertas csmicas se cerraron y las reglas
de la existencia perdieron sus cimientos. El sacerdote prosigui, con tono mesurado y
respetuoso, la descripcin de tal poca.
Tengo odo de sabios que hablaban sobre un lento declive. Donde el pensamiento
humano posea fortaleza, la violenta sacudida de la realidad se redujo a un temblor.
Donde el pensamiento era dbil, la realidad desapareca por completo, tragada por el
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Bruce Sterling
caos. Cada espejismo se volvi tan real como la materia slida su voz tembl
emocionada. Un dolor cegador, la sangre encendindose en nuestras venas, los
huesos rompindose y la carne convirtindose en polvo. El acero fluyendo como lquido.
mbar lloviendo del cielo.
Multitudes reunidas en calles que va no seguan mapa alguno, si es que los mapas no
haban cambiado por s solos. No saban qu hacer. Sus dbiles mentes, incapaces de
aferrarse a...
Para empezar, la mayora de los humanos, as lo entiendo, eran sin duda demasiado
irracionales. Muchas naciones se desvanecieron o se volvieron torbellinos
incomprensibles de miseria y depravacin. Se dice que ciertas universidades, bibliotecas
y museos sobrevivieron, pero en la actualidad tenemos poco contacto con ellos.
Pienso a menudo en esas pobres vctimas de los primeros das de Mortdieu. Saban de
un mundo con cierta estabilidad; nosotros nos hemos adaptado desde entonces. Se
asombraron de las ciudades que se volvieron bosques, de las pesadillas que se hicieron
realidad ante sus ojos. Osadas cornejas se asentaron en las ramas de rboles que otrora
fueron edificios, los cerdos corran por las calles sobre sus patas traseras... y sucesos
similares. (El sacerdote no animaba a la contemplacin de las rarezas. La excitacin,
as deca, alienta ms monstruos todava.)
Nuestra catedral sobrevivi. La racionalidad en el vecindario, en cambio, se haba
debilitado unos siglos antes de Mortdieu, y nicamente la haba reemplazado una suerte
de frmula. La catedral sufra. Los supervivientes, los clrigos y los empleados, devotos a
la busca de un santuario, tuvieron infelices visiones, tuvieron sueos desgraciados. Vieron
cobrar vida a los ornamentos de piedra de la catedral. Con alguien a quien ver y creer, en
un universo desprovisto de otro fundamento, mis antepasados se desprendieron de la
piedra y se transformaron en carne. Siglos de celibato espiritual pesaban sobre ellos.
Cuarenta y nueve monjas que se haban procurado refugio en la catedral fueron
descubiertas, y adems no eran completamente aborrecibles, por lo que circulan algunas
versiones indecentes del relato. Mortdieu provoc un imprevisible efecto afrodisaco entre
los fieles, y la copulacin tuvo lugar.
No se ha definido el perodo de gestacin, porque en aquella poca la gran rueda de
piedra no se haba puesto en movimiento, hacia delante y hacia atrs, para contar las
horas. Ni nadie haba recibido la silla de Kronos para vigilar la rueda, y proveer as las
reglas para la actividad cotidiana.
Pero la carne no rechaz la piedra, y vinieron al ser los hijos e hijas de carne y piedra,
entre los que me cuento. Todos aquellos que fornicaron con las figuras inhumanas
parieron jvenes monstruosos, bien para criarlos, bien para rechazarlos hacia los
escondidos rincones de ms arriba. Aquellos que aceptaron el abrazo de los santos de
piedra y de otras estatuas con forma humana sufrieron menos, pero aun as, fueron
desterrados a los lugares ms altos. Se erigi un andamio de madera, dividiendo la gran
nave en dos pisos. Una carpa se tendi sobre el andamio, a fin de prevenir la cada de
desperdicios, y en el segundo piso de la catedral, los retoos ms humanos de carne y
piedra se dispusieron a crear una nueva vida.
He intentado durante mucho tiempo descubrir cmo renaci en el mundo algo similar al
orden. La leyenda dice que fue el arquiexistencialista Jansard, crucificador del amadsimo
San Argentino, quien, percibiendo y arrepintindose de su error, descubri que la mente y
el pensamiento podan aquietar el espumoso ocano de la realidad.
El sacerdote concluy su leccin, abreviada en demasa, detenindose someramente
en este punto.
Con la clausura de la vigilante mirada de Dios, la humanidad tuvo que buscar y
asirse al tejido de un mundo que se deshilachaba. Aquellos que permanecan con vida,
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Bruce Sterling
aquellos que tuvieron la sabidura suficiente para evitar que sus cuerpos se
desmembraran, se transformaron en la nica fuerza cohesiva en el caos.
Haba aprendido suficientes palabras para entender lo que deca; mi memoria era
buena, todava lo es, y naci en m la curiosidad por saber ms.
Deslizndome por los muros de piedra, tras las cortinas, escuch a otros sacerdotes y
monjas entonar las escrituras para los rebaos de nios de carne. Esto ocurra en el piso
de abajo y me encontraba en grave peligro, pues las gentes de carne consideran
abominaciones a los de mi estirpe.
Logr robar un salterio y aprend a leer. Rob otros libros tambin. Estos describan mi
mundo, al permitirme compararlo con otros. Al principio no poda creer que otros mundos
hubieran existido jams. Todava albergo dudas. Puedo asomarme al pequeo ventanuco
redondo, a un lado de mi habitacin, y contemplar el gran bosque y el ro que rodean la
catedral, pero no puedo ver nada ms. De modo que mi experiencia de otros mundos est
muy lejos de ser directa.
No importa. Leo mucho, pero no soy un acadmico. Lo que me ocupa es la historia
reciente, el ltimo apartado de esa hora germinal de la que hablaba el sacerdote. Desde
lo metafsico a lo ntimamente personal.
Soy pequeo, apenas tres pies de alto, pero puedo correr con rapidez a travs de casi
todos los pasadizos secretos. Esto me permite observar sin llamar la atencin. Puede que
sea el nico historiador de todo el sector. Otros que reclaman para s este oficio ignoran lo
que est delante de sus ojos, pues buscan las verdades ltimas, o al menos las Grandes
Perspectivas. Por eso, si prefers la historia donde el historiador no est implicado,
buscadla en otros. Siendo objetivo, tanto como puedo, tengo mis temas favoritos...
En la poca en la que mi historia comienza, los nios de carne y piedra buscaban an
al Cristo de Piedra. Aquellos de nosotros nacidos de la unin de la piedra de santos y
grgolas con las monjas desnudadas creamos que nuestra salvacin se encontraba en el
gran clibe de piedra, quien haba venido a la vida con todas las dems estatuas.
De menor importancia era la relacin secreta entre la hija del obispo y un joven de
piedra y carne. Tales relaciones estaban prohibidas incluso entre los de carne pura. Y
como esos dos amantes no estaban casados, su pecaminosa relacin me intrigaba.
Su nombre era Constantia, y tena catorce aos, miembros esbeltos, el pelo oscuro y el
pecho maduro. Sus ojos reflejaban la estulta suerte de la existencia divina, propia de las
nias de tal edad. El nombre de l era Corvus, y tena quince aos. No recuerdo con
exactitud sus rasgos, pero era lo suficientemente bello y diestro; poda trepar por el
andamio casi tan rpidamente como yo. Primero los espi mientras hablaban, durante
uno de mis frecuentes pillajes en el depsito para robar otro libro. Se hallaban entre las
sombras, pero mis ojos son agudos.
Hablaban quedamente y con desasosiego. Mi corazn sufri al verlos y al pensar en su
tragedia, pues saba sin duda que Corvus no era de carne pura y que Constantia era la
hija del mismsimo obispo. Imagin al viejo tirano aplicando el castigo acostumbrado a
Corvus, por quebrar las reglas de los pisos y de la moralidad. Pero su hablar era de una
dulzura tal que casi ocultaba el hedor a cerrado de la nave inferior.
Has besado antes a un hombre?
S.
A quin?
A mi hermano.
Y a quin ms? su voz era cortante, pareca decir: matara a tu hermano.
A un amigo llamado Jules.
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Cierto contest.
As que, djame solo con mi tristeza parpade. Y ojal consigan todava ms
poder.
El obispo de la catedral era un anciano. Se deca que no era obispo antes de Mortdieu,
sino un vagabundo que lleg durante el caos, antes de que el bosque tomara el lugar de
la ciudad. l mismo se autoproclam la cabeza rectora de esta seccin del antiguo
dominio de Dios, diciendo que as haba sido dispuesto para l.
Era de corta estatura, entrado en carnes, con enormes y peludos brazos como las
pinzas de una tenaza. Una vez mat a una grgola con el simple apretn de su puo, y
las grgolas son seres duros, puesto que no tienen tripas como t (supongo) y como yo.
El pelo que rodeaba su calva era blanco, espeso y enmaraado, y sus cejas se inclinaban
hacia su nariz con maravillosa flexibilidad. Entraba en celo como los cerdos, coma
abundantemente y defecaba lquido (lo s todo). Un hombre de su tiempo, si es que
alguna vez hubo alguno.
Suyo era el decreto por el que aquellos de carne impura deban ser apartados y
aquellos otros que no tuvieran forma humana, matados en cuanto se les viera.
Cuando volva de la cmara del gigante, vi que la nave inferior estaba alborotada.
Haban descubierto a alguien subiendo por el andamio, y haban mandado tropas para
derribarlo. Por supuesto, se trataba de Corvus. Yo era un escalador ms gil que l y
conoca las vigas mejor, por lo que, cuando se hall atrapado en un aparente callejn sin
salida, fui yo quien le hice un gesto desde las sombras y le indiqu un agujero lo
suficientemente holgado para que escapara. Lo atraves sin detenerse un segundo a
darme las gracias, pero la etiqueta nunca me ha parecido importante. Atraves el muro de
piedra por un nicho del tamao de unos pocos palmos, y rept hasta el fondo, para ver
qu ms suceda. La excitacin era inusual.
Corri el rumor de que una figura haba sido vista con una joven, pero el gento no
saba quin era. Hombres y mujeres entremezclados en la humeante luz, entre las hileras
de chozas, hablaban alegremente. Las castraciones y ejecuciones eran de las pocas
diversiones que haba por entonces. Yo tambin las apreciaba, pero apreciaba ms an a
las potenciales vctimas de ahora, y esto me preocupaba.
La inquietud y el inters hicieron aflorar lo mejor de m. Me deslic por un agujero sin
reparar y ca a un lado del callejn, entre el muro exterior y las chozas. Un grupo de
sucios crios me descubri.
Ah est! aullaron. No ha huido!
Las enmascaradas tropas del obispo pueden pasar libremente por todos los niveles.
Casi estaba acorralado, y cuando intent una ruta de escape, me esperaron en un lugar
estratgico de la escalera, de la cual haba de subir su siguiente tramo hasta arriba, y me
forzaron a retroceder. Me enorgulleca de conocer la catedral desde el stano a los
cimientos, pero entonces ca de mala manera y llegu a un tnel que nunca antes haba
visto. Conduca hacia abajo, hacia un ancho muro de los cimientos. Estaba a salvo, por el
momento, pero temeroso de que tal vez encontraran mi despensa de comida y
envenenaran mis recipientes de agua. Aun as, nada poda hacerse hasta que se fueran,
por lo que decid pasar esas angustiosas horas explorando el tnel.
La catedral es una fuente de continuas sorpresas. Ahora comprendo que no conoca ni
la mitad de lo que ofreca. Siempre hay nuevos caminos para ir de ac para all (algunos
creados, lo sospecho, cuando nadie mira) y algunas veces, incluso, nuevos lugares que
descubrir. Mientras las tropas husmeaban desde arriba en el agujero, cerca de la
escalera, donde slo un nio de dos o tres aos podra entrar, segu un tramo de toscos
escalones tallados en la piedra. El agua y el limo hacan el pasaje resbaladizo y
dificultoso. Por un momento, me encontr en una tiniebla ms profunda de lo que nunca
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Bruce Sterling
haba sospechado ver, una oscuridad ms profunda que lo que la mera ausencia de luz
explicara. Luego, abajo, vi un tenue resplandor amarillento. Con ms cautela, aminor el
paso y continu en silencio. Tras una roosa y rudimentaria puerta metlica, puse mi pie
en una estancia iluminada. Despeda olor a piedra desmoronndose, un penetrante
aroma a agua mineral, a limo, y al hedor de una grgola muerta. La bestia, muerta haca
varios meses, estaba tumbada en el suelo de una estrecha cmara, pero todava
apestaba. Ya he mencionado antes que las grgolas son muy difciles de matar, y sta
haba sido asesinada. Tres velas recin encendidas se encontraban en hornacinas
alrededor de la cmara, titilando a cansa de una ligera corriente proveniente de arriba. A
pesar de mis temores, cruc el suelo de piedra, tom una vela e inspeccion la siguiente
seccin del tnel.
Descend durante una docena de pasos, y acab ante otra puerta metlica. All fue
donde detect un olor que nunca antes haba experimentado, el olor de la ms pura de
las piedras, algo as como un raro jade o una piedra virgen. Un sentimiento tal de ligereza
se me subi a la cabeza que casi me ech a rer, pero era demasiado precavido para ello.
Tir de la puerta y un soplo del aire ms fresco y dulce me recibi, como el soplo de la
tumba de un santo, cuyo cuerpo no slo no se corrompe, sino que milagrosamente aleja y
expulsa la corrupcin a los stanos de la nada. Mi pico se abri de asombro. La luz de la
vela se proyect, a travs de la oscuridad, contra una figura que en un principio tom por
un nio. Pero pronto cambi de opinin. La figura tena varias edades al mismo tiempo.
Parpade y se convirti en un hombre de unos treinta aos, bien formado, con una alta
frente y elegantes manos, plido como el hielo. Sus ojos miraban el muro que haba
detrs de m. Hice una reverencia sobre una rodilla y toqu el suelo con mi frente, de la
mejor manera que una fra piedra puede hacer, con las puntas de mis medias alas
temblando.
Perdonadme, Alegra del Deseo del Hombre dije. Perdonadme haba llegado
por casualidad al lugar oculto del Cristo de Piedra.
Ests perdonado dijo cansinamente, tenas que venir tarde o temprano. Mejor
ahora que ms tarde, cuando... tembl Su voz y sacudi Su cabeza. Era muy delgado,
envuelto en un ropaje gris que todava mostraba los desperfectos de siglos a la
intemperie. Por qu viniste?
Para escapar de las tropas del obispo dije.
S asinti. El obispo. Cunto tiempo llevo aqu?
Desde antes de que yo naciera, Seor, sesenta o setenta aos era delgado, casi
etreo, una figura que yo haba imaginado como un rudo carpintero. Baj la voz e
implor. Qu puedo hacer por Vos, mi Seor?
Vete.
No podra vivir con tal secreto dije. Vos sois la salvacin. Vos podis vencer al
obispo y reunir todos los niveles.
No soy ni un general ni un soldado. Por favor, vete y no digas nada.
De pronto escuch una respiracin detrs de m, luego el silbido de un arma. Salt a un
lado, y mis plumas se erizaron cuando la espada de piedra baj y choc contra el suelo, a
mi lado. El Cristo elev Su mano. Todava espantado, vi a una bestia muy parecida a m.
Me devolvi la mirada con ira, refrenada por el poder de Su mano. Debera haber sido
ms cauto; algo tena que haber matado a la grgola y mantenido las velas encendidas.
Pero Seor la bestia habl provocando un eco. Se lo contar a todos.
No dijo el Cristo. No se lo dir a nadie me mir en parte a m, en parte a travs
de m y dijo: Vete, vete.
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Soy Pedro dijo, tambin llamado Simn. Soy la Piedra de la Iglesia, y se dice
que los papas son los herederos de mi tarea.
Yo tambin soy piedra dije, al menos en parte.
As sea, pues eres el heredero de mi tarea. Sigue y convirtete en papa. No adores
al Cristo de Piedra, porque un Cristo es bueno en tanto que acta, y si no acta, entonces
no hay salvacin en El.
La sombra se acerc para darme una palmadita en la cabeza, y vi sus ojos agrandarse
mientras adivinaba mi forma. Murmur ciertas frmulas para despedir a los demonios y
vol por la ventana, para reunirse con sus compaeros.
Imagin que si tal cuestin fuera de hecho llevada al consejo, se decidira bajo ley que
la bendicin otorgada por una persona soada no obligaba a nada. No me import. Este
fue el mejor consejo que nadie, desde que el gigante me dijo que leyera y aprendiera, me
haba ofrecido.
Pero para ser papa se ha de tener una jerarqua de sirvientes, a fin de que cumplan las
rdenes que uno imparte. Las rocas ms grandes no se mueven solas. Por lo que,
henchido de poder, decid aparecer en la nave superior y anunciarme a m mismo a las
gentes.
Requiri un gran coraje presentarse a la luz del da, sin manto, y caminar por la
superficie del andamio, en el segundo nivel, en medio de los corros de vendedores que
disponan el mercado diario. Algunos reaccionaron con el acostumbrado prejuicio e
intentaron golpearme o ridiculizarme. Mi pico los desanim a ello. Sub a una alta
hornacina, y me situ dentro del crculo de luz de una dbil lmpara, aclar mi garganta y
me present. Bajo una lluvia de pomelos podridos y restos de verduras, les dije quin era
y la visin que haba tenido. Enjoyado con goterones de basura, a los pocos minutos baj
de un salto, y vol hacia la entrada de un tnel demasiado pequeo para la mayora de
los hombres. Algunos chicos me siguieron, y uno de ellos perdi un dedo mientras
intentaba cortarme con el fragmento de un cristal coloreado.
Una revelacin abierta no tena valor. Hay distintos niveles de prejuicio y yo estaba en
el ms bajo de cualquier clasificacin posible.
Mi nueva estrategia consisti en encontrar alguna forma de agitar la catedral, de arriba
abajo. Incluso aquellos ms cargados de prejuicios, cuando se los reduce a chusma,
pueden ser dominados por la presencia de alguien obviamente disciplinado y capaz. Pas
dos das enteros recorriendo el interior de los muros. Deba de existir un Callo bsico en
tan frgil estructura como era la iglesia, y a pesar de que no contemplaba su completa
destruccin, quera provocar algo espectacular, inevitable.
Mientras pensaba, colgado del fondo del segundo andamio, sobre la comunidad de
carne pura, la voz gravemente profunda del obispo ruga sobre el alboroto de la multitud.
Abr los ojos y mir hacia abajo. Las tropas enmascaradas sostenan a una figura
arrodillada, y el obispo estaba recitando sobre su cabeza.
Sabed todos los que ahora me os que este joven demonio de carne y piedra...
Corvus, me dije a m mismo, finalmente capturado. Cerr slo un ojo, pues el otro se
neg a perderse la escena.
... ha violado todo lo que consideramos sagrado y debe expiar sus crmenes en este
mismo lugar, maana a esta hora. Kronos! Marca el giro de la rueda! el electo Kronos,
un huesudo viejo con un sucio y grisceo pelo que le llegaba hasta las nalgas, tom un
pedazo de carbn y marc una X en el borde de la corona, tras la cual la rueda silbaba
y atronaba con su giro.
La multitud se entusiasm. Vi a Psalo empujando entre la gente.
Qu crimen? grit. Nombra tal crimen!
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Bruce Sterling
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transportado por la fiebre de la audacia. Todas las vidrieras deban ser despejadas. No
pude decidir cul sera la mejor.
Para el comienzo de la tarde, ya estaba preparado, justo tras la sexta oracin, en la
nave superior. Haba cortado los principales cordajes y debilitado los amarres al
golpearlos con un pico que haba robado en el armero del obispo. Anduve a lo largo de
una alta cornisa, tom una nervadura casi vertical que recorra el muro, hacia el piso
inferior, y aguard.
Constantia estaba contemplando la caja especial de ejecuciones del obispo desde un
balcn de madera. Mostraba en su rostro una expresin entre aterrada y fascinada.
Corvus se encontraba junto a los bancos, al otro lado de la nave, justo en el centro, con
sus verdugos, tres hombres y una mujer.
Yo conoca el procedimiento. La vieja lo castrara y los hombres le cortaran la cabeza.
Estaba vestido con el hbito rojo de los condenados, a fin de ocultar la sangre. La
excitacin de la sangre entre los ms impresionables era lo ltimo que el obispo deseaba.
Las tropas aguardaban alrededor del banco, para purificar el rea con agua perfumada.
No tena mucho tiempo. Podra llevar minutos que el sistema de cordajes y poleas se
moviera y los lienzos comenzaran a caer. Fui a mi puesto y cort los nudos restantes.
Luego, cuando la catedral se llen con un resonante crujido, sub por la nervadura hasta
mi puesto de vigilancia.
Los lienzos tardaron tres minutos en caer. Vi a Corvus mirar hacia arriba, sus ojos
brillando. El obispo estaba con su hija en el balcn. La empuj hacia las sombras. Dos
minutos ms tarde, los lienzos cayeron sobre el andamio superior con un ruido siniestro.
Su peso era excesivo para los remates de la estructura, y sta se derrumb, permitiendo
a la tela caer en cascada, hasta muchos metros ms abajo. Al principio, la iluminacin era
tenue y azulada, filtrada quizs por una nube pasajera. Luego, de un extremo al otro de la
catedral, el fulgor de la luz arroj mi mundo humeante a la claridad. La gloria de miles de
piezas de cristal coloreado, escondidas durante dcadas y apenas tocadas por los
vndalos infantiles, descendi sobre los niveles superiores e inferiores al mismo tiempo.
El grito de la multitud estuvo a punto de arrancarme de mi puesto. Me deslic rpidamente
al nivel inferior y me escond, temeroso de lo que haba hecho. Era ms que la luz solar.
Como el brotar de dos flores, una ms brillante que la otra, las luces de las vidrieras del
transepto dejaron boquiabiertos a quienes las contemplaban.
Los ojos acostumbrados a la oscuridad anaranjada, al humo, la neblina y la sombra, no
podan mirar semejante gloria sin sufrir un radical efecto. Cubr mi rostro y trat de
encontrar un escape adecuado.
Pero el gento creca. Mientras la luz brillaba y ms rostros se dirigan hacia ella, como
girasoles, el resplandor trastorn a ciertas gentes. De sus mentes se vertieron contenidos
demasiado extraordinarios como para ser catalogados con precisin. Los monstruos, sin
embargo, no eran violentos, y la mayora de las visiones no eran horribles.
Las naves inferior y superior brillaron con glorias reflejas, figuras de ensueo y nios
con vestidos de luz jugando. Santos y prodigios surgieron por doquier. Un millar de
jvenes recin creados se acuclillaron en el brillante suelo y comenzaron a contar
maravillas, acerca de nuevas ciudades en el este, y de los tiempos en las que stas
haban existido. Payasos vestidos de fuego entretenan a la gente en las casetas del
mercado. Animales desconocidos en la catedral jugueteaban entre las viviendas,
ofreciendo amigables consejos. Objetos abstractos, bolas dentro de redes de oro y cintas
de seda, cantaban y flotaban alrededor de los accesos superiores. La catedral se convirti
en un gran navo llevando a bordo todos los brillantes sueos creados por sus
ciudadanos.
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Bruce Sterling
Lentamente, desde la nave inferior, las gentes de carne pura escalaban el andamio y
caminaban hacia la nave superior, para ver lo que no vean desde abajo. Vi a las tropas
enmascaradas del obispo arrastrando su miseria por los estrechos escalones. Constantia
caminaba detrs, tropezando, sus ojos cegados por la nueva claridad.
Todos trataban de cerrar los ojos, pero nadie lo logr por mucho tiempo.
Llor. Casi ciego por las lgrimas, me dirig a un sitio ms alto todava, y mir a las
multitudes exaltadas. Vi a Corvus, sus manos atadas con cuerdas, conducido por la vieja.
Constantia lo vio tambin, y se miraron como extraos, luego se cogieron de las manos lo
mejor que pudieron. Ella tom prestado un cuchillo de uno de los soldados de su padre y
cort las ataduras. Alrededor suyo, los ms brillantes de entre todos los sueos
comenzaron a girar; blanco puro, rojo sangre y verde mar, fundindose con las visiones
de todos los nios que ellos daran a luz inocentemente.
Les di unas pocas horas hasta que recuperasen el juicio, hasta que yo mismo lo
recuperara tambin. Luego me elev sobre el abandonado podio del obispo y grit sobre
las cabezas de los del nivel inferior.
Ha llegado el momento! grit. Debemos unirnos, debemos unirnos!
Al principio me ignoraron. Tena suficiente elocuencia, pero su excitacin era todava
demasiado grande. Por lo tanto, esper un poco, comenc a hablar de nuevo y me
gritaron para acallarme.
Monstruo! y me sacaron de all.
Me deslic por los escalones de piedra, encontr el estrecho agujero y me escond all,
hundiendo mi pico entre las alas, preguntndome qu haba salido mal.
Sorprendentemente me llev mucho tiempo darme cuenta de que, en mi caso, era menos
el estigma de piedra que la fealdad de mi forma lo que haba acabado con mi esfuerzo por
el liderato.
Sin embargo, haba abierto el camino para el Cristo de Piedra. Sin duda, me dije a m
mismo, ahora El podra ocupar su lugar. De modo que me deslic a travs del largo tnel
hasta que llegu a la escondida cmara de iluminacin amarillenta. Todo estaba tranquilo
all. Primero me encontr con el monstruo de piedra, que me mir suspicazmente con sus
grises ojos relampagueando.
Has vuelto me dijo.
Abrumado por su mal humor, asent sonriendo y le ped que me llevara ante el Cristo.
Duerme.
Novedades importantes.
Qu?
Buenas nuevas.
Entonces, dmelas.
Slo l las puede escuchar.
Del otro lado del iluminado rincn, vino el Cristo, que pareca mucho ms viejo ahora.
De qu se trata? pregunt.
He preparado Vuestro camino dije. Simn, llamado Pedro, me elijo que yo era el
heredero de su legado, y que deba precederos.
El Cristo de Piedra sacudi su cabeza.
Crees que soy la fuente de donde manan todas las bendiciones? asent
dubitativo. Qu has hecho all fuera?
Dejar que entre la luz dije.
Sacudi su cabeza lentamente.
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Entonces, dominado por una reaccin refleja, sac su No-konos y dispar. El fogonazo
de la luz estroboscpica le provoc un susto de muerte. Se estremeci y, volvindose con
su cola extendida hacia l, desapareci.
Un sbito e inexplicable anhelo lo abrum. Dej caer la cmara y nad tras ella,
moviendo las piernas rpidamente y ayudndose con ambos brazos. Cuando alcanzaba
el borde de un abismo de cien pies de fondo, movi la linterna en un arco que, finalmente,
atrap una ltima y breve visin de ella, bajando hacia el oeste. Luego se desvaneci.
Encontr a Beth en la superficie, temblando enfurecida. De quin puetas fue la
idea de dejarme all as de sola?
Pas un miedo de muerte. Ya oste lo que ha dicho el to se sobre los tiburones.
Vi algo dijo Campbell.
Jo-di-da-men-te-bi-en su lnea de flotacin baj y Campbell vio cmo le alcanzaba
una ola a la altura de la boca. Escupi y dijo: Lo viste de verdad o saliste corriendo
enseguida?
Infla tu chaleco dijo Campbell sintindose aturdido y desolado antes de que te
ahogues le dio la espalda y nad hacia el bote.
Recin duchado, sentado fuera de la cabaa, a la luz de la luna, Campbell comenz a
dudar de s mismo.
Beth ya estaba acurrucada, con un camisn de algodn, cerca de su lado de la cama.
Se quedara all, Campbell lo saba, como algunas veces, sin preocuparse de cerrar los
ojos, hasta que l se durmiera. Haban sido sus ensoaciones diurnas, recurrentes y
obsesivas, las que les haban trado a esta isla. Cmo poda saber que no haba tenido
una alucinacin con una criatura, all, en el arrecife?
Le dijo a Beth que tenan suerte de haber sido elegidos para aquellas vacaciones
solicitadas meses antes. De hecho, sus fantasas haban arruinado su concentracin en el
trabajo tan claramente que la compaa le haba ordenado o bien ir a la isla, o bien
someterse a una batera completa de tests psicolgicos.
Haba estado ms asustado de lo que estaba dispuesto a admitir. Las fantasas haban
progresado desde una violencia suave, como estar rompiendo su pantalla de CTR, hasta
la loca y siniestra imagen de l mismo, fuera de las ventanas cerradas de su oficina,
simplemente flotando all entre el smog blanquecino, a cuarenta pisos de altura y sin
caerse.
Muy por encima suyo, Campbell poda distinguir el logotipo de la compaa, brillando
como un monstruo de cromo y acero que hubiera sido arrancado recientemente de su
estado larval.
Sacudi la cabeza. Obviamente necesitaba dormir. Slo una buena noche de
descanso, se dijo, y las cosas volveran a la normalidad.
De madrugada, Campbell sali en la barca de buceo mientras Beth dorma. Estaba
distrado, de mal humor, y adems le molestaban unas sombras en el borde del ojo.
El monitor de buceo se le acerc mientras se cambiaban de tanques y le pregunt:
Ests preocupado por algo?
No dijo Campbell. Estoy bien.
Ya sabes que no hay tiburones en esta parte del arrecife.
No es eso dijo Campbell. No hay problema. De verdad.
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Bruce Sterling
Se fij en la expresin de los ojos del monitor; otro caso de exceso de trabajo. La
compaa deba de mandarlos por docenas, pens Campbell. Los ejecutivos
completamente estresados y las vctimas de las salas de juntas, todos con la misma
mirada inerte.
Esa tarde bucearon en un pequeo barco naufragado en la punta este de la isla. Beth
se emparej con otra mujer, por lo que Campbell se qued con la pareja de la maana, un
piloto calvo de la oficina de Cincinnati.
Los restos del naufragio no eran ms que un casco, una concha vaca, y Campbell flot
a un lado, mientras que los otros gateaban sobre la madera podrida. Todo propsito haba
desaparecido, quedando slo la sensacin de ingravidez y la ausencia de color en el agua
profunda.
Despus de la cena sigui a Beth al patio. Haba perdido la medida del tiempo que
haba estado contemplando las nubes reflejadas sobre el agua oscura, cuando ella dijo:
No me gusta este sitio.
Campbell volvi su mirada hacia ella. Estaba radiante y fresca con su camisa de lino
blanco, las mangas recogidas, su pelo todava hmedo, anudado en un moo adornado
con una orqudea. Haba estado tomando a sorbos un brandy desde que terminaron la
cena, y ella le sorprendi otra vez con su habilidad para habitar un universo mental
completamente separado del suyo.
Por qu no?
Es mentira. Irreal. Toda la isla agit levemente el brandy pero no bebi. Qu
negocios puede tener una compaa americana que posee toda una isla? Qu le ha
pasado a la gente que viva aqu?
Primero dijo Campbell, es una compaa multinacional, no slo americana. Y la
gente todava vive aqu, simplemente ahora tienen trabajo en vez de morirse de hambre.
Como siempre, Beth lo pona a la defensiva, pero l no estaba tan preocupado por la
americanizacin de la isla como le gustara. Haba imaginado nativos con guitarras y
maracas, no con radiocassettes que vomitaban reggae electrnico y neo-funk. La cabaa
donde dorman l y Beth era una especie de cpula geodsica con aire acondicionado,
cmoda, pero echaba de menos el ruido del mar.
Sencillamente, no me gusta dijo Beth. No me gustan los proyectos secretos de
mxima seguridad que hay que mantener cerrados tras alambradas electrificadas. No me
gusta una compaa que trae aqu gente de vacaciones como otros tiran un hueso al
perro.
O una ramita a un hombre que se ahoga, pens Campbell. Tena tanta curiosidad
como cualquiera por las instalaciones de la punta este de la isla, pero, desde luego, sa
no era la cuestin. Beth y l estaban dando los pasos de un baile que, Campbell ahora lo
vea, terminara inevitablemente en divorcio. Todos sus amigos se haban divorciado una
vez al menos, y un matrimonio que duraba dieciocho aos pareca tan anacrnico como
un Chevy de 1957.
Por qu no lo admites claramente? dijo Campbell. Sencillamente, lo nico que
no te gusta de la isla es el hecho de tener que estar aqu conmigo ella se levant y
Campbell sinti, con unos celos aletargados, la atencin de todos los hombres a su
alrededor.
Te ver luego dijo ella, y todas las cabezas se volvieron para seguir el ruido de sus
sandalias.
Campbell pidi otro Salva Vida y la contempl bajando la colina. Los escalones
estaban iluminados con farolillos japoneses rodeados por flores de colores naranja y
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prpura intenso. Cuando alcanz la fila de cabaas en la arena, ya no era ms que una
sombra, y Campbell ya casi haba terminado su cerveza.
Ahora que se haba ido, se sinti vaco y un poco mareado. Mir sus manos, an
arrugadas por las largas horas pasadas en el agua, y con corles y raspaduras de tres das
de actividad fsica. Manos suaves, las manos de un oficinista, un hombre de despacho.
Manos que manejaran lpices o teclearan en un CRT durante los prximos veinte aos,
y luego se retiraran para usar el control remoto de una televisin de pantalla grande.
La densa cerveza, con sabor a caramelo, se le estaba subiendo. Mene la cabeza y se
levant para ir al bao.
Su reflejo brill y se distorsion en el espejo envolvente del lavabo del bao. Se dio
cuenta de que quera demorarse, para permanecer fuera del fro y estril aire de su
cabaa tanto como pudiera.
Y luego vendran los sueos. Se haban vuelto peores desde que haban llegado a la
isla, ms vividos e inquietantes cada noche. No poda recordar los detalles, slo los lentos
y erticos estremecimientos sobre su piel, una sensacin de flotar en un agua ligera y
cristalina, de rodar sobre sbanas sedosas. Se despertaba de estos sueos respirando
ansiosamente, como un pez que se ahoga, su pene erecto y palpitando.
Llev otra cerveza a su mesa, sin apetecerle realmente, slo porque necesitaba
sostener algo entre las manos. Su atencin se dirigi vagamente a una mesa en un nivel
ms bajo, donde una mujer bastante inspida estaba hablando con dos hombres con
gafas y camisas de manga larga. No poda entender qu le resultaba tan familiar en ella
hasta que agit su cabeza en un gesto de confusin y la reconoci. Las amplias mejillas,
los ojos claros.
Pudo escuchar el latido de su propio corazn. Era entonces alguna clase de
novatada? Una mujer disfrazada? Pero, entonces, qu pasaba con las branquias que
haba visto en su cuello? Cmo diablos se haba movido tan rpido?
Ella se levant e hizo un gesto de disculpa a sus amigos. La mesa de Campbell estaba
cerca de las escaleras, y vio que ella tendra que pasar por ah cuando saliera. Antes de
que pudiera pensarlo, se levant, bloqueando su salida y le dijo:
Perdona.
S? no era fsicamente atractiva, pens, pero algo le impulsaba hacia ella, a
pesar de la anchura de sus caderas, de sus fuertes y cortas piernas. Su cara le resultaba
ms vieja y ms cansada de lo que l haba visto en el arrecife. Pero muy parecida,
demasiado para ser una coincidencia.
Me gustara... Podra invitarla a una copa? quizs me estoy volviendo loco,
pens.
Sonri y sus ojos parpadearon clidamente.
Lo siento. Es muy tarde y maana tengo que trabajar.
Por favor dijo Campbell. Slo un par de minutos pudo sentir su suspicacia y,
tras sta, el brillo de un ego halagado. Se dio cuenta de que no estaba acostumbrada a
que se le acercaran los hombres. Slo quiero hablar con usted.
No ser periodista, verdad?
No, en absoluto busc algo que le hiciera confiar. Trabajo en la compaa. En la
oficina de Houston.
Las palabras mgicas, pens Campbell. Se sent en la silla de Beth y dijo:
No s si debera beber ms. Estoy ya medio borracha.
Campbell asinti y dijo:
As que trabaja aqu.
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As es.
Secretaria?
Biloga dijo ella con un poco de dureza. Soy la doctora Kimberly como no
reaccion a su nombre, ella suaviz las cosas aadiendo: Joan Kimberly.
Lo siento dijo Campbell. Siempre pens que los bilogos eran poco atractivos
el flirteo surgi fcilmente. Tena la misma belleza que la criatura del arrecife, una suerte
de fiera timidez y distante sensualidad, pero en la mujer estaban enterradas ms
profundamente.
Dios mo, pens Campbell, lo estoy haciendo. Estoy intentando seducir a esta mujer.
Mir el bulto de sus pechos, sabiendo cmo seran sin la camisa azul Oxford que llevaba,
y esa percepcin se tradujo en una cierta calidez en su ingle.
Quizs sera mejor que me tomase ese trago dijo ella. Campbell hizo un gesto al
camarero.
No puedo imaginarme cmo tiene que ser vivir aqu elijo l, ver esto todos los
das.
Te acostumbras le contest. Quiero decir, todava conserva esa insoportable
belleza en ocasiones, pero, sabes?, tienes que trabajar, y la vida sigue.
S dijo Campbell. S exactamente a qu te refieres.
Dej que Campbell la acompaara a casa. Su soledad y su vulnerabilidad eran como
un fuerte perfume, tan fuerte que le repela a la vez que le atraa irresistiblemente hacia
ella.
Se detuvo a la entrada de su cabina, otra cpula geodsica, pero sta se encontraba
en lo alto de la colina, oculta por un bosque de palmeras y buganvillas. La tensin sexual
era tan intensa que Campbell pudo ver sus pechos agitarse.
Gracias dijo ella con su profunda voz. Ha sido tan fcil hablar contigo.
Podra haberse dado la vuelta e irse, pero no poda decidirse. La rode con los brazos
y la boca de ella choc torpemente contra la suya. Entonces sus labios comenzaron a
moverse y le meti la lengua ansiosamente. Abri la puerta de golpe, sin apartarse de l,
y casi se caen dentro de la casa.
Se levant, apoyndose sobre sus brazos, y la mir moverse debajo de l. La luz de la
luna a travs de los rboles era verde y hmeda y caa en lentas ondas sobre la cama.
Sus pechos se balancearon de un lado a otro, mientras se estiraba y arqueaba la espalda.
La respiracin era entrecortada. Sus ojos estaban estrechamente cerrados, y sus piernas
le rodeaban, cruzadas como una larga cola bfida.
Antes del amanecer l sali de debajo de su brazo, que le abrazaba, y recogi su ropa.
Cuando sali, ella todava estaba dormida.
No quera volver a su cabaa y, sin pensarlo, se encontr escalando hacia la cima de
la rocosa espina dorsal de la isla para esperar la salida del sol.
Ni siquiera se haba duchado. El perfume y el olor de Kimberly se pegaba a sus manos
e ingles como un estigma sexual. Era la primera infidelidad de Campbell en dieciocho
aos de matrimonio, un ltimo acto, irreversible.
Ya conoca la mayor parte de la jerga. La crisis de los cuarenta y todo eso.
Seguramente haba visto a Kimberly en el bar alguna otra noche y no la recordaba. Haba
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proyectado su rostro en una fantasa de obvias resonancias freudianas acerca del agua y
del renacer.
En la tenue y dispersa luz del amanecer, la laguna apareca gris y la lnea de la barrera
coralina, una mancha ms oscura, rota por sus crestas blancas, curvadas como escamas
en la piel del ocano. Las secas palmeras se mecan en la brisa, y los pjaros de la isla
comenzaron a piar y alborotar al despertarse. Una sombra sali de una de las cabaas de
abajo, en la playa, y escal hacia la carretera, doblada por el peso de una gran maleta y
un bolso de vuelo. Por encima de ella, en el asfalto del aparcamiento, al final de las
escaleras, un taxi se movi silenciosamente hasta detenerse, apagando las luces.
Si hubiera corrido, podra haberla alcanzado e incluso haberla detenido, pero ese vago
impulso nunca creci lo suficiente como para mover sus piernas. En vez de eso se sent
hasta que el sol calent su nuca y sus ojos fueron deslumbrados por la arena blanca y el
agua, cegndole por un momento.
En el lado norte de la isla, frente a la parte ms extensa de terreno, el pueblo de Espejo
se extenda en el lodo, al servicio de la zona turstica y de la compaa. Un sucio camino
descenda atravesndolo, entre el agua aceitosa de las zanjas. Las casas construidas con
bloques de lava sobre los malecones de cemento y los Ford oxidndose en los jardines le
recordaron a Campbell, como envuelto en una pesadilla, un suburbio americano de los
cincuenta.
Los lugareos que trabajaban en las cocinas de la compaa y barran sus suelos
vivan all, y sus nios se peleaban en patios traseros que olan a pescado podrido o se
tumbaban a la sombra, tirando piedras a perros de tres patas. Una vieja venda camisetas
hechas con sacos de harina San Francisco tendidas entre los pilares de su casa. En un
chamizo, bajo una cubierta de plstico verde corrugado, haba pltanos apilados y las
moscas volaban en enjambres sobre pedazos de carne de buey. Y la puerta de al lado
era una farmacia con un descolorido anuncio de Kodak que prometa: Revelado en un
da.
Campbell pestae, encontr la entrada por la parte de atrs, donde un chaval de unos
diez u once aos lea La novela policaca. El chico dej el cmic en el mostrador y
pregunt:
Seor?
Cunto tiempo te llevar revelar esto? pregunt Campbell mostrndole el carrete.
Maana a esta hora.
Campbell se apoy en el borde del mostrador.
Para hoy? pregunt despacio.
Mande?
Campbell sac un billete de veinte dlares y lo puso boca abajo sobre la rayada
madera.
Este medioda?
Un momentito el chico escribi algo en el terminal del ordenador que tena a la
derecha. El chasquido seco de las teclas molest a Campbell. Est bien esta tarde? A
las seis toc el cristal de su reloj y dijo: A las seis.
De acuerdo dijo Campbell. Con otros cinco dlares compr una pinta de Canadian
Club y volvi a la calle. Sinti como si se interpusiera una capa de cristal ligeramente
coloreado y el sol brillara con fuerza a travs de ella. Era un estpido al correr esta clase
de riesgos, desde luego, pero necesitaba esa fotografa.
Tena que saberlo.
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Ancl el bote lo ms cerca posible del lugar donde haba estado la noche anterior.
Tena dos tanques de reserva y le quedaba una media botella de whisky. Bucear borracho
y solo iba contra todas las reglas que cualquier monitor le hubiera enseado, pero una
muerte tonta por ahogamiento le pareca absurdo, incluso indigna de tenerse en cuenta.
Sus pantalones y su chaqueta de buceo, todava hmedos y con la sal de la noche
anterior pegada, le estaban sofocando. Se puso el tanque tan pronto como pudo, y rod
de costado.
El agua templada lo revivi, dejndolo como nuevo. Desinfl su chaleco y se lanz
directo al fondo. Atontado por el whisky y la falta de sueo, trastabill en la arena en un
primer momento, antes de poder neutralizar su balanceo.
En el borde de la sima dud, y luego nad hacia la derecha, siguiendo el borde del
acantilado. Dada su condicin fsica, estaba consumiendo ms oxgeno del que hubiera
deseado e ir ms abajo slo empeorara las cosas.
El reflejo rojizo de una lata de cocacola le lanzaba destellos desde el centro de un
coral. La aplast y se la meti en el cinturn, repentinamente furioso con su compaa y
su imprevista violacin de la isla, furioso con l mismo por dejarles manipularlo y con
Beth, por abandonarle, y con todo el mundo y el gnero humano. Nad moviendo con
fuerza las piernas, atravesando bancos de lucios y de peces azules, sin apenas darse
cuenta del cambiante paisaje, brillantemente coloreado, que se meca bajo su cuerpo.
Algo de la borrachera desapareci con este primer estallido de energa, y gradualmente
baj el ritmo, preguntndose despus de todo qu puetas poda conseguir l. No tena
sentido, pens. Estaba cazando un fantasma, pero no se dio la vuelta.
Todava nadaba cuando choc con la red.
Era casi invisible, una red de monofilamento con mallas de un pie cuadrado, lo
suficientemente fuerte como para detener a un tiburn o a una manada de marsopas.
Intent cortarla con el filo de sierra de su cuchillo de buceo, sin resultado. Estaba cerca de
la punta oeste de la isla, donde la compaa tena la instalacin de investigacin. La red
segua la lnea del arrecife tan lejos como l poda ver y se extenda mar adentro.
Ella era real, pens. Construyeron esto para retenerla dentro, pero cmo consigui
salir?
La ltima vez que la haba visto era cuando ella descenda. Campbell comprob el
manmetro y vio que le quedaba un poco menos de quinientas libras de aire. Suficiente
para llevarle abajo, hasta los cien pies, y volver rpidamente. Lo sensato era volver al
bote y traer de vuelta con l el tanque de reserva.
Sin embargo inici el descenso.
Pudo ver los finos hilos agitarse cuando pas nadando a su lado. Parecan unidos al
coral mismo, por algn procedimiento que nunca podra haber imaginado. Mantuvo sus
ojos ocupados entre el altmetro y el borde de la red. A mayor profundidad de cien pies,
no tendra ya que preocuparse ni por la descompresin ni por el tanque vaco.
A cien pies alcanz el nivel de reserva. Trescientas libras y bajando. Todos los matices
de rojo haban desaparecido del coral, quedando slo los azules y los prpuras. El agua
estaba notablemente ms fra y oscura, y cada aspiracin pareca un rugido en sus
pulmones, como un geiser. Se dijo: diez pies ms, y a 125 pies vio el final de la red.
El bulto a su espalda se enred en el monofilamento y tuvo que retroceder, intentarlo
de nuevo, luchando contra el pnico. De nuevo senta la presin en sus pulmones, como
si estuviera intentando respirar dentro de una bolsa de plstico. Haba visto tanques que
haban sido aspirados tanto que las paredes se abombaron hacia dentro. Los haban
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O su clon.
Campbell de repente se dio cuenta de en cuntos problemas se haba metido.
El chico de la farmacia trabaja para nosotros dijo Kimberly.
El asinti.
Puedes quedarte la fotografa dijo Campbell, quitndose el sudor de los
prpados. Y el negativo.
Seamos realistas dijo ella, tecleando en el CRT y estudiando la pantalla. Incluso
si te permitimos que sigas en tu trabajo, no veo cmo podremos salvar tu matrimonio. Y
luego tienes dos hijos que llevar a la universidad... sacudi la cabeza. Tu mente est
llena de informacin sensible. Hay demasiada gente que pagara para conseguirla, y hay
demasiadas formas de que te puedan manipular. No eres un gran riesgo, seor Campbell
ella irradiaba dolor y traicin, y l quiso desaparecer por la vergenza que senta. Ella
se levant y mir a por la ventana. Aqu estamos construyendo el futuro continu.
Un futuro que ni siquiera nosotros podamos imaginar hace quince aos. Y esto es
sencillamente demasiado valioso como para dejar que nadie lo arruine. Alimento en
abundancia, energa barata, acceso a una red de ordenadores por el precio de un equipo
de televisin, una forma completamente nueva de gobierno.
He visto vuestro futuro dijo Campbell. Vuestros barcos han matado el arrecife en
una milla alrededor del hotel. Vuestras latas de cocacola estn esparcidas por todo el
lecho coralino. Vuestros matrimonios no duran, vuestros nios se drogan y vuestra
televisin es basura. Paso de todo eso.
Viste a ese chico en la droguera? Aprende clculo con su ordenador, y sus padres
ni siquiera saben leer o escribir. Estamos probando una vacuna en seres humanos que
posiblemente curar la leucemia. Tenemos ciruga lser y tcnicas de transplante
revolucionarias. Literalmente.
Es de ah de donde proviene ella? pregunt Campbell sealando la fotografa.
El tono de voz de Kimberly descendi.
Es sinergia, no lo ves? Para hacer transplantes tenemos que ser capaces de clonar
las clulas del donante. Para clonar clulas tenemos que hacer manipulaciones lser en
los genes...
Clonaron tus clulas? Slo por practicar? ella asinti lentamente.
Algo pas. Ella creci, pero su desarrollo se detuvo; mantuvo su forma embrionaria
de la cintura para abajo. No haba nada que pudiramos hacer excepto... mejorarla al
mximo.
Campbell observ la fotografa con ms detenimiento. No, no era el romntico mito que
haba imaginado al principio. La cola tena un aspecto cerleo bajo la dura luz del flash,
los apndices, ms claramente, piernas subdesarrolladas. Contempl la fotografa con
una fascinacin mezclada con repulsin.
Podrais haberla dejado morir.
No. Ella era ma. No tengo mucho y no la hubiera abandonado los puos de
Kimberly se cerraron a sus costados. No es infeliz, sabe quin soy. A su manera, creo
que se preocupa por m se detuvo, mirando al suelo. Soy una mujer solitaria,
Campbell. Pero eso es algo que ya sabes.
La garganta de Campbell estaba seca.
Y qu hay de m? carraspe tratando de tragar saliva. Voy a morir?
No dijo ella T no. Tampoco...
Campbell nad hacia la red. Sus recuerdos eran borrosos y tena problemas para
pensar con claridad, pero poda vislumbrar el hueco en la red y el mar abierto a travs de
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Bruce Sterling
ella. Se hundi fcilmente hasta los 120 pies, sintiendo el agua fra y reconfortante sobre
su desnuda piel. Luego lo atraves, alejndose suavemente del ruido y del hedor de la
isla, hacia una primigenia visin de paz e intemporalidad. Sus branquias vibraron
suavemente mientras nadaba.
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Bruce Sterling
ZONA LIBRE
John Shirley
John Shirley ha atravesado fronteras que ms tarde se han convertido en caminos muy
frecuentados por el ciberpunk. Como msico de rock, estuvo estrechamente ligado al
primer y virulento estallido del punk de la costa oeste. Escritor prolfico cuyo trabajo
incluye novelas tales como City Come-A-Walkin', The Brigade, y el capricho de terror
Cellars, Shirley es muy conocido por su rica imaginera surreal y sus estallidos de extrema
intensidad visionaria.
Zona Libre es un fragmento independiente del ltimo proyecto de Shirley, la triloga
Eclipse. Eclipse narra un vertiginoso futuro global donde el pop, la poltica y la paranoia
entran en un conflicto hipertecnolgico, donde se lucha por la supervivencia. Siempre
pionero, su amplio abanico de influencias alternativas y su tratamiento de los problemas
globales podra muy bien presagiar el surgimiento de una nueva poltica radical a partir de
la ciencia ficcin.
John Shirley vive habitualmente en Los ngeles y toca con su grupo.
Zona Libre flotaba en medio del ocano Atlntico, una ciudad flotante en el eje de las
confluencias de la cultura internacional.
Zona Libre estaba anclada a unas cien millas al norte de Sidi Ifni, una somnolienta
ciudad de la costa marroqu, mecida por una clida y suave corriente, en una zona del
mar raramente afectada por grandes tormentas. Las tormentas que se levantaban all
agotaban su furia en el laberinto de espigones de cemento que, durante aos, la
administracin de Zona Libre haba construido alrededor de la isla artificial.
Originariamente Zona Libre haba sido otra plataforma ms de prospeccin petrolfera
en alta mar. El gigantesco depsito de petrleo, a un cuarto de milla bajo la isla, todava
estaba lleno en ms de tres cuartos. La plataforma de perforacin perteneca
conjuntamente al gobierno marroqu y a una compaa de Texas dedicada al petrleo y a
la electrnica: la Texcorp, la compaa que haba comprado Disneylandia, Disneylandia I
y Disneylandia II, todas cerradas durante el comienzo de la DAO, la Depresin de
Almacenamiento de datos en Ordenadores, tambin llamada la depresin de disolucin.
Un grupo de terroristas rabes, al menos el Departamento de Estado norteamericano
as lo afirmaba, produjo una emisin electromagntica haciendo estallar una pequea
bomba de hidrgeno estratgicamente situada, escondida a bordo de una pequea
lanzadera orbital de rutina. La lanzadera se vaporiz con la explosin, al igual que dos
satlites, uno de ellos tripulado. Pero cuando la DAO golpe, nadie tuvo tiempo para llorar
a los muertos.
La bomba orbital casi dispara el Armaguedn. Tres misiles crucero tuvieron que ser
abortados y, afortunadamente, los soviticos derribaron otros dos, antes de que la clula
terrorista reivindicara la explosin estratosfrica. La mayor parte de la explosin se dirigi
hacia fuera; lo que lleg hacia abajo fue, sin embargo, un efecto colateral de esa
explosin: el PEM, un Pulso ElectroMagntico que, tal como se haba predicho en los
setenta, viaj a travs de millares de kilmetros de cables y circuitos por el continente
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Bruce Sterling
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Bruce Sterling
pisoteados, antes del nuevo esquema de mercado). Los brillos eran tan problemticos
que mucha gente se acostumbr a tener postizos listos para ponrselos cuando salan. Y
sus drogas tambin estaban diseadas para encajar con esta moda. Neurotransmisores
excitadores de todo tipo, antidepresivos, drogas que hacan a uno que pareciera
resplandecer. Los brillos ms ricos tenan cinturones nimbados, que creaban auras
artificiales. Los brillos ms ortodoxos consideraban que esto era de un narcisismo de mal
gusto, lo cual resultaba una broma para los no-brillos, pues para stos todos los brillos
eran floridamente vanidosos.
Rickenharp nunca haba teido o moldeado su pelo excepto para animar su cresta
punk.
Pero Rickenharp no era un punk. Se identificaba con el prepunk de finales de los
cincuenta, de mediados de los sesenta y de principios de los setenta. Rickenharp era un
anacronismo. Simplemente era un rockero tradicional, tan fuera de lugar en el
Semiconductor como lo habra estado un bebop en las discotecas de los ochenta.
Rickenharp mir las tnicas, los monos negros, los grises uniformes, las pulseras
negras, siempre con las mismas formas, como sacados de un molde de galletas; el
bronceado integral y los ubicuos pendientes de forma Colonia FirStep (slo uno, en la
oreja izquierda). Se crea que los minimonos fetichistas de alta tecnologa aspiraban a la
estacin orbital Colonia, con la misma intensidad que los rastas soaron con volver a
Etiopa. Rickenharp pens que resultaba gracioso que los soviticos hubieran bloqueado
la Colonia. Era divertido ver a los minimonos, habitualmente con forma de dron,
antiexhibicionistas, volados con tranquilizantes, reunindose en inquietos grupos y
susurrando acerca de los soviets, con una ira del tipo por-qu-nadie-hace-algo-alrespecto.
La idiotizante regularidad de su msica enlatada golpeaba desde los muros y vibraba
en el suelo. Si uno se apoya en la pared senta en la espina dorsal una vibracin como la
de un martillo neumtico.
Haba unos pocos brillos all, duros y desafiantes, y los brillos eran la mejor esperanza
de Rickenharp para conseguir follar. Tendan a respetar el viejo rock.
La msica ces; una voz aull: Joel Nueva Esperanza!, y crculos de luz aparecieron
en el escenario. La primera actuacin de cable haba llegado. Eran las diez. A l se le
esperaba para abrir la actuacin principal a las once y media. Rickenharp se imagin el
club vacindose cuando l subiera al escenario. No encajaba mucho en ese club. Pero
quizs apareciera un pblico lo suficientemente variado. Las escenas lmite pueden
ayudar.
Nueva Esperanza sali a escena. Un actor de cable, anorxico y quirrgicamente
asexuado; un minimono radical. Un rasgo evidente por su desnudez: slo llevaba una
capa de pintura de spray gris y negra. Cmo mear este to?, se pregunt Rickenharp.
Quizs saliese de esa leve hinchazn de su entrepierna. Un maniqu bailarn. Su
sexualidad estaba encajada en la nuca: un sencillo electrodo de cromo que activaba el
centro del placer del cerebro durante la catarsis semanal, bajo control legal. Pero era tan
flaco, hey, quin sabe, que quizs hubiera ido a un cerebroestim del mercado negro para
conectarse con un pulsador. Aunque se crea que los minimonos estaban absolutamente
de parte de la ley y el orden.
Los cables embutidos en los brazos, piernas y torso de Nueva Esperanza alimentaban
unas clavijas de traduccin de impulsos en el suelo del escenario, hacindole parecer una
marioneta con los hilos invertidos. Pero l era quien manejaba la marioneta. Los largos y
fnebres gemidos saliendo de altavoces ocultos se disparaban gracias a las
contracciones musculares de sus brazos, piernas y torso. Rickenharp pens
condescendientemente que no era malo para ser minimono. Se poda distinguir la
116
Bruce Sterling
meloda, el estribillo formado por su baile, y haba un matiz de mayor complejidad que el
que solan tener los minis... La muchedumbre de minis se mova con sus geomtricas
configuraciones de baile, algo a medio camino entre el baile de discoteca y un baile
rectangular, caleidoscpico, a lo Busby Berkeley, diseado conforme a frmulas que se
supona deba conocer todo aquel que quera participar. Intentar bailar con un estilo libre
en su cerrada coreografa y con su palpable rechazo social expresado en su lenguaje
corporal equivala a ser congelado por un viento polar.
Algunas veces Rickenharp practicaba acid dance en medio de las configuraciones
minimono, simplemente para fastidiar, slo para obligarles a expresar su rechazo. Pero el
grupo le haba obligado a dejar de hacerlo. No alejes a la audiencia en nuestra nica
actuacin, to. Seguramente nuestra jodida ltima actuacin...
El bailarn de cable hizo vibrar unos suspiros de gaita sobre la seccin rtmica
pregrabada. Y las paredes se animaron.
Un buen club, en 1965 o en el 75 o en el 85 o en el 95 deba ser estrecho, oscuro,
cerrado, claustrofbico. Las paredes deban ser, o bien directamente monocromas, todas
negras o de espejo, o deliberadamente abigarradas, camp, cubiertas de cualquier cosa
que perteneciera a la vanguardia del momento, o con grafitos vulgares.
El Semiconductor presentaba estos dos tipos. Comenzaba en plan macho con sus
pareles de un negro cristalino; durante el concierto se transformaba en un travest vulgar
mientras las paredes reaccionaban a la msica con estallidos de color, recorriendo todas
las longitudes de onda en patrones osciloscpicos, desde los tonos blanquiazules hasta el
extremo rojo prpura para el bajo y la percusin. Reaccionando vividamente,
hipnticamente a cada nota. A los minimonos no les gustaban las paredes reactivas. Las
calificaban de cursi y vdeo.
El bailarn recorri el escenario y Rickenharp lo mir grun, tratando de ser justo. Es
simplemente otra forma de rock and roll. Como un cristiano viendo una ceremonia budista;
bueno, al fin y al cabo es slo una manifestacin del Dios nico, pensaba Rickenharp,
pero el rock genuino es mejor. El rock genuino volver. Se lo repetira a todo aquel que
le escuchara, aunque casi nadie le prestaba atencin.
Una caoticista lleg, y l la observ, sintindose menos solo. Los caoticistas estaban
mucho ms cerca de los rockeros autnticos. Llevaba la cabeza rapada, con sus lados
pintados. Una falda hecha con al menos dos centenares de diferentes tejidos sintticos,
cosidos a su cinturn en una suerte de faldelln de telas brillantes. Pechos desnudos con
pendientes de finos tornillos en los pezones. Los minimonos la miraron con asco, ellos
eran recatados y llamar la atencin hacia los pechos les resultaba decididamente horrible.
Ella les devolvi una radiante sonrisa. Sus bellos rasgos semitas estaban embadurnados
con un colorido maquillaje que pareca salpicado al azar. Sus dientes eran afilados.
Rickenharp trag con fuerza, mirndola. Mierda, ella era su tipo.
Slo que... slo que ella llevaba un inhalador de mezcal azul. El signo de interrogacin
de su inhalador colgaba desde la sujecin de su odo derecho hasta justo debajo de la
aleta derecha de la nariz. De vez en cuando bajaba la cabeza y esnifaba un poco del
polvo azul.
Rickenharp tuvo que apartar la mirada, jurando en silencio.
Haba escrito una cancin titulada Intentando seguir limpio.
El mezcal azul, o la sincocana, o la herona, o las anfetamorfinas o el XT2. Pero,
fundamentalmente, le iba el mezcal azul. Y el mezcal azul era adictivo. Y era taann
bueeeno.
El mezcal azul, tambin llamado azul jefe, destilado en la gelatinosa dulzura de
Quaaludes, posea los mejores efectos de la mescalina y la cocana juntas. Pero a
117
Bruce Sterling
diferencia de la coca, no produca el mismo mono. Slo que... slo que si se dejaba de
tomar tras un perodo de consumo regular, entonces el mundo se vaciaba de significado.
De hecho, no produca sndrome de abstinencia. Lo que apareca era una depresin muy
intensa, una sensacin de falta de sentido que pareca asentarse como el polvo y criar
porquera en cada clula del cuerpo del consumidor. No era lo mismo que un mono de
coca pero... pero la gente etiquetaba al mezcal azul como un billete para el suicidio.
Poda hacerte sentir como un minero de carbn cuando la mina se derrumba, como si
uno estuviera enterrado dentro de s mismo.
Rickenharp haba seguido la terapia pagada por sus padres; haba quemado el dinero
de su nico gran xito en azul jefe y narcticos. Apenas haba conseguido
desengancharse. Y ltimamente, antes de que su grupo se peleara, haba comenzado a
sentir de nuevo que mereca la pena vivir la vida.
Mientras vea a la chica con el inhalador pasar a su lado y usarlo, Rickenharp se sinti
tocado, perdido, como si hubiera visto algo que le recordara a una amante perdida. El
sndrome del ex consumidor. Dolor por la culpa de haber dejado plantada a su droga.
Y pudo imaginar el dulce picor de la sustancia en las aletas de la nariz, el suave y
tenue sabor a frmaco en la parte posterior del paladar; o cuando uno se atiborraba, esa
explosin de fluorescente confianza, confianza que se poda sentir somticamente del
mismo modo que se sienten los labios de una mujer en la polla; era el retroalimentado
bucle autoertico del mezcal azul. Imaginndolo, tuvo un vislumbre de la sensacin, un
tantalizador y febril fantasma. Poda saborearlo de memoria, olerlo, sentirlo... Vindola
usarlo le trajo de vuelta centenares de iridiscentes recuerdos. Y un casi irreprimible deseo.
(Mientras una vocecita en el fondo de su cabeza intentaba avisarle: Eh, recuerda que
esa mierda te hace desear morir cuando no te queda ms; recuerda que te hace sentirte
demasiado seguro y aburrido; recuerda que devora tus rganos internos..., una dbil
vocecita... )
La chica lo estaba mirando. Un imitador guio.
El la salud con la mano.
La vocecita aument su volumen y le dijo: Rickenharp, si vas con ella, si vas con ella,
acabars tomndolo.
Se dio la vuelta con un angustiado espasmo interior. Se fue, tropezando entre la oleada
de sonidos y luces y gente monocroma, hacia los vestuarios. A por la guitarra y los
cascos, y el ms seguro mundo de los sonidos.
Rickenharp estaba escuchando un ejemplar de coleccionista, una cinta de la Velvet
Underground de 1968. Estaba puesta en su audioestim. La cancin era: White Light /
White Heat. Los guitarristas hacan cosas que hubieran obligado a decir al barn
Frankenstein: Hay cosas que no se crearon para que los hombres las conocieran.
Ajust el audioestim un poco ms hacia dentro, para que las vibraciones hicieran temblar
el hueso en torno a su odo, y haciendo as que los escalofros se transmitieran
atravesndolo en armona con los acordes de la guitarra. Tom un visorclip para
acompaar a la msica; un documental de pintores expresionistas. Escuchar a la Velvet
mientras se contempla a Edvard Munch. To!
Y entonces Julio clav un dedo en su hombro.
La felicidad es fugaz murmur Rickenharp, mientras echaba el visorclip hacia
atrs. El visor pareca como esos espejos de observacin sujetos a una banda que los
doctores usaban antes, slo que la pantalla que se bajaba a la altura de los ojos era
cuadrada, como un retrovisor. Algunos de estos visores venan acompaados de una
cmara clip para el ojo y un campoestim. El campoestim se llevaba en la espalda, pegado
a la piel como si fuera un ligero cors. La cmara elega una imagen de la calle por donde
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Bruce Sterling
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Llevaba lentillas plateadas. Miraba sus diez reflejos plateados, como de un tnel de los
horrores, en sus uas pintadas de espejo; abrumadoramente triste.
Julio, s, pareca que Rickenharp le importaba una mierda, y quera el cambio.
Desde luego slo era fiel a Rickenharp hasta cierto punto. Pues tambin era un
conformista. Quizs discutira a favor de Rickenharp, pero al final se decidira por el
consenso. Julio tena un brillante y rizado pelo portorriqueo, peinado en un ancho tup
sobre su cabeza. Tena el rostro y las pestaas de mujer. Llevaba como pendiente una
barrita plateada y vesta el clsico cuero negro del retrorock, como Rickenharp.
Juguete con la calavera de su anillo, devolviendo un bufido a su sonrisa y mirndola
como si le preocupara enormemente que uno de los falsos rubes de cristal que formaban
sus ojos estuviera a punto de caerse.
Murch era una gorda babosa con un corte al rape. Era un batera mediocre, pero era un
batera, una especie de msico al borde de la extincin.
Murch es raro como un dod haba dicho Rickenharp una vez, y esto no es todo
lo que l tiene en comn con los dods.
Murch llevaba gafas con montura de hueso y cristales oscuros, y siempre haba una
botella de Southern Confort sobre su rodilla. Southern Confort era parte de su vestimenta.
Iba a juego con sus camperas de vaquero, o al menos as lo crea.
Murch miraba a Rickenharp con franco descontento. No tena cabeza para fingir.
Que te jodan, Murch dijo Rickenharp.
Eh? No he dicho nada.
No hace falta. Puedo oler tus pensamientos. Hieden lo suficiente como para tumbar a
cualquiera Rickenharp se levant y mir a los otros. S lo que os pasa por la cabeza.
Dadme una ltima actuacin buena. Despus tendris lo que queris.
La tensin levant sus alas y desapareci.
Pero otro pjaro se asent en la sala. Rickenharp lo vio con el ojo de la mente: era el
pjaro del trueno. Hecho a medias con la pintura del pjaro del trueno de un tipi indio y a
medias con las piezas cromadas de un pjaro T1. Cuando extendi sus alas, las plumas
brillaron como pulidos parachoques. Tena dos luces indicadoras en su pecho, y cuando
el grupo recogi sus instrumentos para salir a escena, las luces indicadoras se
encendieron.
Rickenharp llevaba su Stratocaster en un estuche negro. El estuche estaba vendado
con cinta aislante y con desteidas pegatinas medio despegadas. Pero la Strat estaba
inmaculada. Era transparente, con sus lneas agresivamente curvadas como las de un
deportivo.
Bajaron hacia el escenario por el corredor de ladrillos revocados. El corredor se
estrechaba tras el primer giro, por lo que tenan que caminar de uno en uno, sosteniendo
los instrumentos
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Bruce Sterling
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puente de cromo que sujeta las cuerdas, y Ponce con un tema limpio, magnficamente
redundante, con el sintetizador ajustado al registro de metales. Todo el grupo sinti la
qumica como una placentera descarga elctrica, como el gratificante shock de sus egos
individuales convirtindose en un ego grupal. Algo ms all del placer sexual.
La audiencia escuchaba, pero se resista. No queran que les gustase. Aun as, el lugar
estaba abarrotado, no por Rickenharp, sino por la reputacin del club, y todos esos
cuerpos empaquetados creaban un atmosfrico exoesqueleto sensitivo y l saba que eso
los haca vulnerables. El saba qu tocar.
Sintiendo que comenzaba a ocurrir la Gran Cosa, Rickenharp mir con confianza pero
no del todo arrogante. Era demasiado arrogante como para mostrar que lo era.
La audiencia miraba a Rickenharp como un hombre mirara a un rival muy seguro de s
mismo, justo antes de una pelea mano a mano, y preguntndose: qu es lo que
sabe?.
El saba acerca del ritmo. Y saba que haba sentimientos que, incluso el ms
indiferente de entre ellos, no sabra controlar una vez que stos se liberasen; y l saba
cmo liberarlos.
Rickenharp toc un acorde. Lo dej vibrar por la sala y les mir. Les mir retador.
Le gust comprobar las miradas desafiantes, porque eso hara su victoria ms
completa.
Porque l saba. Haba tocado en cinco conciertos con el grupo en las dos ltimas
semanas, y en los cinco la atmsfera haba sido forzada, la qumica slo haba aparecido
a rachas. Como una buja con los polos alineados incorrectamente en la que no puede
saltar la chispa.
La excitacin que se haba producido en ellos y la energa sexual reprimida detrs de
sus sentimientos ntimos estaban desbordndose ahora, rompiendo el dique, y la banda
se agit por su liberacin cuando Rickenharp tron en su progresin y comenz a
cantar...
La audiencia lo contemplaba con creciente hostilidad pero a Rickenharp le gustaba
cuando la chica jugaba a simular que-me-intentas-violar. Mteselo por las orejas, to.
La banda era un inyector de gasolina en la cmara de combustin de la sala;
Rickenharp encenda la combustin, provocando a la audiencia para que reaccionase,
para que empujara el pistn y... l estaba acelerando. Rickenharp estaba al volante. Los
llevaba hacia algn lugar, y cada cancin era el paisaje por el que l los lanzaba.
Sincopando las vocales, cant:
Quieres algo sencillo esta noche
lo quieres sin ataduras
Una limpia reaccin en cadena
y un poco de simpata
Dices que es slo consuelo
Al final es una compensacin
a la inseguridad
Que as no hay sorpresas
Que as nadie se hiere
Ninguna cuestin moral nos asalta
No hay sangre en las camisas de seda
Pero para m, s, para m
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Bruce Sterling
EL DOLOR LO ES TODO
El dolor es todo lo que hay
Chica, toma algo del mo
o lame un poco de ste
EL DOLOR LO ES TODO
El dolor es todo lo que hay
El dolor es TODO
De Una entrevista con Rickenharp: El chico Matusaln, en la revista Guitar Player,
mayo del 2017.
GP: Rick, hablas todo el rato de la dinmica del grupo, pero tengo la impresin de
que no empleas dinmica en el sentido musical usual.
Rickenharp: La forma adecuada de crear un grupo simplemente es que los miembros
se encuentren unos a otros, como hacen los amantes. En bares o como sea. Los
miembros del grupo son como cinco elementos qumicos que se juntan provocando una
reaccin qumica especfica. Si la qumica es correcta, la audiencia se implica en esta
clase de, bueno, reaccin qumica social.
GP: No podra ser todo esto una ilusin de tu psique? Quiero decir, la necesidad
de un autntico grupo totalmente integrado?
Rickenharp (tras una larga pausa): Hasta cierto punto. Es cierto que necesito algo
como eso. Necesito pertenecer. Quiero decir, vale, soy un inconformista, pero an as,
a cierto nivel, necesito pertenecer. Quizs los grupos de rock son familias vicarias. La
unidad familiar est herida de muerte, por lo que... el grupo es mi familia. Hara cualquier
cosa por mantenerlo unido. Necesito a esos tos. Si pierdo ese grupo sera como un nio
al que le han matado la madre, el padre, los hermanos y hermanas.
Y Rickenharp segua cantando,
EL DOLOR LO ES TODO
El dolor es todo lo que hay
Chica, toma algo del mo
Chupa algo de l
S, he dicho, EL DOLOR LO ES TODO.
Cantndolo insolentemente, mitad gritando, mitad balbuciendo el final de cada nota,
con ese tono de que te-jodan-zorra, practicando el acto mgico, aullando la meloda.
Poda ver las puertas abrindose en sus caras, incluso los minimonos, incluso los
neutrales, todos los brillos, los rebos, los caoticistas, los prepos, los retros. Olvidando sus
clasificaciones subculturales en la orgnica, orgsmica fusin de la msica. Estaba
empapado en sudor bajo la luz, exprimiendo sonidos con sus dedos, y era como si
pudiera sentirlos tomar forma en sus manos, del modo en que un escultor siente la arcilla
tomar forma bajo los suyos, y era como si no hubiera distancia entre escuchar el sonido
en su cabeza y orlo salir por los altavoces. Su cerebro, su cuerpo, sus dedos haban
llenado la distancia, era un fusible superrefrigerado que se haba fundido.
Una parte de l buscaba el peinado caoticista que haba visto antes. Se decepcion
ligeramente cuando no la vio y se dijo: Debes estar contento de tener este escape
aunque sea tan estrecho; ella te hubiera llevado de vuelta al azul jefe.
123
Bruce Sterling
Pero cuando la vio empujando hacia delante, Rickenharp le hizo un ligero gesto con la
cabeza, con la forma arrogante del buen conocedor, se puso simplemente contento, y se
pregunt qu estaba planeando su subconsciente para l... Todos estos pensamientos
eran como relmpagos. La mayor parte del tiempo su mente consciente estaba
concentrada completamente en el sonido y en el trabajo de provocar una respuesta en la
audiencia. Tocaba desde el lamento, el lamento por la prdida. Su familia iba a morir, y l
tocaba las melodas que alcanzaban el triste acorde por la prdida de alguien, como todo
el mundo...
Y la banda estaba sobrenaturalmente unida. La gestalt estaba all, unindoles, y l
apretaba sus tenazas en el cuerpo colectivo de la audiencia, y los llevaba a donde l los
quera llevar, y pens: El grupo suena bien, pero no va a servir de nada cuando acabe la
actuacin.
Era como una pareja divorciada pasndoselo bien en la cama, pero sabiendo que
aquello no arreglara de nuevo su matrimonio. De hecho, ese pasrselo bien era el
resultado de haber abandonado.
Pero mientras tanto estallaban los fuegos artificiales.
En la ltima cancin del repertorio, la electricidad en el club era tan fuerte que, como
una vez haba dicho Jos, con melodramatismo de rockero, si la cortases, sangrara. La
mara, la hierba y el tabaco flotando en el aire parecan conspirar con los focos de escena
para crear una atmsfera de mgica distancia. Con cada cambio de clave en las
cauciones, cambiaban las luces; del rojo al azul, del azul al blanco, del blanco al amarillo
azufre, a la vez que una paralela longitud de onda emocional corra a travs de la
habitacin. La energa creca, y Rickenharp la descargaba; su Strat era el pararrayos.
Rickenbarp solt las cinco ltimas notas en solitario, clavando el clmax en el aire.
Luego sali fuera de escena, sin apenas escuchar el rugido de la multitud. Se descubri a
s mismo vendo hacia el corredor de ladrillos revocados, y luego estaba en el vestuario y
no recordaba cmo haba llegado all. Todo pareca ms real que de costumbre. Sus
odos zumbaban como si Quasimodo estuviera tocando en su campanario.
Oy pasos y se volvi, pensando en qu le iba a decir al grupo. Pero era la chica
caoticista y alguien ms, y luego un tercero que vena tras ese alguien ms.
El alguien ms era un to esqueltico, con pelo castao revuelto de forma natural, no
revuelto como siguiendo alguna de las subcorrientes culturales. Su boca colgaba
ligeramente entreabierta, mostrando un incisivo ennegrecido. Su nariz estaba quemada
por el sol y en el dorso de sus manos haba venas abultadas. El tercero era un japons;
pequeo, ojos castaos, anodino, de expresin suave, un punto ms amistosa que
neutral. El caucsico delgado llevaba una chaqueta del ejrcito sin insignias, tejanos
desgastados, y rotas zapatillas de tenis. Sus manos parecan nerviosas, como si estuviera
acostumbrado a tener algo en ellas que ahora no tena. Un instrumento? Quizs.
El japons vesta un traje de Accin Japonesa, de color azul celeste, impecable como
un pincel. Sus manos parecan confortablemente vacas. Slo haba un bulto en su
cadera, algo que poda alcanzar cruzando su brazo derecho y a travs de la cremallera
inferior del traje, y Rickenharp estaba bastante seguro de que era una pistola. Haba algo
en comn en los tres; parecan medio desfallecidos de hambre.
Rickenharp tembl, la capa de sudor enfrindose sobre l. pero se forz a decir:
Qupasssa?
Fue como masticar un trozo de madera. Mir por encima de ellos, esperando ver a la
banda.
El grupo est tras el teln dijo la casticista. El bajo nos dijo Dile
mueveculparak.
124
Bruce Sterling
Rickenharp tuvo que rerse de su imitacin del tecnita de Julio: Dile que mueva su
culo para aqu.
Entonces algo de la sensacin de estar flotando desapareci y oy los gritos, y se dio
cuenta de que queran un bis.
Joder, un bis dijo sin pensarlo Con lo que ha durado!
Eh, colega elijo el delgaducho, pronunciando colega con acento britnico. Te vi
en Stonehenge hace cinco aos, cuando tuviste tu segundo xito.
Rickenharp pestae un poco cuando el to dijo tu segundo xito, sealando
inadvertidamente el hecho de que Rickenharp slo haba tenido dos, y todo el mundo
saba que difcilmente tendra otro ms.
Soy Carmen dijo la caoticista. Estos son Willow y Yukio.
Yukio se mantena apartado de los otros, y algo que hizo le revel a Rickenharp que
estaba vigilando el pasillo con disimulo.
Carmen vio a Rickenharp mirar a Yukio y dijo:
Los policas estn bajando.
Por qu? pregunt Rickenharp. El club tiene licencia.
No es por el club, es por nosotros.
La mir y dijo:
Eh, no necesito que me registren tom su guitarra y se fue hacia la entrada.
Har mi bis antes de que pierdan inters.
Ella le sigui hasta la entrada, hacia el eco del pataleo pidiendo el bis, y le pregunt:
Podemos quedarnos en el vestuario un rato?
S, pero esto no es sagrado. Si vosotros podis venir, los policas tambin ahora
estaban tras el teln. Rickenharp hizo una seal a Murch y empezaron a tocar.
Ella dijo:
No son policas exactamente. Probablemente no conocen este tipo de sitios;
buscarn entre la gente, no en el vestuario.
Eres una optimista. Le dir al gorila que se quede aqu, y si alguien empieza a venir
le dir que est vaco, que acaba de mirar.
Gracias ella se volvi al vestuario. l habl con el gorila y volvi al escenario. Se
senta agotado, la guitarra pesada. Pero se aliment del nivel de energa de la sala y sta
le llev a hacer dos bises. Los dej deseando ms, que es la manera de hacer las cosas,
y, pegajoso de sudor, volvi a los vestuarios.
Todava estaban all: Carmen, Yukio, Willow.
Hay una puerta de salida en el escenario? pregunt Yukio Al callejn?
Rickenharp asinti.
Espera en la entrada. Saldr en un minuto y os la ensear.
Yukio asinti y se fueron a la entrada. El grupo vino, pasaron en fila ante Carmen,
Yukio y el brit sin fijarse demasiado, pensando que eran unos colgados de detrs del
escenario, excepto Murch que le mir las tetas a Carmen y fanfarrone un poco, haciendo
molinetes con sus palillos.
El grupo se sent en crculo en el vestuario, riendo y dndose palmadas, encendiendo
todo tipos de cigarrillos. No le ofrecieron ninguno a Rickenharp, saban que l no fumaba.
Rickenharp estaba guardando la guitarra cuando Jos le dijo:
Sangraste bien.
Quieres decir que te chup bien? dijo Murch, y Julio solt una risita.
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Bruce Sterling
Bruce Sterling
una patrulla en la selva. Y tena an otra sensacin; que eran seguidos o vigilados.
Quizs era sugestin, debida a ver que Yukio y Willow miraban por encima de sus
hombros, de vez en cuando...
Rickenharp sinti una vibracin de energa bajo sus pies, una sacudida que se extendi
con un lnguido latigazo a travs del flexible material de la calle, dicindole que hoy
haban subido los rompeolas, y los espigones alrededor de la isla artificial sufran por el
esfuerzo.
Las salas de juego ocupaban tres niveles por encima de la estrecha calle; cela nivel
tena su propia acera cubierta; la gente se paraba en la balaustrada para mirar abajo, a la
segmentada serpiente que formaba el trfico de la calle. El conjunto de salas de juego
expulsaba hacia Rickenharp una rica amalgama de olores; el tueste de las patatas fritas
de la comida rpida, la suave acritud del humo, humo de hierba, de gino, de tabaco, el
aroma envolvente de los perfumes, de los olores de la orina mezclados con el de los
puestos de pescado, la cerveza rancia, las palomitas de maz y el aire marino; y por
encima de todos ellos, el suave olor a ozono proveniente de los coches elctricos
cabalgando por la calle. La primera vez que estuvo all, Rickenharp pens que el lugar
ola extrao para ser un sector de luz roja. Es demasiado flojo, dijo. Entonces se dio
cuenta de que faltaba el bajo continuo del monxido de carbono. No haba coches de
combustin en Zona Libre.
Los sonidos salpicaban por encima de Rickenharp en una clida ola de fecundidad
cultural; canciones pop de bateras y cajas de ritmos crecan segn iban pasando los tipos
que llevaban insignificantes aparatos, si se los comparaba con el ruido que producan; el
ritmo contagioso de la protosalsa o el calculado y redundante latir del minimono.
Rickenharp y Carmen caminaban bajo una arco de triunfo de fibra de vidrio, tan
cubierto de grafitos que su significado original conmemorativo se haba perdido, y fueron
bajando despacio por la lechosa acera, bajo el alero del primer piso de salas de juego. El
gento multinacional se haca ms denso segn se aproximaban al corazn del Paseo.
Las suaves luces brillando hacia arriba, en medio de la acera de poliestireno, daban al
gento el aspecto de una pelcula de terror de los cuarenta. A pesar de las gafas negras,
el lugar asalt a Rickenharp con millares de impulsos subliminales.
Rickenharp todava estaba navegando por la ola de azul mezcal, pero la ola ya
comenzaba a romperse; poda sentirla desplomndose bajo sus pies. Mir a Carmen. Ella
le devolvi la mirada, y se entendieron. Ella mir alrededor, luego se dirigieron hacia la
oscura entrada de un antiguo cine, un hueco lleno de basura a unos veinte pasos de la
calle. Fueron a la entrada, mientras Yukio y Willow se quedaban de espaldas a la puerta,
bloqueando la vista desde la calle, para que Rickenharp y Carmen pudieran meterse una
doble dosis de mezcal azul. Haba cierto placer de cro en refugiarse en un sitio apartado
para tomar drogas, una oleada de romance por pertenecer a una banda de fueras de la
ley. A la segunda inhalacin, los grafitos de las puertas de batientes de fibra de vidrio de
la entrada, parecan retorcerse con sentido.
Se me est acabando dijo Carmen, comprobando su bote de mezcal.
Rickenharp no quiso pensar en eso. Su mente ahora corra, y senta cmo haba
saltado al modolenguaje del azul jefe.
Ves ese grafito?: Vas a morir joven porque TIE te ha robado la mitad tu vida.
Sabes lo que significa eso? No saba qu era el TIE hasta ayer. Sola ver esas cosas y
me preguntaba qu era, hasta que alguien me lo dijo.
Inmortalidad y no s qu ms dijo ella, lamiendo el mezcal azul del borde de su
inhalador.
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Bruce Sterling
Bruce Sterling
No me importa escuchar tu rollo contest ella, excepto que quizs tengas mucho
que decir y no estoy segura de que no nos estn grabando.
El asinti avergonzado y siguieron. Aplast el vaso en la mano y comenz a hacerlo
tiras metdicamente mientras caminaban.
Rickenharp disfrutaba de la lujuria de colores del lugar, colores que se mezclaban y
desaparecan sobre la multitud, haciendo de la corriente de sombreros y cabezas un
muestrario de iridiscentes telas y, al mismo tiempo, haciendo brillar los coches como
fragmentos mviles de hielo.
Tomas la palabra pasin, pens Rickenharp, y la colocas cruda en una baera llena del
jugo de la palabra atraccin. La dejas y permites que los cidos de la atraccin blanqueen
los colores de la pasin, con lo que obtienes una suerte de arco iris de gasolina en la
superficie de la baera. Extraes el arco iris de petrleo con un cedazo para quesos, lo
pasas por un alambique y lo diluyes del todo en el aceite de la inocencia de los dibujos
animados y el extracto de la subjetividad pura. Ahora haces pasar la corriente elctrica a
travs del alambique y obtienes todos los tubos de nen que unen el Paseo de Zona
Libre.
El Paseo, estrechndose ante ellos, era un tubo de luces coloreadas, convergiendo en
un caleidoscopio; las fachadas cncavas de cada lado se iluminaban con una docena de
diferentes tipos de letreros. El flujo sensual de datos de nen estaba fragmentado en
astutos intervalos irregulares con los imponentes logotipos, a lo Times Square: CANON,
ATARI, NIKE, COCACOLA, WARNER AMEX, SEIKO, SONY, NASA CHEMCO,
BRAZILIAN EXPORTS, EXXON y NESSIO. En todos ellos, slo uno fue afectado por la
guerra. Un cartel sin encender: FABRIZZIO y ALLINNE, una compaa francoitaliana,
destruida por los bloqueos soviticos. Estaban apagados, muertos.
Pasaron por una tienda de camisetasTV, de donde los turistas salan con sus pechos
proyectando imaginera de vdeo en movimiento, circuitera microfina y chips tejidos en el
pecho de la camiseta, mostrando la secuencia elegida por cada cual.
Camellos callejeros de todas las razas vendan azcar beta mezclada con beta
endorfinas y conchas del propio fondo marino de Zona Libre, agujereadas y ensartadas,
adems de anillos cifrados de holocubos pornogrficos con instantneas de uno mismo
con su esposa. o con su amante?
A pesar de la cercana de frica, los negros africanos eran all escasos. La
administracin de Zona Libre los consideraba un peligro para la seguridad. Los turistas
eran principalmente japoneses, canadienses, brasileos montados en la cresta del boom
brasileo, surcoreanos, chinos, rabes, israeles y un pequeo nmero de americanos. Ya
muy pocos de esos malditos americanos, gracias a la depresin.
La atmsfera era la de una sauna. Era un bao de vapor multicolor. El aire espesado
por los variados humos del lugar envolva el brillo del nen, filtrando y oscureciendo los
colores de los letreros, las camisetasTV y la joyera fosforescente. En lo alto, entre las
piezas de un rompecabezas que no encajaban del todo, hecho de carteles, luces y vdeos
de las casas de placer que supuraban imaginera sexual, se vislumbraban pedazos azules
y negros del cielo nocturno. Al nivel de la calle, el caos tena su lmite en las puertas
abiertas a cada lado; la corriente de gente entraba y sala para mirar tiendas y salones de
humoestim, tiendas de recuerdos y teatros holocbicos y, especialmente, las galeras de
excitacin.
Los camellos se movan como peces de arrecife, mordiendo y escapando,
detenindose para ofrecer. I De, tengo I De. ID, Implante Directo, estimulacin directa
ilegal de los centros del placer. Y drogas, cocana y varias hierbas fumables, estims y
sedantes; la mitad de los camellos eran artistas quemados que vendan bicarbonato o
pseudoestims. Con frecuencia les entraban a Rickenharp y Carmen porque parecan
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Bruce Sterling
Bruce Sterling
Cmo sabes que esos maderos de fuera de la ciudad que tanto te preocupan no
han ido a los locales y reclutado su ayuda?
Yukio dice que no lo harn, no quieren que nadie vigile lo que hacen aqu porque a la
administracin de Zona Libre no le gusta.
Mmm...
Rickenharp lo adivin; deban de ser de la Segunda Alianza.
La Corporacin para la Seguridad Internacional Segunda Alianza, los criptofascistas
que se movan por el naufragio de Europa. La SA cumpla el papel de una polica
multinacional, hacindose cargo de imponer su idea del orden donde las desmoralizadas
legiones de la OTAN se haban colapsado. El atractivo de la SA y sus simpatizantes
llegaba ms lejos y ms profundamente en la medida en que la guerra se encarnizaba sin
esperanza. Pero nunca en la Zona Libre; al jefe independiente de Zona Libre le hubiera
gustado ver gaseados a los de la SA. No podan operar all, excepto de incgnito.
Los jodidos bestias de la SA! Mierda!... el mezcal azul reforzaba la paranoia de
Rickenharp. La adrenalina le sali a borbotones, haciendo que su corazn se disparara.
Empez a sentirse claustrofbico en medio de la multitud. Comenz a ver formas en el
movimiento en torno suyo, las formas estaban cargadas de significados
sobreimpresionados en su mente galvanizada por el miedo. Formas que se rean de l
diciendo: La SA est detrs, muy cerca. Sinti en su revuelto estmago una combinacin
de horror y exaltacin.
Toda la noche haba procurado con gran esfuerzo suprimir los pensamientos sobre su
grupo. Y de su fallo para hacer que el grupo funcionara. Lo haba perdido. Y era casi
imposible que alguien entendiera por qu eso era, para l, igual que cuando un hombre
pierde a su mujer y a sus hijos. Todos estos aos esforzndose por ese grupo, luchando
por conseguir programar un lugar en los media de la Parrilla. El grupo estaba ahora herido
de muerte y, en consecuencia, tambin su identidad. Saba que de algn modo sera intil
tratar de montar otro grupo. La Parrilla simplemente no le quera y l no quera a la jodida
Parrilla. Y su exaltacin era justo eso: en su interior, el feo agujero del marginado se
cerraba cuando pensaba en los animales de la SA. Esos bestias amenazaban su vida, y
la amenaza lo absorba en algo que haca posible olvidarse de su banda. Haba
encontrado una va de escape.
Pero el horror tambin estaba all. Si lo atrapaban con los enemigos de la SA..., si los
animales de la SA lo capturaban...
Se ri de Carmen y ella lo mir sin expresin y preguntndose qu significaba esa
risita.
Y ahora, qu?, se pregunt a s mismo. Ir a OmeGaity. Encontrar a Frankie. Frankie
era la salida.
Pero costaba tanto llegar all... Pensaba que la droga le estaba jodiendo el sentido del
tiempo. La percepcin alterada hace que parezca que todo cuesta ms tiempo.
La multitud pareci adensarse, el aire ms caliente, la msica ms alta, las luces ms
brillantes. Le estaba alcanzando a Rickenharp. Comenz a perder la capacidad para
distinguir lo que pasaba en su mente y lo que pasaba a su alrededor. Comenz a verse a
s mismo como una molcula enzimtica flotando en una corriente sangunea
macroscpica. El tipo de cosa que siempre le anegaba cuando tomaba drogas
energizantes en un entorno de sobreestimulacin sensorial.
Qu soy?
Las ardientes flechas de nen naranja de la marquesina sobre su cabeza parecieron
salirse, serpentear bajando del muro, sobre la acera, enrollarse en sus tobillos para
intentar meterlo en una sala de excitacin. El local mostraba hologramas de cosas en
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una enorme tapa de salero en el extremo. Veas las fotos, escuchabas los sonidos y te
pasabas el consolador sobre las zonas ergenas; el consolador excitaba las
terminaciones nerviosas adecuadas con un campo elctrico que penetraba
subcutneamente, regulado con mucha precisin. Se poda distinguir en los gimnasios a
los tos que usaban demasiado el consolador. sese ms de los treinta minutos
recomendados y la piel parece y se siente como quemada por el sol... Otras cinco fichas
en las mquinas activaban una mscara de oxgeno que caa de una portezuela del
techo, bombeando una mezcla de nitrato de amilo y feromonas.
Para decirlo a la manera clsica dijo Yukio repentinamente, hay alguna otra
manera de salir de aqu?
Rickenharp asinti.
S. Este sitio est en una esquina, por lo que hay posibilidades de que tenga dos
entradas, una en cada esquina. Y quizs una salida al callejn...
Willow estaba mirando un pster rompecabezas, con una instantnea de dos hombres,
una mujer y una cabra. Se acerc un paso, mirando con intensidad a la cabra como si
estuviera buscando algn rasgo familiar, y la cabina sinti su cercana; las imgenes del
pster comenzaron a moverse, doblndose, lamindose, penetrndose, transformndose
con una extraamente ritualizada torpeza; la luz de la cabina increment su brillo rojo,
disparando una dosis de feromonas y de nitrato de amilo, tratando de seducirlo.
Bueno, dnde est la otra puerta? susurr Carmen.
Qu? Rickenharp la mir. Oh! Lo siento, estoy tan..., no estoy seguro mir
sobre su hombro y baj la voz. El pjaro espa no nos ha seguido.
Yukio murmur:
Los campos elctricos de los consoladores confunden los sistemas de gua del
pjaro. Pero debemos ir siempre un paso por delante de ellos.
Rickenharp mir a su alrededor, pero el laberinto de cabinas negras y empedrado de
carne pareca doblarse sobre s mismo, girar tortuosamente, como bajando por un
desage cubista...
Yo encontrar la otra puerta dijo Yukio. Rickenharp le sigui agradecido. Quera
salir.
Se apresuraron por el estrecho pasillo entre las cabinas de consoladores. Los clientes
se movan morosamente, de una cabina a otra, leyendo los anuncios, recorriendo los
mens fetichistas para los cdigos personales de su libido, sin mirarse entre s, slo por el
rabillo del ojo, respetando cuidadosamente los espacios personales, como temerosos de
la volatilidad de su dormido fuelle sexual.
Se oa msica alegre, con jadeos que salan de alguna parte; las luces rojas eran como
el brillo de la sangre en la mano bajo una intensa luz. Pero el lugar resultaba
rigurosamente calvinista por el conjunto de prohibiciones observadas de modo tcito. Aqu
y all, a cada vuelta de los calurosos y estrechos pasajes entre las filas de cabinas,
aburridos guardias de seguridad sin uniforme se balanceaban sobre sus tacones, y les
decan a los mirones: No se entretengan, pueden comprar fichas en el mostrador.
Rickenharp vio de pronto que el lugar quera absorber su sexualidad, como si los tubos
de los aspiradores en las cabinas fueran a aspirar su energa orgnica, dejndole seco
como un castrado.
Salgamos de una jodida vez de aqu, se dijo.
Entonces vio SALIDA, y corrieron hacia fuera.
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Bruce Sterling
Estaban en el callejn de atrs. Miraron hacia arriba, alrededor, casi esperando ver al
pjaro. No estaba. Slo las juntas grises de las planchas de estirocemento,
llamativamente monocromas tras la voracidad cromtica de la galera de excitacin.
Salieron al final del callejn, miraron un momento a la multitud agitarse en ambas
direcciones. Era como estar en la orilla de un torrente. Luego se sumergieron en l;
Rickenharp imaginaba que estaba mojndose en la carne licuada del torrente humano, al
tiempo que se diriga por un innato instinto a su objetivo original: el OmeGaity.
Entraron empujando los batientes de las puertas negras que se descascarillaban en la
oscura podredumbre de la entrada del OmeGaity, y Rickenharp le dio su chaqueta a
Carmen, para que ocultara sus pechos desnudos.
Slo se admiten hombres dijo l, pero si no pones tu femineidad en su lnea de
visin quizs nos dejen colarnos.
Carmen se puso la chaqueta, subi la cremallera muy cuidadosamente, y Rickenharp
le dio sus gafas negras.
Rickenharp golpe en la ventanilla de la cabina junto la puerta cerrada que conduca a
las habitaciones de encuentros. Detrs del cristal, alguien mir desde una pantalla de
televisin.
Hola, Crter dijo Rickenharp.
Hola Crter le lanz una risita. Crter era, siendo l el primero en admitirlo unmariquita-a-la-moda. Estaba envuelto en un flexible abrigo de color gris barco de guerra,
con un peinado blanco al estilo minimono. Pero un verdadero mini le hubiera despreciado
por llevar tambin un pendiente de aro luminoso. Destellaba con una serie de palabras en
pequeas letras verdes: Que... te... jodan... si... no... te... gusta... Que... te... jodan... si...
Los minis hubieran considerado esto como emparrillado. Y, de cualquier modo, la
ancha cara de sapo de Crter no encajaba con la esbeltez de la apariencia minimono.
Mir a Carmen. Chicas no, Harpie.
Drag queen dijo Rickenharp. Desliz un billete de veinte newbux a travs de la
abertura de la ventanilla. Vale?
Vale, pero ella es la que corre el riesgo dijo Crter y meti los veinte en las copas
de su bikini color carbn.
Vale.
Has odo lo de Geary?
No.
Se mat con blanco de China porque le pegaron la meada verde.
Oh, mierda a Rickenharp se le puso la carne de gallina. Su paranoia se dispar de
nuevo, y para controlarla dijo: Bueno, no voy lamer nada de nadie. Busco a Frankie.
Ese gilipollas. Est aqu, celebrando un juicio o algo as. Pero, cario, todava tienes
que pagar la entrada.
Por supuesto dijo Rickenharp.
Sac otros veinte newbux de su bolsillo pero Carmen, poniendo una mano en su brazo,
dijo:
Esto lo pagamos nosotros y puso los veinte.
Crter los cogi con una risita.
To, a esta reina le han hecho un trabajo de laringe realmente bueno dijo sabiendo
que era una jodida chica. Todava tocas en...?
Se me acab el contrato Rickenharp cort el tema, intentando enfrentarse a su
dolor. El azul jefe haba bajado de su punto lgido, y le haba dejado sintindose como si
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Bruce Sterling
estuviera hecho de cartulina por dentro, como si la ms mnima presin pudiera hacerlo
reventar. Sus msculos temblaban de vez en cuando, irritados como los pies con
rozaduras de un nio nervioso. Estaba hundindose. Necesitaba otra dosis. Cuando ests
colocado, las cosas presentan su cara amable, su lado mejor; cuando ests de bajn, las
cosas muestran su aspecto ms lamentable y cuando ests bajo del todo, las cosas
muestran su trasero, sus aspectos ms negativos. Antalo para una letra de cancin.
Crter apret el timbre que abra la puerta y la cerr en cuanto pasaron.
Dentro haca calor y haba humedad, oscuridad.
Creo que tu azul estaba cortado con coca o meta o algo le dijo Rickenharp a
Carmen cuando se alejaban de la puerta de acceso. Porque me estoy hundiendo ms
rpido de lo que debera.
S, probablemente... A qu se refera con eso de la meada verde?
Resultado positivo de sida-tres, el sida que te mata en tres semanas. Pones una
pldora del test en tu orina, y si la orina se vuelve verde, tienes sida. No hay cura para
este nuevo sida por lo que el tipo... se encogi de hombros.
Qu coo es este sitio? pregunt Willow.
En voz baja, Rickenharp le contest.
Es algo as como un bao gay pero sin baos; un lugar de encuentro para hornos.
Pero la mitad de la gente que hay aqu son heteros que se quedan sin pasta en los
casinos, y lo usan como lugar barato para dormir, sabes?
S?, y cmo es que conoces un sitio as?
Rickenharp pregunt con una risita sarcstica:
Me ests llamando homo?
Alguien, en una alcoba a oscuras a un lado, se ri.
Willow estaba discutiendo en voz baja con Yukio.
No me gusta esto, eso es todo, los jodidos maricas pillan millones de jodidas
enfermedades. Uno de esos mirones que parece un filete de buey bronceado se va a
correr sobre mi pierna.
Slo vamos a caminar, no vamos a tocar nada dijo Yukio. Rickenharp sabe lo
que se hace.
Y entonces Rickenharp pens: Espero que s. Quizs Frankie pudiera ponerlos a salvo
de Zona Libre, quizs no.
Los muros eran mamparas negras. Era el negativo del laberinto del local de excitacin.
Haba una luz roja ms corriente y tambin el peculiar olor que generan montones de
cuerpos sobre cuerpos y sus secreciones, de varios tipos de humo, lociones de afeitado,
jabn barato y la inevitable peste a sudor. Y por debajo, espermicida KY, desinfectantes y
semen rancio. Las mamparas terminaba a los diez pies de altura y las sombras se unan
en el techo, all arriba, a lo lejos. Era un espacio reconvertido de un almacn, que
provocaba una extraa sensacin doble: claustrofobia dentro de agorafobia. Pasaron las
madrigueras de las citas. Caras borrosas y annimas se giraron para ficharlos al pasar,
con expresin tan fra como la de una cmara.
Los locales como ste no haban cambiado significativamente en cincuenta aos.
Algunos eran ms mugrientos que otros. Los ms mugrientos tenan las letrinas
atascadas y proyectaban pornografa desenfocada de 16 milmetros con lo que se
supona era su banda sonora gruendo como un borracho desde los altavoces. Y el
OmeGaity perteneca a los ms mugrientos.
Pasaron por la sala de juegos con sus billares manchados y sus averiados
videojuegos. Despegndose de los muros, entre las mquinas, haba psters de hombres
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Tengo tarjetas falsas para eso, bueno, slo son para nosotros. Quiero decir, para m,
Yukio y Willow. Tendra que tener autorizacin para llevarte. Y no puedo hacer eso.
No os ayudar a salir de otro modo.
No sabes en qu te ests metiendo.
S lo s. Estoy listo para ir. Vuelvo slo para coger la guitarra.
La guitarra va a ser una carga all a donde vamos. Vamos a territorio ocupado, a
sacar lo que estamos buscando. Tendras que dejar la guitarra.
Casi tembl ante la idea.
La guardar en una taquilla. Algn da la recuperar despus de todo no poda
tocar, sin que cada nota sonara mal a causa de todo el dolor que haba sufrido hasta el
momento. Lo que pasa es que, si nos vigilaron con ese pjaro, me vieron con vosotros.
Pensarn que soy parte de esto. Mira, s lo que hacis. La SA os busca, no? Eso
significa que sois...
Vale, calla, mierda, y baja la voz. Mira, puedo entender que quizs ests fichado, por
lo que saldrs tambin en la balsa. Est bien, vienes con nosotros a Malta. Pero luego...
Luego me quedar con vosotros. La SA est en todas partes. Me han fichado.
Ella respir profundamente y suspir dejando escapar un suave silbido entre sus
dientes. Mir al suelo.
No puedes hacerlo lo mir de arriba abajo. No das el tipo. Eres un jodido artista.
El se ri.
Lo has dicho como si fuera el insulto ms bajo que se te poda ocurrir. Mira, puedo
hacerlo y lo har. Mi grupo est muerto. Necesito... se encogi de hombros,
desesperanzado. Luego se enderez y se quit las gafas de sol, mirndola a los ojos
desde la oscuridad. Y si me dejas solo te dar tal tunda que tu culo parecer
mantequilla.
Ella le dio un golpe fuerte en el hombro. Le doli pero ella estaba sonriendo.
Crees que esta clase de conversacin me pone cachonda? Bueno, pues s. Pero no
te vas a meter en mis bragas slo por eso. Y eso de venir con nosotros, qu te crees
que es? T has visto muchas pelculas.
La SA me ha fichado. Qu otra cosa puedo hacer?
Esa no es una buena razn para... formar parte de esto. Debes creer realmente en
ello, porque es duro. No es una especie de espectculo para famosos.
Dios. Dame un respiro. S lo que me hago.
Esto ltimo era una tontera. Estaba acabado, quemado, y pens: Siento que mi
computador est sufriendo un cortocircuito. Tocios sus componentes se estn fundiendo.
Mierda, pues que se fundan.
Ella se ri, y mirndole dijo:
Vale.
Y a partir de entonces todo fue diferente.
138
Bruce Sterling
STONE VIVE
Paul di Filippo
Paul di Filippo es un escritor que ha empezado a publicar recientemente, por lo que el
conjunto de su obra todava es pequeo. Aun as, su trabajo va atrae la atencin por su
ambiciosa perspectiva y por su imaginera extravagantemente visionaria.
El siguiente relato, que apareci en 1985, fue su tercera obra publicada. Su incursin
en la transformacin el cambio radical de la sociedad y el impacto de las nuevas
tecnologas ha demostrado su firme puesto en la dinmica ciberpunk. Vive en
Providence, Rhode Island.
Los olores hierven en la Oficina de Inmigracin como en una hedionda sopa. El sudor
de hombres y mujeres desesperados, la putrefaccin de la basura esparcida llenando la
calle, el perfume especioso que despide uno de los guardias en la puerta principal. La
mezcla es mareante, tanto que tumbara a casi todos los nacidos fuera de la Chapuza1,
pero Stone est acostumbrado. Los olores permanentes constituyen la nica atmsfera
que haya conocido nunca, un elemento nativo demasiado familiar como para despreciarlo.
El ruido aumenta, rivalizando con el hedor: desabridos gritos de pelea, voces llorosas
de splica.
No me times, cabrn de mierda!
Cario, te tratar muy bien si me das un poco de eso.
Cerca de la puerta de Inmigracin, una voz sinttica recita las ofertas de trabajo del
da, repitiendo sin descanso la lista de despreciables posibilidades.
... para probar las nuevas toxinas del aerosol antipersonal. Contratos de 4M que
proporcionarn a los supervivientes un rejuvenecimiento Citrine. MacDonnell Douglas
necesita pioneros para rbitas altas. Deben estar dispuestos a ser marcados...
Nadie pareca ansioso por apresurarse a pedir semejantes trabajos. Ninguna voz
suplica a los guardias para que le dejen entrar. Slo aquellos que hubiesen contrado
increbles deudas o enemistades dentro de la Chapuza aceptaran tales oportunidades
con la asignacin 10 en la escala; las sobras podridas de Inmigracin. Stone sabe con
seguridad que no quiere aceptar esas proposiciones amaadas. Como los dems, est en
Inmigracin simplemente porque le proporciona un punto focal, un punto de reunin tan
vital como el pozo de Serengueti, donde se pueden llevar a cabo las discusiones
tortuosas y los burdos tratos, que pasan por ser los negocios en el ZLE del Bronx sur,
tambin conocido como la Jungla del Bronx o la Chapuza.
El calor aplasta a la ruidosa multitud, hacindola ms irritable que de costumbre; una
situacin peligrosa. La hiperalerta se agarra a la garganta de Stone. Coge el usado
recipiente de plstico rayado de su cadera, y traga algo de agua rancia. Rancia pero
segura, piensa, disfrutando del secreto que slo l posee. Fue pura suerte que se topara
con una lenta filtracin en la tubera del inter-ZLE, all abajo, en la valla del ro que cerca
la Chapuza. Olisque el agua limpia como un perro, a distancia, y pasando las manos por
varios metros de helada tubera, encontr la gotera. Ahora conserva toda suerte de
indicios memorizados para su exacta localizacin.
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Pasando entre la multitud con sus descalzos y callosos pies (es sorprendente la
informacin que se puede recoger gracias a las plantas de los pies para mantener cuerpo
y alma intactas!),
1
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Bruce Sterling
Bruce Sterling
June Stone. June y Stone y los lirios del valle. June en junio con Stone en el valle de
los lirios. Es como una cancin en su cabeza que no se detiene.
Adonde vamos? pregunta por encima de la silenciosa cancin en su cabeza.
A ver al mdico dice June.
Cre que ya se haban ocupado de eso.
Este hombre es un especialista. Un especialista en ojos.
Este es el golpe final, ms fuerte que la mayora de los que ha recibido, el que incluso
acaba con la alegre cancin en su cabeza.
Se sienta tenso hasta el final del viaje, sin poder pensar...
Este es un modelo a tamao real de lo que vamos a implantarte dice el doctor,
poniendo una fra bola en la mano de Stone. Stone la aprieta con incredulidad. El
ncleo de este sistema es un DDC, un Dispositivo de Doble Carga. Cada fragmento de
luz, o sea los fotones que lo alcanzan desencadenan a su vez electrones. Estos
electrones se recogen en una seal continua que pasa desde un chip intrprete hasta tus
nervios pticos. El resultado: una vista perfecta.
Stone aprieta tan fuerte el modelo que la palma de su mano le duele.
Estticamente, es un poco extrao. En un hombre joven como usted, recomendara
implantes orgnicos. Sin embargo, tengo rdenes de la persona que paga la factura de
que sean stos. Y, por supuesto, tienen varias ventajas.
Como Stone no pregunta cules son, el doctor contina sin ms.
Al pensar en varias claves memorizadas, usted programa el chip, y de este modo
puede realizar una serie de funciones.
Uno: se pueden almacenar copias digitalizadas de una escena concreta en la RAM
del chip para verla luego. Cuando se reinvoca con una clave, parece como si se estuviera
viendo de nuevo, directamente, no importa lo que de hecho se est mirando en ese
momento. La recurrencia en tiempo real es otra de sus claves.
Dos: reduciendo el nivel de fotones a electrones se pueden hacer cosas como mirar
directamente al sol o a una llama de soldadura sin dao alguno.
Tres: subiendo el nivel, se puede conseguir un grado aceptable de visin normal en
condiciones tales como una noche estrellada y sin luna.
Cuatro: con el objeto de potenciar algunas caractersticas, se pueden generar
imgenes con colores falsos. En la mente, el negro se vuelve blanco o tus viejas gafas se
colorean de rosa, lo que sea.
Y piense en el alcance de todo esto.
Cunto tiempo necesitar, doctor?
El doctor adopta un tono acadmico, claramente ansioso por mostrar su capacitacin
profesional.
Un da para la operacin en s, dos das para una recuperacin acelerada, una
semana de entrenamiento y para las curas posteriores; digamos, dos semanas mximo.
Muy bien dice June. Stone siente cmo se levanta del sof detrs de l, pero
permanece sentado. Stone dice ella, poniendo una mano sobre su hombro, hora de
irse.
Pero Stone no consigue levantarse, porque no puede contener las lgrimas.
Los desfiladeros de metal y cristal de Nueva York, esa orgullosa y floreciente unin de
las Zonas de Libre Empresa, muestran una docena de matices de fro azul perdindose
hacia el norte. Las calles que corren con geomtrica precisin, como ros distantes en el
143
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fondo de los desfiladeros, se ven con el color rojo de una artera. De oeste a este, se ven
pedazos del ro Hudson y del ro East, visibles como corrientes de color verde lima.
Central Park es un muro de amarillo girasol en medio de la isla. Al norte del parque, la
Chapuza es una tierra balda y negra.
Stone saborea el paisaje. La vista de cualquier cosa, incluso los borrones ms
neblinosos, eran un tesoro hasta haca unos pocos das. Y lo que realmente se le ha
dado, esa maravillosa capacidad de convertir el mundo cotidiano en un mundo recamado
de fantasa, es demasiado como para crerselo.
Momentneamente insensibilizado, Stone ordena a su vista volver a la normalidad. La
ciudad vuelve instantneamente a su color de gris acerado, el cielo a su azul, los rboles
a su verde. Aun as, el panorama es magnfico.
Stone permanece frente a un ventanal, en el piso 150 de la Torre Citrine, en la ZLE de
Wall Street. Durante las dos ltimas semanas, ste ha sido su hogar, del cual no se ha
movido. Sus nicas visitas han sido una enfermera, un ciberterapeuta y June. El
aislamiento y la relativa ausencia de contacto humano no le molestan. Tras la Chapuza,
semejante quietud es una bendicin. Y luego, por supuesto, ha estado atrapado en la
sensual tela de araa de su vista.
La primera cosa que vio al caminar tras la operacin fue el tono glorioso de sus
exploraciones visuales. La sonriente cara de una mujer mirndole desde arriba. Su piel
era de un translcido color ocre, sus ojos de un radiante castao, su pelo una abundante
cascada enmarcando su cara.
Cmo te sientes? pregunt June.
Bien dijo Stone. Entonces pronunci una expresin para la que nunca antes haba
encontrado utilidad. Gracias.
June neg negligentemente con su fina mano.
No me lo agradezcas. Yo no lo he pagado.
Y fue entonces cuando Stone supo que June no era su jefe, sino que ella trabajaba
para otra persona. Y aunque ella no le dijo a quin se lo deba, pronto lo descubri,
cuando lo trasladaron del hospital al edificio que llevaba su nombre.
Alice Citrine. Incluso Stone la conoca.
De espaldas a las ventanas, Stone avanza por la gruesa moqueta color crema de su
habitacin. (Qu extrao poder moverse con esa seguridad, sin pararse y tantear!) Ha
pasado ms o menos quince das practicando asiduamente con sus nuevos ojos. Todo lo
que el doctor le prometi era cierto; el milagro de la vista lo ha transportado a nuevas
dimensiones. Todo es intrigante. Y el lujo de su situacin es innegable. Todo tipo de
comidas que pida (aunque l se hubiera conformado con frack, porciones de plancton
procesado), msica, holovisin, y lo ms preciado, la compaa de June. Pero,
repentinamente, hoy se encuentra un poco irritado. Dnde y para qu tipo de trabajo le
han contratado? Por qu no se ha visto todava cara a cara con quien le contrat?
Comienza a preguntarse si todo esto no ser algn tipo de superelaborada jugarreta.
Stone se detiene ante un espejo de cuerpo entero que hay en la puerta del vestidor.
Los espejos conservan an el poder de fascinarle poderosamente. Ese duplicado
completamente obediente, imitndole a uno en todos sus movimientos, sin otra voluntad
que la de uno mismo. Y el mundo reflejado del fondo, inalcanzable y silencioso. Durante
sus primeros aos en la Chapuza, cuando todava tena ojos, Stone nunca vio su reflejo,
excepto en charcos o ventanas rotas. Ahora se enfrenta a un inmaculado extrao en el
espejo, buscando indicios en sus rasgos que le muestren la personalidad esencial que
hay debajo.
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A Stone le intriga el inters de Scarfe por l, un extrao sin importancia. June percibe la
extraeza de Stone y le explica:
Jerrod es uno de los pocos que sabe que t representas a la seora Citrino.
Naturalmente, le preocupa que, si nos metemos en los, las consecuencias afecten a
Tecnologas Citrine.
No busco problemas, seor Scarfe, slo quiero hacer mi trabajo.
Scarfe observa a Stone con tanta fijeza como los dispositivos exteriores del santuario
de Citrine. El resultado favorable del examen se hace notar, finalmente, con un leve
gruido y con el anuncio:
Su piloto les est esperando. Adelante.
Ms arriba, sobre la tierra que le sostiene a uno, donde nunca ha estado Stone, pone
su mano derecha sobre la rodilla izquierda de June, sintindose loco, rico y libre,
rumiando la vida de Alice Citrine y el sentido que va comienza a encontrarle.
Alice Citrine tiene 159 aos. Cuando naci, Amrica todava era un conjunto de
Estados, antes de las ZLE y las ARCadias. El hombre apenas haba comenzado a volar.
Cuando lleg a los sesenta, diriga una firma llamada Bitica Citrine. sa fue la poca de
las Guerras Comerciales, guerras tan mortales y decisivas como las militares, pero
peleadas con tarifas y planes quinquenales, cadenas de montaje automticas y
produccin de sistemas expertos de quinta generacin. Tambin fue la poca de la
Segunda Convencin Constitucional, que reconstruy Amrica para la economa de
guerra.
Durante esos aos, el pas se dividi entre las Zonas de Libre Empresa, regiones
urbanas de alta tecnologa, donde las leyes eran impuestas por las corporaciones, y cuyo
nico objetivo eran los beneficios y el poder, y las reas de Restringido Control, enclaves
principalmente rurales, agrcolas, donde los antiguos valores se mantenan estrictamente.
Bitica Citrine refino y perfeccion el trabajo de investigadores propios y ajenos en el
campo de los chips de carbono; ensamblajes microbiolgicos, unidades de reparacin
programadas en la sangre. El producto final, comercializado por Citrine, slo para
aquellos que podan permitrselo, produca un rejuvenecimiento casi total, la reparacin
de las clulas o, simplemente, su recambio.
En seis aos, Bitica Citrine se puso a la cabeza de la lista de Fortune 500.
Para entonces ya era Tecnologas Citrine.
Y Alice Citrine se sentaba en su cumbre.
Pero no para siempre.
La entropa no puede ser burlada. La degradacin de la informacin del ADN que
aparece con la edad no es totalmente reversible. Los errores se acumulan a pesar del
duro trabajo de los chips de carbono, y el cuerpo, obedientemente, acaba por abandonar.
Alice Citrine est cerca del terico final de su nueva vida prolongada. A pesar de su
aspecto juvenil, algn da un rgano vital fallar como resultado de millones de
transcripciones errneas.
Necesita de Stone, de todo el mundo, para justificar su existencia.
Stone aprieta la rodilla de June y experimenta la sensacin de ser alguien importante.
Por primera vez en su triste y sucia vida, va a hacer algo. Sus palabras, sus percepciones,
importan. Est decidido a hacer un buen trabajo, a decir la verdad tal y como la percibe.
June dice Stone con nfasis. Tengo que verlo todo ella sonre.
Lo hars Stone. Seguro que lo hars.
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crecimiento y el poder. Una vez establecidas las ZLE, las corporaciones se libraron de
toda atadura, se enzarzaron en una lucha primitiva, que an hoy contina.
Stone trata de digerir sus palabras. No ha visto lucha abierta en su viaje. Pero, aun as,
ha sentido vagamente subterrneas corrientes de tensin en todas partes. Pero
seguramente ella est exagerando las cosas. Por qu convierte el mundo civilizado en
algo no demasiado diferente a una versin a gran escala de la anarqua de la Chapuza?
Como si leyera en su mente, Citrine aade:
Alguna vez se ha preguntado por qu la Chapuza permanece en ruinas, y oprimida
en mitad de la ciudad, seor Stone, con su gente en la miseria?
De pronto, todas las pantallas de Citrine, obedientes a una orden silenciosa,
relampaguean con escenas de la vida en la Chapuza. Stone da un paso atrs. Ah estn
los srdidos detalles de su juventud; callejones apestando a orines, con formas cubiertas
por harapos que estn a medio camino entre el sueo y la muerte, el caos alrededor de la
Oficina de Inmigracin, la valla coronada con su filo de alambre, cerca del ro.
La Chapuza contina Citrine es un territorio en disputa. As ha sido durante ms
de ochenta aos. Las corporaciones no se ponen de acuerdo sobre quin la va a
desarrollar. Cualquier mejora hecha por una es inmediatamente destruida por el equipo
tctico de otra. sta es la clase de impasse que prevalece en gran parte del mundo.
Todo el mundo querra ser llevado a un paraso terrenal gracias a su bolsillo, del
mismo modo que un devoto de Krisna lo quiere ser por su coleta. Pero es este mosaico
de pequeos feudos lo que hemos conseguido.
Las ideas de Stone estn confusas. Vino esperando ser examinado y para soltar todo
lo que saba. Sin embargo le han dado una conferencia, y se le ha provocado, como si
Citrine le estuviera probando para ver si l es un interlocutor adecuado para debatir. He
aprobado o he suspendido?
Citrine contesta la pregunta con sus siguientes palabras:
Es suficiente por hoy, seor Stone. Vyase y siga pensando. Hablaremos en otra
ocasin.
Durante tres semanas Stone se encuentra con Citrine casi a diario. Juntos exploran el
confuso conjunto de las preocupaciones de ella. Stone gradualmente se siente ms
seguro de s, expresando sus opiniones y observaciones con un tono ms firme. No
siempre coinciden con las de Citrine, aunque en general siente una sorprendente afinidad
con la anciana.
Algunas veces parece como si ella estuviera guindole, como enseando a un
aprendiz, y ella se siente orgullosa de sus progresos. Otras veces, se mantiene distante y
reservada.
Estas ltimas semanas han trado otros cambios. Aunque Stone no se ha vuelto a
acostar con June desde aquella noche decisiva, ya no la signe viendo bajo la forma de
sirena de sus retratos, y ha dejado de pensar en ella de esa manera. Son slo amigos, y
Stone la visita con frecuencia pues disfruta de su compaa, y siempre le agradecer su
papel en su rescate de la Chapuza.
Durante sus entrevistas con Citrine, su mascota se convierte en un espectador
habitual. Su enigmtica presencia confunde a Stone. No ha encontrado ningn rastro de
afecto sentimental en Citrine, y no puede imaginar el porque de su cario hacia la criatura.
Finalmente, un da Stone pregunta a Citrine por qu la tiene, sus labios se curvan en lo
que se podra parecer a una sonrisa.
Egipto es mi piedra de toque para la verdadera perspectiva de las cosas, seor
Stone. Quizs no reconoce su raza Stone admite su ignorancia. Este es un
Aegyptopithecus Zeuxis, seor Stone. Su raza apareci hace varios millones de aos.
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Actualmente es el nico ejemplar que existe, un clon o. mejor dicho, una recreacin
basada en clulas fsiles.
Ella es su antepasado, y el mo, seor Stone. Antes de los homnidos, era la
representante de la humanidad en la tierra. Cuando la acaricio, contemplo lo poco que
hemos avanzado.
Stone se gira y se marcha ofendido, infinitamente asqueado por la antigedad de la
bestia, lo cual es percibido por la seora.
Esta es la ltima vez que ver a Alice Citrine.
Es de noche.
Stone descansa solo en la cama, repasando instantneas de la historia pre-ZLE que se
haba pasado por alto, en la pantalla de su terminal.
De pronto se escucha un fuerte crujido como la descarga simultnea de millares de
arcos de electricidad esttica. En ese segundo exacto, suceden dos cosas:
Stone siente un instante de vrtigo.
Sus ojos se apagan.
Aparte de ese shock, una explosin por encima de su cabeza hace balancearse toda la
estructura de la Torre Citrine.
Stone se pone de pie inmediatamente, vestido slo con los calzoncillos, descalzo como
en la Chapuza. No puede creer que est ciego otra vez. Pero as es. De vuelta al oscuro
mundo del olor y el sonido y el tacto.
Las alarmas se disparan por todas partes. Stone corre hacia la habitacin principal con
ahora su intil panorama de la ciudad. Se acerca a la puerta pero no puede abrirla.
Alcanza el control manual pero vacila.
Qu puede hacer mientras est ciego? Se caera, molestara a los dems. Mejor
permanecer aqu y esperar a ver qu pasa.
Stone piensa en June, luego casi puede oler su perfume. Seguramente bajar de un
momento a otro para decirle qu est pasando. Eso es, esperar a June.
Stone recorre nervioso la habitacin, pasan tres minutos. No puede creer que haya
perdido la vista. Sin embargo, de algn modo, saba que esto ocurrira.
Las alarmas se han parado, permitiendo a Stone escuchar casi subliminalmente pasos
en el corredor, dirigindose hacia su puerta. June, por fin?
No, algo anda mal. El sentido de la vida de Stone niega que el visitante sea alguien que
l conozca.
Los sentidos de la Chapuza de Stone vuelven a tomar el mando. Deja de especular
sobre qu est pasando; todo es precipitacin y miedo.
Las cortinas en la habitacin estn sujetas con cordones de terciopelo. Stone saca uno
a toda prisa, y se sita a un lado de la puerta de la entrada.
La onda de choque que alcanza a la puerta casi derriba a Stone. Cuando recupera su
equilibrio, siente el sabor a sangre, y al instante un hombre se precipita dentro, dejndolo
a l a su espalda.
Stone se coloca detrs del tipo corpulento, salta como un rayo y rodea su cintura con
las piernas, pasndole el cordn alrededor del cuello.
El hombre deja caer la pistola y se lanza contra la pared. Stone siente cmo se le
rompen algunas costillas, pero aprieta el cordn, tensando sus msculos al mximo.
Ambos se mueven por la habitacin rompiendo muebles y vasos, enganchados en algo
parecido a una obscena postura de apareamiento.
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Los relatos en colaboracin conforman una tradicin en la ciencia ficcin. Y este tipo de
trabajo en colaboracin tambin ha florecido en el ciberpunk, cuando escritores que ya
trabajaban juntos en concepciones y teoras de la ciencia ficcin dieron el paso lgico
siguiente: la creacin literaria conjunta. En cierto sentido, la colaboracin, al combinar
diferentes voces, permite a la corriente hablar con su propia voz.
Mirrorshades concluye con dos colaboraciones. La siguiente historia, de 1983, es el
nico trabajo conjunto de William Gibson y Bruce Sterling, quienes son vistos
generalmente como figuras centrales del ciberpunk. Estrella Roja, rbita Invernal
muestra el punto de vista global del ciberpunk, y tambin su amor por los detalles
perfectamente acabados e investigados de cerca.
William Gibson escribi El continuo de Gernsback, que abre esta coleccin.
Bruce Sterling public su primera novela en 1977. Ha escrito tres novelas y un buen
nmero de historias. Su trabajo cubre un amplio abanico en el campo de la ciencia ficcin,
desde stiras al estilo cmic a fantasas histricas. Quizs es ms conocido por su serie
de los Shapers, que incluye la novela Schismatrix, y por su sentido de la irona, lo cual
le lleva a hablar de s mismo en tercera persona.
Vive en Austin, Texas.
El coronel Korolev se dobl despacio en su arns, soando con el invierno y la
gravedad. Era joven de nuevo, un cadete, y espoleaba a su caballo por las estepas de
Kazakhstan, a finales de noviembre, hacia los rojos y polvorientos paisajes de Marte.
Esto no est bien, pens.
Y se despert en el museo sovitico del Triunfo del Espacio, por los ruidos de
Romanenko y la esposa del hombre del KGB. Volvan a hacerlo, tras la pantalla trasera
del Salyut, haciendo crujir y resonar rtmicamente las cintas de seguridad y la litera
acolchada. Galopando en la nieve.
Liberndose del arns, Korolev ejecut un entrenado puntapi que le impuls hasta el
retrete. Sacndose su viejo mono, ajust el equipo de aseo a sus riones y limpi el vapor
condensado del espejo de acero. Su artrtica mano se haba inflamado mientras dorma,
su mueca tena el tamao de un hueso de pjaro, a causa de la prdida de calcio.
Haban pasado veinte aos desde la ltima vez que sinti la gravedad. Haba envejecido
en rbita.
Se afeit con una maquinilla succionadora. Una telilla de venas rotas se extenda por
su mejilla y su sien izquierdas; otro recuerdo de la explosin que lo haba desfigurado.
Cuando sali, encontr que los adlteros haban terminado. Romanenko se ajustaba la
ropa. La mujer del oficial poltico, Valentina, llevaba un mono de color marrn oscuro, con
las mangas remangadas; sus blancos brazos brillaban por el sudor del ejercicio. La
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corriente de un ventilador haca vibrar su pelo color ceniza. Sus ojos eran del azul ms
puro, como las flores del maz, quizs un poco demasiado juntos, y le miraban, a medias
pidiendo disculpas, a medias cmplices.
Mire lo que le hemos trado, coronel.
Le pas una botellita de coac de lneas areas.
Sorprendido, Korolev parpade ante el emblema de Air France grabado en el tapn de
plstico.
Vino con el ltimo Soyuz. Dentro de un pepino, dijo mi marido ella se ri. Me lo
dio a m.
Decidimos que se la bamos a dar a usted, coronel dijo Romanenko, riendo
abiertamente. Despus de todo, nos pueden trasladar en cualquier momento.
Korolev ignor la mirada disimulada y avergonzada hacia sus atrofiadas piernas y sus
plidos y torcidos pies.
Abri la botella, y su rico aroma le provoc una cosquilleante oleada de sangre a sus
mejillas. La levant con cuidado y bebi unos pocos milmetros del coac. Quemaba
como cido.
Dios! se atragant, no he bebido en aos. Me voy a emborrachar! se ri
mientras las lgrimas le enturbiaban la vista.
Coronel, mi padre dice que usted beba como un hroe en los viejos tiempos.
S dijo Korolev, y sorbi de nuevo. El coac se extendi por su interior como oro
lquido. No le gustaba Romanenko. Tampoco su padre, un hombre sencillo del Partido,
dedicado a dar conferencias desde haca tiempo, una dacha en el Mar Negro, licor
americano, trajes franceses, zapatos italianos... El chico tena el aspecto de su padre, los
mismos ojos gris claro sin sombra de duda.
El alcohol se extendi por la sangre diluida de Korolev.
Eres demasiado generoso dijo. Pate suavemente una vez, y lleg hasta la
consola. Debes llevarte algo de samizdata. Tenemos emisin americana por cable,
recin interceptada. Material picante desperdiciado con un hombre como yo puso un
cassette vaco y grab el material.
Se lo dar a los artilleros dijo Romanenko, riendo. Pueden ponerlo en las
consolas de seguimiento de la sala de batera la estacin de bombardeo de partculas
haba sido siempre conocida como la sala de batera. Los hombres que la tripulaban
estaban especialmente hambrientos de ese tipo de cintas. Korolev pas una segunda
copia a Valentina.
Es guarra? pareca alarmada e intrigada. Podemos volver, coronel? El
jueves a las veinticuatro cero cero?
Korolev le sonri. Haba sido una obrera de fbrica antes de dejarlo para ir al espacio.
Su belleza la converta en una herramienta ideal de propaganda, un modelo del papel que
estaba destinado al proletariado. Ella ahora le daba pena; con el coac recorriendo sus
venas encontr imposible negarle un poco de su pequea felicidad.
Valentina, un encuentro a media noche, en el museo? Qu romntico!
Girndose, le dio un beso en la mejilla.
Gracias, mi coronel.
Es usted un caballero, coronel dijo Romanenko, dando una palmada tan
suavemente como pudo al hombro huesudo de Korolev. Tras incontables horas de
ejercicio, los brazos del chico abultaban como los de un herrero.
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Korolev mir cmo los amantes se iban cuidadosamente hacia la esfera central de
atraque, la zona de unin con sus dos corredores hacia los tres envejecidos Salyuts.
Romanenko tom el corredor norte hacia la sala de batera. Valentina se fue en
direccin opuesta, a la esfera de unin contigua, al Salyut donde dorma su marido.
Haba cinco esteras de atraque en el Kosmogrado, cada cual una tres Salyuts. En el
otro extremo del complejo estaban las instalaciones militares y las lanzaderas para
satlites. Zumbando, traqueteando y suspirando, la estacin produca la sensacin de una
estacin de metro, con el hmedo olor metlico de un transbordador.
Korolev ech otro trago de la botella. Ahora estaba medio vaca. La guard en una de
las vitrinas del museo junto a una Hasselblad de la Nasa recuperada del lugar donde
aterriz el Apolo. No haba bebido desde su ltimo permiso, antes de la explosin. Su
cabeza nadaba en una placentera y a la vez dolorosa corriente de nostalgia alcohlica.
Flotando de vuelta a la consola, accedi a una seccin de la memoria donde haba
borrado ocultamente los discursos completos de Alexei Kosygi, y los haba reemplazado
por su coleccin personal de samizdata. Tena grupos britnicos grabados desde la radio
de Alemania Federal, heavy metal del pacto de Varsovia, importaciones americanas del
mercado negro... Colocndose los auriculares, eligi un reggae de Czeslochowa, de la
Brygada Cryzis.
Despus de todos estos aos, ya no poda or la msica en absoluto, pero las
imgenes le venan de golpe, con un intenso dolor. En los ochenta, l haba sido un chico
con pelo largo de la lite sovitica, realmente fuera del alcance de la polica de Mosc,
gracias a la posicin de su padre. Recordaba el aullido devuelto a travs de los
micrfonos, la calurosa oscuridad de un club en un stano, la multitud, como un oscuro
tablero de ajedrez de ropa vaquera y pelo oxigenado. El fumaba Marlboros con polvo de
hachs afgano. Recordaba la boca de la hija de un diplomtico americano en el asiento de
atrs del Lincoln negro de su padre. Los nombres y los rostros le inundaban en la neblina
del coac; Nina, la chica de la Alemania Democrtica, quien le haba enseado
traducciones mimeografiadas de escritos de disidentes polacos.
Hasta que una noche ella no volvi al caf. Oy rumores de parasitismo, de actividades
antisoviticas, de los horrores qumicos que le aguardaban en la psihushka.
Korolev comenz a temblar. Se pas la mano por la cara y la encontr baada en
sudor. Se quit los auriculares.
Haban pasado cincuenta aos... y sin embargo, de pronto se encontraba muy
asustado. No poda recordar haber estado tan atemorizado, ni siquiera cuando la
explosin le rompi la cadera. Tembl espasmdicamente. Las luces del Salyut eran
demasiado brillantes, pero no quera ir hasta los interruptores. Una operacin tan simple,
que realizaba habitualmente, y sin embargo... Los interruptores y los cables con aislantes
eran de alguna manera amenazadores. Los mir confuso. El pequeo despertador,
modelo vehculo lunar Lunokhold, con ruedas de velero subiendo por la pared curva,
pareca acurrucarse all, como algo vivo, en equilibrio, esperando. Los ojos de los
pioneros espaciales soviticos lo miraban con decepcin desde sus retratos.
El coac. Los aos en ausencia de gravedad haban alterado su metabolismo. No era
el mismo hombre que antes. Pero tratara de calmarse, de sobreponerse. Si vomitara,
todo volvera a sonrerle...
Alguien llam a la puerta del museo y se sobresalt. Nikita el Fontanero, primer hombre
para todo en el Kosmogrado, ejecut un perfecto buceo a cmara lenta, a travs de la
escotilla abierta. El joven ingeniero pareca enfadado. Korolev se sinti derrotado.
Te has levantado pronto, Fontanero dijo, ansioso por presentar una fachada de
normalidad.
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de buey, pens ausente Korolev tocndose las venillas de su sien, son lo primero en
estropearse.
El joven Grishkin pareca opinar lo mismo. Sac un tubo de silicona y comenz a
inspeccionar el sellado alrededor del ojo de buey. Era el asistente del Fontanero y su
amigo ms cercano.
Debemos votar ahora dijo Korolev cansinamente. Once de los veinticuatro
tripulantes civiles haban aceptado ir a la reunin, doce si se contaba a s mismo. Eso
dejaba a trece que, o no deseaban arriesgarse, o eran activamente contrarios a la idea de
una huelga. Yefremov y los seis hombres de la tripulacin artillera suban el nmero total
de no presentes a veinte. Hemos discutido nuestras peticiones. Todos los que estn a
favor de la lista tal como est ahora... y levant su mano sana. Otros tres levantaron la
suya. Grishkin, ocupado como estaba con el ojo de buey, levant su pie. Korolev
suspir. Somos muy pocos teniendo en cuenta cmo se han puesto las cosas. Mejor
sera que tuviramos unanimidad. Oigamos vuestras objeciones.
El trmino custodia militar dijo un tcnico bilogo llamado Korovkin puede
interpretarse como que los militares y no el criminal Yefremov son los responsables de la
situacin el hombre pareca agudamente incmodo. Estamos de acuerdo, pero, as
escrito, no lo firmaremos. Somos miembros del Partido.
Estuvo a punto de decir algo ms, pero se qued callado.
Mi madre aadi su mujer muy despacio era juda.
Korolev asinti pero no dijo nada.
Todo esto es una locura criminal dijo Glushko, el botnico. Ni l ni su mujer haban
votado. Esto es una locura. El Kosmogrado est acabado, lo sabemos, y cuanto antes
volvamos a casa, mejor. Qu ha sido este lugar sino una prisin? la falta de gravedad
iba en contra del metabolismo humano, y por ello la sangre tenda a congestionarse en su
cara y cuello, hacindole parecer una de sus calabazas experimentales.
Eres un botnico, Vasili dijo su mujer duramente, mientras que yo, como
recordars, soy un piloto de Soyuz. Tu carrera no est en juego.
No apoyar esta idiotez! Glushko le dio al mamparo una fuerte patada que lo
empuj fuera de la habitacin. Su esposa le sigui, quejndose amargamente con ese
tono estridente que los miembros de la tripulacin saban que usaban en sus discusiones
privadas.
Cinco desean firmar dijo Korolev, de un total de veinticinco miembros de la
tripulacin civil.
Seis dijo Tatjana, la otra piloto de Soyuz, con su pelo oscuro echado para atrs y
recogido con una cinta de nailon verde. Se olvida del Fontanero.
Los globos solares! grit Grishkin, sealando hacia la tierra. Mirad!
El Kosmogrado se encontraba ahora encima de la costa de California; orillas perfiladas,
campos de un verde intenso, grandes ciudades en decadencia cuyos nombres sonaban
con una extraa magia. muy por encima de un banco de estratocmulos, flotaban cinco
globos solares, esferasespejo geodsicas, sujetas por cables elctricos. Estos globos
haban sido un sucedneo ms barato del grandioso plan americano para construir
satlites transformadores de energa solar. Esas cosas funcionaban, supuso Korolev,
pues durante una dcada los haba visto multiplicarse.
Y dicen que la gente vive en esas cosas? el oficial de sistemas Stoiko se haba
unido a Grishkin en el ojo de buey.
Korolev recordaba la pattica lluvia de extraos provectos americanos para conseguir
energa, justo cuando comenz el Tratado de Mena. Con la Unin Sovitica controlando
firmemente el abastecimiento mundial de petrleo, los americanos parecan deseosos de
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probar cualquier cosa. Entonces el accidente de Kansas les haban disuadido de utilizar
reactores. Durante ms de tres dcadas se haban deslizado gradualmente por el
aislamiento y el declive industrial. El espacio, pens con amargura, deberan haberlo
intentado en el espacio. Nunca entendi la extraa parlisis de la voluntad que pareca
haber agarrotado sus brillantes esfuerzos anteriores. O quizs se deba a una falta de
imaginacin, de visin.
Veis, americanos, se dijo silenciosamente, deberais haber intentado uniros a
nosotros, aqu, en el glorioso futuro, aqu, en el Kosmogrado.
Quin querra vivir en algo como eso de ah? pregunt Stoiko, dndole una
palmada a Grishkin en el hombro, y riendo con la tranquila energa de la desesperacin.
Estis de broma dijo Yefremov, va tenemos suficientes problemas con lo que
est pasando.
No bromeamos, comisario Yefremov, y stas son nuestras peticiones los cinco
disidentes se haban reunido en el Salyut que el hombre comparta con Valentina,
empujndolo hacia el panel del fondo. El panel estaba decorado con una fotografa,
meticulosamente retocada con aergrafo, del primer ministro saludando desde el
remolque de un tractor. Korolev saba con certeza que Valentina estara ahora con
Romanenko en el museo, haciendo que las cintas crujieran. Korolev se pregunt cmo se
las arreglaba Romanenko para evitar con tanta regularidad sus turnos de trabajo en la
sala de la batera.
Yefremov se encogi de hombros. Mir hacia la lista de peticiones.
El Fontanero debe permanecer bajo arresto. Son rdenes directas. Y respecto al
resto del documento...
Eres culpable de uso de drogas psiquitricas sin autorizacin! grit Grishkin.
Eso fue un asunto privado dijo Yefremov con calma.
Un acto criminal dijo Tatjana.
Piloto Tatjana, ambos sabernos que Grishkin es aqu el pirata de samizdata ms
activo de la estacin. Todos somos criminales, no lo veis? su repentina y torcida
sonrisa resultaba sorprendentemente cnica. El Kosmogrado no es el Potemkin y
vosotros no sois revolucionarios. Y vuestra peticin para comunicaros con el mariscal
Gubarev? Est bajo arresto en Baikonur. Y vuestra peticin para hablar con el ministro
de tecnologa? El ministro dirige la purga con un gesto decidido, rompi el papel
amarillo en trozos que se esparcieron delicadamente por la ingravidez, como mariposas
en un lento vuelo.
Al noveno da de huelga, Korolev se encontr con Grishkin y Stoiko en el Salyut que
antes compartan Grishkin y el Fontanero.
Durante cuarenta aos, los habitantes del Kosmogrado lucharon en una guerra
antisptica contra los hongos y el mantillo. El polvo, la grasa y el vapor no se posaban en
la ausencia de gravedad, y las esporas acechaban por todas partes; en el sellado, en la
ropa, en los conductos de ventilacin. En la caliente y hmeda atmsfera, como la de un
disco Petri, se extendan como manchas de aceite. Ahora haba en el aire un seco hedor
a podrido, superponindose al ominoso tufo a aislante chamuscado.
El sueo de Korolev se rompi por el hueco golpeteo de una nave Soyuz al soltarse.
Glushko y su mujer, supuso. Durante las ltimas cuarenta y ocho horas, Yefremov haba
supervisado la evacuacin de los miembros de la tripulacin que se haban negado a
unirse a la huelga. La tripulacin artillera se mantena en la sala de la batera y su anillo
de barracones, donde todava retenan a Nikita el Fontanero.
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Cuando entr al museo, encontr a la piloto Tatjana suspendida frente a ese odioso
cuadro del Aterrizaje de Marte, sus pestaas brillantes por las lgrimas. Se las sec
cuando l entr.
Sabe, mi coronel, que tienen un busto de usted en Baikonur? En bronce. Sola
pasar delante de l cuando iba a clase sus ojos estaban enrojecidos por la falta de
sueo.
Siempre hay bustos. Los acadmicos los necesitan sonri y le tom la mano.
Cmo fue ese da? ella an contemplaba el cuadro.
Apenas lo recuerdo. He visto las cintas tan a menudo que ahora las recuerdo en su
lugar. Mis recuerdos de Marte son los de cualquier escolar le sonri de nuevo, pero
seguro que no se pareca a este cuadro mediocre. Estoy seguro.
Por qu ha acabado todo esto, coronel? Por qu acaba ahora? Cuando era
pequea, lo vi en televisin. Nuestro futuro en el espacio era para siempre.
Quizs los americanos tenan razn. Los japoneses enviaron mquinas, robots para
construir sus fbricas orbitales en lugar de hombres. La minera lunar fracas para
nosotros, pero pensamos que al menos quedara una estacin permanente para alguna
clase de investigacin... Supongo que tiene que ver con el bolsillo. Con hombres que se
sientan en despachos y toman decisiones.
Entonces, sta es su decisin final respecto al Kosmogrado le pas un trozo de
fino papel doblado. Encontr esta hoja impresa con las rdenes de Mosc para
Yefremov. Van a dejar que se precipite fuera de rbita en los prximos tres meses.
Descubri que ahora era l quien estaba mirando fijamente el cuadro que tanto odiaba.
Casi ni importa ya se oy decir.
Y luego ella se puso a llorar amargamente con su cara hundida en su hombro atrofiado.
Pero tengo un plan, Tatjana dijo acaricindole el cabello, ahora debes
escucharme.
Mir la esfera de su viejo Rolex. Estaban sobre Siberia Oriental. An recordaba que el
reloj se lo haba regalado el embajador suizo en un enorme saln con arcadas del Palacio
del Gran Kremlin.
Era hora de empezar.
Flot fuera de su Salyut hacia la esfera de atraque, sacudindose la larga tira de papel
pijama que intentaba enrollarse en su cabeza.
Todava poda trabajar rpida y provechosamente con su mano sana. Sonrea mientras
liberaba una bombona de oxgeno de sus bandas de anclaje. Agarrndose a un asidero,
proyect la botella con todas sus fuerzas contra la esfera. Rebot con un fuerte ruido,
pero sin daar nada. Fue tras ella, la recogi y la volvi a lanzar.
Entonces alcanz la alarma de descompresin.
Los altavoces expulsaron polvo mientras una alarma comenz a gemir. Disparadas por
la alarma, las plataformas de embarque se cerraron de golpe con un susurro hidrulico. A
Korolev se le taponaron los odos. Estornud y fue otra vez tras la botella.
Las luces subieron a su mxima intensidad, luego parpadearon y se apagaron. Sonri
en la oscuridad, palpando la bombona de acero. Stoiko haba provocado el colapso de los
sistemas generales. No haba sido difcil. Los bancos de memoria estaban ya
fragmentados y al borde del colapso, sobrecargados con las emisiones de televisin.
Se trata de pelear con los puos murmur, golpeando la botella contra el muro.
Las luces parpadearon tenuemente cuando las bateras de emergencia se activaron.
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Bruce Sterling
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Bruce Sterling
Bruce Sterling
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podra querer vivir aqu por voluntad de un gobierno, por alguna divisin del ejrcito o por
un grupo de chupatintas? Tienes que desear una frontera, quererla hasta en los huesos,
s?
Korolev sonri. Y l le devolvi la sonrisa.
Agarramos esos cables de energa y nos subimos directamente. Y cuando llegas a la
cima, bueno, to, o das el gran salto, o te pudres all su voz se elev y no miras atrs,
no seor! Dimos ese gran salto y aqu estamos!
La mujer volvi a colocar las ruedas de velero del modelo en la pared curvada y lo
solt. Sali andando por encima de sus cabeza, zumbando alegremente.
No es una monada? A los nios les va a encantar.
Korolev mir a Andy a los ojos. El Kosmogrado volvi a resonar, desplazando el
pequeo modelo Lunokhod hacia un nuevo rumbo.
Los ngeles Este dijo la mujer. Ese es el de los nios se sac los anteojos y
Korolev vio sus ojos brillando con una maravillosa locura.
Bueno dijo Andy, haciendo sonar su cinturn de herramientas. Te apetece
ensearnos los alrededores?
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Bruce Sterling
Bruce Sterling
Bruce Sterling
Eh! Afloja un poco, vale, Sutherland? Un fan de Mozart me regal ese sombrero.
Teresa Mara Anglica nosqums, una aristcrata arruinada. Todos van a la
discoteca del centro. Simplemente quera parecerme a ellos.
Mozart? Has estado confraternizando con Mozart? No te parece que debemos
dejarlo en paz? Despus de todo lo que le hemos hecho?
Tonteras dijo Rice, estoy autorizado. Me he pasado dos aos montando esto
mientras t te dedicabas a jugar al ftbol con Robespierre y Thomas Paine. Hago unas
pocas escapadas con Mozart y te cabreas conmigo. Y qu pasa con Parker? No te oigo
alborotar porque est tocando rock and roll todos los das en su numerito de la
madrugada. Puedes orle aullar por todos y cada uno de los transistores baratos de la
ciudad.
El es un oficial de propaganda. Creme, si pudiera pararlo lo hara, pero Parker es
un caso especial. Tiene contactos por todas partes en Tiempo Real se frot la mejilla.
Dejmoslo, vale? Slo intenta ser amable con el presidente Jefferson. ltimamente lo
est pasando muy mal.
La secretaria de Sutherland, una antigua dama de compaa, apareci para anunciar la
llegada del avin. Jefferson, furioso, la empuj al pasar. Era alto para ser un local, tena
una mata de pelo rojo brillante y los ojos ms duros que Rice hubiera visto nunca.
Sintese, seor Presidente Sutherland seal el otro lado de la mesa. Desea
un caf o t?
Jefferson gru.
Quizs un Madeira dijo, si es que tiene.
Su secretaria miraba sin comprender, y cuando Sutherland asinti, se apresur.
Qu tal fue el vuelo? pregunt Sutherland.
Sus motores son de lo ms impresionante dijo Jefferson, como va saben Rice
vio el sutil temblor en la mano del hombre; no se haba adaptado bien al vuelo en jet,
tan slo deseara que su sensibilidad poltica estuviera igual de avanzada.
Usted sabe que no puedo hablar por mis superiores dijo Sutherland. Por lo que a
m se refiere, lamento profundamente los aspectos ms oscuros de esta operacin.
Florida se perder.
Irritado, Rice se inclin hacia delante.
Usted no est aqu para discutir sobre sensibilidades polticas, no?
Libertad, seor dijo Jefferson. La cuestin es la libertad la secretaria regres
con una botella de jerez cubierta de telaraas y una pequea torre de vasos de plstico
transparente. En ese momento, a Jefferson le temblaban las manos claramente; se sirvi
un vaso y se lo bebi de un trago. El color le volvi al rostro. Entonces dijo: Ustedes
hicieron ciertas promesas cuando nos unimos a sus fuerzas. Garantizaron la libertad y la
igualdad, y la libertad para buscar nuestra propia felicidad. En vez de eso nos
encontramos con su maquinaria por todos los lados y con sus baratas mercancas que
seducen a la gente de nuestro gran pas, mientras nuestros minerales y nuestras obras de
arte desaparecen en sus fortalezas y nunca ms vuelven a aparecer de nuevo!
Sutherland se encogi en su silla.
El bien comn requiere cierto perodo de... ajuste.
Vamos, Tom intervino Rice. No firmamos una alianza. Eso son tonteras. Les
sacudimos a los ingleses y vosotros les disteis, pero de rebote, y erais vosotros los que
tenais la maldita responsabilidad de hacerlo. Segundo, si sacamos petrleo y agarramos
unos pocos cuadros, qu puetas tiene que ver eso con vuestra libertad? Eso nos da
igual. Haced lo que queris, simplemente manteneos fuera de nuestro camino. Vale? Si
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Bruce Sterling
hubiramos tenido que sentarnos a negociar, os hubisemos dejado con los britnicos en
el poder.
Jefferson se sent. Sutherland, humildemente, le sirvi otro vaso que bebi de un
trago.
No puedo entenderos dijo. Afirmis que vens del futuro, pero sin embargo
parecis inclinados a destruir vuestro propio pasado.
Pero esto no es as dijo Rice. Sucede de este modo: la historia es como un
rbol, de acuerdo? Cuando vuelves atrs y te las con el pasado nace otra rama de la
historia, desde el tronco principal. Bueno, este mundo es precisamente una de esas
ramas.
As que dijo Jefferson este mundo, mi mundo, no conduce a vuestro futuro.
As es dijo Rice.
Eso os deja libres para violar y hacer pillaje a placer! Mientras vuestro mundo
permanece intacto y seguro! Jefferson se puso de pie otra vez. Encuentro la idea
monstruosa ms all de toda opinin. Intolerable! Cmo podis tomar parte en
semejante despotismo? No tenis sentimientos humanos?
Oh, por amor de Dios dijo Rice. Por supuesto que s. Qu pasa con las radios y
las revistas y las medicinas que os hemos dado? Personalmente creo que tienes bastante
cara dura viniendo aqu a darnos una leccin de humanidad, con todas esas marcas en la
cara, la camisa sin lavar, y todos tus esclavos en casa.
Rice! grit Sutherland.
Rice mir a Jefferson a los ojos. Muy despacio, Jefferson se sent.
Mira dijo Rice suavemente. No queremos ser poco razonables. Quizs las cosas
no funcionan como creste, pero, eh!, sabes?, as es la vida. Qu es lo que quieres de
verdad? Coches?, pelculas?, telfonos?, control de natalidad? Simplemente dilo y
es tuyo.
Jefferson se apret los prpados con los pulgares.
Sus palabras no significan nada para m, seor. Yo slo quiero... slo quiero volver a
mi casa. A Monticello y tan pronto como sea posible.
Una de sus migraas, seor Presidente? pregunt Sutherland. He pedido que
le preparen esto empuj un frasco de pastillas hacia el otro lado de la mesa, hacia
donde l estaba sentado.
Despus de que Jefferson se fuera, Rice casi esperaba una reprimenda. En vez de
eso, Sutherland dijo:
Parece que tienes una enorme fe en el proyecto.
Eh! Animo! dijo Rice. Has pasado demasiado tiempo con esos politicastros.
Creme, es una poca sencilla con gente sencilla. Seguramente Jefferson estaba un poco
cabreado, pero volver. Reljate!
Rice encontr a Mozart limpiando las mesas del comedor principal del Castillo
Hohensalzsburg. Con sus desteidos vaqueros, su chaqueta sin cuello y sus gafas de
espejo casi podra haber pasado por un adolescente del tiempo de Rice.
Wolfgang! le llam Rice. Cmo te va en tu nuevo trabajo?
Mozart puso una pila de platos a un lado y se pas las manos por su pelo corto.
Wolfle dijo, llmame Wolf, vale? Suena ms... ms moderno, sabes? Pero,
bueno, s, realmente quiero agradecerte todo lo que hasta ahora has hecho por m. Las
cintas, la historia, los libros, este trabajo, es tan maravilloso ya slo el estar aqu!
175
Bruce Sterling
Su ingls, Rice se dio cuenta, haba mejorado notablemente en las tres ltimas
semanas.
Todava vives en la ciudad?
S, pero tengo ahora mi propio espacio. Vienes al concierto de esta noche?
Por supuesto dijo Rice. Por qu no acabas con esto mientras me voy a
cambiar, y luego salimos a comer un sachertorte, vale? Va a ser una noche estupenda.
Rice se visti precavidamente, con un traje de cota de malla bajo el abrigo de
terciopelo y con briches hasta las rodillas. Llen los bolsillos con baratijas para regalar y
luego se encontr con Mozart en la puerta trasera.
Los de seguridad permanecan fuera, alrededor del castillo, mientras los focos barran
el cielo. Rice sinti una tensin nueva en el festivo abandono de las masas en el centro
de la ciudad.
Como cualquiera de su poca, sobresala entre los locales. Incluso de incgnito se
senta destacar tan peligrosamente.
Dentro del club, Rice se ocult en la oscuridad y se relaj. El lugar era la mitad de la
planta baja de una casa de la ciudad remodelada, perteneciente a un joven aristcrata;
algunos ladrillos sobresalan todava indicando el emplazamiento de los antiguos muros.
Los parroquianos eran en su mayora locales, vestidos con cualquier prenda de Tiempo
Real que hubieran encontrado en la basura. Rice vio incluso a un chico llevando un par de
bragas de seda en la cabeza.
Mozart sali a escena. De su guitarra brotaron arpegios en forma de minueto que
sonaban sobre las secuencias de motivos corales. Las pilas de amplificadores retumbaron
con rfagas de sintetizadores, sacadas de una cinta de los cuarenta principales de K-Tel.
La enfervorizada audiencia arroj sobre Mozart confeti arrancado del papel artesanal del
club.
Luego, Mozart se fum un porro de hachs turco y le pregunt a Rice sobre su futuro.
El mo, quieres decir? dijo Rice. No te lo creeras. Seis mil millones de
personas y nadie tiene que trabajar si no quiere. Quinientos canales de televisin en cada
casa. Coches, helicpteros y ropas que te sacaran los ojos de las rbitas. Mogolln de
sexo fcil. Te gusta la msica? Puedes tener tu propio estudio de grabacin que te pone
a tope en escena, como con tu jodido clavicordio.
De verdad? Dara cualquier cosa por ver eso. No puedo entender por qu regresas.
Rice se encogi de hombros.
Quizs lo deje dentro de unos quince aos. Cuando vuelva, tendr lo mejor de lo
mejor. Todo lo que quiera.
Quince aos?
S. Tienes que entender cmo funciona el Portal. Ahora mismo es tan alto como t,
del tamao justo para un cable telefnico y un oleoducto, y quizs para las ocasionales
sacas de correo dirigidas a Tiempo Real. Hacerlo tan grande como para trasladar gente o
equipo resultara increblemente caro. Tan caro que slo lo hacen en dos ocasiones; al
principio y al final del proyecto. As que, s, imagino que estamos atrapados aqu.
Rice tosi violentamente y se bebi su copa. Ese hachs del Imperio Otomano haba
soltado sus ataduras mentales. Ah estaba, confiando en Mozart, haciendo que el chico
quisiera emigrar, y no haba ninguna jodida manera de que Rice pudiera conseguirle una
carta verde1. No con los millones que queran un viaje gratis al futuro, miles de millones si
se contaban otros proyectos como el Imperio Romano o el Nuevo Reino de Egipto.
Pero estoy realmente contento de estar aqudijo Rice. Es como... como barajar
las cartas de la historia. Nunca sabes qu saldr en la siguiente Rice le pas el porro a
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Bruce Sterling
una de las fans de Mozart, Antonia nosqu. Es genial estar vivo. Mrate. Te va
estupendamente, no? se inclin sobre la mesa, hacia delante, posedo por una sbita
sinceridad. Quiero decir, todo est bien no? No nos odiars a todos nosotros por
haber jodido este mundo o algo as?
Bromeas? Ests mirando al hroe de Salzsburgo. De hecho, se supone que su
seor Parker va a hacer una grabacin de mi ltimo nmero de esta noche. Me
conocern pronto en toda Europa! alguien le grit a Mozart en alemn, desde el otro
extremo del club. Mozart le mir y le salud crpticamente. Enrllate, to se volvi a
Rice. Ya ves que me va bien.
Sutherland se preocupa por cosas como esas sinfonas que nunca vas a escribir.
Tonteras! No quiero escribir sinfonas. Puedo escucharlas cada vez que quiera!
Quin es Sutherland? Es tu novia?
No, a ella le gustan los locales. Danton, Robespierre, gente as. Y t? Tienes a
alguien?
Nadie en especial. No desde que era nio.
Ah, s?
Bueno, cuando era nio viva en la corte de Mara Teresa. Acostumbraba jugar con
su hija Mara Antonia. Mara Antonieta se llama a s misma ahora. La chica ms bella de
su poca. Solamos tocar duetos. Solamos bromear acerca de nuestra boda, pero se fue
a Francia con ese cerdo de Luis.
Mierda dijo Rice. Esto es realmente sorprendente, sabes?, ella es
prcticamente una leyenda en el lugar de donde vengo. Le cortaron la cabeza durante la
Revolucin Francesa por organizar demasiadas fiestas.
No, no lo hicieron...
Eso fue en nuestra Revolucin Francesa dijo Rice. La vuestra fue una bronca
mucho menor.
1
Bruce Sterling
los paneles de cristal del siglo XVIII, vio el lujuriante y verde paisaje, salpicado de
pequeas cascadas.
En el jardn, un equipo de jardineros, formado por antiguos aristcratas en monos azul
oscuro, arrancaba los hierbajos bajo la aburrida mirada de un campesino guarda. El
guarda, vestido de pies a cabeza con ropa de camuflaje, a excepcin de la escarapela
tricolor en el sombrero reglamentario, masticaba chicle y jugueteaba con la banda de su
barata ametralladora de plstico. Los jardines del Petit Trianon, como los de Versalles,
eran tesoros que merecan el mejor de los cuidados. Pertenecan a la Nacin, pues eran
demasiado grandes como para se trasladados por el Portal del tiempo.
Mara Antonieta estaba tendida a lo ancho sobre las sbanas de satn rosa de la
cama, vestida slo con un resto de ropa interior negra, y ojeando un nmero de Vogue.
Las paredes del dormitorio estaban llenas de cuadros de Boucher; metros y metros de
nalgas sedosas, lomos rosados y labios fruncidos con picarda. Rice mir perplejo desde
el retrato de Louise O'Morphy, estirada como una gata en un divn, hasta la redondez
sedosa del trasero y los muslos de Antoita. Respir profunda, cansinamente.
To dijo, ese hombre saba pintar.
Antoita parti un trozo de chocolate Hershey y seal la revista.
Quiero este bikini de cuero dijo. Siempre, desde que fui una chica, mi maldita
madre me ataba esos malditos corss. Ella crea que lo... que... llamas mi trasero
sobresala demasiado.
Rice se inclin entre sus slidas piernas y le dio unas palmaditas en el trasero para
transmitirle confianza. Se sinti maravillosamente estpido. Una semana y media de
obsesiva carnalidad lo haba reducido al estado de un animal eufrico.
Olvdate de tu madre, nena. Ahora ests conmigo. Quieres ese maldito bikini de
cuero? Pues lo tendrs.
Antoita se lami el chocolate de la punta de sus dedos.
Maana iremos al cottage, de acuerdo, to? Nos disfrazaremos de campesinos y
haremos el amor en los pajares, como nobles salvajes.
Rice dud. Su permiso de fin de semana se haba alargado a semana y media.
Seguridad lo deba de estar buscando ya. A la mierda con ellos, pens y dijo:
Estupendo. Voy a encargar un almuerzo para el picnic. Foie gras y trufas, quizs
algo de tortuga.
Antoita gimote.
Quiero comida moderna. Pizza, burritos y pollo frito cuando Rice se encogi de
hombros, ella le ech sus brazos al cuello Me quieres, Rice?
Que si te quiero? Nena, incluso amo la simple idea de ti. estaba borracho por la
historia fuera de control, vibrando bajo l como la enorme motocicleta negra de la
imaginacin. Cuando pensaba en un Pars de restaurantes con comida para llevar y
pasteleras floreciendo donde deberan estar las guillotinas, con un Napolen de seis
aos mascando chicle Double Bubble, se senta como el arcngel San Miguel yendo a
toda velocidad.
La megalomana, lo saba, era un riesgo laboral. Pero pronto tendra que volver al
trabajo, en slo unos pocos das...
Son el telfono. Rice se cubri con un albornoz de satn, anteriormente propiedad de
Luis XVI. A Luis no le importara. Ahora era un cerrajero felizmente divorciado de Niza.
La cara de Mozart apareci en la pequea pantalla del telfono.
Eh, to, dnde ests?
En Francia dijo Rice vagamente. Qu pasa?
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Bruce Sterling
Jaleo, to. Sutherland se ha vuelto majara y la han sedado. Al menos seis personas
se han echado al monte, si te cuento tambin a ti la voz de Mozart ya slo tena una
mnima sombra de acento.
Oye, no me he echado al monte. Volver en un par de das. Tenemos... cuntos?,
treinta personas en el norte de Europa? Si es que te preocupan los nmeros.
Al diablo con los nmeros. Esto es serio. Hay levantamientos. Comanches
convirtiendo las instalaciones de Texas en un infierno. Huelgas laborales en Londres y
Viena. En Tiempo Real estn cabreados. Hablan de sacarnos de aqu.
Qu? ahora estaba alarmado.
S, llegaron noticias esta maana. Dicen que vosotros, colegas, habis fastidiado
toda la operacin. Sutherland provoc muchos los con los locales antes de que se dieran
cuenta. Estaba organizando a los masones en una suerte de resistencia pasiva y Dios
sabe qu ms.
Mierda los jodidos politicastros la haban fastidiado otra vez. No era bastante con
que se pelase el culo levantando la planta y los oleoductos. Ahora tena que arreglar el
desastre de Sutherland. Mir a Mozart. Hablando de confraternizacin, a qu viene el
nosotros en todo esto? Qu demonios haces llamndome?
Mozart palideci.
Slo intento ayudar. He conseguido un puesto en comunicaciones.
Eso implica una carta verde. De dnele la sacaste?
Eh, oye, to, tengo que largarme. Vuelve aqu, lo hars? Te necesitamos los ojos
de Mozart parpadearon, mirando por encima del hombro de Rice.
Si quieres puedes traerte a tu conejito contigo. Pero date prisa.
Yo... mierda, bien dijo Rice.
El deslizador de Rice ruga a una velocidad constante de 80 km/h, levantando nubes de
polvo por una carretera llena de baches. Estaban cerca de la frontera bvara. Los picudos
Alpes se elevaban hasta el cielo; radiantes praderas verdes, pequeas y pintorescas
granjas y claras y rpidas corrientes de nieve fundida.
Acababan de tener su primera discusin. Antoita le haba pedido una carta verde y
Rice le haba dicho que no poda consegursela. A cambio le ofreci una carta gris que la
llevara de una rama del tiempo a otra, sin dejarle visitar Tiempo Real. Saba que sera
enviado a otra parte si el proyecto se cerraba, y quera llevarla con l. Quera hacer las
cosas con decencia, no abandonarla en un mundo sin Hersheys ni Vogues.
Pero ella no apreciaba su oferta. Tras varios kilmetros bajo un pesado silencio,
empez a gimotear:
Tengo que hacer pis dijo finalmente. Para al lado de esos malditos rboles.
Vale dijo Rice. Vale.
Apag las turbinas y comenz a pararse. Un rebao de vacas con manchas se apart
con un sonido de cencerros. La carretera estaba desierta.
Rice sali y se estir, mirando a Antoita trepar por una cerca de madera y caminar
hacia la arboleda.
A qu tanto misterio? grit Rice. No hay nadie alrededor. Hazlo ya!
Una docena de hombres ocultos en el canal irrumpieron y corrieron hacia l. En un
instante, lo rodearon, apuntndole con pistolones de chispa. Llevaban tricornios y
pelucas, y ropas de caballero con puos de encaje. Mscaras negras de carnaval les
ocultaban el rostro.
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Bruce Sterling
De pronto el maderamen sobre su cabeza salt hecho astillas por el fuego de una
ametralladora pesada. Con un ruido sordo, unas granadas explotaron en la fachada de la
casa, y las ventanas estallaron pulverizadas, haciendo entrar una oleada de humo negro.
Ahogndose, el masn, apunt su pistoln de chispa hacia Rice, pero antes de que
pudiera apretar el gatillo una rfaga de balas arroj al terrorista contra el muro.
Un hombre pequeo y fuerte con chaleco antibalas y pantalones de cuero irrumpi en
la habitacin. Se quit las gafas protectoras de su cara ennegrecida por el humo,
revelando unos ojos orientales. Un par de cuerdas engrasadas colgaban de su espalda.
Llevaba en el brazo un fusil de asalto y en su equipo, dos bandoleras con granadas.
Bien gru. El ltimo que quedaba le quit la mordaza a Rice. El oli el sudor,
el humo y el cuero apenas curado. Eres Rice?
Rice slo pudo asentir y abrir la boca para respirar.
Su libertador lo puso de pie y le cort las cuerdas con una bayoneta.
Soy Jebe Noyon. Ejrcito Trans-Temporal puso en las manos de Rice un pellejo de
cuero con leche agria de mula. El olor casi hizo vomitar a Rice. Es koumiss, bueno
para ti! Bebe, te lo dice Jebe Noyon!
Rice sorbi un poco pero le result tan amargo que la bilis le subi a la garganta.
Vosotros sois los de la Carta Gris, no? dijo dbilmente.
S, el Ejrcito Carta Gris dijo Jebe. Los guerreros ms cabrones de todo tiempo
y lugar! Slo haba cinco vigilantes aqu. Los mat a todos! Yo, Jebe Noyon, fui general
en jefe de Genghis Khan, terror de la Tierra, vale, to? entonces mir a Rice a los
ojos. Has odo hablar de m, no?
Perdona, Jebe, pero no.
La tierra se volva negra bajo las pisadas de mi caballo.
Seguro que s, to.
Montars detrs de m dijo, arrastrando a Rice hacia la puerta. Vers cmo la
tierra se ennegrece bajo los neumticos de mi Harley, vale?
Desde las colinas que rodean Salzsburgo, miraron hacia abajo, al anacronismo que
haba enloquecido.
Los soldados de los locales con cotas de malla y polainas yacan en charcos de sangre
cerca de las puertas de la refinera. Otro batalln marchaba hacia delante, en formacin,
con los mosquetes preparados, un puado de hunos y mongoles situados en las puertas
los masacraban con su fuego trazador naranja y miraban cmo los supervivientes se
dispersaban.
Jebe Noyon rea a carcajadas.
Es igual que el sitio de Cambaluc! Slo que no hay una pila de cabezas y de orejas
arrancadas; to, ahora somos civilizados, vale? Quizs luego entremos aullando,
abrasndoles con el palm, con el napalm, hijos de puta, acabemos con ellos, to.
No puedes hacer eso, Jebe dijo Rice preocupado. Los pobres cabrones no
tienen la menor oportunidad. No sirve de nada exterminarlos.
Jebe se encogi de hombros.
A veces me olvido, vale? Siempre pensando en conquistar el mundo arranc la
moto y lanz una mirada de odio. Rice se agarr al hediondo chaleco antibalas del
mongol mientras iban a toda velocidad colina abajo. Jebe descarg su resentimiento con
el enemigo, cruzando las calles a toda velocidad, atropellando deliberadamente a un
grupo de granaderos de Brunswick. Slo la fuerza del miedo salv a Rice de caerse
mientras las piernas y los torsos eran golpeados y aplastados bajo los neumticos.
181
Bruce Sterling
Jebe se detuvo derrapando dentro de las puertas del complejo. Una ruidosa horda de
mongoles con cartucheras y uniformes militares los rode al instante. Rice, con los
riones doloridos, sali a empellones.
La radiacin ionizante oscureca el cielo del atardecer alrededor del Castillo
Hohensalzsburg. Estaban enfocando sobre el Portal con el mximo de energa, enviando
coches llenos de cartas grises y mandando de vuelta los mismos coches, cargados hasta
el techo de joyas y cuadros.
Sobre el tableteo de los disparos, Rice pudo or el lamento de los VTOL llevando a los
evacuados de EE.UU. y frica. Centuriones romanos, protegidos con armaduras antibalas
y portando lanzagranadas, conducan al personal de Tiempo Real por los tneles que
llevaban al Portal.
Mozart se hallaba entre la multitud, saludando entusiasta a Rice.
Nos vamos, to! Fantstico!, eh? De vuelta al Tiempo Real!
Rice mir las torres de bombeo repletas de petrleo, los refrigeradores y las unidades
de precipitacin cataltica.
Es una maldita vergenza dijo. Todo este trabajo a la basura.
Estamos perdiendo demasiada gente, to. Hay millones de siglos XVIII.
Los guardias que contenan a la multitud del exterior, de pronto saltaron a un lado,
mientras el deslizador de Rice entraba a toda velocidad por las puertas. Una docena de
masones fanticos todava se agarraba de las portezuelas y golpeaba en el parabrisas.
Los mongoles de Jebe agarraron a los intrusos y los degollaron, mientras que un
lanzallamas romano vomitaba fuego desde la entrada.
Mara Antonieta sali del deslizador. Jebe la agarr pero su manga se le qued en la
mano. Vio a Mozart y corri hacia l, con Jebe a unos pocos pasos por detrs.
T, Wolfie, cabrn! Qu pasa con tus promesas, t merde, cabronazo!
Mozart se quit las gafas de espejo. Se volvi hacia Rice.
Quin es esta mujer?
La carta verde, Wolfie! Dijiste que si venda a Rice a los masones, me conseguiras
la carta! ella se par a tomar aliento y Jebe la cogi por un brazo. Mientras se giraba
hacia l, le atiz en la mandbula, y ella se desplom en el asfalto.
El mongol fij sus inexpresivos ojos en Mozart.
Eras t, eh? T, el traidor? con la velocidad de una cobra atacando, sac su
metralleta y clav la boca del can en la nariz de Mozart. Pongo mi mquina a tocar
rock y no queda nada, excepto tus orejas.
En ese momento, se oy un nico disparo que produjo un eco al otro lado del patio. La
cabeza de Jebe cay hacia atrs y l se derrumb como un saco.
Rice se apart a la derecha. Parker, el pinchadiscos, se encontraba a la entrada del
barracn de herramientas. Tena una PPK.
Tranquilo, Rice dijo Parker, caminando hacia l. Era slo un esbirro;
prescindible.
Lo has matado!
Y qu? dijo Parker pasando un brazo por los frgiles hombros de Mozart. Este
es mi chico! Transmit por la lnea un par de sus nuevas canciones hace un mes. Y
sabes qu? El chico ha llegado al nmero cinco de los cuarenta principales! El cinco!
Parker meti la pistola por su cinturn. Slo necesit una bala!
Le has dado una carta verde, Parker?
No dijo Mozart. Fue Sutherland.
182
Bruce Sterling
Qu le hiciste?
Nada! Te lo juro, to! Bueno, tal vez hice un poco de teatro, justo lo que ella quera
ver. Yo era hombre acabado, me haban robado mi msica, esto es, incluso su
verdadera alma? Mozart puso los ojos en blanco. Ella me dio la carta verde, pero esto
no le bast. No pudo sobreponerse a su sentido de culpa. Y el resto ya lo sabes.
Y cuando la pillaron, tuviste miedo de que no nos largsemos a tiempo. As que
decidiste abandonarme en el folln! T fuiste a por Antoita para entregarme a los
masones. Eso es lo que t hiciste!
Cuando escuch su nombre, Antoita gimi suavemente desde el asfalto. Rice no se
preocup por los rasguos, por el barro, ni por los cortes en sus ajustados vaqueros de
leopardo An era la criatura ms adorable que nunca hubiera visto.
Mozart se encogi de hombros.
Una vez fui un masn libre. Mira, to, no se enrollan nada Quiero decir, lo nico que
hice fue dejar caer cuatro ideas y fjate lo que han hecho dijo sealando vagamente
hacia la carnicera a su alrededor. Saba que de alguna manera te libraras.
No puedes usar a la gente as como as!
Tonteras, Rice! T lo haces todo el rato! Necesitaba el cerco para que Tiempo
Real nos transportase! Por amor de Dios, no puedo esperar quince aos en la cola. La
historia dice que estar muerto en quince aos! No quiero morir en este vertedero!
Quiero ese coche y ese estudio de grabacin!
Olvdalo, colega! dijo Rice. Cuando oigan en Tiempo Real que la fastidiaste
aqu...
Parker se ri.
Corta, Rice. Estamos hablando de los cuarenta principales, no de una refinera de
tres al cuarto le cogi el brazo a Mozart protectoramente. Escucha, Wolfie, chaval,
vamos a meternos por esos tneles. Tendrs que firmar algunos papeles en cuanto
lleguemos al futuro.
El sol se haba ocultado, pero el can de carga desintegradora iluminaba la noche,
soltando disparos sobre la ciudad. Por un momento Rice se qued perplejo mientras las
balas de los caones enemigos rebotaban inofensivas contra los depsitos. Luego,
finalmente, sacudi la cabeza. El tiempo de Salzsburgo haba pasado.
Cargando a Amonita en sus hombros, corri hacia la seguridad de los tneles.
FIN
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